[La Cité des Cloches] Fuego Infernal

Hana, Saxor, Celeste, Matthieu + Saito y Simbad

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Re: [La Cité des Cloches] Fuego Infernal

Notapor xXOrbOOkXx » Lun Feb 27, 2017 1:38 am

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8


Grité. Grité como nunca lo había hecho. Sentí lo que mis padres sintieron en sus propias carnes: el fuego, el humo, las cenizas colándose bajo la ropa. La risa de Frollo. Le miré con odio. Con un odio visceral que nunca había sentido, ni si quiera cuando era pequeño y estaba solo. Apreté los puños.

L̢̕͠ò҉ s͝i̛͞e̡n̸t̛͡e̛͏s҉̧,̨ ̵c͘a̵c̛̀͠ho҉̶r͏r̛͜͜o̶͢.̧͘ ̛͘S͢í̴e̸͞n̶te̛s el̶͢ ̸̵p̸̧͞o̴͜ḑ̸ȩ̶r̵ ̵̕d̷͡e̕ ̡t̀u̵̢̧s̷ ̛͟a͠͠cţ͢o̷̕s̷ ̶͜y̡͝ ͝ȩ̷ļ̕ o̢d̶io̶̕ c̸oŗ͡r̛̕o̢e͠͏r̶͘͠ t̡u͞s̷̵ ̸̧̕vę̕̕n̨a̵s̵̷.̢ P̶̕͏e͜r̡̀o ̧̧n̸̡e͠c̷̕ès̛i̴t̷̡̕a̢s ̵͝p̡̛͞o̴͘҉d̀é̛͠ŕ͟.̢͢ ̶̵͝M̶u͏̵c͘͘h̸͟o ́͏p͜od͟͠e̵r̸.̡͞ ̨͟¿͜L̢͡o ҉͏to͡m͞͏a̸͠͞r̶͞á̷͜͡s̵̡?̵


Abrí los ojos en terror y consternación. Esa voz... Esa maldita voz. La había escuchado antes, aunque aquella vez estaba distorsionada, rota. ¿Pero dónde? ¿En qué circunstancias? ¿Y por qué ahora? Negué con la cabeza, buscando la fuente de aquel sonido. Me llevé las manos a los oídos, pero me di cuenta de que tenía problemas mucho más acuciantes.

Fue una milésima de segundo por el cual Hana actuó y me intercambié con Frollo. Vi su rostro amoratado, le vi hundirse entre las flammes y entre el humo. Entonces fue a mi a quien me tocó reír. Reí como un maniático, sin pizca de alegría. Reí entre el dolor que me suponía estar de pie entre las llamas, al borde de la inconsciencia.

Invoqué el glider una vez más, sin pensármelo. Casi actué por instinto. La puerta estaba demasiado lejos, totalmente fuera de mi alcance. Le clavé los tobillos en el lomo y arramblé con todo.

Sentí el fuego quemarme y como la negrura se iba haciendo paso en mi visión. Caí sobre su cuello, casi sin poder sostenerme. Y una vez que dejé de ver naranja y rojo, pude caerme sin premura.

Caí como un ladrillo en el asfalto, sin ninguna delicadeza. Caí en el pasillo bajo el aire sin contaminar, tosiendo, notando la sangre y toda mi piel en carne viva. Había sido un plan arriesgado, pero casi había funcionado. Sonreí para mis adentros. Arde, Frollo. Arde y consúmete en tu infierno.

Fue por la ayuda de Hana por la que podría sobrevivir. El agua fue como un bálsamo revitalizador, y para más inri, me acercó a los labios una poción. Estaba asquerosa, sabía a humo y a sangre, pero no pudo importarme menos. Poco a poco fui recuperando mis sentidos, e incluso pude incorporarme un poco. Abracé a Hana sin pensar en las consecuencias.

Gracias. Me has salvado la vida.

Me separaría con un quejido, apoyándome en la pared y maldiciendo todos mis huesos. Estaba para el arrastre, pero no podíamos parar. Me subiría al caballo a duras penas.

Sube, tenemos que seguir a la princesa.

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Acciones acordadas con la buena de Nell. Abrazo post-barbacoa no incluido.
~Un cuarto de hora de risa, equivale a un año más de vida...~


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Rol:

Ficha

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Tercera Saga:

Prólogo de Simbad
"Bastión Hueco" Choque de culturas (Encuentro)
"Bastión Hueco" Novatos bajo la lluvia (Primer encuentro - Saga Novatos)
"Tierras del Reino" El nacimiento de un príncipe (Trama)
"Islas del Destino" ¡Buscad a mi perro! (Misión)
"Castillo de Bestia" Solos entre lobos (Primer encuentro - Saga Délaissé)
"La Cité des Cloches" Los miserables (Encuentro)
"Villa Crepúsculo" Una visita guiada (Encuentro)
"Selva Profunda" Día de monos (Encuentro)
"Port Royal" Los muertos no cuentan cuentos (Trama)
"Tierra de Dragones" Linda Flor (Misión)
"Bastión Hueco" Novatos bajo el amanecer (Segundo encuentro - Saga Novatos)
"Ciudad de Paso" Lo que vale la pena (Encuentro)
"Ciudad de Paso" The Game Never Ends (Trama)
"Torre de los Misterios" Orden en la Biblioteca (Misión)
"Evento Global" El esclavo del olvido
"Evento Global" Ruta de los perdidos

Evento Halloween 2014
"Especial libre" El laberinto de los corazones
"Especial libre" San Valentín III
"Islas del Destino" Yincana veraniega
"Evento libre" La Mansión Encantada II: La Venganza

Cuarta Saga:


"Ciudad Inexistente" Dos velas para el diablo (Encuentro)
"Port Royal" De copas con la muerte (Encuentro)
"Bastión Hueco" De magdalenas y vicios franceses (Encuentro)
"La Cité des Cloches" Insomnia (Primer encuentro - Saga La Musique du Silence)
"La Cité des Cloches" Somnia (Segundo encuentro - Saga La musique du Silence)
-"Port Royal" El barco que desaparece en la niebla (Misión)
"Tierras del Reino" Donde duermen los gigantes (Trama)
"País de los Mosqueteros" Todos Para Uno (Trama)
"Ciudad de Paso" Un nuevo Crepúsculo (Trama)
"Ciudad de Halloween" El ataque de Boogieman (Trama)
"La Cité des Clochés" Fuego Infernal (Trama)
"Espacio Profundo" Planta 313 (Encuentro)
"Mundo Inexistente" Pasajes Oscuros (Trama)
"Tierra de Partida" Penúltima Parada (Encuentro)
"Evento Global" El principio del fin
"Atlántica" Perdona pero quiero casarme contigo (Encuentro)

"Especial libre" El laberinto de los corazones II: Escape
"Especial libre" World War Christmas
"Especial libre" El San Valentín está aquí
"Especial libre" ¡Exámenes finales
"Especial libre" La inocencia perdida
"Especial libre" Misión: Salvar la Navidad

Timeskip (Finales 1013-1017)

"Tierra de Partida" Examen de Maestría (30 Diciembre 1013)
"Jardines de Tierra de Partida" Doomsnight (Libre) (31 Diciembre 2013)
"País de las Maravillas" El último regalo (Minitrama) (Julio 1014)
"Jardines de Tierra de Partida" El Regreso (Libre) (Finales de Marzo de 1017)

Saga final:

"La Cité des Clochés" Santuario (Trama)
"La Cité des Clochés" La última noche en París (Libre)
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Re: [La Cité des Cloches] Fuego Infernal

Notapor Nell » Mié Mar 01, 2017 9:20 pm

Fue difícil defenderse de las Neosombras y llamar la atención de Frollo a la vez. Sin embargo, lo consiguió, y disfrutó del gusto de verle atar cabos al llevarse una mano al pecho. Aun así tuvo que lanzarle la Llave Espada e intentar herirle directamente para animarle a que se acercara a ella (y la figura de fuego desvió un poco el ataque, por lo que no le hizo casi daño).

Por el rabillo del ojo había visto lo que iba haciendo Simbad y, de haber tenido tiempo a detenerse un momento, habría pensado que estaba loco. ¿A quién se le ocurría incendiar una habitación entera? Por no hablar de que eran los aposentos de una princesa.

Entonces algo inesperado ocurrió. Frollo desapareció para ser sustituido por Simbad, y viceversa. Hana tardó unos segundos en darse cuenta de qué había ocurrido y en asimilar cuál había sido el plan de su compañero. ¡Bien pensado! La pega es que ahora estaba encerrado entre las llamas.

La piel se le resentía por el calor (cosas de sirenas) y tuvo que salir al pasillo para respirar. No se olvidó de Simbad, atrapado, aunque no sabía cómo llegar hasta él. Además, las Neosombras habían llegado hasta ella y una logró alcanzarle en el cuello.

Tenía que ayudar a Simbad y no tenía tiempo que perder con los sincorazón. Usó Pompas explosivas para poner un muro explosivo entre las criaturas y ella, esperando con eso ganar un poco de tiempo, aunque no las matara. Al darse la vuelta, vio que Simbad había salido por sus propios medios (con el glider raro que tenía) de la habitación y que se desplomaba en el suelo, moribundo.

Lo socorrió enseguida, proporcionándole agua mediante un hechizo y haciéndole que bebiera una Ultrapoción que lo restaurara. Debió de funcionar, pues se alzó para darle un abrazo que no se esperaba.

Gracias. Me has salvado la vida.

¿En qué dejaba eso la apuesta?

Para eso están los compañeros.

Los Neosombras aún les acechaban y había dos más persiguiendo a su príncipe azul y a la princesa real. Simbad debió de pensar también en eso, pues la invitó a subirse al glider con él.

Sube, tenemos que seguir a la princesa.

Hana miró brevemente a las dos Neosombras y obedeció. Esperaba que fueran lo bastante rápidos como para dejarles atrás. Tal y como se encontraba el castillo, totalmente en pánico, con un poco de suerte no encontrarían a nadie; o quizá les siguieran y se encontraran con ellas otra vez. En cualquier caso, trataría de huir, pero si no era posible y las Neosombras le perseguían de cerca, se bajaría del caballo para hacerles frente y dejaría que Simbad rescatara a los nobles.


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▪ Pompas explosivas (HM) [Nivel 10] [Requiere Afinidad a Agua; Poder Mágico: 10]. Crea aproximadamente diez pompas pequeñas alrededor del usuario, que permanecen flotando en el aire hasta que alguien haga contacto con una, provocando una pequeña explosión de ésta. Las demás también lo harán según su cercanía con la primera que empieza la cadena.

