Página 1 de 3

[Tierra de Partida] Penúltima parada

NotaPublicado: Mié May 24, 2017 2:27 am
por Suzume Mizuno
Spoiler: Mostrar
Cronología:

Simbad: Pasajes Oscuros -> Este encuentro

Fátima: Pasajes Oscuros -> Este encuentro



Ha sido una misión difícil para todos. Eso es indiscutible —dijo Ryota, que interrumpió a Simbad antes de que pudiera continuar—. Simbad tiene razón en una cosa: No es tu culpa, y el resto de Maestros opinamos lo mismo. Te has desenvuelto a la perfección, y lo mismo va por el resto de vosotros .—Ryota se volvió hacia Kairi y Simbad—. Habéis trabajado y peleado con valor en un mundo que incluso para nosotros era prácticamente desconocido, en el que los sincorazón atacan en cualquier momento en grandes números... Pero obviamente nadie es perfecto. Aaron contaba con el apoyo de todos los sincorazón de ese mundo y aunque odio admitirlo es mucho más veterano que Ronin y yo.

Fátima no pudo decir nada contra ese argumento. Se retorció un mechón de pelo y respiró hondo varias veces para recuperar la compostura. Lyn compartió con ellos un periódico de Ciudad de Paso donde se dejaba caer descaradamente que la responsabilidad era de los Caballeros. Intentó no deprimirse. Sabía que había sido Aaron.

Pero si hubieran conseguido detenerlo…

Fátima no estuvo muy presente durante la reunión, aunque intentó obligarse a lo contrario. Escuchó los planes de los Maestros sobre cómo detener a los Alfas, objetivo que le parecía cuanto menos imposible. Se estremeció al recordarlos dentro de sus horrendas cabinas.

Y ella que había pensado que las pesadillas se acabarían cuando consiguiera olvidar lo sucedido en el Castillo del Olvido…

«¿Crees que ha sido culpa tuya? ¡Debes de ser imbécil si así lo crees! ¡Lo único que has hecho ha sido demostrar la entereza que el resto ha tirado por lo suelos! ¡Y eres lo suficientemente fuerte como para darte cuenta de ello! ¡Tú no has matado a Myriddin! ¡Tú no has despertado a los Alfas!
»¿Quieres un castigo? Mírame a los ojos y prométeme que nadie más va a morir.


Cerró los ojos. Eso sí que sería un buen castigo. Simbad sabía golpear directo en el corazón.

*


Cuando salió de la reunión, se dirigió hacia los jardines y silbó una tonadilla repetitiva. Sonrió, cansada, al ver salir a Harun de unos arbustos con los morros manchados de sangre.

Te vas a poner gordo y nos vas a dejar sin pájaros —dijo, ofreciéndole el brazo para que se apoyara en él. Rápidamente se enroscó alrededor de su cuello. De aquí a un año o así ya no podría dejarle, por miedo a que la asfixiara. Pero ahora su calor, su peso e incluso la suavidad de su pelo le resultaron dulces. Le rascó detrás de las orejas—. ¿Vamos a dar un paseo?

A pesar de todo lo que habían hablado, no tenía nada que hacer y no podría quedarse quieta en su habitación, ni tampoco se sentía con fuerzas para entrenar. Quizás bajaría al lago, o se perdería entre las ruinas de la vieja ciudad.

Cualquier cosa con tal de despejarse un poco y disfrutar del sol.

Re: [Tierra de Partida] Penúltima parada

NotaPublicado: Mié May 24, 2017 11:20 pm
por xXOrbOOkXx
Ha sido una misión difícil para todos. Eso es indiscutible —Noté la mano del Maestro Ryota en mi hombro para relajarme, pero eso solo hizo que me alterara más—. Simbad tiene razón en una cosa: No es tu culpa, y el resto de Maestros opinamos lo mismo. Te has desenvuelto a la perfección, y lo mismo va por el resto de vosotros .

Suspiré con los dientes apretados. Me alejé del brazo en mi hombro. No quería que me calmasen. No quería halagos. Quería que todo acabase ya. Que todo hubiese sido un mal sueño. Recordé el Castillo del Olvido. A su lado, aquella última experiencia había sido devastadora.

No arregló el hecho de que hubiéramos salido en los periódicos por la caída del mundo, otra vez. Siempre éramos los Caballeros los que pagábamos por los crímenes de otros. Gruñí, entre enfadado y entristecido. ¿De qué servía ser Caballero si no nos daban el crédito que merecíamos?

Por la libertad. Pero la palabra me sonaba cada vez más vacía.

Me fui, frustrado y arrepentido, con una sola frase golpeándome en la sien: “Somos los más justos los que pagamos por ser los pecadores”. Me la había dicho Myr. Pensé que era muy acertada en ese momento, pero no entendí de verdad su verdadero significado. Mentiría si dijera que no me culpaba por su asesinato.

Salí de la reunión sin mirar a nadie, intentando evadirme de la situación en la que me hallaba. Tenía ganas de vomitar.

Así que decidí perderme. Tierra de Partida era impresionante, con sus ruinas, el lago y sus jardines. En comparación a Bastión Hueco, su fuerza de luz era embriagadora. Luz y oscuridad, al final todo se reducía a eso. Vida y muerte. Las dos caras de una misma moneda. Una pena que a veces cayera de canto.

Sobrevolé el Castillo, pero no encontré ningún saliente seguro en el que posarme y disfrutar de la vista. Encontré al final un pequeño sitio en un rincón de los jardines, sobre un muro. Allí me acomodé en el borde y miré el lago. Respiré profundamente, el aroma a azaleas inundando el aire. Me tapé los brazos y el cuello con lo poco que quedaba intacto de mi ropa. Sin mis tatuajes (que habían desaparecido por el incendio en París) me sentía verdaderamente desnudo.

Escuché pasos, y voces, pero no me inmuté, estaba demasiado ensimismado. Eché en falta el laúd, pero me lo había dejado en Bastión, pero todavía no quería volver. De repente me sentí muy solo.

Re: [Tierra de Partida] Penúltima parada

NotaPublicado: Jue May 25, 2017 5:57 am
por Suzume Mizuno
¿Crees que llegaré a montarte algún día? ¿Me dejarías?

