Ronda 16
Publicado: Lun Feb 09, 2015 1:06 am
Una bruma de oscuridad elevó mi cabello en el aire y me empujó hacia los Sincorazón. Sorprendida, me giré un instante para observar cómo Ragun parecía haber liberado todo su poder, pues incluso sus ropas habían estallado en mil pedazos, y su cuerpo adquirió un tono negruzco y siniestro. No era la primera vez que le veía hacer aquello, pero no con tanto poder y potencia como para arrancar de su cuerpo sus propias ropas.
―¡Ragun! ―exclamé, intentando apartar de mi rostro algunos mechones de pelo
Gengar por su parte se escondió en una esquina y continuó aplicando Maldición, hasta dos veces. Notó como sus fuerzas mermaron drásticamente, así como las del Nido, pero no era suficiente para acabar con él. Sólo podía contar con Ragun.
―¡Qué empiece la fiesta! ―y tras incorporarse, desapareció
Me quedé perpleja cuando, literalmente, desapareció. No supe bien qué había sucedido hasta que una pequeña brisa acarició una de mis mejillas en dirección a mis espaldas, y antes de siquiera inmutarme, escuché una gran explosión a mis espaldas.
―¿¡Q-qué!? ―me quedé de piedra cuando al girarme, encontré un enorme cráter de color negro donde antes se encontraban los Sincorazón
Me vi obligada a taparme los ojos para evitar que las cenizas me hiciesen cualquier daño en la vista, pudiendo tan sólo distinguir a Ragun en el centro del agujero. ¡Había eliminado a todos los Sincorazón de un golpe!
―¡Ah!
Me giré entonces hacia Gengar, el cual había sido golpeado por uno de aquellos Sincorazon morados y grandes; éste, con lo que parecían ser sus patas, golpeaba a mi fantasmita mientras seguía suspendido en el aire. Sentí la necesidad de ir corriendo hacia él y ayudarlo, pero mis piernas no respondieron, y fue Ragun el que en un instante apareció a su lado y, todavía en el aire, extendió sus brazos...
―¡Flama Tenebrosa+!
Una Flama Tenebrosa salió disparada de sus manos para impactar en el enemigo, el cual se desintegró al instante y el hechizo de Oscuridad siguió adelante, golpeando el Nido y provocando una enorme explosión que me empujó para atrás.
―¡Ah! ¡N-no! ―exclamé sin saber bien qué decir, estaba asombrada por las habilidades de Ragun, ¡estaba aniquilando a todos los Sincorazón él solo sin siquiera inmutarse! ¿¡Era eso posible!?― Es... imposible...
Permanecí de rodillas en el suelo, sosteniendo mi Llavero e imaginando el límite del poder que había adquirido mi compañero de Bando. Era incapaz de imaginar siquiera cómo había alcanzado llegado a tal punto. En cuanto el humo se disipó, vi una enorme grieta en la zona lateral derecha del Nido donde impactó el hechizo de Oscuridad, de estas grietas salía un humo morado que no comprendí bien qué era, y Gengar también seguía asustado en una esquina, pero a salvo. ¡Menos mal!
―¡Gengar, ven aquí! ―le ordené, a lo que, sin pensarlo dos veces, hizo caso
Gengar corrió como pudo a gran velocidad hasta alcanzarme, y una vez a mi lado le acaricié su cabeza con una de mis manos, intentando calmarlo. Notaba en su mirada lo asustado que estaba, era mi tarea tranquilizarlo.
―NigroCura. ―invoqué, apuntando mi Llavero hacia Gengar y sanando sus heridas
El pequeño resopló, aliviado, y yo le sonreí, contenta al ver cómo seguía con vida y a mi lado. Ragun por su parte aterrizó y observó la zona lentamente, entonces caí en la cuenta que el humo que había emanado de las grietas comenzaba a formar una especie de barrera alrededor de esa esfera oscura.
―Hum, sigue siendo inútil. ―y le pegó un puñetazo al Nido, ahora recubierto por una especie de capa morada que parecía protegerlo
La onda expansiva provocada por el golpe me echó unos centímetros para atrás, pero puse todo mi esfuerzo para mantenerme en pie. Al alzar de nuevo la vista comprobé sus resultados: la protección se había abollado pero no había conseguido dañar al Nido.
―¡Ragun, permíteme ayudarte! ¡Sé que no soy tan poderosa como tú, pero no puedes hacerlo solo!
La zona deforme y abollada de la capa volvió a su posición inicial, indicándonos que se había recuperado del ataque de Ragun.
