Saeko —
Y bueno, si vas a hacerme pedacitos entonces, Andrei, ¿por qué no me dices de donde has sacado el anillo? ¿Cómo sabías que Yasmín tomaría la decisión de venir a por él? ¿Ha sido cosa de Xihn también? ¡Sorpréndeme! Andrei la miró y —puede que para su sorpresa— se echó a reír.
—
Sabía que muchos Caballeros no teníais el don de la labia, pero no me imaginaba que fuera algo tan… extendido. A la pullita le siguieron tres columnas de fuego que obligaron a Saeko a salirse del camino. Cayó al piso inferior, y Andrei la siguió de cerca.
—
Mira, me dais tanta lástima que te daré un pequeño adelanto: ¡los palacios no son infranqueables! Antes la Orden realizaba misiones de infiltración. ¿Crees que en estos cuatro años no nos hemos asegurado de cubrirnos en los diferentes mundos? —preguntó, sacudiendo la cabeza—
. Tenemos ojos y oídos en todas partes. Y no podéis hacer nada. Ni siquiera os dais cuenta. —
Entiendo... Ahora estate atento tú, quizá esto te traiga recuerdos. Saavedra se limitó a bostezar mientras Saeko cambiaba. Ni siquiera intentó evitar el proceso de transformación, tan solo contemplaba la escena con algo que distaba bastante de ser curiosidad. Quizá solo quería observar hasta qué punto era capaz de llegar la Caballero.
Por un momento, cuando acabó de cubrirse con las ropas, algo brilló en los ojos del general de Xihn. Era difícil saber de qué se trataba, pero convirtió su sonrisa impertinente en una fina línea blanca. Ninguna emoción se veía reflejada, igual que cuando había sido un Incorpóreo.
Y Saeko lo asaltó, empezando por dos
Hielo que hubieran impactado, de no ser porque Andrei se limitó a disparar un naipe gigante que atrapó ambos hechizos sin dificultad. Lo bueno fue que el tamaño de la carta le permitió acercarse con el Glider y disparar su bomba, que alcanzó el costado de Andrei.
Pero al abalanzarse contra él para tratar de acertar su
Aturdidor, comprobó que no había sido cegado. Y que estaba muy, muy cabreado. La rodilla de Andrei encontró el estómago de Saeko justo en el momento en que ella le rozaba con la habilidad, doblándola en una arcada y derribándola. El Sol, real o no, arrancó un destello a la Llave Espada de Andrei cuando apuntó al cuello de la chica.
—
¿Sabes? —Terminó la pregunta con otra patada en el estómago. Si se movía, le pisaría sin el menor reparo la mano con la que iba armada. Un movimiento en falso y le destrozaría la muñeca—
. No mereces llevar esas ropas. Pero, eh, ¡adelante! —exclamó, recuperada la sonrisa—
. Es tu problema. Supongo que todos estos años te habrán estancado todavía en aquel absurdo Reaper's Game.
»Te compadezco. No sabes cuánto. En aquel momento, algo sacudió el laberinto y obligó a Andrei a apartarse. El temblor provenía encima de ellos. El general de Xihn frunció el ceño y se acercó, como si Saeko ya no supusiera ninguna amenaza; momento que podría aprovechar para curarse. Si alzaba la vista, vería que se dirigía al pasillo en el que había estado el símbolo de los ángeles… solo que ahora ya no había rastro de él. Era como si lo hubieran engullido, para bien o para mal.
Las manos de Andrei recorrieron la pared. Fue en vano. Ni la magia ni los golpes hicieron que el símbolo o el camino volvieran a aparecer.
Hora de contraatacar. Si bien la prisión no llegó a darle problemas, sí que ayudó a Saeko a comprobar que los movimientos de su rival volvían a ser algo erráticos. Alguna de las estacas había estado a punto de atravesarle, distraído como estaba. Quizá podía intentar volver a usar el poder del anillo a su favor, quizá reaccionaría frente al estímulo necesario...
Entonces Andrei se llevó una mano al mismo dedo en el que Saeko tenía el anillo.
—
Respondiendo a tu pregunta de antes, no. No lo encontré. —Se estiró un poco, el sonido de algunos huesos crujiéndose reverberó por la estancia—
. Quería llevarme a la Princesita lo más rápido posible, y evitarme distracciones como esta. Cuánto lo siento. Al volver a mirar su propia mano, Saeko ya no lo tendría puesto.
—
¡Sal de dónde quiera que estés o me encargaré de pintar todo el laberinto con su sangre! —vociferó Andrei entonces. A ¿Yasmín?—
. ¡Sé que estás aquí y te acabaré encontrando! Saeko se daría cuenta de que su costado seguía sangrando, algo más que antes. Si lo presionaba un poco más quizás… ¿O era mejor salir corriendo ahora que podía? ¿O quizá esperar a que Genio interviniera mientras ella lo distraía? Había que tener en cuenta que, en apenas dos movimientos, Andrei había tenido el destino de su vida en sus manos.
Pero le gustaba jugar. ¿Y si utilizaba eso en su favor?