Debía ser toda una experiencia volar a lomos de un dragón, pensó, mientras deshacía el glider y echaba a caminar hacia el lago. Su visión siempre la calmaba, aunque ahora la hacía sentir ligeramente culpable porque Leviatán había desaparecido sin que pudieran hacer nada por evitarlo.

Se acercó despacio, sin prisa, cerrando los ojos y aspirando el olor a hierba, a agua y a tierra mojada. El frío viento era agradable, purificador, y el sol le calentaba la piel de una forma tan, tan agradable después de haber estado en Mundo Inexistente…

Costaba pensar que había desaparecido para siempre.

Harun le hizo cosquillas con los bigotes en la mejilla y le tiró de la cara. El dragoncito soltó un gemido de protesta y le dio un suave mordisco en el cuello. Fátima volvió a tirar y se desenredó hasta quedar sobre su hombro, con el lomo formando ondas como si no tuviera espina dorsal.

Le ignoró y se volvió hacia la orilla. Entonces vio a Simbad en la misma. Se quedó quieta y su voz acusadora resonó en su cabeza. Frunció los labios y pensó en marcharse. Pero su figura solitaria la detuvo, con el sentimiento de culpa todavía más grande en la boca del estómago.

Decidió acercarse y si Simbad quería estar solo, cumplir su deseo.

Carraspeó. Como el joven no pareció darse cuenta, llegó a su lado y le tocó con suavidad el hombro.

Simbad… Perdona. ¿Estás…?—Apretó los dientes—. Es una tontería, ya lo sé, preguntar algo así. Solo quería… pedirte perdón por lo de antes. Fue arrogante por mi parte. Lo siento.

Si no contestaba, se marcharía. Todos necesitaban su tiempo para pensar.

Re: [Tierra de Partida] Penúltima parada

NotaPublicado: Jue May 25, 2017 3:26 pm
por xXOrbOOkXx
Estaba agotado. Me dieron ganas de bañarme en el lago al igual que lo hacía en el Sena y hundirme en sus aguas. Hundirme y admirar los azulejos de la luz sobre su superficie y olvidar. Allí abajo no había nada, no sentías nada. Supongo que era lo que me hacía falta en esos momentos.

Escuché gráciles pasos acercarse a mí, pero no hice ningún amago de haberme percatado. Por el ruido de sus pisadas sabía perfectamente quién era. Sonreí para mí mismo. El oído de un músico era excelente.

Fátima se inclinó un poco y tocó mi hombro, con una mano firme y recia por los entrenamientos. Ese era el perfil de la Maestra: firme, dispuesta a luchar a pesar de que todo un mundo hubiera desaparecido. No me podía creer que nunca volvería a pisar el Mundo Inexistente, o Villa Crepúsculo, ya que estaba lamentándome. Keiko sabía bien lo que era perder un hogar.

Giré un tanto la cabeza, mirándola a los ojos, aguantando su mirada. La mujer no hizo amago de sentarse, ni yo la invité. Era alta, de complexión fuerte, con unos ojos castaños que me recordaron al color de las uvas de verano. En el fondo de ellos se podía adivinar miedo, preocupación y un terrible secreto. Aún así su cuerpo seguía tenso, como si estuviera a punto de atacar. La majestuosa criatura en su hombro solo hacía que reforzar aquella impresión.

Siempre me había parecido orgullosa, con carácter. Esperaba que me echara la bronca por estar lamentándome y me pusiera en mi sitio de una vez, por eso lo que me dijo me dejó descolocado.

Simbad… Perdona. ¿Estás…? —Pareció recular, como si una garra le estuviera oprimiendo el pecho—. Es una tontería, ya lo sé, preguntar algo así. Solo quería… pedirte perdón por lo de antes. Fue arrogante por mi parte. Lo siento.

Se refería a los gritos que le había propinado en presencia de los Maestros. Suspiré imperceptiblemente. Le hice un gesto con la cabeza en dirección al hueco en el muro de piedra.

Siéntante —le animé de forma suave. Dejé pasar unos pocos segundos si decidía aceptar—. No necesitas pedirme perdón. Lo que dije fue necesario, pero cruel al fin y al cabo.

Desvié la vista y miré el lago en calma.

»De todas formas, no debería haberte gritado de esa forma —aclaré—. La presión pudo conmigo y por eso soy yo el que debería disculparse, pero no me arrepiento de lo que te dije.

Por una vez estaba diciendo la verdad. Sabía que en ese momento no necesitaba mentir.

Re: [Tierra de Partida] Penúltima parada

NotaPublicado: Lun May 29, 2017 11:19 pm
por Suzume Mizuno
Siéntate —le ofreció. Fátima se sentó con las piernas cruzadas a su lado y Harun bajó hasta su falda, donde ella le rascó la cabeza—. No necesitas pedirme perdón. Lo que dije fue necesario, pero cruel al fin y al cabo.

Fátima se mordió el labio inferior. Podía ser. Pero o iba a cambiar de opinión. Había sido en gran medida su responsabilidad.

Como con Bella. Como en todas las misiones donde ella había sido la Maestra y habían salido mal. Ahora empezaba a comprender la constante frustración de los Maestros e incluso la facilidad con la que Ronin se solía desentender de todo. Era agotador.

De todas formas, no debería haberte gritado de esa forma—añadió Simbad—. [color=BF0000]La presión pudo conmigo y por eso soy yo el que debería disculparse, pero no me arrepiento de lo que te dije.[/color]

Quedemos en que fue… demasiado para los dos. Au.—Sacudió la mano, donde Harun le mordisqueaba un dedo—. En especial para ti.

Para ella… bien, no conocía tanto a Saxor, pero le había dejado una fuerte impresión. Y aunque solo se encontró en un par de ocasiones con Watson, saber que había muerto… Miró al cielo. Y mientras Aaron los torturaba, ella estuvo a punto de ceder. Sus palabras, sus promesas, todavía resonaban sedosas y pegajosas en su oído. La presión del relleno del pecho le dolía como nunca. También lo que no debería tener entre las piernas.

