[Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Encuentro de Fátima, Nadhia y Malik

¡Pásate por aquí para encontrarte con todo aquello relacionado con el rol y que no encontrarás en el resto de subforos! Libres, Eventos, Eventos Globales... ¡Pásate, rolea y échate unas risas!

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro

Re: [Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Notapor Tanis » Mié Feb 04, 2015 8:55 pm

A pesar del dolor agudo que le recorría el brazo y le pinzaba la carne, tuvo la suficiente sangre fría como para moverse tras Fátima. Se apoyó contra la pared de madera sin darse cuenta, y apretó los dientes, presionando la mano cerca de la herida y el asta de la flecha que sobresalía de la carne. Un hilillo de sangre le goteaba hasta los dedos y formaban pequeños regueros de costras pardas y oscuras.

Pero eso no era nada, lo había pasado peor antes, mucho peor...

¡Tenemos que salir de aquí! —exclamó Fátima

Con la ayuda de Fátima logró sobreponerse un poco y al menos mantenerse de pie. Malik asintió y echó a correr, sintiendo la molestia del asta de flecha al correr. No podía no sujetarse el brazo, dolía como mil demonios. Eso fue lo único que retrasó su paso, aunque el aguijón de la supervivencia le impulsó más que cualquier otra cosa. Ya había estado a medio paso de la muerte, no le apetecía volver a experimentar esa sensación de agonía sin remedio.

«¡Nos atacan! ¡Nos atacan! ¡Los hunos atacan!», gritaban por todas partes, los aldeanos sumidos en el terror, la histeria y el pánico. Por todas partes las mujeres se llevaban a sus hijos en brazos, los niños mayores corrían tras ellas, y los ancianos se armaban con hoces, palos largos o cualquier cosa que encontraran. Malik sintió lástima, aquello sería una carnicería. Había visto demasiados asaltos en su vida de comerciante y sabía cómo terminaban…

Corrió y corrió, chocandose contra la gente, intentando esquivarlos a la carrera para no perder la pista de Fátima y de Nadhia. Pero fue inútil.

Una turba de jinetes tronó al doblar una de las calles y por suerte o desgracia, eso fue lo que le ayudó a esconderse. Con la respiración entrecortada, y el corazón latiendo como un loco, Malik frenó por un segundo y visualizó el parapeto, más bien escondite improvisado, que podía resultar una casa casi derruida. Sin perder un solo segundo, se deslizó junto a la pared para ocultarse detrás, y obtener un momento de respiro. El ruido del ataque era ensordecedor, los cascos de los caballos, los gritos, el metal de las armas segando vidas… La campana había dejado de sonar, pero ya daba igual… No sabía si funcionaría.

Malik cerró los ojos por un segundo y separó la mano del brazo. La sangre no salía en demasiada cantidad porque la flecha tapaba la herida, pero sabía que en cuanto se la sacase, tendría un problema. Podría haberse curado con magia, sin embargo, en momentos así, Malik se sentía un poco inútil por no saber siquiera ejecutar hasta un hechizo tan simple. Tragó saliva con dificultad y aguzó el oído mientras se arrancaba parte de la tela del pantalón para improvisar un vendaje de emergencia. Por fortuna, los hunos parecían estar más centrados en incendiar las casas, llevarse por delante todo lo que se movía, y capturar mujeres y niños.

«Mierda, Fátima, Nadhia… ».

Se sujetó fuerte del asta de la flecha y tiró, y aunque se mordió la lengua haciendose sangre, gruñó y se tensó como la misma cuerda de un arco al sentir los dientes de la punta rasgar el músculo al salir. No gritó, pero a punto estuvo. Un chorretón de sangre salió al extraer el asta y escupió el buche de la boca a la vez que se vendaba como mejor podía con una única mano, y pensaba en qué podía hacer. Las reglas dictaban que nada de interponerse en los asuntos del Mundo en el que estuvieran, así que por supuesto, nada de pelearse con los hunos a no ser que fuera por defensa propia.

No tuvo fuerza suficiente como para asomarse, y tampoco es que le pareciera la mejor de las ideas, pero… Tenía que salir de ahí, esperar a que los hunos se fueran. Y cuando lo hiciesen, buscar la manera de encontrar a Fátima y a Nadhia.
Avatar de Usuario
Tanis
28. Samurai
28. Samurai
 
Mensajes: 813
Registrado: Mar Feb 19, 2013 10:20 pm
Dinero: 75,353.31
Banco: 15,572.00
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Karma: 5

Re: [Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Notapor Suzume Mizuno » Mié Feb 04, 2015 8:58 pm

En realidad, no. No me encuentro bien. Ha sido ver a toda esta gente pasar por esto y… ¿en serio los maestros no habrán pensado en romper las normas alguna vez?

Yo tampoco me siento bien —admitió Fátima, encogiendo las rodillas y abrazándoselas. Si repasaba las horribles imágenes de las que había sido testigo se le revolvía el estómago y la bilis le trepaba por la garganta—.Imagino… —dijo en voz baja—. Imagino que siempre pensarán en hacerlo. Es lo que haría cualquier persona normal. Pero no lo hacen porque si no respetamos nuestras propias normas, nada tendría sentido —terminó por musitar.

A veces se preguntaba si no sería mejor que los Caballeros intervinieran directamente en la política de los mundos e impusieran la paz. Pero luego lo pensaba y se reía de su propia ingenuidad: ¿y quién les aseguraba que los Caballeros no terminarían volviéndose corruptos, que no someterían a la gente para su propio beneficio? Quizá no durante aquella generación, pero puede que sí la siguiente. Al fin y al cabo, pasaba lo mismo en todos lados. Se suponía que los reyes existían para proteger al pueblo, pero la realidad era muy diferente a la teoría.

No hablaron mucho más. El día transcurría lentamente a medida que los hunos reunían a todas las mujeres. Fátima intercambió una mirada con Nadhia y fue aproximándose a todas aquellas que necesitaban ayuda por algún corte, herida o contusión. No podía utilizar su magia, pero las ayudaba a vendarse o a detener la hemorragia. La mayoría de las mujeres lloraban y se consolaban las unas a las otras. Las únicas que parecían llevar con más serenidad, o al menos no demostraban tanto su miedo, era aquellas que tenían a sus hijos consigo y se tenían que mostrar fuertes ante ellos.

Cuando empezó a caer el sol, los niños lloraban de hambre y estar sentado en un rincón se había vuelto dolorosamente incómodo, pero nadie se atrevía a quejarse en voz alta. Fátima estaba cada vez más nerviosa y le costaba un horror mantenerse quieta. Lo había hablado con Nadhia y las dos habían decidido esperar a la noche antes de hacer nada. Si por ellas fuera, se habrían precipitado fuera del granero de alguna forma, pero no querían arriesgarse a que hicieran daño a las mujeres.

Así que esperaban y esperaban.

Y entonces cayó la noche y un grupo de hunos, sonrientes, borrachos, entró con comida para las mujeres. Un gran número de ellas se precipitaron a preguntar por sus maridos o padres y recibieron puntapiés y algún que otro grito de indignación como respuesta. A Fátima le hervía la sangre y tuvo que clavarse las uñas en las palmas de las manos para no saltar sobre aquellos subnormales.

Después de eso las mujeres se repartieron las raciones de comida en resignado silencio.

Tenemos que salir de aquí—cuchicheó Fátima con Nadhia—. Esperemos a que estén dormidos y hagan guardias…

Entonces levantó una mano y señaló a Nadhia que mantuviera silencio: al otro lado de la pared donde se encontraban, había un grupo de hombres. Por las risas, no podían ser otros que los hunos. Pegó la oreja a la pared y escuchó con atención:

—...¡y mañana a por esos huevos!

—¡Se venderán muy bien!

—Preferiría encontrar al dragón herido. Sus colmillos y sangre se venderán carísimos.

—¡Ese dragón era enorme! ¡Qué pena que no pudiéramos matarlo! Se revolvía como un maldito.

—La hembra huyó a su nido, pero también estaba herida. No costará deshacerse de ella.

Fátima miró entonces a Nadhia con los ojos abiertos de par en par.

¡Los hunos estaban cazando dragones!
Imagen

¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Suzume Mizuno
63. Komory Bat
63. Komory Bat
 
Mensajes: 1883
Registrado: Vie Mar 02, 2012 9:52 pm
Dinero: 1,462,577.72
Sexo: Femenino
Karma: 6

Re: [Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Notapor EspeYuna » Mié Feb 04, 2015 9:03 pm

Yo tampoco me encuentro bien —era de esperarse que a Fátima tampoco le hiciera gracia la situación—. Imagino… —al notar que se le apagaba la voz, me acerqué a ella—. Imagino que siempre pensarán en hacerlo. Es lo que haría cualquier persona normal. Pero no lo hacen porque si no respetamos nuestras propias normas, nada tendría sentido.

Sí, supongo que si no lo hicieran… pero no creo que no hayan quebrantado las normas ni una sola vez —suspiré, llevándome las manos por detrás de la cabeza y acomodando el cuerpo cuanto me era posible.

