[Reino Encantado] Espinas Negras

Trama de Nikolai, Victoria, Ban, Saito + Celeste y Aleyn

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Re: [Reino Encantado] Espinas Negras

Notapor H.S Sora » Mar Mar 08, 2016 11:39 pm

Cualquier duda que hubiese podido tener sobre la lealtad del prisionero en cuestión se esfumó en cuestión de segundos.

¡Ni hablar! ¡Estás chalado! ¿Te das cuenta en qué jodido castillo estás, mocoso? ¡Tienes a un hada inconsciente y tú eres un mocoso invisible! ¡Bien! ¡Vete a luchar contra Maléfica si quieres! ¡Antes de morir quiero ver el cielo una vez más y ser capaz de respirar aire puro, maldita sea!

Egoísta de mierda, ahí te atragantes con tu aire puro. Pero lleno de vicio y muerte.

Iba a replicarle que hiciese lo que quisiese, que yo me quedaría para tratar de proteger su estúpido mundo, cuando se oyeron pasos. Tragué saliva, tratando de hacer que Tuk se callase, y es que todavía conseguiría que todo el castillo supiese de mi presencia antes de poder hacer nada por la Maestra Nanashi. Y aquello si que no lo consentiría.

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Ver para creer.

El destino tenía una irónica manera de quitarme la razón. Y el ver a Nikolai algo malherido me hacía pensar que lo más probable era que mi teoría de la conspiración no se hubiese dado tal y como pensaba.

¿Uno de tus amigos?

Más o menos.

Nikolai parecía estar al borde de los nervios, incluso había llegado a invocar la Llave Espada, aunque no podía saber muy bien por qué motivo estaba así hasta que me acordé de que él no podía vernos: seguíamos afectados por el magnífico hechizo de Primavera.

¿Saito?

El mismo.

Me acerqué al desorientado muchacho, en busca de explicaciones. No acababa de tenerlas todas conmigo sobre su lealtad, pero si alguien podía aclararme algo de todo aquello era él, por mucho que me desagradase; antes de nada tuve que contarle que estaba afectado por la magia de Primavera, al igual que Tuk y la inconsciente hada, para que dejase de mirarme como si estuviese teniendo alucinaciones y dejase la Llave Espada bien guardada para evitar llamar más la atención.

Aunque con un grupo formado por un anciano senil, un hada inconsciente, un traidor y un loco no sabía que esperar sobre aquello de no llamar mucho la atención. El caso era que había llegado mi turno de hacer preguntas:

¿Qué ha pasado con Nanashi? He visto como se la llevaban... ¿Y Mateus? Por Dios, dime que no tiene la Corona.

Mateus nos ha vendido. Llegaron los guardias de Maléfica y les ofreció a Nanashi a cambio de dejarle marchar.

¿Y cómo os encontraron los guardias?… Nadie podía saber lo que estábamos haciendo. Y no creo que a Mateus le interesase que sucediese algo así.

El muchacho se dedicó a explicarme entonces como había estado buscando aquella Corona que se encontraba protegida por una especie de barrera mágica, y que a pesar de haber dado con ella, la había dejado abajo como medida de seguridad para evitar que Mateus se la robase. Ante la pregunta de si había visto al maldito del Emperador, tuve que responder negativamente.

¿Por dónde se había ido entonces?

¿Dónde está Primavera y de quién es la voz que he escuchado antes?

Verás…

No tuve otro remedio que contarle a Nikolai la situación actual de la que iba a formar parte: Primavera había perdido la consciencia después de usar lo que parecían ser sus reservas de energía para volvernos invisibles de aquellos monstruos que se habían llevado a la Maestra Nanashi, pero por suerte no sería nada más grave que un desmayo. Por otra parte estaba Tuk, el anciano que se negaba a hacer cualquier otra cosa que no fuese escapar como una bala de su encarcelamiento.

Diversión y felicidad, vaya.

Tenemos que ir a por la Maestra Nanashi, antes de que Maléfica decida cebarse con ella. O algo peor.

Tuk había estado apartado de todo nuestro espectáculo hasta entonces, pero en vista de que nuestra conversación se podía alargar todavía más decidió intervenir.

Contadme qué está sucediendo fuera de este puñetero castillo y decidme quiénes sois vosotros y por qué creíais que podíais hacer daño a Maléfica. ¿Es que queríais suicidaros? ¿Qué es lo que buscáis?

No es que “lo creamos” —añadí, mirándole con dureza—. Es que podemos hacerle daño. Pero se han torcido las cosas, y ahora necesitamos una ayuda extra. Lo que estábamos buscando —susurré todavía más bajo—. Era una forma de cargarnos esta fortaleza. O encontrarle en su defecto un punto débil o un objeto que...

He vivido aquí casi toda mi vida y si queréis un mapa del Castillo, más os vale hacerme caso. No pienso acompañaros, no quiero morir pero necesito saber qué ha pasado durante… ¿Cuánto tiempo llevo aquí…? Y más os vale hacerlo rápido. Si Maléfica se entera de que me habéis ayudado os matará. Estoy seguro de que nunca se ha olvidado por completo de mí.

»Luego os contaré lo que queráis saber y si ni entonces entráis en razón, pues allá os queméis en el Infierno, pero yo voy a salir de aquí.

Me encogí de hombros tras mirar a Nikolai, gracioso porque este no había podido ver mi gesto dada mi invisibilidad, pero a pesar de todo logramos coordinarnos. Empezó él primero a explicarle la situación a pesar de que el tiempo apremiaba, y bastante.

Está bien, si lo que quieres es marcharte no te lo voy a impedir. Ya estamos hasta el cuello de mierda como para arrastrar a alguien más con nosotros.

El miembro de Tierra de Partida me dirigió una mirada que no supe acabar de interpretar, ¿quería decir con aquello que no podíamos retener a Tuk con nosotros? Me parecía bien, pero ya que lo había rescatado de allí no se iba a ir sin hacernos un mapa o ayudarnos. De lo contrario me encargaría de que volviese del mugriento agujero del que había salido, esta vez para siempre.

Pero tengo que informarte de que las cosas afuera no están mucho mejor que aquí: hay guerra, Tuk. El ejército de Maléfica se ha dedicado a arrasar con todos los asentamientos humanos que ha encontrado a su paso. Ahora mismo está atacando el castillo del rey Huberto y dios sabe cuánto aguantarán sus defensas.

Tras dejarle unos minutos al hombre para que retuviese todo lo que le acababa de decir Nikolai, y aprovechando la pausa que éste había hecho, añadí:

Llevas más de diez años encerrado Tuk, o eso dijo Mateus Palamecia. Y respecto a lo de la guerra es totalmente cierto, sumándole un maleficio que tiene la Princesa Aurora y que la matará muy pronto. Por eso estábamos aquí, hemos venido a intentar ayudar, a equilibrar la balanza para que esa bruja no se salga con la suya...

Si nos hemos internado aquí es para llevarnos un artefacto muy importante para Maléfica. —Nikolai y yo nos complementábamos las frases. Nanashi estaría impresionada de ver esta alianza—. Una… Corona, que lo único que ha hecho es meterme en la cabeza imágenes sobre una tal Friederike. Ya sabemos dónde está, sí. Pero cierto conocido tuyo ha hecho que capturasen a nuestra Maestra. Como ya te he dicho, no te voy a poner trabas para que escapes si es lo que deseas, pero nosotros no nos podemos ir sin ella, aunque sea consciente que lo que vamos a hacer es una soberana idiotez.

Por una vez estaba de acuerdo con lo que decía. Quizá ir a salvar solos a la Maestra Nanashi no era un acto de sensatez extraordinario, pero estaba claro que no podíamos abandonarla a su suerte. Yo no al menos, no después de todo lo que había sucedido en el Castillo del Olvido con ella.

»¿Puedes al menos indicarnos cómo movernos por el castillo o darnos una pista de a dónde se la han podido llevar? Cualquier atajo para sortear a los guardias o vía de escape para cuando la encontremos. Por favor...

Saqué de mi mochila un bloc de notas y un lápiz y se los ofrecí a Tuk. Todo lo que le pedíamos era un maldita manera de guiarnos ahí dentro. Aunque fuese un suicidio, no teníamos otra opción…

Por favor, tenemos que rescatarla o el esfuerzo de la gente que está ahí fuera será en balde… no queremos impedir que respires tu aire puro, pero ayúdanos a que Maléfica empiece a pagar por todo lo que ha hecho. Por todas esas vidas que ha destrozado, toda la gente que ha matado y por todo con lo que pretende acabar…

>>Solo necesitamos un mapa y toda la información que puedas darnos. Después de esto no volveremos a molestarte.

Esperaba que aquello funcionase y que pudiésemos encontrar a la Dama de Hierro antes de que fuese demasiado tarde. No quería imaginarme lo que podían estar haciéndole mientras nosotros debatíamos con aquel prisionero desagradecido.
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Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
H.S Sora
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Re: Ronda 9

Notapor Sally » Mié Mar 09, 2016 1:21 am

Por supuesto, la criatura invisible atacó con algo contra lo que Aleyn no podía defenderse. Y, de haber estado solo, el combate habría acabado en muy poco tiempo, siendo él el claro perdedor. El enemigo no mostraba piedad alguna. Como tampoco era consciente de la presencia de Ygraine, que fue quien hizo que la batalla se igualara un poco.

Ya fuera por el ataque del zorro —del que el ser no tardó en deshacerse— , o porque había decidido emplear su magia en acabar con ahora dos rivales, el hechizo de invisibilidad dejó de ocultar a la criatura. Y Aleyn empleó su magia de forma automática antes de que la identidad de su enemigo llegara a calar en su mente.

Quien le había atacado no era Ahren, tal y como había sospechado. Se trataba de alguien a quien jamás se le habría ocurrido colocar en aquella situación. Era un aprendiz. De Bastión Hueco, sí, pero un aprendiz a fin de cuentas. Aleyn no sabía su nombre, solo sabía que pertenecía al grupo que había decidido acudir a la Montaña Prohibida.

¿Acaso Bastión Hueco los había traicionado? ¿Maléfica habría empleado algún hechizo para someter a su voluntad a los miembros de aquella avanzadilla? Si no fuera porque la cabeza le daba vueltas, entre los golpes sufridos y aquella revelación, que había sido como un mazazo emocional, probablemente habría pensado en qué podría significar aquello para Nanashi, Nikolai y Primavera.

Fue su instinto, más que un pensamiento consciente, lo que hizo que siguiera sujetando la Espada a pesar de todo, incluso cuando el aprendiz le tumbó, hasta que este le clavó una daga en la mano, y sintió cómo se la arrebataban sin que pudiera hacer nada más por protegerla. Aunque la Espada, en realidad, no necesitaba protección.

El aprendiz de Bastión Hueco no servía a la Luz, y fue castigado por ello. Lo que para Aleyn fue simplemente un brillo que procedía de la hoja de pronto, para su enemigo tuvo unas consecuencias catastróficas. En apenas un parpadeo, Aleyn fue testigo de cómo el efecto de la Espada quemó, literalmente, al otro joven, obligándole a soltarla.

Aleyn intentó recuperarla con la mano sana, pero antes de que la alcanzara, o de que Ygraine pudiera aprovechar el momento de debilidad del enemigo, una Aurora que, gracias a la Fortuna había recuperado la consciencia, se hizo con la Espada y logró herir al aprendiz en la pierna.

¡Traidor!

Las manos de la muchacha presentaban unas quemaduras similares, aunque mucho más leves, a las del aprendiz de Bastión Hueco. Resultaba evidente, de una forma dolorosa, que la maldición de Maléfica se hacía más real a cada minuto, que pasaba, puesto que antes Aurora había podido blandir la Espada sin más dificultad que la del peso de la misma. Sin embargo, ella la siguió empuñando, y para cuando Aleyn estaba a punto de decirle que la soltara antes de que se hiciera más daño, Aurora decidió irse en busca de los caballos.

Aleyn empezó a incorporarse, encarándose al otro aprendiz, pero en el claro se produjo otra explosión y se vio de nuevo por los aires, perdiendo de vista al resto entre los árboles, y no pudiendo hacer nada para que su caída fuera más suave.

