Justo al momento de terminar mi apresurada e inimaginable respuesta, Lyn me lanzó su espada de madera estando ya a punto de ser incinerado por las flamas del Sincorazón. Ya podía sentir al sincorazón detrás mío, la presencia sanguinaria de ese ser era inigualable. La espada de madera atravesó las flamas negras como si nada. Honestamente no estaba pensando en ese entonces, pero uno podría preguntarse cómo logró atravesar fuego la madera sin quemarse.
Fuera como fuera, terminé por atrapar la espada de madera sin aparentes problemas y tan solo al momento de tocar el mango pude sentir una extraña energía recorrer por completo mi cuerpo. Me brindaba un sentimiento bastante extraño, uno que no había experimentado en mucho, mucho tiempo. Pareciera como si el mundo estuviera en la palma de mi mano, ya no me sentía deplorado por nada.
Y fue en ese entonces que, sintiéndome así, pude percatarme del Sincorazón que de un momento a otro se materializó e intentó asestarme un golpe desde arriba, por suerte pude hacer lo que se podría llamar como una "defensa improvisada" ya que no me cuadré del todo, siendo así que el golpe del Sincorazón terminó por darle a la Espada de Madera, decayendo el golpe del Sincorazón.
El golpe fue tan fuerte que, literalmente, me hizo volar hasta la otra esquina de la sala que antes se hacia llamar "fiesta", chocando así con un objeto que NO divisé y debilitándome de manera casi instantánea. Mi vista se nublaba poco a poco, aunque antes de que pasara pude contemplar como la espada de manera desaparecía de mis manos de un momento a otro, para luego observar como Alexis inmovilizaba al monstruo con una especie de magia extraña.
Ahí fue donde Lyn saltó al Sincorazón, extrañamente portando de nuevo la espada de madera que antes llevaba en mis manos, y cuanto parecía que le iba a dar el golpe de gracia, mi vista me traicionó y quedé sin conocimiento.
****Poco a poco fui abriendo los ojos, con la vista un poco borrosa. Sentía un muy fuerte ardor en el brazo derecho, éste era con el que había tomado la espada de madera y con el que me había defendido del golpe de la bestia Sincorazón, por lo tanto no me extrañaba... ¡Pero fíjate tú cuánto duele! aunque debo admitir que si no fuera por Lyn, que me había lanzado la espada en ese momento de desesperación, no estuviera dondequiera que me encuentre ahora, pero con vida.
Pude divisar el (adorable) rostro de Lyn, la cual pareció sentirse aliviada al verme despertar.
—
Menos mal que estás bien.— Me dijo ésta.
Yo me puse de pié con lentitud y apoyándome de mi mano izquierda, ya que la derecha aún me dolía y creo que seguirá así por un tiempo. Al momento de ponerme de pie intenté buscar con la mirada a Alexis, para cuando la vi estaba sentada en unas tumbas más apartadas de donde me encontraba, mirando hacia la luna que parecía que ya se hacía de día.
Me miré la mano derecha por unos momentos, nunca antes había sentido esa energía y me preguntaba de donde provenía, aunque Lyn me sacó de mis pensamientos:
—
Tu discurso ha estado muy bien, pero ten más cuidado en futuras ocasiones, los enemigos no te dejarán hablar en mitad de un combate — Al terminar, ésta se puso de pié. Fue fácil percatarse de que había estado apoyada sobre sus rodillas por quién sabe cuánto tiempo.—
. Temí que quisieras venganza. Déjame decirte que la venganza nunca lleva a nada bueno. Lo más importante es lo que tú mismo has dicho: querer proteger a la gente de los Sincorazón. Nosotros lo hacemos, ya lo sabes, ¿no? Nuestra Orden se encarga de eso.Se tomó una pausa y desvió la mirada, yo aproveché para opinar.
—
Lo comprendí hace poco. Mi madre no hubiera querido que me arruinara la vida buscando venganza. "Aún si tomo venganza los muertos no reglesarán. Y mucho menos contentos"— Fue una cita de un buen libro que leí una vez, de igual modo Lyn prosiguió hablando.
