[Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Encuentro de Light y Ragun

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Re: [Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Notapor Sombra » Dom Nov 29, 2015 5:43 pm

Como si todo hubiese sido un sueño abrí los ojos frente al enorme portón del santuario. Los recuerdos sobre la prueba estaban difusos, pero algo en mí era ahora diferente. Había cosas sobre mí que había estado apartando, tratando de olvidar. Cosas que no podía aceptar… Pero ahora comprendía que todas mis experiencias, incluyendo las negativas no eran tan malas. Todas me habían enseñado a ser quien era ahora.

¿Tu prueba ha sido tan intensa como la mía? —le preguntó a Ragun si había llegado a despertar, mostrando una sonrisa cansada—. Si la hemos superado se supone que ya deberíamos entrar, ¿no?


Miré a Light, que también acababa de pasar la prueba y asentí con la cabeza.

Ha sido un infierno ―sonreí agotado―. Estoy preparado para entrar. ―Me acerqué a una de las hojas de la puerta de piedra y la empujé junto a Light.

Pesaba por lo menos varios cientos de kilos, sin embargo podía moverla con apenas esfuerzo. ¿Aquella ligereza era gracias a haber superado la puerta? De lo contrario, lo más probable era que por mucha fuerza que tuviésemos no la lográsemos mover ni un solo centímetro.


Por fin, entramos a dentro. Nos recibió una habitación cuyas paredes eran de un tono gris apagado. Las antorchas se encendieron para nosotros como por arte de magia iluminando la vidriera que decoraba el techo y que no podía dejar a nadie indiferente. Mostraba a un hombre calvo y algo gordo con una sonrisa bonachona. Estaba tumbado en el césped y se podía ver un castillo que deduje que era Tierra de Partida, aunque no podía estar del todo seguro. No conocía a la persona retratada en aquella imagen, pero si estaba allí debía ser verdaderamente importante.

¡Zephyr! —exclamó Light reconociendo (aparentemente) al hombre, cuya vidriera tenía extrañas manchas oscuras alrededor.

También había una placa de piedra no muy lejos de la puerta de la prueba.

Templo de la Reminiscencia
35 - 39 d.G.

Entra, si la verdad anhelas
Sal, si en la mentira te refugias
Pues nosotros contamos la Historia
y todo lo que ella esconda



A la memoria de quienes nunca volverán,
Zephyr


Ya veo…

Este lugar es del año treinta y nueve. ¿Te das cuenta de lo viejo que es este lugar? Seguramente los que construyeron este sitio vivieron en sus carnes la guerra de los portadores que dejó así este lugar. ¡Es increíble! —comenté excitado.

Caminé por el lugar con tranquilidad, admirando cada detalle de aquella obra arquitectónica y artística.

Había tres caminos al fondo, pero el primero en llamar mi atención fue uno vallado con un cartel que prohibía el paso, también había a la derecha una puerta doble y finalmente unas escaleras de caracol que llevaban al piso superior del templo.

Si mal no recordaba, Ronin nos había dicho que la información sobre Aaron estaría en la planta superior, por lo que tendríamos que utilizar las escaleras de caracol.

Subamos.

Tras ascender por las escaleras alcanzamos otra pequeña sala, no muy diferente de lo que habíamos visto en la entrada… Salvo que la vidriera de ésta era un corazón azul flotando en un cielo grisáceo.

Un corazón azul, que curioso —sonreí—. Creo que el que hizo esta vidriera era daltónico.

Pero lo raro era que no había ninguna clase de puerta en aquel lugar, tan solo el dibujo de un rayo en la pared del fondo.

Me acerqué a él posando mi mano sobre ella tratando de analizarla. Esperaba que tuviese que lanzar un electro sobre la pared (no estaba muy seguro) pero no hizo falta, ya que en cuanto toqué la pared ésta se deslizó con suavidad hacia un lado. Solo oscuridad nos recibía al otro lado.

No me esperaba eso —levanté una ceja con sorpresa.

Tan solo podíamos avanzar, por lo que eso acabé haciendo.
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Re: [Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Notapor Light » Dom Nov 29, 2015 5:44 pm

Este lugar es del año treinta y nueve. ¿Te das cuenta de lo viejo que es este lugar? Seguramente los que construyeron este sitio vivieron en sus carnes la guerra de los portadores que dejó así este lugar. ¡Es increíble!

Claro. —Asintió con la cabeza, nada sorprendido—. Vosotros no le llegasteis a conocer. A Zephyr —especificó—. Vimos a su reminiscencia en el Castillo del Olvido, él nos dijo que creó este templo.

El nombre de aquel templo le llamaba la atención. ¿Acaso verían allí a otras reminiscencias como en el Castillo del Olvido? Quizás ambos edificios se parecían más de lo que se había imaginado en un primer momento. Solo esperaba que no tuvieran que afrontar pruebas raras.

Siguió a Ragun, sin dejar de mirar la vidriera del calvo, hasta alcanzar una bifurcación de tres caminos.

Subamos.

No discutió su decisión y así hizo.

Arriba les esperaba una habitación bastante similar a la primera que acababan de cruzar, con la diferencia de que la vidriera del techo era diferente.

Un corazón azul, que curioso —dijo Ragun, sonriendo. El objeto flotaba sobre un cielo gris—. Creo que el que hizo esta vidriera era daltónico.

¿Tú crees? Quizás lo hizo porque el rojo quedaba peor, no sé —teorizaba, él tampoco le veía mucho sentido. No mostró demasiado interés en la vidriera ni le dio muchas vueltas.

»Parece que no hay salida, deberíamos volver —propuso después.

Ragun no se dio por vencido tan rápido y, quizás intuyendo que ahí no acababa el camino, examinó la pared. Al tocar, provocó que el muro se deslizara. Ya tenían vía libre para continuar.

No me esperaba eso.

Eh, bien hecho —le felicitó. Él no era tan curioso, como mucho hubiera mirado el símbolo unos pocos segundos —sin intuir ni siquiera la posibilidad del hechizo Electro— y después se hubiera dado la vuelta—. Venga, continuemos…

Así que avanzó.

Al otro lado no se encontró más que oscuridad y una vidriera sobre sus pies, en principio. Light reaccionó de manera brusca por ese cambio repentino de escenario y se puso nervioso, volviéndose hacia varias direcciones. ¿De nuevo… tenían que pasar una prueba? ¿¡Otra!?

Cuando se quiso dar cuenta comprobó que en realidad no había regresado a su descenso. Era una vidriera diferente. Ésta representaba al propio santuario, rodeado por la oscuridad —aquella visión le sobrecogía y le daba mal rollo sin duda—. Frente a su puerta, yacían varias Llaves Espada de diferentes tamaños y colores.

Y a su alrededor se levantaban otras columnas de distintas alturas. Podían acceder a éstas utilizando unos peldaños que se sostenían en el aire (ver para creer, no estaba seguro de que fueran seguros).

Aquel escenario era algo fuera de lo común, parecía demasiado irreal, mágico. ¿Estaban soñando?

Esto sí que es curioso, no como el corazón de antes. Increíble —expresaba, incapaz de mantener fija la mirada. Tenía que explorarlo todo.

Antes de ir a curiosear las estatuas situadas en el centro se asomó al borde de la vidriera. Solo había oscuridad allí abajo, ¿y si caían?

A continuación, decidió echar un vistazo a las estatuas. No representaba otra cosa que una batalla en la que participaban cuatro personas (una recreación muy bien hecha, cabía señalar). Había oído hablar de Rayim, pero no le identificó porque nunca le había visto; tampoco reconoció a Aaron en un primer momento, pues solo le vio en la actualidad y era mucho más viejo. De Awyr no sabía absolutamente nada.

Sí que identificó a Ronin, uno bastante joven de hecho, de la edad de Light o algo más viejo. Fue, con toda seguridad, quien más le sorprendió de todos. Su mentor, herido y arrojado en el suelo, se tapaba su ojo sangrante. No era casualidad.

El aprendiz puso una ligera mueca.

«Así que así fue cómo te quedaste tuerto… en esta batalla…».

La que supuestamente representaban aquellas estatuas.

«Espera…», captó un interesante detalle al fijarse de nuevo en la estatua de cierto individuo.

Ragun, mira fijamente a éste. —Señaló al hombre que cogía a otro por el cuello—. No te… ¿suena de algo? Atento a sus facciones.

»¿No se parece un poco a… Aaron?


Quizás solo era su imaginación, o una estúpida coincidencia. Pero definitivamente aquel joven le rememoraba al malvado anciano que estuvo a punto de acabar con ellos.

Seguiría presenciando las increíbles estatuas mientras escuchaba a Ragun, pensativo.
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Re: [Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Notapor Sombra » Dom Nov 29, 2015 5:45 pm

La oscuridad al otro lado del pasaje secreto nos recibió con los brazos abiertos en su seno, al principio no pudimos ver nada, pero pronto nos encontramos en el centro de otra gran vidriera a nuestros pies. Por un instante creí estar de vuelta en el Descenso al Corazón, sin embargo aquello no era así.

En aquella vidriera se mostraba una imagen bastante fiel al templo y a su alrededor… Oscuridad. Varias llaves espada reposaban por el suelo frente a la puerta del templo. Como si varias personas hubiesen muerto allí mismo y aquellas armas se quedasen abandonadas sin más.

Varias enormes columnas se alzaban imponentes, supuse que sobre ellas había otras cristaleras. La única forma de llegar a ellas era mediante peldaños adornados con brillantes cristaleras que flotaban en el aire.


Esto sí que es curioso, no como el corazón de antes. Increíble —comentó mientras miraba hacia todos lados con curiosidad.

Mientras Light se dirigía al borde de la cristalera yo me aproximé a una estatua que representaba una escena de batalla.

El nivel de detalle de las esculturas era simplemente magnífico e incluso los hechizos estaban plasmados en mármol o algún material similar. Había tres personas que no llegué a reconocer (mayormente porque no los había visto nunca), sin embargo había un cuarto más que reconocí casi al momento. Ronin, el actual líder de Tierra de Partida.

En la estatua se le representaba como a un joven de apenas veinte años, gravemente herido y se sostenía con sus manos un ojo… Probablemente lo había perdido así. La mujer lanzaba algún tipo de magia hacia un joven con una sonrisa socarrona y cruel que sostenía por el cuello como si fuese un muñeco de trapo a un fornido hombre, que trataba de defenderse alzando tierra alrededor de sus piernas formando algún tipo de sujeción para que no pudiese estrangularlo… Si pudiese definir en pocas palabras lo que representaba aquella escena diría que plasmaba desesperación, miedo, ira y maldad… Pero también esperanza, en cierto modo.


Light se había acercado también a contemplar la estatua examinándola cuidadosamente.

Ragun, mira fijamente a éste —señaló contra el que parecían estar luchando—. No te… ¿suena de algo? Atento a sus facciones.

»¿No se parece un poco a… Aaron?


Me acerqué al presunto Aaron y clavé mis ojos en las facciones delicadas de aquel vil personaje. Por un instante no lo llegué a reconocer. El Aaron que habíamos visto estaba marchito y era viejo mientras que el de la estatua era joven y muy apuesto, con unas facciones delicadas como las del ángel Nithael.

Es Aaron —dije convencido a pesar de no tener pruebas reales para decir aquello (excepto el innegable parecido entre ambos)—. Si estamos en la habitación correcta lo más lógico es que sea él.


Acaricié la superficie de la estátua cuando sin previo aviso una voz resonó por todo el lugar alto y claro.

