[Tierra de Partida & Ciudad de Paso] Futuros Maestros

[Light]

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CRONOLOGÍA
4º Saga
Light: El Esclavo del Olvido > Este encuentro
Fátima: El Esclavo del Olvido > Este encuentro

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—¡Oh, mierda!

Caía en picado. Sin embargo, logró recuperar el control y se mantuvo en el aire más tiempo. Miró hacia abajo y resopló, aliviado.

Light había decidido entrenar esa mañana. Específicamente, buscaba dominar sus Alas de Nefilim. Sí que era cierto que las había revelado durante su aventura en el Castillo del Olvido, pero todavía no podía volar a la perfección ni mantenerse en el aire más de veinte segundos. Le había pedido algunos consejos a Nithael y en aquel momento estaba aplicándolos.

Pensó que entrenar le mantendría ocupado, que no pensaría en Kazuki, en el crimen de Chihiro, en su Villa Crepúsculo destruida… pero no podía.

No pudo ni siquiera dormir tras enterarse de que su mundo había sido destruido, la ciudad en la que había pasado casi toda su infancia y gran parte de su adolescencia. Al conocer la noticia se derrumbó, resultó todo un mazazo para él. Temió por la vida de Ágatha, la familia de Nadhia, sus compañeros de instituto y muchos habitantes más.

Por suerte, al día siguiente investigó y recibió noticias de su abuela: estaba viva. Hasta que decidiera donde irse a vivir se quedaría en casa de Merlín, un viejo amigo suyo.

Deseó que la familia de Nadhia y otros seres queridos hubieran tenido la misma suerte.

La destrucción de la ciudad le resultaba familiar. Había sufrido el mismo destino que Vergel Radiante, su mundo natal. Todo por culpa de la oscuridad, para variar.

«Tengo que olvidarme de todo esto, joder», o de lo contrario jamás avanzaría en los entrenamientos.

Inició el aleteo y volvió a alzar el vuelo, al primer intento. Su objetivo era superar la mitad de la altura del castillo, ¿lo conseguiría esta vez?

[Suzume Mizuno]

Reprimió un bostezo y sacudió la cabeza para no quedarse dormida. A pesar de que había intentado recuperar todo el sueño posible después de esos dos horribles días, todavía le quedaban secuelas. Lo impresionante era que se sintiera como una rosa: nunca dejaría de sorprenderle la magia sanadora. Flexionó un brazo, que en su momento casi no podía mover de lo agarrotado que lo tenía de recibir impactos de los Sincorazón. No quedaba ninguna prueba de todo lo que había tenido que soportar.

Dejó caer la cabeza hacia atrás y miró el cielo, el hermoso y límpido cielo que cubría Tierra de Partida. Cómo lo había echado en falta dentro del Castillo de Olvido. Harun ronroneaba en su falda mientras ella le rascaba la cabeza y le acariciaba el largo cuerpo. Cada vez estaba más grande. Pronto no podría llevarlo en el hombro sin que este se le durmiera.

Escuchó el canturreo de los pájaros y suspiró. Fuera todo era un caos. Villa Crepúsculo había caído y todavía nadie tenía claro qué iba a pasar o cuánta gente había muerto. Fátima no sabía cómo sentirse. En realidad, no sentía nada. Suficiente tenía con intentar dormir abrazada a Malik, dando las gracias porque los dos estuvieran vivos, y soportando las pesadillas con la horda de Sincorazón…

Y la muerte de Kazuki.

Apretó los puños y se incorporó con tanta brusquedad que Harun casi cayó al suelo. El dragoncito le lanzó una mirada furibunda, expulsó unas llamitas de fuego por las fosas nasales y salió volando para buscar algo que llevarse al buche.

Fátima lo siguió con la mirada antes de echar a caminar con fuerza. El ardía el cuerpo y sentía unas ganas insoportables de gritar de pura frustración. De rabia. De pena. Cuando luchó en Tierra de Dragones se prometió que no volvería a ser tan inútil…

¡Y ahora…!

Caminaba con fuerza, casi dando patadas a la gravilla, conteniendo a duras penas un grito. Entonces percibió un movimiento por el rabillo del ojo y, al levantar la mirada, vio con sorpresa a una persona volando por ahí… El corazón le dio un vuelco. ¡Era Light!

¿Y esas alas? ¿Qué…? ¿Serían una habilidad como la de Nadhia? Sí, recordaba que él podía usar unas, pero eran distintas, más blancas. Hizo visera con la mano para seguir su movimiento y fue a llamarlo pero se dio cuenta de que podría distraerle, así que se mordió la lengua y esperó a que descendiera por su propio pie. Cuando la viera, sacudiría un brazo, haciéndole señales para que bajara.

—¡Eso ha sido impresionante!—exclamó, acercándose a él y mirando las alas con los ojos muy abiertos—. Son preciosas, Light… ¿Desde cuándo las has conseguido?

[Light]

Light superó con creces el objetivo que se había impuesto, voló mucho mejor de lo que se había imaginado. Podía notar cómo la magia se le estaba agotando a una velocidad endiablada: si no aterrizaba pronto se daría un golpetazo importante. Por ese motivo, comenzó a descender, no demasiado rápido por si las moscas (todavía no era capaz de controlar el vuelo del todo).

—Oh, si es Fátima.

Bajó del todo para acercarse a ella.

—¡Fátima!

—¡Eso ha sido impresionante! —indicó, bastante sorprendida—. Son preciosas, Light… ¿Desde cuándo las has conseguido?

«Si tú supieras…», se rascó el moflete.

