Kingdom Hearts D

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Kingdom Hearts D

Notapor ruan » Lun Sep 05, 2011 1:19 am

Bueno aqui va mi fic, soy novato asi que no espereis mucho de mi :M pero me gustan las criticas asi puedo mejorar. Intentare poner con frecuencia los capitulos pero cuando tenga examenes pues como que tardare asi que espero que lo disfruteis.
Prologo:
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Kingdom Hearts D

Informe Yen Sid 250:
Mucho antes de que conociera el rey del castillo Disney, existían varios elegidos de la llave espada. Cada vez se van extinguiendo mas por culpa de la oscuridad que acecha nuestros corazones y por las ansias del poder que nunca debía de ser revelado. Tal poder era, que encadenó una guerra tan abrumadora por corazones oscuros que provocó la caída de muchos guerreros de la llave-espada.
La guerra era provocada por Kingdom Hearts. Su poder es de crear nuevos mundos, un nuevo universo. Pero los necios que participaron en la guerra fueron engañados por un solo ser. Ese ser les dijo que obtendrían el poder eterno, pero no les dijo como.

-Maestro Spark, me temo que él ha sido más fuerte que yo- Conpark hablaba despacio y cansado mientras recuperaba el aliento perdido.
-¡Me lo imaginaba!- El maestro Spark respondió mientras miraba el cielo –Siempre lo ha sido-.
El maestro Spark asintió y se dirigió hacia un castillo que no estaba muy lejos. El castillo era inmensamente grande con unas torres de cristal que brillaban con el contacto del sol del atardecer.
“Darkness está a punto de liberar la oscuridad que acecha su corazón y pronto los mundos estarán en grave peligro de destruirse” Pensaba Spark mientras caminaba hacia su castillo dejando atrás a su aprendiz más prometedor con tristeza y desesperación.

Al llegar al castillo de luz cual era muy brillante Spark divisó a sus otros dos aprendices. Uno muy alto y más maduro pero su luz era cegadora al igual que el otro pero más bajito y se le notaba que aun era joven.
-¡Preparaos para el examen de maestro!- Spark dijo esta frase muy deprimido pero serio y sus dos aprendices obedecieron en silencio adivinando que su compañero no había podido derrotar a Darkness.

Los tres aprendices estaban allí, delante de su maestro, en una habitación grande y transparente con decorativos de copos de nieve y un altar redondo en el centro de la habitación. El examen estaba a punto de empezar pero Spark quería decir unas palabras.
-¡Conpark, Stellux y Ronan, vosotros tres habéis superado la prueba sobre el dominio de la oscuridad pero solo uno podrá ser maestro y sellar los mundos antes que Darkness los consuma en la oscuridad!- Spark dijo estas palabras con un gran esfuerzo ya que quería que los tres fueran maestros.
Spark invocó su llave-espada. Era una llave-espada blanca larga y fina, su llavero era un copo de nieve. Spark alzo su llave-espada y de ella aparecieron varios copos de nieve que inundaron la habitación dejándola llena de nieve con poca visibilidad.
-Darkness juega con la oscuridad, y cuando uno de vosotros os enfrentéis a él no veréis mucho. En esta habitación pasa lo mismo, el objetivo es llegar hasta mi, pero cuidado, ahora el salón de cristal es un laberinto- Spark señalo otra vez al cielo con su llave-espada indicando que empezaba la prueba para maestro.
Stellux, el más mayor de los tres había empezado con buen pie, ya divisaba el altar de su maestro y ahora solo faltaba llegar hasta él por un camino correcto. En cambio Ronan, el más joven, no veía nada y tenía tres caminos delante y no sabía cual coger mientras la nieve le caía en su pelo negro lentamente, hasta que se dio cuenta de que podía utilizar el hechizo Piro para iluminar el camino. Conpark era el más afortunado ya que solo tenía un camino a seguir hasta que se topo de cara contra Stellux, su rival en todos los aspectos.
-¡Apártate que soy el que salvare los mundos!- Pronunció Stellux mientras sacaba su llave-espada de color cielo con llavero en forma de nube.
-¡Ya lo veremos!- Respondió Conpark sacando su llave-espada negra con llavero en forma de la luna rodeada de oscuridad.
Stellux se dirigió a Conpark mientras su llave espada se iluminaba de fuego, pero Conpark esquivo el ataque muy fácil, devolvió el piro y se fue en busca de la victoria.
Conpark estaba delante del trono de su maestro cuando vio a Ronan con una bola de fuego en sus manos derritiendo la nieve que caía cerca de él.
-¡Vaya, parece que llego tarde!- Casi gritó Ronan con tristeza –¡Pero eso no significa que no debemos luchar!-.
Luego llego Stellux y toda la nieve desapareció al igual que el laberinto y el sol volvió a reinar en el salón.
-¡Buen trabajo chicos, lo habéis hecho muy bien, cada uno ha utilizado una manera para llegar hasta mi, pero ahora vamos a la prueba más importante…- Spark intervino antes de la pelea bajando de su trono de cristal –Los tres debéis pelear para conseguir el título de maestro, QUE EMPIEZE EL COMBATE FINAL!-.
De repente cada uno estaba en una punta del salón que ahora era triangular, el trono ya no estaba en el medio y todo era amarillo y negro.
Ronan empezó el combate utilizando su técnica más poderosa con su llave-espada rojiza “copos de fuego” que consistía en que cayera copos de nieve envueltos en llamas. Conpark se protegió con reflejo mientras que Stellux se dirigía a Ronan para detener el ataque antes de que se volviera permanente, Conpark al ver eso no dudo en ayudar con su “Golpe de longitud” que consistía en lanzar su llave-espada mientras se defendía con reflejo. Los dos le dieron de lleno en Ronan que se cayó, luego Conpark aprovecho ese despiste para utilizar hielo contra Stellux que se quedó congelado durante unos segundos.
En ese momento todo volvió a la normalidad y Spark los miraba atentamente con cara de decepcionado.
-Me esperaba algo menos competitivo por parte de tres amigos, pero veo que tendré que ir a otra prueba para ver cuál será el maestro que salvara los mundos-.

Los tres chicos se encontraban en un sitio negro donde lo único que se veía era los ojos amarillos de una criatura gigantesca, luego poco a poco aparecieron unas luces y los chicos vieron que la criatura de ojos amarillos era un sincorazón lado oscuro.
-¿Pero que... porque estamos aquí?- Preguntó Ronan impresionado.
-Supongo que será la prueba final- Respondió Stellux.
-¡Pues empecemos!- Siguió Conpark.
Los tres chicos utilizaron piro para ver mejor y para dañar bastante al lado oscuro, luego Ronan se preparo para utilizar “Copos de fuego” y Stellux y Conpark le cubrían mientras el lado oscuro intentaba acercarse a Ronan. “Copos de fuego” estaba a punto de volverse permanente pero el lado oscuro utilizo un ataque que aprisionaba a Conpark y Stellux en un lazo oscuro, entonces el lado oscuro se acercaba a Ronan cuando Stellux se liberó utilizando su ataque más poderoso “Combate aéreo” que consistía en un ataque con la llave-espada seguido de un gran tornado que dañaba a todos los enemigos. Y por ultimo cuando el “Copos de nieve” ya era permanente Conpark utilizó su mejor ataque para acabar con el lado oscuro “lado lunar” que consistía en que utilizara el poder de la luz lunar para mejorar su ataque y atacar al enemigo sin tocarlo acabando con él.