Hana usa en Simbad los que haga falta (tiene 5): Corazón de caramelo pequeño (hechizo Aqua); y una Ultrapoción (tiene 2)
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¡Gracias a todos los que votasteis!
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Re: [La Cité des Cloches] Fuego Infernal

Notapor H.S Sora » Mié Mar 01, 2017 10:01 pm

A pesar de que la columna impactó de lleno contra el Villano Final, no sirvió para acabar de derribarle. Y encima ahora tenía la mirada puesta en nosotros. Tragué saliva. Febo había demostrado mucha valentía y sangre fría, pero no estaba seguro de cuánto serviría eso contra Gárland. Pero no estaba dispuesto a que le hiciera daño.

Ni a él ni a nadie más.

Estaba pensando en qué hechizo utilizar a continuación, esperando contar al menos con un poquito de la ayuda de Celeste, cuando algo totalmente inesperado se cruzó en nuestro camino. Alguien, mejor dicho.

¡Eh, cuernos grandes, aquí!

¿La mujer gitana?

Abrí los ojos como platos, mientras ella corría contra él. Febo y yo nos apresuramos en intentar ayudarla o a detener la locura que fuera a intentar. Empalidecí de golpe cuando la espada de Gárland estuvo a punto de partirla en dos, pero el filo de su arma tan sólo encontró el aire.

Y entonces, no sé ni cómo, hubo un pequeño estallido provocado por ella.

No puedo perder esta oportunidad.

El hombre se interpuso esta vez entre el Villano Final y la mujer. La mano de Gárland con los cristales empezó a brillar, y yo preparaba ya una Explosión de Oscuridad, cuando Febo consiguió clavarle el arma en uno de los ojos.

A pesar de que no aulló, me habría encantado oírle sufrir, conseguimos el tiempo suficiente como para que la Maestra Nanashi consiguiera hacerle caer tras deshacer la barrera que protegía también a una muy malherida Lyn.

¡Gracias! —exclamé, mientras nuestros acompañantes se iban escopeteados hacia donde estaba el campanario.

Sin su ayuda, no habríamos conseguido rescatar a las Maestras de las garras de ese maldito tramposo. O al menos no con tanta rapidez. Corrí hacia la entrada, que era dónde Celeste había conseguido llevarlas Y dónde ahora ayudaba a atender las heridas de la Maestra de Tierra de Partida.

Y acto seguido, como si de su sombra se tratara, traté de apoyar a la Dama de Hierro en hacer retroceder a Gárland. No era lo suficientemente fuerte, pero tampoco podía quedarme de brazos cruzados mientras ella peleaba en esas circunstancias.

No debí haber tirado el cristal.

¿Tenías otra opción?

Pelear, en lugar de lamentarme ahora.

El grito del Villano Final resonó por toda la Catedral. Y lo que antes había sido su brazo estaba ahora en el suelo, ofreciendo un espectáculo casi ridículo. Los cristales se encontraban en el guantelete que lo acompañaba.

La imagen de Saavedra, ahora visible, trató de hacerse con lo que debía haber sido su objetivo todo aquel tiempo.

¡No!

Pero antes de que alguien pudiera llegar a hacer algo, y gracias a Dios antes de que Andrei lo llegase a agarrar, Nanashi lo pateó con la suficiente fuerza como para mandarlo a rodar varios metros más adelante. El gitano desapareció en el acto, sin dejar rastro alguno.

Pero no era muy difícil imaginar hacia dónde se dirigiría ahora.

¡Celeste, los cristales! —grité, desesperado.

Me bebí el Éter que ella me había dado a tiempo de ver a Gárland derribar a Nanashi de un solo puñetazo, mientras que Lyn saltaba a la ofensiva también. Ahora que sólo tenía un brazo, no podría centrarse en todos nosotros a la vez.

Al menos mientras no fuera capaz de recuperar su espada.

Dándome toda la prisa que pude, empleé de nuevo Baile de Sombras. Esta vez sin embargo no pretendía tirarle ninguna columna al Villano Final, todo lo contrario: utilizaría la sombra de su propia espada para arrojarla lo más lejos posible en la dirección opuesta a él, en el mejor de los casos incluso fuera de Notre Dame.

Invoqué la guadaña y corrí hacia él, con la esperanza de que todavía siguiera enfrascado en la búsqueda del arma, o defendiéndose de los ataques de alguna de las Maestras.

Apunta a la cabeza.

¿Qué?

Lo único con lo que no puede sobrevivir si atraviesas parte de la armadura, es a tener la cabeza separada de los hombros.

Pero…

¿Prefieres que siga vivo? ¿Qué siga haciéndole daño a todos?

Mis manos se movieron por instinto, por un impulso salvaje, mientras manipulaba la guadaña y utilizaba el Profanus directamente contra Gárland, dirigiendo todos mis ataques hacia su cuello, tratando de buscar una brecha.

Y entonces me envolvió.

Era una sensación familiar, pero vaga y lejana, producto de la vez que Alice había utilizado la misma habilidad para neutralizar a Lautrec. Aquella vez había evitado pensar en que yo había sido su verdadero verdugo, sobre todo por lo sucedido después, pero ahora no había vuelta atrás.

Estaba dispuesto a todo con tal de terminar aquella pesadilla.

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▪ Acciones acordadas con Denna.

▪ Éter (de Celeste).

Baile de Sombras (HM) [Nivel 10] [Requiere Poder Mágico: 15, Afinidad a Oscuridad] El usuario concentra su poder mágico de tal manera que puede controlar y modificar la sombra de un objeto o persona (incluido él mismo) durante un turno. La sombra controlada puede modificarse para que adquiera otra forma diferente (garras, puntas afiladas...) para que esta salga a la superficie y ataque, pero no puede ser separada de su dueño. Debilidad ante ataques relacionados con la luz.

Profanus (HC) [Nivel 15] [Requiere afinidad a Oscuridad, Poder Mágico: 20, Combate con armas blancas: 15, Fuerza: 20]: El Usuario imbuye su Llave Espada o Arma Blanca con Oscuridad en el filo y este se expande y crece dos metros de largo. Tras esto una aura de oscuridad rodea al usuario y ataca de 3 a 5 veces golpeando a todos los enemigos que entren en su radio de alcance e infligiéndoles bastante daño. Dura un turno.
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Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
H.S Sora
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Re: [La Cité des Cloches] Fuego Infernal

Notapor Denna » Jue Mar 02, 2017 12:01 am

Corre, le dije. Y vaya si lo hizo. De cabeza contra Gárland, nada menos.

La impresión fue tal que ni siquiera pude articular un grito. Me quedé ahí plantada, boquiabierta, viendo cómo Esmeralda rodeaba al enemigo y liberaba a las Maestras de su atención. Con una gracilidad que rozaba lo absurdo, la chica esquivó un espadazo que bien podría haberla cortado por la mitad y le arrojó un polvo rojo.

«Cuernos grandes». Le había llamado «cuernos grandes» a aquella cosa. Una risita histérica brotó desde mi pecho. «Eso llego a intentarlo yo y me falta tiempo para morir empalada».

En cualquier caso, fuera obra de un milagro o no, Esmeralda salió de aquello con vida y se dirigió por fin a la torre. Por su parte, Gárland terminó con una espada clavada en el ojo, cortesía de Febo, que iba tras ella. El estupor se me pasó por fin cuando Nanashi lo atravesó con una flecha de luz, momento que aproveché para sacarla de ahí a ella y a Lyn.

¡Hay que destruir esos cristales, pero los protege una barrera de viento! —gritó la última—. Tenemos que inmovilizarlo de alguna forma, maldita sea, o cortarle el DICHOSO BRAZO. ¡Cuidado, vigilad el suelo!

Ahogué un grito cuando una roca surgió bajo nuestros pies. Lyn me apartó a tiempo de ser atravesada y maldije por lo bajo.

Invoqué la Llave Espada, me comí otro bombón de chocolate más y eché a correr junto a Nanashi cuando Andrei le cortó el brazo a Gárland. La Maestra actuó deprisa, propinándole una patada a la extremidad y alejándola de Andrei que, ¿enfadado?, volvió a desaparecer.

Bueno, vale. Mensaje recibido.

¡Garuda, coge el guantelete!

Procurando no darle la espalda a Gárland, que a pesar de haber perdido un brazo no se daba por vencido, eché a correr también hacia el trozo de armadura, Llave Espada en ristre por si me encontraba con Andrei y tenía que defenderme. Si el ave de Nanashi lo conseguía, lo cogería yo y me lo pondría para evitar que se me cayera —deseando con todas mis fuerzas no tener que sacar ningún muñón ensangrentado de dentro—. Puede que pudiera utilizarlo como había visto hacer a Gárland. A puñetazo limpio, vamos.

Si Andrei llegaba antes, emplearía Centella contra él para aparecer a su espalda e intentar arrebatárselo con la ayuda de Garuda.

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Si Andrei consigue el guantelete antes que Garuda:

Centella (HC) [Nivel 9] [Requiere Elasticidad 9; Velocidad: 12]. El usuario, usando el poder del Rayo, se impulsa rápidamente hasta quedar detrás de un enemigo y le asesta una estocada. La habilidad carece de efecto si los Reflejos del enemigo son superiores a su velocidad.

Si falla, paliza a Andrei. Si no, se pone Celeste el guante y a puñetazos (sea a Andrei o a Gárland) :D
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Ronda 13

Notapor Suzume Mizuno » Sab Mar 04, 2017 12:11 am


Hana y Simbad


Las pompas de Hana consiguieron retener momentáneamente a las Neosombras, lo suficiente para que cubriera un poco al moribundo que había decidido que, ya que estaba churruscadito, no pasaba nada si terminaba de arder.

Cuando Simbad se desplomó en el suelo, casi no parecía una persona y, desde luego, sus ropas se habían evaporado junto con todo el pelo de su cuerpo. Por suerte, Hana tenía una Ultrapoción que devolvió un aspecto casi, casi decente a Simbad. Porque no tenía en sí ropa para cubrirse. Pero seguramente el recuerdo del dolor y la presión de la presencia de las Neosombras hizo que ambos compañeros se olvidaran de aquel detalle.

Partieron de inmediato, antes de que las Neosombras pudieran alcanzarlos o de que las mismas llamas, precedidas por bocanadas de humo negro, empezaran a cortarles la retirada por el pasillo.

*


Dieron con Raphaël y la princesa no mucho más tarde. En un rincón de las escaleras, protegiéndose de las Neosombras que habían ido tras ellos. Raphaël estaba herido en un brazo, pero aun así cubría a la princesa y se defendía como podía con una espada, haciéndolas retroceder a duras penas. La princesa se había hecho también con una espada, pero le costaba esgrimirla y solo la empleaba cuando había demasiado peligro de que se acercara una Neosombra.

Pudieron embestir a las criaturas con el glider de Simbad sin problemas y luego Hana podría rematarlas a golpe de Llave Espada.

Princesa y noble se quedaron mirando con los ojos abiertos de par en par a los más improbables rescatadores. Entonces Raphaël, con lentitud, se quitó la chaqueta, quedándose en jubón, y se la tendió a Simbad para que se cubriera.