—¿Me quedan bien? —dijo en tono de broma. Le dio la espalda a su compañera para que las apreciara mejor, o incluso tocarlas (se daría cuenta de que eran inmateriales, casi idénticas a las alas luminosas que podían invocar algunos aprendices, y que emitían un agradable calor). Al cabo de unos segundos se volvió a voltear—. Oh, pues las conseguí en el Castillo del Olvido. Tuvimos que luchar contra Nithael para salvarlo y, bueno, al usar sus poderes angelicales sobre mí, las activó —narraba mientras se aproximaba a un banco cercano y se sentaba. Cruzó los dedos—. Suena una locura, pero se supone… que en parte soy un ángel. —Hizo una breve pausa y se quedó pensativo—. Un Nefilim. En conclusión, desperté mis poderes y aparecieron estas alas.

»Por cierto, he aprendido recientemente a ocultarlas —añadió con una media sonrisa. Después se concentró y deseó esconderlas: y así fue, la «energía» de su espalda se mitigó hasta desaparecer del todo, como si se hubieran apagado unas llamas.

Quizás había desbloqueado más habilidades aparte de aquellas extremidades, no lo sabía. A saber qué otros tipos de magia podría aprender. Y además conocía poquísimo de aquella raza, salvo que los nombraba alguna que otra religión, que tenían alas… ¿Y que Cupido era uno de ellos?

Si la joven le planteaba alguna duda, relacionada o no con el descubrimiento de su naturaleza angelical, le contestaría.

—¿Y tú, qué te cuentas? ¿Cómo llevas los entrenamientos y todo eso?

[Suzume Mizuno]

—Muchísimo—respondió, sonriendo sin darse cuenta.

No solo eran bonitas, sino elegantes. Agradeció que Light le permitiera tocarlas y experimentó un agradable calorcillo cuando pasó la mano por en medio. No tenían textura, eran completamente inmateriales, pero podía guiarse por la corriente de energía para seguir su forma.

—Oh, pues las conseguí en el Castillo del Olvido. Tuvimos que luchar contra Nithael para salvarlo y, bueno, al usar sus poderes angelicales sobre mí, las activó Suena una locura, pero se supone… que en parte soy un ángel.

Fátima dejó de contemplar las alas y se quedó mirando a Light de hito en hito.

—¿Perdón?

¿Que era qué?

—Un Nefilim. En conclusión, desperté mis poderes y aparecieron estas alas.

Fátima se llevó una mano a los labios, fascinada. Hasta hacía nada no había sido realmente consciente de la existencia de los ángeles. Creía haber oído algo por boca de Clío, pero como no era raro que los aprendices desarrollaran alas para volar, había asumido que serían técnicas mágicas. Ahora, con la aparición de Nithael, quedaba claro que los ángeles habían existido. Era impresionante que no se hubiera molestado en intentar investigar aunque fuera un poco.

Aun así, nada la habría preparado para saber que Light era descendiente de un ángel. Se quedó anonadada. En su hogar le habían enseñado que eran seres inmateriales, libres de todo pecado y sin cuerpo físico. Evidentemente Nithael tenía uno, pero no podía sacudirse de encima las viejas enseñanzas sin más: le costaba imaginar a un ángel reproduciéndose con un humano.

—Por cierto, he aprendido recientemente a ocultarlas

Fátima dejó escapar un suspiro de admiración.

—Te envidiaría todavía más si no odiara volar—reconoció para luego echarle un vistazo de los pies a la cabeza. No podía ser más diferente a Nithael. Se preguntó si habría muchas generaciones entre él y el ángel o si predominarían los rasgos humanos sobre los angélicos. Claro que sólo había visto a Nithael y no debía precipitarse; no todos los ángeles tenían por qué ser rubios y blancos—.Entonces, ¿podría decirse que eres pariente de Nithael?

Esperó a que Light respondiera, interesada.

—Entonces, ¿no sabías nada antes de entrar en contacto con Nithael? ¿Cómo es posible? ¿Tus padres, o tu familia, no te dijeron nada?

Quiso preguntarle si sentía algo diferente ahora que sabía que era un ángel, pero se dio cuenta de que sería bastante grosero y se mordió la lengua a pesar de la curiosidad. ¿Habría más «nefilim» aparte de Light? Tenía que ser una posibilidad, ¿no? A menos que los ángeles tuvieran prohibido tener hijos semi-humanos, claro, y lo de Light fuera una excepción…

«¡Tengo que investigar sobre esto!».

—¿Y tú, qué te cuentas? ¿Cómo llevas los entrenamientos y todo eso?

—Ah, yo…—Levantó la mano y le mostró el anillo que llevaba puesto en el dedo corazón, pensando en Ivan con una punzada de dolor—. He estado trabajando con esto. ¿Quieres que te lo muestre?—dijo con una punzada de emoción.

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Activó el hechizo murmurando el nombre de Ondina para sus adentros. Una corriente de energía la recorrió y escuchó el sonido del agua corriendo. Hubo un suave resplandor azulado en la joya del anillo y entonces, entre ella y Light, se materializó un pequeño remolino de agua que creció hasta alcanzar más o menos el metro ochenta y tomó la forma de una doncella.

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La criatura abrió los ojos, examinó a Light, y sonrió. Fátima también lo hizo. Gracias a la conexión podía saber más o menos el estado de Ondina y la esencia era consciente de que Light era un amigo.

—Te presento a Ondina. La he… bueno, la he creado yo—todavía no podía creerse que lo hubiera conseguido—y digamos que es una especie de espíritu protector. Todavía no sabe hablar, pero estamos trabajando en ello.

[Light]

La revelación de su sangre angelical pareció sorprender a la veterana aprendiza. Esperaba que a partir de ese momento no le viera como un bicho raro, porque realmente no lo era, seguía siendo el mismo Light de siempre. O eso pensaba…

Se preguntó cómo llevaba Hana su vida de sirena. Quizás les vendría bien reunirse para hablar y, quién sabe, pillarse un ciego. Lo necesitaba más que nunca en aquellos días difíciles (a este paso se convertiría en un alcohólico).

—Te envidiaría todavía más si no odiara volar. Entonces, ¿podría decirse que eres pariente de Nithael?

