[Villa Crepúsculo] ¡El tópico festival de verano!

por **Denna** » Jue Sep 10, 2015 12:44 am

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Era una tarde preciosa en Bastión Hueco.

Bueno, en realidad hacía un frío brutal. Y el viento soplaba con tanta fuerza que parecía que se fuese a desatar el Apocalipsis en cualquier momento. Desde luego, los pobres aprendices que entrenaban fuera debían de estar pasándolo fatal…

Pero no era mi caso. No, yo había tenido la inmensa suerte de encontrarme con todas las clases canceladas. En un principio me había molestado, pero opté por dejarlo pasar: merecía un descanso después de la misión en Espacio Paranoico.

De modo que fui a por una taza de chocolate caliente y me atrincheré en mi habitación, decidida a olvidarme de ser Portadora por un día.

¿Y qué mejor forma de hacerlo que tocando la lira, una de las poquísimas cosas que me había traído de la Cité? Sonreí, decidida, y tensé una de las cuerdas para…

—¡Ay! ¡Venga ya!

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…Para nada. La cuerda se rompió, dibujándome una línea roja en el antebrazo. Aquello era una señal, sin duda. Adiós, relax.

Me levanté con un revuelo. ¡No, no iba a renunciar a vaguear toda la tarde! Compraría las cuerdas —no en Bastión Hueco, claro, no era tan suicida como para bajar a la ciudad— y volvería a enterrarme entre las mantas.

Había oído hablar de un mundo muy tranquilo, en el que nunca pasaba nada… ¿Villa Crepúsculo, se llamaba? Seguro que ahí encontraba lo que buscaba, y no corría riesgo de toparme con los Sincorazón.

por **James Bond** » Jue Sep 10, 2015 11:47 am

Tras la misión en el espacio, Keiko pidió un par de días de permiso para recuperarse de la agotadora misión. Aunque en un prinpicio, no había planeado ir hacia su hogar natal. Se decidió a ir cuando la joven se enteró por medio de las redes sociales que se estaba celebrando un festival de verano en la Villa, y la joven no pudo resistir la tentación cuando en las imágenes que la gente posteaba, vio como las chicas llevaban lindos y cómodos kimonos. ¡Y ella no podía ser menos!

Kei llegó temprano por la mañana, e hizo una visita sorpresa a sus padres. Normalmente, ella solía avisarles cuando iba a verles, pero prefirió no decir nada. Mientras duró el día, Keiko y sus padres fueron a las diversas tiendas de ropa a buscarle un kimono para la aprendiza. Visitaron muchas tiendas, hasta que finalmente, en una de ellas, dieron con el tipo de kimono que su hija buscaba:

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—Es muy lindo— comentaba Keiko, mientras salían de la tienda tras haber pagado.— Ha sido bastante barato, pero la tela es muy suave y cómoda, además...
—Todo eso está muy bien, Keiko. Pero... ¿cómo has ganado ese dinero?— quiso saber su padre.
—Sí, yo también quiero saberlo. ¿Estás haciendo algo que no deberías hacer?— interrogó su madre.

Keiko pensó muy bien en que decir. No podía revelarles que era portadora de la Llave-Espada, y mucho menos que ese dinero lo ganaba haciendo una serie de peligrosas misiones en las que se jugaba la vida.

—Veréis, resulta que encontré un trabajo a tiempo parcial. Como ya sabéis que estoy en otra ciudad más lejana y viviendo de alquiler, pensé que sería buena idea conseguir unos ingresos extra para no tener que depender del dinero que Tatsumi-sensei me manda— argumentó la chiquilla.
—Ah, así que eso es— su padre lloró.— Snif... No puedo creer que mi hijita ya sea tan independiente...
—Hija mía, estoy muy orgullosa de tí— Akemi también lloraba de orgullo, y esa escena hizo que Keiko se sintiera mal por mentirles, pero era necesario.— Por cierto... Tatsumi-sensei irá al festival esta tarde, ¿quieres ir con él?
—¡Sí, por supuesto que quiero ir con él! Hay un montón de cosas que debo contarle.

De modo que la joven esperó hasta que atardeciese, y cuando llegó aquel momento, Kei se dirigió hacia el lugar del festival, que eran las calles cercanas a la playa.

por **Denna** » Jue Sep 10, 2015 4:17 pm

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Preciosa.