«Es la séptima que desaparece»

Era una voz femenina por lo que descarté de inmediato que se tratase de Light… Sin embargo, estaba seguro de que tampoco pertenecía a “alguien”. Más bien era como si la voz hubiese salido de todas partes y ninguno a la vez.

¿La séptima? —murmuré pensativo sin llegar a entender aquella frase inconexa—. Oye… Light. Puede que encontremos más cosas en las otras plataformas. ¿A cual quieres ir? —interrogué con curiosidad.

Una vez el aprendiz tomase una decisión lo seguiría hasta dicho lugar. No tenía preferencias al fin y al cabo, de todos modos luego tendríamos tiempo para explorar otras zonas.
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Re: [Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Notapor Light » Dom Nov 29, 2015 5:59 pm

Es Aaron. Si estamos en la habitación correcta lo más lógico es que sea él.

Supongo…

«Es la séptima que desaparece».

Una voz de mujer le desconcentró por completo y le obligó a mirar a su alrededor. ¿De dónde procedía? ¿De la vidriera, de las estatuas? No lo sabía. Y, fuera quien fuera, tampoco le había dicho mucho. Decía que alguien era la séptima en desaparecer, nada más.

¿La séptima? Oye… Light. Puede que encontremos más cosas en las otras plataformas. ¿A cual quieres ir?

Me da igual, vayamos por cualquiera.

Echó a andar hacia una plataforma al azar, sin pensárselo demasiado.

Tras bajar (o subir) los escalones, con sumo cuidado y desconfianza —seguía preguntándose qué demonios sería de ellos si caían—, alcanzó la siguiente vidriera.

No pudo andar apenas por encima de ésta o examinarla. Sorprendido (ya no tanto, empezaba a acostumbrarse a la magia de ese santuario), fue testigo de cómo «eran transportados» a un lugar completamente distinto. Light se hizo la inevitable pregunta: ¿por qué se encontraban ahí?

Ahora estaban situados en frente del gran portón del castillo de Tierra de Partida, en su interior. No había nada importante que reseñar de momento, Ragun y él eran los únicos que se hallaban allí.

Hasta que acudió una aprendiza… que no conocía, no le sonaba en absoluto su cara. La joven determinada se disponía a atravesar las puertas, parecía que iba a alguna parte.

Entonces, una mujer se acercó a ella. La menor de las dos se sorprendió e hizo una reverencia.

Maestra Awyr.

Aquella Awyr… ¡tenía la misma apariencia que la estatua! Obviamente era ella. La Maestra que, de algún modo, estaba relacionada con Aaron. Además, Ronin antes la nombró…

La Maestra asintió, cansada, y… comenzó a comunicarse con ella a través de lengua de signos. ¿Acaso era muda? Por supuesto, Light no se enteró de nada al principio; pero luego sí, de alguna manera misteriosa. Fue capaz de traducir aquellos gestos: las palabras llegaron a su mente.

«Rayim me acaba de avisar sobre tu partida», explicó. «¿Quieres que vaya contigo? Sé que es una cuestión familiar, y que un animal extraño no será demasiado bien recibido, pero estoy inquieta, Nanami. Últimamente están ocurriendo tantas cosas y estoy despidiéndome de tanta gente…»

Su aprendiza le dio una respuesta negativa.

No. Gracias por su ofrecimiento. De verdad, estaré bien. Conozco el mundo como la palma de mi mano y no hay peligro en él que no pueda resolver. Además… Pronto tomaré mi Examen. Deberíais confiar algo más en mí.

La muchacha, molesta, pasó al lado de él y finalmente abandonó el castillo. Light no la conocía de nada y a pesar de eso ya podía identificarse un poco con ella. Comprendía ese orgullo, el deseo de no depender de los Maestros y valerse por sí mismo.

«¡Nanami!».

La preocupación de Awyr era notoria.

«¿Y si hay algo más…?».

Entonces, escucharon una voz familiar (la habían oído hace unos minutos en la otra plataforma): la de la Maestra, quien tenía un mensaje para ellos. Light lo escuchó con atención mientras observaba fijamente a la mujer afligida.

Mi nombre es Awyr. Nací de la música y disfrutaba cantando la canción que me vio nacer. Sin embargo, cuando me sacaron a éste mundo, perdí la voz y la sustituí por un lenguaje con el que pudiera comunicarme.

Me queda poco tiempo. He tenido una larga vida aquí fuera, grata y llena de maravillosas historias, aunque siempre haya añorado la música que nunca más pude volver a acompañar. También he perdido a muchas personas y ganado otras tantas. Ahora mismo, he conseguido graduar a una aprendiza y he adoptado a otra, una niña adorable y de risa contagiosa.

Por eso mismo, quiero dejar un mensaje, un consejo, a los aprendices futuros que sigan este camino tan tortuoso, de parte de la Maestra Awyr, la de corazón brillante. Justo aquí, en el punto clave de mi parte en la historia.

Jamás dejéis ir a lo que más queréis.


Light asintió tras escucharla, apreciando su consejo.

Entonces, la mujer se retiró y la visión finalizó.

De nuevo volvían a estar sobre la vidriera, en aquel mundo de oscuridad. Light, quien no paraba de pensar en lo que había visto y oído, se rascó la sien.

Así que la estatua era de ella, la Maestra Awyr. Parecía ser una buena persona, habrá que tener en cuenta su consejo. ―Se masajeó la barbilla―. Bueno, ¿vamos a otra?

La primera visión no les había proporcionado demasiada información de Aaron (aunque quizás les fuera útil más adelante, a saber), tendrían que probar suerte en otra.

Y es que más vidrieras y recuerdos les esperaban: se moría de la curiosidad.
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Re: [Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Notapor Sombra » Dom Nov 29, 2015 6:18 pm

Light sin dudarlo ni un instante comenzó a ascender por los peldaños flotantes con un deje de desconfianza. Suponía que la magia de aquel lugar no desaparecería sin previo aviso, por lo que no tuve ese miedo, habíamos pasado cosas mucho peores… Y si nos caíamos siempre podíamos convocar el glider.

Apenas habíamos pisado la siguiente vidriera cuando una vez más nos vimos teletransportados a un lugar que no tardé en identificar: Las puertas de Tierra de Partida.

El lugar era el mismo que había conocido, aunque al ser el pasado las torres del castillo estaban intactas.

Una muchacha quiso salir del castillo apresuradamente, parecía estar escapando o huyendo a hurtadillas del castillo por la forma en la que se movía. Sin embargo, la joven dio un respingo cuando otra mujer se acercó a ella. La más joven de las dos hizo una reverencia cargada de un respeto casi ciego, por lo que supuse que la relación entre ambas era de aprendiza-maestra.

Maestra Awyr. ―Nombró la muchacha.

La mujer era preciosa, como una muñequita frágil de porcelana. Su cabello era azul al igual que sus ojos y en sus labios se dibujaba una sonrisa maternal, aunque podía intuir preocupación en su mirada. Parecía agotada por algo.

No me cabía duda en que la Maestra Awyr era la misma que estaba representada en la estatua que habíamos visto antes.

La mujer saludó con un leve y cansado movimiento de cabeza y comenzó a realizar una serie de extraños gestos que no había visto nunca antes… Parecía como si estuviese hablando mediante un lenguaje que dependía de los gestos con las manos y expresiones faciales.

Por algún motivo, era capaz de entender lo que la mujer quería decir sin palabras.

«Rayim me acaba de avisar sobre tu partida». Nombró. «¿Quieres que vaya contigo? Sé que es una cuestión familiar, y que un animal extraño no será demasiado bien recibido, pero estoy inquieta, Nanami. Últimamente están ocurriendo tantas cosas y estoy despidiéndome de tanta gente…»

Nanami negó con la cabeza.

No. Gracias por su ofrecimiento. De verdad, estaré bien. Conozco el mundo como la palma de mi mano y no hay peligro en él que no pueda resolver. Además… Pronto tomaré mi Examen. Deberíais confiar algo más en mí.

Osea, aquella chica debía estar a un nivel de poder similar al mío, ya que yo también tomaría pronto mi propia Prueba de Maestría.

«¡Nanami!». Llamó. «¿Y si hay algo más…?».

¿Algo más? No pude evitar darle vueltas a toda la conversación que habían tenido. Un peligro había estado acechando a Tierra de Partida, o eso daba a entender Awyr. Algo estaba matando gente y la Maestra sospechaba que podría haber alguien detrás de todo aquello.

Sabía de sobra que ese alguien habría sido Aaron, tal vez en solitario o con algún otro compinche, lo cierto es que no tenía información al respecto. Quizás nunca lo supiese o quizás lo descubriese antes de lo que creía.

De pronto, una voz resonó dentro de mí hablándome directamente:

Mi nombre es Awyr. Nací de la música y disfrutaba cantando la canción que me vio nacer. Sin embargo, cuando me sacaron a éste mundo, perdí la voz y la sustituí por un lenguaje con el que pudiera comunicarme.

Me queda poco tiempo. He tenido una larga vida aquí fuera, grata y llena de maravillosas historias, aunque siempre haya añorado la música que nunca más pude volver a acompañar. También he perdido a muchas personas y ganado otras tantas. Ahora mismo, he conseguido graduar a una aprendiza y he adoptado a otra, una niña adorable y de risa contagiosa.

Por eso mismo, quiero dejar un mensaje, un consejo, a los aprendices futuros que sigan este camino tan tortuoso, de parte de la Maestra Awyr, la de corazón brillante. Justo aquí, en el punto clave de mi parte en la historia.

Jamás dejéis ir a lo que más queréis.


Vi como Light, que había estado todo el rato en el recuerdo cerca asentía de acuerdo con sus palabras. Por mi parte me limité a pensar. Sus últimas palabras, su consejo… Parecía más un mensaje de arrepentimiento.

Cuando quise darme cuenta, ambos habíamos vuelto a la vidriera. Light se aproximó a mí pensativo.

[b]Así que la estatua era de ella, la Maestra Awyr. Parecía ser una buena persona, habrá que tener en cuenta su consejo. ―acarició su barbilla―. Bueno, ¿vamos a otra?

Claro ―asentí―. ¿Pero no te han parecido raras las palabras de la Maestra Awyr? ―Antes de que Light pudiese contestar continué hablando―. Era como si estuviese confesando algo que hizo mal. y si tenemos en cuenta lo que hemos visto… La advertencia de Awyr pudo haberse cumplido. Nanami pudo haber muerto tras dejar Tierra de Partida. Una víctima de… Aaron ―culpé señalando la estatua.

No era muy difícil saber quien había estado detrás de aquello, al fin y al cabo aquellas vidrieras que rodeaban la central (donde estaba la estatua) se centraban en la historia de aquellas cuatro personas. Incluso si el recuerdo no parecía darnos mucha información… Lo cierto era que contrastado con lo que ya sabíamos todo cobraba un punto de vista nuevo… Uno escalofriante.

La séptima… ―murmuré cabizbajo mientras caminábamos hacia la siguiente vidriera―. La séptima víctima de Aaron… ¿Fue Nanami?

Era una simple teoría… ¿Pero no tenía aquello cierto sentido?
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Re: [Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Notapor Light » Dom Nov 29, 2015 6:21 pm

Claro ―contestó tras escuchar su propuesta―. ¿Pero no te han parecido raras las palabras de la Maestra Awyr? Era como si estuviese confesando algo que hizo mal. Y si tenemos en cuenta lo que hemos visto… La advertencia de Awyr pudo haberse cumplido. Nanami pudo haber muerto tras dejar Tierra de Partida. Una víctima de… Aaron ―supuso, señalando hacia la estatua del Portador villano.

