[8/4/2014] Mañana
> Bueno… lo mío nunca ha sido las presentaciones, pero que remedio… Me llamo Mark… Mark Deven, sí, tengo 17. Alguno pensará que provengo de América o similares, pero no, provengo de Japón, tan solo es que mi padre procede de Estados Unidos y me puso este nombre…
> Me fui de casa hace unos meses, la relación familiar que había ya era pésima, aunque eso es ya otra historia… un día mi tío me ofreció el mudarme con él a la nueva isla de Yatsunova, en un pequeño apartamento cerca del Instituto, y aquí estoy.
> Sobre mi… no tengo mucho que decir, mi aspecto físico consta de 1.80m de altura, pelo castaño de forma ondulada, aunque si me lo dejo crecer se me riza, ojos color café y de peso medianamente normal. Luego, mi forma de ser es… poco atractiva para una persona en general, soy algo reacio con los demás, casi nunca estoy de acuerdo con la gente y tiendo a ser temperamental… Aparte, soy deportista, me apasiona el béisbol, y este año quiero apuntarme al club del instituto, también me encantan los videojuegos, sobre todo el rol. En fin, para que enrollarme más, no os voy a aburrir con lo mío.
- ¡Mark, espabila, o llegarás tarde al instituto! - Afirma el tío de Mark, que le intenta despertar con un meneo continuo en el cuerpo para hacer que reaccione.
Estaba en una pequeña habitación de pared blanca, bastante simple, con una ventana sin cortinas con vistas a la ciudad, una cama en la que estaba tumbada el chico junto a la ventana bastante desecha de moverse durante la noche, un escritorio con silla, lámpara y un portátil, y al lado de esto un armario empotrado.
- Joder tío Shinji, que pareces mi madre, déjame que duerma 5 minutos más, que tengo el instituto a dos pasos y aún queda media hora para que empiece. - Le responde Mark.
> El se preocupa mucho por mí, me tiene como si fuera el hijo que nunca tuvo… pero a veces pienso que es algo pesado haciendo el intento de parecer un padre/madre.
- Siempre igual, si es que... - Shinji se pone la mano sobre la frente haciendo un gesto de negación. Pues haz lo que quieras, yo me voy, tengo que trabajar, hasta luego. El tío sale de la habitación haciendo un gesto de despedida y cerrando la puerta.
> Pero todo hay que decirlo, paciencia tiene poca y se rinde en seguida, porque solo me lo ha dicho una vez y se cansó. En fin… ya que me ha despertado me visto.
El joven se levantó de la cama, todavía adormilado va hacia el armario para abrirlo mientras se esta frotando el ojo derecho con la mano acompañado de un bostezo.
> Como odio madrugar. Y no os voy a contar como me visto que sois todos unos pervertidos.
Éste se puso el uniforme del instituto. Consta una chaqueta negra de cuello alto con insignia y un pantalón conjuntado a color con la chaqueta, luego aparte se puso debajo una camisa negra que tiene una estrella en medio blanca.
> Al menos el uniforme es de mi color favorito, aunque la insignia es una horterada.
Mark salió de casa, no muy entusiasmado que digamos, más bien parecía ir un poco con mala gana, tal vez porque no pudo disfrutar de su descanso. Atravesó la calle entera hasta llegar al instituto, que lo tenía justo en frente, tan solo era bajar una cuesta hacia abajo. Perdería unos pocos minutos de su tiempo sin más.
Al llegar a la entrada, se fijo que la puerta era muy alta, comparable a la de una iglesia como aquellas de las que le hablaba su padre cuando vivía en Estados Unidos.
> ¿Para qué tan altas? Ni que fueran a venir aquí alguien a robar algo. - Se ríe.
Mark no se paró a observar el patio a pesar de los bonitos cerezos en flor que se encontraba, simplemente se dirigió a la entrada, hubo unas pocas personas que le saludaron, aunque no las conociera, sería por simpatía. Aún así pasó haciendo solo un pequeño gesto con la mano levantando el brazo. Justo cuando llega a la entrada
lo primero que ve es a un chico de pelo plateado que parecía ir despistado chocándose contra otro que estaba de espaldas.