¿Frollo…?—inquirió la princesa con voz titubeante. Asintió con serenidad ante la respuesta de Hana o Simbad—. Os lo agradezco. Por favor, en cuanto nos pongamos a salvo, permitidme que os agradezca habernos liberado de su presencia.—La princesa no pudo evitar llevarse una mano al cuello y estremecerse.

Parece que vuelvo a estar en deuda—dijo Raphaël con una sonrisa cansada— . También tendréis que permitirme que os lo agradezca de alguna forma a los dos más tarde—con todo, miró de reojo a Hana como sin saber qué pensar de ella.

He de encontrar al rey —dijo la princesa Ana con fervor—. Y no entiendo por qué viene tanto humo desde arriba, pero si aquí también hay un incendio, no estamos a salvo. Y vosotros tampoco, no después de lo que habéis hecho—murmuró con algo de incomodidad—.Salgamos rápido de aquí.

Sí, tenían que salir de allí antes de llamar la atención. En realidad, aparte del misterio del imposible calor y de la ciudad ardiente, Simbad y Hana habían terminado con su trabajo. Resultaba evidente quién controlaba a los Sincorazón y habían acabado con él, dándole un irónico final.

Si querían hacer algo, mejor que lo hicieran ahora antes de ir a buscar a sus Maestras…

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Hana
VIT: 55/60
PH: 7/44

Simbad
VIT: 40/40
PH: 6/44


****
Celeste y Saito



¡Garuda, coge el guantelete!

El ave despegó y voló veloz para atrapar entre sus garras el guantelete. Luego remontó el vuelo y regresó hacia ella. Algo sangriento cayó del interior del mismo, así que Celeste se evitó tener que sacar nada incómodo.

Pero, apenas sí iba a llegar, algo vibró en el aire y Garuda pió lastimosamente al mismo tiempo que un ala se deshacía en una humareda de luz y cayó al suelo para desaparecer. No muy lejos, Nanashi soltó un grito de dolor.

Celeste atrapó el guantelete y se lo puso, al mismo tiempo que Andrei saltaba sobre ella y la cogía por el cuello con tanta fuerza que le cortó la respiración.

Gárland, que estaba ocupado intentando retroceder ante Lyn y Nanashi, pero que soportaba con bastante firmeza sus embestidas —al fin y al cabo, eran ellas las que estaban en peor condiciones— no prestó atención a Saito. Y ese fue su error.

De pronto, la espada le fue arrancada de las manos y salió disparada hacia la salida. No llegó a salir por la puerta, sino que se hundió con todo su peso en el destruido suelo. Lyn aulló y atacó contra el costado del hombre, quebrando del todo la armadura que Saito ya había ayudado en su momento a debilitar.

Gárland, furioso y herido, pero manteniendo de alguna forma la sangre fría, atrapó a Lyn por la cabeza. Empujó hacia abajo y la Maestra se partió la nariz cuando su cara dio de bruces contra la gigantesca rodilla del hombre.

Nanashi consiguió disparar una flecha contra el Villano para que liberara a su compañera antes de que Garuda desapareciera y, apretándose el pecho, se doblara ella misma de la impresión o del dolor. Así que Saito tuvo que cargar para delante solo con su guadaña bañada en oscuridad.

Gárland recibió el primer golpe, pero su caso era resistente. El resto de los golpes llovieron y la punta de la guadaña cortó uno de los cuernos y se hundió entre los ojos del Villano. Y se quedó encajada. El ojo sano de Gárland se entrecerró y miró fijamente a Saito, al que atrapó por el cuello y levantó en vilo. Solo con apretar podría haberlo estrangulado.

Pero, entonces, Lyn saltó y golpeó el arma de Saito, hundiéndola en el casco con un siniestro chasquido.

Volveré a matarte las veces que sean necesarias—escupió la mujer.

Nadie supo si Gárland la había escuchado. Sus dedos liberaron a Saito al mismo tiempo que el Villano Final se desplomaba sobre su espalda, provocando un estruendoso ruido.

Entre tanto, Celeste trataba de defenderse de Andrei. Pero, lamentablemente, el joven tenía una alta, altísima, resistencia a la magia. Y era más fuerte que ella. No solo eso, sino que Celeste no tenía ni idea de cómo controlar el guantelete y dolía. Dolía muchísimo. Cada vez que daba un puñetazo de aire o intentaba controlar la tierra, el guantelete —o más bien los cristales— le daban tales calambrazos que le subían por todo el brazo y le atravesaban el pecho hasta hacer que se le saltaran las lágrimas. Claramente, estaban muy por encima de su nivel.

Dámelo y no te mataré—susurró Andrei contra su oído, después barrerle los pies y hacerla caer al suelo, poniéndose sobre ella para inmovilizarla.

El puñetazo de Celeste despertó al suelo y agujas salieron disparadas contra Andrei, pero también la hirieron a ella en los brazos. Se partieron contra la barrera que levantó el joven a su alrededor.

Con un chasquido de lengua, Andrei sacó un cuchillo. Parecía dispuesto a hacerle lo mismo que a Gárland para obtener el brazalete.

Y, entonces, aunque era imposible a menos que alguien hubiera volado o sido un mono… algo cayó desde arriba, silencioso y ágil. Andrei soltó un pequeño grito cuando unas fuertes piernas le dieron a plomo en la espalda y lo arrojaron a un suelo.

¡Corre!—exclamó Quasimodo.

Cogió a Celeste con una facilidad absurda por la cintura y trepó hacia arriba, por una cuerda que había atado a las vigas. Al otro lado, en un extremo, Celeste vio la cabeza dorada y la morena de Esmeralda, además de la mancha roja que debía ser la ropa de un cardenal —que llevaba a alguien en brazos—.

Abajo, Nanashi, Lyn y Saito podrían rodear a Andrei. Nanashi dijo con voz fría:

¿Esto es lo que buscas? ¿Destruir tu propio mundo?

Andrei meneó la cabeza.

Nada más alejado de la realidad. Sois vosotros quienes habéis estado a punto de destruirlo.—Pareció calcular qué hacer. Dio un paso al frente y Lyn se adelantó, Llave Espada en ristre. Con un suspiro, el Incorpóreo abrió un Portal a sus espaldas—. Si no destruís todos los fragmentos, el cristal continuará en desequilibrio y lo barrerá todo. Demasiados cristales juntos en un mismo sitio.

Nanashi le hizo un gesto para que se marchara. Andrei quizás respondería a alguna pregunta antes de marcharse, mirándoles con absoluta frialdad. En cuanto el Portal se cerró, la maestra cayó de rodillas, tan blanca que parecía un fantasma y dijo:

¿Qué hiciste con los fragmentos de fuego, Saito…?

Sea como sea, avisaremos a Ryota y Ronin para que se ocupen más tarde. Tenemos que llevarte a casa y ocuparnos de los otros aprendices. Y sacar de aquí esos cristales lo más rápido posible.

Sobre las vigas, Quasimodo, nervioso y preocupado, preguntaría a Celeste:

¿Estás bien…?

¡Celeste!—gritó Lyn—. Nos marchamos de aquí. Baja el guantelete. Yo iré a buscar a los otros. —Luego hizo una reverencia en dirección a Quasimodo, y también a Esmeralda y los demás—. [b]Gracias por vuestra ayuda. Los hombres, ¿podríais bajar a ayudarme con el cadáver?—Señaló a Gárland y murmuró tan bajo que solo Saito pudo escucharla—: Me aseguraré de que no pueda volver a hacer daño jamás.

Tendrían unos minutos para hablar con sus compañeros. Si Celeste se acercaba a Febo y Esmeralda, el primero volvería a revolverle la cabeza y la otra directamente le daría un abrazo. El cardenal escucharía a Saito, nervioso y reticente, y terminaría cogiéndole las manos y murmurando un gracias.

Luego, Quasimodo, Febo e incluso el cardenal echaron una mano arrastrando el cadáver de Gárland hacia la salida y Esmeralda encontró un carro para que se lo llevaran. Los cuatro miraban a las Maestras y a los aprendices con algo de recelo, pero no se atrevieron a decir nada. La niñita que iba cogida del traje del cardenal, Chloé, solo se soltó para abrazar un momento las piernas de Saito y susurrar:

Gracias.

Luego volvió corriendo con el cardenal.

Celeste podría darle el guantelete a cualquiera de las dos Maestras, que los reunieron un momento. Lyn le dio una palmada en el hombro a Saito y otro a Celeste. Luego fue fuera, probablemente a comunicarse con los demás a ver dónde estaban. Nanashi los miró antes de decir:

Habéis hecho un buen trabajo los dos, en especial dadas las circunstancias, que ninguno esperábamos. Y ha caído por fin un Villano Final—esbozó un asomo de sonrisa—. Que no se os olvide que los dos habéis conseguido esto.


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Celeste
VIT: 30/26
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Saito
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PH: 29/38



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Demos por sentado que os reunís en las afueras de París. Los dos grupos tenéis esta última ronda para despediros, hacer preguntas y demases. Y recordadme que rescate o dé por muertos a los que se han caído por el camino.


Fecha límite: [b]miércoles 8 de marzo de 2017
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Re: [La Cité des Cloches] Fuego Infernal

Notapor xXOrbOOkXx » Lun Mar 06, 2017 12:10 am

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Grité cuando la piel comenzó a regenerarse, cuando noté crecer el pelo quemado.

Para eso están los compañeros.

Sonreí, todavía medio grogui, todavía recuperándome. El fuego había hecho sus estragos, pero no podía decir que me arrepintiera. Quizás podía haberme ahorrado Asfixia, solo para oír los gritos de Frollo. Miré hacia la puerta cerrada. Arde. Arde como ardieron mis padres.

Con ayuda de Hana conseguí levantarme. Y fue cuando miré mis manos que me quedé helado, a pesar de casi morir en fuego. Los tatuajes de mis hermanos habían desaparecido. Todos. Incluso cuando me incorporé para asegurarme me di cuenta que ni siquiera el de mi pecho estaba. Las llamas los habían devorado. Hacía mucho que no me sentía tan solo.

Pero no había tiempo que perder para nimiedades. Emprendimos un galope desbocado por el pasillo sin mirar atrás.

Embestimos a las Neosombras que se habían apoderado del pasillo. Entonces, el gilder desapareció. Ambos caímos del caballo, en mi caso prácticamente deshecho de cansancio. Afortunadamente Hana se ocupó de las Neosombras, puesto que yo dudaba que pudiera levantarme.

Al final lo hice con un quejido. Raphaël me tendió su sobretodo. Me extrañé por un momento, hasta que me di cuenta de que estaba completamente desnudo. Carraspeé y tomé la chaqueta rápidamente. Estaba tan molido y tenía tanto calor que no había caído en aquel inconveniente detalle.

Merci... —le agradecí mientras me cubría como podía. Me di cuenta de que tenía una herida bastante profunda. Me arranqué una manga y le tendí el tejido—. Toma. Estás sangrando. Presiona sobre la herida y mantén el brazo quieto.