Oía voces procedentes del claro, aunque el significado de las palabras se le escapaba. Ya era demasiado esfuerzo el intentar, sin éxito, levantarse al tiempo que luchaba por contener las náuseas. Cualquiera acabaría con el estómago revuelto después de sufrir la mitad de los golpes y zarandeos que había sufrido. Su estado no le impidió, sin embargo, ver cómo Mateus invocaba un portal de oscuridad y… Por un momento, Aleyn creyó que los golpes habían sido tan fuertes que empezaba a sufrir alucinaciones, porque aquello no podía ser real. Era imposible que estuviese viendo a un segundo Emperador.

Pero allí estaba, preparándose para enfrentarse a Odín junto al primer Mateus, y haciendo que la balanza se inclinara hacia el bando enemigo, y Aleyn se preguntó cuántas cosas más podían salir mal. Solo faltaba que Ahren o la misma Maléfica decidieran dignarse a aparecer para acabar con ellos.

Abel debió considerar que la situación le venía demasiado grande, puesto que se dirigió hacia el bosque mientras los dos Emperadores se encaraban a Odín. Y, entonces sí, Aleyn llegó a entender las nuevas voces que llegaron a sus oídos.

¡Nanashi no te lo perdonará nunca!

¡¡Y TÚ QUÉ SABES!! ¡¡NO ENTIENDES NADA, NECESITO ESA ESPADA!!

La rabia que acompañó a aquellas palabras fue tal que resonó en Aleyn, haciéndole estremecer y preguntarse cuáles serían los motivos que habían llevado al Aprendiz a atacarle de forma tan desesperada. También despertó su pánico, puesto que por un instante temió que el muchacho decidiera secuestrar a Aurora, que sostenía la Espada, dado que él no podía sujetarla directamente sin sufrir graves secuelas. Esa idea hizo que luchara contra el aturdimiento que embotaba su mente y se incorporara rápidamente, dispuesto a usar su propio cuerpo, si hacía falta, para impedirlo.

No hizo falta, sin embargo, puesto que para cuando llagó hasta el aprendiz, este había tomado la decisión de escapar de allí con las manos vacías.

¡Espera! —se escapó de los labios de Aleyn antes de que razonara que era mejor que se fuese, puesto que solo les había traído problemas, un intenso dolor de cabeza y el agotamiento de su magia.

Le daba la sensación de que aquel joven había intentado robarle la Espada más por desesperación que por otro motivo —si aquello fuera un golpe planeado, probablemente habría buscado otra forma de hacerse con ella antes de darse por vencido—, y se habría parado más a pensar en los motivos detrás de aquella acción, si no fuera porque seguían estando demasiado cerca del claro, un claro en el que ahora había dos Emperadores.

Examinó la herida de su mano mientras esperaba que Abel e Ygraine, que no parecía estar herido, llegaran hasta él. No había tiempo de explicaciones o valorar los daños en más profundidad. En cuanto estuvieran reunidos, seguiría el camino que había tomado Aurora, rezando para que nada le hubiera ocurrido mientras iba en busca de los caballos.
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Ronda 10

Notapor Suzume Mizuno » Vie Mar 11, 2016 2:01 am

Aleyn



Abel fue a preguntarle a Aleyn qué pasaba, porque llegó a tiempo de ver cómo Tristan escapaba, pero tras ellos se desató una brutal batalla que resultó en que varios árboles fueran arrancados de cuajo y el soldado decidió dejarlo para más tarde.

Los dos corrieron hacia el interior del bosque.

No vieron a Aurora.

¡No, espera! Allí estaba. Abel la señaló, demasiado cansado para hablar —corría a buen ritmo pero cada paso parecía costarle un infierno—. La princesa había caído de rodillas y se soplaba las palmas quemadas y ennegrecidas mientras la espada yacía a sus pies. Al escucharles dio un respingo e intentó coger de nuevo el arma pero entonces los reconoció y hundió los hombros con alivio. Abrazó un momento a cada uno. Abel sonrió, cansado, y dijo:

Me temo que nos hemos quedado sin caballos, alteza. Habrá que seguir a pie.—Recogió la espada del suelo tras un titubeo. No le hizo daño. Se la tendió a Aleyn.

¿Y el Caballero Odín…?

Abel meneó la cabeza y le dio un suave empujón a ambos. Tenían que continuar con su camino. Aurora pareció a punto de romper a llorar, pero apretó los labios y no protestó, ni siquiera a pesar de que debían dolerle un horror las manos.

Mientras caminaban lo más rápido que podían, se acercó a Aleyn y murmuró:

¿Por qué diría que necesitaba la espada...?—Cuando Aleyn respondiera, Aurora se abrazaría a sí misma y, con los ojos brillantes por las lágrimas, murmuraría—: Fauna… Tía Fauna…

Abel bajó la mirada. No dijo si estaba viva o muerta pero su silencio hablaba por sí solo.

*


Los primeros rayos de amanecer coloreaban el cielo cuando vieron el castillo.

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Aurora suspiró y pareció recobrar algo de energía, aunque no había dejado de llorar silenciosamente durante el resto del camino que recorrieron lo más rápido que pudieron, hasta que en un momento las explosiones simplemente se detuvieron y el bosque se sumió en el silencio.

Ahora cantaba algún que otro pajarillo, casi con timidez, como si no estuviera muy seguro de si tenía derecho a hacerlo.

El castillo petrificado en el tiempo, aguardaba sin que se escuchara ni un solo sonido procedente del mismo. Aurora, con las manos apretadas contra el pecho —incluso si Aleyn había intentado curarla no habría reducido las quemaduras—, dijo:

Por fin…

De nuevo, había algo extraño en sus ojos, algo ardiente, aunque bien podía ser cosa del amanecer.

Abel, por su parte, estaba cruzado de brazos y parecía profundamente suspicaz. No dejaba de mirar a su alrededor con inquietud.

No me gusta. No hemos visto un solo Sincorazón desde que salimos del Castillo. Ha sido todo demasiado fácil.—Miró a Aleyn y a Aurora—.Quizá deberíamos esperar.

Sí, esperar, pero ¿a qué? A Aurora se le escapaba el tiempo entre los dedos. Pronto estaría muerta.

Pero Abel tenía razón. ¿Ni un solo Sincorazón? ¿Dónde estaban? ¿Les esperarían dentro del Castillo? Aurora también parecía nerviosa y, ante todo, muy cansada. Abel también.

¿Qué hacer? ¿Esperar para recuperarse y coger fuerzas o aprovechar el poco tiempo que les quedaba?




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Aleyn
VIT : 19/32
PH : 3/11




****
Tristan



Tristan lloraba, cansado, asustado y harto de todo. Dolido y cansado, se tiró en un claro, casi al borde del bosque. Había conseguido escapar sin problemas; Aleyn no había ido tras él y, si Mateus se había percatado de su presencia, había estado demasiado ocupado luchando contra Odín como para prestarle atención. Suerte para Tristan.

Tan dolorido y desesperado estaba Tristan que no escuchó el particular sonido que todo aprendiz de Caballero conoce.

El que provocaba un Sincorazón al aparecer.

Un Soldado se bamboleó, asomándose por un árbol, y clavó sus ojos dorados en Tristan, indefenso y ofreciéndole la espalda, casi como si le estuviera invitando a acercarse y acabar con su miseria.

Con un traqueteo de su armadura, el Soldado echó a correr. Tristan lo escucharía, pero se daría cuenta de que, con la mano destrozada, no podía levantarse e invocar a tiempo su Llave Espada.

Cuando el Sincorazón saltó sobre él, se escuchó un trino y hubo un resplandor blanco. Se escucharon unas plumas y el rechinar de unas garras contra las placas del Soldado.

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Garuda picoteó al Soldado hasta que lo hizo desaparecer. Después, muy digno, el eidolón sacudió las alas y planeó hasta acabar al lado de Tristan. Lo contempló con serenidad.

Si Tristan recordaba, Nanashi había enviado a Garuda con los mini caballos fuera de la Montaña Prohibida. Después, no se había vuelto a saber nada del ave. ¿Es que la Maestra lo había mandado a buscar después de que Tristan desapareciera?

Fuera lo que fuera, Garuda lo contempló sin juzgarlo y, si se lo permitía, se subiría a su hombro sano y se acomodaría con el cuerpo bien erguido, vigilado los alrededores. Pesaba un poco, pero nada del otro mundo.

Garuda no protestaría, fuera cual fuera el camino que escogiera. Podía pedirle que se adelantara a buscar o a guiarle —lo cual significaría avanzar sin el eidolón un tiempo— y Garuda escucharía. También podría levantarlo por encima de los árboles si por algún motivo no quería usar su glider.

Si Tristan no sabía bien qué hacer, Garuda volvería la cabeza hacia el sur y le clavaría muy suavemente las garras, con una clara señal de a dónde pensaba el ave que debía ir.

Le llegaron los primeros trinos de algún que otro pajarillo. Parecía increíble que sólo hubiera transcurrido una noche.


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Tristan
VIT: 12/30
PH: 18/22


No te cuento la Poción y el Cura.


****
Nikolai y Saito



Tuk escuchó a los dos aprendices y pareció venirse poco a poco abajo, en especial cuando escuchó que había pasado diez años enteros encerrado. Dio la impresión de que fuera a ser incapaz de responder a sus exigencias. Ni siquiera hizo algo más que sobresaltarse cuando mencionaron la Corona y menear la cabeza.

Al final se puso a dibujar en la suciedad del suelo, acuclillado, señalando con gruesos trazos un plano del sótano y de unas cuantas plantas del castillo. Si querían un mapa, tendrían que hacerle una foto o memorizar lo que estaban viendo.

Señaló con un gesto la escalera por la que se habían llevado a Nanashi, que unía el sótano con el vestíbulo y dos plantas superiores. Les indicó que era demasiado visible así que debían evitarlas pero, si a mitad de la escalera se desviaban por un pequeño pasillo a la derecha, que denominó «X», aunque se arriesgaban a que los vieran en el vestíbulo, los dejaría cerca de un pequeño pasadizo que llevaba muy cerca de los aposentos reales, donde supuestamente estaría el acceso dormitorio de Maléfica —había escuchado que dormía en la torre más alta—. Desde allí quizás pudieran investigar a dónde se habían llevado a su Maestra.

Por otra parte, si no querían arriesgarse, había dos opciones: «A» salir al exterior por las catacumbas y recorrer unas escaleras externas —las habrían visto, protegidas por los goblins, donde todo empezó a torcerse— que los llevarían al exterior de la planta baja del Castillo, por donde podrían entrar a partir de la cocinas; o «B», subir por la escalera por la que se habían llevado a Nanashi y, arriba, en el vestíbulo, atravesar el mismo a todo correr hasta llegar al lado de la escalera principal. Les indicó que, a la izquierda, tendrían que encontrar una vieja puerta pequeña que unía con una zona superior, justo encima de la sala de audiencias.

Sobre rutas de escape, eran las mismas que habían usado para entrar. No había otras.

Tuk se incorporó, sacudiéndose las manos. Cada vez tenía menos polvo encima y era difícil verlo:

Yo que vosotros dejaría aquí al hada; será una carga y difícil de transportar. Tenéis que aprovechar la invisibilidad cuanto podáis antes de que el hechizo se rompa. Y dejadme que os diga que aunque estoy agradecido de que me hayáis sacado, estáis locos si os quedáis un minuto más en este castillo. ¿Creéis que Maléfica no le sonsacará a vuestra Maestra que estáis aquí?—Soltó un resoplido despectivo y su voz se fue alejando. El hombre seguía el mismo camino por el que ellos habían venido; se dirigía al exterior. Cómo intentaría bajar por la Montaña Prohibida ya era un misterio—. Intentad que no os maten, pedazo de imbéciles.

Y, entre chapoteos, perdieron a Tuk.

Tenían tres caminos, la opción de llevarse a Primavera o dejarla y decidir si confiar o no en el hechizo de invisibilidad.

Si iban tras Tuk, bien fuera para unirse a él, bien para subir por las escaleras exteriores, sólo les respondería si pretendían ayudarle con posibles guardias y escapar con él. Si no, no escucharían ni verían nada. Se veía que el anciano prisionero daba prioridad sobre todo a su vida.




