[Ciudad de Paso] El arte de las transformaciones

[Light]

Aru rió al escucharle, parecía que le había hecho especial gracia su reacción.

—Eres como un niño... —señaló, a pesar de que era unos cuantos años más joven que él (para ser exactos, cuatro)—. De acuerdo, Señor Merlín, aceptamos. Le prometemos que estaremos a la altura, después de todo, somos aprendices de Tierra de Partida, ¿verdad Light? —le preguntó, dándole golpecitos amistosos en la espalda.

—Claro —contestó tras soltar una pequeña carcajada.

—Bien. Ahora, ¿qué hechizo podría empezar a enseñaros? —se preguntaba, adoptando una postura pensativa, cruzado de brazos.

Aru no esperó a que el viejo mago lo meditara y se apresuró a coger uno de los antiguos libros que había a la vista. Llevaba inscripciones indescifrables en su portada y estaba polvoriento, se notaba claramente que nadie lo había utilizado en muchos años. ¿Qué clase de encantamientos escondería?

—Con su permiso, Señor Merlín, quería preguntarle si podría ser esto lo que nos enseñase.

Merlín agarró el tomo de color azul violáceo y lo abrió por una página aleatoria.

—Transformaciones… una disciplina mágica muy compleja. —Echó un suspiro, quizá nostálgico—. Mi especialidad sin duda, siempre me ha gustado practicarla. Es complicado dominarla, pero vale la pena; aunque uno ha de tener mucho cuidado al ejercerla, o de lo contrario puedes acabar con una deformación permanente…

—Mi magia es afín a Ilusión, y la verdad creo que es una ocasión perfecta para seguir desarrollando habilidades, además… Creo que a Light le gustaría transformarse, ¿no?

—Sería genial —opinó Light tras meditarlo un poco—. Aunque si es una disciplina muy compleja no creo que tenga ninguna oportunidad. Quizá sea demasiado complicada para mí. Mis magias afines son Luna y Tierra, ¿cree que puedo hacer algo con las transformaciones?

Merlín echó una carcajada al escucharles.

—¡Claro! Nadie nace dominando magia, hijo —aclaró, simpático—. Estoy seguro de que con el suficiente entrenamiento lograrás hacer grandes cosas. —Se volvió hacia Aru—. Las transformaciones no son precisamente fáciles, Aru, pero os serán útiles para pasar desapercibidos en Ciudad de Paso. Os las enseñaré encantado.

»Empecemos con una demostración. Voy a transformaros en un animal al azar, ¿de acuerdo? Estaos quietos.

Light asintió y permaneció totalmente inmóvil en el sitio, tal como les había aconsejado el anciano. No podía creer que se fuera a convertir en animal de un momento para otro, se preguntaba cómo se sentiría. Pronto lo averiguaría y alucinaría.

Merlín, con bastón en mano, se acercó a él en primer lugar. Le asestó débiles bastonazos en la cabeza mientras pronunciaba unas palabras que difícilmente podía comprender. Acto seguido, una especie de remolino cargado de chispas le rodeó, ocultándole de la vista de los demás temporalmente. Durante el proceso, Light dejó de sentir su propio cuerpo —como si se le durmieran cada uno de sus músculos —y resultó cegado por chiribitas de todos los colores.

Cuando recuperó la visión y el control de su cuerpo, notó de inmediato el cambio. Ahora Merlín y Aru eran mucho más altos que él —porque él había empequeñecido bastante— y se sentía desprotegido e incómodo, después de todo estaba completamente… desnudo. Era un sentimiento complicado de explicar, básicamente se había convertido en un ser diferente. Solo le cubrían plumas, y además le había crecido pico.

Le había tocado convertirse en un pequeño gorrión.

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—Dios mío. —Empezó a dar sus primeros pasos como ave, claramente fascinado.

Se observó en el espejo y abrió bastante los ojos, pasmado. No tardó en intentar volar: dio un corto brinco y agitó de inmediato las alas. Desgraciadamente no se mantuvo en el aire ni dos segundos, necesitaría practicar más.

Después fue el turno de Aru. Merlín actuó de la misma manera y la convirtió en otro animal al azar. Cuando el tornado de chispas desapareció, comprobaron su nuevo aspecto.

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—Ahora estás más guapa que antes —bromeó Light, quien no pudo evitar soltar una risotada. Acto seguido, se alejó de la aprendiza e intentó iniciar otro vuelo: esta vez logró elevarse un poquito más y llegó a posarse sobre un pequeño taburete de la habitación.

Mientras se movían y experimentaban con sus nuevos cuerpos Merlín les observaba, divertido. Si se lo pedían, ejercería la transformación sobre ellos de nuevo y se convertirían en animales diferentes.

[Aru]

Aru observó como su compañero, quien antes era el que debía agacharse para mirarla, era quien ahora debía levantarla para observarla. Merlín había transformado a Light en un tipo de pajaro bastante cuco y mono.

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—Dios mío —dijo el muchacho fascinado mientras daba pasitos con su nuevo cuerpo.

Después de eso, Merlín se acercó a la peliazul y de la misma manera, convirtió a esta en otro animal al azar. Cuando la joven aprendiza abrió los ojos y se miró en un espejo, se dió cuenta del horrible cuerpo que tenía ahora.

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—Ahora estás más guapa que antes —exclamó Light entre risas y carcajadas.

Aru se enfadó un poco, no le gustaba su nuevo y rosado cuerpo, que además, pesaba bastante.

—Oing, Merlín, no me hace gracia, oing —dijo la aprendiza bastante enojada.

Entonces, el anciano, volvió a transformar a los aprendices, quienes ya tuvieron bastante tiempo para juguetear o quejarse de su nueva transformación.

El mago se acercó a Light, quien había sido el primero en ser transformado, para dejarle experimentar con otro cuerpo diferente. Agitó su varita, pronunció las palabras mágicas, y un humareda recorrió todo su cuerpo, segundos después, podía observar en que le había convertido:

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Aru no pudo evitar devolverle el cumplido, así que antes de ser transformada, se acercó a el, le agarró de las pequeñas antenitas y dijo:

—Oh, que bella mariposa, deberías quedarte así, seguro que serías un imán para las chicas —dijo entre burlas y risas mientras volvía a dejar al muchacho en la mesa.

Entonces, era su turno, nuevamente iba a ser transformada, con esperanzas de que esta vez fuese algo bonito y majestuoso.

