Mientras el chico observaba su nueva Llave, tuvo la sensación de que alguien le estaba mirando. Miró a su alrededor, comprobando si estaba en lo cierto, y su mirada se topó con la de otro chico, que estaba cerca de los postes de entrenamiento. Vestía ropas algo desgastadas y oscuras, y una larga bufanda que le cubría la boca. Hitori se preguntó si aquel chico no tendría calor con esa ropa, pero no le dio mayor importancia. La curiosidad de saber por qué aquel chico le miraba tan fijamente o, más bien, a su Llave Espada, era demasiado grande. Finalmente, decidió acercarse a él, todavía con el arma en la mano, aunque intentando no parecer demasiado intimidante.
—E-eh... Hola —murmuró únicamente, cuando estuvo a una distancia adecuada para que le escuchase. En el escaso instante que miró a los ojos del joven, se fijó en que tenían un misterioso color amarillo verdoso.
Hitori miró nerviosamente al suelo y sus alrededores, intentando evitar el contacto visual y esperando que aquel chico le dijese algo.