por Light » Vie May 13, 2016 12:02 am
Light alucinó cuando escuchó sobre la habilidad Mímico de Ragun. La capacidad de poder copiar cualquier técnica… resultaba difícil de creer que alguien fuera capaz de eso. Sin duda aquel chaval era una caja de sorpresas.
Respecto a las cadenas, le expuso su teoría, que podía ser cierta o no. No estaba seguro de que llevara razón. Comprendió que debió resultarle angustiante experimentar la sensación de peligro en su propio hogar. Donde pasaba la mayor parte de su tiempo, donde dormía y entrenaba.
—Y tú… ¿Has conseguido alguna pista sobre el paradero de tu familia?
—Qué va. Ahora que no hay guerra pude visitar la casa de mis padres en Bastión Hueco… y no quedaba nada. —La encontró completamente en ruinas. Pudo llegar a deducir que se había incendiado… ¿Pero con qué razón? Quizás había sido un Sincorazón, u otra cosa…
Lo que sucedió a continuación le pilló por sorpresa. Ragun… estaba llorando. Sabía que el alcohol podía hacer más sensibles a quienes lo ingerían, pero tratándose de él…
Enarcó una ceja, ¿acaso estaba burlándose de él?
—¡Es que es tan triste! Tanto tiempo buscándolos que…
—Tampoco es para tanto, supongo que ya estoy acostumbrado a no tener noticias. —Le dio unas palmaditas en el hombro, haciendo un pequeño esfuerzo por sonreír. Prefería pensar lo menos posible en ellos, porque se imaginaba la posibilidad de que estuvieran muertos (y por ende que nunca llegaría a verles ni siquiera) y se deprimía.
Ingirió todo lo que quedaba en su jarra y le pidió al barman que le sirviera un vaso de agua. Ya había bebido lo suyo de alcohol, una cantidad moderada, y no quería acabar por los suelos… como Ragun, más o menos.
Ragun estaba mal. Realmente mal. Sus movimientos eran torpes y, bueno, se encontraba borracho, aunque eso saltaba a la vista. No sería capaz de llegar por sí solo a Bastión Hueco, al menos en ese estado.
Los dos estaban llamando bastante la atención, cabía decir.
Light notó en aquel momento que alguien le tocaba el hombro. Se volteó, sin imaginarse que la persona situada tras su espalda —un corsario fortachón, alto y calvo— le asestaría un puñetazo en la mejilla. No lo esquivó.
Fue lo suficientemente poderoso como para arrojarle del asiento. No tardaron en escucharse exclamaciones de sorpresa por parte de los testigos del golpe. Light, a pesar de que no comprendía por qué le había atacado, no dudó en responder con otro potente gancho que derribó a su atacante. Había logrado romperle la nariz.
—¡Pelea! ¡Pelea! —vociferaban varios individuos.
«Pero qué coño», se llevó la mano a la mejilla enrojecida.
No entendía del todo lo que estaba pasando, pero una panda de tres piratas armados se acercaban a él mientras le fulminaban con la mirada. Claramente no tenían buenas intenciones. El aprendiz intuyó que eran enemigos suyos, pero no les recordaba… ¿Quizás les había hecho algo durante aquella noche de borrachera con Hana…?
Uno de los corsarios, bastante ebrio, cogió una silla y la arrojó hacia él. Por suerte, Light fue capaz de echarse a un lado y esquivarla.
—¡Si queréis pelea iros fuera! —exclamó el barman, de muy mal humor.
El aprendiz cogió a Ragun del brazo, con fuerza, deteniéndole en el caso de que se dispusiera a golpear a alguno de los piratas atacantes. No iban a continuar con una batalla que no llevaba a ninguna parte.
—¡Vamos! —No iba a replantearse su decisión.
Y salieron de la taberna, aunque Light tuviera que arrastrar a Ragun si no le quedaba otra. Tenía fuerza de sobra para lograrlo.
—¡Joder! ¡Ya empezamos! —exclamó mientras ponía los pies en polvorosa (sujetando o no a Ragun), alejándose cada vez más de la taberna. Light siempre acababa huyendo de alguien, ya fueran piratas o Villanos Finales, estaba destinado a meterse en líos—. ¡Solo corre!
Un par de disparos fallidos se hicieron oír, alertándole. Se giró un momento y apretó los dientes. Los tiros procedían de las armas de fuego de los corsarios que en ese preciso instante estaban persiguiéndoles. Por suerte no eran tan veloces como ellos.