[Agrabah] El día del Juicio

Trama de Malik, Ragun y Saeko

Aquí es donde verdaderamente vas a trazar el rumbo de tus acciones, donde vas a determinar tu destino, donde va a escribirse tu historia

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Re: [Agrabah] El día del Juicio

Notapor Tanis » Dom Feb 04, 2018 6:50 am

Que la cueva me haya enviado para guiarte es una muestra de buena fe

¿Qué clase de buena fe podía existir estando corrupto por el Caos?

Me recuerdas a alguien que conocí hace mucho tiempo, cuando todavía era un niño. Pero ahora, mi espíritu está atado a la cueva. Pronto, la fuerza que lo devora acabará conmigo también.

Malik entornó los ojos, con la vista fija en la puerta.

¿Todavía crees que soy una trampa?

El caballero se internó en el pasillo, siguiendo al espíritu del niño en silencio. No, no lo pensaba, pero nunca había oído hablar de fantasmas atrapados en cuevas mágicas. Suponía que… quizá fue alguien que cayó en la trampa del oro de la cueva. Malik caminó tras los pasos del niño, preguntándose si podría liberar su alma antes de que la boca se cerrase. También se dijo que no tenía tiempo.

Maldijo para sus adentros, sin darse cuenta de que ya no prestaba atención a las montañas de oro y joyas.

Es aquí —dijo el niño de pronto.

Se fijó en las escaleras y contempló la sala, tenso, esperando ver la prueba que tenía que enfrentar. Las escaleras bajaban hasta una plataforma y las paredes no parecían tener fin. La única luz parecía ser magia y no alumbraban más que la plataforma y la escalera.

Entonces le vio. Malik entreabrió los labios, de repente sobrecogido e impresionado.

Imagen


Supo lo que tenía que hacer. Malik desvió la vista del rostro del rey hacia la cimitarra y luego a la daga. Se fijó bien en ella, aunque… Miró al niño cuando notó su mano en el brazo.

Tranquilo. No es más que un espíritu, como yo. Esta no es una batalla imposible.

«No lo tengo tan claro», pensó.

Volvió a mirar a Salomón e inspiró hondo, sintiendo el pequeño apretón que el niño le dio en el brazo de metal. ¿Cómo iba a vencer a un espíritu que no se cansaba? ¿Era lo suficientemente fuerte?

Sus armas también son un espejismo, aunque las heridas que puedan causar, no. Lo digo porque… esa no es la daga que buscas. La auténtica aparecerá cuando le derrotes.

Se dio cuenta de que el niño quería ayudarle, pero que no se lo permitían. ¿Era la cueva o el Caos? Miró hacia arriba, pensando en Aladdin. Se alegró de no haber hecho entrar a su mono a la alfombra. Sí, tenía que ser así. Avanzó un paso, plantando los pies en el primer escalón de bajaba. Estaba nervioso, pero mantuvo la entereza lo suficiente como para que no le temblasen las manos. Miró al niño de nuevo y dijo:

Gracias.

«Si gano, si puedo… intentaré liberarte de aquí.»

Bajó las escaleras, preparando la ballesta del brazo de camino. Daba los pasos lentos, como si así pudiera tener más tiempo para pensar cuando en realidad lo que necesitaba era esa daga ya. No le quedaba mucho tiempo, no le quedaba nada… Al llegar al último escalón y pisar la plataforma, las escaleras desaparecieron. La sala estaba en silencio, un silencio sólo roto por sus pasos. Malik miró a Salomón. La cimitarra era un arma de corta distancia, la daga también, pero podía arrojarla. Si era un espíritu mágico lo averiguaría pronto.

«Debería haber ido por la otra puerta.»

Pero no podía perder, no podía morir.

«Tengo que llevar a Aladdin a salvo a casa. Y a mí también me esperan…»

Cuando Salomón inclinó la cabeza como saludo y deferencia para concederle el primer ataque, Malik realizó una reverencia más pronunciada, a pesar de que aquel, seguramente, no era el verdadero espíritu de Salomón. No le importaba, verdadero o no, todos los contrincantes que mostraban respeto, merecían el mismo.

Atacó sin perder mucho más tiempo.

Conjuró un hechizo Oleaje para cercarlo por la izquierda y dispararle con la ballesta desde la cresta de la ola. Rodearía por la espalda y le embestiría si se quedaba quieto. Si trataba de esquivarlo le perseguiría hasta embestirlo y ponerse cuerpo a cuerpo con el escudo y la Llave-Espada y asestarle un Aturdidor, parando sus posibles ataques. Si algún ataque pasaba la defensa del escudo, se hechizaría una Coraza para pararlo, buscando dejarlo fuera de combate lo más rápido posible.

Spoiler: Mostrar
▪ Aturdidor (HC) [Nivel 8] (Fuerza: 12) Aturde a los enemigos cercanos con un solo golpe, impidiéndoles lanzar ataques físicos.

▪ Coraza (HM) [Nivel 10] [Requiere Poder Mágico: 12]. Crea una coraza frente al personaje temporal que detiene todo ataque físico de menor potencia que ella. Se desvanece enseguida.

▪ Oleaje (HC) [Nivel 15] [Requiere Poder Mágico: 15, Elasticidad: 15] El usuario crea una ola de agua que no sólo le permite desplazarse a gran velocidad alrededor de un enemigo, sino que embiste con la misma.

Si he calculado bien me deberían quedar 23 pm >_<
Avatar de Usuario
Tanis
28. Samurai
28. Samurai
 
Mensajes: 813
Registrado: Mar Feb 19, 2013 10:20 pm
Dinero: 75,353.31
Banco: 15,572.00
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Karma: 5

Re: [Agrabah] El día del Juicio

Notapor Denna » Mar Feb 06, 2018 4:05 am

Saeko


En la oscuridad que le proporcionaba el humo, Saeko tuvo la certeza de que su hechizo había alcanzado algo, pero no oiría a Andrei emitir ningún quejido. De hecho, no oyó nada en absoluto. Apenas tuvo tiempo de ponerse el anillo cuando su enemigo apareció de la nada por su flanco derecho. Llave Espada por delante, Andrei arremetió y acertó a cortarla en el hombro; un ataque que le habría rebanado la cabeza de no haberle esquivado.

Andrei se impulsó hacia delante, obligando a Saeko a retroceder. Sus movimientos eran bruscos y erráticos, nada que ver con la elegancia y la soberbia que había mostrado antes con Yasmín y, cuando levantó el brazo para arrojarle un proyectil de fuego, Saeko notó que su costado sangraba.

Podía deducir dos cosas a partir de eso: que su Glaciar le había acertado, y que Andrei estaba furioso. Tanto que ni siquiera apuntó a la hora de utilizar magia, y la bola de fuego fue incluso fácil de esquivar.

¡Por favor! No irás en serio con eso, ¿no?

Señalaba al anillo. Hasta ese momento, Saeko no se habría dado cuenta con la tensión del combate, pero no le transmitía nada en absoluto. Ninguna corriente de poder, ninguna sensación extraordinaria... Nada. ¿Una ilusión de Andrei?

Si lo fuera, ¿por qué insistía en seguir con el engaño? ¿Era real o... o una trampa para que se confiara?

¿Cómo puedes pensar que eres capaz de utilizar ese anillo? ¿Eh? —Andrei soltó una risotada—. ¿Llevas escondida tanto tiempo que se te ha olvidado cómo funciona la magia o qué? No me hagas reír.

En cualquier caso, Andrei había recobrado la altura y la compostura. Más o menos. Y si quería descubrir si el anillo era verdadero o falso, tendría que presionarle.

Presionarle, entretenerle, darle tiempo a Yasmín y a Genio...

Atenta.

Y Saeko tuvo que soltar su Éter para esquivar una columna de llamas que apareció bajo sus pies. La pócima se rompió y Andrei, desde arriba, sonrió de lado.

¿Qué cara crees que pondrá Ariasu cuando te devuelva a Tierra de Partida en pedacitos?

No iba a dejarla curarse. Iba a jugar con ella, eso estaba claro, pero había tenido ya dos oportunidades de matarla y no las había aprovechado. ¿Esperaba algo? ¿A que Saeko atacara, quizás? ¿A que volviera a intentar recuperarse?

¿O se trataba de algo más?

¿Qué debía hacer Saeko?

Saeko:
VIT: 28/84
PH: 48/56


* * *


Malik


El virote de ballesta atravesó a Salomón, deformando por un momento su imagen cuando se clavó en el suelo detrás de él. Era de suponer que le había causado algún daño pero, si fue así, no reaccionó. Tuvo que hacerlo, sin embargo, cuando la ola se abalanzó sobre él. El espíritu se movió deprisa, como si se deslizara, y se posicionó detrás de Malik en un abrir y cerrar de ojos. La cimitarra le abrió una herida en la espalda, tan deprisa que, para cuando Malik se giró, Salomón ya había vuelto a moverse.

Pero no consiguió bajarle de la ola, y la plataforma no era tan grande como para huir eternamente. Salomón alzó el brazo con el que portaba la daga y el agua chocó con él como el mar contra un acantilado. El Oleaje se deshizo sin causar grandes daños, pero el golpe del Aturdidor y el peso de Malik le alcanzaron de lleno.

El impacto hizo que ambos salieran despedidos hacia atrás. Malik rodó peligrosamente cerca del borde de la plataforma.

Las correas que le unían el escudo al brazo se habían roto. Como a cámara lenta, vio cómo este caía hacia las profundidades.

No escuchó ningún golpe, ningún ruido, nada que indicara que debajo de ellos había algo. Sólo se veía oscuridad, negras tinieblas que no parecían tener fin. No tendría mucho tiempo para contemplarlas ni para lamentarse, pues Salomón ya se había recuperado de la primera acometida. Y estaba listo para una segunda: la hoja de la cimitarra desprendía un brillo azulado.

Salomón se arrojó contra él, rápido como un rayo. No parecía consciente de que se encontraban al borde de un abismo. Puede que no le importara, aunque... en ningún momento había demostrado ser capaz de teletransportarse o de volar.


En todo caso, si Malik no se apartaba, poco importaría nada de aquello. Difícilmente podría su Coraza resistir un embate de Salomón.

Malik:
VIT: 97/132
PH: 23/56


* * *


Ragun


Cuando Saeko, a muchos kilómetros de Ragun y de Badra, preguntó a Yasmín por el anillo, la Princesa se mostró perpleja:

¿Un diamante azul? B-bueno, sí, en palacio hay unos cuantos, pero... Si es por Yafar, creo que sé a cuál te refieres. Pero... es extraño. Fue destruido hace unos años, y Yafar lo sabe. Era un objeto mágico demasiado poderoso para que cayera en sus manos y... ¿A qué viene esto?

Esa fue la información que recibió Ragun. Podía pedir más detalles en otro mensaje pero, por razones desconocidas, Saeko ya no respondería.

Badra, que leía la pantalla por encima de su hombro, frunció el ceño.

Así que destruido, ¿eh? —inquirió, volviéndose hacia Iago.

El loro, atrapado por completo, se apresuró a vociferar:

¡Os lo he dicho! ¡Loco de remate! ¡Ni siquiera se acuerda de cuando Yasmín y Aladdín destruyeron el diamante! —Badra acercó todavía más la daga a su cuello, y los ojos del animal casi se salieron de sus órbitas—. ¡U-u-un momento! Y-y-yo sólo pretendía... Sólo quería ir al palacio para hablar con los queridos sultanes... Estoy... Estoy de su parte, p-por supuesto que lo estoy. ¡Es más! ¡Voy a decir cómo sortear las trampas que hay en la torre! ¡Y las barreras! ¡Os llevaré hasta Yafar, lo juro, pero...! ¡No me matéis!

Ragun ni siquiera tuvo que utilizar su habilidad para que se rindiera. Badra enarcó una ceja y se encogió de hombros, pero no apartó el cuchillo ni un centímetro.

¿Qué clase de trampas hay?

¡D-de todo tipo! ¡Sincorazón! ¡Magia! ¡Explosiones! ¡Sin mí no podríais salir de la torre con vida, ni mucho menos enfrentaros a Yafar! ¡Las barreras...!

Pero un timbre agudo lo interrumpió: el móvil de Ragun. No era Saeko, ni tampoco Malik, sino...

¡Ragun, he encontrado el punto débil de la barrera! —La voz de Lyn sonaba entrecortada, como si... ¿Podía ser que la Maestra estuviera peleando mientras hablaba por teléfono?—. Ahora mismo tengo un ligero... contratiempo, pero está destruida. ¡Adelántate con Badra y aseguraos de entretener a Yafar! ¿Has sabido algo de Malik, Aladdín y esa maldita da...?

La comunicación se cortó en seco, y se hizo el silencio más absoluto al otro lado.

A Badra le temblaba ligeramente el pulso.

¿Crees... que deberíamos ir a buscarla?

Ragun podría pensar que se preocupaba en vano, pero comprendería la razón en cuanto se diera la vuelta.

Los Sincorazón habían desaparecido. Todos. Y si no estaban ahí...

Era una oportunidad de oro para entrar en la torre. Mejor, imposible. No se les presentaría otra igual.

Ragun:
VIT: 200/200
PH: 90/90


* * *


Fecha límite: sábado 10 de febrero
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Denna
29. Dragón
29. Dragón
The Unknowns
 
Mensajes: 852
Registrado: Lun Mar 09, 2015 11:26 pm
Dinero: 522,716.96
Banco: 15,528.00
Ubicación: Invernalia.
Sexo: Femenino
Estantería de objetos
Karma: 2

Re: [Agrabah] El día del Juicio

Notapor Sombra » Sab Feb 10, 2018 2:36 pm

Saeko respondió al teléfono y expliqué la importancia de aquel supuesto diamante del palacio, la mujer le pasó el aparato a Yasmín.

¿Un diamante azul? B-bueno, sí, en palacio hay unos cuantos, pero... Si es por Yafar, creo que sé a cuál te refieres. Pero... es extraño. Fue destruido hace unos años, y Yafar lo sabe. Era un objeto mágico demasiado poderoso para que cayera en sus manos y... ¿A qué viene esto?

¿Cómo que destruido? —apreté los dientes, en mi cabeza rondaba la duda, ¿realmente había sido destruido o era la ilusión de un loco?

¿No puedes contarme algo más de ese diamante? ¿Qué clase de poder tenía? ¿Qué hicisteis con sus restos?


Envié el mensaje sin embargo, no recibí su respuesta, al menos no en aquel momento.

Así que destruido, ¿eh? —Badra se giró hacia Iago un tanto amenazante.

El loro, nervioso no tardó en responder a gritos:

¡Os lo he dicho! ¡Loco de remate! ¡Ni siquiera se acuerda de cuando Yasmín y Aladdín destruyeron el diamante! —La nómada acercó su cuchillo a la garganta del animal—. ¡U-u-un momento! Y-y-yo sólo pretendía... Sólo quería ir al palacio para hablar con los queridos sultanes... Estoy... Estoy de su parte, p-por supuesto que lo estoy. ¡Es más! ¡Voy a decir cómo sortear las trampas que hay en la torre! ¡Y las barreras! ¡Os llevaré hasta Yafar, lo juro, pero...! ¡No me matéis!

¿De verdad? —levanté una ceja.

Obviamente no confiaba en él, ¿qué garantía teníamos de que no iba a llevarnos a una emboscada con más sincorazón? ¿O cómo íbamos a confiar en que no nos enviara directos contra una trampa en vez de decirnos como sortearla? ¿Pero qué más opciones teníamos?

¿Qué clase de trampas hay?

¡D-de todo tipo! ¡Sincorazón! ¡Magia! ¡Explosiones! ¡Sin mí no podríais salir de la torre con vida, ni mucho menos enfrentaros a Yafar! ¡Las barreras...!

Un sonido de timbre interrumpió a Iago, se trataba de mi comunicador, en la pantalla del teléfono pude leer el nombre de Lyn, lo cogí al instante.

¡Ragun, he encontrado el punto débil de la barrera!

¿Lyn, estás bien? —pregunté. La voz de la Maestra sonaba entrecortada, como si estuviese agotada o peleando... O ambas cosas a la vez.

