[Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Encuentro entre Hana Shimizu y Fátima Laforet

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Re: [Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Notapor Suzume Mizuno » Lun Feb 09, 2015 9:26 pm

Flashback


Fue una sensación extraña. El mundo se deshizo a su alrededor, como si alguien hubiera volcado un cuenco de tinta negra. Cerró los ojos, apretándolos con fuerza, y agudizó el oído. Los sonidos se alejaban, incluso la superficie sobre la que estaba apoyando la mano perdía fuerza y…

Abrió los ojos. Soltó una exclamación.

El mundo era negro, completamente negro, a excepción de la luz que venía del suelo. Fátima retrocedió un par de pasos, asustada. Estaba sobre alguna clase de vidriera en la cual aparecían los retratos de muchas personas. Malik, Nadhia, Exuy, Albert, Aleyn, Clío… Y… alguien que le revolvió el estómago. Sin embargo, tuvo que reconocer que la vidriera era muy bonita y que desprendía una calidez agradable, que despejaba la oscuridad. Intentando ignorar la interminable caída al vacío que rodeaba los límites de la columna, avanzó.

Y pegó un respingo cuando tres ventanas se materializaron ante ella. En la de su izquierda aparecía Malik, alto, apuesto y amable. En la del centro —Fátima torció el gesto— se encontraba Andrei, con su irritante sonrisa de superioridad. A la derecha…

Estaba ella misma.

Sólo que no se parecía a quien era hora. Se reconoció más que nada gracias a la ropa, ya que nunca había tenido muchas mudas. Un chico no muy alto, pálido y de mirada resignada, casi triste. Sucio y con la ropa remendada, con los hombros caídos. Sin futuro.

Dolía con sólo verlo.

****



Fátima se tambaleó y tuvo que apoyarse contra una columna. Miró a su alrededor, desconcertada y medio cegada. No reconocía el lugar, no sabía dónde estaba ni qué…

Entonces vio a Hana llorando en silencio frente a ella.

Y comprendió que había regresado a la realidad. Se dejó resbalar por la pared hasta sentarse con suavidad, sin fuerzas por culpa del alivio.

Ya estaba. Ya había pasado. Dios santo, cómo había costado. Todavía le costaba creer que hubiera hecho eso, que hubiera…

Respiró hondo, sorbió un poco y se limpió el rostro con la tela de las mangas, todavía incapaz de levantarse. Entre tanto miró a su alrededor. La vidriera del techo, a pesar de su simpleza —y que el hombre representado se le hacía más simpático que imponente—, junto con la combinación de colores resultaba preciosa. Si no fuera por las manchas negras…

Se pasó una mano por la frente. Ya se encontraba mejor, aunque todavía tenía miedo de dar un paso en falso y caer al vacío. Se puso en pie y avanzó hasta Hana. Tras titubear, imaginando por lo que acababa de pasar y preguntándose qué opción habría escogido, le puso una mano en el hombro y preguntó con suavidad:

¿Estás bien?
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Re: [Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Notapor Nell » Lun Feb 09, 2015 9:41 pm

Estaba ida. Como carente de toda vida. Aún le dolía el corazón.

¿Estás bien? —Fátima la devolvió a la realidad.

Sí. —Se limpió las lágrimas con las manos, sin tratar de disimularlas—. ¿Y tú? No tienes mucho mejor aspecto.

De hecho, era vagamente consciente del momento de debilidad que había tenido Fátima cuando despertó. Si hubiese estado en sus cabales, lo normal habría sido ir a ayudarla.

Y calló, provocando un incómodo silencio entre ellas que rompió pocos segundos después, con la primera tontería que se le ocurrió:

¿Le has dado una buena tunda a tu yo interior? —Intentó bromear, porque no sabía qué decir, ni si estaba preparada para hablar de su propia experiencia.

Finalmente, decidió dejar por el momento a Fátima y se internó en el Santuario. Todo parecía… muy místico. Con ese techo de vidriera, semejante a su… corazón. Y cerca de la entrada, halló una inscripción de la creación del templo. Desde luego, nada le ganaba a antiguo, lo raro es que no se hubiera derrumbado.

Lyn las condujo directamente hacia el segundo piso, hasta una pared con el símbolo del rayo. ¿Por qué tanto misterio? ¿Qué iban a descubrir en aquella estancia? ¿Habría de verdad muchos tesoros?

Lo peor de todo es que… ya ni siquiera eso le importaba. Se había ido…

* * *
~Flashback~


Oh… ―Fue lo único que pudo decir cuando vio la imagen de Raymon a sus pies, donde debía estar su corazón… y, sobre todo, ella.

En realidad, Hana ya lo imaginaba. Lo había sospechado. Si el poder de la Llave Espada residía en el corazón, ¿cómo alguien sin uno puede empuñarla? ¿Cómo puede siquiera vivir?

Utilizando el corazón de otro ―concluyó sus pensamientos―. El poder no es mío, sino tuyo. Tengo tu corazón y por eso en ocasiones te oigo hablarme o te veo.

¿Y dónde estaba el suyo? En una caracola, encerrado. Mientras no supiera cómo recuperarlo, no podía liberar el corazón de Raymon, porque eso supondría morir. Por eso se le aparecía y la torturaba tanto: porque no podía descansar en paz por culpa del egoísmo de la chica. Vivía con el arrepentimiento constante de lo que le estaba haciendo.

A su alrededor, aparecieron tres ventanas en límites opuestos del círculo. Y en cada una de ellas, había una persona que conocía.

«Soy tu mejor amigo. Confía en mí», Raymon de nuevo.

«Soy tu peor enemigo. Témeme», el maldito de Zande.

«Soy tú. Conóceme», y por último, la propia Hana.

¿A quién iba a escoger?

Todas las opciones le tentaban de alguna manera. Quería volver a encontrarse a toda costa con Zande y matarlo, incluso solo dentro de su cabeza (como otras tantas veces lo había imaginado). Y la otra Hana le recordaba lo mucho que se había burlado de Fátima, y se sentía tentada a enfrentarse a ella como un reto y salir victoriosa, para demostrarle a la aprendiza que no había nada que temer.

No obstante, en el fondo, sabía que siempre volvía a él. Incluso pensando todavía en las otras alternativas, se encaminó hacia Raymon y cogió su mano. Puede que la odiara por retenerlo allí, pero los ¿sentimientos? de Hana nunca cambiarían respecto a su primo. Había y sería para siempre la persona más importante para ella, a quien no pudo salvar.
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Re: [Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Notapor Suzume Mizuno » Lun Feb 09, 2015 9:45 pm

Sí. —Hana se secó las lágrimas con las dos manos. No la conocía demasiado, pero había visto cómo era, una chica dura, una chica firme, y al verla tan destrozada… Sintió ganas de abrazarla. Pero se contuvo—. ¿Y tú? No tienes mucho mejor aspecto.

Sonrió de medio lado, profundamente incómoda, y se encogió de hombros.

Entera, que no es poco—dijo con voz ronca.

Tras un silencio, Hana exclamó, con un tono forzado:

¿Le has dado una buena tunda a tu yo interior?

Fátima bajó la mirada.

****
Flashback



«Soy tu mejor amigo. Confía en mí».

«Soy tu peor enemigo. Témeme».

«Soy tú. Conóceme».

Fátima se había quedado congelada, sin saber qué hacer. Su primer impulso fue correr hacia los brazos de Malik y huir de los otros dos, que le clavaban la mirada, una insidiosa, otra vacía. Incluso dio un par de pasos en su dirección.

Pero luego sus pies parecieron echar raíces. Aquello era una prueba. Iban a someterla a algún tipo de examen desconocido. Uno en el que… tendría que enfrentarse a sí misma, de una forma u otra. Miró con desconfianza hacia Malik. ¿Y si le pedían algo a lo que no podía hacer frente?

