[Evento Global Final] Un Reino de Luz y Oscuridad

[Drazham]

¿Qué tal lo llevas?

Supongo que bien. No sabría qué decirte.

Y si le hubiese dicho a Nikolai cualquier otra cosa, habría sido una mentira tan grande como la catedral de París. Pero llegados a ese punto, era tontería mostrar dudas. Se había anotado a esa lista, ya no había vuelta atrás. Se había comprometido a colaborar el resto del grupo, y por todo lo sagrado que se iba a volcar a ello. Quizás, en el fondo hubiese preferido que la noche que pasó con sus seres queridos hubiese durado más. Pero no. Eso hubiese sido admitir que sopesaba la posibilidad de que no volviese a verlos.

También que esperaba ver en la lista a más gente que no le sacase una diferencia de experiencia tan abismal. Dioses, si juraría que ella era la más novata de todos.

«De perdidos al río. Vamos a la guarida de ese monstruo; es tontería que no vayan los más fuertes.»

No le gustaba admitirlo, pero algo de seguridad le infundía encontrar nombres conocidos y en los que podía confiar. Ventajas de haber sido de las últimas en alistarse. Fátima, Celeste, Ragun, Malik, Xefil… Ay, dioses. Xefil. No había hablado con él después de lo ocurrido en Reino Encantado. Sobre todo, cuando se enteró por su cuenta de lo que llegó a hacer para salvar a Felipe. Desde entonces no se atrevía a encararle por miedo a tratarle como si estuviese enfermo, o porque sus emociones explotasen y le llamase de todo por la insensatez que cometió.

Y luego estaba ella. No mentiría si dijese que el lápiz le tembló en la mano nada más ver el nombre de Saeko escrito en la lista. Casi parecía que los dioses la estuviesen sometiendo a una especie de prueba de fuego.

Alanna fue de las primeras en llegar a la sala, bien porque las ansias la forzaron a acudir temprano. Puesto que Fátima ya estaba allí con su marido, la saludó en un intento de aparentar que estaba lo más tranquila posible. Esa era la parte fácil. Acercarse a hablar seguramente la acabaría delatando, y no quería transmitirle a nadie sus inseguridades.

A la siguiente que vio aparecer fue a Celeste. Sola, sin la compañía de esa chica, Daian. Desde que se habían vuelto casi inseparables de la noche a la mañana le daba un poco de envidia, pero tampoco es que le diese muchas vueltas. Por eso le extrañaba no verla con junto a ella, y por cómo se fue directa hacia Celeste, Fátima también dio cuenta de ello.

Bueno, ella sabía más sobre la relación que se traían esas dos, por lo que se alejó en parsimonia. Lo cierto es que ya empezaba a pincharle la necesidad de hablar con alguien antes de que los nervios la transformasen en un ovillo intranquilo. Justo entonces, captó por el rabillo del ojo una figura que hizo que le diese un vuelco el corazón. Xefil no fue el único que pagó un precio muy alto aquel día, y encontrárselo allí le provocó sentimientos encontrados.

Bueno, con alguno de los dos tenía que quitarse esa espinita. Y en cierto modo, sentía la necesidad de excusarse con Felipe después de marcharse en tan mal momento.

—B-buenos días, príncipe. —Se aproximó a Felipe, inclinando la cabeza en un movimiento seco. Cómo sabía que la pifiaría en cuanto abriese la boca—. Yo… solo quería que… —Frustrada consigo misma, cerró los ojos y suspiró—. Lo siento muchísimo. Ese día prometí hacer todo lo posible para que nadie más sufriese y yo…

«Cállate y vete antes de empeorarlo más»

Volvió a inclinar la cabeza para excusarse y se alejó, arrastrando los pies. Fabuloso. Ni siquiera podía darle a nadie el luto en condiciones sin parecer una llorica lastimera que se culpaba por lo ocurrido. Tampoco es fuese muy diferente de haberse quedado allí, luchando contra Xihn y Maléfica en su endemoniada forma de dragón.

—Cuando ganemos. Hagamos un banquete para toda Tierra de Partida, habrá que celebrarlo .

—¡Eso, una fiesta! ¡La fiesta más grande que se haya celebrado en Tierra de Partida en toda su historia!

Menos mal que había quienes sabían cómo animar el ambiente. Alanna consiguió sacar una sonrisa. Una fiesta, ¿eh? Como le gustaría que por fin tuviesen una lo bastante digna como para sopesar los últimos años de calvario.

Por fin llegó el momento en el que los mandamases les explicaron en qué consistiría su plan. Le tenía que dar la razón a Ryota: ya se había enterado que en los tiempos antes de que ella llegase a la Orden, hubo demasiadas trifulcas por culpa de ideologías y principios que hicieron más mal que bien. Nikolai le decía que no estaba muy orgulloso de aquella época. No por ser partícipe, si no por haberse conformado y dejado llevar, aunque tuviese sus reticencias.

»Dejad de lado vuestro orgullo. Para bien y para mal, somos un equipo. No lo olvidéis.

No vivió esos tiempos, pero sí que se tenía que aplicar la frase de Ryota. Aunque fuese para trabajar con cierta persona de los allí presentes.

—Todo por lo que hemos luchado y sufrido, mi mundo, todas estas batallas... si he llegado hasta aquí, tan lejos, ha sido para ver este día.

«Grandísima hipócrita. Te juro que como intentes huir aquí también, vas a saber lo que es luchar y sufrir de verdad.»

—El plan es sencillo. Seremos cuatro grupos. Ronin y yo acudiremos a enfrentarnos a Xihn por la puerta principal, si es que todavía queda alguna. Que no os lleve la locura de la gloria. Solo pretendemos atraer la atención de Xihn. Nithael, Lyn y Nanashi se introducirán en la fortaleza desde distintos puntos y atacarán a Xihn cuando esté ocupado con nosotros.

—Sabemos que a muchos os tentará la idea de venir a por Xihn directamente, pero la idea es rodearle hasta que estemos todos posicionados, no lo olvidéis. —Eso no lo dirían por ella. Dioses, ni hablar. Quería ayudar, no creerse la heroína de un cuento—. Por tanto, sólo cuatro podéis acompañarnos a Ryota y a mí, ¿entendido? Ragun, Fátima, no tenéis por qué ser vosotros necesariamente. Todos correremos peligro. Evaluad vuestras habilidades y las de vuestros compañeros pensad dónde podríais ser más útiles y con quién. Esto es una batalla táctica.

Más allá de su fuerza y habilidad con el fuego, quería pensar con qué más podía aportar a sus compañeros. Porque, siendo franca, si iba a ser un pulso de potencia bruta, había mejores candidatos que ella.

—Con nosotras vendrán los niños. —La cara que compuso Lyn la entendía a la perfección. Se le cayó el alma a los pies nada más ver a un inocente Ruz pegar saltitos—. Ellos nos ayudarán a movernos en medio de la Oscuridad. El grupo de Ronin y Ryota no contará con ellos, pero tampoco importa. Nuestra misión es movernos rápido, llegar hasta Xihn. Matarlo. Si Andrei o Karel están por el camino, debemos librarnos de ellos. Nuestra misión es Xihn y nada más.

Una mueca agria le cruzo la cara de solo pensarlo. Cruzarse por enésima vez con Karel ya sería el colmo de los colmos. Ni tampoco es que le hiciese especial gracia la misma posibilidad de que le pasase con Andrei. Era tan mal bicho como el otro, o al menos eso era lo que aseguraban Fátima y Celeste.

Aunque si por “librarse” de ellos había que hacerlo por las malas…

—Lo ideal sería que nuestros grupos sean pequeños. Tres personas como mucho. Cuantos más seamos, más se percibirán nuestros Corazones, en especial quien venga conmigo. Aunque Ronin y Ryota atraigan la atención de Xihn, seguimos siendo bastantes y sería extraño que no nos notara venir, incluso con la ayuda de los niños. Pensad bien qué vais a hacer.

Alanna ya tenía una ligera idea de a cuál de los Maestros acompañaría cuando mencionaron los grupos. Siendo su tutora, y con quien más seguridad tendría consigo misma, no veía mal que yendo con Nanashi…

—Nanashi, si no le importa la acompañaré.

Alanna apretó los labios y le lanzó una mirada exasperada a Saeko.

«Me tomas el pelo, ¿verdad?»

Chasqueó la lengua, dando una patadita al suelo cuando nadie miraba. Pues nada. Ir con Nanashi quedaba descartado porque preveía problemas, muchos problemas, como tuviese que estar demasiado tiempo junto a la desertora. Ryota decía de dejar atrás cualquier rencor hacia otros, pero en ese caso particular veía más fácil alejarse que intentar confrontarlos.

Entonces Celeste se dirigió hacia Nithael, salvándola del apuro en el que estaba. Bien vistos, era la siguiente opción a Nanashi que le daba más confianza. Quizás todavía tuviese la ocasión de pagarle como era debido el que se sacrificase tanto por su mundo.

—Yo... se me da bien atacar deprisa y sin pensar, pero en el tema curación voy bastante mal. Necesitaría algo de apoyo con eso. P-pero no me precipitaré. Lo prometo. Esta vez... Esta vez no permitiré que nuestros enemigos te hagan daño.

—Entonces te vendrá bien alguien que te cubra las espaldas, ¿no? —Acercándose a Celeste por detrás, poso una mano en su hombro, dándole un apretón, y le sonrío. Encaró a Nithael y le dijo—: Ya sabes que no suelo necesitar muchas curaciones, Sir Nithael, así que puedo aguantar por todos y devolver hasta el último golpe.

[H.S Sora]

Los conocía a todos. A cada uno de los presentes que estaban junto a los Maestros. Ya hubiera vivido más o menos momentos con ellos... no eran meros desconocidos. Tuve el impulso de morderme las uñas, sintiendo un inquietante hormigueo en la punta de mis dedos.

«Lo conseguiremos y volveremos aquí.» Esas eran las últimas palabras que le había dicho a Alice antes de juntarme con el grupo que partiríamos aquel día.

Los Maestros estaban comprobando ahora la lista, imaginaba que para asegurarse de que nadie se quedaba atrás. Todavía teníamos unos minutos, para bien o para mal. ¿Alguno de los presentes se arrepentiría de su decisión ahora que todo estaba tan cerca?

—Cuando ganemos. Hagamos un banquete para toda Tierra de Partida, habrá que celebrarlo.

—¡Eso, una fiesta! ¡La fiesta más grande que se haya celebrado en Tierra de Partida en toda su historia!

Deseaba con todas mis fuerzas que pudiera ser así. Una celebración de la victoria, una manera de hacer borrón y cuenta nueva para todos. Suspiré algo aliviado por lo bajo.