¿Frollo…?

Él está... Muerto, creo.

La princesa asintió. Decirlo en voz alta hizo que se me encogiera el corazón por un momento, pero luego recapacité. Estaba mejor muerto. Aquella acción podría haber salvado cientos de vidas gitanas.

>>Os lo agradezco. Por favor, en cuanto nos pongamos a salvo, permitidme que os agradezca habernos liberado de su presencia.

No hay nada que agradecer, princesa —sonreí benevolente—. Más bien... permitidme agradeceros a vos por proteger a mi pueblo. Justicia es lo único que pido a cambio.

Parece que vuelvo a estar en deuda—inquirió Raphaël, supuse que para referirse a Hana— . También tendréis que permitirme que os lo agradezca de alguna forma a los dos más tarde.

Sonreí un momento de forma divertida aunque sincera y miré de reojo a Hana. Estaba claro que podía mentirle o realizar una acción completamente arrebatadora y estúpida para conseguir aquellos mil platines, pero no valía la pena. Hana siempre ganaría aquella apuesta, empeñara en lo que me empeñase. Quizás fuera mejor. Al fin y al cabo siempre le había tenido tirria a la nobleza.

Le propondría dejarlo en tablas.

Hay una casa bajo el puente del Sena —miré a Raphaël directamente a los ojos—. No sé exactamente lo que encontrarás, pero hay dos personas allí que me importan mucho. Si pudieras echarles una mano con el tema de la comida... Nuestra deuda esta saldada.

He de encontrar al rey —sentenció la princesa—. Y no entiendo por qué viene tanto humo desde arriba, pero si aquí también hay un incendio, no estamos a salvo. Y vosotros tampoco, no después de lo que habéis hecho —murmuró refiriéndose a la brujería—. Salgamos rápido de aquí.

Asentí y sonreí a Hana. Estaba contento de que todo aquello hubiera terminado. Si Hana quería quedarse (o andar a la vera de ambos) para despedirse, no la impediría, yo me daría la vuelta y enfilaría el pasillo escaleras abajo. Ya era hora de terminar con todo aquello y de todas formas no quería comprobar que Frollo estaba muerto. Creí que la imagen de su cadáver me impactaría demasiado, y desde luego no estaba preparado.

Eso sí, no desaprovecharía la oportunidad de requisar alguna decoración cara y discreta de los pasillos. Total, por una menos...

****


París tardaría bastante en recuperar su aspecto original, puesto que las llamas habían hecho estragos con todo. Fruncí el ceño un momento, pensando en el resto del equipo. Hana caminaba a mi lado.

Eh, se te ha olvidado devolverme mi capa. —le diría con una mueca cansada—. Menos mal que me la has guardado, le tengo mucha estima...

Pasamos por delante de Notre Dame y cruzamos el puente del Sena. Bajo él estaba la única persona a la que le agradecía la vida, y el hermano de Andrei Saavedra, todo un misterio. Decidí no pasarme. No creí que fuera capaz de irme una vez más, o de soportar la ira de Gédéon. Estaba seguro de que me daría una buena paliza si me presentaba allí.

Oye Hana, lo de la apuesta... —sonreí—. A no ser que Raphaël te haya demostrado su amor en el rato que yo no he estado, podríamos dejarlo en tablas, ¿no te parece? Aunque... —Compuse una sonrisa burlesca—. Soy yo el que está llevando su abrigo ¿no?

Reiría de buena gana ante su seguramente insulto venidero o patada en el estómago. La risa se desvanecería ante un pensamiento mucho menos divertido.

¿Crees que Frollo ha sobrevivido? Me... Me aterra esa posibilidad.

Pero no era lo único que me daba miedo. Una vez más, aquellas palabras resonaron en mi mente.

L̢̕͠ò҉ s͝i̛͞e̡n̸t̛͡e̛͏s҉̧,̨ ̵c͘a̵c̛̀͠ho҉̶r͏r̛͜͜o̶͢.̧͘ ̛͘S͢í̴e̸͞n̶te̛s el̶͢ ̸̵p̸̧͞o̴͜ḑ̸ȩ̶r̵ ̵̕d̷͡e̕ ̡t̀u̵̢̧s̷ ̛͟a͠͠cţ͢o̷̕s̷ ̶͜y̡͝ ͝ȩ̷ļ̕ o̢d̶io̶̕ c̸oŗ͡r̛̕o̢e͠͏r̶͘͠ t̡u͞s̷̵ ̸̧̕vę̕̕n̨a̵s̵̷.̢ P̶̕͏e͜r̡̀o ̧̧n̸̡e͠c̷̕ès̛i̴t̷̡̕a̢s ̵͝p̡̛͞o̴͘҉d̀é̛͠ŕ͟.̢͢ ̶̵͝M̶u͏̵c͘͘h̸͟o ́͏p͜od͟͠e̵r̸.̡͞ ̨͟¿͜L̢͡o ҉͏to͡m͞͏a̸͠͞r̶͞á̷͜͡s̵̡?̵


Escuché en silencio su respuesta (si había) y alcé la vista. Habíamos llegado a las afueras, y el resto del equipo nos esperaba. Me até mejor la gabardina para evitar enseñar a Nanashi mis partes pudentas y saludaría con una mano.

¡Eh! Hemos recibido la llamada de Lyn —suspiraría—. Estamos molido pero ha valido la pena. Hemos puesto a salvo a la princesa y hemos derrotado a Frollo... No creo que vuelva a causar problemas al Rey.

Sin embargo, me fijaría en el estado de mis compañeros. En el mejor de los casos sus ropas estaban tremendamente ajadas, y aunque tenían una expresión más o menos relajada, algo... algo me inquietó considerablemente. La seriedad volvería a mi rostro, mezclada con el cansancio debía de dar un aspecto deplorable.

¿Qué ha pasado?

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Y se fini! Pues me ha encantado estar en esta trama, ha sido súper divertida y ha habido de todo: momentos de tensión, momentos de peleas algo jodidillas y mucho FUEEGO. ¡Gracias a todos por participar!

Suzu, recuerda rescatar o dar por muertos a los que se han quedao por el camino.
~Un cuarto de hora de risa, equivale a un año más de vida...~


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Tercera Saga:

Prólogo de Simbad
"Bastión Hueco" Choque de culturas (Encuentro)
"Bastión Hueco" Novatos bajo la lluvia (Primer encuentro - Saga Novatos)
"Tierras del Reino" El nacimiento de un príncipe (Trama)
"Islas del Destino" ¡Buscad a mi perro! (Misión)
"Castillo de Bestia" Solos entre lobos (Primer encuentro - Saga Délaissé)
"La Cité des Cloches" Los miserables (Encuentro)
"Villa Crepúsculo" Una visita guiada (Encuentro)
"Selva Profunda" Día de monos (Encuentro)
"Port Royal" Los muertos no cuentan cuentos (Trama)
"Tierra de Dragones" Linda Flor (Misión)
"Bastión Hueco" Novatos bajo el amanecer (Segundo encuentro - Saga Novatos)
"Ciudad de Paso" Lo que vale la pena (Encuentro)
"Ciudad de Paso" The Game Never Ends (Trama)
"Torre de los Misterios" Orden en la Biblioteca (Misión)
"Evento Global" El esclavo del olvido
"Evento Global" Ruta de los perdidos

Evento Halloween 2014
"Especial libre" El laberinto de los corazones
"Especial libre" San Valentín III
"Islas del Destino" Yincana veraniega
"Evento libre" La Mansión Encantada II: La Venganza

Cuarta Saga:


"Ciudad Inexistente" Dos velas para el diablo (Encuentro)
"Port Royal" De copas con la muerte (Encuentro)
"Bastión Hueco" De magdalenas y vicios franceses (Encuentro)
"La Cité des Cloches" Insomnia (Primer encuentro - Saga La Musique du Silence)
"La Cité des Cloches" Somnia (Segundo encuentro - Saga La musique du Silence)
-"Port Royal" El barco que desaparece en la niebla (Misión)
"Tierras del Reino" Donde duermen los gigantes (Trama)
"País de los Mosqueteros" Todos Para Uno (Trama)
"Ciudad de Paso" Un nuevo Crepúsculo (Trama)
"Ciudad de Halloween" El ataque de Boogieman (Trama)
"La Cité des Clochés" Fuego Infernal (Trama)
"Espacio Profundo" Planta 313 (Encuentro)
"Mundo Inexistente" Pasajes Oscuros (Trama)
"Tierra de Partida" Penúltima Parada (Encuentro)
"Evento Global" El principio del fin
"Atlántica" Perdona pero quiero casarme contigo (Encuentro)

"Especial libre" El laberinto de los corazones II: Escape
"Especial libre" World War Christmas
"Especial libre" El San Valentín está aquí
"Especial libre" ¡Exámenes finales
"Especial libre" La inocencia perdida
"Especial libre" Misión: Salvar la Navidad

Timeskip (Finales 1013-1017)

"Tierra de Partida" Examen de Maestría (30 Diciembre 1013)
"Jardines de Tierra de Partida" Doomsnight (Libre) (31 Diciembre 2013)
"País de las Maravillas" El último regalo (Minitrama) (Julio 1014)
"Jardines de Tierra de Partida" El Regreso (Libre) (Finales de Marzo de 1017)

Saga final:

"La Cité des Clochés" Santuario (Trama)
"La Cité des Clochés" La última noche en París (Libre)
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Re: [La Cité des Cloches] Fuego Infernal

Notapor H.S Sora » Jue Mar 09, 2017 1:14 am

La batalla se vuelto demasiado caótica, tanto que ni tan sólo había encontrado una maldita brecha por la que poder abrirme paso. A duras penas había conseguido arrebatarle el espadón a Gárland, que acabó clavado en el suelo de la catedral con la fuerza de todo su peso.

Pero eso fue suficiente como para que la Maestra de Tierra de Partida atacara y fuera capaz de lograr lo impensable: destruir la armadura de Gárland. Lancé una exclamación de alegría, al tiempo que el horror cruzaba mi rostro al ver el rodillazo con el que el Villano Final pretendía noquear a Lyn.

Y a pesar de que la Dama de Hierro la había salvado, ésta había caído inmediatamente doblada sobre sí misma. A pesar de que la contemplaba, alarmado, no pude quedarme ahí parado sin hacer nada. El Profanus, mi última baza, ya estaba en juego.

El último golpe, en el que ponía todas mis esperanzas, acabó encallándose en uno de los ojos del nuevo Demonio de la Cité. Más allá de gritar o de tan siquiera intentar quitarse la guadaña, no perdió esa sangre fría que había mantenido durante todo el combate.

Se limitó a mirarme, con el único ojo libre que tenía. Y al instante me levantó por el cuello, amenazando con aplastarme en ese momento. Mis pies no tocaban el suelo, y notaba como me empezaba a faltar el aire. Pataleaba, pero apenas me quedaban fuerzas para revolverme contra él.

