[Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Participantes: Light, Maya, Alaric, Nicoxa + Nikolai

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Drazham » Mar Feb 07, 2017 1:31 am

Un poco de escalada sencilla y el pajarillo ya estaba en su hogar, sano y salvo. Con la labor hecha, Nikolai bajó del árbol de un salto y se sacudió las manos, satisfecho. Blancanieves se apresuró a felicitarlo de una manera de lo más peculiar:

¡Muchas gracias, Nikolai! Ten, en agradecimiento. —Nikolai musitó un leve «oh» en cuanto la chica le tendió una de las flores de su cesto. Vaciló unos instantes antes de alargar el brazo y cogerla―. ¡Eres mi héroe!

N-no ha sido para tanto. De veras —se apresuró en decir, medio sonrojado y agitando la mano para restarle importancia. Ya iban dos veces que una mujer lo tenía por un caballero heroico, aunque en la primera no fue tan simple como devolver un pájaro a su nido.

Para bien o para mal, antes de que la princesa le sacase todos los colores, no vio venir a Nicoxa por su espalda, que le indicó que se acercase para susurrarle algo:

Oye, ha pasado algo muy fuerte eh. Corre con Alaric rápido que te lo tiene que contar todo, yo me quedo aquí con Blancanieves para que no se altere.

Frunció el ceño. ¿Algo muy fuerte? Lo mismo Alaric había conseguido que Humbert soltase prenda de la información que les faltaba. Le asintió a Nicoxa para darle el visto bueno y se despidió de Blancanieves con una breve reverencia y componiendo una sonrisa para que no sospechase.

Al agruparse con los otros dos, se encontró con Alaric con una daga entre los dedos y sin quitarle los ojos de encima a Humbert. Si esa escena ya le escamó, lo hizo aún más ver que el segundo estaba hecho un manojo de nervios. Tenía los ojos enrojecidos, como si hubiese estado… ¿llorando?

Aquello no le estaba gustando ni un pelo.

¿Ha ocurrido algo? —preguntó, serio, intercalando la mirada entre ambos hombres.

Y Alaric le contó por fin lo que ocurría. Según le iba relatando, la expresión de Nikolai se iba tornando más y más fría. Miró de nuevo a Humbert, lívido, buscando que le confirmarse lo que acababa de oír, pero con verle la cara de angustia que traía fue suficiente. Entonces se viró hacia Blancanieves, la auténtica víctima de aquella majadería, agachada entre flores e ingenua de su situación.

Masculló entre dientes y se llevó una mano a las sienes.

«Joder… ¿En qué demonios nos ha metido esa bruja?»

En un maldito asesinato. Eso es lo que los habían metido. Un latigazo de asco e indignación le subió por la boca del estómago. Sería de las pocas veces que quería tomarse a rajatabla las normas de la Orden, acogerse a la de no intervenir en los designios de los mundos y marcharse por donde vino, pero no era tan sencillo: la demente de la Reina, muy a su pesar, era la única persona que podía facilitarles la búsqueda del dragón —parecía mentira que se hubiesen desviado tanto de su propósito principal para acabar así—, y tampoco tenía la suficiente sangre fría para abandonar a su suerte a Blancanieves.

Por lo menos, Humbert también parecía pensar así.

Se te veía nervioso durante el viaje, seguro que le has dado muchas vueltas al tema. —No estaba muy seguro de que le diese las suficientes si su primera intención fue «cederle» el asesinato a uno de ellos—. ¿No existe manera de engañar a la Reina? Algo se te ha tenido que ocurrir, estoy convencido. Si no quieres que le pase nada malo a Blancanieves, empieza a cantar.

No hay ningún modo de evitarlo —gimoteó el hombre—. Vosotros no podéis comprenderlo. La Reina nos matará a todos, incluida a ella. ¿Qué ganamos al resistirnos? Si tan solo… hubiera alguna forma… Yo no quiero, pero… Pero…

Eh, mantén la compostura, no es momento para...

Alaric enmudeció, puesto que también vio lo mismo que Nikolai, que compuso una expresión de alarma. Unas densas hebras oscuras brotaron de Humbert según se iba sumiendo más y más en su desesperación. No tuvo de invocar su Llave espada, pues el proceso fue tan rápido que tuvo que retroceder en cuanto el miasma creció, y creció…

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Nikolai empalideció, estirando el cuello todo lo que pudo para alcanzar a ver el monstruoso Sincorazón en el que se transformó el cazador. No, era imposible. Aquello no podía estar sucediendo.

¡NICOXA!

El grito de Alaric, junto al de terror que soltó Blancanieves, le hicieron reaccionar. Invocó su Llave Espada.

¡Al bosque! ¡YA! —exclamó, ondeando su arma hacia el susodicho—. ¡Saic, avisa a los demás!

¡Mierda, siendo tan solo tres no podían luchar de ninguna manera! No contra un puñetero Lado Oscuro. Necesitaban refuerzos si querían tumbarlo, y más les valía hacerlo antes porque semejante monstruo no pasaría desapercibido y cundiría el pánico en el reino. Saic, que yacía en el móvil de su dueño, recibió su orden y mandó un mensaje a todos los contactos que participaban en la misión, tanto aprendices como Maestros.

LADO OSCURO EN LOS BOSQUES CERCANOS A LA CAPITAL DEL REINO. SE SOLICITAN REFUERZOS URGENTEMENTE.


Nikolai correría junto a Alaric para ayudarle con los caballos en el caso de que pudiesen calmarlos y montar en ellos. Lo consiguiesen o no, seguirían de inmediato a Blancanieves y Nicoxa. Tendría su Llave Espada preparada por si el Lado Oscuro intentaba atacar de nuevo, respondiéndole con una Rotura Planar para frenar lo que fuese que usase contra ellos.

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Rotura Planar (HC) [Nivel 16] [Requiere Tajo Planar; Afinidad a Nada; Fuerza: 22; Combate con armas blancas: 19]. Versión mejorada del Tajo Planar. El usuario ondea su espada en el aire y crea una sucesión de potentes tajos en un punto. El ataque puede usarse en un radio de 5 metros.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Zodiark » Mié Feb 08, 2017 12:40 am

Invisible x2
VIT: 50/50
VIT 50/50

Habilidades:
- Invisibilidad. Pueden desaparecer de la vista durante un turno.
- Lluvia de oscuridad. Da vueltas sobre sí mismo para lanzar ráfagas de llamas tenebrosas.
- Anillo de oscuridad. Crea un anillo alrededor del objetivo que explota al cabo de unos segundos. Mientras lo ejecuta, se queda inmóvil.


Sí, parecen fuertes —susurré, tras transmitirle los datos obtenidos por Libra a la Maestra—. Pero creo que entre las dos podremos con ellos.

Me temo que no hay ninguna otra entrada. La otra se derrumbó hace unos días y estábamos trabajando en agrandar esta cuando ocurrió la tragedia.

Puedo ir por ahí. Este camino me será más difícil porque no sabría hasta donde proyectarme. Pero si solo tengo que pasar a través de un muro, será sencillo. Dime dónde está y me encargaré de los sincorazón.

Entonces yo la esperaré aquí —dije asintiendo con la cabeza, de acuerdo con el plan de Iwashi—. Ukki y yo nos colaremos por el agujero para unirnos a usted en cuanto llegue.

»Vosotros quedaos aquí, ¿vale? Es peligroso —dije a los enanos.

¿Y nos deja sola con esta niña malhablada? —Miré a Gruñón con una mueca de disgusto. ¡Pero bueno! Él era el menos indicado para llamar ‘malhablado’ a otro—. ¡Todo esto ocurrió por vuestra culpa! ¡Esa fue la cueva excavamos hasta dar con vuestro mineral!

¿Cómo? —Mi mueca de desprecio cambió a una expresión de sorpresa. Aquello era bastante revelador.

Gruñón, no digas eso. Se están esforzando por ayudarnos.

Espera, ¿dices que el mineral está ahí dentro? Entonces… —Me giré hacia Iwashi—. No están intentando derrumbar la mina… ¡Alguien los ha debido enviar a coger el mineral antes que nosotros!

Maya, quédate aquí. Entra cuando me escuches al otro lado y así podremos atacarles desde dos ángulos distintos.

Asentí con la cabeza y me despedí de la Maestra con la mano, deseándole suerte y cuidado. A continuación, me agaché para observar por el agujero, esperando a vislumbrar y oír a Iwashi al otro lado. En ese momento, oí a Gruñón gruñir, redundantemente, y Ukki saltó de mi espalda para encararse a él.

Ukki, cálmate —ordené al mono mientras me levantaba, ante lo que resopló y se giró dándole la espalda al enano, enojado.

Voy a solucionar esto ahora mismo. Ninguna niña va a luchar contra esos demonios por nosotros —dijo Gruñón, cogiendo su pico, preparado para luchar.

¿Q-Qué dices? —Rápidamente me coloqué frente al agujero, bloqueando el paso—. Esos ‘demonios’ no son moco de pavo. Te arrebatarán el corazón en cuanto bajes la guardia, así que cálmate y espera. Solo nosotras tenemos el poder para acabar con ellos, así que por favor quítate esa idea de la cabeza.

Y como sabía perfectamente que el enanito no iba a atender a razones, hice una señal a Ukki con la cabeza para que saltase hacia él. Ukki le agarraría por detrás, pasándole los brazos por debajo de las axilas e inmovilizándolo, momento que yo aprovecharía para robarle su pico y dárselo a Sabiondo para que se lo llevase de allí.

No dejes que lo vuelva a coger, e intenta calmarle —diría al enano más cabal y sensato—. Ahora, a esperar. Tanto ese mineral como esos monstruos son nuestra responsabilidad y nuestro deber, así que dejadnos hacer el trabajo sucio a nosotras —añadiría, guiñándoles el ojo de forma amigable. Quizá, si no era tan brusca con Gruñón y conseguía caerle un poco mejor, se relajaría y su estúpida idea de ir a luchar solo contra los Invisibles se le quitaría de la cabeza.

A continuación, solo me quedaría seguir esperando a Iwashi. Una vez tuviese la certeza de que había llegado con éxito a la galería, me colaría con Ukki por la pequeña obertura y lanzaría un Dulce Aroma para confundir y aturdir a los Sincorazón. Pétalo de Hada en ristre, saltaría hacia ellos y lanzaría un Rizo Conductor.

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▪ Dulce aroma: (HM) [Nivel 12] [Requiere afinidad a Natura, Poder mágico: 20]. El usuario concentra energía en su garganta y exhala a través de su aliento una empalagosa fragancia a su alrededor que provoca un estado de embriaguez durante unos 30 segundos a todo aquel que la inhale. No afecta al usuario.

▪ Rizo Conductor (HM) [Nivel 12] [Requiere Poder Mágico: 11]. El usuario gira la Llave Espada para luego apuntarla hacia arriba, desplegando esferas de energía no elemental que lanza lejos a los enemigos que le rodean.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Sito » Mié Feb 08, 2017 3:05 pm

Nicoxa aceptó la invitación de Blancanieves, sentándose a su lado y recogiendo algunas flores cercanas también mientras la escuchaba.