—Os tomo la palabra. —Sonreí con sinceridad—. Y que a nadie se le ocurra escaquearse.

Ya habíamos perdido suficiente para toda una vida.

Jugué con mi cabello, en un vano intento de dejar de darle vueltas a todo lo que estábamos a punto de hacer. Un pensamiento intrusivo me divirtió unos instantes: ¿y si para mi vuelta me rapaba por completo? Estaba seguro de que Misifú no me reconocería y saldría corriendo por toda la habitación.

Antes de que pudiera darme cuenta, una cara familiar se acercó a mí. Su sonrisa me recordaba tiempos en los que todo era más sencillo. Me arrepentía de no haber sabido aprovecharlos como se merecían en aquel entonces.

—Empezamos al mismo tiempo y aquí estamos ahora, terminando la faena juntos, otra vez.

—Parece que fue ayer, ¿verdad? Echo de menos Bastión Hueco —confesé, en voz baja.

Todo había cambiado, ambos lo sabíamos. Su vuelta a Tierra de Partida provocó que un remolino de emociones se arrebujara en mí. Verla allí de nuevo me dejó sin palabras, para que mentir.

Por suerte pudimos hablar en aquel momento tan crucial, cuando fue aceptada de nuevo. Ninguno de los dos éramos los mismos que se habían unido a Bastión Hueco. Y a pesar de eso, la había extrañado muchísimo.

—¿Estás preparado?

La miré clavando mis ojos en los suyos y esbozando una sonrisa.

—Nunca se está lo suficientemente preparado. —Me encogí de hombros, para después componer una expresión decidida—. Pero mi deber está aquí, ayudando en todo lo que pueda a poner punto y final a esta pesadilla.

—Todo por lo que hemos luchado y sufrido, mi mundo, todas estas batallas... si he llegado hasta aquí, tan lejos, ha sido para ver este día. Hoy tenemos la posibilidad de cambiarlo todo, no te rindas tú tampoco, Saito.

Su mano había estado apoyada sobre mi hombro hasta aquel momento. Sentir aquella presión ayudaba a relajarme un tanto. Cuando la retiró cogí aire, viéndome reflejado en los ojos de la que había sido mi primera amiga. Antes de hablar mi mano derecha acarició con cierta nostalgia su mejilla izquierda, deteniéndome en la cicatriz de la mujer.

—No pienso hacerlo. Pase lo que pase he escogido esto y tu también, ambos podemos estar orgullosos.

»Saeko, me alegro de que fueras la primera persona que conocí en Bastión Hueco.

Ryota dio entonces un paso al frente.

—Gracias a todos los que habéis elegido acompañarnos. Una última advertencia antes de partir. No importa lo que hicierais en el pasado, el amor o el odio que os una o separe ahora. Nuestro objetivo es Xihn. Si fallamos, podemos dar por perdidos los mundos. Todo por lo que hemos luchado durante estos años. Por lo que hemos perdido a amigos y seres queridos.

»Dejad de lado vuestro orgullo. Para bien y para mal, somos un equipo. No lo olvidéis.

Mi mirada se había paseado casi, y solo casi, de manera inconsciente por todos los presentes a medida que hablaba. Las circunstancias en las que había conocido a cada uno, los caminos recorridos. Incluso peleas, reconciliaciones, amistades que parecían imposibles. Días que nunca podría olvidar.

—Y protegeos los ojos. Siente debilidad por ellos.

Me pilló por sorpresa, lo suficiente como para alzarme las comisuras de los labios. Así era Ronin. Parecía que nada hubiera cambiado en todo aquel tiempo. El Portal de Luz, sin embargo, me devolvió a la realidad en la que estábamos todos inmersos.

—Desde que Xihn regresó a su guarida hemos estudiado los alrededores y el Caos se ha descontrolado. No sabemos cómo será cuando lleguemos al centro, pero la espada del príncipe Felipe podrá abrirnos un camino a los que pretendan ir directamente contra Xihn. Ya que el resto de princesas no pueden hacer frente al Caos, permanecerán en los alrededores de la fortaleza para reprimir la Oscuridad en la medida de lo posible mientras nos infiltramos.

—El plan es sencillo. Seremos cuatro grupos. Ronin y yo acudiremos a enfrentarnos a Xihn por la puerta principal, si es que todavía queda alguna. Que no os lleve la locura de la gloria. Solo pretendemos atraer la atención de Xihn. Nithael, Lyn y Nanashi se introducirán en la fortaleza desde distintos puntos y atacarán a Xihn cuando esté ocupado con nosotros.

Dicho en boca de Ryota el plan sonaba asequible para todos. Nadie tenía por qué morir, nada tenía por qué salir mal. Todos volveríamos para celebrar esa fiesta, nuestros compañeros seguirían aquí para darnos la bienvenida.

Por algún motivo desde mi primer encuentro con el Maestro, sentía que cuando él hablaba todo parecía posible. Daba igual lo que fuera. No estaba seguro de si se trataba de su voz, su convicción o lo que transmitía. Y con el paso del tiempo en Bastión Hueco, dejé de darle vueltas a un innecesario «por qué» y me limité a creer en él.

Y a pesar de eso, en aquel momento en el que más necesitaba creer, dudaba.

—Sabemos que a muchos os tentará la idea de venir a por Xihn directamente, pero la idea es rodearle hasta que estemos todos posicionados, no lo olvidéis. Por tanto, sólo cuatro podéis acompañarnos a Ryota y a mí, ¿entendido? Ragun, Fátima, no tenéis por qué ser vosotros necesariamente. Todos correremos peligro. Evaluad vuestras habilidades y las de vuestros compañeros pensad dónde podríais ser más útiles y con quién. Esto es una batalla táctica.

—Con nosotras vendrán los niños. Ellos nos ayudarán a movernos en medio de la Oscuridad. El grupo de Ronin y Ryota no contará con ellos, pero tampoco importa. Nuestra misión es movernos rápido, llegar hasta Xihn. Matarlo. Si Andrei o Karel están por el camino, debemos librarnos de ellos. Nuestra misión es Xihn y nada más.

—Lo ideal sería que nuestros grupos sean pequeños. Tres personas como mucho. Cuantos más seamos, más se percibirán nuestros Corazones, en especial quien venga conmigo. Aunque Ronin y Ryota atraigan la atención de Xihn, seguimos siendo bastantes y sería extraño que no nos notara venir, incluso con la ayuda de los niños. Pensad bien qué vais a hacer.

Las cartas ya estaban sobre la mesa: Ronin y Ryota, Nithael, Lyn y Nanashi. Esos eran los grupos a los que podía moverme. El más peligroso a primera vista estaba claro: aquellos que fueran a provocar al mismísimo diablo nada más y nada menos que a las puertas de su fortaleza.

Mi cabeza trataba de trabajar a toda velocidad, queriendo decidir qué hacer. A dónde ir. Pero me sentía incapaz de elegir en un momento como ese… ¿Y si mi decisión no era la correcta después de todo? ¿Y si no volvía a ver a alguna de las personas de las que se irían?

La simple idea me agitaba el pecho y me golpeaba con intensidad repetidas veces hasta dejarme sin aire. Ya había sentido esa presión otras veces, y nunca me lo había cogido tan a la tremenda antes. ¿Por qué ahora si? Quizá era más consciente que nunca de lo que nos jugábamos, de lo que podíamos perder.

La gente empezaba a situarse y yo seguía ahí parado, paralizado por sabe Dios qué.

Ragún se movió al frente, Saeko se dirigió a la Maestra Nanashi, Celeste y Alanna con el Maestro Nithael. Cada uno aportó sus propios motivos para ir ahí, cada uno parecía rezumar una confianza más que envidiable. Y no faltaba mucho para que el resto hiciera lo propio, no podíamos perder más el tiempo.

«Quiero ir a...»

Di un paso al frente, pálido. Me sentía fuera de lugar en cualquiera de los cuatro grupos. En aquel estado, ¿iba a poder moverme siquiera por el Reino de la Oscuridad? ¿Les serviría de algo o me convertiría en una carga?

«Esta es la Llave Espada. Desde varias generaciones, innumerables guerreros la han empuñado con la intención de salvaguardar el universo. Cuál será tu papel, has preguntado, ¿no? Ayúdame con los objetivos que te plantee, y te daré todos los medios para que cumplas los tuyos.»

Otro paso más. Y otro.

«Todos tenemos un punto donde no podemos más. »

Quizá había llegado ya a ese punto. Estaba seguro de haberlo superado tras volver a poder andar y reincorporarme a la Orden, pero puede que estuviera equivocado todo el tiempo. Negué con vehemencia y respiré hondo mientras echaba a andar. Ya había decidido.

Quería evitar el sufrimiento de toda la gente que me importaba, pero eso sería imposible. Había algunas heridas que no cerrarían así como así. Iba a confiar en todos mis compañeros. A esperar que todos lo consiguiéramos.

Antes de darme cuenta me topé con Celeste. Le sonreí con torpeza, mirando un momento atrás. Partiríamos dentro de poco, y después de eso nadie sabría lo que podía pasar.

Sin mediar palabra alguna, la abracé.

—Gracias por todo. No sé que habría hecho sin ti todos estos años.

»Quiero que le enseñemos a Alice y a Misifú un montón de mundos juntos. Volver a París contigo. Así que asegúrate de volver sana y salva.

Di media vuelta, pues sabía que ese no era el sitio al que pertenecería en la misión.

—Maestra Nanashi, querría acompañarla. Sé que a veces soy un inconsciente… pero esta vez tengo muy claro cual es mi deber como Caballero. Y creo que puedo ayudar, ya sea con mi aguante o mis habilidades mágicas.

»Pongo a su disposición todo lo que tengo.

Incliné la cabeza en la dirección de la Maestra. La decisión ya estaba tomada. Y no pensaba arrepentirme de ella.

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Diálogos acordados con Denna.

[Kairi]

Aquella mañana Kairi se levantó con fuerza. Tal vez fueran los nervios, pero llevaba despierta un rato largo. Había llegado el día en que por fin harían frente a Xihn y, con suerte, acabar con él. Se aseguró que llevaba todo lo necesario y fue andando ligera hacia la sala del trono junto con Awa-chan.

Había bastante gente reunida allí. Caras conocidas y otras no tan conocidas. Todos estaban preparados para la batalla final. Pero, ¿volverían victoriosos de ella?

—Cuando ganemos. Hagamos un banquete para toda Tierra de Partida, habrá que celebrarlo.

Ragun parecía muy seguro de ello. Desde luego, si ganaban, se iba a dar el banquete de su vida. Y seguro que habría tarta. Una bien grande de chocolate. Se lo había prometido a Hiro. Regresaría con vida.