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Nikolai
VIT: 30/30
PH: 8/28

Saito
VIT: 70/70
PH: 32/32




****
Celeste


Celeste se detuvo, montó en su glider e indicó al chico que subiera tras ella. este, boquiabierto, tardó unos instantes en reaccionar pero se aferró a ella con fuerza. Tuvo que embestir a un lobo que iba a saltar sobre otro soldado pero, después de eso, no le costó llegar a la puerta.

Heike, que se había quedado mirándola con los ojos como platos, reaccionó y dio la orden. Desde las almenas se dispararon flechas de fuego.

Celeste pasó por la puerta justo al mismo tiempo que se dejaba caer la reja. Esta hizo retumbar el suelo al mismo tiempo que el puente estallaba y provocaba una pequeña onda expansiva que desestabilizó a la joven y por poco la hizo estrellarse.

Cuando deshizo el glider —tendría que hacerlo porque llamaba demasiado la atención entre los asustados ciudadanos y los impresionados soldados—, el chico la miraba con una mezcla de miedo y adoración. Balbució hasta que consiguió encontrar palabras:

M-muchas gracias. Ha s-sido impresionante…


Sí que lo ha sido—Heike posó la mano con firmeza en el hombro de la joven y sonrió de medio lado, cansada—. Gracias.—Le dio un apretón y echó a caminar hacia el patio, gritando—. ¡Grishnak ha muerto! ¡Grishnak ha muerto!

Los soldados rugieron una aclamación y algunos incluso se echaron a llorar. Celeste, que nunca había pisado antes aquel mundo, no podía imaginar el dolor que había causado el orco, pero no era difícil suponer que había sido mucho.

Justo en ese momento el cielo comenzó a aclararse. Por fin se acababa la larga, larga noche, y con un triunfo por parte de Celeste. ¿Qué opinaría Nithael? Seguro que ya no podría considerar que no se tomaba las cosas en serio.

Entonces un estruendo los hizo encogerse a todos: una roca de las catapultas había alcanzado la muralla. Heike maldijo para sus adentros y empezó a gritar órdenes para que los hombres se distribuyeran a lo largo de la muralla. Cuando terminó miró a Celeste y dijo:

No olvidaré todo lo que has hecho y me aseguraré de hacérselo saber a tu ángel o a tu Maestra, pero ahora necesito que nos eches una mano. Puedes venir conmigo a la muralla o ir a informar al rey de la muerte de Grishnak. Allí él o el príncipe Felipe te dirán qué más hacer.

Por la muralla estarían Nithael y, quizás, Victoria. Si decidía ir, tendría que pensar en que probablemente tendría que luchar cuerpo a cuerpo o malgastar mucha magia. Claro que, si se quedaba cerca de Heike, puede que se combinara bien.

Por otra parte, en el Castillo quizás pudiera ser más útil. A lo mejor podía conseguir más polvo o transmitir de parte del rey algún mensaje importante o vital para la batalla.

Por lo que parecía, esta se iba a recrudecer de un momento a otro.

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Celeste
VIT: 11/20
PH: 3/22

****
Victoria



Por supuesto, Nithael no escuchó a Victoria en medio del estruendo. Ni lo haría, porque la joven decidió ir hacia Charlotte. Tuvo que bajar, porque la niña no había terminado de subir la muralla, y cargarla cuando estaba un poco herida y tenía que bajar por unas escaleras muy estrechas fue una elección un poco precipitada.

Antes de llegar al suelo las dos cayeron un par de metros y fueron a parar a un montón de paja y madera. Charlotte gimió de dolor y se removió debajo de Victoria. En lo alto comenzaron los gritos de miedo y de dolor. ¿Estarían llegando ya los orcos en sus torres de asalto?

Entonces la niña se abrazó a Victoria, temblando de los pies a la cabeza y sorbiendo por la nariz.

Lo siento, lo siento mucho. Todo sale mal por mi culpa.—Charlotte gimoteó, con los ojos anegados en lágrimas. Parecía realmente aterrorizada. Victoria, entre tanto, la levantaría porque pretendía llevársela a un lugar donde estar a salvo y eso significaba acercarla al interior del Castillo—. ¡Espera! ¡Espera, escúchame por favor! ¡El cuervo me mintió, el cuervo me mintió!

Charlotte se debatió hasta que consiguió soltarse del agarre de Victoria y la cogió por una mano, tirando con desesperación —no es que fuera muy fuerte pero se notaba el esfuerzo— para que le prestara atención.

¡Tienes que escucharme! ¡El cuervo de Maléfica, el cuervo es malo! ¡Me dijo que si conseguía la perla salvaría a papá! ¡Me lo dijo pero ha mentido, no ha esperado!—Y Charlotte no pudo más y rompió a llorar con histerismo—. ¡Van a matar a mi papá y todo es por mi culpa!

Hubo un estallido en la muralla: una roca había derribado una parte superior. Victoria vio a Nithael alzándose en lo alto. Todavía no atacaba. Había gente que quizás dependiera de que ella hiciera acto de aparición. Charlotte se aferraba a Victoria, sin poder dejar de llorar.

¿Qué haría Victoria?


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Victoria
VIT: 37/40 [+1 Acc]
PH: 20/20



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Boys and girls, la trama va a terminar (como la siguiente será una continuación directa no descuento el uso de las pociones). Iba a dejaros una ronda más pero lo he pensado y me voy el 18 a Ceuta y creo que, de una forma u otra, ya hemos cumplido con los objetivos de la primera parte del arco. Me tomaré un descansito y luego volveremos con fuerza en la segunda trama que va a ser muuucho más bestia que esta.

Siento si esta primera parte se os ha hecho larga o corta o lo que sea. Ya os comentaré los motivos, aparte de mi marcha a tierras africanas, para terminar la primera parte aquí.

Así pues, esta es vuestra última ronda. En el caso de Victoria, Celeste o Tristán significa que tenéis que decidir hacia dónde os dirigís y que será algo muy relevante para dónde empezáis la siguiente parte; para Aleyn no implica mucho excepto dar (si quiere) un discursito final y entrar al castillo o decidir si es mejor descansar un poco ya que todos están medio muertos en el equipo; con Saito y Nikolai os diría lo mismo que a los primeros pero con mucha más urgencia ya que no podéis quedaros quietos en un único lugar. Estáis en el castillo enemigo, al fin y al cabo.



Fecha límite: martes 15 de marzo
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: Ronda 10

Notapor H.S Sora » Mar Mar 15, 2016 11:25 pm

Tuk empezó a trazarnos una especie de plano de aquel castillo y, dado que temía no poder llegar a memorizarlo bien, sacaría mi teléfono móvil cuando se hubiese ido y le sacaría un par de fotos: una general de todo lo que había dibujado, y otras que dividían el castillo en función de las plantas que Tuk había estado dibujando.

La invisibilidad seguía activa, pero ¿cuánto tiempo duraría el hechizo de Primavera? Y el hada en cuestión era otro factor a tener en cuenta. Todavía no había recuperado la consciencia, ya que de lo contrario todo aquel asunto de infiltrarnos sería pan comido con su remesa de hechizos… torcí el gesto, mirando por enésima vez el mapa.

Teníamos cuatro opciones, tres si quitábamos la impensable idea de dar media vuelta y abandonar a la Dama de Hierro a su suerte. ¿Que quizá ella se las pudiese llegar a arreglar? No dudaba que Nanashi pudiese acabar saliendo de aquella situación por su cuenta, pero también cabía la posibilidad de que nada de eso sucediese. Y en el mejor de los casos acabaría pudriéndose en una de aquellas celdas, al igual que lo había hecho Tuk.

Pero dudaba que Maléfica fuese tan benevolente.

De las tres opciones, dos eran bastante factibles. Por un lado podíamos salir al exterior, subir las escaleras que habían custodiado los primeros Goblins que habíamos visto e ir moviéndonos por el castillo tras atravesar la cocina; la otra alternativa era seguir por donde se habían llevado a la Maestra y salir corriendo por el vestíbulo hasta dar con una puerta al lado de la escalera principal, llevándonos aquel camino hasta la sala de audiencias.

Y lo más peligroso para el final. Subiendo las mismas escaleras mencionadas con anterioridad podíamos tratar de desviarnos por un pasillo, y si teníamos la suerte de evitar ser vistos en aquella zona, accederíamos a los mismísimos aposentos de aquella bruja. Estaba claro que allí descubriríamos algo acerca del paradero de Nanashi, pero el precio a pagar era internarse en lo más hondo de las entrañas de aquel lugar.

Dónde no podríamos dar marcha atrás. Aunque en aquellas circunstancias, yo ya no tenía elección.

Yo que vosotros dejaría aquí al hada; será una carga y difícil de transportar. Tenéis que aprovechar la invisibilidad cuanto podáis antes de que el hechizo se rompa. Y dejadme que os diga que aunque estoy agradecido de que me hayáis sacado, estáis locos si os quedáis un minuto más en este castillo. ¿Creéis que Maléfica no le sonsacará a vuestra Maestra que estáis aquí?

Tragué saliva, mientras sentía con claridad como la voz de mi temporal compañero se iba en la lejanía. Conocía la frialdad de Nanashi, pero desconocía si su captora tenía métodos capaces de romper la voluntad de una mujer como ella. Más me valía no tener que averiguarlo, por lo que debíamos darnos prisa en encontrarla.

Intentad que no os maten, pedazo de imbéciles.

Me acercaría corriendo a él, con una media sonrisa en mi rostro antes de que se hubiese ido. Al final el anciano me acabaría cayendo bien y todo.

Haremos todo lo posible por no morir, pero intenta que a ti tampoco te pillen. Gracias por todo y coge esto. —Le tendería una Poción, insistiendo en que la llevase consigo.— Espero que volvamos a vernos en mejores circunstancias.

Si el hombre de las mazmorras me ignoraba y proseguía sin escucharme ni coger la poción me limitaría a encogerme de hombros: a partir de ahora el resto dependería de él, de la misma manera en que gran parte del destino de nuestra misión quedaba en nuestras manos.



Sin perder un segundo más, me acerqué a Primavera y cargué con ella hasta donde se había quedado Nikolai. A pesar de lo que había dicho Tuk no veía muy seguro dejarla en una celda cualquiera, y mucho menos sin saber si luego podría llegar a encontrarnos.

Esperaba que a su magia todavía le quedase efecto suficiente como para permitirnos pasar desapercibidos un poco más.

Lo mejor sería separarnos —confesaría a Nikolai, mientras zarandeaba a Primavera para ver si esta recuperaba la consciencia—. Cubriremos más terreno y podremos distraerlos si consiguen pillar a uno de los dos. Iré por el camino que lleva a los aposentos de Maléfica, parece la opción más peligrosa pero de la que más provecho podríamos sacar.

El muchacho me propuso entonces intercambiar números de teléfono por si alguno encontraba alguna pista sobre el paradero de la Maestra. Fruncí el ceño, poco convencido, pero acepté ya que a fin de cuentas la situación estaba demasiado jodida como para intentar ponerle pegas a cualquier alternativa viable.

>>Suerte.

Si Primavera todavía no se había despertado, me la echaría a cuestas y subiría las escaleras hasta dar con el pasillo “X” que Tuk nos había descrito. Lo pasaría corriendo por miedo a que el hechizo se desvaneciese, pero con cuidado de no toparme con ninguno de aquellos soldados que podían estar vigilando los alrededores. Si conseguía tener la suerte suficiente como para pasar con éxito por aquel pasadizo trataría de llegar a los dichosos aposentos, en los que me detendría antes de entrar para tratar de escuchar si había alguien o algo ahí dentro.

Esperaba que la mayor parte de mi camino estuviese iluminado por antorchas o cualquier clase de luz, pero si no se daba el caso y era necesario utilizaría la linterna para ir guiándome. La quitaría cuando no hiciese falta, y naturalmente si veía que cualquiera de aquellas criaturas se iba a percatar de mi presencia la apagaría para no llamar más aún la atención.

Por favor, que encontrase algo que por lo que valiese la pena aquella excursión tan arriesgada al Infierno.

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Lo dicho, Saito se va con una Primavera (consciente o no) por el camino de los aposentos, intentando aprovecharse de su estado de invisibilidad.

