Muerte
Lo recordaba a la perfección. Aquel vehículo que se había saltado el semáforo arrollándolo, al principio sintiera dolor, pero pronto aquella sensación había desaparecido y acabara siendo sustituida por una extraña… ¿Felicidad?
La oscuridad le rodeaba en el pasillo en el que se encontraba. Había muerto joven, pero podía decir que lograra tener una buena vida.
Caminó por el pasillo, dirigiéndose hacia una luz lejana que parecía emitir una agradable calidez. Dejó que su mente se sumergiera en el mar de los recuerdos.
Había nacido en una familia humilde, pero no por ello lo había pasado mal. Sus padres le habían querido y lo educaran como unos excelentes padres.
Su primer día en la escuela había sido horrible para él, pero en aquel momento lo recordaba con cariño. Cuando sus padres le dejaran solo junto a otros veinte desconocidos que se harían sus mejores amigos y con aquella amable profesora que siempre les sonreía.
Sus recuerdos se arremolinaron y mostraron otras imágenes; primaria. En aquella época empezara a estudiar ya que sus padres le obligaban, pero lo hacían por su bien. En aquella época odiaba estudiar y solía enfadarse con sus padres por ello. Pero al final acabara aceptándolo y lograra aprobar siempre con todo sobresaliente.
Nuevamente, su memoria le llevó a otra época distinta, el instituto. Allí había conocido a su primer amor, una simpática y bella chica que por desgracia jamás le hizo caso. Para él había sido una gran decepción pero su segundo amor, una chica de otra clase lograra aliviar su dolor. Esa chica había acabado siendo su mejor amiga, su mundo, su todo y jamás se habían separado.
En el bachillerato se había separado de muchos de los amigos con los que solía andar, algunos se habían ido a vivir lejos a lo largo de todos esos años, otros simplemente decidieron tener otras amistades. Pero como algunos se fueron, otros vinieron en su lugar. Con cariño recordó a todos ellos, cuando salían de juerga, las tardes estudiando todos hasta las tantas en la casa de los demás… Y finalmente la universidad.
La universidad era dura y jamás había logrado acabarla. La muerte había decidido no permitirle continuar viviendo. Con lagrimas en los ojos siguió caminando tratando de continuar hacia la luz de forma optimista, abrazando a la muerte, aceptando su destino. Y así, con una sonrisa murió.
Pero él lo sabía. Gracias a los recuerdos, gracias a todos los que dejara atrás el nunca moriría. Se había convertido en un ser imborrable, un ser inmortal.