Saeko:
VIT: 13/84
PH: 0/56 [3 éteres retirados]
* * * Malik Malik fue rápido en impulsarse, por suerte para él, y la ilusión de Salomón parecía demasiado obcecado en atacarle como para pensar en una estrategia. Aunque la hoja de la cimitarra no llegó a tocarle, el resplandor azulado le había rozado y fue suficiente como para que su coraza estallara en pedazos.
Tardó sólo un instante. ¿Qué habría pasado si le hubiese alcanzado?
No llegaría a descubrirlo. En ese momento, Salomón dejó una brecha que Malik pudo aprovechar. La serpiente se dirigió contra el antiguo monarca, que lanzó la falsa daga en su dirección. La criatura mágica lo esquivó, y eso provocó que se clavara en la pierna del Portador. Tras eso, viendo que la magia no se había visto afectada, colocó la cimitarra a modo de protección.
El poder principal de la explosión se lo llevó el arma, pero fue suficiente como para que perdiera el equilibrio y cayera. Los duros ojos del hombre se quedarían clavados en la retina de Malik por mucho, mucho tiempo.
El sonido de unos aplausos le devolvería a la realidad.
—
Enhorabuena. Te has defendido bien. Al darse la vuelta, se encontraría con que otra serie de peldaños le llevaba directamente hacia dónde él le esperaba. Al tenderle la mano para estrechársela, algo resplandeció en ella. La daga.
—
Te la has ganado. —Sonrió el niño, aunque una mueca de dolor le hizo doblarse por la mitad. Se abrazó a sí mismo y, con una triste mirada, comprobó que empezaba a desaparecer. Como un auténtico espíritu—
. D-Deberías darte prisa… Pronto entendería el porqué de todo aquello. La cueva parecía empezar a desmoronarse. Si no se daba prisa, quedaría atrapado dentro para siempre.
—
¡Sígueme! Para una velocidad impropia de lo que parecía que era un niño, se las ingenió para que Malik tuviera que sudar la gota gorda para alcanzarle. El oro, las joyas y todo lo que había contemplado en su ida empezaba a fundirse, provocando que tuvieran que andarse con ojo por donde fuera que pisaban.
Al llegar, sin embargo, la boca de la Cueva de las Maravillas había empezado a cerrarse y a llenarse de Corrupción. Su particular guía la dirigió una última mirada y le apretó las manos con suavidad. Malik apenas notó nada.
—
Ojala pudiera haberte conocido antes. Cerró los ojos y, con esfuerzo, las fauces volvieron a abrirse. Malik tuvo que valerse de otro
Impulso para que no fuera en vano. Si se daba la vuelta, comprobaría como una multitud de grietas aparecían en el cuerpo del niño.
Y aun así le sonreía.
* Lo siguiente fue una vorágine de sucesos que confundieron a Malik. Tras su despedida, la Cueva había desaparecido. ¿Para siempre? Quién lo sabía. En la arena, había maltrecho Aladdín, pálido y helado. Abú le sacudía para tratar de despertarlo, y alfombra hacía otro tanto para que el joven recobrara la consciencia.
Despertó a los pocos minutos, temblando con violencia pero sano y salvo.
—
P-Perdóname. Por un momento pensaba que... que esa cosa iba a llegarme al cerebro y… Sacudió la cabeza y se miró las manos. Quedaban rastros de los finos hilos de Caos que la Cueva había desprendido. Se perdían bajo las mangas de su ropa y asomaban por su cuello. Aladdín tenía la mirada perdida, como si estuviera sorprendido, y sólo salió del trance en cuanto se fijó en la daga de Salomón.
—
¿La has conseguido? —Asintió, satisfecho, y una trémula sonrisa se dibujó en sus labios—
. Tenemos que... ir a ayudar a tus compañeros con Yafar. Es el único modo de averiguar cómo deshacer el hechizo. V-vámonos. ¿Vámonos? Aladdín no estaba herido y parecía despejarse por momentos, pero quizás un enfrentamiento con Yafar sería demasiado para él. Quizás incluso peligroso. ¿Le afectaría la Corrupción igual que a los demás, a pesar de lo ocurrido con la Cueva? La alfombra volvió a despegar, esta vez más deprisa. Tardaron un rato en recorrer la distancia hasta la torre, un rato en el que Malik podía decidir si merecía la pena que Aladdín los acompañara o si intentar convencerle de que se quedara atrás. Quizás en el palacio... Pasarían cerca de Agrabah, después de todo. Podía quedarse en las afueras, en el peor de los casos. La alfombra le obedecería.
La torre humeaba con intensidad, y cuando estuvieron a punto de alcanzarla se detuvieron en seco.
Lyn. Era ella sin duda, un puntito rodeado de un tumulto de Sincorazón. Y no la dejaban avanzar. A pesar de que no tenía verdaderos problemas para acabar con ellos, no dejaban de aparecer más y más para entorpecerle el paso. Tardaría demasiado en llegar a la torre por su cuenta.
Pero quizá era mejor así. Si todos estaban ocupados con ella, significaba que dentro no podía haber demasiados contratiempos, ¿no? Y Malik tenía la daga que necesitaban para amedrentar a Yafar. En su mano estaba si ir a ayudarla o si adentrarse por la ventana de la que surgía el humo.
