[VOTACIONES] Parejas Random 2ª Edición

¡¡Llegó el tan esperado día!!

¿Quieres participar en uno de los concursos que se organicen en KHWorld? ¿Tienes una gran idea, y quieres crear tú mismo tu propio concurso? ¡Entonces este es tu subforo! ¡Entra, participa, y diviértete!

[VOTACIONES] Parejas Random 2ª Edición

Notapor EspeYuna » Lun Dic 30, 2013 6:25 pm

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Admitidlo, todos explotamos del gusto con estos relatos (?)


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You can leave your hat on!! :oops:

¡Sed todos bienvenidos a las segundas votaciones que se convocan para este concurso, tan casto, tan puro... tan... tan... tan, tan, tan! (?) Que eso, no tengo por qué explicarlo, los relatos lo dicen por sí mismos. ¡Esto está que arde! Y muchos sois los que me acosabais ayer por la noche para subirlo a las doce cofcofLaitocofcof, pero se me complicó estando pendiente de otras cosas... ¡pero ya están aquí, por fin!

Algunos estaréis deseando leerlos:
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Otros estaréis rezando porque vuestro personaje no salga:
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Unos pocos estarán ardientes de deseo porque SÍ salgan:
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Las fujoshis Suzu y servidora:
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Y alguno que otro:
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Ha habido poca participación a comparación del año pasado (ocho el año pasado, este 2013 contamos con la mitad), algo que ha puesto muy triste a Espe =^(

Pero bueno, ha sido de lo más normal teniendo en cuenta que son unas fechas un tanto complicadas. Primero lo puse en época de exámenes, y luego con las fiestas navideñas, muchos no han podido. Una lástima, ¡pero recordad que el año que viene se volverá a hacer! Espero estar para entonces (???), y antes de dejaros leer tranquilamente a los aspirantes a mayor pervertido del rol, recuerdo que los 5 PX de participación se recibirán una vez haya acabado el concurso, con votaciones cerradas.

Agradezco de todo corazón a todos los que han participado, que me han hecho reír con sus historias... ¡y con sólo los títulos me he podido estar riendo un buen rato! xDDD

¡Gracias a los concursantes y que la suerte esté siempre de vuestra parte y blablabla! :yo:

PARA VOTAR

Los votos me serán enviados a mí, EspeYuna, y la forma de hacerlo será la siguiente:

RELATO A: 3 puntos
RELATO X: 2 puntos
RELATO Y: 1 punto




* * * * *


RELATO A
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CELOS DESESPERADOS


Qué debilucha, y eso que las he visto débiles. ─Expresó Andrei sin compasión, el cual seguía sentado en aquella roca desde hacía un rato

Saeko por su parte recibió un potente y nuevo golpe por parte del Sincorazón; la joven retrocedió sorprendida con Llave en mano, y sin esperarlo, la bestia se abalanzó de nuevo contra ella, forcejeando contra su única y frágil defensa, desesperado por su corazón.

¡Aarg...! ¡Aaaah!

¿Pero todavía no has terminado, muchacha? ─Dijo Andrei sin siquiera dignarse a digirirle la mirada, ensimismado con sus cartas desde la seguridad de las alturas

La muchacha apenas podía con su alma, su aspecto era lamentable, ¿a cuántos monstruos había tenido que enfrentarse sin descanso? La bestia salvaje golpeó con su otra zarpa, hiriéndola esta vez de gravedad en el estómago. Saeko impactó contra una pared, cayendo al piso y manchándola con líquido rojizo proveniente de su cuerpo, sin habla; no tenía fuerzas ni para hablar.

¡¡Groaaaar!! ─Exclamó el monstruo, con un rugido de victoria y celebración por haber vengado a todos sus compañeros caídos, al menos eso es lo que estaba dispuesto a hacer en aquel instante

La bestia avanzó unos pocos pasos, mientras la chica apenas tenía energía para levantar el rostro, parecía haberse herido también en el cuello al caer de forma violenta contra la pared.

Cuando el Sincorazón estaba a unos pocos pasos de su triunfo, un resplandor oscuro surgió del cielo, impactando contra el piso y deteniendo a la bestia; una gran polvareda de humo nubló el campo de batalla y, en un instante, el monstruo expresó su último alarido de dolor para dejar tras de sí un rosado y reluciente corazón.

Parece que he llegado a tiempo. Menos mal que Nadhia no me ha entretenido demasiado.

En cuanto la polvareda se disipó, los presentes pudieron observar de primera mano quién había salvado el día: se trataba de Ragun. Aunque ligeramente diferente, pues numerosas manchas negras habían hecho acto de presencia en su piel, y sus ojos amarillentos brillaban con fuerza.

El joven se giró y observó impactado el estado de su compañera, desangrándose por un costado, incapaz de hablar y el cuello dislocado. Se aproximó a esta y la agarró con sus manos, levantándola en peso.

Pf, lamentable. Si yo...

Saeko no recordó mucho desde ese instante, todo se puso negro y se nubló...

Respiraba con dificultad, pero poco a poco las penumbras se disipaban... ¿Dónde se encontraba Saeko? Esta no supo orientarse en un primer momento, la fría superficie sobre la que estaba apoyada le provocaba sensaciones no muy agradables, el suelo de la mazmorra también estaba muy frío, repleto de musgo y agua. Una gélida corriente de aire provocaba que su vello se erizase por toda su piel.

Apenas podía vislumbrar nada más allá de unos pocos metros, excepto por las pocas antorchas que en breve dejarían de brillar, cuales estrellas en el firmamento devoradas por la oscuridad. Pero la respuesta que invadió su mente en ese instante fue: ¿Dónde demonios me encuentro?

