[País de Nunca Jamás] Hasta nunca jamás

TdP: Jeanne, Light, Maya, Hana y Neru - BH: Freya

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Re: [País de Nunca Jamás] Hasta nunca jamás

Notapor 15nuxalxv » Mié Feb 24, 2016 2:26 am

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Después de cenar, me disculpé y me dirigí a la tienda que quedaba libre, dispuesta a dormir un poco. Pero nada más lejos de la realidad. No conseguía dormirme, entre que no conseguía encontrar una posición cómoda y la luz de Campanilla me desvelaba. Así, me situé boca arriba, y pensé en todo lo que había vivido hoy. Mi encuentro con Seymour, el trato que me había ofrecido, las palabras de Maya. Por lo que la pequeña bruja había dicho, había hecho bien en no confiar en él. Pero aun así, seguía dándole vueltas a la idea del Tesoro… No es que lo sintiera como mi objetivo principal, pero me parecía una pena que cayera en las manos equivocadas. Aun así, lo primero era lo primero. Si Seymour estaba involucrado en la aparición de los Sincorazón, si había puesto en peligro aquel mundo, entonces nuestra misión era encargarnos de él; una tarea ya nada fácil de por sí. Lo demás ya se vería.

Entre aquellos pensamientos, me sentí cada vez más cansada. Miré a Freya. Aunque había estado en vela largo rato, al final había acabado por caer rendida. Sonreí.

Buenas noches, Freya —susurré, y me di la vuelta, quedándome dormida.

***

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Me desperté poco antes del amanecer, como de costumbre. El ambiente era más frío que el día anterior, aunque no hice mucho caso. Seguramente sería por la hora. Dejé a mis compañeras durmiendo y salí de la tienda. En el exterior, me encontré un paisaje que me hizo detenerme en seco.

Nunca había visto la nieve. Era tan blanca… Aunque al acercarme un poco, descubrí que estaba algo sucia, para mi desilusión. Siempre me la había imaginado pura, como las nubes del cielo del verano. Me arrebujé en mi chaqueta y me dirigí hacia la fogata, donde la Maestra esperaba. Mientras ella hablaba, busqué algo con lo que desayunar, para luego sentarme a su lado. Seguí observando la isla nevada. Se respiraba paz.

Las últimas palabras de Mog me alertaron. ¿Al menos? ¿En este grupo? ¿Les había pasado algo a Hana o a Neru? Entonces, salió de la tienda aquella Maestra tan maleducada de Bastión Hueco, la cual se había cambiado de vestimenta, al parecer.

Dejé de oír lo que decía en la segunda frase. Me quedé mirándola, con los ojos abiertos, inmóvil.

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… Y mataron al aprendiz moreno ese. La otra…

Mis oídos debían estar engañándome. Neru, el chico que iba por las noches a la biblioteca y sentía una extraña fascinación por los relojes parlantes, no podía haber muerto. Simplemente no podía haber muerto, sin más. Entonces, mi mente reprodujo la imagen de un fantasmal rostro. Los Villanos Finales lo habían matado. ¿Y quién era uno de ellos? Seymour.

Apreté los puños. Sentía que debería llorar, que quería llorar, pero las lágrimas simplemente no salían. Me sentía dentro de una burbuja de estupefacción que me impedía sentir nada más. Bajé la mirada hacia mis pies. Había perdido totalmente el apetito.

Sólo reaccioné cuando Rebecca comenzó a hablar. La miré, y escuché sin cambiar el gesto su plan. Elegí el camino que había tomado Freya al instante. No quería separarme de ella, no ahora. La Maestra y Fran nos acompañaban, lo cual fue un alivio. Escuché a los demás sin añadir nada, levantándome en silencio, dispuesta a emprender la marcha.

***


Las cuatro nos movimos entre árboles y nieve, siguiendo un pequeño arroyo. No me despegué del lado de Freya, la cual parecía tener bastante frío. Yo también lo sentía, pero no por la baja temperatura.

Por el camino tuvimos que deshacernos de unos cuantos Sincorazón, nada que temer con Rebecca al lado. Una vez llegamos a nuestro punto de partida, en la bahía, la Maestra se deshizo de una gran cantidad de Fantasmas ante nuestros ojos. Algo que sin duda me hubiera impresionado, en otro momento.

Escuché las reflexiones de ambas, asintiendo. Me dediqué a mirar el barco pirata, y dar un vistazo alrededor. Entonces me percaté de algo, que no había notado debido al estado de shock en el que me encontraba. Fran no estaba.

Aunque no tuvimos más tiempo para preocuparnos por ella, ya que unos destellos captaron nuestra atención, dañándome los ojos. La señal de los niños perdidos. Miré a las dos portadoras, dispuesta a trazar el plan.

No me hizo gracia que la Maestra Rebecca tuviese que dejarse capturar, pero confiaba en sus habilidades. Además, iríamos a por ella enseguida. Iba a expresar mi conformidad, cuando Freya me cortó. La observé mientras hablaba, atónita. ¿Cómo podía…?

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Entonces, ella me devolvió la mirada, como intentando disculparse. Fue como si la burbuja estallara. Le cogí del brazo, no tan fuerte para hacerle daño, pero sí para retenerla, aunque fuera un poco. Me costó horrores articular las palabras.

No. No vas a correr ese riesgo. No puedes, Freya —Si protestaba (y sabía lo que haría), alegaría—. No puedo perderte a ti también. Neru se… se ha ido… y si te pasara algo, yo… —Se me quebró la voz. Y por fin, las lágrimas salieron, silenciosamente. Miré a la Maestra—. ¡Dígale que no puede hacerlo, Maestra! ¡Es demasiado peligroso!

La solté para poder quitarme las gafas y frotarme los ojos. No podía llorar, estábamos en una misión. Ya me apenaría por mi amigo cuando volviésemos a Tierra de Partida. Suspiré y miré de nuevo a la Maestra, esperando sus palabras. Confiaba en ella totalmente. En el caso de que permitiera a Freya marcharse, me acercaría a ella y, cogiéndola de las manos, diría:

Ten cuidado. Si llega a pasarte algo, te juro que no descansaré hasta hacértelo pagar —Cerraría los ojos y, tras coger aire, la miraría y añadaría—. Yo… Lo siento. Confío en ti. Sé que te las arreglarás, eres fuerte. Perdona a la tonta de tu amiga por preocuparse demasiado.

»Iré a buscarte. No lo dudes. Sólo prométeme que te cuidarás.

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Hasta nunca jamás - Ronda #9

Notapor Tsuna » Dom Feb 28, 2016 4:39 am

La Guarida de los Piratas

"Cada quien", esa fue la elección de Neru y la cual le permitió avanzar. Su decisión fue correcta y el mecanismo de los engranajes que se repartían por el techo comenzó a chirriar. Al cabo de unos segundos la pesada puerta que le daba acceso a la salida se elevó, poco a poco, hasta alcanzar el punto más alto.

El aprendiz salió corriendo de allí como pudo, pero la Gigasombra no le iba a dejar con tanta facilidad. La criatura, en un último intento de atraparlo, se fundió con el suelo y se desplazó hasta la única salida posible. Allí emergió y le intentó propinar un peligroso zarpazo que le pudo haber rebanado el brazo de arriba a abajo. Pero la Coraza que llevaba encima, en sus últimos instantes, consiguieron aminorar el daño y el chico logró traspasar la puerta.

Allí había otra palanca conectada a los engranajes de la puerta que acababa de rebasar. En cuanto la movió de sitio la cadena que salía de la pared cumplió su función, y la puerta se volvió a cerrar, dejando a los Sincorazón atrapados en una habitación inundada y llena de vapor.

El camino que le esperó al aprendiz fue tranquilo y sosegado. Estaba todo muy oscuro, era de madrugada y perdía sangre por el corte que llevaba ahora en el brazo —el cual pudo haber sido peor de no ser por la Coraza—. Sus fuerzas iban menguando sin parar, pero si se quedaba allí tirado quizás otros enemigos le alcanzaran, y si Seymour le veía... Más le valía no querer encontrarse de nuevo con aquel hombre.

Los cadáveres de piratas se hicieron más numerosos a medida que proseguía, todos iguales, con las luces fantasmales revoloteando sin rumbo a su alrededor, como si de sus almas se tratasen. De tomarles el pulso lo comprobaría, estaban todos muertos sin duda, como si en sus últimos momentos se hubiesen intentado defender de algo, pues sus cuerpos presentaban severas quemaduras o fragmentos de escarcha que les inmovilizaban en las paredes, como cascarones congelados.

Como no le salieron más Sincorazón al paso, Neru pudo investigar todo lo que quiso. Los muertos no tenían gran cosa encima. Halló salas de cartografía, salas de descanso con algo de comida, una bodega con barriles cargados de ron, y los dormitorios que usaban los piratas. Allí, aparte del mal olor que expulsaban algunas camas, encontró diarios e informes. En estos se decía que desde la última aventura, donde encontraron a los niños de las Llaves raras, el Capitán estaba cada vez más desesperado y amargado. Aquel día perdieron la cocina de su barco, Peter les dio una nueva lección y el Tesoro de la Isla de la Calavera lo habían vaciado. Un desastre, en definitiva.

Pero en cierta página se mencionaba a una especie de hada, una como nadie había visto nunca que se ganó al instante la confianza del Capitán hasta el punto de pasarse días ignorando a la tripulación. De esa tarea se encargaba un tal Smee ahora. Las impresiones del pirata que escribía el diario terminaban con conclusiones de que la llegada de aquella hada podía estar vinculada con los demonios —Sincorazón, en el idioma de Neru—, pues no habían parado de crecer por toda la isla. Luego relataba como capturaron a un intruso de pelo azul, que tenían encerrado en la misma mazmorra donde le tuvieron él y a Wendy, y más tarde... nada.

Parece que esa fue la última entrada del pirata. No hacía falta imaginar lo que le había sucedido. Poco después Seymour había escapado y los había asesinado a todos. Por la fecha del diario y el estado de los cadáveres, no habían pasado más de tres días. ¿Podría ser él, el culpable de los Sincorazón en la isla? Todo coincidía, la verdad: Seymour se agenciaba de la Guarida de los Piratas para tener a Wendy retenida, y aguardar así a la llegada de los Caballeros.

Claro que eso no eran más que conjeturas que podía deducir o no el aprendiz.

Hubiese dormido una cabezadita o no en la Guarida, al final terminó por encontrar la salida. Su cuerpo se sentía un poco pesado, pero podía con ello. Los primeros rayos de luz asomaban desde el horizonte, y frente a él se encontraban numerosas rocas y la selva de Nunca Jamás, pero esta última cubierta de un manto de nieve. ¡Hacía un frío que pelaba! Claro que no se encontraba solo, pues unos pasos y voces le alertaron. Consiguió esconderse tras una de las rocas si lo deseaba, para espiar.

Gabranth, tal y como te he dicho los Caballeros de la Luz se dividirán en dos grupos en breve, uno irá a la Bahía y otro al Campamento Indio —Se trataba de Seymour, sin duda—. Los Niños Perdidos y los Piratas del Aire colaboran ahora con ellos, como comprenderás, debemos mermar sus fuerzas. No dejan de ser un número considerable de enemigos.

Seymour, no has cumplido tu parte del trato. He traído a ese aprendiz para evitar que la niña sufriese algún daño, en cambio tú...

Gabranth, Gabranth, la necesitamos. Si ese Caballero era lo suficiente poderoso seguirá con vida. Sino... dependerá de él salvar a sus antiguos compañeros y evitar que nadie más sufra.

Si no fuese porque él quiere ese antiguo Tesoro con tanta insistencia no estaría aquí colaborando con una serpiente. Yo tengo mi propia forma de hacer las cosas, y a partir de ahora se harán a mi manera, Seymour, te guste o no. ¿Has dicho la Bahía? Será el Juez a quien tengan que enfrentar.

Recuerda que debemos dejar que sean ellos los que abran la puerta. De lo contrario, todo podría fallar. —¿Quería decir eso que no los matarían a todos?

Gabranth permaneció en silencio unos momentos, luego extendió su brazo derecho e invocó un Portal de Oscuridad que atravesó sin mayor vacilación. Parecía ser que aquel hombre rubio de armadura plateada iba a enfrentar a sus compañeros en una supuesta bahía, cuya localización no sabría el aprendiz, a menos que llevara un mapa de la isla encima y en cuyo caso comprobaría que tardaría medio día en alcanzar al Juez, el Campamento Indio por otro lado le quedaba casi al lado.

Supongo que eso me deja al otro grupo. Al fin, liberar sus Corazones será una tarea cuanto menos satisfactoria. —rió por lo bajo, haciendo alarde de una risa escalofriante.

Seymour permaneció en el lugar unos momentos, alzó la vista al cielo, como observando algo que se le escapaba al aprendiz, y después se desvaneció en una bruma de esferas fantasmales. Neru se quedó solo frente a la selva, así pues, podía ir a donde quisiera. ¿A quién podía advertir primero, si es que no llegaba demasiado tarde? Los dos grupos sufrirían una emboscada, ya fuese por parte de Seymour o por parte de Gabranth.

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También les puedes interrumpir, claro, pero no escucharías su conversación y te llevarías una muy desagradable sorpresa. Piensa que te han intentado ejecutar la noche anterior.



La Costa

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Me fío de Fran ―afirmó Hana―. Empecemos por la costa.

Balthier asintió con la cabeza, recogió el mapa y volvió invisible la nave. Luego emprendió la marcha. Por el mapa sabía más o menos que camino tomar, así de cabeza, en caso de que Hana tuviese dudas o prefiriese seguirlo a él en todo momento, tomaría la iniciativa. Ambos se alejaron del claro y descendieron a través de caminos repletos de peligrosas raíces, molestos insectos y sincorazón sueltos vagando sin rumbo fijo de un lado para otro que les atacaron. Sin embargo no supusieron ningún problema.

Al cabo de un rato Balthier se detuvo, quizá para tomar un descanso. Se podía escuchar el piar de los pájaros en la lejanía, con el constante frío que iba haciendo mella en sus energías poco a poco. El pirata del aire, con la vista al frente, suspiró y planteó algo de pronto que, muy seguramente, Hana no se lo esperara.

Hana... —La llamó por su nombre de pila, pues ya se lo había dicho en su última aventura en Nunca Jamás—. Vamos a dejarnos de tonterías, ¿quieres? Vayamos al grano: nosotros somos piratas del aire, vosotros sois Caballeros de la Orden, seguís reglas y todo eso, nosotros no. Responde con sinceridad a esto: si nuestros intereses chocaran... ¿Estarías dispuesta a enfrentarte a mí y acabar conmigo?

Balthier la miró por unos momentos de manera inquisitiva, resultaba imposible averiguar lo que estaba pensando, aunque ella igual sacaba sus propias conclusiones. El caso es que, respondiera lo que respondiera, a menos que ella le devolviese la pregunta para evitar una respuesta afirmativa o negativa, el pirata afirmaría con la cabeza, comprendiendo sus motivos.

Entiendo. —Y siguió adelante sin decir nada más. Más le valía a Hana apresurarse para no perderse, pues Balthier no se volvió a detener ni a dirigirle la palabra.

Al cabo de unos minutos llegaron a un precioso risco, decorado por enormes cascadas que desembocaban en mar abierto. Presentaba además unos preciosos arcoiris a lo largo de todo el trayecto. Descender fue muy sencillo, excepto por algún que otro Pirata Volador que les intentó hacer la faena en mitad de un salto. Balthier no tuvo problemas para moverse por allí, es más, no parecía muy cansado, se notaba que contaba con buena resistencia, al igual que Hana.

Acabaron en la playa, una enorme y gigantesca playa que bordeaba ese extremo de la isla de cabo a rabo. Encontraron desechos y trozos de barcos que habían naufragado sobre la arena, con la madera ya cubierta de moho y podrida. Desde esa zona se podía acceder a la Laguna de las Sirenas, si mal no recordaba la aprendiza, y a la Bahía donde residía el barco de Garfio, claro que esto último se podía comprobar echando un simple vistazo al mapa.

Y allí, en medio de la blanca y pura arena que decoraba la costa, encontraron un cuerpo tirado en el suelo. Balthier actuó de inmediato y fue directo hacia él, al igual que Hana, quien esperaba encontrar algún rastro de vida inteligente por allí.

Anda, pero si es...

Sí, Hana lo conocía muy bien, y Balthier también: se trataba de Peter Pan. Su estado era lamentable, como si le hubiesen pegado una auténtica paliza. Mostraba feos moratones a lo largo del cuerpo, y su ropa de hojas estaba desgarrada a lo largo de la espalda como si una espada le hubiese cortado la carne. La arena a su alrededor se tornaba algo rojiza, pero no parecían heridas muy graves. Más tarde la marea arrastró otros cuerpos a su lado: dos sirenas, una de las cuales recordaría bien la aprendiza, pues se trataba de la misma que la había acompañado aquel día, cuando la Isla de la Calavera.

La aprendiza tuvo en su mano intentar hacer algo por el niño, darle una poción, reanimarlo con primeros auxilios o lo que fuera. Balthier se ocuparía de las dos sirenas si ella no les prestaba atención, o viceversa.

Al final logró abrir los ojos y tosió con dificultad.

¿H-Hana? ¿Qué haces tú...? —logró decir a duras penas, pero luego abrió los ojos de golpe—. ¡T-tenemos que darnos prisa...! Ese hombre... él f-fue a la Bahía... Os estaba buscando...

¿Ese hombre? Balthier miró a Hana con duda en el rostro, buscando respuestas por su parte. Entonces, escucharon una tremenda explosión más allá de las palmeras que se adentraban en la selva, donde una enorme humareda se elevó hasta el cielo. En aquel sitio estaba la Bahía, con el barco de Garfio... ¿Qué demonios había pasado?

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Gracias al humo que se ha levantado puedes ir a la Bahía, así como unirte al combate con Balthier y Peter Pan (este último solo ayudará si le has curado con un Cura o una Poción, claro que no tendrá todas sus fuerzas a menos que uses algo que restaure mucha más vida).



La Bahía

No, Maestra, déjeme eso a mí —habló Freya, en un intento de convencer a la maestra Rebecca—. No podemos correr el riesgo de que le pase algo. Será mejor que Jeanne permanezca con usted que no que vayamos las dos solas.

»Además, yo ya he tratado con Garfio antes. Será un bonito reencuentro.

Rebecca miró a Freya con duda por unos momentos, debatiendo en su interior la idea que le había dado la aprendiza. Fue a dar su visto bueno cuando Jeanne se adelantó, agarrando a su compañera del brazo para que no fuese sola al barco.

No. No vas a correr ese riesgo. No puedes, Freya. No puedo perderte a ti también. Neru se… se ha ido… y si te pasara algo, yo… —Parecía estar pasándolo muy mal—. ¡Dígale que no puede hacerlo, Maestra! ¡Es demasiado peligroso!

Rebecca desvió la mirada unos momentos con el ceño fruncido. Comprendía muy bien, demasiado bien, lo que estaba sintiendo Jeanne. Pero ese era su deber, a eso se habían sometido desde que empezaron su vida como Portadoras en sus respectivos bandos. No era su culpa que hubiese locos con ganas de destruir mundos por ahí, y nadie aparte de ellas mismas y sus compañeros podían salvar aquel lugar. Siempre tenían que estar preparadas para lo peor, para morir y dejar atrás a sus seres queridos. No serían las primeras ni las últimas.

La maestra se adelantó y posó su mano izquierda sobre el hombro de Jeanne, que se limpiaba las lágrimas de sus ojos.