—No lo sé. La verdad es que no nos parecemos mucho, ¿verdad? —Se rió. Realmente solo se parecían en el color de piel.

—Entonces, ¿no sabías nada antes de entrar en contacto con Nithael? ¿Cómo es posible? ¿Tus padres, o tu familia, no te dijeron nada?

Light apartó un momento la mirada y permaneció pensativo unos pocos segundos. La sonrisa que acababa de mostrar desapareció de súbito.

—Qué va. No sé si mis padres sabían algo. No lo recuerdo: han permanecido desaparecidos desde que era muy pequeño —confesó serio, intentando disimular la tristeza—. Mi abuela adoptiva les conocía, pero tampoco me dijo nada.

Para cambiar de tema, le preguntó a Fátima sobre su entrenamiento, interesado en sus avances.

—Ah, yo… —Light se quedó mirando el accesorio que llevaba Fátima en un dedo, curioso—. He estado trabajando con esto. ¿Quieres que te lo muestre?

Light asintió despacio, algo sorprendido, pues no se imaginaba qué podría conseguir con un simple anillo. A partir de ese momento permaneció en silencio, atento a la habilidad que empezaba a preparar la aprendiza de Lyn.

Finalmente invocó un hechizo acuático: una energía rodeó a la Portadora. La piedra de su anillo resplandeció y, después, apareció un remolino de agua. Las apariencias engañaban, la magia no consistía en dicho torbellino, había algo más.

No era un torbellino, sino una criatura humanoide compuesta por agua. Light soltó una exclamación y se acercó con lentitud al ser para apreciarla mejor. Nunca había visto nada parecido. La doncella creada por la aprendiza sonrió: parecía bastante simpática.

—Te presento a Ondina. La he… bueno, la he creado yo y digamos que es una especie de espíritu protector. Todavía no sabe hablar, pero estamos trabajando en ello.

—Es increíble —comentaba, sin dejar de mirar a Ondina. ¿Podía suponer que era una especie de eidolon?—. Aunque no me extraña, siempre has destacado bastante en magia, al contrario que yo —admitió—. Encantado, Ondina.

»Oye, ¿qué te parece si entrenamos juntos? Una pequeña batalla en la que exhibamos nuestras habilidades por turnos —sugirió, entusiasmado por mostrar sus propias técnicas y ver las de la chica. Seguro que aprendían mucho—. Sin hacernos demasiado daño, aunque si ocurre algún accidente mi eidolon nos curará inmediatamente. Además, estoy intentando perfeccionar una habilidad. ¿Me ayudarías?

Si la chica aceptaba, se alejaría unos pocos pasos y después se encararía a ella.

—Atácame con todas tus fuerzas con tu llave espada —señaló su pecho—, no me moveré ni te apuntaré con ningún hechizo. Venga.

Fátima no se caracterizaba por tener una alta fuerza —lo había comprobado en los entrenamientos—, así que no temió salir herido. Tenía un as bajo la manga.

No desenfundó su katana y tampoco invocó su Llave Espada. De hecho… no tenía intención alguna de protegerse del ataque de Fátima. A la chica le podía parecer una locura, pero en realidad lo tenía todo controlado. Si la joven se quejaba o ponía pegas, el aprendiz insistiría para que arremetiera contra él.

Light esperó con bastante tranquilidad su ataque, mostrando una sonrisa desafiante. No se movió ni un ápice. ¿Quizás se estaba confiando en exceso? ¿Y acaso no había dicho antes que entrenarían sin hacerse demasiado daño?

Cuando Fátima le golpeara con su arma, su ataque rebotaría e incluso retrocedería, como si acabara de golpear a un muro de piedra… o mejor dicho, de acero. Light apenas se inmutó. ¿La razón? La dureza de su piel era simple y llanamente absurda.

Se había convertido en un muro de acero.

El aprendiz empleó una versión mejorada de Fortaleza. Apenas duró cinco segundos porque no había terminado de dominarla. Todavía debía practicar con ella para perfeccionarla del todo.

—Esta es la técnica de la que hablaba. Endurezco mi piel con mi afinidad a Tierra y puedo resistir muchos ataques físicos. Aunque todavía tengo que mejorar un poco. —Se llevó la mano a la sien y comenzó a jadear: había gastado demasiadas reservas mágicas.

Volvió a alejarse de Fátima. Sonrió.

—¿Preparada? Ahora te atacaré yo con un potente ataque físico.

[Suzume Mizuno]

—Es increíble.—Fátima se ruborizó de satisfacción—.Aunque no me extraña, siempre has destacado bastante en magia, al contrario que yo. Encantado, Ondina.

Ondina inclinó la cabeza a modo de respuesta y Fátima sonrió. Antes le costaba comprender lo que querían los demás de ella, pero cada vez aprendía más rápido.

—Oye, ¿qué te parece si entrenamos juntos? Una pequeña batalla en la que exhibamos nuestras habilidades por turnos.

—¿Eh?—Fátima vio lo emocionado que estaba y pensó que era una propuesta interesante. Además, cualquier cosa sería mejor a seguir dándole vueltas a lo que había sucedido en el Castillo del Olvido y Villa Crepúsculo.

—Sin hacernos demasiado daño, aunque si ocurre algún accidente mi eidolon nos curará inmediatamente. Además, estoy intentando perfeccionar una habilidad. ¿Me ayudarías?

—Claro, parece divertido y tengo que entrenar con Ondina. Me cuesta un poco mantenerla con nosotros y debería acostumbrarme cuanto antes.

Light se alejó un poco mientras le explicaba lo que quería que hiciera:

—Atácame con todas tus fuerzas con tu llave espada, no me moveré ni te apuntaré con ningún hechizo. Venga.

—Espera ¿qué? Vale que no soy ni la mitad de fuerte que tú pero…—Fátima se mordió el labio inferior. Si Light le decía que lo hiciera era porque se traía algo entre manos, pero seguía sin hacerle gracia atacar a una persona desarmada.