Merlín le golpeó tres veces en la cabeza, mientras dejaba caer a su vez varios tipos de polvos. Y como anteriormente, recorrería humo por su cuerpo haciendo que este se tornase de un color amarillento y lleno de manchas.

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De un rugido, la joven se miró al espejo mientras movía su cola. Le encantaba su nueva apariencia, sin duda, no tenía color comparado con la anterior.

La joven se puso a juguetear con su nuevo cuerpo, brincando y saltando encima de todas las cosas. No quería volver a ser un cerdo nunca más.

Merlín estaría dispuesto a otro cambio, pero sería el definitivo, el último con el que podrían ir a entregar el paquete.

[Light]

Aru se mostró enfadada porque no le agradaba su nueva apariencia y se quejó. Light volvió a reír mientras presenciaba su reacción.

—¿Quién es la niña ahora? —bromeó.

El viejo brujo revertió las primeras transformaciones (una pena, porque le hubiera gustado probar más tiempo su cuerpo de ave). Sin embargo, la diversión no había finalizado: sus cuerpos cambiaron otra vez. Tras experimentar los efectos del conjuro de Merlín, Light avanzó muy lentamente para aproximarse al espejo y comprobar en qué animal se había convertido esta vez.

Una oruga de aspecto bastante peculiar; con alas, aunque esta vez no logró alzarse tan fácilmente. Por no decir que no se elevó ni siquiera un milímetro...

Aru le cogió antes de que volviera a intentarlo.

—Oh, que bella mariposa, deberías quedarte así, seguro que serías un imán para las chicas —afirmó, entre risas. Le depositó sobre la mesa tras cachondearse de su aspecto.

—Seguro… —contestó Light de buen agrado, siguiéndole la corriente.

La siguiente en resultar transformada fue Aru. Merlín, bastante motivado (se notaba que le gustaba practicar aquella clase de magia) volvió a ejercer su hechizo sobre ella y, ¡voilá!, la chica se había vuelto un tigresa blanquecina. A simple vista parecía que le agradaba su nuevo cuerpo: se puso a brincar por aquí y por allá. Light, por su parte, seguía sin ser capaz de volar.

—¿Volvemos a cambiar? —sugirió, deseando experimentar con un cuerpo más interesante.

—De acuerdo, esta vez será la última transformación. Me parece bien que experimentéis, ¡pero también tenéis que dedicarle a tiempo a estudiar los hechizos! —dijo Merlín en voz alta, apuntando a Light con su bastón.

Y el aprendiz experimentó de nuevo el proceso de transformación. Cuando recuperó la vista y el control de su cuerpo, se dio cuenta de que era un animal cuadrúpedo. Para comprobar su apariencia se acercó a un espejo.

Ahora era un perro de color oscuro, de atlética y fuerte constitución. Un pastor alemán.

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El aprendiz se paseó por la habitación con su nueva constitución, más cómodo de lo que se hubiera imaginado. Todavía le costaba acostumbrarse a moverse como un animal, pero aquel cuerpo parecía estar pensando para él, sin duda. No tardó demasiado en utilizar sus sentidos mejorados.

Comenzó a olisquear con su privilegiado hocico.

—Chocolate… —Caminó lentamente hasta que se situó justo al lado de una olla caliente. En efecto, en su interior había chocolate, el dulce aroma le había atraído inevitablemente.

—¡Bien hecho! —le felicitó Merlín—. Veo que te mueves perfectamente con ese cuerpo e incluso has aprendido a rastrear con el olfato. Estos leales animales tienen uno muy privilegiado sin duda.

»Ahora te toca a ti, Aru. ¡Venga!

[Aru]

Una nube azul rodeo a la muchacha, como las anteriores veces, pero esta vez de un azul más intenso. Merlín no dejaba de agitar la varita, y de bailotear, igual que con Light.

Cuando se hizo el silencio, la joven corrió hacia el espejo y observó su peludo cuerpo.

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La joven se convirtió en una gatita de raza Siames, conservando sus bonitos ojos azules. La joven se subió al lomo de Light y se puso a juguetear con sus uñas, rascando el pelaje del otro aprendiz.

—Sin duda, la mejor hasta ahora, ¿verdad Light? —dijo Aru mientras ronroneaba aun subido a su compañero como si fuera un caballo.

Merlín les observaba, ambos aprendices se encontraban bastante felices de su transformación final. Pero después de todo no debían olvidar la razón de su cambio de cuerpo.

—Ahora que ya habéis decidido es hora de llevarlo a la práctica, os llevo a la planta alta.

Y agitando su varita, con magia, llevó a los jóvenes a la sala de prácticas.

—¿Habéis estado aquí antes? —preguntó el anciano mientras jugueteaba con su larga barba.

Aru negó con la cabeza, y se sentó mientras movía su cola como si de una serpiente se tratase.

—Pues, ahora debéis enfrentaros el uno al otro, solo para asegurarnos de vuestra supervivencia con estos cuerpos.

Finalizando su conversación, Merlín agitó nuevamente su varita y desapareció, haciendo sonar un pitido, como dando inicio la batalla.

La joven ahora gatuna, corrió al otro extremo de la sala, e invocó su llave espada agarrándola por la boca. Notó el peso de esta y su sabor a hierro, algo asqueroso por cierto.

—¡Cuando quieras, Light!

[Light]

El humo envolvió a la aprendiza de Ciudad de Paso mientras experimentaba el proceso de transformación. Cuando se disipó, Merlín y Light fueron capaces de comprobar su nuevo aspecto de felino: un gato siamés de pelaje grisáceo (bastante adorable, por cierto). Aru se aupó sobre el lomo del perro y estrenó las uñas que había adquirido, las cuales utilizó para rascarle la espalda.

—Sin duda, la mejor hasta ahora, ¿verdad Light?

—Sí, aunque no me importaría volver a transformarme en pájaro —comentó.

—Ahora que ya habéis decidido es hora de llevarlo a la práctica, os llevo a la planta alta.

Y volvió a transportarles. Esta vez su magia les condujo hasta una habitación que ambos desconocían, incluso Light, a pesar de haber visitado su casa en otra ocasión. Merlín nunca les había dado a conocer aquella sala completamente vacía. Las paredes y el suelo del recinto estaban adornados: con estrellas y símbolos de colores respectivamente. El aprendiz alzó un poco la cabeza y empezó a pasearse por el lugar con su nuevo cuerpo.

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Merlín, quizá a la vista de la curiosidad que reflejaba Light, le preguntó:

—¿Habéis estado aquí antes?

