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Re: Psique // Capítulo 7 en línea

Notapor Zee » Mar Jun 29, 2010 6:02 pm

Versión escrita:

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Capítulo 8 - Reverted:

Felix seguía sin poder creer lo que sus ojos veían, pese a que no había duda alguna: Michelle se encontraba sobre la cama de la enfermería, esforzándose para recuperarse de un severo caso de “Lagune” Syndrome.

Habían pasado sólo unas escasas horas desde el rescate, pero a Felix le habían parecido una eternidad. Apenas había podido tocar la comida de la cafetería; y esta vez no tenía nada que ver con el desagradable aspecto de los alimentos, sino con los nervios que se apoderaban de su cuerpo. No había abierto siquiera sus libros, y eso, debía admitirlo, era muy raro en él.

Felix dejó escapar un alargado suspiro que manifestaba cansancio. La chica seguía inconsciente. Aunque de vez en cuando parecía que iba a despertar, pues movía los párpados y su cuerpo se tensaba de vez en cuando, además de que hablaba en sueños, no daba señales de hacerlo ese día.

El joven llevaba horas al lado de su cama, en vigía constante. Si hubiese sido otra persona la que se encontrara en la cama, muy probablemente hubiese hecho lo mismo; pero si fuese en otra situación, estaba seguro que no se habría preocupado tanto.

Sin embargo, la reciente reunión con el director Reynolds había desatado en el chico un extraño instinto protector. Ya sabía que a Michelle no le pasaría nada, era más que seguro; pero, por alguna razón, Felix quería estar allí cuando la chica despertara.

Por enésima vez en ese día, el chico recordó con un poco de escepticismo la conversación que él y el resto del Project “Psique” habían tenido con el director de la ACA, Reynolds.


—James, llama a tu padre. Vince, deja a la alumna en la cama. —había dicho el doctor Robinson, una vez el PP había llevado a la infectada a la enfermería del colegio. Vince, en ese momento, había odebecido la orden del médico; y fue allí cuando tanto Felix como Mike notaron que era su compañera la que descacnsaba en la cama.

James sacó su teléfono móvil, abriéndolo por la mitad con un rápido movimiento de mano. Presionó unos cuantos botones antes de llevárselo a la oreja derecha, donde el aparato, de color negro, se camufló con su largo cabello.

—Michelle... —susurró Felix, al mismo tiempo que su compañero Mike, mirando a la chica inconsciente en la cama. Por alguna razón, recordó el viejo cuento de hadas de la Bella Durmiente. Sintió el calor subir a sus mejillas, así que giró la cabeza para alejarse del campo visual de Mike. No estaba de humor para que el chico le sugeriese que la despertara con un beso.

—Ha perdido el conocimiento... Sí... —decía James por el teléfono—. ¿Eh? Roja, estoy seguro... ¿Es importante...? Amarillas... Sí... Al parecer... Todos salvo Samantha. Sin heridos.

—¿Está hablando con su padre? —preguntó Felix. Ethan asintió con la cabeza, impasible.

Mike le puso una mano en el hombro a Felix, expresando que le acompañaba. Pasó un momento allí, parado al lado de su amigo, hasta que le dijo:

—F, iré a los casilleros. Aún tenemos que ir a las dos últimas clases.

—Lo dudo. —intervino James, quien cerraba su móvil y lo metía en su bolsillo—. El director quiere vernos a todos. Parker, ¿puedes llamar a tu hermana Samantha?

Ethan asintió e, imitando lo que James había hecho hacía unos segundos, sacó su teléfono móvil

—Y ahora tengo que volver a ponerle la hora. Magnífico. —expresó, antes de llevarse el teléfono a la oreja.

—Pero si queréis, tenéis tiempo suficiente para tomar vuestras cosas. —dijo James—. Creo que el director tardará un poco en caminar desde su oficina hasta aquí.

—¿Entonces, F? —preguntó Mike de nuevo.

—Ve tú, si quieres.... —murmuró Felix, caminando hasta el escritorio de Robinson, tomando asiento en la silla para el visitante—. Aunque, ¿podrías traer mi mochila? Mi combinación es 21-11-31.

—21-11-31, vale. ¿Sabes que has cometido un grave error, verdad? —Mike le guiñó un ojo antes de salir de la enfermería.

Felix se refrescó con un poco de aire proveniente de su mano, gracias su Psique. Sin embargo, James le detuvo al instante, al escuchar la campana que indicaba el fin del antepenúltimo periodo y notar que Mike había dejado la puerta abierta.

Ethan le lanzó el saco del uniforme a Felix, para que se cubriera la mano, que ahora brillaba como una bombilla de color azul. El chico obedeció sin rechistar, pues bien sabía que semejante habilidad debía quedarse oculta en las sombras.

Tras unos minutos de espera, Mike entró de nuevo por la puerta, con su mochila al hombro y la de Felix en la mano. Ésta última, cabe decir, apenas se veía sostenida por el tirante y arrastraba por el suelo.

—Más cuidado, Mike. —pidió Felix, atrapando su mochila, recién lanzada por su compañero. La dejó caer en el suelo, sin la más mínima intención de deshacerse de los broches y sumergirse en los deberes del día.

—Me pides cuidado y la dejas caer...

El grupo, siempre acompañado por el Dr. Robinson, permaneció, expectante, dentro de la enfermería en todo momento. Tanto Samantha como Reynolds tardarían en llegar, puesto que, además de estar relativamente retirados del edificio escolar, tendrían que hacer preparaciones antes de emprender camino; Samantha tendría que cambiarse de ropa y, tal vez, tomar una breve ducha antes de lo dicho, mientras que Reynolds seguramente tendría que recopilar trozos de vieja información sobre el aparentemente extraño caso de Michelle.

Felix contempló a sus compañeros. Todos parecían preocupados, hasta cierto punto, salvo Robinson, quien seguramente sabría las razones detrás de semejante situación, y James, que tenía gran confianza en su padre. Vince permanecía sentado en otra de las camas, con Ethan a su lado; James y Robinson se encontraban de pie, el primero al lado de la puerta y el último junto a Michelle; Mike y Felix, por otro lado, prefirieron tomar asiento en las sillas del lugar.

Pasó un buen tiempo antes de que Samantha cruzara la puerta, con su uniforme formal puesto. Llevaba su pequeño maletín en una mano, y una bolsa de tela, seguramente otorgándole refugio a su ropa de gimnasia, en la otra.

—¿Pasa algo grave? —preguntó la chica, antes de dejar sus cosas en el suelo, a un lado de la puerta, y caminar hasta donde estaba su hermano Ethan.

—Oh, en absoluto. —respondió Robinson—. Es sólo una compañera de Felix, Mike, Vince y tu hermano, afectada por el síndrome. Sin embargo... Oh, mejor que os lo explique el director.

—¿Tiene Michelle algo especial? —se atrevió a preguntar Felix, levantándose de la silla.

—Ya veremos... —murmuró el médico, a manera de respuesta. Felix pasó entre los dos escritorios y caminó hasta la cama de Michelle, la primera del lado derecho.

—Lamento que te hayas visto arrastrada a todo esto... —susurró el chico, tomándole suavemente de la mano. Sintió como la muchacha le apretaba levemente, pero le restó importancia al hecho al pensar que seguramente se trataría de un acto reflejo.

No pasó mucho tiempo desde la llegada de Samantha cuando el director Reynolds atravesó la puerta con una pequeña máquina en la mano. Era del tamaño de una televisión portátil, y tenía una forma ciertamente parecida. De un lado colgaba un tubo de plástico, conectado a una diminuta, casi invisible, aguja en un extremo, y un tanque de plástico, colgante de la parte delantera de la máquina, en el otro.

Felix no tuvo que mirarlo por segunda vez. Estuvo seguro que aquel aparato era el utilizado para la extracción física del Psique, utilizada para rellenar los revólveres y como principal punto de investigación por parte del equipo de científicos detrás de semejante tecnología. ¿Pero en qué podría utilizarlo Reynolds? El día de extracción había sido el miércoles anterior, y Felix estaba seguro que no había ocasiones especiales... salvo una.

Miró a Michelle por enésima vez. Tan inocente, reposando en aquella cama, ignorante de lo que sucedía a su alrededor. ¿Acaso era ella, Michelle, una de las primeras amigas de Felix, gran compañera en el club de drama? ¿Acaso era ella una poseedora?

—No es posible... —murmuró el chico, al soltar la mano de la inconsciente Michelle y mirarse la palma. Brillaba, lo cual sólo sucedía en tres ocasiones: Al entrar a la zona, al usar el Psique, o al entrar en contacto con otro poseedor.

Pero claro, Felix se había refrescado con su Psique hacia unos momentos. Mike le había puesto la mano en el hombro también. ¿No eran ésas razones suficientes? No... Habían sucedido hacía un buen rato ya... En ese tiempo, la marca bien podía haberse apagado. ¡Aunque, claro, no contaba con un tiempo definido!

El cerebro de Felix detuvo su apresurada carrera para encontrar una respuesta cuando Vince alzó la mano y le mostró su marca, brillante también.

—No querrás decir que... —intervino Mike, poniéndose súbitamente de pie, empujando accidentalmente la silla hacia atrás. El resto del grupo no tardó en acercarse a la cama, mientras que Reynolds, en cambio, se colocó tranquilamente detrás de los muchachos.

—Veo que ya habéis formulado algunas teorías. —expresó el hombre, mirando al grupo con un asomo de sonrisa en el rostro. Tras oír sus palabras, los muchachos se dispersaron, como movidos por hilos invisibles de sólida autoridad.

—¿Pero cómo...?

Todos los ojos se clavaron en el director, esperando la ansiada explicación. El hombre, manteniéndose siempre sereno, se sentó en la cama contraria a la de Michelle, con todo el PP frente a él.

—Supongo que lo primero que queréis saber es qué le sucedió a Michelle exactamente, ¿no es así?

La gran mayoría asintió con la cabeza. El director Reynolds se aclaró la garganta antes de comenzar:

—Michelle, como ya habéis visto, posee un Psique. Si bien éste se encontraba latente, despertó como acto reflejo, con la intención de luchar contra el “Lagune” Syndrome que se apoderaba poco a poco de su cuerpo. Alguien con estas señales sufre un retraso en cuanto a los síntomas y desarrollo del síndrome, volviéndoles así más peligrosos. Estos individuos (muy inusuales, cabe decir) no tienen denominación alguna, así que procederemos a llamarles... —Reynolds se detuvo, esperando que los muchachos buscaran un nombre para las personas con esas características.

—Llamémosles... Umm... ¿Qué tal... “Reverted”...? Sabemos que el Psique revierte, durante cierto tiempo, algunos efectos del síndrome, así que... —sugirió Felix. Ya que nadie puso ningún pero, Reynolds denominó a los susodichos con tal nombre.

—De acuerdo... Los Reverted’s son, para el PP, posibles futuros miembros. Es fácil reconocerlos, pues una vez el síndrome y el Psique han despertado, su esclerótica (La parte blanca del ojo, Mike) se torna de color rojo. El resto de las señales o reglas de un infectado aplican para un Reverted, como los ojos amarillos o el viaje a la zona.

—¿Eso quiere decir que es probable que Michelle tenga un Psique? —preguntó Mike, mirando de reojo a su compañera.

—Es definitivo. —subrayó el hombre—. ¡Bien!, comenzaremos con el proceso de extracción del Psique.

Reynolds se levantó de la cama, no sin antes tomar el aparato que cumpliría con la tarea firmemente, para cruzar el espacio que lo separaba de Michelle con un par de pasos.

Colocó la máquina sobre la cama, a un lado de la chica. No sin antes presionar su correspondiente botón, los mecanismos del interior cobraron vida y provocaron que un zumbido llenara la habitación.

Felix conocía bien el proceso, pues James se lo había explicado ya. La aguja, en realidad, cuenta con dos diminutos conductos independientes, en lugar de uno, al igual que el tubo de plástico. Se penetra la carne desde el centro del triángulo de la marca, llegando al centro de la mano. Debido al escaso grosor de la jeringa, el dolor es apenas perceptible.

Al presionar el botón, un líquido negrusco y espeso recorre la mitad del conducto de plástico, en dirección a la mano del poseedor. Dicho líquido no es más sino un Corrupted derretido. Es una muestra de la sucia y repugnante masa en la que se convierten al morir.

Al entrar en el organismo, el líquido intenta tomar al poseedor como huésped, e infectarle con “Lagune” Syndrome. Sin embargo, si el cuerpo humano es una máquina perfecta, el de un poseedor de Psique debe superar con creces dicha clasificación. Los reflejos actuán rápidamente, sin darle tiempo a la sustancia invasora para actuar, enviando un líquido que le contrarresta en cuestión de microsegundos. Y es este líquido el cual es extraído por el segundo conducto, y llevado hasta el tanque donde se le almacenará.

Como bien se descubrió después de algunos años de investigación, la sustancia puede ser estimulada, provocando que emerga su potencial completo. Si bien varía con cada poseedor, la sustancia actúa siempre igual, como si los poseedores no fuesen más que vasos de agua, diferenciados simplemente por un sencillo colorante.

Acompañado por el zumbido de los mecanismos internos, un ligero sonido de succión pudo ser escuchado, mientras una sustancia de color azul brotaba de la mano de Michelle y ascendía por el tubo, hasta depositarse en el pequeño tanque de plástico.

—Pondré esto en un revólver dentro de un rato. —manifestó Reynolds, separando el pequeño recipiente de la máquina y guardándoselo en el bolsillo interior de su saco.

—Me parece que, exceptuándonos al director y a mí, sólo debería haber tres personas en la habitación, como se ha hecho siempre. —intervino Robinson.

—¿Puedo sugerir que dos de ellas sean Flynn y Johnson? —apuntó James, bastante seguro de la respuesta a su innecesaria pregunta. Reynolds afirmó con la cabeza.

—Creo que Sammy debería ser la tercera. —opinó Ethan, dándole una afectuosa palmada en la cabeza a la nombrada—. Michelle se sentirá más segura al ver a otra chica... supongo.

—No, si es que mujeres sobramos. —rió la muchacha, sarcásticamente.