Entiendo... entiendo muy bien cómo te sientes, Jeanne. Créeme, yo he perdido mucha gente importante a lo largo de mi vida en Tierra de Partida, incluso... incluso a mi maestro, Kazuki. Cuando él decidió protegernos luchando al lado de Ryota, nadie imaginó que eso supondría su final... Lo que quiero decir es que, tomemos la decisión que tomemos, nada nos garantizará que las cosas vayan bien o mal. Debemos creer en nosotros mismos y hacerlo lo mejor que podamos, por eso yo creo en Freya, que parece tener un plan para tratar con el capitán pirata —desvió la vista hacia la susodicha y esbozó una dulce sonrisa, pero eso no quitaba que se la notara incómoda con la situación en general—. Piensa que... que el propio barco será más seguro que estar en tierra las dos solas. Freya, tú puedes volar y cuentas con mi amuleto. No dudes en utilizarlo si te ves en peligro, acudiremos en tu ayuda. Estaremos preparadas para actuar de inmediato, no dejaré que ningún aprendiz más caiga si puedo evitarlo.

Luego Rebecca asintió con la cabeza, con un gesto firme y decidido. Le intentaba dar ánimos y fuerzas a Freya para que lo tomara todo con mayor optimismo. Y la maestra llevaba razón, eligiesen lo que eligiesen iban a estar en peligro pasara lo que pasara, además, la aprendiza contaba con ayuda del amuleto, podía comunicarse con ellas sin hablar siquiera, eso suponía una enorme ventaja, además de la capacidad de volar. ¿Qué podía salir mal?

Así pues, con el visto bueno de Rebecca Jeanne cogió las manos de Freya:

Ten cuidado. Si llega a pasarte algo, te juro que no descansaré hasta hacértelo pagar. Yo… Lo siento. Confío en ti. Sé que te las arreglarás, eres fuerte. Perdona a la tonta de tu amiga por preocuparse demasiado.

»Iré a buscarte. No lo dudes. Sólo prométeme que te cuidarás.

Freya marchó entonces, y Jeanne se quedó con la maestra Rebecca tras los arbustos y las palmeras. Al principio la maestra prefirió quedarse a observar, por si necesitaban actuar de inmediato, pero no fue así. Los piratas observaron a la aprendiza pelirrosa acercarse, exclamaron algunas carcajadas y le comentaron que la recordaban, por haber traicionado a Garfio en su día tras haberle dado a ella y a su maestra un voto de confianza para acabar con Peter Pan. Claro que ya esa conversación no la alcanzaron a escuchar desde la distancia.

Confía en ella, Jeanne. Muchas veces las cosas no dependen de ti, sino de los demás.

Esperó una posible respuesta de Jeanne y luego le indicó que la siguiera: iban a bordear la charca para encontrarse a los Niños Perdidos.

Freya


A Freya en cambio la ataron de manos con unos grilletes y la subieron hasta la cubierta a base de empujones y comentarios despreciables. Una vez allí la empujaron con fuerza contra el suelo.

¡Smee, mira a quién tenemos por aquí! —bramó el pirata que la llevaba, el mismo del empujón.

Los piratas observaron a Freya con una mezcla de curiosidad y arrogancia. La recordaban, sí, se acordaban de su cabello muy bien. Era la misma que había traicionado a toda la tripulación y la que había ayudado a Light y los Niños Perdidos en el último momento. La aprendiz pudo apreciar que tanto el mástil como la madera del suelo, en algunas zonas, era de un color negro carbón. Quizá por el bombardeo del Sincorazón que les atacó en aquella ocasión. Desde lo alto terminó por aparecer un hombre regordete, con poco pelo en la cabeza y gafas. Ella ya lo había visto en su última aventura por Nunca Jamás.

¿Q-quién es?

¿¡Pero Smee, no te acuerdas!? Es la Freya esa, ¡la que nos traicionó la otra vez!

¿Freya, Freya...? ¡Oh! ¡Ahora mismo avisaré al Capitán! Aunque lleva días encerrado en su camarote...

¡Ja ja ja! ¡Quién nos iba a decir que hoy podríamos cobrarnos nuestra venganza y hacerle pagar lo de nuestro barco!

Idiota, ¿por qué se va a entregar ella sola así por las buenas? Seguro que tiene más aliados cerca...

Pero entonces, ¿para qué se dejan ver?

Smee se adentró en el barco y Freya consiguió escuchar los murmullos de la tripulación, que la observaba desde todos los ángulos y direcciones. No escuchó nada sobre Villanos Finales, ni siquiera parecían estar buscando a los aprendices para vengarse. Si ella no se hubiese dejado capturar, quién sabe, igual ni siquiera les hubiesen recordado... ¿Entonces por qué todos aseguraban que Mateus Palamecia, el líder de los Villanos, estaba allí? Sus teorías no tenían mucho sentido con lo que estaba viviendo en ese barco. Quizá el detalle de que Garfio llevaba días encerrado en su camarote podía ser una pista de algo, pero no le dio tiempo a pensar nada más porque una tremenda explosión resonó en la orilla, cerca de donde había abandonado a Rebecca y Jeanne.

Una enorme nube de polvo se levantó al lado del barco. Todos los piratas, entre asombrados y asustados, se alarmaron y se asomaron por la borda. Aquel era el momento idóneo para colarse dentro del barco y buscar a Garfio... ¿Pero y sus compañeras?

Jeanne


Todo se torció en cuestión de segundos. Jeanne podía dar gracias de haberse quedado con la maestra, porque la situación tenía muy mala pinta. En ese momento estaba tirada sobre el suelo, hecha papilla y con algunos huesos rotos. La cabeza le daba vueltas y sangraba por la nariz con abundancia.

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J-jeanne... —logró escuchar a Rebecca desde algún lugar, puesto que todo estaba cubierto de humo y no veía bien.

Todo había sucedido demasiado rápido. Después de alejarse del punto en el que perdieron a Freya caminaron con cautela a través de los arbustos cubiertos de nieve, pero el ambiente se oscureció al son del sonido del acero chocando entre sí, como si ello supusiese un Juicio final para el mundo. Jeanne escuchó el sonido de una hoja cortando el aire, luego otra vez, y una última que le indicó la posición de su enemigo, muy tarde ya para escapar.

Lo siguiente fueron un montón de luces y explosiones que la mandaron volando. Menos mal que Rebecca le había lanzado una Coraza en el último segundo, aunque ella misma no pudo hacer nada para protegerse y recibió el ataque de lleno.

Para cuando logró recuperar sus facultades una barrera rodeó toda la zona, hasta la orilla. No podía escapar, y ante ella ahora se encontraba el culpable de todo eso:

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Imagen


Un hombre robusto, imponente, cubierto en una armadura plateada que brillaba bajo la luz del sol. Llevaba consigo una lanza enorme de doble filo.

J-jeanne... Retrocede...

El estado de la maestra era lamentable, al otro extremo del nuevo escenario de batalla. Tenía una brecha en la cabeza que ahora sangraba con abundancia, y un peligroso corte en el brazo izquierdo. Se encontraba tirada en el suelo, jadeando con dificultad.

Creía que lo sucedido en Londres dejó las cosas claras, pero si seguís empeñados en meteros en nuestros asuntos no me dejáis otra elección. Yo, el Juez, ajusticiaré vuestras vidas.

No esperó una respuesta, se lanzó a por Jeanne con el arma en alto. Y lo peor era el frío que hacía allí.

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¡Atención! Tanto Freya como Hana (acompañada de Balthier y Peter Pan), pueden entrar en el combate cuando quieran, a menos que la primera decida ir al interior del barco de Garfio, lo cual desbloqueará una nueva ruta, pero la perderéis como aliada. Y sí, el combate va en serio. Los Niños Perdidos de la Bahía os ayudarán en la próxima ronda.

Sobre el ataque que ha lanzado, mirad entre el minuto 9:10 y 9:20


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Nombre: El Juez Gabranth
Raza: Humano
Nivel: ¿¿??
Estadísticas: ¿¿??
Habilidades: ¿¿??
Otros datos: ¿¿??



El Campamento Indio

Light fue el primero en acercarse. Como la niña reaccionó de manera negativa el aprendiz se detuvo, luego se agachó hasta colocarse a su altura.

Eh, tranquilízate. Hemos venido para ayudar. ¿Cómo te llamas? Yo soy Light. ¿Dices que nos advertiste? Me temo que no lo sabía. ¿Por qué quieres que nos vayamos? Dinos.

Yo ya advertir a extranjera ayer —expresó de mal humor, con el ceño fruncido. Al menos aceptó dialogar—. Los adultos estar muy enfadados con vosotros, porque vosotros ser los culpables de los demonios.

Entonces Maya le indicó a Ukki que se acercara a la misteriosa niña, ante la mirada de Nono, Shinju y Mog, los cuales no intervinieron en ningún momento. La presencia de la mascota supuso un punto a favor de los aprendices muy grande. La niña miró al mono con curiosidad, casi asombrada de que estuviese y viviese con ellos. Después se acercó también a Ukki, lo cual la dejó al lado de Light. Ella extendió una mano hacia el animal, buscando tocar su pelaje, se dejara o no, miró de nuevo a los presentes con una mezcla de asombro y extrañeza.

¿En serio esto está pasando? —preguntó Shinju con hastío, casi incrédula por lo que estaba viendo. Claro que ella llevaba también a Lolo en su hombro, que picoteaba en ese momento un gusano que le había caído a la maestra en la ropa.

Vosotros tener que huir, rápido... —susurró, aunque fue audible para todos por igual—. Yo acompañaros, pero tener que escapar. Los adultos saber que vosotros venir, todo ser una trampa.

La misteriosa niña les indicó con la mano que la siguieran y se dirigió por otro sendero, que más que acercarse al poblado indio lo que hacía era bordearlo, hacia la enorme montaña que se alzaba en la isla.

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¿Una trampa, kupó? Esto no entraba en los planes.

¿Y si dice la verdad, kupó? No podemos ignorarla, kupó.

Los Moguris se miraron entre ellos, escuchando las posibles propuestas que pudiesen sugerir los aprendices también. Pero entonces Shinju tomó la iniciativa.

Yo me adelantaré, vale. Si tienen preparada una trampa podré pasar por ella sin que me vean. Si queréis hacer de niñera adelante —miró a la niña de la calavera, que les esperaba todavía desde la distancia—. Yo estoy cansada de eso.

Mmm, está bien kupó. Tu magia ilusoria siempre fue muy potente, nosotros nos podemos adelantar con ella, kupó. Nono, por favor, acompaña a Shinju.

Entendido, kupó.

Shinju soltó un resoplido y se adelantó por el camino que iban a tomar en un principio, seguida por Nono. ¿Se las apañarían bien? Mog en cambio les indicó a los dos aprendices que permanecieran allí, con la nueva invitada. Avanzaron a través de la selva con un poco de dificultad, cada vez hacía más frío y la nieve se iba acumulando en mayor cantidad. En cierto punto la niña se detuvo y les miró con seriedad.

Yo ser Nana —se presentó—. Los adultos tenderos una trampa. Los espíritus lo dijeron, que los extranjeros ser culpables de los demonios. Y los demonios buscar el Corazón. Pero yo no creer, yo querer conoceros a los extranjeros, y vosotros no parecer malas personas.

¿Espíritus, kupó?

Un extranjero aparecer hace mucho tiempo, él vestir de rojo y parecer pirata. Él regalarme calavera que llevo de sombrero —Menuda sorpresa—. Por eso yo creer que vosotros no ser malas personas y espiar a extranjeros en secreto. ¡Pero yo no ser mala! Los espíritus dar un poco de miedo a Nana...

No había respondido exactamente las posibles preguntas del grupo respecto a los mencionados espíritus, cuando algo sonó a través del aire. Un proyectil. Fueron incapaces de reaccionar a tiempo y Mog recibió el disparo en el cuello: un dardo. El Moguri se tambaleó unos instantes, murmurando algo, y luego cayó al suelo.

¡Al suelo, al suelo! —les susurró Nana a Light y Maya, nerviosa, luego les indicó que la siguieran hasta unos matorrales, con o sin el cuerpo de Mog—. Si los adultos saber que yo estar con vosotros... Los espíritus venir de un hombre azul, que dar mucho miedo a Nana. Ellos decir que vosotros ser malos.

Light y Maya recibieron entonces un mensaje telepático de la maestra Rebecca gracias al amuleto. Les estaba dando noticias y objetivos, la situación pintaba muy mal en toda la isla en general. Si Seymour les había tendido una trampa desde el principio parecía lo más probable...

Escucharon el sonido de una rama partiéndose cerca de su posición, y luego unos arbustos agitándose más allá por otra dirección. Les tenían rodeados... ¿Y los Niños Perdidos, por cierto? Ni rastro de ellos, a menos que fuesen los responsables de esos sonidos, y no un indio o un Sincorazón. Estaban contra la espada y la pared.

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Lugares:
- El Campamento.
- La Base de los Niños Perdidos.
- La Bahía y el Barco de Garfio. [Rebecca, Jeanne, Freya y ¿Fran?]
- Las Montañas.
- La Jungla.
- La Costa. [Hana, Balthier y Peter Pan]
- La Guarida de los Piratas. [Neru]
- El Campamento Indio. [Light, Maya, Shinju, Mog y Nana]
- La Laguna de las Sirenas.
- La Isla de la Calavera.


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Light Hikari:
VIT: 64/66
PH: 55/58

Gaomon:
VIT: 36/36
PH: 20/20

Freya:
VIT: 30/30
PH: 28/28

Jeanne Mars:
VIT: 8/28
PH: 26/26

Maya Zawrid:
VIT: 36/36
PH: 28/40

Ukki:
VIT: 6/6
PH: 2/2

Neru:
VIT: 27/46
PH: 0/28

Hana Shimizu:
VIT: 56/56
PH: 38/38


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Fecha límite: Viernes 4 de Marzo


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Tsuna
57. Ferrocustodio I
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Re: [País de Nunca Jamás] Hasta nunca jamás

Notapor Light » Vie Mar 04, 2016 12:21 am

Yo ya advertir a extranjera ayer —reiteró, enfadada—. Los adultos estar muy enfadados con vosotros, porque vosotros ser los culpables de los demonios.

¿Qué? Eso es mentira, no somos culpables —contestó de inmediato, negando con la cabeza. ¿Cómo había llegado a aquella absurda conclusión?

Entonces, el mono de Maya se aproximó a la niña y no pasó desapercibido para ella. Dejó de mantener las distancias y se atrevió a acercarse al animal para acariciar su pelaje. Light sonrió ante su expresión: parecía sorprendida y extrañada.

¿En serio esto está pasando?

¿Tienes que quejarte por todo? —preguntó de sopetón. Solo había escuchado quejas por parte de la Maestra novata y su actitud le parecía de lo más irritante.

Vosotros tener que huir, rápido... —dijo en un susurro—. Yo acompañaros, pero tener que escapar. Los adultos saber que vosotros venir, todo ser una trampa.

¿Los adultos? ¿Se refería a los indios? ¿Y cómo demonios lo sabían?

La pequeña les hizo un gesto para que la siguieran por un sendero que bordeaba el campamento indio.

¿Una trampa, kupó? Esto no entraba en los planes.

¿Y si dice la verdad, kupó? No podemos ignorarla, kupó.

O nos arriesgamos o nos damos media vuelta. Comprendo que es peligroso ir al campamento, pero hay que investigar el lugar y, a ser posible, desmentir algunas acusaciones. —Porque ellos no eran los responsables de los demonios. Ojalá esos adultos (los indios podía intuir) les hicieran el favor de escucharles. No sacarían ninguna información de ellos si se volvían sus enemigos—. No nos conviene ganarnos enemigos innecesarios.

Shinju, la Maestra irritable —e irritante— y quejica de Bastión Hueco, fue quien tomó la iniciativa.

Yo me adelantaré, vale. Si tienen preparada una trampa podré pasar por ella sin que me vean. Si queréis hacer de niñera adelante. Yo estoy cansada de eso.

Mmm, está bien kupó. Tu magia ilusoria siempre fue muy potente, nosotros nos podemos adelantar con ella, kupó. Nono, por favor, acompaña a Shinju.

Entendido, kupó.

Y de esta manera el grupo se subdividió: Nono y Shinju se adelantaron, tomando el camino principal que llevaba directamente al campamento. Los restantes, entre ellos Mog, se quedaron con la niña que acababan de conocer.

Acompañados por ésta, empezaron a avanzar por la jungla nevada. Light se abrazaba a sí mismo y apretaba los dientes por culpa del maldito frío, no estaba nada acostumbrado a las bajas temperaturas. Lo que daría por tomar un chocolate muy caliente en aquel momento.

Yo ser Nana —dijo su nombre, al fin—. Los adultos tenderos una trampa. Los espíritus lo dijeron, que los extranjeros ser culpables de los demonios. Y los demonios buscar el Corazón. —Esos demonios definitivamente eran los Sincorazón—. Pero yo no creer, yo querer conoceros a los extranjeros, y vosotros no parecer malas personas.

¿Espíritus?

¿Espíritus, kupó?

Un extranjero aparecer hace mucho tiempo, él vestir de rojo y parecer pirata. —Le vino la imagen de Ronin a la cabeza de inmediato. Si para ella era un extranjero no sería de extrañar que se tratara de su mentor—. Él regalarme calavera que llevo de sombrero. Por eso yo creer que vosotros no ser malas personas y espiar a extranjeros en secreto. ¡Pero yo no ser mala! Los espíritus dar un poco de miedo a Nana...

Nosotros hemos venido para acabar con los demonios, esta es la verdad —afirmó con rotundidad—. ¿Dijeron algo más esos espíritus? ¿Cuándo lo dijeron?

Antes de que pudiera contestar a todas sus preguntas fueron atacados. Light, quien se puso automáticamente en guardia al percibir el sonido, abrió los ojos como platos y presenció con horror cómo Mog se tambaleaba y caía. Alguien, no sabía quién, le había disparado un dardo.

«¡Mog!», le cogió a toda prisa y empezó a cargar con él desde aquel momento. Dirigió la mirada hacia varias direcciones, buscando al responsable del ataque. No daba crédito. ¿Quién acababa de…?

No, ahora no había tiempo para buscar culpables, debían refugiarse y tratar al moguri. Rogó que aquel disparo no hubiera resultado mortal.

¡Al suelo, al suelo! —Obedeció a la cría y se arrojó al suelo. La siguió hasta unos matorrales que no dudaría en emplear para refugiarse (tras estos)—. Si los adultos saber que yo estar con vosotros... Los espíritus venir de un hombre azul, que dar mucho miedo a Nana. Ellos decir que vosotros ser malos.

Una vez resguardado tras las plantas, colocó al moguri en el suelo para que Maya lo tratara.

Seymour… —susurró su nombre. ¿Se refería Nana a aquel Villano Final?

Estaba casi seguro de que el muy maldito les había tendido una trampa. Había intuido que investigarían el campamento indio y por esa razón había puesto a sus habitantes en su contra.

Shinju, Nono… esperaba que estuvieran bien.

Las preocupaciones no hicieron más que aumentar cuando recibió el mensaje telepático de la Maestra. Lo asimiló lo mejor que pudo y tragó saliva. Light no había experimentado tanta tensión desde los acontecimientos del Castillo del Olvido. La situación era de lo más desfavorable, un aprendiz ya había caído y el resto de vidas corrían peligro.

Miró a Mog, mordiéndose el labio y con el pulso acelerado. No iban a llegar muy lejos si cargaban con él, especialmente teniendo en cuenta que aquello era territorio enemigo. Los arbustos, las ramas… los sonidos parecían indicar que estaban rodeados.

«¡Mierda!», tenía que pensar y reaccionar ya.

No podemos dejarle así, y mucho menos internarnos con él. Creo que deberíamos llevarle a nuestro campamento, pero Shinju y Nono… hay que avisarlos —musitaba muy deprisa, alerta.