Había estado tan cerca. Incluso si solo fuera una mentira. Estuvo ahí. Podría haber sido diferente. Por supuesto, no se arrepentía de su decisión. Era lo que tenía que hacer. Conseguir un cuerpo femenino a cambio de pactar con Aaron le habría merecido el peor destino posible. Suspiró. Incluso ahora solo seguía pensando en sí misma. A veces le sorprendía lo egoísta que podía llegar a ser.

Miró de reojo a Simbad. Ahora que estaba cerca, y sin oscuridad ni Sincorazón acechando, se dio cuenta de que era bastante más joven de lo que había calculado al principio. Sería cosa de la barba o puede que de la vida que había llevado. Sus ojos fríos, del color de las nubes antes de la tormenta, empezaban a reflejar la misma dureza que todos los Caballeros que quedaban vivos.

Fátima dejó que sus ojos resbalaran hasta el lago. Si solo pudieran seguir en aquel mundo tranquilo para siempre…

¿Alguna vez pensaste que acabaría siendo así? Cuando te uniste a la Orden, quiero decir.—Fátima sonrió de lado con amargura—. Aunque me temí lo peor, porque sabía que me enfrentaría a Sincorazón, nunca se me pasó por la cabeza que existirían monstruos como Aaron. Monstruos que no comprendo. Si fuera un Sincorazón… Pero al final los que más terror dan son los humanos.

Re: [Tierra de Partida] Penúltima parada

NotaPublicado: Mar May 30, 2017 1:46 pm
por xXOrbOOkXx
Fátima no pareció molesta ante mi pequeño discurso, sino más bien insegura. De reojo pude contemplar la duda en su mirada, y me pregunté en qué estaría pensando. Sea lo que fuere, tenía una pizca de anhelo que solo podía clasificar como peligrosa.

Quedemos en que fue… demasiado para los dos. Au. —Apartó la mano cuando su animalillo le mordió—. En especial para ti.

En especial para ti. No pude evitar sonreír sarcástico por un momento, aunque de forma muy leve. Fátima no tenía ni idea, ni idea de lo que era perder a una hermana en tus brazos, de lo que era ver a tus padres arder mientras tú tenías que ocultarte para no correr la misma suerte. ¿Había sido demasiado la misión? Sí. Pero no había sido diferente al resto de mi vida.

Cogí una ramita y comencé a partirla en trozos más pequeños. Así era como me sentía. A trozos.

Apenas había conocido a Saxor. Aquello me dejaba con un vacío en el estómago que todavía pervivía. Era un sentimiento vacuo, pero a la vez incansable. Era como si nunca lo hubiera conocido de verdad, y en esos momentos nunca podría. No tenía nada que ver con lo que pasó con Kazuki. En mi caso solo había visto al fallecido Maestro una vez en mi vida, y antes de unirme a la orden. En parte aquella indiferencia me hacía sentir miserable.

La ramita acabó por pulverizarse en mis manos temblorosas, por lo que la arrojé a la suave hierba.

Watson había sido una historia completamente distinta. Le conocía. No le conocía de vista, o de alguna conversación suelta. Le conocía de verdad. Vi las marcas en su pecho que le había hecho su padre, y vi el verdadero miedo en sus ojos. Puede que sonase duro, pero en parte me alegré de que ya no estuviera en ese mundo. Alguien como él no se merecía tal castigo.

¿Alguna vez pensaste que acabaría siendo así? Cuando te uniste a la Orden, quiero decir —aclaró Fátima. Compuso una sonrisa ladeada, aunque sin pizca de humor—. Aunque me temí lo peor, porque sabía que me enfrentaría a Sincorazón, nunca se me pasó por la cabeza que existirían monstruos como Aaron. Monstruos que no comprendo. Si fuera un Sincorazón… Pero al final los que más terror dan son los humanos.

Recordé el día que Ariasu llegó a mi vida, y de cómo me llevó a la Orden. Fue una oportunidad para mí. Alejarme de toda la angustia de no saber si viviría otro día, de la pobreza, de los recuerdos.

Sabía que no iba a ser un camino de rosas, pero es mejor que lo que tenía en París —respondí al final—. Aquí puedes pelear contra ellos, tienes la oportunidad de luchar. Allí no puedes hacer nada excepto morir.

Dejé unos minutos de silencio en los que analicé sus palabras. Parecía bastante afectada por Aaron, más incluso que yo.

¿Y tú? —le devolví la pregunta—. Y no trates de mostrar fortaleza porque sé ver a través de la mentira. Sé que Aaron te hizo algo antes de que nosotros llegáramos. Y también sé que no te sentó bien —mi tono no fue increpante o agresivo, sino más bien neutro. No estaba en posición de reclamarle nada, y si no quería responder obviamente no la presionaría.

Arranqué otra rama del suelo.

Re: [Tierra de Partida] Penúltima parada

NotaPublicado: Mié May 31, 2017 4:37 pm
por Suzume Mizuno
Sabía que no iba a ser un camino de rosas, pero es mejor que lo que tenía en París —respondió tras pensárselo—. Aquí puedes pelear contra ellos, tienes la oportunidad de luchar. Allí no puedes hacer nada excepto morir.

Fátima no pudo decir nada. No guardaba los recuerdos más felices del mundo de Atlántica, pero había sido un lugar pacífico y amable. Debía dar gracias por aquellas cosas de las que nunca había sido completamente consciente.

¿Y tú? Y no trates de mostrar fortaleza porque sé ver a través de la mentira. Sé que Aaron te hizo algo antes de que nosotros llegáramos. Y también sé que no te sentó bien.

Fátima frunció el ceño y fue a responder con brusquedad, pero se mordió la lengua. ¿Tan transparente era? Y… Simbad no sabía hasta qué punto le había afectado la oferta de Aaron. No tenía modo de saberlo. No era su culpa preguntar. Había sido ella la que había empezado.

Buscó las palabras.