. Ahora mismo tengo un ligero... contratiempo, pero está destruida. ¡Adelántate con Badra y aseguraos de entretener a Yafar! ¿Has sabido algo de Malik, Aladdín y esa maldita da...?

¿Da...? ¡Mierda! —miré mi comunicador. La línea se había cortado súbitamente y ahora solo podía escuchar un sonido intermitente y unas palabras en mi comunicador "Fin de llamada".

La comunicación se cortó en seco, y se hizo el silencio más absoluto al otro lado.

¿Crees... que deberíamos ir a buscarla?

No —contesté tajante, pero no muy seguro de mi negación—. Es probable que romper esa barrera haya alertado a Yafar de algún modo, así que debemos actuar rápido.

"Estará bien, es Lyn al fin y al cabo." pensé para mis adentros y con el puño apretado. Ella lo había dicho, que nos adelantásemos. Teníamos que cumplir nuestra misión por encima de nuestras vidas, debíamos salvar Agrabah.

¿Tal vez los sincorazón que habían desaparecido frente a la torre se habían ido a donde estaba Lyn? No había un mejor momento para adentrarnos hacia allí.

Vamos, y tú te vienes con nosotros. Si haces cualquier tontería dejaré que Badra de degolle, tu decides —miré amenazante a Iago e hice aparecer mi llave espada ahora que la barrera había caído.

Invoqué el Glider para alcanzar la torre y esperé a que la mujer montase en él para alcanzar la entrada por la que había salido Iago. Una vez alcanzásemos la entrada, lo primero que haría sería preguntarle a Iago:

Muy bien, ¿dónde están las trampas?

Utilicé también mi habilidad Instinto Sincorazón para detectar vida dentro de la torre.

Spoiler: Mostrar
▪ Instinto Sincorazón (HC) [Nivel 13] [Requiere Afinidad a Oscuridad] [Personalizada] Ragun expulsa una amplia onda de Oscuridad que le permite detectar los corazones en un radio de diez metros durante un instante. Distingue humanos de animales, e Incorpóreos y Sincorazón de ‘seres completos’.
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Sombra
149. Lingering Sentiment
149. Lingering Sentiment
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 4720
Registrado: Mar Mar 31, 2009 9:01 pm
Dinero: 27,410.40
Banco: 0.00
Ubicación: Behind in the musgo
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 23

Re: [Agrabah] El día del Juicio

Notapor Tsuna » Sab Feb 10, 2018 8:35 pm

Todo sucedió muy deprisa. Cuando la nube de humo se levantó Saeko vio una oportunidad que estaba segura, no volvería a ver dos veces, por ello no lo dudó un instante y convocó un hechizo Glaciar con la intención de pillar a Andrei por sorpresa y herirlo de gravedad. En ese momento sintió que su magia había impactado contra algo, pero no supo decir el qué pues ni vio ni escuchó nada, mas no tardó en comprobarlo cuando al intentar ponerse el anillo sintió una presencia a su lado de forma repentina. Se le agudizaron todos los sentidos en un instante y por inercia evadió un tajo que estuvo a punto de dejarla sin cabeza.

Se trataba del propio Saavedra, que con Llave en mano atacaba sin ton ni son. Saeko se vio forzada a retroceder, evadiendo con extrema facilidad los golpes y los hechizos, entre los cuales pudo acertar a ver el rojo de la sangre. Un sentimiento de profundo alivio la inundó por dentro cuando supo que su hechizo le había dado de lleno en un costado, y no pudo evitar dibujar una sonrisa de satisfacción en su rostro. Sonrisa que no duró demasiado.

Fue entonces cuando, desde una distancia prudencial, se puso el anillo y le amenazó, retándolo, armada de valor y determinación. Cualquiera con dos dedos de frente hubiese pensado que aquello era una temeridad, pero Saeko llevaba años luchando por su mundo, toda la cobardía que hubiese podido sentir en otra situación desaparecía en el campo de batalla. Ella estaba segura de sí misma.

Intentó entonces utilizar el anillo convocando una ráfaga de viento, si era tan poderoso como para detener una plaga de aquel calibre y salvar un mundo, estaba segura que aquello sí podía hacerlo. Pero no sucedió nada, y tampoco le transmitía nada especial. Saeko se miró con seriedad su mano izquierda por un instante, asumiendo dos cosas importantes: no iba a poder contar con el poder del anillo para la batalla, cosa que nunca se hubiese imaginado en primer lugar, y segundo, que ni Andrei ni ella podían usarlo.

¡Por favor! No irás en serio con eso, ¿no?

Una ilusión...

¿Cómo puedes pensar que eres capaz de utilizar ese anillo? ¿Eh? ¿Llevas escondida tanto tiempo que se te ha olvidado cómo funciona la magia o qué? No me hagas reír.

Ante la risotada y comentarios de Andrei, Saeko frunció el ceño y no pudo evitar sentirse un tanto frustrada e impotente. Se concentró y apuntó al muchacho con la palma de su mano extendida, y en un nuevo intento de usar el anillo deseó con todas sus fuerzas que pudiese someter su voluntad, que por arte de magia, Andrei cayese al suelo sobre su propio peso y no fuese capaz de moverse. Tenerlo a su merced.

No pareció suceder nada, sin embargo. Hubiese sido magistral contemplar algo como aquello.

No obstante las palabras de Saavedra sí habían calado en Saeko, en parte su frustración venía por estas... Escondida, sí, ese era el término adecuado, y durante esos cuatro años era cierto que no había seguido profundizando en conocimientos mágicos ni teóricos, puesto que en su mundo no tenía acceso a nada de eso, excepto lo que ella misma se había llevado de Tierra de Partida aquella noche. No quería sentirse ignorante, puesto que había aprendido muchas cosas nuevas, pero el sentimiento de frustración estaba ahí.

Andrei, que empezaba a recuperar la compostura e ignorando sus intentos de usar un anillo que bien podía ser una farsa, se volvió a pronunciar, esta vez con mayor seriedad.

Atenta.

Mientras se tomaba su Éter una columna de llamas surgió de pronto bajo sus pies. Primero sintió un calor intenso bajo ella, y luego el fuego. Saeko gruñó, se apartó tan rápido como pudo y volvió a dedicarle a Andrei una mirada llena de rabia. Ya no solo las quemaduras, sino que también empezó a sentir el escozor del corte que tenía en el hombro y que, debido a la presión, había logrado ignorar hasta entonces. No hacía falta saberlo, a simple vista estaba, Andrei estaba a otro nivel, era por eso que se alegraba de haber aprovechado el primer movimiento, y vista su situación actual todavía le costaba creer que Yasmín hubiese logrado engañarlo. Por un momento, un solo instante, Saeko se puso muy nerviosa ante la posibilidad de perder, pero se esforzó por empuñar su Llave con fuerza, se centró en su enemigo y eso desapareció.

Lo que se preguntó... por qué Andrei se estaba molestando con ella en lugar de ir a por Yasmín directamente.

¿Qué cara crees que pondrá Ariasu cuando te devuelva a Tierra de Partida en pedacitos?

¿Ariasu? Seré yo, que me he vuelto más fría, pero no creo que los sentimientos de antaño sigan siendo los mismos. Estás muy equivocado si piensas que el dolor de la maestra puede afectarme.

Se sentía confusa con Andrei, seguía teniendo esa espinita dentro del pecho que le decía que algo se le estaba escapando, y visto que Saeko quería tenerlo todo bajo control esa sensación le resultaba tremendamente incómoda. Pero tenía que luchar, tenía que ganarle, hacerle frente para cabrearle lo suficiente y lograr que perdiese la compostura. Oh sí, tenía que conseguirlo.

Sabía que no iba a tener respiro, tenía que actuar con rapidez. Aunque sabiendo como era Saavedra, quizá pudiese jugar con las palabras también.

Y bueno, si vas a hacerme pedacitos entonces, Andrei, ¿por qué no me dices de donde has sacado el anillo? ¿Cómo sabías que Yasmín tomaría la decisión de venir a por él? ¿Ha sido cosa de Xihn también? ¡Sorpréndeme!

Dejó que Andrei hablara y le escuchó con atención, pero eso no quitaba que dejara de pensar en su auténtico objetivo. Tenía que pensar en una forma de atacarle, él podía mantenerse en el aire y eso le otorgaba mucha ventaja, sus ataques de hielo a distancia dudaba que fuesen a funcionar sabiendo que él se manejaba bien con el fuego, por lo que, de diversas estrategias y movimientos que analizó con rapidez, se decantó por la última. Era su mejor baza, Andrei estaba allí, delante de ella, en el aire, y tenía que alcanzarle y darle de lleno. ¿Podría lograrlo?

Entiendo... Ahora estate atento tú, quizá esto te traiga recuerdos.

Saeko, concentrada, cerró con fuerza el puño en el que llevaba el anillo y la oscuridad empezó a manar de su cuerpo, primero poca, después en abundancia. Se centró en su rabia, en su impotencia, su frustración y su inseguridad, en la negatividad que la envolvía, ¿porque qué era la oscuridad, sino todo eso? Un torrente de energía oscura estalló en la zona y, para cuando se dispersó, la vestimenta de Saeko ya era distinta. Aquel era un poder que, de ser capaz, prefería mantenerlo al margen y no utilizarlo. La primera vez que lo desató causó estragos, llegando a temerse, pero durante todos esos años se había esforzado por controlarlo, por hacerlo una parte más de sí misma.

El anillo no le había transmitido nada distinto, pero sí lo hacía ese poder. Envuelta por la oscuridad y la gabardina azabache, Saeko miró con seriedad a Andrei y puso su plan en marcha al instante. Echó a correr unos pasos y pegó un salto, invocando su Glider y montando sobre el mismo, disparó un hechizo Hielo y echo a volar a toda velocidad, momento en el que disparó otro hechizo Hielo hacia su enemigo, sin darle cuartel.

A pesar de ser un truco bastante predecible esperaba que Andrei estuviese centrado en los dos hechizos, los cuales había disparado desde posiciones distintas y dudaba que pudiese derretirlos con un solo hechizo de fuego, aunque tampoco eran tan complicados de esquivar, por lo que, ganando velocidad con su Glider, Saeko rodeó al chico y disparó una Bomba oscura. Sabía que Andrei podía evadirla, o desaparecer y aparecer en cualquier otro lado, por esa razón estuvo preparada para lanzarse a por él con un Aturdidor cuando eso pasara.

Lo más probable era que su maniobra la obligara a saltar del Glider para impactar directamente sobre él, estuvo preparada para girar sobre el suelo cuando cayese sobre el mismo y asegurarse un aterrizaje seguro. No dudó en tomarse una Ultrapoción de inmediato. Si lograba acertar a Andrei con el Aturdidor, cosa complicada pero quién sabía si posible, tomaría los Éteres que hiciesen falta para recuperarse y usaría su Prisión oscura sobre él para retenerlo. En caso contrario intentaría recuperar su poder mágico con los Éteres del mismo modo, pero estaría expectante y muy atenta a los movimientos de Saavedra, manteniéndose en movimiento constantemente para evitar columnas de llamas o lo que fuera, con sus sentidos a flor de piel, muy tensa. Si no podía recuperarse, desde luego que no lo haría.

Spoiler: Mostrar
Y es en este momento cuando me arrepiento de no haberle dado la onda expansiva a la bomba (?)

-Saeko utiliza su estilo Corrupción, que sale 10PH

-Saeko utiliza los Copos de Nieve de su inventario para los hechizos Hielo (utiliza 2).

-Tras la oleada de ataques Saeko usará la Ultrapoción como prioridad, después se tomará los Éteres que hagan falta para recuperarse por completo, si puede, porque le va a dar prioridad a los ataques de Andrei antes que a las pócimas.

Bomba negra (HM) [Nivel 28] [Requiere Afinidad a Oscuridad; Poder Mágico: 45] Saeko materializa y lanza un gran cúmulo de oscuridad concentrada, provocando una fuerte explosión de cinco metros de radio al impactar sobre cualquier superficie o tras un periodo de tiempo de cinco segundos. Aquellos que se encuentren dentro del radio de la explosión sufrirán ceguera durante dos rondas.

Aturdidor (HC) [Nivel 8] (Fuerza: 12) Aturde a los enemigos cercanos con un solo golpe, impidiéndoles lanzar ataques físicos.

Si Saeko logra recuperarse y acertar a Andrei con el Aturdidor, utilizará Prisión Oscura para dejarlo inmovilizado.

Prisión oscura (HM) [Nivel 22] [Afinidad a Oscuridad; Poder Mágico: 40] El usuario invoca cinco estacas de oscuridad, de dos metros de longitud y medio de anchura que ensartan desde diferentes direcciones a su objetivo. El usuario puede escoger entre herir o capturar. Duran dos rondas, aunque se pueden destruir con luz o fuerza de igual o superior nivel.

En el último minuto me ha surgido la duda sobre si el Glider se podía usar o no para pelear, pero espero que no haya problemas si lo uso para moverme a través del aire. Cualquier cosa y edito.
Avatar de Usuario
Tsuna
57. Ferrocustodio I
57. Ferrocustodio I
The Unknowns
 
Mensajes: 1680
Registrado: Mar Ene 03, 2012 5:12 am
Dinero: 691,216.48
Banco: 0.00
Ubicación: Perdida en el océano.
Sexo: Femenino
Clan: The Unknowns
Estantería de objetos
Karma: 17

Re: [Agrabah] El día del Juicio

Notapor Tanis » Lun Feb 12, 2018 3:23 am

Malik vio cómo caía el escudo al abismo. Sentía la espalda caliente y mojada, por la sangre que manaba de la herida abierta. Su magia no parecía hacer nada y Salomón era demasiado fuerte. Era una ilusión, un espíritu, y ese niño dijo que podía vencerlo.

«¿Cómo?»

Recordaba la ola y la daga, el agua se había deshecho con demasiada facilidad, pero el Aturdidor, a pesar de no noquearlo, sí le había pillado por sorpresa. Levantó la mirada, incorporándose y levantándose como pudo, aún con la Llave en la mano. Con escudo o sin él, tenía que ganar. Demostrarle a la Cueva que podía conseguir esa daga. Por eso, cuando vio que Salomón se precipitaba hacia él tan rápido como un destello, no pensó, dejó que su cuerpo actuara solo. No podía pensar, no tenía tiempo para pensar.

Pero se le ocurrió una idea. Si sus golpes no le hacían tanto daño, necesitaba hacer otra cosa.

Utilizaría un Impulso para apartarse de la trayectoria del espíritu, hacia la derecha, lo suficiente para que no le tirase al vacío. Entonces, si Salomón se detenía en el borde, utilizaría una Serpe Acuática para empujarlo al abismo. No sabía si funcionaría, si caería o se desvanecería y volvería a herirle. Por si acaso y sólo por si acaso, se tomaría un éter y se apartaría del nuevo ataque de Salomón con otro Impulso.

Spoiler: Mostrar
Perdón por el post corto, me pilló la Japan y tenía mucho sueño ;_;

Malik se bebe un éter y usa:

▪ Impulso (HC) [Nivel 5] [Requiere Velocidad 8, Elasticidad 8] Permite realizar una propulsión, tanto aérea como a nivel del suelo, para moverse más rápido por un pequeño trecho de espacio.

▪ Serpe acuática (HM) [Nivel 11] [Requiere afinidad a Agua; Poder Mágico 21]. Invoca a una serpiente de dos metros y medio de largo y 40 cm de grosor que adquiere vida propia y perseigue a un enemigo, estallando contra él. Sirve también para objetos fuera de combate. Por ejemplo, mantener pulsado un interruptor que funcione a peso.
Avatar de Usuario
Tanis
28. Samurai
28. Samurai
 
Mensajes: 813
Registrado: Mar Feb 19, 2013 10:20 pm
Dinero: 75,353.31
Banco: 15,572.00
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Karma: 5

[Agrabah] El día del Juicio - Ronda #6

Notapor Denna » Mié Feb 14, 2018 3:49 am

Saeko


Y bueno, si vas a hacerme pedacitos entonces, Andrei, ¿por qué no me dices de donde has sacado el anillo? ¿Cómo sabías que Yasmín tomaría la decisión de venir a por él? ¿Ha sido cosa de Xihn también? ¡Sorpréndeme!