—Gracias a todos los que habéis elegido acompañarnos. Una última advertencia antes de partir. No importa lo que hicierais en el pasado, el amor o el odio que os una o separe ahora. Nuestro objetivo es Xihn. Si fallamos, podemos dar por perdidos los mundos. Todo por lo que hemos luchado durante estos años. Por lo que hemos perdido a amigos y seres queridos.

»Dejad de lado vuestro orgullo. Para bien y para mal, somos un equipo. No lo olvidéis.

—Y protegeos los ojos. Siente debilidad por ellos.

Nanashi abrió entonces un Portal de Luz.

—Desde que Xihn regresó a su guarida hemos estudiado los alrededores y el Caos se ha descontrolado. No sabemos cómo será cuando lleguemos al centro, pero la espada del príncipe Felipe podrá abrirnos un camino a los que pretendan ir directamente contra Xihn. Ya que el resto de princesas no pueden hacer frente al Caos, permanecerán en los alrededores de la fortaleza para reprimir la Oscuridad en la medida de lo posible mientras nos infiltramos.

—El plan es sencillo. Seremos cuatro grupos. Ronin y yo acudiremos a enfrentarnos a Xihn por la puerta principal, si es que todavía queda alguna. Que no os lleve la locura de la gloria. Solo pretendemos atraer la atención de Xihn. Nithael, Lyn y Nanashi se introducirán en la fortaleza desde distintos puntos y atacarán a Xihn cuando esté ocupado con nosotros.

—Sabemos que a muchos os tentará la idea de venir a por Xihn directamente, pero la idea es rodearle hasta que estemos todos posicionados, no lo olvidéis. Por tanto, sólo cuatro podéis acompañarnos a Ryota y a mí, ¿entendido? Ragun, Fátima, no tenéis por qué ser vosotros necesariamente. Todos correremos peligro. Evaluad vuestras habilidades y las de vuestros compañeros pensad dónde podríais ser más útiles y con quién. Esto es una batalla táctica.

—Con nosotras vendrán los niños. Ellos nos ayudarán a movernos en medio de la Oscuridad. El grupo de Ronin y Ryota no contará con ellos, pero tampoco importa. Nuestra misión es movernos rápido, llegar hasta Xihn. Matarlo. Si Andrei o Karel están por el camino, debemos librarnos de ellos. Nuestra misión es Xihn y nada más.

—Lo ideal sería que nuestros grupos sean pequeños. Tres personas como mucho. Cuantos más seamos, más se percibirán nuestros Corazones, en especial quien venga conmigo. Aunque Ronin y Ryota atraigan la atención de Xihn, seguimos siendo bastantes y sería extraño que no nos notara venir, incluso con la ayuda de los niños. Pensad bien qué vais a hacer.

¿Unos niños en la batalla mas difícil de sus vidas? Lo veía una enorme imprudencia, pero si ellos podían guiarles en la Oscuridad, habría que arriesgarse.

—Yo ire con Lyn. Estos niños necesitarán toda la protección posible—dijo Kairi sonriendo a los pequeños. Luego se dirigió a Lyn—. Teneis mi magia y mi gato a vuestra disposición.

[RedXIII]

—¿Crees que será el final de todo esto? ¿Volveremos con vida? No quiero irme todavía. Me queda tanto por hacer...

Se llevó un cigarrillo a la boca, aquel no era un momento bueno para que le hicieran ese tipo de preguntas, y menos de una forma tan directa.

—Eso solo depende de ti — Encendió el cigarrillo y dejó escapar una gran bocanada de humo —Si tanto tienes por hacer tal vez es mejor que no vengas. Debes estar dispuesta a perderlo todo para poder salvarlo — No esperaba que lo entendiera, simplemente que fuera consciente de la decisión que había tomado.

Se levantó y observó la luna fijamente, indiferente a su alrededor, su melena danzaba al son del viento, la luz reflejaba sus pupilas y hacía brillar las partes de su armadura que aun conservaban algo de superficie pulida mientras el humo desaparecía en la lejanía.

>>Las cosas no siempre salen bien, que yo esté aquí es prueba de ello.

***

—Gracias a todos los que habéis elegido acompañarnos. Una última advertencia antes de partir. No importa lo que hicierais en el pasado, el amor o el odio que os una o separe ahora. Nuestro objetivo es Xihn. Si fallamos, podemos dar por perdidos los mundos. Todo por lo que hemos luchado durante estos años. Por lo que hemos perdido a amigos y seres queridos.

»Dejad de lado vuestro orgullo. Para bien y para mal, somos un equipo. No lo olvidéis.

—Y protegeos los ojos. Siente debilidad por ellos.

—Desde que Xihn regresó a su guarida hemos estudiado los alrededores y el Caos se ha descontrolado. No sabemos cómo será cuando lleguemos al centro, pero la espada del príncipe Felipe podrá abrirnos un camino a los que pretendan ir directamente contra Xihn. Ya que el resto de princesas no pueden hacer frente al Caos, permanecerán en los alrededores de la fortaleza para reprimir la Oscuridad en la medida de lo posible mientras nos infiltramos.

Todos parecían intercambiar comentarios y miradas o gestos con otros, era un caos de tics nerviosos y murmullos, las delicadas orejas del mestizo no paraban de vibrar ya que cada vez que escuchaba a alguien hablar las movía para poder entender mejor lo que decían.

—El plan es sencillo. Seremos cuatro grupos. Ronin y yo acudiremos a enfrentarnos a Xihn por la puerta principal, si es que todavía queda alguna. Que no os lleve la locura de la gloria. Solo pretendemos atraer la atención de Xihn. Nithael, Lyn y Nanashi se introducirán en la fortaleza desde distintos puntos y atacarán a Xihn cuando esté ocupado con nosotros.

—Je. la gloria siempre se la llevan los demás ¿Verdad? — Susurró a su pomposo compañero, quien no parecía estar muy atento a las palabras del pelirrojo ya que no le respondió.

—Sabemos que a muchos os tentará la idea de venir a por Xihn directamente, pero la idea es rodearle hasta que estemos todos posicionados, no lo olvidéis. Por tanto, sólo cuatro podéis acompañarnos a Ryota y a mí, ¿entendido? Ragun, Fátima, no tenéis por qué ser vosotros necesariamente. Todos correremos peligro. Evaluad vuestras habilidades y las de vuestros compañeros pensad dónde podríais ser más útiles y con quién. Esto es una batalla táctica.

—Con nosotras vendrán los niños, ellos nos ayudarán a movernos en medio de la Oscuridad. El grupo de Ronin y Ryota no contará con ellos, pero tampoco importa. Nuestra misión es movernos rápido, llegar hasta Xihn. Matarlo. Si Andrei o Karel están por el camino, debemos librarnos de ellos. Nuestra misión es Xihn y nada más.

Agarró fuerte su guantelete, la forma con la que eran capaces de pronunciar aquellas palabras le daba auténtico asco, seguía con su idea de evitar matar a nadie, pero por desgracia no parecía que los demás estuvieran dispuestos a dejarles con vida... sin duda era curioso, el cazador que dejaba matar a los lobos...

—Lo ideal sería que nuestros grupos sean pequeños. Tres personas como mucho. Cuantos más seamos, más se percibirán nuestros Corazones, en especial quien venga conmigo. Aunque Ronin y Ryota atraigan la atención de Xihn, seguimos siendo bastantes y sería extraño que no nos notara venir, incluso con la ayuda de los niños. Pensad bien qué vais a hacer.

Era algo alarmante que dijera eso, sobretodo para un corazón rebosante de luz como era el suyo ¿Le pondría aquello en desventaja en aquel lugar?

—Se están amancebando — Observó Goei —Debería optar por alguien antes de quedarse señero —

—No creo que nos vayamos a quedar fuera, de todos modos creo que solo hay una persona con la suficiente paciencia como para quererme cerca — Explicó a su compañero mientras dejaba caer un largo suspiro y, con los ojos entrecerrados, observaba a lo lejos a Lyn.

—Debe de estar super contenta de la muerte que el inepto vaya con ella — Su tono sarcástico era tan pronunciado que cualquier detector de sarcasmos habría explotado.

Se acercó disimuladamente esquivando a la multitud del lugar y como quien no quiere la cosa se colocó entre la mestiza y los niños.

—¿Que hay? — Preguntó disimulando.

—... Da vergü... — Hiro le interrumpió con un sonoro gesto, indicándole que se callara.

—Bueeeeeeeeenooooo... ¿Quien falta?

Nunca había sido muy de juntarse con los demás, así que aquella situación era superior a sus dotes sociales, sobretodo con alguien como Lyn. En su grupo aun faltaban dos personas, o al menos eso parecía, así que esperaba impaciente que cualquiera de los dos que vinieran a continuación fuera más hablador que él...

—Tenéis mi magia y mi gato a vuestra disposición.

>>Esa es Caqui... Espera ¡¿Gato?! — Miró la pequeña mascota rojiza a la cual no tenía la más mínima intención de acercarse.

—Esto no puede ir a peor... — Susurró.

[LightHelco]

Dos se había quedado pensando en su habitación aquel día, cosa que la llevo a perderse el principio de la reunión. Mira que su nuevo compañero de cuarto había insistido en que se moviera, pero la droide tenía demasiadas cosas sobre las que meditar.

—Si llego a saber que me tocaría hacer de despertador, creo que no hubiera salido de mi mundo —suspiró una voz desde la pantalla del ordenador —. Oye, me quedé aquí contigo porque no eres Alec y sabes usar un ordenador al contrario que Alec, no hagas que me arrepienta de esta mierda de decisión.

Le hacía gracia la forma en la que pronunciaba con tanta rabia el nombre del brujo. No es como si lo hiciera con su misma voz.

—Perdóneme, pero es que lo que descubrimos en aquella base aun me tiene algo afectada —. Dos se levantó al fin dirigiéndose hacia el portátil, le había tocado comprar uno tras que aquel individuo hubiera decidido quedarse en Tierra de Partida con ellos —. Es que cuesta bastante procesarlo. Pensaba que era una droide de investigación para futuros avances tecnológicos o conservación de culturas, idiomas y otros, pero en realidad… solo era una maquina de guerra. Recolectaba información para descubrir como destruir mundos para alguien no muy diferente Sihn.

—Que me vas a contar, mi vida es esa, piensas que eres una persona y después te viene el mamonazo de Andrei a revelarte que en realidad solo eres un jodido montón de datos mal juntados que tenían como objetivo secuestrar a una niña —. Se quedó unos segundos en silencio —. Dos, a todos nos han usado alguna vez para hacer lo que no deseábamos, la cuestión no es para que nos crearon, si no lo que decidimos hacer. Yo le plante cara a ese gilipollas y Joshua sabe cuanto me arrepiento de no haberle sacado las putas tripas en vez del corazón.