No me hizo nada como tal, si eso es lo que te preocupa. Solo una oferta. Una que me dolió en lo más profundo. No lo entenderías si te lo explicara, pero… por un momento pensé en ceder, porque lo llevo deseando… Bien, desde que hace años.—No recordaba bien desde cuándo se comportaba como una niña. Fue algo que tuvo controlado y consideraba anormal incluso de pequeña. Quizás sus padres o sus hermanos se burlaron de ella. Solo sabía que sobre los ocho años ya solía esconderse para soñar que era una niña o llevaba los trajes de las chicas del pueblo—. Todavía ahora me siento sucia. Haber aceptado me habría… condenado. Pero supongo que los sacerdotes de mi mundo tienen razón cuando dicen que la carne es débil. Lo que no entiendo es cómo lo sabía Aaron… A menos que… Andrei, claro.—Se estremeció. Por supuesto que Andrei terminaría usándolo contra ella. Solo era cuestión de tiempo. Suponía que tenía que dar gracias porque hubiera tardado tanto—. No es justo. Se suponía que ya no tenía que sentirme sucia—dijo con una sonrisa resentida.

Malik la había apoyado tanto y Nadhia también. No era justo que ahora, por unas palabras… Justo cuando había demostrado que era más íntegra, que prefería el honor y la dignidad a su cuerpo. No deberían picarle tanto los ojos.

¿No es estúpido? Darle tantas vueltas cuando Aaron ha matado a gente de los nuestros.

Re: [Tierra de Partida] Penúltima parada

NotaPublicado: Mié May 31, 2017 8:58 pm
por xXOrbOOkXx
Pareció molestarse ante el tono de mi pregunta, pero aún así respondió a mi demanda.

No me hizo nada como tal, si eso es lo que te preocupa. Solo una oferta. Una que me dolió en lo más profundo. No lo entenderías si te lo explicara, pero… por un momento pensé en ceder, porque lo llevo deseando… Bien, desde que hace años.

Lo entendía. Y era clásico de un villano de cuento: prometer aquello que has deseado siempre por… Bueno, Fátima no había entrado en ese detalle en concreto, pero probablemente Aaron la hubiese obligado a unirse a él. Era la eterna lucha sobre lo que debías hacer y lo que querías hacer. Comprendía por qué Fátima estaba tan afectada y admiraba su fortaleza ante la tentación. Yo no hubiera podido rechazar tal oferta.

Todavía ahora me siento sucia —aseguró con voz monocorde—. Haber aceptado me habría… condenado. Pero supongo que los sacerdotes de mi mundo tienen razón cuando dicen que la carne es débil. Lo que no entiendo es cómo lo sabía Aaron… A menos que… Andrei, claro. —La expresión de su rostro cambió bruscamente por un segundo. Fue una mezcla de lucidez y de terror que me dejó la mente en blanco—. No es justo. Se suponía que ya no tenía que sentirme sucia.

Estuve a punto de decirle que la vida no era justa, pero me lo callé. No necesitaba remarcar lo obvio.

La carne es débil, decían los sacerdotes. Nunca me había parado a escuchar un sermón entero, mi odio hacia la iglesia demasiado acérrimo, pero era algo que también decía mi madre. Mi padre asentía entonces y le lanzaba una mirada cómplice. Según ellos, habían tenido una historia de amor sin precedentes, pero cuando crecí un poco me dí cuenta de que mi padre no la había seducido de un mundo de comodidades en un principio por amor. La carne es débil, sí. Era algo que tenía asumido.

Por otra parte Andrei había sido un misterio para mí desde el principio. Apareció en mi vida cuando conocí a Yerai, y desde ese momento había estado buscándole. Me arrepentiré siempre de haberlo hecho. Demostró ser un ser cruel y sin sentimientos, y para añadir tremendamente poderoso. Después de mucho pensarlo, después de haber desechado mis ideales de no convertirme en un asesino, después de haber visto a Myr en el suelo, había decidido que alguien como él debía morir. Aaron incluído.

¿No es estúpido? Darle tantas vueltas cuando Aaron ha matado a gente de los nuestros.

Lo es, pero al fin y al cabo es algo que no se puede evitar, la mente humana es muy retorcida —respondí convencido. Partí un poco más la rama entre mis manos—. Te pondré un ejemplo: Andrei tenía un hermano. No digo “tenía” porque haya muerto, sino porque lo ha perdido del todo. Saavedra le mandaba provisiones para que pudiera sobrevivir, pero cuando se convirtió en lo que es ahora dejó de importarle y se olvidó de él.

»Ese niño, Yerai, que está solo y sin posibilidades de sobrevivir en una ciudad como París, está convencido de que su hermano volverá. —Lancé la ramita y tuve la tentación de escupir al suelo, pero me contuve—. Obviamente cuando paró de enviarle suministros se imaginó que había muerto o estaba desaparecido, pero aún así le oía llorar por las noches, esperando por una noticia suya. No hay nada peor que la incertidumbre, Fátima.

Dejé unos momentos de silencio para que la mujer lo asimilara y pudiera responder. Era la primera vez que se lo contaba a alguien de golpe, y fue como si me hubiese quitado un gran peso de encima, pero a la vez sentía cómo una bola de hierro estaba oprimiéndome la garganta.

Le prometí que buscaría a Saavedra para decirle qué le había pasado. —Fruncí el ceño—. Le encontré por primera vez en la misión de Ciudad de Paso, ¿recuerdas? Parece que haya pasado media vida de eso. Conseguimos meterle en una celda y no sirvió de nada. Dime tú ahora cómo le confieso a Yerai que su hermano no está muerto, pero como si lo estuviera; y mejor que fuera así. Un niño no podría entender eso.

Carraspeé y miré a Fátima a los ojos. Mi expresión se había endurecido, pero al volver al mundo terrenal, al darme cuenta de que estaba pagando mis frustraciones con la chica, revolví la cabeza.

Perdona, no quería echarte un rollo así. Aquella misión también fue muy cabrona, a falta de un mot mejor.

Re: [Tierra de Partida] Penúltima parada

NotaPublicado: Mié May 31, 2017 9:03 pm
por Suzume Mizuno
Lo es, pero al fin y al cabo es algo que no se puede evitar, la mente humana es muy retorcida —Simbad partió una ramita entre las manos y Fátima lo miró de reojo, sin saber bien qué pensar de él. ¿Era un cínico? No había tenido esa impresión con toda su arrogante temeridad en la misión. Claro que desde entonces les habían dado muchos, mucos golpes que quizá hubieran acabado con ese valor terco—. Te pondré un ejemplo: Andrei tenía un hermano. No digo “tenía” porque haya muerto, sino porque lo ha perdido del todo. Saavedra le mandaba provisiones para que pudiera sobrevivir, pero cuando se convirtió en lo que es ahora dejó de importarle y se olvidó de él.