Maya sugirió que se separaran y Light aceptó sin pensarlo. Se quedaría mucho más tranquilo si ambos se alejaban de allí, además Rebecca parecía necesitar más ayuda y la brujita podría prestársela. El aprendiz se veía capaz de internarse en el campamento indio por sí solo, ya que disponía de habilidades para pasar desapercibido.

Gaomon, ve con ellos —susurró muy rápido. Su mascota se materializó sin más dilación en su forma adulta—. Subíos. Es rápido, os ayudará. Agárrate fuerte a las garras dorsales —recomendó a Maya, sin alzar demasiado la voz, y les ayudó a colocar al moguri en el lomo de su amigo.

«Tened cuidado».

El eidolon les ayudaría a escapar del territorio indio gracias a su veloz Carrera animal y les llevaría al campamento de los Portadores. Después, tras cumplir su cometido, se desmaterializaría y volvería a Light.

Se situó al lado de Nana, agachado.

Nana —empezó a susurrarla, lo suficientemente alto para que le oyera—. No puedo escapar, lo siento, quiero ir al campamento. A vuestro hogar, al de los adultos. Mis compañeros van hacia allí y tengo que avisarles, el hombre azul es muy peligroso y deben saber de él. También me gustaría decirles a esos adultos que ese hombre azul les ha mentido.

Seguía con la intención de investigar el lugar y no iba a acobardarse por aquella emboscada. No podía olvidar su misión. Le acompañara Nana o no, bordearía el campamento y accedería a éste por otro camino distinto al principal.

No tenía intención de entablar combate con ningún conocido de Nana, pero trataría de evadirlos y permanecer alerta. Activaría el Nexo-D (el de Xefil) y se ocultaría con un Tenue para pasar desapercibido por la jungla. Despegaría los pies del suelo gracias a los polvos de Campanilla: si por culpa de la nieve dejaba huellas no iba a permitir que esto revelara su localización. Tampoco pensaba caer en otra trampa.

Se mantendría muy cerca de Nana si optaba por acompañarle y golpearía sin piedad a las criaturas (en especial Sincorazón) que intentaran hacer daño a él o a la pequeña. Se interpondría ante cualquier ataque dirigido a la niña y trataría de bloquearlo con su llave. No se entretendría demasiado en los combates: si no les cortaban el paso cogería a la cría de la mano y saldría corriendo. Les dejaría atrás.

Antes de desaparecer le avisaría a la niña, asegurando que permanecería cerca de ella aunque no le viera.

No te asustes, estoy aquí. Si no me ven contigo no pasa nada, ¿verdad? —dijo en cuanto se volvió invisible. Le daría a la niña unas palmaditas en la espalda para confirmarle que estaba ahí—. Vamos.

No le hacía gracia emplear su magia delante de desconocidos, pero era la única manera.

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Gaomon ayuda para que Maya y Mog escapen y les lleva al campamento de Caballeros mediante la siguiente habilidad:

▪ Carrera animal (HC) [Nivel 4] [Requiere Forma Cabalgadura; Velocidad: 10; Resistencia: 10] Utilizando todo el potencial de su fuerte constitución cuadrúpeda, el animal puede desplazarse a una velocidad superior. Habilidad idónea para sortear campos de batalla con enemigos y recorrer rápidamente largas distancias sin cansarse. Recomendable a su vez para huidas. Debido al cansancio extremo, una vez usada no podrá volver a usarse hasta pasados tres turnos.

Luego se desmaterializa y vuelve a Light.

Light activa el nexo-D (-5PH, elige: Tenue, Magnetokinesis y Giro Magnético) y usa Tenue para infiltrarse en el campamento sin ser visto.

▪ Tenue (HM) [Nivel 7] [Requiere Poder Mágico: 13]. Vuelve invisible al objetivo temporalmente.
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Re: Hasta nunca jamás - Ronda #9

Notapor Crystal » Vie Mar 04, 2016 11:13 pm

No. No vas a correr ese riesgo. No puedes, Freya. No puedo perderte a ti también. Neru se… se ha ido… y si te pasara algo, yo… —Freya miró a Jeanne, notando como se humedecían sus ojos mientras la muchacha le hablaba—. ¡Dígale que no puede hacerlo, Maestra! ¡Es demasiado peligroso!

Inmediatamente su mirada se posó en la Maestra, intentando establecer contacto visual con ella. Necesitaba que comprendiese el por qué de su decisión y le diese su apoyo, por mucho que a Jeanne todo aquello le asustara. Hasta a ella misma le daba miedo, pero comprendía que valía la pena jugársela por aquellos a los que tenía aprecio. No quería perder a nadie más.

Entiendo... entiendo muy bien cómo te sientes, Jeanne. Créeme, yo he perdido mucha gente importante a lo largo de mi vida en Tierra de Partida, incluso... incluso a mi maestro, Kazuki. Cuando él decidió protegernos luchando al lado de Ryota, nadie imaginó que eso supondría su final... Lo que quiero decir es que, tomemos la decisión que tomemos, nada nos garantizará que las cosas vayan bien o mal. Debemos creer en nosotros mismos y hacerlo lo mejor que podamos, por eso yo creo en Freya, que parece tener un plan para tratar con el capitán pirata —La Maestra y ella cruzaron miradas finalmente, y la primera esbozó una ligera sonrisa que hizo sentir más aliviada a la pelirrosa. Saber que Rebecca confiaba en ella le daba ánimos para llevar a cabo aquella locura—. Piensa que... que el propio barco será más seguro que estar en tierra las dos solas. Freya, tú puedes volar y cuentas con mi amuleto. No dudes en utilizarlo si te ves en peligro, acudiremos en tu ayuda. Estaremos preparadas para actuar de inmediato, no dejaré que ningún aprendiz más caiga si puedo evitarlo.

No lo dude, Maestra; si ocurriese algo no tardaría en informarla. Iré con cuidado —Asintió ligeramente con la cabeza—. No os defraudaré.

Con el visto bueno por parte de Rebecca, Jeanne se acercó para sujetar las manos de Freya. Ella las estrechó con fuerza, siendo consciente de que podía ser la última vez que lo hiciera.

Ten cuidado. Si llega a pasarte algo, te juro que no descansaré hasta hacértelo pagar. Yo… Lo siento. Confío en ti. Sé que te las arreglarás, eres fuerte. Perdona a la tonta de tu amiga por preocuparse demasiado.

Sé que confías en mí, al igual que yo confío en ti. Estarás bien con la Maestra, y no te pasará nada, porque tú también sabes cuidarte. Ten mucho cuidado, por favor —Le suplicó—. Y en el hipotético caso de que...

»Iré a buscarte. No lo dudes. Sólo prométeme que te cuidarás.

Claro que lo haré —Esbozó una ligera sonrisa y pellizcó una de las mejillas de su amiga, intentando animarla—. Esto no es una despedida definitiva, lo prometo.

Tras despedirse por última vez, Freya se encaminó hacia los piratas, con una sensación de amargura. Claro que tenía miedo, pero no iba a echarse atrás ahora. Le preocupaba más la seguridad de Jeanne y los demás que el hecho de tener que volver a ver al Capitán. Pero... ¿Realmente estaba preparada para que le pasase algo? No, nunca se está preparado para esas situaciones.

En cuanto notó la mirada de los piratas posada en ella, un escalofrío recorrió su cuerpo. Sin embargo, hizo de tripas corazón y se acercó a ellos con paso firme, sin mostrar debilidad alguna. Fue atada de manos con unos grilletes y la subieron a la cubierta del barco con varios empujones y comentarios desagradables. Ella se limitó a reprimir las ganas de contestar a más de uno de ellos.

Allí arriba, la empujaron con fuerza contra el suelo, haciendo que cayese de bruces. Ahogó un grito de dolor, y se reincorporó lo más rápido que pudo. Notó como tenía las rodillas echas polvo, y aquello solo acababa de comenzar. Menuda panda de desalmados eran los piratas.

¡Smee, mira a quién tenemos por aquí! —exclamó el pirata que la había empujado.

Freya no tenía demasiada buena reputación en aquel barco, y ella era consciente. Traicionó a la tripulación por ayudar a Light y a los Niños Perdidos, puesto que no compartía los ideales de aquellos piratas. Y no se arrepentía, de hecho, lo hubiese hecho millones de veces más. Garfio y su tripulación eran despreciables, eran todo aquello contra lo que quería luchar. E iba a hacerlo de nuevo, en cuanto tuviese oportunidad. Ya no era tan novata como cuando visitó aquel mundo por primera vez; no cometería los mismos errores.

No fue hasta que se acercó el hombre regordete que, mirando al suelo, pudo observar como algunas zonas estaban carbonizadas. Se mordió el labio inferior, dubitativa. ¿Aquello había sido por aquella batalla con el Sincorazón, o había pasado algo más en aquel barco?

¿Q-quién es?

¿¡Pero Smee, no te acuerdas!? Es la Freya esa, ¡la que nos traicionó la otra vez!

¿C-Cómo que la Freya esa? Un poco de educación, por favor.

¿Freya, Freya...? ¡Oh! ¡Ahora mismo avisaré al Capitán! Aunque lleva días encerrado en su camarote...

¡Ja ja ja! ¡Quién nos iba a decir que hoy podríamos cobrarnos nuestra venganza y hacerle pagar lo de nuestro barco!

«Pues sí, esto fue por el Sincorazón».

Idiota, ¿por qué se va a entregar ella sola así por las buenas? Seguro que tiene más aliados cerca...

Pero entonces, ¿para qué se dejan ver?

He venido sola, no os preocupéis.

Smee se adentró en el barco y Freya se quedó allí, rodeada por todos aquellos piratas que la observaban detenidamente. Aquella sensación de estar siendo analizada constantemente no le gustaba nada. ¿Qué debía hacer ahora? No había escuchado aún nada de esos Villanos Finales de los que todos hablaban. Y si no encontraba algo de información, su entrega habría sido innecesaria, y podría haberse quedado con Rebecca y Jeanne sin tener que estar jugándose la piel de nuevo.

No pudo pensar nada más porque una enorme explosión resonó en la orilla, cerca del lugar dónde había dejado a Rebbeca y Jeanne. Una nube de polvo se levantó cerca del barco, y todos los piratas se asomaron a ver de qué trataba aquel espectáculo. Freya sabía que si quería escapar de allí para empezar su propia investigación, era el momento idóneo. ¿Pero qué habría pasado con su amiga y la Maestra? ¿Estarían bien?

Decidió entonces que ambas se tenían la una a la otra, y que la Maestra no dejaría que le pasase nada a Jeanne. Su misión allí era la de obtener información, y si volvía atrás probablemente no encontrara una nueva oportunidad como aquella. Así que se levantó con el máximo sigilo que pudo, y se adentró en el barco a buscar a Garfio.

«Jeanne, por favor, ten cuidado. Y protege a los demás».
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La Fuerza del Corazón

Notapor Darkness Seeker » Sab Mar 05, 2016 3:35 am

¡Por fin! Nada más abrir aquella condenada puerta crucé al otro lado sin pensármelo, incluso cuando la Gigasombra trató de sorprenderme emergiendo de entre la nada y propinándome un zarpazo que de no ser por la Coraza quizás podría haberme dejado sin brazo. Inmediatamente localicé un panel de control similar al anterior y lo activé sin pensarlo, provocando que la puerta se cerrara y dejara atrapados a los sincorazón.

Me dejé caer en el suelo, exhausto. Oía los zarpazos y golpes al otro lado de la puerta. Los rugidos de la bestia se debilitaban a cada golpe. Poco a poco todo comenzó a calmarse. Los rugidos y zarpazos desaparecieron.

Paz. Por fin.

Apoyé la cabeza contra el portón. Me dolía absolutamente todo. Iba a necesitar unos minutos para recuperarme. El escozor y dolor creciente en el brazo me hizo acordarme del ataque del monstruo... Mi brazo sangraba a mares, y apenas era capaz de moverlo sin que tuviera que morderme los labios tratando de aguantar el dolor. Viendo el camino que me esperaba, me quité la chaqueta y até una parte del mismo alrededor de la herida, esperando que al menos me evitara perder algo de sangre.

A paso lento, comencé a avanzar por la cueva esperando que nada más me ocurriera hoy: Me habían noqueado y atado, secuestrado, un sincorazón gigante había estado a punto de matarme dos veces, un... condenado puzzle que por poco provoca que me maten... Efectivamente éste no era mi día.

Avanzando, me percaté como más y más piratas hacían aparición. Aunque para ser específicos, eran sus cadáveres. No quedaba ni uno sólo con vida. Por el camino, acabé encontrándome con las habitaciones y la estructura principal de la guarida pirata. Estaba hecha un desastre, con toda clase de daños por todas partes: Quemaduras, sangre y algunas zonas erosionadas contra las paredes... Estaba claro que lo que mato a estos hombres los destrozó por completo, sin posibilidad de resistir.

En una de estas habitaciones, habían toda clase de diarios e informes. Casi todos estaban en un estado lamentable, pero por suerte pude recuperar uno casi intacto. En él, su autor hablaba sobre un día en el que conocieron a "los niños de las Llaves raras", seguramente se trataban de Jeanne y los compañeros de la famosa misión por el Tesoro Pirata, y montón de problemas habían acontecido, hasta el punto de que su "Capitán" se había deprimido en exceso, y también de vez en cuando se mencionaba a un tal "Peter Pan" e incluso algo sobre una cocina.

Casi todo lo que decía no eran más que opiniones de la tripulación sin ninguna importancia, pero de pronto encontré algo interesante: Al parecer, un "hada como nunca antes había visto", se había aparecido ante el capitán de los piratas y éste había pasado olímpicamente de sus tripulantes desde entonces. Incluso comentaba el cómo los "demonios", que debían de ser los sincorazón, habían aparecido a poco de la entrada del "hada". Finalmente, contaba como habían atrapado a un extraño de pelo azul y lo habían encerrado abajo.

Seymour. Él había matado a todos los piratas. Eso explicaba los extraños rastros mágicos del fuego, las explosiones e incluso las esferas que se mantenían orbitando alrededor de los cadáveres. Con todo esto quedaba confirmado que Seymour, el Capitán Pirata y "La Hada" estaban todos conectados con la aparición del sincorazón. Otra cosa era averiguar el cómo. Decidí guardarme el libro, pues quizás pudiera sernos útil más adelante.



Finalmente, acabé encontrando la salida. Definitivamente, ya no estaba en Londres, pues una Isla gigantesca se abría a mi paso. Sin embargo, a diferencia de lo que uno se esperaría de una isla tan aparentemente veraniega y calurosa, el frío se calaba en mis huesos, y se notaba en el ambiente, pues tan sólo había que mirar la selva, que se encontraba incluso nevada. Decidido a no morir de frío, logré acurrucarme entre algunas de las rocas para desatar mi chaqueta y ponérmela encima, como si se tratara de una manta. Con tal de ir recuperando fuerzas, registré mi bolsa en busca de algo que pudiera servirme, encontrando un Éter y un Bombón de chocolate que me llevé a la boca pacientemente.

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En la ficha de Neru:

* Éter x6 (Restaura 20 PHs)

* Bombón de chocolate (restaura 15 puntos de vida y 5 PH) x6


Allí, mirando al frente con desgana, esperé a que los objetos fueran haciendo efecto. Por curiosidad, comencé a revisar el brazo, mi pecho e incluso mis piernas. Todas estaban llenas de heridas y cicatrices. Ni una sola parte de mi cuerpo parecía estar libre de alguna magulladora, golpe, quemadura, trastazo... Ni una sola. Pero no de esta misión, sino de todas. Desde que me alisté como miembro de la Llave Espada lo único que he hecho ha sido recibir palizas... Y lamentablemente ni siquiera por algo útil.

Mi primera misión en Agrabah, en la que casi acabo siendo asesinado por el dúo de Saeko y Saito, para poco después ser completamente arrollado una y otra vez por un Bégimo gigantesco. Mi misión en Espacio Profundo, en la que estuve a poco de morir en varias ocasiones y ni siquiera logramos encontrar al experimento 626. El ataque a Villa Crepúsculo, en que apenas pude hacer nada frente a las ilusiones y poderes de Kuja, y ni siquiera logramos proteger bien el mundo, como desgraciadamente hace poco descubrimos. Mi aventura en el Bosque de los Enanitos, que acabó conmigo casi muerto e incluso con mi mano derecha siendo atravesada limpiamente por una flecha. Nuestra investigación en el Castillo de Bestia, que acabó siendo un fracaso y conmigo siendo perseguido por el Loro de Shinju. Nuestra operación de rescate en el "Espacio Paranoico", en el que Akio ni siquiera llegó a reconocerme y acabé luchando contra una criatura de tres cabezas, del que fui salvado gracias a la intervención de Saxor y Hime.

Mis misiones habían sido todas un fracaso. Muchos de mis amigos habían muerto o desaparecido sin que yo pudiera hacer nada por arreglarlo. Bavol... Myxa... Hikaru... Mi propia familia, junto a todo mi mundo natal. Incluso mi segundo hogar durante apenas unas horas... Todo. Todo cuánto me rodeaba era fracaso.

Con la cabeza gacha sobre la chaqueta, levanté el brazo e invoqué mi Llave Espada, comprobando si las fuerzas me comenzaban a volver o no.

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"Sello del Destino". Según había estudiado, la estructura de la Llave Espada en sí pertenece a un tipo de Llaves Espadas muy antiguas, pero que apenas se habían estudiado debido a su carácter "sagrado" en la Orden. Su Filo es conocido comúnmente como Filo Final V. Se cuenta que representaba la fuerza, y el carácter de aquellos que lo portaban. ¿Pero qué clase de carácter tenía yo? ¿Qué clase de fuerza tenía yo, si no era capaz de proteger a aquellos que me importaban?...

¿Qué clase de Caballero de la Orden soy yo?

Quizás... éste no fuera mi destino.

Quizás jamás debí de unirme a la Orden de la Llave espada.

[+ + +]


Pasaron unos escasos minutos en completo silencio. Sin embargo, el sonido de unas pisadas despertó mi mente, y me hizo aferrarme a las rocas con fuerza, haciendo lo posible para que no me vieran

Gabranth, tal y como te he dicho los Caballeros de la Luz se dividirán en dos grupos en breve, uno irá a la Bahía y otro al Campamento Indio

Me giré un instante para ver al menos una milésima parte de la escena, y nada más ver las coletas azuladas de uno de ellos me revolví al instante: Seymour. Y junto a él el otro Villano Final, "Gabranth".

. Los Niños Perdidos y los Piratas del Aire colaboran ahora con ellos, como comprenderás, debemos mermar sus fuerzas. No dejan de ser un número considerable de enemigos.

Seymour, no has cumplido tu parte del trato. He traído a ese aprendiz para evitar que la niña sufriese algún daño, en cambio tú...

Gabranth, Gabranth, la necesitamos. Si ese Caballero era lo suficiente poderoso seguirá con vida. Sino... dependerá de él salvar a sus antiguos compañeros y evitar que nadie más sufra.

¿La... Necesitan? Entonces Wendy estaba enredada en todo esto desde el principio... ¿Pero porqué iban a necesitar a una chica de otro mundo para poder destruir éste? No parecían estar dispuestos a contarlo. Eso quería decir que me tocaría averiguar la verdad por mí mismo.

Si no fuese porque él quiere ese antiguo Tesoro con tanta insistencia no estaría aquí colaborando con una serpiente. Yo tengo mi propia forma de hacer las cosas, y a partir de ahora se harán a mi manera, Seymour, te guste o no. ¿Has dicho la Bahía? Será el Juez a quien tengan que enfrentar.

Recuerda que debemos dejar que sean ellos los que abran la puerta. De lo contrario, todo podría fallar.