La robot no pudo evitar reírse ante el tono y los comentarios. Se le hacía gracioso escuchar la voz de Alec hablando de forma tan vulgar. Pero tenía razón, su propio hermano se lo había dicho antes de que se separaran, su creador ya no existía, llevaba muerto más de cien años, era hora de que tomaran sus propias decisiones.

Y su decisión ahora era luchar junto al resto de Portadores.

—Gracias por el consejo, señor Joker, cuando vuelva seguiré con la investigación.

El Reaper sonrió desde el interior de la pantalla.

—Vete a por ellos y oye, si una Fátima intenta decirte que no mates a Andrei, sudas de ella y le metes la Llave Espada por donde le entre, y una mierda que lo dejas vivo, ¿vale?

—Por supuesto, aunque será difícil el pasar de las ordenes de la Maestra.

—Tú te lo cargas.

* * *

Justó llegó cuando Ryota hablaba. Tuvo que intentar colarse rapidamente entre los aprendices más novatos para que no notaran su repentina llegada. Aunque alguien si lo hizo, ya que la agarró de un hombro.

—Pensaba que entre mi doble y el espíritu de tu cuerpo podrías llegar a tiempo a cualquier lado —. Alec le sonrió.

—Realmente me han intentado levantar, pero le estaba dando vueltas a todo lo que nos pasó en la base abandonada. Lo de mis hermanos, descubrir mis orígenes de como en realidad soy parte de un proyecto de armas de guerra definitivas y…

El brujo le puso una mano en la cabeza para que dejara de recordar todo eso.

—Dejalo, solo te vas a torturar a ti misma pensando en ello.

—Es lo mismo que me ha dicho Joker, pero jo… le hicieron daño, Señor Alec, por mi culpa. Uno y Ocho me querían a mí, pero le atacaron a usted.

—Lo dices como si fuera la primera vez que alguien me noquea —. Miró alrededor para ver si podían escaquearse de lo que quedaba de reunión, pero por suerte ya parecían terminar —. Hablemos mejor fuera, ¿vale?

Dos simplemente asintió.

Unos minutos más tarde, se encontraban los dos sentados en el banco de siempre. Alec se quitó la mano postiza mientras empezaba a hablar:

—Lo que pasó allí, no es tú culpa. Yo decidí acompañarte aun sabiendas de que tu hermana era hostil hacia los orgánicos —le dejó claro antes de nada —. Es cierto que encontrarnos a Joker no ayudó y después todo el lio con tu gemelo tampoco, pero era consciente de donde me metía y acepté las consecuencias de aquella misión.

>>No veo que haya perdido ninguna otra parte de mi cuerpo, así que deja de pensar en eso y centrate en tu siguiente misión.

—Derrotar a Sihn, si —Dos asintió repasando las pocas palabras que había escuchado a Ryota —. Supongo que ya es hora de que luchemos contra él… o ella ¿o eso? Bueno, que luchemos de una vez. Fijo que la Maestra Fátima me pide que la acompañe en la batalla, la última misión no pude hacer mucho así que quiero darlo todo en esta —girándose hacia el brujo —. ¿Usted va a venir, señor Alec?

Este negó con la cabeza y miró hacia el frente, la explanada en donde estaba situado el poblado de refugiados se veía perfectamente desde aquel lugar. La droide entendió rápidamente lo que preocupaba al ex-Caballero.

—No. Voy a quedarme aquí protegiendo a los míos, tanto a mi familia como al resto de habitantes de Ciudad de Halloween. Soy el único que puede ayudarles ahora…

—Si Tres y los demás estuvieran aquí supongo que también me quedaría, pero Tierra de Partida también es mi familia, así que tengo el deber de protegerlos luchando en primera fila.

—Me gusta ver que ya se te ha pasado la bajona.

Los dos rieron alegremente.

—Supongo que toca despedirnos, al menos hasta que esto acabe —dijo Alec levantándose y volviéndose a poner la mano —. Buena suerte mañana, Dos e intenta volver de una pieza, los niños de Ciudad de Paso te echarían de menos.

Dos también se puso en pie.

—Le prometo que regresaré, señor Alec, dudo mucho que usted sepa sacar al señor Joker del portatil.

La droide le vio susurrar algo bastante negativo sobre el clon.

—Aunque me pregunto como nos dividiremos. ¿Con quién iría usted a esta batalla?

—Con Maya —respondió él con bastante rapidez —. Fue… lo más cercano que tuve a mi mejor amiga, no dejaría que marchara sola por nada del mundo.

Dos se quedó mirandole curiosa. ¿Con un amigo? Era cierto que Alec había perdido a su Maestro, así que el luchar bajo sus ordenes no era una opción. Pero quizás si era lo mejor, luchar junto a tu mejor amigo, ¡los dos juntos codo a codo dándole para el pelo al malo! Se daba en muchísimas historias que había leído para documentarse sobre los humanos, pero siempre era un recurso que emocionaba y funcionaba a la perfección.

—Entonces lo tengo claro, yo también quiero luchar junto a mi mejor amigo.

* * *

Y así lo hizo basicamente. En cuanto la reunión terminó, Dos fue directa hacia el grupo que se estaba formando alrededor de Lyn, no porque esta fuera la Maestra que mejor le caía, si no porque su objetivo se había unido a ella.

—Señor Hiro —se quedó unos segundos delante del chico-perro —. Enfrentémonos juntos a nuestro enemigo. Si esta va a ser nuestra última misión, quiero que sea junto a un amigo como usted.

[Tanis]

Malik vio cómo la lista pasaba de manos de Ronin y Ryota al resto de líderes. Estaba nervioso y asustado, pero no tanto como había pensado que estaría. Otras misiones habían sido peores. ¿Era por que había asumido lo peor que podía pasar? No asumido, pero aceptado que existía la posibilidad. No quería morir, y lucharía con todas sus fuerzas, pero…

«No, no, nada de malos pensamientos.»

—Gracias a todos los que habéis elegido acompañarnos. Una última advertencia antes de partir. No importa lo que hicierais en el pasado, el amor o el odio que os una o separe ahora. Nuestro objetivo es Xihn. Si fallamos, podemos dar por perdidos los mundos. Todo por lo que hemos luchado durante estos años. Por lo que hemos perdido a amigos y seres queridos.

»Dejad de lado vuestro orgullo. Para bien y para mal, somos un equipo. No lo olvidéis.

—Y protegeos los ojos. Siente debilidad por ellos.

Malik sonrió a medias, bajando la vista. Rodeado del resto de la Orden, pensó que no había estado tan mal. Había tenido una buena vida esos últimos años. Había encontrado a Fátima, había tenido a sus hijos. Recordaba todas las veces que había estado a punto de morir, y pesó que esta podía ser como esas veces.

—Desde que Xihn regresó a su guarida hemos estudiado los alrededores y el Caos se ha descontrolado. No sabemos cómo será cuando lleguemos al centro, pero la espada del príncipe Felipe podrá abrirnos un camino a los que pretendan ir directamente contra Xihn.—Vio a Felipe asentir con la cabeza—.Ya que el resto de princesas no pueden hacer frente al Caos, permanecerán en los alrededores de la fortaleza para reprimir la Oscuridad en la medida de lo posible mientras nos infiltramos.

—El plan es sencillo. Seremos cuatro grupos. Ronin y yo acudiremos a enfrentarnos a Xihn por la puerta principal, si es que todavía queda alguna. Que no os lleve la locura de la gloria. Solo pretendemos atraer la atención de Xihn. Nithael, Lyn y Nanashi se introducirán en la fortaleza desde distintos puntos y atacarán a Xihn cuando esté ocupado con nosotros.

—Sabemos que a muchos os tentará la idea de venir a por Xihn directamente, pero la idea es rodearle hasta que estemos todos posicionados, no lo olvidéis. Por tanto, sólo cuatro podéis acompañarnos a Ryota y a mí, ¿entendido? Ragun, Fátima, no tenéis por qué ser vosotros necesariamente. Todos correremos peligro. Evaluad vuestras habilidades y las de vuestros compañeros pensad dónde podríais ser más útiles y con quién. Esto es una batalla táctica.

Sí, decidió acompañar a los maestros superiores. Era el frente suicida, y era el más débil de los tres, pero iba a confiar en que el resto haría lo que tenía que hacer, como Ryota acababa de mencionar.

Eran un equipo completo.

Sí iban a ser carne de cañón, entonces les daría el tiempo suficiente.

—Con nosotras vendrán los niños—continuó entonces Lyn—.Ellos nos ayudarán a movernos en medio de la Oscuridad. El grupo de Ronin y Ryota no contará con ellos, pero tampoco importa. Nuestra misión es movernos rápido, llegar hasta Xihn. Matarlo. Si Andrei o Karel están por el camino, debemos librarnos de ellos. Nuestra misión es Xihn y nada más.

Malik asintió despacio e inspiró hondo. Todavía se estaba haciendo a la idea, muy en el fondo. El brazo fantasma le picaba, y acarició el metal del brazo biónico en compensación. Tenía que estar preparado, distraer al enemigo. Tenía su ballesta, la magia, todo lo que podría ofrecer.

—Lo ideal sería que nuestros grupos sean pequeños. Tres personas como mucho. Cuantos más seamos, más se percibirán nuestros Corazones, en especial quien venga conmigo. Aunque Ronin y Ryota atraigan la atención de Xihn, seguimos siendo bastantes y sería extraño que no nos notara venir, incluso con la ayuda de los niños. Pensad bien qué vais a hacer.

Poco a poco vio a los caballeros reunirse con las cabezas de grupo y Malik tragó saliva. Luego, paso a paso, como si se sintiera a cámara lenta, se fue acercando a Ronin, su maestro de maestros, y a Ryota. Justo delante, Ragun se acercó también, y Malik se detuvo. Miró a Fátima, más atrás, y le sonrió.

—Pese a las palabras de Ronin. Creo que mis capacidades se aprovecharán mejor con Ryota y él. Puedo resistir parte del daño a los poderes de oscuridad, además de que tengo buena resistencia física. Si tenemos que ganar tiempo y entretener a Xihn también poseo habilidades para atraer la atención del enemigo y si resulta ser inmune a los poderes de Saito, Ryota, Saeko o mis propios poderes podría romper esa inmunidad con mi magia de Nada. Creo que debo ir al frente.

Malik volvió a mirar a Ragun, y a los maestros y avanzó los pasos que le quedaban, colocándose junto a Ragun y apretándole el hombro.

—Y yo te acompañaré. Puede que no sea un experto en magia de Tiempo, pero intentaré daros lo que necesitemos.