Creo… que aún es pronto para confirmarlo ―dio su opinión―. ¿Y si murió por otra causa? Y ahora que lo pienso ni siquiera está confirmada cien por cien su muerte. Además, hemos visto la estatua de Aaron en la otra plataforma, sí, pero eso de por sí no confirma nada de esa visión. Busquemos en otros recuerdos.

Light no había llegado a deducir la verdad con la facilidad de Ragun, aunque tenía que admitir que no había agujeros en su teoría precipitada. Necesitaba ver otros recuerdos, encontrar más pistas. Awyr, Nanami, Aaron… ¿de qué manera estaban relacionados todos ellos?

La séptima… ―decía en voz baja―. La séptima víctima de Aaron… ¿Fue Nanami?

Quién sabe… ―Se encogió de hombros.

Light, pensativo, abandonó la vidriera y avanzó por unos escalones para alcanzar la siguiente. Antes de poner un pie en ella revisó lo que representaba: el cementerio de Llaves Espada, lugar donde había mucha gente congregada. Si volvían a activar una visión, se imaginaba donde irían.

Y, en efecto, fueron transportados a aquel lugar. Repentinamente aparecieron allí, en la Necrópolis. Bastante gente se había reunido ahí y podía imaginarse la triste razón, hace poco había asistido al funeral de Kazuki después de todo.

Pero la persona que realizaba el discurso no se trataba de Ronin esta vez. Aquel líder de los Maestros… era idéntico a otra estatua.

Light no se cortó y, aprovechando que no molestaban a nadie, observó fijamente los rostros de los Portadores presentes, quizá llegara a reconocer a alguien. Ninguno de ellos derramó una lágrima, todos permanecieron serenos.

Otra más… se va ―anunció el líder, sin soltar el arma del fallecido―. Y aquí, por fin, descansará de su cometido, junto al resto de sus hermanos. Su corazón nunca se marchará. No, al menos, mientras la recordéis. Vivirá en los recuerdos de quienes la amaron, la apoyaron y la ayudaron. Vivirá en Tierra de Partida, y en cada mundo que la vio crecer. Y la fuerza que nos brindó con su labor pasará a futuras generaciones. Jamás permitiremos que su sacrificio a la causa haya sido en vano.

El discurso le resultaba familiar, sin duda.

La voz de Rayim resonaba, aunque no estaba pronunciando palabra alguna.

Pensaba en mi responsabilidad dentro de la trágica situación de su muerte. La dejé marchar, en solitario, a pesar de la sospecha de algún peligro. Awyr también me lo advirtió, pero creía que no podía hacer nada ante el rechazo de la aprendiza a ser acompañada.


«No me digas que está hablando de…», se refería a Nanami. Intercambió miradas con Ragun tras pisparse. Al final iba a tener razón y todo.

Los lazos forjados entre corazones no desaparecen. Sed fuertes, creed en ellos y nunca olvidéis a quienes nos dejaron.

Aunque aquel entierro no iba mucho con ellos (no tenían que lamentar la muerte de ningún conocido), Light no pudo evitar entristecerse. Detestaba los entierros, no quería volver a ese cementerio; además aquello le recordaba inevitablemente a Kazuki. Y dolía.

Un joven rubio surgió de la pequeña multitud. Se acercó a la Llave Espada de la fallecida y depositó un amuleto con forma de estrella. Light, quien no se cortaría un pelo, anduvo hacia el aprendiz para comprobarlo. Le miró a los ojos y detectó su tristeza y dolor mientras se marchaba.

«Pobre», le costaría superar aquella muerte, seguro. Solo hacía falta verle la cara de sufrimiento.

La ceremonia finalizó y los Caballeros presentes comenzaron a marcharse uno a uno (tras presentar sus respetos frente a la llave, claro).

Sin embargo, la visión no finalizó ahí. Todavía podían cotillear la conversación de un par de Maestros. Light, quien se imaginaba que tenían información importante, hizo un gesto a Ragun para que se aproximaran a estos dos.

Aquellos Maestros no eran otros que Awyr y el antiguo líder de Tierra de Partida, el hombre del turbante. Al igual que antes, fueron capaces de traducir los gestos de la mujer muda aun desconociendo la lengua de signos.

«Era joven. Una buena chica. Me contaba cosas increíbles de su mundo, porque verás, procedía de uno muy particular. Se llama Tierras del Reino, me parece. Ella nació como una leona, y visitó en sus correrías de cachorra todo tipo de lugares: desde cementerios de elefantes hasta bosques agrestes ¡Y vivió muchas aventuras! Incluso una vez tuvo que socorrerla el soberano de ese reino por el lío en el que se habían metido ella y sus amigos».

«También había veces en las que me decía que no se acababa de acostumbrar a las dos patas, después de toda una vida a cuatro. Pero se esforzaba en transformarse en humana para relacionarse con los demás aprendices. Pensaba que la dejarían de lado si no lo hacía».

Le parecía de alguna manera sorprendente. Awyr, a pesar de haber pasado por un funeral duro, tenía fuerzas y ánimos para «hablar» tanto. Lo último que a él le apetecería tras un entierro sería eso, resultaba demasiado triste. Hubiera hecho como los demás y se marcharía en silencio de ese deprimente lugar cuanto antes.

Quizás… ella estaba acostumbrada a aquellas despedidas.

Su interlocutor no se mostró incómodo, al contrario, disfrutaba conversar con la mujer.

«Es la séptima que desaparece».

«A veces me lee el pensamiento», pensó el hombre en aquel momento.

Lo sé. Es preocupante, sí. Cada muerte o desaparición tiene su explicación. El primero, perdido en el bosque; el siguiente, caído desde su Glider; otra que disparó a su compañero, y luego se suicidó; el turbio asuntillo del flan gigante, aún sin aclarar; el muchacho perdido por el espacio, y del que sólo se encontró su armadura; y, por último, ésta, Nanami, aparentemente ahogada por la mala ejecución del hechizo. Sin embargo, no puedo dejar de estar inquieto…

Awyr realizó un gesto afirmativo con un cabeceo.

«No parecen coincidencias».

O puede que me esté empezando a hacer viejo y vea enemigos hasta de debajo de las piedras. ―Rayim carcajeó y, de alguna manera, aquella risa le recordó a Ronin―. En cuyo caso, señorita, no debería dejarme hacer conjeturas precipitadas. Los cascarrabias como yo nos equivocamos muchas veces.

Los dos ya se marchaban por el pasillo luminoso que abrió el hombre. Light no les siguió y se quedó en el sitio, pensativo. Poco a poco iban juntando las piezas del puzzle y la conclusión más inmediata a la que podía llegar no fue otra que la siguiente:

Al final sí que murió. Y puede que tuvieras razón y fuera obra de Aaron ―admitió, ladeando la cabeza y observando el arma de la fallecida―. ¿Acaso él… asesinó a tantos aprendices? ―Abrió los ojos de par en par, horrorizado―. Espera. Sí, claro, es cierto…

«Pero… ¿dónde he oído esa historia?», le sonaba mucho, no era la primera vez que le hablaban de esa tragedia.

Se disponía a seguir exponiendo sus conjeturas a Ragun cuando escuchó de nuevo la voz de aquel hombre. Se calló para escucharle con atención.

Además, no sólo me traía recuerdos de Nanami. Ella era una tumba más entre todas las que había ido dejando allí a lo largo de los años.


«Por cierto, Rayim, ese nuevo alumno tuyo…».

«Por Alá, que no me diga que ha vuelto a meterse en problemas. Otro ratón más en el cuarto de baño femenino y juro que me tiro desde la torre más alta del Palacio del Sultán».

Light abrió un poco la boca, sorprendido, mientras la visión se desvanecía.

¿Rayim? Claro, el Maestro de Ronin. Y ese ratón, no me digas que… ―Pensó en el roedor blanco de cierto pirata (Mordisquitos) y le entró una pequeña risa.

Quien lo diría, aquella excursión le había servido para conocer al Maestro de su mentor. No se arrepentía de haberse internado en el Santuario.

Es cierto, alguien me lo dijo una vez: un insurrecto se encargó de asesinar aprendices en el pasado. ―Cambió de tema. Eso se lo había dicho Wix en la ópera, pero era incapaz de recordarlo. Ella no le dijo el nombre de Aaron en ningún momento, así que todavía no tenía la certeza absoluta de que se tratara de él… aunque si estaba su estatua ahí sería por algo―. Pero no recuerdo quién me lo dijo ―admitió, algo molesto. Se llevó la mano a la frente, cerró los ojos e intentó recordar, en vano.

Tampoco importaba mucho quién se lo dijera, ¿no?
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Re: [Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Notapor Sombra » Dom Nov 29, 2015 6:22 pm

Creo… que aún es pronto para confirmarlo ―respondió Light―. ¿Y si murió por otra causa? Y ahora que lo pienso ni siquiera está confirmada cien por cien su muerte. Además, hemos visto la estatua de Aaron en la otra plataforma, sí, pero eso de por sí no confirma nada de esa visión. Busquemos en otros recuerdos.

Tienes razón… ―ladeé la cabeza.

Sin embargo, si aquel recuerdo estaba en el Santuario significaba que tenía importancia, que se podía sacar información, un mensaje… Algo sobre él, sobre todo lo que había acontecido en el pasado.

Light no había llegado a deducir la verdad con la facilidad de Ragun, aunque tenía que admitir que no había agujeros en su teoría precipitada. Necesitaba ver otros recuerdos, encontrar más pistas. Awyr, Nanami, Aaron… ¿de qué manera estaban relacionados todos ellos?

Ambos caminamos para llegar al próximo recuerdo, no pude evitar lanzar una mirada curiosa al abismo bajo los escalones que tuvimos que cruzar… Aunque prefería no perderme demasiado mirándolo.

La vidriera en la que acabamos representaba el lugar que íbamos a visitar, y así fue en cuanto dimos un solo paso en la plataforma de cristal.

No me sorprendió verme teletransportado a otro lugar, en concreto al cementerio de las Llaves Espada.

Varias personas estaban reunidas allí y no era difícil deducir por qué. Pocos motivos llevaban a tantos portadores juntos a la Necrópolis. Un mundo que a ninguno nos gustaba visitar. Al fin y al cabo aquel mundo representaba nuestro final, era un recordatorio de lo que peligrosos que éramos si luchabamos por el mal y también servía para que no olvidásemos el precio que íbamos a pagar por portar un arma de tal poder y que en cierto motivo era una maldición. No habría un cuerpo, no quedaría ni rastro de nosotros, sólo nuestra vieja arma.

Un hombre robusto y alto, con cabello castaño y enmarañado recogido en un turbante se encaraba al resto de presentes con una mirada triste. Pude ver entre los presentes al propio Ronin, uno bastante más joven de que conocíamos… Y con los dos ojos. Al principio me había costado reconocerlo, pero sin duda era él.

Los aprendices y Maestros reunidos tenían miradas serias, tratando de evitar derramar ni una sola lágrima. El viejo líder de Tierra de Partida observó a todos los presentes y tomó aire.

Otra más… se va ―comenzó pausadamente aquel discurso que ya había escuchado anteriormente en el funeral de Kazuki―. Y aquí, por fin, descansará de su cometido, junto al resto de sus hermanos. Su corazón nunca se marchará. No, al menos, mientras la recordéis. Vivirá en los recuerdos de quienes la amaron, la apoyaron y la ayudaron. Vivirá en Tierra de Partida, y en cada mundo que la vio crecer. Y la fuerza que nos brindó con su labor pasará a futuras generaciones. Jamás permitiremos que su sacrificio a la causa haya sido en vano.