—Entonces, está decidido. Vosotros tres, estad atentos. Os llamaré cuando Michelle despierte. —dijo Robinson, refiriéndose a los tres privilegiados que le darían la bienvenida a la chica una vez abandonara los brazos de Morfeo.

—Ahora, a clase, que una más no es nada. —rió Reynolds, incitando a los muchachos a dejar el lugar y prepararse para el último periodo, que no tardaría mucho en reemplazar al que estaba en curso. Ethan y Felix caminaron hasta el aula donde les impartirían la clase de Lengua, especializada en Literatura, en unos momentos más, mientras que Vince y Mike subieron a su clase de Trigonometría.



Y así, el tiempo pasó volando. Según el reloj de pared, eran ya las cinco menos quince, por lo que Felix tendría que empezar a prepararse para su club de Atletismo. Por suerte para él, llevaba consigo su ropa de gimnasia, preparada en una bolsa de tela que reposaba a sus pies.

El chico tomó el contenido, dejando la bolsa en el suelo, y se dispuso a cambiarse en la cama contigua a la de Michelle, donde las cortinas le proporcionarían, aunque limitada, cierta privacidad. Cuando terminó, se aseguró de poner todas sus pertenencias en la bolsa, para después atarla al tirante de su mochila y colgarse ambas del hombro.

—Perdón por haberte arrastrado en todo esto... —murmuró, al pasar una última vez al lado de Michelle. Su mano comenzó a brillar cuando le apartó el cabello del rostro con ternura...

¿Ah, pero qué estoy haciendo? —pensó, apartándose de la chica.

¿Que qué estás haciendo? Aprovechando una buena oportunidad, claro. —respondió la voz del Felix interno, generalmente oculto en las profundidades de su mente, ahora tomando el lugar de la tentación.

¿Qué?

Piénsalo... Como Michelle se entere de que has pasado tanto tiempo, aquí a su lado, seguro que se alegrará como nunca. Un gesto como ése no pasa desapercibido.

No, no es eso. Es sólo que... quiero protegerla. Después de todo, casi pierde la vida y...

¡Ah, ah, ah, ah! —interrumpió su contraparte—. Lo que pasa es que te gusta, no lo niegues.

No, no es eso... Se siente como... ¡como el afecto hacia una hermana, eso!

Uf, tío, entonces creo que nos va el incesto porque...

La alarma de emergencia de su reloj de muñeca le sacó de su ensimismamiento, avisándole que llegaría tarde a su club si no se apresuraba.

Felix miró a Michelle una última vez antes de salir por la puerta. Indudablemente, iba a ser un largo día, con muchas cosas para pensar.



Versión PDF:




Extra - Breakin' the fourth wall (1):

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Soundtrack (?): http://www.youtube.com/watch?v=Yz_QVy_EsFg
(Felix, Mike, Michelle y Vince se encuentran en clase de Historia, la única en la que coincide un significativo número de miembros del PP. La profesora decide salir del salón de clases hacia la sala de maestros, con la intención de tomar un mapa olvidado en el escritorio de dicha oficina)
Vince: Al fin un poco de tiempo de... relajación. (Se acuesta sobre su escritorio). Con esta señora, no tenemos tiempo para nada.
Felix: ¿Y qué esperabas? Es una clase, impartida por un profesor, una autoridad, al que debemos obedecer y respetar siempre con...
Mike (interrumpiendo): F, cállate. Ya vale, me gusta la Historia, sí, pero seguro que en una prisión la disfrutas más que aquí.
Felix: Pero es que...
Michelle (interrumpiendo): Pero es que nada. F, a veces pienso que eres demasiado serio.
Felix: ¡Eh, que puedo ser divertido también! ¡Todavía recuerdo el olor de Mario! Tenéis que admitirlo, fue una escena graciosa.
Mike: La comedia física es para novatos. Además, has dado más pena que risa.
Vince (ignorándoles): Por cierto, ¿qué os ha parecido el capítulo de esta semana?
Mike: Muy corto, si me lo preguntas.
Felix (molesto): Pues sí, te lo preguntó. Es lógico que sería un poco corto, al ser solamente explicativo. No había gran cosa en el guión. Personalmente, a mí no me ha gustado el asunto de mi flashback, pero qué se le va hacer... Si a Zero le gusta más así...
Michelle: Me gusta, como todos. Pero... para una vez que salgo, y me la paso dormida...
Mike: Pues claro, si eso es lo que hacen los secundarios.
Michelle (molesta): ¿Pero qué no has puesto atención? Dentro de nada seré miembro del PP; y de ahí a prota, no hay mucho trecho.
Mike: Eh, que aquí los únicos protas somos Felix y yo.
Felix (al margen): Haciéndose el importante de nuevo...
Mike: Los demás sois secundarios o fanservice, como en el extra de la pisci...
Felix (deteniéndole): ¡Eh, que ése todavía no sale!
Michelle: ¿Fan... service...? ¿Cómo puedes hacer eso en una novela ESCRITA?
Mike: Fanart.
Michelle: ...
(Hay un silencio incómodo entre los muchachos, apenas roto por los murmullos del resto de los compañeros)
Vince: En fin, discusiones fuera... Me he enterado de algunas cosillas y... ¡Ta-dada-dá! (Saca una hoja de papel de su mochila).
Felix: Y ahora sabes de qué va el siguiente cap, ¿a que sí?
Vince: ...
Mike: Pues venga.
Vince (leyendo): “Capítulo nueve. ‘Tutor’”. (Carraspea) “El capítulo gira en torno a Felix y Michelle, quien finalmente ha despertado y decide unirse al Project ‘Psique’. Puesto que Felix tiene una gran ventaja, al haber luchado contra un infectado por el ‘Lagune’ Syndrome, se le pide que acompañe a Michelle a una misión de limpieza y le enseñe lo básico”.
Felix: ¿Limpieza? Como nos pongan los cuatro pisos del escolar, nos lo pasaremos...
Vince: “Como un pequeño extra, es probable que se agreguen cosas de los miembros del PP, principalmente Vince e Ethan, entre escena y escena. No lo tengo muy claro”.
Vince: “Objetivos:
• Ampliar la relación de amistad [por ahora ;) ] de Felix y Michelle.
• Mostrar nuevos tipos de Corrupted, junto con sus nuevos nombres. Hopper y Angel definitivos.
• Mostrar el Psique de Michelle.”
Vince: ¡Anda, Michelle si tu Psique es de...!
(El lugar es súbitamente engullido por un amplio espacio vacío de color negro. De pie en el centro, se halla un chico de unos 16 años con el uniforme de la academia puesto, y una banda de color verde en su hombro izquierdo)
Zero: Pero qué problemáticos estos chicos... No vuelvo a tirar el cuarto muro, que me llenarán esto de spoilers. Para eso ya está Youtube o el subforo BbS de KHWorld.
Zero: En fin, esto ha sido un pequeño extra [no muy original, la verdad] para compensar el corto capítulo de esta semana. Os prometo, lectores, que el próximo superará las 10 páginas, como siempre (Sonríe).
Zero: No os perdáis el próximo capítulo: “Tutor”. Zero sez: Cya~~!!



Respuestas al lector:

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Ichi.- Persona influenció, sí, pero no tanto como puede parecer en un inicio. Psique comenzó como un pequeño cómic cuando yo tenía 12 años. Claro, no se llamaba Psique, y los personajes eran completamente distintos, pero los Corrupted's y el Psique seguían allí, aunque con otro nombre. Debo admitir que P3 me influenció para comenzar el PP y lo del tiempo detenido. Persona 4, por otro lado... Bueno, de vez en cuando escucho algunos temas de la OST para escribir... ¿Eso es influencia? xD

Sombra.- Sí, he jugado P3 y P4, y comencé el P2 (IS) hace tiempo, pero lo dejé abandonado. Sobre tus semejanzas, sólo el PP vendría a ser el SEES ^^U (Mencionado en el mensaje para Ichi). En cuanto a lo de que Felix se muda, no había notado la semejanza, la verdad.

Jeanne.- Un punto de vista bueno :3
Oh, y quiero FanArt =DDD (?)
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea

Notapor Sombra » Mar Jun 29, 2010 9:26 pm

E de admitir que me a gustado (Te has currado la explicacion de la extracción del Psych...Me estaba preguntando como lo hacian) ¿Que clase de poder tendrá Michelle?

El Laguna syndrome sería el equivalente a los caso Reverse... y has usado ese nombre para un tipo de monstruos. Se nota que te gusta la saga persona. Espero que continues así de bien ^^

PD: Un Extra muy gracioso jajaja
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea

Notapor Zee » Mar Jun 29, 2010 10:54 pm

Sombra escribió:El Laguna syndrome sería el equivalente a los caso Reverse... y has usado ese nombre para un tipo de monstruos. Se nota que te gusta la saga persona. Espero que continues así de bien ^^

_sata
Ya he dicho que lo único influenciado por Persona es el PP :cry: Esta historia NO se da en el universo de Persona.
Y es Reverted, Revertido, no Reverse.
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea

Notapor Jeanne24 » Jue Jul 01, 2010 6:46 pm

odebecido<==obedecido
descacnsaba<==descansaba
"Uf, tío, entonces creo que nos va el incesto porque..." <== xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
preguntó<==pregunto


Buen capítulo,a excepción por las faltillas que te he pillado esta vez(no escaparás ê.ê),seguramente han sido fruto de la prisa.Ten más cuidado la próxima vez.El cap...revelador,sin duda.Supongo que ya tenemos a la partenaire de nuestro protagonista :3 Bien,bien,me gusta que sea ella,me gustó su personaje desde el principio y eso me hace alentarlos a ambos a que estén juntos y hagan mucho Mini-felix ê.ê xDDDDDDDDD.Reverted,se me hace algo extraño,pero mola.

¡Sigue con Psique,animo! :3
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.:Lo importante es lo que hacemos, no quiénes somos:.
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Demyx escribió:Llegaré a ser el mejor
el mejor que habrá jamás
mi causa es ser moderador
tras mucho postear~~
Postearé a cualquier lugar
floodearé en cualquier rincón
al fin podré desentrañar,
el poder que hay en KHWorld
Son platines, hazte con todos, siiii~~
es mi destino, mi misión,
es KHWorld.
Mentos mi amigo fiel
nos debemos defender

HollowRiku escribió:Pues que mal, ¿no? =(

HollowRiku escribió:Omg, ¡muchas gracias por el primer puesto en User invisible! No me esperaba algo así :cry: En realidad he trabajado duro para conseguirlo, creo que me lo merezco xD

Demyx escribió:Todos locos

Demyx y Jeanny escribió:Demyx: What?
Jeanny: No sé, what tú
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea (Detenido ): )

Notapor Zee » Mar Jul 06, 2010 3:30 am

Aviso que esta semana no habrá capítulo de Psique. Me encuentro bloqueado, y sin ánimos, y las palabras simplemente no me salen. Además, estoy un poco ocupado con la publicación de un libro de bolsillo, por lo que ahora Psique no es mi enfoque principal. El blog sí será actualizado durante lo que dure este suceso (o por lo menos será actualizado hasta el cap 8).
A ver si consigo más lectores, que es una de las causas que me desaniman...

Una disculpa, escasos lectores.
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea (Detenido ): )

Notapor Sombra » Mar Jul 06, 2010 10:08 am

Es una pena que no puedas poner el Capitulo de la semana pero si no puedes escribir es mejor eso que hacer una chapuza. Esperando el episodio con ganas ^^
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea (Detenido ): )

Notapor Habimaru » Mar Jul 06, 2010 12:06 pm

Zero escribió:Aviso que esta semana no habrá capítulo de Psique. Me encuentro bloqueado, y sin ánimos, y las palabras simplemente no me salen.

Sé lo que se siente, así que... ¡Ánimo!
A ver si consigo más lectores, que es una de las causas que me desaniman...

Una disculpa, escasos lectores.

A mi criterio, eres uno de los usuarios con más lectores que conozco en este foro. Al menos, lectores que comenten, que yo sólo tengo dos. ¡Así que ese no es motivo para quejarse!
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea (Detenido ): )

Notapor Choco » Vie Jul 09, 2010 1:07 pm

Me he leído todo lo que has escrito en una hora (chan chaaaaan _sata)
Me gusta mucho la historia ^^ Yo tampoco he jugado al Persona 3/4, así que tampoco puedo comparar con el juego u.u
Lo de la hamburguesa, pensaba que sería... yo que sé, algo prohibido mega secreto y al final resulta ser una dichosa hamburguesa xD. Y la princesa y el sirviente, un guiño a la historia a que escribiste? :D En fin, esta historia tiene de todo: humor, acción, futuro romance? xD Decirte que la sigas, que tiene futuro y a ver si sales de este bloqueo, que todos los que la hemos leído te apoyamos! :DD
Venga, buena suerte y... a escribir! =D
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea (Detenido ): )

Notapor Axelpower » Vie Jul 09, 2010 2:00 pm

Zero escribió:A ver si consigo más lectores, que es una de las causas que me desaniman...


Vaya, parece ser que me he puesto al día en el momento justo =D



Me he leído todos los capítulos casi del tirón y la verdad es que esta historia pinta muy bien. Me encanta el hecho de que intercales historias serias y toques de humor, así consigues que la historia sea mucho más llevadera. También me parece muy bueno el modo que tienes de mostrar las relaciones entre personajes, y los sentimientos de estos.


Respecto a fallos, el único gordo que he notado es en el capítulo 5, aunque es muy subjetivo:


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Cuando a Félix le revelan toda la información sobre el PP, su Psique y los Corrupted la asimila, a mi parecer, demasiado rápido. Aunque ya hubiera experimentado directamente muchísimas cosas, como lo de los Corrupted o su extraña habilidad, se muestra bastante indiferente ante la explicación, en lugar de extrañarse o mostrar incredulidad.

Pero como ya he dicho, es algo subjetivo.


Otro fallo (también subjetivo) que he encontrado es que

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Las descripciones son muy científicas (en su mayoría). Les falta vida, sentimiento. Aunque el vocabulario que utilizas ayuda bastante en este sentido, podrías hacer un poco más metiendo algún que otro hipérbaton, o intentando no utilizar tantos tecnicismos.