Por los mundos y por su familia, tenían que ganar.

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Malik va con Ronin y Ryota

[Suzume Mizuno]

—Lo mismo digo. En la batalla final... me alegra saber que tendré a una amiga a mi lado —dijo Lyn, solemne, tras estrecharle la mano. Fátima sonrió de oreja a oreja—. Estate tranquila. Volverás a casa con tu familia. Vamos a hacer que paguen por todo, ¿vale? Por todos ellos.

La sonrisa le tembló un poco, pero después asintió y le dirigió una mirada agradecida. Por cómo le había temblado la voz al final, era evidente que debía pensando en los demás Maestros y alumnos perdidos. Apretó un poco la mano antes de dejarla ir. No se le pasó por alto cómo su Maestra se acercaba a Lyn e intercambiaban una mirada. Se preguntó qué estarían pensando.

Pero entonces se dirigió a Bella y dejó de pensar en ello.

—¡Ah, Fátima! Sí, solo un poco —reconoció Bella, recogiéndose el cabello tras una oreja—. Pero estoy bien. Hablé con papá anoche, y también con Adam. Y tengo a las demás Princesas y a Felipe para cuidarnos las espaldas. Si tienes problemas, no dudes en avisarme, Maestra —bromeó.

—Más bien seré yo la que pida ayuda, oh Alteza—respondió ella, en el mismo tono forzado. Luego le dio un pequeño abrazo a su amiga—. Tú quédate cerca de Ariel. Muy cerca, a ser posible.

A ver, pudiendo elegir entre una diosa para protegerla que además era Princesa del Corazón… ¿Por qué se iba a buscar otra opción?

—Cuando ganemos. Hagamos un banquete para toda Tierra de Partida, habrá que celebrarlo —propuso Ragun de pronto.

«Si volvemos enteros, me tiraré a dormir con los niños durante semanas y nadie ni nada podrá separarme de ellos.»

Pero Fátima sonrió, en especial cuando Celeste exclamó:

—¡Eso, una fiesta! ¡La fiesta más grande que se haya celebrado en Tierra de Partida en toda su historia!

Miró de reojo hacia los niños, preguntándose si tendrían algo que opinar acerca de aquella Orden que acababan de conocer y que pretendía celebrar por todo lo alto la muerte de Xihn. El último de su especie, si no fuera por ellos tres. Se apoyó contra Malik y no dijo nada, pensativa.

Además, no le hacía gracia pensar en esos temas antes de la batalla. Era como invocar la mala suerte. Arqueó una ceja. ¿Se estaba volviendo supersticiosa…?

Poco después, comenzaron las explicaciones. Fátima ya las conocía de antemano. Dividirse en grupos, liderados por distintos Maestros y los tres niños para ayudarse a superar la Oscuridad. Rodear a Xihn y atacar. Asintió cuando Ronin señaló que ni ella ni Ragun necesitaban ir al frente, pero se puso tensa y se aferró a la mano de Malik.

Los grupos se fueron formando. Se tranquilizó al ver que Celeste y Alanna irían con Nithael y se dijo que con él estarían a salvo. Saeko, torció un poco la boca al verla, y Saito irían con Nanashi. El resto, asumió, con Lyn. Frunció el ceño, un poco incómoda, y sin saber qué hacer todavía. Ragun, por supuesto, se presentó voluntario de inmediato para acompañar a Ronin y a Ryota.

Entonces Malik tomó su propia decisión.

—Y yo te acompañaré. Puede que no sea un experto en magia de Tiempo, pero intentaré daros lo que necesitemos.

Fátima se encogió un poco. Debería ir con él. Para asegurarse de que… De que si se acababa estaban…

Meneó la cabeza. Todos los caminos serían peligrosos, porque tenían el mismo destino. Nada le aseguraba que podría volver a tiempo a casa. En realidad, poco importaba estar más segura o no. Si no cumplían su misión, no habría hogar la que regresar.

Miró a Lyn, protegiendo al pequeño Ruz, y también a los que iban a acompañarla. Hiro y Kairi tenían experiencia, pero Hiro… Luz, ¿qué hacía ahí después de todo lo que…? Meneó la cabeza. Además, estaba Dos.

Se decidió.

—Malik—susurró—. Voy a acompañar a Lyn.—Pensó en Ronin, en Ryota, en Ragun y Xefil. Sí, eran buenos compañeros. No correría mucho más peligro que el que los demás—.Lo siento—susurró—. Te aseguro que llegaré lo más rápido posible.

Luego se acercó a Lyn y sonrió a la mujer que se había convertido en su amiga.

—¿Hace cuánto que no luchábamos juntas, Maestra?

Saludó a Kairi y también a Dos. Ante Hiro se limitó a inclinar la cabeza.

Después se preparó para cruzar el Portal de Luz.

[Zee]

　
　
Fusión nuclear: f. Proceso por el cual varios núcleos atómicos de carga similar se unen y forman un núcleo más pesado.

Spoiler: Mostrar

—Cuando ganemos. Hagamos un banquete para toda Tierra de Partida, habrá que celebrarlo.

—¡Eso, una fiesta! ¡La fiesta más grande que se haya celebrado en Tierra de Partida en toda su historia!

La promesa de un día más. Era un bonito pensamiento: que si acordábamos en celebrar a nuestro regreso, entonces estábamos asegurados a regresar. ¡Y había pasado un largo tiempo desde que había estado en una buena fiesta! Comida, bebida y canciones por todos lados, bailando y riendo hasta caer rendidos, arrastrando al máximo las horas en el reloj para que el alba no pudiese alcanzarnos... Todos nosotros, juntos.

—¡Una fiesta, ¿han escuchado todos?! ¡Las bebidas corren por cuenta... de Ragun!

No había palabras para ilustrar lo que sucedía en la sala del trono, donde las sillas habían sido destruidas, indicando que ya no había un único líder para la Orden, que Ryota y Ronin habían dejado al pasado ser pasado y ahora éramos, al final del camino, un sólo equipo otra vez. Miré alrededor, contemplando los rostros familiares, viejos y nuevos, que a su vez miraban a los Maestros con admiración, o determinación, o incluso miedo, y me sentí extrañamente poderoso, como si tener a todas aquellas llaves cuidándome las espaldas fuese la mejor de mis fortalezas.

¡Todos para uno y uno para todos, al final de todo!

«Si éste es de verdad el final...»

«Entonces será el final más noble de la historia.»

—Iremos-- Iré, más bien, al frente con los Maestros —declaré, acercándome a Ragun y dándole un golpecillo en el hombro—. No te metas en mi camino, ¿vale? —bromeé con una sonrisa pícara, donde sólo él podía escucharme.

«Dejad de lado vuestro orgullo. Para bien y para mal, somos un equipo. No lo olvidéis».

—Procuraré ser de ayuda en la mejor forma posible, Maestros Ronin, Ryota —sentencié con resolución, inclinando un poco la cabeza para demostrarles mi respeto. Luego de ello, levanté la mano diestra, donde las cicatrices del Caos recorrían mi piel como los surcos de un arado sobre un árido campo—. Xihn no me considera más que un simple tonto con suerte.

»Quién mejor para distraerlo que un tonto con suerte, diría yo —Sonreí.



Mientras todos se debatían por qué camino tomar, yo aproveché los minutos extra que mi rápida decisión me había otorgado para caminar por la sala del trono y buscar con la mirada a dos personas en particular. La primera era Alanna, a quien no tardé en localizar por lo brillante que era su cabello rojo (aunque debo admitir que por un instante estuve a punto de acercarme a Hiro al verlo de reojo. Al final sólo lo saludé con la mano). Me acerqué a ella y noté por las apariencias que la joven que ya también se encontraba preparada, puesto que no se había despegado de Nithael y de una chica llamada Celeste.

—Maestro Nithael, la mejor de las suertes —incliné la cabeza; luego me volteé hacia Celeste y—: Y para ti también —Con un pequeño roce en su hombro, llamé la atención de la pelirroja y le pedí—: Alanna, ¿puedes darme un minuto?

Carraspeé varias veces mientras la alejaba sólo un par de pasos de Nithael, intentando encontrar las palabras adecuadas para expresar mis sentimientos y para ser lo más breve posible.

—Sólo quería asegurarme que todo estuviera bien después de, ya sabes, ¿la última misión? —me rasqué el costado de la cabeza, nervioso—. No hemos hablado en un tiempo y me siento algo culpable por haberte dejado ir al Intersticio sola con Bella.

»Sólo quería que supieras que, aunque vayamos por caminos diferentes, yo te cubro. Cuando volvamos, tengamos una larga plática sobre el reino y los viejos tiempos, ¿vale? —En un gesto no tan característico de mí, pero que probablemente la situación ameritaba, envolví a Alanna en un breve abrazo y le sonreí ampliamente antes de partir.

«Y hablando del Reino...»

Encontré a Saito al lado de la Maestra Nanashi, quien parecía no borrar su gesto adusto incluso en aquellas circunstancias, y de un rostro que pensé no volver a ver nunca más después de tantos años... Saeko, la compañera de Nadhia en el Reapers' Game. Me quedé congelado por unos instantes, mirando sus ojos celestes, recordando la gran batalla que habíamos luchado años y años atrás en aquel mundo inalcanzable, cuando nuestra victoria había parecido imposible, cuando nuestros corazones se habían perdido en la nada...

...y al final, ganamos. Lo que significaba que en esta ocasión...

—Más nos vale ganar, ¿eh? —sin más, me aproximé hasta Saito y lo obligué a darme un abrazo también, aprovechando para revolverle un poco el pelo. Sabía que probablemente el gesto no sería de su agrado, así que me alejaría dos pasos casi de inmediato—. Escucha, sé que no empezamos precisamente con el pie derecho... pero te has ganado todo mi respeto y mi admiración —declaré algo avergonzado—.Así que, no mueras, ¿de acuerdo?

»Y Maestra Nanashi... —contemplé a la mujer que me había otorgado el don de la Llave-Espada, tantos años atrás, y se me formó un nudo en la garganta, además de que una ligera quemazón se hizo presente en mis ojos—. Sé que me falta un largo trecho, pero... Prometo que un día estarás orgullosa de mí. Me aseguraré de ello.

»Incluso llorarás el día que me nombren Maestro—Y luego, la sonrisa más grande que alguna vez le pude dedicar a alguien, se la dediqué a Nanashi.

[Suzume Mizuno]

Felipe miró a Alanna cuando esta se acercó a él y le dedicó una breve reverencia. Todavía se lo notaba rígido y cansado, pero al menos los ojos azules… Cada vez se veían más naturales en él.