> ¿Quién sería esa gente? no los conozco de nada ¿y el chico aquel? Me pareció curioso el color del pelo que llevaba, aunque menuda torta, en fin, voy al tablón para ver que clase me ha tocado… - Se descalza, deja sus zapatos en la taquilla, que estaban junto a la entrada, y se puso el calzado reglamentario – Que incómodo me está esto, por dios…
El pasillo del instituto era blanco, casi igual que afuera, muchas puertas correderas a los lados, y enfrente de las taquillas estaba el tablón, con los nombres repartidos en las distintas clases entre primer y tercer año.
- Veamos… a ver… los de tercer año… Mmm… ¡Aquí estoy! ¡¿Qué, la clase C?! -Exclama - Vaya asco, parece que me ha tocado encima con lo peor, la C, parece que le ponen C porque la B y A serán superiores… menuda decepción. – Se queja el joven de nuevo, pero esta vez lo dijo pensando en voz alta, los del alrededor que le oyeron se le quedaron mirando con mala cara, éste se intimidó un poco al ver que se dio cuenta de lo ocurrido, y se va lentamente cabizbajo por el pasillo.
> Menuda manera de empezar, seguro que alguno pertenecía a la misma clase que yo, siempre la lío…
El chico se dirigió para su clase siguiendo el mapa para poder guiarse por el sitio, tan solo tenía que subir a unas escaleras y a mano derecha en el pasillo la segunda puerta.
- ¡Anda, si tengo el servicio al lado, que suerte! - Asegura Mark y esta vez con una pequeña sonrisa.
Y al fin llega a su clase, éste abre la puerta y ve el aula muy vacía, el color de las paredes era igual al resto del colegio, tenía un suelo de madera, las mesas estaban todas separadas entre sí, estaban hechas de metal, luego cerca de la mesa del profesor había un escalón que llevaba a la pizarra para que los alumnos salieran, y tres ventanas. En ella se encontraba una persona que miraba absorta por la ventana sentada con unos cascos a los demás estudiantes que aún seguían por el patio. Tenía el pelo rubio, aunque con el brillo parecía mas bien castaño, su pelado era uno moderno japonés de los que suelen llevar los adolescentes hoy en día. Sus ojos eran bastante especiales, ya que cada uno era de un color distinto.
> Que corte… llegar de los primeros a clase, no se porque los demás siguen a fuera si quedan apenas minutos para que toque la campana… irresponsables. En fin, debería saludar al chico de la ventana, para ver si al menos no termino tan mal el día como he empezado allí en el tablón…
Mark se acerca poco a poco hasta donde estaba él, y le da un pequeño toque en el hombro para que se diera cuenta de su presencia. El adolescente se quita los cascos y se le queda mirando un poco extrañado.
- Hola, así que a ti también te asignaron aquí, eh… ¿Cómo que estás aquí solo? ¿Es qué eres nuevo por aquí?
- Hola, supongo… - Le dice el joven con un tono apagado.
- ¿Te pasa algo? Te veo algo desanimado – Le responde Mark.
- ¿Eh? No, nada, solo escuchaba música…
- ¿Te importa qué escuche lo que tienes puesto? Perdona si parezco algo atrevido… así nada más conocernos. - Le comenta Mark con una pequeña risa. - Solo es curiosidad.
- No hombre, claro que no, escucha – Éste se quita uno de sus cascos y se lo pone en su oreja.
- Mmm… oye, no está nada mal, incluso me suena de algún anime. Aunque no recuerdo cual. – Le comenta Mark mientras sigue escuchando por el casco.
- Yo no recuerdo ni tan siquiera la música que tengo en mi reproductor y ni porque tengo uno de estos. - Le responde el joven.
- Vaya, así que un tipo despistado, ja ja ja – Se ríe Mark con él.
> Eso es raro… ¿Sufrirá algún tipo de amnesia?
- Esto… se me olvidó presentarme, me llamo Mark, ¿Y tú? - Le pregunta él mientras se rasca la nuca con la mano.
- Yo… me llamo Yuuki, o al menos eso es el nombre que recuerdo… - Dijo el chico mientras le cogía el casco a Mark y recogía el reproductor de música.
- Así que Yuuki…
Las campanas que daban la señal de que comenzarían las clases pronto empiezan a sonar.
Ding dong ding.