-¡Felicidades, veo que ahora he visto todo lo necesario para dar el nombre del nuevo maestro!- Hablaba Spark con una sonrisa esbozada en la cara -¡Seguro que cualquiera de los tres podría haber sido un buen maestro y podría haber salvado los mundos, pero solo uno lo podrá hacer como lo es debido, los tres tenéis una gran competitividad entre vosotros… pero unidos, los tres habéis demostrado que podéis superarlo todo sin problemas-.
-¡Vengaaaaaaaaaaaa… di el nombre ya!- Casi gritó Ronan mientras Conpark y Stellux se reían.
-¡De acuerdo! Diré el nombre- Spark dijo invocando su llave espada -¡El portador de la luz en los mundos que lo necesitan será aquel que demostró valor por sus compañeros y el que tendrá que cerrar los mundos junto a sus compañeros con una llave espada especial… el maestro destinado a guardar la piedra roja será… Conpark!-.
-¿CÓMO? ¿EL?- gritó Stellux enfurecido.
-Tranquilo, los tres habéis demostrado gran valor, pero solo Conpark tiene la luz necesaria para sellar la piedra roja, pero tú y Ronan debéis ayudarle a sellar la piedra roja-.

La piedra roja se hallaba en el sótano del castillo de cristal, los tres chicos estaban delante de ella. Era una piedra con forma de rombo, pero muy brillante y que dentro contenía luz. De repente la llave-espada de los tres apareció, la piedra empezó a flotar y un haz de luz salió de las llaves-espadas hacia la piedra. Todo empezó a brillar hasta que Conpark solo distinguió a su llave-espada que destacaba al ser negra.

Conpark se encontraba en una plaza donde parecía que estaba en una colina, habían flores y muchos bancos, había una torre en obras y debajo una estación de tren, todo parecía tranquilo excepto por lo de la piedra roja en sus manos y unas sombras que salían del bosque.
-¿Dond… Dónde estoy?- se preguntó Conpark mientras miraba las sombras del bosque.
-¿Eres nuevo por aquí?- Conpark se giró de golpe y vio una niña pequeña, de unos cinco años.
-Emm… yo ¿Dónde estoy?-.
-¡Estas en Ciudad del Crepúsculo!- Respondió la niña -¿Quieres un helado?- preguntó la niña ofreciendo un helado azul.
-No, gracias, estoy lleno- Respondió Conpark con una sonrisa – Sera mejor que me vaya al bosque-.

Al llegar al bosque Conpark no veía nada de raro hasta que llegó a una mansión muy grande y bonita, los colores de las paredes representaban a la puesta del sol y las columnas que se veían desde fuera contenían dibujos de muchos pájaros. Conpark esta impresionado con los detalles que tenía la entrada de la mansión pero no se dio cuenta de que alguien lo vigilaba.
-Vaya, vaya ¿Qué tal? Conpark- el que lo vigilaba era Darkness, un hombre robusto, alto, de pelo gris y que saco su llave espada.
Conpark empezó utilizando su ataque “Golpe de longitud” pero Darkness fue más rápido y envió a varios sincorazón sombra a por Conpark que sostenía la piedra roja en sus manos y que los sincorazón intentaban arrebatarle.
-¡Tú tienes algo que no te pertenece!- Darkness pronuncio esas palabras con asco.
Conpark en ese instante utilizó su mejor ataque “lado lunar” que acabo con todas las sombras, y se dirigió a Darkness con la llave-espada señalándolo. Pero Darkness desapareció y apareció detrás de Conpark, luego lo atacó con su “llave oscura” que consistía en que su llave espada de envolvía de oscuridad aumentando su poder. Conpark se sujeto con la llave-espada en el suelo para no caerse mientras el efecto del “lado lunar” desaparecia. Darkness aprovecho eso para utilizar su mejor ataque “sombras del destino” que consistía en atacar a su enemigo con varias hordas sombrías.
-¡NO PODRAS VENCERME!- Exclamó Conpark mientras sujetaba la piedra roja con una mano mientras que con la otra utilizaba reflejo -¡Sé que puedo hacerlo!- Y mientas pronunciaba esas palabras Darkness desapareció.
-¡Hola!- Exclamó la niña del helado que se encontraba en la plaza.
-Emmm ¿Hola?- Conpark miró la piedra fijamente olvidándose de la niña.


Conpark miro a su alrededor y vio que el claro del bosque de delante de la mansión había desaparecido y que se encontraba en una habitación blanca con una cúpula en el centro.
La cúpula se abrió de golpe y en su interior había otra cúpula del tamaño que la piedra roja que se abrió. Conpark dejó la piedra roja en la cúpula.

Conpark se encontraba otra vez delante de la mansión pero la niña ya no estaba.
-¡Espero que este segura!- Se dijo a si mismo mirando el cielo rojizo.

Fin del Prologo


Capitulo 1:
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Una gran amistad

Jack volvía del instituto como siempre, cansado, con sueño y con ganas de ver a sus amigos y pasar de los deberes sin sentido.

Jack era un chico de dieciséis años que llevaba siempre su sonrisa encima. Tenía los ojos verdes y su pelo era rubio y alocado. Era un chico de mediana estatura y tenia buena musculatura corporal, pero se vestía de cualquier manera. Normalmente con unos tejanos gastados, una camiseta blanca con unas manchas de comida, unos guantes sin dedos blancos y unas deportivas blancas muy sucias, pero a veces iba con su uniforme del instituto.

Jack salía de su casa con su ropa diaria y divisó a su mejor amigo a lo lejos, James, que caminaba como siempre hacia la Plaza Central donde se encontraría con Linda, su mejor amiga.
-¡JAMES!- Grito Jack mientras su amigo se giraba con rapidez para mirarlo.

James era dos años mayor que su amigo y eso lo convertía en más maduro que su amigo y más fuerte, pero a James no le importaba. James era alto para su edad, muy listo y serio, y por eso siempre se peleaba con su amigo que era muy inmaduro. James tenía los ojos castaños y su pelo era muy negro y corto. Al contrario que Jack, James vestía muy bien, normalmente con una camisa negra con unos pequeños adornos azules en forma de olas del mar, unos pantalones negros y sus zapatos negros con un dibujo de una ola del mar.

James salía del bachillerato con ganas de ver a sus amigos pero antes tenía que hacer sus deberes que le habían enviado y como el salía antes tendría tiempo para hacerlo. Pero antes necesitaba ir a la tienda de su padre que se encontraba en lo otra punta de la ciudad para saber que quería.