>
Tú ya tienes el poder dentro de ti, el poder para proteger a la gente de los Sincorazón y la oscuridad. Ahora más que nunca nuestra Orden necesita gente como tú — Ésta seguía hablándome mientras daba vueltas a mi alrededor mirándome, como si estuviese analizándome. —
. Sin embargo, si no te unes a nosotros nunca aprenderás a desarrollar todo ese potencial por tu cuenta. Pero ten en cuenta que si decides venirte, tendrás que abandonar esta ciudad, marcharte con nosotras a donde pertenecemos. Puede que no estuviese entre tus planes tener que dejar toda tu vida de lado, así que si no quieres venir, lo comprenderé. Aunque te aviso que nadie está a salvo de este peligro, absolutamente nadie. Tarde o temprano más gente caerá en las garras de los Sincorazón.—
Blablabla, resumen: despídete de todo el mundo y ven cuando estés preparado para marcharnos. —gritó Alexis al momento en el que Lyn terminó de hablar.
A mi por mi parte se me levantó una pequeña sonrisa y empecé a menear la cola. Sabía que ahora sí podría ser parte de algo serio, personas que sí se entrenaban solamente para acabar con los sincorazón y defender a los suyos. Yo sin duda alguna no quería que volviera a pasar lo que a mi familia, así que estaba más que animado para "apuntarme a la liga".
Lyn realizó lo que pareció un gruñido bajo y luego volteó hacia mi dirección.
—
Estaremos aquí una hora, no más. Si no vienes podremos suponer que rechazas nuestra oferta. Puedes despedirte de quien quieras y recoger todas tus cosas, no volverás en una temporada, hasta que tengas una mínima experiencia, pero luego podrás volver cuando te apetezca. Y lo más importante: no le digas a absolutamente nadie a dónde vas, inventa una excusa. ¿Lo pillas? ¡Pues andando!Luego de eso Lyn cruzó los brazos e igual se quedó mirándome. Yo miré hacia arriba por unos momentos, sin ningún comentario más que decir, observé a Lyn, le asentí con la cabeza y me volteé para luego ponerme de camino al pueblo. Tampoco quedaba muy lejos ya que me di cuenta que estábamos en el cementerio.
No tenía muchos amigos... o mejos dicho: no tenía amigos. Conocía a muchas personas y sus estilos de vida, pero éstas no me conocían a mi, y por lo tanto ninguno nos importábamos mutuamente.
Mientras seguía perdido entre mis pensamientos terminé por llegar a la tumba de mi madre, era gracioso porque mi objetivo era ir al pueblo y fíjate tú donde he venido a parar. No era de esperarse que Lyn y Alexis estuviesen observándome, ya que la tumba de mi madre quedaba mucho más separada a comparación de mi ubicación anterior.
Esta vez no habían flores sobre su tumba, aún me preguntaba quién ponía las flores pero esa duda se había quedado ya en segundo plano.
—
No ha pasado mucho, ¿Verdad... madre?— Decía esto mientras me arrodillaba para ponerme en una mejor posición —
¿Sabes? Han pasado cosas muy curiosas en poco tiempo. He conocido a una chica llamada Lyn la cual es adorable y a Alexis, alguien con un raro sentido del humor. Aún así, si no fuera por ellas no estuviera aquí en este momento. Ahora ya es tiempo madre, ya es tiempo de que madure y defienda a los demás.— Empecé a sentir nostalgia.
—
A lo que quiero llegar es que abandonaré este pueblo, madre. Ya no puedo permanecer más tiempo aquí, necesito entrenarme de verdad, con las personas expertas. Yo-...— No terminé la oración, pues, mis oidos captaron un ruido de una rama romperse detrás mío. Rápidamente me volteé a mirar.
—
¿L-Lawrence?—
—
¡¿P-Padre?!— Pues sí, ahí estaba nuestro desaparecido sujeto. Llevaba puesta la típica túnica que llevabamos toda la familia y flores de Cattleya, las favoritas de mamá, aunque antes habían flores diferentes, ahora no se me hacía difícil asimilar quién era la persona que estaba dejando las flores sobre la tumba de mi madre.
—
Tú, per-...—
Yo, per-......
Ambos teníamos cosas que decir, pero ninguno sabía por donde comenzar.