No había otra forma de describir Villa Crepúsculo. Era un mundo más avanzado que el mío, pero no resultaba abrumador como Bastión Hueco o Espacio Paranoico; al contrario. La tenue luz de las farolas y el traqueteo de esos “tranvías” resultaba apacible, tranquilizador. Era casi mágico cómo la gente se mostraba amable y sonreía hasta a los desconocidos, y cómo el cielo parecía un atardecer eterno. El nombre le pegaba, sin duda, pues la ciudad entera parecía un reflejo del crepúsculo.

Un mundo naranja. «Mi color favorito», pensé con una sonrisa. Era muy distinto a la Cité; la clase de sitio en el que no me importaría vivir.

Encontré cuerdas en una tienda de la Calle del Mercado. El tendedero, un simpático anciano, tenía un escaparate lleno de liras, laúdes y otros instrumentos que ni conocía. Estaba echándoles un vistazo cuando me habló:

—Disculpa, jovencita, ¿por casualidad vas a tocar en el festival?

—¿El… festival? —balbuceé. ¿Había oído bien?

—¡El festival de verano, por supuesto! —dijo el hombre con una carcajada jovial—. Debí suponer que eras una turista, perdona. Permíteme explicarme… cada año se celebra una fiesta por el último día de las vacaciones de verano. Hay música, comida, ferias, juegos en la playa… ¡y los fuegos artificiales! —El anciano suspiró con aire soñador y esbozó una sonrisa—. Es un espectáculo maravilloso. Deberías quedarte a verlo, si es la primera vez que vienes.

Sentí una punzada en el corazón. Un festival… Aquello era París al cien por cien, y me moría de ganas de ir a verlo. ¿Cuántos festivales había visto en mi vida? Sólo uno. Además, el Festival de los Bufones era en invierno… y seguro que no había fuegos artificiales de esos…

—Supongo que podría quedarme —comenté, muy despacio—. Total, es sólo una vez al año, ¿no?

El tendedero pareció satisfecho con mi respuesta. Eso terminó de convencerme. Ensanchó su sonrisa y exclamó un «¡Vuelve cuando quieras!» antes de que cerrara la puerta.

Emocionada, eché a andar hacia la playa, dónde había dicho que se celebraba el festival. Había mucha gente de todas las edades, muchos de ellos vestidos con unas ropas extrañas —una especie de túnicas largas de colores— y todos parecían estar pasándolo en grande. Apreté la bolsita con las cuerdas contra mi pecho y me dispuse a avanzar entre la multitud cuando di un paso en falso y choqué contra alguien.

—¡Ay! ¡Lo siento muchísimo! ¿Estás bien? —pregunté. Si se había caído al suelo, la ayudaría a levantarse. Se trataba de una chica muy mona, de pelo castaño claro y ojos azules—. No estaba mirando por dónde iba y… ¿te has hecho daño?

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por **James Bond** » Jue Sep 10, 2015 5:54 pm

Keiko caminaba entre la multitud junto a su maestro de esgrima, Tatsumi, quien llevaba un simple kimono negro.

—De modo que todavía no has encontrado ninguna pista
—No, en absoluto, maestro. Pero aún no he perdido la esperanza de encontrar la más mínima pista sobre él. Sé que acabaré consiguiéndolo.
—Eso está bien, pero tampoco te sobre-esfuerces mucho. Ahora mejor disfrutemos del festival.
—Tiene razón. Sera mejor disfru...— Kei no pudo terminar de completar su frase, pues chocó de repente con alguien y cayó al suelo de culo.
—¡Ay! ¡Lo siento muchísimo! ¿Estás bien? No estaba mirando por dónde iba y... ¿te has hecho daño?
—No te preocupes, estoy bien— Keiko agradeció la mano que la muchacha le ofrecía y se dejó ayudar.— Muchas gracias por tu ayuda. ¿Eres una turista? Lo digo por tu ropa, ya que no encaja con el ambiente en absoluto. ¿Te has perdido?

por **Denna** » Jue Sep 10, 2015 11:33 pm

—No te preocupes, estoy bien. Muchas gracias por tu ayuda.

Negué con la cabeza.

—Es lo de menos. Debería haber estar mirando por dónde iba.

—¿Eres una turista? —preguntó la chica—. Lo digo por tu ropa, ya que no encaja con el ambiente en absoluto. ¿Te has perdido?

Miré mi ropa, extrañada. Puede que yo fuese la primera a la que no le acababa de convencer cómo vestía (¡el precio de integrarse!), pero en Villa Crepúsculo no parecía tan fuera de lugar. Quizás se refería al festival; tanto ella como su acompañante llevaban esas curiosas túnicas.