Andrei la miró y —puede que para su sorpresa— se echó a reír.

Sabía que muchos Caballeros no teníais el don de la labia, pero no me imaginaba que fuera algo tan… extendido.

A la pullita le siguieron tres columnas de fuego que obligaron a Saeko a salirse del camino. Cayó al piso inferior, y Andrei la siguió de cerca.

Mira, me dais tanta lástima que te daré un pequeño adelanto: ¡los palacios no son infranqueables! Antes la Orden realizaba misiones de infiltración. ¿Crees que en estos cuatro años no nos hemos asegurado de cubrirnos en los diferentes mundos? —preguntó, sacudiendo la cabeza—. Tenemos ojos y oídos en todas partes. Y no podéis hacer nada. Ni siquiera os dais cuenta.

Entiendo... Ahora estate atento tú, quizá esto te traiga recuerdos.

Saavedra se limitó a bostezar mientras Saeko cambiaba. Ni siquiera intentó evitar el proceso de transformación, tan solo contemplaba la escena con algo que distaba bastante de ser curiosidad. Quizá solo quería observar hasta qué punto era capaz de llegar la Caballero.

Por un momento, cuando acabó de cubrirse con las ropas, algo brilló en los ojos del general de Xihn. Era difícil saber de qué se trataba, pero convirtió su sonrisa impertinente en una fina línea blanca. Ninguna emoción se veía reflejada, igual que cuando había sido un Incorpóreo.

Y Saeko lo asaltó, empezando por dos Hielo que hubieran impactado, de no ser porque Andrei se limitó a disparar un naipe gigante que atrapó ambos hechizos sin dificultad. Lo bueno fue que el tamaño de la carta le permitió acercarse con el Glider y disparar su bomba, que alcanzó el costado de Andrei.

Pero al abalanzarse contra él para tratar de acertar su Aturdidor, comprobó que no había sido cegado. Y que estaba muy, muy cabreado. La rodilla de Andrei encontró el estómago de Saeko justo en el momento en que ella le rozaba con la habilidad, doblándola en una arcada y derribándola. El Sol, real o no, arrancó un destello a la Llave Espada de Andrei cuando apuntó al cuello de la chica.

¿Sabes? —Terminó la pregunta con otra patada en el estómago. Si se movía, le pisaría sin el menor reparo la mano con la que iba armada. Un movimiento en falso y le destrozaría la muñeca—. No mereces llevar esas ropas. Pero, eh, ¡adelante! —exclamó, recuperada la sonrisa—. Es tu problema. Supongo que todos estos años te habrán estancado todavía en aquel absurdo Reaper's Game.

»Te compadezco. No sabes cuánto.


En aquel momento, algo sacudió el laberinto y obligó a Andrei a apartarse. El temblor provenía encima de ellos. El general de Xihn frunció el ceño y se acercó, como si Saeko ya no supusiera ninguna amenaza; momento que podría aprovechar para curarse. Si alzaba la vista, vería que se dirigía al pasillo en el que había estado el símbolo de los ángeles… solo que ahora ya no había rastro de él. Era como si lo hubieran engullido, para bien o para mal.

Las manos de Andrei recorrieron la pared. Fue en vano. Ni la magia ni los golpes hicieron que el símbolo o el camino volvieran a aparecer.

Hora de contraatacar. Si bien la prisión no llegó a darle problemas, sí que ayudó a Saeko a comprobar que los movimientos de su rival volvían a ser algo erráticos. Alguna de las estacas había estado a punto de atravesarle, distraído como estaba. Quizá podía intentar volver a usar el poder del anillo a su favor, quizá reaccionaría frente al estímulo necesario...

Entonces Andrei se llevó una mano al mismo dedo en el que Saeko tenía el anillo.

Respondiendo a tu pregunta de antes, no. No lo encontré. —Se estiró un poco, el sonido de algunos huesos crujiéndose reverberó por la estancia—. Quería llevarme a la Princesita lo más rápido posible, y evitarme distracciones como esta. Cuánto lo siento.

Al volver a mirar su propia mano, Saeko ya no lo tendría puesto.

¡Sal de dónde quiera que estés o me encargaré de pintar todo el laberinto con su sangre! —vociferó Andrei entonces. A ¿Yasmín?—. ¡Sé que estás aquí y te acabaré encontrando!

Saeko se daría cuenta de que su costado seguía sangrando, algo más que antes. Si lo presionaba un poco más quizás… ¿O era mejor salir corriendo ahora que podía? ¿O quizá esperar a que Genio interviniera mientras ella lo distraía? Había que tener en cuenta que, en apenas dos movimientos, Andrei había tenido el destino de su vida en sus manos.

Pero le gustaba jugar. ¿Y si utilizaba eso en su favor?

Saeko:
VIT: 13/84
PH: 0/56 [3 éteres retirados]


* * *


Malik


Malik fue rápido en impulsarse, por suerte para él, y la ilusión de Salomón parecía demasiado obcecado en atacarle como para pensar en una estrategia. Aunque la hoja de la cimitarra no llegó a tocarle, el resplandor azulado le había rozado y fue suficiente como para que su coraza estallara en pedazos.

Tardó sólo un instante. ¿Qué habría pasado si le hubiese alcanzado?

No llegaría a descubrirlo. En ese momento, Salomón dejó una brecha que Malik pudo aprovechar. La serpiente se dirigió contra el antiguo monarca, que lanzó la falsa daga en su dirección. La criatura mágica lo esquivó, y eso provocó que se clavara en la pierna del Portador. Tras eso, viendo que la magia no se había visto afectada, colocó la cimitarra a modo de protección.

El poder principal de la explosión se lo llevó el arma, pero fue suficiente como para que perdiera el equilibrio y cayera. Los duros ojos del hombre se quedarían clavados en la retina de Malik por mucho, mucho tiempo.

El sonido de unos aplausos le devolvería a la realidad.

Enhorabuena. Te has defendido bien.

Al darse la vuelta, se encontraría con que otra serie de peldaños le llevaba directamente hacia dónde él le esperaba. Al tenderle la mano para estrechársela, algo resplandeció en ella. La daga.

Te la has ganado. —Sonrió el niño, aunque una mueca de dolor le hizo doblarse por la mitad. Se abrazó a sí mismo y, con una triste mirada, comprobó que empezaba a desaparecer. Como un auténtico espíritu—. D-Deberías darte prisa…

Pronto entendería el porqué de todo aquello. La cueva parecía empezar a desmoronarse. Si no se daba prisa, quedaría atrapado dentro para siempre.

¡Sígueme!

Para una velocidad impropia de lo que parecía que era un niño, se las ingenió para que Malik tuviera que sudar la gota gorda para alcanzarle. El oro, las joyas y todo lo que había contemplado en su ida empezaba a fundirse, provocando que tuvieran que andarse con ojo por donde fuera que pisaban.

Al llegar, sin embargo, la boca de la Cueva de las Maravillas había empezado a cerrarse y a llenarse de Corrupción. Su particular guía la dirigió una última mirada y le apretó las manos con suavidad. Malik apenas notó nada.

Ojala pudiera haberte conocido antes.

Cerró los ojos y, con esfuerzo, las fauces volvieron a abrirse. Malik tuvo que valerse de otro Impulso para que no fuera en vano. Si se daba la vuelta, comprobaría como una multitud de grietas aparecían en el cuerpo del niño.

Y aun así le sonreía.

*


Lo siguiente fue una vorágine de sucesos que confundieron a Malik. Tras su despedida, la Cueva había desaparecido. ¿Para siempre? Quién lo sabía. En la arena, había maltrecho Aladdín, pálido y helado. Abú le sacudía para tratar de despertarlo, y alfombra hacía otro tanto para que el joven recobrara la consciencia.

Despertó a los pocos minutos, temblando con violencia pero sano y salvo.

P-Perdóname. Por un momento pensaba que... que esa cosa iba a llegarme al cerebro y…

Sacudió la cabeza y se miró las manos. Quedaban rastros de los finos hilos de Caos que la Cueva había desprendido. Se perdían bajo las mangas de su ropa y asomaban por su cuello. Aladdín tenía la mirada perdida, como si estuviera sorprendido, y sólo salió del trance en cuanto se fijó en la daga de Salomón.

¿La has conseguido? —Asintió, satisfecho, y una trémula sonrisa se dibujó en sus labios—. Tenemos que... ir a ayudar a tus compañeros con Yafar. Es el único modo de averiguar cómo deshacer el hechizo. V-vámonos.

¿Vámonos? Aladdín no estaba herido y parecía despejarse por momentos, pero quizás un enfrentamiento con Yafar sería demasiado para él. Quizás incluso peligroso. ¿Le afectaría la Corrupción igual que a los demás, a pesar de lo ocurrido con la Cueva? La alfombra volvió a despegar, esta vez más deprisa. Tardaron un rato en recorrer la distancia hasta la torre, un rato en el que Malik podía decidir si merecía la pena que Aladdín los acompañara o si intentar convencerle de que se quedara atrás. Quizás en el palacio... Pasarían cerca de Agrabah, después de todo. Podía quedarse en las afueras, en el peor de los casos. La alfombra le obedecería.

La torre humeaba con intensidad, y cuando estuvieron a punto de alcanzarla se detuvieron en seco.

Lyn. Era ella sin duda, un puntito rodeado de un tumulto de Sincorazón. Y no la dejaban avanzar. A pesar de que no tenía verdaderos problemas para acabar con ellos, no dejaban de aparecer más y más para entorpecerle el paso. Tardaría demasiado en llegar a la torre por su cuenta.

Pero quizá era mejor así. Si todos estaban ocupados con ella, significaba que dentro no podía haber demasiados contratiempos, ¿no? Y Malik tenía la daga que necesitaban para amedrentar a Yafar. En su mano estaba si ir a ayudarla o si adentrarse por la ventana de la que surgía el humo.

Malik:
VIT: 132/132
PH: 56/56 [Éter retirado]


Spoiler: Mostrar
Si Malik decide ir directamente a la torre, se encontrará con el final del post de Ragun.


* * *


Ragun


Badra no insistió en que fueran a buscar a Lyn, aunque no sería difícil para Ragun darse cuenta de que no era el único angustiado por el tema. El perturbador silencio que habían dejado los Sincorazón no era para menos.

Iago obedeció y se comportó, mientras que en Glider se acercaban a la entrado que el animal había utilizado antes para salir.

Muy bien, ¿dónde están las trampas?

¡Albricias! ¡Si fuera un detector de trampas me habría dado cuenta de que estabais ahí! —Bufó, removiéndose como podía—. No puedo decirte de memoria cada ubicación, soy sólo un loro. Pero cuando vayas a abrir una puerta que no debes puedo avisarte para que no acabemos hechos todos picadillo.

»Además si te lo dijera ahora, ¿tendríais algún motivo para no matarme?

Badra parecía pensar en acabar con todo ahí mismo, pero no dijo nada. Y Ragun estaría ocupado intentando descifrar lo que su habilidad le había mostrado.

El Maestro recibiría extrañas señales de vida de lo alto de la torre. Pero eran… confusas. Se correspondían a las de un humano, pero si se trataba del antiguo visir real, quizá las especulaciones de Iago sobre que se estaba volviendo loco no iban muy desencaminadas. Aunque quizá más que loco estuviera… enfermo. Aquel corazón era como una llama muy frágil envuelta en oscuridad. Parecía que un débil soplido podría apagarla para siempre.

No parecía haber rastro de nadie ni nada más en la torre: Ni humanos ni Sincorazón. Pero, claro, si el hombre podía hacerlos aparecer a su antojo, quizá lo que querían era que se confiaran. O quizá todos estaban luchando contra Lyn.

Era hora de descubrirlo por ellos mismos.

El camino que sortearon no fue nada del otro mundo. Gracias a la colaboración del loro, por supuesto. La primera vez, al poco de entrar habían estado tentados a subir por unas escaleras que parecían llevar directos a dónde fuera que se escondía Yafar.

Y cuando intentaron coger esa ruta, a pesar de las advertencias del loro, una roca gigante estuvo a punto de aplastarlos contra la pared de fondo.

¡Os lo dije! —masculló, hinchando pecho—. Yafar ha encantado toda la torre, no todas las escaleras ascienden ni todas las puertas te llevan hasta donde deberían. Y dese luego, lo más obvio esconde trampas como esa.

El resto del trayecto fue tranquilo, dentro de lo normal. Toda la torre parecía estar iluminada por el mismo tono rojizo, y el mismo aroma casi asfixiante que penetraba por todos sus poros. Y sobre todo notarían el hedor de magia, uno que indicaba que algo no iba bien.

Les daría la impresión de estar dando vueltas por el mismísimo infierno. Después de unos diez minutos, Iago hizo el ademán menos sutil y discreto que pudo para indicarles que se detuvieran. Señaló como pudo la puerta que tenían frente a ellos, y luego puso una especie de mueca que les recordaría de inmediato a Yafar.

Ragun podría comprobarlo utilizando de nuevo su habilidad. O habría podido hacerlo, si la puerta no hubiera salido despedida dejando un gran y enorme boquete en ella.

¿Asssí que pretendíasss traicionarme viejo amigo?

Algo destrozó la pared, y la sala empezó a deformarse a una velocidad tan rápida que mareó a Ragun, Badra y Iago por igual. Para cuando se recuperaron, alguien les miraba desde las alturas. Y entonces un círculo enorme de fuego se encendió bajo ellos.

Imagen


¿Penssssábais que no iba a darme cuenta de quién trataba de detectar mi corazzzzzón?

De un golpe de cola el Glider de Ragun salió despedido, y tuvieron que maniobrar muy bien para no acabar estrellándose contra las llamas.

¿Qué hacemos ahora? Os dije que el viejo estaba turuleta, pero pensaba que no llegaría a tanto.

Contra todo pronóstico Iago seguía allí, y parecía dispuesto a ayudarles.

¡No soisss rivaless para mí!

Ragun seguiría teniendo la sensación de que a Yafar le ocurría algo. A pesar de su imponente forma, y su despliegue de magia, no parecía estar del todo bien. Badra sacó sus armas, y empezó a observar algún punto flaco que la criatura pudiera tener.

A simple vista no parecía que hubiera nada que hacer, salvo ganar tiempo hasta que Lyn o la daga llegaran. Aunque quizá…

¿Y si había alguna manera de que Yafar se calmara? Quizá había algo que ignoraran, algo que pudiera evitar una masacre al pelear contra una serpiente gigante cabreada y capaz de escupir fuego.

Había que decidirse. Quizá fueran capaces de someterla entre los tres presentes, quizá no.

Ragun:
VIT: 200/200
PH: 77/90


* * *


Fecha límite: domingo 18 de febrero
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Denna
29. Dragón
29. Dragón
The Unknowns
 
Mensajes: 852
Registrado: Lun Mar 09, 2015 11:26 pm
Dinero: 522,716.96
Banco: 15,528.00
Ubicación: Invernalia.
Sexo: Femenino
Estantería de objetos
Karma: 2

Re: [Agrabah] El día del Juicio

Notapor Tsuna » Dom Feb 18, 2018 10:00 pm

Ante la provocación de Saeko, Andrei no hizo más que reír.

Sabía que muchos Caballeros no teníais el don de la labia, pero no me imaginaba que fuera algo tan… extendido.

Fue inmediato, tres columnas de llamas amenazaron con surgir de nuevo bajo sus pies y Saeko, que se vio acorralada, vio como una única salida retroceder hasta un nivel inferior del laberinto. Por supuesto, era eso o terminar calcinada. Tampoco quería alejarse demasiado del camino con el símbolo pero mientras tuviese la atención de Andrei no le importaba demasiado, sentía que todo iba saliendo como quería.

Una vez en el piso inferior miró a Andrei con dureza, seguía muy tensa.

Mira, me dais tanta lástima que te daré un pequeño adelanto: ¡los palacios no son infranqueables! —fue un momento un tanto incómodo, como si le hubiesen tirado un jarro de agua fría encima—. Antes la Orden realizaba misiones de infiltración. ¿Crees que en estos cuatro años no nos hemos asegurado de cubrirnos en los diferentes mundos? Tenemos ojos y oídos en todas partes. Y no podéis hacer nada. Ni siquiera os dais cuenta.