Aun así, Light insistió y Fátima resopló:

—De acuerdo. Como pase algo malo, será tu responsabilidad.

Invocó la Llave Espada. Sentía cómo su energía fluía hacia Ondina, que contemplaba con cierto aire de interés en silencio. No podría mantenerla materializada mucho más, si bien tampoco quería echarla tras haberla invocado, así que hizo de tripas corazón, cogió impulso y respiró hondo. Al pecho, ¿eh? Flexionó las rodillas.

—¡Voy!—advirtió.

No sabía bien qué había esperado. Quizás que Light se apartara a toda velocidad con una técnica recién desarrollada, que echara a volar o a saber qué. En su lugar, permaneció plantado en su sitio y la Llave Espada de Fátima impactó contra su pecho. No fue Light el que gritó, sino ella.

Soltó la Llave Espada con un gruñido y se sujetó la muñeca derecha, la que se había llevado todo el rebote del golpe, mientras un dolor sordo se le extendía por todo el brazo.

—Esta es la técnica de la que hablaba. Endurezco mi piel con mi afinidad a Tierra y puedo resistir muchos ataques físicos. Aunque todavía tengo que mejorar un poco. —Y demostró que no la tenía bajo su control cuando empezó a jadear por el esfuerzo.

—Es bastante útil —reconoció, sacudiendo la muñeca tras aplicarse un suave Cura y esperando a recuperar la movilidad en los dedos. Había sido como golpear una pared sin previo aviso. Ahora ya sabía que debía estar preparada para que Light le hiciera alguna jugada así—. Desde luego, eres un tanque, como Malik.—Aunque Malik se basaba más en la resistencia. Se preguntó si su pareja desarrollaría alguna vez alguna habilidad así, porque entonces sería muy difícil derrotarlo.

Light, entre tanto, se había alejado sonriendo.

—¿Preparada? Ahora te atacaré yo con un potente ataque físico.

—¡Espera, espera, espera!

Light ya se estaba abalanzando sobre ella. Fátima calculó sus movimientos y consiguió esquivar en el último instante su ataque, rodando por el suelo y se levantó sin mucho esfuerzo para contraatacar con un Aqua que, sin llegar a hacerle daño, le obligaría a perder un poco el equilibrio y le dio tiempo a Fátima para retroceder. Estaba preguntándose qué hechizo utilizar a continuación cuando pilló a Ondina por el rabillo del ojo moverse a toda velocidad hacia Light con una espada de agua en la mano.

—¡No, Ondina, NO!—gritó.

Aun así, Ondina embistió a Light —sin llegar a tocarlo con la espada— y casi lo tiró al suelo antes de mirar a Fátima con confusión. Ella corrió hacia Light y exclamó:

—¡Lo siento, lo siento! Lo ha malinterpretado porque no me vi venir tu ataque y me asusté. ¿Estás bien?—Luego miró a Ondina y le ofreció una mano para que se acercara, indicándole en silencio que todo estaba bien—. Perdona, al fin y al cabo la creé para que pudiera respaldarme en combate. Supongo que está en su naturaleza.

[Light]

Light se aproximó a la posición de Fátima, con Llave Espada en ristre, decidido a golpearla con un Aturdidor. Su petición llegó demasiada tarde, ya estaba liberando su potente ataque.

Aun así no pilló a Fátima por sorpresa, pues fue capaz de evadirle con una voltereta y contraatacar con un hechizo básico de agua, que le dio de lleno. Por suerte la ola no le hizo demasiado daño, aunque estuvo a punto de caer al suelo de espaldas.

—¡Esa ha sido buena! —No sonaba en absoluto molesto, incluso parecía estar pasándoselo bien.

—¡No, Ondina, NO!

Antes de que Fátima exclamara ya se había dado cuenta de que su creación se dirigía hacia él. Light, bastante tranquilo, interpuso su arma y consiguió resistir bien su embestida: el ser acuático no logró derribarle al suelo, por los pelos.

—¡Lo siento, lo siento! Lo ha malinterpretado porque no me vi venir tu ataque y me asusté. ¿Estás bien?

—Perfectamente —asintió con calma, restándole importancia al accidente.

—Perdona, al fin y al cabo la creé para que pudiera respaldarme en combate. Supongo que está en su naturaleza.

—No ha sido nada. —Observó a Ondina, con la mano en la barbilla, y se le ocurrió algo—. Así que respaldarte en combate… entonces es como mi eidolon. ¿Por qué no entrenan con nosotros? Les vendrá bien. —Bastó con desear que apareciera para que Gaomon se materializara detrás de él, en su forma infantil—. Pueden luchar entre ellos.

Aceptara su propuesta o no, el entrenamiento de los aprendices proseguiría. Light invocó sus alas y alzó el vuelo sin dificultades (comenzaba a darle mejor uso a aquella habilidad). Se elevó algo más de diez metros. ¿La razón? Si se mantenía en el aire no correría el riesgo de resultar otra vez golpeado por Ondina.

Pero esa no era la única razón

—¡Prueba a derribarme con hechizos en forma de proyectiles como Hielo, yo intentaré esquivarlos o rechazarlos con la llave! —exclamó—. De esta manera tú entrenarás magia y puntería, ¿qué te parece?

Y él también se beneficiaría, pues necesitaba entrenamientos como aquel a fin de mejorar la estabilidad de su vuelo con las Alas de Nefilim.

Light se movería rápidamente por el aire e intentaría desviar sus hechizos. Realizaría Látigazos para librarse de varios conjuros si su compañera los enviaba consecutivos. Si por cualquier razón perdía el equilibrio, solo tendría que utilizar Planeador para no matarse y aterrizar de forma segura.

Gaomon, en el caso de que Fátima decidiera aceptar la propuesta de Light, se dedicaría a golpear a Ondina con puñetazos simples y cubrirse con sus extremidades para protegerse. Sin importar quien saliera más herido, ya fuera él mismo o la creación acuática de la aprendiza, recibiría un Cura suyo.