Y lo siguiente fue el chasquido, uno que me hizo estremecer. Y por el rabillo del ojo, vi a Lyn aterrizar de nuevo en el suelo.

Volveré a matarte las veces que sean necesarias.

Y entonces, el guantelete que me había estado aferrando hasta ese momento me soltó de golpe y caí de bruces al suelo. Al reincorporarme, Gárland caía de espaldas a todos nosotros.

Pero una cosa estaba clara: lo que Lyn había golpeado, mi guadaña, se había hundido con toda la fuerza del impulso en su cráneo.

Está… ¿muerto?

El estruendo ahogó la obviedad de la respuesta. Pero en aquel fúnebre silencio, en aquel momento de «respeto», una mezcla de repulsión y gozo se apoderaron de mí. Había caído. El Villano Final Gárland no volvería a levantarse.

Busqué con la mirada a mi compañera, y me apresuré en pedir la ayuda de las Maestras mientras hacía acudir a mi la Llave Espada y corría hacia el traidor de Saavedra,que tenía a Celeste inmovilizada en el suelo.

Un resplandor parecía estar a punto de cernirse sobre ella cuando algo aterrizó con tanta violencia sobre la espalda del traidor que este acabó derribado sin poder evitarlo. En un abrir y cerrar de ojos, el hombre que acababa de salvar a mi compañera se la llevó trepando, antes de que Andrei tuviera tiempo a volver a ponerse en pie.

Y fue entonces cuando aprovechamos para rodearle.

¿Esto es lo que buscas? ¿Destruir tu propio mundo?

Nada más alejado de la realidad. Sois vosotros quienes habéis estado a punto de destruirlo.

Tragué saliva, mirando de reojo a las Maestras. Lyn parecía estar ahora mejor que Nanashi, pero yo no podía hacer otra cosa que apoyarla… aunque después de todo, Andrei era el que menos había combatido de todos. Nos costaría conseguir echarle hacia atrás.

Por suerte, se limitó a abrir un portal.

Si no destruís todos los fragmentos, el cristal continuará en desequilibrio y lo barrerá todo. Demasiados cristales juntos en un mismo sitio.

Y tal y como había venido, se marchó. Nanashi se desplomó de rodillas, estaba muy, pero que muy pálida. Empecé a musitar varios Cura en su dirección, esperando que sirvieran de algo.

¿Qué hiciste con los fragmentos de fuego, Saito…?

Respiré hondo. Si lo que Andrei había dicho era cierto, parte del desequilibrio que azotaba la Cité ahora era mi culpa. Mía, y del sitio al que había arrojado los cristales. Pero no estaba dispuesto a dejar las cosas así.

Cómo no podía destruirlos por mi cuenta —hablé, sereno— no tuve otra opción que tirarlos al río. Ayudaré a acabar de destruirlos en cuanto acabemos la misión.

Sea como sea, avisaremos a Ryota y Ronin para que se ocupen más tarde. Tenemos que llevarte a casa y ocuparnos de los otros aprendices. Y sacar de aquí esos cristales lo más rápido posible.

Asentí, todavía nervioso. Las piernas me temblaban, y evitaba mirar en dirección al cuerpo que yacía muerto.

¡Celeste! Nos marchamos de aquí. Baja el guantelete. Yo iré a buscar a los otros.

Imité la reverencia de la Maestra Lyn. A su manera, todos los presentes habían contribuido de sobre manera a la misión. Sin su ayuda, la batalla habría sido mucho más complicada. Agradecí la ayuda del desconocido que se había llevado a Celeste en volandas, y que la había salvado de las manos de Saavedra.

Gracias por vuestra ayuda. Los hombres, ¿podríais bajar a ayudarme con el cadáver?

»Me aseguraré de que no pueda volver a hacer daño jamás.

Esta última frase la había susurrado, tan bajo, que yo había sido el único de los presentes que la había oído. Un atisbo de optimismo me recorrió todo el cuerpo, y no pude evitar decirle en el mismo tono de voz:

Muchas gracias Maestra Lyn.

Antes de dirigirme a Celeste, necesitaba arreglar de manera urgente las cosas con ella, no dudé en acercarme a Armand. Chloé estaba cerca de él, pero eso no importaba. Le dirigí una sonrisa cansada:

Me alegra saber que os encontráis bien. A pesar de todo lo que ha pasado, espero que si volvemos a vernos sea sin ningún desastre de por medio, Eminencia.

A pesar de lo nervioso que estaba, me sorprendí de que me cogiera las manos y murmurara una palabra de agradecimiento. Quizá, a pesar de todo, no lo había hecho tan mal al ayudarle a él y a la niña.

Y entonces llegó el momento de llevarse el cuerpo de Gárland. Todavía no podía creérmelo, pero era cierto. Estaba muerto. Tanto Febo, como Armand e incluso el otro hombre, que debía ser el campanero, y yo, ayudamos a llevarlo fuera de Notre Dame. La mujer gitana consiguió un carro, que resultó muy útil para trasladarlo.

Buen trabajo.

Muchas gracias Alice, tú también.

Ahora era el momento de la despedida. Ninguno había hecho preguntas al respecto, pero estaba claro que en otras circunstancias no habrían dudado en hacerlas. Suspiré, algo aliviado a pesar de que seguía incómodo, y me despedí de todos los presentes de nuevo.

Iba a irme, cuando una figura menuda me abrazó por sorpresa las piernas.

Gracias.

Todo irá bien a partir de ahora.

Nanashi y Lyn nos reunieron a Celeste y a mí en privado. Acostumbrado a las malas noticias, pensé que pasaba algo… pero no era así. Todo había salido bien, Lyn nos dio a ambos una palmada en el hombro antes de irse.

Y nos quedamos a solas con Nanashi. Aproveché para mirar a Celeste, que parecía todavía algo distante. Le di un suave toque en el hombro, y bajé la voz al decirle:

Siento lo de antes. La situación me sobrepasó, quería tenerlo todo bajo control y al final estuve a punto de abandonaros a todos. Perdona por perder los estribos, sé que tu también lo habrás pasado mal.

»¿Volvemos a casa?

Habéis hecho un buen trabajo los dos, en especial dadas las circunstancias, que ninguno esperábamos. Y ha caído por fin un Villano Final.

Asentí, satisfecho, mientras veía como una sonrisa asomaba en los labios de Nanashi.

Que no se os olvide que los dos habéis conseguido esto.

Muchas gracias por todo, Maestra.

Después de lo sucedido a lo largo del día, que la gente reconociera el trabajo que habías hecho era algo que aliviaba un poco el peso que pretendía cargar sobre mis hombros. Al final, había conseguido cambiar algo desde la última vez.

***


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No llevábamos demasiado rato esperando, cuando llegó el resto del equipo. Simbad y Hana fueron los primeros. Me había olvidado por completo de ellos, y del resto también para ser sincero, pero si estaban ahí significaba que la cosa también había acabado medianamente bien.

Les dejé hablar, con la mirada perdida en el horizonte de colores que era la Cité.

¡Eh! Hemos recibido la llamada de Lyn. Estamos molido pero ha valido la pena. Hemos puesto a salvo a la princesa y hemos derrotado a Frollo... No creo que vuelva a causar problemas al Rey.

»¿Qué ha pasado?

Miré en derredor, clavando una mirada cansada en él.

Gárland apareció en Notre Dame, pretendía robar un poderoso cristal mágico. Eso causó que media ciudad acabara en llamas, aunque creo que la cosa ya está un poco más controlada. Ha sido duro, pero al final conseguimos acabar con él.

»No volverá a hacer daño nunca jamás.

Bonito resumen.

Esperé a que el resto de compañeros terminaran sus relatos, e incluso no me importaría aclarar algo si surgían dudas. Pero no podría evitar que tarde o temprano fuera el momento de volver a Bastión Hueco, de que aquel día terminara.

Me acerqué a Celeste, y la abracé con todas mis fuerzas.

Cuídate, te echaré de menos. Y vuelve pronto con nosotros, ¿vale?

Trataba de sonreír, pero mis ojos estaban vidriosos. Pero sabía que no podía retener a Celeste, de la misma desastrosa manera con la que lo había intentado con Saeko. No. Tenía que ser ella quién, después de tomarse el tiempo que necesitara, volviera.

Y yo la estaría esperando.

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Pues otra trama que se acaba uwu He de decir que he estado encantado de participar con todos vosotros, y que de verdad espero que volvamos a coincidir. Un saludo, y de nuevo, un placer ^^
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Muchas grácias por el avatar Mepi ^^
H.S Sora
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Re: [La Cité des Cloches] Fuego Infernal

Notapor Denna » Jue Mar 09, 2017 3:20 am

Garuda se hizo con el guantelete y dio media vuelta. De Andrei no había ni rastro.

Pero todo volvió a complicarse en un momento. Nanashi gritó, y el ave hizo un eco de su dolor antes de caer y desvanecerse en un haz de luz. No muy lejos, Gárland atacaba con brutalidad a las Maestras. Miré a Lyn, que tenía la cara llena de sangre, y a Nanashi. Sus heridas tenían que ser demasiado graves como para que Garuda desapareciese de esa manera. Con el corazón en un puño, sin embargo, no me detuve. El guantelete tenía que ser mi prioridad. Sin él no podía ni pensar en ayudarlas.

Di la espalda a la batalla y lo recogí. Con una mueca de asco, y sin querer pensar en lo que iba a hacer, metí la mano dentro de golpe.

Y, justo entonces, Andrei reapareció.

Me llevé las manos al cuello por puro instinto, pero ya era tarde. Quise chillar, pero el grito me atravesó la garganta y perdí todo el aire de los pulmones. Y con ello, mi fuerza física. Se me nubló la vista y, para cuando quise darme cuenta, había caído al suelo. Quizás había tratado de atacar a Andrei con el guantelete. El brazo me dolía a rabiar, y los calambrazos que me provocaba la magia de los cristales eran tales que creí que iban a matarme. Sin más. Fuera como fuera, parecía una niña pequeña, débil y enferma intentando atacar a un adulto.

Dámelo y no te mataré —susurró. Por si no tuviera ya bastantes problemas en volver a respirar con normalidad, tenía todo su peso encima de mí inmovilizándome.

Con los ojos negados de lágrimas por el dolor, no se me ocurrió otra respuesta que volver a usar los cristales. La tierra reaccionó y se levantó en forma de agujas afiladas que se arrojaron contra Andrei. Habría interpuesto el brazo cien veces con tal de que le hicieran algo de daño. O, por lo menos, que reaccionara un poco. Pero una barrera se deshizo de todas las agujas, y mi brazo, insensible por el dolor cayó inútil junto al resto de mi cuerpo.

Me pregunté si de verdad iba a cumplir su amenaza cuando vi que sacaba un cuchillo. Bajo la luz del fuego, el filo parecía estar hecho de llamas.