¿Esto? Me lo he hecho yo. Algunas doncellas me prestan las telas que les sobran de los vestidos de la Reina. Tendrías que preguntarla a ella —contestó a su pregunta―. La Reina me ha cuidado desde que mi padre murió, aunque no fuera su hija. A veces pienso que es muy… exigente conmigo, pero no se lo puedo reprochar. Podría haberme echado a la calle en vez de permitirme residir en el castillo.

La peliazul frunció el ceño, era evidente que la reina no la aguantaba, ¿pero tanto como para matarla? Lo que estaba claro es que la joven princesa no sospechaba nada de las intenciones que tenía su madrastra. Era tan inocente...

¿Y crees que te merece la pena aguantar sus exigencias eternamente, Blanca? —a continuación suavizó un poco más el tono para resultar más agradable—. Quiero decir, quizás serías más feliz viviendo en otro sitio donde no tengas que sufrir constantemente... El castillo puede ser muy bonito, no te lo discuto, pero yo personalmente preferiría vivir feliz a vivir rodeada de lujo... creo.

Estaba tan enfrascada en su conversación con Blancanieves que no se dio cuenta de lo que pasaba a su alrededor hasta que escuchó un grito de alerta.

¡NICOXA!

Ella se levantó inmediatamente, algo asustada por la potencia de su voz. Se dio la vuelta y comprobó que su grito tenía toda la razón de existir del mundo: había aparecido un sincorazón muy grande que a simple vista parecía muy poderoso. Blancanieves también se había dado cuenta y dejó escapar otro grito cuando vio que aquella monstruosidad extendía un brazo para intentar capturarla.

¡Al bosque! ¡YA! —escuchó decir a Nikolai. Nicoxa asintió—. ¡Saic, avisa a los demás!

Cogió de la mano a la princesa y juntas se internaron en el bosque corriendo todo lo rápido que pudieron. No le parecía bien dejar atrás a sus compañeros, pero después de todas las amenazas que tenía que pasar Blancanieves le resultaba primordial acompañarla para protegerla.

Invocó su llave espada con la mano que tenía libre, para poder cortar ramas y demás obstáculos que pudiera haber por el camino para facilitar su huida.
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v. Ficha de Nicoxa .v
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Nell » Sab Feb 18, 2017 2:19 am

Bosque

El golpe que Alaric le propinó al Lado Oscuro no le hizo ni cosquillas. Por si eso fuera poco, los caballos estaban encabritados debido a la cercana presencia del monstruo, y la única razón por la que no habían huido era que Humbert había hecho un trabajo ejemplar al amarrarlos a los árboles. Mientras tanto, Saic obedeció diligentemente a su dueño y envió el mensaje, que por el momento no obtuvo respuesta.

Los cuatro jóvenes echaron a correr, con Blancanieves y Nicoxa a la cabeza. Sin embargo, el Lado Oscuro siguió inclinándose durante su trayecto hacia el bosque y estuvo a punto de atrapar a la princesa. Nikolai tuvo que emplear su Rotura Planar para evitar que agarrara a las chicas.

La huida a partir de entonces fue algo más fácil. La mano del Lado Oscuro se detuvo, dado los golpes del aprendiz, y el sincorazón tuvo que recapitular. Se alzó sobre sus dos patas y se adentró en el bosque con ellos. Mientras que él avanzaba pisando entre los árboles, ellos tenían que sortear toda clase de obstáculos que les impedía un camino recto, aunque Nicoxa se encargaba de despejarlo.

El bosque no se lo estaba poniendo fácil. Una neblina oscura se extendía hasta donde les alcanzaba la vista y debido a las densas copas, la luz solar no podía alumbrarles. Los huecos eran estrechos, las raíces se extendían por todo el suelo y los árboles se cernían sobre ellos con ramas que parecían querer estrangularlos. De hecho, una se extendió hacia Blancanieves y le agarró de la muñeca.

La princesa gritó, asustada, alertando a Nicoxa.

«Marchaos del bosque», escucharon los tres aprendices en su cabeza. No supieron si Blancanieves también lo había oído, porque se debatía contra la rama que la aprisionaba. Entonces, al liberarla la aprendiza de ella cortándola, la voz volvió a decir algo: «Vosotros otra vez…».

El Lado Oscuro había comenzado a balancear los brazos a su paso para apartar los árboles que le estorbaban. Le sacaban algo de distancia y muy posiblemente podrían escapar, si no fuera porque el desgaste en ellos era mucho mayor que en el sincorazón. Tarde o temprano no serían capaces de continuar. Blancanieves ya estaba al límite.

Entonces varias raíces y ramas se alzaron en el aire, agarrando al Lado Oscuro como una red que atrapaba a su presa. Lo arrastraron al suelo, sumergiéndolo entre los árboles, y por mucho que el sincorazón se resistió no pudo liberarse de su prisión.

«Daos prisa y acabad con él».

El monstruo había dejado de perseguirles, amarrado como estaba. Aún le sacaban ventaja, así que si seguían escapando podrían poner la suficiente distancia de por medio para que no pudiera encontrarles. Por otro lado, algo había encantado al bosque para ponérselo en bandeja. Sería fácil enfrentarlo, aunque no sabían hasta qué punto continuaría aprisionado, ni si lograría movilizar varias partes con las que contraatacar.

Blancanieves sollozaba, aún en shock.

¿Dónde está Humbert?


Mina

Espera, ¿dices que el mineral está ahí dentro? Entonces… No están intentando derrumbar la mina… ¡Alguien los ha debido enviar a coger el mineral antes que nosotros!

Bien pensado —le apoyó Iwashi—. Pero, ¿quién y para qué? Por ahora no podemos hacer nada. Lo hablaremos con Ariasu cuando regresemos.

Por desgracia, los sincorazón no hablaban, así que de ellos no sonsacarían el nombre del culpable detrás de aquella orden. Iwashi se aseguró de que los dejaba bien seguros y se marchó a dar el rodeo, encontrándose a Light por el camino con el enanito liberado.

El minero se mostró sano y entusiasmado después de ingerir la poción de Light. Incluso saltó para darle un beso en la mejilla, para luego sonrojarse por su atrevimiento. En este estado de ánimo se dirigió a la salida de la mina para dejar el trabajo peligroso a ambos.

Los Maestros avanzaron en silencio por uno de los túneles de la mina, siguiendo las indicaciones de Sabiondo, hasta alcanzar el final. El camino estaba cortado por un desprendimiento, de una forma similar a como había se encontraba la otra que Light había inspeccionado. Los enanitos no le habían dado importancia a causa de que no había provocado ningún accidente. Ahora acarreaban con las consecuencias.

Cada uno va a saco a por uno, ¿vale? Terminemos con esto rápido.

Iwashi echó un vistazo entre las rocas, por si pudiera hacerse una idea de la distancia que abarcaban. Asintió a su propuesta y le puso una mano en el hombro. Al instante, se trasladaron al otro lado.

Unos minutos antes, en la primera entrada, el terco de Gruñón se había decidido a adentrarse él mismo a pelear contra los sincorazón.

¿Q-Qué dices? Esos ‘demonios’ no son moco de pavo. Te arrebatarán el corazón en cuanto bajes la guardia, así que cálmate y espera. Solo nosotras tenemos el poder para acabar con ellos, así que por favor quítate esa idea de la cabeza.

¡No me lo arrebatarán si yo voy primero! —replicó, esgrimiendo su pico.

Maya supuso bien al creer que no convencería al enanito. Ukki se abalanzó sobre él y lo sorprendió por la espalda, permitiendo a Sabiondo reaccionar y arrebatarle el pico. Sin embargo, el minero no supo qué hacer con él y simplemente lo lanzó a un lado, dirigiendo sus esfuerzos mejor en retener a Gruñón, que se resistía a rendirse.

No dejes que lo vuelva a coger, e intenta calmarle. Ahora, a esperar. Tanto ese mineral como esos monstruos son nuestra responsabilidad y nuestro deber, así que dejadnos hacer el trabajo sucio a nosotras

Sabiondo retuvo a Gruñón por la fuerza y, gracias a la distracción que suponía Ukki de un enanito que intentaba zarandearlo para que se le despegara, pudo inmovilizarlo contra el suelo. Y el resultado, obviamente, es que Gruñón estaba muy enfadado.

¡Suéltame, suéltame!

No paró de removerse e intentar levantarse. Y cuando Iwashi y Light irrumpieron en la cueva de los sincorazón, estos habían parado sus obras para dirigir su atención a la otra entrada, de donde procedía un follón ininteligible. Con Gruñón retenido, Maya habría podido estar atenta de su aparición y se aventuró en solitario por el agujero, alertando inmediatamente a los Invisibles.

Lo primero que hizo fue extender un Dulce Aroma que impidió que se abalanzaran sobre ella de inmediato. Luego, los atacó con Rizo Conductor, y no hizo falta mucho más. Light e Iwashi se lanzaron enseguida al ataque. Un certero Zantetsuken de Light remató a uno de ellos. Iwashi desgarró al restante con la alabarda que materializó, librándose en pocos segundos de todos sus problemas.

Hubo un breve momento de silencio. Ni siquiera se escuchaba la pelea de los enanitos, hasta que uno de ellos se atrevió a preguntar:

¿Estáis bien?

Ahora que habían solucionado el asunto, se separaron para tomar distintos caminos y reunirse nuevamente a la salida. Iwashi transportó a Light nuevamente al otro túnel y se dirigieron al exterior. Maya, por otro lado, regresó por el agujero para encontrarse con un Sabiondo preocupado… y un Gruñón.

¡Mírate! ¡Una niña como tú no tendría que estar lidiando con esas bestias! —le recriminó Gruñón—. Y el mono seguramente no te ayude mucho. ¡Yo te ayudaré la próxima vez! —Se cruzó de brazos, enfurruñado… como si acabara de confesar algo vergonzoso.

En la entrada de la mina les esperaban el resto de enanitos, que se fueron presentando de uno en uno (Dormilón, Feliz, Tímido, Mocoso y Mudito, por eso este no hablaba). Junto a ellos había una cazadora a la que habían acudido por auxilio y que Light quizá recordara: era la hija de otra cazadora, Minna, que había sobrevivido a Misstgunst. El por qué habían acudido específicamente a ella, no lo dijeron.

Muchas gracias a todos por vuestra ayuda. Estaremos pendientes de que ninguna de esas criaturas se acerque de nuevo a la cueva de las magicitas —dijo Sabiondo en representación de todos.

Gracias a vosotros por el favor —agradeció Iwashi, recogiendo finalmente la magicita prometida—. Si nos disculpáis, tenemos algo de prisa.

Durante el trayecto al exterior habrían recibido el mensaje de auxilio de Nikolai (quien tuviera móvil). Se despidieron de los enanitos y la cazadora, se alejaron un poco e Iwashi les abrió un Portal de Luz al bosque que creía que era el referido por Nikolai.


Fecha límite: 22 de febrero.


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Nikolai: 18/34
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Light » Mar Feb 21, 2017 12:00 am

Despacharon a los Invisibles entre los tres sin ningún inconveniente y se produjo el silencio. Light hizo desaparecer la Llave Espada y suspiró.

¿Estáis bien?

¡Sí! —les confirmó, e intercambió miradas con Iwashi y su aprendiza—. ¿Volvemos?

Y regresaron por los caminos que habían tomado para llegar a aquella galería. Gracias a la habilidad de Iwashi, ningún muro resultó un impedimento para que salieran al exterior. Así se ahorraba tener que emplear la técnica de Xefil, y por tanto gastar magia, así que le agradeció el amable gesto.