Una voz inmaterial surgió dentro de mi cabeza como una idea. Pude reconocer su voz como la misma que tenía el exlíder de la orden.

Pensaba en mi responsabilidad dentro de la trágica situación de su muerte. La dejé marchar, en solitario, a pesar de la sospecha de algún peligro. Awyr también me lo advirtió, pero creía que no podía hacer nada ante el rechazo de la aprendiza a ser acompañada.


Los lazos forjados entre corazones no desaparecen. Sed fuertes, creed en ellos y nunca olvidéis a quienes nos dejaron.

En ese momento, un chaval algo más joven que yo de cabello puntiagudo y rubio se acercó a la llave espada que el Maestro de Maestros había clavado en el muerto terreno con la fuerza suficiente como para que para volver a arrancarlas de allí se necesitase ese gran fuerza. Los ojos de aquel muchacho estaban hundidos en la tristeza y una gran sombra cubría su rostro. Dejó en la llave espada un objeto personal suyo, un amuleto con la forma de una estrella.

Tras él, los demás portadores dedicaron discursos y dejaron pequeños detalles alrededor de la llave espada. Poco a poco el mundo fue vaciándose. ¿El recuerdo iba a acabar así? Solo nos habían enseñado un funeral.

Pero no se terminó. Light hizo un gesto esperando a que me acercase a él. No dudé en acercarme.

¿Ocurre algo? ―pregunté. Pronto vi a Awyr y a su líder hablando, por lo que el aprendiz no tuvo que decir nada más. Observé a la pareja con curiosidad.

«Era joven. Una buena chica. Me contaba cosas increíbles de su mundo, porque verás, procedía de uno muy particular. Se llama Tierras del Reino, me parece. Ella nació como una leona, y visitó en sus correrías de cachorra todo tipo de lugares: desde cementerios de elefantes hasta bosques agrestes ¡Y vivió muchas aventuras! Incluso una vez tuvo que socorrerla el soberano de ese reino por el lío en el que se habían metido ella y sus amigos».

«También había veces en las que me decía que no se acababa de acostumbrar a las dos patas, después de toda una vida a cuatro. Pero se esforzaba en transformarse en humana para relacionarse con los demás aprendices. Pensaba que la dejarían de lado si no lo hacía».

Tierras del Reino, sí. Recordaba ese mundo muy bien, allí había vivido una de mis aventuras con Ivan.

«Es la séptima que desaparece».

Me sobresalté a escuchar aquella frase, que ya habíamos escuchado antes de entrar al primer recuerdo.

Lo sé. Es preocupante, sí. Cada muerte o desaparición tiene su explicación. El primero, perdido en el bosque; el siguiente, caído desde su Glider; otra que disparó a su compañero, y luego se suicidó; el turbio asuntillo del flan gigante, aún sin aclarar; el muchacho perdido por el espacio, y del que sólo se encontró su armadura; y, por último, ésta, Nanami, aparentemente ahogada por la mala ejecución del hechizo. Sin embargo, no puedo dejar de estar inquieto…

La Maestra meneó la cabeza viendo la lógica en las palabras de su compañero.

«No parecen coincidencias».

O puede que me esté empezando a hacer viejo y vea enemigos hasta de debajo de las piedras. ―Empezó a reírse de una forma similar a Ronin. Ahora comprendía de dónde le venían aquellas carcajadas tan estridentes―. En cuyo caso, señorita, no debería dejarme hacer conjeturas precipitadas. Los cascarrabias como yo nos equivocamos muchas veces.

Un portal de luz se abrió en mitad del páramo en aquel instante, ambos Maestros se dirigieron a él a paso tranquilo.

Al final sí que murió. Y puede que tuvieras razón y fuera obra de Aaron.

Preferiría haberme equivocado ―reconocí con la mirada gacha.

¿Acaso él… asesinó a tantos aprendices?

Si fue él quien destruyó Villa Crepúsculo no me sorprendería que hubiese sido capaz de eso… Y más.

Espera. Sí, claro, es cierto…

Miré al aprendiz curioso. ¿De qué se había dado cuenta? No pudo continuar, o al menos no en aquel momento. Una vez más Awyr y el otro hombre empezaron a hablar con señas.

Además, no sólo me traía recuerdos de Nanami. Ella era una tumba más entre todas las que había ido dejando allí a lo largo de los años.


«Por cierto, Rayim, ese nuevo alumno tuyo…».

«Por Alá, que no me diga que ha vuelto a meterse en problemas. Otro ratón más en el cuarto de baño femenino y juro que me tiro desde la torre más alta del Palacio del Sultán».

Levanté una ceja ante aquel inesperado cambio de tema mientras el recuerdo se desvanecía dejándonos una vez más en el centro de la plataforma de los recuerdos.

¿Rayim? Claro, el Maestro de Ronin. Y ese ratón, no me digas que…

Es imposible que sea Mordisquitos ―me apresuré a comentar―. ¿Qué clase de ratón dura tantos años?

Bueno, estaba la posibilidad de que el animal fuese un “Familiar” o similar.

Es cierto, alguien me lo dijo una vez: un insurrecto se encargó de asesinar aprendices en el pasado. ―El aprendiz de Tierra de Partida puso el rostro sumido en sus propias memorias tras cambiar bruscamente de tema―. Pero no recuerdo quién me lo dijo.

Supongo que ese asesino era Aaron ―respaldé. Aunque quizás aquella persona hablaba de otra época, de un pasado más lejano.

Empecé a caminar hacia la siguiente vidriera.

Lo que se escapa de mi comprensión… ¿Por qué matar a los aprendices? ¿Placer? ¿Para bajar el número de miembros hasta reducirlos a cero? ¿Algún experimento?
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Re: [Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Notapor Light » Dom Nov 29, 2015 6:34 pm

Ragun seguía creyendo que Aaron había matado a todos los aprendices. Mientras se dirigían a la siguiente plataforma, le planteó una duda que en ningún momento se le había ocurrido.

Lo que se escapa de mi comprensión… ¿Por qué matar a los aprendices? ¿Placer? ¿Para bajar el número de miembros hasta reducirlos a cero? ¿Algún experimento?

O… porque se volvió loco. Quizás por placer como dices. ―Recordar su sonrisa siniestra (y el gesto que mostró al ver a Nithael) bastaba para ponerle la carne de gallina.

De nuevo, caminaron por los peldaños que se sostenían en el aire y llegaron a una nueva vidriera. Parecida a la anterior, la tercera mostraba el cementerio de armas abandonadas que caracterizaba a aquel mundo. Sin embargo, la diferencia respecto a la segunda plataforma radicaba en que no había ninguna multitud reunida allí, solo dos personas. No pudo distinguir a priori quiénes eran.

Para variar, experimentaron una nueva visión que les trasladó a aquel lugar yermo repleto de llaves.

Al fin reconoció a la perfección a los dos jóvenes que se encontraban allí. Uno era su Maestro, un Ronin mucho más joven que el actual, y con ambos ojos intactos. Al otro acababa de conocerle en la anterior visión: el amigo de Nanami que tanto sufrió en su funeral.

Y… también estaba la llave de Nanami, en frente de ambos. El amuleto que depositó el rubio en la anterior visión seguía ahí, la estrella y el dibujo de conejo. Light, quien se aproximó a los dos jóvenes, examinó el arma con cierta tristeza.

Los dos aprendices adquirieron movilidad de repente. Solo hacía falta observar al pirata para darse cuenta de que se estaba aburriendo: se dedicaba a pasear y mirar aquellas armas sin dueño. El otro joven, por su parte, permanecía pensativo, abrazándose las piernas.

Ronin terminó perdiendo la paciencia, parecía no querer estar ahí (podía llegar a comprenderle).

Oye, mueve el culo de una vez ―exigió el pirata―. No voy a malgastar todo el día en hacerte de niñera.

Cierra tú el pico y vete cuando quieras ―respondió el otro, malhumorado. Por el sonido que se le escapó se imaginó que estaba llorando. ¿Por su amiga fallecida, tal vez?

Su Maestro se quedó mirándole. Light comprendió que de alguna manera estaba incómodo.

¿Estás llorando? ¿¡En serio estás llorando!? ―Ronin se aproximó a él para confirmarlo. Light se podía imaginar las razones de su llorera―. ¡Anímate, hombre! Ya ha pasado mucho tiempo.

Una semana.

Lo que sea. ¿En serio vas a necesitar que te lleve de rameras para que se te pase?

¡He dicho que te calles y te vayas! ¡No quiero tenerte aquí!

«No me extraña», pensó, a la vista de la respuesta del bruto de su Maestro, mostrando una ligera mueca. Ni él hubiera soltado esa burrada.

Menudo imbécil estaba hecho a esa edad.

Ronin se agachó, al lado de su compañero, y observó de cerca la llave de la fallecida Nanami.

¿Y crees que estoy aquí porque quiero? Ya conoces la nueva norma. Está prohibido aventurarse a otros mundos en solitario. Si te pillan, que lo harán, te castigarán, y podrás venir aún menos.

No me importa. ¿Y por qué te iba a importar a ti?

Ronin no contestó.

Y ahí se quedaron los dos, inmersos en el silencio. Podía llegar a comprender la razón de esa norma mencionada por Ronin, si los aprendices iban cayendo uno a uno resultaba peligroso que salieran solos sin la compañía de un Maestro.

Y el pirata mentiroso había decidido acompañarlo, aun sabiendo que podía resultar peligroso para ambos. No era tan mal chico después de todo.

Light observó al joven decaído. Ese sentimiento de tristeza al perder a un ser querido lo había experimentado él mismo varias veces y podía ponerse en su lugar fácilmente. Le daba mucha lástima.

El amigo de Nanami se aclaró la garganta antes de pronunciarse.

He oído que los fantasmas de antiguos guerreros pululan por este cementerio a medianoche. ¿Crees que será cierto? ―preguntó, más simpático que antes.

Eso es una tontería. Los fantasmas no existen.

Sí que existen. Los he visto en Ciudad de Halloween.

¡Venga ya!

¿No me crees?

Yo sólo creo en lo que estos dos ojos ven ―señaló Ronin, haciendo referencia a su par de ojos. Una pena que fuera a perder uno de estos en el futuro―. Y ni siquiera he estado aún en ese mundo para imaginarlo.

Cuando vayas, me darás la razón.

Hasta entonces, sólo eres otro lunático más que tengo la desgracia de conocer.

Ya te vale… ―dijo Light al escuchar su breve discusión, enarcando una ceja. Menudo elemento estaba hecho su Maestro.

Tras recomponerse, el aprendiz rubio habló:

Qué gracioso. Pero ojalá el rumor fuera cierto. Vendría todas las noches a verla.

Entonces, les llegó la voz triste de Ronin en forma de pensamiento. Era diferente a la de su versión joven.

Al final, no necesitaría volver nunca más.


No entendía a qué se refería por ahora. Y tampoco tuvo tiempo para meditarlo, porque un suceso les sorprendió a los dos. Bueno, a los cuatro incluyendo a la pareja de aprendices que formaban parte del recuerdo.

Un destello les alumbró, un rayo fue materializado. Light, quien se quedó fuera del alcance de la magia desconocida (que de por sí era inofensiva para él), contempló con el pulso acelerado cómo su Maestro se daba cuenta a tiempo y lo evadía. Luego observó al otro aprendiz… y puso una mueca de horror.