Fátima se quedó de piedra. No supo qué pensar. ¿Andrei tenía… un hermano? ¿Alguien a quien cuidaba? ¿Como un ser humano normal y corriente?

Ese niño, Yerai, que está solo y sin posibilidades de sobrevivir en una ciudad como París, está convencido de que su hermano volverá. Obviamente cuando paró de enviarle suministros se imaginó que había muerto o estaba desaparecido, pero aún así le oía llorar por las noches, esperando por una noticia suya. No hay nada peor que la incertidumbre, Fátima.

Fátima, que por un momento había sentido vértigo y la necesidad de poner distancia entre ella y Simbad, aturdida por la noticia, frunció los labios. Se abrazó a sí misma, intentando contener el sentimiento de asco y vulnerabilidad y cerró los ojos para calmarse.

Le prometí que buscaría a Saavedra para decirle qué le había pasado. —Intentó recordarse que Simbad no sabía nada de Andrei. No podía saberlo, por mucho que ambos fueran de Bastión Hueco. No quería creer que sabían el monstruo al que habían guardado entre sus muros—. Le encontré por primera vez en la misión de Ciudad de Paso, ¿recuerdas? Parece que haya pasado media vida de eso. Conseguimos meterle en una celda y no sirvió de nada. Dime tú ahora cómo le confieso a Yerai que su hermano no está muerto, pero como si lo estuviera; y mejor que fuera así. Un niño no podría entender eso.

Carraspeó y Fátima miró de reojo. Simbad estaba esperando una respuesta, quizás. Parecía que de verdad se preocupaba por ese niño. Fátima intentó no ponerle la cara de Andrei, no pensar que la sangre podía… podía permitirle juzgar a una criatura. Pero fue difícil.

Entonces dile la verdad. Su hermano ha muerto. Si es que alguna vez existió.—Se clavó las uñas en los brazos y apretó los dientes—. Ese niño está mejor sin ese monstruo cerca de él, créeme. Que lo idealice, que piense que tuvo un hermano ejemplar. Eso es mil veces mejor a saber la verdad.

Perdona, no quería echarte un rollo así. Aquella misión también fue muy cabrona, a falta de un mot mejor.

¿Dura?—repitió—. Llevo desde que prácticamente entré a la Orden chocando con Andrei. Una y otra vez. Creó clones de todos nosotros y al mío en particular lo mejoró y se lo quiso quedar como si fuera su… su…—Le tembló la voz. ¿Por qué tenía que dar tanto asco? Sabía que Clío le ocultaba cosas y que había algo extraño entre ella y Andrei y también que no creía que jamás tuviera el valor para preguntar. Pero ya su aspecto hablaba por sí solo y lo despertaba unos sentimientos oscuros que le hubiera encantado poder arrancarse del pecho—. Andrei lleva jugando con nosotros, creyéndose un maldito dios, y ahora… En esa misión... —Se mordió con fuerza el labio y se levantó—. Cuando lo encuentre la próxima vez no fallaré. No de nuevo. Que Andrei esté vivo ha traído demasiadas desgracias, demasiadas muertes. Así que puedes decirle a Yerai con tranquilidad que su hermano ha muerto.

»Casi debería darle las gracias por unirse a Aaron. Lo vuelve todo más fácil.


Harun voló hasta su hombro, pero Fátima no le hizo caso. Hervía de rabia, de impotencia y tenía ganas de vomitar.

Re: [Tierra de Partida] Penúltima parada

NotaPublicado: Mié May 31, 2017 9:07 pm
por xXOrbOOkXx
Es mil veces mejor a saber la verdad. No sabía qué pensar. Supuse que Fátima tenía razón, que Yerai creyese que Andrei no era más que otro Caballero muerto. Yo también lo había pensado, más veces de las que podía recordar. Pero aún así no me atrevía a volver. Era cobarde, desde luego, pero en el fondo quería dejar esa vida atrás. Gédéon estaba mucho mejor sin mí, y Yerai podía apañárselas más o menos solo.

Llevo desde que prácticamente entré a la Orden chocando con Andrei. Una y otra vez. Creó clones de todos nosotros y al mío en particular lo mejoró y se lo quiso quedar como si fuera su… su… —Su mascota. Fátima había adoptado una posición defensiva y su voz que había quebrado. Me sentí miserable por haberle hecho recordarlo.

Andrei la había herido emocionalmente de una manera que no me atrevía ni pensar. Ya no solo por Clío, la copia de Fátima, sino porque su postura, sus músculos tensos y su mirada perdida revelaban que Saavedra le había confrontado directamente. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. Conociéndole, seguramente la hubiera atacado cuando solo era una Aprendiz sin muchas formas para defenderse y… Desvié la mirada.

Andrei lleva jugando con nosotros, creyéndose un maldito dios, y ahora… En esa misión... —Sin mediar palabra se levantó—. Cuando lo encuentre la próxima vez no fallaré. No de nuevo. Que Andrei esté vivo ha traído demasiadas desgracias, demasiadas muertes. Así que puedes decirle a Yerai con tranquilidad que su hermano ha muerto.

Supuse que Fátima iba a marcharse, pero al final no hizo nada. Se quedó mirando el lago, con los músculos tensos y una mirada tormentosa. Desde esa perspectiva debería haberme parecido alguien grandioso y fuerte, tal como era ella, pero dio la apariencia de alguien asustado, como un cervatillo herido.

Siempre me había parecido alta y musculosa, para ser una mujer. No era más alta que yo, pero desde luego no era frágil. En ese momento pareció un castillo a punto de desmoronarse. Yo había provocado aquello. Había sido sin querer, pero no podía evitar sentirme culpable igualmente.

Sin saber cómo afrontar muy bien la situación, decidí levantarme también. El pequeño reptil con el que había llegado profirió un pequeño rugido, aunque no parecía hostil. Desde ese ángulo y a esa distancia Fátima parecía mucho más bajita, pero no menos imponente. Siempre vestía con telas ligeras pero contundentes, y nunca le había visto un brazo desnudo. Eso no impidió que me quitara mi propia chaqueta y se la pusiera sobre sus firmes hombros.