El día transcurría tan lento allí dentro, prisioneras junto a las mujeres y niños de la aldea, que ambas decidimos ayudar a las mujeres en todo cuanto pudiésemos. Los pequeños se aferraban a ellas, algunos con tanta rudeza que les hacían daño, pero a sus madres aquello no les importaba. Otros, sin embargo, se hacían los fuertes y cuidaban de sus hermanos más pequeños. Se me encogió el corazón a medida que iba quedándome con algunas de sus caras. No podía saber si dentro de unas horas, los hunos decidieran cargar contra ellos o incendiar el lugar con tal de quitarse una carga molesta, por muy bien que les viniera tenerlos de rehenes o para otra clase de beneficios.
En algún momento, Fátima y yo no pudimos hacer más y caímos de nuevo sobre los montones de paja. No teníamos mucho de lo que hablar tampoco. Simplemente, dejamos que el tiempo intentara pasar lo más rápido posible. Para no involucrar a aquellas personas, debíamos ser discretas y no dejar que nos vieran.

Iba a ser algo complicado, pero suponía que nuestros entrenamientos con los maestros habían servido para algo, ¿no?

Hola, Nadhia.

Sonreí de medio lado a la par que cerraba los ojos. Hacía mucho tiempo que no escuchaba la voz de mi Llave-Espada, y realmente necesitaba hablar con alguien, aunque fuera para matar el tiempo y no molestar así ni a Fátima ni a los rehenes.

Al caer el sol, ni siquiera la serenidad y los consejos de Ángel conseguían tranquilizarme. Movía inquieta los pies, dándome cuenta de que Fátima también estaba luchando por permanecer en el sitio.

Cuando cayó la noche, se me revolvieron las tripas con el trato de los hunos a las mujeres y a los niños, sobre todo cuando preguntaron por sus maridos.

Tenemos que salir de aquí —Fátima se acercó a mí y me susurró un plan de huida, cuando de pronto levantó una mano para que mantuviera silencio.

Escuché de fondo unas risas, y mi compañera se agazapó contra la pared, poniendo la oreja. La imité con cuidado.

—...encontrar al dragón herido. Sus colmillos y sangre se venderán carísimos.

—¡Ese dragón era enorme! ¡Qué pena que no pudiéramos matarlo! Se revolvía como un maldito.

—La hembra huyó a su nido, pero también estaba herida. No costará deshacerse de ella.

Intercambié una mirada con Fátima, totalmente consternada. ¿Los hunos estaban cazando dragones? Ver para creer.

Aquello significaba que aquellas bestias sagradas existían de verdad, lo cual me resultaba una noticia agradable… si no fuera porque los imaginé siendo atacados por aquellos salvajes.

Atados, disecados incluso, con los colmillos arrancados.

Esperemos un poco más —le dije, rechazando amablemente un trozo de pan que nos ofreció una mujer a la que habíamos ayudado antes a vendar las heridas de sus hijos—. Lo suficiente como para que la bebida los tenga más atontados. No debería ser mucho problema…

Sonreí amargamente al contemplar la escena de la desgracia frente a nuestros ojos. Estaba deseando salir de allí para no cometer otra locura como la de Notre Dame con Kousen. Y para dejar de sentirme culpable.

Fátima y yo nos aventuramos al exterior del lugar con sigilo. Estaba claro que iba a ser difícil dar esquinazo a todos los hunos que se encontraban allí, pero había que intentarlo, tan sólo para que no lo pagaran con los rehenes.

Pudimos pasar por la primera hoguera hecha cenizas sin problemas: los hunos dormían, vencidos por la “gran hazaña” del día y litros de alcohol. Uno abrazaba su botella como si se tratara de un peluche. Le miré asqueada, con ganas de propinarle una patada a uno que se había estado riendo de una pobre muchacha que había preguntado por su anciano padre. Pero me contuve. Tenía que aprender a controlar mis emociones y aquella sería una prueba más.

Cuanto más avanzábamos, más luces veíamos: algunas hogueras seguían encendidas y el relinchar de los caballos al otro lado me dio una idea.

Escondidas, me agaché y busqué entre la nieve cualquier piedra que pudiera serme de utilidad. Me daba bastante lástima por los animales, pues no tenían culpa de nada: pero serían nuestra salida para tener vía libre y salir de allí para buscar a Malik.

Me asomé un tanto, escondiéndome de nuevo antes de que uno de los hunos decidiera mirar hacia donde nos hallábamos escondidas. Le hice un gesto a Fátima con el dedo índice sobre mis labios para que mantuviera silencio.

Y entonces, volví a asomarme para tirar la piedra en cuanto mi vista encontrara lo que andaba buscando: a los caballos. Sólo esperé que mi puntería fuese lo suficientemente buena aun sin arco como para dar a cualquiera de ellos y asustarlos.

Funcionó. Estos comenzaron a relinchar, asustados. Además, el sonido de la piedra cayendo al suelo resultó bastante sospechoso para los hunos, quienes comenzaron a hablar entre ellos, desenvainar sus espadas oxidadas e ir a averiguar si alguna mujer había decidido escaparse.

Era la oportunidad perfecta.

Vamos —le dije a Fátima, corriendo junto a ella para alejarnos de las hogueras y lo más lejos posible de la aldea.
Imagen
¡Soy enfermera~!
Nurses are Angels on Earth
Imagen
Mi blog + DeCulture

Imagen
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen
KHWorld Awards 2014
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2013
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2012
Imagen
ImagenImagen
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
EspeYuna
115. Demyx
115. Demyx
The Unknowns
 
Mensajes: 3437
Registrado: Mar Feb 28, 2012 11:12 pm
Dinero: 53,263.25
Banco: 15,063.87
Ubicación: ¡Entrenándome en Tierra de Partida para combatir a los sincorazón! ¡Ah! ¡Y en FanPlace!
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 54

Re: [Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Notapor Tanis » Mié Feb 04, 2015 9:09 pm

Se sintió un poco más aliviado cuando el ruido decreció y el poblado se sumió en silencio, uno denso y mortal que le asustaba más que el ruido del propio ataque. Todavía muerto de miedo por si quedaba algún huno rondando por ahí, esperó, esperó y esperó hasta que decidió asomarse por entre los cascotes. Le costó moverse sobre todo por el brazo, pero se alivió al comprobar que la aldea estaba desierta. Nadie le había descubierto, gracias.

Eso le daba la oportunidad que necesitaba.

Con algo de dificultad, Malik se mantuvo en pie y logró caminar hasta el final del muro, hasta la entrada. Podía ver y seguir el rastro ue los hunos había dejado. No debían de estar lejos. ¿Qué podía hacer? Se habían llevado a las chicas… Lo único que se le ocurría era alejarse de la zona y pensar cómo sacarlas de allí. Sólo por si acaso echó a correr para alcanzar el bosquecillo de lo que parecía ser bambú, que se encontraba al otro lado del pueblo.

No miró atrás, no podía perder tiempo.

Se internó entre la floresta de bambú por donde podía moverse mejor. Las cañas crecían muy juntas y hacía difícil siquiera dar dos pasos, pero no podía pararse. Malik tuvo que pararse al poco, el cuerpo no le daba más de sí. Las heridas y la sangre perdida habían hecho mella, estaba muy cansado. Se detuvo en un pequeño claro en medio del follaje, junto a una pequeña formación rocosa.

Exhaló un suspiro largo, apoyándose un poco contra la piedra.

Estaba cansado, muy cansado. Los músculos chillaban como niños hambrientos, la garganta la tenía seca, los labios agrietados. Y la cabeza, ay, la cabeza…

«Joder, mierda, joder, joder… »

Se separó de la roca, comenzando a caminar, estúpidamente preocupado y pensativo, de un lado a otro del claro mientras de cuando en cuando le echaba una ojeada al exterior.

Hacía muchísimos años que no era víctima de un asalto, y su experiencia se basaba más en caravanas comerciales que ataques a núcleos de población, pero un par de veces se había encontrado en aldeas justo cuando los bandidos decidían atacarlas. Por fortuna había salido siempre indemne, pero el horror nunca se lo quitaría nadie. Y ahora pasaba algo parecido.

Por suerte estaba preocupado, pero no alterado.

Nadhia y Fátima eran bastante más fuertes que él, si era por combate estaba seguro de que podían arreglárselas solas. Sin embargo, analizaba, las estaban llevando junto con otras mujeres y niños, rehenes muy jugosos. Los hunos eran peligrosos, y se suponía que si no era en defensa propia no podían pelear. Y los hunos no habían mostrado misericordia, así que…

«Como se les ocurra tocarlas… »

Malik se acercó a la roca y se sentó con un gruñido de cansancio. Se palpó la herida, el escozor y el dolor le hicieron rechinar y apretar los dientes. Se masajeó la frente con los dedos de la mano. Le latían las sienes, y lo único que quería era meterse en la cama y no salir en tres días. Sin embargo lo primero era lo primero.

«De acuerdo, no me han descubierto, no saben que estoy aquí y… no se esperarán un "ataque" sorpresa. Iré a sacarlas de ahí, nos llevaremos un par de caballos por las molestias… Si me de noche podré hacerlo».

Era lo que mejor se le ocurría, aunque realmente no tenían muchas más opciones.

* * *


Al amparo de la oscuridad por fin pudo iniciar el plan. Los hunos habían acampado no muy lejos de las ahora ruinas de la aldea china y se les oía gritar y reír incluso desde el bosquecillo de bambú. Con un poco de suerte ni se enterarían de que se les había colado un intrusos hasta mucho tiempo después.

Malik había aprovechado las horas de luz que quedaban para descansar un poco más, iba a necesitarlo. De paso había logrado perfilar un poco más el plan, pensando en los posibles problemas que pudieran surgir y que seguramente surgirían. Infiltrarse era una tarea difícil, era imprescindible el sigilo.