No tardó en percatarse de que se hallaba en un escondrijo del propio castillo de Bastión Hueco, cosa que en el fondo la alivió, pero seguía teniendo una extraña sensación en su interior, ¿quién la había dejado allí tirada? Incluso parecía que sus heridas se hubiesen curado.

La joven se abrazó a sí misma, quizás buscando calor, y avanzó hacia el frente, sin saber bien dónde acabaría. El lugar no tenía ventanas, pero sí estaba helado, y entonces...

¡Aah!

¿Qué había sido aquello? Saeko no supo bien en un primer momento, pero siguió avanzando, curiosa y a la vez, temerosa por encontrarse con algún monstruo en un lugar tan oscuro y cerrado.

¡No, eso no!

Otra voz más... cada vez se escuchaban con mayor nitidez y claridad, no estaba muy lejos de hecho. Pocos minutos después, Saeko alcanzó una bifurcación; uno de los caminos era muy pequeño y tenía una puerta levemente abierta. Se aproximó con una sangre fría admirable, y con un corazón que de un momento a otro saldría disparado de su pecho.

¡Ugh...!

¡Era una voz femenina! Saeko se pegó a la puerta y curiosa, aproximó uno de sus ojos a la estrecha zona que le permitiría observar el interior de la habitación, sin embargo un jarrón del interior de la alcoba cayó en el último momento, provocándole un respingo.

Pudo escuchar sonidos extraños provenientes de la habitación, sonidos repetitivos... estaba claro que había alguien allí, ¿pero y si era... un Sincorazón? Saeko abrió la puerta de pronto, intentando mantener la cordura, y para su sorpresa...

¡Así no, Ragun! ¡¿Qué... qué te he dicho?! ¡¡Obedeceme!!

¡P-pero Nadhia...!

¡Ah...! ¡¡Qué me obedezcas!!

La joven de cabello oscuro abrió los ojos como platos ante el espectáculo, retrocedió sin habla, y cayó al suelo de culo. Los dos jóvenes se hallaban entre las sábanas, estos miraron a Saeko, tan impactados como ella.

Saeko procesó toda la información tan rápido como pudo, y de pronto se levantó, furiosa, histérica por su simple presencia.

¡Tú, niñata, ¿qué demonios...?!

Y de pronto despertó con el corazón latiendo a toda velocidad. Se encontraba sobre una cama, completamente llena de magulladuras y apenas con fuerzas. Para su alivio, aquello había sido solo un sueño.

* * *


¿Pero qué...? ¿D-dónde... dónde estoy?

Saeko observó nerviosa su alrededor, tenía vendas por todas partes y se encontraba exhausta.

Pensé que no despertarías... ─Aquella voz provocó que Saeko saltase asustada en la cama. La joven se giró hacia una esquina oscura de la habitación (la cual estaba aparentemente cerrada), y allí se encontró con los ojos de Ragun─ Si estás bien, supongo que ya debo irme. La Maestra Ariasu me pidió que me quedara hasta que despertases... si es que despertabas. Adiós.

Y sin decir nada más, Ragun avanzó por la habitación tal cual. Saeko todavía seguía impactada por lo que había soñado, tanto, que no sabía ni qué decir.

R-ragun...

El chico se detuvo ante la puerta, junto a una lámpara y observando a Saeko de reojo. La chica pudo distinguir en su piel numerosas manchas negras, y desde aquel ángulo, sus ojos amarillentos le provocaban un ligero terror en su interior.

Descuida, ya te he dejado preparada la cena, la tienes ahí al lado, en la mesilla. ─Y señaló el mueble

Saeko miró rápidamente el plato caliente de sopa que tenía allí, pero ni atención le prestó.

¡No... no es eso! Ragun... dime, ¿tú de qué conoces a Nadhia?

Je.

No sabía que tú también la conocieras... bueno, digamos que solo somos conocidos.

Y Ragun, insistente, colocó su mano derecha en el pomo de la puerta, dispuesto a marcharse. Sin embargo, Saeko lo detuvo de nuevo.

Quiero decir... ¿ella es importante para ti?

Ragun sintió una puñalada en su corazón, aquella pregunta le había llegado muy adentro. El joven apartó su mano y volvió a cerrar la puerta, acercándose a Saeko, manteniendo las distancias con ella.

Digamos que... lo llegó a ser. Pero la he terminado perdiendo. Ya nada nos une. ¿Tú... por qué la odias tanto, Saeko?

Aquella pregunta pilló desprevenida a Saeko, la cual no se imaginaba lo que había visto Ragun.

>Mientras estabas inconsciente, pronunciaste su nombre; la insultabas.

Saeko abrió los ojos, sin saber bien qué decir. Una fugaz idea apareció por su mente, y los celos se apoderaron de su corazón.

Así es... la detesto. Es una malcriada, una niña mimada, cree que haciendose la heroína y la protagonista conseguirá resolver algo. ¡La odio...!

Siempre me ha gustado esta chica, vamos Ragun... ¿por qué no te esfumas un rato?

¡Ragun, tú...! ¡Arg! ─Exclamó de dolor Saeko al intentar levantarse de la cama, en vano─ Debo... debo recompensarte de algún modo, darte las gracias por haberme salvado. ¡¿Cómo podría mirarte a la cara sabiendo que te debo la vida y yo no he hecho nada por ti?!

Está claro, pringado, déjame a mí ese cuerpo... mejor dicho, devuélvemelo por esta noche. Tú no le darás un mejor uso que yo.

¡Ragun, por favor! ¡Ven aquí, hazme tuya!

Ya que opones tanta resistencia, no me dejas elección...

