No te preocupes. Nos leemos en una semana... ¡A mí me ha gustado cómo lo has dejado! Dejo la continuación :3
Me arrepentí por completo de haberle entregado la joya, pues el rostro de Zait me asustó. Se puso pálido, con la mirada perdida, como si hubiese visto un fantasma.
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¿Zait? ¡Zait! —grité aterrorizada cuando el joven se levantó y al instante cayó al suelo, jadeando. Fui a socorrerle. Estaba muy aferrado al pañuelo que le rodeaba el cuello, acurrucado. Había soltado el broche y ahora éste yacía en la hierba del bosque—.
¡Zait por favor! ¡Mírame! ¡Zait!— ¿qué podía hacer? Estaba en shock y no me respondía. ¿Qué había visto? ¿Habría sido aquella espantosa criatura de mis pesadillas? ¿O había oído los gritos tras la muralla de cristal?
Sólo se me pasó una cosa por la cabeza. Sacar a Zait de allí y pedir ayuda a Mogara, la pequeña Moguri que me atendió cuando llegué a Tierra de Partida. Ella sabría qué hacer.
Aunque no tenía mucha idea de cómo salir del libro. Cogí a Zait, con mis pocas fuerzas lo levanté y pasé su brazo por mi hombro, agarrando su cuerpo. Seguía jadeando. "Debería avisar a Pooh", pensé, pero me preocupaba el estado de Zait como para perder el tiempo en despedidas.
Fui a recoger el broche de plata...
Una visión espantosa atravesó mi cabeza, con el ruido lejano de unas campanas, muy parecidas a las de la Torre del Reloj de mi Villa. No... ese sonido era muy desagradable como para provenir de mi viejo hogar. Cerré con fuerza mis ojos para dejar de contemplar aquel ser que se encontraba en frente mía y de Zait. Pero no surtió efecto, incluso así el espectro seguía allí, podía sentirlo. Se acercó lentamente hacia mí y alzando sus garras hacia nosotros intentó llevarse a Zait.
No sé de dónde saqué el valor suficiente para invocar mi Llave-Espada y amenazar con ella al fantasma.
—
A...¡Aléjate de él! —el espectro pareció detenerse. Volvió a alzar las garras y yo insistí con mi arma —
¡No...no voy a dejar que lo toques! Y fue entonces cuando lo vi. Un niño se hallaba atado a esa criatura. El muchacho gritaba desesperado. Pidiendo ayuda a alguien en particular.
"¡Zait!"
Abrí los ojos. Miré a mi alrededor, respirando con dificultad. Me encontraba entre las estanterías de la biblioteca, tirada en el suelo, sosteniendo entre mis brazos el cuerpo del pequeño Zait. Giré la cabeza. El libro se estaba cerrando a mis espaldas. Habíamos vuelto.
Mi...mi broche estaba en mi rebeca, perfectamente sujeto. ¿Cóm...cómo había...?
No, eso era lo que menos importaba en ese momento. Salí lo más apresurada que pude con Zait y grité pidiendo ayuda.
El pequeño Moguri encargado de la biblioteca voló hacia mí pidiendo silencio, pero se sobresaltó cuando se dio cuenta del estado de Zait.
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¡Por favor, avisa a Mogara! ¡Deprisa!---Una hora más tarde, Zait estaba siendo atendido por Mogara en su habitación de Tierra de Partida. Yo estaba en el pasillo, andando en círculos, muy preocupada por lo acontecido en el Bosque de los 100 Acres.
¿Qué había sido eso? ¿Por qué ese niño parecía estar atado a ese monstruo? Bueno, no atado físicamente... no sabía explicarlo. Sentía que el espectro tenía a ese niño atrapado, de alguna forma.
—
¿Un...sincorazón?—susurré, nerviosa. Y recordé que había gritado el nombre de Zait. ¿Un amigo?
El sonido de una puerta me sacó de mis pensamientos. Mogara salió de la habitación. Me acerqué a ella.
—
¡Mogara! ¿Qu...qué tal está?—
Todavía sigue temblando un poco kupó, pero la fiebre le está bajando kupó...—
¿Fi...fiebre? —
Sí, kupó... —mi pequeña amiga se quedó pensativa.
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¿Qué ocurre? —
Sus síntomas coinciden con los que experimentaste tú cuando llegaste a Tierra de Partida, ¡kupó! ¿Qué ha pasado exactamente kupó?Le conté sin tapujos todo lo que había pasado. Y lo relacionado con el broche. Ella me pidió cogerlo entre sus pomposas manos. Al principio me negué, no quería que ella también acabase como Zait. Pero insistió tanto que no me dejó más remedio.
—
Parece que este broche tiene algo en su interior, ¡kupó! Existen joyas, objetos en los mundos, que tienen atrapados dentro de ellos almas, corazones, kupó. Los poseedores de la Llave-Espada, en cierto nivel, pueden llegar a invocarlos, kupó. Lo mejor sería que hablases de esto con el Maestro Akio, ¡kupó! Porque puede que esas criaturas de las que hablas sean sincorazón, ¡kupó!—
Eso haré —tenía que hablar con Akio. No estaba loca. Aquel corazón de plata guardaba un terrible pasado. Y debía averiguar de qué se trataba—
Mogara... ¿puedo pasar a verle?—
Sí, kupó. Pero no le dejes coger de nuevo el broche, kupó. Me sorprende que lo lleves puesto después de todo lo que me has contado, kupó. También avisaré a la Maestra de Zait, a Yami, ¡kupó!—
Descuida —me despedí de Mogara, que tenía que irse por trabajos que había dejado a medias por el incidente.
Entré en la habitación. Zait estaba tendido en la cama. Cogí un taburete y me senté a su lado. Me sentía tan culpable de su estado... yo quería ver de nuevo la sonrisa alegre de Zait, no aquel rostro lleno de espanto y dolor.
Agarré una de sus manos y la estuve acariciando durante un buen rato, esperando a que Zait despertase de sus pesadillas.
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Lo siento mucho, Zait...Creo que me he emocionado, pero lo creía necesario. Espero que pase pronto la semana para leer tu continuación ^^
EDIT: Me equivoqué de Maestro. La Maestra de Zait es Yami, no Kazuki XD