Historia de un sueño

~A Kingdom Hearts’ Fan Fic~

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1-Lo Peor

Era un día como otro cualquiera, antes de que el sol se asomara por el horizonte, casi todo el mundo estaba ya en pie. Y Alejandro no era una excepción. El joven de 14 años no era excesivamente alto ni delgado y él se autoproclamaba como “un chico absolutamente estándar”, tenía los ojos azules y el pelo negro y enmarañado como es habitual cuando estás recién despertado. Eran las siete en punto y tenía que levantarse para ir a la escuela, como había hecho siempre y como seguiría haciendo. «En nada se diferenciaba ese día del anterior ni del siguiente». Mientras tenía sus típicos pensamientos pesimistas de madrugada, su madre ya había comenzado a gritar que se levantara.
-Lo peor… ser estudiante es… lo peor- Alejandro detestaba el colegio, principalmente por la idea de madrugar y porque sabía que tenía que ir para aprender cosas que no le interesaban para preparase en vista a un futuro que él no había pedido.

  Venciendo a su pereza se incorporó en la cama y salió hasta la cocina donde desayunó, al igual que siempre, un tazón de leche y cereales.
No tardó mucho en vestirse y bajar a calle para iniciar su caminata hasta el colegio. Mientras andaba, iba observando las calles de Badajoz. Él había nacido en Madrid, la capital, pero cuando apenas tenía siete años, su madre tuvo que ir a trabajar allí, y en consecuencia toda la familia  se desplazó a aquella pequeña ciudad.
«Esta ciudad es lo peor, igualmente» Pensó mientras miraba con desprecio las calles.
         Tras doblar una esquina, tenía que subir una ancha y larga calle hasta una rotonda formada por una fuente bastante simplona. Por algún extraño motivo, desde siempre, aquella fuente le había gustado, y al parecer no era al único, esa fuente solía gustar a todos los ciudadanos, aunque esta era vieja y un tanto ruinosa.

Todo iba con normalidad hasta que llegó a un cruce que se encontraba frente a los grandes almacenes “El corte ingles”. El semáforo estaba en rojo y apenas pasaban un par de coches pero prefería no tentar a la suerte y esperó al muñequito verde. Tras unos segundos, el semáforo le indico que podía pasar. Mientras pensaba en sus cosas, comenzó a atravesar el paso de cebra, pero, repentinamente algo le despertó de su letargo: Un coche rojo se acercaba a toda velocidad hacia el cruce, y él se encontraba en medio. Alejandro, entonces, sintió miedo, se quedó absolutamente paralizado sin saber que hacer mientras oía como el automóvil intentaba desesperadamente frenar y a la gente gritándole que se quitara del medio. Todo aquello ocurrió en poco más de 1 segundo, pero a él se le hizo eterno.
«Voy a morir» No pudo pensar nada más…
 De repente una chispa se encendió en sus piernas y volvió a sentirlas, aprovechando esto y en el último instante saltó hacia atrás intentando salvar su vida pero cuando se quiso dar cuenta, se percató de que no fue un salto normal. El joven se elevó más de cinco metros y acabó a más de diez del lugar de origen. Tal fue el salto, que al caer tuvo que usar  ambas piernas y una mano para frenarse a si mismo. No había dolor, solo expectación, su propia expectación y sobretodo la de los pocos testigos.
-¿E…estas bien? –preguntó el conductor del automóvil expectante.
Alejandro ignoró por completo al temerario melenudo que se bajaba del coche pues aún no era capaz de asimilar lo que había hecho. Miró sus manos atónito y descubrió que de estas estaba desapareciendo un misterioso halo oscuro.
  «¿Era… humo? … No…»
Entonces dirigió su mirada hacia delante, y de reojo observó que en una esquina estaba desapareciendo una silueta envuelta en una capa negra que le cubría de pies a cabeza.
En seguida comprendió que alguien tan sospechoso sin duda debía de estar relacionado con lo ocurrido y decidió correr para atraparle y preguntarle.
-Oye chaval seguro que podemos llegar a un acuerdo y evitarnos así…
Alejandro nuevamente ignoró al conductor incluso mientras pasaba a su lado corriendo. Se acercó a la esquina, la dobló y entonces vio la segunda cosa extraña de la mañana:
Nada. No había nadie la calle estaba absolutamente vacía pero eso no era posible. No le había dado tiempo a meterse en uno de los portales ni de ocultarse pero el chico estaba absolutamente seguro de haber visto a aquel individuo.
-¡Chaval! –El melenudo aún intentaba explicarle la situación a Alejandro y evitar posible problemas legales.
-No importa –Respondió este haciéndole finalmente caso. Y tras esto bajó corriendo la calle para asegurarse de que el misterioso sujeto no había desaparecido.
Mientras corría, Alejandro miraba detenidamente cada portal cercano a la esquina donde había desaparecido el encapuchado pero no encontraba nada y antes de que se diera cuenta se encontraba en las puertas de su destino inicial, el colegio.
Tras un momento de meditación, decidió que por ahora lo mejor sería hacer como si nada hubiese ocurrido y subió las escaleras hasta su clase.

A segunda hora de clase, Alejandro aún le daba vueltas a la cabeza de lo que había ocurrido ignorando completamente la lección de historia.
  «Historia… en breve será el examen, debería atender un poco»
El joven alejó de su mente todos aquellos pensamientos y decidió atender su atención en “el Antonio”, su profesor de historia.
-…Entonces fue cuando el visigodo Witiza decidió llamar a los musulmanes y pedirles ayuda para derrocar al actual rey de Hispania. Con lo que el señor Witiza no contaba, era con que los musulmanes además de vencer al rey Rodrigo decidieran derrotar a todos los visigodos y quedarse con la península, por lo que podría decirse que fue él quien abrió la puerta a la conquista musulmana.
Al oír la historia, Alejandro sonrió. «Capullo…» No podía evitar que la acción de Witiza le hiciera gracia.
Finalmente, el timbre sonó por toda el colegio marcando el cambio de asignatura.
-¡Alex! –A su derecha un chico de su misma edad le llamaba.
-Buenos días Miguel –Respondió con una falsa sonrisa en su rostro. Miguel era un chico alto rubio y con los ojos verdes lleno siempre de vitalidad y la única persona del mundo que Alejandro podía considerar un “amigo”. Alex ciertamente no era un chico muy sociable y le costaba conectar con la gente. Por suerte para él, en su entorno había alguien que buscaba una amistad con alguien así, y ese era Miguel.
-Sabes de sobra que no tienes porqué fingir esa sonrisa conmigo, que te conozco.
-Perdona… A veces me sale sola –respondió Alex sonriendo, esta vez de verdad.
-Venga ya, tío. No tienes porqué estar tan amargado siempre, ya encontraras a alguna.
-¿Alguna?
-¡Chica! Tienes 14 años, lo mas importante para ti ahora mismo tienen que ser las chicas.
-Disculpa que no comparta su visión de la existencia. Por cierto, ¿Qué tal con la de ayer?
-¡Ah! ¿Esa? Pues… bien supongo.
-¿Supones?
-Es que ocurrió una cosa muy… graciosa –Miguel no parecía querer hablar sobre lo ocurrido.
-Y fue qué… -Dijo Alex intentado sonsacárselo.
-La llame por un nombre que no era el suyo… -Respondió ruborizado.
Tras eso, Alejandro no pudo evitar estallar a carcajadas.
-¡Puede pasarle a cualquiera! –Dijo su amigo intentando excusarse.
-Pero a ti ya es la segunda vez que te pasa –respondió sin para de reírse.

Minutos más tarde, todos bajaron al gimnasio para dar la clase de educación física la cual transcurrió con relativa normalidad a excepción de Alejandro. Él siempre solía sacar buenas marcas en las pruebas físicas pero aquel día rompió todos sus records, se sentía muy ligero a la vez que fuerte y se dio cuenta de que su cuerpo tenía los músculos ligeramente más marcados. Algunas de las cosas que hizo sobrepasaban los límites humanos y cuando se daba cuenta de la expectación que causaba, fingía caer agotado aunque en realidad se encontraba bastante bien, lo único que sentía era curiosidad, curiosidad por saber que demonios le estaba pasando…

2-El Incorpóreo

Cuando llegó a su casa todo ocurrió con normalidad, comió, descansó y se puso a estudiar para defenderse en clase al día siguiente. Pero aunque se encerraba en su habitación y abría los libros de texto, lo último que hacía era estudiar pues era sin duda lo que más odiaba en el mundo. Todas las tarde se echaba una cabezadita, leía algo interesante o simplemente se ponía a pensar en sus cosas antes de empezar el estudio. Y aquella tarde se la pasó entera ensimismado y mirando al cielo por la ventana.
Tras vaguear un buen rato, decidió que quería llenar su estomago con algo consistente y fue a merendar hasta que finalmente volvió a eso de las 6 para “estudiar”. Y nuevamente miró al cielo, pero esta vez no lo hizo silenciosamente
- Supongo que no debo contárselo a nadie por ahora, primero quiero confirmar que no ha sido simplemente que he tenido un día ligeramente diferente a la rutina o alguna tontería así. Pero lo más importante es… si esto me acercará un poco más a ti. –Cuando terminó de decir esto esbozó una sonrisa-.  Solo quiero estar junto a ti…
Y sin dejar de mirar al infinito comenzó a recitar: “Sueño contigo cada día y ansío el momento en el que pueda estar junto a ti. Aunque no se donde, yo afirmo tu existencia y junto a la tuya la de mi felicidad. Porque daré mi cuerpo, mi mundo y mi corazón para reunirme contigo y destruiré a aquel que me lo niegue. Tu eres la razón de mi existencia y mi objetivo y por ello, sueño contigo”.

Cuando finalmente llegó la noche,  Alex se acostó a aquello de las doce bastante cansado y no tardó en dormirse. Pero cuando creía que llegaba la calma absoluta, oyó un extraño sonido a los pies de su cama. Lentamente y con miedo, se dio la vuelta para observar que era lo que había producido aquel ruido y descubrió a un pequeño ser oscuro con dos ojos muy brillantes saliendo de una mancha negra del suelo.
Su primera reacción fue la de gritar, pero pronto se dio cuenta de que no serviría de nada, cosas muy extrañas le estaban pasando y esa no sería la última y además pensó que, quizás todo aquello… le gustara.
Mientras veía a aquella cosa mover la cabeza frenéticamente decidió que debía seguirle el juego a todos esos sucesos extraños y de ese modo evitar aquello que más odiaba y temía: La monotonía. Quizá todo aquello fuera la puerta a ser alguien especial, alguien diferente con un futuro incierto, en vez de aquel estudiante entre más de mil millones con un futuro ya obviado.
El ser oscuro se movió nuevamente y ante el asombro de Alex, se metió en el suelo  como si tan solo tuviera unos milímetros de espesor y ágilmente se escurrió por debajo de la puerta de su habitación hacia el pasillo.
Rápidamente, Alejandro saltó de su cama, se vistió con unos vaqueros, una camiseta y una sudadera  y sin hacer ruido salió de su casa hasta la calle, donde el oscuro ser le esperaba.
Sin mediar palabra, este se deslizó calle abajo y el joven corrió tras de él. Tras varios minutos de seguimiento, el misterioso intruso entró finalmente en un edificio: El colegio de Alex.
El extraño ser se deslizó por debajo de la puerta, pues aún se encontraba plegado en el suelo, y tras él, Alex comprobó el estado de las puertas. Abiertas. Dentro del la escuela, la persecución llevó a Alex hasta su misma clase recorriendo las mismas escaleras y los mismo pasillos que recorría todos los días, pero cuando llegó a la puerta, supo que allí se terminaba el trayecto y sabía que tras la puerta encontraría respuestas. Así, lentamente empujó la puerta como quien entra la habitación de alguien importante y miró en su interior:
Todo estaba igual que siempre, los pupitres desordenados, los abrigos olvidados, las pintadas graciosas en la pizarra y no había señales de ningún bicho oscuro. Pero si había algo diferente en todo aquello,  en medio del aula, alguien cubierto por un abrigo negro largo estaba a espaldas de él.
En cuanto le vio, supo que era el encapuchado del primer día, pero esta vez su cabeza no estaba cubierta y dejaba caer una larga melena plateada. El desconocido se dio la vuelta y le miró fijamente con unos hermosos ojos color miel intenso, casi rojos.
-Buenas noches, Alex.
-Tú… ¡Tú eres el de la otra vez!
-En realidad yo no soy nadie, pero que más da.
-¿Qué me está pasando? ¿Por qué me ocurren estas cosas? ¡Dilo! –El joven parecía muy ansioso por saber las respuestas y se mostraba muy irascible, pero en realidad solo tenía miedo, y esa era su forma de expresar el miedo: Ira.
-Yo soy Xemnas –respondió ignorando las ansiosas preguntas-, y soy un incorpóreo.
-Eres… ¿De alguna secta? –Ahora, Alex parecía más acobardado.
Xemnas solo rió vagamente.
-No intentes explicar mi presencia con absurdas ideas de tu mundo, soy algo que está más allá, soy un incorpóreo –repitió-, soy lo que queda de un cuerpo que pierde su corazón, soy algo que ni siquiera existe.
Pese a que lo que estaba diciendo carecía de sentido, de alguna manera Alex entendía lo que le quería decir pues el mismo había deseado en alguna ocasión perder su corazón.
-En cualquier caso… ¿Qué me está ocurriendo? Tú lo sabes ¿Verdad?
-Te estás desprendiendo de tu corazón. Cuando te vi, descubrí que eras especial y decidí atacar a tu corazón sin que te diese cuenta, pero no te preocupes en un par de días todo regresará a la normalidad.
Alex se quedó sorprendido. Por un momento, la lógica le dijo que todo aquello era imposible y lo más probable era que hubiera una broma detrás o incluso una cámara oculta. Pero por suerte para él, nunca hacía caso a la lógica y se arriesgaba por lo “imposible”, y con cierta vergüenza, le siguió el juego en serio:
-Y… Especial… ¿Por qué?
-Dos cosas. La primera es que tú eres capaz de comprender la existencia de tu corazón y la segunda y aún más inaudita… es que lo odias, a él y a todo lo que te transmite, pues he sentido auténtica oscuridad en él y se que solo sientes pena y dolor que camuflas tras estúpidas y falsas sonrisas y una inútil amabilidad.
Alex se sorprendió al escuchar aquellas palabras. Lo sabía. Realmente era capaz de sentir su corazón, pues había dado una perfecta explicación de sus sentimientos.
-Y yo… puedo liberarte –continuó el incorpóreo-. Puedo librarte de tu corazón y ofrecerte un trato para que puedas obtener poder a cambio de él. Pierdes algo que te molesta y obtienes algo que ansías. ¿Qué me dices?
-¿Perder mi corazón…? ¿Eso que significaría?
-Simplemente… dejas de existir. Estas aquí, como estoy yo, pero serás un ser incompleto, y no podrás existir realmente. Pero ya no volverás a sufrir por la oscuridad de tu corazón y podrás viajar a otros mundos y ayudarnos con nuestro proyecto.
Alex sopesó muy seriamente el trato. Creía enteramente a aquel tipo, no le cabía duda de la veracidad de sus palabras.
-¿Qué proyecto?
-Si todo sale como está previsto, quizás puedas recuperar tu corazón en un futuro.
-Demasiado bonito. ¿Cuál es la pega?
-Tu mundo. Este, es el mundo más grande de todos los que conocemos, y es el que más corazones posee. Pero mucho me temo que su cerradura es especial.
-¿Qué cerradura?
-Todo aquello que existe realmente posee un corazón. Ya sea una persona, un perro o un mundo, y cada corazón posee una cerradura que da acceso a este. Los corazones están formados por luz y oscuridad y por razones que no te contaré ahora, necesitamos el corazón de este mundo y de todo lo que lo puebla. Gaia, tu mundo, posee varias cerraduras, y para ser abiertas, necesitamos el consentimiento de uno de sus pobladores podríamos haber cogido a cualquiera, pero tú me pareciste interesante.
Ahora la cosa empezaba a tomar sentido. Su mundo por poder. No era una generosa oferta, era algo caro pero tentador. “¿Coger a cualquiera? “ Alex sabía que eso era mentira, que no podía ser tanta casualidad que él era necesario, necesitaba creerlo para decir:
-Paso. Mi mundo apesta, y yo soy el primero que lo odia, a él y a mi corazón. Pero me parece demasiado egoísta el trato. Al fin y al cabo, si os ayudo, tanto este mundo como sus pobladores desaparecerán ¿Verdad?
Xemnas asintió en silencio. Pero  no había dicho su última palabra. Justo cuando Alex se daba media vuelta para abandonar la habitación dijo:
-¿Ni siquiera por ella?
El joven se paró en seco, sorprendido.
-“ Daré mi cuerpo, mi mundo y mi corazón…”
-¿Qué tiene ella que ver en todo esto? –Dijo Alex enfadado.
-Ya te lo dije, si aceptas, podrás viajar a otros mundos. Y, ¿No eres tu quien tanto reafirma su existencia?
Alex pensó entonces muy seriamente el trato. Su mayor sueño estaba en juego pero… a cambio de tantas personas… Pensó durante alrededor de un minuto, aclarando con Xemnas cada punto del trato. Y finalmente respondió:
-Me estas pidiendo que, a cambio de un único sueño destruya millones de otros sueños, destroce la felicidad de miles de personas y sacrifique un mundo tan amplio como este. Todo eso, simplemente por una chica…
Alex sonrió fríamente y continuó:
-Trato hecho.