Al llegar a la tienda encontró a su padre hablando con una clienta habitual. La tienda de su padre era muy acogedora y bien decorada, el techo era de cristal y gracias a eso la luz del sol penetraba en la habitación dándole un toque natural. Era una librería y a James le gustaba mucho leer así que siempre que necesitaba un libro solo lo cogía de la tienda de su padre.
-¿Qué ha pasado?- Pregunto James nada más entrar.
-¿No dices hola a tu padre?- Su padre se rio y siguió hablando -¡Bueno hijo! ya sabes que yo y el alcalde somos muy amigos ¿no?-.
-Si- respondió James
-Pues… ¡Me ha dado pases para el tren que lleva a la playa!- En el rostro del padre de James se esbozo una sonrisa –Pero creo que ya eres mayor para ir a la playa conmigo y tu madre, así que te las doy a ti-.
-Pero… aun no es verano-.
-¿Y cuál es el problema?- Dio una gran carcajada –El verano esta cerca así que aprovecha o sino ya será otoño otra vez-.
-¡Muchas gracias!- James asintió y se fue a casa a cambiarse y hacer los deberes.

James ya había acabado los deberes y ya estaba listo para irse al punto de encuentro, que era la plaza central. Salió corriendo hacia la Plaza.
En medio del camino James oyó una voz, era la de su amigo Jack que corría hacia él.
-¿No podrías venir caminando como las personas?- Preguntó James con una sonrisa en la cara.
-¿Y tú no podrías saludar?- Preguntó Jack con cara de enfadado.
-JACK, JAMES- Una chica gritaba desde lejos -¿Me esperáis?-.

La chica era Linda, la mejor amiga de los dos. Linda es una chica simpática, alegre y guapa, por ese motivo todos los chicos la quieren, pero ella no era fácil de conquistar. Es una chica de la misma estatura que Jack, tiene los cabellos largos, negros y ondulados, sus ojos son de un azul penetrante que cautivaba a cualquiera pero lo que más destaca de ella era su sonrisa que parece miles de estrellas en el cielo. Viste normalmente con un vestido amarillo con adornos de flores y muchos bolsillos, lleva unas botas amarillas con una poco de tacón y un colgante de una luna envuelta en oscuridad.

-¿Pues ya que estamos todos aquí adónde vamos?- Preguntó Jack.
-Puede que a la plaza central, allí es donde vamos siempre ¿no?- Respondió Linda sonriente.
-¡No!- Exclamo James de golpe- Sera mejor que vayamos a la Plaza del Atardecer.
-¡Sí! Hace mucho que no vamos allí- Linda dijo esto muy contenta con la idea.

Al llegar a la Plaza del Atardecer vieron que la torre aun no estaba construida y que no había nadie en la plaza.
-Vamos a sentarnos- Dijo James mirando al banco que estaba delante de la fuente en forma de un pájaro mirando al cielo con las alas abiertas.
-¿Qué te pasa?- Preguntó Linda a James.
-Nada- Dijo James firme sabiendo que no le podría mentir a Linda –Bueno… es que… tengo una novedad- Los chicos se dirigían al banco de delante de la fuente.
-¿ASI, CUAL?- Gritó Jack con ganas de saber que era.
-¡Mañana iremos a la playa!- Respondió James
-¿Mañana?- Preguntó Linda.
-Mi padre me dio pases para el tren y dijo que teníamos que ir antes del verano-.
-¡Pues iremos!- Jack se levanto del banco y miró al pájaro –Pero tenemos que participar en el Struggle de este año-.
-Bien, yo también participare- Linda dijo esto saltando de alegría.
-¡Entonces iremos los tres!- James dijo eso mientras miraba a Linda con admiración.

Jack se encontraba en una habitación totalmente blanca con una cúpula en el centro, no sabía cómo había ido a parar allí, solo sabía que estaba allí porque tenía que estar. En su mano sostenía una llave gigante y en la otra sostenía una piedra rojiza.
-¡Tú tienes que guardar esa piedra!- Le hablo un señor mayor.
-¿Dónde estoy?-.
-Estas en… JACK, JACK, JAAAAAAAAAAAAAACK-.

-Jack ¿Es que no me oías?- Preguntó la madre de Jack mientras recogía un poco la habitación.
-MAMA ¡que hoy es sábado!- Exclamo Jack intentando dormirse otra vez para saber que sitio era aquel.
-Si si ¿No tenias que ir a la playa hoy?-.
-¡ES VERDAD!- Jack salta de la cama y se va a buscar su bañador en el armario.
-Tus amigos te esperan abajo-.
Jack encontró su bañador y se lo puso de inmediato, luego se abrocho la camiseta con la que había dormido y se fue al baño de su habitación a frotarse un poco la cara con agua. Y bajo las escaleras que llevaban al salón.
-¡Ni siquiera te abrochas bien la camiseta!- Exclamo James mientras Linda se reía y Jack se miraba la camiseta.
-¿QUERÉIS DESAYUNAR?- Gritó la madre de Jack desde la cocina.
Los tres estaban comiendo unos bocadillos de beicon con queso y bebiendo café en una cocina grande y acogedora mientras la madre de Jack preparaba unos bocadillos más para llevar a la playa.
-¡Muchas gracias por todo señorita Beicston!- Dijo James después de dar un sorbo en el café.
-Lo ves Jack ¡Tu amigo es súper educado!- La madre de Jack dijo esto poniendo los bocadillos en una bolsa térmica para que el beicon no se enfriara.
-Bueno, sí, pero tenemos que irnos ya o perderemos el tren- Jack se levantó de la mesa y se fue a coger su toalla.
-¡Mira quien fue a hablar!- Se burló Linda –El que se despierta tarde-.