Su criatura gruñó un poco, pero voló grácilmente hasta posarse de nuevo sobre su hombro sobre mi prenda, aunque esta carecía de mangas. En ningún momento hice contacto con su piel, al fin y al cabo no tenía tanta confianza con ella. De hecho no la conocía prácticamente de nada. Sabía que era una guerrera excepcional, una Maestra casi mejor… y que se cubría cuando tenía miedo. El gesto lo había visto también en Ciudad de Paso.

Esperé que mi gabardina la ayudara a protegerse.

Demos un paseo mejor.

Me crucé de brazos. Sin mis tatuajes me sentía desnudo como poco. Si aceptaba, comenzaría a andar. Estaría callado los primeros minutos, para que Fátima pudiese tranquilizarse un poco en los jardines. El olor a azalea se intensificó. Intenté sacar otro tema, alguno que no fuera especialmente traumático, así que familia quedaba descartado, solo por si acaso. Igualmente no sabía exactamente qué plantearle para que se evadiera durante un rato.

Dime, ¿tienes aficiones?

Re: [Tierra de Partida] Penúltima parada

NotaPublicado: Mié May 31, 2017 9:09 pm
por Suzume Mizuno
Cuando Harun saltó de su hombro y Simbad se le acercó por detrás, Fátima dio un pequeño respingo. Todavía más cuando acabó con su chaqueta sin mangas sobre los hombros. Harun volvió a acomodarse en su sitio, examinando con desconfianza a Simbad.

Fátima se volvió hacia Simbad, sorprendida, se ruborizó un poco. Todavía seguía en caliente, pero ese gesto le sirvió para ver lo estúpida que había sido comportándose así delante de él. Ni siquiera se conocían bien, maldita sea, qué hacía montando tales espectáculos…

Se arrebujó en la chaqueta.

Gracias.—Se esforzó por sonreír y comentó con algo de burla—: Eres todo un caballero.

Cada vez que creía que había madurado se demostraba a sí misma que no era así. Le daban ganas de hundirse en el agua para disimular su vergüenza.

Demos un paseo mejor.

Asintió y echó a caminar junto a Simbad. Le dio un golpecito en la nariz a Harun cuando empezó a clavar las garras en los bordes de la chaqueta, lo que le hizo darse cuenta de que no había sido confeccionada para que no tuviera mangas. ¿Las habría cortado él mismo…?

Dime, ¿tienes aficiones?

Fátima pensó que no era un cambio de tema muy elegante, pero en esas circunstancias ella no lo habría hecho mejor.

Antes estaba aprendiendo a tocar el violín, pero con todas las misiones no saco tiempo ni fuerzas. Cocino y me gusta investigar historia con Malik… eh… Mi pareja. También me he dedicado a estudiar sobre invocaciones para crear las mías propias. Ondina nació gracias a eso.—Levantó una mano con el anillo azulado—. Nada muy interesante. ¿Y tú a qué te dedicas, aparte de desgarrar chaquetas? Espero que la persona que te la dio no se enfadara demasiado…

Porque, hasta cierto punto, se notaba que no era de Simbad. No solo era más ancha y larga de lo que debería ser para su cuerpo, sino que parecía de otro estamento social.

Re: [Tierra de Partida] Penúltima parada

NotaPublicado: Mié May 31, 2017 9:11 pm
por xXOrbOOkXx
La chica reaccionó todo lo bien que podía estar alguien tras aquella conversación. Su cabello aleteó en los escasos segundos en los que sus labios se alzaron en una casi inexistente sonrisa. Sonreí a duras penas yo también, y no pude evitar lanzar una sola carcajada sarcástica ante la mención de ser un caballero.

El día se había aclarado lo suficiente. Daba gusto volver a sentir el calor sobre mi piel, y el dulce olor de las flores de primavera. El Mundo Inexistente al lado de aquel paraje parecía un cruel invierno. Sentí una punzada en el corazón y me obligué a no pensar en ello.

Antes estaba aprendiendo a tocar el violín, pero con todas las misiones no saco tiempo ni fuerzas. Cocino y me gusta investigar historia con Malik… eh… Mi pareja. También me he dedicado a estudiar sobre invocaciones para crear las mías propias. Ondina nació gracias a eso. Nada muy interesante.

Alzó su mano derecha, delicada pero recia gracias a las horas de entrenamiento. Su mascota me miró con velada desconfianza, pero no hizo intentos de atacarme. En uno de sus largos dedos reposaba un anillo, un ópalo aguamarina engarzado. Había visto luchar a Ondina, y a lo suficientemente poderosa como para derrotarme en una batalla, con creces además. Igual iba siendo hora de pedirle unos consejos.

En París era músico, y quiero pensar que sigo siéndolo. El laúd es un amante caprichoso, pero siempre vale la pena sacar tiempo para él —expliqué. La música siempre había sido una de mis pasiones—. Quizás podamos intercambiar consejos: música por trucos de magia en combate ¿qué te parece? —le pregunté medio en broma. El ambiente estaba lo suficiente distendido como para permitirme una pequeña pulla.

¿Y tú a qué te dedicas, aparte de desgarrar chaquetas? Espero que la persona que te la dio no se enfadara demasiado…

Estuve a punto de detenerme en seco, pero afortunadamente no lo hice. Carraspeé.

No… debes preocuparte por eso —aclaré desviando la vista—. El hombre que me dejó el abrigo estaba herido y tuve que rasgar la manga para que pudiera taponar su corte. Es un noble de París, le conocí en una misión. Una larga historia.

Era bueno contando historias, pero no quería contar esa todavía. Estaba claro que Fátima no había preguntado con mala intención, pero me había recordado la última misión en La Cité. Nunca la olvidaría, de eso estaba seguro. Y no solo por el asesinato de Frollo con ayuda de Hana, que desde luego era algo para estar orgullosos. Desde ese día el olor a carne y pelo quemado no me resultaba tan desagradable.