Desde que había vuelto a La Orden sentía que no pintaba demasiado, puesto que no le había quedado otra opción que regresar de forma forzada, más bien parecía una especie de mercenaria. Simplemente trataría de ayudar en todo lo que pudiera, o incluso dar su vida como lo estaba haciendo en ese momento, pero en ningún momento se había planteado la idea... de que los maestros, que llevaban cuatro años lidiando con Xihn y los mundos, no tuviesen los cabos atados. Parecía que la situación no dependía exclusivamente de ellos, sino de absolutamente todos. Y eso se le quedó bien grabado en la cabeza.

Tenía que cambiar el chip, aunque quizá ya fuera tarde, uno de los generales de Xihn ya estaba delante de ella amenazando su vida.

Fue en ese momento cuando Saeko, acorralada, decidió probar con una pequeña estrategia para intentar acertarle. En el fondo quiso creer que de verdad lo conseguiría y fue por ello que, ignorando a Andrei, completó su transformación y se puso en marcha. Lanzó dos hechizos Hielo desde posiciones distintas, esperando que Andrei se centrara en cada uno por separado, aunque no le hiciese falta moverse, solo necesitaba su atención. Pero en cuanto usó una de sus cartas Saeko frunció el ceño, recordando que también era capaz de hacer algo como eso.

Pero todavía puedo conseguirlo...

Sin perder ni un segundo ni dejándose amedrentar por aquel suceso inesperado, rodeó a Andrei con velocidad aprovechando el tamaño de la carta y disparó una Bomba negra, aquello no era un hechizo básico, sino uno más potente, Andrei tendría que reaccionar de algún modo. Fue una suerte que le alcanzara en un costado, y Saeko no se lo pensó dos veces, preparó su Llave y con un impulso saltó hacia él, le iba a dar de lleno.

O eso pudo haber sucedido, el rodillazo en el estómago dolió bastante y Saeko no fue capaz de contener un gemido cargado de dolor. Su habilidad por alguna razón no le cegó, pero sí le dejó de muy mal humor. En cuanto vio el destello en la Llave de Andrei se sintió amenazada de verdad, sabía que en cualquier momento podía arrebatarle la vida, pero había tenido que correr ese riesgo todo ese tiempo, ¿no?

¿Sabes? —la patada que vino a continuación terminó por hacer que Saeko desistiera, se quedó allí tirada, expectante y pensativa, a la espera de lo que pudiese venir a continuación y esperando la más mínima oportunidad para volver a jugársela al general—. No mereces llevar esas ropas. Pero, eh, ¡adelante! Es tu problema. Supongo que todos estos años te habrán estancado todavía en aquel absurdo Reaper's Game.

»Te compadezco. No sabes cuánto.


Bueno, ella no había pedido esa clase de poder, pero sí era cierto que todo el tema de Aaron la tuvo consternada un tiempo, era algo difícil de olvidar después de los sucesos en el Castillo del Olvido. Y el Reaper's Game lo veía ya muy lejano, no era algo que la afectase en la actualidad. Miró a Andrei a los ojos y sospechó por alguna razón que era él quien estaba estancado, que era por eso por lo que se había dejado dominar por Xihn... Ahora no era más que una marioneta sin voluntad. Xihn esto, Xihn lo otro...

Quien no lo ha podido superar eres tú, Saavedra...

El corazón de Saeko dio un vuelco cuando un temblor sacudió todo el laberinto. El gitano se distanció de ella y, con lo que le pareció un gesto de preocupación, se dirigió hacia el camino donde antes había estado el símbolo. Saeko tardó unos instantes en ponerse en pie, todavía se sentía resentida por los golpes y las magulladuras, y había consumido bastante magia.

Un pensamiento le vino a la cabeza... Ariasu. Un pinchazo de culpabilidad la hirió por dentro cuando recordó lo que había tenido que decir, pero si se dejaba llevar por los sentimientos, como quería Saavedra, no hubiese podido armarse de determinación para hacer lo que había hecho y mantenerse centrada. Una vez en pie se tomó una Poción y logró recuperar parte de su poder mágico. Siguió entonces a su enemigo, con cuidado, manteniendo una distancia considerable y sin ningún arma encima, éste parecía buscar algo en la pared, parecía nervioso, o al menos su cabeza andaba en un sitio muy lejano. Saeko también estaba confusa, si Yasmín había tomado ese camino significaba que podía tener en su poder lo que fuera que hubiese al final, pero dejó de lado las teorías y se centró en Andrei, usando su Prisión oscura para intentar inmovilizarlo. Mas no lo logró, puesto que estuvo más veces a punto de atravesarle que de atraparlo.

Respondiendo a tu pregunta de antes, no. No lo encontré. Quería llevarme a la Princesita lo más rápido posible, y evitarme distracciones como esta. Cuánto lo siento.

No pudo evitar sentirse un poco estúpida cuando se miró la mano y vio que el anillo ya no existía, pero la incertidumbre y el nerviosismo también desaparecieron, a Saavedra ya no le quedaban más cartas, ya estaba todo encima de la mesa, ni secretos ni mentiras. La Caballero, que todavía miraba su mano, se sobresaltó cuando escuchó al muchacho vociferar delante de ella.

¡Sal de dónde quiera que estés o me encargaré de pintar todo el laberinto con su sangre! ¡Sé que estás aquí y te acabaré encontrando!

Saeko sintió por un momento que la situación había dado un vuelco muy importante, que Andrei no iba a dudar en matarla de verdad si daba un paso en falso, no podía seguir con sus provocaciones, ni intentar llamar su atención como lo había hecho hasta ahora, no, él ya no estaba para eso. La presión se acumuló dentro de su pecho, a punto de estallar, si ella moría... Yasmín, que al parecer estaba cerca, no tendría escapatoria. Tenía que pensar en algo y rápido.

Pues te daré más cartas para que sigas jugando.

Te imaginaba más centrado. —exclamó entonces, asegurándose de que hablaba en voz alta para que se la escuchara bien en los alrededores, en un intento de atraer la atención del general... y de los que estuviesen por allí—. Pensaba que alguien como tú, Andrei, sabría aprovechar una situación como esta para jugar, ya sabes... al gato y al ratón. —esbozó una ligera sonrisa.

»¡Yasmín, los portales! —vociferó entonces.

Saeko hizo un pequeño esfuerzo por recordar el mapa de Genio, lo veía borroso, pero recordaba más o menos la estructura que tenía. Entonces echó a correr al más cercano, y si el gitano intentaba impedirselo usaría sin problemas un hechizo Glaciar bajo su posición, con la idea de retenerlo, frenarlo, o incluso herirlo. Si Yasmín y los demás andaban cerca, Saeko esperaba que la hubiesen escuchado y captado su idea: usar el propio laberinto en contra de Andrei. No tenía ni idea de qué eran aquellas zonas oscuras, ni si estarían a salvo una vez dentro. No tenía forma de saber dónde estaba Yasmín pero sí podía intentar ponerla a salvo mediante los portales, a menos que lo que encontrase en ellos fuese mucho peor.

Era una situación crítica, bien podían tener suerte o bien podían no tenerla. Solo pensaba que, de tener a Genio al lado, sí podría dar ideas más concretas, como volverse invisibles o usar barreras, aunque Andrei podía convocar Sincorazón y eso no terminaría sirviendo de mucho, pero Saeko confiaba en que desde el otro lado pudiesen hacer uso de sus habilidades y recursos, tal y como lo habían hecho hasta ahora para conseguir... lo que fuera que hubiesen conseguido.

Con el corazón a punto de salirse de su pecho, Saeko se adentró corriendo en el portal oscuro más próximo y esperaba que, de algún modo, Yasmín, Genio y Rajah hiciesen lo mismo. ¿Terminarían encontrándose, o lo haría antes Andrei? Era una auténtica locura.

Spoiler: Mostrar
Socorro, help.

Saeko se toma una Poción y dos Éter en cuanto Andrei va a mirar el muro. Y una vez grite lo de meterse en los portales, si Andrei intenta ir tras ella de inmediato o está a punto de cazarla, usará un hechizo Glaciar para frenarle o herirle. Sobra decir que si Andrei pilla a Yasmín y va a por ella, Saeko no se meterá en la oscuridad.

Entiendo también que el estilo lo sigo teniendo activo. (?)

Poción x 1
Éter x 2

Glaciar (HM) [Nivel 28] [Afinidad a Hielo; Poder Mágico: 45] Saeko invoca del suelo y en un punto en concreto, que abarca cinco metros de radio, una enorme cantidad de estalagmitas heladas de gran tamaño, elevando en el aire o atravesando a los enemigos que encuentre. Se deshacen de inmediato tras el ataque.
Avatar de Usuario
Tsuna
57. Ferrocustodio I
57. Ferrocustodio I
The Unknowns
 
Mensajes: 1680
Registrado: Mar Ene 03, 2012 5:12 am
Dinero: 691,216.48
Banco: 0.00
Ubicación: Perdida en el océano.
Sexo: Femenino
Clan: The Unknowns
Estantería de objetos
Karma: 17

Re: [Agrabah] El día del Juicio - Ronda #6

Notapor Sombra » Lun Feb 19, 2018 3:04 am

¡Albricias! ¡Si fuera un detector de trampas me habría dado cuenta de que estabais ahí! —Se quejó el animal—. No puedo decirte de memoria cada ubicación, soy sólo un loro. Pero cuando vayas a abrir una puerta que no debes puedo avisarte para que no acabemos hechos todos picadillo.

»Además si te lo dijera ahora, ¿tendríais algún motivo para no matarme?

¿Que "solo eres un loro"? —Contesté con desdén imitando lo que había dicho antes el molesto animal.

Me concentré en las señales que me llegaban con mi habilidad del Instinto Sincorazón sin embargo no llegué a entenderlas del todo. Había un humano, sí... Seguramente Yafar, pero su corazón era demasiado débil, casi me costaba distinguirlo pese a estar en el radio de mi habilidad. Aquello solo podía significar que tenía que estar muriendo o algo así, ¿era aquella la fuente de la locura que había mencionado Iago? ¿O había algo más? Aquel corazón parecía como envuelto en tinieblas que cada vez opacaban más haciendo desaparecer para siempre su luz.

Seguramente no le quedaba mucho.

No detecté más señales de vida excepto la de mis propios acompañantes. No había más enemigos tampoco, lo cual era tranquilizador... A medias. Un fugaz pensamiento hizo que viese a Lyn por un instante, uno que hizo que me tentase virar el vehículo y volver a las ruinas... Pero a aquellas alturas no podía dar marcha atrás.

Más le valía estar sana y salva. No podría perdonarme perder a otro camarada.

***


Avanzamos por el camino que nos señaló Iago tras estar a punto de ser aplastados por una roca gigante por no fiarnos de él. A partir de ese suceso empezamos a confiar en él, aunque solo un poquito.

¡Os lo dije! —había dicho el loro—. Yafar ha encantado toda la torre, no todas las escaleras ascienden ni todas las puertas te llevan hasta donde deberían. Y dese luego, lo más obvio esconde trampas como esa.

No hubo tantas trampas como nos temíamos al principio, aunque toda la torre por alguna razón tenía un sofocante color rojizo que me hacía sentir ansioso y alerta en todo momento, no por nada el rojo me recordaba a la sangre y era universalmente conocido como el color que señalizaba "peligro", y eso añadido a que estábamos en la guarida de un poderoso hechicero no podía ser nada bueno y menos cuando todo el lugar apestaba a magia.

Avanzamos durante un buen rato, hasta que de golpe Iago se detuvo y dio un chillido para que nos quedásemos quietos. Frente a nosotros había una puerta e hizo una mueca como diciendo que al otro lado nos esperaba Yafar, sin embargo no tuvimos que ir nosotros a comprobarlo, pues cuando la pared y la puerta estallaron en mil pedazos junto a una siseante y tétrica voz supimos al momento que habíamos llegado a nuestro destino.

¿Asssí que pretendíasss traicionarme viejo amigo?

La estancia empezó a deformarse desorientándonos y antes de que pudiésemos darnos cuenta estábamos rodeados por llamas y por encima de nosotros... Una enorme serpiente.

Imagen


¿Penssssábais que no iba a darme cuenta de quién trataba de detectar mi corazzzzzón?

Solté un grito cuando sentí un fuerte golpe contra el glider que nos lanzó a Badra y a mí al suelo. El vehículo retornó a su forma de Llave Espada y la llamé rápidamente a mi mano.

¿Qué hacemos ahora? Os dije que el viejo estaba turuleta, pero pensaba que no llegaría a tanto.

Sonreí un poco viendo que Iago no parecía tan cambiachaquetas como me pensaba.

¿Qué puedes contarnos de él Iago? —Respondiese o no seguiría hablando después—: Vuela a un lugar seguro y ten cuidado.

¡No soisss rivaless para mí!

Puede que no contra su magia, pero aún así yo sabía algo que a lo mejor él no. ¿Y si lo aprovechaba a mi favor? Si supiese lo que le pasaba...

Yafar fue visir, se transformó en Genio y destruyeron su lámpara, lo que le hizo perder su poder como djinn y lo devolvió a su forma humana... ¿Acaso al perder su forma de Genio había perdido algo más?

Yafar, ¿qué pretendes con todo esto? —alcé mi voz, agarré mi llave espada con ambas manos de forma defensiva, preparado para bloquear o esquivar sus ataques si decidía no escucharme. Si captaba un mínimo el interés del antiguo visir y me escuchaba seguiría hablando—. Si peleas, incluso si ganas... El esfuerzo posiblemente te mate a ti también, ¿merece la pena? Puede que seas poderoso, pero tu corazón no y está sucumbiendo. Antes de morir los tres en una pelea sin sentido... Hablemos, te haré una serie de preguntas y las contestarás, después tu podrás hacer lo mismo y te responderé lo mejor que pueda.

»Dependiendo de lo que digas tal vez podamos llegar a un acuerdo. Lo primero es que quiero saber por qué te has encerrado en este lugar, más que planear un ataque parece que simplemente querías morir aquí dentro fortificando todo cuanto pudieses este lugar, ¿por qué? Iago mencionó un diamante azul en el palacio de Agrabah, sin embargo está ya roto. ¿Para qué lo necesitabas exactamente y por qué pensabas que todavía estaba bien? ¿por qué le hiciste eso al hechizo de la barrera de la antigua sultana Kamra provocando que se desatase la plaga? ¿Pretendes destruir Agrabah? Y por último, ¿qué es lo que te está pasando?

Si el lugar era amplio y Yafar decidía atacarnos activaría mi segundo estilo y haría aparecer un Lado Oscuro para que nos ayudase en combate, si el lugar era demasiado pequeño activaría mi primer estilo y activaría e invocaría una oleada de demonios directa contra él. Hiciera lo que hiciera, si el combate empezaba al utilizar mis habilidades me bebería un éter de inmediato.

Spoiler: Mostrar
Si Yafar decide no escuchar a Ragun y ataca, pero el lugar es suficientemente amplio Ragun se transforma en su segundo estilo y utiliza la siguiente habilidad:
▪Lado Oscuro [Nivel 40] Ragun invoca un Lado Oscuro que lucha a su lado que sigue sus ordenes durante dos rondas.

Si lo mismo, pero el lugar es demasiado pequeño Ragun se transforma en su primer estilo y utiliza la siguiente habilidad: ▪ Oleada de demonios (HM) [Nivel 40] [Personalizada][Requiere Afinidad a Oscuridad; Poder Mágico: 40] El personaje atrae y controla una marabunta de sincorazón sombra que se mueven como un único ente. La oleada de demonios puede desplazarse por el aire y por el suelo a gran velocidad durante una ronda y finalente lanzarse contra un objetivo causándole graves daños. Los sincorazón tras atacar a un enemigo desaparecen.

Nota: Recuerdo que la activación del primer estilo es de 10 PHs, pero no recuerdo la del segundo estilo.
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Sombra
149. Lingering Sentiment
149. Lingering Sentiment
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 4720
Registrado: Mar Mar 31, 2009 9:01 pm
Dinero: 27,410.40
Banco: 0.00
Ubicación: Behind in the musgo
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 23

[Agrabah] El día del Juicio - Ronda #7

Notapor Denna » Jue Feb 22, 2018 2:20 am

Saeko


¡Yasmín, los portales!