Poco después del anochecer, Malik se deslizó entre las cañas de bambú colina abajo para dirigirse hacia el punto menos vigilado del campamento huno. Las tiendas que habían levantado estaban dispuestas un tanto desordenadas, pero al menos habían tenido el buen atino —o no— de dejar la gran mayoría de los caballos en un único lugar.

Antes de salir plenamente al exterior y acercarse a través de las ruinas del pueblo, Malik repasó mentalmente el plan: Pasar las filas enemigas, encontrar a Nadhia y a Fátima, y largarse de ahí cuanto antes. Quizá, si salía todo a la perfección, podrían estar en Tierra de Partida para la hora del desayuno.

Vamos allá —musitó para sí mismo, antes de moverse a toda velocidad hasta la pared derruida más cercana, a unos cuantos metros del linde del bosque.
Avatar de Usuario
Tanis
28. Samurai
28. Samurai
 
Mensajes: 813
Registrado: Mar Feb 19, 2013 10:20 pm
Dinero: 75,353.31
Banco: 15,572.00
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Karma: 5

Re: [Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Notapor Suzume Mizuno » Mié Feb 04, 2015 9:14 pm

No podía dejar de pensar que estaban abandonando a todas esas mujeres y niños en las manos de los hunos. ¿Quién sabía lo que les harían cuando se despertaran y vieran que dos prisioneras habían desaparecido? Trataba de apartar esas agoreras ideas, pero no era capaz. Tenía la boca seca y el corazón a punto de reventar entre la angustia de que las descubrieran y la culpabilidad que cada vez pesaba más y más en su pecho.

Habían salido del almacén sin hacer ruido, cuando todo el mundo —las mujeres tardaron una eternidad, aunque al final el cansancio pudo con ellas— estaba dormido. Fátima tenía la sensación de que una anciana las había visto marcharse, pero no estaba segura. En ese caso, ¿por qué no había intentado detenerlas? Quizá tenía miedo de que los hunos, ebrios, la tomaran con todas si les despertaba y las cogían en medio de la escapada. O puede que realmente deseara que lograran huir.

No tenía la más mínima idea.

Había unas pocas hogueras diseminadas por la aldea y varios hunos montaban guardia paseando por las escasas callejuelas, aunque por su andar, Fátima sospechaba que lo que hacían era desentumecer las piernas después de haber empinado el codo largo y tendido.

Entonces se dirigieron, haciéndose bruscas señas en medio de la oscuridad para no intentar hacer ruido —aunque cada vez que hundían los pies en la nieve, Fátima tenía la impresión de que se escuchaba a kilómetros de distancia—. Tuvieron que ocultarse cuando un huno, que protegía a los animales, miró en su dirección. Con la mejilla pegada a la nieve, asintió cuando Nadhia se llevó un dedo a los labios.

Aguantó la respiración al ver a su amiga levantarse y arrojar lo que supuso que era una piedra. Durante un par de instantes, ninguna se atrevió a respirar. Entonces los caballos comenzaron a relinchar, nerviosos. Se escuchó a la perfección el sonido del acero cuando los invasores desenvainaron sus espadas y se acercaron a los caballos para investigar.

Vamos.

De acuerdo

Y echaron a correr. Saltaron el murete, que a Fátima seguía antojándosele ridículamente pequeño, y habían empezado a dejar atrás la luz de las hogueras cuando escucharon el grito de una mujer.

De una mujer mayor.

Tuvo un presentimiento, cogió a Nadhia del brazo y exclamó:

¡Corre, corre, no te pares!

Sus piernas se hundían hasta las rodillas en la nieve y, en medio de la oscuridad, era casi imposible avanzar sin riesgo a pegarse un planchazo. Por eso apenas habían avanzado cuando Fátima oyó los cascos de caballo. ¡Lo sabía, esa vieja las había visto! Se volvió hacia atrás y vio cómo los hunos trataban de montar en sus animales, gritando órdenes, descoordinados por culpa del alcohol. Si no hubieran dejado unas huellas tan evidentes a su paso, Fátima hasta se habría sentido segura.

Entonces lo que parecía ser un jinete, acompañado de otro caballo emprendió la carrera hacia las chicas.

¡Maldita sea! —espetó, tendiendo una mano hacia delante para lanzar un hecho y tratar de librarse de ellos antes de que las alcanzaran.

Pero vaciló. ¿Y si sólo conseguía desvelar su posición a los demás hunos? ¿A dónde iban a huir entonces, en medio de la noche, perseguidas por hombres que tenían arcos y flechas?

Soltó un gruñido y se preparó para invocar la Llave Espada.

En ese momento se percató de que había algo raro en aquellos jinetes. ¿Les estaban… haciendo señas?

Soltó una exclamación ahogada.

¡Malik! ¡Está bien!

Cuando hizo refrenar sus monturas cerca de ellas, empapándolas de nieve, Fátima se acercó a duras penas al caballo de Malik y exclamó:

¡Vámonos de aquí, rápido!

¡Con caballos todo sería diferente! Si se daban la prisa suficiente, quizás ni siquiera necesitarían luchar contra los hunos. ¡Pero había que darse prisa! Ni se le pasó por la cabeza pensar que no había montado a caballo en su vida: sólo trató de montar a la grupa del animal para que Malik pudiera espolearlo cuanto antes. Los hunos todavía estaban confusos, pero no tardarían en organizarse e ir tras ellos.

Cuando consiguió subir, se aferró a la cintura de Malik para no caerse:

¡Deprisa!

Los caballos no eran de gran alzada y eran más recios que elegantes, pero parecían resistentes y no les asustaba demasiado la oscuridad. Fátima empezaba a creer que llegarían a ponerse a salvo, quizás en algún bosque, cuando una serie de antorchas empezaron a dirigirse en su dirección.

Y entonces, una flecha atravesó el aire, cayendo a poca distancia de ellos.

¡Nadhia! ¡Detengámoslos! —gritó, invocando un Aqua.

En cuanto los hunos estuvieran lo suficientemente cerca, dispararía sin dudarlo dos veces.
Imagen

¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Suzume Mizuno
63. Komory Bat
63. Komory Bat
 
Mensajes: 1883
Registrado: Vie Mar 02, 2012 9:52 pm
Dinero: 1,462,577.72
Sexo: Femenino
Karma: 6

Re: [Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Notapor EspeYuna » Mié Feb 04, 2015 9:18 pm

Ya pensaba que todo estaba saliendo de perlas cuando las dos escuchamos un grito en la lejanía. Lo reconocí como el de una mujer mayor, y me estremecí. No había contado con que las propias mujeres de la aldea nos delataran, pero si me paraba a pensarlo, tenía su lógica y no maldecí para mis adentros su decisión: velaba por su vida y por la de los demás ante todo. Si los hunos se daban cuenta a la mañana siguiente de que faltaban dos, la pagarían con ellas o con los niños.

¡Corre, corre, no te pares! —gritó Fátima.

No me hice de rogar y comencé a correr, o eso intenté cuando mis pies se hundieron en la nieve. ¿Perdón, pies? Las piernas enteras, y si apenas podía caminar, mucho menos correr. Fátima y yo, igual de frustradas, intentábamos por todos los medios avanzar, pero yo lo único que conseguía era irme de bruces hacia delante. Y entonces oí a lo lejos el trotar de unos caballos y se me heló la poca sangre caliente que me quedaba en el cuerpo. Estaba claro que nos habían encontrado.

¡Maldita sea!

A duras penas podía moverme. Estaba a punto de conjurar un hechizo de fuego para derretir la nieve, aunque sabía que así conseguirían saber nuestra posición en la oscuridad de la noche. Puede que fuese nuestra última salida, quedarnos quietas y rezar porque pasaran de largo. Sin embargo, ya estaba mentalizada para invocar a Ángel Forjado si las cosas se ponían feas. No iba a permitir que le pusieran un dedo a mi amiga sin pasar por encima de mi cadáver.

Pero entonces, Fátima exclamó:

¡Malik! ¡Está bien!

¿Qué…?

Exacto. En la penumbra pude ver una figura encima de uno de los dos caballos que se aproximaban a nosotras. No era otro que Malik. Me apresuré en salir de la nieve, y al ver que Malik agarraba a Fátima, cogí las riendas del otro caballo.

¡De prisa!

Seamos sensatos, jamás en la vida había montado a trote en un caballo de aquel tamaño. pero la adrenalina venció toda lógica y salté como pude al lomo del animal, y éste, aunque al principio relinchó y pareció intentar quitarme de encima como si fuera una pulga molesta, acabó haciéndome caso.

Di las gracias porque Xefil me enseñara lo básico, aunque fuera dando un paseo y ambos montados. Se me debía ver ridícula montando a carrera, sintiendo un dolor terrible en el cuerpo cada vez que los cascos se metían en la nieve. Sólo rezaba porque la persecución acabara pronto y los despistáramos enseguida.

Cuando escuché el característico silbido de mis flechas a nuestras espaldas, hice un esfuerzo por agarrarme sólo con una mano de las riendas y girar levemente la cabeza. Mi Llave-Espada apareció en un haz de luz y plumaje, preparada para defendernos.

¡Nadhia! ¡Detengámoslos!

No contesté, demasiado concentrada en no caerme del caballo.