«No…».

¡Kaminari!

Porque ambos finalmente se reunieron.


El rayo había golpeado a Kaminari de lleno y le había exterminado. El aprendiz calcinado cayó de espaldas y se quedó ahí. No respondió.

Al fin comprendía los pensamientos de Ronin que habían resonado en su cabeza. Era horrible. Daba igual que fuera una visión, presenciar el asesinato de alguien no podía ser agradable de ninguna de las maneras. El corazón le latía muy rápido e incluso llegó a sentir miedo.

Estaba seguro de que había sido un hechizo invocado por alguien: los rayos no eran negros de por sí. Light, tenso, buscó al responsable con la mirada. ¿Era Aaron, se trataba de él como sospechaban? ¿Dónde demonios se encontraba?

¿Y yo?


Ronin no daba crédito, debía estar horrorizado por presenciar el asesinato de su compañero. Si Light (que solo estaba experimentando una visión) se había quedado sin habla, no quería imaginarse el caso de su Maestro.

«Es el octavo».

«¡El octavo aprendiz asesinado!».

Siguiente.


Aquella voz le puso la carne de gallina. Si era como la de Erased Data (suponiendo que el asesino se trataba de Aaron, su ser original), incluso le empezarían a temblar las extremidades, ya que la conocía.

¿Dónde cojones…? ―Miraba a su alrededor, pero no veía a nadie más. Apretó los dientes, nervioso. Quería verle, descubrir al asesino y, quizás, confirmar la culpabilidad de su sospechoso.

Huí.


«Yo no seré el noveno».

El noveno asesinado, se refería. Ronin reaccionó de forma natural e inició su huida, esquivando el siguiente rayo oscuro. Invocó a toda prisa su vehículo, su llave transformada, y se subió encima.

Light no se quedó quieto, sino que comenzó a correr en dirección al pirata: no quería perderse nada importante de aquella visión. Y seguía mirando hacia varias direcciones, desesperado por encontrar al causante de la espantosa tragedia.

«¿Dónde coño estás, Aaron?», se mordió el labio. ¿Estaría usando Tenue para esconderse?

¡Ronin! ―se le escapó una exclamación cuando el hechizo impactó contra el glider de su Maestro (en verdad estaba viviendo aquella visión).

El derribado no se mató por la caída, como era de esperar, y continuó corriendo.

No había nadie en el otro mundo para recibirme.


Y, tras ese último pensamiento, la visión finalizó y regresaron a la plataforma.

Aquella tercera visión fue mucho más impactante. Habían sido testigos del asesinato despiadado de uno de los aprendices. Daba rabia porque no habían llegado a ver a Aaron y no podían confirmar del todo sus sospechas.

Y porque habían matado a un pobre inocente.

Light se cruzó de brazos y agachó la cabeza. Apretó los dientes, disimuladamente, y clavó la mirada en la vidriera. Aunque había sido una visión irreal (en el sentido de que no participaron en esa escena), aunque formaba parte del pasado, le había afectado un poco. La tristeza de Kaminari, su injusta muerte…

Es… injusto ―opinó, y chasqueó la lengua―. Qué frágil puede ser la vida, ¿verdad? Un ataque sorpresa y fin.

Y con un sentimiento desagradable en el estómago, se dirigió hacia la siguiente vidriera.
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Re: [Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Notapor Sombra » Dom Nov 29, 2015 6:36 pm

O… porque se volvió loco. Quizás por placer como dices.

Pero… ¿Por qué se podría haber vuelto loco hasta el punto de asesinar a tus propios compañeros? Se nos escapaban demasiadas cosas sobre él todavía. Tenía que haber algo detrás. Nadie se volvía loco sin un motivo… ¿No?

En la siguiente vidriera de nuevo se representaba la Necrópolis de la Llave Espada. Se distinguían dos personas en el cristal, uno de ellos agachado… Aunque no se podía saber quienes eran. La vidriera no era tan detallada.

Como ya estábamos acostumbrados a aquellas alturas una vez más nos vimos transportados a otro recuerdo. Una vez más en el cementerio de los portadores… Pero ésta vez no se celebraba ningún funeral.

Dos jóvenes se encontraban frente a una llave espada que pude reconocer como la de Nanami, tampoco tardé en reconocer a los dos aprendices… Uno era Ronin, una versión joven y con ambos ojos y el otro el muchacho rubio que había estado en el funeral.

Light se adelantó caminando en su dirección. Tardé algo más en empezar a moverme hacia allí para comprobar que el rubio estaba sentado al borde del llanto junto a un expirata con cara de pocos amigos.

Oye, mueve el culo de una vez ―exigió Ronin con un tono de voz desagradable―. No voy a malgastar todo el día en hacerte de niñera.

Cierra tú el pico y vete cuando quieras ―contestó entre lloros.

Abrí la boca sorprendido, no me esperaba que el joven expirata fuese un cretino.

¿Estás llorando? ¿¡En serio estás llorando!? ―pareció burlarse. El aprendiz se acercó al rubio―. ¡Anímate, hombre! Ya ha pasado mucho tiempo.

Una semana.

Aquello resultaba tan cómico que ni sabía si reír o sentirme mal por el pobre chico… Por tener que aguntar a semejante cafre.

Lo que sea. ¿En serio vas a necesitar que te lleve de rameras para que se te pase?

¡He dicho que te calles y te vayas! ¡No quiero tenerte aquí!

No recordaba a Ronin como un gilipollas de ese calibre ―expresé en voz alta sin cortarme un pelo.

¿Y crees que estoy aquí porque quiero? Ya conoces la nueva norma. Está prohibido aventurarse a otros mundos en solitario. Si te pillan, que lo harán, te castigarán, y podrás venir aún menos.

No me importa. ¿Y por qué te iba a importar a ti?

Una nueva norma. Ir siempre en parejas como mínimo… Teniendo en cuenta que habían muerto ya siete aprendices ni más ni menos era normal que los viejos líderes de Tierra de Partida pusiesen aquella medida para evitar muertes extrañas. Todas tenían su explicación, eso había dicho Awyr… Pero yo estaba de acuerdo con Rayim, algo olía a chamusquina… Y teniendo en cuenta lo que habíamos ido a buscar era obvio de quien venía aquel olor.

<<Aaron.>>

La pareja de aprendices quedó en un incómodo silencio. Sin embargo, yo entendía al aprendiz que lloraba la muerte de su amiga (o su amante). Había perdido a mucha gente.
El amigo de Nanami se aclaró la garganta antes de pronunciarse.

He oído que los fantasmas de antiguos guerreros pululan por este cementerio a medianoche. ¿Crees que será cierto? ―preguntó el joven, quizás buscando consuelo en Ronin.

Eso es una tontería. Los fantasmas no existen.

Sí que existen. Los he visto en Ciudad de Halloween.

¡Venga ya! ―exclamó incrédulo. Me sorprendió que un pirata no creyese en esas cosas. Tenía entendido que tenían muchas historias entre ellos sobre barcos pirata fantasmas y monstruos marinos legendarios.

Aunque bueno, al Kraken ya lo había matado yo.

¿No me crees?

Yo sólo creo en lo que estos dos ojos ven ―Me pareció irónico que dijese aquello ya que no tardaría mucho en perder uno de ellos… O al menos eso parecía según la estátua―. Y ni siquiera he estado aún en ese mundo para imaginarlo.

Cuando vayas, me darás la razón.

Hasta entonces, sólo eres otro lunático más que tengo la desgracia de conocer.

Ya te vale… ―comentó Light.

Sonreí levemente.

Vaya pieza ―dije burlón.

Qué gracioso. Pero ojalá el rumor fuera cierto. Vendría todas las noches a verla.

Bajé la mirada entristecido por las palabras del muchacho de cabello en punta. Estaría bien que aquellas cosas fuesen ciertas… Yo también habría ido a visitar a Ivan.

Pero entonces, un pensamiento que no era mío apareció repentinamente en mi cabeza.

Al final, no necesitaría volver nunca más.


¿Qué?

Fue entonces cuando todo se volvió negro por un instante. Un enorme rayo cayó desde el cielo con una potencia arrolladora que literalmente calcinó al rubio… Que cayó de espaldas aún vivo, pero demasiado débil como para resistir más… Probablemente en unos segundos su cuerpo desaparecería dejando solo la llave espada… Pero no hubo tiempo para ver aquel momento.

¡Kaminari!

Ronin no tardó en reaccionar tras gritar el nombre del joven, y aquello le salvó porque otro de aquellos ataques eléctricos se lanzó contra él y estuvo a escasos centímetros de dejarle como al pobre Kaminari.

No ha sido un accidente ―dije con tal seguridad que habría apostado mi vida en mi afirmación.

Al fin y al cabo los rayos negros no eran un fenómeno natural… Aquello era magia.

Porque ambos finalmente se reunieron.


Ver con tanto realismo aquel recuerdo era simplemente pavoroso. Sentía como si yo mismo fuese el que estaba viviendo aquel infierno. Tenía ganas de vomitar al oler la carne quemada del aprendiz, al ver su aspecto demacrado y su piel ennegrecida, prácticamente derretida.

¿Pero dónde estaba Aaron? ¿Desde dónde estaba convocando aquellos rayos? No había nadie más con nosotros. Tenía que estar utilizando algún hechizo de ilusión para que no pudiésemos verle, o nada para borrar su presencia. Lo único cierto era que el joven Ronin tenía miedo y corría con todas sus fuerzas.

«Es el octavo».

Pude escuchar el pensamiento de Ronin con claridad.

Siguiente.


Una voz similar a un siseo de serpiente pasó por mis oídos como una daga mortífera. Debía ser Aaron, no podía ser otra persona.

¿Dónde cojones…? ―Light giraba sobre sí mismo en busca del causante de aquello sin éxito.

Huí.


«Yo no seré el noveno».

Ronin intentó invocar su Glider y montó encima para marcharse de la necrópolis y pedir auxilio, pero otro rayo tenebroso golpeó el vehículo apenas había despegado haciendo que el vehículo explotase y el pirata cayese contra el suelo. Pero aquello no detuvo a Ronin.

El aprendiz corrió sin detenerse ni un instante en una dirección en concreto: El Santuario de la Reminiscencia.

No había nadie en el otro mundo para recibirme.


Y bruscamente, el recuerdo terminó con aquel último pensamiento devolviéndonos a la realidad.

***

En un principio no dije nada. No había asimilado del todo lo que había visto en aquel último recuerdo, y con razón. Todo había sido demasiado rápido y con una brusquedad impactante. La muerte de Kaminari había sido horrible, él no habia hecho nada para acabar así. Y pensar que Ronin podría haber sido el objetivo del ataque… ¿Cuántas cosas habrían cambiado de haber sido Kaminari el que hubiese estado en el lugar del actual líder de Tierra de Partida y no alrevés?

Es… injusto ―dijo de pronto Light rompiendo el sepulcral silencio en el que yo mismo me había enclaustrado―. Qué frágil puede ser la vida, ¿verdad? Un ataque sorpresa y fin.

Sí… ―No pude evitar recordar la repentina muerte de Kazuki, como un simple cascote había acabado con su vida, como Ivan fallecía por su enfermedad entre mis brazos―. Es por eso que deberíamos vivir cada día como si fuese el último. Apreciar como un tesoro el tiempo que pasamos con aquellos que queremos.

>>Nuestro trabajo como Portadores no es fácil. Somos los novios de la muerte. En cualquier momento podemos ser reclamados por ella.