—No puedo suavizar tu dolor ni tu culpabilidad—dijo el príncipe con voz suave mientras la muchacha se alejaba—. Pero agradezco tus palabras. Solo espero que podamos poner fin a esta pesadilla de una vez por todas. Juntos, a ser posible.—Le dedicó la sombra de una sonrisa.

Poco después, mientras los grupos se organizaban, Ronin dibujó una sonrisa casi paternal y extendió un brazo hacia Ragun para que se uniera a ellos. Lo mismo hizo con Malik y Xefil, pero, a pesar del buen humor, todos ellos podrían ver las arrugas de preocupación que se arremolinaban alrededor del ojo y de la boca. Ryota se mantuvo en silencio, y se guardó sus pensamientos para sí.

Por su parte, Lyn estaba tan tensa que parecía que fuera a partirse por la mitad. El que Ruz la estuviera cogiendo de la mano no terminaba de ayudarla.

—No os hagáis ilusiones. Será una batalla difícil. No sólo tenemos que enfrentarnos a Xihn y a sus generales, debemos asegurarnos que ninguno de ellos le toca un pelo a Ruz —dijo a Kairi, Hiro, Dos y Fátima—. Es de vital importancia que le protejamos con nuestra vida.

—¡No os preocupéis! —exclamó el pequeño, entusiasmado—. Zel me ha enseñado toooodo sobre cómo controlar a los Sincorazón y a los Incorpóreos. ¡No os va a pasar nada!

Lyn pareció relajarse un poco ante el comentario de Fátima y esbozó un asomo de sonrisa:

—Hace demasiado, ¿verdad? Eso hay que solucionarlo. Demuestra que te he entrenado bien.

Por su lado, Nithael miró con ternura a Celeste e inclinó la cabeza, agradecido.

—Será un placer para mí que me acompañes, Celeste. Confío en ti para que me protejas.—Rio al escuchar el comentario de Alanna y arqueó una ceja—. ¿Entonces para qué debería ir un curandero con vosotras si no voy a tener trabajo que hacer?

—Necesitaremos un sanador—dijo Zel, posicionándose al lado del ángel. Su largo cabello ondeaba con sus pasos y cayó a su alrededor como una capa. A pesar de la inicial reticencia que parecían haber sentido él y su hermano Eve por Nithael, Zel no retrocedió al rozar las alas del mismo. Es más, Nithael sonrió y le acarició la cabeza y Zel se limitó a apretar un poco los labios, como si no supiera cómo reaccionar—. Yo os protegeré de la Oscuridad y os ocultaré por un tiempo, pero el Caos seguirá ahí incluso si llevamos a las Princesas con nosotros. Os guiaré para que podáis ver algo, así que no os alejéis de mí. ¿Entendido?

Nithael, sin dejar de sonreír, saludó con un gesto a Xefil.

—Que también te acompañe la suerte, Xefil.

Nanashi arqueó una ceja hacia Saeko y no dijo nada. Eve, que estaba cruzado de brazos y plantado al lado de la Maestra observó el «intercambio» fingiendo desinterés. Tampoco ofreció ningún comentario a Saito, simplemente asintió con la cabeza.

—No os alejéis de mí a menos que os ordene lo contrario. Eve nos protegerá de los Sincorazón y nos ocultará a sus ojos. Si nos encontramos con un enemigo, me escucharéis.—Los miró con severidad—. Ambos tenéis cierta historia con Xihn, Karel y Andrei pero, tanto si damos con ellos como si no, esto no va de vosotros. Los mundos dependen de nuestros actos. Habéis decidido venir conmigo, de modo que si os digo que sigáis lo haréis. Espero que haya quedado claro.

Eve los observó con vaga desconfianza y se acercó a Nanashi sin dirigirle una mirada. La mujer alzó una comisura de los labios antes de volverse hacia Xefil.

—Esperemos que así sea.—El siguiente comentario, sin embargo, borró cualquier posible sonrisa de los labios de la Maestra—. Podrías empezar por tener cierta humildad, muchacho.

Y pasó a ignorarlo. Qué curioso, cada vez que un hombre hablaba con Nanashi y esperaba algo emotivo de su lado, más parecía cansarse de ellos…

Aclarados los grupos, cada Maestro se adelantó y abrió un Portal. De Luz o de Oscuridad, todos compartían un mismo destino: Xihn.

* * *

Era la primera vez que se adentraban tanto en el Reino de la Oscuridad. Se trataba de una sensación muy parecida a la que habían experimentado algunos de ellos en el Intersticio —la pesada presencia de la Oscuridad, que notarían casi como una carga física, la incomodidad que les provocaba el Caos, el aire denso—, pero muchísimo más intensa. Era algo desagradable incluso para aquellos afines a Oscuridad.





La zona en la que habían aparecido antaño habría sido una ciudad hermosa. Incluso ahora conservaba parte de su belleza, deformada y retorcida por culpa del Caos. Ante su presencia, los hilillos negros se estremecieron y empezaron a serpentear en su dirección.

Bella gritó una orden. Al unísono, todas las Princesas invocaron sus Llaves Espada y una luz blanca calcinó los restos del Caos.

—¡Nosotras nos ocuparemos! ¡Adelante, no hay tiempo que perder! —exclamó Ariel, alzando el Tridente.

Ronin asintió.

—¡Conmigo, vamos!

Felipe desenvainó la espada y se situó junto a los dos Maestros. Entre los tres, empezaron a abrirse camino. Su destino era imposible de pasar por alto: un gigantesco castillo, lo único que parecía a salvo de la destrucción. Ahí aguardaba Xihn.

*

Grupo de Ronin y Ryota

Mientras sus compañeros se encargaban de rodear la fortaleza, cada uno por un camino distinto, su misión no era otra que la de entrar por la puerta grande. ¿Sabría Xihn que eran ellos en cuanto entraran? ¿Enviaría a alguien a por ellos?

Felipe iba al frente con su Espada y su Escudo en alto. Su mera presencia parecía limpiar el camino y atenuar la oscuridad. Es más, la Espada de la Verdad desprendía un leve resplandor. A su espalda vieron cómo las princesas se separaban, todas resplandeciendo como estrellas. Pronto intentarían rodear la zona y controlar el lugar. Además, servirían para atraer a los Sincorazón.

Sincorazón que estaban por todas partes. Los veían dentro de las retorcidas casas, en los tejados, por las calles. Sería un infierno abrirse camino por las mismas, aunque al menos podían distinguir un camino medio destrozado que hacía zigzags y se enredaba sobre sí mismo… Pero iba directo al castillo.

—No tengáis miedo, tenemos que atraer la atención de Xihn. Haced todo el ruido que queráis—dijo Ryota.

—Ah, nunca pensé que te escucharía decir eso—sonrió Ronin.

—¡Cuidado!—señaló Felipe.

De detrás de lo que un día fue un puente y ahora se alzaba hacia arriba como una torre salieron un grupo de Neosombras. Podían seguir adelante, aprovechando el terreno y saltando por una suerte de acantilado que los haría caer sobre el costado de una casa para seguir el terreno o…

Armar alboroto y atraer la atención de Xihn. Ese era el objetivo, ¿no? Aunque también podían lograrlo corriendo directos y sin detenerse demasiado.

Además, incluso desde allí veían la entrada del castillo, medio hundida en la tierra. Unas enormes puertas firmemente cerradas, sin cerradura a la vista. Quedaba un trecho largo para llegar y no sería el sitio más apropiado para pelear si los perseguía una marabunta de Sincorazón… Pero, claro, dependía de ellos si intentar atraer a Xihn al exterior —¿lo haría? ¿Saldría a su encuentro tras haber perdido su cuerpo?— o si invadir el corazón de su territorio y arrinconarlo en el interior.

*

Grupo de Nanashi

Nanashi partió hacia la derecha y pronto se encontraron derrapando por el tejado medio hundido de una catedral oscura y pulida. Eve iba al frente y podían notar cómo de él surgía una fuerza agradable, fresca, que casi parecía limpiarlos de la extraña y sucia Oscuridad que anidaba en aquel lugar. Los Sincorazón que anidaban por todas partes se quedaban quietos, como si no los vieran. En todo caso corrieron pasando por su lado, buscando a las Princesas.

—Nunca había estado tan cerca. Este sitio era… donde vivía mi gente, ¿no?—Eve miró con vaga tristeza los edificios. Luego sacudió la cabeza y señaló hacia el castillo—. ¿Cómo entramos si no es por la puerta principal?

—Mirad esa torre que se inclina hacia el castillo. Podremos entrar por uno de los tejados.—Nanashi hizo un gesto con la barbilla mientras corrían.

El mundo alrededor del castillo era extraño. Parecía que la tierra se estuviera levantando en una ola que pretendiera engullir el mismo, así que parte de los tejados y edificios se inclinaban sobre el hogar de Xihn como estacas que apuntaran a su corazón.

Al menos no era muy difícil perderse, por irregular que fuera el camino. Debían trepar de las formas más insólitas, saltar ventanas donde debería haber suelo y escurrirse por callejones tan estrechos que podrían haberse quedado atascados dentro. Apenas sí crecían vegetación en aquel lugar y la poca que había era agresiva y oscura… con pequeños brotes de flores azules, violáceas en algunos rincones.

Estaban cerca de la torre, a la que podrían trepar por una enredadera, cuando Saito notó un movimiento a través de una de las cristaleras del edificio, tumbado como un gigante herido, del que partía la torre. Quizá algo blanco. Como un fantasma. ¿Un Sincorazón? ¿Karel? ¿Otra persona? ¿O se lo había imaginando?

—Vamos—dijo Nanashi—. No podemos perder tiempo.

Y se preparó para trepar.

*

Grupo de Nithael

Nithael se desplazaba bastante rápido, teniendo en cuenta la pesadez de sus alas y que tenía que extenderlas en parte para mantener el equilibrio. Aun así, Zel era tan veloz que ni Alanna ni Celeste podían aspirar a competir con él y a menudo se detenía para esperarlos con la boca torcida y los ojos entrecerrados.

Se habían desviado hacia la izquierda del camino y corrieron, durante un trecho, junto a Lyn y el resto de su grupo. Sin embargo, pronto se perdieron entre las casas, destruidas o fusionadas entre sí, y llegaron a lo que un día debió ser el foso que rodeaba el castillo.

Gracias a la presencia de Zel, los Sincorazón no les prestaban atención —aunque a veces pudieron ver cómo alguno de los más poderosos los seguía con la mirada. Entonces Zel tenía que chistarle y ordenarle que se alejara— y se limitaban a vagar por el lugar con aire perdido. A pesar de la oscuridad, de la frialdad del lugar y de la sensación de estar en una pesadilla, podían notar que los edificios no eran muy distintos de los que una vez tuvo Tierra de Partida.