Junto a ella, lancé otro hechizo de agua y ambas escuchamos a dos hunos cayendo de sus monturas y maldiciendo a lo lejos. De pronto otra flecha cruzó entre ambos caballos.

Me giré todo lo posible y apunté contra la última antorcha que nos perseguía, o al menos la aparentemente visible que seguía persiguiéndonos en la oscuridad. Lancé un último hechizo de Aqua cuando visualicé el objetivo y su antorcha se apagó, dejándolo completamente a oscuras y asustando a su caballo para que cayera también de la montura.

Grité de júbilo y sonreí a Malik y a Fátima, pero me detuve cuando la gravedad estuvo a punto de arrastrar mi cuerpo al suelo.

Los tres habíamos conseguido escapar del ataque de los hunos.

Comencé a sentirme agotada pasado un tiempo desde que dimos esquinazo a los hunos, a pesar de que el animal se estaba portando bien y llevábamos un ritmo más suave. Habíamos intentado dormir en aquel sitio donde nos habían mantenido junto a las demás mujeres y niños, pero los nervios por el plan de huida eran tales que apenas habíamos pegado ojo.

¡Deberíamos descansar un poco! —exclamé a Malik para que detuviera a su caballo—. Además, Fátima y yo tenemos que contarte algo.
Imagen
¡Soy enfermera~!
Nurses are Angels on Earth
Imagen
Mi blog + DeCulture

Imagen
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen
KHWorld Awards 2014
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2013
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2012
Imagen
ImagenImagen
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
EspeYuna
115. Demyx
115. Demyx
The Unknowns
 
Mensajes: 3437
Registrado: Mar Feb 28, 2012 11:12 pm
Dinero: 53,263.25
Banco: 15,063.87
Ubicación: ¡Entrenándome en Tierra de Partida para combatir a los sincorazón! ¡Ah! ¡Y en FanPlace!
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 54

Re: [Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Notapor Tanis » Mié Feb 04, 2015 9:24 pm

Había funcionado. El plan había funcionado.

Había conseguido infiltrarse sin que le vieran, robar dos caballos y llevarse a Nadhia y a Fátima del campamento. Ni siquiera había tenido que buscarlas… Aunque daba gracias a que los hunos no las habían alcanzado antes que ellos.

La carrera al galope resultó ser frenética. Malik guió a ciegas al caballo, a través de la nieve y la florestas más allá de la explanada, rezando para que no siguieran su rastro y les encontraran. Por suerte, tanto Fátima como Nadhia ofrecieron cobertura mágica y derribaron a los pocos perseguidores antes de que se diera la señal de alarma.

No sabía adónde ir, de modo que continuó espoleando al caballo, sintiendo el fuerte agarre de los brazos de Fátima en torno a la cintura. No miró atrás, pero oía los cascos del otro caballo y la voz de Nadhia, así que al menos suspiró aliviado sabiendo que no se había caído y estaban bie.

Hacía eones que no montaba a caballo.

¿Estáis bien? —preguntó una vez hubieron desmontado.

Malik sujetó fuertemente las riendas del caballo, que sacudía la cabeza con bastante fuerza, ayudando a Fátima a bajar. Los animales no eran muy altos, pero aún así… Ahora que se habían reunido podían volver a casa. Ató al caballo a un árbol para que no escapara, logrando que se tranquilizara con algunas palabras suaves y caricias en el cuello. Si armaban jaleo podrían descubrirles. Se preguntó si los hunos seguirían las huellas o lo dejarían correr…

Esperaba la segunda opción.

Deberíamos descansar un poco —oyó a Nadhia decir—. Además, Fátima y yo tenemos que contarte algo.

Eso le llamó la atención, y se volvió hacia ellas, intrigado.

¿Contar qué? —Creía que en cuanto pudieran, se irían pitando a Tierra de Partida. Más o menos habían cumplido con la misión… ¿no? O eso creía—. Más que descansar, deberíamos volver, casi nos matan.

Se tocó inconscientemente el brazo, cuyo dolor se había convertido en algo sordo y continuado. Se dio cuenta de que el vendaje improvisado goteaba sangre y chasqueó la lengua.

Mierda...
Avatar de Usuario
Tanis
28. Samurai
28. Samurai
 
Mensajes: 813
Registrado: Mar Feb 19, 2013 10:20 pm
Dinero: 75,353.31
Banco: 15,572.00
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Karma: 5

Re: [Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Notapor Suzume Mizuno » Mié Feb 04, 2015 9:28 pm

¿Estáis bien? —le preguntó Malik, tendiéndole una mano para ayudarla a bajar.

Fátima, que hasta ese momento se había sentido casi eufórica gracias a la adrenalina que le corría por las venas, percibió la figura del hombre en la penumbra y escuchó su voz con bastante más claridad que si le hubiera podido ver claramente. Y sintió que le revoloteaban mariposas en el estómago cuando aceptaba la mano —aunque no la necesitaba— y bajaba de un salto, hundiendo los pies en la fina capa de nieve.

Sí, muchas gracias—farfulló con un hilillo de voz—. Por un momento pensamos que no lo contábamos.

Fátima invocó un Piro y buscó un sitio sin nieve, aunque sin demasiado ahínco porque no pudo dejar de mirar a Malik mientras calmaba a los caballos. Ella todavía notaba la ansiedad y emoción de la persecución, pero a medida que la adrenalina la abandonaba notaba cómo se apoderaba de ella un cansancio extremo y se preguntó cómo era posible que aquel hombre se mantuviera tan tranquilo… Cuando debía ser su primera experiencia así. ¿O quizás no?

Deberíamos descansar un poco. Además, Fátima y yo tenemos que contaros algo.

Fátima sacudió la cabeza, intentando despejarse. ¡Casi se había olvidado!

¿Contar qué? Más que descansar, deberíamos volver, casi nos matan. —Se quedó callado y de pronto soltó un—: Mierda.

¿Qué pasa?—Se alarmó Fátima. Al acercarse, vio que se había apañado un vendaje en torno al brazo y que estaba sangrando. El corazón le dio un vuelco y recordó que se le había clavado una flecha. Por salvarla. Se apresuró a ponerse a su lado e invocó varios Cura seguidos hasta que consiguió cerrar casi por completo la herida—. Lo siento mucho. Tendría que haberte ayudado antes. Y fue por mi culpa... —Le miró y farfulló—: Muchas gracias. Esa flecha podría haberme matado.

Sintiéndose culpable y, a la vez, aliviada porque no había sido tan grave, le dedicó una sonrisa algo temblorosa. Después encendió un fuego y se arrebujó a su alrededor con ansiedad, extendiendo las manos para calentárselas. Fátima agradeció poder sentarse, porque tenía la impresión de que las piernas ya no soportarían su peso, y apenas dedicó un pensamiento a la posibilidad de que los hunos los descubrieran. Se le cerraban los párpados e incluso el suelo cubierto de crujiente nieve se le antojaba cómodo con tal de poder acostarse un rato.

Fátima intercambió una fugaz mirada con Nadhia y luego decidió ser lo más concisa posible:

Los hunos están cazando dragones. Cuando nos separamos, Nadhia y yo hablamos con un vendedor ambulante y parece que los chinos han relacionado desde el principio la caza de dragones con la aparición de Sincorazón, porque consideran a los dragones dioses protectores… No sé si esto último es cierto, o no, pero creo que merece la pena comprobarlo. Después de todo, nuestra misión es descubrir de dónde vienen tantos Sincorazón…—Aunque Ronin no les había ordenado que lucharan contra ellos—. Sinceramente, creo que deberíamos comprobar si es cierto. Es peligroso, pero es la única pista que tenemos.

Bajó la cabeza y clavó los ojos en las pequeñas llamas de la hoguera. Pensó en toda aquella gente, que no sabía si volvería a ver a sus maridos e hijos, aterrorizada por la presencia de los hunos y que, además, debía soportar el miedo a los Sincorazón. Era, simplemente, demasiado.

Si al menos consiguiéramos deshacernos de los Sincorazón…—murmuró.

No aliviarían los sufrimientos de esas personas pero… Al menos, valdría para algo, ¿no? Y, además, era su deber.

Escuchó las respuestas de sus compañeros y aceptó su decisión, exhausta.

Deberíamos organizar turnos, ¿no creéis?—bostezó.


****


A ella le tocó la última guardia. Vio llegar el amanecer aterida, tiritando y con la sensación de que se había quedado sin dedos, a pesar de que había dormido acurrucada al lado de Nadhia para intentar mantener el calor. La pálida luz de un amanecer invernal se colaba entre las ramas de los árboles y le pareció escuchar a algún pajarillo cantar, aunque quizás fue su imaginación. Se estiró y se levantó entre quejidos para saltar un poco y estirar los músculos. Después despertó a Nadhia y a Malik:

Arriba—dijo, sacudiéndoles por el hombro—.Tenemos mucho por hacer.
Imagen

¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Suzume Mizuno
63. Komory Bat
63. Komory Bat
 
Mensajes: 1883
Registrado: Vie Mar 02, 2012 9:52 pm
Dinero: 1,462,577.72
Sexo: Femenino
Karma: 6

Re: [Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Notapor EspeYuna » Mié Feb 04, 2015 9:31 pm

¿Contar qué? Más que descansar, deberíamos volver, casi nos matan.