Finalmente, lo último que no termina de gustarme es el hecho de que

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de momento no se esté mostrando nada de argumento. Parece la típica aventura en la que la gente va vagando por mundos solucionando misiones de relleno hasta que al final la parte auténtica del argumento se revela y la historia empieza a valer la penaKingdom Hearts. Aunque claro, esto es comprensible teniendo en cuenta que el relato acaba de empezar. Aun así, ten en cuenta lo que te he dicho e intenta que Psique no se convierta en una de esas historias, que tiene potencial para ser mucho más.
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Re: Psique // Capítulo 9 en línea

Notapor Zee » Mar Jul 13, 2010 6:52 pm

Versión escrita:
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Capítulo 9 – Michelle y Nebiros:

Sec, sec, sec, sec... —repetía Felix, siguiendo el ritmo del reloj de pared que descansaba sobre la puerta del aula, en la cual tanto el chico como su compañero Ethan escuchaban a su profesora de Lengua.

Ya había pasado un día desde el rescate de Michelle, quien, infectada por el “Lagune” Syndrome, viajó a la zona y estuvo a punto de convertirse en un Corrupted. La chica había sido rescatada por Felix, quien logró vencer a su contraparte con una descabellada estrategia pensada en el último minuto.

Felix se encontraba muy nervioso. Tal vez más de lo que debería. El principal causante había sido un simple mensaje de texto, proveniente de James, que leía:

La chica Rivers ha despertado. No salgas de clase. –James. —pese a que Felix había olvidado por un momento que “Rivers” era el apellido de Michelle, no tuvo que revisar el mensaje dos veces para dar por hecho que se trataba de ella. La costumbre de James de llamar a todos por sus apellidos era característica, como una firma, que le definía y resaltaba su seriedad.

Sec, sec, sec… —seguía el chico, sin apartar la vista de la manecilla más pequeña. Ethan, quien se encontraba sentado a su lado, sólo le miraba con una apática expresión.

—Bien, alumnos, al parecer hemos terminado temprano. —anunció la profesora, dando por terminada la clase. Felix se apresuró a tomar su mochila, pero la maestra le detuvo—: No, Sr. Flynn, aún no podemos dejar el aula. Podéis leer, estudiar, o conversar, siempre y cuando sea en silencio.

Felix dejó salir un bufido y continuó contando los segundos, en profundo aburrimiento.

—¿Me prestarías tu bitácora, F? —pidió Ethan, tendiéndole la mano. Felix, saliendo de su ensimismamiento, buscó en su mochila el delgado cuaderno negro. Tras encontrarlo, se lo dio a Ethan sin siquiera mirarle.

Sec, sec, sec… —continuó, con el brazo sobre la mesa y la barbilla sobre éste.

—¿Corrupted común y alado? ¿Es todo lo que tienes? —preguntó el rubio, cerrando la bitácora de golpe.

—Ajá…

—Qué nombres. A este paso, nos vamos a confundir. ¿Cómo llamarás al Corrupted en el que Michelle se transformó? ¿Corrupted pulpo?

—Calla, estoy ocupado.

—Recomiendo que lo cambies. —sugirió el chico, dejándole el cuaderno sobre la mesa. Felix ni lo miró.

—El primero se llamará grasshopper, entonces. El segundo, birdy. ¿Te parece?

Hopper me gusta más. Ya le encontrarás nombre al otro. —tras decir esto, Ethan se sumergió en su libro de literatura.

—Creí que eras de ciencias… Sec, sec, sec…

—Lo que sea para no escuchar tus “Sec”. Me quedaría más conforme si cambiaras a “min”.

—Sólo quedan seis minutos. No sería divertido.

—¿¡Te parece divertido esto!? —reclamó.

—No.

Ethan dejó escapar un gran suspiro antes de meter la cabeza en su libro. Felix, ajeno a todo lo demás, siguió contando los segundos.

Sec, sec, sec...

—F… ¿Podrías por favor guardar silencio? —pidió Ethan, sin apartarse de su libro.

¡Secsecsecsecsecsecsecsecsecsecsecsec! —repitió el chico, con toda la intención de ser molesto.

—…al infierno… —musitó el chico. Acto seguido, alzó la mano y llamó—: ¡¡Profesora!!

—¿Sí, Sr. Parker?

—¿Podemos salir Felix y yo? Asunto del PP.

—¿Eh? —expresó F, extrañado.

—Adelante. —respondió la profesora, señalando la puerta. Ethan se apresuró a guardar su libro en la mochila, para luego echársela al hombro. Sin que su compañero pudiese reaccionar, le pasó el brazo por el tirante de su propia mochila y le levantó de la silla de un tirón, no sin antes ponerle la bitácora de Corrupted’s entre sus manos. Sin poder despedirse o agradecer, Felix tuvo que salir del aula, pues Ethan no dejaba de darle empujones.

—¡Ethan, James dijo que no debíamos salir…! —reclamó el chico, una vez ambos estaban en el pasillo, rumbo a la enfermería.

—Sus órdenes me las paso por… —Ethan hizo ademán de llevarse la mano a la entrepierna, pero se detuvo al ver que un profesor caminaba por el pasillo. El chico se puso la mano en la cabeza lo más rápido que pudo, y saludó con un nervioso “Buenas tardes”.

—¿Pero… no es él el líder? —inquirió Felix, una vez se quedaron solos de nuevo, un poco sorprendido por el comentario de su compañero.

—Podrá ser el hijo del director, podrá haber conseguido su Psique a los once años, podrá ser fundador del PP de nuestra generación… Pero nadie le ha nombrado líder.

—Creo que esas son razones suficientes para suponer que… —iba a decir Felix, pero Ethan le cortó:

—Calla, Felix.

—P-Pero…

—Calla. Felix.

—Vale, vale… Pero el que se pica, ajos…

—No me gusta el ajo. Ni lo pienses.



Ni siquiera había sonado la campana cuando ambos chicos llegaron a la enfermería. Después de todo, apenas habían recorrido un pasillo. Ethan le dio una leve palmada a Felix en el hombro, para después dejar el edificio escolar por la puerta principal, a unos metros de distancia.

Unos segundos más pasaron, y un alargado Ring dio por finalizadas tanto las clases como la semana escolar. Felix dejó su mochila en el suelo y se sentó sobre ella, esperando no ser un estorbo para los alumnos que recorrerían los pasillos dentro de unos instantes.

Pensándoselo mejor, Mike y Samantha probablemente tardarían, pues era ya fin de semana, y debían revisar bien sus pertenencias. Así que Felix decidió abrir la puerta a la enfermería y entrar.

El lugar estaba tan reluciente como siempre. Los dos escritorios, del doctor Robinson y su enfermera, estaban vacíos. Todas las cortinas, que hacían a la vez de paredes y limitaban las camas, estaban completamente corridas, impidiendo ver las susodichas.

—¿Quién es? —preguntó una voz, que Felix reconoció como la del médico Robinson, proveniente de la primer cama de la derecha, en la cual Michelle había descansado el día anterior.

—Felix. —respondió, dejando sus cosas junto a la puerta—. Ah… ¿Michelle pasó la noche aquí? Tengo entendido que…

—¡F! ¡Felix! —exclamó una voz femenina, proveniente de su derecha. Casi de inmediato, unos afectuosos brazos le rodearon el cuello.

—¡A mí no me saludaste con tanto entusiasmo! —reclamó alguien, desde el mismo sitio de donde había salido la chica.

Felix reconoció de inmediato a Michelle y a Mike por sus voces. La presencia de Mike no le extrañaba en absoluto, pues solía desobedecer órdenes, pero el hecho de que Michelle se encontrara tan activa le había tomado por sorpresa. Después de todo, esperaba verla, cansada, recostada en la cama. Se sintió avergonzado al darse cuenta que eso significaba que la chica era más fuerte de lo que él había sido.

—Eh… Ah… ¿H-Hola? —balbuceó.

—Acaba de despertar después de haber sido salvada de las garras de las criaturas de un universo desconocido gracias ti y tus maravillosos poderes de otro mundo… ¿Y todo lo que puedes decir es “Hola”? —se burló Mike, dándole una palmada en la espalda mientras pasaba caminando. El chico se sentó sobre un escritorio, y le guiñó el ojo a su compañero, en un gesto muy digno de él.

—N-No-No sé… Ah, eh… ¿Michelle? Eh… —Felix iba a pedirle que le soltara, pero le pareció demasiado rudo, por lo que le devolvió el gesto.

De pronto, la puerta de la enfermería se abrió una vez más. Debido a que Felix le daba la espalda, no supo quién había entrado… hasta que se pudo escuchar:

—Ah, ¿salen juntos? —preguntó Samantha.

—¡No! —negó Felix—. Esto es… un abrazo de…

—De agradecimiento. —aclaró Michelle, sonriente, finalmente soltando a Felix.

El chico miró extrañado a su compañera. Un poco sorprendido por lo que había dicho, y por lo que Mike había comentado hacía unos segundos, le preguntó a su amigo:

—¿Le habéis contado ya?

Como respuesta, el doctor Robinson y el director Reynolds corrieron la cortina que los separaba del grupo, invitando a los chicos a que les pusieran atención.

—Michelle es consciente de todo lo que ha sucedido mientras estuvo infectada. —explicó Reynolds.

—¿Cómo? —preguntó Felix, escéptico. Instantes después, se giró hacia Michelle y le dijo—: ¿De verdad? —la chica asintió con la cabeza—. Wow, eres asombrosa.

Michelle se ruborizó y le dedicó una sonrisa a Felix.

—Bueno, bueno… ¿Quién sería tan amable de comenzar a explicarle todo a Michelle?

Con ayuda de sus amigos, Felix se preparó para aclarar todo lo que le habían comentado hacía dos semanas, y más.



Tras haberle explicado todo a Michelle, quien había aceptado todo fácilmente, al ya haberlo vivido, Felix y Mike acompañaron a la chica a la cafetería. Robinson y Reynolds se habían quedado hablando sobre la transferencia de Michelle al dormitorio y la beca que conllevaba, mientras Samantha había decidido acompañar a su hermano Ethan.

—¿Qué dices, F? ¿Tiene aguante? —preguntó Mike, señalando a Michelle con su tenedor, del cual colgaba un chorreante trozo de carne con salsa. El trío se encontraba en una mesa para cuatro, ya comiendo distintos alimentos.

Felix se sintió repentinamente irritado ante el comentario de su amigo. Había sido como le hubiesen ofendido a él, como si Mike hubiese cometido un crimen grave que mereciera la más grande de las condenas. Enfurecido, escupió inconscientemente el refresco que tenía en la boca hacia un lado, formando un charco en el suelo, antes de contestarle a Mike:

—¿¡Que qué!? —la exclamación salió en forma de grito, lo cual atrajo las miradas de algunos curiosos. Felix golpeó la mesa con los puños cerrados, antes de ponerse dramáticamente en pie. Mike le miró con una mezcla de curiosidad y ligero temor.

—F... Creo que Mike se refería a... mi aguante en la zona. —aclaró Michelle, avergonzada y cabizbaja.

—Oh. —respondió el muchacho, quien ya había tomado a un asustado Mike por el cuello de su camisa. Le soltó inmediatamente, no sin antes acomodarle el saco a manera de disculpa. Apenado, volvió a tomar asiento.

—Yo no sé qué pasa con ese espíritu sobreprotector que tienes últimamente. —le dijo el joven, relajado y como si nada hubiera sucedido. Felix se sonrojó al pensar en la razón que tenía Mike.

—E-Es porque rescaté a Michelle… E-Es mi de-deber protegerla y darle una bu-buena impresión del PP… —balbuceó, alejando la mirada de sus compañeros. Tal vez si no tocaba el tema, y lo apartaba de sus pensamientos, simplemente lo olvidaría y lo dejaría atrás.

—En ese caso no te molestará acompañar a Rivers a su primer misión, ¿no? —dijo una voz, que reconoció como la de James, a sus espaldas. Aparentemente iba con unos amigos de su clase, que se habían adelantado y ahora le esperaban en una mesa cercana. El chico llevaba una guitarra acústica en su funda colgada de la espalda, algo que sorprendió un poco a Felix, pues no estaba enterado de que James tocaba un instrumento.

—¿Primera misión? ¿Hoy? —inquirió Mike.

—Rivers está más que lista. Su condición como un Revertedle dio una condición física increíble. No me sorprendería que pudiera quedarse en la zona el doble de tiempo que nosotros. —explicó el joven—. ¿Y bien? ¿La acompañarás?

—¿Yo? —preguntó Felix, incrédulo—. ¿Por qué?

—Porque os lleváis bien. —contestó el chico, únicamente, como si fuese obvio.

—Mike la conoce desde antes, y lleva en el PP más que yo. —señaló Felix, mientras le daba un trago a su refresco.

—Bueno, tú has luchado con alguien con “Lagune” Syndrome, que además era un Reverted. —acto seguido, James se acercó hasta quedar lo suficientemente cerca para que sólo Felix le escuchara—. Y estoy segurísimo de que Johnson no le gusta, además.

Por segunda vez en el día, Felix escupió su bebida.



—¿Qué te ha dicho?

—Nada.

—¿Qué te ha dicho?

—Nada.

—¿¡Qué te ha dicho!?

—¡Que nada!

Mike y Felix discutían sobre el comentario de James durante la hora de la comida. El primero estaba curioso por saber qué había hecho a F escupir su refresco de nuevo, pero éste se negaba a aclararlo. Michelle, quien les acompañaba, parecía disfrutar con la supuesta pelea de los muchachos. Una sonrisa se hallaba dibujada en su rostro desde que habían dejado la cafetería.

—Te ha dicho algo.

—Me ha dicho que eres un idiota, ¿vale?

—F… Mike… —comenzó a decir Michelle.

—¿A quién llamas idiota, idiota? —reclamó Mike, haciendo caso omiso a Michelle.

—¡A ti y a tu madre, cabrón! —insultó Felix, irritado.

—¿Felix…? —continuaba Michelle.

—Oohjojo, con mi madre no. Con mi. Madre. No.

—Ah, vale, ¿prefieres a tu padre?

—Chicos…

—¡Nerd!

—¡Idiota!

—¡Debilucho!

—¡Inmaduro!

—¡Caraculo!

—¡Culocara!

—¡¡¡Chicos!!! —exclamó Michelle, desesperada. Ambos jóvenes se detuvieron al mismo tiempo, sorprendidos por el repentino grito de la muchacha—. Aquí es.