—Pues… sí, estoy de paso. He venido a hacer unos recados —alcé la bolsa con las cuerdas para que la vieran— y me he enterado de que había fiesta, de modo que he venido a echar un vistazo.

»Aunque ahora que lo dices… puede que sí me haya perdido. Un poco. No conozco bien la ciudad y tengo muy mala orientación.

Miré a mi alrededor sólo para comprobar que las calles se habían llenado de gente en ese corto espacio de tiempo. ¡Salir de ahí me iba a resultar imposible!

—Venía a ver los fuegos artificiales. Siento tener que pedíroslo después de casi arrollaros, pero, ¿podríais decirme cuándo son y dónde podría verlos?

Aunque la pregunta iba para los dos, me dirigí a la chica en concreto. Se había mostrado muy amable a pesar de lo sucedido.

por **James Bond** » Vie Sep 11, 2015 3:22 pm

—Pues… sí, estoy de paso. He venido a hacer unos recados—respondió la chica a la pregunta de Keiko, enseñándole una bolsa de compras— y me he enterado de que había fiesta, de modo que he venido a echar un vistazo.
»Aunque ahora que lo dices… puede que sí me haya perdido. Un poco. No conozco bien la ciudad y tengo muy mala orientación.
—No te preocupes, a todos los que vienen por primera vez les suele pasar.
—Venía a ver los fuegos artificiales. Siento tener que pedíroslo después de casi arrollaros, pero, ¿podríais decirme cuándo son y dónde podría verlos?
—Pues mira, aún quedan dos horas hasta que sean lanzados— acto seguido, Kei dirigió su dedo índice a la playa— y los van a lanzar desde ahí. Si quieres, puedes venir a verlos con mi maestro y conmigo. Ah, casi se me olvida presentarme. Soy Keiko Akarui, y él es mi maestro, Tatsumi-sensei. Tenemos muchas cosas divertidas por hacer, ¿te apuntas?— preguntó Keiko guiñándole un ojo.

por **Denna** » Vie Sep 11, 2015 11:09 pm

La chica señaló la playa.

—Pues mira, aún quedan dos horas hasta que sean lanzados y los van a lanzar desde ahí.

¿Dos horas? Vaya, pues si que tardaban. Empecé a pensar cómo matar el tiempo hasta entonces cuando ella habló de nuevo:

—Si quieres, puedes venir a verlos con mi maestro y conmigo —sugirió, y parecía decirlo totalmente en serio—. Ah, casi se me olvida presentarme. Soy Keiko Akarui, y él es mi maestro, Tatsumi-sensei. Tenemos muchas cosas divertidas por hacer, ¿te apuntas?

—Yo… ¿no os importa? —pregunté por si acaso. La amabilidad de la gente de Villa Crepúsculo me dejaba a cuadros—. En ese caso, ¡por mí genial! Keiko, Tatsumi, me llamo Celeste. Encantada de conoceros, y gracias por invitarme a venir —sonreí y les ofrecí la mano—. ¿Adónde vamos primero?

por **James Bond** » Vie Sep 11, 2015 11:46 pm

—Yo… ¿no os importa? —preguntó la chica—. En ese caso, ¡por mí genial! Keiko, Tatsumi, me llamo Celeste. Encantada de conoceros, y gracias por invitarme a venir —dijo mientras sonreía—. ¿Adónde vamos primero?
—Es un placer conocerte, Celeste— respondió Tatsumi haciendo una reverencia.— ]Pues teníamos pensado de ir primero al puesto de los algodones de azúcar. A cierta señorita—miró a Keiko— le pirran las cosas dulces.
—Jo, Tatsumi-sensei, entreno lo suficiente como para mantenerme en forma a pesar de la bollería que como— replicó Kei, muy sonrojada y avergonzada.

Tatsumi se rió ante la reacción de Keiko, y acto seguido fueron al puesto que el maestro mencionó. Allí, Tatsumi compró tres algodones, uno para cada uno. Si Celeste ponía alguna pega, Tatsumi le diría lo siguiente.