Además… ¿No sería mejor…? ¿No sería mejor hacer frente a aquellas partes de sí misma… que más odiaba? ¿A las que más despreciaba? ¿O incluso el miedo enfermizo que le provocaba Andrei?

Se retorció un mechón de pelo, nerviosa, sin saber qué hacer. Ni siquiera sabía si había alguna clase de límite de tiempo.

En cualquier caso se acercó a Andrei y a su antiguo yo, intentando no mirar hacia Malik. Tragó saliva y alternó la mirada entre los dos. No estaba segura de qué opción le resultaba más desagradable pero, escogiera la que escogiese, sabía que diría mucho sobre ella. No tenía valor para enfrentarse a ese cabrón o no tenía fuerzas para mirarse de nuevo a la cara. No quería mirarse. Lo había dejado atrás. No quería volver, no quería verse.

Pero, ¿y si tenía que hacerlo?

¿Y si por fin lograba… deshacerse de aquel peso que la acompañaba a todas partes?

Dudó.

****


Hana se alejó de Fátima y la chica se volvió a retorcer un mechón de pelo antes de seguirla. Apenas sí había podido examinar el vestíbulo antes de que viera a Lyn, que les señaló que iba a llevarlas al segundo piso. Asintió sin mucho entusiasmo. No se sentía, lo que se dice, anímicamente bien para ser testigo de los recuerdos de nadie. Pero para eso había ido, ¿no?

Así que subió las escaleras con desgana, intentando memorizar lo que veía. La puerta tenía un símbolo del rayo. Una pequeña parte de ella se preguntó por qué sería.

La otra, seguía recordando una y otra vez lo que había sucedido.


****
Flashback


Conóceme.

Parecía fácil pero, a la hora de la verdad, se convirtió en una realidad aterradora. ¿Cuán feo, cuán desagradable podía ser una persona?

Fátima no quería saberlo, pero siguió adelante. Se tomó a sí misma la mano y no dejó de preguntarse si no habría cometido un error hasta el último instante.

¿De verdad necesitaba comprenderse? ¿No podía hacerlo con el paso del tiempo? ¿No podía dejarse llevar y agradecer que ahora tenía a gente que la aceptaba y quería por quien era, con sus fallos y todo?

Las otras dos ventanas desaparecieron, llevándose consigo a sus ocupantes, y sólo quedó el chico, mirándola en silencio. Fátima liberó la mano y se cruzó de brazos, apretando los labios.

¿Y ahora qué? ¿Se supone que tenemos que pelear o sentarnos a hablar?

El otro sonrió con tristeza.

Hablar estaría bien. Nunca lo has hecho. Siempre me has odiado. Me apartaste y me diste la espalda. Y yo no tengo la culpa de haber nacido como soy.

Fátima abrió y cerró la boca, apretando todavía más los brazos.

Esto es ridículo, es como hablar con otra persona.—Pero sabía que no era otra, sino que se trataba, simple y llanamente, de una parte de ella que había intentado ignorar y enterrar en lo más profundo de su mente. Crispó los puños y exclamó—: ¡Y nunca te he apartado! ¡Nunca, nunca he podido olvidar qué soy! ¿De acuerdo? ¡Siempre he sabido que estabas allí!

Él la miró con tristeza, pero no dijo nada. Fátima realizó un gesto de frustración.

¿Vas a quedarte callado? ¡Fantástico! ¡Si la prueba sólo consiste en esto, entonces genial! ¡Sé que existes y que siempre existirás! ¡Lo vivo todos los malditos días! ¡Cuando me cambio de ropa, cuando voy al baño, en todo maldito momento sé quién soy! Y sí. Lo odio. Te odio. Yo tampoco he tenido la culpa de estar encerrada en este… En este cuerpo.—Gesticuló para abarcarse de la cabeza a los pies—. Toda mi vida me han dicho cómo tenía que ser culpa de ti. Si no… Si no hubiera hecho como que no era verdad, si no hubiera tenido valor para fingir que no existes… Entonces todo seguiría igual. ¡Sería como tú, maldita sea!

Y lo señaló. Desdichado, sin fuerzas, hundido en la miseria por ser diferente y por saber que nunca nadie aceptaría que quisiera ser una mujer. ¿Vestidos? ¿Flores? ¿Que te gustan los hombres? ¡Sandeces! Es algo que se te pasará. Todos los niños pasan por períodos. ¿Cómo va a gustarte ser una mujer? ¿No ves que eso es enfermizo, que no es natural? Venga, venga. Date unos años y compórtate como un hombre. Deja de mirar a las niñas con envidia. Si es que al final te vas a merecer que los chicos no te hablen.

Nunca se había atrevido a decírselo a nadie excepto a su hermano, pero sabía que esa sería su respuesta. Lo sabía porque veía cómo trataban a las mujeres, porque veía cómo se burlaban de la gente diferente.

No se dio cuenta de que estaba llorando. Las lágrimas rodaban furiosas por sus mejillas.

Soy yo quien no tiene la culpa de haber tenido que ser tú, cuando no me identifico contigo—gimió.


****


Lyn atravesó la puerta del rayo sin decir nada, quizás respetando sus silencios. ¿A quién se habría enfrentado ella? ¿O las pruebas eran diferentes para cada persona…?

Imitó a la Maestra y traspasó el portal. Al otro lado se encontró en una oscuridad muy familiar y pegó un grito ahogado de alarma.

¡No, otra vez no…!

Pero, antes de girar en redondo y salir escopetada de vuelta a las escaleras, se dio cuenta de que el lugar no era el mismo. Frunció el ceño y con voz temblorosa preguntó:

¿Qué es… Esto? ¿Es donde están las memorias…?

¿Ese es Zephyr?—preguntó en voz baja, pensando en las palabras que había leído en la placa, al lado de la puerta, donde, por cierto, se le había aclarado la fecha de construcción del Templo.

Casi un milenio guardando las memorias de tantas generaciones… De todas esas personas que ya no volverían… No podía evitar que esa frase resonara en su interior una y otra vez. Al menos, si tenían algo que contar, podrían quedar de ellos su memoria. Suponía que era algo por lo que alegrarse. Y eso sólo la incitó todavía más a contemplar los recuerdos que todas esas personas les habían dejado, para que no cayeran en el olvido.
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Re: [Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Notapor Nell » Lun Feb 09, 2015 9:52 pm

Al igual que Fátima, se asustó cuando vio de nuevo el ancho espacio repleto de oscuridad que había al otro lado de la pared. No quería volver allí. No tan pronto, porque le haría recordar lo que acababa de perder.

* * *
~Flashback~


Raymon tiró de su mano y la introdujo en la ventana.

Cuando abrió los ojos, se hallaba en una barca diminuta, en medio del mar. A juzgar por el cielo, se acercaba una tormenta. Frente a ella, sentado, estaba él remando. Un Raymon de la misma edad a la que murió, no con el aspecto de adolescente con el que lo imaginaba a veces, como sería hoy de continuar vivo.

¿Y qué me dices? ¿Tienes miedo?

¿Miedo? ¿De qué?

De la tormenta, por supuesto. ―Señaló el cielo―. Nos vamos a hundir en esta barquita de remos.

Qué tontería ―bufó Hana―. No vamos a morir. Tú ya lo estás, yo soy una sirena y estamos dentro de mi cabeza. Además… no puedo sentir nada.

»Deberías saberlo.

* * *


Sin embargo, no había vuelto a su corazón, sino que la estancia imitaba ese espacio interior que había en cada persona. Bajo los pies, la vidriera le devolvía una imagen diferente, la de ese mismo Santuario rodeado de tinieblas y oscuridad, frente al cual había decenas de Llaves Espada clavadas en el suelo. No hacía falta conocer la historia detrás del mural para relacionar las armas con el cementerio de ese mundo, en el que así se establecían las tumbas.

