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Durante su travesía Nicoxa tuvo unas sensaciones extrañas: pudo notar como si alguien, en algún momento, le hubiera dedicado unas miradas inquietantes. Un escalofrío recorrió su espalda y se dijo que lo más probable era que se tratara de algún gas sospechoso liberado por su amiga.

Al final entraron en una habitación donde lo único que había era un mensaje absurdo. Nico lo miró pero no entendía nada.

—¿Quizás se han equivocado y querían referirse a las rebajas...? Es que sinceramente no entiendo el fuste de esto chicos —comentó algo mosqueada, debido a que no había encontrado apenas nada valioso por el laberinto a pesar del objetivo que se había marcado.

Debían avanzar en otra dirección, así que Nicoxa regresó hasta la barrera que cruzaron con anterioridad y, desde ahí, siguió avanzando hacia el Este.

Cogí aire después de vete tu a saber cuanto rato, cagándome inevitablemente en la puta. No solo había tenido la mala suerte de acabar en un callejón sin salida, el cofre que había intentado abrir me había hechizado, el muy cabrón. El tiempo como petrificación parecía muy diferente del de estar normal, por lo que dudaba del tiempo que el resto llevaba de ventaja.

Con prisa y un poco de malhumor, volví atrás con tal de volver a la sala en la que había hecho aquella prueba de los sobres. Una vez allí, cogería el camino del sur y avanzaría por él hasta tener que cambiar de camino y elegiría entonces el norte; si las fuerzas todavía no me habían fallado seguiría por el norte para finalmente girar hacia el oeste.

Esperaba encontrar pronto la salida de aquel laberinto, o acabaría volviéndome loco con tantos caminos a mi disposición.

La carta había sido la correcta y Saeko se vio capacitada para atravesar la barrera sur de la sala. Bajó y luego volvió a girar, llegando a un punto donde se topó de frente con unas puertas dobles que prefirió ignorar. Ajena a lo que estaba por suceder, la aprendiz optó por continuar un poco más, alcanzando esta vez una nueva habitación en la que se encontró una jugosa Omnipoción. Con la Hierba del Eco, eso ya hacían dos objetos que había conseguido.

Bueno, si me lo regalan no diré que no.

Recogió el frasco y lo guardó, pero antes de poder continuar un extraño humo verde se dirigió a ella a toda velocidad. Sin siquiera responder, terminó petrificada.

****

¿Cuánto tiempo había pasado? Saeko no tenía ni idea, y tampoco es que le importara mucho: seguía allí atrapada. Observó por inercia a Light, que estaba a su lado, y abrió los ojos como platos al comprobar su aspecto: con un bigote y las mejillas pintadas. Frunció el ceño y dio un paso atrás, preocupada por lo que se le pasaba por la cabeza al aprendiz. Esperó a que prosiguiera y rebuscó los objetos que había encontrado, cerciorándose de que, en efecto, seguían en su posesión.

Así pues, continuó en la misma dirección que el aprendiz de Tierra de Partida, intentando mantener las distancias con él. La idea de acompañar a alguien así le daba vergüenza. Por último, antes de proseguir, se viró, quizá buscando a alguien que no encontró. ¿Seguiría Saito por allí o...?

No servía de nada comerse la cabeza, así que continuó su marcha.

Atravesaron la barrera sin problemas. Siguieron avanzando hasta dar con otra bifurcación.

- El arquitecto de este laberinto debe de tener muy mala leche - comentó Kairi.

Aquel laberinto le recordaba un poco a las construcciones que solía hacer ella en un conocido juego de ordenador. Recordaba bien cómo los muñequitos se pasaban media hora del juego para ir del dormitorio al jardín o a cualquier otro sitio. Cuando lo ponía a cámara rápida le hacía mucha gracia.

Los tres Aprendices volvieron a ponerse de acuerdo para ir por el camino de Oeste.

Durante el trayecto del grupo, Colibritany notó cómo su amiga Nicoxa le miró momentáneamente de manera sospechosa. La joven decidió no darle demasiada importancia; seguramente le había vuelto a dar un ataque de celos al ser Coli más bella y perfecta.

Siguieron andando hasta que... acabaron en un callejón sin salida. En la pared se mostraba un extraño mensaje pero parecía que ninguno de los presentes sabía interpretarlo.

Ya que no se podía seguir avanzando por allí, el equipo "Bellezasuprema" optó por volver sobre sus pasos y dirigirse hacia el este.

El camino que recorrimos resultó ser inútil, pues al final de él sólo había un extraño mensaje sin ninguna lógica, o al menos yo no fui capaz de comprenderlo:

"NUEVAS TRAMAS: 11 DE DICIEMBRE"

—¿Quizás se han equivocado y querían referirse a las rebajas...? Es que sinceramente no entiendo el fuste de esto chicos

—A saber —le respondí a la... chica —No parece haber nada aquí, volvamos por nuestros pasos.

Decidio, acompañé a la chica y al resto del grupo en dirección al Este.