[Suzume Mizuno]

—Así que respaldarte en combate… entonces es como mi eidolon. ¿Por qué no entrenan con nosotros? Les vendrá bien.

Gaomon apareció al lado de Light y Fátima sonrió de oreja a oreja, con algo de malicia. Vaya, llevaba bastante queriendo practicar un combate serio con Ondina, pero no se le había presentado la ocasión.

—Pueden luchar entre ellos.

—Me parece perfecto.

Mientras Light sacaba sus alas y se elevaba en el cielo —Fátima lo siguió con un nudo de emoción en el pecho. Eran preciosas y sus movimientos resultaban, cuando las dominaba bien, elegantes. Ojalá ella pudiera hacer algo igual— se encaró a Ondina y le «transmitió» indicaciones recalcando ante todo…

«No le hagas mucho daño. Es un entrenamiento. No va en serio.»

Ondina asintió con lentitud, asimilando las impresiones de lo que Fátima quería de ella. Cuando estuvo segura de que la esencia no intentaría matar a Gaomon, se volvió hacia Light y frunció un poco el ceño al comprobar lo alto que se había elevado.

—¿Y si te vas todavía un poco más lejos?—gritó con ironía.

—¡Prueba a derribarme con hechizos en forma de proyectiles como Hielo, yo intentaré esquivarlos o rechazarlos con la llave! De esta manera tú entrenarás magia y puntería, ¿qué te parece?

Fátima alzó un pulgar mientras murmuraba por lo bajo:

—Que tengo una puntería bastante decente.

Antes había atacado suave, sin poner verdadero empeño porque sólo quería sacudir un poco a Light. Ahora que el chico contaba con ventaja y una buena y larga distancia, Fátima no tenía que andarse con cuidado. Se arremangó, respiró hondo y empezó a disparar a la vez que se desplazaba lo más rápido que podía en un intento de cortarle la retirada a Light. No le dio descanso: varios Piro, Hielo y Aqua inundaron el cielo mientras ella corría y realizaba algún que otro Doble Salto para pillarlo desprevenido y que el proyectil lo alcanzara antes de lo esperado.

A su vez, Gaomon arremetía contra Ondina, que retrocedía estudiando sus movimientos. En cierto momento, cuando el eidolon se detuvo unos instantes de más, Ondina descargó un espadazo contra su flanco entreabierto, lo rodeó a toda velocidad y comenzó a atacarlo por la espalda. Aun así, Gaomon estaba preparado para protegerse las extremidades, de modo que, cuando cargó contra Ondina, la acertó y la abrió por la mitad. La esencia no emitió ninguna queja: en su lugar atrapó la zarpa de Gaomon al reconstruir su cuerpo y lo golpeó con la espada en el cuello.

Entonces Fátima invocó su glider y se alzó a toda velocidad hasta la altura de Light, al que sonrió:

—¿Qué te parece si seguimos desde aquí?—preguntó antes de lanzar una serpe acuática que lo perseguiría antes de impactar, aunque fuera de refilón, contra él.

[Light]

Light pudo bloquear la mayoría de los ataques de su rival gracias a su destreza con las armas blancas. También se mantuvo en el aire sin problemas. Agitó su látigo improvisado para detener los hechizos, aunque no lo consiguió del todo: algún que otro Piro le llegó a rozar la mejilla debido a que Fátima acortó las distancias con un Doble Salto.

«¡No me esperaba eso!».

Entretanto, sus dos «mascotas» también se dedicaban a entrenar. Como un auténtico boxeador, el perro azul utilizaba sus puños para cubrirse. Luego contraatacó con un gancho. El cuerpo acuoso de la doncella le pilló por sorpresa a Gaomon y éste recibió un doloroso espadazo en el cuello que le hizo perder el equilibrio y caer. Menos mal que no le había golpeado con un arma sólida… aunque seguía doliendo.

El eidolon se reincorporó lo más rápido que pudo y retrocedió de un salto. La próxima vez sería precavido.

Fátima optó por luchar también en el aire: invocó su glider para elevarse hasta la altura de Light.

—¿Qué te parece si seguimos desde aquí?

—Por mí perfecto.

No fue el primero en atacar, permaneció concentrado, vigilando los movimientos de la joven de Atlántica. No tardó en reaccionar cuando vio la serpiente de agua que se arrojaba hacia él. Esta vez no sonrió, no iba a mostrar ningún gesto de confianza, quería sorprenderla. En el último momento, extendió los brazos e invocó la magia que acababa de aprender hace muy poco.

Una barrera rectangular y transparente con reflejos dorados se materializó delante de Light: Coraza divina, una versión de Reflejo que aprendió poco después de descubrir su sangre angelical. La serpiente de agua impactó contra su defensa y… salió impulsada en dirección inversa, hacia la misma persona que la había invocado. Fátima iba a refrescarse, sin duda.

Si la chica caía de su vehículo a causa del impacto, levantaría con suma rapidez un Pilar Tierra de máxima altura para que aterrizara ahí, minimizando de esta manera los daños de su caída.

—¿Preparada para el siguiente asalto? —le preguntaría en cuanto se hubiera recuperado de su contraataque. Esperaría su respuesta con una sonrisa.

A continuación, si veía que el conjuro de Fátima era más poderoso que la serpiente acuática de antes, no se arriesgaría a levantar la coraza e intentaría detener su siguiente magia con una Brecha lunar. Y de lo contrario, levantaría otra Coraza divina.

Gaomon, mientras tanto, empezaría a ponerse más serio. Ejecutaría su técnica Gao-torbellino —giraría sobre sí mismo y después embestiría— para atravesar a su oponente constituida de agua. Luego se escondería con un Tenue para despistar a su enemiga, se acercaría veloz a su espalda y le asestaría otro gancho. En ese momento dejaría de ser invisible y retrocedería.