Estaban a su vez rodeadas de columnas fuera de la circunferencia, de todo tipo de alturas, a las que se podía acceder por unas escaleras flotantes que, por eso mismo de no tener soporte, le daban mala espina a Hana.

Y en el centro de la estancia, había una estatua. Al único que reconoció fue a Ronin, y porque ese Ronin jovencísimo se estaba tapando el ojo con una mano. Bien, acababa de resolver el misterio de cómo se quedó tuerto. Las otras tres personas ni le sonaban, y puesto que aquello correspondía a un tiempo lejano, probablemente no estuvieran vivas.

Sí que saben montárselo bien ―comentó Hana, tras comprobar que Lyn les dejaba a su aire, para que inspeccionaran a placer lo que quisieran―. Todo es tan… místico e ilógico. Parece que estemos en un universo paralelo.

¿Qué pasaría si tiraba una piedra a la oscuridad de más allá? ¿La perdería, volvería por el otro lado o daría a algo?

Hablaba sin parar y pensaba cosas dispares para llenar el silencio y para olvidar. Necesitaba alejar su mente de lo que había ocurrido en la prueba. Prefería dejar esos pensamientos para otra ocasión, cuando estuviera sola y refugiada… y que el tiempo la curase.

¿Adónde quieres ir? ―preguntó a Fátima, mientras daba vueltas por la estatua.

Había que reconocer que estaba muy bien hecha. Los rostros de quienes habían sido esculpidos denotaban toda clase de emociones: furia, desesperación, altivez… Parecía que fueran a ponerse en movimiento en cualquier momento.
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Re: [Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Notapor Suzume Mizuno » Lun Feb 09, 2015 9:56 pm

Las estatuas representaban una escena que le revolvió el estómago. En especial porque Ronin formaba parte de ella. Al principio no lo reconoció. Parecía tan joven, tan diferente. Pero era él. Cuando acababa de perder el ojo. Experimentó un cosquilleo de curiosidad y, a la vez, de desagrado. ¿Tenía derecho a observar algo tan privado? Y, sin embargo, los Maestros habían aceptado donar sus recuerdos…

Sí que saben montárselo bien ―dijo de pronto Hana ―. Todo es tan… místico e ilógico. Parece que estemos en un universo paralelo.

Supongo que puede decirse que lo estamos—musitó ella con un tono plano.

Miró las escaleras que las rodeaban, y el diseño de la vidriera, del cementerio. Respiró hondo. Joder, no quería acabar en un sitio tan tétrico. Por eso agradeció que Hana hablara, aunque en realidad no la estuviera escuchando. La ayudaba a relajarse un poco.

¿Adónde quieres ir?

Fátima buscó a su alrededor, no muy segura. Se detuvo frente a la vidriera que representaba la entrada del Templo y la señaló, encogiéndose de hombros, esforzándose por no mirar hacia las estatuas.

¿Aquí?

Esperó a que Hana se acercara y entonces se acercó al diseño, donde alguien parecía abrir una puerta…


****
Flashback


Yo tampoco tengo la culpa. Yo no lo elegí, igual que la gente no puede escoger si tener los ojos azules o negros. O ser de piel clara u oscura. No es mi culpa.

Fátima soltó una exclamación de furia y recorrió la distancia que los separaba. Después pegó un violento empujón en el pecho a ese penoso otro yo.

¿Y qué me estás diciendo? ¿Que acepte que tengo el cuerpo de un hombre? ¿Que no tengo otro remedio que vivir así? ¿Fingir ser quien no soy?

Él alzó las manos, como diciendo que se rendía.

Yo no he dicho eso.

Entonces, ¿qué estás diciéndome?

El chico hundió los hombros y se mordió el labio inferior. Luego se retorció un mechón de pelo, como hacía ella siempre que se ponía nerviosa o no sabía qué hacer. Fátima apretó los puños y resistió las ganas de pegarle un puñetazo. Ojalá pudiera hacerle desaparecer. Ojalá pudiera eliminarlo para siempre. No quería verle, no quería mirarle. No quería recordar ni que existía.

Pero siempre estaba ahí, dispuesto a susurrarle al oído «eres un hombre». Cuando se miraba al espejo y le preocupaba que el entrenamiento le marcara demasiado los músculos. Cuando veía que seguía creciendo. Cuando le entraba miedo porque notaba que se le agravaba la voz. Cuando paseaba con Malik o con Nadhia y se preguntaba si no sería posible que alguien se estuviera dando cuenta.

Cuando le daba miedo que la miraran con asco.

Con la cabeza como un bombo, se pasó el dorso de las manos por los ojos para secarse las lágrimas, pero no sirvió de nada. Gimió:

¿Qué es lo que quieres, joder?

Escuchó sus pasos al acercarse. Resonaban sobre la vidriera y se perdían en medio de la oscuridad. Levantó los ojos, nublados por culpa del llanto. Y vio que él también lloraba y extendía unas manos negras y que parecían a punto de partirse en pedazos. Todo él estaba recorrido por grietas. Estaba pálido, ojeroso, delgado. Casi como un fantasma.

Pero era de carne y hueso. Y se estaba pudriendo. Dentro de ella, en algún extremo recóndito de su mente, se pudría lentamente y supuraba pus. Era una herida abierta, que dolía demasiado.

No me odies. No me odies, por favor.

Y se deshizo, derritiéndose, convirtiéndose en una masa de oscuridad que se evaporó al chocar contra el suelo, dejando a Fátima a solas, cubriéndose la boca con las manos, sollozando.

****



Cuando Fátima y Hana volvieron a aparecer en la vidriera, frente a las estatuas, la primera estaba boquiabierta. ¿Qué…? ¿Qué era lo que acababan de ver?

¿Qué ha sido eso?—balbució Fátima—. ¿Tú has entendido algo?—preguntó a Hana, pasándose las manos por la cara—. ¿Murieron? ¿Los tres?

Buscó a Lyn, pero la Maestra estaba en un extremo, retirada, y no parecía tener intervención de contestar. No todavía, al menos. Asqueada por los gritos, Fátima rechinó los dientes y se abrazó a sí misma. Pero, al mismo tiempo, supuso un profundo alivio poder dejar de pensar en él y centrarse en los problemas de otra persona.

Alguien no pasó la prueba. ¿Alguien… les mató?—sugirió a Hana, no muy convencida, mientras intentaba repasar las escenas que había contemplado y… experimentado. Todavía podía sentir el miedo, la angustia, la frustración de Ronin palpitando en su pecho.

Se estremeció. Se sentía como si acabara de asaltar a alguien, como si hubiera abierto la cabeza de Ronin y hubiera husmeado donde no debía. Porque todo aquello no era sólo ver. Era vivirlo. Dios, tenía que haber sido algo muy importante, incluso si ella no lo había comprendido, para decidir cederlo a las futuras generaciones. Abrirse por completo a otra persona de esa manera era… Era…

No consiguió encontrar la palabra y desistió.

No entiendo nada.
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Re: [Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Notapor Nell » Lun Feb 09, 2015 10:06 pm

Fue excesivamente vívido. Cuando regresó en sí, Hana se echó de rodillas al suelo para serenarse durante unos minutos. El corazón le latía a cien por hora, porque se había sentido allí mismo, junto a un Ronin encerrado en el Santuario por su propia libertad con el fin de que alguien ajeno no pudiera penetrarlo.

El propio tiempo de aislación había sido toda una tortura psicológica para Hana, incluso con el tiempo pasando a mayor velocidad para que no tuvieran que vivir las mismas horas que el Maestro. ¿Iba a entrar el extraño? ¿Quién era? ¿Podía hacer algo más? ¿Estaba a una carrera contrarreloj en la que su vida dependía de lo que le tomara desentrañar el misterio de la prueba? Tener que sentarse a esperar a que ocurra, con todas esas preguntas en la cabeza… bueno, habría sido insoportable para Hana.