—Qué va —contestó, volviéndose hacia el viejo mago.

Su profesor de magia procedió a explicarles qué harían a continuación.

—Pues, ahora debéis enfrentaros el uno al otro, solo para asegurarnos de vuestra supervivencia con estos cuerpos.

Merlín no tardó en desaparecer, dejándoles solos en la sala. En breves lucharían. En otras palabras, iba siendo hora de demostrar sus habilidades. Aunque se tratara de un entrenamiento y su contrincante fuera una aprendiza mucho menos experimentada que él, Light se esforzaría al máximo para proclamarse el mejor de aquella batalla. Seguro que sería divertido.

—¡Cuando quieras, Light! —avisó Aru, preparada para combatir. Light en ese momento la imitó y también materializó su Llave Espada en la boca. Como resultaba muy pesada le costó al principio agarrarla, pero gracias a su fuerza y su constitución fuerte terminó siendo capaz. Le costaría acostumbrarse a luchar de aquella manera tan extraña sin duda.

Antes de luchar, quería asegurarse de una cosa, por lo que planteó en voz alta su pregunta.

—¡Merlín! —exclamó, esperando que el hombre (que ya no se encontraba allí) le respondiera—. ¿Esto es seguro? Es decir, ¿y si salimos gravemente heridos de esta batalla?

—¡Ningún problema! —Su voz amable les llegó perfectamente aunque no se encontrara con ellos—. En esta sala mágica podéis entrenar todo lo que queráis. Las heridas se curarán automáticamente y no recibiréis graves daños. Además vuestra magia no se agotará fácilmente, ¡por eso esta sala es ideal! Además…

Empezó a explicarles los encantamientos y el método utilizados para construir aquel recinto. Se enrolló bastante —que fuera tan hablador le recordaba a su abuela— y les contó todo tipo de detalles innecesarios y difíciles de entender. Utilizó jerga compleja de magos que puede que Kazuki llegara a comprender. También les señaló que aquella sala no podía destruirse tan fácilmente, por lo que no tendrían que contenerse.

—Esto… Merlín…

—¡Oh! Bueno, mejor dejo de enrollarme como las persianas. Y por cierto, se me ha olvidado comentar algo: solo podéis utilizar magia. Con este entrenamiento también busco conocer vuestras destrezas mágicas. —Por lo que decía podía intuir que les observaba de algún modo.

Light había hecho bastantes progresos en la magia, así que esperaba estar a la altura de Aru. No obstante, su repertorio era bastante limitado desgraciadamente.

«Aunque siempre puedo usar el nexo-D de Nadhia», pensó. Habilidades como Piro+ estaban a su alcance y podía hacer mucho daño (relativo) a su rival con éstas. Si se veía en aprietos, no dudaría en utilizarlas.

—¡Bien! ¡Allá voy! —exclamó Light, dejando claro a Aru que atacaría en breves.

En primer lugar, colocó disimuladamente un Círculo de minas que rodearía a la pequeña gata. Su rival no se daría cuenta de su jugada, para su desgracia. En cuanto intentara salir del círculo de explosivos, se llevaría una desagradable sorpresa.

Después, una Esquirla surgiría rápidamente del suelo y saldría propulsada hacia la joven aprendiza. Su puntería no era idónea, así que no le costaría esquivarla si permanecía atenta. Aunque claro, con el círculo de explosivos no lo tendría tan fácil… un paso en falso y ¡bum!

Afortunadamente, Merlín les había asegurado que no saldrían muy heridos.

[Aru]

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—¡Bien! ¡Allá voy! —exclamó Light, dejando claro a Aru que atacaría en breves.

La joven aprendiza estaba lista para esperar cualquier cosa que Light le echara encima.

Aunque la gata no lo sabía, saltó hacia Light, haciendo explotar una de las bombas que este colocó a su alrededor, haciéndole daño en una de sus patas traseras.

Adolorida, continuó, dado que como Merlín dijo, no le iba a hacer mucho daño.


Sin pensarlo dos veces, conjuró un Doppel, cosa que seguramente Light no esperaría.
La aprendiza y su doble movían al mismo tiempo su cuerpo, como si de uno mismo se tratase. El doble se puso frente a Light, mientras la verdadera Aru estaba preparando un ataque por la espalda.

Cuando Light contraatacase, su doble desaparecería, pero la verdadera conjuraría un piro que quemaría el trasero del aprendiz.

—Aunque sea de mentira, sigue siendo una batalla —dijo riendo la jovenzuela, que esperaría sin duda, el próximo ataque de su compañero.

Era bastante obvio la diferencia de niveles de Light y la muchacha, pero aun así, era divertido el imaginarse a ambos bromeando, como si fueran niños estrenando juguetes por primera vez.

[Light]

A pesar de que la gata esquivó su hechizo Esquirla en cuanto saltó hacia él, no se libró de recibir daños.

Las minas explotaron, tal como había planeado, y la aprendiza sufrió las consecuencias. Por fortuna, no salió demasiada herida y pudo seguir moviéndose con normalidad.

Light se disponía a disparar un nuevo hechizo cuando algo que no se esperaba sucedió: Aru había invocado un clon. A simple vista no podía distinguir cuál era la real, eran completamente iguales.

Dirigió otra Esquirla hacia la Aru que tenía delante. Se desvaneció rápidamente nada más recibir el hechizo: mala suerte, no había golpeado a la verdadera. En ese momento la aprendiza aprovechó para atacarle con un Piro. La bola de fuego impactó contra su trasero, aunque apenas la notó y ni siquiera dejó salir un quejido o similar. Teniendo en cuenta la diferencia de nivel entre ambos Portadores, la resistencia notable de Light y lo débiles que se volvían los conjuros en aquella sala de entrenamiento, resultaba natural que le hiciera un daño ínfimo.

«Conque esas tenemos».

El aprendiz contraatacó con un hechizo de mayor nivel: activó el nexo-D de Nadhia (un símbolo dorado resplandeció de repente en su cuerpo oscuro de can) y materializó un Piro+ que iría directo hacia la felina. Las heridas provocadas por esa magia de fuego tampoco serían especialmente graves.

—Ya podéis parar, chicos.

Finalmente, Merlín detuvo la sesión de entrenamiento y deshizo sus cuerpos animales. Alegó que ya había comprobado su nivel de magia y les confirmó que tras aquel calentamiento empezarían a practicar los hechizos de transformación, ¡al fin!