Los tres estaban subiendo las colinas de la ciudad a bordo del tranvía que llevaba hasta la Plaza del Atardecer, donde se encontraba la estación del tren.
Al llegar a la plaza los chicos se bajaron del tranvía y se fueron directamente a la estación del tren bajo la torre que estaba en construcción.
-¡Atención, este es el último aviso para coger el tren con destino a la Playa de los Deseos!- Sonaba en los megáfonos colgados en las paredes.
-¡Los pases, por favor!- Mencionó el hombre de la estación mientras James le enseñaba los pases -Pueden entrar en el tren-.
Al subir al tren solo había una señora con sus dos hijos de unos diez años. Los tres chicos tomaron asiento, Linda se sentó al lado de James y apoyó su cabeza en su hombro, mientras Jack temiendo molestar se sentó al lado de la señora de unos cuarenta años.
Mientras el tren hacia su recorrido Jack se puso a pensar. (No me lo puedo creer, James y Linda son novios. Pero no me dijeron nada y no le puede gustarle a Linda. Me lo tenía que haber imaginado, estaban muy unidos ayer y hoy. Pero Linda es… es…).
-¿Quieres un helado?- la señora interrumpió los pensamientos de Jack.
-Emm… Si- Jack cogió el helado que ofrecía la señora y lo miro un poco, era azul y un poco blanco por debajo -¿De qué es?-.
-¡Es una vieja receta que lleva en mi familia varias generaciones, toda mi familia sabe hacer la receta, es un helado mágico!-.
-Emm… vale (Le pregunto de que es el helado y me viene con una historia para críos de cinco años)- Y sin darse cuenta Jack le da un mordisco al helado azulado -¡VAYA, esta buenísimo! ¿Tienes más?-.
-¿Te ha gustado?- Preguntó la señora -¿A que es dulce y salado a la vez? ¡Toma querido, aquí tienes para todo el día y se llama Helado de Sal Marina!-.
Poco a poco el tren se fue parando y las puestas se abrieron. La playa era enorme y con muchas palmeras. Jack fue el primero en salir del tren comiéndose el Helado de Sal Marina, luego fue Linda con su sonrisa en la cara y por ultimo James.
-¿Cuánto tiempo hace que no vengo?- se preguntó Linda mientras su pelo bailaba con el viento.
-No losé ¡solo sé que este helado está muy rico!-.
-Bueno, tenemos que buscar un sitio para quedarnos- Dijo James mientras cogía un helado que había cogido Jack de la mochila térmica.
-Chicos ¡yo me voy al agua! ¿Quién se viene?- Dijo linda sacándose el vestido y dejado a la vista sus curvas.
-¡Deja de babear!- Se burló James con una sonrisa en la cara –Tranquila Linda ¡yo iré contigo!- James dijo esto quitándose la camiseta y se le vio sus músculos.
-Y….y yo- Dijo Jack sabiendo que no tenia comparación con James
Los tres se fueron al agua, Jack fue el primero en tirarse luego Linda fue entrando despacio y James la seguía muy tranquilo.
-¡Te hecho una carrera!- Desafió Jack a James.
-No participare en algo tan infantil-.
-¡Venga James, puede ser divertido!- Linda animó a James.
-¡De acuerdo!- James se había dejado convencer fácilmente por Linda mientras Jack lo miraba desafiante -¡De aquí hasta nuestras cosas!-.
Los dos chicos hicieron la carrera que fue ganada por James. Luego los tres amigos se sentaron en la arena mientras comían helado.
-¡Veamos quien se come el helado primero!- Jack le volvió a desafiar a James.
Otra vez volvió a ganar James, que ya se había dado cuenta de que Jack solo quería impresionar a Linda. Los chicos participaron en varias competiciones mas, y todas ganadas por james.
-¡TIENE QUE HABER ALGO EN QUE TE PUEDA GANAR!- Gritó Jack frustrado.
-Venga- Dijo James riéndose -Vamos a comer los bocadillos-.
Los tres chicos se comieron los bocadillos, en total dos para cada uno.
-¡Chicos, creo que me voy a dormir un poco!- Dijo Linda después de bostezar.
-¡Buenas noches!- Dijo Jack cogiéndose el ultimo helado.
-¿Buenas noches?- Preguntó James –Si es de día-.
Los dos chicos se quedaron callados hasta que Linda se durmió.
-¿A ti que te pasa?- Preguntó James.
-¿A mí? Nada ¿Por qué lo preguntas?- Jack intentó disimular lo máximo posible.
-¡No finjas! Sé que todo eso era para impresionar a Linda-.
-No ¿Qué va?- Jack había subido un poco su tono de voz
-NO MIENTAS- Gritó James furioso.
-¡VALE, LO HE HECHO POR ESO, pero es que ella es tu novia y no me lo habías dicho!-.
-¿QUÉ? ¡Ella no es mi novia!-.
-¿Y como es que hoy habéis pasado casi todo el tiempo juntos y me habéis dejado al margen?-.
-¡Su padre está enfermo y ella esta triste!- James dijo eso más serio que antes -¡Y ella sabe que si te pidiera que la ayudaras tú te quedarías mudo y ella lloraría! Por eso vino a mí-.
-¿Enserio?-.
-Pues claro ¿Crees que si fuera mi novia no te lo habría dicho?-.
-Emmm… Creo que si-.
-¿Todo arreglado?-.
-¡Creo que sí!-.
Cuando Linda se despertó el tren estaba llegando para recogerlos y llevarlos a de vuelta a la estación de tren.

Al salir de la estación de tren, Linda se despidió y se fue directo a su casa, pero Jack y James se quedaron en la estación hasta el anochecer y luego James se fue a su casa.
-¡Que noche tan hermosa!- Se dijo Jack a sí mismo -¿Me preguntó si volveré a ver a aquella mujer? ¡Su helado era una maravilla!-.
-¿Eres tú?-.
-¿Quién anda ahí?- Preguntó Jack saltando del banco.
-¿Eres el salvador de la luz?- De repente un señor mayor salió de un rincón oscuro y miró a Jack fijamente.
-¡Tú! ¿Tu eres el de mi sueño?-.
-Ya veo, ¡Así que eres tú!-.
-¡DEJA YA DE TONTERIAS Y DI QUIEN ERES!- preguntó Jack impaciente.
-Jack ¿Ese es tu nombre verdad?- El anciano camino poco a poco hacia Jack -¡Ya nos veremos otra vez!-.

Fin del capitulo :wink:


Capitulo 2:
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La busqueda

Era de noche, Jack estaba tumbado en su cama, mirando atentamente al dibujo que él y su padre habían pintado en el techo de su habitación. Jack estaba muy nervioso ya que antes se había encontrado con un anciano que le había dicho cosas muy raras.

-Jack ¿Ese es tu nombre verdad?- El anciano camino poco a poco hacia Jack -¡Ya nos veremos otra vez!-.
-¿Qué?-.
-¿Ya tienes tu llave espada muchacho?- Preguntó el anciano haciendo que de su mano apareciese una llave gigante y negra.
-¡UAAAAAAAAAAAAAAAUUUUUUUUU!-.
-Jack, espero que estés listo pronto- El anciano dijo esto volviendo al rincón de donde había aparecido.
-¡Espera!- Gritó Jack corriendo hacia el rincón, pero el anciano había desaparecido -Sera mejor que vuelva a casa.

-Me pregunto a que se refería el anciano con Llave-Espada- Se pregunto Jack sentándose en la cama -¿Será aquella arma que soñé también?-.
Jack se fue a dar una ducha, ya que las duchas le hacían relajarse y dejar sus problemas de lado. Después de pasar media hora duchándose Jack se fue a cenar.
Al llegar a la cocina Jack oyó a su padre roncar y dedujo que todos ya estaban dormidos. ¿Cuánto tiempo había pasado en su habitación? Miró el reloj que estaba colgado en la pared de la cocina y vio que eran las tres de la madrugada.
En la mesa estaba su plato con unos perritos calientes fríos y una Coca-Cola. Jack puso los perritos calientes en el micro-ondas, puso la coca-cola en la nevera y cogió otra. Luego el micro-ondas dio la señal que los perritos ya estaban listos, Jack los cogió y los puso en la mesa mientras se sentaba.
-Mañana iré en busca de la mujer del helado-.