Estuve en silencio cuando Fátima comenzó a sanar la herida de Malik. Se me escapó una sonrisa escuchando a mi amiga lamentarse por el estado del nuevo aprendiz. No había sido culpa suya. De hecho, agradecía el acto de valor de Malik: si no fuese por él, quizás Fátima no estuviera aquí con nosotros.

Después de que Fátima explicara la situación, yo asentí con que debíamos hacer algo. De hecho, era lo único meramente relacionado con los sincorazón. Y después de dejar atrás a aquellas mujeres con sus hijos, sentí que estaba meramente obligada a salvarlas de los posibles demonios que acecharan por las noches en busca de corazones.

****


Había pasado frío, eso no lo iba negar. A pesar de que después de acabar mi guardia volví a acurrucarme a Fátima, su calor no había sido suficiente. Me pregunté si no la habría molestado tiritando y con los dientes castañeando descaradamente aquella noche. Aunque, para qué mentir: con el sueño que teníamos, podríamos habernos quedado pajaritos en la nieve sin darnos cuenta.

Sentí a Fátima zarandear con suavidad mi hombro para despertarme, aunque ya con su movimiento apartándose de mí había conseguido espabilarme. Eso, y la nieve que se me había metido por debajo de la ropa por accidente.

Arriba. Tenemos mucho por hacer.

¿Dragones, eh? —dije con una sonrisa de medio lado, mientras me sacudía la ropa— Ojalá no tuviéramos que conocerlos en una situación así. Aunque… deberíamos ir con pies de plomo.

» Por lo que he leído en los libros, los dragones no son muy amistosos.

Solté una risa, a pesar de todo.

Pero igualmente, tengo ganas de ver uno. Y espero que podamos salvar…

Me quedé callada a mitad de camino, recordando cuál era nuestra misión. Y en ella no había cabida de salvar a unas criaturas de aquellas tierras… de momento.

Se me formó un nudo en la garganta con tan sólo recordar los rostros de pánico y terror en la aldea asaltada. Intenté disimular apagando yo misma las cenizas que quedaban de nuestra fogata con las botas.

Bueno, eso. Mejor que nos pongamos en marcha cuanto antes.
Imagen
¡Soy enfermera~!
Nurses are Angels on Earth
Imagen
Mi blog + DeCulture

Imagen
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen
KHWorld Awards 2014
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2013
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2012
Imagen
ImagenImagen
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
EspeYuna
115. Demyx
115. Demyx
The Unknowns
 
Mensajes: 3437
Registrado: Mar Feb 28, 2012 11:12 pm
Dinero: 53,263.25
Banco: 15,063.87
Ubicación: ¡Entrenándome en Tierra de Partida para combatir a los sincorazón! ¡Ah! ¡Y en FanPlace!
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 54

Re: [Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Notapor Tanis » Mié Feb 04, 2015 9:36 pm

Malik se acercó y sentó junto a la hoguera, calentándose un poco las manos. Hasta entonces no se había dado cuenta de lo ateridas y frías que estaban, de lo entumecido que tenía el cuerpo. Se había acostumbrado rápido a la comodidad del castillo…

Los hunos están cazando dragones y parece que los chinos han relacionado desde el principio la caza con la aparición de Sincorazón, porque consideran a los dragones dioses protectores… No sé si esto último es cierto, o no, pero creo que merece la pena comprobarlo. Después de todo, nuestra misión es descubrir de dónde vienen tantos Sincorazón…

Comprendo —inquirió Malik, asombrado.

Mantuvo los ojos clavados en las llamas, un poco absorto, chasqueó la lengua y torció un poco el gesto. Supo por dónde iban a ir los tiros y no le gustaba nada. Tenían orden de investigar la causa de la plaga de sincorazón, no meter las narices en otras cosas. Pudiera ser que aquella gente tuviera razón y las sombras surgieran por la desaparición de esas criaturas.

Pero…

Sinceramente, creo que deberíamos comprobar si es cierto. Es peligroso, pero es la única pista que tenemos.

Es muy peligroso —puntualizó él en voz baja, con un suspiro que pretendía ahogar el gruñido de disgusto que luchaba por emerger.

Estaba a punto de negarse a participar en una misión tan peligrosa y suicida cuando oyó a Fátima.

Si al menos consiguiéramos deshacernos de los Sincorazón…—murmuró.

Ladeó la cabeza para mirarla, notando su estado de ánimo abatido. Y sin querer se replanteó la decisión. Aún no habían cumplido con el encargo del maestro, simplemente habían estado a punto de morir. Desvió la vista de nuevo hacia las llamas, pensativo. Técnicamente sólo iban a averiguar si aquellos rumores eran ciertos, ¿no? Y de volver. Volver aunque pudieran meterse a pelear. Malik inspiró y expiró hondo, frotándose aún los dedos cerca del fuego. Miró fugazmente Nadhia entonces y siseó entre dientes.

Está bien —aceptó—. Vamos, vemos y volvemos, nada más.

Sacudió la cabeza, pensando en lo rápido que una mujer era capaz de hacerle cambiar de idea sobre las cosas.

Deberíamos organizar turnos, ¿no creéis?—el bostezó de Fátima le contagió uno a él, aunque no se sentía tan cansado como las chicas parecían estar.

Haré la primera guardia, pues —anunció entonces, acomodándose mejor en el suelo.

Iba a ser una noche larga.

****


Le despertó Fátima nada más tocarle el hombro con los dedos. Mentiría si dijera que aún fuera de su turno no se había mantenido inconscientemente en un sueño ligero, casi al borde de la vigilia por si acaso alguien les atacaba.

Arriba—decía, sacudiéndoles por el hombro—. Tenemos mucho por hacer.

Le costó ubicarse durante un segundo, pero el frío pronto le recordó dónde estaba y se levantó reprimiendo un bostezo. Se masajeó el hombro sobre el que había estado apoyado, para desentumecerlo, y se dirigió a los caballos para desatarlos, oyendo a sus espaldas la voz de Nadhia. Meneó la cabeza, continuaba albergando algunas dudas sobre lo que iban a hacer, pero cambiar ahora de idea sería estúpido. Llevó de las riendas hasta ellas.

Pero igualmente, tengo ganas de ver uno. Y espero que podamos salv…

Nada de salvar cosas —recordó tranquilamente, ofreciéndole a Nadhia el que había montado antes y subiendo al suyo propio.

[color=#BF0080]Bueno, eso. Mejor que nos pongamos en marcha cuanto antes.[/color]

Se inclinó un poco y le tendió la mano a Fátima, para que montara tras él como la noche anterior. Un pequeño atisbo de remordimientos le mordió, pero no hizo caso. No dejaría que se pusieran en peligro otra vez.

Vamos —dijo, hincando suavemente los talones en el flanco del caballo después de que Fátima hubiera montado.

Un aguijonazo de hambre le pinchó el estómago. Decidió ignorarlo. Cuanto antes terminaran con eso, antes podrían volver a casa.

* * *


Un par de horas después lograron encontrar el rastro de los hunos. El campamento que habían levantado tras el ataque a la aldea había desaparecido, pero las huellas en la nieve les permitieron localizar su rumbo. Marchaban hacia una formación montañosa, no muy lejos de allí. A Malik no le gustó nada, aunque supusiera que podía ser verdad lo de que iban a cazar dragones. Suponía que de vivir, esas criaturas lo harían en lugares poco accesibles para los humanos. ¿Qué mejor que una montaña?

¿Alguna idea? —preguntó, no muy alto, mientras continuaban el seguimiento al entrar en un desfiladero de boca estrecha.

El eco de la hondonada les traía ya el murmullo del enemigo, aunque todavía estuvieran lejos de ellos. ¿Qué iban a hacer cuando les alcanzaran?
Avatar de Usuario
Tanis
28. Samurai
28. Samurai
 
Mensajes: 813
Registrado: Mar Feb 19, 2013 10:20 pm
Dinero: 75,353.31
Banco: 15,572.00
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Karma: 5

Re: [Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Notapor Suzume Mizuno » Mié Feb 04, 2015 9:48 pm

¿Dragones, eh? —dijo Nadhia al tiempo que esbozaba una sonrisa—. Ojalá no tuviéramos que conocerlos en una situación así. Aunque… deberíamos ir con pies de plomo. Por lo que he leído en los libros, los dragones no son muy amistosos.

Fátima se encogió de hombros y le devolvió la sonrisa, a pesar de que tiritaba de pies a cabeza y que sentir los músculos tan rígidos le estaba poniendo de muy mal humor. ¿Cómo iba a pelear si no era capaz de cerrar los dedos para hacer un simple nudo?

Pero igualmente, tengo ganas de ver uno. Y espero que podamos salv…

Nada de salvar cosas —interrumpió Malik sin agresividad.

Fátima se removió en su sitio. Sabía que no tenían que intervenir como tal para ayudar a los dragones pero después de haberse quedado quieta todo el día anterior, convirtiéndose en una mera espectadora mientras los hunos hacían lo que les venía en gana, la idea de no volver a moverse para evitar que hicieran daño le sentaba peor que una patada en la boca del estómago. Le rabiaba un poco que Malik fuera el mayor, porque, aunque fuera el más nuevo, su presencia tenía peso sobre los demás. Era, por así decirlo, la voz de la razón y, aunque no era fácil interpretar ese papel —estaba segura de que no—, a Fátima no le hacía nada de gracia tener que escucharla.

Se sentía tan hipócrita…

«Pero ahora lo importante es encontrar a los Sincorazón. Ellos también hacen daño a la gente. Al menos podemos ocuparnos de eliminarlos».