Esta primera parte me ha gustado mucho, la verdad sea dicha. Todo el asunto de haberme tenido que separarme de Nanashi, las trolleadas de Tristan, la Corona... aunque si que me parece un final algo precipitado (al menos en la parte de nuestra ruta), pero tus motivos habrás tenido xD Espero con ganas la segunda parte, y mucha suerte en el viaje ^^
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Re: [Reino Encantado] Espinas Negras

Notapor Denna » Mié Mar 16, 2016 12:53 am

Ningún espectáculo con fuegos artificiales podría superar jamás esa explosión.

Todo sucedió muy deprisa. Antes de que pudiera darme cuenta, flechas ardiendo volaban sobre el puente, la reja caía con un estrépito metálico y yo cruzaba la entrada. El puente estalló en lenguas llameantes que devoraron a los huargos más cercanos, y el aire se cargó de humo negro. El olor de por sí hizo que me entraran náuseas, pero la imagen del puente arrasado se me quedaría grabada durante mucho, mucho tiempo.

Y también un temor que creía superado. La explosión, aparte de llegar a pararme el corazón del susto, liberó una onda que hizo que el glider se zarandeara peligrosamente debajo de mí.

No entraré en detalles. ¿El resultado? Un descenso menos elegante de la historia de los vehículos voladores, un par de traumas de por vida para el chaval y para mí, y mis brazos llenos de futuros cardenales. Dolorida, me deshice del glider ante las temerosas miradas de los ciudadanos. No le di demasiada importancia. Al fin y al cabo, teniendo hadas y ángeles por ahí, no tardarían en superar la existencia de un simple e inofensivo glider. Seguro.

Contuve un brote de risa histérica.

M-muchas gracias. Ha s-sido impresionante… —tartamudeó el soldado en voz baja. Me volví hacia él y lo fulminé con la mirada. Seguía enfadada por el peligro que me había hecho correr, pero en el fondo —muy en el fondo— me aliviaba que hubiese sobrevivido. Admitirlo en voz alta ya era otra cosa.

Sí que lo ha sido. Gracias. —Heike apareció a mi lado, sonriente. Pegué un respingo; no la había oído acercarse. De hecho, y ahora que caía en la cuenta, me costaba bastante escuchar. ¿Quizás por la explosión..? Era una posibilidad, una muy alarmante que me dejó al borde de un ataque de nervios. Respondí vagamente a Heike, restándole importancia. Rogaba con todo mi corazón que no me fuera a quedar sorda.

La capitana se limitó a apretarme el hombro y se apresuró a darles a los demás la buena noticia. La muerte del orco pálido, el tal Grishnak, se acogió con vítores y lágrimas emocionadas. Me hice a un lado, sin participar en su celebración. Yo era una extranjera. Aunque me alegrara por ellos, no podía comprender hasta qué punto llegaba su júbilo, ni el daño que habría causado Grishnak para que se sintieran así. No tenía derecho a festejar con los demás, a invadir su felicidad.

El pitido en mis oídos parecía empezar a remitir cuando una roca golpeó el muro y volví a la realidad. La batalla, la guerra de verdad. Ya empezaba. Nithael no podía retrasar a la horda para siempre, y Victoria...

«Victoria está bien, estoy convencida. Tengo que confiar en ella.»

No olvidaré todo lo que has hecho y me aseguraré de hacérselo saber a tu ángel o a tu Maestra —abrí la boca, pero la capitana no me dejó hablar. «¡Por el amor de..! ¡No es mi ángel!»—, pero ahora necesito que nos eches una mano. Puedes venir conmigo a la muralla o ir a informar al rey de la muerte de Grishnak. Allí él o el príncipe Felipe te dirán qué más hacer.

Que su voz empezara a sonar más alta me tranquilizó lo suficiente como para pensarlo. Era una idea tentadora. No tenía demasiadas ganas de entablar combate de nuevo, y menos contra un grupo más grande que dos orcos. Por otra parte, estaban mi orgullo y el hecho de que no quería quedar como una cobarde que huía de la batalla. Vacilé.

¿Creéis que el rey o el príncipe podrían conseguir más explosivos? —pregunté con cautela—. Quizás nos hagan falta en algún momento...

Si Heike afirmaba que sí, ¡perfecto! Ya tenía excusa. Le aseguraría a la capitana que volvería enseguida que pudiera (lo cierto era que no me apetecía quedarme con el rey o el príncipe) tras curarme física y psicológicamente como era debido. No quería abandonarles a su suerte, pero mi propia supervivencia era lo primero. Ya me había arriesgado bastante.

«Avisar de la muerte de Grishnak e ir a por explosivos y suministros.» Podía hacerlo.

Con eso tendría que bastar para despejarme un rato. Eché a andar hacia el castillo a paso ligero, con la adrenalina todavía bombeando en mis venas. Delante de mí, casi con timidez, los primeros rayos de Sol despuntaban por el horizonte.

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¡Fin por mi parte también! Ya comentaré por el grupo mis opiniones mañana o algo, pero en general tengo que decir que estoy contenta con la trama y con mucho hype para la próxima :3
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Re: [Reino Encantado] Espinas Negras

Notapor Drazham » Mié Mar 16, 2016 1:47 am

Acuclillado y con las manos agarrándose las rodillas de la tensión, observó con esmero cada trazo que el viejo Tuk dibujaba en la capa de mugre que reposaba en el suelo de las mazmorras. Para ser un prisionero (uno que se tragó su larga estancia, eso sí) le abrumó el amplio espectro de conocimientos que poseía del lugar, pues en pocos segundos ya había apañado un mapa improvisado que cubría gran parte del castillo.

Nikolai trataba de retener en su cabeza todos y cada uno de los recovecos, puertas y atajos que Tuk señalizaba, grabándoselos a fuego uno por uno como si estuviese convencido de que fuesen a salvarle la vida en cualquier momento: Por lo pronto, tenían a su disposición dos caminos que no deberían de darles demasiados problemas con los guardias. Dar un rodeo por la parte externa del castillo parecía la más segura, pero sería la que más tiempo les consumiría. En cambio, la ruta que llevaba a la sala de audiencias le llamó la atención y le parecía un buen punto para empezar; lo primero que harían los orcos sería llevarle a Nanashi a su Señora.

La otra opción era nada menos que un atajo para llegar a los aposentos de la Bestia. No sería mala idea olvidarlo, aunque prefirió dejarlo como última posibilidad por el peligro que acarreaba acercarse allí.

Dos caminos disponibles y el acceso al dormitorio de Maléfica. Con las vías de escape no tuvieron tanta suerte, pero menos daba una piedra. Ya tenían algo por dónde empezar.

Yo que vosotros dejaría aquí al hada; será una carga y difícil de transportar. Tenéis que aprovechar la invisibilidad cuanto podáis antes de que el hechizo se rompa. —Nikolai puso los ojos en blanco. Una lástima que a él no le sirviese de nada aquel consejo—. Y dejadme que os diga que aunque estoy agradecido de que me hayáis sacado, estáis locos si os quedáis un minuto más en este castillo. ¿Creéis que Maléfica no le sonsacará a vuestra Maestra que estáis aquí?

Ese asunto no es que le preocupase ya mucho. A excepción de Tristan, Mateus se había encargado personalmente de chivarles a los guardias que ellos dos y Primavera existían, por lo que contaba con que la seguridad ya estuviese al corriente de un par de humanos deambulando por el castillo.

Eso sí, mala espina le daban los métodos a los que podía recurrir Maléfica para hacer hablar a una Nanashi que ya de por sí estaba maltrecha. Con cada segundo que malgastaban allí parados, mayor era la ansiedad que le retorcía el estómago.

No se percató hasta el último momento que la voz de Tuk sonaba más lejana. Es más, ni siquiera se dio cuenta de que apenas ya tenía polvo que le hiciese visible y que ya se estaba encaminando a la ruta por la que llegaron a las mazmorras.

Supongo que eso sería todo, ¿no? —preguntó en dirección a los chapoteos en los charcos del suelo, con las manos en jarra.

»Intentad que no os maten, pedazo de imbéciles.

Pues sí, lo era. Antes de que Tuk se perdiese por la oscuridad del pasaje, oyó las zancadas de Saito en su dirección, para luego despedirse de él y darle las gracias. Nikolai no fue menos y se adelantó un par de pasos para hacer lo mismo:

Gracias por todo, Tuk. Cuídate tú también y que te vaya bien con tu nueva libertad.

Y con el sonido del agua resonando con sus pasos cada vez más lejos, se fue, dejando solos a los muchachos y a un hada que no podía ver por ninguna parte, pero a la que daba por dormida.

Nikolai se volvió a acuclillar frente al dibujo y no dudó en hacerle una captura con el móvil para tener un mapa a mano. Se fiaba más en esos momentos de una imagen que de su propia memoria, afectada por el estrés y la tensión para que en el peor de los momentos le jugase una mala pasada y se metiese de lleno en un callejón sin salida.

No podemos perder más el tiempo. En estos momentos los guardias ya le habrán servido en bandeja a Nanashi a esa bruja y no podemos arriesgarnos a esperar lo que va a hacer con ella —comunicó, espolsándose los pantalones nada más levantarse—. Recuerda que tú aun eres invisible, pero a mi siguen pudiendo verme con toda la facilidad del mundo. —Se encogió de hombros y meneó la cabeza—. ¿Tienes alguna preferencia por alguna ruta en concreto?

Lo mejor sería separarnos

Separarse, vale. No era el mejor plan de todos, pero lo cierto es que así reducirían las posibilidades de que los cazasen a la primera. Saito podría sacar a relucir la magia de Primavera sin entorpecerle, mientras que él, bueno… se las ingeniaba para pasar delante de todos esos goblins y orcos. Ya tenía en mente una idea con la que intentarlo, y si abundaban más los primeros, con lo poco avispados que eran, mejor todavía.

No se le pasó por alto que, por el sonido, Saito parecía estar trasteando o cargando con algo. No le costó deducir lo que se proponía y preguntó:

¿Vas a ir con Primavera encima?

No es que le hiciera mucha gracia. Pero menos le hacía dejarla en las mazmorras para que luego se despertase sola y se preguntase dónde puñetas se habían ido todos. Mientras fuese él el que la llevase encima, no debería haber problemas; el hada también estaba afectada por su hechizo.

Cubriremos más terreno y podremos distraerlos si consiguen pillar a uno de los dos. Iré por el camino que lleva a los aposentos de Maléfica, parece la opción más peligrosa pero de la que más provecho podríamos sacar.

Yo iré a la sala de audiencias. Si me doy prisa, lo mismo llego a tiempo y Maléfica seguirá reteniendo a Nanashi con ella para sonsacarle información. —Trasteó con el móvil y dijo—. ¿Tienes número? Que el primero que encuentre algo relevante se lo comunique al otro. —«Ahora, esperemos que este antro de mala muerte tenga cobertura.»

Una vez listos y con los números intercambiados, los dos ascendieron por la escalinata hasta que llegaron al punto en el que cada uno tomaba un camino diferente.

>>Suerte.

Igualmente.

Ya en el punto conflictivo, dependía de su astucia para evitar el menor contacto visual posible con cualquier guardia que rondase por el vestíbulo. Pensando en el estilo de esa bruja, lo más probable es que la iluminación de la Fortaleza Negra fuese su fuerte, y que podría aprovechar el cobijo de las sombras. De todas formas, un poco de oscuridad no sería suficiente para camuflarle. En caso de que en su camino se cruzase irremediablemente con alguien, se tomaría un éter* y emplearía una vez más su Surcaplanos para fundirse con el suelo o las paredes, lo que mejor le ocultase.

Avanzaría buscando cualquier punto en el que esconderse hasta llegar a la puerta de la que le habló Tuk y llegar sano y salvo a la parte superior de la sala de audiencias.

«Por favor, Nanashi. Dime que aun sigues de una pieza.»

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Nikolai se adentra por la ruta “B”.

*Informo de que, pese a que he dicho que Niko se tomaría un éter en caso de necesidad para usar el Surcaplanos, voy a utilizar uno de los bombones de chocolate. Esto lo hago para no cargarme el ambiente y decir que me pongo a comer chocolate en mitad del castillo de Maléfica xD ¡Espero que no hubiese problemas!