¡No! —grité (o lo intenté). No lo había visto, pero sabía cómo le había quitado el guantelete a su portador, y sabía lo que se proponía a hacer. Empecé a forcejear y patalear como pude, llorando desesperada y tratando de alejar como fuera ese cuchillo de mi brazo.

Pero no iba a conseguirlo. ¿En qué momento había llegado a pensar que podía enfrentarme a él? ¿O a Gárland?

Estiré la mano para quitarme el guantelete, pero no llegué a rozarlo cuando Andrei se desplomó a un lado.

«¿Qué..?».

¡Corre!

Lo habría hecho de no haber estado tan conmocionada. Apenas había logrado incorporarme, con la vista clavada en Andrei, horrorizada, cuando noté que alguien me cogía en brazos y me levantaba del suelo. En cuestión de segundos quedé fuera del alcance del chico, encima de unas vigas, y miré a Quasimodo igual o todavía más aturdida que antes. Poco a poco me daba cuenta de lo que había ocurrido, pero la forma en que había bajado tan rápido y sorprendido a Andrei con la guardia baja era demasiado para mí.

No encontraba la manera de darle las gracias por eso.

¿Esto es lo que buscas? ¿Destruir tu propio mundo?

La voz de Nanashi me llegó desde el piso de abajo y atrajo de inmediato mi dispersa atención. Ella, Lyn y Saito tenían rodeado a Andrei, que ya volvía a estar en pie haciendo gala de su inexpresividad. Qué pena que Quasimodo no le hubiese partido la espalda.

Nada más alejado de la realidad. Sois vosotros quienes habéis estado a punto de destruirlo. —Clavé las uñas en la viga con rabia, pero en el fondo sabía que tenía razón. Gárland, cuyo cuerpo estaba tendido de espaldas en mitad de la catedral, había muerto, y los cristales estaban en nuestro poder, pero el precio había sido muy alto. Rodeado y sin otra posibilidad, Andrei invocó un portal—. Si no destruís todos los fragmentos, el cristal continuará en desequilibrio y lo barrerá todo. Demasiados cristales juntos en un mismo sitio.

Y dicho esto, el portal se cerró tras él. Entre temblores y saliendo poco a poco de mi conmoción, me quité el guantelete con el brazo bueno y lo dejé a un lado con recelo. No quería saber nada más de cristales ni cosas raras en un siglo, por lo menos.

¿Estás bien…? —preguntó Quasimodo con cuidado. Asentí sin energía.

Sí. Sí, gracias a ti —afirmé, haciendo un esfuerzo por mantener la compostura—. I-iba a matarme... No creí que... Se supone que los dos somos gitanos, de la misma familia. Pero no... Y... Y... H-he pasado tanto miedo...

Pero fue inevitable. Recordar lo sucedido, los cristales, el dolor y cuchillo pudo conmigo y rompí a llorar a lágrima viva.

La pesadilla había terminado. Ésa, al menos. Y el precio seguía siendo demasiado alto.

Todavía sollozando, recorté la distancia y abracé a Quasimodo con las pocas fuerzas que me quedaban.

Sé que no sirve de nada, pero... Gracias por salvarme la vida. Otro no lo hubiera hecho.

* * *


Me deshice de la pieza de armadura enseguida que pude, tendiéndosela a Nanashi. No porque desconfiara de Lyn, sino por su aspecto. Quizás pudiera darle un buen uso y aprovecharse de la magia infinita de los cristales para curarse... o lo que fuera.

Luego me dirigí hacia Esmeralda y Febo para comprobar, toda paranoica, que estaban bien. Le devolví el abrazo a la chica en silencio y más o menos soporté que Febo me revolviera el pelo otra vez. Le di una palmada en el brazo —con la mano llena de sangre de Gárland— y le señalé con mi mejor sonrisa el lugar en el que Garuda había dejado caer cierta extremidad suya para que ayudara a Lyn a recoger. No era nada que no pudiera superar... siendo capitán de la guardia.

Apreté los labios, sin decir nada, y comprobé que su herida no hubiese ido a más, en cuyo caso le lanzaría un discreto Cura cuando nadie mirara. Bueno, iba totalmente en contra de mis principios, pero no era una mala forma de cerrar ese capítulo. Ya habría tiempo para... pensar. Más tarde.

Miré de reojo a las Maestras con cierta culpabilidad y me volví hacia Esmeralda:

Me alegra haberte conocido, aunque haya sido en esta situación de locos. —Sonreí. Las mil preguntas que danzaban en mi cabeza fueron silenciadas con el peso de mi decisión, de manera que no la importuné con nada más—. Eso sí, la próxima vez que vayas a lanzarte de cabeza, desarmada, contra una armadura gigante que va dando espadazos... Al menos avísame. Aunque reconozco que ha sido increíble. —Esperé a que Febo no estuviera cerca para añadir:—. Los tres habéis sido increíbles. Pero yo no te lo he dicho.

Y, por último, Saito:

Siento lo de antes—dijo—. La situación me sobrepasó, quería tenerlo todo bajo control y al final estuve a punto de abandonaros a todos.

Sí, bueno, yo tampoco he sido un gran ejemplo de paciencia y sabiduría...

Perdona por perder los estribos, sé que tu también lo habrás pasado mal.

Me llevé una mano al cuello y sonreí.

Eh, está olvidado. Esto ha sido malo para todos —convine—. Espero que a los demás les haya ido mejor...

¿Volvemos a casa?

Alegando que iba a contactar con los demás, Lyn nos dio una palmada en el hombro y salió, y nos quedamos a solas con Nanashi.

Habéis hecho un buen trabajo los dos, en especial dadas las circunstancias, que ninguno esperábamos. Y ha caído por fin un Villano Final. —La Maestra nos miró a los dos y en sus labios apareció la sombra de una sonrisa. El infierno se congelaba—. Que no se os olvide que los dos habéis conseguido esto.

Viniendo de Nanashi, aquello era un cumplido en toda regla, y en cualquier otro momento estaría hiperventilando de la emoción —por dentro, claro—. Sus palabras eran positivas y esperanzadoras, pero mi mente se resistía a dejar escapar las de Andrei. Toda felicidad adquirió un toque amargo y me recordó lo que me había propuesto.

Sí, nosotros hemos conseguido esto —dije, contemplando lo que quedaba de Notre Dame—. Y sí, hemos hecho algo bueno; y no me malinterpretéis, yo soy la primera en alegrarse de que sea así. Pero no puedo darle la espalda a todo esto e irme sin más.

Cogí aire. Ignoré a Saito, me obligué a mirar a la Maestra a los ojos y proseguí:

No pretendo incumplir ninguna norma, ni abandonar la Orden, ni tampoco faltar a mis juramentos. —La última palabra tembló peligrosamente.—. Pero necesito quedarme. Por este mundo, por su gente y por mí misma. Soy responsable de mis acciones e ignorar sus consecuencias sólo hará que cometa los mismos errores una y otra vez. Y ya debería haber hecho esto antes.

Y ahora venía el momento decisivo.

¿Y si decía que no?

Sólo serían unas semanas. Un par de meses como mucho. No quiero causar ninguna molestia, Maestra... pero esta es mi decisión.

* * *


Acompañé al grupo hasta las afueras. Aunque fuera a quedarme de una forma u otra, quería asegurarme de que Simbad y los demás estaban bien y oír lo que les había ocurrido. Suspiré de alivio al ver qué eran él y Hana los primeros en llegar. Después de haber visto esa columna de fuego surgir del palacio real, me preguntaba qué había sido de ellos.

¡Eh! Hemos recibido la llamada de Lyn. Estamos molido pero ha valido la pena. Hemos puesto a salvo a la princesa y hemos derrotado a Frollo... No creo que vuelva a causar problemas al Rey.

»¿Qué ha pasado?

Fruncí el ceño.

Espera, espera. Define «derrotado a Frollo». —No me interesaba demasiado lo que hacía y dejaba de hacer el rey, pero lo del juez y la sutileza con la que Simbad evitaba dar detalles sobre el tema era muy sospechoso.

Con Frollo fuera... Se avecinaban cambios en París. Un escalofrío me recorrió la espalda y crucé los brazos mientras Saito relataba lo ocurrido.

La gente ha sido evacuada y hemos destrozado un poquito Notre Dame —puntualicé. Se me rompía el corazón al pensar en la pérdida que suponía, pero Gárland lo había pagado con su vida—. Y tenemos un guantelete con cristales mágicos que nadie debería ponerse. Creo que eso es todo.

Esperé a que el tercer grupo llegara y se dijera todo lo necesario. Antes de que se marcharan, me despedí de Hana y sobre todo de Simbad, y les deseé buena suerte a los dos. Le prometí a Saito que sí, que volveríamos a vernos pronto. Y luego me hice a un lado para que gliders o portales fueran invocados.

Cuando desaparecieron, una aprendiz solitaria emprendió el camino de vuelta a la Corte de los Milagros. Sabía que era lo correcto, y además era lo que quería. Lo que había querido siempre.

Entonces, ¿por qué lloraba?

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Aún no me creo que la trama acabe bien(?).

Pero con o sin final feliz, me lo he pasado muy bien con esta trama. He sufrido, sí, pero me ha gustado mucho <3. ¡A ver qué pasa en la siguiente!

Mañana hago un comentario de verdad, que es tarde y me he dejado toda la imaginación (y el corazón) en el post.

xXOrbOOkXx escribió:Suzu, recuerda rescatar o dar por muertos a los que se han quedao por el camino.
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Re: [La Cité des Cloches] Fuego Infernal

Notapor Nell » Jue Mar 09, 2017 11:16 pm

Simbad salió prácticamente desnudo y carbonizado de las llamas, pero Hana no se fijó demasiado en eso y se dedicó a atenderle. Había crecido entre borrachos. Curar a chamuscados era su pan de cada día. Aunque habría sido un detalle de su parte que se hubiera acordado de devolverle la capa antes de salir huyendo.

Alcanzaron a Raphaël y la princesa, y entre los cuatro acabaron con las Neosombras que les atosigaban a ellos. Tuvo el noble que darle su chaqueta a Simbad para que Hana se diera cuenta de que estaba como Dios lo trajo al mundo.

Merci. Toma. Estás sangrando. Presiona sobre la herida y mantén el brazo quieto.

Hana enarcó la ceja. ¿Aún pensaba en la apuesta o el gitano se compadecía del noble?

¿Frollo…?

Él está... Muerto, creo.

Totalmente muerto. Espero que esta vez sí.

Os lo agradezco. Por favor, en cuanto nos pongamos a salvo, permitidme que os agradezca habernos liberado de su presencia.

No hay nada que agradecer, princesa. Más bien... permitidme agradeceros a vos por proteger a mi pueblo. Justicia es lo único que pido a cambio.

Parece que vuelvo a estar en deuda. También tendréis que permitirme que os lo agradezca de alguna forma a los dos más tarde.