Felix y Mike contemplaron a su alrededor. Michelle tenía razón: habían llegado a la sección deportiva, camino a su dormitorio, donde James les había encomendado una misión de limpieza a Felix y Michelle.

—Oh, cierto. —expresó Felix—. Michelle, de verdad siento lo de la pelea y todo… Mike y yo no vamos en serio.

—Los mejores amigos pelean para ser mejores amigos. —señaló Mike, dándole un leve golpe a Felix en el hombro.

—Está bien… —restó importancia al asunto la chica.

Los chicos dejaron fluir un agradable silencio entre ellos, roto apenas por el suave sonido de los árboles movidos por el viento.

—El otoño se nos viene encima. —comentó Mike—. Y con eso, el frío.

—Estamos en la playa, lo dudo. —señaló Felix.

—Bueno, es que tú estás acostumbrado a cosas más frías. Seguro que has visto la nieve, ¿no? —dijo Michelle.

Felix asintió con la cabeza, recordando los días pasados en diferentes ciudades, con otras personas… Personas que había perdido. ¿Perdería también a Mike y Michelle? Después de todo, era probable que su familia se mudara de nuevo.

El chico sacudió la cabeza, alejando los pensamientos que frecuentemente le abordaban.

—Bueno, yo me voy, entonces. —se despidió Mike—. Suerte con la misión. No hagáis cosas malas mientras nadie os ve…

—¡Mike! —reclamaron los otros dos al unísono.

—Es broma, es broma. ¡Nos vemos! —tras decir esto, el chico comenzó a caminar hacia el estacionamiento, por el cual saldría para llegar a la sección A de los dormitorios.

Felix y Michelle dejaron que el silencio les cubriera de nuevo, pues no sabían qué decir. Sin articular palabra alguna, la chica le tomó de la mano.

—¿¡Q-Qué ha-haces!? —tartamudeó el joven, nervioso.

—¿No vamos a entrar? Debemos ir al mismo tiempo, me parece.

—Ah… ¡Ah, sí! —Felix se rió—. Cierto, cierto. Vamos, pues.

Con el mínimo esfuerzo que suponía, Felix arrastró a su compañera al limbo entre su dimensión y la de los Corrupted’s. La luz cambió, resaltando los brillos y oscureciendo las sombras. El aire pareció viciarse, y la pareja se sintió levemente más pesada.

—¿Es ésta… la zona…? —preguntó Michelle, sin ocultar su asombro.

—Sí. —respondió Felix—. Tal vez no te lo parezca, pero ahora la mitad de nosotros está en otra dimensión.

—¿Y por qué no podemos verla? —inquirió la chica.

Felix se quedó callado. A decir verdad, nunca lo había considerado. Si la mitad de sus moléculas estaban ahora en la dimensión oscura, ¿no sería natural ver también lo que había allí? Era muy poco probable que fuera un reflejo del universo real, y que las dos imágenes se combinaran en una sola. Aunque claro, nadie le aseguraba que los Corrupted’s no construían casas… No, era ridículo pensar que el terreno y las estructuras de aquel lugar serían exactamente las mismas.

—Eh, no lo sé. ¿Será que nuestros ojos se quedan? —sugirió el chico, estúpidamente.

Michelle no respondió. En cambio, sacó un revólver de viento de su cinturón.

—¿De verdad… tengo que usar esto…?

Felix la miró un poco extrañado. Ni siquiera Samantha, la otra chica del equipo, había cuestionado los métodos del PP.

—No serás… pacifista, ¿no? —preguntó el joven.

—¡Ah, no, no! —se disculpó la chica, guardando de nuevo el arma—. No me gustan las peleas, lo admito, pero no soy tan extremista.

—Oh… Eh… Vale, está bien. Y descuida, yo te protejo si no puedes luchar.

Los chicos contemplaron de nuevo la sección deportiva del colegio: No había mucho que ver. Sólo estaban las canchas de baloncesto, la de fútbol, las de tenis y la pista de correr. Por alguna razón, todas vacías. Aunque claro, los Corrupted’s no solían deambular solos cuando no había nadie dentro de la zona, por lo que a Felix no le extrañó mucho.

—Aunque sí me pregunto… —empezó Michelle—. ¿Qué derecho tenemos para matar Corrupted’s?

Felix no supo que decir.

—¿A quién le consta que son malvados? Puedes compararlos con los insectos, si quieres. No hacen daño alguno, pero todo el mundo les odia y hace lo posible por aplastarles.

Felix se giró hacia la chica, mirándole directamente a los ojos.

—El problema de muchos insectos es que, si no te cuidas, pueden traer enfermedades o heridas consigo. Es lo que el Project "Psique" trata de evitar. —el chico hizo un espacio para que las palabras hicieran su efecto. Antes de continuar, tomó a Michelle de las manos—. No me gusta recordarte que fuiste una de las personas afectadas.

La chica apartó la mirada, avergonzada por sus palabras.

—Lo lamento… —se disculpó.

—¡Ah, descuida! —se excusó Felix, finalmente soltándole las manos—. Es sólo que… supongo que al saber que puedo proteger a las personas que quiero, de cierta manera disfruto hacer esto…

—¿Proteger a quien quieres? —repitió la chica—. Nunca lo había visto así. Creo que… Sí, creo que suena mejor que… —la chica se detuvo súbitamente. Alzó repentinamente la cabeza, como si hubiese visto o escuchado algo.

—¿Qué? ¿Qué pa…?

Michelle se llevó el dedo a los labios. Con un lento y sigiloso movimiento, señaló hacia el cielo. Felix, con el mismo cuidado, alzó la cabeza poco a poco.

Algo volaba en círculos sobre ellos. Era mucho más grande que un pájaro, y sus alas eran más largas.

—Parece… ¿un ángel? —señaló Michelle.

La chica tenía razón. A pesar de tener un par de alas, la criatura tenía una forma humanoide, e incluso extremidades delanteras. Felix recordó que Mike una vez le había hablado sobre algunos Corrupted’s alados, los cuales había apuntado en su bitácora. No obstante, jamás había visto uno personalmente.

—¡¡Vuelan en círculos y se lanzan en picada!! —gritó Felix, al recordar de pronto las advertencias de Mike. Tomó a Michelle de la muñeca y comenzó a correr, con ella detrás, hacia un lugar seguro.

Un aterrador aullido, digno de una criatura como aquella, se pudo escuchar en lo alto. Hubo un batir de alas, y el sonido de algo pesado aterrizar en el suelo. Felix soltó a Michelle y dio media vuelta, preparado para combatir contra el Corrupted.

—Malditas criaturas rastreras… —murmuró, tomando un revólver de Psique de fuego de su cinturón. Disparó, pero el Angel ya había despegado de nuevo. Al mirar de nuevo al cielo, pudo ver al ser volar en círculos sobre él una vez más.

Con sorprendente puntería, Felix logró golpear el ala del Angel con un compacto orbe de viento. La criatura perdió el equilibrio y estuvo a punto de caer; pero, al aletear varias veces, logró mantenerse en el aire.

Un aullido más. Éste proveniente de algún lugar detrás de Felix. El chico maldijo por lo bajo y giró sobre sí mismo, intentando encontrar al causante.

—¿¡Qué coño!? —exclamó el chico, al ver una veloz figura de color negro cruzar corriendo la cancha. Felix se preparó para seguirle, pero se detuvo al notar que había dejado detrás de sí una extraña estela de humo blanco.

—¡F! ¡Felix! —gritó Michelle, dando saltitos para intentar verle por encima del muro de gas, que ya comenzaba a crecer tanto en altura como en extensión, y, sin embargo, seguía tan denso como al principio.

—Oooh, mierda. —se quejó el chico, al hallarse engullido por la ahora inmensa nube de niebla. Le sería muy difícil escapar del Angel ahora que no podía ver; aunque claro, era probable que éste tampoco pudiese encontrarle. Lo primordial era hallar a Michelle y, una vez logrado, no separarse de ella. Quiso gritarle, pero seguramente delataría su localización.

El joven comenzó a correr, a ciegas, siempre rodeado por aquel dinámico laberinto, siempre cambiante. Al parecer Michelle había pensado lo mismo que Felix y prefería quedarse en silencio, perdida, en lugar de llamarle y prácticamente entregarse.

¡Pero qué idiota eres, Felix! ¿Eres un poseedor de Psique o qué? —pensó, dando con la solución. Lanzó una ráfaga de aire al frente, creando así una especie de túnel. No había nada al frente.

Esperó a que la niebla llenara el hueco, y disparó un poco más a la derecha. Tampoco había nada. Tuvo que repetir el proceso unas tres veces más para dar con Michelle, cuyo temor, mezclado con sorpresa, era casi palpable.

—Tranquila, he sido yo. —le explicó, una vez llegó a su lado.

—¿Tú has hecho la niebla?

—Eh… No, yo la he movido.

Repentinamente, algo cayó junto a ellos, haciendo retumbar el suelo. El Angel miró a los chicos con sus ojos amarillos, para después aullarles. Michelle, asustada, se abrazó a Felix, impidiéndole defenderse.

—¡Michelle! ¡Ya vale, que da miedo, pero si no me…! —un nuevo aullido interrumpió al chico, el Angel alzó su garra preparado para atacar.

—¡Nononono, no! —gritó Felix. Acto seguido, hizo lo primero que se le vino a la mente, y sopló.

Jamás había probado dicha técnica, pero el alivio lo embargó cuando supo que también podía controlar el aire de esa manera, al lograr que el Corrupted se viese repelido. Felix liberó de Michelle el brazo en el que llevaba el revólver, y le disparó al ser. La lengua de fuego proveniente de la punta del arma rodeó al Angel, creando una especie de capullo a su alrededor. La criatura aulló de dolor, y comenzó a aletear para intentar apagar el fuego. Felix recordó al Corrupted que Mike había asesinado de similar manera cuando le había rescatado.

Repentinamente, la criatura, aún en llamas, se lanzó contra él. Felix apartó a Michelle de un empujón, y se apresuró a sacar su pequeña daga. El Corrupted cayó encima del chico, pero éste se apresuró a hacerle un corte en el cuello, para después darle una fuerte patada en el estómago con ambos pies. Felix notó que la parte inferior de su pantalón había encendido, pero la ignoró y saltó hacia el Angel. Potenciado por la fuerza del aire, aterrizó fuertemente sobre su cabeza, incrustándole el puñal en el cráneo hasta la empuñadora.

Tras asestar el último golpe y ver cómo el ser se derretía, la niebla comenzó a disiparse. Felix lamentó no haber podido observar al Corrupted que había utilizado semejante técnica, pero decidió que no debía importarle, pues proteger a Michelle era esencial.

—F… Ahí hay algo más… —murmuró Michelle, ocultándose detrás de Felix, que apagaba su pantalón con una ráfaga de viento. El joven no pudo evitar sonrojarse al sentir a la chica abrazándole. Ella esperaba que le protegiera; no iba a fallarle.

—¿Quién va? —gritó Felix, estúpidamente, observando a la desenfocada silueta que había aparecido a varios metros por delante de ellos. Se arrepintió de haber dicho tal frase, pues bien sabía que los Corrupted’s no le responderían.

Michelle soltó un gritito cuando la figura comenzó a acercárseles, lentamente y, de cierta forma, amenazante. Felix apretó con decisión la empuñadura del pequeño puñal, manchado de sangre negra, y llevó la otra mano al cinturón, de donde podría tomar un revólver rápidamente.

La niebla finalmente se disipó por completo, y dejó a la vista a la supuesta criatura… o más bien, individuo. Tenía la altura y complexión de un hombre, y presuntamente lo era, pues llevaba ropas de humano. Un largo abrigo negro, de un material que parecía cuero, le llegaba hasta los pies, en los cuales lucía zapatos —¿O eran botas?— del mismo color. Su rostro se veía ensombrecido por una capucha, también de cuero negro, que estaba unida al cuello del abrigo.

—¿¡Quién eres!? ¿¡Qué quieres!? —le interrogó Felix, sacando un revólver al azar y apuntándole con éste. Luego, tras pensar un poco, prefirió preguntar—: ¿¡Eres un poseedor de Psique!?

El desconocido asintió con la cabeza. No hizo ruido alguno.

—¿¡Q-Quieres pe-pelear!? —tartamudeó Felix, guardando el puñal y preparándose para formar un orbe de viento.

El hombre se negó.

—F… Tengo miedo… —murmuró Michelle en su oído. Felix maldijo por lo bajo. No podía soltar a Michelle; pero si no lo hacía, le sería muy difícil defenderse del desconocido.

El chico hizo un análisis mental de la zona. Terreno aparentemente plano, de pasto artificial. El hombre estaba a unos cinco metros de ellos. Tampoco había objetos en el suelo.

Sus únicas opciones eran un certero ataque a distancia, o un súbito cuerpo a cuerpo… o esperar.

—¿Qué quieres? —preguntó el chico, optando por la última opción. El hombre levantó lentamente su brazo, mostrando una mano cubierta por un guante de cuero negro.

Y les señaló.

Felix sintió como si le hubiesen arrojado agua fría encima. Como si fuese un reflejo, abrió inconscientemente los brazos para mostrarle al hombre que protegería a Michelle.

—¿Eres el líder…? —preguntó el hombre. No sonaba muy mayor. Por su voz, Felix dedujo que probablemente rondaría su edad.

Felix se quedó callado. Si decía la verdad, era muy posible que el individuo les atacara allí mismo, para después ir a por el resto del PP. Si mentía, en cambio, tal vez simplemente intercambiarían algunas palabras… ¿pero sobre qué?

—Lo soy. —finalmente respondió, quitándole el seguro a su revólver y apuntándole directamente al rostro—. ¿Qué es lo que buscas?

Sin aviso alguno, el desconocido echó a correr hacia ellos. Su ondeante abrigo le avisó a Felix que el peligro se acercaba, por lo que el chico se rodeó con una esfera de viento, la cual el joven no pudo penetrar.

—Te busco a ti. —susurró, una vez recuperó el balance. De su manga derecha surgió la hoja de una espada, de color rojo sangre, con la cual intentó romper el refugio de Felix y Michelle.