- Bombón de chocolate (restaura 15 puntos de vida y 5 PH)

Surcaplanos (HC) [Nivel 10] [Requiere Afinidad a Nada; Elasticidad: 15] El usuario puede sumergir parte de su cuerpo en una superficie sólida como el suelo o paredes, permitiéndole desplazarse con mayor velocidad y ascender por estructuras verticales. También puede atravesar estructuras finas como barrotes y cadenas, aunque nada orgánico.

¡Y eso sería todo! Trama la mar de intensa y esperando con más ganas la segunda parte ^^
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Re: Ronda 10

Notapor Sally » Mié Mar 16, 2016 2:42 am

Aleyn creyó envejecer tres décadas cuando, por unos instantes, no fueron capaces de dar con Aurora. Casi lloró de alivio cuando ella lo abrazó. Estaba a salvo. A pesar de Mateus y del aprendiz de Bastión Hueco, estaba a salvo.

Me temo que nos hemos quedado sin caballos, alteza. Habrá que seguir a pie.

Aleyn solo valoró la opción de usar el glider apenas un instante. El vehículo no podía transportar a los tres y, aunque ese fuera el caso, era demasiado arriesgado moverse por el aire. Era más rápido, sí, y se cansarían menos. Pero eso no compensaba el que pudieran descubrirlos con más facilidad. Y estando los dos Mateus cerca… Sintió un escalofrío. No. Caminar era más seguro.

Abel recogió la Espada y se la tendió, y Aleyn se sintió más completo, a pesar de que no hubiera estado con ella el tiempo suficiente como para echarla de menos. Aún no había asimilado del todo que, minutos antes, un supuesto compañero había estado dispuesto a todo para arrebatársela.

¿Y el Caballero Odín…?

Antes siquiera de que Abel negase con la cabeza, Aleyn supo que aquella pregunta no tendría una respuesta positiva. Un Mateus era ya un rival formidable. Dos… No podían quedarse a esperar el triunfo de Odín, ni tampoco le servirían de mucha ayuda. Debían continuar sin él. Sin la persona a la que habían ido a buscar.

Tras asegurarse la Espada al cinto, Aleyn empezó la caminata a marchas forzadas en dirección al castillo. De vez en cuando miraba de reojo a Aurora. Sus manos no tenían un buen aspecto, y el joven sabía que su interior se encontraba incluso en peor estado. No sabía muy bien cómo acercarse a ella o consolarla. Nunca había sido uno de sus fuertes.

Al cabo de un rato, sin embargo, fue Aurora quien le abordó.

¿Por qué diría que necesitaba la espada...?

Aleyn se rozó de forma inconsciente la mano que el aprendiz de Bastión Hueco le había apuñalado. La traición le seguía doliendo más.

No puedo asegurarlo con certeza. Resulta evidente que no la buscaba por interés propio, sino porque alguien debió ordenarle hacerse con ella, mas…

Se mordió el interior de la mejilla. Una vez pensado con claridad, podía descartar la opción de que Bastión Hueco los hubiera traicionado. Habrían empleado un método mucho más sencillo para obtener la Espada. Así que solo le quedaba la opción de que el aprendiz actuase bajo las órdenes de Maléfica. Si la oscuridad de su corazón, contra la que había reaccionado la Espada, era la causa o la consecuencia de servir al hada, eso ya solo podría conjeturarlo. Y tenía cosas más importantes en las que pensar.

Espero que el resto de la avanzadilla no se encuentre en problemas —añadió, aun sabiendo que, si el aprendiz les había traicionado, era poco probable que no le hubiera revelado la presencia del resto de su grupo a Maléfica. La de vidas que había puesto en peligro, solo él sabía por qué…

Tal vez sus palabras fueron lo que hizo que Aurora recordara a Fauna, o el que la mente de la muchacha estuviera tan saturada por los eventos ocurridos que solo podía preocuparse por una cosa a la vez.

Fauna… Tía Fauna…

Abel no dijo nada; su silencio era más que elocuente. Aleyn respiró hondo, intentando deshacer el nudo de remordimientos, rabia y tristeza que le atenazaba la garganta. No importaba que el resultado hubiese sido el mismo de haber intentado otra cosa. Resultaba innegable que aquello era consecuencia de su decisión. La sangre que le manchaba la mano bien podría ser la de Fauna.

«Y podría haber sido también la de Aurora. No puedes salvar a todo el mundo» No quiso pensar en la posibilidad de que pudiera ser incapaz de salvar siquiera a la princesa. Tenía que poder hacerlo. Tenían que encontrar alguna manera.

O se estaría manchando las manos de sangre en vano.

*


El tan temido —y al mismo tiempo, esperado, aunque solo fuera por el simbolismo de la luz abriéndose camino por la oscuridad de la noche— amanecer empezaba a convertirse en realidad cuando vislumbraron el castillo.

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A Aleyn se le había hecho eterno el viaje. Tal vez por la caminata en sí, por intentar consolar —sin éxito— a Aurora, o por estar en tensión durante todo el tiempo, incluso cuando dejaron atrás las explosiones. Temía que el aprendiz traidor regresara en cualquier momento con refuerzos, o que algún otro aliado de Maléfica les encontrase. Ygraine había estado todo el camino yendo por delante de ellos, olfateando en busca de cualquier rastro sospechoso, a veces perdiéndose de vista para luego volver hasta ellos sin que nada ni nadie lo hubieran alarmado.

Por fin…

Aurora apretaba las manos contra el pecho. Por el camino, Aleyn había tratado de encontrar alguna hierba con la que tratarlas. La naturaleza poco podía hacer contra una herida mágica de aquel tipo, así que no había tardado mucho tiempo en desistir. No habían encontrado tampoco rastros de vida que no fueran las plantas, a excepción de algún pájaro que cantaba con la mitad de intensidad que otros amaneceres. Por supuesto, Aleyn había tratado de localizarlos con la mirada, a pesar de saber por su canto que no había ningún cuervo entre ellos.

Ante la visión del castillo, aquellas preocupaciones que habían formado un poso en su mente durante el viaje salieron a la superficie. La avanzadilla de la Montaña Prohibida, Fauna, el asedio al castillo de Huberto, que ya debía de haber comenzado. Sobre todo el hecho de que hubieran empezado su misión, la búsqueda de Odín, siendo cuatro. Ahora eran tres, y ni siquiera sabía si había sido un fracaso o un éxito. No había forma de conocer el resultado del combate del que habían huido, a menos que más tarde se encontrasen con alguno de sus participantes. Tampoco podía decirse que el estado de los miembros de la expedición que restaban fuera el más óptimo. Estaban exhaustos, tanto física como emocionalmente. ¿Y todo a cambio de qué? ¿De una Espada que tendría que blandir alguien más diestro que ellos, alguien con quien no tenían la oportunidad de contactar? Si tan solo hubiera obtenido uno de aquellos dispositivos de comunicación…

«Deja de pensar en eso. Aún queda tiempo. Aún hay esperanza. Tienes que encontrar el Escudo» Se repitió aquellas y otras ideas cortas, hasta que creyó haber calmado su mente lo bastante como para no tomar decisiones precipitadas.

No me gusta. No hemos visto un solo Sincorazón desde que salimos del Castillo. Ha sido todo demasiado fácil. Quizá deberíamos esperar.

Es probable que Maléfica haya preferido reunir a los Sincorazón en la Montaña Prohibida, donde podría esperar un ataque. No obstante, tenéis razón. Ha sido una travesía demasiado tranquila. Tal vez están aguardando, agazapados, tras las puertas del castillo. —Luchó contra el escalofrío que le sobrevino al recordar el encuentro que había tenido con uno en las hechizadas calles.

Aleyn miró fijamente a Aurora, buscando aquellos detalles —la mirada, las manos quemadas— que revelaban de forma más notoria su maldición. El tiempo no corría a su favor; les quedaban unas doce horas hasta que fuera demasiado tarde para ella, y no contaban ni siquiera con una sola pista que pudiera ayudarlos. Sin embargo, entrar en el castillo, tras cuyas murallas podrían estar esperando hordas de Sincorazón, en su estado actual era un suicidio. Odiaba sentirse así, notando los segundos escapándosele de entre los dedos, pero consideraba que era un mal menor.

Es un buen momento para revisar nuestro equipamiento y tomar aire antes de proseguir. Solo la Fortuna sabe lo que nos aguarda tras esas puertas. Es mejor estar preparados para hacerle frente a cualquier adversidad.

Quizás habrían sido necesarias otras palabras, unas que fueran realmente de ánimo y ayudaran a restablecer la moral dañada. Pero Aleyn se veía incapaz de decir más sin que se le quebrara la máscara de serenidad de la que había intentado revestirse, así que se limitó a dejarse caer en la hierba.

Ygraine se acercó a Aurora, aprovechando la pausa y notando el pésimo estado de ánimo de la muchacha. Aleyn dejó escapar un suspiro después de quitarse el casco. Ahora que su cuerpo se había relajado, se daba cuenta de lo agarrotado y dolorido que se encontraba. Quería seguir luchando, por supuesto, hasta su último aliento. Y en cuanto hubieran repuesto la mayoría de sus fuerzas, pensaba levantarse y dirigirse hacia el castillo sin vacilar.

Aunque una parte de él solo deseaba poder descansar de verdad…

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Pues Aleyn decide quedarse a descansar un poco.

Y me parece que eso es todo. Puede que no haya sido una trama muy larga, pero desde luego intensidad no le ha faltado. ¡Nos vemos en la segunda parte!
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[VK] Ronda #10 - Espinas Negras

Notapor Soul Artist » Mié Mar 16, 2016 11:04 pm

Los primeros rayos de sol ya comenzaban a apreciarse en el horizonte cuando rescaté a Charlotte. Fue un esfuerzo mayor del que pensaba que sería (aunque las heridas no eran demasiado graves, seguían costándome un precio físico), pero no me quejé en voz alta. Eso no quitaba que no tuviese suficiente cuidado: tropecé y caimos, por suerte, sobre un montón de paja.

Me llevé la mano al cuello y lo masajeé ligeramente. Hice un ademán de levantarme, pero Charlotte se abalanzó sobre mí y me rodeó con sus pequeños brazos en lágrimas.

Lo siento, lo siento mucho. Todo sale mal por mi culpa.

Expulsé algo de aire por la nariz y acaricié su cabello con cuidado, buscando consolarla. Era cierto que no debería haber salido de su habitación, pero seguro que no lo había hecho con mala intención. Estaba asustada y sola: yo habría actuado igual a su edad. No merecía una reprimenda, merecía un hombro en el que llorar.

Nada de esto es tu culpa. Voy a ponerte a salvo.

¡Espera! ¡Espera, escúchame por favor! ¡El cuervo me mintió, el cuervo me mintió!

Me costó entender lo que se había puesto a gritar. La levanté y la saqué de la paja, pero ella se negó a irse a ninguna parte sin que escuchara su historia. Por un momento, un escalofrío recorrió mi espalda cuando mencionó al animal, acordándome de lo que ella misma nos había comentado a mí y a Celeste: y cuando me explicó lo que había pasado, una parte de mi alma se me escapó por la boca.

No estaba enfadada ni tampoco triste. Como ya he dicho, toda aquella situación me superaba, como un gran estado de shock: era incapaz de sentir o expresar mis emociones. Sabía que debía sentirme muy disgustada, pero me sentía más forzada a fingirlo que a realmente estarlo. Lo que sí sentí fue ansiedad: entre todo lo que estaba pasando, lo que Charlotte me contaba, la situación de su padre... Y la Perla. Se me estaba escapando de entre mis manos, con todo lo que significaba para mí, para poder terminar aquel capítulo de mi vida. Tenía tanto comprimido dentro que quería llorar, pero era totalmente incapaz. Ni era el momento ni, aunque lo deseara, podría hacerlo.

Un estallido me hizo abrazar a Charlotte y desplegar las alas para protegerla. Una roca había derribado parte de la muralla, y Nithael parecía ser incapaz de controlar aquello por estar pendiente de mí. Pensé con lógica: no tardaría en comenzar a atacar con fuerza si no me presentaba. Se daría cuenta de que no estaba allí y actuaría en consecuencia. Yo podría ir a salvar la Perla y al padre de Charlotte y me daba igual si alguien me lo recriminaba. Era lo correcto: por mí misma, por Kit, por todo Bastión Hueco... Era la mejor decisión para todos. Era mi deber, emocionalmente hablando.