Linda no podía creer lo que su madre le había dicho. Había pasado todo el día divirtiéndose con sus amigos mientras su padre sufría hasta llegar a la muerte. La chica estaba en su habitación de color amarillo mientras lloraba tumbada en la cama aun con la ropa de la playa puesta. Luego se dio cuenta de que alguien mas estaba con ella, acariciándole su pelo suave y negro.
-Tranquila ¡Todo a pasado!- Le susurraba su madre.
Linda no podía hablar así que lo único que hizo fue levantarse e irse a la ducha. En la ducha Linda se sacó la arena de su cuerpo y se intentó calmar. Se puso su pijama y luego se fue a su habitación que estaba al lado de la de su madre. Al llegar vio que su madre le había cambiado las sabanas y le había puesto unas nuevas. Se tumbó en la cama y cogió sus auriculares con su aparato mp3. La música le relajaba.

James se sentía genial, había pasado el mejor día con sus amigos y se había divertido como nunca con las competiciones de Jack, pero algo lo atormentaba. James sentía que algo no iba bien en Ciudad del Crepúsculo, pero no sabía el que.
James estaba en su cama leyendo uno de los libros de la tienda de su padre, mientras que su gata dormía cerca sus pies. Pero aquella noche James no podía concentrarse en leer, sabía que algo ocurría en las afueras de la ciudad, pero no quería dejarse llevar.

El alba ya reinaba en Ciudad del Crepúsculo, las tiendas empezaban a abrirse una por una y poco a poco las calles empezaban a llenarse de gente que compraba pan para el desayuno, de niños que correteaban en busca de las pelotas y de jóvenes amigos paseando en busca de aventuras.
Jack ya había empezado la búsqueda del Helado de Sal Marina. Ya había buscado en todas las heladerías de la ciudad, pero no tenia resultado. Había preguntado a varias personas sobre una mujer que hacia helados salados, pero había tenido la misma suerte que con las heladerías. Nadie sabía de la existencia del helado.
Jack decidió ir a ver a James. Al tocar el timbre de su casa salió la madre de James.
-¿Has visto a James?- Preguntó su madre con cara de muy preucupada.
-N… no, a eso venia-.
-¡CIELOS! ¡No le he visto desde ayer, estoy muy preocupada, si lo ves dile que venga a casa de inmediato Jack!-.
Jack se fue de la casa corriendo.

Eran casi las cuatro de la madrugada, James caminaba por el bosque que estaba al lado de la gran ciudad. El bosque era muy grande y peligroso, muchos habitantes decían que en el bosque vivía un hombre que provenía de las estrellas y que el hombre se había comido a la niña. James estaba seguro que esas historias eran mentira pero sabía que en el bosque había algo extraño.
James caminaba con agilidad pero sin hacer ruido, buscaba una salida ya que temía que se hubiera perdido. Ya estaba amaneciendo así que James decidió parar unas horas para descansar. Se había cogido un saco de dormir y unos trozos de pan, así que podía pasar la mañana allí.

Jack no estaba seguro de querer salir de la ciudad pero no le quedaba otro sitio adonde buscar la mujer del helado.
-¡Alomejor James está buscando la señora también!- Se dijo así mismo intentando vencer el miedo.
Jack estaba a punto de cruzar la frontera de la ciudad cuando una voz conocida lo detuvo en seco.

Era una mañana triste para Linda. Había tenido varias pesadillas esa noche. Linda se vistió rápidamente y se fue directamente a fuera de casa, no quería estar allí ya que todo le recordaba a su padre.
La chica iba de camino a una cafetería que estaba cerca de su casa, nunca había comido allí pero Jack le decía que la comida era muy rica.
La chica ya estaba dentro de la cafetería. Era un espacio grande con muchas mesitas de dos personas y unas cuantas de cuatro, en el centro de la cafetería había la barra que formaba una redonda perfecta. Linda optó por sentarse en la barra ya que así la comida llegaría más rápido.
-¿Qué deseas señorita?- Preguntó el camarero detrás de la barra con una libretita y un bolígrafo.
-¿Qué es eso que huele tan bien?-.
-Es nuestro beicon ¡El mejor de la ciudad!-.
-Póngame eso con una taza de chocolate caliente-.
-Pero señorita ¡estamos en verano!- El camarero se sorprendió.
-Por favor tráeme eso-.
El beicon llego enseguida acompañado de pan, huevos fritos y unas lochas de queso, el chocolate caliente venia en una taza de color marrón y con unas galletitas. Linda se los comió enseguida, pago la cuenta y se fue.
Al salir de la cafetería Linda se encontró con una de sus amigas del instituto. Linda le sonrió forzadamente mientras la chica levantaba la mano y la movía suavemente de un lado a otro sin mirar a la cara de Linda.
Linda no quería volver a casa, pero tampoco sabía a dónde ir. La chica escuchó la voz de su amiga y se giró ligeramente.
-Antes he visto a Jack- Digo la chica acercándose con ligereza- ¡Me dijo que si te veía te dijera que él se había ido a buscar un helado! ¿A que es un chico muy raro?-.
-Sí, rarísimo- Respondió Linda sin dar crédito a su amiga y mirando hacia una familia compuesta por un padre, una madre y una niña pequeña -¿Sabes adonde fue?-.
Linda no se había dado cuenta que su amiga se había ido y cuando se dio cuenta decidió ir a casa de James.

James no podía dormir, sabía que había algo cerca de allí y empezaba a escuchar gente caminando. James mantenía las orejas abiertas por si alguien estuviera lo bastante cerca como para verle. El chico no creía en los rumores que contaba la gran ciudad pero no podía negarse tener miedo.

Linda no dudaba que estuviera triste y que solo James podía consolarla. Linda no negaba que sentía algo por James pero no quería decirle nada por miedo de que el no sintiera lo mismo y por miedo a que Jack le descubriese.
Linda pensaba en James en aquel instante como nunca había pensado antes y no quería que esos sentimientos se fueran de su corazón. Las calles seguían habitadas por los vecinos pero Linda solo pensaba en James y en verle los ojos castaños.
La chica veía a Jack apartándose de la puerta de la casa de James mientras salía su madre le decía algo, por la cara de Jack Linda dedujo que James no estaba en casa y se entristeció. Era raro que James saliera de casa tan temprano, y que su madre estuviera con cara de preocupada. Linda apartó esos pensamientos de la cabeza mientras veía a Jack correr, y le siguió.
Linda no estaba segura de porque Jack iba en dirección del bosque, pero no tenía otra opción.
-JAAAAAAAAAAAAACK-.
-¿Linda?- Pregunto Jack sorprendido -¿Qué haces tú aquí?-.
-¡Bueno, vengo a saludarte!- Dijo Linda forzando una sonrisa –Y acompañarte adonde vayas-.
-¡No hará falta!- Una voz seria dijo de entre los arboles –Ella estará bien conmigo-.
-JAMES- Gritó Linda abrazándolo con fuerza.
-Jack ¡Ya puedes ir en busca de tu absurdo helado!-.
Jack no se lo pensó dos veces y se fue corriendo entre los árboles.