Estaba segura de que no habría aguantado. Abriría la puerta para tratar de enfrentarse a él y decidir de una vez su futuro..

Sin embargo, Ronin estaba vivo. No había caído en ello hasta que no salió de la visión, puesto que todavía le costaba relacionar a ese joven con el carcamal actual. A pesar de la muerte de quienes acudieron a ayudarle, el Maestro había sobrevivido a la barbarie.

¿Qué ha sido eso? —balbuceaba Fátima—. ¿Tú has entendido algo? ¿Murieron? ¿Los tres?

Se encogió de hombros. No sabía qué responder. Sin embargo, había escuchado suficientes batallas para sospechar la verdad. Y, tras la trifulca, nadie había abierto la puerta para socorrer a Ronin…

Alguien no pasó la prueba. ¿Alguien… les mató? —intentaba desentrañarlo Fátima.

Cuando comenzó la visión, alguien estaba fuera tratando de entrar. Por eso Ronin cerró tras de sí y se quedó allí durante horas —dijo, a su vez, hilando las piezas del puzzle con lo que había entendido—. Pero después… no tengo ni idea. Llegó alguien más, y hubo una batalla… ¿Y qué se supone que era lo que Ronin no dejaba pasar? ¿Un sincorazón?

No entiendo nada.

Pues solo hay una manera de descubrir el resto.

Se puso en pie, pasándose las manos por los brazos. Tenía la piel de gallina.

* * *
~Flashback~


¡Error! Sí que tienes miedo ―sonrió pícaramente―. ¿No lo tuviste… aquí, por ejemplo?

Raymon se asomó al mar y rozó el agua con los dedos. Acto seguido, dejó de ser translúcida para reflejar unas imágenes que habían acontecido muchos años atrás. En ellas, se veía a tres aprendices huyendo de un fantasma.

No, para nada. Solo era una broma de Akio.

Hana pasó a su vez los dedos para borrar la escena, pero en su lugar cambió por otra.

Aquí sentiste ira. Porque no los podías salvar.

La quema de los gitanos frente a Notre Dame. Había participado en la misma batalla para salvarlos de los sincorazón; y en su lugar, acabaron parte de ellos capturados y acusados de brujería. Hana había escapado por los pelos.

No, ellos mismos se lo buscaron. Sabían que eran unos marginados, que les despreciaban, y aun así no huyeron para salvar la vida. O no lo suficiente rápido. Si el pueblo quiere un héroe, necesita para ello un villano.

Eso te lo enseñó Francis, el villano.

Cállate y dime qué se supone que estamos haciendo.

Continuemos. ―Pasó los dedos por el mar―. ¡Esta es buena! ¡Te ligaste a ese enano feo!

Le estaba mostrando el leve lisonjeo que empleó con Lefou, en una peculiar aldea, para lograr sus fines.

No sé mucho sobre el tema, pero te sentiste bien, ¿eh? Te diste cuenta de que tenías poder sobre él por ser un hombre, y tú una mujer. Romy ya te había enseñado cómo encandilarlos y aprovechaste sus enseñanzas. Te dio la información que querías a cambio de un reencuentro y no volviste más. Pobrecito, le romperías el corazón.

No me importa.

¡Por supuesto que sí! Si no lo hiciera, no estaríamos aquí. Debes saber apreciar el corazón de otros.

Tienes razón. Así podré pisotearlos mejor.

¿Cómo te pisotearon a ti el tuyo…?
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Re: [Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Notapor Suzume Mizuno » Lun Feb 09, 2015 10:14 pm

Cuando comenzó la visión, alguien estaba fuera tratando de entrar. Por eso Ronin cerró tras de sí y se quedó allí durante horas —dijo Hana—. Pero después… no tengo ni idea. Llegó alguien más, y hubo una batalla… ¿Y qué se supone que era lo que Ronin no dejaba pasar? ¿Un sincorazón?

No entiendo nada.

Pues solo hay una manera de descubrir el resto.

Fátima asintió, frunciendo el ceño. Suponía que tenía razón. Pero si se habían encontrado con una escena tan desgarradora tras una vidriera, ¿qué no encontrarían en las demás? Se estremeció y notó que se le revolvía el estómago. Aun así se acercó al resto de los diseños, preguntándose si en todos encontrarían asesinatos.

****


No pasó así, pero casi. Saltaron de recuerdo en recuerdo, encontrándose con gente a la que no conocían, y con algunas personas que sí. Ver a Ronin le provocaba una mezcla de alivio, porque le permitía sentirse conectada con el presente, con la realidad. Pero, a la vez, encontrarse con él de joven, diferente, antes de que perdiera el ojo, y sentir —no podía evitarlo— que estaba fisgando en sus asuntos le dejaba muy mal sabor de boca.

Pero había algo peor, y era que cada recuerdo estaba desconectado del siguiente. No había explicaciones, no había respuestas. Sólo la escena. ¿Se suponía que tendrían que haberles informado antes de lo que sucedía? ¿O esperaba Lyn que la acosaran a preguntas una vez salieran del Santuario?

El caso fue que pasaron tres veces más por la experiencia de observar el pasado a través de los ojos de otras personas. Y Fátima siguió agradeciéndolo. Le permitía distraerse. Y considerar, por otra parte, lo relativo que podía ser todo. ¿De qué servía presentar esas escenas si no comprendían a qué se estaban refiriendo? ¿Por qué sólo dejaron plasmados aquellos recuerdos? ¿Alguien más cercano podría haberlos comprendido por completo?

Cuando regresaron por cuarta y última vez frente a las estatuas, Fátima se quedó mirando al hombre que aferraba a Ronin por el cuello y se mordió el labio inferior.

«¿Quién eras tú…? ¿O eres?»

Entonces Hana le habló y salió de la estancia. Fátima dirigió una última mirada al extraño conjunto y después se apresuró a ir tras ella.

¡Hana! ¿Estás bien?—preguntó, intentando alcanzarla. Al instante se dio cuenta de que era lo más estúpido que podía decir. Claro que no estaban bien.
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Re: [Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Notapor Nell » Lun Feb 09, 2015 10:27 pm

~Flashback~


Finalmente, esa escena. Hana vio de nuevo la recreación del torbellino de agua que engullía a la única madre que había conocido, el cómo ella trataba de alcanzarlos con una huesuda mano y su último aliento antes de darle su vida a Zande. Furiosa, porque había hecho todo lo posible para no pensar en ello desde que sucedió, golpeó con los puños el agua. La visión siguió allí, y por una vez no cambió de imagen.

Te sentiste triste. Querías llorar, pero no podías. ¿Por qué no? ―decía Raymon de fondo.

Porque no podía.

¿Por qué no?

Porque no p...

¿Por qué no…?

¡Porque eso me hará débil!

Raymon guardó silencio, a la espera de que Hana se explicara. Al verse descubierta y, qué demonios, estaba dentro de sí misma, decidió exponerlo todo:

¿¡No lo ves!? ¡Estoy sola! Antes… Antes, en las ventanas… ¡Mi mejor amigo eres tú, un primo muerto desde hace años! Si algo me ha enseñado Port Royal es que desde que nacemos estamos solos. La suerte determina nuestro lugar de nacimiento y nuestras probabilidades de sobrevivir. He conocido a tanta gente muerta que sé que puedo ser la siguiente en cualquier momento… y si tengo que pisar a otros para hacerme camino, lo haré.

Pero esto ―señaló el pecho de Hana― te dice que eso no está bien, ¿verdad? Y en realidad no quieres hacerlo. Creo que nos tiraríamos un buen rato más aquí si tengo que enseñarte cada momento en el que has socorrido a un compañero…

Esto no es mío. Es tuyo. Lo he tomado prestado hasta recuperar mi propio corazón. Por eso no tengo derecho a sentir. Y eso, en realidad, me ayuda a sobrevivir en este mundo, en este universo.