Aparecieron en la habitación de antes (la única que había en aquella casa aparte de la sala de entrenamiento), donde el viejo brujo les esperaba, con tiza en mano. A su lado había una pizarra y un pupitre. Parecía que los dos aprendices iban a volver a la escuela…

***

La clase no resultó del todo aburrida y aprendió bastante (no tenía nada que ver con los entrenamientos del aburrido y soporífero Kazuki). Fue más práctica que teórica, pues tardaron lo suyo en ejecutar los conjuros de transformación por sí solos (era bastante difícil).

A pesar de que Light era un aprendiz más experimentado que Aru, sus niveles de magia no distaban demasiado; la chica realmente lo tuvo más fácil, puesto que ella ya tenía experiencia utilizando hechizos afines a Ilusión (por ejemplo, podía crear clones). Además, Merlín le prestó a la joven un objeto mágico que sin duda le ayudaría bastante en su aprendizaje: una hoja que debía tener un poder especial.

Los primeros intentos fueron un fracaso: a veces se convertía parcialmente en animal y en otras ocasiones simplemente no pasaba nada. Merlín le advirtió que si no tenía cuidado a la hora de practicar con la magia los cambios en su cuerpo podían ser irreversibles. Afortunadamente, terminó dominando el hechizo de transformación sin ningún problema.

—Atentos, voy a intentar transformarme.

Cerró los ojos y se concentró. El truco estaba en imaginarse que era un perro, recordar su constitución, su forma de caminar…

Tras pronunciar en voz baja el hechizo y activar su magia lunar —una sensación extraña le recorrió todo el cuerpo, como un cosquilleo—, realizó la transformación. No le rodeó humo ni nada parecido: Aru y Merlín apreciaron cómo el aprendiz empequeñecía y mutaba progresivamente. El proceso fue bastante rápido.

En aquel momento Light se mostraba como un perro de color oscuro, otra vez.

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—¿Algún defecto? —Se dio la vuelta para que pudieran apreciar su cuerpo mejor. A simple vista no verían ningún defecto, tras practicar bastante al fin parecía que había dominado la habilidad—. Creo que me ha salido perfecta —comentó. Realmente estaba orgulloso: se había esforzado bastante y por fin había conseguido transformarse.

—Sí, pero no olvides que la apariencia no lo es todo —indicó Merlín, colocándose las gafas para observarle mejor—. Si quieres hacerte pasar por un animal tienes que comportarte como uno también. Seguro que Gaomon puede ayudarte en esto.

«Muy gracioso», expresó su eidolon desmaterializado a través de la telepatía. Aunque tenía apariencia de perro nunca se había considerado uno como tal.

—Bueno, ahora te toca a ti Aru. Demuéstranos lo que has aprendido —sugirió Merlín, entusiasmado. Tenía bastantes ganas de comprobar sus avances.

[Aru]

La joven aprendiza observó como su compañero se transformaba satisfactoriamente en un can de pelaje oscuro y misterioso, pero bastante hermoso y nada intimidante. Aru levantó el pulgar y le dió el visto bueno a su nuevo amigo de aventuras, Light.

A ella, Merlín le prestó una hoja bastante peculiar y bonita, verde intenso y aún olía a hierba, como si estuviera recién cortada.

Tras escuchar las advertencias de Merlín, Aru quiso transformarse en una persona, no en un animal como su compañero. Sería demasiado arriesgado actuar como un animal cuando ella siempre había sido una persona.

Cerró los ojos, y visualizó a alguien en concreto, ¿quien? Era un misterio paras los allí presentes pero no para la muchacha.

—Lo tengo —gritó señalando al joven Light.

La muchacha se puso la hoja encima y un humo bastante denso inundó la sala. Cuando Merlín disipó la niebla, vio en la ingeniosa transformación de la muchacha… Un tanto… diferente a como se imaginaba esta.

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Tenía una larga cabellera negra, y dos grandes… ojos, por así decirlo.

—Bueno, no es como lo imaginaba, pero creo que sirve… Solo puedo por ahora transformarme en…

Merlín le interrumpió y silenció a la joven con su bastón.

—Aún no eres capaz de efectuar la habilidad apropiadamente, era obvio que aun no pudieras sacarle todo el jugo pequeña, por ahora creo que solo podrás transformarte en versiones femeninas de la persona que quieras ser.

La joven se dirigió al verdadero Light y echó unas risas con él. Podía imaginar que para este la situación podría ser bastante incomoda, ver una versión femenina de sí mismo.

—¿Nos vamos? —sugirió la aprendiza, que ya había cargado con el pedido de vuelta.

[Light]

Le resultó extraño que su compañera se pusiera la hoja en la cabeza, pero no dijo nada al respecto. Se limitó a presenciar su transformación, con curiosidad naturalmente.

Averiguó la nueva forma que había tomado en cuanto Merlín disipó el humo que rodeaba a la aprendiza. Su cabello había cambiado drásticamente y ya no quedaba ni un solo pelo azul; ahora era negro, de idéntico color al de Light, aunque éste no lo asoció al suyo ni por asomo. De hecho no captó que se trataba de su versión femenina, pues no se parecía demasiado a él.

—Bueno, no es como lo imaginaba, pero creo que sirve… Solo puedo por ahora transformarme en…

—Aún no eres capaz de efectuar la habilidad apropiadamente, era obvio que aun no pudieras sacarle todo el jugo pequeña, por ahora creo que solo podrás transformarte en versiones femeninas de la persona que quieras ser.

Light (en su forma canina todavía) agudizó la vista mientras se aproximaba a Aru para apreciar mejor su nueva apariencia. El color del cabello, de los ojos y de la piel coincidía bastante con el suyo propio. Empezó a darse cuenta de que había intentado transformarse en él.

—¿Se supone que es mi versión femenina…? —No le hizo especial gracia como a Aru, pero se podía decir que le había sorprendido con aquel truco—. Los afines a Ilusión podéis hacer cosas interesantes sin duda —opinó.

Merlín asintió y, sin poder evitarlo, volvió a soltar uno de sus discursos. No podía contener toda aquella sabiduría y parecía sentirse obligado a compartir todos sus conocimientos con ellos, quizá era cosa de la edad. Les explicó distintas utilidades de la magia de ilusión y alguna que otra anécdota.

—¿Nos vamos? —Aru ya estaba preparada para marcharse. Como era la única capaz de agarrar el paquete con los brazos, lo cargaría ella sola.

—Sí, creo que va siendo hora.