Felix inmediatamente notó la ventaja que tendría semejante arma. Si se encontraba bien sujeta, podría dejarla caer con todo el peso de su brazo, y no podrían arrebatársela durante la batalla.

El chico se giró hacia su compañera y notó que tenía los ojos vidriosos. Felix hizo lo posible por no llorar también, pues el verla así le hizo sentirse de manera parecida.

—Quiero que corras hasta el dormitorio. Una vez allí, sal de la zona. —le dijo, tomándole de los hombros y mirándole a los ojos.

—P-Pero…

—¡Estaré bien! —le interrumpió—. ¿No dijiste en la cafetería que me obedecerías? Pues bien, esto es una orden. ¡Corre!

Michelle asintió con la cabeza. El muchacho convirtió su esfera en un disco, repeliendo al desconocido pero dejando a la chica salir. El atacante notó de inmediato el error cometido por Felix, y se lanzó a por la joven.

—¡Mierda! —gritó, rompiendo el improvisado escudo mientras le lanzaba un orbe de viento al desconocido, provocando así que su trayectoria se viera desviada, y cayera de bruces en el suelo. Rápidamente tomó su revólver y le disparó, sin piedad alguna. Desgraciadamente, las consecuencias de no examinar el arma antes de usarla hicieron presencia, y el ataque, de tierra, no hizo más sino formar una zanja bajo el individuo.

El joven no desperdició la oportunidad y se levantó en cuanto Felix hizo ademán de tomar otra arma. Comenzó a correr en dirección a Michelle, quien no había detenido su escapatoria.

—¡Ni siquiera lo intentes! —vociferó Felix, utilizando el aire para impulsarse rápidamente hacia adelante y colocarse frente al desconocido. Con un ágil movimiento, tomó otro revólver de su cinturón, le quitó el seguro, cerró fuertemente los ojos y le disparó al joven directamente al rostro.

El encapuchado soltó un aullido de dolor y se cubrió los ojos con las manos. El revólver que Felix había utilizado era de luz, y el único uso que tenía por ahora era el de cegar al enemigo con un potente destello. El arma estaba pensada para cegar a varios oponentes desde una distancia, pero Felix se había acercado más de la cuenta, y probablemente el hombre había perdido la vista permanentemente.

Tal y como había visto a James hacer antes durante los entrenamientos, Felix pateó, con mucho esfuerzo, al desconocido en el rostro, haciéndole caer irremediablemente al suelo.

—Siete minutos y medio… —murmuró, una vez miró su reloj de muñeca. La cuenta regresiva llegaba a su fin; debía salir de la zona inmediatamente o su cuerpo comenzaría a sufrir daños graves.

Repentinamente, su oponente ocultó su mano izquierda en algún lugar bajo su abrigo, para después sacar algo que cabía en su puño. Felix sólo tardó unos segundos en asimilar que lo que llevaba era una granada.

—¡Mierdamierdamierdamierda! —gritó al ver cómo el encapuchado le quitaba el seguro al arma y se la lanzaba con toda la fuerza posible, todavía a ciegas. Felix giró sobre sí mismo, formando una esfera de viento a su alrededor, intentando hacer rebotar el proyectil.

Pero estalló al entrar en contacto con la burbuja.

Felix no estuvo seguro de lo que había pasado. Repentinamente, el suelo bajo sus pies cedió, y cayó por lo menos dos metros antes de impactar de espaldas contra un suelo de tierra. Al abrir los ojos, los cuales había cerrado ante el inminente ataque, se dio cuenta que se encontraba en el fondo de una zanja, desde la cual no podía ver nada más que el cielo crepuscular.

Súbitamente, una figura bloqueó su vista. El mismo encapuchado de antes le miraba desde arriba… ¿¡Le miraba!?

—Disfrútalo. —murmuró, quitándole el seguro a una nueva granada y haciéndola rodar hasta el interior de la zanja, de la cual Felix no podría escapar.

El chico intentó ponerse de pie, pero se vio incapaz, pues la zanja era muy angosta, y sus piernas habían quedado más arriba que su cabeza, en casi noventa grados. Intentó alzarse usando sólo la fuerza de su abdomen, pero no tuvo de donde apoyarse para levantarse por completo.

No podía alcanzar la granada con las manos, pues ésta había quedado detrás de su cabeza, y cuando se había levantado, había rodado hasta quedar bajo él. Podría utilizar el viento para expulsarla, pero la anterior había estallado en cuanto había sentido su Psique. Aunque si no lo hacía, estallaría de todos modos. En ese caso, todo lo que podría hacer era tomar el riesgo…

Antes de que pudiese hacer algo, sin embargo, algo golpeó al encapuchado en la cabeza, haciéndole caer al suelo. El joven estuvo a punto de caer al hoyo, pero logró agarrarse de los bordes. No obstante, la mitad de su cuerpo ya se encontraba dentro de la zanja, cosa que Felix aprovechó al tomarse de sus piernas y utilizarlas como punto de apoyo para intentar ponerse de pie. El desconocido, irritado, dio varias patadas, una de las cuales golpeó de lleno a Felix en la mandíbula, provocando que se le rompiera el labio. Sin embargo, el chico no se rindió y, al tomarse de la parte de atrás del abrigo de su atacante, pudo finalmente ponerse en pie.

Con un ágil salto, Felix salió del agujero, preocupándose por pisar a su oponente en la espalda y haciéndole caer dentro antes de escapar de aquella sofocante prisión. Una vez fuera, notó que alguien le acompañaba, seguramente aquél por quien el joven encapuchado había sido golpeado. Michelle le dedicó la más grande de las sonrisas, mostrándole una botella de plástico vacía.

—¿Has usado tu…? —balbuceó Felix, incapaz de terminar la frase debido a la sorpresa. La chica asintió con la cabeza, afirmando así que había utilizado su Psique.

Realmente había sido inesperado ver a Michelle regresar y enfrentarse al desconocido de una manera tan temeraria. Y la manera en la que había utilizado la escasa cantidad de agua de un botellín como arma había sido indudablemente asombrosa. Felix no pudo evitar sonreír.

—¿Quién está atrapado ahora, uh? —se burló Felix, sintiéndose, por un momento, como Mike.

Y finalmente la granada estalló, llenando el hoyo con ardientes llamas y arrojando tierra y césped artificial hacia todos lados. Felix sintió ganas de vomitar al imaginar el chamuscado cadáver de su oponente.

—Yo no. —dijo, cortante, una voz a sus espaldas. Felix, en shock por la aparición de su enemigo, inmediatamente intentó girar sobre sí mismo para enfrentarse a éste, pero fue demasiado lento.

Sintió el tacto del metal frío, luego una especie de punzada, un líquido caliente empapar su vestimenta, y el dolor más grande que había sentido jamás. El chico se sintió caer en cámara lenta, mientras veía la punta de la espada roja del encapuchado manchada de un rojo más brillante y vivo.

—Tened cuidado, Project "Psique". Nunca olvidéis a Nebiros. —amenazó el joven, antes de meter su mano entre su abrigo por tercera vez. Una nueva granada apareció en su puño, a la cual le retiró el seguro inmediatamente, para después arrojarla a sus pies.

En cuanto el arma tocó el suelo, hubo un destello que rodeó al supuesto Nebiros. Para cuando Felix entendió que el encapuchado la había usado en sí mismo, éste ya había desaparecido.

El chico se retorció de dolor, soltando un aullido. Creyó escuchar a Michelle gritar su nombre, pero el sonido le parecía distorsionado. Muy pronto vio a la chica frente a él, gritándole cosas que no pudo entender. Una súbita, y ahora dolorosa, sensación en el estómago le hizo saber que habían salido de la zona. Michelle tenía un teléfono móvil en la mano, pero Felix no podía escuchar lo que decía. El mundo entero parecía haber enmudecido.

Se sentía cansado, muy cansado. A sabiendas de que estaba mal hacerlo, F cerró sus ojos, quedando inmediatamente inconsciente.


Versión PDF:

Hoy paso de las respuestas al lector para deciros a todos... Gracias, gente :3

PD: Agradecería que, como ha hecho Axel, usarais la llave de spoiler en vuestros mensajes.

EDIT: Hace rato faileé en el título xDDD Podéis notarlo en el mensaje de Sombra :V
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Re: Psique // Capítulo 8 en línea (Capítulo 9 en línea)

Notapor Sombra » Mar Jul 13, 2010 11:11 pm

Joder...Que buen capitulo...Ese misterioso personaje parece que va a traer MUCHOS problemas de aquí en adelante. Como siempre, deseando que continues...UN SALUDO..¡Ah! y...

—Chicos…

—¡Nerd!

—¡Idiota!

—¡Debilucho!

—¡Inmaduro!

—¡Caraculo!

—¡Culocara!


Esa parte me a hecho empezar a reirme como un loco xD
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Re: Psique (Cap 9) // Cerrado

Notapor Zee » Dom Jul 18, 2010 6:58 pm

Lamento decir esto, pero no habrá Psique en KHW de ahora en adelante. Si queréis seguir leyendo, esperáis tres semanas hasta que el blog se ponga al día, y lo seguís desde allí.

Una disculpa, pero ni el tiempo ni los ánimos me alcanzan. Espero que con un margen de tres semanas pueda arreglármelas.

Gracias a los que leyeron. Espero verlos en el blog de vez en cuando.

PD: Lo sigo diciendo, esto no se basó en P3. Gracias por bajarme los ánimos, de todas maneras.
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Re: Psique // Capítulo 10

Notapor Zee » Jue Dic 09, 2010 3:42 am



Versión escrita:

Spoiler: Mostrar
Felix caminaba por un angosto, oscuro y aparentemente interminable pasillo. A cada paso que el chico daba, le parecía que las paredes se acercaban cada vez más, amenazando con aplastarle y volverle eterno prisionero de aquel espeluznante sitio.


No podía ver el techo, ni tampoco el suelo sobre el que ahora caminaba. Sólo estaban él, los interminables muros y la profunda oscuridad. Sus pies se posaban sobre algo sólido, pero Felix tenía la sensación de que podría romperse y dejarle caer en cualquier momento, entregándolo al espeluznante agujero sin fondo. Con cada paso, el miedo reclamaba otra parte de su mente como suya; y pese a esto, no era capaz de detenerse o regresar por donde había venido.


Ahora que lo pensaba, no recordaba cómo había llegado allí. Tampoco estaba seguro si alguna vez había comenzado siquiera. Era como si su existencia estuviera basada en el mero hecho de caminar eternamente, privado para siempre de su libertad.


De pronto, escuchó una risita. Tan pronto como había llegado, el sonido se esfumó. Había gozado de algo parecido a la omnipresencia, pues no parecía haber provenido de algún punto en específico. Simplemente había aparecido,


Felix sintió como si le observaran. Pero no había nadie allí. Seguía igual que al inicio, si es que alguna vez había habido principio alguno. Tal vez era la oscuridad misma quien le contemplaba.


Súbitamente, una puerta apareció frente al chico. ¿Realmente había aparecido? No estaba seguro. Tal vez no la había visto, solamente. De cualquier manera, Felix evitó pensar en razones y simplemente la abrió, dejando entrar —¿o salir? — una fulgurante luz blanca.


Sin olvidar cubrirse los ojos, el muchacho atravesó la puerta, feliz por haber encontrado una salida de aquella oscuridad. Antes de que Felix pudiese hacer algo, sin embargo, la puerta se cerró tras de él. Al girar sobre sí mismo, descubrió que ésta se había esfumado, dejándole sin escapatoria.


Había salido, extrañamente. No sabía de dónde había venido, pero había terminado en la calle frente al dormitorio. Detrás suya se podía ver el estacionamiento de la academia, pero no había rastro de la puerta que había abierto hacía unos segundos.


Tratando de ignorar tal hecho, el chico caminó el poco trecho que había entre él y la sección A del dormitorio, para después abrir la puerta con su llave. Acto seguido, el chico entró al edificio.


Se sorprendió un poco al ver que todos estaban en la recepción. Mike, Michelle e Ethan en uno de los sofás, mientras que James, Vince y Samantha se encontraban en el otro. El director Reynolds y el médico Robinson estaban también allí, de pie detrás de James y los otros. Felix se extrañó un poco al ver que el sillón individual también estaba ocupado.


El chico retrocedió e intentó salir por la puerta, pero ésta había sido reemplazada por un muro de ladrillo. Intentó hacer emerger su Psique, pero no ocurrió nada. Aterrado, echó a correr hacia las escaleras, pasando de largo al PP y a su acompañante.


Se detuvo en seco. No había escaleras. En su lugar, sólo habían largos pinchos de metal reemplazando los escalones.


Nebiros se levantó de su asiento mientras se reía. Felix reconoció la misma risa que había escuchado en el corredor.


—¿Conoces ya a Nebiros, Flynn…? Será el nuevo miembro. Espero que os llevéis bien... —expresó James, levantándose también del sofá. Sus compañeros le imitaron y se giraron hacia Felix. Muy lentamente, el PP y Nebiros comenzaron a caminar hacia él.


Antes de que se diera cuenta, todos se hallaban cubiertos por el mismo abrigo de cuero negro y capucha, igual que Nebiros. Felix ya no sabía cuál era el real, si es que había uno real siquiera.


—¡¡Largo!! —gritó el chico, al verse totalmente acorralado. Los encapuchados extendieron las manos hacia él, intentando asirle de la ropa—. ¡¡No, fuera!!


—¿Qué pasa, F…? ¿No debíamos llevarnos bien…? —susurró uno de los encapuchados; presuntamente Nebiros, debido a su voz. Dicho esto, el joven sacó su espada de color rojo del interior de su manga, y señaló a Felix con la punta.


Acto seguido, Nebiros le hizo un profundo corte en el estómago.




Felix despertó de un sobresalto, enredándose con las cobijas, y estuvo a punto de caerse de su cama. Agitado, el chico se llevó la mano al estómago, donde el imaginario Nebiros le había atacado con su espada.

Descubrió, con evidente sorpresa, que algo rugoso cubría su vientre bajo su camisa. Iba a sentarse para examinar la extraña superficie, pero una fuerte mano sobre su pecho le detuvo.

—Tranquilo, chico. No te levantes así o podrías abrirte la herida. —advirtió una voz.

