Publico otro de mis fics, este más reciente. Tendrá unos cuantos meses. Comenten ^^.
PD: Me gustan los nombres raros, aviso xD
Capítulo 1:
En la ciudad de Taiguen vive Laiy, un chico de 15 años con una vida de lo más corriente. Destaca sobre todos los demás por su largo pelo castaño. Y no digamos de la inteligencia y la fama, era el chico perfecto, adorado por las chicas debido a su belleza y sus dotes de estudios.
Laiy acababa de llegar a clase.
-¡Hola Laiy! ¡¡¡Ven aquíii~~!!! –grita una chica de su clase, lanzándose contra él.
-No seas pesada, Cratte. –responde Laiy esquivándola. –No entiendo por qué te dan esos impulsos y estás tan hiperactiva siempre…
-Hombre, dicen que si das la bienvenida a alguien con ganas, esa persona se sentirá mejor. –comenta mientras se acaricia la herida que se hizo al caer contra el suelo, en la mejilla derecha.
Cratte es rubia, de ojos azules y un poco delgada. “Está bien dotada”, según la encuesta personal de todos los chicos. Su persona es muy activa y ayuda a los demás siempre que lo necesitan.
-Comienza la clase, sacad el libro y abridlo por la página 147. –dijo el profesor en alto, con su voz “carca” de siempre.
-Qué coñazo, ya empezamos con Lengua. Qué palo… -decía Cratte.
Pero justo antes de empezar, la puerta de la clase se abrió de golpe dando un brusco golpe en la pared. Era Klix, el cual llegaba tarde como de costumbre. Pelo rizado sin peinar de color azul (muy característico y llamativo de él), ojos azules, y… Ropa simple y un poco destrozada.
-¡Otra vez tarde! ¿Cuándo aprenderás a llegar pronto, dios mío? –gritaba el profesor, totalmente histérico.
-Perdona, profesor… -susurra Klix dirigiéndose a su sitio, al final del todo en la esquina izquierda, apartado de la gente. Klix tenía moraduras con pinta de ser recientes por toda la cara y brazos. Su ropa marcaba signos de haber sido forzada, cosa que era más que obvia…
-¿Otra paliza? ¡Bwahahaha! ¡Qué se podía esperar de un puto friki como tú! –comentaba uno de la clase burlándose a carcajadas de Klix.
-¡Cállate Alexander! Siempre dando la tabarra…
-Perdona profesor, perdona… -decía Alexander, aguantándose la risa.
Ya en el patio, Klix se hallaba sólo, en un rincón del patio, sentado de rodillas con la mirada perdida en el suelo… Siempre hacía eso. Mirar al suelo con su mirada triste y desamparada, y suspirar sin cesar de sus múltiples desgracias. En el patio, estaban jugando al Mate, un juego bastante famoso en esos años. Consistía en agarrar una pelota especial de color naranja, a la cual se transmitía el poder automáticamente y, cargada al máximo de ello, se lanzaba contra un enemigo y lo derribabas. En el momento que se caía al suelo, perdía. Klix nunca supo ni pudo comprobar qué se siente al jugar a ese juego, ya que en Educación Física ni siquiera va a clase para evitar el acoso de sus compañeros…
El partido estaba reñido. El equipo azul iba ganando al rojo. Laiy, el cual iba en el equipo azul, fue el único capaz de esquivar fácilmente los lanzamientos de sus enemigos. Era impecable en este deporte. Tras varias fintas, agarró la pelota, la cargó de poder, y la lanzó contra el enemigo que tenía delante. Golpeó con tanta potencia, que rebotó inevitablemente en la frente del oponente y golpeó a Klix en la cabeza. La pelota está hecha de tal forma que no produce dolor ni daños superficiales, así que no pasó nada. Al menos, no en ese instante… Laiy fue a por la pelota, y ordenó a Klix que se la pasase… Klix, ni siquiera levantó la mirada.
-¡Tú! ¡Gilipollas! ¡Pásame la puta pelota de una vez! –farfullaba Laiy, con un tono chulo.