[Suzume Mizuno]

Y el ataque se volvió contra ella. Si Fátima hubiera sido más rápida maniobrando con el glider podría haberla evitado, pero entre que intentó girar y la Serpe le dio el empujón final, de pronto se encontró cayendo a toda velocidad hacia el suelo. Durante un instante de pánico, no supo qué hacer. Después chocó con violencia contra algo y se quedó sin aliento. La cabeza le dio vueltas y un dolor agudo se le extendió por la columna, pero efectuó rápidamente un Cura y, algo temblorosa, consiguió incorporarse. Estaba sobre una especie de pilar grande de tierra, que, comprendió, Light debía haber levantado para evitar que se convirtiera en una hamburguesa al chocar contra el suelo.

El dolor, con todo, le impidió valorar su gesto. En su lugar le miró con acidez.

—¿Preparada para el siguiente asalto?.

—Oh, sí, claro—siseó, devolviéndole una sonrisa mucho más seca.

¿Con que iba en serio? Bien, pues ella también. Se quedó ahí, respiró hondo tras echar una ojeada a Ondina para comprobar cómo le iba todo, y sintió una punzada en la cabeza cuando invocó una nueva magia. Sabía que luego iba a pasar una mala noche por usar tanta magia de golpe, pero como si no hubiera sido suficiente sentirse inútil durante todo aquel tiempo, que ahora Light la estuviera machacando la sacó completamente de quicio.

Apuntó a Light con una mano y susurró:

—Dragón de agua.

Un dragón de tres metros de longitud y uno de anchura se materializó sobre ella, cubriéndola con su enorme sombra, y se arrojó contra Light abriendo las fauces. Esquivó la brecha lunar gracias a que Fátima era capaz de manipular sus movimientos: lo obligó a girar alrededor de Light y a darle un coletazo que lo acertó de lleno en pleno estómago y lo estamparía contra uno de los muros del castillo. Si hubiera ido de frente habría sido mucho, mucho más doloroso. Además, casi seguro que Light habría usado la misma protección que antes, así que no se preocupó demasiado por él —aunque, si caía, se apresuraría a invocar el glider y recogerlo en plena caída—.

Empezaba a marearse y a experimentar calambres, pero no le importó. ¡Demonios, no iba a salir perdiendo sin más después de todo lo que había trabajado para mejorar! Montó en su glider y abrió distancia al tiempo que deshacía el Dragón de agua y se tomaba un éter. De inmediato se sintió mejor.

—¿Quieres continuar? —gritó con una sonrisa desafiante.

Ondina, entre tanto, no había esperado tal ataque por parte de Gaomon, y recibió el impacto de golpe. Su cuerpo se deshizo y quedó reducido a una especie de neblina al mismo tiempo que Gaomon se desvanecía gracias un tenue. La neblina luchó por recomponerse y cuando Ondina retomó su forma miró con irritación a su alrededor, abriendo y cerrando la boca pero sin emitir ningún sonido. En cualquier caso, se notaba que estaba enfadada. Empezó a desplazarse buscando a Gaomon, con una espada de agua preparada para contraatacar en cualquier momento.

[Light]

—Dragón de agua.

Un hechizo mucho más amenazante que el anterior fue materializado. Light observó a la criatura de arriba abajo, algo estupefacto. Menos mal que iban a entrenar sin hacerse demasiado daño.

La criatura de agua —empezaba a considerar que Fátima se especializaba en crearlas— iba a por él, con las fauces abiertas. Light, atento, no esperó ni un segundo para realizar un rápido tajo del que nació una Brecha lunar. Una pena que el dragón lo evadiera.

Al final recibió un contundente coletazo de agua que le impulsó hacia las paredes del castillo. Apretó los dientes al sufrir el impacto. Logró resistir bien el golpe y su espalda no se resintió demasiado gracias a la habilidad Fortaleza.

Light no estaba en su mejor estado en aquel momento. Había gastado una barbaridad de magia: lo sabía por los dolores de cabeza y la sensación de cansancio extremo. Tuvo que desactivar las alas y apoyarse sobre su glider (lo cual implicaba dejar de esgrimir su Llave Espada), entre jadeos. Desenfundó la katana, una de sus armas favoritas.

—¿Quieres continuar? —preguntó Fátima, desafiante.

Todavía no iba a rendirse, de eso nada, estaba acostumbrado a batallas mucho más complicadas que esa. Light asintió y, al igual que ella, ingirió otro éter.

—Claro. Veamos quién cae primero del glider.

Salió propulsado hacia Fátima, haciendo alarde de su velocidad, sin dejar de agarrar la katana. Pero era un engaño, en realidad iba a atacarla con magia, la cual invocó susurrando. De la nada, apareció un pedrusco de considerable tamaño (Esquirla+) que chocaría inevitablemente contra el vehículo de su compañera —se materializó muy cerca de su posición—. La razón era que su objetivo no era causarle un gran daño, sino derribarla: después de todo solo estaban entrenando.

Ondina seguía manteniendo ocupado a Gaomon: el eidolon volvió a sufrir otro espadazo de agua. Al perro bípedo, a la vista de la capacidad de convertirse en niebla de su adversaria, se le ocurrió una estrategia que no dudó en usar: tras retroceder empezaría a disparar Hielo sin parar, con el objetivo de congelar e inmovilizar a la criatura de agua.

[Suzume Mizuno]

—Claro. Veamos quién cae primero del glider.

Light arrancó a toda velocidad contra ella y Fátima, olvidada por un momento su inseguridad con los glider, lo imitó preparando un Aqua +, apuntando al transporte de Light, al mismo tiempo que él atacaba con algo que no llegó a ver.