Andrei enarcó las cejas ante el grito de Saeko y se puso en guardia, esperando un ataque por algún flanco, y por eso tardó un segundo en entender la auténtica estrategia. Fueron unos segundos preciosos. Saeko recortó la distancia hasta el primer portal en apenas un instante, y el Glaciar hizo el resto. Oiría un quejido a sus espaldas, pero apenas tuvo tiempo de girarse y ver a Andrei atrapado entre las estalagmitas. El portal la engulló, y el mundo a su alrededor se volvió oscuridad.

Apareció en un pasillo pobremente iluminado y con olor a… Bueno, eso demostraba que seguían bajo tierra, sí, daba igual qué tipo de ilusión decorara el exterior. Un movimiento captó su atención; una bestia se precipitaba contra ella, pero una voz familiar la detuvo en el último instante.

¡Saeko! ¿Te encuentras bien?

Yasmín la rodeó con los brazos, y Rajah la empujó con la cabeza en un gesto cariñoso. Parecía como si la discusión que habían tenido pocos minutos atrás no hubiese existido nunca. No muy lejos de ellas, Genio carraspeó y saludó a Saeko con la mano.

Siento interrumpir, pero deberíamos darnos prisa y empezar a pensar en un plan.

Y les mostró la ventana que había abierto delante de él. Una imagen difusa de Andrei, que había derretido con su magia de fuego el glaciar de Saeko y se curaba las heridas. Tenía mal aspecto, pálido y débil, y el rostro contraído de rabia.

Le he pedido a Genio que te tuviera vigilada —explicó Yasmín con timidez—. No queríamos dejarte sola, pero al cruzar el portal…

He notado la presencia del anillo. Del anillo de verdad, quiero decir. Se encuentra cerca.

Ya hemos entendido por qué nadie hasta ahora lo había recuperado. Mira esto.

La sultana tiró de su mano para que recorriera el pasillo junto a ella. Entonces, Saeko pudo apreciar lo que había en las paredes: pinturas, grabados, toda clase de imágenes de djinns, hechiceros, humanos y monstruos. Una serie de símbolos complementaban los dibujos. Letras. Era la historia de Agrabah. De la antigua Agrabah, o puede que de un tiempo todavía más antiguo.

Pero eso no era lo que Yasmín quería enseñarle. Con Genio pisándoles los talones, giraron una esquina, atravesaron otra cortina de niebla y llegaron a la cámara que habían estado buscando.

Esta es Eshe —susurró Yasmín, con un temor reverencial—. La esposa de Salomón y… la madre de Kamra. Mi antepasada.

La estatua se erigía en mitad de la sala. Rodeada de flores y bañada en una luz blanca, no se parecía a nada que hubiera visto antes. Era una djinn, claro. Una reina djinn. Yasmín casi vibraba de emoción a su lado. La estatua desprendía un aura de poder casi visible en el aire. Irradiaba calma, e incluso… ¿Bienestar?

Spoiler: Mostrar
Imagen


Sólo se podía acceder a esta mediante la magia de un djinn y la sangre de un descendiente de Salomón. Nadie más podría haber accedido aquí.

Podrán ahora que el sello se ha roto —advirtió Genio, deshaciendo la imagen de Andrei con un gesto. La tranquilidad del ambiente se vio perturbada un momento. El camino hasta ahí no tenía pérdida, y Andrei sabía por qué portal había escapado Saeko. Volverían a tenerle encima en cuestión de minutos.

Voy a conseguir el anillo. Creo… Creo que sé cómo hacerlo. Vosotros intentad detener a Andrei. Fuera, en el pasillo, o tendiéndole una trampa aquí. Rajah os acompañará.

Yasmín buscó a Saeko con la mirada y asintió. Confiaba en ellos.

Ahora, ¿era posible emboscar a Andrei? Seguro que estaría alerta. Pero, por la misma razón, contenerle e impedir que se acercara a Yasmín iba a ser difícil, aunque no imposible. ¿No? ¿Y dejar a Yasmín sola? No había ningún peligro aparente en la sala y, de todos modos, la sultana sabía defenderse por su cuenta…

Yasmín ahogó una exclamación al tocar el anillo. Una luz blanca surgió de él y se elevó hasta desaparecer.


* * *


Malik


Aladdín pareció aliviado al ver que Malik no parecía dispuesto a dejarlo atrás. Se acomodó todo lo que pudo en la alfombra, agotado como estaba, y permaneció en silencio todo el viaje. Si Malik no le echaba un vistazo de vez en cuando, podría haber jurado que dormía.

Por eso, quizás, el chico se sorprendió un poco cuando le cedió la daga. La cogió con cuidado, casi con miedo, y la miró de hito en hito hasta que Malik anunció que se quedaba con Lyn.

¿Estás…?

No terminó la pregunta. Respiró hondo, asintió, y agarró con más firmeza la daga.

De acuerdo. La usaremos para acabar con Yafar. Buena suerte.

La alfombra despegó de nuevo, esta vez rumbo a la enorme torre roja, y Malik se vio a solas frente a una marabunta de Sincorazón.

Lyn, que acababa de darse cuenta de su presencia, dio un grito de entusiasmo:

¡Eh! ¡Has salido con vida de la Cueva! ¿La has conseguido?

Un Sincorazón chocó contra su armadura, pero la Maestra lo repelió de una estocada. Con un gruñido audible, le ensartó la Llave Espada.

Tendrías que haber ido directamente a la torre, puedo encargarme de esto —le reprochó—. Pero ahora ya no hay forma de remediarlo. ¡Vamos!

Lamentablemente, el número de Sincorazón iba aumentando, daba igual cuántos eliminaran. Eran como una hidra. Incluso Lyn parecía algo cansada; ¿cuánto tiempo llevaba en esta situación?

Los Sincorazón les obligaban a retroceder cada vez más. Formaban una barrera infranqueable hasta la torre.

Entonces ocurrió algo. Algo que cambió las tornas.

Una luz blanca cruzó el cielo y descendió hasta ellos, justo en medio de la marabunta de Sincorazón. Al instante, estos empezaron a desaparecer como si nada, uno a uno. A medida que se desvanecían, ambos pudieron ver —no sin cierta sorpresa—, que la luz había tomado la forma de un niño.

¡Gracias! —exclamó, radiante de felicidad.

Y así, con su ayuda, el último Sincorazón desapareció de su camino.

Lyn bajó el arma, confundida.

¿Esto es cosa tuya? —preguntó a Malik. Luego meneó la cabeza—. Da igual. Creo. Vamos a aprovechar lo que quiera que sea esto para entrar en la torre y...

La Maestra se interrumpió y sacó el móvil de inmediato, que sonaba. Frunció el ceño, pálida como una sábana y, sin decir nada, le mostró el contenido a Malik:

Al intersticio. Ahora. Os mando coordenadas.


No creo que Ryota haya mandado esto por nada. Al menos uno de nosotros debería ir, o... Mierda. No podemos abandonar Agrabah así como así.

Lyn miró angustiada hacia la torre. Era de suponer que Ragun había recibido el mismo mensaje... pero ¿y Saeko?

¿Y qué ocurría con el resto de sus compañeros? Lyn tenía razón, abandonar Agrabah sin más podría ser... Desastroso, por decirlo de forma suave.



* * *


Ragun


Yafar, o mejor dicho la serpiente, se quedó moviendo la cola de un lado para otro mientras Ragun hablaba. El fuego seguía subiendo, pero por el momento no era nada peligroso si no entablaban batalla… y por ahora ninguno de los presentes parecía interesado en ella.

«Sigue siendo un gran hechicero, lo suficiente como para despellejaros si se vuelve en su forma humana… no sé por qué ha adoptado esta, pero mejor para vosotros. Si sobrevivís a esta acordaos de mí, panda de botarates, ¿eh?»



Habían sido las últimas palabras de Iago antes de que, con una pequeña inclinación de cabeza, volara hacía atrás, alejándose del fuego. Aún así, le oirían toser de vez en cuando. Después de todo, parecía que se quedaba con ellos.

Las cosas parecían ir bien. Badra seguía en tensión, esperando una acometida que nunca llegó. Lo que si sucedió es que Ragun tuvo que interrumpir parte de su monólogo cuando el humo empezó a hacerse insoportable.

Deberíassss coger un poco de aire, muchacho.—La sonrisa en los labios del antiguo visir lo decía todo: estaba débil, sí, pero podía apañárselas bastante bien.

No se mostró sorprendido por que conociera su condición, pero tampoco parecía complacido por ello. Siseó un poco y se acercó hasta los márgenes del fuego frente a ellos, y al llegar estos se deshicieron para que pudieran verle bien.

Esssta fortaleza iba a sser mi refugio para todo: las plagass y… aquel al que vosotross llamáisss Xihn. Pero lo habéisss essstropeado todo de nuevo.

Iago mencionó un diamante azul en el palacio de Agrabah, sin embargo está ya roto. ¿Para qué lo necesitabas exactamente y por qué pensabas que todavía estaba bien?

¡El diamente essstá bien! —exclamó, furibundo, produciendo un leve temblor bajo sus pies—. ¡Lo están essscondiendo porque no quieren que lo encuentre!

¿Por qué le hiciste eso al hechizo de la barrera de la antigua sultana Kamra provocando que se desatase la plaga? ¿Pretendes destruir Agrabah? Y por último, ¿qué es lo que te está pasando?

Con un rápido movimiento, atrapó a Ragun y lo atrajo hacia sí enroscando su cola en el cuerpo del hombre. Ésta era fuerte, y apretaba tanto que no le dio tiempo a siquiera evocar alguno de sus estilos. Badra ahogó un chillido a la par que arrojaba una de sus dagas contra Yafar. A pesar de que se clavaron en la piel escamosa de la serpiente, no pareció que le hiciera efecto alguno.

Essstate quietecita y no le haré daño.

Era cierto. La presión había disminuido un poco, pero no le dejaba margen al Maestro para actuar. Le vigilaba cerca, y a las primeras de cambio no dudaría en aplastar todos sus huesos como si nada. Los ojos hipnóticos de la serpiente se clavaron en él.

¿Por qué querría desstruír mi propio mundo? —escupió una peligrosa llamarada que le pasó por encima de la cabeza a Ragun, chamuscándole un poco el pelo—. Lo que quería era que la gente echara a la rata callejera y a su Princesssita de Palacio. Yo llegaría con la sssolución y sería el Sssultán, el gobernante de Agrabah. ¡Y essso ssolo sssería el principio!

»¡Esstoy cerca de convertirme de nuevo en Djinn! ¡Uno libre! ¡O lo esstaba hasssta que se esse maldito poder sse me essscapó! ¡Lo essstá corroyendo todo a sssu passso!

¿Hablaba del Caos? Era difícil saberlo en aquellas circunstancias tan extrañas. Pero si así era, entonces las cosas empezaban a cobrar sentido. Yafar había intentado experimentar con el propio poder del Caos en su cuerpo, pensando que quizá así conseguiría un poder como el que había poseído antaño… y en su lugar, había terminado así.

Los ojos de la criatura estaban cada vez más desorbitados. Y de pronto apretó el agarre que tenía con Ragun. Gracias a la resistencia que tenía aguantaría un poco, pero a este paso acabaría espachurrado en el suelo si no hacía algo.

¡Ya sssé! ¡Osss entregaré a Xihn! Ssseguro que ssserá capaz de curarme, y másss ofreciendo vuestrasss vidaaas! Sssolo tengo una pregunta para ti Caballero:

»¿Te arrepientesss de algo?

¡De no haber hecho esto antes!

*



Les había costado ponerse un poco en situación, entre todo el alboroto que se había formado. Aladdín había entrado en escena a tiempo, blandiendo la daga y apuñalando a la serpiente por la espalda.

Aladdín estaba al límite de sus fuerzas, pero la daga había servido su propósito. Aunque la herida era pequeña en comparación con su cuerpo, Yafar no pudo mantener más su forma, desmayándose en el acto y quedando en la forma del antiguo hechicero que todos conocían. La torre tampoco aguantó, pues debía estar manteniéndose con alguna clase de vínculo mágico ligado a Yafar. Resultado: pronto se vieron rodeados únicamente por la arena del desierto y las ruinas sobre las que se había edificado la gran torre.

¡Salvadle! ¡Necesita ayuda!

Iago estaba al lado de su… ¿Maestro? ¿Amo? ¿Qué se suponía que eran?

La herida que Aladdín le había abierto era grande y profunda. Sin algún tipo de cuidado mágico no sobreviviría. El loro había rebuscado entre las ropas del antiguo visir, y sostenía algo temblando. Tenía los ojos humedecidos.

¡Está enfermo, ayudadle! ¡Esto es lo que estabais buscando!

Aladdín parecía algo absorto, sentado sobre la arena con la mirada desenfocada. Badra se le acercó, pero, viendo que no reaccionaba, desistió pronto. Entonces se acercó a Iago y le quitó el pergamino de las manos. Contenía lo que parecía ser un hechizo. ¿El que salvaría Agrabah?

Ragun, por su parte, tendría que tomar una rápida decisión: curar a Yafar o dejarle morir sin más. Yasmín había ordenado su asesinato, pero ¿podría serles útil de alguna forma todavía?

Tendría que averiguarlo rápido. Su móvil le indicó que tenía un mensaje de Ryota. Uno muy curioso, cuanto menos.

Al intersticio. Ahora. Os mando coordenadas.


* * *


Fecha límite: domingo 25 de febrero
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Denna
29. Dragón
29. Dragón
The Unknowns
 
Mensajes: 852
Registrado: Lun Mar 09, 2015 11:26 pm
Dinero: 522,716.96
Banco: 15,528.00
Ubicación: Invernalia.
Sexo: Femenino
Estantería de objetos
Karma: 2

Re: [Agrabah] El día del Juicio

Notapor Tsuna » Lun Feb 26, 2018 12:40 am

Aun con el corazón latiendo a toda velocidad Saeko intentó llamar la atención de Andrei, sabía que podía acabar con ella en cualquier momento, parecía desesperado por llevarse a Yasmín, a rastras si hacía falta, pero estaban dentro de un laberinto, podían usarlo para desorientarlo o incluso perderle la pista. Y gritó con la intención de que todos se adentraran en los portales. Saeko por supuesto se temió lo peor y esperó que el general de Xihn captase su plan al instante, pero por suerte no fue así y ganó unos segundos muy valiosos.

Corriendo hacia el portal más cercano lanzó su hechizo de hielo y escuchó al gitano quejarse en la distancia, solo fue capaz de mirar por el rabillo del ojo durante un pequeño instante antes de adentrarse en la oscuridad, esperando encontrar cualquier cosa: Sincorazón, trampas mortales, tumbas antiguas protegidas por magia... Lo primero que percibió fue la falta de luz en comparación con la zona en la que había estado hasta ahora, y aquel olor tan fuerte no tardó tampoco en alcanzarla, se vio obligada a arrugar la nariz y tapársela con la mano al instante. Luego avanzó con paso lento, teniendo mucho cuidado en dónde pisaba o en lo que había al frente.

Creo que empiezo a entender mejor este sitio...

Al parecer seguían bajo tierra, dentro de la tumba. Saeko se sintió sorprendida unos momentos por la capacidad de aquel lugar para alterar la propia realidad o la percepción de la misma, le recordó a la magia del Castillo del Olvido. No obstante la Caballero no pudo seguir pensando en todas esas cosas cuando percibió la presencia de algo moviéndose en su dirección, se le puso el cuerpo en alerta de inmediato e invocó su Llave Espada por instinto. No lograba ver bien lo que era aquella criatura, pero eso dejó de importar cuando se detuvo al escuchar una voz que ya reconocía.

¡Saeko! ¿Te encuentras bien?

Yasmín se precipitó sobre ella y la abrazó, acompañada de un cariñoso empujón por parte de Rajah. Saeko esbozó una sonrisa y se sintió un tanto aliviada e incómoda por partes iguales, no estaba acostumbrada a un trato tan... cercano con los demás. Lo de menos era la discusión que habían tenido hacía un rato, seguían siendo compañeras y amigas, por lo que, todavía con su sonrisa llena de confianza apoyó su mano derecha en el hombro de la princesa y asintió.