«¿Eh?», notó que su dispositivo de comunicación vibraba y comprobó el mensaje enviado por Nikolai.

Es Nikolai. Pide refuerzos, se están enfrentando a un Lado Oscuro en un bosque, hay que ir para allá —comunicó a Iwashi si lo había leído antes que ella.

Acababan de salir de una batalla… y posiblemente se iban en meter a otra. Qué remedio, no podían dejar abandonados a los otros.

En el exterior se encontraron a todos los enanitos reunidos. Aquellos que no conocían se presentaron (y Mudito, ahora sabía por qué no hablaba) y Light hizo igual. Aparte de estos, también había una mujer que le resultaba familiar. Le costó un poco identificarla, pero acabó recordando de quién se trataba.

Muchas gracias a todos por vuestra ayuda. Estaremos pendientes de que ninguna de esas criaturas se acerque de nuevo a la cueva de las magicitas. —Todavía no se imaginaba qué hacían esas criaturas allí y sus razones para intentar derrumbar la cueva.

Gracias a vosotros por el favor —les agradeció la Maestra, cogiendo la ansiada piedra que necesitaban para atrapar al dragón—. Si nos disculpáis, tenemos algo de prisa.

Sí, tenemos que irnos ya. —A continuación, miró a la hija de Minna y sonrió—. La hija de Minna, ¿verdad? Minna nos acompañó en la caza del Missgunst. —le explicó—. Espero que se recuperara de aquella batalla. Salúdala de mi parte.

Una vez se despidieron de todos, se alejaron y atravesaron el Portal de Luz invocado por Iwashi para reunirse cuanto antes con los otros Portadores. El rostro de Light expresaba tensión y preocupación. Ellos no habían tenido demasiados problemas en la mina, pero los demás… quizás debería haberse ido con el otro grupo cuando tuvo la oportunidad.

«Aguantad un poco más, ya vamos».

Y todavía no había olvidado que quería preguntarle algo a Iwashi —qué tenía que ver ella con el Missgunst—, tenían una conversación pendiente, pero no se lo recordaría hasta que finalizaran la misión.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Drazham » Vie Feb 24, 2017 1:19 am

La idea de huir bosque adentro sonaba mucho mejor en su cabeza, pero al ponerla en práctica Nikolai se dio cuenta de que estaban teniendo más problemas que ventajas. La cantidad de árboles y raíces formaban un maldito laberinto que dificultaba la carrera, además de que eran lo bastante densas como para ocultar casi del todo el cielo, y a su perseguidor. Encima, ese detalle no jugaría en contra del Lado Oscuro porque le bastaba con sentir sus rastros y seguirlos.

Con todo, hacía rato que no escuchaban sus pesadas pisadas. Nikolai viró la cabeza una vez más en un vano intento de discernir cualquier figura entre las copas de los árboles, pero el grito que soltó Blancanieves de improvisto le sobresaltó y la buscó de inmediato con la mirada. Resultó que el brazo se le había enganchado en una de las ramas.

…No, se fijó mejor; no se le había enganchado. Se había… ¿enrollado sobre su muñeca?

«Marchaos del bosque».

«¿Qué…?».

Aquella voz retumbó en su cabeza como si se le hubiese colado dentro. Alarmado, enarboló su arma y miró en derredor, en busca de quien habló. Ni rastro de nadie, pero en cuanto Nicoxa liberó a Blancanieves de un tajo…

«Vosotros otra vez…».

No le dio tiempo a preguntarse a que se refería con «otra vez». El estruendo de los árboles quebrándose de cuajo fue un signo de alarma mucho mayor. El puñetero Lado Oscuro se avistaba en la lejanía, decidido a emplear la fuerza bruta necesaria para abrirse paso y cazarles. Nikolai masculló entre dientes un improperio. Al paso que iban y con la distancia que le sacaban al Sincorazón podían huir. El problema es que los músculos comenzaban a arderle después de tanta carrera y no sabía cuánto podrían aguantar a ese ritmo.

Y Blancanieves no denotaba estar mucho mejor que ellos.

De pronto, y para su asombro, las decenas de raíces que poblaban el bosque salieron disparadas hacia el Lado Oscuro y lo aprisionaron en cuestión de segundos. Aun con los ojos abiertos de par en par, presenció como el monstruo luchaba y era incapaz de librarse de… lo que fuese aquello.

«Daos prisa y acabad con él».

Una cosa estaba clara, y es que fuera lo que fuese que habitase en el bosque, prefería ponerse de su parte en esos momentos. Nikolai se volteó un instante hacia el grupo y aprovechó esos escasos segundos entre jadeos y tensión para analizar la situación: Blancanieves no aguantaría más, y aunque la misteriosa voz pretendía que terminasen ellos solos con un Lado Oscuro… Joder, era su maldito trabajo que no llegase a acercarse más a la capital.

Puestos a elegir, era su mejor oportunidad. Mejor que arriesgarse a esperar a que los demás los encontrasen y aunar fuerzas.

¡Que alguien cubra a Blancanieves! —les espetó a sus dos compañeros.

De una patada al suelo y aprovechando el subidón de adrenalina, salió disparado hacia el Lado Oscuro. Mientras corría, fue cargando bajo sus pies la magia necesaria para y preparando de antemano su técnica del Salto Ingrávido y se tomó un éter. Una vez lista, con la Llave Espada en una mano y su látigo recién materializado en la otra, se catapultó en el aire. Ondearía el látigo hacia la cabeza del Lado Oscuro para engancharse y acercarse gracias al impulso extra. A partir de ahí, sería espadazo tras espadazo mientras el salto ingrávido le permitiese moverse por el aire, y le remataría con una Rotura Planar.

En caso de que su enemigo se liberase o intentase atacar y no podía esquivarle a tiempo, le gritaría a Saic que usase sobre él su habilidad Retorno para devolverle a un punto en el que estuviese fuera de alcance.

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Salto Ingrávido (HC) [Nivel 10] (Requiere Afinidad a Espacio; Elasticidad: 15; Velocidad: 10) El usuario altera la fuerza gravitatoria y se impulsa a gran velocidad, hasta 2,5 metros en cualquier dirección incluso en el aire. Puede modificar la trayectoria en mitad del aire hasta un máximo de dos veces.

Éter. (+20 PH)

Rotura Planar (HC) [Nivel 16] [Requiere Tajo Planar; Afinidad a Nada; Fuerza: 22; Combate con armas blancas: 19]. Versión mejorada del Tajo Planar. El usuario ondea su espada en el aire y crea una sucesión de potentes tajos en un punto. El ataque puede usarse en un radio de 5 metros.

Saic usará la siguiente habilidad en caso de que Nikolai necesite alejarse de inmediato y no pueda por sus medios:

Retorno (HM) [Nivel 6] [Requiere Afinidad a Tiempo, Poder Mágico:15]. El usuario rebobina el movimiento de un objetivo a una ubicación en la que se encontraba a partir del turno anterior. Solo podrá trasladar a puntos que se encuentren en la misma habitación en la que se ha usado la habilidad.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Sito » Vie Feb 24, 2017 5:20 pm

Parecía una carrera de obstáculos puesto con mala intención: ramas, troncos, arbustos... se habían puesto de acuerdo para interponerse en la huída de Nicoxa y Blancanieves y sólo les hacían perder el tiempo y cansarse. Tenían que dar esquinazo al Lado Oscuro para salvar a la princesa, pero cada vez iban más lentas y la aprendiz lo sabía. Sacaría fuerzas de donde fuera.

¡Vamos Blanca, ya queda poco! —intentaba animarla en lo que seguramente sería una situación complicada para ella.

Sin embargo conforme avanzaban la niebla del bosque se hacía más y más espesa, y las ramas parecían hasta moverse hacia ellas. Una de ellas incluso dejó de "parecerlo" y agarró a Blancanieves por la muñeca, que gritó asustada.

«Marchaos del bosque».

Nicoxa se asustó un poco al no saber de dónde provenía la voz, pero en ese momento tenía que ser fuerte y respondió al aire sin siquiera preguntarse si todos los demás la habían escuchado.

¡Nos marcharemos cuando demos esquinazo al sincorazón! —cortó la rama que aprisionaba a Blanca mientras contestaba.

«Vosotros otra vez…».

Esa respuesta llegó en cuanto liberó a Blancanieves. Nicoxa no entendía nada de nada puesto que era la primera vez que, al menos ella, estaba en ese mundo. No tenía ni idea de a qué se refería esa misteriosa voz, así que por lo pronto volvió a agarrar a la princesa para seguir huyendo.

No obstante, era cada vez más complicado. El sincorazón acortaba distancias debido al cansancio que sufrían y era cuestión de tiempo que les alcanzara. Parecía que la cosa estaba difícil hasta que sin previo aviso las raíces del bosque empezaron a moverse en dirección al Lado Oscuro, que aunque se debatía con todas sus fuerzas acabó siendo aprisionado por ellas.

«Daos prisa y acabad con él».

Nicoxa estaba perpleja, ¿acaso era el propio bosque el que les estaba ayudando? Sí que era cierto que ahora tenían una oportunidad de oro para atacarle, pero con lo fuerte que era y el poco efecto que parecía haber tenido el primer ataque de Alaric no sabía si merecía la pena retroceder para intentarlo. No al menos con Blancanieves a su cargo y los peligros a los que estaba expuesta.

Chicos, lo siento... pero mi prioridad es poner a salvo a la princesa. Seguiré escoltándola hasta que esté completamente segura de que está a salvo —dijo a sus compañeros después de que Nikolai les pidiera que la cubrieran.

Se despidió por si decidían quedarse y le dio la mano de nuevo a Blancanieves para alejarse juntas todo lo posible del peligro.
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v. Ficha de Nicoxa .v
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Nell » Dom Feb 26, 2017 1:05 am

Mina

Se despidieron de los enanitos antes de entrar en el portal. La hija de Minna saludó a su vez a Light, de quien se acordaba, le agradeció el favor que le había hecho a los mineros y recompensó a Maya y a él con una sustancia corrosiva que fabricaba ella misma. Ya que no podía ayudarles en la lucha contra esas criaturas, quería apoyarles de algún modo. Se quedaba con los enanitos a revisar el estado de la mina.

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Maya y Light obtienen Veneno normal y soporífero, uno por cabeza, tendréis que pactar cuál os quedáis cada uno. No os los he añadido a la ficha, pero podéis usarlos ya en este turno.



Bosque

¡Que alguien cubra a Blancanieves!

Nikolai decidió luchar. Alaric se quedó pasmado y Nicoxa priorizó la seguridad de Blancanieves, acorde con la petición de su compañero.

Chicos, lo siento... pero mi prioridad es poner a salvo a la princesa. Seguiré escoltándola hasta que esté completamente segura de que está a salvo

Así fue como se separaron sus caminos. Nikolai se dirigió hacia el enorme Lado Oscuro postrado en el suelo, mientras Nicoxa retomaba la huida con una princesa demasiado asustada como para sobreponerse a la situación. El joven se impulsó hacia la cabeza del sincorazón para golpearle sin descanso. Este se retorció de dolor, porque la acometida del aprendiz le estaba provocando grandes daños.