¿"Dejar que sean ellos los que abran la puerta"? ¿De qué está hablando?

Sin vacilación, el hombre de armadura plateada hizo aparecer un portal de Oscuridad y lo atravesó al instante. Seymour, por otra parte, burló por lo bajo antes de desaparecer:

Supongo que eso me deja al otro grupo. Al fin, liberar sus Corazones será una tarea cuanto menos satisfactoria.



Dos emboscadas. Toda la misión estaba en peligro. Inmediatamente saqué mi aparato de comunicación, pero no parecía servir para nada. Frustrado, cerré los ojos tratando de pensar.

¿Qué podía hacer?

Tenía que avisarles, pero no llegaría a tiempo a ninguno de los dos lugares si los Villanos eran capaces de teletransportarse. Todo cuanto había hecho en esta misión era fracasar, sufrir... Fracsar.

¿Porque valía la pena esforzarse?

El peso de la duda y la presión llegó incluso a marearme, provocando que me tuviera que apoyar en el suelo. No quería que volviera a ocurrir: Todos muertos. Como los piratas de la cueva. Con sus cuerpos calcinados, sus caras horrorizadas y sus almas rondando alrededor de los que fueron sus cuerpos, todo ello mientras los Villanos destruían este mundo, y los corazones de sus habitantes con él. No podía permitirlo...

No... mientras pudiera moverme. No mientras pudiera seguir recibiendo sus golpes. No mientras tuviera la más mínima posibilidad de ayudarles.

No mientras fuera Portador de la Llave Espada.

Con mis fuerzas renovadas, comprobé el mapa y me hice una señal en el suelo, garantizándome de que no perdería la dirección. Sin esperar mucho más, alcé mi Llave Espada a los cielos y atraje mi Glider. Su uso estaba prohibido dentro de los Mundos, pero por una vez no podía hacer caso a las normas. No si quería tener la mínima oportunidad de seguir ayudando.

El Villano Finalk Gabranth había ido a la bahía, precisamente el punto más alejado que tenía. Si lograba llegar a él, quizás podría averiguar más sobre los planes de los Villanos con Wendy, sobre el porqué desean destruir este mundo, sobre todo el cómo detener toda esta. Pero sobre todo, para hacer lo posible porque ninguno de mis compañeros se llevaran las heridas que a mí me correspondían.

El plan era simple: Acercarme a toda velocidad a la bahía, y una vez allí, aterrizar en alguna zona lo más tranquila e inahbitada posible, para evitar que los curiosos o los Villanos Finales vieran el Glider. Una vez llegara a la Bahía, haría lo posible por buscar y encontrar a Gabranth o a mis compañeros. En caso de encontrar a Gabranth, o de que mis amigos estuvieran en peligro haría lo posible para detenerle, usando las Cadenas de Agarre para sorprenderle y atraerle rápidamente, esperando con mi Llave Espada para luchar contra él, con una Coraza recién preparada.
LET YOUR HEART SURRENDER BY THE DARKNESS¡

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Re: [País de Nunca Jamás] Hasta nunca jamás

Notapor Zodiark » Sab Mar 05, 2016 8:22 pm

Sonreí al ver que mi plan iba bien. La atención de la niñita había parecio centrarse en Ukki, al que miraba con curiosidad y acariciaba. Parecía que iban a llevarse bien, ya que se notaba que Ukki comenzaba a confiar más en ella.

Vosotros tener que huir, rápido... Yo acompañaros, pero tener que escapar. Los adultos saber que vosotros venir, todo ser una trampa.

¿Qué habrá pasado para que estén enfadados? ¿Creéis que los Villanos han estado haciendo de las suyas por aquí y creen que nosotros también estamos con ellos?

Miré a la chiquilla, esperando una respuesta por parte de la niña. Cualquier cosa que supiera podía ayudarnos a entender qué estaba sucediendo.

¿Una trampa, kupó? Esto no entraba en los planes.

¿Y si dice la verdad, kupó? No podemos ignorarla, kupó.

O nos arriesgamos o nos damos media vuelta. Comprendo que es peligroso ir al campamento, pero hay que investigar el lugar y, a ser posible, desmentir algunas acusaciones. No nos conviene ganarnos enemigos innecesarios.

Light tiene razón. ¿Y si la cerradura está en el campamento? No podemos simplemente dar media vuelta después de haber llegado aquí...

Con el consenso de Shinju y Mog, se decidió que la Maestra y Nono se adelantasen al campamento, y Light, Ukki, la niña y yo nos quedaríamos con Mog.

Avanzamos por la jungla nevada, donde hacía bastante frío, pero con Ukki en brazos nos dábamos algo de calor mutuamente y no pasábamos tanto frío. Por el camino, la niña reveló su nombre, Nana, y comentó algo de unos espíritus y unos demonios (posiblemente los Sincorazón), y también comentó que un hombre de rojo con aspecto de pirata había estado hacía poco allí. Crucé miradas con Light, preguntándome si se refería a quien creía que se refería.

Pero no tuvimos tiempo de discutir sobre el tema, porque Mog fue atacado. Me tiré al suelo rápidamente, llevándome a Ukki conmigo, y me acerqué, todavía agachada, a Nana para protegerla. Juntos, nos dirigimos a unos matorrales cercanos para escondernos.

¿Qué ocurre? —pregunté susurrando, mirando asustada a Mog, sin saber qué le sucedía, aunque no parecía gravemente herido—. ¿Es la trampa de la que hablabas, Nana? ¿Esos "adultos" son los que nos han atacando?

Me acerqué al moguri para tratarle, y le quité con delicadeza el dardo para tratar su herida. Observé el dardo para ver si tenía algo en especial, y acto seguido coloqué mi mano sobre el lugar del impacto y apliqué un hechizo Cura.

Si los adultos saber que yo estar con vosotros... Los espíritus venir de un hombre azul, que dar mucho miedo a Nana. Ellos decir que vosotros ser malos.

Apreté los puños, furiosa. Nos la había jugado, otra vez.

Seymour… —susurró Light, quitándome de la boca.

Definitivamente, ha tenido que ser él. Tenía el cabello largo y unas marcas extrañas en la cara, ¿verdad?

»Nos la ha jugado, Light, ha puesto a los indios en nuestra contra. Hay que hacer algo.

Entonces llegó el terrible mensaje telepático de la Maestra Rebecca. Fue como un jarro de agua fría, y durante unos segundos no pude hablar, tenía que asimilar todo. Estábamos separados, indefensos y con todo en nuestra contra, y para colmo Fran estaba desaparecida y Rebecca medio muerta. ¿Saldríamos de aquella, o sería el fin...?

Crucé la mirada con Light, y pronto entendí que él también había recibido el mensaje. Le miré decidida, teníamos que movilizarnos cuanto antes, pero después vi cómo miraba a Mog, preocupado.

No podemos dejarle así, y mucho menos internarnos con él. Creo que deberíamos llevarle a nuestro campamento, pero Shinju y Nono… hay que avisarlos

Asentí con la cabeza, y miré a Nana. Ella tenía la clave para ganarnos la confianza de los indios, era nuestro punto de unión con ellos. Alguien tenía que llevarla con Shinju y Nono, avisarles de lo que estaba sucediendo y conseguir la ayuda de los indios, pues sería algo crucial para enfrentarnos a los Villanos.

Yo le llevaré a nuestro campamento. Tú sabes utilizar una habilidad para volverte invisible, ¿verdad? Llévate a Nana y cuélate en el campamento indio para buscar a Shinju y Nono, y gánate a los indios para que nos ayuden.

Light invocó a Gaomon, que rápidamente adoptó su forma cuadrúpeda.

Subíos. Es rápido, os ayudará. Agárrate fuerte a las garras dorsales

Hice una señal a Ukki para que se agarrase bien a mi hombro, y después de que Light subiese a Mog encima de Gaomon, me monté en él.

Light... —me quedé pensativa unos segundos, entristecida, pensando en la Maestra—. Después de lo de Neru, no puedo permitir que nadie más corra su mismo destino, y mucho menos la Maestra Rebecca... Es mi deber protegeros a todos con mi magia curativa, le prometí al Guía que lo haría, que sería más fuerte y protegería a los demás sin huir. No pude hacerlo con Kazuki, ni con Neru... No puedo permitir que nadie más muera, así que tras dejar a Mog en el campamento voy a ir a ayudarles. No sé lo que me espera allí, pero supongo que con estos amuletos que nos ha dado Rebecca podremos comunicarnos entre nosotros, ¿no? Así que nos mantendremos en contacto.

»Vamos —dije a Gaomon al oído, indicando que estaba lista para regresar al campamento.

Una vez allí, me despediría de Gaomon y le desearía suerte, dejaría a Mog en un sitio seguro y escondido, a la sombra, y esperaría unos cinco o diez minutos a que se recuperase. Recuperado o no, lo dejaría descansando, rezando por que estuviera bien él solo, y con Ukki bien agarrado a mi hombro, alzaría el vuelo, con el mapa en la mano, y volaría lo más rápido posible para ir a socorrer a Rebecca y los demás.

La bahía era mi objetivo.
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Re: [País de Nunca Jamás] Hasta nunca jamás

Notapor 15nuxalxv » Dom Mar 06, 2016 2:38 am

Escuché las palabras de la Maestra en silencio, asintiendo levemente. Aunque me doliera, lo comprendía. No podía ser egoísta en momentos como aquellos, no podía evitar que Freya cumpliese su misión. Y si Rebecca confiaba en sus habilidades, yo no iba a ser menos. Escuché las palabras de mi amiga asintiendo, e incluso fui capaz de sonreírle cuando se marchó.

Por último, la Maestra se me acercó, tratando de infundirme ánimos. Yo simplemente asentí, y emprendí la marcha.

***


Apenas tuve tiempo para reaccionar. La luz se apagó y comenzó a hacer un frío terrible, y lo único que pude distinguir fue un ruido metálico antes de la explosión de luz que me lanzó hacia atrás. No pude protegerme, sólo gritar. No entendía nada, mi mente no era capaz de reaccionar. Al menos, la Maestra si pudo, salvándome la vida en el último instante. Juraría que dijo mi nombre, aunque estaba tan aturdida y malherida que apenas era consciente de lo que sucedía a mi alrededor. Traté de moverme, pero lo único que conseguí fueron fuertes punzadas por todo el cuerpo. Tenía varios huesos rotos.

Cerré los ojos con fuerza, tratando de que se me pasase el mareo. La cabeza me daba vueltas, y sentía la bilis subiéndome hacia la garganta. Pero no tenía fuerzas ni para vomitar.

Cuando abrí los ojos, me encontré con una imagen que sin duda no olvidaría con facilidad: una armadura reluciente, que parecía estar sacada de la más fantástica novela de caballerías. Pero algo me decía que aquel no era un príncipe azul que venía a rescatarme. Más bien, todo lo contrario. Me mareé de nuevo al mirar su arma. Las palabras de la Maestra fueron lo único que consiguieron que no me desmayara. La busqué con la mirada. Estaba lejos de mí, malherida. De no ser porque mi vida corría todavía más peligro que la suya, me hubiese preocupado por ella.

Las palabras de mi atacante, el “Juez”, me pusieron el vello de punta. Mordiéndome el labio inferior, intentando soportar el dolor, hinqué los codos en la tierra para intentar retroceder, en un intento desesperado de huir de su lanza. Tenía que pensar, y rápidamente. Pero no se me ocurría nada. El miedo me nublaba la mente. Porque, ¿qué podía hacer? No podía salir corriendo, no podía enfrentarme a él. Aun así, me negaba a aceptar que aquel era el final. Por lo que había dicho, era probable que aquel hombre estuviera involucrado en la muerte de Neru… No podía dejar que se saliese con la suya. Aunque no sabía cómo podría evitarlo, dado las circunstancias. Así que mi mente comenzó a trabajar.

Con aquella armadura y aquella arma, sus movimientos debían ser muy lentos. Así que, si veía que dirigía su lanza hacia mí, me prepararía para el dolor que iba a sentir y rodaría hacia un lado. Con mucha suerte, lo esquivaría. No me sentía con fuerzas para intentar ponerme de pie, y tampoco tendría tiempo. Seguiría intentando alejarme de él, ya fuera utilizando codos y talones o rodando. Mi objetivo era alejarme lo suficiente como para poder echarme sobre mí misma un Cura antes de que me alcanzara. Entonces, si tenía las suficientes energías, intentaría levantarme y dirigirme a Rebecca, para curarla a ella también. Tenía que sobrevivir. Por mis compañeros, por mi Maestra, por mí misma.
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Re: [País de Nunca Jamás] Hasta nunca jamás

Notapor Nell » Dom Mar 06, 2016 4:03 pm

Antes de partir, se aseguró de ojear bien el mapa para intentar memorizar lo máximo posible. No solo para asegurarse de que no se perdían, sino porque le resultaría útil conocerse Nunca Jamás. Después, cuando emprendieron la marcha, simplemente siguió a Balthier.

Durante el camino le dio la impresión de que todo era demasiado silencioso. Había esperado que Nunca Jamás estuviera repleto y a rebosar de sincorazón, al contrario que Londres, pero se encontraron solo con algunos dispersos. Las razones para contenerlos de los Villanos Finales le resultaban indescifrables. Para entonces ya debían de tener una cantidad bastante decente de un ejército de ellos, ¿a qué esperaban? ¿Y qué se proponían?

Creyó que el asalto de sincorazón iba a producirse cuando Balthier se detuvo repentinamente. No obstante, no había nada a su alrededor, sino que lo había hecho por otra razón muy distinta:

Hana... Vamos a dejarnos de tonterías, ¿quieres? Vayamos al grano: nosotros somos piratas del aire, vosotros sois Caballeros de la Orden, seguís reglas y todo eso, nosotros no. Responde con sinceridad a esto: si nuestros intereses chocaran... ¿Estarías dispuesta a enfrentarte a mí y acabar conmigo?

Pensó en mentirle y negarlo rotundamente. Sin embargo, intuyó que Balthier descubriría el embuste con facilidad. Así que decidió ser sincera y dejar las cartas sobre la mesa.

Antes de ser Caballero de la Orden fui pirata. Del mar. Nunca se me ha dado bien seguir reglas de otros y eso no ha cambiado con mi ingreso. Tengo mis propias normas; a veces coinciden con las de la Orden, y otras veces… no. Y estoy segura de que tú también tienes las tuyas, aunque no sean tan estrictas ―aventuró―. Por eso comprenderás cuando te digo que si realmente el Juez ha matado a mi compañero y te interpones en mi venganza, sí, acabaré contigo.

»Y creo que tú harías lo mismo en mi lugar.

Entiendo.

No hizo falta decir nada más. Hana pensó en lo mucho que costaba ser sincera. Prácticamente le había amenazado con matarle si intentaba salvar al Juez, algo bastante estúpido, ya que la aprendiza dudaba de que pudiera hacer frente ella sola a ambos enemigos (Balthier y el Juez). De encontrarse con el Villano, la resolución de la situación sería imprevisible.

Llegaron hasta un risco, por el que bajaban numerosas cascadas hacia el mar. Hana tuvo que reprimir las ganas de saltar desde ellos. No le impresionaba la caída, porque tenía la sospecha de que al transformarse sobreviviría al choque con el agua. De algún modo. En vez de probarlo, tuvo que bajar junto al humano por el desfiladero.

Descendieron hasta la playa, donde tendrían que comenzar a buscar pistas sobre su enemigo. Sin embargo, lo primero que vieron fue a un chico tirado en mitad de la arena, al que reconoció de inmediato por su característica ropa verde: Peter Pan.

Anda, pero si es...

El malcriado ―murmuró Hana para sí.

Además, junto a él había un par de sirenas, a las que Balthier fue a socorrer cuando ella se agachó junto a Peter. Presentaba varias heridas de espada y, dado que el chico podía volar y atacar a distancia, a Hana le parecía preocupante. O su rival había tenido un modo de alcanzarle, o el chico era tonto (cosa que no descartaba).

Le dio uno de sus corazones de caramelo, que le devolvería algo de sus fuerzas. Al final, consiguió reanimarle un poco. En caso de que no se hubiese repuesto lo suficiente, le daría también una poción.

¿H-Hana? ¿Qué haces tú...? ¡T-tenemos que darnos prisa...! Ese hombre... él f-fue a la Bahía... Os estaba buscando...

¿A nosotros? ¿A mí y a Balthier?

«No, probablemente se refiera a los otros, a Jeanne, Light y las demás», se dio cuenta.

Intercambió una mirada con Balthier. Ambos sabían a quién se refería y había llegado el momento de que tomaran sus posiciones. Los interrumpió una explosión, a la que precedió una columna de humo que la ubicó en la Bahía. A Hana ya no le quedó ninguna duda de cuál sería su siguiente destino.

Peter, ¿puedes andar? ¿Y volar? Necesitamos toda la ayuda posible contra él. ¿Vendrás? ―Se giró hacia las sirenas―. Perdonad que no podamos daros más auxilio, pero parece que hay más gente en peligro. Creo que estaréis aquí a salvo, porque no volverán pronto; y si no, podéis refugiaros mar adentro ―Por último, se giró hacia Balthier―. Voy a por él. ¿Me acompañarás?

Dejaría que fuera él quien tomara la decisión. Ambos conocían cuál podía ser el resultado del enfrentamiento.

* * *


Fueran quienes fuesen sus acompañantes, Hana se apresuró en dirigirse hacia la Bahía. En caso de que Peter pudiera volar y de que Balthier tuviera aún su moto, ella convocaría el Glider para ir más deprisa. Esperaba encontrarse cualquier cosa. Y naturalmente, lo que halló no le gustó.

Rebecca estaba gravemente malherida, con un corte profundo en la cabeza y el brazo desgarrado. Y el Juez atacaba en ese momento a Jeanne, quien hacía lo posible por recular y esquivar los ataques del Villano. Enseguida Hana lanzó un Cura sobre Rebecca, para luego dejarse caer entre Jeanne. Quizá le hubiese visto llegar o no tuviera suficiente fuerza para frenar su embestida, pero le daba igual: su único objetivo era darle tiempo a su compañera para alejarse y prepararse para el combate.

Te estaba buscando, Juez. ―Hana dudaba de que se acordara de ella, ya que su anterior encuentro había sido muy rápido. Sin embargo, eran otros asuntos los que la habían llevado hasta allí―. Tengo un par de preguntas para ti.

Sospechó que el Juez no se detendría a responder a sus dudas, por lo que después de detener su ataque o recibirlo, Hana contratacó con un Aturdidor para intentar desestabilizarle y Robar, de paso, por puro instinto. Luego, intentaría volver a ponerse a una determinada distancia para medir sus movimientos y poder hablar educadamente.

¿Qué le hicisteis a Neru? ―le gritó.

La pregunta restante dependería de su respuesta.

Sabía que se estaba precipitando. Gabranth era probablemente muy superior a ella. Sin embargo, se sentía capaz de ganar. Por una parte, debido a lo muy liberada que se sentía respecto a la frustración que había sentido desde que había relacionado la desaparición de Neru con los Villanos Finales. Por fin tenía ante sí las respuestas, y al posible responsable. Ni siquiera sentía frío de la emoción. Y por otro lado, tenían amplia mayoría, y él era solo uno. Si Rebecca se reponía, puede que incluso estuvieran a la par, aunque Hana se resistía en valorar tan bien a su Maestra. Pero era una Maestra, al fin y al cabo.

En cuanto a Balthier y Peter, de haberla acompañado, contaba con que la apoyasen, aunque no les pidió ni ordenó nada.


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Cura (HM) [Nivel 5] [Requiere Poder Mágico: 7]. Cura las heridas más leves y alivia un poco la fatiga.