—S'en allait tout simplement Routier pauvre et chantant~ En tous chemins, en tous lieux...

Uff, ¡más salas vacías! Por ahí no había nada de interés, ni tesoros, ni nadie. La parte buena era que ni siquiera volví a notar otro chispazo; eso era de agradecer, aunque... en serio, ¿qué había sido?

Con las manos en los bolsillos, eché un vistazo a la habitación en la que me encontraba. Nada que destacar, para variar, sólo múltiples caminos para elegir. Aún canturreando en voz baja, me dirigí al norte sin pensármelo mucho. ¡A ver qué encontraba!

—¿Nuevas tramas? Eso no tiene ningún sentido. ¿Y qué es esa fecha? —murmuré al leer lo que nos habíamos encontrado en aquel camino sin salida.

Los demás empezaron a caminar hacia el Este, por lo que no dudé en seguirlos.

No podía evitar seguir preguntándome hasta que punto era real aquel sueño... Era demasiado real. No sabía explicarlo, pero me asustaba la idea de no salir nunca de aquel laberinto. Ni siquiera teníamos la certeza de que existiese una salida. Era enervante cuanto menos.

Seguí al resto de mi equipo sin rechistar.

Neru, Colibritany, Ragun, Nicoxa & Maya

El Lado Oscuro dejó pasar a Maya por su sala, aplaudiendo su actuación con cara de tonto. La brujita pronto se encontró con el equipo BellezaSuprema, avanzando todos juntos hacia el este donde se toparon con un extraño pasillo en cuyas pareces tenía incrustadas unas misteriosas esferas: seis de ellas, para ser concreto, tres a cada lado y todas menos una numeradas del uno al cinco.

¿Sería buena idea tocarlas? ¿O sería mejor continuar? Más adelante había un camino hacia el norte, o podían continuar hacia el este donde podían ver una barrera de equipo de dos personas.

¿Qué hacer, qué hacer?



Enok

Hacia el este había una sala que resultaba ser un callejón sin salida, una pena. Pero no sería un viaje en vano: en medio de la sala, había un papelito que le sería útil a Enok en el futuro: un vale para la tienda moguri por veinte mil platines. ¡Nada mal!

Ahora debía salir y volver a buscar.




Celeste

¡Otra sala sin salida! Pero con premio, algo es algo: una aguja dorada esperaba a Celeste en el suelo. ¡La piedra no sería nada contra ella!

Por lo demás, debía continuar.




Malik

¡Din, din, din! ¡Respuesta correcta! La puerta frente al altar se abrió, permitiendo que Malik avanzara todavía más hacia el este. Y lo que se encontró fue... un altar. Con las mismas tablillas que antes. Casi se podía decir que había acabado en la sala anterior, pero había una diferencia: la piedra del altar tenía un solo hueco.

Un hueco, un símbolo. La salida podía estar muy cerca. ¿Acertaría con el correcto?




Light, Saeko, Saito, Alec, Freya, Nikolai & Renata

Freya y Nikolai recogieron a Renata por la barrera de equipo, volviendo con ella atrás y avanzando hacia la sala del oeste, el mismo camino por el que iban Light y Saeko, y al que también se unieron Saito y Alec.

Y se encontraron... Un callejón sin salida. ¡Por allí no había salida! Pero sí que había un premio para cada uno, al menos: unos vales para la tienda moguri.

Menos daba una piedra. Ahora, debían continuar.




Simbad

Hoy la cosa iba de salas sin salida, pero con premio incluido. Y en el caso de Simbad, a él le tocó... Unas gafas de sol. Sí, unas simples gafas de sol. Guau.

La suerte parecía haber abandonado al gitano. ¿Conseguiría encontrar el camino correcto?




Watson

A Watson le tocó pasillo, avanzando bastante hacia el norte. Un poquito al norte, un poquito al oeste, y luego todo recto por el norte hasta llegar a una barrera amarilla que ya conocería: no podía cruzarla solo.

O esperaba que su compañero le alcanzara, o tendría que volver atrás.




Kairi, Saxor & Makoto

Pasillos, pasillos. El oeste llevó al trío a una nueva elección de camino, y tenían muchas opciones disponibles. Primero, podían seguir al norte y girar al este, aunque eso les llevaría al mismo pasillo que antes seguramente.

Si continuaban al oeste, encontrarían un triple camino en el que elegir dirección: o seguir oeste, o subir norte, o bajar al sur y luego girar un poco al oeste.

¡Había un poco de todo! Por dónde ir dependía de ellos.




Fátima & Victoria

Las dos chicas tocaron la estatua del loro para examinarla... Y se rompió. ¡Pum! ¡Se la habían cargado! Pero entre el polvo y los escombros, encontraron dos objetos idénticos que les serían muy útiles: unos accesorios. Una Uña de Cuervo para cada una, para ser más exacto.

Nada mal, nada mal. Aunque se habían cargado la estatua. ¡Delincuentes!