Al acabar el combo y retroceder, el Lado Oscuro logró romper una de las raíces que retenían sus brazos para intentar atrapar a Nikolai, pero otra se alzó para remplazar a la caída y volver a aprisionarle. Estaba indefenso y a merced del chico.

Entonces hubo un nuevo temblor que no remitió. Cada vez fue haciéndose más potente hasta que paró del todo. Una sombra cubrió a Nikolai y, al alzar la vista, vería una criatura de un tamaño similar al Lado Oscuro, postrada sobre sus cuatro patas, observando al muchacho con indiferencia por encima de él.

Un dragón.

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«¿Acaso no os había dicho que fuerais rápidos?».

El Lado Oscuro se contorsionó de nuevo para tratar de escapar, pero un potente rugido del dragón le hizo amilanarse como una bestia totalmente indefensa. Al dragón le bastó con estirar su cuello, morder el hombro del sincorazón y desgarrarlo para infligirle el golpe mortal que hizo que se desvaneciera (que Nikolai ya le hubiera dañado bastante contribuyó). El aprendiz aún se encontraba debajo del cuerpo, aunque este había tenido cuidado con no aplastarle ni pisarle. El dragón estaba encogido, como si premeditadamente quisiera mantenerse por debajo de las copas de los árboles.

Durante este tiempo, Iwashi, Maya y Light habían intentado llegar lo más rápido posible a la posición de sus compañeros. En un primer momento habían aparecido en otro bosque cercano, pero al comprobar que no era allí se había vuelto a trasladar con otro portal (Iwashi se conocía la zona, pero eso no le ayudaba a saber en qué bosque exacto se hallaban). Luego, se habían guiado por los ruidos para ver al Lado Oscuro desaparecer entre las fauces de un dragón. Alaric, desde cierta distancia si no se había acercado, podría contemplarlo todo.

En sus cabezas volvieron a escuchar, tanto Nikolai como los nuevos, la misma voz:

«Ahora largaos».

El dragón retrocedió sobre sus patas, dispuesto a marcharse.

¿Qué hace aquí Bahamut? —exclamó Iwashi, incrédula.

La frase le hizo detenerse y fijarse en los nuevos individuos que acababan de llegar. Un movimiento de su cabeza les indicó que había reconocido a alguno de ellos.

«Vuestra presencia aquí es demasiada coincidencia. ¿A qué habéis venido?».

A por ti —le contestó la Maestra, invocando su alabarda—. Estábamos equivocadas. Durante estos meses no hemos sabido nada de ti en otros mundos porque nunca te marchaste de este.

«Me fui… y volví».

¿Echabas de menos tu prisión? ¿O había algo fuera a lo que temieras?

Bahamut rugió. Sin embargo, ni atacó ni dijo nada más. Quedó patente varios segundos después de que la conversación no había acabado. Pero ahora solo la Maestra Iwashi y Bahamut participaban en ella. Se miraban fijamente y, con el asentimiento final de la mujer, dieron fin a la comunicación de la que les habían excluido.

Nikolai, apártate —indicó Iwashi, señalándole que moviera hacia Alaric o hacia Maya y Light.

La Maestra se adelantó unos pasos, sacó la magicita que le habían dado los enanitos y la sostuvo por encima de su cabeza. La piedra refulgió y una luz envolvió a Bahamut, cuyo cuerpo comenzó lentamente a desaparecer y a trasladarse hacia la magicita como un torrente de magia. Antes de que se evaporara por completo, escucharon su última advertencia.

«Esta es solo una alianza temporal. No lo olvidéis. Hasta que yo y los míos estemos a salvo de ellos».

Y después no quedó nada. Solo los destrozos del bosque daban fe de que en algún momento habían albergado a un Lado Oscuro y a un dragón. Además, la niebla oscura había desaparecido.

Su caos es más peligroso que el tuyo —le confió Iwashi a la magicita, que aún sostenía en la mano. Luego, se dirigió a los aprendices—. ¡Buenas noticias! ¡Hoy no cazaremos a ningún dragón!

Entonces fue el cuerpo de la Maestra el que empezó a mutar. Varias esquirlas de cristal aparecieron por sus brazos, sus piernas y su torso, y luego se fueron expandiendo. Iwashi se dio cuenta enseguida, mirándose a sí misma estupefacta, aunque no tuvo demasiado tiempo para reaccionar. El cristal la recubrió a los pocos segundos, anclándola en el suelo y revistiendo su cara convirtiéndola a una eterna expresión de desconcierto.

El culpable se dejó ver enseguida, saliendo de entre los árboles donde había estado escondido. Se dirigió con gesto impasible hacia su víctima.

Creía que nunca tendría la oportunidad de vengarme de ti. Hasta siempre, Hisa.

»Y además he conseguido a Bahamut, lo que vine a buscar a este mundo corrupto.

Cid Raines se acercó a la escultura que antes había sido Iwashi y le arrebató de los dedos lo único que no se había cristalizado: la magicita que contenía al dragón. Luego, invocó un Portal de Luz. Ni siquiera se molestó en mirar a ninguno de los presentes, ni les dio importancia.

En ese momento, por el mismo camino que habían atravesado Light y Maya, apareció Daichi a tiempo para ver la escena.

¡No!

¡Si no actuaban rápido, se marcharía con la magicita!



Light: 13/70 PH.
Nikolai: 12/34
Maya: 20/44

En un principio, Daichi no participará en la lucha a menos de que se lo pidáis expresamente. Su principal cometido será acudir a ayudar a Iwashi en cuanto Raines se aleje de ella.



Casa misteriosa

Nicoxa y Blancanieves corrieron sin mirar atrás. Notaron un temblor que cesó tan pronto como había aparecido, aunque a ellas casi ni les afectó. En algún momento la niebla oscura que cubría el bosque desapareció, lo que no impidió que siguieran huyendo.

Hasta que Blancanieves cayó al suelo, rendida e incapaz de ponerse en pie por el cansancio, por mucho que Nicoxa le insistiera. Además, se echó a llorar, totalmente abandonada.

Por favor, no te vayas —le suplicó a la aprendiza— No me dejes sola. Lo he pasado muy mal.

A juzgar por la luz que se entreveía de los árboles de delante, no les quedaba mucho camino hasta la salida del bosque. Así que, a menos de que apareciera algún sincorazón en aquel lugar, podían considerarse a salvo. El Lado Oscuro no les había seguido y tal vez sus compañeros se hubieran encargado ya de él.

Cuando me siento mal —dijo entre tartamudeos― suelo cantar. Pero ahora no me sale ni una nota…

Le llevó un buen rato reponerse, y tal vez Nicoxa pudiera hacer algo más por ayudarla. La compañía pareció reconfortarla, pese a que el temblor de su cuerpo le indicaría que no se sentía aún del todo segura.

¿Tú sabes lo que ha ocurrido? —se atrevió finalmente a preguntar―. ¿De dónde salió ese monstruo?

Nicoxa era libre de contarle lo que quisiera. En cualquier caso, tendrían que ponerse en camino en algún momento, y Blancanieves se negó en redondo a retroceder. Puede que los cazadores ya hubiesen acabado con el sincorazón, pero no se sentía con la suficiente confianza como para regresar todavía.

Solo les quedaba seguir hacia delante, hacia la luz del claro. Se encontraron con un río, con un puente para atravesarlo, que daba a una casa en el linde del bosque. Era un hogar peculiar, pues tenía unas dimensiones más pequeñas de lo habitual (quizá fuera de una familia de sincorazón).

¡Es una casita de muñecas! —comentó Blancanieves.

La princesa se acercó con confianza a la puerta, que medía exactamente lo mismo que ella, y llamó. Al no recibir respuesta, comprobó por la ventana que no había nadie y luego entró. Echó un vistazo al interior y no se le ocurrió otra cosa que decir:

¡Qué sucio está todo!

Daba la impresión de que no se había percatado de que todo aquello debía de pertenecer a alguien. La casa en el interior, aparte de sucia y desordenada, tenía un tamaño tan reducido para todo como en el exterior. Todo era pequeñísimo: sillas, mesas, utensilios de cocina, puertas y demás. Nicoxa podía darse cuenta del número de miembros que lo habitaban por las perchas: siete.

Blancanieves se dedicó a investigarlo todo con curiosidad.


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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Light » Mar Feb 28, 2017 11:22 pm

Light aceptó gustosamente el regalo de la hija de Minna y se quedó con el veneno que servía para dormir. Le dio las gracias antes de marchar en busca de sus compañeros.

El portal de luz les condujo a un bosque, pero no encontraron a nadie. Tuvieron que guiarse por los ruidos de la batalla para dar con la posición del otro grupo. Al final su búsqueda tuvo éxito y dieron con el Lado Oscuro, que ya estaba desapareciendo gracias a... Bahamut. Tanto él como Iwashi estaban incrédulos, no esperaban que la presa apareciera tan repentinamente.

«Ahora largaos», les comunicó por telepatía, haciendo ademán de marcharse.

¿Qué hace aquí Bahamut?

El dragón se fijó en ellos. Pareció reconocer a Light.

«Vuestra presencia aquí es demasiada coincidencia. ¿A qué habéis venido?».

A por ti. —Iwashi materializó su arma y dejó claras sus intenciones—. Estábamos equivocadas. Durante estos meses no hemos sabido nada de ti en otros mundos porque nunca te marchaste de este.

«Me fui… y volví».

¿Echabas de menos tu prisión? ¿O había algo fuera a lo que temieras?

«¿Los Villanos Finales?», teorizó, aunque a simple vista Bahamut parecía lo suficientemente poderoso para tumbar a algunos de aquellos villanos tan ridículos: su mera presencia imponía y daba miedo. Más que Kefka desde luego, seguro que ese no tenía ninguna posibilidad de acabar con él.

Bahamut e Iwashi se miraron fijamente, sin expresar palabra alguna. Los restantes no se enteraron de la conversación que tuvieron a continuación.

Nikolai, apártate —le pidió Iwashi.

La mujer avanzó y alzó la joya que acababan de obtener en la mina. Ésta resplandeció y procedió a absorber a Bahamut. Todos presenciaron el proceso, que le resultaba familiar a Light, pues ya lo había visto en Agrabah.

Antes de desaparecer, el dragón les advirtió de algo:

«Esta es solo una alianza temporal. No lo olvidéis. Hasta que yo y los míos estemos a salvo de ellos».

Había resultado tan sencillo atrapar a Bahamut… que resultaba difícil de creer. Sí que debía temerles para dejarse capturar tan fácilmente. Ahora tenía más curiosidad por aquella “conversación” que habían tenido Iwashi y el dragón.

Su caos es más peligroso que el tuyo —aseguró al dragón que yacía en la piedra. Después, se dirigió a ellos—. ¡Buenas noticias! ¡Hoy no cazaremos a ningún dragón!

¿Tan fácil? ¿En serio?

Por supuesto que no.

Light abrió mucho los ojos, horrorizado por lo que acababa de pasarle a la Maestra. Se estaba cristalizando poco a poco.

¡IwashiI! —exclamó. Hizo ademán de acercarse a ella, pero al final se quedó petrificado en el sitio, pasmado.

En ese momento solo lo podía presenciar cómo la cristalización culminaba. La mujer se convirtió en una estatua inerte, postrada en el suelo.