Hana miró a Simbad, con quien cruzó la mirada. En el fondo la apuesta le daba igual. Lo que fuera con tal de que Raphaël no quisiera agradecérselo a los dos a la vez

Hay una casa bajo el puente del Sena. No sé exactamente lo que encontrarás, pero hay dos personas allí que me importan mucho. Si pudieras echarles una mano con el tema de la comida... Nuestra deuda esta saldada.

En cuanto a mí, creo recordar que una vez me pagaste una lujosa estancia en un hostal —se le ocurrió de pronto. No sería ella quien quedara mal después de aquella buena voluntad de Simbad—. Estamos en paz.

He de encontrar al rey. Y no entiendo por qué viene tanto humo desde arriba, pero si aquí también hay un incendio, no estamos a salvo. Y vosotros tampoco, no después de lo que habéis hecho. Salgamos rápido de aquí.

La aprendiza tampoco quería saber a qué venía tanto fuego. Frollo no había pasado por allí, pero quién sabía, puede que hubiera convocado más espíritus como el de la habitación y se encontraba demasiado cansada para luchar. Tendrían que encargarse los soldados, que para algo les pagaban.

Aquella era su despedida con Raphaël (y la princesa). Hana le hizo un gesto, aunque el teatro estaba más dedicado a Simbad que al noble.

Hasta la próxima —y le guiñó un ojo.

- - -


Se separaron de los nobles para ir a buscar a las Maestras y al resto de sus compañeros. Con Frollo calcinado, la misión estaba cumplida.

Eh, se te ha olvidado devolverme mi capa. —Hana se la entregó—. Menos mal que me la has guardado, le tengo mucha estima...

Recuérdame guardarte toda la ropa si vuelves a enfrentarte a un espíritu de fuego.

Oye Hana, lo de la apuesta... A no ser que Raphaël te haya demostrado su amor en el rato que yo no he estado, podríamos dejarlo en tablas, ¿no te parece?

Oh, quién sabe, puede que ocurrieran algunas cosas. Demasiado para tus oídos —intentó hacerse la interesante, aunque sabía que Simbad no le creería.

Aunque... Soy yo el que está llevando su abrigo ¿no?

¡El consuelo del perdedor! —exclamó, aunque se rio con él.

Aceptó de buena gana el empate. Al fin y al cabo, había sido divertido llevar esa tonta apuesta en una situación tan límite como la que habían vivido.

¿Crees que Frollo ha sobrevivido? Me... Me aterra esa posibilidad.

Entonces volveré y le mataré por tercera vez —le prometió.

Hasta que la temiera tanto que no saliera más de la tumba.

Finalmente, se encontraron con sus compañeros en el punto de reunión. Hana escuchó el resto de relatos y tuvo que reconocer que no habían sido los más atareados. Había llegado a pensar que los demás no habían hecho nada, puesto que habían sido ellos quienes habían derrotado al origen de los sincorazón. Puede que tuviera que aprender a confiar más en ellos para evitar esos pensamientos. Pero eso pertenece a otra historia.
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Ronda 14 (Final)

Notapor Suzume Mizuno » Vie Mar 10, 2017 9:20 pm


Hana y Simbad


La princesa Ana asintió con severidad cuando Simbad le hizo su petición.

Es lo mínimo que puedo hacer. —Miró hacia un lado y se le ensombreció la mirada—. Solo espero que a mi regio hermano no ponga más impedimentos.

Hay una casa bajo el puente del Sena. No sé exactamente lo que encontrarás, pero hay dos personas allí que me importan mucho. Si pudieras echarles una mano con el tema de la comida... Nuestra deuda esta saldada.

En cuanto a mí, creo recordar que una vez me pagaste una lujosa estancia en un hostal. Estamos en paz.

Raphaël soltó una carcajada ronca.

¡Qué buenas personas, quién lo habría dicho hace un par de horas! Mi princesa, ahora mismo os alcanzo.

La princesa arqueó una ceja, sorprendida porque Raphaël quisiera separarse de ella en esas circunstancias. Pero luego miró a Hana y no pudo evitar soltar un suspiro, mientras ponía los ojos en blanco. Se despidió inclinando la cabeza y se alejó… No mucho, pero sí lo suficiente para darles intimidad.

Hasta la próxima.

Un momento. Simbad, ¿te importaría dejarnos un momento? Ahora hablo contigo. Será rápido—aseguró. Una vez se quedaron a solas, Raphaël tomó las manos de la chica—. Algo me dice que nunca sabré quién eres en realidad y no es que me sienta muy cómodo al lado de una pequeña bruja. Pero se ve que todos los días se aprende algo y que has estado haciendo mucho bien por París.—Le dio un beso en la mano y luego la miró directamente—. Y no sé por qué, tengo la sensación de que antes vosotros dos buscabais algo. No me importa concederlo si eso es alguna recompensa por todo lo que habéis hecho por nosotros.

Sonreiría de lado y esperaría. Luego se inclinó sobre Hana, atrayéndola contra sí, y la besó con sorprendente ternura. Duraría tanto como ella quisiera.

*


Mientras Simbad birlaba alguna que otra cosa que encontraba por su camino, escuchó unos pasos que acercaban. Puede que se girara, esperando que fuera Hana a punto de alcanzarle. Pero lo cierto es que Hana se había quedado atrás, porque la princesa la había abordado de inmediato después de su encuentro con Raphaël y le había pedido perdón por las molestias, quitándose un pesado y caro colgante y depositándoselo en la mano. Puede que la princesa opinara que merecían más recompensa que un par de palabras.

Así, Raphaël tuvo tiempo para alcanzar al chico. No dijo mucho, ni siquiera cuando vio lo que se estaba guardando… cosas que no debería. En su lugar se inclinó hacia él hasta acorrarlarlo contra una pared y bloquearle la salida con un brazo. Claro que le dejó abierta la otra, por si no le apetecía o de pronto se le iba el valor.

En caso contrario, Raphaël lo cogería por la barbilla.

Creo que puedes hacerlo mejor, pero no ha estado mal, teniendo en cuenta las circunstancias—dijo con una sonrisa, refiriéndose a todos los intentos que había habido desde que llegaron a su dormitorio.

El beso fue más brusco y puede que un poco más burlón que con Hana. Pero luego se suavizó antes de apartarse y susurrarle que no se lo contara a Fiore. Le guiñó un ojo y esta vez si que corrió de regreso con su princesa.

****
Celeste y Saito



Sí. Sí, gracias a ti —dijo Celeste—. I-iba a matarme... No creí que... Se supone que los dos somos gitanos, de la misma familia. Pero no... Y... Y... H-he pasado tanto miedo...

Quasimodo la observó con preocupación, sin saber bien qué decir. Cuando Celeste, entre lágrimas, lo abrazó, sacudió los grandes brazos como si no estuviera seguro de lo que se suponía que tenía que hacer con ellos. Al final, con mucho cuidado, le devolvió el abrazo y le dio unas torpes palmadas en la cabeza.

Ya pasó, ya pasó…

No mucho más tarde, Febo se puso blanco y exhaló un suspiro no muy diferente a un gemido cuando Celeste le dio una brusca palmada. Le devolvió, a duras penas, la sonrisa, y se alejó renqueando en dirección al brazo de Gárland. Como había imaginado Celeste, lo recogió sin apenas dedicarle atención. Seguro que había visto cosas mucho peores en la guerra. Esmeralda contempló la escena con los brazos en jarras y una ceja arqueada.

Intenta no matarlo, por favor.

Me alegra haberte conocido, aunque haya sido en esta situación de locos. —Esmeralda sonrió de vuelta a Celeste—. Eso sí, La próxima vez que vayas a lanzarte de cabeza, desarmada, contra una armadura gigante que va dando espadazos... Al menos avísame. Aunque reconozco que ha sido increíble. —Esmeralda rió y comentó algo sobre correr frente a muchos más guardias en otras situaciones:—. Los tres habéis sido increíbles. Pero yo no te lo he dicho.

Siempre supe que mi ejército ideal eran un campanero y una gitana—dijo Febo con una sonrisa irónica, aunque miraba a Esmeralda con cariño. Quasimodo, por su parte, estaba ocupado sonriendo y debatiéndose entre el alivio y el horror al ver cómo había quedado la catedral.

A la vez, Saito y el Cardenal, cansado y asustado, pero que sostenía la mano de Chloè con firmeza, se encontraron.

Me alegra saber que os encontráis bien. A pesar de todo lo que ha pasado, espero que si volvemos a vernos sea sin ningún desastre de por medio, Eminencia.

El cardenal le cogió las manos y murmuró:

Ojalá sea así. Que el Señor esté contigo y… sigo sin comprender mucho de lo que ha ocurrido pero gracias. Gracias por haber luchado. No pienso olvidarlo.

Y bendijo a Saito con un gesto de manos, deseándole suerte.

Los aprendices se acercaron a su Maestra, a sostener una breve pero reveladora conversación con ella.

Muchas gracias por todo, Maestra.

Nanashi cabeceó y luego se volvió hacia Celeste, que parecía tener algo que decir.

Sí, nosotros hemos conseguido esto —Nanashi contempló la catedral con cansancio—. Y sí, hemos hecho algo bueno; y no me malinterpretéis, yo soy la primera en alegrarse de que sea así. Pero no puedo darle la espalda a todo esto e irme sin más.—Se miraron la una a la otra a los ojos—. No pretendo incumplir ninguna norma, ni abandonar la Orden, ni tampoco faltar a mis juramentos . Pero necesito quedarme. Por este mundo, por su gente y por mí misma. Soy responsable de mis acciones e ignorar sus consecuencias sólo hará que cometa los mismos errores una y otra vez. Y ya debería haber hecho esto antes.

Nanashi cerró los ojos, como si esas palabras le hubieran dolido.

Sólo serían unas semanas. Un par de meses como mucho. No quiero causar ninguna molestia, Maestra... pero esta es mi decisión.

Causarás molestias. Necesitamos todas las manos posibles y otros mundos podrían correr suertes peores que este si no estamos ahí para ellos. Pero, ciertamente, no necesitamos una aprendiz que no pueda concentrarse en su trabajo. Quédate, llora, aclárate, y recuerda qué eres y qué no. —Nanashi meneó la cabeza—. No tendrás todo el tiempo que necesitas, nadie lo tiene nunca. Debería sellar tu Llave Espada, pero es posible que la necesites y nos avisarás si ocurre algo fuera de lo normal. ¿Entendido?—Se incorporó—. Bien. Buena suerte, Celeste.

Fría, como de costumbre, pero no había mentido. Nanashi nunca había sido tan considerada como para mentir de verdad a sus alumnos. Tuvo que apoyarse un poco en Saito para poder caminar y los tres se dirigieron en busca de Lyn.
****


Hana y Simbad se encontraron con Saito y las Maestras en el punto acordado. Eran sorprendentemente pocos y la presencia de Gárland en el carro resultaba entre inquietante e incómoda, pero Lyn y Nanashi se volcaron sobre todo en las noticias de los jóvenes recién llegados.