Dicho eso me acerqué a los escalones que llevaban al siguiente recuerdo.

Todavía queda mucho por ver, no debemos acobardarnos ahora.
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Re: [Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Notapor Light » Dom Nov 29, 2015 6:50 pm

Sí… Es por eso que deberíamos vivir cada día como si fuese el último. Apreciar como un tesoro el tiempo que pasamos con aquellos que queremos. ―Light asintió, no podía estar más de acuerdo. Eso mismo fue lo que le dijo a Hana en la taberna de Port Royal, que debían aprovechar la vida al máximo.

>>Nuestro trabajo como Portadores no es fácil. Somos los novios de la muerte. En cualquier momento podemos ser reclamados por ella.

Eso ha sonado un poco raro, ¿sabes? ―opinó, poniendo una ligera mueca antes de soltar una carcajada. ¿Novios de la muerte, en serio? Sonaba deprimente, prefería ser novio de cualquier otra cosa.

Todavía queda mucho por ver, no debemos acobardarnos ahora.

¿Acobardarnos? Ni de coña.

Después de todo solo eran visiones, películas que se reproducían… y de una forma bastante especial. Podían vivir en primera persona esas escenas como si formaran parte del recuerdo.

Caminaron por otra serie de escalones y llegaron a una nueva vidriera. Esta vez representaba una sala de ese mismo templo: el hall, donde se encontraba la vidriera de Zephyr. Agudizó la vista todo lo posible para identificar al sujeto que sujetaba la puerta de la salida, pero no lo consiguió.

Igualmente pronto lo averiguarían porque se vieron inmersos en el recuerdo.

Ronin ―pronunció el nombre del joven al verificar que se trataba de él: la persona que bloqueaba la puerta por algún motivo. Se fijó en su rostro y comprobó que estaba aterrado.

Estaban en el hall del Santuario, como no.

La escena comenzó a reproducirse: el joven Ronin adquirió movimiento y se aseguró de que la puerta quedaba bien cerrada. Luego retrocedió y se dejó caer sobre el suelo, aliviado.

Por su cabeza empezaron a pasar imágenes que había visto hace pocos minutos. Revivió el recuerdo de la muerte del amigo de Nanami y llegó a comprender lo que estaba pasando: ¿estaría huyendo del asesino? Quizás aquella visión era una continuación de la anterior… de hecho Ronin sudaba como si hubiera hecho una maratón.

¿Qué es esto?

Light dejó de observar al chaval y se giró bruscamente hacia la puerta. Esa voz… era la del asesino.

El perseguido permaneció inmóvil, sin realizar ningún ruido para no delatar su presencia. Pero eso no serviría de nada.

Ábrete.

Light, sin miedo alguno, se acercó a la puerta hasta tenerla a escasos centímetros. Puso una pequeña mueca: el asesino estaba tan cerca y a la vez tan lejos… Ellos no formaban parte de aquel recuerdo, no podían abrir el portón que el Ronin de antaño se había esforzado en bloquear. A menos que el supuesto Aaron la atravesara no confirmarían sus sospechas.

El ex pirata, más relajado, se aproximó a la puerta que le protegía. Se atrevió a contestar a su perseguidor.

Jamás.

Tengo todo el tiempo del universo.

La conversación de ambos finalizó. El asesino por alguna razón había dejado de insistir, quizás se había rendido. O puede que se hubiera internado en la Prueba, a saber.

De cualquier manera no podía abrirla, Light era consciente. Ronin debía esperar a que los Maestros llegaran. Eso es lo que él hubiera hecho de tener a ese loco persiguiéndole…

Estar atrapado hasta que alguien te rescatara sonaba angustiante. Y de hecho, esa ansiedad le era familiar… después de todo los dos aprendices habían experimentado una situación similar en el estómago de cierta bellena.

Light, atento a los movimientos de su Maestro, vio que se acercaba a la inscripción de Zephyr para examinarla.

«Entra, si la verdad anhelas».

Escucharon claramente el pensamiento del joven aprendiz:

«Ojalá en vez de la verdad hubiese puesto salidas de emergencia».

El tiempo de la visión aceleró. Fueron testigos de cómo Ronin se movía rápidamente por la habitación e intentaba acomodarse, impaciente. En alguna que otra ocasión pareció que iba a abrir al fin la puerta, pero no lo hizo. Resultaba demasiado arriesgado por motivos obvios. ¿Y si ese loco seguía todavía allí? Dijo que tenía todo el tiempo del universo.

Qué angustiante… ―comentaba, tenso.

El tiempo volvió a su cauce normal: los movimientos de Ronin se hicieron más lentos. Parecía que el futuro líder de Maestros había logrado conciliar un breve sueñecito. Unas voces le reanimaron.

Se aproximó a la puerta para escucharlas mejor y comprobar de quiénes eran. Light hizo igual que él y puso el oído.

Apenas fue capaz de escuchar los murmullos, y por supuesto no reconoció de quiénes eran.

Pero sí que supo que se había iniciado un combate, pues como aprendiz estaba bastante familiarizado con estos. Ronin no lo dudó y aporreó la puerta, deseando saber qué sucedía.

¿¡Qué demonios está pasando!? ¿¡Quién…!?

¿Ronin? ―Oyeron una voz de mujer. Era una Maestra de Ronin, aunque esto no lo podía saber Light.

Sí, yo…

¡¡Quédate ahí!! ¡No… te muevas! ―exclamó, realizando algunas pausas. Parecía que no estaba en condiciones de hablar, debía seguir combatiendo―. ¡¡Él no ha tomado la Prueba!! ¡¡No le dejes entrar!! ¡Nunca… abras… la… puerta!

Pero…

¡¡Obedece! ¡Ellos ya…!

Y gritó, pero no de cualquiera manera. Era… como si su vida hubiera terminado en aquel instante, sonó demasiado desgarrador. Light tragó saliva y se alejó lentamente de la puerta, impactado y horrorizado por lo que acababa de pasar.

«Es horrible».

Los sonidos cesaron: el asesino debía haber acabado con la mujer y sus acompañantes de haberlos. Light miró a Ronin. Éste examinaba las rendijas del portón, en busca de la posible sangre dejada por sus seres queridos, quienes habían muerto al otro lado.

Otra vez, resonó en sus cabezas la voz de Ronin. Pero no la del Ronin jovencito de la visión, sino la de uno futuro.

Eran sólo tres. Una Maestra y dos aprendices. Ellos acudían por primera vez al Templo. Se suponía que no había ningún peligro. Que no iban a morir.


La visión se tornó de lo más deprimente tras ese pensamiento. El joven Ronin aporreó la puerta del Santuario, rogando que alguien contestara al otro lado, le diera nuevas órdenes, cualquier cosa.

«Odio no poder hacer nada».

Se compadeció de él al instante. Aquello le sonaba demasiado familiar.

«Así que tú también pasaste por eso», cerró los ojos un momento. Y pensó en aquel amargo suceso del Castillo del Olvido:


Entonces Yami se interpuso entre él y Ryota y disparó una onda de oscuridad a la vez que, con un gemido de esfuerzo, empujaba a Light para apartarlo.

Dos hojas de viento la acertaron de lleno. Yami se desplomó de espaldas, con los ojos anegados en lágrimas y cubierta de sangre. Esbozó una temblorosa sonrisa en su dirección:

V-vuela.

Y cerró los párpados. No salió ningún naipe.


Era cierto que había sido un estorbo, en efecto. Y un iluso al pensar que podía afrontar a Ryota. No había podido hacer absolutamente nada para ayudar a Yami y no se lo perdonaría en lo que le quedaba de vida; tampoco olvidaría el crimen del Maestro traidor, por supuesto.

«¡Mierda!», fulminó a Ryota con la mirada.

En un arrebato de furia, estampó la palma de su mano en el suelo, invocando un hechizo: se protegió con unas minas ocultas que quizá detendrían el avance del Maestro enemigo. Gaomon, consciente de que había logrado convencer a su invocador, inmediatamente se materializó y le ofreció su espalda para que montara sobre él sin más dilación.

Rápidamente, y con cuidado de no activar ninguno de sus explosivos, salió huyendo, con el corazón en el puño. Saltó sobre el lomo de su mascota y se dispuso a dejar aquella sala, abandonando allí a Ryota y a una Yami acabada.

Incapaz de contener toda aquella frustración, soltó un grito desgarrador:

¡MIERDA!

***


«Odio no poder hacer nada».




Ambos habían abandonado a una Maestra para salvarse el pellejo. Y, curiosamente, en su Prueba había tenido que actuar de la misma manera a fin de pasarla. ¿Casualidad?

Volvió a escuchar la voz del asesino. Ésta fue la última vez.

Así que una Prueba…

Cuando se quiso dar cuenta la reproducción del recuerdo había finalizado. Light se quedó mirando fijamente el dibujo de la plataforma, muy serio (demasiado), pensando en todo lo que había presenciado.

Cómo lo comprendo. —Agachó la cabeza, formó una línea fina con sus labios y no añadió nada más: no daría explicaciones aunque Ragun se las pidiera. No le apetecía hablar de ello simplemente.

»Llevamos mucho tiempo aquí, creo que deberíamos marcharnos. Ya he tenido suficientes recuerdos por hoy —expresó, cansado.

Al final no habían logrado ver a Aaron como tal en ninguna de las visiones, menudo chasco. Solo sospechaban que se trataba de la misma persona que había asesinado a tantos aprendices. Ningún punto débil, ningún dato interesante de su historia… nada de nada. Se habían quedado con conjeturas.

Pero daba igual, siempre podían volver. Ya tendrían más suerte en su siguiente visita.

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Noti: por si no ha quedado claro lo de los quotes (flashbacks) está sacado tal cual del EG3 XD
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Re: [Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Notapor Sombra » Dom Nov 29, 2015 6:55 pm

Subimos los escalones flotantes hasta otra vidriera más. En ella se podía distinguir una imagen bastante fiel del interior del templo donde se veía la puerta y alguien sujetándola, más bien bloqueandola.

No tuvimos tiempo a mencionar nada, como ya era costumbre el recuerdo nos envolvió e introdujo en él.

Ronin ―nombró Light.

Me froté los ojos y observé al muchacho asustado que bloqueaba con su cuerpo la puerta. Su rostro indicaba que tenía miedo, mucho.

Miré a mi alrededor reconociendo de inmediato aquel lugar. Estábamos en el mismo lugar que la vidriera mostraba: El hall.

Ronin retrocedió ignorándonos por completo. Para él nosotros no existíamos, éramos observadores invisibles.

El aprendiz parecía apurado, pero eso no quitó que se sentase en el suelo librándose de la gran carga que había supuesto su huída, porque estaba seguro de que aquel recuerdo era una continuación directa de lo que habíamos visto antes.



Nunca había podido ver aquella faceta débil de Ronin, su debilidad, su mortalidad era más palpable que nunca. Sudaba a mares, asustado como un ratón perseguido por un gato.

¿Qué es esto?

Me giré hacia la puerta al escuchar aquella voz. Por desgracia no lograba identificarla con la de Aaron. Ronin se quedó paralizado en el sitio tratando de no hacer ningún ruido. El asesino sabía que él estaba dentro, no hacer sonidos a aquellas alturas era una tontería.
<<¡Ve a lo profundo del santuario!>> Pensé nervioso.

Pero Ronin no se movio, se quedó quieto como una estatua en una esquina.

Light dejó de observar al chaval y se giró bruscamente hacia la puerta. Esa voz… era la del asesino.

