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...ven.
>>Azathoth.La sangre que emanaba de sus dedos se extendió con un chasquido, formando caminillos y puentes sobre el vacío; la silueta carmesí se sacudió y latió como si estuviera viva, mientras continuaba creciendo a una velocidad vertiginosa. Alcanzó casi los cuatro pies de longitud cuando finalmente delimitó la familiar figura de una Llave. Y entonces, se disipó.
Detrás de sí dejó el mismo Llavero con el que Xefil había liberado a Jessamine/Némesis. En algunos detalles, como el diseño de algunas partes y el color de otras, se parecía a lo que solía ser su
Danza de la Demencia.
La empuñadura era diferente por completo: era de color gris, redonda, como la de una espada cualquiera; el guardapuño —doble, como el de toda Llave— estaba hecho de una madera tratada, muy brillante, que recordaba a las alas de la Bruja. La hoja, por otro lado, era igual de sencilla que la de la versión pasada: delgada, negra obsidiana, con huecos cortados en el metal para disminuir el peso. La punta era, tal vez, lo más difícil de explicar: la llave poseía un filo circular, adherido al cuerpo por medio de una pieza carmesí en forma de “V” con un engranaje en su centro. Y encima del filo, sujetos a la nada, colgaban cinco afilados cristales del mismo color rojo, iguales a la versión en miniatura que colgaba del llavero.
Lo único decepcionante era que no podía dividirse en dos dagas, pensó Xefil. Pero bueno, al fin y al cabo, ya tenía otras dos metidas en el cinturón —o en el suelo—; no era como si se tratara de una gran pérdida.
El joven sonrió levemente, orgulloso de haber encontrado una fuerza renovada en su interior. Despegó sus ojos de su nueva arma y los dirigió al frente, donde Lanza Infalible todavía esperaba con su arma en alto. Keiko se hallaba en el suelo, derrotada; pero a parte de una herida en su mano, la cual Xefil no alcanzaba a distinguir bien, la Aprendiza parecía estar relativamente a salvo. Haber terminado tan cansada y afligida, al menos, era lo peor que le había ocurrido.
Después vino el disparo. La pistola que Keiko sostenía en su mano sana salió de la nada; la bala tomó por sorpresa a Lanza Infalible, quien apenas logró desviarla con un muy afortunado bloqueo con su hoja. Xefil no desaprovechó la oportunidad que aquello suponía, por lo que se echó a correr en dirección a su enemigo, sujetando a
Azathoth con decisión.
La carne iba a ceder bajo los cristales como si fuera mantequilla.
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Jaque Mate.Keiko hizo su declaración triunfante y Xefil separó su nueva arma de la espalda de su enemigo. Ni siquiera había alcanzado a hacer contacto, se había detenido a sólo un par de pulgadas cuando contempló cómo la Llave-Espada de Kei se hundía con fuerza en el pecho de Lanza Infalible. El mercenario fue empujado hacia atrás y casi al instante empezó a ahogarse, por lo que clavarle cinco espinas en la espalda bien podría haber sido un golpe letal.
Y no sabía si estaba listo para eso todavía…
Xefil se hizo para atrás, intentando él también regularizar su respiración. Se limpió la sangre de la cara con su guante, a la par que Lanza Infalible intentaba decirle algo a Keiko. Todavía tosía entre palabras y sus amplias bocanadas producían un —extrañamente agradable— silbido; se había doblado hacia adelante y tenía una mano sobre la herida. ¿Era posible que Keiko le hubiera roto alguna costilla o el esternón? Por alguna razón, su otra mano estaba puesta sobre su oído.
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Mierda.Antes de que Xefil corrigiera la situación y le arrebatara el teléfono al enemigo, éste se metió la mano al bolsillo y sacó una pequeña granada de impacto. Por reflejo, el joven se cubrió el rostro con un brazo y detuvo su avance; pero en lugar del destello y la explosión que esperaba, sólo hubo un montón de humo.
Una bomba de humo, gracias al cielo. Menos mal que no se trataba de ningún ataque suicida. No podía importarle menos que el oponente hubiera desaparecido cuando por un segundo había considerado la posibilidad de estallar en pedazos.
Keiko se dejó caer el suelo; no pudo verla con claridad, pero Xefil siguió el sonido que su Llave-Espada había hecho al rebotar contra el suelo. No la tenía más que a unos pies de distancia, pero el humo era tan denso que ver más allá de tres metros era prácticamente imposible.
Dejó salir un suspiro, indicándole tanto su presencia como su alivio.
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Vaan… lo siento… es mi culpa… por mi culpa… —se excusó la chica, encogiéndose más en su sitio. La voz le temblaba, como si estuviera a nada de echarse a llorar.
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¿Esto? —se llevó la mano al párpado. Seguía sangrando, pero parecía ser menos que antes—.
He tenido peores. Um… tacha eso, no sé si he tenido peores, pero he visto peores. A este tío le arrancaron un brazo y a una amiga la abrieron por la mitad como si fuera un...Probablemente no era el mejor momento para discutirlo.
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B-bueno, eh… nada que una Poción no arregle. Y de todas formas, ¿sabías que los párpados poseen increíble capacidad de regeneración? No necesitan suturarse; de hecho, lo empeora. Es mejor dejarlos en paz y no dejan cicatriz.Sonrió; por primera vez en los dos días anteriores, de forma sincera. Si aquello y un montón de datos innecesarios podían hacer sentir mejor a Keiko, entonces lo haría sin rechistar. Lo menos que quería era que la chica se sintiera culpable cuando, en realidad, debía sentirse orgullosa.
Si no fuera por la situación que se les había presentado, Xefil no habría reutilizado sus dones. ¡Y ahora tenía un nuevo llavero!
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Sé que… no tengo derecho… pero… ¿quién eres realmente? ¿Por qué conoces la existencia de la Llave Espada?El chico parpadeó varias veces, intentando asimilar el impacto de la pregunta. Uf, ¿qué iba a decirle? ¿Tenía que explicarle… cuánto? Probablemente sería bueno no mencionar a Hikaru, y probablemente tampoco a ningún Aprendiz. ¿Podía empezar con su mundo de origen? No, no era importante… Tal vez si le decía una misión importante en la que hubiera participado… ¿Cortés? ¿Ahren?
Ah. La simplicidad siempre era mejor.
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Xefil. Y eh... —levantó a
Azathoth, para que Keiko pudiera verla y entender que el arma era del mismo tipo que la de ella—.
Kazuki solía entrenarme.
>>Um… solía tener una vaca gigante que volaba…. pero ya no. Y… yo fui el sujeto del disco de Abraxas, si eso tiene sentido para ti.... También me colgaba de cabeza por los pasillos de Tierra de Partida de vez en cuando.