Raphaël me besó. Podría fingir que nunca había pasado, pero pasó, y me marcó más de lo que me atrevía a admitir. Me besó, y aquella vez no pude echarle la culpa a la borrachera o poner excusas. Lo hizo porque yo quise. La sensación fue como un latigazo, la adrenalina deslizándose por mi cuerpo a la espera de que alguien nos viese en medio del pasillo y nos condenara para siempre. El hecho de hacer algo de forma consciente que siempre había estado prohibido, algo que se consideraba un verdadero pecado me volvió loco. No tenía nada que ver con mentir, robar o… o matar. No. Ni punto de comparación.

Y lo volvería hacer.

¿Aparte de desgarrar chaquetas y la música? —hice referencia a su última pregunta—. Me gusta leer. En París no teníamos libros al alcance y apenas leía, pero un trovador siempre ha de tener ideas para sus cantares. Las letras en ese aspecto son importantes y Hugo se lleva el premio gordo. Todos los románticos, en realidad.

»Ah sí, Malik. —Asentí tras un rato, distraído—. He cruzado pocas palabras con él, no es alguien que se deje ver demasiado, no sabía que salierais.

Miré de reojo a Fátima y un destello de pena cruzó por mi mirada un momento. También amé una vez, pero en ese momento el sentimiento se hallaba vacío, tanto como el hueco en la vidriera de mi corazón. Por otra parte, ambos eran Caballeros, y ese mismo día habíamos visto las posibles consecuencias de ello. En cualquier momento podíamos morir.

¿No tenéis miedo a veces? —no pude evitar preguntar, aunque la cuestión era muy tonta—. De que uno se vaya de misión un día y no vuelva, me refiero.

Re: [Tierra de Partida] Penúltima parada

NotaPublicado: Mié May 31, 2017 9:23 pm
por Suzume Mizuno
En París era músico, y quiero pensar que sigo siéndolo. El laúd es un amante caprichoso, pero siempre vale la pena sacar tiempo para él —dijo Simbad, no sin cierto orgullo. Ahora le quería sonar que Celeste podría haber comentado algo sobre él, pero no estaba segura…—. Quizás podamos intercambiar consejos: música por trucos de magia en combate ¿qué te parece?

Fátima rió por lo bajo.

Mientras no tengas miedo a destrozarte los oídos, a mi me parece un buen intercambio. Mi aprendiz no es muy… dado a la magia—pensó en Alaric con una mezcla de diversión y frustración—. Y Celeste ya no… viene a entrenar así que…

No podía decir que aprobara su decisión de marcharse a París, por lo que Nanashi le había contado, no en momentos de necesidad como ese, pero esperaba que todo le fuera bien. Miró a Simbad y decidió preguntarle por la chaqueta.

No… debes preocuparte por eso —Simbad de pronto empezó a hablar de forma algo entrecortada, muy poco pero lo suficiente para que Fátima se diera cuenta, y apartó la vista—. El hombre que me dejó el abrigo estaba herido y tuve que rasgar la manga para que pudiera taponar su corte. Es un noble de París, le conocí en una misión. Una larga historia.

Ya veo…

Supuso que se estaba imaginando cosas. Desde lo de Ronin y Ryota había comenzado a hacerse ilusiones y debía controlarse. Seguramente el noble se limitó a darle la chaqueta rota porque tendría muchas más. Y eso era todo. Pero había algo en la expresión a duras penas contenida por Simbad que…

¿Aparte de desgarrar chaquetas y la música? —Cambió de tema—. Me gusta leer. En París no teníamos libros al alcance y apenas leía, pero un trovador siempre ha de tener ideas para sus cantares. Las letras en ese aspecto son importantes y Hugo se lleva el premio gordo. Todos los románticos, en realidad.

Fátima asintió. También le gustaba leer, aunque últimamente… Miró al cielo con algo de sorpresa. ¿Hacía cuánto que no se sentaba a leer? Parecía una eternidad… Antes de lo de Ivan Kit…

Ah sí, Malik. —Dio un pequeño respingo—. He cruzado pocas palabras con él, no es alguien que se deje ver demasiado, no sabía que salierais.

Ah… B-bueno, no lo vamos pregonando. Y sí, Malik se siente algo cohibido porque la mayoría somos jóvenes y suele estar más con los Maestros cuando puede—reconoció con una pequeña sonrisa.

No es que fuera tímido, pero tenía un físico y una mirada imponente. Por suerte, llevaba bien el hecho de que los jóvenes le superaran algunos con rapidez. Decía que era normal. Daba gusto lo comprensivo que era.

En realidad, si no fuera así, dudaba que alguna vez hubieran podido estar juntos…

¿No tenéis miedo a veces? —preguntó de pronto Simbad—. De que uno se vaya de misión un día y no vuelva, me refiero.

Fátima abrió y cerró la boca y la calidez que la había asaltado al pensar en Malik se desvaneció, dejando paso a un puño en el estómago. Simbad parecía tener la habilidad de meter el dedo en las heridas sin ningún problema.

Claro que tenemos miedo. Siempre. En realidad tengo más miedo cuando vamos juntos. Es… peor. Más frustrante. Confío en él, y él en mí pero… Es infinitamente peor. Una vez casi murió —el muy idiota se sacrificó para salvarla en Tebas— y no pude hacer nada. Fueron de los peores momentos de mi vida. Pensé que me moría ahí también.

»Pero no tiene que ver con ser pareja. Pasa con todos los amigos y seres queridos. Es imposible no acabar considerando a los otros Caballeros como tu familia, ¿no? Y al menos… Al menos… Es lo que hemos elegido hacer. La posibilidad me aterroriza pero estamos haciendo lo que nadie más puede hacer. Cada vez creo más que es una causa por la que merece la pena morir para proteger a los demás. Incluso si es lo último que deseo.

»¿Es que nunca has temido por nadie hasta ahora, Simbad?

Re: [Tierra de Partida] Penúltima parada

NotaPublicado: Mié May 31, 2017 9:26 pm
por xXOrbOOkXx
Mientras no tengas miedo a destrozarte los oídos, a mi me parece un buen intercambio. Mi aprendiz no es muy… dado a la magia —respondió Fátima—. Y Celeste ya no… viene a entrenar así que…

No pude evitar parpadear sorprendido. Celeste también había dejado la Orden, aunque era de esperar. Era una chica capaz, pero también impulsiva y era eso lo que le hacía saltar al vacío sin mirar antes. Si había vuelto a París probablemente tuviera a alguien allí. Le deseaba lo mejor.