¿Por qué? No lo comprendía. ¿Aquella cristalización era consecuencia del uso de esa magicita? ¿Había sido obra de Bahamut? Quería respuestas ya.

El culpable no tardó en dejarse ver. Light, impactado por aquella desagradable sorpresa, fulminó a Cid con la mirada y materializó al segundo su Llave Espada, poniéndose en guardia.

Tú… el hombre de la ópera. ―Apretó los dientes. Lo recordaba, en efecto.

Creía que nunca tendría la oportunidad de vengarme de ti. Hasta siempre, Hisa.

»Y además he conseguido a Bahamut, lo que vine a buscar a este mundo corrupto.
―Dado que aquel era su objetivo, empezó a sospechar que se trataba de un Villano Final.

Le arrebató a la Iwashi inerte la magicita que contenía a Bahamut y creó un Portal de luz para marcharse de allí. No parecía prestarles demasiada atención, ¿de verdad pensaba que iban a dejarle marchar de rositas después de lo que había hecho? Quizás estaba subestimándolos…

¡No! ―gritó Daichi, que acababa de llegar.

«¡Una mierda! ¡Por encima de mi cadáver me van a quitar otra magicita!», el brillo de sus ojos rojizos se intensificó en gran medida.

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Le hervía la sangre y el odio que sentía hacia Raines no podía describirse con palabras: quería verlo muerto. Pero no podía permitir que los efectos del nexo y los recientes acontecimientos le hicieran perder el control, como en la ópera, debía actuar con cabeza. Tampoco olvidaba que tenía aprendices que proteger.

«Si fallo, usa Tenue en mí a mi señal», le comunicó a Gaomon por telepatía.

Light reaccionó de inmediato: orientó su brazo hacia el villano y miró fijamente la piedra que acababa de coger. Mediante la habilidad Magnetokinesis, intentaría atraer hacia él la magicita de Bahamut. Si tenía éxito, se la guardaría rápidamente en un bolsillo interior del kimono y Gaomon se interpondría entre él y Raines. Además, exclamaría:

¡¡Que te has creído que vamos a dejar que te la lleves!! ―bramó, iracundo. Iwashi hubiera querido encargarse de aquel villano (no olvidaba la nota de Wix, ella seguramente se refirió a Cid en ella), pero no podía en su estado actual, así que le detendría por ella.

Gaomon estaba preparado para intentar repeler al enemigo mediante Luna Protectora. El Maestro necesitaba recuperar cuanto antes su magia, así que agradecería que los demás le protegieran momentáneamente del villano, al menos mientras ingería los dos éteres a toda prisa.

Con la magia recién recuperada, invocaría el hechizo Coraza divina + para protegerse de los posibles hechizos que pudiera emplear Raines y devolvérselos (si era lo suficientemente rápido, incluso se colocaría delante de algún aprendiz para desviar hechizos que pudieran amenazarle). Debía tratarse de un mago experimentado si había logrado cristalizar a una persona de aquella manera, así que toda precaución era poca.

Luego, activaría su Estilo de combate y se abalanzaría sobre Raines, furioso. Incluso si había logrado recuperar la magicita, no estaría satisfecho hasta derrotarle y llevarle a Tierra de Partida como prisionero. No le dejaría irse de rositas, de ninguna manera. Tenía que pagar por lo que le había hecho a Iwashi (ojalá hubiera una forma de curarla) y asegurarse de que no hacía más maldades por ahí.

Tras propinarle un combo de varios espadazos fortalecidos por el Estilo, ejecutaría su furioso Giro letal. Tendría cuidado para no empujar al villano hacia el Portal de luz por su habilidad, no quería perderlo.

Existía la más que desagradable posibilidad de que la Magnetokinesis no funcionara por cualquier motivo… en ese caso ejecutaría su plan B. Recubriría de veneno soporífero su katana (con disimulo y rapidez) y llamaría a su mascota para que le envolviera con Tenue, tal como habían acordado. Mientras sus compañeros mantenían a Raines ocupado, correría hacia él y le propinaría un tajo pasmoso en la mano para que soltara la magicita. Luego él la cogería y se la guardaría.

Si le dejaba manco, no lo lamentaría desde luego.

Tras ejecutar aquel hipotético plan alternativo, continuaría con el plan original: bebería los éteres mientras su mascota le protegía con Luna Protectora, se aplicaría la Coraza divina+, activaría el Estilo y liberaría su ataque definitivo. No dejaría de luchar hasta que Cid acabara derrotado, dormido, o se las arreglara para huir.

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Plan A


▪ Magnetokinesis (HM) [Nivel 10] [Personalizada] [Requiere Afinidad a Espacio, Poder Mágico: 18] Xefil usa sus poderes espaciales para adquirir un cierto grado de telekinesis durante un turno, permitiéndole mover objetos a distancia, empujarlos con fuerzas invisibles y levantarlos en el aire. Límite de 3 kg.

Gaomon usa: ▪Luna protectora (HC) [Nivel 6] [Requiere afinidad a Luna; Fuerza: 6; Resistencia: 10; Elasticidad: 6] Inesperadamente, la mascota toma la forma de una flotante esfera de luz que gira en círculos hasta tres veces, embistiendo repetidamente contra los enemigos próximos que rodeen a su invocador, normalmente. Técnica poco dañina y con escaso alcance, pero que puede hacer retroceder a los enemigos.

▪ Bebe dos eteres

▪ Coraza divina + (HM) [Nivel 30] [Requiere Coraza divina; Poder Mágico: 33] Magia protectora angelical de superior nivel. Crea un gran escudo que recubre como una esfera al personaje, temporal, que rebota todo ataque mágico de menor potencia que él, provocando que se rompa si es superior. Se desvanece pasado un tiempo.

▪ Activa el Estilo (gasta 10 PH), ataca normal y usa el ataque final

Ataque final:
▪ Giro letal [Nivel X] Transfiere todo el aura que rodea su cuerpo al arma, aumentando aún más su alcance, y propina con ella un brutal ataque circular, hiriendo múltiples veces a enemigos cercanos y enviándolos lejos (depende de sus pesos).

Plan B


Gaomon usará Tenue, Light usará el veneno para dormir en su katana e intentará quitarle a Cid la piedra de las manos (si aun la esta agarrando (?)) de un corte. El caso es que le cortara con la katana y bueno, debería quedarse dormido (?)

▪ Tenue (HM) [Nivel 7] [Requiere Poder Mágico: 13]. Vuelve invisible al objetivo temporalmente.

▪ Y seguirá luchando como en el Plan A (eteres, Luna protectora de Gaomon, coraza etc) hasta que la batalla finalice.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Drazham » Mié Mar 01, 2017 11:56 pm

De no ser porque estaba con todos sus sentidos puestos en arremeter una y otra vez contra el lado oscuro, quizás hubiese reparado antes en su presencia, o tal vez en los temblores. Fuera como fuese, hasta que su enorme sombra se posó sobre él, no levantó la vista. Entonces lo vio, y la garganta se le secó al mismo tiempo que la adrenalina del combate se le cortaba cual grifo.

Creía que una semana sería suficiente, pero ni con esas estaba preparado para toparse de frente con otro dragón.

«¿Acaso no os había dicho que fuerais rápidos?».

La voz de antes volvió a retumbar en su cabeza.

Tú eras… —balbuceó Nikolai.

Nada más mandar ese último mensaje telepático, el dragón rugió y lanzó sus fauces contra un Lado Oscuro que ya estaba malherido por los ataques de antes. Un golpe limpio que acabó por arrancarle el hombro y fulminarlo. Nikolai no pudo hacer más mirar atónito la escena y retroceder, poco a poco, hasta quitarse de debajo de la bestia.

Tenían delante de sus narices lo que venían buscando. ¿Y ahora que se suponía que hacían?

«Ahora largaos».

¿Qué hace aquí Bahamut?

Reconoció la voz de Iwashi, quien se aproximaba con el resto de su grupo a donde estaban. «A buenas horas venís». El dragón también se percató de los recién llegados, ya que se volteó y lanzó una mirada curiosa a ambos Maestros.

«Vuestra presencia aquí es demasiada coincidencia. ¿A qué habéis venido?».

A por ti. —Iwashi fue aún más explícita al invocar una alabarda—. Estábamos equivocadas. Durante estos meses no hemos sabido nada de ti en otros mundos porque nunca te marchaste de este.

«Me fui… y volví».

¿Echabas de menos tu prisión? ¿O había algo fuera a lo que temieras?

El rugido indignado de Bahamut dio por sentado que había dado en el clavo. Luego, tanto la Maestra como el dragón se miraron fijamente durante un buen rato, como si no necesitasen palabras para entenderse. O tal vez sí, y Bahamut de estar mandándoles mensajes telepáticos solo a ella.

Nikolai, apártate.

Nikolai asintió, huraño, aunque obedeció sin mediar palabra y retrocedió junto a Alaric.

Entonces Iwashi sacó una piedra rojiza. Demasiada coincidencia que le recordase a las vagas descripciones que le dieron algunas personas sobre las famosas magicitas que los Villanos Finales usaron para encerrar a las criaturas que capturaron. Bahamut se disolvió en un haz de luz que la magicita se tragó por completo.

«Esta es solo una alianza temporal. No lo olvidéis. Hasta que yo y los míos estemos a salvo de ellos».

Nikolai aguardo cinco segundos en un incómodo silencio en el que fue rotando su vista entre todos los presentes. Luego, dijo:

Entonces, ¿ya está?

Había sido tan fácil que resultaba hasta insultante.

Su caos es más peligroso que el tuyo —puntuó a la piedra—. ¡Buenas noticias! ¡Hoy no cazaremos a ningún dragón!

Pero las buenas noticias se acabaron. Nikolai ahogó una exclamación cuando el cuerpo de una sorprendida Iwashi se recubría de decenas de esquirlas de cristal. En cuestión de segundos, se convirtió en una estatua de los pies a la cabeza.

¡IwashiI!

Una figura se hizo visible al salir de su escondrijo. El culpable, el único que podría haber sido el perpetrador. Nikolai esbozó una expresión de desconcierto, pues le conocía. Desde hace muy poco.

«¿El noble del castillo?».

Tú… el hombre de la ópera.

Espera, ¿le conocían de antes?

Creía que nunca tendría la oportunidad de vengarme de ti. Hasta siempre, Hisa.

»Y además he conseguido a Bahamut, lo que vine a buscar a este mundo corrupto.


El rostro de Nikolai se crispó. ¿Acababa de decir “este mundo”?

«Mierda. Mierda putrefacta».

Un Villano Final. Esa panda de rastreros se la habían vuelto a jugar. El hombre, que actuó como si no existiesen, agarró la magicita. El colmo de los colmos fue el portal de Luz que abrió delante ellos.

El muy capullo.

¡¡Que te has creído que vamos a dejar que te la lleves!!

Aunque velada, empezó a sentir una arcada de ira y frustración similar a la de Light. Ni reparó en la llegada de Daichi. Una semana. Una puñetera semana tragándose confesiones de cómo esos cabrones trocaron los planes de otros Portadores con total impunidad. Eso, no hizo más que añadir leña a un fuego que llevaba tiempo encendido por culpa de Mateus y los suyos.

«Hasta aquí habéis llegado».