Sí, estoy bien. Y por lo que veo, a vosotros no os ha ido tan mal tampoco.

Siento interrumpir, pero deberíamos darnos prisa y empezar a pensar en un plan.

El carraspeo de Genio la devolvió a la realidad. El Djinn materializó una ventana desde la cual Saeko pudo ver a Andrei recuperándose, en muy mal estado y muy enfadado. Frunció el ceño y se volvió a llenar de preocupación, les iba a perseguir hasta el fin del mundo.

Le he pedido a Genio que te tuviera vigilada —Saeko abrió los ojos con sorpresa por un momento, pensando en la conversación que había tenido con Andrei sobre Ariasu, le incomodó la idea de que escuchara eso—. No queríamos dejarte sola, pero al cruzar el portal…

Entonces habían dejado el camino del símbolo de lado... Desconocía hasta qué punto eso podría afectarles en el futuro, y de momento no merecía la pena pensar sobre ello.

He notado la presencia del anillo. Del anillo de verdad, quiero decir. Se encuentra cerca.

Ya hemos entendido por qué nadie hasta ahora lo había recuperado. Mira esto.

Sin mediar palabra Yasmín tiró de Saeko y esta se dejó llevar por inercia, ambas recorrieron el pasillo, decorado por dibujos de hechiceros y djinns de toda clase. Saeko contempló las paredes y las inscripciones con asombro, en cierto modo le imponía el pensamiento de estar presente ante la historia completa de Agrabah, no dejaba de ser un lugar sagrado. Terminaron atravesando otra cortina y alcanzaron lo que se trataba de una cámara en cuyo centro se erigía una estatua. Saeko lo notó al instante, el ambiente irradiaba una paz y una serenidad inusuales.

Esta es Eshe. La esposa de Salomón y… la madre de Kamra. Mi antepasada.

Spoiler: Mostrar
Imagen


La estatua, imponente, se encontraba rodeada de flores y era cubierta por una luz blanca que le daba, más si cabía, una importancia y valor incalculables.

Eshe... —murmuró Saeko en voz baja, en un intento de grabar el nombre en su memoria. A continuación hizo una ligera reverencia a modo de respeto.

Sólo se podía acceder a esta mediante la magia de un djinn y la sangre de un descendiente de Salomón. Nadie más podría haber accedido aquí.

Podrán ahora que el sello se ha roto.

Saeko supo lo que significaba eso, y no eran buenas noticias.

Voy a conseguir el anillo. Creo… Creo que sé cómo hacerlo. Vosotros intentad detener a Andrei. Fuera, en el pasillo, o tendiéndole una trampa aquí. Rajah os acompañará.

Yasmín miró a Saeko con determinación y esta asintió. Entonces la princesa se acercó hasta el anillo y se desvaneció en una luz blanca. La Caballero no tenía dudas acerca de su seguridad, sabía que de algún modo su presencia era absoluta dentro de la tumba, quizá fuese incluso la única en poder cumplir la tarea de conseguir el anillo y utilizarlo.

Saeko cerró los ojos por un momento, meditando las opciones que tenía ante sí. Andrei venía preparado, lo sabía, e intentaría cualquier cosa para lograr sus objetivos, debía tener eso en cuenta. Y tenía el presentimiento de que no iban a poder detenerlo si luchaban en el pasillo o fuera de la cámara, la terminaría alcanzando tarde o temprano, y quién sabía, quizá pudiesen utilizar el poder que irradiaba la estatua de Eshe en su beneficio, aunque Andrei también podía intentar destruirla, pero si quería a Yasmín esa no sería la mejor de sus opciones desde luego.

Encaró a Rajah y Genio una vez se decidió por luchar allí mismo.

Tengo el presentimiento de que Andrei alcanzará esta cámara pase lo que pase. —comentó mientras se adelantaba hasta la zona de la entrada, por donde habían entrado y debía encontrarse la cortina, entonces se agachó y tocó con los dedos la superficie—. Ya me ha visto luchar y conoce mis habilidades, no le pillaré por sorpresa más veces. Ha perdido la paciencia y no se andará con miramientos, le enfrentaremos aquí, y sobre todo debemos mantener la calma. —miró entonces a Genio con seriedad—. Genio, ¿están tus poderes muy limitados en este lugar? Necesito, por ejemplo... que puedas transformar esta porción de suelo en barro, ¿te ves capaz de hacerlo?

Esperó una respuesta por su parte y prosiguió.

En cuanto eso suceda, ¿podrías materializar grilletes de piedra y muy pesados en sus muñecas y tobillos? No es necesario dejarlo inmovilizado, pero sí que al menos pierda gran parte de su capacidad de movimiento, eso nos dará mucha ventaja sobre él. Si te ves muy limitado, prefiero que uses los grilletes directamente. ¿Y sería mucho pedirte un último favor? Una barrera mágica, como la de antes, pero que resista los hechizos más potentes. —esperó un momento y añadiría—. Necesito que puedas darlo todo, si no perderemos a Yasmín.

Se puso en pie, se acercó a Rajah con una sonrisa y le acarició la cabeza sin pensarlo mucho, intentando mostrar confianza. Lo cierto era que en el fondo estaba nerviosa y volvía a sentir esa presión dentro del pecho, la presión de estar entre la vida y la muerte, no podían dejar ningún cabo suelto.

Me gustaría que pudiésemos capturarlo con vida, pero para eso habrá que dejarlo en las últimas. Aunque si no queda otro remedio acabaremos con él.

Saeko había mantenido las dudas hasta ese momento, cuando se vio obligada a decir aquello. No era poco el tiempo que había pasado buscando venganza por lo sucedido a su padre y a su mundo, era lo único que andaba buscando hasta que se enteró que alguien ya se la había cobrado matando a Dark Light, y ahora pertenecía a La Orden, en realidad no tenía poder de decisión sobre sus propios deseos si interferían con las misiones que le encomendaban. Matar a Andrei... todo ese tiempo en la tumba había intentado capturarlo para luego meditar qué hacer con él, no estaba segura de si asesinarlo solo para sentirse más satisfecha consigo misma, o si por el contrario entregarlo a Tierra de Partida e intentar sonsacarle información de Xihn y el Reino de la Oscuridad. Quería decantarse por esta última posibilidad, pero si no le quedaba más remedio acabaría con él.

Y tú, pequeño, me gustaría que no entraras en batalla a menos que se ponga muy peligroso, deberías esconderte detrás de la estatua y pillar a Andrei por sorpresa, ¿eh? —le dijo entre mimitos. No se le daba muy bien hablar con animales y desconocía si entendería lo que quería decirle, le dedicó una mirada a Genio en un intento de transmitirle esta idea, a ver si él podía hacer algo al respecto para que Rajah entenderia lo que pretendía. No era plan de que el tigre saltara hacia un general de Xihn capaz de escupir llamaradas a la primera de cambio.

Luego se adelantó hasta el centro de la cámara, frente a la estatua, y se mantuvo preparada con la Llave Espada.

Yo le encararé primero, si me ve a mí se confiará. De resto, Genio, si te ves capaz de atacar con hechizos elementales será suficiente.

Saeko se mantuvo allí, ante la estatua y de pie, enfrentando la cortina plateada por la que aparecería Andrei en cuestión de momentos. Genio era el primero en empezar su plan: barro y grilletes para inmovilizarlo en la tierra o ralentizar su capacidad de movimiento, si eso funcionaba ella utilizaría Prisión oscura para herirle desde atrás, sentía que cualquier ataque frontal no iba a funcionar, en especial si era de hielo. Tampoco podía descartar que invocara Sincorazón para que le ayudaran en combate, pero si la situación se ponía peligrosa Rajah saldría a combatir también aprovechando el factor sorpresa.

Si todo salía bien Andrei ni siquiera tendría una posibilidad, era el plan ideal, además, la energía que desprendía la estatua de Eshe podía darles cierta ventaja, ¿lograría calmar a Andrei? Sonaba absurdo, pero era un lugar sagrado, no le parecía descabellado.

Spoiler: Mostrar
Si hace falta MP Saeko se sigue dopando con los Éter de su inventario.

Prisión oscura (HM) [Nivel 22] [Afinidad a Oscuridad; Poder Mágico: 40] El usuario invoca cinco estacas de oscuridad, de dos metros de longitud y medio de anchura que ensartan desde diferentes direcciones a su objetivo. El usuario puede escoger entre herir o capturar. Duran dos rondas, aunque se pueden destruir con luz o fuerza de igual o superior nivel.
Avatar de Usuario
Tsuna
57. Ferrocustodio I
57. Ferrocustodio I
The Unknowns
 
Mensajes: 1680
Registrado: Mar Ene 03, 2012 5:12 am
Dinero: 691,216.48
Banco: 0.00
Ubicación: Perdida en el océano.
Sexo: Femenino
Clan: The Unknowns
Estantería de objetos
Karma: 17

Re: [Agrabah] El día del Juicio - Ronda #7

Notapor Sombra » Lun Feb 26, 2018 5:57 pm

Iago obedeció y retrocedió, no sin antes soltarnos una frase importante:

«Sigue siendo un gran hechicero, lo suficiente como para despellejaros si se vuelve en su forma humana… no sé por qué ha adoptado esta, pero mejor para vosotros. Si sobrevivís a esta acordaos de mí, panda de botarates, ¿eh?»


¿Por qué habría querido tener esa forma entonces? ¿Era simplemente para intimidar? No tenía sentido, salvo que lo hubiese hecho para evitar pelear.

Empecé a hablar lentamente y con firmeza, aunque el humo terminó por interrumpirme haciéndome toser.

Deberíassss coger un poco de aire, muchacho.—sonrió con su boca reptiliana.

Yafar se acercó al fuego, que se apartó para dejar pasar su cabeza y que pudiésemos verle bien.

Esssta fortaleza iba a sser mi refugio para todo: las plagass y… aquel al que vosotross llamáisss Xihn. Pero lo habéisss essstropeado todo de nuevo.

Lo que me temía, tal vez habría sido mejor dejarlo ahí dentro sin más.

Iago mencionó un diamante azul en el palacio de Agrabah, sin embargo está ya roto. ¿Para qué lo necesitabas exactamente y por qué pensabas que todavía estaba bien?

¡El diamente essstá bien! —exclamó muy seguro—. ¡Lo están essscondiendo porque no quieren que lo encuentre!

¿Eran los delirios de un moribundo o sus palabras guardaban algo de verdad? Las dudas asaltaron mi mente, cuando me reuniese con Yasmín y Aladín tendría que insistirles más.

¿Por qué le hiciste eso al hechizo de la barrera de la antigua sultana Kamra provocando que se desatase la plaga? ¿Pretendes destruir Agrabah? Y por último, ¿qué es lo que te está pasando?

Yafar lanzó su cola a mi alrededor y me envolvió sin que yo pudiese defenderme, solté un quejido y vi como Badra lanzaba una de sus dagas contra el hechicero, sin embargo éste ni pareció inmutarse.

Essstate quietecita y no le haré daño. —Amenazó.

Noté como la presión que ejercía a mi alrededor disminuía, aunque no lo suficiente como para que pudiese actuar.

Hazle caso, Badra —le pedí entre dientes. Sabía que estaba a su mercez y que si alguno de los dos actuaba sin pensar... Bueno, no pretendía morir aplastado... Aunque tal vez me pudiese pegar a las sombras de su cola para escapar utilizando la Evasión Sombría, pero por ahora me la guardaría.

La serpiente clavó sus ojos en mí.

¿Por qué querría desstruír mi propio mundo? —soltó junto a una llamarada que estuvo muy cerca de freírme la cabeza. De hecho, pude notar un leve olor a pelo quemado—. Lo que quería era que la gente echara a la rata callejera y a su Princesssita de Palacio. Yo llegaría con la sssolución y sería el Sssultán, el gobernante de Agrabah. ¡Y essso ssolo sssería el principio!

»¡Esstoy cerca de convertirme de nuevo en Djinn! ¡Uno libre! ¡O lo esstaba hasssta que se esse maldito poder sse me essscapó! ¡Lo essstá corroyendo todo a sssu passso!

Corroyendo... Por como lo decía y teniendo en cuenta la situación en todo el intersticio se me ocurrían un par de posibilidades: Había experimentado con el Caos, o tal vez la Corrupción... ¿O ambas tal vez?

Yafar era muy engreído, no sería de extrañar que pensase que podría ponerse por encima de aquella energía... Una energía que ni el propio Xihn podría mantener totalmente controlada por lo que habíamos descubierto en nuestra expedición. El hechicero había sido un necio.

Y de golpe, como si hubiese sido capaz de leer mis pensamientos bastante despectivos hacia él sentí como el agarre empezaba a fortalecerse y la presión aumentaba. No sabía si podría escurrirme con las sombras, pero no iba a esperar a comprobar si iba a seguir apretando o no.

¡Ya sssé! ¡Osss entregaré a Xihn! Ssseguro que ssserá capaz de curarme, y másss ofreciendo vuestrasss vidaaas! Sssolo tengo una pregunta para ti Caballero:

»¿Te arrepientesss de algo?

—¡Evasi...! —empecé a recitar, sin embargo me vi interrumpido por otra voz que se alzó por encima de la mía.

¡De no haber hecho esto antes!

Los ojos de Yafar se pusieron en blanco y su cuerpo empezó a mutar, cuando quise darme cuenta caí al suelo y la torre se hizo añicos.

Aladdín había entrado a tiempo y le había asestado una puñalada con la daga mágica capaz de matar al hechicero poniendo punto y final a sus poderes, pero seguía vivo.

¡Salvadle! ¡Necesita ayuda!

Iago, el ave que nos había ayudado voló hacia nosotros de forma suplicante. Rebuscó entre su ropa y sacó algo de su túnica negra: Un pergamino.

¡Está enfermo, ayudadle! ¡Esto es lo que estabais buscando!

Observé con lástima la escena. A pesar de que Yafar era un villano y debía pagar por ello, no me sentía bien viendo como alguien suplicaba por su vida, pero entonces recordé lo que había intentado hacer en la torre, los planes que tenía para Agrabah... No, aunque lo sentía mucho por Iago y por un instante sentí que desistiría...

Iago, lo siento pero Yafar va a morir —sentencié, aunque seguí hablando tratando de justificarme no solo como algo que debía hacer porque la sultana lo había ordenado y que era algo que yo mismo sentía que debía hacer por el bien del mundo—. Jugó con fuerzas que se le escapaban de las manos y se condenó a sí mismo, me temo que lo más piadoso sería darle una muerte rápida e indolora. No tenemos una cura para las heridas causadas en lo más profundo del corazón —tragué saliba y miré a Iago con cierta frialdad.

»Por tu ayuda serás recompensado y podríamos llevarte a Tierra de Partida, o tal vez Aladín podría acogerte y darte una buena vida. Es un buen hombre, creéme. Te trataría bien... Pero Yafar, aunque lo salvemos ahora solo viviría en agonía unos pocos días más. Vi su corazón, se estaba marchitando a un ritmo horripilante y si trata de atraer a Xihn os pondría a todos en un grave peligro del que tal vez ni nosotros podríamos salvaros.

Me acerqué al cuerpo del visir e invoqué mi llave espada. No me importó que Iago me diese picotazos o intentase pararme.

Coloqué el filo de la llave espada sobre su pecho y bajé la espada con ambas manos liberando su corazón de su cáscara mortal.

Lo siento.

Coloqué un trozo de tela sobre su cadáver por simple respeto a Iago y miré a Aladín y a Badra. El primero parecía muy dentro de sus propios pensamientos, luego le preguntaría a Malik si había ocurrido algo y Badra sostenía el pergamino que Iago había cogido de la ropa del visir.

Tenemos que volver al palacio, probablemente Yasmín sea la única capaz de revertir el hechizo —le dije a la mujer—. Pero primero tendremos que mandar a Nanashi o a Fátima para que revise que no tiene ninguna trampa, como el otro.

Cogí el teléfono, dispuesto a mandar un mensaje a ambas Maestras para que una de las dos viniese sin embargo de golpe vi como un mensaje entraba en mi comunicador. Era un mensaje sin muchas explicaciones por parte del Ryota.