Charlotte, no temas —consolé a la niña, tomándola del brazo y pegando su cabeza contra su pecho—. Gracias por contármelo.

Estaba a una pregunta de conocer la dirección hacia la que había ido el cuervo. Una pregunta para saber adónde había ido la Perla, dejar todo aquello atrás y terminar con lo que Kit había empezado.

Pero eso habría sido demasiado fácil. No me iba a dar paz arreglar mi pasado cuando estaba en juego nuestro presente.

Espera aquí escondida y no salgas por nada del mundo a menos que las hadas buenas te lo digan. El ángel y yo volveremos y haremos lo que podamos por tu padre. No es tu culpa que el cuervo te haya engañado. Toma. —Me quité los protectores oculares y los coloqué en su frente. Le dediqué una sonrisa algo forzada al ver que le quedaban algo grandes, pero bien—. Te prometo que volveremos. Guárdamelos hasta entonces, ¿eh? Y protégete.

Le di un beso en la frente y la obligué a esconderse en la paja. Salí corriendo hacia las escaleras y subí a la máxima velocidad que mis piernas lo permitieron; aquello era lo que necesitaba. Sentía la sangre agitarse en mi corazón, la rabia creciéndome, los dientes encajados intentando retener mis gritos. Pasé de no sentir nada a estar dominada por la adrenalina: me abriría paso entre orcos a puñetazos cargados al máximo poder, tanto que incluso levantarían el viento como un vendaval. Necesitaba desahogarme, dejar fluir mi frustración a partir del ejercicio físico. Necesitaba expresarme y dejar de guárdamelo todo.

¡¡Nithael!! ¡¡Nithael, no te contengas!! ¡¡Defiende el castillo!! ¡¡Te ayudaré!!

Y haría todo lo posible por llegar hasta él. Luchar hasta mis últimas fuerzas, saltar por encima de mis enemigos e intentar planear, abrirme paso a puños vendavales si hacía falta: cualquier cosa. No dejaría que no me escuchase y la misión se fuera más al traste de lo que ya estaba. No permitiría que todo aquello fuera en vano. Y si requería todo de mí, que así fuera:

Si alguien intentaba atacar a Nithael con una flecha o hechizo y podía evitarlo, me pondría en medio.

Si alguien derribaba a Nithael, me tiraría tras él, aunque fuese hacia la tierra y me costara cargar con su peso con las alas.

Si retenían a Nithael, perseguiría a los secuestradores y le alcanzaría.

Haría todo lo que estuviese en mi mano, todo lo posible, por llegar hasta Nithael. Porque yo no era el pasado de otros o el presente de muchos: yo era Victoria Knight. Y Victoria Knight no fallaría a la confianza de alguien que valoraba.
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Final - Espinas Negras

Notapor Astro » Jue Mar 17, 2016 12:43 am

Cuando escuchó el traqueteo de la armadura del Soldado, ya era demasiado tarde para Ban. El sincorazón estaba demasiado cerca como para reaccionar y defenderse a tiempo, pero aunque hubiera tenido tiempo... Una parte de él deseó que el monstruo acabara con todo. Pero otra, más fuerte, luchó por sobrevivir.

Intentó a la desesperada invocar su Llave Espada y luchar, cuando de pronto algo acabó con el Soldado por él. Fue un visto y no visto, acompañado de un sonido de plumas, garras, y un trino. Cuando Ban alzó la vista, confuso, descubrió con asombro a una criatura que ya conocía: Garuda.

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El eidolón acabó con facilidad con el sincorazón, y acto seguido planeó hasta acabar al lado de Ban, observándole con serenidad. El chico no supo cómo reaccionar, contemplando a la criatura con una mezcla de agradecimiento y remordimientos. Al fin y al cabo, Garuda era el eidolón de su maestra... La misma a la que había traicionado momentos antes.

¿Por qué lo hizo? ¿Por qué creyó que Maléfica, una malvada hada que intentaba dominar aquel mundo, le ayudaría sin más? ¿Cómo fue tan idiota...?

Bajó la cabeza, sin resistirse a que el animal se posara en su hombro sano. Se sentía culpable, pero también agradecía tener su compañía sin ser juzgado. Permaneció así durante un buen rato, sentado en el suelo con la cabeza gacha, sin saber qué hacer.

¿Adónde ir? ¿Qué hacer? Ya no sólo en aquel mundo, sino en todo en general. ¿Qué podía hacer... con su vida? ¿Cuándo empezaría a sentir la maldición de Maléfica por haber fallado? ¿Y Nanashi? ¿Sabría ya lo que había hecho?

Supongo que no puedo preguntarte a ti... —comentó, mirando a Garuda de reojo.

Tardó un poco, pero al final se levantó. Debía moverse, no sabía adónde, pero allí parado no conseguiría nada. Sólo atraer a más sincorazón, y con el brazo en aquel estado no podía pelear en condiciones. La pregunta, sin duda, era adónde ir.

De pronto, Garuda clavó un poco sus garras en su hombro y señaló en una dirección. El sur, no no estaba equivocado. Claro, por qué no. Invocó su glider y dejó que el eidolón le guiara. Debía continuar adelante, de alguna manera, aunque no tenía ni idea de qué haría a partir de ahora.

Lo único que podía hacer era avanzar.

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¡Fin por mi parte! Muy contento con la trama, muchas gracias Suzu~

¡Nos vemos en la siguiente!
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Astro
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Ronda 11 (final)

Notapor Suzume Mizuno » Vie Mar 18, 2016 5:06 am

Aleyn



Abel le dio una palmada en el hombro a Aleyn, conforme con su decisión, y se sentó contra un árbol atenderse las heridas. Aurora se acuclilló al lado de Ygraine y lo acarició con infinita tristeza.

Aleyn, mientras tanto, se sumió en sus propios pensamientos. Y mientras esperaba a que recuperaran las fuerzas, percibió algo.

Algo que venía del Castillo.

Alguien le estaba mirando. A él en concreto. No tenía ni idea de cómo lo sabía, pero, durante unos segundos, no le cupo duda alguna de que unos ojos habían cubierto la distancia que los separaba y le habían examinado.

Luego la sensación se esfumó.

Solo le quedó esperar a que todos recuperaran fuerzas antes de ponerse en marcha una vez más.

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Aleyn
VIT : 19/32
PH : 3/11




****
Tristan


Garuda pareció satisfecho de que Tristan se dejara guiar hacia el sur y se mantuvo relativamente cerca de él para que, mientras se alejaban, no lo perdiera de vista. Sobrevolaron el bosque con la luz del amanecer devorando la oscuridad.

Quizás le dio esperanzas al muchacho, que tan asustado estaba de todo lo que le rodeaba. Puede que le hiciera pensar que incluso la noche más larga tenía su final.

Aunque la vista que se encontrara no fuera la que él podía haber esperado: viajaron hacia el sur y las primeras columnas de humo empezaron a elevarse en el horizonte. El castillo de Huberto estaba bajo asedio.

Las tropas de los orcos habían invadido el pueblo y eran tantos que parecían un interminable foso negro que se hubiera extendido alrededor del castillo. Sería imposible entrar y no podía arriesgarse a que lo alcanzaran con una catapulta. Garuda se puso sobre su hombro y le picoteó con suavidad el casco hasta que empezó a descender. Tendría que buscar una forma de acercarse al castillo… A pie.

Entonces un rayo de luz, tan fulgurante que lo cegó por unos momentos, cayó del cielo y desintegró una de las torres de asedio. Vio a Nithael volando en lo alto y Garuda emitió un dulce canto.

¿Quería que se reuniera con él?

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Tristan
VIT: 12/30
PH: 18/22


****
Nikolai y Saito


Tuk rechazó la poción y soltó un gruñido que sonó a «locos, todos locos» antes de continuar con su camino.

Saito encontró que cargar con Primavera no era tan fácil como parecía: la hada era pequeña, pero compensaba aquel detalle con anchura y peso. El muchacho iba a tener bastantes problemas para moverse por con rapidez mientras cargara a la hada.

Los muchachos recorrieron el mismo camino juntos hasta casi el vestíbulo. Era enorme, oscuro y frío a pesar de que había unas cuantas antorchas que impedían que se sumiera en una oscuridad absoluta, aumentando en proporciones dantescas las sombras. Había varios goblins haciendo guardia.

Nikolai tendría que esperar a tener la oportunidad de cruzar. Saito, por su cuenta, pudo continuar por el desvío cargando con Primavera.

*


En medio de un estallido de llamas, Maléfica apareció frente al pozo. Tenía los labios trémulos y le temblaban las manos de pura furia.

Se inclinó y arqueó las finas cejas.

La Corona seguía en su sitio.

Se llevó una mano a la boca, asimilando lo ocurrido y entonces estalló en estruendosas carcajadas. Rió hasta que se quedó satisfecha. Luego su risa se cortó en seco y sus labios se curvaron en una mueca de profundo desprecio.

Estúpidos.

Con un gesto de la mano reventó el hechizo que protegía la Corona y luego extendió una serie de enredaderas que hicieron subir el objeto hasta que el hada oscura pudo tomarla en sus manos. La envolvió el fuego y desapareció.

Por supuesto, sus esbirros le habían advertido de dónde habían encontrado a Nanashi y a Mateus y de inmediato había sospechado. Ahora se aseguraría de que nadie pudiera volver a dar con la Corona.

Además, tenía unos ratones que cazar.

*



Nikolai percibió una presencia a su espalda antes de que las escaleras se iluminaran con llamas verdes. Cuando se diera la vuelta se encontraría con dos ojos amarillos que lo miraban con una ira tan desmedida que lo extraño fue que no lo fulminaran ahí mismo.

¿Creías que ibas a poder pasearte sin más por mi castillo, imbécil?

Maléfica, alta como una torre, extendió una mano y Nikolai cayó inconsciente cuando lo envolvió el gas venenoso. Maléfica dio un golpe con la vara en el suelo y los goblins, alertados, llegaron a todo correr. El hada disparó un rayo contra el techo, furiosa, y rugió:

ENCONTRAD AL OTRO. TRAÉDMELO.—Cuando los goblins, chocando los unos con los otros, echaron acorrer por las escaleras y todos los recovecos del castillo en busca de Saito, Maléfica pareció recuperar el control de sí misma. Lo suficiente, al menos, para mirar con una sonrisa cruel a Nikolai y decir—: En cuanto a este, llevadlo junto a la mujer. Va a disfrutar de mi hospitalidad. Pero antes…

Posó el extremo de su bastón contra el pecho del joven y le envió un pulso de oscuridad que le provocó un espasmo. Satisfecha, realizó un elegante movimiento de capa y se alejó por el vestíbulo dejando el cuerpo del joven atrás rodeado por aterrorizados goblins.

Su discípulo Ahren llegó volando por uno de los pasillos, y asimiló la situación nada más ver al joven en el suelo.

¿Lo encierro, mi ama?

No. Encuentra a su compañero y ocúpate de él. Si no se rinde, puedes matarlo.

Ahren hizo una reverencia.

Y sobre… él

Mateus ya no está en mi castillo y me aseguraré de que no sea capaz de volver a entrar. Te dejo al cargo de todo, Ahren.

Sorprendido y halagado, el niño preguntó:

¿Y vos a dónde vais?

Los ojos de Maléfica resplandecieron y el hada esbozó una cruenta sonrisa.

¿No puedes imaginarlo?

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Nikolai
VIT: 30/30
PH: 8/28

Saito
VIT: 70/70
PH: 32/32




****
Celeste


Heike se pensó su pregunta y luego asintió con la cabeza. Celeste salió disparada hacia el castillo al ver que la capitana no parecía molesta ni nada porque no la acompañara. Seguramente estaba más ocupada con todos los problemas a los que tenía que hacer frente.

Apenas sí se había alejado unos veinte metros cuando el mundo se volvió blanco y negro y pudo darse la vuelta para ver cómo un rayo destrozaba una de las torres de asalto que casi se había pegado a la muralla. Nithael ascendió, abriendo bien sus níveas alas, y se preparó para cargar hacia delante una vez más.

Celeste continuó su camino hacia el Castillo. La zona, invadida por la gente que todavía intentaba meterse desesperadamente hacia el interior. Los soldados gritaban e intentaban redirigir a la multitud hacia los sótanos. Celeste tuvo que abrirse paso a codazos.