Felix alzó la cabeza y su mirada se encontró con la de un médico desconocido. Llevaría ya mucho tiempo en esa profesión, pues su cabello era completamente blanco y en su rostro hacían aparición varias arrugas.

—¿Herida? —repitió Felix, palpándose el estómago. La textura rugosa se debía a una capa de vendas que rodeaban su abdomen, ayudando a la cicatrización y deteniendo el sangrado.

—Tienes suerte. La lesión es sólo superficial, no llegó a los órganos internos. —explicó el hombre—. Varias semanas de reposo y estarás como nuevo. Ahora... Iré a llamar a tus padres.

Acto seguido, el médico apartó las cortinas y se alejó, en dirección al pasillo.

Felix no podía ver mucho. Su vista se veía delimitada por las cortinas de color azul, las cuales evidenciaban que compartía la habitación con otros pacientes. Sólo estaban él, su cama y una mesilla de noche, en la cual no había más sino un solitario vaso de cristal con agua.

Se frotó los ojos, intentando apartar la visión de Nebiros que se había quedado plasmada en su mente. En su sueño, le había atacado con una espada de color rojo. ¿Había eso pasado en realidad? No recordaba mucho, y el cansancio le nublaba la mente. Además, se sentía levemente mareado, lo cual pronto atribuyó a alguna anestesia suave.

De pronto, las cortinas volvieron a abrirse, esta vez de repente y con una fuerza tremenda. Antes de que pudiese decir algo, o reaccionar siquiera, Felix vio a su madre echársele encima.

—¡Oh, cariño! ¿¡Estás bien, bebé!? ¡No te preocupes, Felix, mami está aquí contigo! ¡Ay, pobrecillo, mi pequeño...!

—Madeline... —intervino el Sr. Flynn, quien apenas entraba al improvisado recinto del chico, seguido por Lily y el médico—. Felix debe estar tranquilo y relajado.

—Mamá... Nos avergüenzas. —señaló Lily.

—No respiro... —expresó Felix, aprisionado por el letal abrazo de su cariñosa y preocupada madre, quien finalmente se apartó al escuchar las regañinas de su familia.

—Tus amiguitos están afuera, también, cariño. —apuntó la Sra. Flynn—. En cuanto el médico nos explique con detalle, les dejaremos pasar por un rato, ¿está bien?

—¿El PP está aquí? —preguntó Felix. De inmediato se dio cuenta de su error, y se corrigió—: Quiero decir, los del club.

—¿Cómo se llamaban...? —pensó el Sr. Flynn—. Bueno, Michael es el hiperactivo, ¿no?

—Ay, ya lo sé. —concordó su madre—. Ni siquiera en un hospital puede comportarse. Él y el chico del mechón en el rostro son mala influencia para ti, cariño. En cambio la chica rubia es muy propia y educada. Y además muy bonita. Me gusta para ti.

—¡Mamá! —reclamó Felix, apenado.

—Bueno, si me lo permitís, explicaré la lesión y los cuidados que se le deben dar. —comenzó el médico.

Felix tragó saliva. El momento de la verdad se le venía encima. ¿Sabría el médico que la herida era producto del corte de un arma? No, ahora que lo pensaba, seguro que los del Project Psique se habían inventado algo.

—Como bien le decía a su hijo, la herida fue superficial. —prosiguió el doctor—. Sólo una parte del músculo fue rasgada, sin llegar a los órganos internos. Ya la hemos suturado, por lo que para mañana el chico podrá caminar y sentarse sin problemas. Evitando esfuerzos, por supuesto.

—¿Y cuánto tardaría en sanar por completo? —preguntó el padre de Felix.

—Unas ocho sema...

El médico se detuvo de repente. Felix, extrañado, alzó la cabeza para averiguar la razón que lo había llevado a detenerse de improvisto.

Como si una onda gélida hubiese entrado a la habitación, al chico le invadió un frío digno del mismísimo ártico. El temor se apoderó de él. Jamás había visto algo como lo que acababa de suceder. O tal vez una vez... sólo una vez...

El tiempo se había detenido.



Felix fue incapaz de apartar la mirada del médico. Como si se hubiese convertido en una inmóvil estatua, se había detenido a media acción. Sus manos, con las que anteriormente había hecho diversos gestos, ahora parecían las de una sólida escultura; y su boca, que ya no dejaba salir ningún sonido, se había detenido en la posición de una perfecta y cómica sonrisa, producto de la pronunciación de la E .

—¿¡Estoy en la zona!? —preguntó en voz alta, atónito, y mirando a todos lados.

La luz parecía normal, por lo que no estuvo seguro de que fuese así. Sin embargo, descartó la opción por completo al ver cómo los relojes de muñeca del médico y del Sr. Flynn seguían avanzando.

—¿Cómo...?

Repentinamente, las cortinas se abrieron de golpe, mostrando una figura vestida de negro. Felix reaccionó inmediatamente poniéndose en posición de pelea, pero el súbito movimiento le hizo sentir un leve tirón en el abdomen, el cual le tomó desprevenido y lo llevó a bajar la guardia.

Nebiros aprovechó el hueco y se colocó frente a la cama de Felix.


—Tú... ¿¡Qué haces aquí!? —gritó el chico, formando un comprimido orbe de viento en su mano. El encapuchado no respondió. Le apuntó a su rostro con su puño cerrado, para después hacer emerger su hoja de color rojo, la cual quedó a unos centímetros de la nariz de Felix.


—Malleus... Maleficarum... —susurró Nebiros, con su monótona y casi mecánica voz, apartando la espada del rostro del chico—. Es el nombre de esta hoja, la hoja que...

—¿¡Qué les has hecho a todos!? —interrumpió Felix, furioso y preparado para atacar si era necesario.

Nebiros tardó unos segundos en responder:

—Tiempo. Es como un río que jamás detiene su flujo. Y a las rocas que viajan junto con la corriente, yo las arrastro al fondo.

—¿Detuviste... el tiempo...? —murmuró Felix, incrédulo.

—Las rocas, no la corriente. Eventualmente, las rocas volverán al río.

Ambos muchachos se quedaron en silencio por unos momentos, mirándose el uno al otro. Felix pudo ver, frente a su cama y detrás de Nebiros, que una ventana lucía abierta. Seguramente el encapuchado había entrado por allí... Pero no había ningún edificio frente a esta y, a juzgar por la altura, estarían por lo menos en la quinta planta del hospital.

Bajo la capucha de Nebiros, por otro lado, Felix no alcanzaba a mirar más sino un rostro cubierto por la oscuridad. Unos ojos brillantes, de los cuales no pudo decir el color, y algunos mechones de cabello castaño claro eran todo lo que las sombras dejaban que el chico observara.

—A advertirte. Eso es a lo que he venido. —comenzó Nebiros—. Antes del primer ataque, tienes sólo dos.

—¿...dos? ¿Días? ¿Semanas? ¿¡Horas!? —inquirió el muchacho, ya empezando a tomarse las palabras del encapuchado en serio, y sin poder evitar preocuparse.

—Será tanto una sorpresa como una condena. ¿Cuándo será? ¿En dos días? ¿Dos meses? No lo sabrás, por lo que estarás siempre alerta y preparado.

—Serás...

Antes de que el chico pudiera terminar la frase, Nebiros caminó hacia la ventana, haciendo que su abrigo de cuero negro ondeara tras él. Subió una pierna al marco de la ya dicha, preparado para salir por ésta. Antes de hacerlo, sin embargo, se giró hacia el herido y dijo:

—Es por tu bien, Felix. Como no soy un tipo tan malo, te diré una pista.

Nebiros se subió por completo a la ventana, se agachó para no pegar con la parte superior y dio media vuelta, quedando con la espalda hacia el exterior, sostenido sólo por sus manos y pies.

—En dos mitades. —fue lo último que expresó antes de dejarse caer, hacia atrás, por la ventana.

—¡Espera! ¡Nebiros! —gritó Felix, al ver el abrigo desaparecer en el vacío.



—...nas, aproximadamente. —terminó el médico, ignorante a que el tiempo se había detenido. Felix dio un respingo al escuchar al hombre hablar, que no pasó desapercibido para la maternal mirada vigilante de la Sra. Flynn.

—¿Pasa algo, cariño? ¿Te encuentras mal? ¿Quieres que te revisen? —llovieron preguntas, de las que a Felix le hubiera encantado protegerse con un metafórico paraguas.

—¿Y si quiero ver a mis amigos...? ¿Puedo? —preguntó el chico, seriamente. Sus padres se miraron entre ellos, como preguntándose telepáticamente qué deberían hacer. Tras ver a su hija Lily decir “como sea” y dar la vuelta en dirección a la puerta, decidieron concederle la petición al chico. Con la mayor educación que tuvo, le pidió también al médico que dejara el lugar.

—¿No estaban estas cortinas corridas? —expresó, mientras la cerraba. Unos instantes después, su voz, un poco más lejos, dijo—: Llama a la enfermera si necesitas algo.

Felix esperó unos minutos a que sus padres llamaran a sus compañeros del Project Psique, que se encontraban en el pasillo, y a que estos entraran a la habitación. Necesitaba contarles sobre lo que Nebiros le había dicho. Tenía dos... Eso podía ser muy poco tiempo, y también podía ser mucho.

Las cortinas se abrieron una vez más, dejando ver a Michelle y a Mike. Sus rostros denotaban preocupación y nervios, por lo que Felix recibió a sus amigos con una cálida sonrisa para mostrarles que se hallaba bien.

—¿Cómo va la cosa...? —preguntó Mike, dudando un poco de sus palabras.

—Ya la han suturado. —rió Felix, para después imitar el movimiento frecuentemente usado por Mike, al chasquear los dedos y después señalar mientras se guiñaba el ojo.

—Falsificar firmas puede llevarte a prisión, ¿sabes? —respondió el chico, devolviéndole el guiño a su amigo.

—Um... F... —comenzó Michelle—. Felix, quiero decir... Los demás están afuera, ¿está bien si... pasan...?

El chico se sorprendió al notar como Michelle evitaba mirarle a los ojos. Desde que había llegado, había estado con la vista hacía el suelo, y se frotaba el brazo, en actitud avergonzada.

—Ah... —balbuceó Felix—. Claro.

Tras una señal de Michelle, las cortinas se abrieron por completo, mostrando al resto del PP, a excepción del doctor Robinson y el director Reynolds.

—Podemos hablar con tranquilidad. —señaló Samantha, mostrando la brillante marca del Psique en el dorso de su mano derecha. Seguramente había usado su habilidad para ensordecer al resto de los pacientes.

—No sabía... que la tenías allí... —apuntó Felix. La chica se encogió de hombros y respondió:

—Puede aparecer en la palma o en el dorso, pero siempre en la mano. Ya llevas un mes aquí y...

—Samantha. —intervino James, alzando la mano extendida para que se detuviera. La rubia obedeció de inmediato.

Felix sintió cinco pares de ojos posarse sobre él, esperando saber su anuncio.

—¿Cómo es que sabéis que quiero deciros algo...? —inquirió.

—Has sacado a tus padres y al médico sin darles tiempo para explicaciones. Eso es razón suficiente para saber que algo te molesta. —explicó James.

—Tienes una mente ágil... —apuntó Felix—. Pues sí, algo ha pasado... Ha sido Nebiros.

Nadie respondió. Felix pudo ver cómo Michelle finalmente le miraba, aunque con un gesto de infinita preocupación dibujado en su rostro.

—¿Qué es Nebiros? —preguntó Mike, tras unos momentos de incómodo silencio.

—¿Michelle no os ha contado? —dijo F, mirando a sus compañeros, extrañado.

—Ah, veamos... Habéis sido atacados...

—...por un encapuchado...

—...con un Psique desconocido...

—¡...y te ha dado una santa paliza!

—¡Mike!

Tras lo señalado, el silencio volvió a reinar sobre el lugar. Felix pensó un poco para ser capaz de plasmar sus pensamientos en palabras. Finalmente, inhaló un poco y comenzó:

—Michelle y yo entramos a la zona, preparados para hacer la limpieza. Nos deshicimos de un par de Corrupted's, pero luego él apareció. Iba encapuchado, y llevaba un gran abrigo de cuero negro, con guantes y botas negras también. Le preguntamos si tenía un Psique y respondió que sí; después, al preguntarle qué quería, nos señaló y nos atacó. Llevaba una espada roja bajo su manga, atada sobre su brazo, y utilizaba granadas con la misma tecnología que los revólveres de Psique.

—¿Granadas? —repitió James, atónito.

—Ajá. Y no sólo estallaban con el tiempo; también lo hacían si algún Psique les tocaba.

James cerró los ojos, como si se encontrara meditando, y se frotó la barbilla como solía hacerlo mientras pensaba.

—Y... finalmente... —intentó decir Felix.

—Hirió a Felix. —terminó Michelle por él.

—Y después... dijo que tuviéramos cuidado. Y que no le olvidáramos. Nebiros...

—¿Ars Goetia...? —susurró Ethan.

—¿Eh? —balbuceó Mike, girándose para ver al rubio. Todos le dirigieron su atención, pues parecía que dos palabras no era todo lo que tenía que decir.

—El Arte de la Brujería. Un escrito hecho por el rey Salomón, parte del Lemegeton Clavicula Salomonis, en el cual describía los setenta y dos demonios que supuestamente invocó y obligó a trabajar para él. Nebiros es uno de esos setenta y dos.

—Vaya, ahora sabemos que nuestro enemigo tiene interés en la demonología. Brillante. —señaló Vince, sarcásticamente. Ethan le fulminó con la mirada.

Felix tragó saliva y respiró hondo antes de continuar:

—Hay una cosa más... Tenemos dos antes del primer ataque.

—¿Dos...?

—Nebiros dijo que dos mitades. —terminó Felix.

—¿Cuándo ha dicho eso? —preguntó Michelle—. ¿Fue mientras yo no estaba?

—En absoluto... —Felix les dirigió a cada uno de sus compañeros una mirada seria y decidida—. Fue hoy, hace unos minutos.

—¿¡Cómo!? —exclamó Mike.

—Entró por la ventana y... detuvo el tiempo. Su Psique es de tiempo. Habló conmigo mientras vosotros estabais... congelados.

—Tiempo... —murmuró James—. Va a ser un enemigo duro.