Bueno, eso. Mejor que nos pongamos en marcha cuanto antes.

Fátima le dio la razón a Nadhia con un asentimiento y se dirigió hacia los caballos. Malik, que ya había montado, le tendió una mano para que subiera. Se la estrechó mirando hacia abajo, de repente notando que el frío desaparecía un poquito y que el nudo que se le había formado en el pecho se deshacía en parte, y se impulsó para sentarse tras él. En cuanto se hubo acomodado experimentó un golpe de pánico.

Ayer no había pasado nada porque la huida no les había dado tiempo para pensar en otra cosa. Pero ahora quién sabía cuánto cabalgarían antes de que alcanzaran a los hunos.

«¡Lo va a notar!», pensó con horror.

El caballo bufó y ante la orden de Malik, se puso en marcha. Fátima sabía que tenía que agarrarse a él o a la silla, pero no se atrevía a acercarse. Sabía que llevaban mucha ropa pero no se fiaba. ¿Y si por un casual…?

Se arremolinó nerviosamente en la capa, mascullando en voz baja, y se cogió con suavidad a la túnica de Malik, pero sin acercarse a él más de lo necesario. Sabía que el viaje iba a ser un infierno.

Justo cuando a ella le habría encantado disfrutarlo…

****


Le dolía todo. ¡Todo! No sabía que montar a caballo fuera tan horrible. Y daba gracias porque en muchas ocasiones la nieve les obligara a suavizar el paso, porque no habría soportado ir al galope demasiado tiempo. Hasta que se acostumbró al paso de las monturas pasó un buen rato, pero, entonces empezó a notar que, entre el frío, el roce y el no poder moverse se le estaban destrozando las piernas. Se dijo que no volvería a ver un paseo a caballo como algo con posibilidades de ser romántico en toda su vida.

De mal humor, se fijó en la gran montaña que se levantaba frente a ellos y, ante todo, el estrecho desfiladero que no quedaba demasiado lejos. Habían seguido el rastro de los hunos en aquella dirección, aunque desviándose hacia otros caminos, por lo que estaba claro que los dragones no debían andar demasiado lejos. La idea de ver a una de esas criaturas le ponía los pelos de punta y, a la vez, hacía que se retorciera de emoción. Un dragón en toda su grandeza. Parecía un sueño.

¿Alguna idea? —dijo entonces Malik.

Supongo que tendríamos que buscar algún lugar donde escondernos por si nos ven pero… ¿Dónde?—farfulló ella.Fátima hizo visera con la mano, entrecerrando los ojos y esforzándose por distinguir algo aparte de roca cubierta de nieve. Entonces vio un pequeño caminillo, casi al final del desfiladero. Lo señaló con un dedo—.Podemos trepar por ahí a ver qué hay por delante. No creo que puedan pasar los caballos…

Y de todas formas no le hacía gracia la idea de ir por ahí y arriesgarse a que uno de los animales resbalara y se los llevara a todos por delante. No, confiaría en sus propios pies.

Cuando llegaron hasta el lugar, Fátima se dejó caer con un gemido de dolor, notando calambrazos en los muslos y las caderas. Estiró un poco y se masajeó los músculos, que hormigueaban a medida que la sangre volvía a correr por ellos. Luego se irguió y dijo:

Voy la primera.

Empezó a trepar por el senderillo, que era lo suficiente amplio para permitir que caminara recta, pero aun así se pegó a la pared y se ordenó con firmeza no mirar hacia abajo. Era como cuando jugaba con sus hermanos cerca de los acantilados. No mirar abajo, caminar recto y buscar algo donde aferrarse. Y no pensar que te estás alejando del suelo. Resbaló un par de veces y el corazón se le subió a la garganta, pero siempre se aferró a tiempo. Cuando llegó a lo alto comprobó, con sorpresa, que se podía caminar por la ladera de la montaña sin miedo. Aunque iban a tener que luchar contra la nieve, pero no era para tanto. Estaba dándose la vuelta para ayudar a quien viniera detrás cuando escuchó un grave gemido. Uno que no podía ser humano, porque reverberaba en las paredes del desfiladero y sonaba como campanas de cristal.
Hubo un silencio. El gemido, el llanto volvió a sonar.

Miró a sus compañeros en silencio. Otra vez. Dolía con sólo escucharlo. ¿Qué criatura podía dolerse así…?

Sus ojos se abrieron como platos y se le aceleró, de nuevo, el pulso.

¡Vamos a comprobar qué es! —susurró—. Si es un dragón, podremos intentar ver si tiene algo que ver con los Sincorazón—se apresuró a decir al ver la cara que seguramente pondría Malik.

Esperó a que el hombre cediera, mientras escuchaban los gemidos de la criatura. Fátima sentía cada segundo de espera como si se le estuviera desgarrando el pecho.

Entonces, sin poder aguantar más, echó a correr por la nieve, abriéndose paso como podía, subiendo poco a poco por la cuesta hasta que coronó la elevación. Al otro lado había un nuevo desfiladero, cuyas paredes se estremecían con los lamentos de aquel ser. Jadeando, se detuvo a esperar a sus compañeros. No iban a poder esconderse si tomaban ese camino pero…

Fátima se moría por ver lo que habría al otro lado.
Imagen

¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Suzume Mizuno
63. Komory Bat
63. Komory Bat
 
Mensajes: 1883
Registrado: Vie Mar 02, 2012 9:52 pm
Dinero: 1,462,577.72
Sexo: Femenino
Karma: 6

Re: [Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Notapor EspeYuna » Mié Feb 04, 2015 10:03 pm

¡Vamos a comprobar qué es! —me había quedado con el corazón en la garganta cuando escuché, al igual que a Fátima, un gemido de dolor, pero no humano. Sus ojos se encontraron con Malik y, aun sabiendo que nuestro deber era los Sincorazón, supe que sospechaba que aquel llanto podía proceder de una criatura maravillosa—. Si es un dragón, podremos intentar ver si tiene algo que ver con los Sincorazón.

Eché a correr tras Fátima, apresurada por querer verlo. Estaba casi segura de que se trataba de lo que tanto mi amiga como yo ansiábamos contemplar con nuestros propios ojos.

Y no estábamos mal encaminadas cuando, al cabo de unos minutos, ascendiendo por el sendero y agarrándonos al borde de unas rocas, nos asomamos y, al menos por mi parte, me quedé con la boca abierta.

Jamás había visto algo semejante. Algo tan… bello.

Una gigantesca criatura escamada se hallaba retorciéndose en la nieve para, tras unos segundos, calmarse y caer sobre las rocas, acomodándose como podía. Me quedé completamente embobada contemplando aquella criatura.

De alguna manera, se parecía mucho a cuantas descripciones había leído en los libros, salvo el detalle oriental. Sus escamas brillaban con un tono azulado muy hermoso, en contraste con la pizca de nieve que caía sobre su lomo...

De pronto, tuve que agarrarme a duras penas de las rocas cuando una ráfaga de viento nos estuvo a punto de arrastrar a mí y a Fátima. Por un momento pensé que el dragón nos había descubierto, pero la realidad era diferente: tan sólo había sacudido su cuerpo para quitarse la molesta nieve de encima. Y a pesar de que tenía un aspecto que imponía bastante, no pude hacer otra cosa que reír soltando un “guau” ante el adorable porte de nuestro descubrimiento.

Es... precioso —conseguí decir, sin encontrar el término exacto para definirlo—. Todavía no puedo creerlo.

Susurré aquello mientras me acomodaba en las rocas nevadas y veía desde allí al dragón. Tenía una sonrisa tonta en el rostro y no se borraría tan fácilmente.

¿Eh?

Entonces fue cuando la criatura se quejó en un alarido doloroso que me llegó a lo más profundo. Los ojos del reptil no paraban de observar a su lomo y de algún modo intentaba llegar con su cabeza a la misma.

¿Estará herido…?
Imagen
¡Soy enfermera~!
Nurses are Angels on Earth
Imagen
Mi blog + DeCulture

Imagen
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen
KHWorld Awards 2014
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2013
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2012
Imagen
ImagenImagen
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
EspeYuna
115. Demyx
115. Demyx
The Unknowns
 
Mensajes: 3437
Registrado: Mar Feb 28, 2012 11:12 pm
Dinero: 53,263.25
Banco: 15,063.87
Ubicación: ¡Entrenándome en Tierra de Partida para combatir a los sincorazón! ¡Ah! ¡Y en FanPlace!
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 54

Re: [Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Notapor Tanis » Mié Feb 04, 2015 10:26 pm

Refrenó un poco al caballo para ir más despacio y atravesar un montículo de nieve. Se concentró en mantenerse alerta, atento a cualquier tipo de peligro. No se oía ruido cerca, salvo el eco del desfiladero. A su espalda oía las voces de los demás, tentando alternativas e ideas para acercarse mejor. Se sentía inquieto, tenía la sensación de que pronto pasaría algo.

«Ningún camino superior», pensó Malik, justo antes de que Fátima atisbara un sendero más o menos despejado que subía picos arriba hasta zonas peor accesibles para los caballos.