3- Kairi

El día comenzó muy apacible en las islas del destino.  El sol brillaba con fuerza y el cielo prometía un día despejado. Como todas las mañanas Kairi, una hermosa chica de casi 15 años con un largo pelo rojo y unos hermosos ojos azules, salía al camino del bosque a esperar a sus amigos. Su ciudad estaba compuesta por el pueblo en sí mismo en una isla muy grande y una pequeña isla donde solía jugar.
Kairi no era una chica normal. Llegó a las Islas del Destino cuando apenas era una niña y no recuerda absolutamente nada de su pasado anterior a su llegada. Igualmente, ella sabía muy bien que hacía poco había pasado algo, pero ni ella ni nadie recuerdan nada, pero había algo que realmente le turbaba en ánimo. Un chico. Por alguna misteriosa razón ella sentía que había olvidado a alguien, a alguien muy importante para ella, y solo sabía que era un chico.
Justo cuando empezaba a perderse entre todos estos pensamientos, alguien la sobresaltó por detrás.
-¡Hoy llegué temprano!
Selphie estaba tan activa como de costumbre. La mejor amiga de Kairi era una chica de su misma edad castaña, con los ojos verdes y una hiperactiva personalidad.
-Siempre hay una primera vez –Respondió sonriente Kairi-. Bueno, démonos prisa o llegaremos tarde a la escuela.

-Trato hecho -La frívola sonrisa de Alex no parecía mostrar el más mínimo arrepentimiento de sus palabras-  ¿Por qué no? Al fin y al cabo, este mundo nunca me ha dado nada bueno, ya iba siendo hora de que mostrara algo de utilidad.
Xemnas se sorprendió de la respuesta. «Jamás comprenderé las reacciones de los corazones» pensó.
Sin mediar más palabra, el incorpóreo se acercó lentamente al muchacho.
-Corres  el riesgo de convertirte en un sincorazón y un incorpóreo normales.
-Explícate.
-Cuando una persona pierde el corazón, la oscuridad de su corazón se convierte en un sincorazón, y el recipiente en un incorpóreo. En tu caso, la idea es generar un incorpóreo avanzado, es decir con forma humana, y conservar tu corazón evitando la creación de tu sincorazón.
-Así que era eso… Por eso me queríais a mí ¿Verdad?
-Así es, tu corazón es muy fuerte y además está lleno de oscuridad. Es ideal para el experimento que queremos llevar a cabo. Si conseguimos un autentico corazón, quizás podamos exprimir todo su poder y ser capaces de crear nuestros propios corazones.
-¿Qué tiene que ver mi mundo en todo eso?
-Eso es por otro experimento. Pero por ahora eso no debe turbarte.
El incorpóreo acercó lentamente la mano al pecho de Alex.
-Si sale bien, pronto serás un aliado de la Organización XIII.
-Supongo que eso será algún grupo de incorpóreos.
Xemnas asintió. Tras eso hubo un momento de silencio, en el cual el muchacho se despidió mentalmente de su corazón antes de decir:
-Dale.
Violentamente, el Incorpóreo introdujo su mano en el pecho de Alex. Como si no existiese carne, lo atravesó con total facilidad y cuando lo izo, una intensa oscuridad emanó de este. Lentamente, Xemnas retiró el corazón de Alex mientras este dejaba de sentirse a sí mismo y caía en un profundo sueño. Pero no durmió mucho. 5 minutos más tarde, el nuevo incorpóreo  se puso nuevamente de pie.
-Ya era hora –Xemnas miraba a la lejanía de la noche a través de uno de los ventanales-. Parece que todo ha salido bien, no eres un umbrío.
Alex se examinó todo el cuerpo en busca de alguna diferencia física pero él no veía ningún cambio importante. Era más fuerte, no tenía los músculos excesivamente marcados pero se le notaban bastante. Miró al cristal de la ventana y en el reflejo vio que el pelo era ahora más claro y sus ojos más brillantes. Sin decir nada, Xemnas estiró la mano e hizo aparecer sobre el joven un abrigo negro similar al que él llevaba.
-A partir de ahora serás un siervo de la organización.
Sin mirar a Xemnas, pues aún se examinaba a sí mismo, Alex respondió:
-¿Siervo? Pensé que sería miembro.
-No eres un autentico incorpóreo, al menos por ahora no puedes ser miembro.
Alex no mostró ningún enfado o desilusión con el rango que había recibido. Ahora por fin podría ver a la chica de sus sueños y ser alguien especial, por lo que simplemente asintió.
-Y dime –dijo Alex mostrando atención a Xemnas- Ahora, ¿Qué pasará?
-Casi todos los miembros de la organización se encuentran ocupados intentando encontrar a un traidor pero he enviado a Axel para que te busque a tu querida chica.
-¿Sabrá identificarla?
-Él no. Pero tu corazón sí. He sido capaz de poder extraértelo de forma perfecta y ahora es algo material. Axel se lo ha llevado para que le guie hasta ella, no te preocupes por eso.
Solo dime una cosa: ¿Perder tu corazón porque te gusta una chica? ¿Eres acaso consciente de que sin corazón no podrás sentir ningún sentimiento?
-Claro que lo sé. Pero recuerdo que la quiero y eso es más que suficiente. De todos modos, no te metas en esto, por favor.
-Je… No te preocupes, era pura curiosidad. Respecto a tu parte del trato por ahora necesito que esperes.  Acostúmbrate a tus poderes, aprende a manejarlos y simplemente espera a que llegue el momento.
-¿Cuándo será?
-No te preocupes, lo sabrás.
Y justo antes de desaparecer entrando en un portal oscuro que tenía a su espalda, Xemnas dijo:
-Pronto, tanto tus sueños como los nuestros se harán realidad.

Kairi estaba en la playa mirando a ninguna parte. El crepúsculo se reflejaba claramente en el agua y le transmitía tristeza. Sabía que le faltaba algo, alguien, pero era incapaz de localizarle. Mientras se concienciaba de que se hacía tarde, unas carcajadas a su espalda la hicieron salir de todos aquellos pensamientos.
Tras ella, un joven con un largo pelo rojo como el fuego y un abrigo de la Organización no paraba de reírse. Aparentaba tener unos veinte años y bajo sus ojos verdes esmeralda tenía unos triángulos rojos.
-¿Quién…?
-Maldita casualidad… no puedo creer que reaccione ante ti –El joven seguía riéndose-. Tú debes de ser Kairi ¿Verdad?
-¿Quién eres? –Preguntó un poco asustada.
-Axel ¿Lo captas? No lo olvides.
En seguida Kairi se percató de que ese chico era peligroso. Dio un paso atrás disimuladamente pero Axel la predijo sus intenciones:
-Tranquila, vengo a hacerte un favor.
Kairi seguía sin fiarse de él y dio otro paso atrás.
-Vengo a llevarte con él.
  Cuando la chica oyó esto, se paró y centró toda su atención en el incorpóreo.
 -Lo sabes ¿Verdad? –continuó este- Sabes que necesitas a alguien.
-¿Y cómo que lo sabes tú?
-Este es el trato: Yo te llevo con él y tú no haces preguntas ¿Lo captas?
Kairi sabía que todo aquello no llegaría a nada bueno. Que un desconocido le ofreciera algo con tanto secretismo… Pero necesitaba saber quién era aquel que la intranquilizaba, y sobre todo, quería estar con él.
-Lo capto… -guardó un segundo de silencio y continuó diciendo:
-Trato hecho.

Aquellos días fueron increíbles para Alex. Tenía poder, y empezaba a saber cómo usarlo. El mero hecho de ser un incorpóreo ya le hacía más fuerte e inteligente y además descubría cada día más y más poderes. El que más le sorprendió fue el de ser capaz de engañar a los corazones ajenos. Esto no funcionaba en todos, pues había gente con corazones muy fuertes, pero con cualquiera de su clase, por ejemplo, servía.
-Te veo diferente… -Miguel se sentó al lado de Alex en el descanso entre clases, habían pasado ya dos semanas desde que se convirtió en un incorpóreo y ya había comenzado a usar sus poderes para satisfacer los típicos caprichos de los adolescentes- Sacas mejores notas, estas más fuerte y pareces muy feliz.
-Por una vez que no finjo sonrisas… -respondió mientras recogía el pupitre.
Desde aquella noche, Alex había cambiado mucho. Estaba más seguro de sí mismo, estaba un poco más agresivo y cada día, gracias a su poder, más chicas se enamoraban de él. Pero lo mejor de todo era el no sentir dolor, ese corazón que solo le transmitía dolor y amargura por fin había desaparecido, y encima sabía que pronto estaría con la chica que tanto quería.
-Por cierto, por tu culpa no he podido ligarme a Sandra –Miguel estaba un poco enfurruñado.
-¿Qué hice?
-¡Se enamoró de ti! Maldita sea ¿Qué les pasa últimamente contigo?
-¿Quién sabe? –respondió el incorpóreo disimulando una sonrisa.
-Desde que te teñiste el pelo de castaño claro…
-¿Teñir?
-Qué más da… Bueno, me alegro de que aprendas un poco de mi sobre cómo cautivar a las chicas –en ese momento Miguel parecía muy orgulloso de sí mismo-. Sin duda el estar cerca de mía te ha proporcionado algo de experiencia, pero aún te queda mucho para superarme.
-En realidad… creo que ya te supero.
Miguel estalló a risas en ese momento.
-Permíteme dudarlo… Yo llevo saliendo con chicas desde que me alcanza la memoria y que yo sepa tu aún no has tenido ni una sola novia. Pero si tan bueno eres… no creo que te importe que te ponga un pequeño examen ¿Verdad? Qué te parece… -Miguel comenzó a examinar a cada una de las chicas de su clase, cuando vio a la chica perfecta apoyada en la pizarra- …ligar con Marina.
Marina era, sin duda, la chica más guapa que Alex nunca había visto en este mundo. Desde que descubrió que con sus nuevos poderes podía hacer que las chicas enamoraran de él, quiso intentarlo con Marina, pero sabía que su corazón era demasiado poderoso y probablemente sólo hubiera hecho el ridículo. Pero ahora era diferente era más poderoso y estaba entrenado sabía que podía hacerlo y con esta idea en la cabeza retó a Miguel diciendo:
-Cinco minutos y me besara.
Por algún motivo Miguel le veía capaz y casi temía que pudiera hacerlo pero aun así asintió con la cabeza y dijo:
-Adelante campeón.
Haciendo acopio de toda su confianza Alex se levantó y se acercó a la chica. Esta era una hermosa joven de su misma edad. Una suave melena de pelo rubio caía por su delicada piel y casi de rozaba sus hermosos ojos castaños. Tenía una buena figura, una gran inteligencia y era de poderosa personalidad. Sin duda era la chica perfecta para la mayoría de los chicos de su clase, pero no la suya, para él en ese momento sólo era un juguete, sin duda había perdido el corazón.
La miró a los ojos. Solo hizo eso. A través de estos, intentó acceder a su corazón para moldear sus sentimientos. Marina respondió a su mirada y sintió algo extraño. Por algún extraño motivo, aquel chico le atraía muchísimo. Desde que era pequeña, se había fijado mucho en él, era un chico callado, simpático y guapo y más de una vez había sentido algo por él, pero tenía miedo de ser rechazada pues a veces este se mostraba muy cerrado, por lo que nunca dijo nada. Pero nuevamente estaba sintiendo algo por él y esta vez más fuerte que nunca.
Sin mediar palabra, Alex acercó lentamente sus labios a los de ella con miedo de que Marina le evitara, pero no lo hizo. Sin darse cuenta, sus labios finalmente se juntaron en un profundo beso. Ni siquiera ahora, ella quería retirarse, estaba a gusto, le gustó aquel beso y lo único que hizo fue abrazarle, como si le hubiera esperado durante años. Segundos más tarde, separaron sus labios, pero no dejaron de abrazarse, Marina no quería soltarle, quería mantenerse en aquel momento para siempre, embriagada de aquella felicidad, aquella falsa felicidad.
Alex no solo levantó la expectación en su amigo Miguel, toda la clase miraba anonadada aquella tan improbable escena.
«No ha sido tan difícil» Pensó Alex ignorando que Marina siempre había sentido algo por él.
-Lo siento –Dijo él separándose de ella.
-Alex, yo…
-Olvídalo. Créeme, es lo mejor.
Y sin decir nada más se marchó a su sitio.
-Acabas de… Acabas de… ¡Acabas de rechazar a Marina! ¡Mal nacido! –Se quejó su amigo- ¿¡Cómo es posible!? Siempre te ha gustado, y no te atrevas a negármelo –Miguel empezaba a parecer enfadado.
-Qué más da.  Simplemente no quiero salir con ella, no le des más vueltas –Alex miró a su amigo, el cual aún seguía enfurruñado-. ¡Te gusta!-en cuanto el incorpóreo dijo esto, Miguel le miró asustado. Le había descubierto- ¡Tú enamorado! Lo que me faltaba por ver.
  Mientras su amigo no paraba de reírse, Miguel, haciendo acopio de valor y seriedad le dijo:
-Has cambiado ¿Sabes? –Cuando Alex escuchó esto, se calló para prestarle atención- Se que tu y yo nunca hemos sido grandes amigos, pero te conozco, y has cambiado mucho. No sé qué coño te está pasando pero tú antes no eras así.
-Quizá haya mejorado.
-Te equivocas, el Alex que yo conocía fingía sonrisas, no las provocaba.
Sin decir nada más se fue y se sentó en su pupitre.


4- Oscuridad

Era domingo, las seis de la tarde y el sol empezaba a ocultarse por el horizonte.
Alex se encontraba, como de costumbre “estudiando” cuando miró al cielo y observó que la típica escena del sol muriendo por el horizonte se había sustituido por una hermosa tormenta.
Los truenos empezaban a sonar violentamente y todo estaba cada vez más oscuro.
«Ha llegado» Pensó Alex «Por fin, el momento ha llegado»
Tenía que pensar seriamente como hacerlo. Sin duda aquel era el día en el que abandonaría su mundo e iniciaría la vida de sus sueños.
Mientras se perdía en pensamientos sobre su ansiado futuro, un portal oscuro apareció a su espalda, y de él salió un hombre con el pelo azul y una gran cicatriz con forma de “X” en su frente.
-Ya es la hora –dijo simplemente-. Mi nombre es Saïx, y me han encargado ayudarte con esto.
-Un placer –respondió Alex sin darse ni siquiera la vuelta- Y dime ¿Cómo lo vamos a hacer?
-Tú simplemente sigue a los sincorazón hasta la cerradura  y actívala. Las armas que usáis aquí son casi inefectivas contra los sincorazón pero aún así tú cúbreles a ellos y sobre todo a la cerradura. No sabemos qué es lo que puede pasar si la destruyen.
-Si solo existe una cerradura… ¿No debería de ser indestructible?
-En este mundo existen varias. Una aquí, otra en un lugar llamado Japón, otra en Londres y una bastante inestable en lo que denomináis “Triángulo de las Bermudas”, al menos que tengamos localizadas. Ahora basta de hablar y obtengamos los corazones.
  Cuando dijo esto, una enorme espada con una extraña forma apareció en su mano y rompió parte del suelo al caer el extremo.
-Oye… que es mi casa, no la rompas –dijo Alex bromeando.
Tras el estruendo de la espada cayendo al suelo, la puerta de la habitación de Alex se abrió violentamente, y tras ella aparecieron sus padres.
-¿Pero qué…? –dijo su padre al ver a aquel desconocido.
-Demuestra tu lealtad, incorpóreo –dijo Saïx.
Sin mediar palabra, Alex invocó en su mano una espada. Esta era azul brillante y larga. No parecía especialmente pesada pero desde luego sí muy mortífera. En el mango tenía unos detalles con forma de plumas negras que seguían por la hoja.
Tras esto y sin decir nada, de sus manos lanzó una llama negra que impactó contra su madre, la cual desapareció casi al instante. Y antes de que su padre pudiera reaccionar, Alex le clavó el arma en el pecho. No hubo sangre, solo oscuridad. Una oscuridad que le engulló y le hizo desaparecer.