Por eso no notó que alguien la miraba entre unos edificios.

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El hombre esbozó una pequeña sonrisa y echó a caminar tras ella.


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Celeste
VIT: 20/20
PH: 3/22

****
Victoria


Charlotte intentó protestar, pero Victoria la metió entre la paja y luego salió corriendo, de modo que la niña no pudo hacer nada para llamar su atención.

Cuando la joven subió a lo alto de la muralla, donde había cuerpos atravesados por flechas o aplastados por rocas, las dos torres de asalto restantes habían empezado a vomitar orcos y goblins. Uno se volvió hacia ella con una sonrisa que se desvaneció cuando la muchacha cargó contra él. Seguramente lo que más le asustó fueron sus alas, no tanto Victoria en sí, pero el efecto fue el mismo y la muchacha pudo abrirse paso mientras rugía:

¡¡Nithael!! ¡¡Nithael, no te contengas!! ¡¡Defiende el castillo!! ¡¡Te ayudaré!!

El ángel, sorprendentemente, a pesar de todo el griterío, la escuchó. Incluso desde lo alto pudo ver su sonrisa de alivio. Luego se encaró hacia una de las torres de asedio y alzó los brazos, como si pidiera al Cielo ayuda.

Y el Cielo respondió.

Un relámpago cegador lo envolvió todo y arrancó alaridos de miedo y dolor. Cuando la vista de Victoria se recuperó, se encontró con que la torre se había desintegrado.

Nithael se elevó y gritó:

RETROCEDED O CORRERÉIS LA MISMA SUERTE.

Tras el impacto inicial, las tropas de Huberto comenzaron a vitorear a Nithael. Los orcos que estaban en la muralla fueron acuchillados y golpeados sin piedad. Los de la torre restante retrocedieron atropelladamente.

Ahora que Nithael no temía hacer daño a Victoria la batalla iba a tomar un cariz completamente diferente.

Eso fue lo que pensaron.



Entonces algo oscureció el amanecer. Una tormenta de rayos verdes y violetas que rugieron con la fuerza de un cometa. Una oscura estrella fugaz aterrizó en medio del campamento de los orcos y hubo una explosión de fuego verde que enmudeció a los defensores del reino humano.

«Es ella» murmuraron acongojados.

Una elegante mujer vestida con una túnica negra se sacudió las ropas, que ondearon a su alrededor como si fueran gigantescas alas de murciélago, se apoyó en su cayado y sonrió de oreja a oreja.

Vaya… Qué situación tan incómoda. ¿Una vez más no me abren las puertas? Qué descuido. Mas no debéis preocuparos.

»He traído compañía.


Y los Sincorazón surgieron por todos lados, entre los orcos y los goblins, rodeando el campamento y el castillo.

Maléfica rompió a reír y el eco de sus risotadas se extendió por todo el valle.

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Victoria
VIT: 37/40 [+1 Acc]
PH: 20/20



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¡Y se terminó la primera parte de la trama!

Primero de todo, quiero pedir perdón porque voy a sonar algo seca, pero me he contagiado de algo y me cuesta una barbaridad escribir. Gran parte de los comentarios que vais a encontrar a continuación fueron cosas que apunté a medida que avanzaba la trama así que es posible que me salte cosas o no esté tan atenta como mereceríais a los detalles, pero es lo que hay.

Así que antes de que me dé algo, vamos al tema:

« -La exploración y la relación con los NPCs serán básicos para poder averiguar datos de la historia del Reino Encantado, de Maléfica, de Mateus y de Nanashi. Todo quedará en manos del jugador. »

Quien avisa no es traidor. Decidí dejar la trama en vuestras manos y los resultados, para mí, no han sido satisfactorios. He notado una importante falta de implicación. Voy a explicarme: no me refiero tanto a desarrollar a vuestros personajes como con la historia del Reino Encantado. Creo que cualquiera que se apuntara a esta trama daría por sentado que os iba a tocar investigar; habéis tenido en vuestras manos los instrumentos para hacerlo y no los habéis aprovechado.

No sé qué pensábais, si las respuestas llegarían en la segunda parte o qué, pero no podéis, simplemente, esperar os cuente cosas porque sí. Así no funciona un rol. Para eso os doy un documento con la historia del Reino Encantado y adiós muy buenas. He pensado en imitar a Nell y añadir una serie de hechos que podrían haberse dado si hubierais tomado tal o cual camino pero no lo voy a hacer, básicamente, porque no habéis aprovechado las rutas que teníais abiertas. Comprendo que no quisierais poneros a investigar, por ejemplo, la historia de la Montaña Prohibida o del Castillo de Huberto, meteros en la tienda de campaña de Melkor o incluso cotillear la tumba que parece guardar Odín, pero teníais personajes y situaciones en las que casi podría decirse que era obligatorio sonsacar información. No lo habéis hecho. Por supuesto vuestras acciones tendrán sus correspondientes efectos en la segunda parte de la trama —no todo es malo, pero no voy a decir que hayáis conseguido resultados positivos— y espero que eso os ayude a daros cuenta de qué tipo de implicación se espera en una trama donde hay que conseguir armas para derrotar a una de las Villanas Disney más peligrosas o hay que acercarse a un personaje importante como Odín.

La profundidad de una trama depende de dos bandos, GM y jugadores, y si los jugadores quieren precipitar algo al desastre o a la gloria, es cosa completamente de ellos. Así que aunque me fastidie tener que tirar a la basura tantas cosas, la responsabilidad de lo que queráis hacer en este mundo depende de vosotros y no de mí.

Por eso, meditándolo mucho, he decidido que vais a perder mucha libertad de acción —aunque seguiréis pudiendo hacer lo que queráis, por supuesto— porque me habéis demostrado que no sabéis moverse libremente, pero dependiendo de lo que pase en la siguiente trama y si demostráis que me equivoco, no tendré problemas en abrir más rutas.

Siento el sabor agridulce (o amargo) de mis palabras pero prefiero dejaros las cosas claras para ver si la segunda parte se puede remontar.


Sally

Sobre la interpretación

Aunque no ha sido mala (es más, me ha gustado mucho al principio) la pasividad es una práctica que no recomiendo, menos cuando tienes a personajes como Abel a los que puedes sugerir/dar órdenes. Aleyn es un personaje introvertido pero me cuesta creer que hayas buscado tan poco roce o desarrollo con los personajes que le rodean, en especial Odín. Aunque no supieras que las criaturas como él son importantes para la trama a nivel general del rol, Odín ha dejado muy claro que es básico en la historia del Reino Encantado y Aleyn ni siquiera ha utilizado la excusa de intentar vencer a Maléfica para hacer preguntas. Prácticamente he tenido que soltar yo frases a la fuerza para intentar llamarte la atención. Quizás no te interesaba o es que Aleyn no es una persona que presione a los demás pero, teniendo en cuenta que Aurora está al borde de la muerte, me parece que tu personaje tiene pocas excusas para no recurrir a métodos radicales.

Además, está el factos de que todavía estabais lejos del castillo de Estéfano: creo que era evidente que el foco de la atención no era tanto Aurora, sino Odín —con el que llegué a encerrarte—.

También, aunque entiendo que prefirieras salir por patas —esta parte estaba pensada no para un personaje, sino para dos— se ha perdido toda su trama con los Emperadores y con Maléfica. Puede que a ti te haya gustado la ruta y yo en sí no la he odiado pero sí he sentido que ha quedado plana y poco aprovechada excepto cuando Tristan se interpuso en tu camino y te obligó a hacer frente a los desafíos.

Sobre la expresión

En sí no tengo quejas. Escribes bien y fluido, así que da gusto leer a Aleyn aunque quizás tienda demasiado a la introspección y muy poco a la acción. Lo único que te destacaría es que te faltan signos de puntuación en los pensamientos de Aleyn:

«Y podría haber sido también la de Aurora. No puedes salvar a todo el mundo» No quiso pensar en la posibilidad de que pudiera ser incapaz de salvar siquiera a la princesa.

Al ser una frase independiente pero que constituye el final de un enunciado, se pone punto tras las comillas:

«Y podría haber sido también la de Aurora. No puedes salvar a todo el mundo».No quiso pensar en la posibilidad de que pudiera ser incapaz de salvar siquiera a la princesa. Tenía que poder hacerlo. Tenían que encontrar alguna manera.

Dicho esto, no tengo nada más que comentar.

Conclusión

Has posteado en general dentro de los límites, así que ahí tienes un diez, pero falta mojarse más en la trama, en especial siendo Aleyn de Reino Encantado. Sé que puedes defender tus acciones con el carácter del personaje, pero no es una defensa lo suficiente fuerte para justificar que Aleyn apenas sí diga o haga nada. La introversión es una faceta interesante pero ante decisiones donde la vida de la gente está en riesgo y teniendo el pasado que tiene Aleyn, sería mucho más interesante que te arriesgaras a dar pasos más allá de tu umbral de comodidad con él.

¡Eres extra así que no puntúas!


H. S. Sora

Sobre la interpretación

Tengo sentimientos muy encontrados con Saito. No tiene relación (personal) con Reino Encantado pero esperaba una preocupación más real/intensa por la misión que tenía entre manos. Quizás el problema haya sido que fueras en la misma ruta con Drazham o puede que no, pero no he sentido que tu personaje se implicara más allá de sus problemas personales con Nikolai o su relación con Nanashi.

También tengo que decirte, y es algo que arrastras de otras tramas si no recuerdo mal, que Saito nunca parece tener un objetivo fijo en mente. Primero decide ir a su rollo, luego con Nanashi, más tarde con Primavera, libera al prisionero pero no le hace caso y por último mantiene una actitud muy pasiva. No sé qué decirte excepto que en las tramas es una pérdida de tiempo no enfocarte hacia algo en concreto porque vas a desperdiciar ese camino y otros tantos, ya que no recorrerás ninguno al completo y pasarte a otro no te servirá de mucho.

Así, permíteme que te dé una importante colleja. Os dije tanto a ti como a Drazham que investigarais porque no hacíais ninguna pregunta a Tuk, a pesar de ser un hombre lo suficiente importante como para que Maléfica no lo haya matado tras 10 años y que el mismo Mateus lo encerrara. En la ficha de la trama señalé que había que averiguar datos de los personajes y ¿dónde ibas a conseguir más información para fastidiar/hacer daño a dos enemigos tan importantes como Maléfica y Mateus que con un hombre al que encerraron a propósito y al que odiaban lo suficiente como para no dejarlo morir y hacerle sufrir en la oscuridad durante una década? No, Tuk no te habría acompañado a ningún lado porque es un NPC con vida propia pero sí te habría soltado información, mucha información y sólo le preguntasteis cómo llegar hasta Maléfica. Nada más.

En ese sentido lo siento en el alma pero te voy a tener que bajar bastante la puntuación. No sólo porque como interpretación sea desganada, sino porque estabais en una misión de infiltración para derrotar a Maléfica, que está a punto de apoderarse del mundo del Reino Encantado y no has movido ni un dedo para cumplir tu cometido y encontrarformas de derrotarla.

Sobre la expresión

Has mejorado mucho en comparación con otras tramas en las que te he tenido conmigo y eso se nota. El texto ahora es más fluido de leer, más directo y no tiene frases infinitas. ¡Sigue mejorando!

También has disminuido en gran medida los discursos, cosa que no dejo de agradecer, pero hay que aprender cuándo puedes juzgar a otra persona, dar por sentado que sabes lo que está pensando y cómo manipularla. No sé si es cosa tuya o de Saito —me inclino más por la tuya— pero Saito se toma las situaciones con una tranquilidad/seguridad en que va a conseguir lo que quiere que me resulta desconcertante. Creo que tienes que profundizar más el realismo de tu personaje en ese sentido, que tenga más dudas o aprenda algo de humildad. Golpes, creo que se ha llevado suficientes en esta trama para que aprenda.


Conclusiones

Has mejorado en la expresión y eso se nota, pero falta dar más realismo a Saito y, ante todo, más implicación. Si vas a decidir pelearte con Nikolai, hazlo. Si vas a ir a por el prisionero, ¡hazlo! En la vida hay que arriesgarse y si vas a tomar un camino, adelante con todas las consecuencias.

¡Recibes 56 PX!