Lo siguiente que experimentó fue un brutal golpe y salió despedida del glider, a pesar de que intentó aferrarse con todas sus fuerzas a los mandos. Se le escapó un grito ahogado y dio una vuelta de campana bastante violenta.
Ondina vio cómo se materializaba Gaomon y detuvo el primer Hielo sin demasiado esfuerzo con su espada: la diferencia de niveles era demasiado grande como para que le llegara a afectar de verdad. Con todo, cuando le acertó un piro en un brazo, Ondina decidió que era mejor intentar al menos que no le dieran parte de los hechizos y se desplazó a toda velocidad alrededor de Gaomon, cercándolo y acercándose cada vez más a él.

Entonces percibió que algo malo le pasaba a Fátima, alzó la cabeza y la vio trazar un arco un poco brutal antes de ir hacia el suelo. Ondina se olvidó de Gaomon y saltó a por ella, convirtiéndose más bien en una flecha de agua. Se puso debajo de Fátima y se arremolinó hasta formar una especie de colchoneta en la que Fátima se hundió con un gritito.

Tras unos instantes, Ondina recuperó su forma original, sin soltar a Fátima, y la dejó con cuidado en el suelo. La chica no quedó mojada, ya que todas las gotitas volvieron a su dueña. Sacudió la cabeza, algo mareada, y al comprender lo que había pasado sonrió a Ondina.

—Muchísimas gracias.

Si hubiera sido humana —o hubiera tenido pulmones— Ondina habría suspirado de alivio. En su lugar alzó las comisuras de los labios y se retiró por completo para mirar hacia donde estaban Gaomon y Light.

Fátima comprobó que había conseguido tirar también a Light del glider, pero con el baño se le habían enfriado los ánimos y no preguntó quién había caído primero, aunque reconoció para sus adentros que le habría gustado saberlo. En su lugar se incorporó y se acercó a él para preguntar:

—¿Algún hueso roto?—Esperó su respuesta y dijo—: ¿Te hace un descanso? No sé tú, pero a mí me vendría bien.

Mantener a Ondina materializada después de usar tanta magia le estaba drenando las fuerzas. En cuanto Light respondiera, se volvería hacia ella, le sonreiría y le daría las gracias por su trabajo antes de pasar una mano sobre el anillo y romper la conexión. Ondina desapareció y Fátima sintió que se le quitaba un enorme peso de encima. Mucho más ligera, aunque también cansada, se sentó en el césped con un resoplido.

—¿Te cansa sacar las alas?—preguntó al cabo de unos minutos, cuando la cabeza dejó de darle vueltas.

[Light]

La ola de Fátima impactó contra él y las consecuencias fueron inmediatas: se cayó del vehículo e iba directo hacia el suelo, de cabeza. Se rompería la crisma y se mataría con toda seguridad si no hacía algo. Al menos, logró sorprender a su contrincante con su hechizo de Tierra.

«¡Mierda!», ¿tendría energías suficientes para planear? Lo dudaba mucho, la magia de Fátima le había dejado medio aturdido.

Gaomon también tenía sus propios problemas en su enfrentamiento contra Ondina, la magia de Fátima era demasiado poderosa para él. La ignoró al ver que su amo caía y reaccionó de inmediato. No le dio tiempo a emplear sus brazos extensibles, pero logró amortiguar su caída utilizando su propio cuerpo.

Light se relajó después de caer sobre la espalda de su eidolon. Resopló, aliviado. Le había faltado un pelo.

—Gracias.

Se bajó de su mascota y, algo mareado, agitó la cabeza para quitarse el agua que le había entrado en los oídos.

No sabía quién había abandonado primero su vehículo, aunque intuía que los dos habían caído al mismo tiempo. Podían considerarlo un empate quizás. Era muy consciente de que la aprendiza tenía mucha más experiencia que él, que llevó las de perder desde el principio, pero pensaba que podría haberlo hecho mejor. Al menos había dado guerra.

—¿Algún hueso roto? —Hizo un gesto negativo para sacarla de dudas—. ¿Te hace un descanso? No sé tú, pero a mí me vendría bien.

—Sí, ¿por qué no? —No aparentó demasiado cansancio, aunque la realidad era que estaba molido.

Intercambió miradas con su eidolon y éste se desmaterializó de inmediato, sin necesidad de que el invocador le diera la orden. En ese preciso momento Fátima también retiró a Ondina.

Los aprendices se merecían un descanso después de aquella batalla. Light se echó sobre el césped, boca arriba, apoyando la cabeza encima de sus brazos. No se cortó y emitió un bostezo.

—¿Te cansa sacar las alas?

—Me cansa usarlas para volar. Quizás me estoy esforzando demasiado, ayer apenas podía elevarme unos centímetros. —Al contrario que otros muchos hechizos, emplear las alas correctamente no le había costado tanto esfuerzo. Quizás porque era una habilidad racial, innata—. ¿Sabes? La habilidad que usé para reflejar tu serpiente de agua no era Reflejo, es ligeramente diferente. Antes de descubrir mis poderes intenté aprenderlo, pero no podía, no me salía ni de lejos. Y en cuanto desperté mi poder nefilim… lo dominé con una facilidad tremenda. Creo que es también magia angelical.

»A Kazuki le hubiera gustado ver mis avances —admitió con cierta tristeza, mirando al cielo, e hizo una breve pausa—. No fui su mejor alumno precisamente, la magia se me da realmente mal, siempre he preferido intercambiar golpes con Ronin y realizar los ejercicios de Lyn. Lo disfruto más. En las clases de Kazuki, en cambio, me acababa durmiendo como él…

Se quedó sin palabras y se le humedecieron los ojos. Intentó contener la emoción, mordiéndose los labios.

—Es injusto —dijo con un hilo de voz, y permaneció en silencio, con la mirada fija en el cielo. No derramó una sola lágrima, pero estaba emocionado.

Todavía le costaba hacerse a la idea. Aunque no apoyó algunas de sus decisiones, aunque no era su Maestro ideal, le había cogido mucho cariño a lo largo de su vida de aprendiz.