Aturdidor (HC) [Nivel 8] [Fuerza: 12] Aturde a los enemigos cercanos con un solo golpe, impidiéndoles lanzar ataques físicos.

Robar (HC) [Nivel 9] [Requiere Elasticidad: 8]. El usuario es capaz de birlarle, sin ser descubierto, un objeto consumible al enemigo al azar, sólo si éste tiene. Sólo puede aplicarlo una vez, y al final del tema dicho objeto se perdería, salvo que sea comprado.
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Hasta nunca jamás - Ronda #10

Notapor Tsuna » Sab Mar 12, 2016 2:18 am

Campamento Indio


Diez minutos, eso era lo que había tenido que esperar Light Hikari en el desván de la casa principal del poblado indio. Al poco de separarse de Gaomon, Maya y Mog en el bosque siguió a Nana sin problemas gracias al efecto de Tenue con el objetivo de encontrar a la maestra Shinju y Nono para informarles de todo lo sucedido. Fue en la entrada del poblado, todavía ocultos desde la selva, cuando la niña le sugirió el ir a ver "una amiga suya", la mismísima princesa de los indios había dicho. Gracias a las palabras de Maya Nana llegó a la conclusión de que los extranjeros necesitaban su ayuda, y que el hombre de azul era peligroso.

En ese punto, tras las hierbas del lindero, podía verse algunas casas entre la poca maleza que quedaba en la zona, y más allá un largo risco con más casetas y hombres armados o mujeres que cargaban alimentos de allá para acá:

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Nadie sospechó de Nana ni de Light, que estaba de acuerdo con ver a la princesa, así que ella le guió a través de un pasadizo oculto ubicado en un rincón aislado del campamento, en concreto en el tronco de un árbol devorado por la naturaleza. Apartaron un porrón de hojas y accedieron a través de un túnel de tierra muy oscuro, plagado de enormes telas de araña y tarántulas del tamaño de un puño. Gracias a la invisibilidad ninguna se le tiró encima al aprendiz, mientras que Nana se bastaba de su agilidad y su tamaño para sortearlas como si de un juego se tratase. Y tras subir y levantar una trampilla terminaron en un desván de madera.

Parecía que la propia casa estaba hecha en el interior de un árbol, pues tanto el tacto de las paredes como las numerosas líneas ovaladas que decoraban su superficie daban a entender eso mismo.

Light quedarse aquí, Nana avisar a la princesa. Las dos ser muy amigas así que no preocupar. —le dijo Nana en un susurro antes de marcharse por la única puerta que daba acceso al resto de la vivienda.

Vivienda que parecía diferente y mucho más grande que las simples casetas del poblado que había visto. Lo más probable es que los indios controlaran toda aquella zona de la isla, teniendo casas incluso dentro de la selva.

Pasados los diez minutos Gaomon regresó a Light, averiguando entonces que Maya había alcanzado su destino sin problemas y Mog estaba a salvo, de momento. Era una buena noticia. Entonces la puerta se abrió, de ella salió Nana, que le indicó al aprendiz que pasara al interior. Por ese entonces la maestra Shinju y Nono ya habrían sufrido la emboscada, pero precisamente por eso había ido ella, porque con sus poderes ilusorios podía pasar desapercibida. Nana guió a Light por unos pasillos de madera, subieron unas cuantas escaleras hacia lo que parecían plantas superiores de aquel enorme tronco de árbol que hacía de hogar, y alcanzó una enorme habitación. Por el camino además el aprendiz se pudo fijar gracias a sus reflejos en las sombras de algunos indios que parecían estar escondidos en habitaciones contiguas, como esperando una señal para tenderle una emboscada.

Mas ninguno se le lanzó encima. La nueva estancia se encontraba decorada por numerosas telas y mantas que colgaban de un extremo a otro de la sala. Había arcos, lanzas y armas muy interesantes depositadas en las esquinas, el techo o las paredes. También encontró un gongo y unos mapas de la isla que marcaban con dos X de color marrón dos puntos distintos: uno ubicado en medio de la isla, en lo más profundo de la jungla, y otro en la Isla de la Calavera. ¿No le sonaba eso de algo?

Bienvenido, extranjero. —habló una mujer en el centro de la habitación, sentada con las piernas cruzadas y mirando de frente al aprendiz con la niña.

A su lado se encontraba un hombre enorme, de aspecto serio, tosco, maduro e imponente. Aquel debía de ser su padre, o al menos, el líder de los indios.

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Entonces tú ser extranjero... —comentó el enorme hombre, con un tono de voz profundo y firme—. Tú parecer un guerrero experimentado, hau.

Nana ya advertiros. ¡Ellos ser los buenos!

Así es, Nana, muchas gracias por tu ayuda. Puedes retirarte —La supuesta princesa despidió a Nana que regresó tras sus pasos y observó a Light—. Toma asiento por favor. Yo soy la princesa Tigrilla de la tribu india que habita en esta isla centenaria. Y el hombre que me acompaña es Padre, el líder de la tribu. Presenta tus respetos.

Ambos esperaron con paciencia a que Light "presentara sus respetos", ¿cómo hacerlo? Tendría que imaginarlo. En caso de no saber hacerlo ninguno le diría nada, pero el líder sí le dedicaría una mirada desaprobatoria. Light se fijó además que entre él y los dos indios se hallaba la base de un pequeño tronco cortado que hacía a modo de mesa, lo que no había nada posado sobre esta.

Nana nos lo ha contado todo: sobre vuestras expediciones por la isla recogiendo alimentos y vuestra capacidad de usar poderes mágicos. Mas nos advirtió de que sois buena gente, pues incluso los demonios os atacan. ¿Qué nos puedes aportar, extranjero? —argumentó Tigrilla, mientras su padre se quedaba de brazos cruzados y en silencio, como una bestia que aguardaba a algo para atacar. Light ya sabía que estaba vigilado y las cortinas ayudaban a esconder a los indios. Si intentaba algo estaría acabado—. El hombre de azul. Él apareció y nos advirtió sobre vuestra llegada tiempo atrás, hace una semana. Nos decía que íbais tras el Corazón de Nunca Jamás —Light le pudo rebatir aquellos argumentos, pero la princesa le indicó que permaneciera callado y señaló el tronco cortado frente a ellos—. Una imagen vale más que mil palabras, extranjero. El Árbol de las memorias, cuidado y protegido durante generaciones por nuestra tribu, ha guardado todos los acontecimientos de la historia... Míralo detenidamente, déjate llevar.

Una vez Light mirara el mencionado árbol de las memorias su mente empezó a divagar, se alejó del mundo en el que se encontraba y como por arte de magia, su mente se encontró volando a través de un espacio gigantesco, infinito, de madera. Todo lo que le rodeaba era madera, y el vacío bajo sus pies comenzó a tomar forma...

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Enormes figuras, casetas de campaña, personas y Sincorazón. Por mucho que lo intentara no podía moverse, parecía que podía volar a donde quisiese, pero a su vez no parecía avanzar de donde estaba.

Era la plaza principal del poblado, sobre el risco. Los indios se defendían con uñas y dientes haciendo gala de una habilidad tremenda, difícil de alcanzar incluso para los propios Caballeros de la Orden, algunos caían derrotados por las bestias de oscuridad, otros lograban hacerlas retroceder, pero eran demasiado poderosas. Por mucha habilidad que tuviesen sus armas no eran capaces de derrotarlos del todo; apenas les hacían daño.

¡Que no avancen! ¡Las bestias buscar el Corazón, nosotros impedirlo con nuestras vidas! —exclamó el líder de los indios, en medio de la batalla campal.

La moral de los guardianes se incrementó, gritaron al unísono y sus figuras de madera avanzaron hacia los monstruos. Pero entonces unos truenos cayeron sobre las criaturas, erradicándolas para siempre. Una figura más de madera se materializó, mientras muchos de los guerreros y el propio escenario iba desapareciendo para dar lugar a Tigrilla, el jefe indio y un hombre que ya conocía Light... Seymour Guado, portando una larga vara, rodeado de esferas y luces fantasmales.

Es un honor poder presentarme ante usted —se presentó, con una reverencia—. Mi nombre es Seymour, Seymour Guado. Mas no debéis darme las gracias, es mi deber salvaguardar Nunca Jamás y sus habitantes. Mi misión aquí no es otra que liberaros de las temibles garras de esas bestias para siempre, es por ello que vengo a advertiros, mi señor.

¿Advertir a mi pueblo? ¿Qué ser exactamente?

Dentro de una semana exacta llegarán unos extranjeros. Ya han visitado en ocasiones anteriores la isla, y son ellos los que están tras los demonios —Seymour les dio la espalda a Tigrilla y su padre, mostrando un rostro apenado y dolorido—. No he tenido ocasión de poder detenerlos en ocasiones anteriores pues suponen demasiado para mí, es por ello que necesito vuestra ayuda, la ayuda de vuestro pueblo. Debemos detenerlos antes de que sea demasiado tarde y no haya vuelta atrás...

Por la visión Light comprobó que los indios se comenzaron a acercar a Seymour, al principio sorprendidos, desconfiados, pero pronto no tardaron en sumarse a su causa. Dispuestos a detener a los monstruos que querían traer la ruina a su mundo.


La mente de Light empezó a dar vueltas y todo se tornó oscuro, al cabo de unos segundos volvió a la normalidad. Se encontraba en el mismo sitio, sentado frente a Tigrilla y su padre, que miraba al aprendiz con un gesto decidido. Ninguno dijo nada porque esperaban que el aprendiz se excusara, que dijese todo lo que tuviese que decir sobre aquella visión.

No podemos darle la espalda a Nana, ella forma parte de nuestro poblado y es una gran amiga mía. Si ella ha dicho que no sois malas personas... Yo creo en su juicio. Generación tras generación, en su familia, han ido pasando al heredero el Colgante pluma, la única llave que abre la puerta al Corazón de la isla —en efecto, la puerta dorada que encontró Freya en lo más profundo de la selva, y donde estaba la X marcada en aquellos mapas. Según Fran los sincorazón ya la habían atravesado y se encontraban en el interior, donde en teoría, se hallaba la Cerradura, pero no la habían atravesado por algún motivo desconocido—. Ahora es Nana la que debe guardar ese preciado objeto y...

Suficiente. Por muy buena persona que ser, extranjero no merecer saber más de nuestro poblado. Vosotros abandonar estas tierras inmediatamente, nosotros dejaros en libertad y no haceros daños.

Pero Padre, los demonios, el Corazón...

No.

Ese era el ultimátum del líder indio: les iba a creer, les iba a dejar en libertad. A cambio, ellos debían abandonar Nunca Jamás. La maestra Rebecca le había pedido a Light y Maya que abriesen el portón dorado para acceder al interior de la isla, donde se hallaba la supuesta Cerradura y solventaran el problema por su cuenta. A menos que Maya u otro de sus compañeros se comunicase con él, Light desconocería la situación en general del resto del grupo, pero ya sabía cómo abrir el portón y acceder al núcleo del mundo: el colgante de Nana.

¿La niña? No estaba por allí, con tantas mantas y cortinas no podía ver más allá. Aparte de dos puertas tenía las escaleras por las que parecía haber bajado antes, no podía asegurarlo con certeza. Entonces el ambiente se volvió frío de súbito, su piel se erizó y sintió una punzada de hielo dentro del cuerpo. Aquello no debía ser normal, ¿no? Era tal y como había sentido al pisar Nunca Jamás por primera vez, en la bahía. Tocaba pues buscar a Nana, o abandonar la expedición y regresar con Shinju y Nono. O quizás, tomar otra decisión que considerase importante...


El Barco de Garfio


Freya supo que aquel era el momento idóneo para ponerse a investigar, así que aprovechó el desconcierto de los piratas para infiltrarse en el interior del navío. Nadie se fijó en ella así que tuvo suerte. Una vez dentro reconoció las paredes y el techo: ya había estado allí la vez anterior con Fran, Campanilla y los Niños Perdidos, así que podía manejarse sin problemas. El dilema era encontrar al capitán.

Avanzó sigilosa, en busca de Smee y Garfio. Ningún pirata a la vista en principio, y hasta se encontró una habitación calcinada y negra: parecía ser una antigua cocina. En cierto punto escuchó unas pisadas de pronto a su espalda:

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Vaya, vaya, tenemos a una polizona cotilleando en nuestro barco —se trataba de una mujer pirata. Sonrió tras decir esas palabras y llevó la mano derecha a la pistola de su cintura, aunque sin llegar a empuñar el arma, solo como precaución—. El allanamiento de morada es un delito, aunque tiene gracia que una pirata lo diga.

La mujer dio un paso adelante, analizando a Freya.

»Me puedes llamar Samy, y ahora me vas a contar qué estás haciendo aquí. ¿Una cita con el capitán, quizá? Qué gusto tan extraño tienes por los hombres. —rió por lo bajo.

¿Se podía decir que la habían pillado con las manos en la masa?


La Bahía


Peter, ¿puedes andar? ¿Y volar? Necesitamos toda la ayuda posible contra él. ¿Vendrás? —rogó Hana a un recuperado Peter. El corazón de caramelo y la poción fueron suficiente para restablecer sus fuerzas.

¿Eh? Claro, ese salvaje no se irá de rositas después de esto. Y muchas gracias, Hana.

Hana le explicó a las aturdidas sirenas que retrocediesen mar adentro en caso de verse apuradas, luego se giró hacia Balthier.

Voy a por él. ¿Me acompañarás?

¿Me queda otra opción?

Así pues, Peter volando, Balthier en moto y Hana en glider, partieron raudos a donde la columna de humo.

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El Juez se lanzó a por Jeanne sin vacilar, empuñó su arma de filo plateado en dirección a la aprendiza y asestó un fuerte impacto contra la arena, si ella esperaba ver a un guerrero lento estaba muy equivocada, era lo suficiente rápido como para presentar una seria amenaza. Era toda una suerte que Jeanne tuviese los suficientes reflejos para esquivar el primer golpe, y el segundo. En el tercero no tuvo tanta suerte.

Vanos son tus intentos de mantenerte aferrada a la vida. —habló con dureza, con la voz distorsionada gracias al casco de metal.

El Juez, que debía parecer un demonio a ojos de la chica, cargó energía de un color blanquecino en su espada y ejecutó una estocada en el aire. Una onda de energía se liberó con potencia y rapidez hacia el cuerpo de Jeanne, y abarcaba tanto espacio que no iba a poder evitar aquel golpe. La fortuna quiso que alguien cayese del cielo y recibiese el impacto por ella, se trataba de una compañera suya, que partió a Londres un día atrás: Hana.

Debido a la caída y a su no gran fuerza Hana no fue capaz de bloquear la onda de energía, a lo que cayó de espaldas hasta la posición de su compañera herida, que aprovechó para aplicarse un Cura. Gabranth no pareció muy sorprendido por la aparición de su nueva enemiga, pero sí de que Rebecca estuviese más recuperada, y ahora entraran en combate Peter Pan y Balthier. Los dos cayeron junto a Becca sobre la arena, sin apartar la vista del Juez.

Te estaba buscando, Juez. Tengo un par de preguntas para ti.

Gabranth, que estaba retrocediendo en ese momento para alcanzar una distancia prudencial respondió de inmediato.

Nada le tengo que decir a una Caballero —luego miró a Balthier—. Y nada le tengo que decir a un traidor.

Pero Hana no esperó, se lanzó directa a por el Juez aprovechando que retrocedía para lanzar un Aturdidor directo. La armadura recibió el impacto de lleno, mas no pareció casi sentirlo. Luego le intentó Robar, pero no pudo hacerlo, Gabranth se adelantó y la embistió con su cuerpo. El acero frío y duro la golpeó, enviando su cuerpo metros atrás.

¿Qué le hicisteis a Neru? —fue lo único a lo que Gabranth no respondió.

¡Adelante, a por él todo el mundo! —bramó Peter desde las alturas.

Al mismo tiempo salieron de los bosques dos niños y un hada: Zorrilo, Conejo y Campanilla, que se lanzaron contra el enemigo por detrás. Peter se lanzó a por él también desde el frente, con el puñal en la mano. Pero el Juez se los quitó de encima de inmediato, eso y que le estaban atacando con palos y lanzas de piedra. La armadura apenas sufrió rasguños, el hombre giró sobre sí mismo una vuelta completa, cargando su espada de energía que no tardó el liberar como una onda de choque que los envió a todos volando por los aires. Al instante Balthier disparó con su escopeta algo impregnado en llamas, que explotó y generó llamaradas por toda la zona.

El fuego hizo arder el rostro de todos los presentes. En cuanto la silueta del Juez volvió a ser visible comprobaron que se había lanzado un hechizo encima, uno que volvía su armadura todavía más brillante e imponente, como si una barrera de energía recubriera su cuerpo, pero no se trataba de un hechizo Coraza. La explosión por su parte apenas le había movido del sitio. Y antes de hacer nada Rebecca lanzó un látigo de agua hacia el brazo derecho del Juez, con el que sostenía la espada, en un intento de inmovilizarlo.

Neru, que había llegado gracias a la columna de humo que localizó desde las alturas pudo acercarse y aprovechar el factor sorpresa. Envió unas Cadenas de agarre. Su fuerza no fue suficiente, y el Juez agarró las cadenas con su mano libre y tiró de Neru, acercando al aprendiz hasta él, en ese punto le propinó una potente patada en la cara que lo mandó volando junto a Jeanne y Hana, luego forcejeó con el látigo de la maestra, se pasó la espada a su otra mano y lo cortó con un tajo limpio y fuerte.

En ese instante llegó Maya, que podía guiarse por la columna de humo de las explosiones. Estaba en su mano aprovechar el factor sorpresa o no, lo que era cierto es que una vez entrara en la batalla no podría salir.

¿Querías a tu amigo? Ahí lo tienes —señaló a Neru—. Yo, el Juez Gabranth, os juzgaré a todos por igual. Y vuestra sentencia es la muerte.

Gabranth extendió su mano libre hacia dos puntos concretos de la arena, el primero donde estaban Hana, Jeanne y Neru, el segundo donde estaban Rebecca y Balthier. De ellos surgieron dos Gigasombras, una por cada sitio. El enemigo no esperó, clavó el filo de su arma en la arena y una lanza de energía salió de la arena, atravesando la pierna derecha de Hana. Luego salió corriendo a toda velocidad a por ella, con el arma en alto.

¡No, detente!

Me dejas a mí para el final, ¿verdad? Muy mal ignorar al protagonista.

Las Gigasombras a su vez se prepararon para embestir a los dos grupos por detrás, ¡tenían que hacer algo!

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Lugares:
- El Campamento. [Mog]
- La Base de los Niños Perdidos.
- La Bahía [Rebecca, Jeanne, Hana, Neru, Maya, Balthier, Peter Pan y ¿Fran?]
- Barco de Garfio. [Freya] ¡Nuevo!
- Las Montañas.
- La Jungla.
- La Costa.
- La Guarida de los Piratas.
- El Campamento Indio. [Light y Nana]
- La Laguna de las Sirenas.
- La Isla de la Calavera.


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Nombre: El Juez Gabranth
Raza: Humano
Nivel: ¿¿??
Estadísticas: ¿¿??
Habilidades: ¿¿??
Otros datos: ¿¿??


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Light Hikari:
VIT: 64/66
PH: 43/58
Nexo D activado (Xefil):
- Tenue
- Magnetokinesis
- Giro magnético

Gaomon:
VIT: 36/36
PH: 16/20

Freya:
VIT: 30/30
PH: 28/28

Jeanne Mars:
VIT: 19/28
PH: 21/26

Maya Zawrid:
VIT: 36/36
PH: 23/40

Ukki:
VIT: 6/6
PH: 2/2

Neru:
VIT: 34/46
PH: 10/28

Hana Shimizu:
VIT: 24/56
PH: 25/38


Hana: Que conste que no te he restado los PHs del Robar porque no lo llegas a usar. Corazón de caramelo y Poción retirados.