Así que no lo niegas…

Seré una embustera, pero no puedo mentirte. No a ti.

* * *


¿Qué… Qué se supone que estamos haciendo? —murmuró, casi para sí, después de haber visto aquellas cuatro horribles visiones—. ¿Para qué sirve esto? No quiero ver las desgracias de la vida de otro… Cada uno ya tenemos suficientes con las nuestras. Vámonos a casa.

Sí, tenía miedo de que otro recuerdo ajeno la absorbiera a un lugar donde no quisiera estar. El recuerdo de la prueba la atormentaba todo el rato de por sí.

Dio media vuelta y salió de la enorme sala, sobrepasando a Lyn y sin dirigirle ni una mirada. Quería escapar a cualquier otro sitio, y que no la obligaran a contemplar nada más. Ronin había perdido a sus camaradas hacía tiempo, ¿y qué le importaba a ella? Hana también había tenido compañeros a quienes habían asesinado. ¿Por qué iba a ser más importante las vivencias del Maestro?

Y, sobre todo, ¿qué más daba si las sabía o no?

¡Hana! ¿Estás bien?

Fátima le había seguido (Lyn quizá trinaría, por ver escapar a ambas). Pues no, no estaba bien. La cabeza le daba vueltas, entre sus propios recuerdos y los ajenos. No tendría que haber entrado. No, después de la prueba. Sentía la necesidad de rebelarse contra toda aquella información inútil.

Estamos perdiendo el tiempo. Esto que llaman historia es una absurdez. ¿De qué nos va a servir cuando estemos luchando contra los sincorazón a favor de sus intereses? ¿Qué he aprendido hoy? ¡Nada! —Se estaba desquitando por completo—. Solo que Ronin es un desgraciado. Oh, ¡como la mayoría de nosotros! ¡Gracias por el dato novedoso, estúpido templo! O Santuario, ¡lo que seas!

Puesto que ningún rayo descendió para calcinarla, supuso que a ningún idiota se le había ocurrido hechizar el Santuario (que tantos prodigios podía hacer como cerrarse con una prueba o guardar recuerdos) para liquidar a todo aquel que profanara el santísimo nombre de la Orden. ¡Mejor para ella, podría seguir blasfemando!

Si tanto quieren dárselas de sabios e ir difundiendo su querida historia por todos los rincones, tendrían que haber escrito libros y repartiéndolos entre quienes tienen demasiado tiempo libre. ¡Y enseñar a los demás lo que de verdad importa!

Dio una patada contra la pared para descargarse y poco le faltó para romperse algún dedo. Después de semejante exhibición de furia, se quedó a la pata coja masajeándose el pie, mientras soltaba todas las palabras malsonantes que se le ocurrían.
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Re: [Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Notapor Suzume Mizuno » Lun Feb 09, 2015 10:44 pm

Estamos perdiendo el tiempo. Esto que llaman historia es una absurdez. ¿De qué nos va a servir cuando estemos luchando contra los sincorazón a favor de sus intereses? ¿Qué he aprendido hoy? ¡Nada! —Fátima se quedó sin saber qué hacer ante el estallido de rabia de Hana. Pero habría mentido si hubiera dicho que no la comprendía—. Solo que Ronin es un desgraciado. Oh, ¡como la mayoría de nosotros! ¡Gracias por el dato novedoso, estúpido templo! O Santuario, ¡lo que seas!

Fátima lanzó una mirada de reojo hacia Lyn y después extendió una mano hacia la chica.

Oye Hana, creo que…

Si tanto quieren dárselas de sabios e ir difundiendo su querida historia por todos los rincones, tendrían que haber escrito libros y repartiéndolos entre quienes tienen demasiado tiempo libre. ¡Y enseñar a los demás lo que de verdad importa!

Dio una patada a la pared y después se tuvo que aferrar el pie. En cualquier otra situación, Fátima se habría reído. En ese momento su interior era una amalgama de sentimientos contradictorios y no tenía fuerzas para nada. Volvió a mirar a Lyn y se dijo que ya habían comprobado todos los recuerdos de aquella sala, así que… A partir de ahora podrían regresar cuando quisieran, ¿no? Sin necesidad de superar la prueba. Así que ya era suficiente por ese día. Se acercó a la Maestra y dijo:

Siento si no hemos aguantado tanto como esperaba, pero creo que necesitamos un poco de aire fresco. Voy a… A acompañar a Hana a fuera.

Para su sorpresa, Lyn no pareció demasiado contrariada. Supuso que le pasaría algo similar a todos los aprendices que pasaban un ese mal trago. De modo que regresó con Hana y dijo:

Tenemos permiso para marcharnos.

****


Fátima se sentó en la escalinata del Santuario, sintiéndose completamente rendida. La visión era deprimente, con el cementerio de Llaves Espada extendiéndose en todas las direcciones. Pero le alivió sentir el viento seco sobre la cara y librarse de la opresiva presencia de las cámaras del templo.

Esperó por si Hana quería sentarse a su lado, masajeándose el cuello. Y, entonces, toda la conversación que había sostenido con él regresó con toda su potencia. Le arrancó un suspiro tembloroso y se le irritaron los ojos.

No me odies. No me odies, por favor.

Así que al final, ¿era eso? ¿Que estaba enferma de odiarse, harta de sentir desprecio por sí misma?

Se cubrió la cara con las manos y trató de pensar. Nunca lo había considerado desde ese punto de vista. Lo agotador que era tenerse asco. Lo terrible que era no atreverse a decir o hacer cosas por miedo a que la vieran. A que se dieran cuenta de cómo era por dentro. Y, lamentablemente, por fuera. Todavía se echaba a temblar cuando creía que iban a descubrirla.

Pensó que había dado un gran paso al confesárselo a Malik. Y luego a Nadhia. Y sí, lo había sido. Pero se había quedado ahí. No había avanzado más, como si con eso fuera suficiente.

Meneó la cabeza con desazón.

¿Por qué todo es tan complicado?—preguntó en voz alta—. Sería tan fácil no pensar y seguir adelante sin más…—Miró a Hana y sonrió de medio lado—. Nunca pensé que fuera tan complicado entenderse a uno mismo. Creía que lo sabía todo.

Y no era así. A menos que el Santuario le hubiera mostrado una mentira, había una parte de ella que suplicaba ser aceptada, querida. No relegada al olvido.

Y Fátima no sabía si iba a poder concedérselo. Estaba demasiado acostumbrada a apartar la mirada.
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Re: [Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Notapor Nell » Lun Feb 09, 2015 11:18 pm

El dolor le ayudó a pensar con más frialdad. Aquello era una tontería. Su reacción en sí lo era. ¿Con quién estaba enfadada? ¿Con Lyn? ¿Con Ronin? ¿O con esos antiguos Maestros que erigieron el Santuario? No…

Consigo misma. Por no poder salir corriendo a gritar cómo se sentía, a liberarse de la tristeza que había tratado de reprimir.

* * *
~Flashback~


Pero sí a ti misma.

¿A qué te refieres?


¡Venga ya! Llevo aquí un buen rato mostrándote un montón de sentimientos que has tenido durante más de dos años, desde que te uniste a la Orden. ¿Vas a negar que sean tuyos?

Provienen de tu corazón.

No, son del tuyo. Yo no estaba ahí, sino tú. Y esto ―Sacó la caracola de Hana, quien no se había dado cuenta de que no la portaba― es tu excusa. Para no dejarme marchar.

Ante la atónita mirada de Hana, la caracola se deshizo en las manos de Raymon, como si solo fuera polvo. En su lugar, no quedó nada. El paisaje a su alrededor desapareció y Hana se vio otra vez transportada al pilar anterior, esta vez con su primo, entre la niebla y sobre su vidriera.

Siempre has tenido un corazón.