Los sincorazón comenzaron a aparecer por todas partes, las calles comenzaron a infestarse de estas criaturas y los gritos de la gente llenaron el ambiente de la ciudad.
-Dime algo Saïx, según lo que me ha contado Xemnas los sincorazón y los incorpóreos sois dos cosas muy diferentes, casi opuestas. Entonces ¿Por qué ayudamos a los sincorazón?
-Cuantos más corazones tomen, más sincorazón habrá. Y cuantos más sincorazón halla, más corazones se liberarán para nuestro Kingdom Hearts.
-Y supongo… que eso es bueno.
-Así es. Pero tu ahora no te preocupes por esto y desbloquea la cerradura de tu mundo, tal y como debes hacer.  Baja a la calle, allí te indicaré donde se encuentra.
Sin decir nada más, el incorpóreo desapareció tras un portal oscuro.

Alex comenzó a correr por la calle como si fuera una asustada persona normal.
La ciudad estaba llena de personas que corrían de un lado a otro, coches de policía disparando contra las misteriosas criaturas y manchas de oscuridad por todas partes. El cielo estaba completamente oscuro y no parecía ser la simple oscuridad de la noche pues ni siquiera los potentes truenos lo iluminaban.
Alex comenzó a ir como si fuera al colegio en busca de Saïx. Y lo encontró.
El miembro de la organización se encontraba frente a aquella horrible fuente que tanto atraía a todo el mundo, y ahora Alex comprendía el porqué. Aquella fuente era la cerradura, aquella que se suponía ellos debían proteger y guardar, la misma que estaba a punto de vender Alex a la Organización.
Ignorando a la gente cuyo corazón era tomado por los sincorazón, Alex se acercó lentamente a la fuente y alzó la mano hacia ella.
-Hey ¡Escúchame! Siento tener que traicionarte a ti y a todos, pero… finalmente voy a conseguir lo que quiero y para ello, te necesito. Asique, obedece a uno de tus guardianes y muestra la cerradura de este mundo.
  Obedeciendo sus palabras, la fuente se iluminó y en su interior mostró la ansiada cerradura. Esta tenía un tamaño enorme y brillaba llena de luz. Pero esta luz desapareció cuando los sincorazón comenzaron a entrar en su interior.

Sin decir nada más, Alex desenfundó su espada y arremetió contra el primer policía que se encontró. Cuando insertó la hoja en su estomago, este simplemente desapareció, sin sangre, sin dolor.
Así, el nuevo incorpóreo atacó a cuantas personas veía que atacaban a los sincorazón pero cuando apenas había hecho desaparecer a 5 policías se dio cuenta de algo.
         -Las balas… no les afecta –Dijo Alex sorprendido.
 -Es normal –respondió Saïx-, esas cosas tan pequeñas de nada sirven. Parece que no hay de qué preocuparse, esto va a ser más fácil de lo que esperaba. De todas formas vigila que nadie destruya a los sincorazón, solo la llave espada puede liberar los corazones que tienen capturados.
Con cierto desprecio y lástima, Alex observó a su alrededor. Policías que disparaban desesperada e inútilmente, gente  que corría desesperada intentando huir de algo inevitable…
Sin duda los truenos, la lluvia y la oscuridad de la noche eran la mejor banda sonora para ese momento…

Durante un rato, Alex se quedó observando como la oscuridad engullía todo su mundo… por su culpa. Pero no le importaba lo más mínimo, al fin y al cabo, él no tenía corazón.
Pero algo le sorprendió por detrás:
-¡Alex! –perseguida por una sombra, Marina corría hacía él.
Con un simple gesto de cabeza, el incorpóreo transmitió la orden al sincorazón de que dejara a la chica, la cual al llegar a él le abrazó profundamente.
-Alex… ¿Qué está pasando?
-Lo siento, bueno, en realidad no pero… me gustaría poder decirlo.
-¿Qué estás diciendo? –Marina parecía ahora un poco más tranquila al encontrarse entre los brazos del chico que tanto quería.
-Te lo prometí ¿Recuerdas? Iré a buscarte, iré a por ti algún día y estaremos juntos.
Sin decir nada más, Alex invocó entre sus brazos un portal oscuro que comenzó a engullir a Marina hacia un lugar seguro, la cual, antes de desaparecer solo pudo decir:
-Te esperaré… -la chica le miró fijamente a los ojos y continuó- ¡Ar…! –Pero no pudo terminar la palabra, la oscuridad la había llevado a un mundo a salvo.

Para Alex fue una noche muy larga, durante toda ella, la oscuridad consumió su mundo. Un buen rato más tarde, Saïx apareció nuevamente junto a él, y abrió un portal de oscuridad.
-Entra, aquí ya nada más podemos hacer.
Alex echó un último vistazo a aquel mundo. Todo estaba lleno de oscuridad, de sincorazones. Un mundo podrido y condenado que llegaba a su fin. Y sin más entró en el portal abandonando para siempre Gaia.

5- Villa Crepúsculo

-Perdedores ¡Quitaos de mi vista! –Seifer se jactaba ante Hayner, el cual se encontraba tirado  en el suelo tras recibir una paliza.
Seifer era el chico más “malote” de toda Villa Crepúsculo. Era alto, rubio, con una cicatriz en su cara y el pelo siempre cubierto con un gorro donde se veía escrito “Yo”. Junto a él siempre iban sus dos mejores amigos: Viento y Trueno.
Viento era una chica delgada y algo pequeña pero muy peligrosa. Su pelo violeta claro le tapaba parte de un rostro serio y unos penetrantes ojos rojos.
Trueno era un chico con la piel bastante oscura, muy bien musculado y no especialmente listo.
Por otro lado, Hayner era un chico mucho más amigable, algo gamberro y mucho menos orgulloso. Físicamente, era más bajo que Seifer, tenía el pelo rubio y los ojos castaños oscuro. Al igual que Seifer, él siempre iba acompañado de sus dos mejores amigos: Olette y Pence.
Olette era la chica más inteligente de todo el pueblo, tenía unos preciosos ojos verdes y una melena castaña que le caía por los hombros.
Y Pence era algo robusto y más bajo. Tenía una cinta que le apartaba su oscuro pelo de la cara y era un chico bastante resuelto.
-¡Ya verás tú quién es el perdedor! –Hayner se lanzó nuevamente al ataque.
Los palos de struggle,  los cuales eran azules, de una sustancia similar al plástico duro y usaban como armas, entrechocaron iniciando un forcejeo entre ambos chicos.
En vista de esto, Pence se lanzó para ayudar a su amigo, pero Viento y Trueno se interpusieron en su camino bloqueándole el paso.
-¡Ya basta los dos! –gritó Olette.
Obedeciendo a su amiga, Hayner empujó a su enemigo violentamente y bajó el arma.
Tras reincorporarse del empujón, Seifer miró con superioridad a Hayner y dijo:
-Has tenido suerte esta vez, pero te advierto que la próxima no pienso hacer caso de lo que ella diga.
-La próxima vez, os haré tragar polvo a los tres.
Viento, Trueno y Seifer abandonaron el solar deportivo entre carcajadas.
-¿Estás bien? –Preguntó Pence- Siento no poder haberte ayudado.
-No importa, agradezco que lo intentaras, en serio.
Tras comprobar el estado de su amigo, los tres pusieron rumbo hacia lo que ellos llamaron “El lugar de siempre”. Pero mientras subían una pequeña cuesta, en esta encontraron algo bastante inusual.
Una chica con el pelo rojizo y un vestido rosa se encontraba tirada inconsciente en el suelo.
Nada más verla, los tres corrieron a socorrerla.
-¡Hey, hey! ¿Estás bien? –Hayner la zarandeó suavemente hasta que volvió en sí.
- ¿Dónde…? –La misteriosa chica abrió los parpados mostrando unos intensos ojos azules- ¿Quiénes… sois? –preguntó mientras les miraba.
-¿Estás bien? –Preguntó el jefe del grupo ignorando su pregunta.
-Sí, sí… Solo… me he mareado, nada más –respondió incorporándose.
Mientras analizaba sus alrededores, el trío de amigos se miraron entre sí extrañados.
-Por cierto, -dijo Olette tras unos segundos de silencio- Mi nombre es Olette, y estos son Hayner y Pence –los chicos saludaron a la chica.
-Mi nombre es Kairi, encantada. Y decidme, exactamente… ¿Dónde estoy?
-¿No lo sabes? –Preguntó Pence asombrado- Esto es Villa Crespúsculo.
-Vaya… sí que he llegado lejos… esto parece ser otro… ¡Ah! Por cierto, conocéis a un chico que…
Por un instante, Kairi había olvidado que ni ella misma recordaba a aquel chico que tanto buscaba. Sabía que estaba allí porque buscaba a alguien, pero… ¿A quién? Sabía que era importante para ella, sabía que ansiaba encontrarle. Cuando pensaba en él siempre le recorría el cuerpo felicidad, alegría y otros muchos sentimientos. Quizá por eso había atravesado ese portal oscuro casi sin dudar, porque sabía que le encontraría. Pero, como es normal, en su cabeza pasaban muchísimas preguntas: ¿Quién era? ¿Se conocían de antes? ¿…Existe siquiera?
«Un chico que…» No sabía cómo continuar, no sabía nada de él. Si quería encontrarle, simplemente debía meterse en ese pueblo y conocer a todo el mundo posible, pues si había algo que ella tenía claro, era que si le veía, le reconocería.
-… Olvidadlo… -Kairi bajó la cabeza cansada-. Y… bueno si no os importa ¿Podríais enseñarme un poco este lugar? Es qué soy nueva y estoy un poco perdida –dijo sonriendo.
-¿De dónde eres exactamente? –preguntó Hayner.
-De lejos, de muy lejos… Si os lo contara, me tomaríais por loca.
-Ponnos a prueba.

Frío. Era lo que sentía Alex en aquel instante. Tras destruir su mundo, había entrado por un portal oscuro que Saïx le abrió, y ahora se encontraba en la que parecía ser la base de la Organización. Un castillo enorme construido con colores claros pero fríos. Frio… como el del espacio que parecía surcar aquel castillo ambulante. Alex miraba a la infinitud del espacio intentado sentir algo: Pena, tristeza, dolor… Nada, realmente había perdido el corazón, y aquello le gustaba, aquella libertad, aquella falta de conciencia, aquella ausencia de sentimientos… era algo con lo que todo el mundo había soñado alguna vez, y él lo había conseguido.
-¡Hey! –Un rato más tarde, tras él un hombre con el rostro lleno de cicatrices y un parche se le acercó.
Este vestía el mismo abrigo negro que los otros miembros de la organización, tenía una melena negra y miel recogida con una coleta,  unos ojos color marrón, y pese a su aspecto de adulto, corría como si de un jovenzuelo se tratara.
-Tú eres el nuevo ¿Verdad? Sígueme.
Sin decir nada, Alex obedeció.
-Bueno, Xemnas me ha dicho que te cuente un poco cómo va todo esto. Bien en primer lugar me ha dicho… Deja que recuerde…  ¡Ah, sí! Recordarte que no eres un verdadero miembro pues no eres un verdadero incorpóreo… o algún rollo así. Y luego me ha dicho que te enseñe el castillo y te hable de tus superiores, o sea, nosotros. ¡Ah! Y lo más importante de todo: Yo soy Xigbar. Bien, comencemos pues.
Durante un rato, el incorpóreo  estuvo hablándole sobre los miembros, sus objetivos y las que serían sus tareas. Estas parecían bastante sencillas: Vivir en paz en el mundo donde habitaba la chica de sus sueños y cuando le reclamaran para algo acudir rápidamente.

Cuando llegaron a una sala llena de lo que parecían lápidas, Xigbar dio por concluida la lección y se fue como vino dejándole solo.
Alex suspiró.
-No suspires como si tuvieras corazón.
  Nuevamente, uno de los miembros apareció a su espalda. Este era mucho más joven que Xigbar, de unos 15 años aproximadamente. Era rubio con los ojos azules y nuevamente, vestía un abrigo negro.
-“La llave del destino”-Dijo Alex identificandolo-. El miembro número XIII, Roxas.
-Parece que te has aprendido nuestros nombres.
-En realidad te he reconocido porqué Xigbar te describió como “Un mocoso de tu misma edad”.
-Al menos tenemos más edad mental que él. –ambos se rieron-. Asique… tu eres el nuevo juguete de Xemnas.
-Un juguete contento.
-Menuda estupidez, dar tu corazón así, por las buenas.
-Ese es mi problema –Y sin decir más, Alex abandono la habitación.
Roxas se quedó solo y pensativo, y tras un momento de reflexión, cuando ya Alex no le podía oír dijo:   
-Tú, que pudiste elegir…


El despertador sonó estrepitosamente cuando marcó las 10:00 y con un suave golpe, Kairi lo silenció hasta el próximo día. La joven chica, en realidad ya llevaba despierta un buen rato, pero como medida de seguridad siempre activaba el despertador por si se le pegaban las sábanas.
Era la hora de ir a clase y por eso, animada, se vistió con el uniforme reglamentario. Una semana antes, Olette la acompañó a comprarse uno nuevo, pues el suyo se lo quedó en sus islas debido a que nadie la avisó del viaje que iba a realizar.
Desde el día en el que apareció las cosas fueron bastante bien para ella: Descubrió que Hayner y los demás eran sus amigos desde el momento en el que ella les confesó que venía de otro mundo. Momento en el que ellos no dudaron ni un momento de la veracidad de sus palabras; había conseguido un buen lugar donde dormir gratis, pues los adinerados padres de Olette le dejaron una pequeña casa cerca de la estación que nunca usaban y entró en la clase de sus amigos, llena de compañeros muy simpáticos y profesores muy majos.
Pero no estaba completa, el principal motivo de su viaje no se había cumplido.
Aún no había encontrado a aquel chico. Pese a que conoció a muchos, ninguno hacía reaccionar su corazón. Su corazón… la única pista que tenía, su última esperanza. «Solo llevo aquí una semana» pensaba, «Seguro que tarde o temprano aparecerá… seguro…»
Desesperadamente, intentaba darse ánimos a sí misma.

Una vez lista, bajó y se puso en marcha al primer punto de su recorrido matutino: Encontrarse con Olette. Su amiga vivía de camino al colegio en un chalet bastante grande. Y era en la puerta de ese lugar donde siempre quedaban para ir juntas, pero aquella vez Olette no estaba sola.
Junto a ella, un chico alto, con los ojos azules y el pelo castaño hablaba alegremente.
Picada por la curiosidad, Kairi lentamente se acercó a ellos interrumpiendo su animada conversación.
-¡Ah! Kairi, ya has llegado.
El misterioso chico se giró hacia ella. Belleza. Era la única palabra que le venía al chico al mirarla. Jamás en su vida había visto una chica igual, tan guapa, tan hermosa con aquella mirada triste que intentaba ocultar.
-Sí, hoy he salido un pelín antes… Por cierto, yo soy Kairi –tras decir esto esbozó una sonrisa que dejó completamente prendado al chico, el cual, venciendo su parálisis continuó:
-Encantado, Kairi. Mi nombre es Alex.



6: Un lugar donde dormir

-Alex, encantada –respondió sonriente Kairi.
-Al parecer acaba de llegar a Villa Crepúsculo y aún andaba un poco perdido. Le estaba diciendo que se viniera con nosotras a clase.
-¿Clase? –Preguntó Alex- ¿A esta hora? Nos regañarán por llegar tan tarde…
-No es tarde –Olette se rió-. De hecho aún quedan 15 minutos para que empiecen las clases.
-¡¿En serio!? ¿A las 11? ¡Increíble! ¿Y qué tenéis, clase todos los días?
Las dos chicas se miraron extrañadas.
-No… solo 5 días de cada siete.
Alex quedó absolutamente anonadado ante aquella noticia.
-¿Te… parece extraño?
-En mi… pueblo, entrabamos a clase a las 8 de la mañana los mismos días que vosotras.
-¿Ocho? –A Olette no le parecía tan horrible como a Kairi- Bueno, seguro que aprendíais muchas cosas –dijo sonriendo.
-En realidad… no.
Y tras reírse un poco los tres su pusieron en marcha.
Alex tenía un pequeño problema: No estaba apuntado a ninguna clase y no tenía ninguna solicitud de traslado.  «Tranquilo, aún tienes tus poderes de incorpóreo» Pensó «Si modifico su corazón quizás haga que sienta la suficiente lastima como para colarme en la clase».

Durante el camino, Olette y Kairi le hablaron a Alex sobre los chicos de su pandilla y lo que solían hacer.
-Vaya… Ojala yo hubiera podido hacer en mi… pueblo –nuevamente la palabra “Mundo” casi se le escapa.
  Realmente tenía envidia, durante toda su vida siempre había soñado todo aquello, pero la falta de amigos, las tendencias de alcohol y de madurar antes de tiempo de la gente de su edad y la vida de estudiante de su mundo no se lo permitían. Pero ahora era diferente, finalmente podría vivir aquel sueño. «Felicidad» Pensó, «Si tuviera corazón sin duda eso sería lo que sentiría ahora mismo».
Pero lo que más ocupaba su mente en aquel momento no era eso, era “Ella” ¿Quién sería?
Olette no parecía una mala candidata, era inteligente, mona y sensata.
Por otro lado,  la chica que acababa de conocer era increíblemente guapa pero no debía precipitarse, quería primero conocerla y esperar alguna… señal. Era su única esperanza de encontrarla.