—Zel—dijo Nithael—. Ya sabes que si no quieres entrar al castillo, si no quieres… verle…

Zel no respondió. Se adelantó para estudiar las esquinas y volvió con rapidez para que su influencia protectora no se desvaneciera sobre ellos. Les hizo señas y vieron que el foso serpenteaba, perdiéndose bajo algunas casas. Había poco agua, seguramente les llegaría a la cintura, y apenas sí se desplazaba. Lo que sí hacía era borbotear, con un color negro alquitranado y el vago reflejo de la oscura luz revelaba una superficie sucia, como si estuviera repleta de aceite.

—Ahí hay unas cloacas.—Zel señaló unas grandes rejas contra el muro. En circunstancias normales, probablemente estarían tan por debajo del agua que no se verían. El espacio era grande, lo suficiente para que pudieran intentar colarse—. Estoy seguro de que nos llevará al interior del castillo. Pero es cosa vuestra decidir si nos metemos en un sitio tan estrecho. Podemos intentar acercarnos a la muralla y treparla, Nithael nos puede llevar.

Zel se quedó callado, a la espera. Nithael estudiaba con el ceño fruncido la cloaca. No parecía que le hiciera mucha ilusión, pero cuando miró hacia la muralla del castillo, bastante alta en esa parte, entornó los ojos y apretó la mandíbula. Sería más rápido —y no contaban con mucho tiempo— pero los verían llegar desde cualquier lado.

*

Grupo de Lyn

Lyn corría veloz y silenciosa con Ruz a su espalda. El niño reía de vez en cuando, pero pronto adoptó una expresión seria y su aura envolvió al grupo —que tendría que esforzarse por mantener el ritmo de la Maestra— mientras saltaban por encima de los edificios y esquivaban Sincorazón. Si alguno intentaba hablar Lyn los chistaría con una mirada colérica.

En vez de introducirse en la ciudad que envolvía el castillo, Lyn siguió de largo, rodeándola hasta que casi le dieron la espalda al hogar de Xihn. Solo entonces encontraron un camino maltratado por el tiempo y que se retorcía en extraños giros antes de penetrar entre las casas. Como todas las grandes ciudades, aquella tuvo que ser en su día un lugar de paso del Reino de la Oscuridad. Era normal asumir que el castillo tendría más de una entrada.

—¡Que vuestras mascotas no se alejen mucho!—susurró Ruz—. ¡Oye, ¿luego puedo montar al dragón?!

—Ahora no es el momento. Silencio. Tenemos que llegar hasta alguna de las puertas menores y entrar al castillo antes de que sea tarde.

—Si pudiera cargarnos a todos el dragón iríamos mucho más rápido…

De pronto, Lyn se detuvo. Casi sin darles tiempo a quejarse, les hizo señas para que se escondieran entre las ruinas.

Ruz asomaba la cabeza por encima de su hombro.

—Oh-oh. Se acerca un malo.

Si seguían su ejemplo, verían que estaba en lo cierto. Un malo —al que reconocerían como Andrei— había entrado en la ciudad, con paso seguro y confiado. No se dirigía hacia ellos, pero podían estar seguros de que la cosa cambiaría en cuanto notara que estaban ahí.

Lyn había llegado a la misma conclusión.

—Mierda. Si queremos llegar hasta Xihn tendrá que ser por encima de su cadáver —declaró. Sus colmillos crecían hasta alcanzar un tamaño peligroso. Luego miró a Ruz y pareció calmarse un poco. Bajó la voz—: No tenemos tiempo para esto. Alguien tendrá que quedarse para pelear contra él y el resto seguiremos.

Dijo «alguien», pero había pocas opciones en realidad si tenían en cuenta la capacidad de Andrei. Lo que quedó claro por su mirada fue que en ningún caso aceptaría que todos quisieran pelear contra él. Su misión era destruir a Xihn y no tenían tiempo que perder. Además, quién sabía si Karel les esperaría al otro lado o prepararía una emboscada, viendo lo amigos que eran.

Lyn se puso en pie y se preparó para correr directa hacia la muralla. El resto tendría que decidir en ese momento qué hacer.

Fecha límite: viernes 25 de mayo

Faltas:
Helco: I

[Suzume Mizuno]

—Hace demasiado, ¿verdad? Eso hay que solucionarlo. Demuestra que te he entrenado bien.

Fátima sonrió y, por un momento, casi se olvidó del miedo que tenía. Miró entonces al pequeño Ruz y le acarició la cabeza casi sin pensar.

—Te has ganado una buena protectora, ¿eh?—Daba la impresión de que Lyn literalmente mordía si alguien le hacía daño. Lo entendía. Si hubiera tenido que llevar a sus hijos a la batalla…—. Contamos contigo, Ruz.

*

El mundo que había al otro lado del Portal la dejó sin aliento. No solo por la presión de la oscuridad, sino por… la pesadilla que era. Un mundo destrozado, retorcido, llevado a su extremo. La tierra se alzaba alrededor del castillo, como si estuviera a punto de devorarlo, y los edificios se retorcían en una extraña tormenta de locura.

El Caos, por supuesto.

Dio gracias porque Xihn ya no tuviera el poder del tiempo.

Entonces la Oscuridad comenzó a avanzar hacia ellos. Bella fue la primera en reaccionar, para orgullo de Fátima, y rápidamente las princesas se organizaron para rechazar con energía a la misma.

—¡Nosotras nos ocuparemos! ¡Adelante, no hay tiempo que perder! —exclamó Ariel a la vez que alzaba su Tridente.

—¡Conmigo, vamos!

—¡Malik!—dijo, antes de que se separaran. Le cogió una mano, le miró a los ojos y apretó—. Ni se te ocurra morir.

Luego se dio la vuelta y echó a correr detrás de Lyn, que había cargado a Ruz a su espalda como si la fuera a llevar de paseo.

Durante un rato fueron al lado del grupo de Nithael, por lo que cuando llegó el momento de separarse pudo despedirse con un gesto de Celeste y Alanna mientras les deseaba suerte para sus adentros.

La influencia del pequeño Ruz era impresionante. A pesar de lo pesado que se le hacía respirar en aquel lugar y cómo sentía que la oscuridad le afectaba a la vista, mientras fuera cerca de Ruz solo notaba una vaga penumbra. Se preguntó cómo habrían aprendido a hacer aquello, cuánot tiempo habrían huido junto a Ronin del Caos y…

«No es el momento. Concéntrate.»

Correr entre los Sincorazón resultaba enervante. Sus brillantes ojos pasaban por encima de ellos como si no existieran, pero aun así a Fátima se le ponía la piel de gallina cada vez que tenía que virar para no rozar a alguno que no terminaba de apartarse de su camino. Todo en aquel lugar estaba mal. Hasta las plantas, que no parecían decidirse entre convertirse en polvo o florecer en diversos rincones. ¿De dónde recibirían la luz? ¿Morirían al día siguiente como efecto del Caos…?

Fueron bordeando la ciudad sin dejar de correr hasta que Fátima divisó un camino que partía del castillo y cruzaba, más o menos, el asentamiento. Por supuesto, tenía sentido que intentaran acceder por algún punto menos destacado del castillo. En teoría, toda la atención de Xihn estaría centrada en el frente mientras Malik y el resto no dejaran de hacer ruido.

—¡Que vuestras mascotas no se alejen mucho!—susurró Ruz—. ¡Oye, ¿luego puedo montar al dragón?!

Fátima rio a su pesar y miró a Harun, que volaba por encima de ella y parecía tan tenso o más que ella. Le había tenido que chistar en varias ocasiones para que no se elevara demasiado ni tratara de adelantarlos.

—Cuando volvamos a casa, te dejaré montarlo todo lo que quieras—prometió.

—Ahora no es el momento. Silencio. Tenemos que llegar hasta alguna de las puertas menores y entrar al castillo antes de que sea tarde.

—Si pudiera cargarnos a todos el dragón iríamos mucho más rápido…

«Ay cielo, si vieras cómo de grandes eran sus padres…»

De pronto, Lyn se detuvo. Fátima obedeció cuando les indicó que tomaran refugio entre las ruinas. Ruz se asomó por encima de su hombro y Fátima tuvo que contenerse para no coger la roja cabecita y obligarla a agacharse.

—Oh-oh. Se acerca un malo.

—¿Qué?—susurró Fátima, que se levantó con cuidado sobre las rodillas para echar un vistazo.

Un puño le encogió el vientre y la dejó sin aliento. Era imposible confundir aquel paso arrogante. Andrei. Por supuesto, tenía que ser él. No estaba muy lejos y no parecía que los hubiera descubierto… Pero sería cuestión de tiempo si necesitaban acercarse al castillo.

—Mierda. Si queremos llegar hasta Xihn tendrá que ser por encima de su cadáver —masculló la joven. Fátima contuvo su alarma a duras penas al ver cómo le crecían los colmillos. Por suerte, de pronto miró a Ruz y se relajó. A pesar de la situación, Fátima notó un agradable color en el pecho y casi sonrió—: No tenemos tiempo para esto. Alguien tendrá que quedarse para pelear contra él y el resto seguiremos.

Fátima miró hacia el castillo. Pensó en Malik, en la puerta, preparándose para luchar contra Xihn. En sus hijos.

Luego miró a Andrei. Si los descubría, si los detenía…

Y, antes de poder controlarse, recordó esa vez en China. En cómo forcejearon y cómo le arrancó la parte de arriba de la ropa. Cómo la hizo mirarse al espejo mientras le susurraba al oído. Un escalofrío de repugnancia le subió por la espalda. Luego pensó en Clío. En cómo lo defendió y, a pesar de todo, él…

—Yo me quedaré. Tengo suficientes cuentas pendientes con él que debo cerrar de una vez. Os seguiré después.

Apoyó la mano en la cabeza de Harun y luego subió a su lomo de un ágil salto. Si Andrei intentaba salir detrás de Lyn, se elevarían en el aire y Fátima disparía unas cuantas flechas con su Arco de Cupido con la intención de acertarle. Dudaba que fuera a hacerlo, pero si intentaba de todas formas ir tras Lyn en vez de enfrentarse a ella, se aseguraría de interponerse en su camino, Llave Espada en mano. Esperaba que, montando a Harun, pudiera ganar altura y esquivar sus ataques más básicos.

Si no se percataba de nada, Fátima enviaría a Harun a rodearlo y le indicaría que lanzara un rugido para despitarlo lo suficiente para acercarse y atacarle por detrás. En ese caso, Fátima activaría su habilidad Posesión Lunar. Había entrenado durante años para poder enfrentarse a Andrei sin que neutralizara todas y cada una de sus habilidades.

Era hora de poner a prueba sus garras.

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Siento el doblepost, pero las opos llaman y quiero tener la semana libre.