Malik:
VIT: 132/132
PH: 56/56 [Éter retirado]
Si Malik decide ir directamente a la torre, se encontrará con el final del post de Ragun.
* * * Ragun Badra no insistió en que fueran a buscar a Lyn, aunque no sería difícil para Ragun darse cuenta de que no era el único angustiado por el tema. El perturbador silencio que habían dejado los Sincorazón no era para menos.
Iago obedeció y se comportó, mientras que en Glider se acercaban a la entrado que el animal había utilizado antes para salir.
—
Muy bien, ¿dónde están las trampas? —
¡Albricias! ¡Si fuera un detector de trampas me habría dado cuenta de que estabais ahí! —Bufó, removiéndose como podía—
. No puedo decirte de memoria cada ubicación, soy sólo un loro. Pero cuando vayas a abrir una puerta que no debes puedo avisarte para que no acabemos hechos todos picadillo. »
Además si te lo dijera ahora, ¿tendríais algún motivo para no matarme? Badra parecía pensar en acabar con todo ahí mismo, pero no dijo nada. Y Ragun estaría ocupado intentando descifrar lo que su habilidad le había mostrado.
El Maestro recibiría extrañas señales de vida de lo alto de la torre. Pero eran… confusas. Se correspondían a las de un humano, pero si se trataba del antiguo visir real, quizá las especulaciones de Iago sobre que se estaba volviendo loco no iban muy desencaminadas. Aunque quizá más que loco estuviera… enfermo. Aquel corazón era como una llama muy frágil envuelta en oscuridad. Parecía que un débil soplido podría apagarla para siempre.
No parecía haber rastro de nadie ni nada más en la torre: Ni humanos ni Sincorazón. Pero, claro, si el hombre podía hacerlos aparecer a su antojo, quizá lo que querían era que se confiaran. O quizá todos estaban luchando contra Lyn.
Era hora de descubrirlo por ellos mismos.
El camino que sortearon no fue nada del otro mundo. Gracias a la colaboración del loro, por supuesto. La primera vez, al poco de entrar habían estado tentados a subir por unas escaleras que parecían llevar directos a dónde fuera que se escondía Yafar.
Y cuando intentaron coger esa ruta, a pesar de las advertencias del loro, una roca gigante estuvo a punto de aplastarlos contra la pared de fondo.
—
¡Os lo dije! —masculló, hinchando pecho—
. Yafar ha encantado toda la torre, no todas las escaleras ascienden ni todas las puertas te llevan hasta donde deberían. Y dese luego, lo más obvio esconde trampas como esa. El resto del trayecto fue tranquilo, dentro de lo normal. Toda la torre parecía estar iluminada por el mismo tono rojizo, y el mismo aroma casi asfixiante que penetraba por todos sus poros. Y sobre todo notarían el hedor de magia, uno que indicaba que algo no iba bien.
Les daría la impresión de estar dando vueltas por el mismísimo infierno. Después de unos diez minutos, Iago hizo el ademán menos sutil y discreto que pudo para indicarles que se detuvieran. Señaló como pudo la puerta que tenían frente a ellos, y luego puso una especie de mueca que les recordaría de inmediato a Yafar.
Ragun podría comprobarlo utilizando de nuevo su habilidad. O habría podido hacerlo, si la puerta no hubiera salido despedida dejando un gran y enorme boquete en ella.
—
¿Asssí que pretendíasss traicionarme viejo amigo? Algo destrozó la pared, y la sala empezó a deformarse a una velocidad tan rápida que mareó a Ragun, Badra y Iago por igual. Para cuando se recuperaron, alguien les miraba desde las alturas. Y entonces un círculo enorme de fuego se encendió bajo ellos.
—
¿Penssssábais que no iba a darme cuenta de quién trataba de detectar mi corazzzzzón? De un golpe de cola el Glider de Ragun salió despedido, y tuvieron que maniobrar muy bien para no acabar estrellándose contra las llamas.
—
¿Qué hacemos ahora? Os dije que el viejo estaba turuleta, pero pensaba que no llegaría a tanto. Contra todo pronóstico Iago seguía allí, y parecía dispuesto a ayudarles.
—
¡No soisss rivaless para mí! Ragun seguiría teniendo la sensación de que a Yafar le ocurría algo. A pesar de su imponente forma, y su despliegue de magia, no parecía estar del todo bien. Badra sacó sus armas, y empezó a observar algún punto flaco que la criatura pudiera tener.
A simple vista no parecía que hubiera nada que hacer, salvo ganar tiempo hasta que Lyn o la daga llegaran. Aunque quizá…
¿Y si había alguna manera de que Yafar se calmara? Quizá había algo que ignoraran, algo que pudiera evitar una masacre al pelear contra una serpiente gigante cabreada y capaz de escupir fuego.
Había que decidirse. Quizá fueran capaces de someterla entre los tres presentes, quizá no.
Ragun:
VIT: 200/200
PH: 77/90
* * * Fecha límite: domingo 18 de febrero