—Entre eso y que seguramente lucharemos dentro de la zona, seremos papilla ante ese tío y su primer ataque. —dijo Vince.

—Has estado inconsciente un día, Flynn. —señaló James—. Tus músculos no sienten nada por la anestesia, seguramente. Pero... estuviste quince minutos allí dentro, algo muy por encima de nuestro límite.

—Y ni siquiera una secuela... —terminó Ethan.

—Eres más de lo que pareces, F. —añadió Sammy, sonriente.

—En fin... Necesitamos que el equipo de científicos se ponga a trabajar. —continuó James—. Las granadas podrían ser un gran arma. Con ingeniería inversa podrían lograr fabricarlas, pero para eso necesitamos tomarle prestada una a nuestro amigo de la capucha.

James dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta, sin detener su discurso.

—Los Corrupted's deben tener una manera de sobrevivir en la zona durante un tiempo alargado. Si fuésemos capaz de imitar ese mecanismo natural...

—Seguro que Nebiros ya lo ha logrado también. No parecía muy cansado. —señaló Felix, recordando cómo el joven había subido por la ventana sin esfuerzo alguno.

—Pues entonces no hay tiempo que perder. Contactaré a mi padre, y que éste hable con la rama de investigación. Suerte, Flynn. —sonrió el joven, para finalmente dejar la habitación.

—Será mejor que descanses. —sugiró Ethan, imitando a su compañero.

—No te esfuerzes. —dijo Vince, haciendo también lo mismo.

—Cuídate. —se despidió Samantha, siendo así la última en salir del lugar.

Felix suspiró y se dejó caer en la cama. Mordió su almohada, y dejó salir un gran grito, que fue ahogado por el mullido cojín.

—Estrés. —expresó Mike, encogiéndose de hombros.


Versión en PDF:


¡Sí, así es! ¡Psique ha vuelto a KHWorld! ¡Después de casi medio año de ausencia en esta web, Felix Flynn y el PP vuelven para contarnos sus aventuras!
(Aunque tampoco he avanzado mucho que digamos... :_D)

¡No olvides comentar sobre qué te pareció el capítulo! ¡También puedes adelantarte en el blog (si no puedes aguantar una semana para ver el cap 11), hacerte fan de la historia en Facebook, aportar tus propios temas para la NOST y dar ideas para capítulos extra! ¡Hay tanta variedad!

Nos leemos :3

PD: Un pequeño extra:
Spoiler: Mostrar
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Cualquier semejanza con la realidad NO ES mera coincidencia. Leí un cómic con esta situación y me gustó, así que la moldeé para poder aplicarla a los personajes de Psique :3
(Un cómic de Hiimdaisy, de Persona 4. Curiosos xD)

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Felix Flynn.
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Re: Psique // Capítulo 10 (VOLVIMOS)

Notapor Riku » Jue Ene 13, 2011 2:20 am

Para mi es una historia superbuena y mira que a mi me cuesta que me guste un texto que no sea publicado en libro pero este me encanta y me gustaria animarte para que sigas adelante con esto porque si esto se publica en libro yo seria uno de los primeros en comprarlo
Mis amigos... son mi poder!

Oye un abrazo!
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Re: Psique // Capítulo 11 - Preparativos

Notapor Zee » Dom May 01, 2011 5:57 pm

Capítulo 11 - Preparativos

Versión escrita:

Spoiler: Mostrar
—Como decía... Entonces Vince recibió el pase sin detenerse, aunque tres defensas todavía le bloqueaban el paso.

—Fue genial, F. Parecía que Vince bailaba.

—Yo no lo describiría con ese verbo... pero en fin... El punto es que se los quitó de encima y... ¡¡Anotación!!

—Fue la que nos llevó a la victoria. Toda la escuela adora a Vince ahora. Seguro que se siente orgulloso.

Felix ocultó un bostezo, haciendo lo posible para no abrir la boca. Sin embargo, las lágrimas que brotaron de sus ojos le delataron.

—¿Te estás aburriendo, F...? —preguntó Mike, con una mirada acusadora.

—¡No! En absoluto... en... —bostezó—. Asoruto.

—Eres malo.

—No soy malo, sólo que el fútbol no me llama la atención.

Tanto Mike como Michelle hicieron un gesto de sorpresa, inhalando aire de golpe.

—¿Cómo puedes decir eso, F? ¡Es el deporte de nuestro país! —apuntó Mike.

—Todo buen americano conoce de fútbol... o eso dice mi padre. —señaló Michelle, con un dedo en alto, a manera de cómica filósofa.

—Pues... Prefiero los partidos de soccer o de baloncesto. —explicó Felix—. El fútbol... no tanto.

—¿¡Eres hombre, acaso!? —preguntó Mike, ofendido.

—¡Claro que sí! —se defendió el chico. Luego, en un tono de voz más bajo, añadió—:Ni que esos deportes fueran de niña...

—¡Entonces te vienes a ver el partido a mi casa este domingo!

—No quiero. —cortó Felix.

—¡Sí quieres!

—Que no. Haría cualquier cosa antes que ver el partido contigo. Incluso visitar a mi hermano.

—¿Tu hermano no vive en Seattle? —inquirió Michelle, extrañada.

—Pues sí. No se vino con nosotros a Port Lagune porque quería quedarse a estudiar allá. Me da que tiene una novia, o algo.

—¿Estás diciendo que prefieres tomar un avión y viajar hasta Seattle antes que ver el partido conmigo? —preguntó Mike.

—¿Avión? Con un autobús me basta. —rió.


El trío de muchachos ya había pasado cerca de dos horas conversando en la habitación de Felix y Mike. El primero había salido del hospital la noche del sábado, justo después del encuentro con Nebiros, aunque le recomendaron permanecer en cama un poco más. Obediente, había pasado la mitad del domingo aburriéndose en su cama. Eso, claro, antes de que Mike y Michelle se ofrecieran a hacerle compañia.

La chica se había sentado en el borde de la cama de Felix, mientras que su amigo había tomado una de las sillas con ruedas de la habitación y la había llevado hasta la litera. Durante los primeros minutos de conversación, Mike había estado dando vueltas sin parar, pero se detuvo una vez comentó que su almuerzo se negaba a quedarse adentro.

—¿Algo más que contar? —preguntó, o más bien pidió, Felix. Hacía lo posible por alargar la conversación, ya que no tenía la menor gana de quedarse a solas de nuevo. No había hecho más que ponerse a cantar canciones mentalmente y ver el recorrido que una hormiga daba por la pared y el techo.

—¡Ah, sí! —exclamó Michelle, como si acabara de recordar algo—. Robinson dice que vendrá a verte, para ver si puedes asistir a clases mañana.

—Uf. F, si yo fuera tú, haría abdominales y abriría de nuevo esa herida. —apuntó Mike.

—Si él fuera tú, sería idiota. —señaló Michelle, fulfinándole con la mirada.

—Ouch. —dijo Felix, sonriente—. Pero en serio, no me molestaría ir a clase.

—¡Mira lo que acaba de decir! —dijo Mike—. ¿Ves como no le hace falta ser yo para ser idiota?

—Mike, acabas de llamarte idiota. —expresó Michelle, con una risita.

—¡Eh!

—Tengo motivos. —aclaró Felix—. Seguro que hay gente preocupada. Como Joseph, Vanessa, Axel (1), Adrian... (2)

—¿Preocupados? —repitió Mike. Acto seguido, soltó una carcajada—. Tío, les hemos dicho que te has caído de una verja. Ahora están más ocupados pensando cómo es que eres tan idiota que en preocuparse.

—¿De una...? ¿Verja...?

—Con tecnología anti-ladrones. En otras palabras, con esas cositas en forma de lanza.

—Y por eso te has hecho una herida. —terminó Michelle.

Felix dejó escapar un bufido.

—Como sea. —continuó, irritado—. Además, no pienso perder el papel del sirviente Arazec en la obra.

—¡Oh, es cierto! —concordó Michelle—. Adam se rompió la pierna, ¿no?

—Ajá. Y no hay manera de que ensaye así, por lo que el papel de Arazec debe tomarlo el suplente.

—O sea, tú. —terminó Mike. Felix asintió.

—Y si no estoy presente mañana, pues..... En fin, que no pienso perder esos créditos extra por papel protagónico. —señaló el chico.

—Te envidio. “Hombre en la multitud 7” no recibe créditos extra.

—Bueno, tú decidiste no audicionar para un papel principal, Mike. —le recordó Michelle.

—Es que las audiciones son una molestia... —se defendió el chico.

—Entonces no te quejes. —intervino Felix.

—Bueno... Al fin y al cabo, yo no tengo que aprenderme todas esas líneas. Y tampoco debo... —Mike se llevó las manos a los ojos y fingió sollozar— ...llorar como niñita.

—¡Eh, son lágrimas masculinas! —objetóó Felix.

—Además, Arazec tiene motivos para llorar. Digo, asesinar contra tu voluntad. —aclaró Michelle.

—Bueno, contra su voluntad no fue. Lo hizo por Lyn y...

—...y no estoy entendiendo ni un pepino. —terminó Mike.

—¿No la has leído? —exclamaron Felix y Michelle, al unísono, perplejos ante la frase que el chico había dicho.

—Va de una princesa y un sirviente, ¿no? Típico cuento de hadas con final feliz.

—Te sorprenderías. —dijo la chica—. Recomiendo mucho que leas, no el guión, sino el cuento original. He sido yo quien se la ha recomendado a mi madre.

—¿Tu madre? —preguntaron al unísono, esta vez Felix y Mike.

—Ah, ¿no os lo había dicho? Mi madre es la profesora de teatro. La profesora Jackson. Ése es su apellido de soltera.

—Anda, no lo sabía... —dijo Felix.

—Y pensar en lo que he dicho de ella enfrente de ti. —murmuró Mike—. Perdón.

—Ah, descuida. No es que me importe. Después de todo, opino lo mismo que vosotros. Mi madre es una perfeccionista con un complejo de inferioridad.

—Oh, wow. —soltó Felix, al escuchar lo que había dicho Michelle sobre aquella que le había dado la vida.

—Y bueno...

Repentinamente, Michelle se detuvo al escuchar un estruendo que había venido desde el piso de abajo. Tanto la chica como Mike se pusieron de pie y miraron en dirección a la puerta.

—¿Qué ha sido eso? —preguntó Felix.

—Ni idea... Espera aquí. —dijo Mike. Dicho esto, él y Michelle salieron de la habitación y desaparecieron por el pasillo.

De pronto, se escuchó de nuevo el mismo ruido. Se había oído como una cascada de objetos de metal. ¿Se le habrían caído a alguien sus cosas por la escalera? Ahora que prestaba más atención, aún se podian apreciar algunos golpes de metal contra metal, aunque mucho más débiles.

—¿¡Qué ha pasado!? —gritó Felix, esperando que le llegaran a escuchar hasta la recepción.

—¡Nada, nada! —le respondió Vince—. ¡Es una sorpresa!

—¿Una sorpresa? —pensó el chico—. ¿Qué tipo de “sorpresa” hace tal escándalo?

—¡Eh, más cuidado! ¡Me vas a sacar un ojo! —escuchó que exclamaba Samantha.

—Perdón. —se disculpaba Ethan, sin mucho sentimiento en la voz.

—¿”Me vas a sacar un ojo”? ¿Pero qué coño se traen entre manos?

—James, se te ha caído un cuchillo. —apuntaba Michelle.

—Ah, sí. Te lo agradezco. —respondía.

—No irán... a cocinar aquí... ¿no?

—Uy, casi piso esto. —decía Mike—. Alguien se ha dejado un shuriken.

—¿¡¡Sh-sh-shurike-ken!!?

—Culpa mía. —expresaba Michelle.

—Déjalo, no lo necesitaremos.

Y de pronto, la puerta, que había quedado entreabierta, fue empujada hasta que golpeó con la pared. El culpable, de pie en la entrada, era un James que llevaba entre sus brazos decenas de armas blancas.

—Pero. Qué. Demonios.

James entró a la habitación sin siquiera pedir permimo. Cerca del centro, dejó caer todo lo que llevaba sobre la alfombra. Tras él, llegó el resto del Project Psique, cada uno con un montón similar de armas. Ethan, Samantha, Michelle, Vince y Michelle...

—¡Vosotros dos! —exclamó Felix, señalando a los que habian estado conversando con él hasta hacia unos momentos—. ¿Qué tenéis que ver en esta conspiración?

—Nada. — se excusó Mike, encogiéndose de hombros—. Se le han caído las cosas a Vince por las escaleras. Llevaba demasiadas y se ha picado con una daga.

—¡No importa! —continuó el chico—. ¿Qué se supone que es esto? —señaló al montón de armas que reposaba en el centro de la habitación.

James se aclaró la garganta, como para pedir indirectamente la palabra.

—Según Michelle, Nebiros mostró una sorprendente agilidad y fue capaz de esquivar sin esfuerzo gran parte de tus ataques...

—Eso no...

—¡Excepto...! —cortó James—. Aquellos que se dieron a una distancia relativamente corta. Tras los desgraciados sucesos que se dieron en los últimos días, hemos decidido pedir instrucción en peleas cuerpo a cuerpo.

—Y con armas. Filosas. —señaló Mike, con la sonrisa más grande que Felix le había visto jamás.

—Naberius lleva una espada, así que lo he comentado con James y hemos dicho “¿Por qué no?”. —intervino Ethan.

—Es Nebiros. —corrigió Felix.

—Nebiros es una de sus deformaciones, si no estoy mal informado. —objetó Ethan—. Naberius, según tengo entendido, es el nombre que está escrito en el Ars Goetia.

—Me parece ridículo. El mismo Nebiros ha dicho que...

—¿Por qué le defiendes, F? —inquirió Vince.

—¡No le defiendo! Sólo creo que con Naberius y Nebiros se darán confusiones. Además, creo que... merece un poco de respeto.

—Alguien que ha hecho algo tan simple y diminuto como derrotar a Felix no merece mucho respeto.. —apuntó Mike.

—¡Oye!

—¡El punto es...! —cortó James—. Contrataremos a personas que nos instruyan en las artes del taekwondo, kung-fu, capoeira, tai-chi...

—¿No es eso un poco excesivo...? —interrumpió.