—Una cosa antes de que os vayáis. Light, acaba de venirme a la cabeza el asunto del que me hablaste antes. Querías adentrarte en Bastión Hueco, ¿cierto?

Light dio un cabeceo, afirmando. El anciano les recomendó que esperaran y fue a buscar una cosa en una bolsa de tela violácea. El aprendiz abrió los ojos como platos. Ver para creer: muchos objetos empezaron a salir de la susodicha bolsa: teteras, tazas, e incluso sillas y mesas. ¿Cómo demonios podía caber todo eso adentro?

Finalmente, tras sacar todo tipo de cachivaches, encontró el que le interesaba especialmente. Light pudo comprobar desde una distancia considerable que se trataba de un objeto bastante pequeño, que cabía en la palma de la mano del mago. Éste se acercó a ellos para mostrársela de cerca: una esfera oscura que concentraba magia en su interior.

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—Como sabéis, la magia no solo existe dentro de las personas, múltiples objetos poseen también magia de por sí. Vuestras Llaves Espada son el ejemplo perfecto de lo que hablo. Algunos de sus llaveros os permiten especializaros en cierto elemento que no es vuestra magia afín de nacimiento. —Light lo sabía bien, pues gracias a su llavero Alma Inquebrantable había aprendido a dominar la Tierra—. Pasa lo mismo con otras armas. Y con esta esfera. Esta esfera tenebrosa permite a su Portador usar magia del elemento Oscuridad que de ninguna otra forma podría aprender.

«No me digas que…».

—Solo se me ocurre una manera de adentrarse en Bastión Hueco sin que te localicen los poderosos Sincorazón, y es dominando el elemento Oscuridad para hacerte pasar por uno de ellos. O controlarlos. Por supuesto… aceptar o no esta esfera tenebrosa depende exclusivamente de ti, no te estoy recomendando que la tomes —le recordó, muy serio—. Creo que vosotros sabéis mejor que nadie el riesgo que conlleva utilizar esta clase de poder.

Merlín llevaba toda la razón en lo que decía. Y Light lo tenía muy claro: jamás utilizaría el poder de la oscuridad, y mucho menos para resolver sus problemas personales. No necesitaba tiempo para pensar: se negaría rotundamente

Aunque no respondió de inmediato. Agachó la cabeza perruna y cerró los ojos, algo triste. Nunca podría regresar a la casa de sus padres en Bastión Hueco, nunca encontraría una sola pista de su paradero.

Y toda la culpa la tenía el bando de Ryota y los suyos. Bajo ningún concepto seguiría el ejemplo de los Portadores traidores, jamás aceptaría la oscuridad.

Y Aru… ¿Qué tenía que decir? ¿Insistiría para que Light cogiera el objeto, o por el contrario se opondría? Podía opinar, aunque al final la decisión no sería suya.

[Aru]

Aru escuchó sorprendida la propuesta de Merlín, ¿cómo podía ser capaz de ofrecerle dicho poder a Light? La joven agarró la mano de Light y se puso delante de él y le levantó la cabeza para que observase bien la cara de la jovencita.

—Como aceptes dicho poder te patearé el trasero repetidas veces hasta dejarlo completamente plano —advirtió con un nudo en la garganta.

Jugar con la oscuridad… A la chica no se le había ni siquiera pasado por la cabeza dicha cosa. Ella venía de una familia de portadores, y Harold, su padre, ya le había advertido muchas veces que quien juega con fuego… Se puede quemar.

—No sé porque razón quieres ir a Bastión, pero está claro que te importa… Quizás tu solo no puedas, como dice Merlín, pero eso no es motivo como para utilizar dicho poder tan horrible, si quieres ir, iré contigo, pero no permitiré que mi nuevo amigo al que acabo de conocer y me queda por vivir con él, caiga en la desesperación.

Aru en ese momento soltó su mano, y le revolvió el pelo dándole un poco de ánimo a la conversación.

—Si alguna vez no te sientes suficiente fuerte, no quiere decir que necesites más poder, sólo más apoyo, el apoyo de las personas que te quieren, tus amigos, por ejemplo.

La muchacha era más joven que Light, pero sabía cuando alguien necesitaba un abrazo, y aunque estuviese en forma de canido, le abrazo.

***

Después de ese acontecimiento lacrimógeno, el dúo de Tierra de Partida, llegó delante de la casa de los Petrikovs. La joven, tocó en la puerta de la tienda, y espero con paciencia.

Si Light quería decir algo, era el momento.

[Light]

—Como aceptes dicho poder te patearé el trasero repetidas veces hasta dejarlo completamente plano.

—No voy a aceptarlo. —Light salió de su trance y dejó clara la decisión que había tomado—. Aprecio el ofrecimiento Merlín, pero no. No quiero utilizar un poder tan peligroso como el de la Oscuridad que ha causado tantos problemas en los mundos.

Merlín se tomó muy bien su decisión y asintió.

—Esa es una buena respuesta.

—No sé porque razón quieres ir a Bastión, pero está claro que te importa… Quizás tu solo no puedas, como dice Merlín, pero eso no es motivo como para utilizar dicho poder tan horrible, si quieres ir, iré contigo, pero no permitiré que mi nuevo amigo al que acabo de conocer y me queda por vivir con él, caiga en la desesperación.

La chica intentó animarle mediante un gesto amistoso, revolviéndole el pelaje de la cabeza.

—Gracias, Aru. Tengo claro que no usaré un elemento tan terrible para lograr mis intereses.

—Si alguna vez no te sientes suficiente fuerte, no quiere decir que necesites más poder, sólo más apoyo, el apoyo de las personas que te quieren, tus amigos, por ejemplo.

Y la chica le abrazó, materializando aquel apoyo. Light se quedó sin palabras en ese momento: no había caído en la cuenta, no había barajado la posibilidad de pedir ayuda y traerse a un aliado a Bastión Hueco. Seguramente porque era demasiado peligroso. Después de todo, aquellos que se atrevían a visitar el vergel ruinoso corrían el riesgo de sufrir el destino de la Maestra Iwashi y su aprendiz Daichi. Si alguien moría por su culpa no podría perdonárselo.

—Gracias. —No exteriorizó con mucha intensidad su agradecimiento, pero realmente se sentía gratificado. Había hecho una buena amiga.

Merlín les observaba con una gran sonrisa, camuflada por su bigote blanco.