Al llegar a clase, Olette llamó a la profesora al pasillo.
Tranquilamente, esta apareció tras la puerta del aula. Era una mujer de unos 30 años, con la piel ligeramente oscurecida. De su cabeza caía una melena corta de color moreno casi cobrizo y le miraba con unos atentos ojos negros.
-Profesora –dijo Olette con mucha confianza-, este es Alex. Acaba de mudarse a Villa Crepúsculo y quería entrar en nuestra escuela.
La profesora le miró detenidamente. Alex se preparó mentalmente para comenzar a usar su poder y debilitarle el corazón. De este modo quizás le dejara entrar por la gorra en clase y sin pedirle ningún papel de identificación.
-¡Claro, solo relléname esta hoja y punto! –Dijo esta antes de que Alex pudiera usar su poder.
-¿En… serio? –Alex estaba muy sorprendido de su reacción. Miró la hoja detenidamente para ver si pedía DNI o similares.
Nada. Lo único que pedía era el nombre, alguna dirección y poco más.
«Dirección» Pensó.

La clase resultó increíblemente divertida. Les explicaron cosas curiosas y útiles como por ejemplo cómo hacer ciertas piruetas en monopatín o cómo curar rasguños.
Y no solo eso, Olette y toda su pandilla era muy simpática y le acogieron enseguida.
Por primera vez en su vida, no quería que la clase terminase nunca. Pero los problemas vinieron nada más terminar la última hora.
Mientras recogían las mochilas, la profesora se acercó a Alex, el cual estaba hablando con Kairi.
-Alex, se te ha olvidado escribirme tu dirección.
 -Ah! Bueno respecto a eso… -Alex bajó la cabeza como avergonzado mientras intentaba pensar un plan para escapar de esa.
-Porque… tienes casa ¿Verdad? –dijo la profesora preocupada.
  Lentamente, Alex negó con la cabeza. Y justo cuando la profesora estaba cojiendo aire para decir algo, Kairi la interrumpió:
-¿Puede rellenártela mañana?
-Eh… sí, claro que sí, pero si para mañana no tienes donde vivir, tendremos que avisar al alcalde.
Sin decir nada más abandonaron la clase.
-Kairi, yo… -por alguna razón Alex se sentía muy mal. Aquella chica le atraía muchísimo, y acababa de quedar como un indigente ante ella.
-No te preocupes, te ayudaré a buscar un lugar –dijo la chica sonriente.
  Cuando vio aquella sonrisa, Alex sintió que los pies se le derretían.
-Gr… ¡Gracias!

Aquella misma tarde, la pandilla entera se reunió en “El lugar de siempre”.
-¿Una casa? –preguntó Olette.
-Bueno si, un lugar donde subsistir, ya sabéis.
  Hayner, Pence y Olette se pusieron a pensar.
-¿Qué me decís del almacén abandonado de aquí arriba? –preguntó Hayner
-Imposible. –Respondió Pence- Al parecer Wantz lo ha comprado para meter allí mercancía. Además ese lugar no tiene baño ni cocina.
-¿La mansión abandonada? –preguntó de nuevo Hayner.
-Tío, por nada del mundo viviría allí, además te recuerdo que está cerrada.
Tras la segunda negativa de Pence, los tres siguieron pensando.
-Me parece –concluyó Olette desanimada tras un rato- que no hay ningún sitio…
-Bueno en realidad… -dijo tímidamente Kairi- hay un sitio pero… no sé si vas a querer.
Alex, el cual empezaba a sentirse mal por todo aquello, le preguntó:
-¿Tiene tejado?
-Si… -respondió Kairi.
-¿Cuatro paredes?
-Si…
-¿Baño? ¿Cocina? ¿Cama?
-Si…
-Entonces con eso me sobra. ¿Dónde es?
Kairi miró a Olette.
-¡Oh! –Dijo la chica interpretando la mirada de Kairi- No había caído en ese lugar pero… ¿Estás segura?
 -¿Qué? –Alex comenzó a preocuparse- ¿Qué ocurre? ¿Tiene cucarachas?
-¿Cucarachas?-preguntó Pence- ¿Qué es eso?
-…Nada… -respondió Alex sorprendido. Bueno, ¿Me decís que pasa con ese lugar?
-Ese lugar es… -concluyó Kairi- Mi casa.
Hubo un momento de silencio.
-¿Qué? –preguntó asombrado Hayner.
-Bueno, en realidad no es mi casa, es de Olette pero es donde me deja vivir, y bueno supongo que sería muy egoísta por mi parte no dejarte vivir allí por eso he pensado que… -nadie dijo nada- Ya sabéis ¡Hay que compartir! –dijo con una sonrisa forzada.
-Esto… la verdad es que… -Alex tuvo que esforzarse por no esbozar una sonrisa ante la idea de vivir con Kairi- Por mí no hay ningún problema. Si a ti realmente no te importa…
-¡Cla-Claro que no!
-Entonces… parece que el tema está zanjado –dijo Olette.

Informe I:
El espacio, las armas y los incorpóreos.

Ahora que me estoy asentando en Villa Crepúsculo, los de la Organización han comenzado a llamarme para realizar algunas misiones, casi todas relacionadas con proteger a los sincorazón o destruir a muchos objetivos. Supongo que ahora soy un poco marioneta pero si es el precio de he de pagar por estar con mis nuevos amigos… que así sea.
Ya que paso bastante por el cuartel, he decidido  dar uso a una biblioteca que tienen para poder intentar explicar algunos fenómenos que rompen, por lo pronto con las leyes de la física.
Es bastante arriesgado, pues la escusa de “Estaba investigando la ciudad” pronto dejaría de funcionar, Villa Crepúsculo no es tan grande…

En primer lugar he investigado acerca de los mundos. ¿Cómo puedo haber viajado de un mundo a otro en apenas unos segundos? ¿Qué son los portales oscuros?
Respecto a lo que he descubierto, al parecer existe “Otra dimensión”, cuyo nombre es “Gumi”.
Cuando mirábamos por los telescopios, veíamos a otros planetas sin vida, a millones de kilómetros. Pero al parecer esa es una vista “falsa”. Realmente existen esos otros planetas, como Júpiter o Saturno, pero no son unos mundos.
Al leer estos libros he descubierto la enorme diferencia entre planeta y mundo.
En primer lugar deberemos saber diferenciar entre la “dimensión”  (si es realmente esto) simple y la gumi.
Al mirar por el telescopio a simple vista veíamos la dimensión simple. Pero si pusiéramos algún tipo de lente al telescopio que nos permitiera ver la dimensión gumi, veríamos mundos están muchísimo más cerca de lo que parece. Igualmente, he llegado a la conclusión de que en esta “dimensión gumi” la gravedad no existe. Obviamente existe una gravedad dentro del mundo en sí, si no en Villa Crepúsculo iría flotando en vez de andando, pero los diferentes mundo no se ven atraídos los unos por los otros, por lo que en ningún momento chocarán pese a su cercanía. Ambas dimensiones están más o menos unidas de alguna forma pues cuando un mundo desaparece también lo hace una estrella en la dimensión simple. ¿Esto es porque mundo/estrella están relacionados o porque el mundo ES la estrella? ¿Y si la dimensión gumi y la simple son la misma? Quizás la diferencia sea que cuando tú te mueves unos centímetros en la gumi, te estés moviendo miles de millones de kilómetros en la simple. Eso explicaría el porqué cada mundo tiene un sol y unos planetas propios…
No sabría responder a eso y además me liando asique lo dejare como está.


Estos mundos son de todas las formas y colores. Incluso, algunos son partes de otro mundo mayor y lo más interesante de todo, algunos son otros mundos en otros tiempos. Es decir: El tiempo es un mundo en sí mismo. Con esto, he llegado a la determinación de que existen infinitos mundos repartidos en infinidad de sitios.
Dios, todo esto empieza a levantarme dolor de cabeza…
Respecto a los portales oscuros, la explicación que se me ocurre es bastante simple:
Unen dos puntos lejanos a través de una puerta temporal. No he podido investigar mucho más acerca de ellos,  pero tampoco me importa pues esta respuesta tan simple satisface mi curiosidad.

Por otro lado, también he decidido investigar el porqué a los mundos donde voy a luchar, la gente es capaz de dañar a los sincorazón y en mi mundo, en cambio, las armas de fuego eran inefectivas.
La teoría inicial con respecto a este suceso es que las armas de fuego resultan tan mortíferas por el hecho de dañar los órganos vitales de los objetivos, los cuales fallecen por un fallo orgánico o por desangramiento. Pero en los sincorazón es diferente, no tienen órganos vitales que dañarles ni sangre que perder. Son simple y profunda oscuridad, nada más. Entonces, quizás los sincorazón desaparecen cuando sufren un elevado número de golpes contundentes o profundos como los de las espadas que he visto dañarles, o a veces a simples puñetazos.  Otra cosa a la que también resultan débiles es a la magia y en especial a la de la luz, pero estos conocimientos no existían en Gaia.

En un principio, esta teoría me cuadraba perfectamente, pero cuando estaba terminando de investigar, encontré algo bastante interesante. Por lo visto estos seres de la oscuridad son débiles al corazón, pues según he leído cuanto más fuerte es tu corazón, más mayor es tu poder. Y es en este ámbito donde descubría algo asombroso:
Uno de los informes que consulté hablaba sobre un arma especialmente efectiva contra los sincorazón. El texto la denominaba “Llave espada” y por lo que se ve esta va empuñada por un portador elegido por su fuerza de corazón. En pocas palabras: la llave espada escoge al corazón más fuerte. ¿Conclusión? Si cogemos al corazón más fuerte (Y por tanto más efectivo) y le damos el arma más poderosa de todas creamos una autentica máquina de exterminar sincorazón… Parece bastante interesante esta arma y la analizare con más detalle en otra ocasión pero ahora debo centrarme en las armas normales y… Un momento… “Llave espada”… Lo he oído antes… … … … … ¡El arma de Roxas! Así es como las llaman: “Llaves espada”, pero… ¿Dos? ¿Hay más de una? Y lo más extraño: ¿Cómo puede llevarlas Roxas? Ella escoge al corazón más fuerte pero Roxas… ni siquiera tiene corazón.

Tras pensar un rato he llegado a una conclusión final:
La respuesta correcta no es ni la teoría uno ni la dos. Son ambas. Cualquier arma puede dañar a un sincorazón, simplemente debes poner tu corazón en ese arma, transmitirle tu poder y esta dañará a la oscuridad. Las armas de fuego resultaron inútiles debido a que los que disparaban no ponían su corazón al disparar, aunque es lógico. Una pistola no es una verdadera arma, no es una extensión de ti como lo es una espada y lo que pones para dispararla no es tu corazón, si no tu cobardía. Una lucha a tanta distancia… tu vida no depende de tu pistola, depende de dónde te escondas para disparar y el uso masivo que se ha dado de ellas les ha hecho perder su… “Esencia” cuanto más única es un arma, más corazón pones en ella. Si usas un arma que tiene más de mil millones de personas… no tienes nada. Muy poca gente posee una pistola única en el mundo por tanto, muy poca gente pudo defenderse de los sincorazón.

Esta nueva teoría hace encajar todos los engranajes menos uno: Nosotros.
Los incorpóreos somos capaces de destruir sincorazón (Yo mismo he destruidlo a muchos que no estaban de nuestro lado) y sin embargo no tenemos corazón que poner para destruirlos.
La explicación es sencilla, el corazón no es algo imprescindible, sino un… complemento. Un complemento que aumenta en más de un 1000% tu poder. Los incorpóreos hemos liberando el poder de nuestro corazón y lo hemos distribuido por nuestro cuerpo, lo cual nos hace unos seres increíblemente poderosos de base, pero sin un complemento como el resto, no sobresalimos especialmente. Esto además explica la existencia de diferentes clases, desde los umbríos (gente con corazones débiles) hasta los de la organización (gente con corazones muy fuertes). Por tanto si un incorpóreo recobrase su corazón su poder sería… increíble.

Creo que por ahora es suficiente. Más adelante averiguaré el que es la llave espada y el porqué Roxas puede llevarlas si no tiene corazón… aunque esto último, que Roxas no tiene corazón, quizás… también sea algo debatible…



7: Naminé

Los primeros días fueron algo difíciles tanto para Kairi como para Alex. Para ella era una situación extraña a la vez que divertida. Para él, era un sueño hecho realidad.
La casa era suficientemente grande para los dos y aún les sobraba el espacio, lo cual, unido al hecho de que ni el uno ni la otra tenían mucho para traer, pues se fueron con las manos vacías, suavizó muchísimo el panorama.
Entre los dos se repartieron las tareas de la casa:
Nada más llegar entre ambos se preparaban algo para comer, más tarde uno recogía la cocina y limpiaba la mesa mientras el otro se encargaba del suelo, y los fines de semana se dedicaban a limpiar el polvo. Llevaban ya tres semanas así y aún no habían tenido ningún problema entre ambos, a decir verdad cada minuto que pasaban juntos se atraían más.
«No cabe duda… esta es la chica de mis sueños» Pensaba Alex cuando la miraba.
«¿Será él aquel chico? Pero… se supone que yo nunca he estado aquí» Pensaba Kairi.
Todo era perfecto… salvo un detalle.

-Vamos, te esperan –Alex se encontraba en la torre de la estación observando silencioso y solitario la enorme luna llena que iluminaba toda la ciudad, cuando un portal oscuro se abrió a sus espaldas y de él emergió Roxas.
-¿No es tranquilo? –respondió Alex ignorando la orden.
Recelosamente, Roxas se asomó al bordillo y observó aquella ciudad intentando comprender el porqué aquel soldado de la Organización la defendía con tantísimo coraje.
Realmente era una vista gratificante. Las luces de la ciudad se extendían por todas partes y se respiraba una gran tranquilidad en casi todas las calles. El viento, suave y frío rozaba tiernamente la faz de Roxas y el influjo de aquella enorme luna  transmitía, a aquellos que podían sentirlo, una extraña y gratificante sensación.
-No está mal –respondió sentándose a su lado.
Durante unos segundos ambos quedaron en silencio observando el panorama.
-Asique… -dijo el miembro número XIII- esta es la ciudad por la que vendiste tu mundo.
-Más que por la ciudad, por uno de sus habitantes.
-Ya, ya… he oído tu historia pero… si tanto buscas a esa chica ¿Por qué no simplemente le preguntas a Axel quién es? ¿No fue él quien la trajo?
-Muy sencillo. No necesito que me lo diga nadie. Simplemente, ya la encontraré con mis propios medios, si no lo hiciera así… sentiría que no me la merezco.
-Qué estupidez –Roxas se incorporó y abrió un portal oscuro- Vamos, te esperan.

El día siguiente pasaría muy rápido para ambos. La clase fue bastante divertida y pasaron toda la tarde jugando con Hayner y los demás.
Pero la noche en cambió sería mucho más lenta.
A eso de las once en punto, Kairi decidió acostarse para poder estar bien descansada al día siguiente, pese a que era viernes noche.
En cambio, Alex, pensó que no vendría mal darse un garbeo por la ciudad. Pese a que “oficialmente” había explorado varias veces la ciudad, en realidad lo único que hacía era ir a otros mundos como soldado de la Organización.

Paseó lentamente por la plazoleta del tranvía la cual se encontraba un poco solitaria a excepción de algunos grupos de amigos a los que Alex saludó alegremente.
Al final de la plazoleta, Alex se percató de algo que vio hace tiempo pero que en su momento no le preocupó:
En el muro que rodeaba el pueblo, había una gran rotura de un tamaño más que considerable, y tras ella se extendía lo que parecía ser un bosque.
Sin pensarlo dos veces, el joven atravesó el muro y caminó entre los enormes árboles.
Apenas había andado unos cien metros y el bosque dio lugar a un claro donde encontró algo que no se esperaba encontrar.

