Tenía razón, claro, pero como se enteraran en Tierra de Partida…
—Las habilidades mágicas de Nadhia siempre me sacan de estos apuros, qué haría sin su nexo.
—Debe ser útil lo de tener uno. Ojalá yo pudiera desarrollarlo con alguien.—Sus pensamientos se desviaron hacia Malik y sonrió para sus adentros. Bueno, era la primera persona que se le ocurría que fuera más cercana. Si no había posibilidades con él, entonces estaba apañada.
Cuando Light se puso la armadura ella le imitó, agradeciendo poder marcharse de una vez. Estaba molida no, lo siguiente, y todavía quedaba el viaje de regreso.
—Por cierto, ¿qué fue de ese tal Quasi?
Fátima pegó un respingo y se mordió el labio inferior, notando un profundo malestar por la culpabilidad.
—Lo… Lo dejé inconsciente. Pero no le hice daño. O eso creo.—Y se despertaría y se encontraría con que su compañero había huido. Perfecto, menudos héroes estaban hechos.
Pero era necesario, ¿no? Dijera lo que dijera Light sobre la incompetencia de la Federación, dudaba mucho que hubieran capturado a un inocente. O quería dudarlo porque, entonces… Sacudió la cabeza. No, ya no tenía sentido darle más vueltas. En vez de ello intentó sonreír y dijo al joven, mientras invocaba su glider.
—Me ha encantado trabajar contigo. Muchas gracias. Espero que la próxima vez podamos charlar con tranquilidad y sin persecuciones de por medio.
Dicho esto, montó en su glider, pegó un acelerón y se elevó hacia el cielo, de vuelta a Tierra de Partida.
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