Re: [Tierra de Dragones] Leyendas se contarán
Publicado: Dom Feb 28, 2016 10:42 pm
El fuerte estruendo erizó de inmediato mi piel, un sonido que atravesó los sólidos estremeciendo las paredes de todo el lugar.
Dragones, esas fue la espontanea respuesta a lo que parecía ser la peor de las destrucciones. En mi tiempo de niñez había leído unos cuentos que hablaban de estos seres capaces de destruir una ciudad entera con su aliento; Fuertes y blindados de la piel más poderosa. A veces nombrados para proteger a la princesa, otras como mascotas de destrucción. En sí, tenía miedo a lo que pasaba por mi mente y por infinita vez deseaba que tales recuerdos no se inmiscuyeran en mi cabeza. Dolía.
Mi mirada se cruzó con la del chico de cabellos oscuros, tal vez él podría notar mi rostro de temor, por lo que desvié la cabeza para evitar una escena de preocupación. Si bien mi condición física no era la mejor para luchar y tampoco quería ser un retraso para los que compartían la misión, al contrario, debía ser el mayor de los aportes en esos momentos.
Fui el último en acercarme a la escena del exterior y me quedé atrás de Hiro quien también observaba como la ciudad se cubría en un manto anaranjado, un fuego muy denso.
— En las historias sonaba menos aterrador —comenté con un tono nervioso.
Para completar la tensión aparecieron sincorazones de aspecto fuerte. Mi pie quiso retroceder, sin embargo la muralla de hielo invocada por Shiva hizo retornar el vigor. Era increíble como su poder lograba elevar la moral, serviría incluso para todo un ejército.
Un hombre a quien no logré conocer bajó por las escaleras anunciando que un tal Rei ya no estaba. No solo eso, la situación parecía haber empeorado y ahora estábamos rodeados de estos inquietantes sincorazones.
— Bien, Exuy… te toca pelear —susurré.
En medio de la situación apareció Fátima quien tomo mi mano y viendo su seguridad en los ojos escuché con confianza su orden. No dudé en obedecer y prontamente la seguiría para ir al piso de arriba. Era ella la que sabía más de la situación.
Antes de subir esperamos junto a Fátima la decisión de mis compañeros, pues era buena idea a que fuésemos todos juntos. Intenté dirigirme a mis compañeros con palabras de ayuda o tal vez palabras como “juntos podremos más rápido” o “Unimos fuerzas”, pero la verdad es que sonaban muy poco fiables. Decidí permanecer en silencio con la mirada en ellos esperando que no saliera otra de esas sonrisas.
Antes de subir observé a Shiva poniendo como lema en mi mente un “lo encontraremos”. Y por última vez miré al portador de flechas. ¿Quién era?
Pasé mis manos por los ojos tratando de enfocar su rostro. Tragado en la duda, y sabiendo que las nueva información daría otro golpe de dolor a la memoria, pregunté a Fátima.
—¿Q-Quien es él? Creo que nunca lo he visto… y ¿Rei? ¿Laforet?
Dragones, esas fue la espontanea respuesta a lo que parecía ser la peor de las destrucciones. En mi tiempo de niñez había leído unos cuentos que hablaban de estos seres capaces de destruir una ciudad entera con su aliento; Fuertes y blindados de la piel más poderosa. A veces nombrados para proteger a la princesa, otras como mascotas de destrucción. En sí, tenía miedo a lo que pasaba por mi mente y por infinita vez deseaba que tales recuerdos no se inmiscuyeran en mi cabeza. Dolía.
Mi mirada se cruzó con la del chico de cabellos oscuros, tal vez él podría notar mi rostro de temor, por lo que desvié la cabeza para evitar una escena de preocupación. Si bien mi condición física no era la mejor para luchar y tampoco quería ser un retraso para los que compartían la misión, al contrario, debía ser el mayor de los aportes en esos momentos.
Fui el último en acercarme a la escena del exterior y me quedé atrás de Hiro quien también observaba como la ciudad se cubría en un manto anaranjado, un fuego muy denso.
— En las historias sonaba menos aterrador —comenté con un tono nervioso.
Para completar la tensión aparecieron sincorazones de aspecto fuerte. Mi pie quiso retroceder, sin embargo la muralla de hielo invocada por Shiva hizo retornar el vigor. Era increíble como su poder lograba elevar la moral, serviría incluso para todo un ejército.
Un hombre a quien no logré conocer bajó por las escaleras anunciando que un tal Rei ya no estaba. No solo eso, la situación parecía haber empeorado y ahora estábamos rodeados de estos inquietantes sincorazones.
— Bien, Exuy… te toca pelear —susurré.
En medio de la situación apareció Fátima quien tomo mi mano y viendo su seguridad en los ojos escuché con confianza su orden. No dudé en obedecer y prontamente la seguiría para ir al piso de arriba. Era ella la que sabía más de la situación.
Antes de subir esperamos junto a Fátima la decisión de mis compañeros, pues era buena idea a que fuésemos todos juntos. Intenté dirigirme a mis compañeros con palabras de ayuda o tal vez palabras como “juntos podremos más rápido” o “Unimos fuerzas”, pero la verdad es que sonaban muy poco fiables. Decidí permanecer en silencio con la mirada en ellos esperando que no saliera otra de esas sonrisas.
Antes de subir observé a Shiva poniendo como lema en mi mente un “lo encontraremos”. Y por última vez miré al portador de flechas. ¿Quién era?
Pasé mis manos por los ojos tratando de enfocar su rostro. Tragado en la duda, y sabiendo que las nueva información daría otro golpe de dolor a la memoria, pregunté a Fátima.
—¿Q-Quien es él? Creo que nunca lo he visto… y ¿Rei? ¿Laforet?