Una enorme mansión se erguía imponente en mitad de aquel bosque, la cual por desgracia parecía encontrarse en un estado un tanto ruinoso.
Protegiéndola, un muro de piedra y una puerta de hierro con una gran cerradura en el centro impedían el paso a los curiosos como Alex, pero por suerte para él, el chico no era un curioso cualquiera.
Se acercó a la puerta e intentó abrirla con un fuerte meneo. Cerrada.
A juzgar por su ruinoso estado y por su hermética seguridad, Alex supuso que allí no debía vivir nadie.
El incorpóreo miró a su alrededor: Vacio, al menos a simple vista.
Con un movimiento de mano, el incorpóreo abrió un portal delante de él que llevaba al otro lado de la verja.
-¡Fácil! ¡Fácil! –se dijo para sí cuando atravesó el portal.
Con demasiada tranquilidad, el descuidado joven atravesó el jardín que se interponía entre la puerta y él. Pero cuando estaba a mitad de camino se percató de algo:
En la ventana del primer piso del ala derecha Alex vio lo que parecía ser una silueta.
Al verla se paró en seco y enfocó hacia aquella posición.
Y allí estaba. Tras el ventanal, silenciosa, una chica rubia le observaba.
«¡Mierda!» Pensó «¡No estaba vacía!»
Pero antes de que Alex pudiese pensar una solución a aquel problema otro se le vino encima.
De la nada un encapuchado, arma enarbolada, le saltó encima. Por suerte, el joven supo reaccionar a tiempo y pudo esquivar por muy poco aquel ataque.
Recobrando el equilibrio, el misterioso agresor retomó la ofensiva y Alex esquivó como pudo aquellos ataques. Cuando el misterioso desconocido se detuvo un momento, el incorpóreo aprovechó para ponerse en posición de batalla aún sin arma.
-¿¡Y a ti qué coño te pasa!? –preguntó este.
-¡¿Cómo?! –El encapuchado tenía una voz bastante joven- ¿¡Cómo nos habéis encontrado tan pronto!?
-¿Eh? –Alex no entendía a que venía aquello.
-Malditos incorpóreos… -el agresor levantó su espada con una oscura y misteriosa forma hasta ponerla por encima del hombro, dispuesto a atacar.
-¿Cómo…? ¿Cómo lo has sabido?
-Já, es fácil sentir vuestra esencia –el desconocido miró a su alrededor-. ¿Dónde están?
-¿Quiénes? –Preguntó desafiante
-Los umbríos, los trepadores o los otros miembros de la organización. ¿O vas a decirme que has venido tu solo? ¿Tan ingenuo eres?
-No sé de qué me hablas… Alex estaba realmente perdido en aquella situación.
  Repentinamente, tras el encapuchado se abrió un portal oscuro y de él salió un hombre cubierto de la cabeza a los pies por ropajes rojos. Su máscara solo dejaba ver un ojo  marrón intenso y su mera presencia ya imponía bastante.
-¿Qué ocurre? –preguntó el nuevo desconocido.
-La organización.
-¡Que no soy de la Organización! –gritó Alex.
El nuevo desconocido se le quedó mirando en silencio.
-Pero eres un incorpóreo –dijo este.
En respuesta a esto, Alex simplemente apartó la mirada como avergonzado.
-¿Insinúas…?  -el hombre cubierto de rojo avanzó firme hacia el incorpóreo- ¿…que eres un incorpóreo que mantiene su cuerpo y no perteneces a la organización?
-No exactamente… Yo… -Alex sabía que no debía decir aquello pero quería evitar a toda costa la batalla por si atraía la mirada de algún conocido, en cuyo caso su perfecta vida se vería destruida- Yo soy un incorpóreo “artificial”.
Nadie dijo nada.
-Yo… -continuó- Mi corazón… me lo quitó Xemnas manteniendo el cuerpo intacto.
Tras unos segundos de silencio, el desconocido de rojo dijo:
-Ya veo… por lo visto Xemnas sigue siendo tan temerario como de costumbre…
  Mientras los encapuchados discutían algo en baja voz, Alex se percató de la presencia de una cuarta persona. La misteriosa chica rubia que le observó desde la ventana, se encontraba ahora en la puerta de la mansión, expectante.
Alex se fijó en ella y cuando lo hizo se quedó anonadado:
Sus cabellos eran rubios, hermosos y de una forma parecida a la de Kairi. Sus ojos azules profundos e incluso… tristes. Y su figura, cubierta por un suave vestido blanco era fina y hermosa.
 Al ver al incorpóreo tan absorto, los dos encapuchados dirigieron sus miradas a donde apuntaba la suya.
-¡Naminé! –Gritó el segundo encapuchado- ¡Te he dicho que no salgas de tu cuarto!
-Pero él… -replicó la chica.
-Maldita bruja ¿Por qué eres siempre tan desobediente? –la cortó el hombre cubierto de rojo mientras la agarraba violentamente.
-¡HEY! –Gritó Alex mientras invocaba su arma- ¡Suéltala!
Ante esta reacción, los tres se quedaron anonadados. El segundo encapuchado, el cual parecía mayor que el primero, miró fijamente a los ojos de Alex, los cuales desprendía una llama invisible.
Y, de repente empezó a reírse.
-Esto puede ser interesante… Naminé-dijo autoritariamente-, ve a tu habitación por favor.
La chica asintió lentamente y tras mirar por última vez a Alex, se dio la vuelta y subió por unas escaleras.
-Ese maldito insensato de Xemnas avanza muy rápido… si no nos damos prisa, no podremos detenerle –dijo el enmascarado al primer encapuchado.
-Vosotros… ¿Odiáis a Xemnas? –preguntó sorprendido Alex mientras bajaba su espada.
-¿Odiar? El no es un ser que pueda ser odiado pero… Sí, es nuestro enemigo.
-Y no te voy a dejar chivarte –amenazó el encapuchado de negro preparándose de nuevo para el ataque.
-En ese caso… -Alex estaba ahora muy serio y tranquilo-… Dejadme ayudaros.
Ambos desconocidos reaccionaron sorprendidos.
-A mi me suena a intento desesperado de librarse de la paliza que le voy a meter.
-Espera, Riku –el hombre enmascarado en cambio parecía más interesado en el trato del incorpóreo- ¿Y por qué quieres destruirle? Si puede saberse.
Alex medito durante un segundo has donde podría contar, y tras hacerlo, decidió contarles el cómo sumió su mundo en la oscuridad a cambio de aquello.
-¿¡Vendiste tu mundo por convertirte en… eso!? –El denominado Riku parecía muy furioso.
-En cierto modo… sí. Y créeme, no me arrepiento en absoluto –le respondió Alex con una mirada seria y profunda.
-Eso no explica el por qué quieres derrotarle –respondió en encapuchado.
-Puede que sea lo suficientemente estúpido como para dar mi mundo por fines egoístas, pero no lo soy tanto como para no darme cuenta del plan de Xemnas a la larga. No sé que planea exactamente, no se cual es su objetivo final concreto pero si sé una cosa: Esta relacionado con los mundos. He sido soldado de la Organización bastante tiempo ya y se como hacen las cosas, necesitan corazones, muchos además y sé que los mundos poseen corazones por sí mismos. Dentro de poco Xemnas comenzará la verdadera caza de corazones, aún no ha podido pues le falta un… “arma” o algo así he oído, pero en cualquier caso, en cuanto consiga lo que le falta estoy seguro comenzará a tomar muchísimos corazones incluidos los de los mundos y este no será una excepción. Al fin y al cabo, no creo que le tenga ningún tipo de respeto a la promesa que me hizo de no tocar este mundo.
-En ese caso –concluyó el hombre de rojo tras una meditación- tus manos serán bien recibidas en nuestra causa.
-¡DiZ! –protestó el encapuchado.
-Dentro de una semana ven a esta misma hora –respondió el susodicho DiZ ignorando a Riku.
Sin decir nada más y antes de darse la vuelta para regresar a la ciudad, Alex miró nuevamente a la ventana buscando el rostro de aquella misteriosa chica.

-¿Estás seguro? –Preguntó Riku cuando ya el incorpóreo no les podía oír.
-Sí. No te preocupes, el no es más que un pobre iluso.
-¿A qué te refieres?
-El objetivo de la organización no son los mundos, pero si consiguen ese arma…
-¿La llave espada?
-Quizás, aunque no termino de comprender bien él porque…
-Aún así esa no es justificación para aceptar su confianza.
-Pese a que se equivocara en lo de los mundos, si llevaba razón en algo…
Riku le miró sin saber a qué se refería.
-Xemnas terminará por traicionarle.

8: Contigo

A la mañana siguiente todos durmieron, como era costumbre en los sábados, hasta casi la hora de comer.
-Ayer regresaste tarde –dijo Kairi mientras preparaba la mesa para comer aún en pijama- ¿Al final quedasteis o algo?
 -Que va, simplemente di una vuelta –respondió Alex algo apresurado sin saber que inventarse.
 -En cualquier caso creo que esta tarde vamos a la playa, a Hayner le apetecía mucho.
-Por mi genial –respondió el incorpóreo con una sonrisa mientras cocinaba los macarrones.

Durante toda la tarde Alex procuró no darle vueltas a la cabeza sobre lo que ocurrió la noche pasada y se distrajo haciendo aguadillas a Pence, Hayner e incluso Kairi durante toda aquella tarde.
Ya en casa, a eso de las 12 de la noche, Kairi y Alex se sentaron en un sofá a descansar de aquel agitado día. El salón donde se encontraban era la sala donde más tiempo solían pasar. Era una habitación bastante grande decorada con algunos adornos que ellos mismos habían obtenido y algunos otros que les prestaron sus amigos. En el centro había una mesa cuadrada muy grande que solían usar para comer o para estudiar juntos, tras esta una gran chimenea chisporroteaba y en la pared continua, una gran ventana daba vistas al solar deportivo.
-¡Mierda! –Gritó inesperadamente el joven -¡Me he olvidado la mochila en clase! ¡¡Y el lunes tengo que entregar los deberes!!
La reacción de Kairi fue estallar en carcajadas.
-¡Oye, no te rías!  -dijo Alex preocupado- Me van a echar una buena bronca…
-No… no te preocupes –respondió Kairi intentando dejar de reírse- Vamos ahora a por tu mochila y punto.
-¿Ahora? ¿Un sábado? ¡¿A medianoche?!
-Si ¿Por qué no?
-¿Estará abierta la escuela?
-Debería estarlo.
-Bueno… por intentarlo…

Así, Kairi y Alex se calzaron y fueron hasta la escuela. Sorprendentemente, al menos para él, la verja del colegio de hallaba abierta y no encontraron ningún problema para entrar en el recinto.
Siguiendo la ruta que seguían todos los días de diario, llegaron finalmente a su aula donde, nuevamente la puerta se hallaba abierta.
-Increíble… ¿Dejáis las puertas del instituto abiertas siempre?
-Si lo piensas bien, tampoco hay mucho que robar. Además si algo pasara, en un pueblo tan pequeño enseguida se cazaría al culpable.
-¿En tu pueblo también dejabais los institutos abiertos?
-¿Pueblo? –Dijo Kairi sin recordar que “Oficialmente” venía de otro pueblo- ¡Ah! ¿Mi pueblo? Erm… si claro.
El incorpóreo, en seguida se dio cuenta de que esa respuesta fue bastante sospechosa, pero decidió no darle importancia.
-¡Hey! Ya que estamos aquí ¿Porqué no subimos a la terraza? Seguro que se está muy bien –propuso Kairi cambiando de tema.

Minutos más tarde, ambos se encontraban atravesando la puerta que daba acceso al tejado.
Al abrirla, una fuerte corriente de viento les acarició el rostro.
-¡Whooooo! –Exclamó Kairi al ver el paisaje –realmente es bonito.
Lentamente, Alex se puso a su lado y miró más allá de la barandilla.
Frente a ellos, se extendía aquel pequeño pueblo. Sobre todas las casas de la zona central se erguía la famosa torre de la estación donde tanto tiempo pasaban juntos, más allá y unido por vías de ferrocarril, la zona de las terrazas casi podía verse con claridad, aunque el edificio no era lo suficientemente alto.
-Al final ha merecido la pena acompañarte hasta aquí –Comentó la chica.
-Gracias por acompañarme.
-No hay de qué. Además… en realidad yo debería darte las gracias a ti.
Al oír esto, Alex la miró muy extrañado.
-Antes de que vinieses y todo eso –continuó Kairi- yo estaba un poco… mal ¿Sabes? No es importante, simplemente… sentía cómo si me faltase alguien.
Alex no sabía cómo responder, lo que sí que sabía era que de su respuesta dependería su futura relación con la que era sin duda la chica de sus sueños. Así pues, se rió levemente, miró al cielo estrellado, se armó de valor y dijo:
-No te preocupes, a partir de ahora estaré contigo para siempre. Cada vez que te miro… –Alex miró fijamente a Kairi-… siento que sería capaz de hacer cualquier cosa con tal de estar a tu lado o simplemente de poder tocarte para demostrarme a mí mismo que eres real, que no eres un sueño. Y… supongo que todo eso es porque… porque… -Alex comenzó a sentir por encima de su estomago un fuerte hormigueo- … Te quiero.
Todo quedó en silencio durante unos segundos, y cada uno de ellos era una punzada de dolor para Alex. Lentamente, Kairi miró al suelo, sonrió levemente y alegre respondió:
-Te he estado buscando.
Con la silenciosa ciudad de fondo, el brillante cielo sobre ellos y la luz lunar iluminándoles, la chica se acercó al incorpóreo, entrecruzó sus dedos con los de Alex, se puso de puntillas para estar a su altura y ambos se fundieron en un profundo beso.
«Luz» Fue lo único que pudo pensar Alex mientras sus labios se unían a los de Kairi. De repente, algo estalló en su interior y se propagó por todo su cuerpo: Felicidad.
El incorpóreo, sin dejar de besar a Kairi, separó sus manos de las de la chica y la abrazó con fuerza, como si no quisiese separarse de ella jamás.

-Está reaccionando -DiZ miraba atentamente una escrituras en la pantalla de su ordenador-, su corazón está reaccionando ante algo y parece que… se debilita.
 -¿Nos estamos quedando sin tiempo? –Preguntó Riku preocupado.
-No debería. Es muy extraño… -El encapuchado pensó durante unos segundos-. De todas formas no hay razón para preocuparnos, no es nada especialmente grave simplemente es… misterioso.

A partir de aquella noche, la vida de Alex era incluso mejor que antes. A su grupo de amigos no les sorprendió especialmente la noticia. «Tarde o tempano algo tendría que pasar» Solían decir.
En clase y en la calle guardaban siempre bastante discreción, aunque la noticia se hizo más que pública enseguida. Su relación no era exageradamente dulce como algunas ni tan frías como otras. Solían besarse en la intimidad o en momentos puntuales, no siempre iban abrazados y nunca quedaban sin el resto de sus amigos.
Aquello era el verdadero paraíso para Alex: Buenas notas, buenos amigos, la chica de sus sueños a su lado e Incluso la organización empezaba a gustarle. Pese a que no compartía sus planes, el poder luchar le relajaba bastante, aunque no le hacía mucha gracia destruir tantos mundos y a tanta gente. Pero era así, ese era el precio de la felicidad y estaba más que dispuesto a pagarlo.

-¿Esta noche saldremos? – Preguntó Olette.
Era la hora de la merienda y todos tomaban tranquilamente su bocata en la azotea de la escuela.
-¡Por supuesto, es viernes! –Respondió Hayner- La pregunta es: ¿Algún plan en especial alguno?
  «Plan… Hoy es el día en el que quedé en ir a aquella mansión» Recordó Alex.
-Podríamos ir a la playa –comentó Pence –Ya empieza a hacer calorcillo.
-¡Por mi perfecto! –respondió el incorporeo. «De esta forma seguro que puedo inventarme algo para escabullirme».
Y tras la aprobación general, todos bajaron de nuevo a clase.