Ábrete.

Light se aproximó a la puerta sin miedo, obviamente no podíamos ser dañados, sin embargo yo preferí quedarme alejado de allí, junto al expirata, sin embargo él también decidió levantarse y acercarse a la puerta. El aprendiz fijó sus ojos en la puerta y con firmeza sentenció:

Jamás.

Tengo todo el tiempo del universo.

No intercambiaron más palabras, algo que hacía que la tensión solo fuese en aumento. Tampoco Ronin estaba por la labor de abrir la puerta, era imposible saber si el asesino seguía ahí fuera al acecho. ¿Pero cuánto tiempo debía esperar? ¿Horas? ¿Días? Nadie podría aguantar mucho sin agua.

El aprendiz se acercó a la placa de piedra junto a la puerta. La leyó para sí, y entonces un pensamiento proveniente del propio Ronin resonó en mi cabeza.

«Ojalá en vez de la verdad hubiese puesto salidas de emergencia».

En ese mismo instante, el tiempo se aceleró como si alguien hubiese pulsado el botón de la cámara rápida en una cinta de VHS. Podíamos ver como las horan se sucedían en cuestión de segundos. Como Ronin se movía por todo el hall cada poco tiempo nervioso, como en más de una ocasión trataba de abrir la puerta sin llegar a atreverse. Light hizo un comentario sobre aquello, uno muy acertado. Ambos sabíamos lo que era estar encerrado durante días, tal vez semanas dentro de un lugar donde la supervivencia se hacía incierta.

Tras un rato largo el tiempo empezó a ralentizarse hasta correr de una forma normal. Ronin estaba tumbado en el suelo durmiendo malamente cuando unas voces se colaron por la franja de la puerta. Tanto Light como yo nos acercamos a la puerta y pegamos nuestros oídos a la piedra. No hizo falta más que unos instantes para darnos cuenta de que allí fuera se estaba llevando a cabo una pelea.

¿¡Qué demonios está pasando!? ¿¡Quién…!? ―gritó Ronin tratando de hacerse oír.

¿Ronin? ―quiso confirmar una voz femenina.

Sí, yo…

¡¡Quédate ahí!! ¡No… te muevas! ―ordenó―. ¡¡Él no ha tomado la Prueba!! ¡¡No le dejes entrar!! ¡Nunca… abras… la… puerta!

Pero…

¡¡Obedece! ¡Ellos ya…!

Todos los sonidos cesaron de golpe tras un grito desgarrador. Uno que supuso el fin de su vida. Las esperanzas de sobrevivir de Ronin caían en picado.

El aprendiz se acercó al portón en busca de cualquier pista de lo que les había ocurrido, si un charco de sangre se deslizaría bajo la puerta.

No ocurrió nada.

Eran sólo tres. Una Maestra y dos aprendices. Ellos acudían por primera vez al Templo. Se suponía que no había ningún peligro. Que no iban a morir.


Ronin comenzó a golpear la puerta desesperado como nunca había visto antes. Estaba presa del pánico, y su futuro era más que incierto. ¿Cual era el desenlace?

No pude saberlo. El recuerdo terminó devolviéndonos a la realidad.

Ha sido espantoso ―afirmé con pesar.

Cómo lo comprendo.

Observé a Light con curiosidad por unos instantes, estuve a punto de preguntarle sobre sus últimas palabras, sin embargo el propio aprendiz intervino en aquel instante.

Llevamos mucho tiempo aquí, creo que deberíamos marcharnos. Ya he tenido suficientes recuerdos por hoy —admitió.

Asentí con la cabeza incómodo. No había entendido gran cosa sobre Aaron, pero sí sobre su modo de actuar. Era implacable, y una vez marcaba un objetivo no lo dejaba escapar por nada del mundo.

Parece que hay más recuerdos, podemos venir a visitarlos en otro momento ―ofrecí esperando que Light volviese a acompañarme al Santuario en el futuro.

Los dos nos dirigimos hacia la salida. Sin embargo me detuve en seco en el Hall, el lugar donde Ronin había estado encerrado.

Y decir que este lugar albergaba tanto dolor…

Empujé el portón haciendo que la luz de la Necrópolis golpease nuestros ojos de lleno. Me costó un poco habituarme a la claridad, pero cuando lo hice me interné directamente en el bosque de Llaves Espada.

Dime, ¿te importa que haga una visita a un amigo?

Guié por el sendero rodeado por viejas y oxidadas armas a Light hasta alcanzar una en concreto, una Llave Espada modelo “Examinadora” que mantenía un buen aspecto, lo que indicaba que no era muy vieja.

Te presento a Ivan Kit ―sonreí con tristeza mientras me agachaba junto al arma. Alrededor de la llave espada había varios ramos de flores marchitos que yo mismo había ido llevando. Recogí el ramo―. Fue desertor de la Orden de la Llave Espada. Decidió alejarse de nuestras guerras, también era el aprendiz con la magia más poderosa.

Cogí el amuleto que me había servido como Nexo D con Ivan hasta ahora y lo miré con tristeza antes de colgarlo en la Llave Espada.

Murió por una enfermedad que ni la magia podía curar ―expliqué brevemente―. También fue la única persona que Alexander apreció de verdad antes de que yo le matase y… Robase su identidad ―bajé la mirada avergonzado.
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Re: [Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Notapor Light » Dom Nov 29, 2015 6:59 pm

A ambos les parecía bien abandonar el templo y dejar los recuerdos restantes para otro día. No confirmaron la teoría de que Aaron era el asesino de los aprendices, pero… si recordaba lo que le dijo una compañera en realidad tenía la certeza absoluta de que lo había hecho él. La misma Fátima se lo había asegurado hace unos días:

¿Has estado en el Santuario de la Reminiscencia? Ese tipo aparecía en los recuerdos de Ronin. Es un monstruo. Se suponía que estaba muerto”.

Abrieron las puertas de la salida, las mismas que Ronin había bloqueado en el último recuerdo, y abandonaron el templo. Fue en ese momento cuando Ragun le hizo una pregunta.

Dime, ¿te importa que haga una visita a un amigo?

En absoluto ―contestó de inmediato. Si se trataba de visitar a un amigo en ese lugar se imaginaba que sería un difunto.

Se limitó a seguirle y avanzó con él por las hileras de armas abandonadas. Se detuvieron delante de una llave con el llavero “Examinadora”. No tenía tanto polvo como las demás, así que asumió que la habían colocado allí recientemente. Además, varios ramos de flores yacían cerca de la espada.

Te presento a Ivan Kit ―dijo sonriente, algo triste, y se agachó junto al arma―. Fue desertor de la Orden de la Llave Espada. Decidió alejarse de nuestras guerras, también era el aprendiz con la magia más poderosa.

Oí hablar de él, pero nunca he tenido el gusto de conocerle. Lo siento. ―Se agachó también para observar mejor la espada―. Si mi memoria no me falla creo que era uno de los más veteranos. Es una pena… ―comentó, triste―. Tenemos que vivir la vida al máximo, disfrutarla. Nunca se sabe cuándo nos iremos al otro barrio.

Entonces, Ragun colgó un amuleto en el arma de su amigo. Aquello le recordó inevitablemente al momento en que Kaminari colocó un objeto en la llave de Nanami. Resultaba normal que los seres queridos de los fallecidos dejaran ahí fotografías, amuletos, flores y otros objetos.

Murió por una enfermedad que ni la magia podía curar. También fue la única persona que Alexander apreció de verdad antes de que yo le matase y… Robase su identidad

¿Alexander? ¿Quién es? ―preguntaba, mirándole con incredulidad―. ¿Por qué... hiciste eso, a qué te refieres? ―No conocía nada de su historia (salvo que era un Sincorazón), pero estaba dispuesto a escucharla hasta el final.

Después de atender, y quizás tras dar su opinión, añadió:

Curioso. ―Se irguió―. Siempre he odiado los Sincorazón… pero los humanos muchas veces nos comportamos como ellos, o peor. No soy mejor que tú. Sin ir más lejos yo maté con mis propias manos a una persona para salvarme el pellejo: la mujer más noble que he conocido ―confesó, agachando la cabeza y ensombreciendo el rostro. En ese momento se planteó decirle el nombre de la asesinada―. Hisa Wix ―pronunció con la voz temblorosa: sabía que a Ragun le tenía que sonar ese nombre a la fuerza. No se imaginaba su reacción―. Curioso, ¿verdad? Ya estuve a punto de matarla el día que fuimos a Bastión Hueco por primera vez. No aprendí la lección y acabé manchándome las manos en esta guerra ―afirmó―. El deseo de la Guardiana era morir, pero aun así nunca podré olvidar lo que hice. Ni perdonarme. Ella… no lo merecía. ―Alzó la cabeza, mirando al cielo encapotado. Se le humedecieron los ojos.

»He buscado desesperadamente la forma de traerla de vuelta, con su corazón. ―Quizás para enmendar su error, o puede que por compasión. Más bien ambas cosas―. Y ya no tengo que hacer nada. Me alegro tanto que haya vuelto Iwashi… ―dijo, tras una breve pausa, con un hilillo de voz.
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Re: [Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Notapor Sombra » Dom Nov 29, 2015 7:03 pm

¿Alexander? ¿Quién es? ―preguntó el aprendiz sin entender a qué me refería―. ¿Por qué... hiciste eso, a qué te refieres?

No siempre tuve aspecto humano como podrás imaginar ―comencé a relatar―. Antes era como cualquier sincorazón purasangre, devoraba corazones a placer porque no podía hacer nada más. No tenía otra alternativa y… Devorar un corazón era lo único que me hacía sentir vivo ―expliqué.

>>Alexander era un niño de doce años. Entrenado como un asesino por su padre y una especie de organización que llegó de un mundo que ellos mismos destruyeron por su propio ego. Alexander había sido mejorado genéticamente, o algo parecido tras haber pasado por cirugía y varios experimentos, convirtiéndolo en un humano que prácticamente era un sincorazón.

Hice una breve pausa y alcé mi mirada al cielo.

Ese chaval llegó al Mundo Inexistente, mi hogar… Y yo lo maté, devoré su corazón. Sin embargo debido a que su cuerpo y corazón eran casi como alguien de mi raza simplemente lo asimilé. Me convertí en un humano tras eso, o al menos por fuera lo parezco.

>>Sus recuerdos, su corazón y su cuerpo. Todo eso es parte de mí ahora. Al principio padecía trastorno de doble personalidad por culpa de eso. Creía que realmente había “alguien más” dentro de mí… Pero ahora comprendo que era yo todo el rato, que no era capaz de afrontar que Alexander y yo somos uno.

Hubo unos segundos de silencio por parte del aprendiz asimilando lo que le había dicho.

Curioso. ―comentó mientras se ponía en pie―. Siempre he odiado los Sincorazón… pero los humanos muchas veces nos comportamos como ellos, o peor. No soy mejor que tú. Sin ir más lejos yo maté con mis propias manos a una persona para salvarme el pellejo: la mujer más noble que he conocido ―El aprendiz parecía triste. Hice una mueca de desconcierto sin entender a quien podría referirse pues siquiera sospechaba lo que había hecho―. Hisa Wix ―nombró.

Abrí los ojos como platos sin poder gesticular palabra.

Curioso, ¿verdad? Ya estuve a punto de matarla el día que fuimos a Bastión Hueco por primera vez. No aprendí la lección y acabé manchándome las manos en esta guerra ―admitió―. El deseo de la Guardiana era morir, pero aun así nunca podré olvidar lo que hice. Ni perdonarme. Ella… no lo merecía.