Jack había bajado la velocidad, ya que no se fiaba del bosque. Siempre se preguntó que había dentro pero hasta ese día no se había atrevido a entrar. Poco a poco Jack empezaba a divisar un claro y se fue directamente hacia él.
Al llegar se dio cuenta de que en el centro del claro había una mansión. La pintura estaba desgastada, había un portón enorme que daba visibilidad al jardín lleno de flores de diversos colores y unas seis columnas separadas de tres en tres que marcaban el paso hacia la puerta.
-¿HAY ALGUIEN?- Gritó Jack esperanzado.
De repente el portón se abrió solo y de la puerta salió una mujer.
-¿Quién eres tú?- Preguntó la mujer con cara de admirada -Hacia mucho que alguien no pasaba por aquí.
-¡Soy yo!- Dijo Jack sonriente -¡El chico del tren de la playa!- Se señalo a sí mismo.
-Vaya ¿Vienes por los helados?- Jack asintió ligeramente –Pasa hijo ¡No te quedes ahí fuera!-.
Jack entró en la mansión. La mansión era más enorme por dentro, en cada ventana había cortinas de color amarillo y cada puerta estaba custodiada por unas armaduras. En centro del recibidor había una mesita de cristal y encima una pequeña maqueta de un castillo, Jack dedujo que en la realidad tendría que ser enorme, a cada lado de la mesita había un sillón. Había unas escaleras en cada lado del recibidor al igual que dos puertas.
-Ven muchacho, la cocina esta por allí- La mujer señalo a la derecha.
Al pasar la puerta de la derecha Jack vio un gran pasillo con muchas puertas y cuadros, al final del pasillo había otra mesita de cristal con una estatua de un caballo. La mujer le guió hasta la última puerta del pasillo.
Al entrar Jack se encontró con una gran cocina. La cocina tenía todo lo que tenia cualquier cocina pero de un gran tamaño. La mujer le condujo hasta una nevera de color azulado, al abrirla Jack se encontró con cientos de helados de Sal Marina.
-Muchacho, cógete un helado, tengo que hablar contigo-.
Jack sostenía el helado en la mano y estaba sentado en uno de los sillones del recibidor, la mujer estaba sentada delante de él.
-¡Jack! Hace muchos años, un ser de otro mundo llego a estas tierras- Empezó a explicar la mujer.
-¿Ein?- Preguntó Jack confuso -¡Creía que no existían los otros mundos!-.
-¡Déjame acabar!-
“Yo conocí al hombre, no tenía más de cinco años. El hombre portaba una arma en forma de llave, tenía una poder que nadie antes lo había visto. También portaba en sus manos una piedra, más bien un rubí. Hace unos días le volví a ver, me dijo que la piedra la tiene guardada alguien con un corazón de luz. ¡Tu Jack!”.
-¿Yo?- Preguntó Jack señalándose con el dedo índice –Cre… Creo que ya me tengo que ir-.
Inexplicablemente el suelo se rompió, Jack lo vio todo borroso y se cayó. Fue cayendo lentamente cabeza abajo, mientras unas palabras le venían a la mente. “Es tu destino…Todos esperan… La llave espada D”.

-¿Crees que está preparado?- Pregunto la mujer del helado mientras hablaba con una persona que se escondió en la oscuridad de una esquina.
-¡Tiene que estarlo!- La voz del desconocido sonaba grave y gastada.

Jack no sabía cuánto tiempo llevaba cayendo, solo sabía que no se podía mover ni abrir los ojos. Sabía que estaba en un sitio parecido al agua pero sentía una luz fuerte que provenía de abajo. La luz cada vez se fue haciendo más fuerte hasta que poco a poco Jack fue poniéndose boca arriba.
Por fin pudo abrir los ojos, y vio que todo a su alrededor era oscuro. Pisaba un suelo de cristal y perfectamente circular, había varios dibujos de helados y en el medio había un dibujo del chico con una espada en forma de llave.
De repente del suelo aparecieron tres columnas. Cada columna contenía una arma. La del medio era una espada con empuñadura roja con un dibujo de una luna y una estrella blanca, la del lado derecho había una bastón azulado con la punta en forma de una estrella blanca, y la columna de la izquierda contenía un escudo verde que en el centro había una luna llena blanca.
Del suelo aparecieron varias criaturas negras y otras blancas. Jack a toda prisa se fue a coger el arma que tenía más cerca, la espada. Una criatura blanca se interpuso entre Jack y la espada, Jack sin pensar dos veces se fue a buscar el escudo, pero tres criaturas negras lo detuvieron.
-¡DEJADME EN PAZ!- Chilló Jack mientras más criaturas le rodeaban.
Antes de que Jack pestañeara estaba rodeado de criaturas, el chico no tenia escapatoria. Una criatura blanca estuvo lo cogió por la espalda y Jack sin saber que hacer cerró los ojos.

Conpark caminaba lentamente el bosque que estaba a las afueras de la ciudad, siempre le gustaba caminar por aquella ruta cuando tenía la cabeza llena. Pero aquel día quiso cambiar de camino, quería ver nuevas cosas.
-¿Has visto al chico?- Una voz sonó detrás de Conpark.
-¿Tu quien eres?- Preguntó Conpark a una persona que llevaba una túnica negra con capucha.
-¡Soy yo quien hace las preguntas!-.
-¿Qué chico?-.
-¡En este mundo existe un chico que salvara los mundos y que debe blandir la llave espada!- El desconocido dijo esto mientras que de su mano aparecía una llaves espada azul, con unos relojes de decoración -¡Su nombre es Jack!-.

Fin del capitulo :happy:
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Re: Kingdom Hearts D

Notapor Terra1771 » Lun Sep 05, 2011 2:43 am

Interezante historia, según esto los personajes de la historia deberian existir tiempo atrás de Birth By Sleep. Es un buen Fic, espero el siguiente capítulo.
La experiencia lo es todo.
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Re: Kingdom Hearts D

Notapor DarkHeart » Mar Sep 06, 2011 5:08 pm

Me gustan sobretodo los fics, que puedan ser posibles, y este me ha parecido muy interesante, espero el próximo capítulo.
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Re: Kingdom Hearts D

Notapor ruan » Mié Sep 07, 2011 12:44 am

Muchas gracias DarkHearts y Terra1771, y ya he puesto mi primer capitulo, es un poco raro pero a mi me gusta.
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Re: Kingdom Hearts D

Notapor Terra1771 » Mié Sep 07, 2011 1:06 am

si, es bastante raro y poco tiene que ver con el prólogo, sigue así
PD: Disculpa el MP ,no me habia fijado y lo hacia por ayudarte.
La experiencia lo es todo.
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Re: Kingdom Hearts D

Notapor ruan » Jue Sep 22, 2011 11:06 pm

Ahí va el siguiente capitulo de Kingdom Hearts D. Este creo que me salió mejor que el anterior :M . Espero que os guste Si alguien lee mi fic claro

Spoiler: Mostrar
La busqueda

Era de noche, Jack estaba tumbado en su cama, mirando atentamente al dibujo que él y su padre habían pintado en el techo de su habitación. Jack estaba muy nervioso ya que antes se había encontrado con un anciano que le había dicho cosas muy raras.