Tras un par de caras de enfermedad y disculpas, Alex se encontraba caminando por el bosque para llegar a la mansión. Ya era el crepúsculo, el cual duraba bastante en aquel lugar y pronto sus amigos también se plantearían el regresar de la playa. Por suerte para él, la casa donde vivía disponía de pestillos en las habitaciones, por lo que cuando Kairi entrara y quisiera ver como se encontraba, no podría abrir la puerta y por tanto no podría ver que la cama estaba vacía.
Tras un rato de paseo, finalmente el incorpóreo llegó a su destino. Atravesó el jardín y la puerta principal sin avisar hasta llegar un enorme y derruido hall.
-Creo que os vendría bien una criada –pese a que parecía que hablaba solo, Alex se había percatado de que a su espalda Riku había aparecido.
Esta vez el chico venía sin capucha, lo que dejaba ver un rostro serio y duro, una melena grisácea y una cinta negra que le tapaba los ojos.
-Hablando de criadas, ese será tu trabajo hoy.
 A Alex se le quitó la sonrisa de la cara.
-¿Criada? Explícate.
-Debemos ir a observar a… “El Sujeto” -DiZ apareció de la nada- pero mientras lo hacemos no queremos dejar sola a Naminé. Podría ser que la organización estuviera tras ella.
-Pero… si yo realmente fuera un espía me lo estaríais poniendo muy fácil ¿Cuál es la trampa?
-Si realmente fueses un espía –continuó Riku- y cuando regresáramos no estuviese aquí Naminé… Sabríamos donde encontrarte y créeme, te arrepentirías.
Divertíos –concluyó en joven abandonando la mansión.
-Jugaremos un parchís –respondió el incorpóreo mientras DiZ y Riku desaparecían en un portal oscuro.
Sin decir nada más, Alex se dispuso a encontrar a aquella chica y protegerla.
-Alex ¿Verdad?
-Wooooo –Alex dio un salto asustado al no saber de dónde venía aquella voz.
Pronto pudo averiguar de dónde. En la puerta de una de las habitaciones del segundo piso, aquella chica rubia con el traje blanco le observaba.
-¡No me des esos sustos!
Naminé rió.
-Disculpa, no era mi intención asustarte.
-Asiqué… tu eres la princesa ¿No?
-¿Princesa?
-Si, bueno vives encerrada en un “castillo” y tengo que ser el caballero que te proteja. Casi es como si fuera un cuento de princesas.
-No soy ninguna princesa –respondió como si no entendiera el juego de palabras.
-Ya lo supongo. ¿Y bien? ¿Qué haces para entretenerte?
Naminé pensó un momento la respuesta.
-No se… dibujo.
-Vaya… has dado precisamente en mi peor campo. Da igual, ya se nos ocurrirá algo.
Alex se acercó entonces a la habitación. Ante él se expandía una gran sala enteramente blanca. En esta, no había muchos muebles salvo una mesa central bastante grande y unos cuantos dibujos colgados en las paredes y en el suelo.
-Vaya… qué… limpia. –Alex se acercó entonces a los dibujos de la pared.
-No lo haces nada mal ¿Eh? –dijo fijándose en un dibujo donde aparecían dos chicos juntos de la mano.
Tras examinar unos segundos todos los dibujos, Alex se percató de que había una figura de un chico castaño repetido en muchos de los dibujos.
-¿Quién es este? –Dijo señalando al misterioso chico castaño- ¿Tu novio?
-¿Eh? No.
-¿Y este? –Dijo Alex señalando a un chico rubio que aparecía en otro dibujo- ¿Es tu novio?
-¿Por qué me preguntas siempre eso?
-No sé, alguno de estos tendrá que ser tu novio.
A Naminé le sorprendió esa respuesta.
-¿Novio?
-Ya sabes, alguien que te cuide, te proteja, te quiera… esas cosas.
-Yo… no tengo a nadie así.
-¿En serio?
-¿Te extraña?
-No se… eres rubia, ojos azules, mirada angelical… guapa. En mi clase no hubieras pasado ni 5 minutos sin que todos los tíos se te declarasen, de hecho, no hubieras pasado ni 10 segundos sin que Miguel se te declarase.
Al recordar a Miguel Alex miró a la oscuridad de la noche que reinaba fuera y  sintió un poco de algo que parecía ser añoranza. Pero al recordar que ya no tenía corazón ignoró aquel falso sentimiento.
-Tú vives allí ¿No? –cambió de tema Naminé señalando a Villa Crepúsculo.
-Así es. Es un buen lugar, podrías venir.
-Ojala pudiera pero me temo que DiZ no quiere que me escape.
-No te estás escapando, solo podrías ir un rato y volver. Seguro que aquí sola te amargas muchísimo.
-Díselo a él. Jamás permitirá que la bruja que tanto necesita desaparezca.
-¿Bruja?
-Así es como me llama él.
En ese momento Alex perdió bastante aprecio al cada vez más borde DiZ.
-No dejes que te llame eso –respondió muy serio-. Escúchame bien Naminé, tú no eres ninguna bruja, de hecho pienso… ni siquiera eres un incorpóreo.
  Aquella respuesta sorprendió mucho a la chica.
-Pero eso es imposible –dijo perdiendo las pocas esperanzas que Alex había infundado en ella-. Yo no tengo corazón.
-Mentira –respondió firme el incorpóreo-. Te he visto poner una mirada triste, te he visto sonreír e incluso te he visto añorar. Sé que solo nos conocemos desde hace unos minutos pero… No me cabe ninguna duda, tienes un corazón.
  Entonces Alex se dio cuenta de que estaba mirando fijamente a los ojos semi-húmedos de Naminé, se dio cuenta de que no era capaz de quitarle la mirada y, mientras recordaba interiormente su soledad y lo mal que la trataban no se dio cuenta de que poco a poco iba agachándose hasta que finalmente sus labios y su brazos se entrecruzaron en un beso.
 



9: Sueño

Naminé estaba abrazada fuertemente a Alex en silencio mientras este intentaba asimilar lo que acababa de pasar. Apenas era un desconocido y ya estaban así, abrazados.
«Realmente está sola…» Pensó el incorpóreo.
La primera reacción del joven fue la de empujarla hacia atrás y explicarle que no podía estar con ella, pero al mirarle la cara Alex era incapaz de decírselo. Durante todo ese tiempo aquella chica había soñado con amigos, alguien que le hiciera algo de caso, alguien que no la tratara como basura, alguien que la protegiese…  Y él era ese alguien. Apenas veinte minutos de conversación, unas palabras bonitas y ya pensaba que él era el chico que buscaba. No podía decirle que no, no podía hundirla de nuevo… pero tampoco podía hundir a Kairi.
Armándose de valor, suavemente se separó del cálido roce de su piel y evitando mirarla a los ojos comenzó:
-Naminé… yo… lo siento pero…
-Por favor –dijo ella cortándole- solo aquí, solo esta vez. Déjame sentir que le importo a alguien, por… favor.
El rostro de Naminé casi parecía lloroso, su voz era suave y tímida y sus ojos le miraban fijamente.
Alex no pudo evitar cruzar la mirada con la suya y ante tan argumentación, la débil fuerza de voluntad del incorpóreo se vio desmoronada.
Así, abrazándola con más fuerza le dijo suavemente:
-No te preocupes Naminé, claro que me importas y en cuanto conozcas a más gente también les importarás a ellos. ¿Por qué no sales por el pueblo, eh? Allí podría presentarte a mis amigos y apuesto a que les caes bien y…
-No puedo hacerlo –la incorpórea volvió a cortar secamente a Alex- DiZ jamás me lo permitiría…
Alex se dio cuenta de que aquello podría ser verdad e intentando seguir dándole ánimos dijo:
-… En cualquier caso, nunca olvides que estaré siempre cerca de ti.
Arriesgadas palabras para una chica que apenas conocía, arriesgadas palabras para alguien que se suponía que no tiene corazón pero para esa chica que tanto había sufrido, en aquel momento, todo valía.

-Parece que sabe protegerla.
Tanto Riku como DiZ acababan de regresar a la mansión abandonada. Nada más llegar, subieron al primer piso para comprobar que Naminé seguía allí.
Y así era.
En la habitación de Naminé, en la cama, abrazados, los dos incorpóreos dormían plácidamente.
-Cualquiera pensaría que… -comenzó Riku.
-No digas estupideces, es imposible –le cortó DiZ-. Sabes de sobra que no tienen corazón.
-En cualquier caso ¿Qué hacemos? ¿Le despertamos?
-Haz lo que te plazca.
Riku miró la cara de la dormida Naminé. En ella pudo ver un atisbo de felicidad, o algo parecido ya que ella no podía sentir eso. Y apiadándose de aquella pobre chica, cerró lentamente la puerta y se fue tras DiZ.
-¿Y bien? –preguntó Riku una vez se sentaron delante del ordenador donde siempre estaba DiZ- ¿Él es al que tenemos que atrapar?
-Eso parece… pero no creo que sea para nada fácil. Ese chico, Roxas, es muy fuerte.
-De eso ya me ocupo yo –repentinamente el semblante de Riku cambió a uno mucho más serio-. Tú preocúpate de tenerlo todo preparado.
DiZ rió.

A la mañana siguiente, Alex se tuvo que marchar corriendo cuando se despertó para llegar a tiempo a su casa antes de ir al colegio. Al hacerlo, procuró no despertar a Naminé, no sabría que decirle ni cómo reaccionar y aunque le pareciera un poco cobarde, se marchó sigilosamente evitando romperle el sueño.
A partir de ese día, durante un par de semanas Alex no recibió ningún tipo de aviso de Riku y DiZ. Siguió con su vida normal y para él perfecta en Villacrepúsculo, hasta que una mañana algo complicaría las cosas:

-¡¡SILENCIO!! –la profesora acababa de entrar en la clase Alex y los demás. Como era costumbre cuando no estaba el profesor, todo el alumnado se revolucionó ignorando los libros y las tareas y prefiriendo la charla e incluso el sueño.
-Muy bien –comenzó cuando consiguió callar a todos sus alumnos-, al parecer a habido un ingreso de última hora y nos ha tocado a nosotros, así qué os pediré, como de costumbre, que al menos durante los primeros días parezcáis una grupo de gente civilizada y no un rebaño de ganado  como soléis parecer.
-¿Un ingreso a estas alturas? –preguntó Alex mientras se balanceaba a dos patas en su asiento.
-Probablemente sea hijo de alguien importante o algo así –comentó Pence.
Tras un gesto de la profesora, lentamente una chica rubia, tímida y con los ojos azules entró en la clase.
Al verla, el incorpóreo dio un respingo que ocasionó que cayera hacia atrás en su vaivén.
Normalmente la gente le miraría o incluso se reiría, pero nadie hizo nada. Todos observaban atentos a la misteriosa chica nueva; los chicos la miraban con los ojos brillantes y los corazones paralizados, mientras que las chicas la miraban asombradas de su discreta perfección.
-Ehm… -la chica estaba bastante cortada por ser la primera vez que asistía a una clase y las miradas de sus nuevos compañeros no la ayudaban-. Mi nombre es Naminé y… ehm… es un placer conoceros –concluyó con una ligera reverencia.
Un segundo más tarde, todos los chicos de la clase se levantaron de golpe aplaudiendo con todas sus fuerzas mientras gritaban: ¡¡BRAVO!!
-Parecen majos –comentó Naminé a su nueva profesora.
-No, hija no. Están en la edad. Y ahora siéntate allí atrás, al lado del idiota que acaba de caerse.
Alex no podía creer los que había oído. De todos los sitios de la clase tuvo que tocarle justo a su lado.
-¡Ah! Y ya de paso –dijo la profesora-, ¡Alex! Enséñale la escuela.
-¡Cla… Claro! Por favor, sígueme.

Como si nada ocurriera, los dos chicos salieron del aula y, silenciosamente avanzaron por el pasillo.
-Me alegro de volver a verte. –Fue Naminé quien rompió el hielo de la conversación.
-Yo también me alegro mucho pero… este no era un buen lugar –respondió Alex intentando sonreír.
-No te preocupes.
Alex la miró sorprendido.
-Comprendo que no quieras estar conmigo –dijo la joven sonriendo.
-¡No te equivoques! –Alex parecía molesto- ¡Claro que me gusta estar contigo es solo que aquí… esta… Kairi y…
En ese instante el incorpóreo dio por hecho que acababa de invocar una auténtica tormenta. Sabía que ahora Naminé se molestaría y que probablemente se fuera enfadada y quizás, si tenía muy mala suerte, antes de marcharse le contara a Kairi la verdad, en cuyo caso pasaría algo similar con esta.
Pero lo que Alex no sabía era que Naminé no era para nada ese tipo de chica.
-¿Y qué pasa?
Al incorpóreo le sorprendió muchísimo esta pregunta.
  -Pues… que me gusta y… ya sabes.
  Naminé no parecía entender lo que quería decir.
-¿Crees que me importa? –Dijo finalmente la chica- Me da igual que te guste. Me parece genial y me alegro por ti. Tú has sido el único que me ha tratado bien y al único que parece que le importo un poco… Y es extraño ¿Sabes? Por alguna razón cuando estoy cerca de ti me siento… bien y tengo una extraña sensación que me gusta y por eso yo lo único que quiero es estar contigo y hacer amigos como me dijiste. No me importa que te guste Kairi, no sé qué tiene que ver, podemos ser amigos los tres ¿No?
-No exactamente… Claro que podemos ser amigos pero simplemente no podemos… besarnos  o abrazarnos en público.
-Bueno ¡Pues lo haremos en secreto! –En ese momento, Naminé lo tapó suavemente la boca con el dedo y se acercó al incorpóreo con intención de juntar sus labios.
Cuando el incorporeo vio a Naminé acercarse lentamente, el corazón se le aceleró a mil y deseó con todas sus fuerzas volver a besar aquellos delicados labios, poder abrazar aquella suave figura y poder fundirse con ella una vez más… pero sabía que no debía. Justo cuando estaba a unos centímetros, Naminé recapacitó un momento y miró la cara medio asustada del joven- A no ser… que tú no quieras claro.
«Pobre chica» Pensó el incorpóreo «Realmente estaba sola y ahora… Debería arreglar esto, simplemente no está para nada bien. Pero… ¿Y si la quiero más a ella que a Kairi? Kairi es perfecta en todos los sentidos pero… ella también. Además Naminé… me necesita, necesita a alguien que la trate bien, que la proteja… Esto no está bien, yo nunca he sido un traidor pero…
-¿Alex? –preguntó la chica
El incorpóreo la miró fijamente a los ojos y sin previo aviso le pasó la mano por la espalda y la empujó hasta él, donde finalmente la besó.
 A Naminé aquello le pilló de improviso, pero tras darse cuenta de lo que había ocurrido le abrazó con fuerza y disfrutó de aquel beso que tanto le gustaba, aquella sensación de fusión con Alex y aquel abrazo del chico que aunque no lo supiera,  tanto amaba.
Tras unos segundos, forzándose a sí mismo, el incorpóreo retiró la cara y miró a otro lado como si estuviese avergonzado.
-No… -dijo- Lo siento Naminé… no puede ser. Fuera de la mansión no soy un incorpóreo, ni un miembro de la organización, no conozco a ningún DiZ. Fuera de esas paredes yo soy un simple chico normal ¿Entiendes?
-Entiendo –respondió la joven sin enfadarse ni irritarse-. No te preocupes, no lo volveré a hacer.
-Esta vez… no ha sido tu culpa. Discúlpame tú a mí y bienvenida a nuestra escuela, Naminé.

A la salida del colegio, a la altura de la calle del mercado, el grupo de amigos tuvo que separarse como de costumbre en una bifurcación. Por uno de los caminos, Alex, Naminé y Kairi hablaban animadamente sobre las primeras impresiones de Naminé. Cuando llegaron a la plazoleta del Tranvía, Alex le dijo a Kairi:
-Ve yendo tú a casa mientras yo acompaño a Naminé a la mansión, no vaya a perderse. Así ya de paso empiezas a hacer la comida, porfa.
-Te recuerdo que la comida es tu trabajo.
-Ya, pero te recuerdo que el otro día tuve que limpiar yo por la mañana porque querías dormir mas.
Ante esto, Kairi se resignó con una afirmación.

El camino hacia la mansión lo pasaron hablando sobre algunas trivialidades y sobre la escuela. Una vez llegaron a la puerta principal, Naminé la abrió lentamente y ofreció el paso a Alex el cual, aceptándolo, nada más entró en el enorme hall, cerró la puerta, tiró del brazo de Naminé, y la besó apasionadamente.
 La chica se quedó muy sorprendida por esta reacción y tras empujar suavemente a Alex
le preguntó:
-¿Pero no dijiste…?
-Dije –respondió el incorpóreo – que fuera de la mansión no era ni un incorpóreo ni te conocía de nada. Fuera de la mansión.
Ante aquella argumentación y la sonrisa dibujada en el rostro del incorpóreo, Naminé no pudo resistirse ni reclamarle y en silencio volvieron en donde se quedaron.

-¿Qué misión me toca? –Alex acababa de llegar al cuartel general y nada más hacerlo se acercó a Xemnas, el cual estaba mirando atentamente por uno de los enormes ventanales.
-Directo al grano ¿Eh?
Alex no respondió nada.
-Esta será tu primera misión realmente importante, espero que estés preparado.
-Ese es mi problema, tu solo dime qué mundo debo destruir.
-Te veo un poco… irascible… ¿Quizás no todo te va bien?
-Te agradezco tu preocupación-respondió Alex con una falsa educación-, pero no creo que quieras oír lo problemas de un adolescente ¿Qué mundo?
  Xemnas rió. –No es  ningún mundo, no esta vez. Se trata de una parte de gran importancia en nuestro plan y he decidido darte una oportunidad de mostrar tu lealtad. No es nada personal, es que hace poco tuvimos unos… problemillas con algunos miembros.
-No gano nada traicionándoos pero si así te quedas más tranquilo… ¿Qué debo hacer?
-Es muy simple. Necesito que encuentres a alguien y le despiertes como sea, una vez  despierto quiero que le ofrezcas aliarse con nosotros y una vez te diga que no… quiero que lo mates.
         -¿Nombre? –preguntó Alex.
Y Xemnas, sin cambiar en nada el rostro de su cara respondió:
-Sora.

