[Libre] ¡Feliz Navidad 2013!

por **Tsuna** » Mar Ene 14, 2014 2:41 am

Imaginaba cualquier cosa proveniente de aquel regalo, desde una simple carta a una poción u otro objeto ordinario, mas fue tal mi sorpresa cuando de pronto... ¡Un puño salió de la caja, golpeando mi rostro y dándome un fuerte susto!

—¡Aaah! ¡¿Pero qué mi-?! —Me llevé las manos al rostro, dolorida

Solté mil y unas palabrotas, maldije a Ronin con toda mi alma y cansada de aquel sinsentido, le di una fuerte patada a la caja del regalo con toda mi rabia, deseando que se perdiese en el vacío para siempre. Rodeé mi puño de las sombras que eclipsaban mi corazón con odio, y la disparé al regalo que se encontraba en pleno vuelo, pero falló.

—¡Qué te den, Ronin! ¡Pero bien fuerte!

Harta y desquiciada me fui de las Terrazas con el perfume que había aparecido de la nada (o eso pensaba yo), deseando que Ronin no se encontrara conmigo durante una temporada si no quería saber lo que era bueno.

* * *

Gengar por su parte emergió del suelo, agarró la caja y con una sonrisita siniestra, se la llevó; quién sabe lo que tenía pensado hacer aquel diablillo con un regalo de tales características, sólo él lo sabía.

Y con aquel regalo sorpresa, esas Navidades en Bastión Hueco daban a su fin.

por **Kairi** » Mié Ene 15, 2014 11:50 am

El paquete era algo grande y alargado. Preguntándose que podría ser, desató el lazo y quitó el envoltorio. En la caja había una espada nueva y reluciente y una nota que decía "Bonus: Afinidad a Agua".

- ¡Oh! Puede serme útil - dijo, aunque lo que más le había gustado era la nueva afinidad. En el momento en que abrió la caja había notado cómo una especie de aura la envolvía y luego volvía a desaparecer. Se sentía un poco más poderosa, ahora podía aprender un tipo más de hechizos.

Con una sonrisa en la cara, dejó la espada en la mesita y se acostó en la cama, que ya era hora de dormir. Awa-chan se había dormido abrazado a la patata.

* * *

A la mañana siguiente, Kairi despertó por el olor del chocolate caliente recién hecho - ¡Chocolate! -. Saltó de la cama, se vistió y fue directa al comedor a beber ese suculento chocolate, pero antes de salir de la habitación, vio en la puerta otro paquete.

- ¿Otro regalo? ¿De quién podrá ser? - lo cogió y se sentó en la cama. Awa-chan estaba despierto y se dedicaba a pulsar un botón de la patata, que decía una frase nueva cada vez.

Atado al lazo del regalo, había una nota. Kairi leyó:

Para Kairi:

Encontré esta extraña espada por uno de mis viajes en busca de cosas, te la regalo, pásalo bien, feliz navidad~~

Hiro, el tío más guay de Tierra de Partida.

- ¡Anda, si es de Hiro! - Una gran sonrisa se dibujó en la cara de Kairi y sus mejillas adquirieron un tono mas rosado sin saber por qué. Sin esperar más, abrió el regalo. Dentro había una especie de daga algo pequeña, pero adornada con una mariposa cerca de la empuñadura. No parecía que sirviera de mucho contra los enemigos. Junto con la daga había una nota con indicaciones:

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Entonces comprendió que en realidad era una espada que podía transformarse en daga. La cogió y se alargó en su mano sólo con pensarlo. Ahora sí que era una espada de verdad, aunque algo extraña y muy ligera. El nombre le venía al dedillo por su decoración. Decidió que a partir de ahora llevaría a Butterfly con ella, ya que en forma de daga era fácil de guardar. La espada de Ronin la dejaría para más adelante cuando aprendiera a manejar a Butterfly. Se la colgó en el cinturón de su falda.

- ¿Tienes hambre? - le preguntó al gatito, el cual asintió con la cabeza y se puso a dar saltitos. Kairi le hizo una señal para que la siguiera y los dos salieron de la habitación camino del comedor a probar los deliciosos churros y el chocolate caliente. Si se encontraba con Hiro, le daría las gracias por el regalo. Awa-chan traía consigo la patata parlante.

por **Zee** » Dom Ene 19, 2014 4:53 pm

—Tienes que tener mucha fiebre para decir eso, ¿verdad?

—No tengo febre... Fiebe... Fie...

Gruñí disgustado. No acostumbraba a estar enfermo; no me agradaba estarlo, así que sencillamente lo evitaba. ¡Nunca estaba en mis planes! Mucho menos en aquella etapa de mi vida... ¿Qué pasaría con mi entrenamiento? ¿Y si infectaba al grupo de Maestros y estos morían por el terrible virus, y Light quedaba a cargo de Tierra de Partida? Un escalofrío me estremeció la columna.

Mientras Nadhia iba a llenar un cubo con agua, yo me estiré con un esfuerzo inhumano hasta que la mitad de mi cuerpo colgó por el borde de la cama. Explorando el mundo como un pequeño murciélago, extendí las manos bajo la base de madera y busqué entre mi grupo de tesoros lo que había guardado para aquella ocasión en concreto: una pequeña cajita de envoltorio anaranjado en la que me había gastado gran parte de mis ahorros.