-Jack ¿Ese es tu nombre verdad?- El anciano camino poco a poco hacia Jack -¡Ya nos veremos otra vez!-.
-¿Qué?-.
-¿Ya tienes tu llave espada muchacho?- Preguntó el anciano haciendo que de su mano apareciese una llave gigante y negra.
-¡UAAAAAAAAAAAAAAAUUUUUUUUU!-.
-Jack, espero que estés listo pronto- El anciano dijo esto volviendo al rincón de donde había aparecido.
-¡Espera!- Gritó Jack corriendo hacia el rincón, pero el anciano había desaparecido -Sera mejor que vuelva a casa.

-Me pregunto a que se refería el anciano con Llave-Espada- Se pregunto Jack sentándose en la cama -¿Será aquella arma que soñé también?-.
Jack se fue a dar una ducha, ya que las duchas le hacían relajarse y dejar sus problemas de lado. Después de pasar media hora duchándose Jack se fue a cenar.
Al llegar a la cocina Jack oyó a su padre roncar y dedujo que todos ya estaban dormidos. ¿Cuánto tiempo había pasado en su habitación? Miró el reloj que estaba colgado en la pared de la cocina y vio que eran las tres de la madrugada.
En la mesa estaba su plato con unos perritos calientes fríos y una Coca-Cola. Jack puso los perritos calientes en el micro-ondas, puso la coca-cola en la nevera y cogió otra. Luego el micro-ondas dio la señal que los perritos ya estaban listos, Jack los cogió y los puso en la mesa mientras se sentaba.
-Mañana iré en busca de la mujer del helado-.

Linda no podía creer lo que su madre le había dicho. Había pasado todo el día divirtiéndose con sus amigos mientras su padre sufría hasta llegar a la muerte. La chica estaba en su habitación de color amarillo mientras lloraba tumbada en la cama aun con la ropa de la playa puesta. Luego se dio cuenta de que alguien mas estaba con ella, acariciándole su pelo suave y negro.
-Tranquila ¡Todo a pasado!- Le susurraba su madre.
Linda no podía hablar así que lo único que hizo fue levantarse e irse a la ducha. En la ducha Linda se sacó la arena de su cuerpo y se intentó calmar. Se puso su pijama y luego se fue a su habitación que estaba al lado de la de su madre. Al llegar vio que su madre le había cambiado las sabanas y le había puesto unas nuevas. Se tumbó en la cama y cogió sus auriculares con su aparato mp3. La música le relajaba.

James se sentía genial, había pasado el mejor día con sus amigos y se había divertido como nunca con las competiciones de Jack, pero algo lo atormentaba. James sentía que algo no iba bien en Ciudad del Crepúsculo, pero no sabía el que.
James estaba en su cama leyendo uno de los libros de la tienda de su padre, mientras que su gata dormía cerca sus pies. Pero aquella noche James no podía concentrarse en leer, sabía que algo ocurría en las afueras de la ciudad, pero no quería dejarse llevar.

El alba ya reinaba en Ciudad del Crepúsculo, las tiendas empezaban a abrirse una por una y poco a poco las calles empezaban a llenarse de gente que compraba pan para el desayuno, de niños que correteaban en busca de las pelotas y de jóvenes amigos paseando en busca de aventuras.
Jack ya había empezado la búsqueda del Helado de Sal Marina. Ya había buscado en todas las heladerías de la ciudad, pero no tenia resultado. Había preguntado a varias personas sobre una mujer que hacia helados salados, pero había tenido la misma suerte que con las heladerías. Nadie sabía de la existencia del helado.
Jack decidió ir a ver a James. Al tocar el timbre de su casa salió la madre de James.
-¿Has visto a James?- Preguntó su madre con cara de muy preucupada.
-N… no, a eso venia-.
-¡CIELOS! ¡No le he visto desde ayer, estoy muy preocupada, si lo ves dile que venga a casa de inmediato Jack!-.
Jack se fue de la casa corriendo.

Eran casi las cuatro de la madrugada, James caminaba por el bosque que estaba al lado de la gran ciudad. El bosque era muy grande y peligroso, muchos habitantes decían que en el bosque vivía un hombre que provenía de las estrellas y que el hombre se había comido a la niña. James estaba seguro que esas historias eran mentira pero sabía que en el bosque había algo extraño.
James caminaba con agilidad pero sin hacer ruido, buscaba una salida ya que temía que se hubiera perdido. Ya estaba amaneciendo así que James decidió parar unas horas para descansar. Se había cogido un saco de dormir y unos trozos de pan, así que podía pasar la mañana allí.

Jack no estaba seguro de querer salir de la ciudad pero no le quedaba otro sitio adonde buscar la mujer del helado.
-¡Alomejor James está buscando la señora también!- Se dijo así mismo intentando vencer el miedo.
Jack estaba a punto de cruzar la frontera de la ciudad cuando una voz conocida lo detuvo en seco.

Era una mañana triste para Linda. Había tenido varias pesadillas esa noche. Linda se vistió rápidamente y se fue directamente a fuera de casa, no quería estar allí ya que todo le recordaba a su padre.
La chica iba de camino a una cafetería que estaba cerca de su casa, nunca había comido allí pero Jack le decía que la comida era muy rica.
La chica ya estaba dentro de la cafetería. Era un espacio grande con muchas mesitas de dos personas y unas cuantas de cuatro, en el centro de la cafetería había la barra que formaba una redonda perfecta. Linda optó por sentarse en la barra ya que así la comida llegaría más rápido.
-¿Qué deseas señorita?- Preguntó el camarero detrás de la barra con una libretita y un bolígrafo.
-¿Qué es eso que huele tan bien?-.
-Es nuestro beicon ¡El mejor de la ciudad!-.
-Póngame eso con una taza de chocolate caliente-.
-Pero señorita ¡estamos en verano!- El camarero se sorprendió.
-Por favor tráeme eso-.
El beicon llego enseguida acompañado de pan, huevos fritos y unas lochas de queso, el chocolate caliente venia en una taza de color marrón y con unas galletitas. Linda se los comió enseguida, pago la cuenta y se fue.
Al salir de la cafetería Linda se encontró con una de sus amigas del instituto. Linda le sonrió forzadamente mientras la chica levantaba la mano y la movía suavemente de un lado a otro sin mirar a la cara de Linda.
Linda no quería volver a casa, pero tampoco sabía a dónde ir. La chica escuchó la voz de su amiga y se giró ligeramente.
-Antes he visto a Jack- Digo la chica acercándose con ligereza- ¡Me dijo que si te veía te dijera que él se había ido a buscar un helado! ¿A que es un chico muy raro?-.
-Sí, rarísimo- Respondió Linda sin dar crédito a su amiga y mirando hacia una familia compuesta por un padre, una madre y una niña pequeña -¿Sabes adonde fue?-.
Linda no se había dado cuenta que su amiga se había ido y cuando se dio cuenta decidió ir a casa de James.

James no podía dormir, sabía que había algo cerca de allí y empezaba a escuchar gente caminando. James mantenía las orejas abiertas por si alguien estuviera lo bastante cerca como para verle. El chico no creía en los rumores que contaba la gran ciudad pero no podía negarse tener miedo.

