En un día soleado como aquel en la bulliciosa Ciudad de Paso una muchachita de nombre Aru paseaba por las calles del Distrito 1. El bar más popular del sector, muy cercano a la puerta del hangar de las naves gumi estaba lleno de viajeros de todas las razas imaginables que poblaban todo el Reino de la Luz.
No era raro ver alienígenas pertenecientes a Espacio Profundo, humanos con algún rasgo animal o incluso algún que otro ser antropomórfico de la peculiar y preciosa Ciudad Disney. Aru tendría que pasar cerca del Bar para hacer unos recados por lo que pronto escucharía los vozarrones de un grupo de mercaderes sentados en una de las mesas exteriores.
―Son todos escoria ―escupió un hombre fornido y la piel bronceada mientras leía alguna noticia en un periódico que tan solo él podía leer―. Esos miembros de la Orden de los Caballeros de la llave espada dan asco.
―¡Y que lo digas! ―rugió otro tras dar un largo trago a una espumosa cerveza y dejando la jarra en la mesa con fuerza―. Da igual si es Tierra de Partida o esos canallas de Bastión Hueco. Solo miran por su propio culo, no se puede confiar en ninguno.
―¿Y has leído el periódico últimamente? Al parecer están oficialmente en guerra ―comentó un tercero que al igual que el segundo también daba generosos tragos a una bebida alcohólica―. Aunque bueno, se supone que no estaban en muy buenos términos desde un principio.
―Más les vale no acercarse por aquí o les daré un guantazo. Se pueden matar entre ellos si quieren, pero ya bastante han hecho con eso de cargarse Vergel Radiante y enviar aquel maldito correo.
Lo cierto es que no era raro aquel tipo de personas que aborrecían a los portadores, desde la caída de Vergel Radiante y la llegada de los cientos de refugiados de aquel mundo era bien sabido que siempre había alguien con la Llave Espada detrás de todas las desgracias que se estaban viviendo en el universo.
Tras aquella conversación que Aru escuchó de casualidad podía volver a sus tareas. Si mal no recordaba, la joven tenía que comprar algunas cosas que sus padres le habían pedido.
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