Bebiéndose un éter de un trago, se lanzó con arma en ristre a por el tipo. A la primera señal que hiciese para contraatacar o intentar cualquier cosa, usaría la Traslación para posicionarse a sus espaldas y descargar un Aturdidor sobre él, procurando alejarlo lo máximo posible del portal.

A partir de ahí le enfrentaría cara a cara para darle tiempo al resto de actuar, y de paso a no dejarle tanto margen para usar magia y arrastrarle al combate físico. Gastaría el resto de sus reservas mágicas en preparar su técnica del Riposte y devolverle hasta el último golpe.

También guardaba su as en la manga: Saic. Si las cosas se encrudecían, el asistente le lanzaría Retorno para que no se escaquease.

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-Éter al buche.

Traslación (HM) [Nivel 8] [Requiere Afinidad a Espacio; Poder Mágico: 12]. El usuario se teletransporta a una ubicación cercana en un radio de cinco metros.

Aturdidor (HC) [Nivel 8] (Fuerza: 12) Aturde a los enemigos cercanos con un solo golpe, impidiéndoles lanzar ataques físicos.

Riposte (HC) [Nivel 13] [Requiere Reflejos:15; Combate con armas blancas:15] El usuario entrará en un estado de alerta que le permite anticiparse a los ataques físicos (golpes normales y Habilidades de Combate) y reflectarlos con el arma, devolviéndoles el daño que puedan causar. La habilidad durará un turno y puede romperse la concentración si recibe un ataque de nivel superior.

Saic usará en caso de que Cid trate de escapar:

Retorno (HM) [Nivel 6] [Requiere Afinidad a Tiempo, Poder Mágico:15]. El usuario rebobina el movimiento de un objetivo a una ubicación en la que se encontraba a partir del turno anterior. Solo podrá trasladar a puntos que se encuentren en la misma habitación en la que se ha usado la habilidad.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Astro » Jue Mar 02, 2017 9:02 pm

Todo fue muy rápido, y confuso. Tanto que Alaric apenas supo reaccionar. El Lado Oscuro, que parecía imparable, la huida del grupo por el bosque, Nicoxa marchándose con Blancanieves, Nikolai intentando a duras penas parar al sincorazón...

Y entonces llegó el dragón. Bahamut.

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Acabó de un mordisco con el Lado Oscuro, como si nada, y advirtió al grupo que se marchasen. Entre tanto, los maestros y la otra aprendiza se habían reunido con el grupo, y con el dragón presente en principio habían conseguido lo que querían. Iwashi y Bahamut intercambiaron unas palabras, que dejaban a entender que el monstruo temía a alguien... o a algo. Al final, sin más pelea, el dragón se dejó absorber por una piedra mágica que Iwashi portaba.

¡Buenas noticias! ¡Hoy no cazaremos a ningún dragón!

Pero no hubo momento de celebración. La maestra no llegó a dar ni un paso antes de que su cuerpo, de repente, empezase a cristalizarse sin explicación alguna.

Creía que nunca tendría la oportunidad de vengarme de ti. Hasta siempre, Hisa.

Aquella voz les alertó a todos. Se trataba del noble que había estado junto a la Reina durante la audiencia que tuvieron con ella. Y, sin duda alguna, él era el responsable de lo que le acababa de ocurrir a la maestra.

Los aprendices tenían que moverse. Cid había cogido la piedra que contenía a Bahamut y se marchaba con un portal mágico. No podían permitirlo, o toda la misión habría sido para nada.
Light, Nikolai y Maya se lanzaron al ataque. Alaric, impotente ante su inexperiencia y falta de habilidades, no se atrevió a lanzarse como ellos por temor a ser un estorbo más que una ayuda. En su lugar, optó por echar a correr junto a Daichi (que apareció oportunamente para ver lo último ocurrido) junto a Iwashi, para proteger a la maestra en caso de que Cid intentase atacarla para despistar a los aprendices. También ayudaría a Daichi si era posible, haciendo lo que él le indicase.
En el caso de que Cid acabara cerca de Alaric y tuviera un hueco para atacar, lo aprovecharía. O incluso le tiraría una piedra si podía, aunque solo fuese para molestarle. Pero en principio se quedaría a la defensiva, procurando no estorbar.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Zodiark » Vie Mar 03, 2017 12:40 am

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¿Qué hace aquí Bahamut?

El dragón se giró hacia nosotros. Invocando la Llave Espada, me coloqué en guardia, lista para pelear.

¿Es él…?

«Vuestra presencia aquí es demasiada coincidencia. ¿A qué habéis venido?».

Abrí los ojos, perpleja. Pensaba que iba a ser una bestia fiera incapaz de razonar, que simplemente atacaba y destruía todo a su paso, pero parecía que estaba totalmente errada, y era todo lo contrario.

A por ti. Estábamos equivocadas. Durante estos meses no hemos sabido nada de ti en otros mundos porque nunca te marchaste de este.

«Me fui… y volví».

¿Echabas de menos tu prisión? ¿O había algo fuera a lo que temieras?

La Maestra y el solemne dragón quedaron en silencio, mirándose fijamente. Enarqué una ceja y clavé la mirada en Iwashi, extrañada.

¿Qué pasa? ¿De qué va esto?

Lejos de luchar contra la bestia parecía incluso que nos estábamos haciendo sus amigos. ¿Cómo demonios habíamos llegado a esa situación?

Nikolai, apártate.

La Maestra se acercó al dragón, alzando la joya de la mina. Con un deslumbrante brillo, la pequeña piedra absorbió a la enorme criatura. Una vez la luz se hubo disipado, no había ni rastro de Bahamut. Había sido pura magia.

Y… ¿ya está? ¿Así de fácil?

«Esta es solo una alianza temporal. No lo olvidéis. Hasta que yo y los míos estemos a salvo de ellos».

¿Pero qué…?

Entonces, ¿ya está?

¿Una alianza? ¿Con Bahamut, la bestia destruye mundos que habíamos ido a derrotar y atrapar por las malas? ¿Qué demonios era lo que acababa de suceder, qué conversación habían tenido Iwashi y él?

Su caos es más peligroso que el tuyo. ¡Buenas noticias! ¡Hoy no cazaremos a ningún dragón!

¿Tan fácil? ¿En serio?

Con una mueca entre confusión y disgusto, miré a mi Maestra y encogí los hombros.

¿Pero qué es lo que ha pasado? ¿Una alianza con Bahamut? ¿Por qué? ¿Y qué es eso de “su caos”, de quién habla?

Pero no pude obtener respuesta, porque, ante mi atónita mirada, Iwashi se cristalizó de pronto. Mi confusión creció, pero al procesar lo que acababa de pasar se transformó en miedo y preocupación. Mis ojos se abrieron como platos mientras me llevaba una mano a la boca.

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No… ¡No! ¡Maestra!

Otra vez no… No podía ser que otra vez hubiese perdido a mi Maestro…

La estatua de cristal con la forma de Iwashi se encontraba ahora inerte frente a nosotros. Teníamos que encontrar una forma de revertir aquel conjuro, maldición o lo que fuese.

Maestra Iwashi… —musité mientras echaba a correr hacia ella.

Tú… el hombre de la ópera.

Frené en seco y vi que allí había aparecido un hombre. Por el tono de Light, no parecía amigo, así que me puse en guardia de nuevo, alzando la Pétalo de Hada.

Enemigo, supongo —dije clavando mi mirada en él—. ¿Quién es?

Creía que nunca tendría la oportunidad de vengarme de ti. Hasta siempre, Hisa.

»Y además he conseguido a Bahamut, lo que vine a buscar a este mundo corrupto.


¡¡Que te has creído que vamos a dejar que te la lleves!!

¡¿Has sido tú?! ¿Solo querías a Bahamut? —Apreté los dientes, furiosa—. ¿Eres tú quien ha mandado Sincorazón a la mina para robar la joya, desgraciado?

El hombre arrebató la piedra que contenía a Bahamut de las inertes manos de la Iwashi cristalizada. Había que actuar rápido, o quien sabía qué pasaría si aquel poderoso dragón caía en las manos equivocadas.

¡No! ―Daichi llegó en ese momento, horrorizado por el estado de su Maestra.

¡Daichi, ocúpate de ella! ¡Trata de encontrar alguna forma de devolverla a la normalidad!

Me giré hacia Light y Nikolai y clavé mi mirada en las suyas. Los tres estábamos pensando en lo mismo: había que detener a aquel tipo y recuperar a Bahamut.

Ukki, ve con Daichi y Alaric —ordené al pequeño mono—. Proteged a la Maestra.

Alcé la Pétalo de Hada y apunté con ella al hombre, mientras Ukki obedecía mi orden y fue dando saltos hacia Daichi. Con la otra mano, me bebí un Éter, y me preparé para la acción. Mientras Light arrebataba la piedra con uno de sus hechizos, lancé un Libra a nuestro rival para saber a qué nos enfrentábamos. Acto seguido, y solo si Light había conseguido quitarle la magicita, llegaría el momento de noquearle, así que lanzaría un Ciclón de Hojas para inmovilizarle durante unos segundos y desorientarle. Mientras el efecto de las hojas surtiese efecto cargaría un Aturdidor en mi Llave Espada y correría hacia él para golpearle y aturdirle, combinando mi Aturdidor con el de Nikolai. Con nuestro enemigo incapaz de pelear, aprovecharíamos para someterlo.

Si por otra parte Light no había sido capaz de arrebatarle a Bahamut, sería yo quien se encargaría de hacerlo. Con un hechizo Tenue me haría invisible para que así no pudiera localizarme, y rápidamente correría hacia su retaguardia. Allí, lanzaría Morfeo para incapacitarlo, y de esta forma ser capaz de coger la joya. Acto seguido, propondría tomarlo como rehén para llevarlo ante la Orden.

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▪ Libra (HM) [Nivel 7] [Requiere Poder Mágico: 9]. El usuario es capaz de conocer algunos datos de su enemigo, como su balance de poder, alguna habilidad propia, su magia afín, etcétera.

▪ Ciclón de hojas (HM) [Nivel 12] [Requiere afinidad a Natura, Poder mágico: 18, Puntería: 8] Del extremo de la Llave Espada del usuario surge un torrente de hojas afiladas que vuelan hacia el objetivo y lo rodean durante unos segundos, girando rápidamente y provocándole leves cortes. Al terminar, las hojas caen al suelo y desaparecen.

▪ Aturdidor (HC) [Nivel 8] (Fuerza: 12) Aturde a los enemigos cercanos con un solo golpe, impidiéndoles lanzar ataques físicos.

▪ Tenue (HM) [Nivel 7] [Requiere Poder Mágico: 13]. Vuelve invisible al objetivo temporalmente.

▪ Morfeo (HM) [Nivel 15] [Poder Mágico: 16] Duerme a un único objetivo. Puede despertar con objetos o magias curativas o de manera natural, al cabo de un rato.
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Sito » Sab Mar 04, 2017 2:47 am

Jadeando y sin parar ni un momento se alejaban cada vez más de los otros. La niebla que las rodeaba se disipó y siguieron su camino un rato más, hasta que Blancanieves finalmente cayó exhausta. Nicoxa se sentó a su lado, también cansada.

Por favor, no te vayas —le pidió entre lágrimas— No me dejes sola. Lo he pasado muy mal.

A la aprendiza le daba mucha ternura, le restó importancia con un gesto de la mano e intentó animarla.