Allí estaba también el regalo de Ronin. Caí en cuenta que, en realidad, no lo había abierto por completo. Me había quedado a la mitad, pensando en que era una mejor idea descansar que perder tiempo con los obsequios del Maestro. Así que, encogiéndome de hombros, tomé también aquella cajita. Ambas las escondí bajo las mantas cuando regresé a mi posición, unos segundos antes de que Nadhia volviese a darse la vuelta.

Ugh, me sentía mareado... y el cuerpo me dolía... y mi cabeza, válgame, mi cabeza... sentía el pulso de las arterias en mi sien y una presión acumulándose dolorosamente en el interior de mi cráneo... Okay, no volvería a agacharme de esa manera.

—Primero hay que bajar esas décimas —señaló Nadhia, poniéndome un paño húmedo sobre la frente sin aviso alguno—. ¿Quieres que te traiga algo del comedor?

—No tengo mucha hambre, no... —mentí. La verdad era que no tenía ganas de que Nadhia dejara la habitación. ¿Y si se olvidaba de mí y yo moría en soledad? ¿Y si encontraban mi cuerpo en un improvisado ataúd de pañuelos, mantas y moco solidificados? ¿Qué pensarían al ver lo que tenía bajo las cobijas y...?

Estornudé.

—Aunque lo más seguro es que quieras dormir, ¿no?

Me giré hacia Nadhia, sin comprender muy bien su proposición. Alzando una ceja y entrecerrando los ojos debido a las lágrimas, cuestioné:

—¿De verdad quieres dormir conmigo? —parpadeé varias veces. ¿Era cosa de la fiebre? Pero yo me sentía perfectamente bien, estaba seguro, así que...—B-Bueno, hay... hay espacio en la-la-la cama, s-sí...

>>Pero no quisiera contagiarte. ¿Y dónde están las hechiceras? —pregunté luego, para extrañeza de Nadhia, mientras miraba por la habitación desde mi cama. No parecía haber nadie, especialmente ni un solo espectro molesto—. Hey, te compré algo en Ciudad de Paso. ¿Quieres ver?

Me froté los ojos para intentar descansarlos después de dedicarle una sonrisa a Nadhia. Levanté las cobijas y le mostré la cajita anaranjada (ignorando, por el momento, la que Ronin me había entregado la noche anterior) y se la ofrecí en mi mano:

—Los moguris dicen que es valioso y es... de lo más "techno" —ilustré las comillas con la otra mano—. C-como sabes, no sé m-mucho de eso, así que... —confesé avergonzado, mientras apartaba mis ojos enrojecidos—. Espero que te guste.

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por **EspeYuna** » Dom Ene 19, 2014 10:44 pm

Entre estornudos y tos, Xefil me confesó que no tenía nada de hambre. Dentro de lo que cabía, era normal: apenas podía moverse, y comer sería lo que menos le apeteciera en aquel momento.

Cuando le pregunté sobre dormir, el muchacho alzó la ceja y entrecerró los ojos:

—¿De verdad quieres dormir conmigo? —hice una mueca, recordando que la fiebre le estaba jugando una mala pasada—B-Bueno, hay... hay espacio en la-la-la cama, s-sí...

>> Pero no quisiera contagiarte. ¿Y dónde están las hechiceras?

—¿Las hechiceras? —pregunté, extrañada.

Sin embargo, no pude preguntar sobre lo que acababa de decir, cuando levantó las cobijas y me mostró una caja anaranjada. Dándome cuenta de que se trataba de un regalo por sus palabras, sonrojé y asentí, al tiempo que recogía el paquete y lo desenvolvía.

Al principio no supe lo que era, pero recordé entonces que Ivan Kit siempre andaba con un aparato de aquellos. Un... dispositivo de comunicación. Un teléfono móvil para muchos los de la Villa. Sin embargo, el que me obsequiaba Xefil parecía mucho más moderno que los que había visto por ahí.

—Los moguris dicen que es valioso y es... de lo más "techno". C-como sabes, no sé m-mucho de eso, así que... —confesó el muchacho, tumbado en la cama y casi sin fuerzas para hablar—. Espero que te guste.

Le dediqué una sonrisa y comencé a curiosear en el aparato una vez lo encendí. Parecía muy útil, pero nunca se me habría pasado por la cabeza comprarlo a no ser por Xefil.

—Es genial, Xefil. Muchas gracias.

>> ¡Oh!

Me quedé boquiabierta durante unos segundos.

—Ahora recuerdo que... —algo tímida, saqué de la parte trasera de mi cinturón un objeto envuelto en terciopelo de color vino tinto, atado cuidadosamente con cuerda dorada— Justo iba al cuarto de Light para recoger los regalos de su abuela. Y pensé que te encontraría luego en el comedor, pero, bueno... aquí tienes.

Le obsequié con el regalo en las manos y esperé con paciencia a que pudiera incorporarse para abrirlo.

—Pues por poco llegamos a coincidir en la Orfebrería —le dije, bromista—. Montblanc me ayudó a elegir qué modelo te gustaría más —evadí la mirada, sintiendo que me ardían las orejas—. Siempre te he visto con una en los entrenamientos cuando no usas la Llave-Espada, y... pensé que te gustaría algo más acorde a tu procedencia.

>> Espero que te guste.

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