- Nadhia (EspeYuna)
- Ragun (Sombra)
Ubicación:
Tierra de Partida
Cronología:
Nadhia: [Prólogo] Siempre hay un camino > (Este encuentro) > [Trama] Bienvenidos a mi cocina
Ragun: [Encuentro] La ciudad eterna > (Este encuentro)
Más info: El encuentro comienza tras que Nadhia abandona Villa Crepúsculo y llega a Tierra de Partida. O sea, el mismo día que el fin de su prólogo.
Todavía no podía creerme lo que estaba experimentando. El crepúsculo de mi hogar fue sustituido por un sinfín de cometas y destellos fugaces, que bailaban arañando mi nuevo medio de transporte.
No podía evitar jugar con las pequeñas olas artificiales que se formaban en el espectacular espacio que se vislumbraba ante mis ojos. Era como estar surfeando, por lo que pude disfrutar como un niño con su primera bicicleta, mientras seguía de cerca a Akio y a Lyn hacia el infinito.
Me sorprendí cuando una ligera presión invadió mi cuerpo y mi tabla de surf.
“Así que por esto debo llevar puesta la armadura”, pensé. No lo había sentido tras abandonar Villa Crepúsculo, supongo que por la emoción y la adrenalina que revolvía cada parte de mi ser en aquellos instantes.
La extraña tensión fue desapareciendo poco a poco, para dar paso a una luz cegadora que ni siquiera mi casco pudo contener fuera. Cuando abrí de nuevo los ojos quedé maravillada ante el bello paisaje que se cernía bajo nuestros vehículos.
Fuimos descendiendo entre las blancas y esponjosas nubes para dar paso a un hermoso castillo dorado que se apoyaba entre grandes colinas verdes, preciosos jardines que lo rodeaban y muchas otras nubes que lo hacían parecer como si el edificio se encontrase flotando de verdad en el aire. Un castillo en el cielo. Como los que leía en mis cuentos.
—¡Guau…! ¡Ojalá estuviese aquí el viejo Sendh para ver esto! —dije, entusiasmada por todo aquello que se me presentaba.
Conforme íbamos descendiendo unas pequeñas hormiguitas se distinguían en el inmenso verde que rodeaba el castillo. ¿Serían…aprendices? Sí, podía ver claramente cómo invocaban sus llaves en breves destellos de luz, cómo luchaban unos con otros… ¿Y aquellos serían sus Maestros? Quería verlo más de cerca…
—Mi… mi nuevo hogar, ¿eh? — sonreí emocionada. Realmente estaba pasando. No era un sueño—. ¡Lyn, Akio, esperadme!
Me había parado a pensar en las nubes un buen rato (¡qué irónico!), puesto que ya no veía los vehículos de Akio y Lyn. Iba a perseguirlos cuando algo punzante me atravesó el costado. Y un grito desgarrador retumbó en mis oídos. Me agarré como pude al soporte de mi tabla, mientras apoyé mi casco contra las velas que me habían hecho volar… hasta ahora.
“¡Este no es mi hogar! ¡No lo es! ¡Da la vuelta!”
Lo sentía. Otra vez esa presión en mi pecho, que parecía estar ahogándome. No era capaz de moverme, no era capaz de soportar aquel dolor… mi respiración… no podía… respirar…
“¡Ese no es mi castillo! ¡Volvamos a buscarlo!”
Me llevé una mano al casco. Mi cabeza iba a explotar dentro de la armadura, de un momento a otro. Intenté gritar para pedir ayuda a Akio y Lyn, pero no me salía la voz.
Y es entonces cuando mi vehículo desapareció en un haz de luz, debido a que ya no estaba en condiciones de controlar el poder de mi Llave-Espada. Y empecé a caer…
Medio inconsciente, me di cuenta de que mi armadura también había desaparecido. ¿Por qué? Porque mis brazos desnudos y mi rostro sentían la presión del aire al caer a una velocidad descomunal. Mi cuerpo descendía violentamente, dando giros bruscos que no podía controlar.
Mi mente se nubló y sólo pude cerrar los ojos, asustada de lo que estaba por acontecer. El dolor, la falta de aire… y gritos en la lejanía. Aki…o…L…yn…