Renata―
No, tranquila. Yo no he sido secuestrada. No debes asustarte, aunque los alienígenas puedan parecer aterradores no quieren hacerte daño.La pequeña puso cara de desconfianza, mirando a Renata con extrañeza. Desde luego, no se terminaba de fiar.
»
Creo que han tenido una pequeña equivocación al traerte aquí. ¿De dónde eres? Seguro que puedo convencerles de que te devuelvan a tu hogar sana y salva.―
De Hawaiʻi. ¿Lo conoces? Debemos de estar muuuuy lejos de mi casa.Aunque todavía mostraba un punto de desconfianza, la niña siguió a Renata hasta la puerta que no pudieron abrir, a pesar de que ella gritase para intentar captar la atención de los que estaban al otro lado.
―
Bueno… creo que tendremos que tomar otro camino. Por cierto, perdona mis modales. Me llamo Renata, ¿y tú?―
No parece que te hayan lavado el cerebro... Bueno, creo que puedo confiar en ti. ―contestó, mirando de nuevo a la aprendiza de arriba a abajo―.
¡Me llamo Lilo!Más tranquila y cercana, acompañó a Renata hasta la elección de caminos, y pese a que ella señaló en un principio el camino de la derecha, no se resistió en seguir con la aprendiza a la izquierda.
―
¿Qué es lo que recuerdas? Es decir, de antes del secuestro. ¿Qué estabas haciendo?―
Pueeeees, ¡oh! ―Lilo dio un respingo, como si hubiera caído de repente en algo, y se pegó a toda prisa a Renata, tirando de su ropa con insistencia―.
¡Mi perro! ¡Esa ballena gigante que caminaba quería llevarse a mi perro! ¡Y entonces él cogió una motosierra! ¡Y había más marcianos. uno muy gordo y otro con un solo ojo! ¡Y, y, y, y, me la voy a cargar como no vuelva a casa para la cena!Ahora que había pasado el peligro más inminente, el haber recordado puso muy nerviosa a la pequeña, que parecía al borde de las lágrimas. Renata tuvo que tranquilizarla antes de seguir andando, aunque no le costó mucho: a simple vista podía verse que Lilo era una niña muy despierta para su edad. En menos de un minuto, volvía a estar alegre y caminaba hacia adelante, muy cerca de Renata.
El camino de la izquierda las llevó por un largo pasillo que acabó en unas escaleras hacia arriba, luego otro tramo de pasillo a la derecha y más escaleras. Parecía un poco laberíntico, pero por suerte o desgracia no había otras opciones por las que avanzar: todas las puertas que se encontraban a los lado eran metálicas e, igual que la de la dársena, no podían abrirlas.
Mientras caminaban, Lilo fue contando alguna que otra cosa, como que le gustaba bailar "el
hula" o que una tal "Mertle" nunca se creería lo que le estaba ocurriendo. También aprovechó para preguntarle a su nueva compi de dónde era o qué le gustaba. Por suerte, no llegó a insistir mucho como para ponerla en un aprieto.
Al fin, llegaron a una zona más abierta, aunque de pequeño tamaño: una sala redonda con una extraña y llamativa plataforma iluminada en el centro. Muy cerca de ella, había un panel de mandos que debía servir para controlarla, hiciera lo que hiciese.
―
¡Mira, Renata, mira!Lilo señaló, con una mezcla de descaro e inocencia, a una criatura que flotaba sobre la plataforma, y que en un principio les estaba dando la espalda. Sin duda, una vez echado un vistazo al lugar, ese ser era lo que más llamaba la atención: cuando se giró, descubrieron que se trataba de un pequeño humanoide verde, de un metro de altura más o menos, con partes de su cuerpo propias de un vegetal y unas preciosas alas a su espalda. A simple vista, parecía una especie de...
―
¡Es una hada del espacio!Eso.
―
¿Dónde está?Los ojos del
hada se clavaron en los de Renata al mismo tiempo que habló, produciendo un escalofrío en la muchacha. Incluso Lilo retrocedió un poco, ocultándose tras las piernas de la aprendiza.
¿Amigo, o enemigo? Quedaba a su juicio, pero si prefería salir de allí lo más rápido posible tenía dos salidas posibles de alli (aparte de por la que habían venido): una que llevaba hasta una gran puerta metálica y que daba directamente al exterior de la nave, al propio espacio; o la más apartada que conducía a un pasillo que tomaba una curva.
¿Hablar con el desconocido (o desconocida, pues su voz no sirvió para revelarlo) o marcharse?
Opciones:
· Quedarse a hablar con el/la hada
· Salir al exterior de la nave, al espacio, equipándote con la armadura y el glider (!)
· Salir al pasillo
· ¿Volver por donde habéis venido?
(!) Recuerda que Lilo seguirá a Renata allá adonde elijas sin necesidad de pedírselo.
ColibritanyEl capitán Gantu no puso buena cara cuando se dio cuenta de que Colibritany iba a acompañarle, y le indicó de mala gana que esperase un momento mientras buscaba una cosa en su nave. Tardó bastante, dejando a la aprendiza fuera (no dejó que entrase) mientras todos los demás soldados y empleados de la nave acabaron dejando vacía la dársena ―pues, bajo las órdenes de Amelia, habían acudido a posiciones defensivas o a alertar de la entrada de los sincorazón―.
Finalmente, Gantu salió de su nave, sin llevar nada nuevo encima, pero...