—Ya que has venido a disfrutar del festival no te prives de nada. El dinero no es problema. Por cierto, si queréis probar suerte en algún puesto de juegos, no tenéis más que avisarme— dijo mientras señala un puesto de tiro, otro de lanzar aros y el típico juego de coger peces.
—Suena genial. Me gustaría probar el de tiro, he mejorado mi puntería y quiero probar suerte. ¿Te apuntas, Celeste?

por **Denna** » Sab Sep 12, 2015 12:52 am

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—Es un placer conocerte, Celeste. —El maestro de Keiko hizo una reverencia.— Pues teníamos pensado de ir primero al puesto de los algodones de azúcar. A cierta señorita le pirran las cosas dulces.

—Jo, Tatsumi-sensei, entreno lo suficiente como para mantenerme en forma a pesar de la bollería que como —protestó Keiko.

Al igual que Tatsumi, no pude evitar contener una risita, pero me apresuré a añadir:

—Descuida, Keiko, te entiendo perfectamente. ¡Yo misma no podría vivir sin pastelitos!

Era curioso como en esos mundos tan avanzados se veía mal el comer demasiado. En la Corte de los Milagros, había pocas cosas que no habría dado por unos kilos de más.

Pero no comenté nada de eso en voz alta, por supuesto. Me limité a sonreír y a seguirles entre la gente, observando los diferentes puestos: venta de máscaras, de manzanas en palos, e incluso uno con un estanque de peces de colores en el que el objetivo era cazarlos con bolsitas. «¿Qué demonios..?».

Y, así de pronto, me encontré con un algodón de azúcar enorme delante de mi cara.

—P-pero… —traté de decir, pero Tatsumi me interrumpió.

—Ya que has venido a disfrutar del festival no te prives de nada. El dinero no es problema. Por cierto, si queréis probar suerte en algún puesto de juegos, no tenéis más que avisarme.

—Suena genial. Me gustaría probar el de tiro, he mejorado mi puntería y quiero probar suerte. ¿Te apuntas, Celeste?

Las palabras de Keiko ahogaron mis excusas. Llevaba dinero, pero si ese hombre estaba dispuesto a invitarme… no iba a insistir en poner pegas.

—Cuenta con ello —le aseguré, dando un mordisco al dulce. Era un poco empalagoso, pero estaba muy rico—. Aunque la puntería no es mi fuerte…

En cuanto terminé de comer, nos pusimos en la cola. Para mi sorpresa, nos dieron una escopeta para disparar a los objetivos; pero tras fijarme en el resto de jugadores entendí que no era un arma mortal, al menos no las de un festival.

—Por cierto, Keiko. —Entrecerré los ojos para apuntar mejor. No había pasado por alto su comentario de antes—. Antes has mencionado que entrenabas. ¿Puedo preguntar el qué?

Bang, bang.

Fruncí el ceño. Todos mis disparos habían fallado, aunque uno de ellos había rozado ligeramente al objetivo. No me gustaban nada esa clase de armas…

por **James Bond** » Sab Sep 12, 2015 12:02 pm

—Cuenta con ello. Aunque la puntería no es mi fuerte…— argumentó Celeste.
—No te preocupes por eso, igualmente hay premio aunque no aciertes— respondió Kei, cogiendo su rifle y cargando en el cañón el trozo de corcho en él.
—Por cierto, Keiko. Antes has mencionaba que entrenabas. ¿Puedo preguntar el qué?— preguntó curiosamente Celeste.
—Oh, bueno... soy aprendiz de Tatsumi-sensei. Es alguien totalmente genial con la espada, y me queda mucho por aprender.
—Me vas a sacar los colores si me sigues alabando de esa manera. Puede que en parte sea cierto que soy bueno, pero siempre hay alguien mejor que yo.
—Oh, ya que estamos... ¿por qué no le mostramos a Celeste el dojo y hacemos una exhibición? Tenemos tiempo más que suficiente para volver.
—Buena idea, ¿qué me dices, Celeste?— preguntó Tatsumi, parecía entusiasmado por volver a combatir.

En todo caso, no se moverían del sitio hasta que Keiko no disparase. De los tres disparos que disponía, uno de ellos acertó en el objeto que Keiko quería pero no logró tumbarlo. Aún así, el dependiente le regaló a las dos chicas un par de amuletos de la buena suerte.

—Bueeeno, ¿vamos al dojo?

por **Denna** » Sab Sep 12, 2015 4:20 pm

—Oh, bueno... soy aprendiz de Tatsumi-sensei —explicó Keiko—. Es alguien totalmente genial con la espada, y me queda mucho por aprender.

—Esgrima, ¿eh?

Bajé la escopeta y se la devolví al dueño. Me entraron ganas de reírme de mí misma, ¡por un segundo había pensado que Keiko sería Aprendiz! Al mencionar a su maestro y el entrenamiento… «Me estoy volviendo una paranoica».