Al intersticio. Ahora. Os mando coordenadas.


Mierda —guardé el teléfono en mi pantalón y activé mi armadura casi como un resorte—. Badra, ha pasado algo en el Intersticio de los mundos y Ryota nos ha solicitado que volvamos. ¿Podéis ir Aladdín, Iago y tú a palacio? Volveré si me es posible. ¡Ah, y comprobad si ese diamante azul todavía existe!

»Tened cuidado.

Hice aparecer mi Glider y monté sobre él, en aquel momento no pensé en el resto de mis compañeros. Ni Lyn, ni Saeko, ni Malik... Si Ryota de verdad nos había enviado aquel mensaje algo grave tenía que estar pasando. Mis ojos se clavaron en el cielo, al cual me dirigí sobre el vehículo mágico con las palabras del mensaje de Ryota grabadas a fuego.
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Sombra
149. Lingering Sentiment
149. Lingering Sentiment
Bohemia Lectura
 
Mensajes: 4720
Registrado: Mar Mar 31, 2009 9:01 pm
Dinero: 27,410.40
Banco: 0.00
Ubicación: Behind in the musgo
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 23

Re: [Agrabah] El día del Juicio

Notapor Tanis » Mar Feb 27, 2018 5:34 am

Sin mirar la marcha de la alfombra, Malik cayó sobre la nube de sincorazón y empezó a pelear. Acababa de salir de una pelea contra alguien que no se cansaba y la herida aun le sangraba. Cada movimiento era mecánico, aprendido después de años de guerra. Cuando llegó hasta Lyn, oyó su voz.

¡Eh! ¡Has salido con vida de la Cueva! ¿La has conseguido?

¡Se la he dado a Aladdin, va hacia la torre!

Golpeó a un sincorazon con la Llave. Sin el escudo se sentía desnudo, y era una sensación extraña.

Tendrías que haber ido directamente a la torre, puedo encargarme de esto. Pero ahora ya no hay forma de remediarlo. ¡Vamos!

Malik apretó los labios, pero asintió sin decir nada. Los sincorazon salían de todas partes y nunca acababan. En cuanto derrotaban a uno aparecían cinco más. Malik no tardó en sentirse cansado y descubrió con aprensión que no era el único. Y si Lyn estaba así… No podían avanzar hacia la torre, no podían llegar. Malik estaba tentado de invocar a Pegaso para volar, pero seguramente les seguirían hasta Yapar y eso no era buena idea.

«Pero tengo que… Tengo…»

Pero algo cambió la balanza de la pelea y las tornas se colocaron a favor de Lyn y Malik. Una cúmulo de luz, prístina y blanca, bajó como un rayo contra la marabunta de sincorazón y uno a uno desaparecieron. Mientras terminaba con los pocos que quedaban, Malik se fijó en que la luz tomaba forma. Y que le resultaba familiar.

¡Gracias!

Al desaparecer el último enemigo, el caballero bajó el arma, al igual que Lyn, y miró sorprendido y confundido al niño de luz. No, no podía ser…

¿Esto es cosa tuya? —preguntó la maestra al hombre.

Creo que… sí, de alguna manera.

«Gracias a ti, ojala hubiera podido hacer más. Espero que Salomón también descanse en paz».

Da igual. Creo. Vamos a aprovechar lo que quiera que sea esto para entrar en la torre y...

De repente la maestra sacó su teléfono. Sonaba con el timbre de un mensaje y cuando ella le mostró el contenido, Malik alzó las cejas.

Al intersticio. Ahora. Os mando coordenadas.


No creo que Ryota haya mandado esto por nada. Al menos uno de nosotros debería ir, o... Mierda. No podemos abandonar Agrabah así como así.

Malik asintió, serio y preocupado. No había tenido tiempo de preocuparse por los otros mundos, esperaba que todo fuera bien, o al menos…

Yo me quedo, es mi mundo después de todo —dijo, con decisión—. Si quieres ir al Intersticio nadie te lo reprochará, nos ocuparemos nosotros de esto.

Le ofreció una sonrisa franca y confiada, porque después de todo era su maestra y confiaba en ella tanto como en Fátima. Si Ragun y Saeko habían visto el mensaje no podía saberlo, pero él se quedaría en Agrabah para defender el mundo. Si la maestra no decía nada más, se dirigiría a la torre, poniendole la mano en el hombro a Lyn, como gesto de buena suerte.

No iba a permitir que Agrabah cayera, costase lo que costase.

Spoiler: Mostrar
Malik va a la torre
Avatar de Usuario
Tanis
28. Samurai
28. Samurai
 
Mensajes: 813
Registrado: Mar Feb 19, 2013 10:20 pm
Dinero: 75,353.31
Banco: 15,572.00
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Karma: 5

[Agrabah] El día del Juicio - Ronda #8

Notapor Denna » Vie Mar 02, 2018 2:05 am

Saeko


Todo ocurrió muy deprisa.

La trampa estaba preparada, y todos en sus puestos. La única nota en discordia era Yasmín, que seguía centrada en la estatua y ajena a todo lo demás, pero Rajah se encargaría de protegerla a ella.

Transcurrieron unos segundos cargados de angustia, una angustia que ni la magia de Eshe podía disipar. Al otro lado de la cortina de niebla no se escuchaba un solo sonido... ¿Era a causa de la magia? ¿Andrei había decidido no venir al final? No, eso no podía ser. ¿O sí? ¿Cuándo había entendido alguien algo de lo que hacía Andrei?

Primero lo escucharon en el viento. Y menos mal que estaban alerta, o el naipe les habría cortado por la mitad.

Andrei entró montado en uno gigante, de modo que la trampa de barro no sirvió de nada. Los grilletes, en cambio, le cogieron por sorpresa y se cerraron entorno a sus muñecas y tobillos nada más cruzar la puerta. El chico ahogó un grito de rabia y sorpresa al verse atrapado. Más de rabia que de sorpresa. Duró sólo un momento antes de que la Prisión oscura cayera sobre él, pero el intenso odio —¿odio? No, debajo se escondía el más puro terror— que brilló en su mirada no se les olvidaría jamás.

Ni tampoco el grito cuando cinco estacas de oscuridad le perforaron la espalda.

Fue su control sobre el elemento lo que debió de salvarle la vida. Si Andrei hubiese sido más débil, o Saeko más fuerte, las estacas le habrían atravesado el corazón.

Viendo que la vida se le escapaba rápidamente, Genio se apresuró a preparar un hechizo curativo, pero otra persona fue más rápida. El anillo negro que Andrei llevaba en una mano resplandeció con languidez, y una sustancia oscura empezó a emanar de sus heridas.

Tinta.

Estáis... muertos...

Genio extendió una barrera en el último momento. Frenó buena parte del fuego, pero el Caos que ahora había mezclado en el hechizo terminó por destruirla. Y no sólo hizo eso. Las manos del djinn entraron en contacto con la Corrupción, y una serie de grietas le devoraban los dedos.

Entre el humo, las llamas, la tinta y el Caos, que se extendía por las paredes como una miasma, Andrei sonrió como un maníaco.

Espero que te hayas divertido, perra estúpida, porque has perdido la mejor oportunidad de tu vida para hacer algo útil.

La tinta recubría su cuerpo como una suerte de armadura, pero apenas parecía haberlo notado. Andrei extendió las manos, y el Caos avanzó como el oleaje hacia ellos, obligándoles a retroceder.

Dime, ¿cómo quieres que te mate? Estoy pensando en terminar de corromper a tu amiguito y que lo haga él mismo, pero... ¿Sería lo bastante divertido? No estoy seguro. Ya sabes lo que dicen: si quieres que algo salga bien, hazlo tú mismo...

¡Estoy de acuerdo!

Una bola de luz salió disparada en dirección a Andrei, que la esquivó con facilidad. Yasmín, acompañada de Rajah, tenía el ceño fruncido y una expresión determinada.

Pero algo había cambiado en ella. Era... ¿Brillaba?

Y no sólo eso. ¿Qué le había pasado a la estatua de Eshe? ¿Adónde había ido a parar?

El anillo de Salomón es, con toda probabilidad, el mayor tesoro que esconde Agrabah. Si alguien se lo hubiera arrebatado al rey, habría podido gobernar el mundo entero sólo con su poder. No es de extrañar, entonces, que alguien terminara por esconderlo.

Andrei sacudió la cabeza.

¿Crees que una aburrida lección de historia va a salvarte la vida, Princesita?

¿Sabes lo que hace el anillo de Salomón, Andrei? ¿Lo sabe Xihn?

El Caos seguía avanzando por paredes, suelo y techo. Saeko y Genio estaban rodeados, pero Yasmín no perdió un ápice de confianza. Tenía los ojos brillantes.

Después de tu muerte, tendremos toda la eternidad para averiguarlo —se burló él.

Lástima. Si hubierais investigado, una aburrida lección de historia podría haber salvado tu vida.

Yasmín giró el anillo y hubo una explosión de luz. Una como la que había ocurrido escasos minutos antes. Pero esta vez, la luz no se marchó, sino que se precipitó contra Andrei y lo empujó hacia atrás.

La figura de Eshe se materializó a partir de la luz, y apuntó a Andrei con una de sus guadañas.

No te reprimas ni un poco, querida. Llevamos encerrados en ese anillo toda una eternidad y nos morimos de ganas de dar un paseo.

La perplejidad de Andrei no tenía precio. La mayoría de las oleadas de Corrupción se volvieron hacia Eshe, pero Andrei no era Xihn y no era capaz de controlarlas como él. Seguían en peligro.

A Yasmín no parecía importarle lo más mínimo. Estaba radiante de poder, y muy dispuesta a luchar contra Andrei ahí mismo. ¿Era de verdad una buena idea? Aquel era el momento en el que Saeko tenía que decidir si tenían que aprovechar la oportunidad —puede que gracias al anillo consiguieran matar a Andrei de una vez por todas—, o si retirarse a tiempo era la mejor opción.

* * *


Malik


Yo me quedo, es mi mundo después de todo. Si quieres ir al Intersticio nadie te lo reprochará, nos ocuparemos nosotros de esto.

La mujer sonrió cansada y posó una mano sobre su hombro.

Lo sé. Tened mucho cuidado, y ni se os ocurra bajar la guardia o... o no olvidaréis jamás el castigo que os va a caer —Apretó sin demasiada fuerza y sus labios dibujaron una fina línea—. Suerte.

Lyn no perdió un segundo más. En un abrir y cerrar de ojos, se subió a su glider y desapareció de los cielos de Agrabah. Malik, por otro lado, podía elegir el medio qué más quisiera para desplazarse: ya fuera el Glider o Pegaso. Su destino y objetivos seguían siendo los mismos.


Cuando llegó, la escena tuvo que confundirle, cuanto menos. Un trozo de tela cubría un cuerpo que no se movía, aunque no tendría mucho de lo que preocuparse: pronto averiguaría de quién se trataba.

Ay, Yafar, ¡qué haré ahora sin ti! —Iago, el loro del antiguo visir lloraba desconsolado mientras iba soltando improperios de todo tipo hacia los presentes.

El resto del grupo que quedaba era Aladdín y Badra. El primero se encontraba sentado sobre la arena, con aire inexpresivo y la mirada clavada en el horizonte. La daga reposaba en su regazo, y aunque Abú y la alfombra trataban de llamar su atención el muchacho parecía muy, muy lejos de allí.

La nómada por otro lado tenía el ceño fruncido. Estaba sentada cerca de Aladdín, pero en su regazo había desenrollado un largo pergamino. Se levantó con presteza al oírle llegar, recogiendo el objeto en cuestión.

¡Malik! —exclamó. Trató de dibujar una sonrisa al verle, pero el alivio duró demasiado poco en sus ojos—. ¿Has encontrado a Lyn? ¿Está bien? Ragun ha tenido que irse, decía que el Maestro Ryota le había reclamado. Hemos logrado eliminar a Yafar, y tenemos este pergamino, que presuntamente...

¡De presuntamente nada! ¡Os he dicho la verdad! ¡Yafar conservó el hechizo original todo este tiempo, y con él os podréis deshacer de esos estúpidos desastres. ¿Y para qué? Vosotros ahora le habéis... le habéis...

La mujer puso los ojos en blanco.

Como ves, tenemos un inesperado... Me gustaría decir que aliado, pero todavía no lo tengo claro. Nos lo llevaremos por si acaso —informó.

¡Por encima de mi cadáver! ¡No pienso permitir que abusen de mí!

Deberíamos volver a Palacio y comprobar si Yasmín y el resto han regresado —comentó Aladdín, con una voz tan inexpresiva como su mirada—. Quizá hayamos encontrado de verdad la solución.

Malik y Badra tuvieron que cargar con Aladdín, que parecía haber perdido las pocas fuerzas que le quedaban —fue la nómada la que le contó quién le había dado el golpe de gracia a Yafar—, y volar hasta Palacio. Una inmensa nube negra cubría el cielo de Agrabah. Aquella sólo era una pequeña señal sobre lo que les esperaba dentro de los muros de la ciudad: miseria.

Las plagas habían infestado Agrabah. Una noche eterna reinaba en ella. Los pozos se habían secado, y el aire estaba infestado de insectos que les obligaron a cubrirse la cara y la piel con la ropa. No se veía ni un alma en la calle, y todas las puertas y ventanas se encontraban tapiadas con tablas.

Eh, lo arreglaremos —dijo Badra, poniendo una mano en el hombro de Aladdín. El chico tenía la cabeza gacha y, a juzgar por los espasmos de sus hombros, había roto a llorar—. Agrabah siempre ha salido adelante. No te preocupes. Seguro que Genio podrá solucionarlo en un instante.

¿De verdad podría? ¿Conseguiría la magia restaurar la ciudad y dejarla como era?

Con todos los ciudadanos escondidos, pudieron entrar en palacio a través de una de las ventanas. Ahí, los nómadas que Badra había apostado les pusieron al corriente de todo.

Ocho plagas habían transcurrido en total: el agua de los pozos estaba contaminada e infestada de ranas, el ganado moría cada pocos minutos y el aire cada vez costaba más de respirar a causa de las cenizas y los insectos que iban apareciendo. El ritual prometía que la décima plaga sería tan terrible que destruiría la ciudad por completo... a menos que alguien las detuviera.

Mientras Badra discutía con sus compañeros, Malik pudo echar un vistazo al pergamino que habían conseguido de Yafar. Hasta ahora, todos habían tenido muy claro que Yasmín tenía que ser la encargada de realizarlo, pero cualquiera con magia y la suficiente fuerza parecía capaz de ello. El ritual requería mucha energía, pero estando Badra... y él mismo...

Una idea tentadora. Nadie sabía nada de Yasmín, ni de Saeko, ni de Genio. Lyn y Ragun tampoco habían dado señales de vida. Y con las plagas avanzando a pasos agigantados... ¿valía la pena esperar?

Los símbolos ya estaban grabados en el suelo que pisaban, cortesía de Yasmín. Sólo hacía falta cambiar los erróneos —lo cual podía hacer con facilidad porque disponía también del hechizo falso— y... empezar.

El problema era que el ritual requería un alto precio a pagar. Energía, sí, y magia… en el peor de los sentidos. Una afinidad. Esa era la exigencia.

¿Esperar a Yasmín y arriesgarse a una novena plaga o pasar a la acción, sin importar el sacrificio?

* * *


Fecha límite: martes 6 de marzo
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Denna
29. Dragón
29. Dragón
The Unknowns
 
Mensajes: 852
Registrado: Lun Mar 09, 2015 11:26 pm
Dinero: 522,716.96
Banco: 15,528.00
Ubicación: Invernalia.
Sexo: Femenino
Estantería de objetos
Karma: 2

Re: [Agrabah] El día del Juicio

Notapor Tanis » Mié Mar 07, 2018 6:43 am

Lo sé. Tened mucho cuidado, y ni se os ocurra bajar la guardia o... o no olvidaréis jamás el castigo que os va a caer. Suerte.

