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La noche es peligrosa... y muy divertida.
A aquellas horas de la madrugada todo ciudadano que tuviese dos dedos de frente estaría durmiendo, resguardado en el lecho de su hogar y soñando con no tener que despertar al día siguiente para ir a trabajar. Pero existían todo tipo de personajes, curiosos y excéntricos, que estaban dispuestos a salir y pasarlo bien cuando las farolas de Ciudad de Paso llegaban al gran auge de su esplendor.
Aquellos que eran considerados adultos. Gente de los suburbios, la que cargaba con una vida plagada de vandalismo, robo y tráfico bajo el brazo. Sin embargo, la cifra de delincuencia había disminuido un tercio tras la aparición de los monstruos en la ciudad. Aunque muchos extranjeros conocían de su existencia, otros no habían tenido un contacto previo con las criaturas de la oscuridad, por lo que hacían caso omiso a las advertencias de los ciudadanos y de aquellos Caballeros que se pasaban de vez en cuando por la Orfebrería.
Una vez al mes muchos y muchas se reunían en las alcantarillas del Distrito 2 para contar sus hazañas, recibir noticias frescas sobre algún jugoso botín que hubiese llegado de mundos exóticos o, por qué no, dejarse caer por el hotel con bellas damas con una bolsa de platines colgando de su corsé. Lo cierto era que diversión no faltaba.
En la fuente de la plaza del Distrito 2, una joven delgada, apuesta y con una mirada cínica y calculadora contemplaba el jolgorio que se formaba para poder acceder a las alcantarillas. Acompañada o no, Olivia Swan degustaba un delicioso cigarro.
Había para elegir, claro que sí. Pero... ¿estaría dispuesta a pagar una gran suma de platines para entrar en la fiesta de los subterráneos? ¿Se quedaría en la fuente a terminar su cigarro con tranquilidad? ¿Le haría una visita a sus amigas del hotel? ¿O por qué no, quemar alguna residencia u orfanato? También podía torturar a algún moguri o robar en la tienda del patriarca Montblanc.
La única que sabría qué le causaría mayor éxtasis a su deplorable y enfermiza mente no era otra que la propia Olivia.