—Me vas a sacar los colores si me sigues alabando de esa manera. Puede que en parte sea cierto que soy bueno, pero siempre hay alguien mejor que yo.

—Tengo entendido que la esgrima es bastante difícil —comenté. Era una disciplina que siempre me había fascinado y me habría gustado aprender... claro que no era propio de una mademoiselle. Y lo que había aprendido por mi cuenta con la daga era más bien “poco elegante”.

—Oh, ya que estamos... ¿por qué no le mostramos a Celeste el dojo y hacemos una exhibición? Tenemos tiempo más que suficiente para volver.

—Buena idea, ¿qué me dices, Celeste? —preguntó Tatsumi.

—¡Sí! —exclamé. Supuse que en dos horas nos daría tiempo a ir y volver para los fuegos artificiales. Además, era una oportunidad de aprender algo de esgrima… visualmente, claro.

Esperé a que Keiko disparara. Tenía mejor puntería que yo (aunque eso tampoco era muy difícil), y logró acertar en una ocasión; pero tuvo la mala suerte de no derribar su objetivo. ¡Qué injusticia!

Con todo, nos llevamos un amuleto de la suerte como premio de consolación.

—Bueeeno, ¿vamos al dojo?

—Después de ti.

por **James Bond** » Sab Sep 12, 2015 5:48 pm

Celeste aceptó la idea de ver una exhibición, así que Keiko y Tatsumi la guiaron hacia la estación, cogieron el tren y llegaron al dojo en el que Keiko practicaba en menos de veinte minutos.

—Es aqui, bienvenida al dojo Tatsumi— dijo Keiko, ayudando al maestro a abrir las puertas del centro.
—Esa frase debería decirla yo— regañó Tatsumi a la aprendiza, quien respondió con un guiño.

Una vez dentro del dojo, Keiko y Tatsumi fueron a cambiarse de ropa y ambos volvieron con un atuendo más apropiado para la práctica de la esgrima. Ambos llevaban un vestido blanco y sus caras eran protegidas por unos yelmos. Ambos contendientes desenvainaron sus espadas, que en absoluto eran espadas de práctica e inofensivas. Eran de metal y estaban bien afiladas. El sonido del acero chocando entre sí se escuchó durante un buen rato y los contendientes combatían con furia y rapidez, tratando de no dejar ningún tipo de apertura en su defensa.

Tanto Keiko como el Maestro se movían con mucha rapidez y ambos parecían conocer perfectamente el estilo de combate del otro, por lo que muchas de las veces que las espadas de ambos se encontraban, acababan en empate. Finalmente, todo acabó cuando Tatsumi realizó un movimiento bastante rápido que provocó que ambas espadas se soltasen de las manos de sus dueños y se clavasen en el suelo.

—No está nada mal, Keiko, has mejorado bastante.
—Usted tampoco ha perdido práctica, sensei— alabó Keiko, respirando agitadamente, se la veía muy cansada y sudaba bastante.

Una vez terminada la exhibición, volvieron de nuevo a cambiarse de ropa y llevaban puestos los kimonos de nuevo.

—Tenemos todavía cincuenta minutos, aunque... conozco un lugar desde donde podemos ver los fuegos artificiales sin problemas. ¿Os apetece conocerlo a las dos?— preguntó Tatsumi.

por **Denna** » Dom Sep 13, 2015 12:05 am

A los cinco minutos descubrí otro motivo por el que me encantaba Villa Crepúsculo: los trenes.

Me habían llamado la atención desde el principio, y me alegré de que Keiko hubiese propuesto la visita al dojo sólo por el placer de subir a uno. Era impresionante cómo algo tan grande y pesado se podía mover tan deprisa. Me pasé todo el trayecto mirando por la ventana: las luces de la feria y del sol en la lejanía eran preciosas, y no me paré a pensar qué parecería a los ojos de los demás pasajeros una chica casi adulta con la cara prácticamente pegada al cristal.

—Es aquí, bienvenida al dojo Tatsumi —señaló Keiko al llegar.

—Vaya. Es un sitio impresionante, de verdad.

¡Y tanto si lo era! Lo único que me llamó la atención más que el lugar en sí fue el combate entre el maestro y la alumna. Pelearon con verdadera fiereza con espadas, y enseguida me encontré analizando sus movimientos, comparándolos con los que habría hecho yo en su lugar.