Podemos trepar por ahí a ver qué hay por delante. No creo que puedan pasar los caballos…

Encaminó a la montura hacia el lugar señalado, pensando en si sería buena idea. Se dijo por décima vez que sólo iban a echar un vistazo, comprobar, reconocer el terreno, nada más. Dejó que Fátima bajara primero del caballo, para bajar después él y dejar colocadas las riendas sujetas a la silla. Tendrían que dejar a los animales allí, casi a su suerte. Palmeó suavemente el cuello del caballo, antes de mirar hacia la cima del sendero. Al contrario que sus compañeras, él estaba más acostumbrado a montar a caballo y no sentía tantas molestias.

Voy la primera.

Con un leve suspiro, siguió los pasos de Fátima, rezando para que ninguno de los tres resbalara y se llevara a los demás por delante. Tardaron un poco en llegar a la ladera de la montaña porque había que tener cuidado con no caerse. Las alturas no le asustaban especialmente, pero no pudo evitar sentir vértigo más por el pequeño caminito que debían seguir, que por la caída. Era algo extraño. Se sintió mucho mejor al llegar a terreno más amplio, aunque de nuevo estuviera cubierto de nieve. Ayudó a Nadhia a avanzar hacia la ladera y subió tras ellos.

Fue entonces cuando oyeron el gemido desgarrador, que reverberó por toda la montaña. Malik sintió un escalofrío y no supo si de miedo o de frío. Quiso inclinarse hacia lo primero. Pero fue un miedo extraño, más tiznado de desconocimiento que terror en sí. Y poco a poco, una idea se le fue formando en la cabeza, al mismo tiempo que contemplaba con resignación mental la expresión de Fátima al reconocer el posible sonido.

Aquel gemido era sobrenatural, inhumano, algo que sólo una criatura enorme podía exhalar.

«Demonios».

¡Vamos a comprobar qué es! Si es un dragón, podremos intentar ver si tiene algo que ver con los Sincorazón.

A pesar de lo que dijo, Malik conformó un gesto de disgusto.

Fátima, no...

Sin embargo, Fátima no aguantó, y corrió hacia el otro extremo de la ladera seguida de Nadhia. Malik resopló con un poco de resignación echando a correr tras ella. Al final, tal como había temido, habían terminado por acercarse demasiado. Llegó segundos después que Nadhia, el cual le ahorró tener que preguntar por lo mismo.

¿No creéis que ha sido un poco imprudente salir corriendo de esa…?

Como Fátima y Nadhia, clavó la mirada en aquel gigantesco ser que se retorcía en el desfiladero. Una sensación de sobrecogida hizo que Malik tragara saliva, totalmente impresionado, y en cierto modo asustado por esa impresión. Jamás en su vida había visto criatura semejante, jamás. Enorme, hermosa, y...

Al final iba a ser cierto todo.

Es... precioso —oyó a Nadhia decir, sin acertar a estar de acuerdo o en desacuerdo—. Todavía no puedo creerlo.

Un nuevo aullido de dolor, grave y profundo, reverberó por la montaña entera y el dragón volvió a retorcerse. Malik vio la sangre, y se temió lo peor. No eran sólo gotas, ni un pequeño reguero. Un gran charco manchaba la nieve bajo la criatura y más sangre goteaba por las escamas hasta el suelo desde el lomo. Al hombre le recordó a una gran serpiente a punto de ser rematada y por un segundo sintió una pizca de lástima.

Está herido…—murmuró, respondiendo a Nadhia—. Los hunos han llegado antes que nosotros…

Pensó que harían falta muchos hunos para herir a una criatura así de esa forma.

Se apartó un poco del borde del desfiladero y de las chicas. Estaba seguro de que ellos querrían interceder, ayudar al dragón aunque estuviese más perdido que otra cosa. A cada dos segundos resonaba un nuevo alarido que hacía temblar las rocas. Malik inspiró hondo y suspiró, resignado. Tenía la firme decisión de no dejar que se lanzaran a una misión suicida. Luchar contra un grupo de hunos estaba bien, contra sincorazón también, pero salvar dragones de todo un ejército de caza era imposible. Allí, además, no había sincorazón y esperar a que el animal muriera para ver si era cierta esa relación era muy peligroso. Podían resultar ser blanco de la criatura también, si se descuidaban. Iba dándose la vuelta despacio para decirles que dejaran de perder el tiempo mirando y que debían volver, cuando gritos de dolor de los hunos sustituyeron a todo lo demás.

¿Qué… ?

Retumbó un bramido gutural, más fuerte e iracundo que todos los anteriores y una enorme columna de rayos se levantó a una distancia difícil de calcular desde allí, sobre los picos de roca del desfiladero y las montañas, más allá del lugar dónde descansaba el dragón herido. Otro en enorme rugido, rabioso y desenfrenado, volvió a oírse y la montaña tembló.

¿Otro dragón?

Malik apartó a las chicas del borde al tiempo que una segunda columna eléctrica se elevaba. El dragón herido gimoteaba y alzaba la cabeza, como si estuviera llamando a alguien. Casi sin pensar se determinó a largarse.

Hay que irse de aquí, ¡vamos!

Y echó a correr tirando un poco de ellas. No quería estar ahí si había un dragón más en plenitud de facultades y les pillaba cerca del herido.
Avatar de Usuario
Tanis
28. Samurai
28. Samurai
 
Mensajes: 813
Registrado: Mar Feb 19, 2013 10:20 pm
Dinero: 75,353.31
Banco: 15,572.00
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Karma: 5

Re: [Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Notapor Suzume Mizuno » Mié Feb 04, 2015 10:30 pm

Cuando vio el dragón, se le cortó el aliento. Se olvidó del frío, del dolor de las piernas, de la angustia por los hunos y de que aquella criatura era peligrosa. Sólo tenía ojos para aquellas escamas azules, el cuerpo alargado y elegante a pesar de los espasmos de dolor; las poderosas garras, los grandes colmillos, los impresionantes ojos azules…

Con un rugido de agonía, el dragón hizo retemblar el estrecho valle y Fátima se estremeció de arriba abajo. Una violenta ráfaga de viento silbó entonces y Fátima se aferró a la roca, al igual que Nadhia.

Es... precioso —susurró Nadhia a su lado—. Todavía no puedo creerlo.

Un dragón—consiguió musitar Fátima, embelesada. ¡Un dragón de verdad!

¿Eh? ¿Estará herido…?

¿Qué?—farfulló. Era tan imponente, tan… Entonces vio, por primera vez, la sangre.

Se quedó lívida: ¿cómo era posible que nadie hiriera a una criatura tan perfecta? ¿Cómo se habían atrevido? Las heridas eran profundas y se le hundían dolorosamente entre las escamas. No era de extrañar que emitiera esos rugidos de dolor. Se le encogió el corazón y se preguntó si gastando muchos Cura no podría intentar salvar la vida de la criatura. Pero, estando tan loca de dolor, ¿le permitiría acercarse? Sin contar con que sus conocimientos de sanación eran muy básicos y esas heridas parecían…

¿Cómo se han atrevido?—masculló Fátima—. Esto es… es tan horrible…

En ese momento escucharon unos gritos cuyo eco rebotaba en las paredes. El dragón alzó la gran cabeza y siseó, amenazante. Ojalá pudiera verlo en acción, debía ser tan impresionante… No conseguía entender cómo habían conseguido hacerle daño unos humanos comunes. ¡Y menos unas heridas de ese calibre!

¿Qué hacemos?

De pronto los gritos de guerra se vieron sustituidos por unos de terror. Fátima se puso en guardia, agudizando el oído.

Fátima maldijo y se dio la vuelta para salir corriendo pero, antes de que pudiera dar un paso, resonó un bramido que le arrancó un grito de la impresión. Malik la aferró por detrás, apartándola del borde, y ella cayó sobre la nieve con todo el pelo de la nuca de punta. Las pupilas se le encogieron, dolidas por la explosión blanca que se dio de pronto sobre las rocas de las montañas.

Aterrorizada, se encontró con que era incapaz de moverse. ¿Qué demonios podía haber provocado algo así? ¿Algo tan…?

Hay que irse de aquí, ¡vamos! —gritó Malik.

Fátima se giró hacia él y todavía tuvo que esperar un poco a que el cuerpo le reaccionara. Dirigió una última mirada de angustia hacia el pobre dragón y arrancó a correr detrás de Malik, recorriendo el camino que habían abierto para subir hasta ese punto.

Una vez se asomaron al desfiladero vieron que sus caballos no se encontraban en su sitio; seguramente habían escapado, despavoridos. Fátima chasqueó la lengua. Tendrían que ir a pie.

Fue de nuevo la primera en bajar por el senderillo, controlando a duras penas el vértigo, pero espoleada por los gritos y las explosiones. Bien, parecía que los dragones defendían con fuego su territorio, así que seguramente no tenían que ver con el origen de los Sincorazón. En otra ocasión habría estado irritada por haber hecho todo aquel camino en vano, pero ahora sólo podía pensar que no quería convertirse en el objetivo de aquel monstruo, estuviera donde estuviese.

Justo en el momento en que sus pies iban a alcanzar por fin el suelo, un nuevo rugido reverberó en el desfiladero e hizo temblar las paredes, tirándolos a todos por el borde de la pared. Se escuchó un profundo crujido y cuando Fátima levantó la mirada vio, con horror, que varias rocas se les venían encima.

¡Cuidado! —gritó, corriendo en dirección contraria a la que habían venido para no ser aplastados.