¡Ragun, olvídate de Nadhia! ¡¿Qué tiene ella que no tenga yo?! ¡Mira! ─Saeko agarró sus grandes pechos y se los enseñó desde detrás de la camisa con todo detalle

¡Ragun, desaparece de una vez!

¡Ragun, me pongo húmeda pensando en ti todas las noches!

¡Ragun!

¡Ragun!

Ragun, con las manos sobre la cabeza intentando resistir el poder de Ello y asimilando las cosas que Saeko le decía, daba vueltas por la habitación, agotado. ¡Sus neuronas estaban a punto de estallar!

¡Ragun... que me hagas tuya, joder! ¡Aquí y ahora! ¡¿Qué tengo que decirte ya para que te olvides de esa zorra de Tierra de Partida?!

Arg... ¡No!

¡Yo soy mil veces mejor! ¡El día que ella puede satisfacerte como yo lo haré esta noche, me convertiré en una Sombra!

Aaarg... Maldita sea... ¡Ello, detente!

¡Ragun, que vengas aquí de una vez! ¡Obedeceme!

Y por fin... Ello se apoderó de la mente del pobre Aprendiz, el cual parecía una mera marioneta entre tanta locura sin sentido.

Hola, Saeko, cuánto tiempo sin vernos.

Saeko no comprendió en un primer momento aquello, no era consciente de la presencia de Ello. Éste ser se aproximó con una sonrisa siniestra a la cama, donde descansaba la joven Aprendiza de tan buen ver.

Por fin te has decidido... estoy orgullosa de ti. Ahora, ven.

Sin embargo, Ello no se dejó dominar. Fue éste quién levantó a la muchacha por la muñeca, provocandole algunos dolores.

A partir de ahora, soy yo quién lleva esto. ¿No querías demostrarme algo? Pues esfuerzate, porque por ahora ninguna lo ha hecho mejor que Nadhia.

Aquello hirió a Saeko, ésta lo miró desesperada. Apoyó sus manos sobre el fuerte pecho de Ragun, ahora poseído, y aproximó sus labios a los oídos del monstruo.

No sabes cuántas noches he imaginado esto...

Tranquila, princesita... tan solo relájate.

La joven tragó saliva y... ya podéis imaginaros el resultado. Saeko terminó cargando más dolores de los que ya tenía a la mañana siguiente.


RELATO B
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MOGURI QUEST BOOK


Esta historia podría empezar como un cuento de fantasías, una novela de humor o incluso con una pequeña e ingeniosa introducción, pero no es el caso. Esta historia empieza en la biblioteca de Tierra de Partida, donde en el centro podemos encontrar al Bibliotecario, rodeado de velas y libros amontonados.

Bienvenidos seáis a nuestra velada semanal de lectura —Comentó a los Moguris que iban llegando al encuentro, entre ellos Moguel, MoguDer y Tandy —Por favor, iros sentando en círculo a mi lado. — Los Moguris se organizaron y se fueron poniendo en círculo, o al menos eso intentaban, ya que terminaron haciendo un cuadrado —¿Cómo habéis llegado a hacer un cuadrado? — Preguntó algo sorprendido y cabreado. Rápidamente los Moguris se volvieron a ordenar, formando un círculo deforme.

Bueno, da igual. Hoy tendremos una fantástica historia sobre la amistad, el coraje y el amor; una verdadera... — Calló de golpe al abrir el libro y sorprendido observó cómo sus páginas se deshacían ante sus narices, volviéndose polvo y trozos marchitos de lo que en su día fue una gran epopeya.

El Bibliotecario debía hallar una solución ante aquel imprevisto, pero no tenía apenas tiempo de mirar otro libro. Los Moguris que estaban sentados a su alrededor empezaron a mirarle extrañados ante su interrupción repentina.

Bien... eh... –Ojeó su alrededor, nervioso, y empezó a improvisar sobre la marcha –sí... esta historia sucedió... en un mundo muy lejano... hace mucho tiempo... nuestro protagonista era un Moguri rechonchete y con una enorme nariz llamado Moguri Deroknight. — MoguDer apreció la cierta similitud con su nombre, quedando bastante extrañado. —El cual siempre iba acompañado por su fiel escudero, Moguri Tandydero. —Tandy también notó la similitud de su nombre ¿Casualidad? Demasiada. —E iban acompañados por la montura del caballero, llamada... Chocobo... Chobel... sí... —Zarandeó un poco el libro, nervioso, y prosiguió con la historia. —Nuestros héroes no tenían precisamente una causa justa a la que asistir, y menos su Chocobo, que se dedicaba a coger todo lo que encontraba por ahí tirado, tuviera valor o no, terminando siempre con sus bolsas llenas de cosas inservibles. Pero un día aquello cambió, no sabían si para bien o mal. Todo dio un giro inesperado...

***


Caminando por los bastos y verdes campos de Gridania, Tandydero observó un papel, arrugado y desgastado, bajo una piedra, ondeando al viento. Desgraciadamente no era de su interés y pasó por delante. Deroknight, el cual iba montado sobre su fiel montura, ni se percató y prosiguieron su camino sin prestarle ninguna atención.

Kilómetros después fueron interrumpidos por un extraño viajero, el cual vestía con una gran y desgastada túnica, la cual seguramente en algún momento fue más colorida que el actual gris que lucía, y un enorme y grotesco sombrero en punta a juego con su bastón.

Saludos, viajeros —Hizo una breve referencia mientras se presentaba ante ellos. —Soy el Mago Sirg Ogam.

Tandydero, con una risita floja, dijo —Hi hi hi hi, se llama Mago Gris al revés, tan tan.