—Entiendo vuestra opinión. Pero si os paráis a pensarlo cada elemento conlleva un riesgo si no se utiliza de la manera adecuada —opinó el sabio de Merlín. Light recordó que hace años Ragun le dijo algo parecido: en Ocaso de una estrella. Él le puso de ejemplo a Yami, una Maestra que utilizaba el poder de la oscuridad y aún así luchaba para Tierra de Partida—. Al final la magia no es ni buena ni mala, todo depende de la persona que la utiliza.

«Supongo, pero a mí la Oscuridad me sigue sin gustar un pelo», concluyó para sí mismo. Realmente pensaba que todos vivirían mejor si no existiera: no habría Sincorazón en el universo y sus corazones estarían a salvo.

Finalmente se despidieron de Merlín, no sin antes darles las gracias por el entrenamiento mágico recibido. El sabio mago les invitó a que se dejaran pasar por allí más a menudo para aprender otras magias.

***

El viaje a la casa de Aru resultó un camino de rosas. Ningún Villano Final se dio cuenta de su presencia gracias a las transformaciones: nadie les dirigió la palabra. Para ellos solo eran una muchacha desconocida y un mero perro ajenos a la Orden.

Aun así Light no pudo evitar sentirse un poco nervioso.

Atravesaron la plaza del Distrito 3 y a través de un gran portón alcanzaron el Distrito 1, donde se encontraba la casa de la familia de su compañera.

Se detuvieron ante la puerta y esperaron a que alguien les abriera. Antes de que algún familiar acudiera, Light no pudo evitar hacer una pregunta:

—Ahora que lo pienso… tu familia no te va a reconocer así. ¿No deberías deshacer la transformación ahora? Si lo haces delante de tu familia lo mismo se llevan un susto —razonó, asumiendo que eran ajenos a Tierra de Partida y la magia.

Se volvió hacia atrás y comprobó si alguien pasaba por allí. En cuanto no hubiera moros en la costa avisaría a Aru para deshacer la transformación. Él al menos la anularía.

[Aru]

—Ahora que lo pienso… tu familia no te va a reconocer así. ¿No deberías deshacer la transformación ahora? Si lo haces delante de tu familia lo mismo se llevan un susto —preguntó a la muchacha.

La joven se rió ante la falta de información del Light. ¿Cómo podía sorprender a su familia… Si también formaron parte de la Orden? Pero claro, eso el muchachito no lo sabía.

—Creo que el susto te lo podrías llevar tú, verás mi familia es…

Antes de que la joven pudiera acabar la frase, la puerta que tenían delante fue abierta, y por alguien que no esperaban para nada ver en ese momento, (o en cualquier otro).

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La muchacha se puso delante del Light canino estando alerta y en guarda.

—Bienvenidos, aprendices.

Pero había algo extraño en él, pero de igualmanera, la peliazul no podía sentir un ardor de estómago al ver a esa cosa dentro de la tienda de su familia, ¿que hacía ahí? ¿Donde estaba su familia?

—¿Harold? ¿Qué es ese sonido metálico? ¿Se te ha caído la nueva caja de recambios para los gliders? —dijo una no tan misteriosa voz en el fondo de la tienda.

Era la madre de Aru, pero… ¿Estaba tranquila? ¿Sabía que había en su tienda un Villano Final?

—¡Mama escondete! —la joven quitó de si la hoja mágica revelando su verdadero aspecto, mientras a su vez llamaba a su llave espada mientras apuntaba al tirano.

—Demuestrame porqué esa basurilla te eligió a ti, mocosa. —dijo este con un gruñido y levantando su pesada arma.

Pero antes de que estos entrasen en combate una niña pequeña apareció en escena, la hermanita menor de Aru, Noel.

—Papi, mama dice que recojas lo que has dejado tirado en tu despacho —ordenó con tono suave y bastante vago.

La joven peliazul se quedó pálida, ¿papi? ¿llamaba papi a la cosa que tenía…?

Entonces cayó en la cuenta de a quien verdaderamente tenía delante.

—Siempre haces lo mismo, uf, me tienes harta con tus trucos, ya eres un señor mayor deberías dejar de intentar asustar a tu hija.

Light posiblemente no entendiese nada de nada de lo que estaba pasando, pero en pocos segundos empezaría a brillar una bombilla en su mente.

El Villano Final que tenían delante chasqueó los dedos, y un humo azul y brillante le recorrió el cuerpo, dejando a un hombre fortachón y de pelo azul como consecuencia de aquel chasquido.

—Parece que sigues sin poder reconocer a tu propio padre, cielo.—dijo entre risotadas y revolviendole el pelo a Aru y a su vez mientras cogía a Noel en brazos.

Miró al muchacho que había al lado de su hija y puso una sonrisa amenazante, como dando a entender que él era el macho alfa de esos lares.

—¿Y tu eres…?

[Light]

Light no se imaginó la respuesta de Aru.

—Creo que el susto te lo podrías llevar tú, verás mi familia es…

Y tampoco se imaginaba la persona que les recibiría en ese momento. Se le palideció el rostro y materializó la Llave Espada en un acto reflejo (ahora que no era un chucho podía sostenerla sin ningún problema).

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La puerta se abrió y vio a… Gárland. Nunca había coincidido con aquel Villano Final en ninguna ocasión, pero la armadura le resultó familiar: sus primeras aventuras como aprendiz habían girado en torno a ésta. Escuchó en el Inframundo que había resucitado y ahora lo tenía delante de sus narices. Su arma, su porte… Simplemente daba miedo.

Aru se interpuso entre ambos, en posición de combate.

—Bienvenidos, aprendices.

Light no se quedó atrás ni mucho menos: se colocó a su lado. Extendió el brazo, colocándolo delante de ella, y le exigió:

—¡CORRE!

Solo podía temerse lo peor. Los Villanos Finales al descubrir a Aru (Rubicante, para ser exactos) habían decidido atacar su hogar, eso era lo que creía. Seguramente la tenían fichada a ella y a toda su familia.

«¡Demonios!».

—¿Harold? ¿Qué es ese sonido metálico? ¿Se te ha caído la nueva caja de recambios para los gliders?

«¿Quién es esa mujer?», fuera quien fuera parecía bastante tranquila. ¿Harold? ¿Sonido metálico? ¿Qué demonios estaba sucediendo?

—¡Mama escondete!

«¿¡Qué!?», no se lo explicaba. ¿Por qué esa mujer hablaba tan tranquila?

Light y Aru todavía permanecían en guardia. El aprendiz siguió vigilando a Gárland de cerca, preparado para entrar en combate en cualquier momento. Debían proteger a la familia de la aprendiza sin importar el modo.