Neru: Éter y Bombón de chocolate retirados.


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Fecha límite: Martes 15 de Marzo


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Re: [País de Nunca Jamás] Hasta nunca jamás

Notapor Light » Lun Mar 14, 2016 9:35 pm

Oculto gracias a la invisibilidad, Light no sufrió ningún percance en su viaje al Campamento Indio. Por desgracia no encontró a Shinju, a Nono tampoco.

Nana le sugirió que hicieran una visita a una amiga suya y el aprendiz aceptó tras pensárselo durante unos segundos. Por una parte quería buscar a Shinju y Nono para transmitirles lo que le había dicho Rebecca, pero también había que investigar el Campamento Indio y ganarse la confianza de su población. Le dio prioridad a lo segundo; esperaba que la Maestra de Bastión Hueco se cuidara ella solita y apareciera pronto por allí. No tenía ese título por nada, ¿no?

No dejó de pensar en Rebecca y los demás. Era cierto que tenían una misión importante que cumplir, proteger el Corazón, pero no podía evitar preocuparse por los compañeros que habían sufrido la emboscada de los Villanos Finales. Y la misma Maestra había dicho literalmente que no estaba segura de salir de ésta...

«No. Saldréis de ésta, estoy seguro».

Entró en el poblado finalmente y, guiado por la niña, recorrió un pasadizo secreto al que se podía acceder desde un viejo tronco. Ninguna de las tarántulas del túnel cayó sobre el aprendiz porque seguía protegido por el útil velo de la invisibilidad. Nana evadió todos los insectos con bastante agilidad.

Al otro lado de la trampilla comprobó que estaban en el interior de un árbol, una vivienda de lo más peculiar.

Light quedarse aquí, Nana avisar a la princesa. Las dos ser muy amigas así que no preocupar.

Vale.

Light esperó a la chiquilla en aquel sitio, sentado. Los diez minutos se le hicieron eternos y se impacientó sin remedio. Era duro quedarse quieto mientras el resto de sus compañeros estaban arriesgando su vida por el bien de la misión.

«¿Nana dijo que iba a avisar a una princesa? Hablar con ella es vital si quiero la confianza de los indios», pensó mientras se rascaba el cuello.

Gaomon regresó a él y le confirmó que había cumplido su tarea de llevar a sus compañeros al campamento.

«Perfecto».

Nana finalmente acudió y le pidió que le siguiera. Se levantó a toda prisa y la obedeció. Los dos recorrieron pasillos y subieron por el árbol hasta alcanzar una habitación enorme. Por el camino, se percató de la posición de algunos indios que se mantenían ocultos. Claro, ¿cómo iban a dejar desprotegida la vivienda de la princesa?

Ninguno le atacó de momento (menos mal).

Recorrió la gran estancia con la mirada, examinando cada uno de los objetos que había allí. Varias mantas, armas, un gongo e incluso mapas. Había dos puntos marcados en estos: el centro de la isla de Nunca Jamás y la Isla de la Calavera. Le llamo la atención el segundo lugar. ¿Casualidad?

Bienvenido, extranjero.

También había dos indios, una mujer joven y un hombre enorme y serio de aspecto bastante imponente.

Hola.

Entonces tú ser extranjero... —dijo el adulto, con una voz bastante profunda—. Tú parecer un guerrero experimentado, hau.

Esto… Gracias. —Se rascó la sien.

Nana ya advertiros. ¡Ellos ser los buenos!

Así es, Nana, muchas gracias por tu ayuda. Puedes retirarte. —Nana obedeció y volvió sobre sus pasos—. Toma asiento por favor. Yo soy la princesa Tigrilla de la tribu india que habita en esta isla centenaria. Y el hombre que me acompaña es Padre, el líder de la tribu. Presenta tus respetos.

«Eh… ¿Que presente mis respetos?».

Así que le exigían formalismos… Bueno, al tratarse de individuos importantes debía ser lo normal. Esperaba no quedar como un grosero.

Me llamo Light. —Agachó la cabeza tras presentarse, haciendo una breve reverencia—. Y soy un extranjero, como sabéis. Encantado.

Se sentó en frente de los dos indios, con las piernas cruzadas al igual que ellos. Entre él y sus interlocutores había un pequeño tronco cortado que servía de mesa.

Nana nos lo ha contado todo: sobre vuestras expediciones por la isla recogiendo alimentos y vuestra capacidad de usar poderes mágicos. Mas nos advirtió de que sois buena gente, pues incluso los demonios os atacan. ¿Qué nos puedes aportar, extranjero?

Nosotros hemos venido para proteger Nunca Jamás de estos demonios. Si no acabamos con ellos y dejamos que su número siga creciendo… Nunca Jamás estará en peligro. Lo que os dijo ese hombre de cabello azul es mentira, no os podéis fiar de él. Hemos venido para ayudaros.

El hombre de azul. Él apareció y nos advirtió sobre vuestra llegada tiempo atrás, hace una semana. Nos decía que ibais tras el Corazón de Nunca Jamás.

Miente —afirmó con rotundidad. Miró fijamente a ambos indios, sin nada que ocultar—. Nosotros no vamos tras el Corazón. Pero los demonios sí…

Se calló de inmediato en cuanto se lo pidió la mujer india. Le señaló el tronco que había delante de ellos.

Una imagen vale más que mil palabras, extranjero. El Árbol de las memorias, cuidado y protegido durante generaciones por nuestra tribu, ha guardado todos los acontecimientos de la historia... Míralo detenidamente, déjate llevar.

Entendido.

Fijó la mirada en el Árbol de las memorias y el mundo no volvió a ser el mismo para él. Se vio traslado a un lugar completamente distinto, un espacio infinito donde había madera por aquí y por allá. Y debajo de él se desarrollaban ciertos acontecimientos.

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De alguna manera, podía desplazarse por el aire, aunque no todo lo que quisiera. Era como si le obligaran a quedarse ahí para presenciar la escena que estaba a punto de producirse.

Una batalla entre los indios y los Sincorazón se desarrollaba en la plaza del poblado. Los primeros se defendían lo mejor que podían y demostraban una destreza que no tenía nada que envidiar a la de los Caballeros. Las criaturas, sin embargo, eran demasiado poderosas y llevaban clara ventaja.

¡Que no avancen! ¡Las bestias buscar el Corazón, nosotros impedirlo con nuestras vidas!

Aquel grito del líder indio aumentó el ánimo de los combatientes y estos gritaron. Se disponían a arremeter contra las criaturas cuando unos relámpagos descendieron, destruyendo a los Sincorazón.

Una figura de madera se materializó y el escenario cambió. Todos aquellos guerreros indios desaparecieron y fueron sustituidos por Tigrilla, el jefe indio y cierto Villano Final que Light conocía: Seymour Guado. El aprendiz lo observó con el ceño fruncido: el aura extraña que le rodeaba le inquietaba.

Es un honor poder presentarme ante usted. —El villano hizo una reverencia—. Mi nombre es Seymour, Seymour Guado. Mas no debéis darme las gracias, es mi deber salvaguardar Nunca Jamás y sus habitantes. —«Qué mentiroso», apretó los dientes—. Mi misión aquí no es otra que liberaros de las temibles garras de esas bestias para siempre, es por ello que vengo a advertiros, mi señor.

¿Advertir a mi pueblo? ¿Qué ser exactamente?

Dentro de una semana exacta llegarán unos extranjeros. Ya han visitado en ocasiones anteriores la isla, y son ellos los que están tras los demonios. —Light, indignado, observaba con furia al teatrero de Seymour. Aunque era una visión experimentó unas tremendas ganas de aproximarse a él y asestarle un espadazo—. No he tenido ocasión de poder detenerlos en ocasiones anteriores pues suponen demasiado para mí, es por ello que necesito vuestra ayuda, la ayuda de vuestro pueblo. Debemos detenerlos antes de que sea demasiado tarde y no haya vuelta atrás...

«¡Pero serás hijo de puta!», apretó aún más los dientes. Maldito teatrero. Al final había estado en lo cierto, Seymour era ese hombre azul y había montado toda esa farsa para ganarles terreno. Lo estaba viendo con sus propios ojos: los indios, engañados, se sumaban a su causa.

La visión que le proporcionaba el árbol no duró mucho más. La cabeza le dio vueltas y todo se volvió oscuro.


Tras la visión, Light "regresó" a la estancia donde estaban el líder indio y la princesa. No tardó ni tres segundos en empezar a replicar.

Maldito… mentiroso. Todo es una gran mentira. Nos ha culpado a nosotros porque quiere poneros en nuestra contra. Hay que detener a Seymour, él forma parte de un grupo de villanos que van causando todo tipo de desgracias. No me extrañaría que él fuera el responsable de los demonios y buscara acceder al Corazón. Hay que protegerlo —señaló—. Esos villanos han hecho mucho daño a gente inocente y no voy a permitir que se salgan con la suya. —Apretó los puños, pensando en Neru—. Por esa razón estamos aquí, se lo juro. Nosotros luchamos contra los demonios, no los hemos traído a esta isla.

»Si no me creéis lo entenderé, porque es mi palabra contra la de Seymour. Pero al menos haced caso a Nana, por favor —rogó.

No podemos darle la espalda a Nana, ella forma parte de nuestro poblado y es una gran amiga mía. Si ella ha dicho que no sois malas personas... Yo creo en su juicio. —La respuesta de Tigrilla le alivió—. Generación tras generación, en su familia, han ido pasando al heredero el Colgante pluma, la única llave que abre la puerta al Corazón de la isla. —Se le aceleró el pulso. ¿La puerta al Corazón? Claro, debía estar hablando del portón dorado que mencionó Freya la noche anterior. Y esa pluma… sí, recordaba que Nana llevaba una. La necesitaba. La información que acababa de proporcionarle Tigrilla era de suma importancia: si la llave caía en malas manos podía suceder una desgracia—. Ahora es Nana la que debe guardar ese preciado objeto y...

Suficiente. Por muy buena persona que ser, extranjero no merecer saber más de nuestro poblado. Vosotros abandonar estas tierras inmediatamente, nosotros dejaros en libertad y no haceros daños.

«Una mierda», ¿les estaba pidiendo que se fueran? Más quisiera. Estaban allí por una importante misión de la que dependía el mundo y no pensaba dejar tirados a Peter y los suyos.

Pero Padre, los demonios, el Corazón...

No.

No parecía que fuera a ceder, al menos esa fue la impresión de Light.

Entiendo su decisión. Y sí, por supuesto que nos iremos de Nunca Jamás. Pero en cuanto nos libremos de Seymour y nos aseguremos de que vuestro hogar no corre peligro —afirmó con determinación, mirando al jefe indio a los ojos—. Esto no solo tiene que ver con vosotros, el pueblo indio. Amigos míos como Peter Pan, Campanilla y el resto de Niños Perdidos corren peligro en esta isla. No voy a abandonarles —sentenció.

A saber cómo reaccionaba el jefe indio tras escuchar aquello. Después de todo quería que dejaran Nunca Jamás inmediatamente y Light no estaba dispuesto a marcharse todavía, ya que tenía asuntos que cumplir. Sin ir más lejos, buscar a Nana (ella tenía la llave y debía vigilarla muy bien), a Shinju y a Nono. Y proteger el Corazón.

Si su respuesta no le agradaba al líder de la tribu y éste ordenaba que le atacaran, estaría preparado, ya que era consciente de que había indios escondidos. Materializaría rápidamente su Alma Inquebrantable y trataría de bloquear con ella cualquier ataque. No causaría daño a nadie, solo se defendería.

Gracias por su tiempo —expresó sonriente, le convenciera o no la respuesta a su ultimátum.

Light descendería por las escaleras, en busca de Nana, para comentarle que necesitaba su colgante y aclararle la enorme importancia que tenía —aunque ella seguramente ya lo sabía—. Si los indios se volvían hostiles y trataban de capturarle o atacarle, se haría invisible con otro Tenue y trataría de abandonar el campamento indio (con la niña, claro, antes de escapar la buscaría).

¡Nana! —la llamaría si le costaba encontrarla por la casa y emplearía su Sentido sísmico: quizás podía detectar su pequeño cuerpo con las ondas de la habilidad. Si seguía sin dar con su posición, saldría al exterior y proseguiría con su búsqueda afuera.

Quería encontrar a la niña cuanto antes. Había vuelto a experimentar aquella punzada helada por alguna misteriosa razón, así que estaba bastante intranquilo. ¿Y si volvían a aparecer los Sincorazón? O peor, Seymour Guado: el malvado villano que les había tomado la delantera. Hasta ahora.

«No puedo permitir que se acerque a Nana», ahora que había descubierto que ella tenía la llave del portón había más razones para protegerla. Si Seymour también lo sabía y su intención no era otra que acceder al Corazón… Nana estaba en peligro. Y todo el mundo.

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Si se dan las condiciones puestas en el post, Light usa:

▪ Tenue (HM) [Nivel 7] [Requiere Poder Mágico: 13]. Vuelve invisible al objetivo temporalmente.

▪ Sentido sísmico (HC) [Nivel 8] [Requiere Afinidad a Tierra; Reflejos: 18] A través de un púlsar que viaja por tierra, el personaje es capaz de sentir las vibraciones del suelo para advertir la posición y los movimientos de objetos, personas y otros elementos en contacto con el suelo. Inútil en el mar o con suelo completamente arenoso.
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Re: [País de Nunca Jamás] Hasta nunca jamás

Notapor Nell » Mié Mar 16, 2016 1:05 am

Los dos decidieron acompañarle, Balthier incluido. A Hana no le había gustado que le contestara con otra pregunta, evitando el tema al que tendrían que enfrentarse pronto, pero la explosión le preocupaba y tenía que darse prisa por llegar.

Así que los tres fueron volando hasta el lugar del conflicto, donde Hana se interpuso entre Gabranth y su compañera para, básicamente, recibir su golpe. Una onda expansiva del Juez le hizo caer hacia atrás, aunque ya había ganado los segundos que necesitaba para Jeanne. Se puso en pie y le preguntó por Neru, pero la respuesta del hombre fue breve:

Nada le tengo que decir a una Caballero —y también hubo increpación para Balthier―. Y nada le tengo que decir a un traidor.

«¿Traidor?».

Se lanzó a por él, directa, pero ni su ataque, ni su intento de pillaje funcionaron, para su desilusión. El Juez, con apenas un empujón, logró quitarla de en medio. En pocos golpes había demostrado que tanto su armadura como su fuerza serían algo a tener en cuenta. Hana volvió a levantarse, y esta vez no atacaría sola.

¡Adelante, a por él todo el mundo!

Peter Pan, junto con los Niños Perdidos y Campanilla salidos casi de la nada (del bosque) atacaron al Juez en manada. Era impresionante que Peter aún tuviera ganas de luchar contra él después de lo malherido que había salido en su último encuentro. Y en el nuevo, encima, la cosa no fue muy diferente. Gabranth se los quitó de encima con facilidad, protegido por su coraza contra simples y rudimentarios palos y piedras. Además, su armadura brilló de modo extraño, como si se hubiera aplicado una protección extra.

Rebecca le inmovilizó el brazo con un látigo de agua, justo cuando apareció, salido de entre los muertos, Neru. Hana vio cómo el aprendiz intentaba también agarrarlo con sus cadenas pero, a causa de su poca fuerza, Gabranth las utilizaba en su contra y lo lanzaba hacia ellas, tras propinarle una patada. Además, se deshizo de la atadura de agua.

¿Querías a tu amigo? Ahí lo tienes. —De hecho se lo había mandado volando—. Yo, el Juez Gabranth, os juzgaré a todos por igual. Y vuestra sentencia es la muerte.

¿Neru? ¿Pero no te habían matado?

No tuvo tiempo a intercambiar más palabras con él, ya que Gabranth convocó dos Gigasombras frente a cada uno de los grupos. Y además, en un movimiento que no entendió, clavó su arma en el suelo y, acto seguido, una lanza mágica atravesó la pierna derecha de Hana. La aprendiza gritó de sorpresa, desprevenida. Probablemente ya no pudiera correr.

Por si eso fuera poco, Gabranth la había escogido como su objetivo y se lanzó a por ella.

¿Juzgarme, tú? ¡Inténtalo! ―le respondió, bravucona.

Le dolía la pierna y no podría esquivar la arremetida. Estaba perdida. Sin embargo, no consentiría que su muerte fuera bajo las manos de un juez. Eso nunca.

¡No, detente!

Me dejas a mí para el final, ¿verdad? Muy mal ignorar al protagonista.

Hana encaró a Gabranth, lanzándole un Aqua+ cuando estuvo a una distancia prudente para que no le fuera fácil esquivarlo, pero tampoco demasiado cerca de ella. Luego, se hechizó con un Canturreo, esperando que la ola le hiciera perder el suficiente tiempo como para que ella pudiera retirarse de aquel lugar y que le perdiera la pista. En cuanto hubo vadeado, se comió un bombón de chocolate con curiosas propiedades mágicas.

Sabía que las Gigasombras le detectarían en su estado invisible, por lo que confiando en que Rebecca y los demás podrían encargarse de ellas, decidió centrarse solo en Gabranth. Le rondaría, a una prudente distancia, hasta que dejara una apertura y pudiera probar a echarle otro hechizo de agua.

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▪ Aqua+ (HM) [Nivel 18] [Requiere Aqua; Poder Mágico: 19]. Ola de agua fría con más fuerza.

• Canturreo (HM) [Nivel 7] [Requiere Poder Mágico: 13]. Canto que vuelve invisible al objetivo temporalmente.
[Sobre Hana]

- Bombón de chocolate (restaura 15 puntos de vida y 5 PH).

- Corazón de caramelo grande (hechizo Aqua+)
[Cuando esté distraído y sea oportuno]
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X - Justicia

Notapor Darkness Seeker » Mié Mar 16, 2016 2:51 am

Atravesando los cielos a toda velocidad subido en el glider, logré abandonar la escarpada y nevada zona en poco tiempo para partir en busca de la bahía dónde supuestamente el Villano Gabranth tendería una emboscada a uno de los grupos de mis compñaeros.

Temiendo que pudieran verme, una vez me encontré cerca de la zona, bajé del glider y lo hice desaparecer. Después de todo, en realidad ni siquiera debería de haberlo usado. Sin pararme a pensar, comencé a avanzar por la zona, esperando que no fuera tarde para evitar el ataque sorpresa. En un momento dado, una gigantesca columna de humo pudo advertirme de que algo andaba muy mal. Con cuidado, me acerqué y pude comprobar con cierta preocupación que la pelea ya había empezado, y las tornas estaban en nuestra contra.



Hana, Jeanne, la Maestra Rebecca y un par de desconocidos más ya se encontraban enfrascados en la pelea contra Gabranth, el cuál se encontraba rodeado de humo, probablemente de algún ataque de mis compañeros, debido a que Gabranth se encontraba completamente quieto, dejando ver que lo que fuera que hubiera ocurrido no le había hecho ni un rasguño.

Sin pensármelo dos veces, caí desde mi posición a la batalla e hice aparecer una cadena de oscuridad con la que hice lo posible para mantenerle sujeto. Lamentablemente, aquella idea no termino de cuajar cuando ví como se giraba y agarraba la propia cadena para atraerme a él y así lanzarme por los aires de una patada. Por suerte, caí cerca de Jeanne y de Hana, las cuáles parecían sorprendidas de verme por alguna razón.

¿Querías a tu amigo? Ahí lo tienes —comentó mientras me volvía a poner en pie, listo para desafiarle—. Yo, el Juez Gabranth, os juzgaré a todos por igual. Y vuestra sentencia es la muerte.