»He buscado desesperadamente la forma de traerla de vuelta, con su corazón. Y ya no tengo que hacer nada. Me alegro tanto que haya vuelto Iwashi… ―cada vez le costaba más hablar.

No podía decir que me agradase su confesión, pero que admitiese lo que había hecho y mostrase su arrepentimiento ya era bastante… Además, en aquel momento estábamos en guerra. Yo mismo había estado a punto de vender el alma de varios aprendices al Dios del Inframundo. Era una suerte que mis planes se hubiesen truncado, no había llegado a mancharme las manos en aquella guerra.

Quizás tú fuiste la clave para hacerla volver. Ella estuvo mucho tiempo buscando su corazón… Y en Bastión Hueco nadie pudo ayudarla, por desgracia ―agaché la mirada avergonzado.

Yo también había luchado contra Hisa Wix aquel día, la habíamos sanado utilizando pociones para evitar así su muerte. La habíamos encadenado a la vida de forma forzosa pese a su deseo de morir. Quizás al final habíamos sido unos egoístas que creían que hacían lo correcto. Ella había querido morir.

No había tenido ocasión de hablar con ella, con Iwashi... Pero tampoco sentía la necesidad de hacerlo. No comprendía lo que eran los Incorpóreos y como recuperaban su corazón. Tampoco había tenido tanto contacto con Wix como para ir a junto Iwashi con toda la cara del mundo... Y aunque la guerra era historia... Algo en mí no me dejaba ver a Ronin y a los otros como aliados. Las heridas de la guerra seguían presentes, todavía tardarían en sanar del todo, pero al menos era capaz de actuar con normalidad ante ellos.
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Re: [Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Notapor Nell » Lun Nov 30, 2015 2:20 am

Los dos aprendices, a causa de lo que acababan de vivir en el templo, salieron de él sin prestar atención a su alrededor. Ninguno se dio cuenta de que Ronin había desaparecido, puesto que teóricamente iba a quedarse esperándoles allí. Charlaron sobre sus experiencias y se encaminaron hacia el cementerio.

Al rato, tras hablar frente a la tumba de Kit, notaron que alguien les ponía una mano en el hombro a cada uno. Al girarse, se encontraron con Iwashi.

Hablando de la Reina de Roma...

A Ronin le surgió una urgencia y me pidió que viniera a buscaros. ―Hablaba con naturalidad, aunque el rencuentro con ambos tendría que haber sido tenso. Tanto si se dio cuenta como si no, retiró las manos de sus hombros―. ¿Habéis aprendido algo del templo?

Escuchó con atención lo que quisieron contarle. No mencionó nada de la anterior conversación que mantuvieron los chicos, aunque debía de haber estado lo suficiente cerca como para captar algunas cosas. Cuando terminaron se les quedó mirando, con una expresión satisfecha.

Me alegra ver que os lleváis tan bien. Sobre todo después de estos últimos años tan horribles… ―Dudó un momento, antes de plantear lo que le rondaba por la cabeza―. ¿Por qué no queréis preguntarme por Hisa Wix? Entiendo que Ragun no confíe todavía demasiado de una Maestra de Tierra de Partida, pero, ¿qué hay de ti? ―le increpó a Light.

Mientras el aprendiz luminoso asimilaba que le hubiera reprochado no ser más directo, Iwashi aprovechó para hablar con Ragun (le hubiera dicho este algo o no):

Ya me ha dicho Ronin que estás ayudando en la reconstrucción del castillo. Te lo agradezco mucho, ha quedado hecho un desastre. ¿Y no fuiste tú uno de los aprendices que se quedó en la entrada para defenderlo? Debió de ser muy duro. Supongo que muchas cosas habrán cambiado para ti después de tres años, pero está bien que no lanzaras pociones a ninguno de esos sincorazones. La compasión solo es digna de quien podría también sentirla. Eso solía decir mi Maestra.

A continuación, esperaría a que Light se decidiera para darle la respuesta que necesitaba:

Light, no sé si esto aliviará tu corazón, pero deberías saber que ella habría muerto de todas formas ―le confesó Iwashi―. El veneno que os suministró no era mortal, pero tenía otro que sí lo era. Lo ingirió ella misma e incluso se lo dio a los aprendices de Bastión Hueco. No quería salir con vida de allí, pero sobre todo no quería que lo averiguarais. Aquella noche la victoria tendría que haber sido vuestra. Lamento que todo acabara así y que haya pesado en ti durante tanto tiempo.

Echó una ojeada a la tumba frente a la que se hallaban, pero no preguntó a quién pertenecía. En su lugar, quiso dar por finalizada la excursión.

Ya va siendo hora de que volvamos a casa. Le contaré a Ronin que lo habéis hecho muy bien.

Les dio la espalda, lista para partir.
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Re: [Necrópolis de la llave espada] Aprendiendo del pasado

Notapor Light » Lun Nov 30, 2015 2:28 am

Escuchó con atención la historia de Ragun antes de desvelar su crimen. Se le revolvió el estómago al recordar que era un Sincorazón, algo que descubrió en el naufragio. Y todo lo que dijo de Alexander… no sabía qué decir, le parecía simple y llanamente espantoso. Se arrepintió de haberle preguntado.

Ragun no era un humano: era un monstruo en el fondo, uno que había matado a otra persona ―en ese sentido se parecían―. Y aun así no se llevaban tan mal, a pesar de que el chico de Bastión Hueco representaba para él aquello que detestaba (la Oscuridad). Curioso.

Le costaba tanto creer su historia…

Le contó lo que sucedió con Wix en aquella ópera. Estaba seguro de que le golpearía como Axel, o al menos le odiaría. Después de todo había sido una integrante de su bando, una compañera, alguien con quien podía haber forjado alguna amistad.

Sin embargo no fue así.

Quizás tú fuiste la clave para hacerla volver. ―Light le miró, incrédulo, sorprendido por su respuesta―. Ella estuvo mucho tiempo buscando su corazón… Y en Bastión Hueco nadie pudo ayudarla, por desgracia

Volvió a agachar la cabeza y tragó la saliva. No le contestó.

Entonces… notó que alguien posaba la mano sobre su hombro. Quizás se trataba de Ronin…

Pues no. Light se quedó paralizado tras descubrir la identidad de la persona que se encontraba detrás de ellos: Iwashi. Abrió los ojos un poco y se puso lívido. Su rostro reflejaba clara tensión e incredulidad por motivos obvios. ¿Les habría escuchado hablar de Wix?

A Ronin le surgió una urgencia y me pidió que viniera a buscaros. ―explicó, y retiró las manos de los hombros―. ¿Habéis aprendido algo del templo?

Sí… ―contestó sin mucho ánimo, desviando la mirada.

Me alegra ver que os lleváis tan bien. Sobre todo después de estos últimos años tan horribles… ―Iwashi dudó antes de seguir hablando―. ¿Por qué no queréis preguntarme por Hisa Wix? Entiendo que Ragun no confíe todavía demasiado de una Maestra de Tierra de Partida, pero, ¿qué hay de ti? ―Se refería a él, a Light.

Light apretó los dientes y los puños. ¿Por qué no preguntaba? Quizás... ¿Porque no había reunido el suficiente valor todavía? ¿Porque cada vez que la veía recordaba su crimen y se achantaba? Joder, él la había matado con sus propias manos, ¿qué demonios podía preguntar?

No eran la misma persona, lo sabía, pero se parecían tanto… que no podía evitar recordarla.

Permaneció en silencio y no se metió en su conversación con Ragun. No se manifestó, pero seguía agradeciendo la presencia de Bastión Hueco en el Castillo del Olvido: sin ellos seguramente hubieran muerto. Y también reconocía los esfuerzos del chico para arreglar su hogar, por supuesto.

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Lo saqué de No voy a llorar, seh


Iwashi seguía esperando su respuesta. Y Light, cansado del silencio incómodo, finalmente se pronunció.

Lo que le pasó fue horrible. Yo… no quería que… ―Negó con la cabeza―. Fue mi culpa que… ―No sabía qué decir.

Light, no sé si esto aliviará tu corazón, pero deberías saber que ella habría muerto de todas formas. ―Light abrió los ojos de golpe, pasmado ―. El veneno que os suministró no era mortal, pero tenía otro que sí lo era. Lo ingirió ella misma e incluso se lo dio a los aprendices de Bastión Hueco. No quería salir con vida de allí, pero sobre todo no quería que lo averiguarais. Aquella noche la victoria tendría que haber sido vuestra. Lamento que todo acabara así y que haya pesado en ti durante tanto tiempo.

¿Qué… estás diciendo? ―balbuceó. Nunca llegó a descubrir lo que pasó con el supuesto veneno mortal. De hecho acababa de enterarse de que éste existía. Volvió a desviar la mirada y, en cuanto digirió la realidad, siguió hablando (con dificultad)―. Yo… Supe de sus intenciones por aquella carta tras el combate. Y la comprendí demasiado bien. ―Él, al igual que Wix, tampoco quiso participar en la guerra.

»Sigo arrepintiéndome de lo que hice, pero gracias por decírmelo. ―Que podría haber muerto de otra manera no le absolvía de su crimen, no le alivió demasiado aquella revelación. Sí que le entristeció aún más―. Es… raro, sé que no eres ella, pero hablar contigo es como si estuviera hablando con Wix, sois clavadas…

Se le había llenado el rostro de lágrimas y temblaba como un flan. Se las secó, ni una lágrima más quería echar. Ya habían sido demasiadas.

«Lo pasado pasado está», concluyó al recordar las palabras del Guía: tenía que dejar de aferrarse al pasado. No podía seguir obsesionado con su muerte.

Se restregó los ojos húmedos con el brazo e hizo un intento de sonreír. ¿En serio había llorado delante de Ragun, su rival? ¿Dónde demonios estaba su orgullo? En aquel momento excepcional en ningún sitio.

Tengo una cosa para ti. ―Se quitó el colgante con forma de sol que había mantenido desde el fallecimiento de Hisa Wix: el símbolo que representaba su crimen―. Era de Hisa. Me ha ayudado a no repetir mi error y a ser una mejor persona. Ahora es tuyo. ―Se lo tendió, quitándose un enorme peso de encima. Al fin había reunido valor para ello.

»Bienvenida a casa ―dijo al fin, con la voz menos quebrada. Mostró una pequeña sonrisa.

Esa mera entrega suponía un antes y un después en su historia, no cabía duda. Nunca olvidaría aquella noche amarga ni a la víctima de esa maldita guerra, pero lo terminaría superando. Sentía que había dado un gran paso para ello.

Tú también eres bienvenido ahora que no hay guerra ―confirmó más animado, dirigiéndose a Ragun―. Hoy hemos aprendido del pasado. Tenemos que asegurarnos de que no vuelvan a suceder cosas tan horribles. No lo permitiré.

»Luchemos juntos contra Aaron.
―Le tendió la mano a Ragun para que la estrecharan. Aquello era sin duda el comienzo de una amistad.

Tocaba ir yendo a Tierra de Partida. En cuanto Iwashi les indicó que iba siendo hora de partir, asintió y empezó a preparar el glider.

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Fin por mi parte. Quizás no sea mi encuentro más brillante (por mi parte, ojo), pero ha sido de mis favoritos por motivos obvios /o/ Y SE ACABÓ EL DRAMA DEL TEMA WIX (?) muchas gracias a Nell sorry por ser pesao XD y a Sombra por hacerlo posible. Nos leemos~
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