Te entiendo, ha sido todo muy repentino... ¡pero lo has hecho muy bien! —miró hacia atrás, intentando escuchar algo para saber si se habían alejado lo suficiente. Después del temblor no habían vuelto a sentir nada, así que parecía que en efecto así fue—. Podemos descansar un poco, diría que le hemos dado esquinazo.

Se acercó a la princesa y le dio un abrazo para reconfortarla, le parecía una persona tan pura que no merecía haber pasado por toda esa experiencia.

Cuando me siento mal —comentó, aún nerviosa― suelo cantar. Pero ahora no me sale ni una nota…

Tranquila tía, es normal. Cuando acabe todo esto un día quedamos y nos marcamos una canción juntas, ¿te parece?

Le sonrió y tuvo una idea. Se levantó y se puso a su espalda con rapidez para que no pudiera ver lo que iba a hacer: así que dado que Blancanieves aún estaba muy cansada y alterada decidió conjurar un hechizo Cura para que se sintiera mejor. Acto seguido le puso una mano en el hombro y la animó a levantarse.

¿Tú sabes lo que ha ocurrido? —preguntó con preocupación cuando reemprendieron la marcha con más calma―. ¿De dónde salió ese monstruo?

Nicoxa se llevó una mano a la barbilla. ¿Debía contarle todo o no? La princesa le había caído bastante bien, pero no quería traumatizarla con lo del cazador, así que le contó lo indispensable para que estuviera al tanto y no asumiera riesgos de más.

No se todos los detalles... pero estoy convencida de que a esa criatura la ha enviado la reina para... uhm... castigarte por algo. Pero castigarte en plan mal, ¿sabes? O sea muy exageradamente —se estaba explicando fatal así que optó por darle mejor un consejo. Tosió y siguió hablando—. Mira, Blanca, la reina... es peligrosa. Y tú más que nadie debes tener mucho cuidado con ella. Sé que es duro pero te lo digo por tu bien: deberías evitar volver al castillo hasta que las cosas se calmen, no quiero que te pase nada malo.

»Y no te atormentes porque estoy segura de que tú tampoco has hecho nada tan grave como para justificar lo que la reina quería hacerte.


Tras la advertencia, las dos jóvenes reanudaron su camino. Blanca no quería volver atrás (perfectamente comprensible) así que siguieron alejándose hasta llegar a un bonito puente que atravesaba un río. A lo lejos podían ver una casita que captó su atención rápidamente.

¡Es una casita de muñecas! —dijo la princesa.

Nicoxa sonrió y la siguió hasta ella. No sabía si era de muñecas o no, pero por el pequeño tamaño de la misma no era tan descabellado pensarlo.

Blancanieves entró dentro de la casa tras llamar y que nadie respondiera. La aprendiza negó con la cabeza pensando en lo fácil que había sido colarse y lo descuidada que debía de ser la persona que viviera ahí dentro. En otras circunstancias quizás le habría dicho a Blanca que estaba mal colarse en casas ajenas, pero como estaban tan cansadas no le dio mayor importancia.

Se sentó en una silla bastante pequeña —como todo lo que había en la casa, ahora que se fijaba— y empezó a mirar alrededor por si veía algo o a alguien. Al ver todas las otras sillas que rodeaban la mesa se figuró que debían vivir varias personas allí.

¡Qué sucio está todo!

Pues sí, la verdad, qué gente más cerdita. Podríamos limpiar esto un poco, así si vuelven los que viven aquí quizás se sientan en deuda con nosotras y nos dejen descansar un poco, ¿qué te parece?

No tenía ninguna ganas de limpiar, pero lo había sugerido más para que Blancanieves se distrajera y no pensara demasiado en lo que había pasado. Se levantó de la silla y cogería lo más parecido a un trapo para ponerse manos a la obra.
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v. Ficha de Nicoxa .v
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Nell » Jue Mar 09, 2017 10:26 pm

Casa misteriosa

El hechizo de Nicoxa y las palabras de aliento le hicieron mucho bien a Blancanieves. La princesa asintió, decidida y recuperada, dispuesta a continuar. En cuanto a la advertencia que le hizo sobre la Reina…

¡Qué terrible! Lo sabía… En el fondo sabía que no me tenía ningún aprecio. Pero después de que muriera mi padre, me dejó quedarme en el castillo. Creía que con el tiempo podríamos ser amigas. No puedo creer que haya querido matarme… —Y quiso aclarárselo a Nicoxa―. ¡No he hecho nada para molestarla! Me he portado bien y he obedecido todas sus órdenes. Y no tengo ningún otro sitio donde pueda vivir.

Luego, al llegar a la casita de muñecas, ya estaban ambas más animadas y sin nada en lo que ocupar el tiempo. Así que limpiar, ¿por qué no? Blancanieves le dijo a Nicoxa que ella se encargaba de algunas tareas del castillo (por orden de la Reina). Dejarían todo como los chorros de loro en pocas horas.

Algunos animalitos (ardillas, cervatillos, conejos, pajaritos) se acercaron a las ventanas para contemplar el trabajo de las muchachas (a saber por qué). Y además, Blancanieves comenzó a canturrear durante la limpieza.

Silbando al trabajar~

A Nicoxa le esperaban unas horas muy entretenidas.


Bosque

La rabia ante la interrupción de Raines se hizo patente en todos los aprendices. Aún así, él siguió ejecutando sus movimientos sin inmutarse, ignorándolos deliberadamente. Ni siquiera hizo un amago de responder a sus acusaciones, sino que intentó marcharse por el Portal.

Entonces la magicita que contenía a Bahamut salió volando de su mano, en dirección a Light. Este se lo guardó rápido en el bolsillo y para entonces Raines ya había alzado la vista para mirar al culpable de su retraso. El Portal se cerró y se dirigió hacia el Maestro, aún desarmado. Gaomon trató de protegerlo convirtiéndose en una esfera protectora que rodeaba a Light. Sin embargo, del suelo surgieron tres estalagmitas de cristal que lo aprisionaron, y una vez volvió a su estado original, quedó encajado entre ellas.

A los pies de Light ocurrió lo mismo. Otras tres estalagmitas lo encerraron, bloqueando sus movimientos. Le había dado tiempo a tomarse los éteres, por lo que al realizar la Coraza mágica pudo romperlas para liberarse.

Mientras tanto, Maya había aprovechado para analizar los datos de su enemigo:

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Cid Raines
Nivel: ???
VIT: ???
Habilidades: ???
Afinidad: Tiera/Cristal.
Extra: Una poderosa fuerza ancestral impide revelar más datos a niñas cotillas.


Luego, usó su magia natural para crear una corriente de hojas que rodeó a Raines. Este se limitó a quedarse en el centro, a la espera de que se disipara, pero pendiente esta vez de Nikolai y Maya (al fin y al cabo, Light estaba retenido). Para entonces Raines ya había desenvainado una espada, aunque todavía no le había hecho falta utilizarla.

En ese momento, desde cada extremo, Daichi, Alaric y Ukki se encontraron en la estatua de Iwashi.

Yo puedo ayudarla —dijo Daichi. Le faltaba el aliento, aunque apenas había corrido―. Ella aún… está debajo, ¿entiendes? Debajo de todo esto. Se está ahogando. Una vez esté libre, hay que reanimarla. ¿Podrás?

Daichi pondría las manos en los hombros de Iwashi y cerraría los ojos para concentrarse. Poco a poco, varias esquirlas de cristal se irían desprendiendo para revelar la piel que yacía por debajo.

Vamos, mamá.

Nikolai se había lanzado al ataque de Raines, después de que finalizara el torrente que apenas lo había molestado, quien le esperaba con la espada preparada. El chico se desplazó con su habilidad a la espalda del enemigo, esperando propinarle el golpe, pero Raines fue más rápido y lo bloqueó. Lo que no esperaba es que Maya también atacara. Además de alcanzarle por la espalda, el Aturdidor de ella le provocó su efecto secundario, que lo dejó incapacitado físicamente. Pero eso no impedía su uso de la magia.

¡¡Basta!!

Raines creó una barrera circular de cristal que lo envolvió, para luego impulsarla hacia el exterior, arrastrando a Nikolai y Maya para que se alejaran de él. Ahora sí que los miraba a todos con molestia, como si fueran un incordio. Alaric lanzó una piedra en su dirección, y aunque iba desviada, creó otro muro para bloquearla.

Yo no tengo nada contra la Orden. Devolvedme la magicita y podréis seguir con vuestras tonterías.

El suelo se cubrió mágicamente de cristal, haciéndolo más resbaladizo y, por suposición, más ventajoso para Raines, de quien había brotado. Este alzó la mano hacia Light, a la espera de que entrara en razón y le entregara la piedra.

No obstante, los aprendices no estaban de humor para aguantar avisos de un Villano Final. Light usó su Estilo para lanzarse contra él, y Raines solo pudo tratar de esquivar sus ataques y contratacarle con estalagmitas, que la Coraza divina rompía con facilidad. El plan de Nikolai se fue al traste con Raines incapacitado físicamente (Riposte ya no le serviría), pero eso no le impedía atacarlo si quería. En cuanto a Maya, podía probar su hechizo Morfeo en él, pero no serviría. Tenía también la opción de atacarlo para derribarlo por los tres frentes.

En cualquier caso, el combate sería muy desigual. Raines solo contaba con su magia contra tres contrincantes que lo avasallaban. Cuando Light descargó todo su poder en el ataque final de su Estilo, ya no hubo escapatoria para él. Después de propinarle los ataques circulares, Raines apenas podía tenerse en pie.

¿No es irónico? Todo lo que yo quería… era un momento triunfal.

Y se desplomó, inconsciente y moribundo.

Iwashi retornó a su estado original. Aún quedaban partes de su cuerpo recubiertas de cristal, como las piernas y los brazos, pues Daichi había despejado primero las zonas más importantes. Cayó al suelo, inconsciente. No respiraba. Daichi volvió a pedirle a Alaric que le reanimara mientras él terminaba con la restauración. En caso de que se negara, tendría que hacerlo Daichi mismo.

Había pasado el peligro, pero tenían que ponerse manos a la obra. En primer lugar, Raines se moría y sería decisión de los aprendices llevárselo capturado… o que su historia terminara allí. Daichi aseguró que le haría unos primeros auxilios que lo mantendrían con vida, de tal modo que pudieran llevarlo inconsciente a Tierra de Partida o Bastión Hueco. Si querían ellos, claro.

Por otro lado, Iwashi se repuso, aunque ella continuó inconsciente. Lo mejor era llevársela también.

Estaban en esa tesitura cuando Ariasu aterrizó de un salto. La caída fue perfectamente desastrosa, ya que resbaló con el cristal y se cayó de culo.

¿¡Pero qué ha pasado aquí!?

Malhumorada por la terrible entrada que había hecho, escuchó la historia. De su parte solo aportó que había averiguado la intención de la Reina de asesinar a Blancanieves por un motivo tan absurdo como que sentía envidia de su belleza. Y que la Reina seguía esperando su retorno.

Ante el panorama, se cruzó de brazos, pensativa, y declaró:

Y ahora, arreglemos este estropicio.

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En esta parte os dividís para realizar varias tareas, según queráis ir a un lugar u otro:
- Llevar a Iwashi y a Raines a Tierra de Partida o Bastión Hueco (a elección del encargado).
- Buscar a Nicoxa y Blancanieves.
- Regresar al castillo de la Reina.