—Demuestrame porqué esa basurilla te eligió a ti, mocosa.

—Papi, mama dice que recojas lo que has dejado tirado en tu despacho. —Una niña se acercó a Gárland para hablarle…

—¿¡Qué cojones está pasando aquí? —exclamó, atónito. Sintió el impulso de correr para coger a aquella chica pequeña y protegerla, pero un paso en falso podría costarle la vida. Tenía que ser cuidadoso.

¿Acaso Gárland era el padre de Aru y esa niña? Imposible.

«¿¡Pero esto qué es?!».

Parecía que Aru había deducido lo que estaba pasando. Light deseaba con ansias (y miedo, no podía negarlo) que se lo explicara.

—Siempre haces lo mismo, uf, me tienes harta con tus trucos, ya eres un señor mayor deberías dejar de intentar asustar a tu hija.

—Estás… de guasa, ¿no? —Light no daba crédito todavía: no podía ser la hija de Gárland.

«Espera… ¿trucos?».

Clavó la mirada en el Villano Final, con una ceja enarcada. No tardó en descubrir el truco: Gárland de repente se vio envuelto en un humo azul y repentinamente cambió de apariencia, dejándole sin habla. Una transformación engañosa.

Realmente no era el villano Gárland, sino otra persona completamente diferente: un hombre fortachón y de cabellera azul que le rememoró a Aru inevitablemente. Ahora todo tenía sentido. Sin duda le sorprendió el hecho de que el padre de la chica fuera un mago, le había pillado por sorpresa.

—Parece que sigues sin poder reconocer a tu propio padre, cielo —expresó divertido, revolviéndole el pelo a la hija mayor y cogiendo a la pequeña.

—Por Dios, con los Villanos Finales no se juega —dijo Light algo molesto, llevándose la mano a la frente y haciendo desaparecer su Llave Espada. Menudo susto se había llevado.

El hombre le dirigió una sonrisa inquietante que no supo interpretar con exactitud. ¿Quizás no le agradaba su presencia...?

—¿Y tu eres…?

—Soy Light, compañero de su hija. Mucho gusto —respondió, más tranquilo, intentando sonar cordial. Le pareció que había mencionado la Llave Espada, pero por si acaso decidió no especificar que venía de Tierra de Partida. Tras presentarse, extendió su brazo para que estrecharan las manos—. Hemos venido hasta aquí para entregarle un paquete de parte de Merlín. —Cruzó miradas con Aru.

»Al final sí que me he llevado el susto, sí —admitió ante Aru, exhalando un suspiro. Se dirigió de nuevo al padre de la muchacha—. ¿Entonces usted es un mago como Merlín? ¿Aquello era magia de Ilusión por un casual?

[Aru]

—Soy Light, compañero de su hija. Mucho gusto —respondió el joven extrechando manos—. Hemos venido hasta aquí para entregarle un paquete de parte de Merlín. —Miró a la muchacha

La pequeña le entregó el paquete pesado en las manos de su padre, pero para él era como peso de pluma.

—Vaya, vaya… Ya decía yo que resplandecías demasiado como para ser alguien cualquiera. —dijo Harold refiriendose a Light.

»Al final sí que me he llevado el susto, sí —le reveló a la muchacha, a su vez, volvió a dirigirse al hombre—. ¿Entonces usted es un mago como Merlín? ¿Aquello era magia de Ilusión por un casual?

¿Mago? Aru sonrió ante aquel intento de su nuevo amigo. Harold le devolvió la sonrisa a su hija y miró seriamente a Light , dejó a su hija menos en el suelo y alzando sus dos manos a ambos lados se puso dispuesto a mostrarle su poder.

—¡Vamos a despejarte algunas lagunas! —dijo Harold con un grito emocionado.

En su mano izquierda había aparecido una llave espada roja, bastante brillante, cosa que podía sorprender a Light.

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Pero… Si eso le había sorprendido, aun la cosa se podía poner más candente. Levantó la derecha apuntando a Light.

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Dos llaves espadas, hicieron presencia en aquella humilde tienda.

—Y sí, aquello era magia de ilusión, imagino que debes estár al tanto de como usar ese tipo de magia, no pareces ser novato.

Noel bostezó, y decidió desaparecer de la escena, su padre estaba apunto de ponerse a chulear, y ya era bastante tarde como para que ella estuviera despierta.

—Buenas noches a todos, adios, chico gigante y apuesto —dijo la jovencita mientras despedía a su invitado.

Era cierto que era tarde… Y un rugido de estomago en los aprendices les hacía entender que justamente era hora de cenar. Aru sonrió avergonzada mientras miraba a Light.

—Papa, ¿te importaría si Light se queda a cenar? No hemos parado en todo el día y…

El adulto le dió una palmada en la espalda a Light y le empujó dentro de la entrada, sin siquiera dejar acabar la propuesta de su hija.

* * *
La cena estaba compuesta de tres platos: Sopa de miso, ternera con pimiento verde y flan de té de postre. Light quizás no gustaba de todos los platos, pero no podía negar el delicioso olor que desprendían estos.

El joven aprendiz se veía bastante tímido e incómodo, cosa que hizo que la muchacha no pudiera evitar preguntarle si todo iba bien.

—¿Estás bien, Light? —susurró la joven aprendiza.

Los padres de Aru se quedaron con la movida, cosa que hizo que Alice intentara calmar un poco el ambiente y hacerlo más cómodo.

—¿Qué te está pareciendo la cena, muchacho? Por cierto, creo que no me he presentado como es debido, mi nombre es Alice.

Harold, al contrario que sus dos familiares, no paraba de zampar como el hombre fortachón y con estómago profundo que aparentaba ser. Pero seguía siendo después de todo, un padre.

—Bueno, ¿qué os parece un poco de… Ilusión? —propuso Harold mientras movía los dedos haciendo que un resplandor blanco saliera de ellos.

Todos en la sala se quedaron bastante sorprendidos ya que quizás no era el momento o quizás incluso podía hacer sentir más intimidado a Light, pero este continuó.

De sus manos brotaron varios peces blanquecinos y de humo, nadaron alrededor de la mesa y alrededor de la cabeza de Light, intentando provocarle una sonrisa a este.

Tras ese truco, vinieron más y más y no solo con referencias de animales, sino también estelares, personas caminando, corriendo, todo como si fuera una animación.