Cuando las rocas y la lluvia de nieve cayeron, se levantó una cortina blanca y el viento aulló por todo el desfiladero. Un torrente de nieve les cayó encima y Fátima se encogió, esperando que de un momento a otro una piedra le partiera la cabeza.

Al cabo de unos instantes, cuando todo dejó de retemblar, Fátima apartó a patadas y brazadas la nieve que la cubría y asomó la cabeza, tosiendo.

¿Chicos? ¿¡Está todo el mundo bien!?

Se apresuró a ayudar a sus compañeros a desenterrarse y, si era necesario, efectuó un Cura en ellos entre resoplidos de esfuerzo. Cuando se giró comprobó que el paso había quedado impracticable. Hundió los hombros y expulsó una bocanada de vaho al decir:

Sólo nos queda ir hacia donde están los hunos…

Miró a sus compañeros con aprensión. Pero no quedaba otro remedio.

****


En la ladera de la montaña se estaba dando una brutal pelea.

O, más bien, se dijo, lo más apropiado sería decir una «carnicería». Y, si no se equivocaba, allí estaba el origen de todos sus problemas:

Spoiler: Mostrar
Imagen


Sin lugar a dudas, el mayor Sincorazón que había visto en su vida.

J-joder—balbució mientras lo veía girar sobre sí mismo en el aire, extendiendo sus inmensas alas y lanzando una infinidad de rayos sobre los escasos hunos que restaban.

Estos corrían, intentando esquivar los ataques, pero su propia altura era una atracción para los rayos del monstruo. Fátima notó que se le revolvía el estómago cuando uno de los hunos fue alcanzado de pleno por un rayo.

Acogidos por el final del desfiladero, habían llegado al final de su camino y no había más salidas. De todas formas, ese era el Sincorazón que habían estado buscando desde el principio.

Es él quien debe atraer a los demás Sincorazón—dijo, volviéndose hacia los otros dos. Cada rugido del monstruo le provocaba un espasmo de miedo que a duras penas lograba retener. Pero tenía muy claro lo que debían hacer—: Tenemos que acabar con él, pero… ¿Cómo? Está a un nivel muy diferente de los Sincorazón a los que nos hemos enfrentado hasta ahora…

Se mordió el labio inferior. Fuera lo que fuera que decidieran, debían darse prisa. ¡Por odiosos que fueran, no podían permitir que todos los hunos murieran a manos de Sincorazón!
Imagen

¡Gracias por las firmas, Sally!


Awards~

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
Suzume Mizuno
63. Komory Bat
63. Komory Bat
 
Mensajes: 1883
Registrado: Vie Mar 02, 2012 9:52 pm
Dinero: 1,462,577.72
Sexo: Femenino
Karma: 6

Re: [Tierra de Dragones] A la caza del dragón rojo

Notapor EspeYuna » Mié Feb 04, 2015 10:35 pm

¿Cómo se han atrevido?—expresó Fátima, con una mueca de desagrado—. Esto es… es tan horrible…

Asentí a Fátima sin mediar palabra. Se me estaban revolviendo las entrañas sólo de verlo allí, solo y malherido, haciendo un enorme esfuerzo por levantarse. Y lo poco que conseguía era forzar la herida y que la sangre pintara más nieve.

De pronto, escuchamos unos gritos lejanos que rebotaron en las rocas del páramo, poniendo en alerta al dragón.

¿Qué hacemos?

No… no lo sé —intentaba centrarme en la misión, pero con aquella desdichada belleza era imposible. Dejar a aquel animal allí solo me provocaba angustia y culpabilidad.

Sin embargo, sabía que no podía dejarme llevar de nuevo por las emociones. Lo aprendí junto a Kousen en Notre Dame, nuestros actos sólo podían empeorar las cosas para la víctima. Si no tenía que ver con sincorazón, nada podíamos hacer por él.

De repente, los gritos de caza fueron sustituidos por otros, desgarradores y terroríficos, más abajo de donde nosotros nos encontrábamos subidos.

Y un poderoso bramido me congeló la sangre. Me llevé las manos a la cabeza, esperando el ataque que silbaba desde un punto desconocido. Una cortina blanca me dejó completamente ciega durante unos instantes.

¿Qué demonios había sido eso?

Hay que irse de aquí, ¡vamos! —asentí a Malik y junto a Fátima abandonamos el lugar, aún sintiéndome culpable por dejar allí al dragón que habíamos descubierto.

Cuando llegamos al punto de inicio antes de encontrarnos con aquella criatura herida, nos dimos cuenta de que los caballos no estaban. Teniendo en cuenta que no los habíamos amarrado a ningún sitio, seguramente habrían huido al escuchar aquel poderoso y escalofriante bramido.

A medida que avanzábamos, las explosiones se volvían constantes y la cortina de nieve nos caía de vez en cuando a la cabeza. No sabía decir a qué eran debidos aquellos ataques que hacían vibrar las rocas de las montañas y caer la nieve acumulado en los desfiladeros, pero junto a los gritos que se escuchaban, todo apuntaba a una masacre. No pude evitar acordarme de las mujeres de la aldea, pero con la cabeza fría deduje que una aldea en aquel sitio era muy poco probable. ¿Entonces, por qué gritaban de terror? ¿Por qué no se escuchaban a los hunos como antes, si es que se trataba de ellos?

¡Ah!

Un nuevo rugido hizo temblar las paredes del desfiladero, tirándonos a todos. A duras penas pude intentar agarrarme a algún sitio, cuando escuché un crujido que no presagiaba nada bueno.

¡Cuidado! —gritó Fátima, y yo solo pude intentar apartarme de la lluvia de rocas y nieve que se nos venía encima.

Segundos después, cuando se hizo de nuevo el silencio en la montaña, comencé a mover brazos y piernas en un intento de liberarme. Por suerte, a base de patadas pude quitarme toda la nieve de encima, tosiendo y parpadeando una veintena de veces por culpa del polvo que se había levantado.

¿Chicos? ¿¡Está todo el mundo bien!?

B-Bien no es la palabra, exactamen… ay —gruñí, viendo como algunas heridas comenzaban a hacerse ver bajo la ropa.

Sin embargo, Fátima se apresuró en atenderme a mí y a Malik. Le di las gracias en silencio, mientras llegábamos a la conclusión de que ya no nos quedaba otra opción que ir hacia donde se encontraban los hunos.

Un camino muy peligroso, y más con aquellos gritos y explosiones al otro lado. No podía evitar sentir incertidumbre por lo que ocurría, pero, por otro lado, me daba miedo pensar de que se tratara de otra masacre como en la aldea del día anterior.

¿Otra vez tendría que quedarme de brazos cruzados sin hacer nada? Por esa razón prefería no saber lo que sucedía. Pero ya no quedaba otra que seguir a mis amigos y comprobarlo con mis propios ojos, a desgana.

****


Nunca llegué a imaginar que un Sincorazón pudiera llegar a asustarme a aquellas alturas siendo aprendiz. Pero era imposible no sentirse cohibida, cuando aquella criatura era gigantesca y volaba en el cielo, causando ráfagas de viento tan potentes que podría aplastar los órganos de un humano contra las rocas de los desfiladeros.

Spoiler: Mostrar
Imagen


Lo hunos corrían despavoridos, intentando evitar los ataques de la bestia, pero era inútil: una lluvia de rayos fulminó a gran parte de ellos. Cerré los ojos debido a la impresión, intentando enfriar la cabeza.

A pesar de sentir alivio porque no fuera la escena que me imaginaba en un principio, tampoco le deseaba la muerte a estos últimos. Ver sus cuerpos calcinados cayendo al suelo me impactó.

Es él quien debe atraer a los demás Sincorazón—dijo Fátima, mostrando el mismo nerviosismo que nosotros. Y era normal, ¡jamás me había enfrentado a una cosa como esa! Recordaba a aquella armadura de Ciudad de Paso, pero… este Sincorazón le superaba en tamaño… y parecía más poderoso—: Tenemos que acabar con él, pero… ¿Cómo? Está a un nivel muy diferente de los Sincorazón a los que nos hemos enfrentado hasta ahora…

Es enorme, y… vuela —fui reuniendo las características torpemente—. Yo no tengo problema para acercarme en el aire, pero tenemos que pensar en… —de pronto, miré los presentes con una sonrisa nerviosa—. ¿Qué tal si hago de señuelo? ¿Creéis que podría ganar tiempo para daros ventaja?

Esperé una respuesta por parte de mis compañeros girándome hacia la bestia que seguía cazando hunos. Quedaban muy pocos, y si no actuábamos a la de ya, sería demasiado tarde.
Imagen
¡Soy enfermera~!
Nurses are Angels on Earth
Imagen
Mi blog + DeCulture

Imagen
Imagen
Spoiler: Mostrar
Imagen
KHWorld Awards 2014
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2013
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
Imagen
KHWorld Awards 2012
Imagen
ImagenImagen
Imagen

Imagen
Avatar de Usuario
EspeYuna
115. Demyx
115. Demyx
The Unknowns
 
Mensajes: 3437
Registrado: Mar Feb 28, 2012 11:12 pm
Dinero: 53,263.25
Banco: 15,063.87
Ubicación: ¡Entrenándome en Tierra de Partida para combatir a los sincorazón! ¡Ah! ¡Y en FanPlace!
Sexo: Mucho, gracias por preguntar
Clan: Bohemia Lectura
Estantería de objetos
Karma: 54

AnteriorSiguiente

Volver a Otros temas

¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 1 invitado

cron