Fue como si se hiciera la luz. La niebla se despejó y el dibujo resplandeció. Miles de palomas se desprendieron de él, volando hacia el cielo oscuro, y dejando en su lugar otra imagen diferente: la de Hana, con Port Royal (y sobre todo el mar) al fondo, con aquellos que le importaban a su alrededor.

La aprendiza apenas podía creerlo. Allí estaba, lo que tanto había ansiado recuperar, frente a sus ojos. Nunca lo había perdido. Aquello era tan difícil de aceptar que habría preferido recuperarlo por sí misma de verdad.

Pero había otra pregunta más apremiante e infinitamente más importante.

¿Y qué haces entonces tú aquí?

* * *


Fátima fue a preguntarle a Lyn si podían marcharse y esta les dio su permiso. Hana pensó que no lo necesitaba, y ni la promesa de cien próximos duros entrenamientos la habrían obligado a regresar. No ese día. Cada vez más veía claro que lo que necesitaba en ese momento, por culpa de la dichosa prueba, era un tiempo para sí misma.

Salieron del Santuario y se quedaron en la entrada, esperando a la Maestra, que se había retrasado por sus propios asuntos dentro. Fátima se sentó en las escaleras, mientras Hana paseaba a los pies de un lado a otro sin parar, ansiosa de irse y perder de vista el templo. Por el rabillo del ojo, vio a la aprendiza con una cara de completo hastío que no entendió. Y se le ocurrió, por primera vez, que al fin y al cabo no era la única ue había sufrido una prueba contra sigo misma (cada vez que lo pensaba, le resultaba menos legal).

No quiso iniciar una conversación ni animarla, porque como no quería lo mismo para sí misma, se figuró que ella tampoco. Por suerte, fue Fátima quien rompió el silencio:

¿Por qué todo es tan complicado? Sería tan fácil no pensar y seguir adelante sin más…—Hana optó por sentarse finalmente a su lado, para quedarse quieta de una vez, mientras Fátima la buscaba con la mirada—. Nunca pensé que fuera tan complicado entenderse a uno mismo. Creía que lo sabía todo.

Sí, supongo que eso sería lo ideal. Ser marionetas al mando de la Orden, sin sentimientos ni remordimientos, capaces de derrotar a cualquier criatura sin sentir un ápice de miedo a la muerte, y de salvaguardar su precioso universo —ironizó en exceso, cuando se le ocurrió algo más— como… seres sin corazón.

Y sin embargo, a pesar de la semejanza con sus enemigos naturales, los sincorazón, Hana no sentía ni un poquito de ganas de convertirse en esa marioneta. Como había dicho Fátima, todo sería más sencillo: nada de voces en la cabeza, de pasados traumatizantes o de dolor por el prójimo; pero...

El corazón es complicado —resumió—. Y aun así, no lo cambiaría por nada del mundo. Hubo un tiempo en el que pensé que lo había perdido y por ello sé de lo que hablo. Porque sin él no eres realmente nadie. Es lo que nos hace ser nosotros mismos y el que nos ayuda a conocernos. —Suspiró. Lo creía de verdad, aunque la idea de Fátima seguía siendo tentadora—. Puede que tenerlo implique sentirte de muchas formas que no quieres… pero no sentir nada es infinitamente peor.

»Y si hay algo que perdura después de la muerte, cuando descansemos aquí, supongo que será ese corazón.

Lo había dicho sin pensar. Hacía unas horas había aborrecido la idea de ser enterrada en la Necrópolis, y de hecho seguía sin ser de su agrado. Puede que con el tiempo lo reconsiderada. Al fin y al cabo… se había convertido en una caballero. Y ya era hora de aceptarlo.
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Re: [Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Notapor Suzume Mizuno » Mar Feb 10, 2015 12:20 am

Sí, supongo que eso sería lo ideal. Ser marionetas al mando de la Orden, sin sentimientos ni remordimientos, capaces de derrotar a cualquier criatura sin sentir un ápice de miedo a la muerte, y de salvaguardar su precioso universo.—Fátima apoyó la cara entre las manos y la miró de reojo, preocupada por la ironía de su voz, que casi rozaba el sarcasmo—Como… seres sin corazón.

Eso sería muy cómodo para un soldado—reconoció. ¿Habría podido hacer más en China si no hubiera estado tan asustada? ¿Sería más fuerte si no estuviera condicionada por sus emociones, sus miedos y sus ideales?

Seguramente. Pero, ¿quién querría una vida así?


El corazón es complicado —continuó Hana—. Y aun así, no lo cambiaría por nada del mundo. Hubo un tiempo en el que pensé que lo había perdido y por ello sé de lo que hablo. Porque sin él no eres realmente nadie. Es lo que nos hace ser nosotros mismos y el que nos ayuda a conocernos.—La chica suspiró y Fátima se contuvo para no imitarla. Todo lo que decía era cierto. El corazón era lo que les definía. Pero aunque siempre había sabido que tenía muchos niveles, no había esperado que fueran tantos—. Puede que tenerlo implique sentirte de muchas formas que no quieres… pero no sentir nada es infinitamente peor.Y si hay algo que perdura después de la muerte, cuando descansemos aquí, supongo que será ese corazón.

Fátima se quedó callada, mirando la infinidad de Llaves Espadas, y se le contrajo el pecho. Algún día… No, no quería pensar en ello. Aun así, tal y como lo había planteado Hana, era algo bonito.

Ojalá sea verdad. Que algo de nosotros permanezca.—Miró hacia el Santuario—. ¿Quizás por eso decidieron dejar sus propios recuerdos? ¿Para que no se les olvidara?—Luego apuntó con un pulgar en dirección a la entrada y dijo—: Pero eso de la prueba me parece sadismo puro.

Todavía le escocía pensar en lo indefensa que se había sentido cuando le tocó escoger. Y durante toda la conversación con «él». Se abrazó sin pensarlo y se retorció un mechón de pelo con nerviosismo. Ya lo pensaría luego. Ya lo haría luego.

Pero no pudo evitar decir:

No voy a preguntar qué has visto dentro pero… ¿Crees…? ¿Crees que ha merecido la pena?

No sabía si ella se alegraría o no con el tiempo. En cualquier caso, ya era tarde para volver a relegarle a un rincón oscuro. Sabía que siempre le estaría susurrando al oído, hasta que se atreviera a hacer algo. El qué, no lo sabía. Se sentía completamente desorientada.

Has dicho que nunca renunciarías al corazón, aunque sea complicado. Y estoy de acuerdo contigo. Pero… ¿Es tan necesario que nos conozcamos a fondo a nosotros mismos? Hay que… Reconocer nuestras propias debilidades, sí, pero… —Suspiró—. Perdona, no tendría que molestarte con estas cosas. Supongo que siempre es muy difícil afrontar la verdad, sea cual sea.—Se pasó una mano por el pelo, revolviéndoselo—. A veces me siento tan inmadura—rió con algo de amargura.

Hana parecía infantil y caprichosa, pero su reflexión había sido de alguien fuerte, de alguien con conciencia. Ojalá ella también la obtuviera algún día.
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Re: [Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Notapor Nell » Mar Feb 10, 2015 10:55 pm

Si los Maestros pasados habían dejado atrás sus recuerdos, como proponía Fátima, para «ser recordados», no eran en absoluto sabios, sino unos prepotentes que creían que sus hazañas merecían perdurar en la historia. Puede que Hana no estuviese de acuerdo con el Santuario, pero prefería pensar que su razón de ser era más importante que algo tan egoísta.

Al fin y al cabo, todo el mundo moría.

* * *
~Flashback~


Porque en una cosa sí que tenías razón: que cuando morí en tus brazos, me resistí a marcharme y me quedé contigo. Supongo que los dos hemos sido egoístas, tú por negarte a quedarte sola y yo por querer vivir. Pero empañaste mi recuerdo con tus remordimientos, y lo siento por ello. Es hora de que nos perdonemos y nos redimamos.