—
Tú primero.—
¿Dónde te habías estado todo este tiempo?—
Yo... es complicado. — Decía éste mientras se acercaba poco a poco a la tumba de mi madre, mirando fijamente hacia susodicha tumba y con las flores en mano. —
He estado tratando de vengar a Lucrecia, pero sin progresos... Lo único que consigo es empeorar las cosas.— Éste se abajó cuando por fin llegó a la lápida y dejó las flores reposando sobre ésta.
—
Aún así no tenías que haberte ido de esa manera, ¿Por qué no me dijiste?—
—
Temía de que también quisieras tomar venganza y yo no quería que terminases como yo. Mírame, Lawrence. Estoy hecho pedazos. No consigo salir de este agujero, mientras más intento salir más me hundo.— Puso sus dos manos en mis hombros y me miró fijamente —
Quiero que vivas una vida normal... o al menos lo que más se acerque a "normal" en este pueblo. Quiero que vivas como quieras vivir, es lo que tu madre hubiera querido.—
—
Pues creo que ya es muy tarde padre.— Baje mi cabeza, evitando el contacto visual —
Tu posición y la mía no son muy distintas. Desde ese día me he estado entrenando para acabar con los sincorazón.—
—
¡No Lawrence, la venganza no lleva a nada, debes entenderlo!— Subió un poco más la voz, alterado.
—
No tienes por qué preocuparte. Al principio quería tomar venganza, pero una persona muy sabia me dijo una vez: "La venganza nunca lleva a nada bueno." Es por eso que me he decidido, no a vengar a mi madre, sino a defender a los demás para que no le pase lo mismo a nadie más.— Mi padre dejó mis hombros e hizo lo que parecía una sonrisa un poco improvisada.
—
Lawrence... Estoy orgulloso de ti.— Ya se le estaba zafando una lágrima, a lo que aproveché para comentar.
—
¡Oh! ¿Pero qué clase de demonio eres tú? ¿Acaso vas a llorar? ¡Llorón!— Esto lo dije con un acento muy burlón y asiendo gestos extraños.
—
¡Va! ¡Eso dice el que viene a llorarle a su madre todos los años!— Respondió animándose ahora más y con acento burlón, levantando una sonrisa.
—
¡Ese es el Lorenzo que conozco!— Sin duda estaba feliz de volver a ver a mi padre y parece que él por igual. Aunque luego intervine con el tema de la despedida.
—
Estoy feliz de poder volver a verte Padre. Aunque ya casi no me queda tiempo.— Éste hizo cara de confusión. —
Debo irme del pueblo en menos de una hora, emprenderé un viaje bastante largo y me dieron la oportunidad de despedirme, aunque no sé de quién podría despedirme.—
—
No me interesa a donde vayas Lawrence, solo recuérdanos, y recuerda también que siempre estaremos ahí para ti.— Hizo una breve pausa y luego siguió —
Y recuerda algo, aunque tu madre no se pueda ver físicamente, siempre estará contigo, aquí.— Tocó mi pecho con su dedo índice.
—
... Gracias Papá.— Un abrazo cálido entre los dos surgió, para luego retirarnos a nuestros respectivos lugares. Éste siguió hacia el bosque y yo no veía necesario despedirme del Alcalde. Siempre debe de estar ocupado con sus asuntos para mejorar el pueblo, por lo tanto dudo mucho que noten mi desaparición.
Tampoco tenía muchos objetos de pertenencia, puesto que todo lo que necesité siempre lo llevé conmigo. Además, tampoco es como si tuviera o pudiera tener otra ropa. De modo que me puse en marcha hacia la posición en la que se encontraban Lyn y Alexis.
Ya a mitad de camino —Y tampoco es como si fuera muy lejos— opté por ponerme la capucha sólo para que si algún habitante del pueblo me viera, no me reconociera ni me preguntara por algo extraño.
Al regresar hacia la posición de las chicas me decidí a abandonar el pueblo y a obtener un futuro mejor, y no digo para mi, sino para las demás personas que seguramente me necesitarán en un futuro.
—
Estoy decidido, ya me he despedido de las personajes que creí necesario.— Me incliné un poco en forma de respeto. —
¡Por favor, enséñame todo lo necesario... para defensar a los demás!No sé cómo funciona este tipo de "Orden", pero tengo confianza en que podré seguir adelante.