Alex había entendido más o menos el plan pero le parecía un tanto extraño. Al parecer necesitaban a ese tal Sora por ser el portador de la llave espada, y necesitaban la llave espada para derrotar a los sincorazón. Pero entonces ¿No sería más fácil no decirle nada y k el solo matase a los sincorazón? «Qué más da…» Pensó «Lo último que me apetece es discutir con él»
-Me he enterado de lo de tu misión –Axel había aparecido de la nada y ahora se encontraba a espaldas de Alex apoyado en una pared- El mundo es un pañuelo ¿Eh?
-¿A qué te refieres? No conozco a ese tal Sora de nada.
-¡¿En serio no sabes quién es?! –Axel estalló en carcajadas-. Quizás debieras preguntarle a tu chica.
-¿Qué tiene que ver Kairi en todo esto? –Alex se miró fijamente a los ojos del incorporeo mostrando más seriedad que de costumbre. Ante esto Axel solo supo reaccionar con una leve sonrisa mientras decía:
-Sora es… ¿Cómo es la expresión…? El chico que le gusta ¿Lo captas? –Dijo con su característico gesto de muñeca.
Alex pensó aquello durante un segundo y en seguida comprendió que era no era más que una mentira y sin más se dio media vuelta y comenzó a andar en dirección contraria a su compañero.
-Eso es imposible, no hay ningún chico en el pueblo que se llame así.
-¡Ahí está la clave! Ella no es de ese mundo –Al oír esto, Alex se detuvo y volvió a mirarle a los ojos.
 -Mientes, es imposible.
-¿Tú crees? ¿Es qué acaso te ha hablado alguna vez de su pasado? ¿Has visto a su familia? ¿Has ido a su casa?
         La firmeza de Alex comenzó a desaparecer poco a poco. Es cierto que siempre que intentaba hablar de alguno de esos temas, ella siempre desviaba la conversación o simplemente le abrazaba y besaba.
-Aún si eso fuera cierto, es imposible que a ella le gustara algún chico.
-¿Y si no recordase a ese chico?
Alex no comprendió aquello.
-¡Explícate!
-Hace tiempo, Sora tuvo que entrar en un lugar llamado “El castillo del olvido”. Allí su memoria se vio modificada debido a los efectos de una incorpórea llamada “Naminé”.
Alex se sorprendió al oír ese nombre
-Naminé es… –continuó Axel- el incorporeo de Kairi ¿Lo captas? Por eso tenía ese poder.
En aquel momento, el joven incorporeo casi no fue capaz de ocultar su sorpresa. Aunque inesperado aquello… explicaba muchas cosas.
-En cualquier caso –continuó Axel- cuando Sora consiguió subir el castillo entero para salvar a su amada Naminé, descubrió que a quien realmente buscaba no era a Naminé, sino a Kairi y que su memoria había sido modificada. Y con todos los miembros de la organización del castillo derrotados y con una cara bonita, Naminé le prometió a Sora devolverle los recuerdos.
Creemos que aún está es dicho proceso.
-¡¿Y eso que demonios tiene que ver con Kairi?!
-Un… pequeño efecto secundario fue que… al igual que Sora olvidó a todos, todos olvidaron a Sora, incluida Kairi. Asique… el día que despierte Sora, Kairi le recordará y entonces pues… bueno, digamos que no será tu mejor día.
-Cuando llegue ese día… ya tomaré medidas.

-¿Dónde está? –Alex apareció en la habitación de Naminé. Riku y DiZ y se fueron hace poco y le pidieron que vigilara a la incorpórea.
-¡Alex! –Naminé se acercó corriendo a su protector y suavemente le besó.
-¿Dónde está? –preguntó de nuevo este apartándose del beso.
-¿Quién? –Naminé empezó a percibir que algo no iba bien.
-Sora.
A Naminé en aquel momento se le cayó el mundo a sus pies. Lo último que deseaba era que Alex se enterase de la existencia de Sora, ella había prometido devolverle la memoria aunque en el fondo ella sabía que aquello… significaba la destrucción de Alex.
¿Tan rápido había pasado el tiempo? ¿Ya se había terminado todo? Apenas llevaba unas semanas como colegiala normal y ahora Alex venía a matarle y aquello derivaría en el enfrentamiento con Riku y DiZ y nada bueno podía surgir de aquello.
-No… no lo sé, no sé quién es ese.
-Naminé –Alex la miró muy seriamente- Necesito saber dónde está, te lo suplico –repentinamente, la cara de Alex cambió radicalmente. Aquel semblante amenazador y adulto se había transformado en una mirada de desesperación y casi llanto como si la vida le fuera en aquella respuesta.
Y no era mentira. Alex no fingía en absoluto, realmente estaba desesperado. Desde hacía tiempo se daba cuenta que aquel perfecto mundo se iba poco a poco al garete, que su magnífico sueño empezaba a desaparecer y aquello le daba auténtico pavor.
-Te lo suplico Naminé… ¿Dónde está?
Y Naminé no pudo soportar aquella mirada, fallar a la persona que más quería, a la única que la había tratado bien…
-¿Me prometes que no le harás nada?
-… Te juro que por ahora no le tocaré un pelo –respondió firmemente el incorporeo.
-Si me estas mintiendo –Naminé le cogió de la barbilla para mirarle mejor a los ojos- te juro que te odiaré, aunque es lo último que deseo.
-No te preocupes, no tendrás que odiarme.

Realmente Naminé no podía negarle aquello después de todo lo que él había hecho por ella. Desde decirle que tenía un corazón hasta simplemente protegerla de los chicos que la atosigaban pidiéndole citas.
Desde la biblioteca accedieron a través del suelo hasta un extraño y misterioso laboratorio oculto. Y allí, la hermosa joven le señaló una puerta:
-Por allí –Y dicho esto, se marchó.
Alex avanzó por la puerta indicada hasta llegar a un pasillo en forma de L. En este, había varias cápsulas de un tamaño más que suficiente para que cupiera una persona.
«Así que en una de estas cosas debe de estar durmiendo Sora… Hice una promesa y voy a cumplirla»
Con un simple chasquido de sus dedos, portales oscuros comenzaron a engullir cada una de aquellas cápsulas enviando cada una de ellas a un mundo diferente.
Y sin ningún remordimiento continuó aquel pasillo hasta llegar a otra puerta.
Una enorme habitación blanca apareció frente a él. En esta no había nada, no había muebles, ni ventanas, ni flores, ni ruinas. Nada, excepto una cosa:
Una capsula más grande y más adornada que las demás descansaba silenciosa en medio de aquella misteriosa habitación.
Sin ninguna prisa, el incorpóreo se acercó al extraño objeto y cuando lo hizo por algún motivo la capsula se abrió.
Frente a él, flotando dormido se hallaba su objetivo. Sora.
-Al fin no encontramos… -Sora no reaccionó- Parece que… en cierto modo he estado ocupando tu lugar y debo admitir que me gusta ¿Sabes? Me gusta mucho… sobre todo… ella.
No tengo nada personal contra ti, solo hago esto para poder mantener mi felicidad para poder seguir teniendo esta vida… Estoy seguro que en mi posición tú harías lo mismo.
  Lentamente, Alex se alejó de la capsula hasta que esta dejó de detectarle y se cerró.
Y antes de alzar la mano, antes de enviar a aquella capsula a otro mundo y así protegerse temporalmente miró al tejado y con los ojos húmedos dijo:
-Perdóname, Kairi.

10: Despertar

El cielo era oscuro, el suelo estaba húmedo y todo alrededor eran ruinas.
Ruinas, eso era aquel mundo frío y abandonado. Rompiendo por segunda vez la tranquilidad de aquel mundo que durante miles de años había estado vacío, una extraña cápsula en medio de de la hierba se abrió lentamente y de esta emergió un joven chico: Sora.
Habían pasado semanas desde que apareció en ese mundo y finalmente había despertado... y lo recordaba todo.
Al menos, hasta donde debía de recordar.
«¿Dónde estoy?»
El joven de 15 años miró a su alrededor buscando algo familiar. Ante él lo único que había eran gigantescos castillos medievales la mayoría en ruinas y probablemente todos vacíos.
Un mundo gris y solitario se expandía a sus pies y Sora no comprendía cómo había llegado allí.
El suelo estaba sembrado con una hermosa hierba alta que se movía con el viento silencioso; el cielo, nublado y gris amenazaba con lluvias que no parecían caer nunca y el silencio más súbito inundaba todo.
«Bueno al menos se que no habrá sincorazones...»
Tras meditar un rato y desentumecerse un poco, el portador de la llave espada decidió que lo mejor que podía hacer en aquella situación era, en primer lugar, encontrar a sus “compañeros de aventuras” y el mejor lugar donde empezar la búsqueda era el castillo que tenía más cerca.

Unos minutos más tarde, atravesó sin ningún problema el portón principal y se adentró en el misterioso castillo.
«Esta más abandonado de lo que pensaba»
Tras buscar en innumerables habitaciones, Sora llegó a lo que parecía la sala del trono y aún no había encontrado a nadie.
La sala era increíblemente grande y elegante. Al final de esta, dos tronos tapizados de rojo mostraban que hacía algún tiempo un rey gobernó todo aquello.
Atravesando la sala había una alfombra desgarrada y polvorienta, a los lados, mesas con un banquete que fue preparado hacía miles de años y que ahora no mostraba más que telarañas.
El tejado, derruido en la mayor parte, dejaba pasar la  poca luz que atravesaban las oscuras nubes.
-¿Hola? ¿Donald? ¿Goofy? ?Alguien?
No había respuesta.
-¡¿Quién anda ahí?! -a espaldas del portador de la llave espada, alguien vestido con una pesada armadura apareció.
-Pe... perdón, solo buscaba a...
-¿Qué haces aquí? ¿Cómo has llegado? -el guerrero no quiso oír sus escusas.
-Bueno si te soy sincero... No lo sé -respondió Sora sonriendo.
Pero por desgracia, la respuesta del misterioso caballero fue muy diferente.
Sin decir nada, este estiró bruscamente el brazo y de la nada apareció una espada oscura en su mano.
«Parece que no se anda con chiquitas» Sin más, el portador de la llave espada hizo gala de su nombre e invoco a la ancestral arma en sus manos.

Al ver la llave espada, el desconocido, sorprendido, bajo su arma y con un gesto de respeto dijo:
-Disculpa, no sabía que eras el portador del arma sagrada.
Extrañado, Sora preguntó:
-¿¡Conoces la...?
-¿Llave espada? -le interrumpió el guerrero- Si, la conozco. He oído hablar de ti, Sora.
-Vaya... pues sí que soy famoso -respondió sonriente-. ¡Oh! Por cierto ¿No habrás visto a mis amigos pos aquí? ¿Verdad? Uno es…
-Este mundo está vacío –le interrumpió-. Pero si te sirve, ayer oí unos ruidos extraños en el castillo que hay al norte de aquí. Quise pensar que el viento había tirado algo, pero quizás fuesen esos amigos tuyos.
-¡Genial! Seguro que son ellos. Por cierto...Ehm… ¿Quién eres?
-Xeon, guerrero de Lux.
-Erm... ¿Guerrero de...?
-Somos una orden que lucha contra los sincorazón -volvió a interrumpir Xeon-. ¿O acaso creías que eras el único que les hacía frente?
-Pues la verdad es que... si.
-La diferencia entre tú y nosotros, es que tú eres el único que puede detenerlos, pero no el único que puede destruirlos. En cualquier caso me alegro de que hayas podido venir, pronto un gran ejercito de sincorazón regresará a este mundo para… “recordar” el pasado.
Sora, llevándose las manos tras el cuello en gesto de tranquilidad respondió:
-No te preocupes por eso, derroté a los sincorazón.
Pero la tranquilidad del portador del arma pronto se vería completamente derruida ante una sola palabra de Xeon:
-No.
-¿Qué? No, estas equivocado ¡Derroté a Ansem!
        -Me consta. Pero eso no significa en absoluto que hayas derrotado a los sincorazón.
La cara de Sora reflejaba perfectamente su sentimiento de inutilidad.
-¡¿Quieres decir que todo lo que hice fue para… nada?!
-En absoluto. Le hiciste una gran perrada a la oscuridad al detener su avance de manera descomunal, pero a no ser que hayas sido capaz de erradicar cada mínimo atisbo de oscuridad de cada corazón de cada persona de cada mundo, los sincorazón seguirán existiendo.
-Mierda… -respondió Sora desesperanzado.
-No te pongas así, chico. Nadie espera que los erradiques.
-Entonces… ¿Tengo que seguir luchando?
-Ese es tu trabajo ¿No?
-Claro –respondió no muy animado-. Por cierto ¿Dónde estamos?
-El nombre de este lugar desapareció hace miles de años ya. Lo único que sabemos… es su historia.
-¡Oh! Y… ¿Cuál es?
 Xeon giró la vista a una de los ventanales y se dejó llenar de la absoluta tranquilidad que aquel paisaje le transmitía.
-Mientras este mundo existió, por decirlo de alguna manera, fue muy prospero y muy feliz… hasta aquel día 0.
-¿Día… 0? –Sora empezaba a tener bastante curiosidad por la historia.
-Los sincorazón aparecieron en este mundo.
Los grandes reyes de entonces formaron enormes ejércitos para luchar contra ellos, pero aún así siempre volvían a aparecer, daba igual cuantos destruyeras.
-Pobres…
-Si… pronto empezaron a desesperarse sin saber qué hacer hasta que finalmente tomaron una decisión. Requeriría muchísimos sacrificios, pero conseguirían hacer frente a los sincorazón.
-¿Qué se les ocurrió?
-Los magos de las cortes se pusieron a buscar, incansables, qué era exactamente aquellos que les hacía frente. Y no tardaron en descubrir muchas verdades.
Verdades como la existencia de otros mundos, o cómo el hecho de que simplemente no podían derrotarlos con armas convencionales. Asique solo pudieron hacer una cosa:
Crear un arma. El arma más poderosa de todas. Un arma capaz de controlar los corazones… y de cerrarlos. Descubrieron que los sincorazón era la oscuridad de los corazones de la gente y esta era la única forma de derrotarlos.
-¡¿Te refieres a…?!-preguntó Sora muy sorprendido.
-A cambio de su mundo y de cada uno de sus habitantes  consiguieron crear… la llave espada –Xeon señaló el arma que portaba Sora.
-¿¡Tantos sacrificios solo por esto?!
-“¿Solo por esto?” Aunque tú no sepas casi usarla, el poder que puede alcanzar esa arma es… casi infinito.
  Silencio.
-Asique… este es su hogar.
-En cierto modo.
Sora miró también al ventanal con cierta tristeza.
        -Pero eso no son más que antiguas historias –comentó Xeon-. Ahora lo que debe preocuparnos es el presente.
Desde aquel día cada 100 lunas nuevas los sincorazón vuelven a este mundo por alguna extraña razón que desconocemos.
Si de verdad quieres derrotar a los sincorazón bien podrías empezar por destruir a los miles que se congregarán en 2 días.
-¡¿Miles?! ¡No soy tan bueno!
-Tranquilo, nosotros también estaremos aquí para ayudarte.
-Bueno… supongo que es lo que debo hacer.
-Por supuesto, por eso eres el portador. Bien, ahora debo marcharme tú, si quieres quédate por aquí buscando a tus amigos. En el castillo del oeste hay víveres y  todo lo necesario para que sobreviváis y… Por cierto. Quizás debieras cambiarte la ropa.
Sora vestía un con una camiseta, una chaqueta y unos pantalones que le venían pequeños.
-Ya bueno… digamos que no he tenido tiempo de cambiarme.
Sin decir nada, el soldado alzó la mano, y automáticamente la ropa del portador de la llave espada cambió. Ahora vestía una ropas más anchas de colores más oscuros y cubiertas por lo que parecía una armadura parcial. Esta era muy ligera, le cubría parte del cuerpo y dejaba al descubierto  las articulaciones para que no mermasen en nada su agilidad.
Sora comprobó su movilidad y el peso y todo era perfecto.
-Bueno, pues eso me voy… volveré mañana de todas formas. Si quieres que te traiga algo…
A Sora le sorprendió aquello y de repente cayó en la cuenta de que no sabía cómo estarían Riku y Kairi.
-Si no te importa… -pidió tímidamente Sora- quizás podrías traerme algo de… información.
-¿Sobre?
-Riku y Kairi. Son mis amigos y quisiese saber cómo están.
 El soldado enmascarado se lo pensó por un instante.
-Está bien. Veré que puedo hacer.
Sin decir nada más el soldado desapareció nuevamente.