—¿Te parece bien con simple Taekwondo?

—Creo... Los demás podremos practicarlos una vez dominemos éste hasta cierto punto, ¿no crees?

James dejó escapar un suspiro antes de continuar:

—De acuerdo.

—¡Muy bien! —exclamó Mike, bastante animado—. ¡Hora de elegir nuestras armas!

—Ah, y os recuerdo que debéis elegir armas para combate a corta distancia. No sé quién se ha traido las shurikens, pero... No.

El sonido de los metales chocar entre sí inundó el ambiente de la habitación. Todos, a excepción de James, que mantenía la compostura, y Felix, que esperaría un tiempo para levantarse, se encontraban arrodillados en la alfombra buscando un arma de su agrado. Felix estuvo seguro que Mike hubiera nadado en ese mar de espadas, cuchillos y demás etcéteras si no fuese porque el chico tenía el poco sentido común para saber que las cosas con filo podrían hacerle daño.

—¡Me quedo con estos! —gritó Mike, sacando un par de cuchillos cortos del montón—. ¡Ah, no, mejor tomaré esta! —levantó una larga y delgada katana—. ¡OhDiosmíocómopuedeserestoposible! ¡Una bola con pinchos!

—Mike, no la elijas por gusto. Piensa bien cómo te mueves y cómo usas tu Psique al pelear, y toma la que quede más con tu estilo. —le aconsejó Ethan, mientras intentaba desenredar una cadena.

—Vale, vale...

Felix contempló a sus compañeros con una sonrisa. Michelle, Samantha e Ethan no tuvieron ningún problema en elegir su arma. Mike y Vince, por otro lado, parecían tener dificultades para encontrar la que fuese ideal para ellos.

—¡Las Tortugas Ninja! —rió Mike, sacando un par de sais, tales como los usados por la famosa tortuga Rafael. La gran mayoría de los ataques del chico eran a distancia, por lo que un arma no era realmente necesaria. Sin embargo, con la personalidad impulsiva de Mike, un arma para un veloz y agresivo cuerpo a cuerpo le quedaba muy bien.

—¿Estamos ya todos? —preguntó James, aunque sólo miraba a Vince. Éste último asintió, mientras intentaba desenganchar una hoz encadenada de un bardiche. Cuando finalmente logró separarlos, tomó este último con ambas manos y lo movíó, con mucho cuidado, de un lado a otro.

Durante una pelea, los ataques de Vince podían ser muy lentos, a pesar de que el chico era muy rápido. Un arma como el bardiche, veloz y para atacar desde una distancia segura, compensaría el tiempo que perdía al usar su Psique.

Ethan, por otro lado, mostró un manriki, un arma japonesa que consiste en un par de pesos metálicos unidos por una cadena. El chico prefería usar su Psique para atacar, en lugar del cuerpo a cuerpo o los revólveres. Felix pensó que sería ideal para conducir la corriente eléctrica del chico una vez golpease al enemigo y le atara con la cadena.

Michelle levantó una naginata. Una hoja muy parecida a la de una alabarda atada a un largo mango de madera. Michelle podría usar el agua tanto para atacar como para defender, igual que la naginata misma. Era perfecta para un estilo de pelea balanceado, fluido y basado en la flexibilidad.

Felix abrió los ojos como platos al ver el arma elegida por Samantha: una voluminosa guadaña. Aunque, después de pensarlo un poco, le pareció una buena decisión. El Psique de la chica no era precisamente ofensivo, por lo que una hoja tan letal como la de una guadaña sería ideal para dar el golpe final después de paralizar al enemigo.

Finalmente, James tomó con decisión una espada de una mano del montón. Al igual que Samantha, su Psique era más defensivo que ofensivo. Sin embargo, el estilo del joven era completamente distinto al de la chica. Sus técnicas no servían para paralizar, por lo que un arma para atacar rápidamente sería perfecta para él. Además, con la libertad para atacar horizontal y verticalmente, dar estocadas y golpear con la empuñadora, James se convertiría en una máquina de matar.

—¿Qué hay de ti, Flynn? —preguntó James, señalando el montón de armas con una sonrisa.

—Yo ya he decidido. —contestó Felix.

—¿Ah, sí? ¿Y qué será? —inquirió James—. Déjame decirte que te quedaría muy bien llevar unas dagas para el cuerpo a cuerpo. Aunque si quieres una distancia más segura, una katana sería perfecta. O tal vez, la hoz encadenada que Vince tomó hace un poco...

—Una espada sobre mi brazo. —cortó el chico. Luego, tras tragar saliva, añadió—: Como la de Nebiros.

Hubo un silencio incómodo. Algunos le miraban con sorpresa y otros con una sonrisa, aunque, de todos modos, ninguno sabía qué decir.

—Ah... Pues... —balbuceó James—. Lo que me pides es...

—¿No puedes?

—No, ésa no es la razón. Tardaremos en hacer una espada... —James dudó un poco— retráctil como la de Nebiros.

—Un pequeño mecanismo como el de las puertas corredizas y una batería pequeña bastarían, en mi opinión. —intervino Ethan.

—¿No le estorbaría a Felix? —preguntó Michelle.

—Si conseguimos el largo perfecto, no le estorbará para nada. —contestó Vince.

James suspiró antes de continuar:

—Lo intentaremos, Flynn, pero no te prometemos nada. Será mejor que tengas una segunda opción, sólo por si las dudas.

Dicho esto, James tomó con cuidado algunas armas y salió de la habitación. El resto del PP hizo lo mismo, aunque tuvieron que hacer dos viajes esta vez, pues les sería imposible levantar la misma cantidad de armas que antes sin hacerse algunos cortes.


—Tienes una obsesión con Nebiros, ¿no crees? —dijo Mike a Felix, una vez habían dejado todas las armas abajo, para que las recogieran luego y las llevaran de vuelta al lugar de donde habían venido. Igual que hacía un rato, Felix y Michelle estaban sentados en la cama, y Mike dando vueltas en una silla.

—Me venció con tanta facilidad... —murmuró Felix—. Debo ser más fuerte, o tal vez la próxima vez no pueda... —miró a Michelle— protegerles...

—Por cierto... ¿Aún no sabéis que significa lo de “dos mitades”, o como sea que el tío haya dicho? —preguntó Mike.

Michelle y Felix negaron con la cabeza.

—Teorías tenemos. —comentó Michelle—. Dos mitades dan un entero, así que podría ser cualquier cosa: un mes, una semana, un semestre...

—No lo sé... —apuntó Felix—. En ese caso no se hubiera complicado, ¿no?

—Quién sabe. Después de todo, es el enemigo. —expresó Mike, encogiéndose de hombros—. ¿Además, qué otras mitades podrían ser?

El trío se sumergió en sus pensamientos, intentando descubrir el simple, pero al mismo tiempo complicado acertijo que Nebiros había dejado como testimonio. “Antes del primer ataque, tienes sólo dos”. “Dos mitades”. ¿Dos mitades? ¿La mitad de una semana, multiplicada por dos, por ejemplo? No tenía sentido. Tal y como había dicho Michelle, el resultado siempre era un entero, por lo que podía ser cualquier periodo de tiempo preestablecido.

Repentinamente, varios golpes metálicos sacaron a los chicos de sus pensamientos. Felix pensó que las armas podrían haberse caído de nuevo, pero recordó que Mike había dicho que estaban todas en la recepción. ¿Entonces...?

—¿Habrá sido en la cocina? —inquirió Felix. Mike y Michelle se pusieron de pie, tal y como la última vez.

—Puede. Tal vez se cayeron algunas ollas. —apuntó Michelle.

—Mike... ¿Cerraste la ventana de la cocina anoche? —preguntó Felix, lanzándole una mirada fulminante al nombrado. El chico se estremeció, por lo que Felix dedujo que no lo había hecho.

—¡Ésa no tiene barrotes, Mike! ¡Si alguien la encuentra abierta...!

Felix se detuvo al escuchar de nuevo aquellos objetos caer. Sí, sonaba como si alguien estuviese tirando los utensilios de la cocina.

Mike y Michelle se miraron y asintieron con la cabeza. Tomaron con decisión sus nuevas armas, que habían dejado en la alfombra, y salieron de la habitación tan raudos como fueron capaces. Felix pudo escuchar los pasos de Michelle bajando la escalera, y el golpe que Mike seguramente había provocado al saltarla por completo.

—¡¡Atrapadlo!! —el chico se sorprendió un poco al escuchar el grito de James, que venía desde el piso de abajo. ¿¡Se había colado alguien al dormitorio!?

—¡Va hacia mi habitación! —exclamó Mike. Felix se quedó helado.

—¿N-Nebiros? —susurró— ¿Han pasado ya las dos mitades? ¿Dos mitades de qué? Ha pasado un día... Dos mitades... ¿Dos mediodías? No tiene sentido; eso es...

—¡Que no escape!

Los pasos de los miembros del PP le advirtieron al chico que algo se acercaba por el pasillo.

Felix no tuvo tiempo siquiera de armarse con su Psique, y casi le dio un infarto cuando una figura negra atravesó corriendo la puerta. Veloz como un rayo, saltó en dirección a la cama de Felix. Incapaz de moverse, el joven no pudo hacer más que cubrirse el rostro con sus brazos.


—¿Un... gato...? —expresó Felix, al sentir al peludo animal acurrucarse entre sus piernas a la par que ronrroneaba.

—¡Bien, F lo ha atrapado! —exclamó Mike, victorioso, con sus sais en alto, mirando a Felix desde la puerte.

—¿Crees que puedes traerlo, Johnson? —preguntó James, desde algún lugar del pasillo.

—Ah, no sé... Puede que se asuste, como hace rato. —contestó Mike—. Tal vez si entro a la zona...

—No sabemos qué efectos puede tener esa atmósfera sobre el animal. ¿Tienes las agallas para experimentar con un pobre gatito?

Mike tragó saliva, nervioso.

Felix miró al animal. Era un “gatito”, como lo había llamado James, de color negro y brillantes y penetrantes ojos verdes. No era un adulto todavía, aunque tan poco era una cría completamente.

—Bueno, puede valerse por sí solo. —comentó Felix—. Pero creo que aún así es muy joven para dejarlo ir como si nada.

—Oh, no... Alerta, alerta. —señaló Mike.

—¿Y si...?

—¡Peligro!

—¿...lo...?

—¡Alerta roja!

—¿...conservamos?

—¡Impacto! —exclamó Mike, cubriéndose el rostro con las manos—. ¿Por qué has tenido que decirlo?

—Creo que sería bueno tener una mascota en el dormitorio. —respondió Felix, acariciando el lomo del gato negro, que parecía disfrutarlo.

—¿Nos lo quedaremos? —se escuchó decir a Michelle.

—Yo voto que sí. —intervino Vince.

—¡Un gatito! —exclamó Samantha.

—Mientras no rasgue mis cosas, no veo por qué no. —señaló Ethan.

—¡Las reglas de este dormitorio se basan en los “Por qué no”! —replicó Mike.

—Bueno, Mike... —dijo Felix—. Cinco votos a favor, uno en contra y uno dudoso. Creo que el gato se queda.

—Olvidas que las reglas prohiben conservar animales en el dormitorio... —señaló James.

—¡Sí! —casi gritó Mike, victorioso.

—... pero sabemos que éste no es un dormitorio normal. —terminó el chico.

—¡No!

—¿Nos lo quedaremos, entonces? —preguntó Michelle.

—Sí. Ya se lo comentaré a mi padre más tarde, pero seguro que accede. —prosiguió James. Dicho esto, se escucharon varios pares de pies alejarse del pasillo.

Las dos chicas del grupo se apresuraron en entrar a la habitación (empujando a Mike a un lado, cabe decir) y arrodillarse a orillas de la cama para acariciar a la nueva mascota del Project Psique. El animal ya parecía haberse calmado, por lo que dejó que las dos muchachas tocaran su pelaje.

—Qué lindo... —comentó Samantha.

—Ah. ¿No le pondremos nombre? —preguntó Felix.

—¿Qué os parece “estúpido animal”? —dijo Mike, irritado.

—Ya tenemos a alguien con ese mote en el dormitorio. —objetó Samantha, mirando al chico con una sonrisa burlona.

Mike soltó algo parecido a un gruñido.

—En fin... ¿Qué nombre os gusta? —continuó Felix.

Tanto el par de chicas como el muchacho pasaron un buen tiempo pensando en un nombre para el gato negro. Parecía, incluso, que se turnaban para sugerir nombres para el animal. Así pasaron casi veinte minutos, hasta que una propuesta de Samantha les agradó a todos:

—¿Y qué tal Chase? “'Chase' el gato”... “Perseguir al gato...” (1)

—Suena bien. Me gusta. —concordó Michelle.

—Te has esforzado, ¿eh? —señaló Felix, para después decir—: A mí también me gusta.

—¿Y a ti, Chase? —preguntó Samantha, acariciando al gato. El animal ronrroneó.

—Decidido, pues. Seas bienvenido, Chase, nuevo miembro del Project Psique. —bromeó Felix.

Mike bufó.

—Si tanto te molesta, ¿por qué no te vas? —le preguntó Michelle, molesta por su actitud.

—¡Porque ésta es mi habitación! —replicó el joven.

—Y la del gato también, al parecer. —añadió Felix.

—¡Ah, no! ¡No pienso dormir con ese animal aquí! —gritó Mike, con la sangre hirviendo.

—¿Pero por qué no? No le veo nada de malo. Parece tranquilo. —dijo Felix, acariciando al animal bajo la barbilla.

Mike estornudó.



(1) y (2) Axelpower, Death... Allí tenéis a los personajes que os había prometido xDDD
(3) Samantha exhibe la coincidencia entre "'Chase' el gato" ('Chase' the cat) y "Perseguir al gato" (Chase the cat), ambas frases prácticamente idénticas.


Versión en PDF:


Una actualización más para mi querido KHWorld, a quien últimamente he tenido un poco olvidado.

¡No olvides comentar sobre qué te pareció el capítulo! ¡También puedes adelantarte en el blog, hacerte fan de la historia en Facebook, aportar tus propios temas para la NOST y dar ideas para capítulos extra! ¡Hay tanta variedad!

¡Nos leemos luego!
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~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
también hay un amor a la humanidad~


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