Malik observó la marcha de su maestra e invocó su glider sin perder mucho más tiempo. Las cosas no iban bien. Arrancó rápido rumbo a la torre, sin perder mucho el tiempo. Pensaba que tendrían problemas con Yapar, pero cuando bajó del vehículo y entró, se quedó quieto contemplando la estancia. Reconoció al loro rojo del antiguo visir y sospechó que era ese mismo antiguo visir el que se encontraba bajo aquel trozo de tela. Suspiró mientras avanzaba, despacio, hacia Badra y Aladdín.

Bueno, si Yapar estaba muerto era un problema menos. Él no había tenido reparos en matarlo, así que no sentía culpa. Ahora… Se acercó a Aladdín, comprobando que el Caos le había afectado más de lo que parecía en un primer momento. Se agachó junto a él, hincando una rodilla en el suelo, pero Badra le vio llegar y se irguió ante ella. Llevaba un pergamino en las manos.

¡Malik! —Malik intentó sonreir tambié, pero al igual que la mujer no pudo—. ¿Has encontrado a Lyn? ¿Está bien? Ragun ha tenido que irse, decía que el Maestro Ryota le había reclamado. Hemos logrado eliminar a Yafar, y tenemos este pergamino, que presuntamente...

Antes de que pudiera contestar, el loro intervino.

¡De presuntamente nada! ¡Os he dicho la verdad! ¡Yafar conservó el hechizo original todo este tiempo, y con él os podréis deshacer de esos estúpidos desastres. ¿Y para qué? Vosotros ahora le habéis... le habéis...

Malik apretó los labios, tragándose un gruñido, y miró a Badra.

Lyn está bien, ha ido al Intersticio con Ryota —dijo, asumiendo que quedaban ellos y Yasmín si era que Saeko se había ido también. Le echó otro vistazo a Aladdín, preocupado.

Como ves, tenemos un inesperado... Me gustaría decir que aliado, pero todavía no lo tengo claro. Nos lo llevaremos por si acaso —informó.

¡Por encima de mi cadáver! ¡No pienso permitir que abusen de mí!

El caballero se volvió hacia el pájaro, un poco cansado y hastiado. No, las cosas no estaban yendo bien, no tenían noticias de Saeko y la sultana, Aladdín estaba… Y Ragun y Lyn se habían marchado. Tenía que ponerse las ideas en orden.

Deberíamos volver a Palacio y comprobar si Yasmín y el resto han regresado —comentó Aladdín, con una voz tan inexpresiva que Malik pensó en qué podía hacer para ayudarlo—. Quizá hayamos encontrado de verdad la solución.

Volaron hacia el palacio, Malik pensativo sobre cómo podía arreglar todo lo que estaba mal en Agrabah. Sabía que solo era una estupidez intentarlo, pero le rompía el corazón ver Agrabah en ese estado. Recordaba el infierno de Ifrit.

«¿Cuántas veces más tiene Agrabah que sufrir así?»

Malik observó la nube negra con seriedad y tristeza interior. Aquel era su hogar, y si tenía que salvarlo otra vez…

Eh, lo arreglaremos —dijo Badra—. Agrabah siempre ha salido adelante. No te preocupes. Seguro que Genio podrá solucionarlo en un instante.

«Esperemos que si.»

Entraron al palacio sin dificultades, donde los nómadas de Badra les pusieron al corriente de lo sucedido. Malik no necesitó muchas explicaciones sobre las plagas. Se sentía… cansado, muy cansado. El desgaste de los combates continuos, de la guerra, a veces le chupaba la esperanza. Pensar en que debía continuar para que sus hijos tuvieran una buena vida en paz, pensar en Fátima peleando en otro mundo, era lo único que le daba fuerzas a veces.

Como en ese momento.

Con el pergamino en su poder, Malik se apartó de los nómadas y le echó un vistazo. Bien, aquello no era complicado, menos teniendo el hechizo falso, pero necesitaban a Yasmín para que realizara el ritual que terminaría con las plagas. Hacía falta una magia muy fuerte y mucha energía y eso solo podía hacerlo la sultana…

¿O no?

Leyó el pergamino de nuevo y miró los símbolos grabados. Con la vista fija en ellos, bajó el pergamino y cerró los ojos. Quedaban dos plagas más y a la última Agrabah podía quedar destruida. En el mejor de los casos volverían a una crisis peor que la del antoleón. Y no les quedaba mucho tiempo. Malik inspiró hondo, apretando el pergamino en la mano.

¿Podría hacerlo él solo?

«¿Es así como termina? ¿Para esto necesitaba magia?», se preguntó a sí mismo.

¿Podían esperar? Paso a paso, lentamente, se acercó a los símbolos. La mano que sujetaba el pergamino temblaba, la otra, que agarraba la tela de la manga, le sudaba. Quizá, si esperaba, Yasmín aparecería y podría dar inicio al hechizo, pero si no… Sería demasiado tarde. Sintió cómo se le emborronaba la vista, mientras se agachaba y cambiaba los símbolos erróneos por los verdaderos. Se limpió la cara con la manga de la túnica. Si alguien tenía que pagarlo, era él. ¿Cómo pedírselo a Badra? No podía. No le importaba el sacrificio, no le importaba sacrificarse por un bien común, ya no. Malik cerró los ojos y tonó aire profundamente. Pensó en sus hijos, pensó en su esposa y en sus amigos, en Agrabah…

«Llévate mi Tiempo, mi Tierra, mi Agua si es necesario… Llévate mi magia por completo, mi vida… Pero sálvala, salva mi hogar, por favor», pensó, sin darse cuenta.

Abrió los ojos.

«Perdóname, Fátima».

Y dio inicio al ritual.
Avatar de Usuario
Tanis
28. Samurai
28. Samurai
 
Mensajes: 813
Registrado: Mar Feb 19, 2013 10:20 pm
Dinero: 75,353.31
Banco: 15,572.00
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Karma: 5

[Agrabah] El día del Juicio - Ronda #9

Notapor Denna » Dom Mar 11, 2018 12:29 am

Saeko


Saeko tomó una decisión rápida: matar. Andrei llevaba demasiado tiempo saliéndose con la suya. Tenían a ni más ni menos que a la reina de los Djinn de su parte, a una Yasmín más poderosa que nunca, y a Genio. En su estado, su enemigo no sería capaz de hacer frente ni por separado.

Saeko preparó sus estacas por segunda vez. Eshe ya volvía a precipitarse contra él. Era el fin.

¿O no?

Lo que sucedió a continuación se convertiría en un recuerdo muy amargo para todos. Una barrera bloqueó las armas del espíritu de la Djinn. Al acto, se rompió en mil pedazos brillantes, pero las había bloqueado después de todo. Y un gigante de tinta ocupó el lugar en el que Andrei había estado segundos antes, recibiendo todas y cada una de las estacas de Saeko.

No, no... ¡Andrei! ¡Andrei!

La voz venía de las alturas: Karel. Cuándo y cómo había llegado hasta ahí era un misterio, pero Saeko recordaría un rumor que había oído tiempo atrás acerca de que compartía un vínculo con Andrei, como un Nexo. El muchacho sujetaba como podía el cuerpo de su compañero, mientras unas criaturas de tinta, meras sombras sin forma, se alzaban alrededor de ambos para evitar posibles ataques.

Andrei tenía la mirada desenfocada, pero fija en Yasmín.

Tengo que... Tengo que...

De eso nada —interrumpió Karel, apretando los dientes—. Vámonos. Ahora.

Parecía que Andrei intentaba resistirse, pero ya no le quedaban fuerzas para luchar. Un portal apareció bajo los pies de Karel y ambos desaparecieron por él. Antes de marcharse, sin embargo, Karel les dirigió una fría mirada:

Vais a pagar esto muy caro. Xihn ha vencido. Y este mundo será el primero en caer.

Yasmín gritó de rabia y arrojó un orbe de luz contra ellos, pero ya no quedaba ni rastro de su presencia. El Caos se solidificó en las paredes, y el edificio entero empezó a temblar.

Oh, oh. ¡Esto va a derrumbarse!

No pienso permitirlo —rugió la Djinn—. Sultana, ¡dad la orden!

La Princesa asintió, con los ojos muy abiertos. Lo siguiente que ocurrió, fue Luz.

* * *


Malik


Cuando Badra se dio cuenta de lo que pretendía, ya era demasiado tarde.

¡Malik, no! ¡Sal de ahí!

Pero el ritual había empezado. La nómada trató de poner un pie en el círculo, y un destello de luz la expulsó hacia atrás, cayendo al suelo con fuerza.

La luz envolvió a Malik, adquiriendo un destello azulado. Era cálido y agradable, pero la sensación de bienestar desaparecía cada vez más deprisa. La sustituía un vacío. Un vacío que no había experimentado jamás, una nada que parecía estar devorándole la mitad de su corazón. Malik no tuvo que hacer nada: sólo concentrarse. La luz se elevó por encima de su cabeza, fragmentándose en lo que parecían ser cientos de miles de pequeñas luciérnagas. Escaparon por la ventana, hacia el cielo, hacia la nube de oscuridad que anunciaba el día del Juicio de Agrabah.

Badra corrió a asomarse por la ventana. Malik no podía moverse de donde estaba, pero pudo adivinar lo que ocurría antes de que la mujer ahogara una exclamación.

Agua —balbuceó—. Es agua. Está lloviendo.

El rumor de la lluvia al caer acompañó durante unos minutos al silencio. Limpiaba y purificaba cada una de las plagas, llevándose consigo casi todos los destrozos. Trayendo vida.

Malik había estado dispuesto a sacrificarlo todo por amor a su mundo. Había dado su Agua a cambio deshacerse de ese mal, y sus sentimientos eran tan puros que estaba incluso restaurando las últimas desgracias.

Cuando la magia terminó de marcharse, se encontraba terriblemente cansado. La sensación de vacío se había instalado para siempre, y pudo saber que tardaría una buena temporada en acostumbrarse a ella. La tensión dentro de la sala, pesada como si la nube hubiese abandonado el cielo de Agrabah para entrar ahí con ellos, era casi palpable.

No deberías haberlo hecho —terminó por decir Aladdín—, pero... Gracias. Esto es algo que jamás podremos pagarte ninguno de nosotros.

Badra le sostuvo la mirada, debatiéndose entre si decir algo o no. Al final, derrotada, hundió los hombros y espetó:

Es verdad. No deberías haberlo hecho.

*


Veinte minutos más tarde, Yasmín, Saeko y Genio cruzaban las puertas de palacio una vez más. Eshe les seguía de cerca, admirando todo lo que veía, pero en silencio y en segundo plano. Aunque seguía siendo un espíritu corpóreo, se desenvolvía muy cómoda allá adonde iba.

Yasmín reprimió un sollozo y se echó a los brazos de Aladdín nada más verle. Badra había llamado a algunos de sus nómadas para que le atendieran a él —dentro de poco tendría que comparecer delante de toda Agrabah para explicar lo ocurrido—y a Malik, que poco a poco recuperaba sus fuerzas. Aladdín seguía marcado por la Corrupción. Puede que las marcas negras nunca llegaran a desaparecer del todo, como había señalado Badra, pero Yasmín no parecía darle la menor importancia a ese aspecto. Se abrazaron durante un largo rato, o bien hablando entre susurros o bien llorando, hasta que Yasmín pudo decir:

Lo hemos conseguido. Tenemos el anillo y... Oh, no puedo creerlo. Hemos visto la ciudad y... ¿Cómo lo habéis hecho?

Aladdín susurró algo ininteligible, y la Princesa se puso tensa de golpe. Levantó la cabeza, con los ojos brillantes de lágrimas y una expresión de gran incredulidad que fijó en Malik:

Malik… Oh, Malik, ¿que es lo que has hecho...?

Y corrió a darle un abrazo con todas sus fuerzas, deshaciéndose en agradecimientos y disculpas. Luego se separó, sorprendida:

¡Lyn! ¿Ha ocurrido algo? Y Ragun...

Están bien. Han tenido que irse —explicó Badra con suavidad. Sin atreverse a sonreír demasiado, se dirigió a Saeko y a Genio—. ¿Qué hay de vosotros? Tampoco tenéis muy buen aspecto, y... ¿Quién os acompaña?

Eshe no pareció darse cuenta de que se dirigían a ella. Yasmín, con un ligero sobresalto, asintió y se puso en pie, ayudando a Aladdín a levantarse también.

A-ah, en cuanto a eso... Ella es Eshe. Es una Djinn y...

La esposa de Salomón. Y reina de los Djinn, aunque eso es mucho anterior a lo primero —dijo la mujer. Si se fijaban, verían una lámpara que colgaba de su cinto sin disimulo—. Llevo mucho tiempo esperando a salir de este anillo. Demasiado. Veo que las cosas han cambiado... Que ni siquiera nos encontramos en la misma Agrabah.

Badra exhaló de repente, y Yasmín soltó una risita nerviosa.

Han pasado unos cuantos años, sí. Hay mucho acerca de lo que ponernos al día.

Ante sus miradas de sorpresa, Eshe arqueó las cejas.

¿Qué ocurre? ¿No sabéis cómo funciona el anillo?

No hemos tenido tiempo para debatir, mi señora...

¡Pero esto es inexcusable! ¡Enseñádselo, Sultana! Estoy convencida de que nuestra presencia aquí será de agradecer.

Yasmín sonrió, emocionada, y se apresuró a asentir.

Es la forma con la que protegeremos Agrabah.

Y, sin darles tiempo a preguntar, giró el anillo que brillaba en su dedo.

El resultado fue instantáneo: Djinn. Muchísimos Djinn. Aparecieron uno tras otro hasta llenar la sala, todos con el aspecto fantasmagórico que Eshe había tenido al aparecer por primera vez. Parecían confundidos, mirándose unos a otros, a sí mismos, y a Genio. Badra se puso en guardia, espantada, pero ninguno de ellos hizo ademán de envalentonarse y atacar. Ni siquiera los que tenían aspectos más peligrosos. Entre la sorpresa, todos los ojos se posaron sobre Yasmín, pero fue Eshe quien habló:

Los corazones más fuertes y valientes de Agrabah dejan atrás su espíritu al morir. Y aquellos que así lo eligen, pueden formar parte del anillo y continuar sus vidas como... vosotros los llamaríais fantasmas, ¿no es así? —preguntó la reina—. Sirven al portador del anillo, el sultán o sultana heredera de Salomón y mía, y luchan a su lado para siempre.

Ifrit acabó con todos estos Djinn, pero con el anillo pueden regresar y proteger Agrabah de Xihn.

Eso es... —Aladdín, falto de palabras, buscó a su amigo entre todas las figuras—. Genio... Eso significa que no volverás a estar solo...

El Djinn asintió a duras penas.

Sí. ¡Sí, creo que significa justamente eso!

Desde abajo, cientos de voces llegaron hasta palacio. La gente iba saliendo a la calle, admirada por la desaparición de las plagas y la mágica reconstrucción de la ciudad, y pedía a gritos que los sultanes aparecieran. Yasmín y Genio cogieron a Aladdín cada uno de un brazo, pero, antes de salir al balcón, Yasmín se retrasó un momento e hizo una seña a Malik, a Saeko y a Badra para que la siguieran.

Será sólo un momento, pero tenéis que ver esto. El anillo no funciona sólo con Djinn, sino con cualquier corazón que elija proteger este mundo. Su mundo.

Volvió a girar el anillo. La primera figura en aparecer fue un niño pequeño al que Malik reconocería, y que le sonrió con gran alegría. El siguiente era más famoso: el mismísimo Salomón. Pero no era ninguno de ellos a quien Yasmín quería invocar, sino a...

Imagen Imagen

Badra retrocedió bruscamente.

¿Mamá? ¿Papá?

Pero qué ven mis ojos —dijo Rayim, abriendo los brazos—. ¡Si son mi hija y nada menos que dos Caballeros de Tierra de Partida!

Os dejaré a solas para que habléis. —dijo Yasmín antes de marcharse con una sonrisa.

* * *


Fecha límite: jueves 15 de marzo
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Denna
29. Dragón
29. Dragón
The Unknowns
 
Mensajes: 852
Registrado: Lun Mar 09, 2015 11:26 pm
Dinero: 522,716.96
Banco: 15,528.00
Ubicación: Invernalia.
Sexo: Femenino
Estantería de objetos
Karma: 2

AnteriorSiguiente

Volver a Tramas

¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 1 invitado

cron