El Mago, avergonzado, respondió de una forma brusca ante las risitas de los viajeros. —¡Sí, mi nombre al revés es Mago Gris, está muy de moda entre los Magos ponerse nombres al revés! — Tal vez refiriéndose a cierto mago de azul que no guarda relación alguna en esta historia.

Kupóque le trae por aquí, Narg Ogam — Dijo Deroknight, siguiendo la broma de su pequeño escudero.

...Da igual — Se sacudió el polvo de la túnica y levantó su bastón, dando un aire mágico a lo que iba a contar.

Desde hace tiempo, un malvado rey se ha apoderado del reino de Gridania, sus aldeanos viven con te...

Kupósi, el rollo de siempre. Y ahora quieres que vayamos a salvarlo — Dijo Deroknight interrumpiendo al mago.

No, en realidad quería que fuerais a buscar a alguien que al menos supiera hablar sin decir Kúpo cada dos por tres o terminara las frases con tan tan, pero ya que estáis aquí no estaría mal que fuerais — Dijo, mientras se acicalaba su larga y grisácea barba.

Pero si hace tanto tiempo que esta ese malvado rey ¿Por qué no has buscado a alguien antes? Habría sido mejor, tan tan — Preguntó el curioso Tandydero ante una obvia verdad.

Bueno, dejé una misteriosa nota debajo de una piedra hace años, pero parece ser que nadie la ha cogido — Dijo casi orgulloso de su gran idea. —Bueno ¿Os interesa salvar al reino y ser verdaderos héroes? —Comentó, pero solo el pequeño escudero estaba atento a sus palabras. —Y no olvidemos la gran generosidad con la cual seréis pagados por vuestra gran hazaña —Remarcó.

¡Kupó, vamos! ¡Tenemos que cumplir una misión como caballeros que somos, y de forma desinteresada, sobretodo, no por el dinero, sino por esos pequeños niños sonrosados que ahora deben estar llamando a un héroe — Levantó el gran caballero su pequeña espada y rápidamente fue a lomos de su Chocobo hacia la ciudad, seguido por su escudero, el cual agitaba fuertemente sus alas.

La ciudad está por el otro lado — Comentó el mago, el cual empezaba a arrepentirse de su elección.


***



Los viajeros llegaron sin percances a la ciudad, envuelta en un tétrico y oscuro ambiente, sacado de cualquier libro de miedo. En las calles asfaltadas con piedras solo se veían corretear ratas en busca de desechos, amontonados por todas partes. Las ventanas golpeaban con fuerza las paredes, algunas faltas de bisagras, y los cuervos briznaban al paso de los Moguris y el Chocobo.

Kupóde acuerdo. Estoy acojonado, hora de dar media vuelta —Dijo el Deroknight mientras daba se giraba aún subido en su montura.

¡No puedes ser tan cobarde, tenemos que salvarlos, tan tan! — Dijo Tandydero mientras tiraba de las riendas del Chocobo.

¡Os queréis estar quietos los dos! — Dijo Chobel, indignado ante la idea de que le trataran como un mulo de carga.

Los tres discutieron lo que debían hacer, sin darse cuenta de que alguien les esperaba.

Bienvenidos a vuestra perdición — Un desconocido, que apareció repentinamente de la nada, se postró ante los aventureros, impidiéndoles pasar. Vestía con una capa negra, desgastada, y portaba un bastón algo desquebrajado. Sobre su cabeza lucía un cráneo de lo que parecía un carnero con un ojo que parecía bailotear cada vez que se movía.

¡Mi nombre es Meras...! — Antes de que pudiera terminar Tandydero le tiró una piedra al extraño individuo sin venir a cuento de nada. Como respuesta recibió una descarga eléctrica providente del extraño bastón.

Como decía... ¡Mi nombre es Merasmus! Vosotros, pobres héroes habéis tenido la desgracia de toparos conmigo. Tranquilos, vuestras almas estarán en buenas manos, las mías concretamente, ¡jajajajajajaja! — Rio como un verdadero poseso. Desgraciadamente para él no se dio cuenta que Tandydero, Deroknight y Chobel se habían ido en cuanto se hubo despistado. —Espera, ¿qué?

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***


Por fin, los pequeños héroes llegaron a la puerta del castillo, pero el puente estaba en alza y no podían bajarlo.

Kupóvayamos volando — Dijo Deroknight.

¿Y yo qué?

Kupóusa tus alas y ven con nosotros.

No puedo volar. ¿Recuerdas? — Replicó el Chocobo mientras agitaba sus alas.

¿Kupópor qué tendrán alas los chocobos si no pueden ni volar?

De golpe el puente bajó bruscamente, dejando ver la puerta que permitía entrar en el castillo. Desafortunadamente alguien les aguardaba detrás.

Una gran silueta con un espadón de gran tamaño bloqueaba el paso hacia los jardines del castillo. Los Moguris, como respuesta empezaron a arrojarle cosas, incluyendo al Chocobo; el cual se indignó, pero debido a que sus alas eran pequeñas no podía evitar que lo lanzaran.

¡PERO QUE HACEIS, SO CABRÓNES! — Gritó, indignado. La misteriosa figura respondió bateando con su enorme espada al Chocobo lanzándolo hacia una ventana del castillo, a la que por infortunio no llegó.

¿Kupóves? Le hacen falta unas alas para volar.

Bienvenidos al castillo de Wraith King, mi rey os espera, pero antes de pasar debéis pagar un peaje y me temo que es algo alto. Puesto que son vuestras vidas — El caballero mostró su torso. Era un monstruo horrendo, parecía sacado de la peor pesadilla jamás concebida. Sus ojos, brillantes de sed de sangre y sus enormes cuernos eran notorios: acompañaban a una cara decrepita y con dientes deformes. A sus espaldas portaba unas enormes y putrefactas alas, de las cuales apenas quedaba piel o carne alguna, y vestía con una armadura roja que tenía extrañas inscripciones las cuales ni el más sabio del lugar no sabrían ni siquiera su procedencia. En su mano derecha una gran espada forjada en fuego, el mismo fuego que brotaba de ella.