[Suzume Mizuno]

Cuando Light se refirió a Kazuki, el corazón le dio un doloroso vuelco y Fátima apretó los labios al tiempo que se abrazaba las rodillas. Las clases de Kazuki le habían parecido interesantes, desde luego, pero durante el último año se había centrado mucho más en Lyn porque no quería quedarse atrás en el físico. No con enemigos como Andrei ahí fuera.

Ahora se arrepentía. Quizás, si hubiera sabido más magia, habría podido protegerlo de alguna forma. Porque estuvo delante. Lo vio morir. Sabía que había sido algo demasiado rápido y que ningún otro Maestro pudo hacer nada por evitarlo, ni siquiera Ryota, así que no tenía sentido que se martirizara.

—Es injusto.

Al notar la emoción en la voz de Light, Fátima asintió con la cabeza y le acarició con suavidad un hombro.

Era jodidamente injusto. No creía que jamás pudiera olvidar la imagen de Kazuki desplomándose chorreando sangre. De alguna forma había creído hasta ese momento que los Maestros eran inmortales, igual que un niño pequeño asume que los padres son eternos y siempre estarán ahí para bien y para mal.

Contuvo las lágrimas como pudo, aunque tuvo que restregarse las manos por los ojos varias veces, y al final dijo:

—Vosotros bajasteis con él. ¿Qué le pasó? ¿Por qué perdió un brazo…? —Aguardó la respuesta de Light y, a medida que hablaba, fue abriendo mucho los ojos—. Malik me ha contado muy por encima lo que sucedió abajo. No… no teníamos muchas ganas de hablar… Pero, ¿qué os hizo el Guía? ¿Cómo era el Castillo por dentro? ¿Y Nithael?

Se animó un poquito al pensar en el ángel. Había sentido tal esperanza al ver que se les unía al combate que por un momento recuperó toda la fe en Dios y pensó que les había enviado uno de sus ángeles para vencer a los Sincorazón. Un pastor le diría que así había sido, pero ahora Fátima sabía que Nithael llevaba mucho, mucho tiempo encerrado en el Castillo. No sabía qué pensar de Dios si lo había mantenido allí tanto para luego soltarlo en medio de una batalla. Sacudió la cabeza. Caray, cada vez era más blasfema.

Se inclinó un poco hacia Light, intentando no pensar en Kazuki y desviar sus pensamientos hacia lo que le dijera el muchacho. A medida que hablaba, se dijo que a Ivan le habría interesado mucho averiguar sobre estas cosas y le entraron ganas de volver a llorar, pero se tragó las lágrimas.

[Light]

—Vosotros bajasteis con él. ¿Qué le pasó? ¿Por qué perdió un brazo…?

Rememorar la horrible escena le produjo una desagradable sensación en el estómago que duró unos instantes. Y pensar que no le volvió a ver desde la batalla contra Jasper…

Se restregó los ojos vidriosos y respiró hondo.

—Lo perdió en combate para proteger a Chihiro —contestó, más relajado. Pronunció el nombre de su enemiga con una pizca de odio apenas palpable—. En esos momentos nos enfrentábamos a un antiguo enemigo de Tierra de Partida, se llamaba Nicolae Jasper.

Seguro que a Fátima le surgieron muchas dudas en ese instante (quizás se preguntaba qué demonios hacía un enemigo de su orden allí). La joven no había llegado a conocer las profundidades del Castillo del Olvido, al contrario que él y otros muchos, y desconocía por completo su naturaleza.

—Malik me ha contado muy por encima lo que sucedió abajo. No… no teníamos muchas ganas de hablar… Pero, ¿qué os hizo el Guía? ¿Cómo era el Castillo por dentro? ¿Y Nithael?

—Veamos… El Guía solo nos probaba, quería comprobar si merecíamos llegar hasta la llave. Creo que tiene sentido, pues los fragmentos eran muy peligrosos y se requería una preparación previa. Así que tuvimos que superar una serie de pruebas para demostrarle que podíamos coger el fragmento —resumió.

»Había alguna que otra habitación muy rara en el castillo. —Pensó en aquel laberinto que no tenía ni pies ni cabeza, donde se separó de Malik y otros más—. Ah, y también había reminiscencias como Nicolae. Vimos antiguos habitantes del castillo, no los de verdad obviamente, solo eso, reminiscencias que tomaban su aspecto. Nos ayudaron. Gente de hace miles de años nos ayudó, ¿te lo puedes creer?

Estaba seguro de que Fátima había alucinado al escuchar eso último.

—Y también nos apoyó él, Nithael. Él guardaba el fragmento de los sótanos. Estaba aprisionado ahí abajo, no sé por qué, pero estar atrapado ahí mil años le había sentado fatal, así que nos atacó. No te exagero si te digo que es el ser más poderoso que he conocido, creo que ni todos los Maestros juntos podrían hacerle frente —confesaba, incapaz de olvidar el mal rato que habían pasado—. Por suerte estaba muy débil cuando llegamos, así que tras un combate muy peligroso logramos devolverle la cordura. Si no hubiéramos sido capaces de conseguirlo… no quiero imaginarme lo que hubiera pasado con el castillo —indicó.

Después de todo el ángel les ayudó a hacer retroceder al alfa, ninguno de los Portadores presentes aparte de Nithael fue rival para el monstruoso Sincorazón. Y luego le devolvió al castillo su forma original utilizando los fragmentos. Si hubiera muerto en los sótanos… ¿qué demonios habrían hecho sin él?

—Ahí dentro pensé que Ryota os había matado a todos en la entrada, ¿sabes? El Castillo del Olvido nos hizo creer eso. Fue horrible estar ahí, el castillo conoce tus debilidades, tus temores, lo peor de ti, y lo usa en tu contra —añadió, jugueteando con el colgante que todavía pendía de su cuello mientras pensaba en su prueba. A la vista de cierto suceso, parecía que pronto se tendría que deshacer de él.