Klix seguía sin responder al mínimo grito que le dijera Laiy, y el apuesto chico no aguantó más y fue hacia él.
-¿¿¿Es que quieres que te reviente otra vez o qué??? –gritaba Laiy agarrando a Klix se la camiseta y levantándolo contra la pared.
-Me… Me da exactamente igual… -susurra Klix, intentando que su voz sea lo más bajita posible.
-No aguanto más, ¡¡¡zampa soplapollas!!!
Laiy lanzó un puñetazo con todas sus fuerzas contra Klix, el cual recibió de lleno en la cara. Cayó al suelo con un hilillo de sangre corriendo por debajo de su labio…
Aunque parezca ilógico, por esos tiempos, pelearse se veía como una forma de demostrar el poder que uno posee. Cuando la gente es derrotada, maduraba para después vencer o mejorar en la lucha. El “poder” es un concepto espiritual que se tiene sobre una persona. Las personas que poseían un gran poder, fuera del tipo que fuera, eran consideradas las más altas de la sociedad, incluso siendo una época tan desarrollada. En cambio, Klix, a diferencia de todos, era marginado por alumnos y profesores. Y ante el interés nulo de todas las personas en él, no podía hacer otra cosa que callarse y sufrir. Nunca tuvo padres, vive en un orfanato, y está completamente solo. No tiene a nadie. Eso es lo que le hace débil.
-¿Qué? ¿¿¿Quieres una paliza??? –reía Laiy mientras apretaba el puño de nuevo.
Todas las chicas y chicos del patio se reían sin parar de la patética escena de Klix. Recibió numerosos golpes por todas partes del cuerpo. Sólo de Laiy, ya que no permitía que nadie interfiriera, “él se bastaba para darle una lección a un friki marginado de la sociedad”. Todas las chicas aplaudían cada vez que Klix se comía un puñetazo con poder de materia Fuego o Agua (los más empleados por Laiy).
Los tipos de poder más empleados, son los de materia. Tipos de Fuego, Agua, Planta, Hielo, Rayo, Oscuridad, Luz, Tierra, Plasticidad u otro tipo de esta clase, son poderes empleados por todos fáciles de usar y aplicables en cualquier objeto o parte del cuerpo.
Klix ya no podía más. Tras otro golpe de materia Agua, cayó redondo al suelo y vomitó sangre.
-¿Crees que ya está? ¡No, de eso nada! ¡Gente como tú se merece quedar inconsciente después de una paliza como esta!
Laiy giró sin parar su brazo derecho mientras el “público” le aplaudía sin cesar. Era su famoso ataque “W Ardiente”. ¿Por qué W Ardiente? Muy simple, porque consistía en lanzar una W hecha de fuego contra su adversario. Laiy lanzó ese ataque con todas sus fuerzas, y Klix quedó inconsciente, lleno de heridas por todo el cuerpo y allí tirado en el patio. Despertó en la enfermería, como siempre. Klix recibía palizas diarias a todas horas. Trastorno mental y físico no faltaba para él. Nunca en su vida había podido sonreír con toda seguridad.
No obstante, al mirar a la mesita, donde debería haber un vaso de agua para el enfermo (las enfermeras hasta pasan de él), Klix pudo divisar una especie de hoja escrita. ¿Sería para él? Era totalmente imposible, pero la leyó igualmente. Cogió la hoja suavemente para no hacerse daño, y la leyó punto por punto. La nota decía:
“Hola Klix. He visto tu pelea en el recreo. Hay que decir que eres bastante idiota, yo no me habría quedado parado, pero bueh, tú eres tú y yo soy yo. Me gustaría hablar contigo, en privado. Ven únicamente si quieres, yo no te obligo a nada. En el almacén abandonado de la Calle 125 a las 7:00AM de mañana, allí te espero. ¡Espero verte!”
No podía creérselo. ¿Una persona normal y corriente hablándole sin que sea con tono despectivo? Era muy extraño… Pero aún sabiendo que podía ser claramente una trampa para recibir una paliza, decidió ir a aquél lugar a visitar al individuo misterios que le escribió esa nota… ¿Qué sucederá?