Claro que tenemos miedo. Siempre. En realidad tengo más miedo cuando vamos juntos. Es… peor. Más frustrante. Confío en él, y él en mí pero… Es infinitamente peor. Una vez casi murió y no pude hacer nada. Fueron de los peores momentos de mi vida. Pensé que me moría ahí también.

Desvié la vista. Sí. Sabía lo que se sentía, y era horrible. Froté mis brazos como si tuviese frío, la ausencia de mis tatuajes más destacable que nunca. Sin ellos me sentía desnudo, desprotegido. Eran una forma de recordarme a mí mismo de que tenía que luchar por mis verdaderos hermanos, y toda la gente a la que quería de corazón.

»Pero no tiene que ver con ser pareja. Pasa con todos los amigos y seres queridos —afirmó—. Es imposible no acabar considerando a los otros Caballeros como tu familia, ¿no? Y al menos… Al menos… Es lo que hemos elegido hacer. La posibilidad me aterroriza pero estamos haciendo lo que nadie más puede hacer. Cada vez creo más que es una causa por la que merece la pena morir para proteger a los demás. Incluso si es lo último que deseo.

»¿Es que nunca has temido por nadie hasta ahora, Simbad?


Sí. Me paré en seco, con la cabeza gacha. Temí por Bavol cuando estuvo a punto de caer por ese puente, temí por Celeste cuando la vi sujetando la máscara. Temí por Jeanne sin conocerla. Temí por Léa, mi primera hermana. En mis brazos me había parecido frágil, pero tenía un fuerte carácter, a juego con sus ojos. Su cabello era larguísimo, y en cuanto enfermó no se lo volví a cortar. Caía a raudales en suaves ondulaciones como el chocolate puro. Temí por ella durante meses, y cuando decidí hacer algo ya era demasiado tarde. Como con Myr.

Me di cuenta de que a mi derecha había un manzano. Tomé impulso y cogí dos manzanas de la rama, una para mí y otra para Fátima si la aceptaba. Comencé a devorarla. Si podía ahogar mis recuerdos a mordiscos, lo haría.

Volví a reemprender la marcha.

Claro —respondí al final con amargura—. Tres de ellas han desaparecido, quizá más, y dos han muerto, ambas delante de mí sin que yo pudiera hacer nada. —Mordí de nuevo la fruta sin mirar a Fátima, solo ahogándome en mis palabras—. A veces me pregunto si luchar por la Orden vale la pena, pero tienes razón: solo nosotros podemos hacerlo.

»Incluso aunque recibamos todas las culpas —mascullé refiriéndome a las noticias la caída de Villa Crepúsculo y el mundo Inexistente, esa aquel mismo día—. “Quizá seamos los más justos, los que pagamos como si fuéramos los pecadores”. Fue algo que me enseñó Watson. Estaba en lo cierto.

Me mordí el interior de la mejilla hasta hacerme sangre. No podía más. Pensaba que había derramado todas las lágrimas y la angustia en la Necrópolis, después de que todo el mundo se hubiera ido, pero me equivocaba.

Respiré profundamente y no derramé ninguna. Miré a Fátima con una sonrisa ladeada, pero sin atisbo de alegría. Me imaginé que la mueca habría resultado hasta macabra, pero debía permanecer fuerte.

Re: [Tierra de Partida] Penúltima parada

NotaPublicado: Mié May 31, 2017 9:31 pm
por Suzume Mizuno
Cogió la manzana que le ofrecía Simbad y le dio un mordisco por educación. No tenía mucha hambre, por dulces y ricas que fueran las frutas de Tierra de Partida.

Claro —respondió Simbad amargamente—. Tres de ellas han desaparecido, quizá más, y dos han muerto, ambas delante de mí sin que yo pudiera hacer nada. —Atacó la manzana con furia, mordiéndola con tal vehemencia que Fátima pensó que se cortaría la lengua si no andaba con cuidado—. A veces me pregunto si luchar por la Orden vale la pena, pero tienes razón: solo nosotros podemos hacerlo. Incluso aunque recibamos todas las culpas “Quizá seamos los más justos, los que pagamos como si fuéramos los pecadores”. Fue algo que me enseñó Watson. Estaba en lo cierto.

Lo siento. Por tus… seres queridos. No debería haber preguntado. Ha sido muy cruel y desconsiderado por mi parte.

Pensó en Ivan Kit y cerró los ojos para calmarse. Fátima continuó caminando a su lado, sin saber bien qué decir o hacer, sintiéndose muy violenta. Si hubieran sido amigos, podría haberlo sacudido y obligado a llorar. Se notaba que lo necesitaba. Pero casi no se conocían y, aún más importante, Simbad era un hombre. Los hombres no lloraban. Bien se lo habían dicho a ella demasiadas veces.

Su sensación se vio reafirmada ante la mueca que le dirigió Simbad, que pretendía ser una sonrisa. Con todo, frunció el ceño y pensó en cómo responder a lo último que había dicho.

Sinceramente, con todo lo que había hecho ella, incluso si los motivos por los que se la odiaba en Ciudad de Paso no tenían nada que ver con sus pecados, consideraba que no era lo que se decía una de esas «justas».

Creo que debería tirar la piedra el que esté exento de culpa. Ninguno de los Caballeros es un santo. O si empieza siéndolo, pronto dejará de serlo. No digo que lo que hacen contra nosotros en Ciudad de Paso sea justo, pero son solo palabras y están condicionados por los Villanos Finales. No dejes que te afecte. No es nada en comparación con cuando Bastión Hueco y Tierra de Partida estaban enfrentados, ¿verdad?—dijo con una sonrisa incómoda, intentando desviar el tema—. Al menos ahora… Ahora podemos apoyarnos unos a otros y no ser las marionetas de Aaron.

Extendió una mano, vaciló, y le dio un apretón en el brazo.

¿De verdad crees que no ha merecido la pena luchar por tu Orden? Incluso… si has perdido gente… Al menos los conociste, ¿no? Al menos yo puedo decir que, incluso con toda la amargura que me ha traído, la Orden me ha hecho feliz.

»Y he conocido a Malik y a tanta gente…Si los pierdo sufriré. Pero al menos les he tenido, incluso si no ha sido perfecto.