Ahora solo podía esperar que funcionara. Solo entonces se alegraría de haber empezado esa locura. Pero no era el momento para dudar de sus habilidades.
Saito procedió tal y como le ordenó mientras ella murmuraba las palabras y veía cómo ambos círculos se extendían. Lo que sucedió a continuación fue rápido, tanto como un rayo. La temperatura se desplomó y Fátima echó un vistazo de reojo hacia el lugar donde estaba su anillo. No parecía que le hubiera afectado. Continuó adelante: detenerse podía ser peligroso.
Saito cayó de rodillas. Fátima se mantuvo en sus trece. Había que llegar hasta el final.
De pronto, el cuerpo de Alice se movió. Pero no se atrevió a suspirar tranquila hasta que pronunció la última palabra y la luz de los círculos se apagó. Solo entonces avanzó hasta ambos, sin saber muy bien a quién atender primero. Saito resolvió sus dudas al caer inconsciente.
Se arrodilló a su lado con rapidez y puso una mano frente a su nariz. Seguía respirando con normalidad. Asintió para sí misma. No debía haber sido fácil para él. Luego miró a Alice —¿por qué habría hecho un cuerpo tan alto?— y le sonrió.
—Esta vez sí: es un placer, Alice.
Le ofreció la mano, todavía sin levantarse, si bien Harun acudía rápidamente a su lado para darle apoyo, y se la estrechó.
No dejó que Alice hiciera nada, al menos no hasta que la revisara. Le pidió que comprobara que podía mover todos los miembros y caminara un poco. Ella, entre tanto, tiró de Saito con ayuda de Harun hasta un rincón donde lo envolvió en un par de mantas. Luego le indicó al dragón que se acostara a su lado para darle calor.
—Vigílalo, ¿de acuerdo?
Harun ronroneó cuando ella le rascó la barbilla. Luego se acercó a Alice, para comprobar cómo se desenvolvía. No pudo evitar quedarse impresionada y bastante satisfecha. No era igual a que naciera uno de sus niños pero ¡por favor!, había sido algo increíble.
—¿Cómo te encuentras? ¿Alguna molestia? No sé cuándo empezarás a sentir tu cuerpo, pero debería ser dentro de poco. Sobre todo cuando vayamos probando más cosas. ¿Puedes sentarte y levantarte sin problemas? Ven, vamos a preparar algún reconstituyente para Saito cuando se despierte.
Empezó a preparar leche y algo de pan mientras estudiaba a Alice con curiosidad, interés y orgullo al mismo tiempo.
—No te preocupes, se despertará en unas horas.
En teoría, claro. Era la primera vez que hacía algo así. Pero Alice no necesitaba preocuparse… de momento.