¿Por qué todos nos tienen que soltar el discursito de que nos van a matar? Será que es mainstreaming o algo, tan tan — Dijo Tandydero.

Kupópues a mí me gusta su espada, yo quiero una así.

Tenías una así ¿recuerdas? La perdiste cuando estabas robándole al Alquimista OTRA espada, tan tan.

¿Kupóseguro? Yo no me acuerdo de eso.

Mi nombre es Doom, señor de la muerte y he venido a traer la Oscuridad a este mundo convirtiéndolo en un verdadero infierno lleno de dolor y destrucción — Interrumpió.

Kupóeres el tercer señor de la muerte que ha venido a destruir o a sumir el mundo al caos que conocemos este mes.

Sí, la verdad es que no sois muy originales con los nombres o los títulos. ¿Y eso de señor de la muerte se gana o se nace con ello? Tan tan.

Kupóyo creo que se gana, nacer siendo el señor de la muerte sería un poco raro ¿No? Ósea, vas a clase, estas sentado y dicen "Doom, señor de la muerte", los niños no querrían ni acercarse a él.

A mí me gustaría algo como "Tandydero, señor de las tortas" o algo guay, como de Moguri fuerte, tan tan.

¿Kupóseñor de las tortas? Suena como a "señor de las tartas".

¡NO ME IGNOREIS! — Gritó el encolerizado señor de la muerte —¿Vais a luchar o qué? — Preguntó, preparando su espada para atravesar a ambos por la mitad.

Kupópues no — Deroknight se fue volando hacia la entrada del castillo perezosamente, desgraciadamente fue interrumpido por Doom, el cual le bateó hacia el suelo, haciendo que rebotara como una pelota.

¡Kupócoño, si no he hecho nada! — Decía mientras se frotaba la nariz.

Ya te lo advertí, el peaje para pasar son vuestras vidas — Parecía que no les iba a dejar pasar de ninguna manera.

¿Kupóy si te doy solo la vida de Tandydero y a mí me dejas pasar? Es prescindible, el protagonista soy yo.

¡Oye, no serás capaz! ¡¿Y cómo que tú eres el protagonista?! Creía que esto era una historia donde los tres éramos los protagonistas tan tan.

Kupósí, pero en todas las historias hay un personaje que destaca más, y ese soy yo, mira, voy con una flamante espada y un precioso escudo — Dijo presumiendo de ambos —Kupómientras, tu llevas ropas de colores tristes y un escudo que parece más bien la tapa de una cazuela.

¡Eso es porque soy el escudero, tan tan! — Replicó.

Doom no podía soportar más la conversación así que se dejó KO a si mismo de un puñetazo.

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Los Moguris aprovecharon la ocasión para entrar en el castillo. El interior estaba muy oscuro y apenas se podía ver lo que había enfrente, a ciegas caminaron hasta encontrar un pasillo con ventanas que iluminaban un poco el lugar.

Cabrones — Una sombra que había aparecido detrás de los dos Moguris se aproximó con voz fantasmal y les asustó. Al girarse vieron a Chobel, con montones de candelabros, joyas y cálices de oro sobresaliendo de sus bolsas.

Kupóanda, yo ya te daba por muerto o algo.

No, por suerte me bateó encima de un palco, gracias por preocuparos y estar atentos de mí.

Los Moguris se hicieron los locos y continuaron su camino, fuera cual fuera.

***


Llegaron hasta una gran y cuidada puerta, la cual emanaba una extraña y espeluznante niebla verde.

Kupómiremos en esa puerta — Dijo mientras señalaba la puerta pequeña que había al lado.

No, solo es otro de los muchos baños que hemos visto en este estúpido castillo, tan tan —Dijo Tandydero indignado.

¿No habéis pensado en la posibilidad de que esta puerta, más grande, más cuidada y que desprende un aura extraña, pueda ser la puerta que buscábamos?

Kuposí, y da miedo. Por eso no queríamos abrirla, si no la encontrábamos no podíamos entrar, por lo tanto podíamos irnos con el botín.

¿Cómo se puede ser tan rastrero? Tan tan — Dijo Tandydero mientras disimulaba.

Chobel se dirigió a la puerta y con el pico estiró de ella, mientras se abría una niebla se intensificaba y no dejaba ver que había en su interior.

Veo que habéis conseguido derrotar a mis dos mejores hombres, felicidades. Debéis de ser dignos adversarios.

Kupóespera, que no te veo, esto está lleno de niebla rara.

Oh, perdón — Moviendo su mano hizo desaparecer gran parte de la niebla.

Delante de los Moguris y el Chocobo se hallaba un mal aun peor que Doom, se trataba del rey que tanto habían buscado.

Me llamo Wraith King — Parecía más bien un fantasma, ya que su piel era verde, casi fosforescente. Su barba iba a juego con el poco pelo que dejaba ver su yelmo y su gran espada intimidaba a cualquiera que se asomara.

¿Rage King? Tan tan — Preguntó Tandydero.

¡Es Wraith King, no Rage King! — El rey, irritado por aquella estúpida pregunta se lanzó sobre Tandydero, el cual se protegió con su cubo de... escudo.

¿Kupóno tenemos una invocación o algo para estos momentos?

No, Tandydero se la tiró a Merasmus.

Tantydero disimuló con un silbido, mientras bloqueaba la gran espada de Wraith King.