Casa misteriosa (más tarde)

Blancanieves tenía razón: dejaron la casa como los chorros de loro. Les llevó un par de horas, todo gracias al tamaño mini de las cosas. La princesa, muy satisfecha consigo misma, se animó también a cocinar para Nicoxa, pese a que no era su casa.

Así fue como la puerta se abrió y entraron siete enanitos. Al principio se quedaron mudos de la confusión por ver allí a dos desconocidas. Luego, comenzaron a gritar cada uno una cosa sobre sus okupas:

¡Cómo se puede tener tanto morro!

¡Nos invaden!

¿Esto estaba así cuando nos fuimos?

¿Qué hacéis aquí?

¡Mi polvo! ¡Ha desaparecido mi polvo!

Los otros dos no dijeron nada. Uno se escondió detrás del que parecía el líder y el otro se sonrojó al ver a las dos muchachas.

Lamentamos mucho haber entrado. Nos perdimos por el bosque porque un horrible monstruo nos perseguía —quiso excusarse Blancanieves―. No queríamos molestaros. Disculpadnos, por favor.

¡Mentirosas! ¡Ladronas! —les acusó el más gruñón.

¡Calmaos todos! Hablemos con tranquilidad. ¿Qué decía que había ocurrido, señorita?

Blancanieves había comenzado a relatárselo cuando Daichi apareció por la puerta (junto con quien hubiera acudido, si es que alguien se había sumado a la búsqueda de Nicoxa).

¡Ahí tienen otro cómplice!

Perdonad por molestaros, estaba buscando a Blancanieves y a Nicoxa —se quedó mirando a los enanitos—. ¿Vosotros no sois los mineros…?

Somos mineros.

Esta tarde os ha visitado un grupo de personas a la mina, ¿verdad? —insistió Daichi. Los enanitos se miraron entre sí—. Yo era… Yo soy el hijo de Iwashi, la mujer que os pidió una magicita. Ella ahora está ocupada y no ha podido venir, así que me ha mandado a mí.

¿Ella tiene algo que ver con estas dos jovencitas? —preguntó el líder.

Sí, verá, Blancanieves es la princesa de este reino. —Hubo miradas de asombro entre ellos―. Pero ahora está en peligro porque la Reina ha ordenado su asesinato.

Pues decía la verdad, ¿no?

Iwashi quiere que la Reina piense que ha muerto, por eso ya no podrá volver. Pero no tiene ningún otro lugar donde quedarse. ¿Vosotros la acogeríais?

Se levantó de nuevo el rumor de voces entre los enanitos, cada uno expresando su opinión a la vez, aunque no todos los tonos eran de disconformidad. Al fin y al cabo, a juzgar por sus caras, la Reina no era demasiado popular entre ellos. Blancanieves, atenta a la conversación, intervino:

¿Me dejaréis quedarme? ¿Por favor?

Los enanitos se tomaron unos minutos para pensárselo. Nicoxa o quien hubiera acudido podía intervenir para ayudar en la decisión.


Castillo de la Reina

Ariasu les dividió en varias tareas. Daichi, y quien quisiera, se marcharon a buscar a Nicoxa y Blancanieves para solucionar el problema de la princesa. Por otro lado, alguien tenía que trasladar a los heridos a Tierra de Partida o Bastión Hueco, de lo cual Ariasu se encargaría con la ayuda que le ofrecieran.

Solo quedaba el asunto de la Reina. A la Maestra se le ocurrió un plan muy sencillo para engañarla: llevarle un corazón falso que hicieran pasar por el de Blancanieves. Tendrían que declarar que Humbert había muerto o le habían dado muerte. Ariasu les advirtió que tenían que hacer una buena actuación para que la Reina no sospechase nada. Que si creían que no podrían disimular, no fueran. Ah, y que aceptaran la recompensa, aunque ya no les sirviera de nada.

La Maestra se ausentó para ir a buscar el corazón y regresó con el cofre que les había entregado la Reina, de la zona floreada donde todo había comenzado. Dentro ya estaba el trofeo, si tenían poco estómago lo mejor es que no lo abrieran. Respecto a los caballos, habían salido huyendo y Ariasu no se había molestado en ir a por ellos.

En cuanto a la magicita, a Ariasu le daba igual que se la entregara Light a Ronin o Ryota. Las relaciones eran lo bastante buenas como para que ninguno fuera a ocultar al otro su posesión de Bahamut.

Finalmente se separarían. Ariasu abrió dos Portales: uno hacia Tierra de Partida/Bastión Hueco y otro hacia el castillo de la Reina. Ella traspasaría el primero y quedaría a decisión de los portadores a cuál dirigirse.

En el castillo, los guardias les recibirían (a los voluntarios) y les conducirían hasta la Reina, que les esperaba en su trono. Lo único que tenían que hacer era entregarle el cofre, obtener su botín y asegurarse de que cumplían adecuadamente con su papel. La vida de Blancanieves dependía de ello.


Fecha límite: 13 de marzo.
He dejado poco tiempo, por lo que postear será optativo. Este día cerraré la Trama por la noche, no contéis con que tenéis hasta el día siguiente.
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Awards 2010-2011, 2012, 2013, 2014 y 2015
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Re: [Bosque de los Enanitos] El retorno del dragón

Notapor Zodiark » Sab Mar 11, 2017 1:53 pm

Yo no tengo nada contra la Orden. Devolvedme la magicita y podréis seguir con vuestras tonterías.

¡Pero nosotros sí contra ti! ¡No te vas a llevar la magicita después de lo que le has hecho a Iwashi!

Intenté mantener el equilibrio en el suelo cristalino, y una vez me acostumbré salté hacia él de nuevo con la Llave Espada en ristre, sin dudar. Desde tres ángulos distintos, Light, Nikolai y yo atacamos al hombre con todas nuestras fuerzas, con un ataque combinado. Gracias al poder de la ofensiva del recién ascendido Maestro, Cid Raines cayó en poco tiempo.

¿No es irónico? Todo lo que yo quería… era un momento triunfal.

¡No! —exclamé cuando el hombre se desplomó inconsciente—. ¡Tienes que devolver a Iwashi a la nor…!

Fue entonces cuando me giré hacia la mujer y la vi allí, libre, aun con algunas partes aún recubiertas por el cristal. Corrí hacia Daichi y pregunté, preocupada:

Está viva, ¿verdad?

Observé con el corazón en un puño cómo le realizaban una reanimación. Era como si el tiempo se hubiese parado. No quería perder a otro Maestro… Hacía poco tiempo que la conocía, pero tras la pérdida de Kazuki y el vacío que había dejado su muerte, ella me había dado apoyo incluso solo con su presencia, por el simple hecho de haber aceptado ser mi Maestra. Además, era todo un ejemplo, una mujer fuerte, valiente y que dominaba la espada como nadie.

Y, por fin… Éxito.

Menos mal… —pensé en voz alta llevándome la mano al corazón, con un suspiro de alivio.

Y entonces fue cuando Ariasu realizó su “espectacular” entrada. Cid Raines no había podido tener su momento triunfal, pero ella por lo visto sí.

¿¡Pero qué ha pasado aquí!?

A buenas horas apareces tú… —le comenté con un tono amigable, torciendo la boca y cruzando los brazos.

»Todo ha acabado bien… creo. Al menos por aquí —añadí, señalando la magicita de Bahamut que Light tenía en sus manos.

Ariasu nos contó lo que había averiguado sobre la Reina. Definitivamente había que ayudar a esa Blancanieves. ¿A quién se le ocurría matar a otra persona solo por envidia? Menuda trastornada.

Y ahora, arreglemos este estropicio.

La Maestra procedió en ese momento a asignarnos tareas, aunque nos dejó elegir qué queríamos hacer cada uno. Algunos irían al castillo a engañar a la Reina para proteger a Blancanieves, mientras que Light y ella misma se encargarían de llevar a los heridos Raines e Iwashi a Tierra de Partida. En cuanto a Daichi, se ocuparía de ir a buscar a Blancanieves y a Nicoxa.

Voy contigo —diría al chico cuando emprendiese la marcha, y después me giraría hacia Light—. Cuídala bien, eh. No quiero tener que despedirme de otro...

»¡Hasta luego!

Con la mano, me despedí de los demás mientras corría tras Daichi.

Seguro que se pone bien en seguida, ¿a que sí? —dije mientras caminábamos. Era la primera vez que podía hablar así con él y quería aprovechar la oportunidad para intentar acercarme un poco a él. Después de todo, ambos éramos compañeros cercanos, teniendo en cuenta nuestra relación con Iwashi—. Es una mujer muy fuerte. Y… siento no haber podido evitar lo que ha pasado. Podríamos habernos ahorrado un mal trago, pero no he conseguido reaccionar a tiempo a pesar de haber estado allí. Espero que puedas perdonarme.

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En cualquier caso, no tardamos mucho en alcanzar una modesta cabaña en medio de un precioso prado lleno de flores, al otro lado de un riachuelo. Era muy hermoso, un lugar de cuento, idílico.

Daichi, liderándonos, abrió la puerta. Allí dentro había gente. Muchísima. Había una chica muy guapa con una piel de porcelana, blanca como la nieve, y también estaba Nicoxa y… ellos otra vez.

¡Ahí tienen otro cómplice!

Perdonad por molestaros, estaba buscando a Blancanieves y a Nicoxa. ¿Vosotros no sois los mineros…?

¡Ey, Nico! —exclamé desde detrás de Daichi, saludándola con la mano—. Y hola a vosotros también.

Me acercaría a los enanitos y les dedicaría una sonrisa. A todos excepto a Gruñón, a quien brindaría una mueca burlona.

Veo que sigues igual de gritón y cascarrabias.

Somos mineros.

Esta tarde os ha visitado un grupo de personas a la mina, ¿verdad? Yo era… Yo soy el hijo de Iwashi, la mujer que os pidió una magicita. Ella ahora está ocupada y no ha podido venir, así que me ha mandado a mí.

Así es. Me recordáis, ¿no? —intervine—. Yo estaba con ella, soy su alumna.

¿Ella tiene algo que ver con estas dos jovencitas? —preguntó el líder.

Sí, verá, Blancanieves es la princesa de este reino. Pero ahora está en peligro porque la Reina ha ordenado su asesinato.

Pues decía la verdad, ¿no?

Iwashi quiere que la Reina piense que ha muerto, por eso ya no podrá volver. Pero no tiene ningún otro lugar donde quedarse. ¿Vosotros la acogeríais?

Vamos, vamos, calmaos —Intentaría mediar entre los enanitos, sin éxito. Todos estaban hablando a la vez, confusos y algunos (especialmente el de siempre) enfadados. Era imposible poner orden.

¿Me dejaréis quedarme? ¿Por favor?

Venga, dejad que se quede. Confiáis en mí, ¿no? Ya os he demostrado que todo lo que queremos es protegeros, así que si ella o la Reina resultan ser un peligro para vosotros yo misma me encargaré, ¿vale? —les dije con una sonrisa confiada, poniéndome de cuclillas a su altura—. En cuanto a la del pelo azul no tenéis que preocuparos, es nuestra compañera y es inofensiva. Aunque sea un poco extravagante no tiene malas intenciones.
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