Quieres decir que nos despidamos ―comprendió Hana. Raymon asintió―. ¿Y estás preparado para morir? No hace falta que lo hagas, puedes seguir quedándote aquí. No me molestas. Seguro que apenas ocupas espacio.

No me tientes. Tenemos que hacerlo los dos. Yo lo estoy. Incluso los muertos necesitan descansar. ¿Y tú? ¿Estás preparada para la soledad?

También estuvo tentada a negarse. Si lo hacía, sabía que Raymon se quedaría, que no la dejaría nunca. ¿Y por qué no iba a hacerlo? No tenía por qué aprender a vivir sin ese miedo al mundo, cuando el mundo era así de cruel. Y Raymon no sabía qué había más allá…

Sin embargo, se dio cuenta que, de pedírselo, haría lo mismo por lo que tanto se había estado arrepintiendo todos aquellos años: retenerlo a su lado. Raymon ya había aceptado ser libre, morir. Puede que tuviera miedo y se lo estuviera ocultando, pero era su decisión. Y si algo no iba a permitir Hana jamás era el privar a alguien de su libertad.

* * *


No voy a preguntar qué has visto dentro —Menos mal, porque Hana seguramente rehusaría contestar. Del mismo modo que Fátima tampoco lo contaría, suponía— pero… ¿Crees…? ¿Crees que ha merecido la pena?

Nadie nace maduro. Puede que nadie lo sea realmente y todos lo finjamos —En realidad, no se le ocurría ninguna persona que siempre se hubiera comportado con lógica—. Bah, yo qué sé. Habrá cosas que queramos conocer de nosotros mismos y otras que no. Al final seguramente sea inevitable, o lo que nos gustaría ignorar lo descubriremos en el peor momento posible, algo que nos explote en la cara. Eso supongo. Los Maestros dirían algo así como que la oscuridad se podría adueñar de tu corazón.

»Respecto a tu pregunta… Sí, en mi caso, mereció la pena. Necesitaba hablar con alguien.

Y despedirse de ese alguien, aunque eso no lo añadió.

Volvió otra vez la vista hacia el templo, y se le ocurrió algo para desviar el rumbo de la conversación, hacia otro tema que fuera menos incómodo para ambas.

¿Has pensado en dejar esto de ser caballero alguna vez? Viajar por mundos está muy bien, proteger a la gente, bla, bla, bla. Sin embargo, ata demasiado a la Orden y a sus normas. A veces creo que esto sí que no merece la pena —comentó—. Y si regresara al momento en el que me propusieron que me uniera, de saber todo esto, no sé si volvería a aceptar.
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Re: [Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Notapor Suzume Mizuno » Mié Feb 11, 2015 2:23 am

Nadie nace maduro. Puede que nadie lo sea realmente y todos lo finjamos. —Fátima sonrió de lado. Malik era maduro. Su hermano, también. Pero no la contradijo. Entendía lo que quería decir. A ella le gustaba fingirse madura y responsable, después de crecer rodeada de hermanos alocados. Pero a veces la realidad le demostraba que todavía le faltaba mucho camino para ser una adulta de verdad—. Bah, yo qué sé. Habrá cosas que queramos conocer de nosotros mismos y otras que no. Al final seguramente sea inevitable, o lo que nos gustaría ignorar lo descubriremos en el peor momento posible, algo que nos explote en la cara. Eso supongo. Los Maestros dirían algo así como que la oscuridad se podría adueñar de tu corazón.Respecto a tu pregunta… Sí, en mi caso, mereció la pena. Necesitaba hablar con alguien.

Fátima volvió a suspirar. Suponía que lo suyo sólo lo diría el tiempo.

¿Has pensado en dejar esto de ser caballero alguna vez? Viajar por mundos está muy bien, proteger a la gente, bla, bla, bla. Sin embargo, ata demasiado a la Orden y a sus normas. A veces creo que esto sí que no merece la pena. Y si regresara al momento en el que me propusieron que me uniera, de saber todo esto, no sé si volvería a aceptar.

Abrió la boca. Después, la cerró, conteniendo las palabras y pensando seriamente su pregunta. La asaltó una tormenta de sentimientos encontrados. Siempre recordaba con rencor cómo Nanashi le había ofrecido ahogarse o unirse a la Orden. Y luego para que les dejara atrás sin más.

Ser aprendiz le había traído muchísimas malas experiencias. Guerra, peligro de muerte, la posibilidad de hacer daño a los demás. Mulán estaba muerta, Andrei casi le… Se estremeció y reprimió una arcada. Se sentía sucia y culpable por demasiadas cosas.

Pero… Si no se hubiera convertido en aprendiz, nunca habría visitado otros mundos, ni aprendido tantas cosas. No habría acogido a Harun. No habría conocido a los Maestros. A Ivan, a Exuy, a Mulán, a Clío… A Nadhia y a Malik. Sobre todo a Malik. Y a tantos otros. No tenía ni idea de qué habría sido de ella, de si estaría mejor o peor…

La verdad es que en mi caso no tuve opciones. Era aceptar o Nanashi dejaba que me ahogara; estaba en un barco que se hundía en medio del océano. Si hubiera tenido la oportunidad de escoger… Entonces sí, habría dicho que no. Tenía mis ideas, estaba segura de que conseguiría apañármelas por mi cuenta. El problema es que ahora tengo muchas cosas que me importan.

Amigos. Una casa.

Una persona que la quería sin importar su físico, una persona a la que ella quería y adoraba.

Meneó la cabeza.

No querría perder esto por nada del mundo. Aunque haya cometido muchos errores y haya muerto gente.—Se sintió un poco mejor al darse cuenta de que realmente pensaba lo que estaba diciendo. Se volvió hacia Hana—. Si no estás cómoda con la Orden, ¿por qué no te vas? Debe ser… Horrible arriesgar la vida por algo en lo que no crees. O por algo a lo que no quieres proteger.
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Re: [Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Notapor Nell » Mié Feb 11, 2015 9:10 pm

La verdad es que en mi caso no tuve opciones. Era aceptar o Nanashi dejaba que me ahogara; estaba en un barco que se hundía en medio del océano. Si hubiera tenido la oportunidad de escoger… Entonces sí, habría dicho que no. Tenía mis ideas, estaba segura de que conseguiría apañármelas por mi cuenta. El problema es que ahora tengo muchas cosas que me importan.

»No querría perder esto por nada del mundo. Aunque haya cometido muchos errores y haya muerto gente.Si no estás cómoda con la Orden, ¿por qué no te vas? Debe ser… Horrible arriesgar la vida por algo en lo que no crees. O por algo a lo que no quieres proteger.

¡Eso sí que no vale! —se indignó, poniéndose en pie—. ¡Te obligaron! —Entonces, recordó que a ella Rebecca le había salvado del fuego de una taberna, y que de ese modo la había conocido y había decidido marcharse con ella. Quizá así era la unión de la mayoría de los aprendices: flipaban con la fuerza de los Maestros y aspiraban a imitarles. Volvió a sentarse al lado de Fátima—. Supongo que son cosas que pasan. Terriblemente inevitables.

¿Cómo sería su vida si nunca se hubiera marchado de Port Royal? ¿Seguiría viajando con su tío? No, imposible. Lo había ido asumiendo poco a poco, durante toda su vida: que cuando creciera, tendría que independizarse y dedicarse a otra cosa. Porque, ¿quién iba a aceptar a una mujer pirata? Cuanto más se le definiera la figura, cuánto más mujer fuera, menos oportunidades tendría en su mundo. Ya ni siquiera se parecía a la muchacha que lo abandonó. Había crecido hasta el punto que había siempre temido.