¿Y vosotros habéis llegado aquí? Casi os puedo tumbar de un golpe — Se preparó para lanzar su más potente ataque, pero desgraciadamente la niebla que el mismo creaba no le dejó ver un trozo de tela caída en el suelo y al pisarla resbaló de forma torpona, cayendo al suelo y quedando KO.

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Kupó... — El Moguri, alzando su espada, se posó sobre el rey –¡Kupóy así vencí a Rage King para autoproclamarme rey!

No digas tonterías, tu eres un caballero trotamundos, no necesitas ser rey ni riquezas; pues la mayor riqueza proviene de tu corazón y tus aventuras, tan tan — Dijo Tandydero, intentando ganar su minuto de fama.

Kupóa callar.

***


Saliendo del castillo pudieron contemplar como todo el pueblo salía de las casas en masa y aclamaban a sus nuevos héroes, acompañados por el Mago Ogam Sirg.

Muchísimas gracias, sin duda sois nuestros héroes.

Los tres continuaron su camino sin decir nada y sin pararse, camino hacia el amanecer.

Kupóenseñame a ver qué has pillado, Chobel — Dijo Deroknight mientras examinaba los bolsillos, llenos de riquezas y cosas brillantes.

¡Eh, vosotros! — Una voz conocida apareció de la nada. —¡Merasmus el Mago ha vuelto a por vuestras almas! Preparaos para vuestro castigo.

Kupóh, tú otra vez...

¿Creéis que por haberme despistado durante un momento podéis colaros y olvidaros de mi como si nada? — Cerró los ojos y giró la cabeza, asintiendo. —¡Debéis saber que aunque seamos malos también tenemos nuestro orgullo, no podéis simplemente ignorarnos. Nuestro honor reside en caer en combate por alguien más fuerte que nosotros. ¿Si no, qué nos queda? — Se giró hacia a los Moguris, pero desgraciadamente se habían marchado de nuevo.

Oh, por el amor de...

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***


Y fin — Dijo el bibliotecario mientras cerraba el libro.


RELATO C
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LA APUESTA


Las dos de la madrugada.

Los aprendices ya se habían ido a dormir y ya nadie caminaba por los pasillos de Bastión Hueco. Nadie a excepción de los maestros y los aprendices más veteranos.

Como siempre, el comedor se había convertido en el escenario de una especie de escena de película de Cine B. El ambiente cargado del castillo se acrecentaba más gracias a la tensión de aquella batalla de póker que se estaba llevando a cabo.

No era una novedad que Andrei Saavedra llevase la ventaja y que ganase, pero aquella noche era distinta de las demás. Diana se había unido a la partida y como no, su ambiente seductor embriagaba los sentidos del gitano.

La maestra Ariasu y Shinju se habían ido tras aquella última partida en el que el ganador había acabado siendo nuevamente aquel astuto gitano que sabía como emplear sus cartas y por supuesto, sus trampas.

Dime Diana, ¿no querrías jugar otra partida? —ofreció el joven con una mirada seductora—. La noche es joven.

La hermosa ninfa acarició su cara con aire pensativo. La mujer dibujó una sonrisa en su cara y asintió.

¿Qué apostaremos? Ya te has llevado todos nuestros platines —preguntó—. Aunque… No me importaría apostar alguna cosa más… ¿No crees?

La chica le guiñó un ojo al muchacho provocando en él un fervor como nunca antes había sentido. Sus sentimientos por la joven, el efecto de aquel hechizo pareció haberse acrecentado.

Andrei conocía de sobra la habilidad de la muchacha, pero eso no evitaba que hubiese acabado así.

¿Que me dices si…? —empezó a hablar—¿…apostamos nuestras ropas? Lo que llevamos puesto.

No es una mala apuesta —confirmó aceptando aquello como premio por sus seguras victorias.

Andrei empezó a barajar las cartas hábilmente. En Bastión Hueco nadie era mejor que él con aquello, casi podía decirse que era su marca personal.

Corta —dijo el joven pasándole la baraja a la preciosa semi diosa.

Y así empezó una partida que al menos Andrei nunca olvidaría.

Pronto se dio cuenta de que ganar era demasiado fácil. Diana se iba desvistiendo poco a poco y cada vez que la muchacha se levantaba para quitarse una prenda sentía que se derretía por dentro.

Su mente, su lado racional del que tanto dependía le gritaba que no cediese a los encantos de la joven. Pero su cuerpo se sentía caliente al ver a la chica semidesnuda frente a él.

Tan solo le quedaba la ropa interior. Andrei apenas podía apartar su vista de la muchacha, que le observaba feliz, aparentemente. ¿Estaba satisfecha acaso con ser vista así? ¿Le gustaba?

El gitano no podía dejar de pensar, muy lentamente su cordura se iba perdiendo dejando su lado más salvaje predominar.

Ya no podía aguantarlo.

Diana —llamó.

Andrei se puso en pie y de un golpe apartó la mesa haciendo que todas las cartas saliesen disparadas y cayesen al suelo.

¿Qué ocurre, Andrei? —contestó aquella joven diosa, obviamente comprendía que su mente había quebrado dejando lugar a su lado más primitivo.

El muchacho no respondió, simplemente se abalanzó sobre ella besándola. Diana no se apartó ni opuso resistencia, simplemente se levantó de la silla sin separar sus labios de los del gitano, haciendo que retrocediese contra una de las mesas sobre la que Andrei acabó acostado.

La mujer se colocó sobre él y con una voz pícara dijo…

Ven a mí, mi títere. A partir de ahora y por siempre... Serás mi nuevo peón, mi juguete.