Linda no dudaba que estuviera triste y que solo James podía consolarla. Linda no negaba que sentía algo por James pero no quería decirle nada por miedo de que el no sintiera lo mismo y por miedo a que Jack le descubriese.
Linda pensaba en James en aquel instante como nunca había pensado antes y no quería que esos sentimientos se fueran de su corazón. Las calles seguían habitadas por los vecinos pero Linda solo pensaba en James y en verle los ojos castaños.
La chica veía a Jack apartándose de la puerta de la casa de James mientras salía su madre le decía algo, por la cara de Jack Linda dedujo que James no estaba en casa y se entristeció. Era raro que James saliera de casa tan temprano, y que su madre estuviera con cara de preocupada. Linda apartó esos pensamientos de la cabeza mientras veía a Jack correr, y le siguió.
Linda no estaba segura de porque Jack iba en dirección del bosque, pero no tenía otra opción.
-JAAAAAAAAAAAAACK-.
-¿Linda?- Pregunto Jack sorprendido -¿Qué haces tú aquí?-.
-¡Bueno, vengo a saludarte!- Dijo Linda forzando una sonrisa –Y acompañarte adonde vayas-.
-¡No hará falta!- Una voz seria dijo de entre los arboles –Ella estará bien conmigo-.
-JAMES- Gritó Linda abrazándolo con fuerza.
-Jack ¡Ya puedes ir en busca de tu absurdo helado!-.
Jack no se lo pensó dos veces y se fue corriendo entre los árboles.

Jack había bajado la velocidad, ya que no se fiaba del bosque. Siempre se preguntó que había dentro pero hasta ese día no se había atrevido a entrar. Poco a poco Jack empezaba a divisar un claro y se fue directamente hacia él.
Al llegar se dio cuenta de que en el centro del claro había una mansión. La pintura estaba desgastada, había un portón enorme que daba visibilidad al jardín lleno de flores de diversos colores y unas seis columnas separadas de tres en tres que marcaban el paso hacia la puerta.
-¿HAY ALGUIEN?- Gritó Jack esperanzado.
De repente el portón se abrió solo y de la puerta salió una mujer.
-¿Quién eres tú?- Preguntó la mujer con cara de admirada -Hacia mucho que alguien no pasaba por aquí.
-¡Soy yo!- Dijo Jack sonriente -¡El chico del tren de la playa!- Se señalo a sí mismo.
-Vaya ¿Vienes por los helados?- Jack asintió ligeramente –Pasa hijo ¡No te quedes ahí fuera!-.
Jack entró en la mansión. La mansión era más enorme por dentro, en cada ventana había cortinas de color amarillo y cada puerta estaba custodiada por unas armaduras. En centro del recibidor había una mesita de cristal y encima una pequeña maqueta de un castillo, Jack dedujo que en la realidad tendría que ser enorme, a cada lado de la mesita había un sillón. Había unas escaleras en cada lado del recibidor al igual que dos puertas.
-Ven muchacho, la cocina esta por allí- La mujer señalo a la derecha.
Al pasar la puerta de la derecha Jack vio un gran pasillo con muchas puertas y cuadros, al final del pasillo había otra mesita de cristal con una estatua de un caballo. La mujer le guió hasta la última puerta del pasillo.
Al entrar Jack se encontró con una gran cocina. La cocina tenía todo lo que tenia cualquier cocina pero de un gran tamaño. La mujer le condujo hasta una nevera de color azulado, al abrirla Jack se encontró con cientos de helados de Sal Marina.
-Muchacho, cógete un helado, tengo que hablar contigo-.
Jack sostenía el helado en la mano y estaba sentado en uno de los sillones del recibidor, la mujer estaba sentada delante de él.
-¡Jack! Hace muchos años, un ser de otro mundo llego a estas tierras- Empezó a explicar la mujer.
-¿Ein?- Preguntó Jack confuso -¡Creía que no existían los otros mundos!-.
-¡Déjame acabar!-
“Yo conocí al hombre, no tenía más de cinco años. El hombre portaba una arma en forma de llave, tenía una poder que nadie antes lo había visto. También portaba en sus manos una piedra, más bien un rubí. Hace unos días le volví a ver, me dijo que la piedra la tiene guardada alguien con un corazón de luz. ¡Tu Jack!”.
-¿Yo?- Preguntó Jack señalándose con el dedo índice –Cre… Creo que ya me tengo que ir-.
Inexplicablemente el suelo se rompió, Jack lo vio todo borroso y se cayó. Fue cayendo lentamente cabeza abajo, mientras unas palabras le venían a la mente. “Es tu destino…Todos esperan… La llave espada D”.

-¿Crees que está preparado?- Pregunto la mujer del helado mientras hablaba con una persona que se escondió en la oscuridad de una esquina.
-¡Tiene que estarlo!- La voz del desconocido sonaba grave y gastada.

Jack no sabía cuánto tiempo llevaba cayendo, solo sabía que no se podía mover ni abrir los ojos. Sabía que estaba en un sitio parecido al agua pero sentía una luz fuerte que provenía de abajo. La luz cada vez se fue haciendo más fuerte hasta que poco a poco Jack fue poniéndose boca arriba.
Por fin pudo abrir los ojos, y vio que todo a su alrededor era oscuro. Pisaba un suelo de cristal y perfectamente circular, había varios dibujos de helados y en el medio había un dibujo del chico con una espada en forma de llave.
De repente del suelo aparecieron tres columnas. Cada columna contenía una arma. La del medio era una espada con empuñadura roja con un dibujo de una luna y una estrella blanca, la del lado derecho había una bastón azulado con la punta en forma de una estrella blanca, y la columna de la izquierda contenía un escudo verde que en el centro había una luna llena blanca.
Del suelo aparecieron varias criaturas negras y otras blancas. Jack a toda prisa se fue a coger el arma que tenía más cerca, la espada. Una criatura blanca se interpuso entre Jack y la espada, Jack sin pensar dos veces se fue a buscar el escudo, pero tres criaturas negras lo detuvieron.
-¡DEJADME EN PAZ!- Chilló Jack mientras más criaturas le rodeaban.
Antes de que Jack pestañeara estaba rodeado de criaturas, el chico no tenia escapatoria. Una criatura blanca estuvo lo cogió por la espalda y Jack sin saber que hacer cerró los ojos.

Conpark caminaba lentamente el bosque que estaba a las afueras de la ciudad, siempre le gustaba caminar por aquella ruta cuando tenía la cabeza llena. Pero aquel día quiso cambiar de camino, quería ver nuevas cosas.
-¿Has visto al chico?- Una voz sonó detrás de Conpark.
-¿Tu quien eres?- Preguntó Conpark a una persona que llevaba una túnica negra con capucha.
-¡Soy yo quien hace las preguntas!-.
-¿Qué chico?-.
-¡En este mundo existe un chico que salvara los mundos y que debe blandir la llave espada!- El desconocido dijo esto mientras que de su mano aparecía una llaves espada azul, con unos relojes de decoración -¡Su nombre es Jack!-.

Fin del capitulo :happy:
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