Informe II:
Alejandro Ramos Zambrana

No lo entiende…
No lo entendería…
Maldito Sora… Él, pudo quedarse junto a Kairi, la abandonó y decidió salvar los mundos… No la merece, ni hablar… Yo en cambio he dado mi mundo, mi alma y mi corazón por estar con ella, pues ella es mi verdadero sueño, donde esté ella, estará mi felicidad y no puedo dejarla escapar.
Sin embargo ella aún le quiere, aunque no lo sabe, aunque solo cree que ese chico está en sus sueños ¿¡Por qué!? ¡Él la apartó prefiriendo la llave espada! Y sin embargo ella… es demasiado buena… demasiado perfecta.
Siento… siento que se me va de las manos, que de un momento a otro le recordará… y todo se irá al traste.
No puedo permitirlo, debo encontrar la manera de borrarle de la historia para siempre, es la única manera de que esto no desmorone. No sé cuánto tiempo tengo hasta que sus corazones se sincronicen, tal vez unos días, quizás menos…

¿… En qué momento empezó todo esto a ir mal? ¿Por qué… es tan difícil ser feliz?
¿Feliz? Qué curioso… hace tres meses no tenía corazón y ahora hablo como si lo tuviese.
¿O es qué acaso tengo uno?


No… es imposible. Aunque así fuese, estos…  “sentimientos” que tengo  no los recuerdo en 
absoluto y he tenido corazón durante demasiados años… sin duda, demasiados. Daría todos y cada uno de los segundos que viví en aquél horroroso mundo por estar uno solo aquí. Este mundo, esta gente… ¡Este es mi lugar! ¡Estoy seguro! No puedo permitir que un héroe del tres al cuarto me lo arrebate tan fácilmente, alguien que no le da ni una ínfima parte del aprecio que le doy yo a este mundo.

Xemnas dice que en un par de días todo comenzará y no me cabe duda de que Sora estará allí para impedirlo. Lo que Xemnas haga con ese tal… Kingdom Hearts no me importa una mierda, pero allí estaré yo también para obtener la llave… la llave de la felicidad derrotando a Sora con mis propias manos. Tal vez no pueda usar el poder de la luz ni un arma legendaria por que quizás yo no haya nacido con esas bendiciones, quizás solo sea alguien normal, alguien que nació sin nada: Sin poder, sin armas, sin destino… Soy alguien que ha usado los medios necesarios para conseguir sus objetivos, he usado la oscuridad, a mi mundo e incluso a mi corazón. No soy un niño mimado por la luz que tiene ya todo hecho, soy alguien que ha fabricado su propio camino hasta la felicidad, alguien que se ha interpuesto al capricho de la luz de un destino oscuro.

Por otro lado está Roxas, últimamente está muy raro y parece que hay algo que le inquieta. El otro día sin ir más lejos, le encontré peleando contra nada más y nada menos que Riku.
Hacia ya tiempo que esos dos no me llamaban y me andaba preguntando la razón. Parece que la he encontrado.
En cuanto les vi, me uní a la lucha, por supuesto del lado de Roxas. Si no lo hubiera hecho así, sin ninguna duda mi historia se hubiese terminado en aquel mismo momento. Sirvo a la organización, al menos mientras eso me sirva a mantener la ya debilitada vida perfecta de mis sueños.
Por supuesto, esto no le hizo ni pizca de gracia a Riku, pero parece que ni él ni DiZ han tomado represalias.
Riku y DiZ… al hablar de ellos, no puedo evitar acordarme de Naminé. Desde aquel día no he ido a la mansión a ser… “El incorporeo” que protege a Naminé espero que no se piense que quiero perderla de vista o algo… Dios, estoy seguro al 99% de que es Kairi la chica de mis sueños, sin embargo no puedo dejar de pensar en Naminé, en sus besos… son tan… tiernos, tan cálidos…
Quien iba a pensarlo… me preocupo por a ver cuál de las 2 chicas más perfectas de la existencia prefiero, no me pega en absoluto. Aunque supongo que Miguel estaría orgulloso de mí.
Me pregunto qué habrá sido de él o de Marina, espero que estén bien, pero tengo que olvidarlos. No fueron más que simples compañías en aquella pesadilla.

Ahora debo centrarme en lo más importante:
Debo llevar a cabo mi plan para poder salir de este bache.
Debo evitar que Kairi recuerde a Sora.
Debo mantener mi sueño para siempre.

Debo matar a Sora.

11: Un atisbo de luz

-¡Kairi! –Alex buscó a su novia por toda la casa hasta que finalmente la encontró en uno de los balcones –Kairi… te he estado buscando ¿Por qué te escondes aquí? Ya pensé que Papá Noel te había raptado a punta de pistola para que le ayudases a construir su máquina de dominación mundial…
Kairi no entendió absolutamente nada de lo dicho por Alex
-Olvídalo… -rectificó este- eso solo una expresión que… bah olvídalo. En cualquier caso ¿Qué haces aquí?
-Nada, simplemente me siento un pelín melancólica y me apetecía ver el crepúsculo.
«Ya bueno, por algún extraño motivo aquí el crepúsculo dura el triple de lo normal» Pensó el incorporeo.
-¿Nostálgica? ¿Es que me voy un momento a trabajar y ya me echas de menos?
La verdad es que había estado en el cuartel, pero se había inventado que iba a arreglar máquinas a casas para ganar así dinero. Era verdad que a Alex se le daban muy bien las máquinas, pero en realidad iba a la mansión o a alguna reunión con la organización y cuando volvía simplemente invocaba unos cuantos platines.
Kairi rió alegremente
-Vaya con el señor egocentrismo…
Alex respondió con una  gran sonrisa delatadora.
-En realidad… es que he tenido un sueño un tanto extraño hoy y… no sé me ha deprimido un poco. No sé si te ha pasado alguna vez.
Claro que le había pasado… Aquel sueño, hacía ya 4 años le cambió por completo su vida. Un sueño en el que Alex estaba con su chica ideal durante media hora… y despertó.
Y cuando lo hizo, no volvió a ser el mismo.
Un simple sueño había propiciado la infelicidad de Alex para el resto de su vida, lo había convertido en un ser oscuro y triste permanentemente… al menos hasta que encontrase a esa chica. Y la había encontrado.
-Alguna vez me ha pasado. Y dime ¿Qué soñaste? –preguntó el incorporeo con curiosidad.
-Era raro. Estaba yo en una isla a la que solía ir de pequeña… Y también estabas tú ¿Sabes? Estabas jugando conmigo cuando de repente… cambiaste. Te convertiste en un chico al que no recuerdo haber visto nunca… pero sin embargo… siento conocer. Cuando me he despertado  me he sentido muy mal, sé que es estúpido pero… no sé.
-Olvídalo –dijo sonriente Alex- Los sueños… sueños son.
La mirada que puso en aquel momento Kairi marcó por completo al joven incorporeo.
La chica miró al horizonte con unos ojos que parecían gritar melancolía  y una ligera sonrisa que representaba esperanza. Sin embargo, al ver ambas cosas juntas, sin ninguna duda aquel rostro… representaba una absoluta tristeza.
…Se estaba quedando sin tiempo.

Con un violento golpe, Sora logró eliminar a otro sincorazón más. El mundo que hacía unas horas parecía tan tranquilo, se había convertido en un auténtico hervidero de sincorazón que emanaban sin parar de cada esquina.
-¿¡Más!?-Sora realmente parecía agotado. Desde que el primer sincorazón apareció allí, había estado eliminándolos uno a uno y ya no podría aguantar mucho más.
Solo, agotado y casi asustado, el portador de la llave espada empezaba a pensar que quizás ese era su fin.
-¡Y ENCIMA ESE SUCIO TRAIDOR DE XEON NO APARECE! –No solo no había podido encontrar a sus amigos, sino que encima el misterioso soldado había decidido no aparecer aquella mañana y ahora estaba el solo contra un número fácilmente infinito de sincorazón.
-¿Sucio dices? –Tras Sora, de la nada, el susodicho guerrero de Lux acababa de aparecer- Pues tú, para ser el portador del arma sagrada, no pareces gran cosa.
Al descubrir que le había oído, Sora sintió algo de vergüenza.
-Venga, que solo quedan estos –dijo Xeon- Mis hermanos y yo ya hemos destruido al resto.
Al oír esto, Sora sintió una gran alegría y se armó de fuerza para la última tanda.
-¡Vamos haremos que se arrepientan! –dijo animado el portador de la llave espada.

Sin decir nada, en unos segundos y con gran agilidad, Sora trepó por una de las viejas columnas hasta lo más alto y desde allí apuntó con su espada a su aliado el cual, entendiendo lo que quería decir aquel gesto, invocó en su mano una espada azul brillante, larga y con unos detalles con forma de plumas negras. De la espada del elegido emanó un rayo muy luminoso, mientras que desde la espada del guerrero emanó uno mucho más azulado. Ambos rayos chocaron a mitad de camino y al hacerlo, debido a la fusión de sus poderes una gigantesca implosión iluminó el cielo entero. Y cuando desapareció, no había ni rastro de sincorazón.
Una vez más, el mundo se había quedado en el más súbito silencio.
-Increíble… -dijo muy sorprendido Sora.
-No te extrañe –respondió Xeon- Originalmente, los guerreros de Lux fuimos creados como un ejército personal del portador de la llave espada. Es normal que nuestros poderes unidos se incrementen de esa forma.
-¿Ejercito personal? –preguntó muy ilusionado Sora.
-Si, bueno solo son unos “Supuestos” dados por un grupo de ancianos de poca salud mental hace mucho tiempo. No te lo tomes en serio.
-Pero entonces… se supone que tú…
-NO pienso seguirte a ninguna parte, Sora –respondió secamente el guerrero- Ahora sígueme.
-¿A dónde? –Sora parecía un poco desilusionado por la última frase de Xeon.
-Al castillo ¿O es que no quieres que te enseñe la información que he obtenido?
-¿¡Les has encontrado!?
-A Kairi. Mucho me temo que ese tal Riku ha desaparecido por completo.
        Ambos entraron en un castillo que tenían justo enfrente y avanzaron hasta una extraña sala con una pequeña columna en medio y una especie de proyector que ocupaba toda la pared norte. El guerrero de Lux, entonces, invoco en su mano un pequeño aparato que insertó suavemente en un hueco de la columna central. Y entonces empezó a proyectarse lo que parecía un video.
En él, Sora podía ver un mundo en el que no había estado nunca. Las casas eran de colores cálidos, el mar se expandía a sus espaldas y el cielo estaba iluminado por lo que parecía un hermoso crepúsculo. Pero lo más interesante de aquella grabación no era el lugar, sino quién salía en ella:
En primer lugar, Sora pudo ver a tres chicos y una chica que no conocía hablando entre sí, pero unos segundos más tarde apareció por fin en pantalla la ansiada escena:
Junto a estos, acababa de sentarse una nueva chica. Esta tenía el pelo rojo oscuro, los ojos azules y hermosos y una sonrisa que era inconfundible. Kairi.
-Por lo que he averiguado…  esa de ahí es Kairi.
-Sí… -respondió Sora embobado con una sonrisa estúpida en la cara- es ella, sin ninguno duda.
-Y ese de ahí –ahora Xeon señalaba a uno de los chicos que acababa de levantarse y, ante la sorpresa y el dolor de Sora, tal cual se acercó a Kairi la besó tiernamente-es su novio.
Aquello le sentó a Sora como un desgarro en el pecho. Era algo que jamás pensó que podía ocurrir, al menos no a él. Ante aquella situación, para Sora, parte de su mera existencia había perdido el sentido.
-Vamos, chaval –dijo Xeon al verle la cara-Sabías de sobra que acabaría por pasar algo así.
-La verdad es que no… tenía ni idea –Sora aún intentaba asimilar la escena que acababa de ver.
-Elegiste salvar los mundos a estar con ella, no puedes tenerlo todo. Cuando te fuiste y la dejaste sola, ella comprendería que preferías ser el héroe que eres a estar con ella. Y la verdad en que no parece habérselo tomado a mal.
-¡No! ¡Para nada quería eso!
-Pero fue lo que hiciste pero… ¡Eh! No te lo tomes a mal, muy poca gente están valiente como para hacer eso.
-Pero yo quiero… -A Sora se le atragantaron las palabras.
-…¿Verla? –continuó el soldado.
 Sora no respondió a aquello. Simplemente agachó la cabeza incapaz de concebir que lo había perdido todo por culpa de aquella arma.
-Quizás no sea el mejor momento pero… Su novio... Se llama Alex y es un incorporeo.
-¡¿Qué?! –preguntó Sora sin comprenderle.
 Xeon resopló un momento armándose de paciencia y dijo:
-Parece… que tengo mucho que explicarte.
Durante un rato, Xeon explicó a Sora la existencia de los incorpóreos, quienes eran y que buscaban. Al mismo tiempo, el misterioso soldado le contó al portador de la llave espada cómo Alex había vendido su mundo y su corazón solo para poder viajar a aquel mundo.
-¡DEBEMOS DETENERLE!-Sora se exaltó de sobremanera al escuchar las oscuras acciones del nuevo incorpóreo.
-Tranquilo, vaquero. Ya se ocupará alguien de eso.
-¡¿QUIERES QUE ME QUEDE AQUÍ TRANQUILO MIENTRAS KAIRI SALE CON ESE TARADO?!
-Escúchame Sora , hay muchos mundos que ahora mismo necesitan tu ayuda. Si te pones a hacerte de héroe por la tía que te gusta no estarás haciendo tu función.
Las palabras de Xeon fueron tajantes, secas y serias. Pero aún más serias fueron las palabras del portador de 15 años quien, por un momento casi pareció ser un autentico adulto:
-¿Hacerme el héroe? ¿Eh? Pues si para salvar a Kairi debo renunciar a esta espada, no dudes que lo haré.
Duras palabras para el Guerrero de Lux. No por su contenido, pues él ya sabía que aquello pasaría, sino por el modo en las que fueron pronunciadas.
  Realmente… realmente aquel chico quería proteger a Kairi…
Y más duro aún fue la mirada de Sora, una mirada seria, ardiente y segura. Una mirada que casi hacía estremecer al joven guerrero.
-¿Estás… seguro de eso? –respondió Xeon tras reponerse del diálogo de Sora.
        -Por supuesto.
-En tal caso… sígueme.

En silencio, el famoso portador de la llave espada siguió con paso firme y decidido al misterioso guerrero.
«¿Quién es este tipo?» Sora no podía dejar de pensar aquello. Sabía que había algo en ese chico… inusual, demasiado inusual… casi podía sentir que…
-Aquí es.
Xeon dio paso a una habitación enorme, al igual que todas las de aquel castillo, donde en la pared opuesta a la entrada solo había dos cosas:
La primera un hermoso ventanal decorado con algunas figuras que parecían relatar una antigua historia, y la segunda, más abajo, en el suelo,  un pedestal.
La habitación era muy similar a las demás donde había estado Sora. Rodeada de unas altas columnas, una sala de mármol blanco se extendía sin más adornos que la ventana, el pedestal y los salientes donde normalmente se sentaba Xeon para hablar.
-Esta es la sala de la reencarnación. En ese pedestal es donde se creó la llave espada.
Con gran misterio, Sora observó atento el hermoso pedestal que se alzaba frente a él.
«Aquí comenzó todo» Pensó.
-Ese pedazo de piedra… puede ser tu salida de aquí.
En cuanto escuchó esto, el portador de la llave espada le lanzó una mirada crítica.
-Si… clavas ahí tu arma. Estarás renunciando oficialmente a ella… y… podrás volver a por Kairi y regresar a tu mundo.
-Y… ¿Qué pasa con Riku?
-El… es parte de la oscuridad, no podemos salvarle.
-¿Cómo lo…?
-Le estuve investigando ¿Recuerdas? Te… mentí. No quería hundirte. Lo siento.
  Durante unos segundos Sora miró fijamente el pedestal, en silencio, meditando. Aquella parecía ser su salida pero no podía abandonar a Riku.
«No lo hará» Desde antes de venir, Xeon ya sabía a grandes rasgos como iba a ser su conversación y como iba a actuar Sora… O al menos, eso creía.
-Lo haré –la voz de Sora sonó nuevamente segura y madura destruyendo todas las suposiciones de Xeon-. Iré a por Kairi, volveré a las islas… y luego rescataré a Riku.
-¿¡Vas a… enfrentarte a un incorporeo con forma humana, viajar por los mundo de la oscuridad y enfrentarte a los sincorazón… sin tu arma!? –el guerrero no podía creer lo que oía- ¡Morirás! ¡¿No te das cuenta?!
-Ya lo sé…
-Entonces ¿Por qué…?
-Por es lo que debo hacer… claro que me hubiese gustado… haber podido estar con ella pero… -en aquel momento, Sora puso una cara muy característica. El chico miró al horizonte con unos ojos que parecían gritar melancolía  y una ligera sonrisa que representaba esperanza. Sin embargo, al ver ambas cosas juntas, sin ninguna duda aquel rostro… representaba una absoluta tristeza…
Aquello hubiese marcado a Xeon por completo si no fuese porque… ya era la segunda vez que la veía.

CONTINUARÁ----------