Después de todo aquello, ambos aprendices ayudaron a limpiar la mesa y a fregar los platos, estaban solos, y era el momento para saber cómo había pasado Light el día con la peliazul.

—¿Cómo puntuarías este encuentro? Es decir, del 1 al 10, ¿cómo de bien te lo has pasado?

La joven se sentó en una silla y observó a Light, quien estaba pasando el trapo por la mesa.

—Oye… Realmente me gustaría ayudarte a entrar en Bastión Hueco, ¿que te parece?

Podría ser una gran locura, pero nuestra muchacha no podía olvidar la expresión desolada de Light al contar lo que había pasado.

Una cosa estaba clara, esto era el principio de una bonita amistad.

[Light]

—¡Vamos a despejarte algunas lagunas!

Y tras un grito exaltado, hizo aparecer en una de sus manos una Llave Espada brillante que en parte explicaba lo que acababa de presenciar. ¡Claro, era un Portador como ellos!

Después… apareció una segunda llave. Light abrió bastante los ojos y la boca.

—¿¡Dos!? —Se acercó al padre de Aru para apreciar más de cerca sus increíbles armas, extasiado. Ni Ronin, ni Kazuki, no conocía a un solo Maestro capaz de esgrimir las dos llaves al mismo tiempo—. Pero… ¿Son de verdad? —Se atrevió a preguntar, todavía aturdido—. Es increíble…

A continuación le confirmó que en efecto había utilizado magia ilusoria para engañarles. Sin duda se lo había tragado por completo, había sido un truco fabuloso. Aquella afinidad no paraba de sorprenderle.

—Buenas noches a todos, adios, chico gigante y apuesto —dijo la hermana pequeña de Aru.

Noel le arrancó una carcajada inevitablemente.

—Adiós, y encantado. Oh.

Tanto su estómago como el de Aru rugieron al unísono: habían entrenado lo suyo y necesitaban comida para recargar energías. Light se llevó la mano a la sien, cruzó miradas con su compañera y se rió.

—Papa, ¿te importaría si Light se queda a cenar? No hemos parado en todo el día y…

No le dieron la oportunidad de rechazar o aceptar la invitación ni siquiera, pues el padre ilusionista les empujó adentro.

***

Light observaba con ansía —intentaba disimularlo lo mejor que podía— las comidas preparadas por la familia de la chica. Cabía decir que el aroma sabroso que despedían alimentaba: no tenían que envidiar a las creaciones de Higashizawa. Empezó a servirse de sopa, deseando probarla. También aprovechó aquella cena para preguntarle al padre de Aru por su vida de Caballero, lleno de curiosidad.

En algún momento de la cena dejó de comer, pensativo. En Villa Crepúsculo siempre había comido con la compañía de su abuela únicamente. Aru en verdad tenía suerte, ojalá él también hubiera crecido en una familia como aquella. Se notaba que su padre era una persona divertida, seguro que se lo pasaba en grande con él.

Su padre… ¿Qué clase de persona hubiera sido? Su abuela apenas hablaba de él, por alguna razón.

—¿Estás bien, Light?

Asintió con un cabeceo.

—Sí. Solo estaba pensando que... tienes suerte de haber crecido con esta familia —contestó, intentando disimular la tristeza con una fina sonrisa. Volvió a coger sopa con la cuchara.

Justo cuando se disponía a halagar los platos, la madre de Aru le preguntó:

—¿Qué te está pareciendo la cena, muchacho? Por cierto, creo que no me he presentado como es debido, mi nombre es Alice.

—¡Muy buena, de verdad! Muchas gracias —volvió a agradecerles la comida, educadamente—. Yo me llamo Light, mucho gusto.

El padre, que devoraba como un cerdo toda la comida, propuso animar un poco aquella cena.

—Bueno, ¿qué os parece un poco de… Ilusión?

Light intercambió miradas con todos los presentes y esperó expectante aquella ilusión. Si Aru pensaba que podía intimidarle estaba muy equivocada: dudaba mucho que lograra superar el susto de antes, cuando se transformó en Gárland. Ya no le pillaría con la guardia baja.

El truco de magia le dejó sin palabras. Distintas figuras de humo adoptaban todo tipo de formas: pececitos, estrellas, perros y gatos, entre otros, volaban por la habitación y animaban el ambiente. Light no pudo evitar tocar alguna con la punta de las manos, preguntándose si se desharían.

Sin duda aquella cena había resultado bastante divertida.

***

A Aru y a Light les tocó la tarea de fregar los platos y limpiar la mesa. El aprendiz no se quejó y comenzó a pasar una bayeta por la superficie donde habían cenado. Era lo mínimo que podía hacer.

—¿Cómo puntuarías este encuentro? Es decir, del 1 al 10, ¿cómo de bien te lo has pasado?

—No lo sé, ha estado bien, pero me he llevado muchos sustos —afirmó, haciendo referencia a Rubicante y al falso Gárland—. Ha estado guay supongo, y nos hemos conocido. Ah, ¡y hemos aprendido magia nueva! Así que… ¿Un 8?

—Oye… Realmente me gustaría ayudarte a entrar en Bastión Hueco, ¿que te parece?

Light se ensombreció ligeramente y agachó el rostro, sin dejar de limpiar la mesa. No la contestó de inmediato y se tomó su tiempo para responderla. Exhaló un suspiro.

—Aprecio lo que dices, Aru, pero es demasiado peligroso. Y no es que te subestime, solo que… Todavía no tenemos la suficiente experiencia en combate como para sobrevivir —indicó, con cierta sensación desagradable en el estómago. Ni siquiera Iwashi, una Maestra, logró volver sana y salva—. Me entenderías si hubieras estado allí. No hay vida, solo hay Sincorazón y un bando de traidores que quieren vernos muertos.

Cuando terminó de pasar el trapo, lo dejó encima de la encimera y se volvió hacia Aru.

—Tenemos que hacernos mucho más fuertes, ¿sí? Hay que dominar el arte de las transformaciones.

Por un lado quería que alguien le acompañara, pero por otro… Aru era demasiado débil. Si ambos fueran más fuertes, quizá podrían adentrarse en Bastión Hueco y sobrevivir...

No le dio una respuesta exacta: ni sí ni no. Fue más bien vaga. Podía interpretar su última frase como quisiera.

«Gracias».

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Mi último post era éste. Gracias a Aru por el encuentro ^^ y a Suzu por ayudarnos con el control de Rubicante. Espero que se haga ameno para el GM que lo corrija. Bye!

Qué encuentro más azul, dios xDD