No volverá a hacer daño nunca jamás.

Nanashi y Lyn intercambiaron una mirada de sorpresa. De pronto muchas cosas encajaban. Con todo, no lo celebraron por lo alto. En todo caso miraron a los aprendices con respeto pero también… algo de distancia. No con frialdad, sino considerando las opciones. Lyn acababa de matar a Gárland y Nanashi había matado en el pasado. Solo asesinaban a personas cuando lo consideraban completamente inevitable. Al final Nanashi asintió con la cabeza y Lyn se adelantó y puso una mano a cada uno en hombro. Apretó.

Buen trabajo.

No todo eran buenas noticias, pero Lyn prefirió dejarlo para más tarde. Tanto ella como Nanashi se habían puesto de acuerdo en ese punto. Había encontrado la Llave Espada de Matthieu y Saxor había abandonado la misión a la mitad, sin explicar sus motivos. Pero no era el mejor momento para hablar de ello y tampoco para celebrar nada, no con el estado de la ciudad. Tendrían que tratarlo más tarde y darse prisa para regresar, pedir refuerzos y acabar con los incendios.

Lyn abrió dos Portales para ambos grupos, los de Tierra de Partida tuvieron que ayudar empujando el carro donde llevaban a Gárland, y aceptó el cristal de tierra que le ofreció Nanashi. Se ocuparían de destruirlos en dos mundos diferentes, donde no pudieran interferir unos con otros. Celeste tuvo tiempo para despedirse del resto del grupo, aparte de Saito, si es que quiso hacerlo.

Regresaban muchos menos de los que habían llegado. Atrás quedaba una ciudad destruida y ardiente, todo por el capricho de dos personas egoístas y de los errores de otras tantas. Pero habían acabado con Frollo y con Gárland.

Era una victoria. Una amarga, pero no se podía ganar nada de sacrificios…

¿Verdad?

*


Esmeralda salió de uno de los callejones. Parecía que la curiosidad había podido con ella. Se acercó con un titubeo y le acaricó un hombro. Luego le tendió un pañuelo.

Estoy segura de que tu familia se muere por verte—dijo con una sonrisa de ánimo—. Aunque… si podemos evitar contarles nada de esta situación de locos, mejor, ¿no crees? Claro que si luego te apetece mostrarme un par de tus trucos, seguro que me resultan muy útiles…—Esmeralda sonrió—. Vamos, te acompañaré. Verás que todo saldrá bien.

Y ambas se encaminaron de regreso a la Corte de los Milagros. No se avecinaban buenos tiempos para París, pero al menos tenían un hogar intacto al que volver.

*


Andrei, cruzado de brazos, registraba el río en silencio mientras unos Incorpóreos lo registraban en busca los fragmentos del cristal de fuego. Tenía que conseguir al menos una parte antes de que llegaran los Caballeros. Con un suspiro, renunció a los de tierra y aire. Debería haber tenido más cuidado.

Pero no importaba. Los Caballeros habían eliminado a Gárland. Sin duda, Aaron se mostraría complacido.

Esperó mientras el sol se ponía sobre la marchita ciudad. Una vez la había amado con rabia. Lo había leído en sus documentos, en sus infinitas e innecesarias entradas de ordenador. Visto ahora, se veía que estaba solo y necesitado. Débil y frágil.

Pero, aun así, no podía dejar ir la ciudad. En lo más profundo, seguía atado a ella. No solo eso, sino que la conocía como la palma de su mano. Asintió para sí mismo, silencioso, y jugó con un naipe en un movimiento mecánico. Sería un buen lugar para instalarse cuando consiguieran eliminar a los Caballeros. Con esta destrucción, con la pérdida de Frollo y Notre Dame hecha pedazos, ¿cómo reaccionaría la gente? ¿Odiaría al rey? ¿Se volcaría en él?

Poco importaba, porque él se iba a ocupar de que ningún parisino pudiera volver a tener el control sobre la ciudad. Sería mucho más sencillo ahora que se habían deshecho, y sin mover un dedo, del aliado de Maléfica y de Gárland. Si sólo consiguieran acabar con todos los demás Villanos Finales, el mayor problema en términos de mundos…

Tiempo al tiempo. Pronto se pondrían en marcha, ahora que estaban seguros de que los Caballeros estaban sirviendo para algo.

Extrajo el corazón que le había arrancado al muchacho Caballero y lo contempló con aire ausente. Si hubiera sido un Sincorazón, lo habría devorado de inmediato, pero lo dejaría para más tarde. Quizás resultara útil. Si no, simplemente se lo ofrecería a Aaron como presente.

Se quedó sentado a la orilla del río, a la espera. Cuando llegran los Caballeros, no encontarían a nadie.

Spoiler: Mostrar
¡Gracias por los recordatorios! Ahora… a ver quién puntuaba y quién no…

*Cuenta a los que se han caído, a los que se van…*

B)

Bien, Damocles y Saxor se cayeron pronto y por el camino, ambos porque abandonaron el rol, así que con permiso, no voy a decir nada excepto que ojalá hubierais terminado la trama.

Pasando a los que puntuáis…

Denna

A nivel general no he encontrado problemas, me ha gustado bastante la interpretación de Celeste. Creo que si tuviera que decir algo es que como no he seguido su historia de cerca, me cuesta comprender del todo lo deprimida que está (más allá de por la situación de París, que sí que es horrible). Supongo que refleja más tu incomodidad con cómo estás llevando el personaje, que me has comentado que no te convence. Aun así, me ha gustado bastante leer tus post, en especial el último, si bien creo que te sigue faltando algo de interacción con los NPC y que HS Sora te ha contagiado su culo inquieto para no quedarte en una única historia o zona para completar nada. Mal.

Sobre la interpretación

Como ya he comentado arriba, en sí no tengo problemas. Creo que el culo inquieto de Celeste le viene bien pero que no he podido desarrollarlo por tener que reducir la trama por, ehm, ciertas ausencias. Me hubiera gustado poder aprovechar su actitud y ver qué salía de ahí y siento mucho no haber podido darte la oportunidad. En cualquier caso, me gusta que aprenda de sus errores, que valore un poco mejor lo que es capaz de hacer y que ya no esté tan cegada por el odio. Aunque caiga un poquito en una actitud tsundere (es broma), está bien que sea contradictoria, manipuladora hasta cierto grado y que esconda lo que de verdad quiere expresar.

Ánimo con ella y a ver si consigues devolverla al camino que te gustaría.

Sobre la expresión

¡Muy bien! Puntuación muy buena y gran redacción.



¡Ganas 70 PX! Te quedas, ¡ay!, a 3 PX del nivel 17.


Nell

Ay Nell, los retrasos y casi-faltas te han afectado bastante, al igual que la desgana en muchos post. No han sido malos, pero sí le han faltado alma en muchas partes. Se notaba que te lo pasabas mejor haciendo el tonto con Simbad al principio que durante la parte seria y supongo que en gran medida eso es mi culpa, pero ojalá hubieras hecho post algo más largos.

Sobre la interpretación

Conoces bien a Hana, sabes cómo llevarla y me has sacado muchas carcajadas. La pena son esas tres rondas perdidas donde decidiste no hacer nada y lo pasiva —cosa que no me termina de convencer del toooodo con Hana— que has estado en muchas acciones le han robado bastante fuerza. Como ya te he comentado, se te ha notado más viva con la competición que eliminando a Frollo. No es algo malo, pero tampoco muy brillante. Por otra parte, incluso si ha sido breve, al final has remontado un poco.

¡Pero qué es esa manera de rendirse! ¡Aquí tendría que haber habido batalla por Raphaël al final, insinuaciones de llevárselo a las islas del Destino y más, MUCHO MÁS.

Si es que…

Sobre la expresión

Lo mismo que a Denna, todo muy redondito.


¡Ganas 60 PX y te quedas a 6 PX del nivel 23!



H.S. Sora

No puntúas así que pa’casa.

Ok, ok, a ver, un rápido repaso.

Sobre la interpretación

Creo que aprovechas bien los monólogos internos y eso le da más desarrollo a Saito, con mucha más fluidez y de forma más atractiva. Sigues siendo un poco culo inquieto y no aprovechas (o no sabes hacer que Saito se relacione bien, no sé si porque piensas que los NPC son como en los videojuegos o porque no te sientas un poquito a reflexionar) bien las interacciones con los NPC, lo cual es una pena porque creo que ayudaría a que Saito siguiera cambiando y creciendo. Se ve mucho en el último post y lo poco que ha conseguido con Chloè o con Armand.

Pero por otra parte, está muy bien cómo se relaciona con Nanashi y Celeste. Vamos, que no sales ni aunque te empujen de tu zona de confort. Pero cuando estás en esta, lo haces muy bien. Se te nota cómodo y más centrado. Pero es sacarte de ahí y siento que andas a la defensiva.

Pero has mejorado mucho con respecto a otras tramas, ahora dominas mejor a Saito, se reconoce más su personalidad y te doy mi enhorabuena por ello.


Sobre la expresión

¡Has tomado nota de otras recomendaciones y eso mola! Tus frases están mejor estructuradas, dominas mucho mejor la primera persona y los tiempos para expresar lo que vive el personaje. La puntuación está muy bien. Lo único que, personalmente, te recomendaría es que pusieras las conversaciones de Alice y Saito entrecomilladas.


Orb

Otra que se va a casa sin puntuación pero venga, te comento:

Sobre la interpretación

Me he divertido mucho, muuucho con Simbad, aunque me ha dado pena que en algunas cosas sea un bocazas y en otras (coffRaphaëlcoff) ya se comporte con más cabeza. Me gustan las partes donde has desarrollado los conflictos internos de Simbad y sus reacciones ante los parisinos y cómo se trata a los gitanos. Puede que haya cierta disonancia en ocasiones con la tensión que debería estar sufriendo Simbad y el humor que plasmas, pero es parte del personaje y en general sabes reconocer en qué momentos hay que ser más seria, así que no lo considero un problema. Puede que el final me haya parecido más desangelado y sin ganas, no sé si por mi culpa o porque no sabías bien qué hacer, pero en general ha sido una buena trama.

Sobre la expresión

Ten cuidado porque, aunque en principio no he visto problemas, no se debe usar este signo para las comillas >> sino estos dos: «.»



Y con esto hemos acabado la trama. Me lo he pasado bastante bien y creo que, dentro de lo que cabe, incluso con las faltas y las caídas de personajes, hemos llevado un buen ritmo. Siento que se ha quedado bastante coja y que he hecho un remiendo muy incompleto, pero no tenéis culpa en este aspecto y quitando algunas rondas, lo habéis hecho de maravilla.

Muchas gracias por participar. ¡Volveremos a vernos tras el Global!
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¡Gracias por las firmas, Sally!


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Suzume Mizuno
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