¿Neru? ¿Pero no te habían matado?— preguntó Hana sorprendida.

¿Yo, muerto?— pensándolo bien, no era de extrañar que los Villanos hubieran engañado al grupo con tal de hacerles chantaje o amedrentarles, pero como ahora sabían no era el caso —Quien quiera que os haya dicho eso no tiene ni idea de por lo que he pasado ya. Lamento haberos preocupado.

Acto seguido, encaré a Gabranth directamente mientras le apuntaba con mi llave espada.

¡Mucho hablas de justicia, pero lo único que haces es traer el caos! ¿Dónde está la chica de Londres, Wendy, y para qué la necesitáis los Villanos Finales? ¡Responde!

Su respuesta no tardó en venir, en forma de varios Sincorazón demasiado familiares: GigaSombras. Ahora no quedaba duda alguna: Los Villanos Finales eran los que controlaban a los sincorazón desde la sombra. Ambos sincorazón se habían generado de forma casi espontánea y estaban claro que darían guerra. Pero esta vez no pensaba huir.

¡Cuidado!

Sin pensármelo más, ingerí de inmediato un éter, esperando que me ayudara a recuperar las fuerzas que aún me quedaban por recuperar, y tras eso utilizé un Carbón que guardaba bajo mi chaleco para invocar un Piro que fuera directo a mi contrincante sediento de luz. Acto seguido, enarbolé mi Llave Espada y comencé a concentrar todo lo que sentía en ese momento para potenciar la Oscuridad de mi corazón: Ira, Rabia, Ansia de venganza. Sobre todo rabia. Acto seguido, una vez adquirí mi Filo de Sombras, me lancé de inmediato contra él, esperando que la unión del hechizo, los tajos sombríos y los ataques de apoyo que realizaran el resto fuera suficiente para destruirle, o como mínimo debilitarle.

Una vez acabara con el ataque, tanto si lograba empujarle atrás como si no, haría lo posible (ya fuera de un salto o de ser posible utilizando algún tipo de magia ajena*, para prepararme para un posible contraataque. Mi técnica a partir de entonces sería la de esquivar sus posibles ataques, los cuáles ahora conocía más o menos gracias a mi experiencia en la cueva, y hacer lo posible para combatir al monstruo.

De lograr derrotar al más cercano, me dirigiría de inmediato a por el segundo, el que se encontraba cerca de la Maestra y el desconocido, dispuesto a ayudarles.

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* Cuando hablo de "usando algún tipo de magia ajena", me refiero a un acuerdo con Jeanne por el cuál ella tratará de convencer a Campanilla para que me rocíe con los polvos mágicos, dándome quizás la posibilidad de volar o al menos esquivar los ataques con más gracia.

De cumplirse ésta idea, todos los esquivos e intentos de contraataque los haría usando el vuelo / planeo / Aerodeslizador de los polvos mágicos de Campanilla.


1º Neru usa Éter Va a cabar ebrio de tanta poti (?)

2º Neru usa el Carbón para lanzar un hechizo Piro libre de coste:

▪ Piro (HM) [Nivel 2] [Requiere Poder Mágico: 3]. Proyectil de fuego lineal, con muy pocas posibilidades de producir quemaduras.


3º Neru utiliza su Habilidad Personalizada "Filo de Sombra"

▪ Filo de Sombra (HC) [Nivel 14] [Afinidad a Oscuridad; Velocidad: 10; Combate con armas blancas: 20] El usuario deja cargar su arma (sea la que sea) durante unos pocos segundos con la oscuridad de su corazón. Una vez el arma está cargada, el portador se desplaza rápidamente hacia el objetivo y le asesta una serie de mandobles hasta un máximo de cuatro golpes, siendo el último el más potente. Si la resistencia del contrincante no es especialmente alta, el último golpe podría empujarlo hacia atrás unos pocos metros.


4º Neru se dedica a esquivar y contraatacar en la medida de lo posible a la Gigasombra. (Como dije en el asterisco, si fuera posible usando el Vuelo / Planeo / Aerodeslizador de los Polvos de Campanilla. En caso contrario a base de volteretas y saltos hacia atrás)
LET YOUR HEART SURRENDER BY THE DARKNESS¡

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Re: [País de Nunca Jamás] Hasta nunca jamás

Notapor Zodiark » Sab Mar 19, 2016 4:52 pm

No tardé en llegar a la bahía. En la distancia, pude vislumbrar algunas columnas de humo, lo que demostraba que, efectivamente, la cosa no iba bien. Poco antes de llegar al lugar del que surgían, me introduje en la maleza para acercarme sin ser vista, aterrizar y analizar la situación desde un lugar seguro.

La situación era peliaguda. A pesar de ser un gran número, estaba claro que estaban en problemas frente al Villano Final que se enfrentaba a ellos, a quien reconocí fácilmente por su característica armadura oscura...

Gabranth...

Siempre había sabido, desde que le conocí en el Inframundo, que tarde o temprano me iba a tocar pelear cara a cara con él, y al parecer ese momento había llegado.

Grabranth se preparaba para la ofensiva, así que tenía que actuar rápido. Observé a los demás, buscando a quien necesitase ayuda, y fue entonces cuando me percaté de que allí había alguien que... no debía estar allí.

No puede ser...

Una sonrisa se dibujó en mi cara, y noté cómo mi cuerpo se relajaba. ¡Neru estaba vivo! No sabía si Shinju nos había mentido, o si simplemente creía que había muerto pero logró salvarse, pero estaba muy feliz de que estuviese sano y salvo... Bueno, relativamente.

Además, también observé al hombre que se encontraba junto a Rebecca, al que reconocí como el compañero de Fran y Nono. En conclusión, excepto Fran y los que se habían quedado en el campamento indio, estábamos todos allí.

El Villano invocó a dos Sincorazón, y cada uno se encaró a un grupo distinto. Todos se pusieron manos a la obra para derrotarles, pero Hana se encaró directamente a Gabranth. ¡Estaba loca! Los Villanos Finales no se andaban con tonterías, y ya nos había quedado claro que su poder era muy superior al nuestro. Enfrentarse sola a uno de ellos era una temeridad.

Ukki, a por ese —Señalé a la Gigasombra que se enfrentaba a Rebecca y el pirata del aire.

Ukki trepó rápidamente a uno de los árboles cercanos, y esperó pacientemente a encontrar un momento adecuado durante el combate de la maestra y el otro hombre con el Sincorazón. Entonces, saltaría a su cabeza con los pies por delante y le golpearía. No le haría mucho daño, pero al menos le molestaría y aprovechando el ataque sorpresa la Gigasombra quedaría aturdida por unos instantes. Después, se retiraría de un salto y se colocaría junto a Rebecca para estar a salvo.

Por mi parte, yo tenía otro objetivo mucho más grande. Lo primero que hice fue lanzar Libra sobre Gabranth y, a continuación, lanzaría un Ciclón de Hojas desde la maleza. Esperaba con ello darle una oportunidad a Hana para atacar, así que tenía la esperanza de que pudiese reaccionar a tiempo y la supiese aprovechar.

Entonces sería el momento de unirme al combate. Tras la ofensiva de Hana, saldría de entre los arbustos con la Pétalo de Hada en ristre y volaría hacia el Villano por detrás. Aterrizaría justo detrás de él y, de un salto, me propulsaría para ganar fuerza y golpearía su nuca para tratar de lanzar su casco por los aires.

Quería ver el rostro de la persona con la que estaba a punto de enfrentarme.

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▪ Libra (HM) [Nivel 7] [Requiere Poder Mágico: 9]. El usuario es capaz de conocer algunos datos de su enemigo, como su balance de poder, alguna habilidad propia, su magia afín, etcétera.

▪ Ciclón de hojas (HM) [Nivel 12] [Requiere afinidad a Natura, Poder mágico: 18, Puntería: 8] Del extremo de la Llave Espada del usuario surge un torrente de hojas afiladas que vuelan hacia el objetivo y lo rodean durante unos segundos, girando rápidamente y provocándole leves cortes. Al terminar, las hojas caen al suelo y desaparecen.

Total: 19 PH
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Hasta nunca jamás - Ronda #11

Notapor Tsuna » Sab Mar 19, 2016 8:03 pm

El campamento indio

Entiendo su decisión. Y sí, por supuesto que nos iremos de Nunca Jamás. Pero en cuanto nos libremos de Seymour y nos aseguremos de que vuestro hogar no corre peligro. Esto no solo tiene que ver con vosotros, el pueblo indio. Amigos míos como Peter Pan, Campanilla y el resto de Niños Perdidos corren peligro en esta isla. No voy a abandonarles

Tigrilla abrió los ojos como platos, sorprendida, y se inclinó hacia adelante.

¿Peter? ¿Conoces a Peter también? —esperó por unos instantes la posible confirmación, o no, de Light Hikari, y se viró hacia su padre, que no apartaba el gesto del joven—. Padre, ¡conoce a Peter Pan!

Estar bien, yo avisar a mi pueblo sobre nuestra decisión. —acto seguido giró su rostro hacia un rincón, en el que se encontraba un indio que permanecía oculto a menos que se fijaran muy pero que muy bien, y el hombre partió escaleras abajo.

Al menos, Light había logrado que Shinju y Nono pudiesen escapar con vida, en caso de haber caído en la supuesta trampa.

Gracias por su tiempo —se despidió el aprendiz, a lo que recibió un asentimiento de cabeza por parte del líder indio, y una pícara sonrisa por parte de la princesa Tigrilla. Uy, parecía que le había terminado cayendo en gracia a alguien.

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Light se despidió y bajó raudo por las escaleras, sintiendo ese extraño frío. Al descender vio a Nana allí, en el pasillo, hablando con un guerrero indio joven, calvo, delgado y de piel blanca, parecían mantener una animada charla. La niña observó a Light y comprendió que había terminado su audiencia con los líderes de la tribu, se despidió del hombre y ambos se dirigieron hacia la puerta de la casa, que daba con el exterior.

¿Y qué pasar con otros extranjeros? —preguntó Nana por el camino, intrigada en saber qué haría Light con sus compañeros. El aprendiz estaba convencido de ir a verlos e informarles. Tras su respuesta, se aventuró a preguntar—. ¿Y con el hombre de azul?

Una vez fuera de la casa, donde Light vio que en efecto se trataba de una casa construída dentro del tronco de un árbol grueso y enorme —mucho más que el resto—, avanzó con la niña por el único sendero que quedaba, en medio de aquella selva helada. Los pocos indios de la zona, en su mayoría si no eran mujeres se trataban de guerreros experimentados, les observaron con cierto recelo, se notaba la tensión por su parte aunque se mantuvieron callados.

Ni Nana ni Light llegaron más lejos: escucharon el sonido de un fuerte golpe proveniente del interior de la casa, la puerta de la vivienda se abrió de par en par y de ella salió una niebla fantasmal, seguida de una figura que llevaba a rastras por el cuello al mismo guerrero con el que estaba hablando la niña momentos atrás. Light comprendió entonces que aquel indio, tan joven y con toda una vida todavía por delante, estaba muerto, pues no ofrecía resistencia alguna y se dejaba llevar cual muñeco de trapo.

Nana abrió los ojos horrorizada y ahogó un grito, al igual que el resto de indios del lugar.

Ah, el mismo Caballero de la otra vez, es un honor volver a encontrarnos —habló Seymour, que descendía por las escaleras de madera de la entrada hasta situarse a pocos metros de ellos. El frío se intensificó, y una barrera mágica surgió por toda la zona, dejando a los presentes atrapados en ella—. He estado atento a la reunión —confesó, negando con la cabeza y mirando al suelo, como si estuviese rectificando algo que no tardó en revelar—, pensaba que era necesaria la ayuda de los Caballeros para abrir la puerta, pero veo que no. Toda esta pantomima ya no tiene ningún sentido, y eso hace las cosas más fáciles.

Zarandeó el cadáver del indio y lo tiró al suelo como un saco de patatas, sin ningún respeto.

¡Cómo atrever, traidor! ¡Nosotros confiar en ti! —exclamó uno de los indios con voz grave, ya adulto y curtido en batallas.

Seymour rió burlón ante su comentario, le dedicó una mirada y se justificó.

Pues no haber confiado. —Era sin duda despreciable.

¡Suficiente, tú no manchar nuestro honor! ¡Nosotros proteger a princesa y líder aquí y ahora!

Los indios cargaron sus lanzas y saltaron a por él. Todo sucedió demasiado rápido como para que Light pudiese intervenir. No le dejaron ni contaron con él en su ofensiva. Seymour invocó una enorme vara larga de color rojo y la movió en el aire. Al instante numerosas bolas de fuego se materializaron, salieron disparadas y explotaron al encontrar los cuerpos de los indios. Todos sus cuerpos quedaron en el suelo sin vida, incluso los de las mujeres que no habían participado siquiera en la batalla. Seymour se aseguró además de lanzar una bola ígnea a Nana, quizá teniendo la certeza de que Light la protegería y no podría evitar la muerte de los demás. Claro que siempre le quedaba Gaomon para intentar salvar a alguien.

Nana observó horrorizada los cadáveres de los que habían sido sus seres queridos hasta hacía unos momentos, luego miró a Light temblorosa.

Ser él. Nana saber... Nana saber que los espíritus ser malos...

Entretanto, Seymour comenzó a verse rodeado de un aura fantasmal mucho más intensa. Los cuerpos muertos de los indios reaccionaron a ello y comenzaron a verse tragados por las luces que desprendía el villano. Parecía estar absorbiendo sus cuerpos, o sus corazones, quién sabía qué era aquello. Lo único claro es que de los indios ya no quedaba nada.

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¿Malos? Es mi misión salvar Nunca Jamás, pero primero tengo un asunto entre manos, Caballero. A estas alturas Gabranth ya habrá liquidado a varios de tus compañeros. En cuanto acabemos nuestra tarea principal me encargaré de terminar lo que he empezado en este mundo. —Y abrió ambos brazos de par en par, abarcando todo.

»Adelante, Caballero de la Luz. Demuestra cuán terca es la fuerza que te mantiene aferrado al dolor.

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Pues eso, combate contra Seymour. Shinju y Nono en teoría andan por ahí cerca, pero no saben nada sobre la batalla, si no encuentras una forma de avisarlos llegarán dentro de dos rondas. Sobra decir que si no proteges a Nana adecuadamente, Seymour le podrá quitar el colgante.

¡Mucha suerte!


El barco de Garfio


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¿Acaso te ha comido la lengua el gato? —preguntó la tal Samy ante el silencio de Freya, que parecía estar buscando un momento para escapar—. Al capitán le comió una mano un caimán, ¿sabías?

Pero Samy no apartaba la vista de Freya, y cada vez que retrocedía un paso o miraba en otra dirección ella daba un paso adelante: no la iba a dejar escapar así como así, y si pretendía capturarla o hacerla daño, eso la aprendiz no lo podía saber. No obstante en cierto momento el barco pegó una tremenda sacudida —¿quizás por el combate que se estaba llevando afuera?— que logró que las paredes y el suelo chirriaran como nunca. Las dos perdieron el equilibrio y cayeron al suelo, Samy soltó una maldición por lo bajo y rodó hacia abajo, cayendo por unas escaleras de mano a un nivel inferior, mientras que Freya pudo mantenerse agarrada a una tubería que sobresalía de la pared.

Al cabo de unos segundos el galeón recuperó la normalidad y Freya estaba sola, porque la pirata todavía no había vuelto a subir, así que aprovechó para escabullirse y marcharse en dirección contraria. Giró por un pasillo, bajo unas escaleras y abrió dos o tres puertas que daban a dormitorios con un olor muy cargado, luego se percató de una trampilla bajo sus pies y continuó descendiendo por una escalera de mano. Durante el descenso escuchó el sonido de los cañones retumbando por las paredes: lo más probable es que estuviesen cañoneando a sus compañeros en la playa.

¡Debía darse prisa!

De pronto se encontró en un pasillo muy oscuro, iluminado levemente por candiles sujetados en las paredes, mientras los temblores de los cañonazos sacudían el barco. Al avanzar un poco se percató de unas voces en una de las puertas al fondo, eran varias personas murmurando.

¿Y dices que yo tengo la culpa de lo que está pasando?

Una voz que Freya no alcanzó a escuchar demasiado bien se lo confirmó.

A este paso toda mi tripulación caerá por mi culpa, con esos bichos negros pululando por todas partes... ¿Por qué? ¿Por qué me han tenido que elegir a mí? Soy un desgraciado.

¡P-pero capitán...! Tal y como ella dice, podemos hacernos con su control.

"Ella", la tercera persona que se encontraba allí, si es que no había más en silencio, habló, dijo algo.

¿Peter Pan...? ¡Ese maldito crío! Le daré una lección a él, y a Light, ¡y a Freya también! Todavía podemos encontrarlos —unos segundos de silencio—. ¡Pero esas cosas me dan tanto miedo...!

¿Formaría parte "ella" de la banda de los villanos finales, como especularon la maestra Rebecca y sus compañeros, o sería alguien distinto? Ante Freya se abrían muchas opciones, ahora que encontraba allí.

Vaya, qué curioso —murmuró una voz femenina a sus espaldas, quizá causando algun susto en la aprendiz—. ¿De qué será culpable el capitán? —¿Se lo preguntaba de verdad, o pretendía despertar la curiosidad de Freya porque ella ya lo sabía?

Samy, se le había acercado por detrás sin que se enterara. Algo en su mirada parecía querer decir más de lo que aparentaba. Por lo que parecía, tampoco estaba dispuesta a delatar a Freya, como si quisiese también espiar... ¿Pero por qué iba una pirata a espiar a su propio capitán? Algo no iba bien en aquel barco.

La Bahía


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¿Juzgarme, tú? ¡Inténtalo!

Gabranth, que iba directo con arma en mano hacia Hana no vio venir el hechizo Aqua+ que esta le lanzó a corta distancia. Lo recibió de lleno aunque apenas se inmutó, solo sirvió para detenerlo un segundo, segundo que aprovechó Hana para retroceder y lanzar un Canturreo sobre sí misma, quedando invisible a ojos del Juez. Como acto reflejo el hombre dirigió su vista al suelo, buscando sus pisadas en la arena.

¡Mucho hablas de justicia, pero lo único que haces es traer el caos! ¿Dónde está la chica de Londres, Wendy, y para qué la necesitáis los Villanos Finales? ¡Responde!

Gabranth ignoró en la medida de lo posible a Neru y fue a lanzarse a por la aprendiza, pero Peter Pan se le lanzó encima con el puñal en mano desde el aire, deteniendo al villano, que perdió de vista a la sirena.

¡Deja a Hana en paz!

¡Aparta!

Gabranth se intentó librar de Peter, que volaba con gracia en el aire evitando en la medida de lo posible las peligrosas estocadas que propinaba el Juez. Hana aprovechó ese momento para moverse con libertad y comer un Bombón de chocolate, lo cual recuperó parte de sus fuerzas.

Mientras tanto Rebecca soltó un resoplido de frustración al ver aparecer la Gigasombra a sus espaldas. Balthier la agarró por el hombro y la apartó de un peligroso zarpazo, lo cual le llevó a recibir una mirada desaprobatoria de la maestra.

Ya me lo agradecerás luego con algo, ¿te parece? Lo primero es quitar a este bicho de aquí. Tú le darás el golpe de gracia.

Rebecca miró a sus espaldas a tiempo de ver cómo Peter detenía a Gabranth y Hana se tornaba invisible. Y haciendo caso o no de las preguntas de Neru encaró al pirata del aire.

Deprisa.