Y el joven no pudo evitarlo más abrazando con fuerza a Diana, hundiéndose en su cuerpo. Respirando cortadamente, gimiendo... Entregandose al placer.


RELATO D
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EL ÚLTIMO POLVO

Sin duda, el Exilio era el lugar más horripilante que Maya Zawrid había pisado en su vida.

La muchacha se encontraba en el infierno digital, literalmente. Allí, dentro de la más profunda oscuridad, se sentía cada vez más débil. Cada vez le era más difícil respirar y sin nada que comer inevitablemente fallecería; si no moría antes deshidratada, claro está. Habían pasado horas desde que se había separado del grupo; o puede que incluso días, después de todo, la pequeña bruja había perdido la noción del tiempo.

En aquel momento se encontraba caminando por una especie de playa. Desde allí, podría ver un gigantesco mar de oscuridad que se extendía hasta el infinito. La muchacha se acercó al agua y se quedó contemplándola durante unos minutos: ¿sería conveniente beber de ese agua? Seguramente no sería potable…

La brujita decidió reunir un poco de agua en sus palmas. Desesperada y sedienta, probó una pizca del agua que había recogido.

¡Puaj! —no tardó ni un segundo en vomitar el agua que se había llevado a la boca. Su cuerpo rechazaba aquel oscuro líquido, era incapaz de ingerirlo—. Sabe a rayos. Tendré que seguir buscando…

La pequeña bruja prosiguió con una búsqueda que en verdad jamás acabaría. Aquel mundo sin luz era un vasto desierto de arena blanca, rodeado por una prisión de agua. Estaba claro que jamás encontraría comida o algo parecido. No había luz que iluminase su camino, sólo niebla y arena.

Y empezaba a perder la conciencia. Cada vez le costaba más andar y mantenerse despierta. Sus músculos empezaron a desobedecerle, la corrupción de aquel mundo le producía incluso fiebre.

N-no puedo…

Finalmente, la muchacha perdió el sentido y se desmayó. A lo lejos, una segunda persona vio a la pequeña bruja desmayarse y acudió en su ayuda. La mujer de cabello corto y rojizo arrojó su alabarda al suelo y se arrodilló para comprobar el estado de la niña, preocupada.

Pobre criatura…—pronunció, acariciando la frente ardiente de la brujita. La mujer al principio se lo pensó, pero no pudo resistirse y terminó sacando de su traje un frasco de poción—. Esto te ayudará.

El líquido curativo logró reanimar y saciar la sed de la inocente muchacha, quien finalmente despertó. La bruja observó el rostro de su salvadora, a quien reconocería tras unos segundos.

Gracias. Esto... tú eres la mujer de Bastión Hueco, ¿no? La Guardiana del Castillo, Wix.

Se podría decir que lo soy. Y por lo que veo no soy la única que ha caído en el Exilio —afirmó.

>>Aquí no hay nada, absolutamente nada, estamos prácticamente condenadas. Si no morimos deshidratadas, nuestras mentes acabarán corruptas tarde o temprano…

¿Qué podemos hacer entonces…?

Guardaron un silencio breve e incómodo entre las dos. Maya empezó a pensar en sus compañeros del Reaper’s Game: ¿habrían sobrevivido todos en la pelea contra Erased? ¿Se habrían reunido finalmente con sus originales? Incapaz de guardase sus pucheros de niña pequeña, empezó a llorar. Deseaba tanto estar con ellos y vivir una vida normal y corriente…

Aunque, ¿a quién le importaba que ella volviera? Desde que Nadhia había aparecido Xefil la había olvidado por completo. En el tercer día, casi la destriparon de cuajo y se dedicaron a reírse como si nada hubiera pasado, ignorando su horrible estado; sólo Fátima se había apiadado de ella…

Esperar a nuestra muerte, supongo —señaló la Guardiana con frialdad—. No hay nada que podamos hacer.

No… —pronunció Maya afligida, con lágrimas en los ojos—. Yo no quiero morir ahora. Yo… hay muchas cosas que no he podido hacer todavía. Quiero visitar muchos mundos y encontrar a mi abuelo. Quiero convertirme en una mujer, encontrar mi verdadero amor y además probar… eso.

¿Eso? ¿Te refieres al sexo?

Las mejillas de Maya se encendieron por el rubor. Su ser original había disfrutado muchas noches ardientes con la compañía de chambelanes como Higashizawa, Mog y Derhe Yeno, pero su réplica no había tenido la oportunidad de probarlo. Y lo recordaba tan excitante…

Eres una niña espabilada si realmente sabes sobre eso —indicó Hisa Wix, retirando sus lágrimas y acariciando las mejillas húmedas y ardientes de la brujita—. Si quieres… Yo puedo ayudarte a experimentarlo.

¿Cómo? ¿Entregándome un consolador? Yo no utilizo de esos, normalmente uso mi escoba.

Algo mejor que eso.

La Guardiana posó sus manos sobre los hombros de la niña y la empujó para que cayera al suelo, a su merced. Después, empezó a besar el rostro ardiente de la pequeña, a quien pilló por sorpresa claramente. La bruja al principio se mostró inconforme, pero en cuanto entró en contacto con el rostro ardiente Wix —a causa de la fiebre que también padecía Maya, por la corrupción de aquel mundo—, cerró los ojos y dejó que la guardiana se encargara de todo.

Oh… Oh, qué caliente estás… De temperatura, me refiero —pronunciaba Maya, desconcertante por la fogosidad de aquella desconocida mujer—. Bu-bueno, y en el otro sentido también. Al igual que yo…

>>Yo… pronto moriré, así que no me importa compartir mi cuerpo contigo, aunque… no sé si me gustará —expresaba nerviosa. Aunque no lo quisiese admitir, lo estaba deseando—. Por favor, no me hagas esperar más. ¡Desnúdame!