También eché el ojo a un par de técnicas que me llamaron la atención; pero no tardé en llegar a la conclusión de que en una pelea a muerte la elegancia perdía ante las trampas. «Está claro que no voy por tan mal camino», concluí.

Aplaudí y les felicité tras su arduo combate. El ganador no me había quedado muy claro, pero se notaba el esfuerzo que habían hecho.

—Tenemos todavía cincuenta minutos —anunció Tatsumi cuando estuvieron listos para partir de nuevo—, aunque... conozco un lugar desde donde podemos ver los fuegos artificiales sin problemas. ¿Os apetece conocerlo a las dos?

—Por supuesto —dije tras un breve intercambio de miradas con Keiko.

***

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Me asusté cuando empezaron los fuegos. Obviamente. No me esperaba una condenada explosión.

Sin embargo, fueron preciosos. El ruido quedó en segundo plano y me concentré en la lluvia de colores y formas que estallaba en el cielo. Tatsumi había elegido un muy buen sitio para verlos.

«Ojalá pudiera hablarles de esto a mi familia».

—Keiko, Tatsumi, ha sido un auténtico placer conoceros —sonreí, apartando por un segundo los ojos de los fuegos artificiales—. Habéis sido muy amables conmigo, y me he llevado un muy buen recuerdo de Villa Crepúsculo gracias a vosotros.

»Debería irme. —Bajé la mirada a la arena. Pensar en mi familia, en que nunca podrían ver algo así, me había roto el corazón. Tenía ganas de llorar y no quería hacerlo delante de esas dos personas—. Llego… tarde a casa. Pero voy a volver algún día, seguro. ¡Y entonces conseguiremos el primer premio en el puesto de tiro! ¿Vale, Keiko?

Le di un fuerte abrazo a la chica e hice una reverencia a su maestro, similar a la que él había hecho en su momento.

Y entonces salí corriendo, sintiéndome una completa estúpida, con el ruido a mis espaldas.

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por **James Bond** » Dom Sep 13, 2015 12:47 am

Celeste aceptó la propuesta, y Tatsumi guió a ambas chicas hasta lo alto de la Torre del Reloj. Allí no había nadie, y se veía la playa perfectamente. De modo, que pudieron observar la belleza de los fuegos sin estar agobiados al estar rodeados de tanta gente.

—Keiko, Tatsumi, ha sido un auténtico placer conoceros. Habéis sido muy amables conmigo, y me he llevado un muy buen recuerdo de Villa Crepúsculo gracias a vosotros.
—Oye oye, me vas a sacar los colores— rió Tatsumi, rascándose la cabeza, Keiko también se rió de la expresión que puso su maestro.
—Debería irme. Llego… tarde a casa. Pero voy a volver algún día, seguro. ¡Y entonces conseguiremos el primer premio en el puesto de tiro! ¿Vale, Keiko?
—¡Por supuesto que sí! Ya verás como lo logramos— aseguró Kei enérgicamente.

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Una vez que Celeste se fue, Keiko y Tatsumi siguieron observando los fuegos en la Torre del Reloj.
—Keiko, no puedo decirte nada nuevo, pero ya sabes que... cualquier cosa que encuentres, cualquier pista, puedes contar conmigo para ayudarte a buscar a tu hermano.
—Lo sé, Tatsumi-sensei, sé que acabaré lográndolo.

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—Lo sé, Tatsumi-sensei, sé que acabaré lográndolo.

Cuando escuchó aquellas palabras, una figura encapuchada decidió que ya había escuchado suficiente y abandonó la Torre del Reloj haciendo la menor cantidad de ruido posible. Mientras bajaba no podía evitar pensar en las palabras de la chica, le dolía mucho no poder decirle la verdad... pero espera... él no podía sentir, ¿verdad?

—Cierto... ¿por qué me tengo este tipo de sentimientos si los incorpóreos carecemos de corazón?— se preguntó a sí mismo el encapuchado.
—Oh, pero por eso, sabéis como herir un corazón— respondió una segunda voz proveniente de otra figura encapuchada.
—Veo que estás aquí, eso significa que tengo trabajo que hacer, ¿no?
—Efectivamente— el segundo encapuchado abrió un portal— así que mejor que te prepares, este es gordo.

El primer encapuchado se quitó la capucha y reveló un rostro de un muchacho de aproximadamente quince años, con alguna cicatriz en la cara, ojos verdes... y pelo blanco.

—Yo siempre voy preparado.

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