Balthier cargó su escopeta y apretó el gatillo desde la distancia que les separaba, mientras rodeaba al enemigo. Los disparos resonaron por toda la bahía, impactando de lleno en el cuerpo del gigantesco Sincorazón. La maestra, por su parte, alzó el Llavero en el aire y unos finos hilos de agua se materializaron a su alrededor, elevándose hasta lo alto y formando unas figuras de finos dragones que embistieron al monstruo en trombas de agua.

¡Cuidado!

Neru, con sus preguntas ignoradas por parte del Juez, no podía quedarse de brazos cruzados más tiempo, no teniendo a un Sincorazón colosal a sus espaldas. Se bebió un Éter, recuperando fuerzas, y lanzó un Carbón directo al brazo de la criatura. Acto seguido el aprendiz cargó su oscuridad en su Llavero, luego lanzó un Filo de sombras, hasta cuatro mandobles seguidos gracias a la lenta velocidad de la criatura, pero como era muy grande y resistente, no logró empujarla hacia atrás.

De improviso y gracias a la escasa distancia entre ambos, la Gigasombra arremetió contra Neru, empujando su cuerpo hacia la arena, donde estaba Jeanne, que optó por ayudarlo a combatir el monstruo. Una suerte que la Coraza que se había echado minutos atrás todavía funcionaba, logrando que el daño aminorase en gran medida.

Gabranth no pasó desapercibido el detalle de que la maestra Rebecca utilizara magia de agua contra el Sincorazón, por lo que, entre estocada y estocada conjuró un hechizo sobre sí mismo, viéndose rodeado de un aura azul que se concentró en una esfera de ese mismo color, esfera que ahora revoloteaba a su alrededor en círculos.

Suficiente —sentenció el Juez, agarrando con su mano libre a Peter por el rostro. Lo elevó en el aire con una fuerza atroz, pese a los intentos de apuñalarlo del pequeño—. Estás corrupto, niño. Corrupto por ayudar a los Caballeros. Decidí perdonarte la vida, pero tu insistencia te ha sentenciado. —Y alzó su lanza, dispuesto a atravesar a Peter de lado a lado, pero se vio interrumpido.

Un Ciclón de hojas fue lo que salvó a Peter de las garras del Juez, que se vio rodeado por el hechizo surgido de entre los matorrales cercanos. Ukki, la mascota de Maya, saltó sobre la Gigasombra, logrando distraerla por unos instantes que la maestra y el pirata supieron aprovechar, después saltó junto a la mujer, que lo miró asombrada.

¡Ahora!

Rebecca asintió y pegó un salto hacia la cabeza del monstruo, logrando derrotarlo.

Aprovechando el Ciclón de hojas de Maya que distraía al Juez, Hana lanzó un nuevo Aqua+ sobre el villano, pero cuando las hojas se desvanecieron comprobó con horror cómo su ola de agua fría era absorbida por la esfera azulada que le rodeaba. El villano no tardó en dirigir la vista hacia donde Hana se encontraba —aunque por ese entonces ya se podría haber cambiado de sitio—, y sabiendo que ella iba a ser la más problemática por el momento alzó su mano al cielo. Dos enormes nubes de oscuridad se materializaron:

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Dos Vikingos. El primero de ellos, sabiendo dónde se encontraba la aprendiz invisible, se lanzó sin dudarlo a por ella, pegándole un fuerte mamporro en el moflete y tumbándola en el suelo, luego la intentó retener allí, a base de golpes y arañazos. Averiguó enseguida la tremenda fuerza del Sincorazón: se trataba uno de alto nivel.

Se acabaron los juegos. —empuñó su lanza, directo al montón de arena que se revolvía y en el que, hipotéticamente, estaba Hana atrapada con el Sincorazón.

El Vikingo restante fue directo a por el grupo de la maestra, dispuesto a no dejarles tomar respiro ninguno, mientras Neru continuaba luchando contra la Gigasombra acompañado de Jeanne, pero el bicho resistía bastante.

Y al final, cuando todo parecía perdido, apareció Maya. Contaba con la rapidez suficiente para lo que pensaba hacer, aprovechando tantas distracciones a su favor. Se colocó a espaldas del villano, que pareció darse cuenta de su presencia en el último segundo, pegó un salto y le propinó una patada en el casco que no logró evitar.

El casco del Juez cayó sobre la arena, metros más allá, y su rostro quedó al descubierto:

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Zawrid... —reconoció el hombre, todavía con la esfera azulada a su alrededor dando vueltas y con la armadura brillante, recubierta de energía. Ignoró a Hana por unos momentos, en los que esta pudo aprovechar para quitarse al Sincorazón de encima—. Tú también te encuentras aquí. Entiendo.

Gabranth se retiró, hacia el centro de la bahía. Miró a Neru y Jeanne, que luchaban contra la Gigasombra como si su vida fuese en ello, después desvió la vista hacia Rebecca, Balthier y Ukki, que enfrentaban al Vikingo restante, y por último miró a Hana con el ceño fruncido, la cual seguía siendo acosada por el Vikingo restante.

Gabranth suspiró y fue a decir algo, pero de inmediato escucharon el sonido de un cañonazo. Un rincón de la bahía cercano explotó y la arena se elevó metros y metros en el aire. Todos por igual fueron salpicados. Si miraban en la lejanía, verían que el barco pirata se había alejado bastante de la costa, ahora mar adentro, y les estaban cañoneando. Por supuesto, no iban a parar hasta verlos a todos muertos, ¡y Freya estaba con ellos!

Nosotros, Portador, no traemos el caos —se refirió a Neru—. Nuestros objetivos aquí poco os deben importar, el asunto de la niña, Wendy, le pertenece a Seymour. Yo no tengo nada que ver con ello, y tú lo sabes bien. Estoy intentando hacer las cosas a mi manera.

»Puede que no merezcas el mismo trato que tus compañeros, pequeña —le habló a Maya—. Pero seguimos siendo enemigos. Lucharemos aquí, y solo los nobles de corazón saldrán vencedores.

¡Bah!

Y todos vosotros, los que pretendéis ser corderitos, tenéis las manos tan manchadas de sangre como yo. No sois distintos a mí.

Gabranth sacó un Éter de sus ropas y lo bebió, luego empuñó su lanza y echó a correr a toda velocidad, directo a donde se encontraba Hana, siendo acosada por el Sincorazón volador.

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A partir de esta ronda el barco pirata os empezará a cañonear desde el mar. Las posibilidades de que recibáis un cañonazo o no son muy bajas, pero tampoco os confiéis. Recordad que solo Maya ha averiguado acerca de sus características, depende de ella compartir o no la información con los demás.


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Lugares:
- El Campamento. [Mog]
- La Base de los Niños Perdidos.
- La Bahía. [Rebecca, Jeanne, Hana, Neru, Maya, Balthier, Peter Pan y ¿Fran?]
- Barco de Garfio. [Freya y Samy]
- Las Montañas.
- La Jungla.
- La Costa.
- La Guarida de los Piratas.
- El Campamento Indio. [Light y Nana]
- La Laguna de las Sirenas.
- La Isla de la Calavera.


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Datos aportados por Maya:

Nombre: El Juez Gabranth
Raza: Humano
Nivel: 36
Estadísticas:
· VIT: 123/190
· Estados:
- Armadura blindada (2/3 turnos)
- Anti-Agua (1/2 turnos)
Habilidades:
Autoéter [Nvl X]
AutoProtección + [Nvl X]
Juicio [Nvl 25]. El personaje libera una gran cantidad de energía desde sus armas blancas, causando explosiones y daños severos en toda la zona.
Armadura blindada [Nvl 22]. El personaje recibe un 50% menos de daño durante un tiempo.
Filo etéreo [Nvl 12]. El personaje genera el filo de su arma blanca desde una superficie sólida circundante, clavando previamente su arma en el suelo.
Anti-Agua [Nvl 10]. El personaje se vuelve inmune a las habilidades afines a Agua por un breve periodo de tiempo.
¿¿??
Otros datos: ¿¿??


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Light Hikari:
VIT: 64/66
PH: 43/58
Nexo D activado (Xefil):
- Tenue
- Magnetokinesis
- Giro magnético

Gaomon:
VIT: 36/36
PH: 16/20

Freya:
VIT: 30/30
PH: 28/28

Jeanne Mars:
VIT: 19/28
PH: 21/26

Maya Zawrid:
VIT: 36/36
PH: 4/40

Ukki:
VIT: 6/6
PH: 2/2

Neru:
VIT: 29/46
PH: 14/28

Hana Shimizu:
VIT: 34/56
PH: 5/38


Hana: Bombón de chocolate y Corazón de caramelo grande retirados.
Neru: Éter y Carbón retirados.


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Fecha límite: Martes 22 de Marzo.

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Tsuna
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Re: [País de Nunca Jamás] Hasta nunca jamás

Notapor Light » Lun Mar 21, 2016 10:06 pm

Cuando la mujer india le preguntó si conocía a Peter para asegurarse, Light asintió con la cabeza. ¿Quizás tenían una amistad en común? El caso es que afirmar que el niño era amigo suyo parecía haber dado buenos resultados.

Descendió a toda prisa por las escaleras después de despedirse, con la intención de encontrar a la pequeña Nana. Aquella fría sensación no dejaba de incomodarle.

No tuvo problemas para localizarla. La niña se encontraba en el pasillo y en aquellos momentos estaba charlando con un miembro de la tribu. Se despidió de éste tras fijarse en Light y le acompañó a la puerta que daba al exterior. Por el camino se dedicaron a conversar.

¿Y qué pasar con otros extranjeros?

Tengo que buscarlos y hablar con ellos. Espero que no estén teniendo demasiados problemas… —dijo con asomo de preocupación. Se mordió el labio inferior.

¿Y con el hombre de azul?

Se llama Seymour y sus intenciones no son claras. Pero ese villano no puede estar tramando nada bueno. Como te dije, es muy peligroso —afirmó, intranquilo—. Vi cómo os engañaba a través del Árbol de las memorias. Pero ahora sabéis la verdad: he informado a vuestro líder. Y gracias a ti. Muchas gracias, Nana.

»Escucha, el hombre de azul debe tener oscuras intenciones, Nana… por eso no dejes que se acerque a ti o a tu colgante —le indicó, bajando el tono de voz, y señalando la pluma que llevaba colgada—. Lo necesitamos para proteger el Corazón. Si ese indeseable logra alcanzarlo todos estaremos en peligro.

Cuando Light abandonó la vivienda se volvió y la observó de arriba abajo. En efecto, se había internado en un árbol, y uno bastante grande.

El aprendiz era consciente de que todavía había indios que no le mirarían con buenos ojos, así que no les hizo mucho caso y evitó el contacto visual mientras caminaba. Ojalá aquella tensión desapareciera pronto y se convirtieran en aliados. Su situación en aquel mundo no era precisamente favorable y agradecería cualquier ayuda: no debían subestimar a los habitantes de los mundos.

Se preguntó cómo estarían los demás. Seguía preocupado. Agarró con fuerza el colgante de Rebecca, cerró los ojos y se concentró. Esperaba enviar con éxito aquel mensaje telepático.

«Maestra… ¿Me oye? ¿Cómo os va? Estoy en el Campamento indio. Ya sé dónde está la llave al Corazón, la tiene una niña india y ella está ahora conmigo. El problema es que… creo que un Villano Final nos acecha, tengo un mal presentimiento. Me separé de Shinju y Nono, pero ahora estoy en su busca para informarles. Lo más seguro será ir con ellos al Corazón, en cuanto les encuentre lo trataremos cuanto antes».

Le informó sobre el progreso de la misión, de manera muy resumida, y escucharía su posible respuesta. Si no contestaba lo entendería, quizás seguía en medio de un combate y no podía distraerse.

«Sabía que algo malo iba a pasar».

Se detuvo en seco y se viró rapidísimo en cuanto escuchó un potente ruido. Una niebla salía de la casa. Abrió los ojos, con horror, presenciando al villano que abandonaba el árbol. Era Seymour Guado. Éste sujetaba por el cuello a una persona (el joven con el que había charlado antes Nana) que claramente estaba muerta, pues no reaccionaba.

Sospechó que aparecería en cualquier momento y había acertado. Aunque hubiera preferido fallar y no encontrárselo ahora: ni Rebecca ni los demás le acompañaban. ¿Tendría alguna posibilidad de sobrevivir?

Light no pronunció palabra alguna y se limitó a escucharle con la tensión reflejada en el rostro. No esperó ni un segundo para colocarse entre Nana y el malvado villano, protector, y materializar su arma legendaria. Apretó los dientes y los labios.

Verle le hizo recordar aquel día horroroso. No salvó a Ban, tampoco pudo proteger a Cloud en Villain’s Vale. ¿Volvería a resultar un inútil en aquella ocasión?

Ah, el mismo Caballero de la otra vez, es un honor volver a encontrarnos —dijo Seymour. Light no podía decir lo mismo, hubiera preferido no encontrar a aquel indeseable. Y encima no había escapatoria: el Villano Final se aseguró de mantenerles encerrados con una barrera mágica. Genial—. He estado atento a la reunión, pensaba que era necesaria la ayuda de los Caballeros para abrir la puerta, pero veo que no. Toda esta pantomima ya no tiene ningún sentido, y eso hace las cosas más fáciles.

«Mierda», había escuchado su charla con los líderes indios, sabía que Nana tenía la llave. Y, tal como se había imaginado, Seymour iba tras el Corazón. ¿Sería capaz Light de detenerle?

Seymour Guado se deshizo del cuerpo que había estado cargando hasta ese momento, sin ningún respeto. Light abrió un poco la boca y clavó la mirada en el asesino, furioso.

¡Seymour…!

¡Cómo atrever, traidor! ¡Nosotros confiar en ti!

Seymour se rió de manera burlona.

Pues no haber confiado.

¡Suficiente, tú no manchar nuestro honor! ¡Nosotros proteger a princesa y líder aquí y ahora!

¡No, esperad…! ¡NO! —Extendió el brazo, hacia los indios.

Pero ya era demasiado tarde, los valientes indios se disponían a arremeter contra el odioso Villano Final. Y Light, que sospechaba que no llevaban las de ganar, no se equivocó. Seymour materializó una vara y se libró de sus atacantes con un peligroso hechizo de fuego. Los guerreros y otras personas que no se metieron en la batalla cayeron con una facilidad impresionante.

Empujó a la niña y se arrojó con ella al suelo para ayudarla a esquivar una bola de fuego. Se levantó lo más rápido que pudo y presenció, tan horrorizado como Nana, la masacre que había producido Seymour.

«Imperdonable», apretó los puños.

¡Seymour! Tú… ¿¡Cómo te atreves a engañar y matar a todas estas personas!? ¿¡Y qué estás haciendo con sus cuerpos, monstruo!? —le echó en cara, alterado, mientras le fulminaba con la mirada. No podía llamarle de otra manera: era un monstruo que debía ser erradicado.

Ser él. Nana saber... Nana saber que los espíritus ser malos...

El villano, quien parecía emplear alguna magia extraña, estaba absorbiendo a los caídos. Light no daba crédito, nunca había visto nada igual. Tenía que admitir que sus poderes le daban pavor, pero no podía dejarse intimidar.

«Mantén la calma», le recomendó Gaomon, aún desmaterializado. Respiró hondo. Tenía razón, no podía perder los papeles, debía concentrarse en proteger a Nana de Seymour y evitar que perdiera el colgante.

«Lo sé».

¿Malos? Es mi misión salvar Nunca Jamás, pero primero tengo un asunto entre manos, Caballero. A estas alturas Gabranth ya habrá liquidado a varios de tus compañeros. En cuanto acabemos nuestra tarea principal me encargaré de terminar lo que he empezado en este mundo.

Quédate aquí y no te muevas —recomendó a la niña. Volvió a interponerse entre Nana y el Villano Final, dándole la espalda a la primera. Miró al indeseable de Seymour, muy serio y con el ceño fruncido. Cuánto le odiaba.

Adelante, Caballero de la Luz. Demuestra cuán terca es la fuerza que te mantiene aferrado al dolor.

¡No vas a salirte con la tuya, Seymour! —gritó con determinación. Aunque llevara las de perder, aunque esa batalla le costara la vida, tenía que luchar y esforzarse al máximo—. ¡Gaomon! —Gaomon se materializó en ese preciso momento a su lado. No sería la única invocación que le ayudaría—. ¡Bambi, protégenos con tu mejor hechizo de viento! —exclamó mientras agarraba con fuerza el objeto de invocación: un pañuelo blanco. Le ordenó que aplicara un Aero+ sobre todos los aliados: el propio Light, Gaomon y la misma Nana.

Había visto lo que podía hacer Seymour con su magia y no iba a subestimarle.

Entonces pasaría al ataque: arremetería rápidamente contra Seymour mientras su mascota se encargaba de escudar a Nana con su gran cuerpo (se arrojaría sobre el villano y le mordería si se acercaba demasiado a la niña). Light asestaría varios espadazos normales y uno especial: liberaría una Brecha lunar de un furioso tajo, a bocajarro a ser posible. No tendría piedad alguna, golpearía con todas sus fuerzas, con toda su rabia. Como se quedaría sin energías, trataría de usar dos éteres en algún momento idóneo*, cuando su enemigo no se dispusiera a atacarle.

Después, Gaomon empleó un Libra para analizar a su adversario y buscar algún punto débil.

Si en cualquier momento del combate veía que Seymour se acercaba a Nana —a pesar de que su eidolon la protegía—, correría hacia él, con llave en ristre, y le golpearía varias veces para hacerle retroceder. En el caso de que el villano se saliera con la suya y les robara el colgante, lo recuperaría de inmediato usando la Magnetokinesis de Xefil y lo guardaría en un bolsillo. Si había podido beber los dos éteres, debería tener energía mágica suficiente para efectuar este hechizo.

«¡No te saldrás con la tuya, lo juro».

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▪ Bambi [Nivel 27] No sirve para el combate. Usa Cura, Cura+, Aero y Aero+, con las mismas limitaciones que tienen los personajes a la hora de usar dichas magias, sin embargo, tiene como excepción que, al usarlas, se verán afectados todos los aliados al mismo tiempo, no un individuo concreto. Nunca se queja de nada.
Su Objeto de Invocación es un lazo blanco.

▪ Brecha Lunar (HC) [Nivel 16] [Requiere Afinidad a Luna; Fuerza: 28, Combate con armas blancas: 22; Habilidad ▪ Onda Lunar] [Personalizada] El movimiento personal de Light mejorado. El personaje realiza un potente tajo que toma la forma de una grande y fiera media luna cortante que avanza en línea recta. Habilidad de gran poder cortante que atraviesa los objetos con menor resistencia que se interpongan.

▪ Libra (HM) [Nivel 7] [Requiere Poder Mágico: 9]. El usuario es capaz de conocer algunos datos de su enemigo, como su balance de poder, alguna habilidad propia, su magia afín, etcétera. (Lo usa Gaomon)

▪ *Light usa dos éteres. ¿Cuándo? Pues en algún momento en que Seymour no le esté apuntando a ser posible, cuando se esté tirando un discurso o se distraiga con cualquier cosa, por ejemplo. En un momento idóneo, vamos, que no va a ponerse a beber los eteres cuando Seymour está a punto de atacarle. Si no se da ninguna oportunidad para que los use... pues no los usa

▪ También usará Magnetokinesis (la tiene por el nexo) si les quita el colgante y hay suficientes PH:

▪ Magnetokinesis (HM) [Nivel 10] [Personalizada] [Requiere Afinidad a Espacio, Poder Mágico: 18] Xefil usa sus poderes espaciales para adquirir un cierto grado de telekinesis durante un turno, permitiéndole mover objetos a distancia, empujarlos con fuerzas invisibles y levantarlos en el aire. Límite de 3 kg.
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