¡Subes al nivel 17 y te quedan 61 PX para el siguiente nivel!



Drazham

Sobre la interpretación

Te diría algo muy parecido a lo de H.S. Sora con un añadido muy básico: no te decides. Tu objetivo en la trama era reconcilarte (o intentarlo) con Nanashi pero ante unas cuantas respuestas bordes Nikolai ha decidido conformarse con simplemente pegarse a sus faldas.

A pesar de ello, Nikolai estaba decidido a cumplir su misión, ya fuera por responsabilidad o por conseguir que Nanashi lo viera con buenos ojos.

¿Cuál ha sido tu respuesta? Dejar la Corona. Permíteme que te señale que, después de un Global basado exclusivamente en los recuerdos, me desconcierta muchísimo que Nikolai deje la Corona de lado porque le ha mostrado recuerdos raros. Comprendo que la dejara al fondo del pozo por precaución y que Nikolai estuviera ofuscado porque hayan secuestrado a Nanashi, en parte por su culpa, pero has tenido la oportunidad de regresar a por la Corona y la has desperdiciado. ¿De verdad esperabas que se quedara ahí después de que Ahren encontrara no solo a Mateus sino a Nanashi cotilleando en una habitación secreta?

Es decir, Nikolai ha echado a perder uno de los motivos (por no decir el único) de los personajes para ir a la Montaña Prohibida. Es más, Nanashi se dejó capturar para que nadie viera que Nikolai estaba junto a la Corona.

Por lo demás, ya te comenté por privado que no representas de la mejor forma la actitud que debería tener Nikolai instantes después de que Mateus le perdone la vida. Es decir, igual que en el caso de H.S. Sora, te recomiendo dejar salir menos al jugador y dejar que el personaje se comporte de forma natural. Si tiene que mearse encima, que se mee. Se valorará mucho más que después de eso intente rehacerse para negociar.

Sobre la expresión

No tengo problemas, has mejorado mucho escribiendo, la puntuación es correcta, no abusas de los gerundios y se lee sin problemas. ¡Enhorabuena!

Conclusiones

Déjate guiar menos por ti mismo y abre paso a Nikolai. No voy a acusarte de metagame pero que el personaje sea tan cuidadoso con algunas cosas raya el borde donde tú te estás asomando porque sospechas que voy a darte por saco si subes por el pozo sin más. Pensar así te puede llevar a errores como abandonar la Corona. Al fin y al cabo, Nanashi se ha sacrificado por ella. Lo normal habría sido que Nikolai la protegiera con todas sus fuerzas.
La interpretación es correcta, quitando los puntos que te he señalado y que, desgraciadamente, han sido muy importantes para la trama así que esperemos que la para la siguiente Nikolai recapacite sobre lo que ha sucedido y puedas aprovechar todo el drama que lleva el pobre chico encima para desarrollarlo.

¡Recibes 58 PX!

¡Subes al nivel 15 y te quedan 74 PX para el siguiente nivel!



Denna

Sobre la interpretación

Celeste no pintaba mucho en este mundo y las dos lo sabemos, así que, teniendo en cuenta las circunstancias, el resultado ha sido bastante satisfactorio aunque le haya costado implicarse de forma en el Reino —algo que no deja de ser chocante cuando está en pleno asedio y es un mundo muy medieval, por lo que esperé que le recordara a su propio hogar. Por supuesto mis expectativas no cuentan, pero es un detalle que quería señalarte. Sentirte unido/implicado a algo es básico para que tu personaje se desarrolle bien y tenga escenas que merezcan la pena—. Las escenas con Nithael o Victoria —particularmente la separación de ambas me gustó— han estado bien llevadas y dentro del carácter de Celeste, así que no tengo mucho que comentarte excepto…

Implicación. Sí, estaréis hartos de que lo diga y no te voy a pedir que Celeste se enamore de Heike, pero las relaciones insípidas con los personajes tienen varios problemas: por una parte, no te permiten desarrollar a tu personaje y, por otra, no te aportan nada. El GM debe intentar que haya una relación interesante pero el jugador también, así que si eliges a Heike, lo lógico es que sea por interés personal. No porque te vaya a proteger mejor o peor o porque quizás su ruta sea menos peligrosa.


Sobre la expresión

Escribes muy bien, dominas sin problemas la primera persona —quizás en alguna parte sea algo densa pero como estamos en un rol tampoco me voy a poner nazi— y es fácil de leer. No tengo mucho que comentar excepto señalar (que he visto el cambio en el último post) que debes decidir si tu personaje le está contando la historia a alguien o no. Hasta ahora simplemente era una primera persona libre que no se enfrentaba a nadie pero de pronto dices «No entraré en detalles». ¿A qué lector/espectador le hablas? Si vas a adoptar esa forma de narración, tiene que mantenerse durante toda la trama, no aparecer de forma espontánea.


Conclusión

Mi recomendación es que un personaje vaya a un mundo a implicarse y a buscar una historia para él o para ella. Eso no se consigue siendo pasivo. En otras circunstancias quizás haría que te persiguieran los NPC, pero en una guerra eres tú la que debe implicarse para formar una historia. Con eso no quiero decir que hagas locuras como Astro, porque tú eres tú y debes buscar tu propia forma de divertirte, pero sí quiero decirte que Celeste es un buen personaje pero necesita empezar a formar vínculos.

Eres extra así que pa’casa sin puntuación.



Soul Artist


Sobre la interpretación

Has tenido bastantes altibajos en la trama. Has empezado bien, con entusiasmo y posteando dentro de los límites, y luego han empezado los retrasos y los cambios de humor en Victoria. Al ser una primera persona tienes que tener mucho cuidado: Victoria no puede ser tú ni reflejarte a ti, debe ser un personaje por sí mismo, y un cambio narrativo puede afectar de forma importante a lo que me estás contando. Igual que a Denna, te comento que debes optar por qué forma vas a usar de la primera persona: o es simplemente una primera persona que no se justifica ante nadie —al estar en un rol, es posible— o es una que habla con alguien, ya sea puesta por escrito o dicha en voz alta. En la parte de la torre de asalto Victoria dejó de lado su aire dicharecho e inconsciente y de pronto cambió de narración y todo se volvió más melodramático y deprimente sin que se justifique este cambio. ¿Por qué ahora y no antes? ¿En qué momento ha empezado a darse cuenta de que hay gente dependiendo de ella?

En sí, aunque individualmente los post son buenos, la continuidad se interrumpe bastante. A pesar de que la reacción sobre la Perla fue interesante, de pronto Victoria pierde toda su curiosidad y falta de empatía por el destino de la gente del Reino Encantado y, en vez de ir a la tienda de Melkor o de meter las narices allá donde puede, va de un lado a otro intentando abarcar demasiado. Ahora parece que por fin va a centrarse en ser responsable, así que espero que en la siguiente trama no tenga otro cambio de actitud.
Conoces a Victoria, eso está claro, pero no debes permitir que tú te asomes demasiado a su personalidad. Si va a ser inconsciente y alegre, adelante, pero no puedes hacerla cambiar sin motivos de una escena a otra.


Sobre la expresión

Se nota que te gusta la primera persona, pero no es tan fluida como podría llegar a serlo y me reitero: o Victoria le habla a alguien siempre o no lo hace. No vale cambiar de una posición a otra.

Por otra parte, mi recomendación personal es que leas más primeras personas. La tuya no es mala, pero tampoco siento que sea buena. Se les tiene que prestar muchísimo mimo y a menudo en los roles no hay tiempo para eso; quizás te vendría bien probar con la tercera o, en todo caso, leer en primera persona algo que vaya más allá del rol para tomar referencias.

Aparte, se nota cierto estancamiento a la hora de escribir y lo achacaría ante todo a falta de lectura novelada.

«No había podido detener los otros dos torreones, y era absoluta culpa mía.»

Por una parte, la coma no va ahí (ya que es un nexo) y la frase es extraña. Quizás tendría más sentido «y era mi culpa. Mi maldita culpa».

«Le di la orden a Charlotte con la mano para que me esperara y miré a mi alrededor.»

A menudo desordenas frases porque, como te comento, no les prestas el suficiente mimo y parece que escribas a toda pastilla y eso en una primera persona destaca muchísimo. A menos que lo hagas a propósito, lo ideal es organizar las oraciones de forma más clara «Ordené a Charlotte, con un gesto, que me esperara y miré a mi alrededor».

Por otra parte, creo que no tienes muy claro cómo funciona la puntuación en los diálogos y, en otras ocasiones, no.

«—Necesito hablar con el ángel bueno a solas sobre esta perla. Él es muy sabio, sabrá guiarme —Le expliqué a Charlotte mientras tapaba el objeto entre los restos del vestido y lo llevaba bajo mi brazo. Ir con pijama no había sido la mejor de las ideas: ojalá hubiese cogido la mochila al menos—.»

¿Por qué esa mayúscula? La frase de Victoria está cerrada, por lo que ahí falta un punto y entonces sí que se justifica la mayúscula.

Básicamente, cuando el inciso del narrador no es un verbo de comunicación, debe empezar en mayúscula solo cuando la intervención anterior ha terminado. Si el inciso se intercala en medio de una frase, entonces no empieza con mayúscula (vamos, es como información encerrada entre paréntesis).

Te pasaré un link donde lo explican mejor, pero hay que prestar mucha atención a estas cosas.

Conclusión

A pesar de que ha sido una trama irregular, tienes muchas partes buenas: conoces a Victoria, estás cómodo con ella. Solo te falta pulir la técnica y decidir de qué forma vas a narrar. Sus objetivos están claros y la base del personaje, bien construida.


¡Recibes 62 PX!

¡Subes al nivel 11 y te quedan 13 PX para subir al siguiente nivel!


Astro

Sobre la interpretación

Un 0. Ea, a casa.

Oooook. Voy a ser buena y a calmar tu ansiedad, que sé que te da terror esta parte. Mi única pega contigo son las últimas rondas, donde se te ha notado mucho más desganado y sin entusiasmo a pesar de ser un momento tan importante y destructivo para Ban. Podría achacarte la falta de un objetivo claro como a los demás, ya que has estado vagando de un lugar a otro pero, en tu caso, lo veo justificado por el estado emocional de Ban, que has dejado bastante claro desde el principio, y por su obsesión de depender de Maléfica. Ha estado bien interpretado y has resaltado la faceta egoísta y cobarde de Ban —que espero que respetes en la medida de lo posible, ya que es evidente que tiene que evolucionar. Tengo curiosidad por cómo se enfrentaría a Nanashi o a sus compañeros—, así como la rastrera. Vamos, lo peor de lo peor y no ha estado mal llevado, así que mis aplausos.

Si tuviera que resaltar otra parte que no me ha convencido ha sido la temeridad con la que se ha arrojado contra Aleyn. Teniendo el glider y la posibilidad de ser invisible, habría entendido mejor que Ban le siguiera sin hacer ruido y aprovechara algún momento para intentar birlarle la espada. Creo que el miedo no termina de justificar su impulsividad, porque precisamente debería temer fallar a Maléfica —y Ban no tenía forma de saber que Aleyn es inferior en nivel— y haber tomado todas las precauciones posibles. Ahí no sé si es que te dio miedo a ti que te hiciera perder de vista a Aleyn o el qué, pero no me convence esa reacción.


Sobre la expresión

Te expresas correctamente, aunque de vez en cuando creo que tus post necesitan un repaso superficial y no ir tan a contrarreloj en algunas ocasiones. Aun así, la personalidad de Ban se reconoce sin problemas, plasmas bien sus emociones y se lee con mucha facilidad. ¡Sigue así!

Conclusión

Te has arriesgado en ciertas partes y ha estado muy bien, pero en otras te has pasado demasiado y te has apartado un poco de lo que sería lógico para Ban. También has flojeado hacia el final pero, por lo demás, te lo has trabajado mucho.

¡Recibes 67 PX!

¡Subes al nivel 12 y te quedas a 26 PX del siguiente nivel!


*jadea*

Joder, cuántos sois y eso que Espe se cayó, que, si no, me da algo con esta parte… e___e. Siento la poca claridad del texto pero son las tres de la mañana y me estoy muriendo. Cualquier duda me la podéis consultar por privado.

¡Un saludo y hasta la segunda parte!
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Suzume Mizuno
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