Sin embargo, fuera, había descubierto una diversidad inmensa. Incluso en su mundo, había encontrado a esas piratas independientes que quizá no hubiera llegado a conocer ni viviendo tan cerca de ellas. Incluso sus propios conceptos de cercanía y lejanía habían cambiado. Ahora el mundo, los mundos, eran gigantescos. Jamás habría llegado a conocerlo de haber aceptado la oferta de Rebecca.

Y aun así, pensó que podría haber sido feliz. Su pequeño mundo habría sido más que suficiente para satisfacer su curiosidad. En cambio, ahora que conocía que había más, le sería imposible olvidarse realmente de todo y volver a recluirse. Lo sentiría diminuto, insignificante.

Por puro egoísmo —respondió con franqueza—. Nada me ata como a ti, pero no soportaría regresar y quedarme encerrada en un pedazo de tierra y un minúsculo mar. Mientras Tierra de Partida me siga permitiendo viajar y recorrer otros lugares, le seré fiel. Y no descarto salir huyendo si la cosa se pone fea. No me ha dado motivos para tenerle lealtad —se sinceró.

Aquello podía interpretarse de muchas maneras. Entre ellas, que Hana diera la espalda a Tierra de Partida y se marchara a Bastión Hueco, lo cual no era del todo mentira. Le daba igual uno que otro bando en esa guerra, porque ambos podían darle lo que quería. Se quedaba en el primero por pura comodidad, y no pensaba irse al segundo mientras no tuviera motivos para hacerlo. Por otro lado, los aprendices que había conocido de Bastión Hueco habían sido unos creídos insoportables.

No le importaba demasiado que Fátima conociera sus sentimientos hacia la Orden. Ella misma había manifestado que no todo era un jardín de flores dentro de las paredes de Tierra de Partida, como muchos aprendices hacían alabando y defendiéndola hasta la muerte. Definitivamente, no había demasiados motivos para dar la vida por algo así.

Unos segundos después, Lyn salió del templo y se reunió con ellas. Hana esperaba que no hubiese escuchado nada, ni que les hubiera estado espiando, o quizá le caería algo peor que un duro entrenamiento al día siguiente. ¿Se consideraría traición? En cualquier caso, actuó normal, dando a entender que desconocía las ideas de ambas sobre su antiquísima y sagrada Orden.

Les ordenó prepararse para partir, dando por finalizada la conversación de ambas. Hana todavía se resistía a dar por finalizado el día, ya que no le esperaba nada interesante por hacer, por lo que se volvió hacia Fátima mientras se enfundaba la armadura:

Oye, ¿has estado alguna vez en el Gremio? —le preguntó—. No es que sirvan la mejor cerveza, pero se puede… ingerir. ¿Te apetece pasarte ahora?

Convocó y se subió al glider, esperando la respuesta de la aprendiza. Pensaba en ir al Gremio, sola o con compañía, tras reflexionar seriamente que con lo sucedido en todo el día, necesitaba urgentemente algo que le alegrara un poco. Y no había muchas cosas más a las que pudiera recurrir.
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Re: [Necrópolis de las Llave Espada] Abre el Corazón

Notapor Suzume Mizuno » Mié Feb 11, 2015 9:24 pm

Fátima no pudo más que sonreír ante el estallido de indignación de Hana y se sintió un poquito mejor. Luego escuchó su respuesta con sincero interés, porque no llegaba a comprender cómo una persona independiente como Hana permanecía luchando en Tierra de Partida.

Por puro egoísmo. Nada me ata como a ti, pero no soportaría regresar y quedarme encerrada en un pedazo de tierra y un minúsculo mar. Mientras Tierra de Partida me siga permitiendo viajar y recorrer otros lugares, le seré fiel. Y no descarto salir huyendo si la cosa se pone fea. No me ha dado motivos para tenerle lealtad.

Fátima torció un poco el gesto, pero tampoco la juzgó. Si la mayoría de los aprendices eran reclutados como había sido su caso, o seducidos por la idea de poder hacer magia… Pues no le extrañaba que no quisieran arriesgar su vida luchando contra otras personas. Y, sin embargo, entendía el atractivo de poder viajar entre mundos.

Si se da el caso, espero que no tengamos que enfrentarnos—dijo con sinceridad—. Me daría mucha rabia. Sobre todo porque no quiero hacer más daño en nombre de una organización que no tiene claro nada.

¿O era ella quien no tenía claras las cosas?

Cuando Lyn emergió del Santuario, Fátima se puso en pie con un respingo, asustada y avergonzada por si había escuchado algo. No dio muestras de ello, gracias al cielo, y simplemente les ordenó que regresaran a casa. Aliviada, aunque también preguntándose qué pensaría Lyn de sus pruebas —¿por qué no les decía nada? ¿Tampoco quería saber qué opinaban de lo que habían visto? Bueno, de todas formas, ella sí pretendía preguntar, más adelante, qué demonios era todo aquello—.

Oye, ¿has estado alguna vez en el Gremio? —le preguntó de pronto Hana.

Fátima pulsó su brazalete y se puso la armadura, se levantó el casco y asintió.

Claro, ¿por qué?

No es que sirvan la mejor cerveza, pero se puede… ingerir. ¿Te apetece pasarte ahora?
La miró un momento, sorprendida. Había pensado que en cuanto regresaran, Hana se despediría y no querría volver a saber nada de ellas. Se le iluminó la expresión y sonrió.

¡Yo invito!

****



¡…y entonces el muy cabrón tiró a John por la torre!—exclamó Fátima, a quien todavía le hervía la sangre al recordar cómo Oswald había lanzado al anciano músico por el Big Ben. Se llevó la botella a los labios y dio un largo trago—. Salvé a John, pero el tío se me escapó por muy poco. Porque, claro, no sabía qué hacer con él. Yo no quiero matar a nadie, pero, ¿qué se supone que tenemos que hacer si pillamos a alguien de Bastión Hueco asesinando a inocentes? Aparte de darle una paliza, claro, que se la di. Es como cuando vas a un mundo y te encuentras a Bastión Hueco. Como al hijo de puta de Andrei.—Vació la botella hasta la mitad y siguió despotricando, con la lengua completamente suelta.

Todavía no estaba borracha, aunque sí algo chispa. Habían bebido un rato en el Gremio, hablando sin muchas ganas, hasta que Fátima sugirió llevarse unas cuantas botellas a la orilla del lago, donde habría mucho mejor ambiente.

Era ya de noche y la luz de la luna se reflejaba sobre la tranquila superficie del lado. Hacía una brisa agradable y la luz del Castillo impedía que tuvieran que moverse a ciegas. Fátima se había descalzado y nada le apetecía tan poco como tener que regresar a su habitación. En algún momento perdió el hilo de lo que estaba diciendo, miró la cerveza y dijo:

Un día te invitaré a Atlántica. Allí tienen cerveza de verdad. Por cierto.—Le echó un vistazo de reojo—. ¿Cómo es que una sirena de Port Royal acabó aquí?

Le tendió otra botella llena a Hana y apuró la suya. Al día siguiente iba a tener un poquito de resaca, pero en su casa había bebido más cuando sus padres no miraban, así que no le cabía duda de que podría soportarlo.

Le caía bien. No sabía si llegarían a ser grandes amigas, pero le gustaba su franqueza e incluso su mal humor. Era… Una chica legal. Entendía que le importase bien poco lo que Tierra de Partida exigía de ellos, aunque eso de evadir los entrenamientos provocaba que arqueara un poco una ceja, y estaba claro que era una persona con ganas, ante todo, de ser libre. No le extrañaría si en unos pocos años desaparecía sin dejar rastro.

Pero no podía dejar de recordar la cola que le había salido esa mañana —¿de verdad había ocurrido hacía sólo unas horas?—. Y le costaba imaginarse a un Maestro buceando para encontrar a una sirena a la que darle una Llave Espada. Claro que no se quejaría si Hana no quería contárselo; estaba en todo su derecho.
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