Mientras Wix despojaba a la pequeña brujita de su sombrero y ropa, ésta agradeció a Erased Data por arrojarla a aquel mundo de oscuridad. Aunque iba a morir, al menos, iba a experimentar lo que tanto llevaba anhelando; lo que Xefil no había podido darle. Insegura de lo que le gustaba o no, Maya deseaba que aquella mujer le hiciese gozar más que los hombres con los que se había acostado la Maya original.

Eres… preciosa —afirmaba Maya al ver el cuerpo de la Guardiana. Una piel suave, unos pechos prominentes y una figura increíble, el cuerpo de aquella mujer era envidioso en todos los sentidos. Y ahora iba a sentir todo su cuerpo sobre el suyo—. Bueno, dejemos ya los precalentamientos. ¿Puedo abrirme ya de piernas?

Más que una espabilada me parece que eres una zorra sin más. No tengas prisa, niña, y disfruta del momento. Nuestro último momento.

La Guardiana besó cada milímetro del pequeño cuerpo de la chiquilla, centrándose de aquellas zonas que más la excitaban. La bruja jadeaba sin parar, sonriendo y deseando que aquel momento nunca acabara.

Tenías razón. Esto es una… delicia. Pero no pares… no puedes parar, no… sigamos hasta el final.

Pronto morirían, después de todo. Pero antes de eso, disfrutarían de un último polvo.

¿Estás preparada?

Sin más dilación, ambas féminas pasaron a la acción. Allí, desnudas en medio del desierto blanquecino, se revolvieron alocadamente en la arena, probando todo tipo de posturas que jamás pensarían que pudieran llevarse al cabo, sobre todo teniendo en cuenta la juventud de la brujita.

Ojalá los míos fueran tan grandes. ¿Puedo tocarlos?

No lo dudes... ¡Oh, sí, qué gusto!

Maravilloso y exquisito pecado. Estaba haciendo el amor con una mujer y resultaba más fascinante de lo que pensaba. No necesitaba el miembro de ningún hombre para disfrutar del sexo, definitivamente.

Te basta este fino dedo para ver las estrellas, ¿verdad?

Roja como un tomate, la pequeña Maya pasó de jadear a gritar, excitada en gran medida. Allí, sin que nadie les molestara o les oyera, podría chillar todo lo que quisiese. Ya no volvería a ser una Jugadora: después de toda aquella penuria de semana, lo menos que se merecía era disfrutar de un buen revolcón.

¡Ni el moguri ni el gigantón me hicieron disfrutar de esta manera! ¡Oh! ¡Por favor! ¡¡Oh!!

Yo te di la poción antes. Ahora, por favor, déjame a mí beber de tu…

¡¡Sí!!

Aquel fue el mejor momento de la corta vida digital de Maya Zawrid. Cada vez se encontraban más débiles, pero lo darían todo igualmente. Los gemidos y los jadeos perduraron durante muchas horas. Sin cesar, ambas jóvenes utilizarían sus últimas fuerzas para satisfacerse mutuamente.

Desgraciadamente, todo tenía su fin y su espectáculo no sería una excepción: una de las dos acabaría falleciendo, tarde o temprano. La Guardiana del castillo, Hisa Wix, sería la primera en perder sus energías y finalmente morir, dejando a Maya como la única superviviente en el Exilio, por poco tiempo.

La fiebre de la pequeña bruja aumentaría y se terminaría desmayando tarde o temprano. La poción que Wix le había entregado solamente había servido para retrasar su muerte unos instantes, lo suficiente para que pudiera disfrutar de una última travesura.

Gracias… por todo…—expreso agradecida la brujita, con sus últimas fuerzas, aferrándose al cuerpo desnudo de su compañera de travesuras, cada vez más frío. Antes de perder la conciencia, observó a la mujer pelirroja por última vez y juntó sus labios con los suyos.

Jamás se separaría del cuerpo de la mujer de Bastión Hueco. Desnudas, sin nada que ocultar, ambas permanecerían allí para siempre, en medio del desierto del Exilio, mostrando a todo aquel que tuviera la misma mala fortuna de acabar allí una imagen impactante de su último acto.

Su último polvo.


* * * * *


> Tenéis de plazo desde el día de hoy, 30 de Diciembre, hasta el día 10 de Enero a las doce de la noche.

> Los resultados serán publicados el día 12 de Enero.


^¡Cortesía de Kousen!^
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Re: [VOTACIONES] Parejas Random 2ª Edición

Notapor Light » Lun Dic 30, 2013 7:02 pm

Pues están bastante elaborados todos ellos, aunque he echado en falta bastantes más relatos xD Alguno que otro me ha dejado un poco confundido (?) y con otros sí que he echado una buena carcajada xDD

Votos enviados~ como sólo tenía que votar por 3 ha sido más fácil decidirse xDU
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Re: [VOTACIONES] Parejas Random 2ª Edición

Notapor Zodiark » Lun Dic 30, 2013 8:14 pm

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Re: [VOTACIONES] Parejas Random 2ª Edición

Notapor Tidus Cloud » Mar Dic 31, 2013 1:07 am

Votos enviados. Y me ha costado un poco decidirme.

Así me he quedado leyéndolos

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No ha estado mal, pero he echado en falta echarme alguna carcajada leyendo como en la edición pasada. En la tercera hay que superarse.
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Re: [VOTACIONES] Parejas Random 2ª Edición

Notapor EspeYuna » Sab Ene 11, 2014 4:10 am

Votaciones cerradas.

El día 12 estarán los resultados. Eso espero. xDD
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