―Bien, ayúdame a concentrar todo el daño en un solo punto. Atacaremos sin descanso.
Tragué saliva y asentí preparada, abrumada por la idea de ayudarlo. Me sentía ridícula a su lado, no sabía siquiera si le iba a ser de ayuda.
―¡Ragun! ―exclamé, intentando apartar de mi rostro algunos mechones de pelo
Gengar por su parte se escondió en una esquina y continuó aplicando Maldición, hasta dos veces. Notó como sus fuerzas mermaron drásticamente, así como las del Nido, pero no era suficiente para acabar con él. Sólo podía contar con Ragun.
―¡Qué empiece la fiesta! ―y tras incorporarse, desapareció
Me quedé perpleja cuando, literalmente, desapareció. No supe bien qué había sucedido hasta que una pequeña brisa acarició una de mis mejillas en dirección a mis espaldas, y antes de siquiera inmutarme, escuché una gran explosión a mis espaldas.
―¿¡Q-qué!? ―me quedé de piedra cuando al girarme, encontré un enorme cráter de color negro donde antes se encontraban los Sincorazón
Me vi obligada a taparme los ojos para evitar que las cenizas me hiciesen cualquier daño en la vista, pudiendo tan sólo distinguir a Ragun en el centro del agujero. ¡Había eliminado a todos los Sincorazón de un golpe!
―¡Ah!
Me giré entonces hacia Gengar, el cual había sido golpeado por uno de aquellos Sincorazon morados y grandes; éste, con lo que parecían ser sus patas, golpeaba a mi fantasmita mientras seguía suspendido en el aire. Sentí la necesidad de ir corriendo hacia él y ayudarlo, pero mis piernas no respondieron, y fue Ragun el que en un instante apareció a su lado y, todavía en el aire, extendió sus brazos...
―¡Flama Tenebrosa+!
Una Flama Tenebrosa salió disparada de sus manos para impactar en el enemigo, el cual se desintegró al instante y el hechizo de Oscuridad siguió adelante, golpeando el Nido y provocando una enorme explosión que me empujó para atrás.
―¡Ah! ¡N-no! ―exclamé sin saber bien qué decir, estaba asombrada por las habilidades de Ragun, ¡estaba aniquilando a todos los Sincorazón él solo sin siquiera inmutarse! ¿¡Era eso posible!?― Es... imposible...
Permanecí de rodillas en el suelo, sosteniendo mi Llavero e imaginando el límite del poder que había adquirido mi compañero de Bando. Era incapaz de imaginar siquiera cómo había alcanzado llegado a tal punto. En cuanto el humo se disipó, vi una enorme grieta en la zona lateral derecha del Nido donde impactó el hechizo de Oscuridad, de estas grietas salía un humo morado que no comprendí bien qué era, y Gengar también seguía asustado en una esquina, pero a salvo. ¡Menos mal!
―¡Gengar, ven aquí! ―le ordené, a lo que, sin pensarlo dos veces, hizo caso
Gengar corrió como pudo a gran velocidad hasta alcanzarme, y una vez a mi lado le acaricié su cabeza con una de mis manos, intentando calmarlo. Notaba en su mirada lo asustado que estaba, era mi tarea tranquilizarlo.
―NigroCura. ―invoqué, apuntando mi Llavero hacia Gengar y sanando sus heridas
El pequeño resopló, aliviado, y yo le sonreí, contenta al ver cómo seguía con vida y a mi lado. Ragun por su parte aterrizó y observó la zona lentamente, entonces caí en la cuenta que el humo que había emanado de las grietas comenzaba a formar una especie de barrera alrededor de esa esfera oscura.
―Hum, sigue siendo inútil. ―y le pegó un puñetazo al Nido, ahora recubierto por una especie de capa morada que parecía protegerlo
La onda expansiva provocada por el golpe me echó unos centímetros para atrás, pero puse todo mi esfuerzo para mantenerme en pie. Al alzar de nuevo la vista comprobé sus resultados: la protección se había abollado pero no había conseguido dañar al Nido.
―¡Ragun, permíteme ayudarte! ¡Sé que no soy tan poderosa como tú, pero no puedes hacerlo solo!
La zona deforme y abollada de la capa volvió a su posición inicial, indicándonos que se había recuperado del ataque de Ragun.
―Bien, ayúdame a concentrar todo el daño en un solo punto. Atacaremos sin descanso.
Tragué saliva y asentí preparada, abrumada por la idea de ayudarlo. Me sentía ridícula a su lado, no sabía siquiera si le iba a ser de ayuda.
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