Mapa:

Fecha límite: jueves 10 de diciembre a las 22:00

Hay gente muy muy cerquita de una salida, lo dejo caer. ¡Ánimo y suerte~!

Unas... gafas de sol, que recogí y guardé en el bolsillo.

Iba a echarme a llorar. Nada que valiera la pena de nuevo. Esperé que no fuera nada personal del laberinto o algo así. Juro que en realidad no estaba despotricando en contra de él ni quería matar a nadie.

Con un suspiro resignado, me di la vuelta y anduve hacia el norte de nuevo. Con un poco de suerte, emcontraría una encrucijada nueva después de un buen rato.

Pero no fue el caso: me encontré un portal con un 2 flotante y a Watson parado.

Un montón de aprendices habían coincidido en aquel callejón, ¡qué casualidad! Y no fue la única además: cada uno dio con un vale canjeable en la Tienda Moguri, qué afortunados todos ellos.

Light, desorientado, volvió sobre sus pasos. Terminó en una estancia con dos barreras de distintos colores: una con el símbolo menos y otra con el número dos.

—¿Habéis encontrado algo? —preguntó a Malik y Maya—. Nosotros solo hemos encontrado éteres y vales para la tienda. Este laberinto no tiene sentido… —declaró, irritado. Ya podían dar con alguna salida, los tesoros le daban igual.

Cruzó la barrera del menos con sus compañeros. Una prueba tenían que superar para unirse a Malik. Cuatro ranuras y varias tablillas con símbolos a elegir… ¿Qué demonios significaba aquello? El laberinto cada vez tenía menos sentido.

En cuanto le viniera la inspiración divina probaría con una combinación. ¡Ojala fuera la correcta! Tenía que serlo...

Fátima saltó hacia atrás, asustada a su pesar, cuando la estatua cayó destrozada. ¡Pero si apenas la había rozado! Sacudió las manos para despejar la nube de polvo que las había rodeado y farfulló entre toses:

—Menuda mierda de pajarraco.

Cuando pudo ver, se encontró con que había hablado demasiado rápido. Había algo entre los restos.

—¡Una Uña de Cuervo! Ten una—dijo, emocionada, recogiendo uno de los accesorios para sí y tendiéndole el otro a su compañera.

¡Vaya, estaba siendo la caza del tesoro!

Ahora tocaba decidir a dónde ir. Fátima se retorció un mechón de pelo y dijo:

—No sé tú, pero yo me he quedado con curiosidad sobre lo que habría atrás, con el último desvío hacia el sur. ¿Qué te parece?

Primero un par de consumibles, y luego un vale de descuento. Quitando los calambrazos, no estaba nada mal. Al menos su captor era bastante generoso… aunque esperaba que tampoco lo fuese con respecto a las trampas.

Pero lo más importante… ¿Qué hacía tanta gente embutida en una habitación minúscula?

<¡Dios, esto es agobiante!>.

Si algo odiaba más que nada era verse aplastado por una marabunta de personas, empujándole, pisándole, y que apenas le dejaban espacio vital. Cogió aire y se escurrió entre el grupo para salir cuanto antes de allí.

Ya libre y con un poco de aire fresco (tanta gente apretujada desprendía un aroma a sudor que abofeteaba las fosas nasales), siguió por el pasillo desde el que llegó a la habitación, y torció en dirección sur, llegando a una de las partes inexploradas de esa zona.

No, era de esperar. A la tercera tocaba... Tocarme los putos...

Una barrerita con un "2" en medio, que me hacían aumentar las ganas de ir corriendo, arrastrar a Simbad cogiéndole la mano y cruzarlo. Lo miré con asco, hasta mis labios se movieron para poner una cara larga y decepcionada. ¿En serio? ¿Tan pocas cosas? Yo deseaba, con ganas que al cruzar me encontrara con algo chulo. ¡No sé! ¡Me vale una Nave Gumi! ¡Este es mi sueño! ¿Tanto me odia mi subconsciente? ¿En serio?

—Yo creo que necesito las pastillas, nada más despierte...

Gruñí con deseos de asesinar al primero que cruzase e ir con su cadáver a través de la barrera. ¡Pero no! El destino me ama tanto que pone de nuevo a Simbad. Sabiendo él que no quiero matarle, aún.

—Hola de nuevo, ¿tanto me quieres que siempre vuelves a mi?

Spoiler: Mostrar

20.000 platines. Que maravilla. Con esto tendría para comprar algunas cosillas en cualquier tienda. Con una sonrisita muy tierna se guardó el dinero en los bolsillos. Terminó incorporándose suavemente y reanudando el paso.

Avanzó unos pasos hacia la sala que anteriormente había dejado atrás. Esta daba paso a otra serie de caminos. Cuando miró a su derecho vio a lo lejos dos figuras. Se rascó la nuca. No estaba solo. Pero tampoco quería estar acompañado de desconocidos.

Suspiró y terminó avanzando hacia el camino de su izquierda.