―
¡Eh, qué es eso! ―gritó, señalando en una dirección.
Colibritany miró por puro acto reflejo, pero fue lo peor que pudo hacer, pues le dio la espalda al enorme capitán. La chica sintió un fuerte golpe en la cabeza, y todo se volvió negro mientras caía inconsciente en el suelo.
...Despertó, quién sabe después de tanto tiempo, con un fuerte dolor de cabeza y un buen chichón en el cogote. Confusa y aturdida, a Coli le costó bastante recordar dónde estaba o qué había pasado. La buena noticia fue que al menos reconocía el sitio en el que se encontraba: la dársena de la nave. No se había movido, salvo que quien fuera que la dejara inconsciente la había apartado a un rincón de la estancia, oculta tras una caja para que nadie la viese a simple vista.
Eso sí, la nave de Gantu había desaparecido, igual que él y que cualquier otra persona en la zona. Estaba sola... O tal vez no. Al poco de avanzar, se encontró casi de morros con un dúo de alienígenas que surgieron también desde detrás de una de las enormes cajas de la dársena. Ambos dieron un respingo al ver a la aprendiza, como si no esperasen encontrársela. De hecho, uno de ellos ―la más flacucha, casi un fideo con patas, y con un solo ojo en su redonda cabeza― casi se desmaya de no ser por su compañero ―gordo y de piel morada― que le sujetó. Aunque sin duda, lo que más llamaba la atención de ambos eran sus ropas.
—
¡Oh, hola! —saludó el grande, empujando con brusquedad a su compañera para que se pusiera en pie por ella sola—.
Qué bueno esss encontrrarr a alguien, ¿verrdad, querrida? —
¡S-sí, claro, claro! —respondió ella, muy rápido y con claro nerviosismo—.
V-verás, nosotros estamos, estamos...—
¡Buscando a nuestrra masscota terrrícola!—
¡Sí! ¡Eso! —corroboró ella, abriendo mucho el ojo y estirando su cuello a la vez que asentía—.
Es una n-niña pequeña, terrícola, de pelo negro, con un vestido rojo...—
¡Siemprrre sse noss escapa! Ess muy trrraviessa.—
Ay, cari, eso es porque no la vigilas bien. —Le dirigió una mirada de pocos amigos a su "cari"—.
Responde al nombre de Lilo, ¿la has visto?Ambos esperaron su respuesta, aunque el nerviosismo seguía evidente en ellos. Y que la mujer llevaba una peluca, también, pero eso era otro tema. Colibritany podía ayudar a esta sospechosa pareja o indagar más en ellos, pues la descripción de su mascota acordaba bastante con alguien que ella había visto momentos antes.
Si por el contrario le corría más prisa irse de allí, podía darles la respuesta que quisiera y salir a toda velocidad hacia una de las dos únicas opciones posibles: o hacia el interior de la nave, donde habría ido Gantu; o por un pasillo que llevaba directamente hasta el hall principal de la nave, donde habrían ido Neru y Amelia. Ella decidía.
NeruAmelia no puso ningún pero a la petición de Neru, y ambos avanzaron a toda prisa por un pasillo que les llevó tras cinco minutos hasta el hall de la nave, el mismo lugar donde se separaron de las maestras. El lugar era un caos: multitud de alienígenas hacían cola en el mostrador de recepción, había discusiones por doquier, y muy pocos empleados de la Federación a la vista. Mal asunto.
Hall de la nave
La capitana indicó a Neru que esperase un momento allí mientras preguntaba por los nuevos códigos de seguridad. Mientras esperaba, al aprendiz no se le escapó por el rabillo del ojo una silueta que llamó sin duda su atención: Kuja. El villano se marchaba por una de las múltiples puertas del hall, caminando con total tranquilidad, pero antes de que Neru pudiera siquiera dar un paso para seguirle...
—
¡Muerte a la Federación!Una llamara pasó rozando a Neru, quien se libró de acabar con medio cuerpo quemado de milagro. El origen del grito era un misterioso individuo, muy alto y envuelto en unos extravagantes ropajes, que se había subido a la mesa de la recepción y disparaba bolas de fuego a doquier. Pero sin duda lo más llamativo era que en su mano portaba algo que Neru reconocería de sobras: una llave espada. Una
Cadena del Reino, para ser más precisos, aunque completamente negra.
—
¡Morid, morid!Si antes había caos instaurado en la zona, ahora directamente había pasado a ser puro pánico. Los alienígenas corrían en estampida, alejándose como bien podían del pirómano. Amelia y los pocos soldados presentes hacían lo que podían por ayudarles, pero la aparición de sincorazón
Sombra en el hall solo empeoró la situación.
¿Qué podía hacer Neru? Si no se daba prisa, sería muy tarde como para tener la oportunidad de seguir a Kuja. Pero por otra parte, la situación en el hall era demasiado caótica y peligrosa como para marcharse y dejar a todos aquellos inocentes a su suerte. Por no mencionar que el culpable era nada más y nada menos que un portador de la llave espada...
¡Siento mucho el retraso! He tenido una semana complicada, pero ya puedo recuperar el ritmo como antes, así que a por todas~.
He puesto imágenes a los lugares, por si se os ha pasado, incluyendo el hall de la nave. El único que quedaría sería una oficial para la central de energía, que será definitivamente esta:
Fecha límite:
jueves 18 de febrero.