En caso de que Andrei no vaya a por Lyn:

▪ Posesión Lunar (HC) [Nivel 32] [Requiere afinidad a Luna; Cuerpo a Cuerpo: 38; Velocidad: 40]. Los instintos animales del usuario se despiertan al activarse la habilidad. Puede lanzar zarpazos con unas uñas más desarrolladas y tan afiladas como una espada. También multiplica la Velocidad y el Cuerpo a Cuerpo x 1.5. Dura dos turnos.

[Sombra]

Ronin sonrió y extendió su brazo hacia Malik, Xefil y yo. No supe si era una sonrisa que ocultaba un sentimiento de tristeza o si era preocupación. Ryota no dijo nada.

Miré a Xefil y le sonreí.

—Va a ser una misión dura —dije—. Me alegra tenerte cubriéndome las espaldas —Le di un golpe en el hombro.

Fátima en aquel instante se estaba despidiendo de Malik, por lo que no quise interrumpirlos. Hice un movimiento con la cabeza hacia Fátima deseándole para mis adentros la mejor de las suertes.

—Maestro Ronin, ¿sabes qué? Todavía recuerdo el primer entrenamiento en Tierra de Partida, fue contigo aquí mismo... Han pasado tantos años... —sonreí con nostalgia. Aunque en aquella época era mucho más inmaduro e inocente, mucho más débil e influenciable...

En aquella época habría vendido mi alma al diablo con tal de recuperar mi identidad, con tal de saber quien era yo. Si la persona que me hubiese propuesto cambiar de bando hubiese sido Xihn y no Ryota... Habría aceptado también en aquella época irme con él y destruír el Intersticio, no sabía lo que era la lealtad ni siquiera y ahora daría mi vida por mis amigos. Jamás los traicionaría de nuevo.

—Tened cuidado —dije de pronto hacia todo el mundo y con el corazón en un puño. Tenía miedo, mucho miedo.

Cada grupo, liderado por uno de los Maestros abrió un portal, directos al reino de la oscuridad. Miré al resto de mis compañeros una última vez. ¿Volvería a verlos a todos? ¿Alguno de los integrantes del resto del grupo o el mío propio se convertiría en luz antes de atacar a Xihn? ¿O sería la última vez que viésemos Tierra de Partida?

Tomé aire y seguí a Ronin y Ryota.

—Príncipe Felipe, no tuvimos ocasión de hablar antes. Es un placer trabajar con usted, aunque una lástima conocernos en estas circunstancias. Soy Ragun, cuento con usted, alteza —sonreí.

***



Apestaba. La sensación era de completa pesadez y la oscuridad era densa hasta el punto que sentía que me costaba incluso respirar.

No tardé en accionar el botón de la armadura, no era muy buena idea ir con el pecho al descubierto allí por muy resistente que fuera mi piel, aunque no me llegué a colocar el casco en aquel momento para no limitar mi visión.

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Solo pongo esto de forma narrativa, espero que no haya problema.

Miré a mi alrededor, el lugar era extraño, oscuro y tenebroso. Un lugar que en algún momento había sido una ciudad donde todavía podía apreciarse su vieja belleza, pero que ahora se mostraba retorcida y con un aspecto incluso intimidatorio.

La sensación era muy desagradable.

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De golpe, unos hilillos negros de Caos se alzaron contra nosotros, Bella dio un grito con el que ordenó a todas las princesas actuar. Las mujeres invocaron sus Llaves Espada e hicieron que con una potente luz blanca los hilos de Caos se convirtieran en ceniza.

—¡Nosotras nos ocuparemos! ¡Adelante, no hay tiempo que perder! —exclamó la sirena con su tridente en mano.

—¡Conmigo, vamos! —exclamó entonces Ronin.

El príncipe Felipe desenvainó su espada y se adelantó con Ronin y Ryota. Frente a nosotros se alzaba un monstruoso castillo que se mantenía en pie, casi congelado en el tiempo... No hacía falta ser un genio para saber que allí dentro nos esperaba Xihn. Materialicé mi Llave Espada en una mano y en la otra mi Escudo Guardián.

—Oíd una cosa... Como sabréis, la raza de Ruz, Xihn y los demás tienen gran influencia sobre los sincorazón e incorpóreos. Cuando os encontramos en el Intersticio—Me referí a los eventos ocurridos unos pocos días atrás mientras avanzábamos—. Me di cuenta de que si de verdad quieren siento que debo obedecerles... Es como una especie de "orden" que hay dentro de mí, un extraño instinto arraigado a mi raza. He intentado resistirlo y hago mi mayor esfuerzo pero si en algún momento empiezo a ceder ante Xihn porque me ordena ponerme en vuestra contra quiero que me matéis sin dudar. Yo haré todo lo posible por poner por delante mi lado humano y resistir, pero si no soy capaz ni se os ocurra tener piedad, porque seguramente yo tampoco la tendré.

Aquellos niños eran inmensamente poderosos y podían prácticamente doblegar nuestra voluntad con unas pocas palabras, Xihn era lo mismo... Ryota lo había visto en persona. Me preocupaba haber escogido mal yendo por el camino del frente, ¿y si mi decisión entorpecía al resto? Lo único que podía hacer para prevenir que Xihn me dominase era mentalizarme con que iba a intentar hacerlo, sacar hacia fuera todo lo que yo era en realidad... No solo un sincorazón, también era humano... Y más que nunca. Lucharía contra mi propia naturaleza a cualquier coste.

El camino, con Felipe liderando el grupo parecía mucho más seguro, su espada de algún modo resplandecía ahuyentando la oscuridad que había alrededor de nosotros. Las princesas, tras nosotros se separaron cumpliendo con el plan para mantener a raya la oscuridad y atraer a muchos de los sincorazón que podíamos ver en cualquier lugar que mirásemos. Casas, tejados, calles... Había miles, o tal vez millones por toda la ciudad. De no ser por tener un grupo bien organizado y un plan... Una sola persona moriría en cuestión de minutos, incluso si esa persona era un Maestro.

—No tengáis miedo, tenemos que atraer la atención de Xihn. Haced todo el ruido que queráis—dijo entonces Ryota.

—Ah, nunca pensé que te escucharía decir eso.

—¡Cuidado!—exclamó el príncipe.

Súbitamente, se alzó un enorme grupo de Neosombras, casi como una Oleada de Demonios de detrás de un puente.

—¡Si los llevamos a un lugar estrecho o a una pendiente podemos lanzar un ataque que destruya muchos a la vez! —alcé la voz para que me escuchasen—. ¡Avancemos un poco más! Si peleamos frente a las puertas del castillo podríamos destruir los sincorazón y la puerta a la vez y atraer a Xihn hacia fuera.

Aún quedaba un buen trecho, pero podíamos ver claramente la entrada al castillo que estaba levemente hundida en el suelo, que terminaba en unas imponentes y grandes puertas que no parecían contener cerradura alguna. ¿Y si Xihn tenía un nuevo cuerpo? Todavía tenía a sus dos generales, aunque algo me decía que no sería capaz de robarle el cuerpo a ellos dos... Y menos en aquel momento. Xihn necesitaba aliados para mantenernos a raya más que nunca.

Si todos estaban de acuerdo con mis palabras y seguíamos avanzando dejando a la marabunta de Neosombras detrás intentaría abrirme paso a base de espadazos, no creía que las neosombras supusiesen a aquellas alturas demasiadas alturas para nosotros, pero en aquellas cantidades resultaban muy peligrosas. No quería emplear mi magia todavía salvo que fuese una emergencia hasta llegar a la entrada del castillo.

Si la mayoría decidían luchar contra las neosombras yo no sería menos, empezaría disparando un Láser Oscuro contra un grupo de neosombras con la esperanza de que el ataque perforante fuera capaz de dañar al sincorazón al que apuntase y a aquellos que tuviese justo detrás. Si aquello no ocurría no pasaba nada, daría un salto hacia atrás y levantaría el escudo para repeler las garras de alguno de los monstruos y contratacaría con un Golpe Contundente.

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▪ Láser oscuro (HM) [Nivel 7] [Requisitos: Afinidad a Oscuridad, Flama Tenebrosa] El usuario comprime una Flama Tenebrosa y la expulsa en forma de fino rayo laser que alcanza grandes velocidades y una larga distancia.

▪ Golpe contundente (HC) [Nivel 4] El usuario pone toda su fuerza en un potente golpe que puede llegar a aturdir al rival (Probabilidad de aturdir baja).

[Drazham]

—¿Entonces para qué debería ir un curandero con vosotras si no voy a tener trabajo que hacer?

—Oh, eh… Para… ¿Qué los demás no se queden sin curas?

Alanna esbozó una sonrisa vergonzosa y se pasó la mano por la nuca. Ay, otra vez los nervios. Siempre la vendían y acaba soltando cualquier tontería. Aun así, era verdad que tenía intención de no darle más faena de la necesaria a Nithael.

Le sorprendió gratamente que Zel, pese al rechazo de la última vez que mostró, se hubiese acostumbrado a la presencia de Nithael. Se tuvo que morder la lengua para contenerse la risa por la cara que puso el niño cuando el ángel le pasó la mano por la cabeza. Serían polos opuestos, pero ya se sabía lo que se decía sobre ellos…

Al poco de que el grupo pusiese en común las prioridades y las indicaciones a seguir cuando estuviesen ahí fuera, Xefil apareció para dedicarle unas últimas palabras a Nithael. Y también a ella. Alanna enmudeció por unos instantes hasta que suspiró y le asintió con la cabeza. Se alejó un poco de los demás, con un nudo en el estómago porque todavía no sabía ni que decirle después de lo ocurrido.

Al menos, él sí que tenía claro por dónde empezar.

—Sólo quería asegurarme que todo estuviera bien después de, ya sabes, ¿la última misión? —Alanna entornó los ojos, ya dándose por vencida con esquivar el tema—. No hemos hablado en un tiempo y me siento algo culpable por haberte dejado ir al Intersticio sola con Bella.

—No tienes por qué sentirte culpable, Xefil. Cumplíamos nuestro deber, y había prioridades que atender —aclaró, levantando un poco la mano para quitarle culpabilidad. Aunque a ella también le carcomiese el haber abandonado su mundo en un momento tan crítico—. Bella… era una de ellas. Además, si le hubiese ocurrido algo, no habría sido capaz de mirar a Fátima a la cara nunca.

»Sólo quería que supieras que, aunque vayamos por caminos diferentes, yo te cubro. Cuando volvamos, tengamos una larga plática sobre el reino y los viejos tiempos, ¿vale?

«Los viejos tiempos…»

Los que les tocó vivir a ella y, posiblemente a Xefil, no serían los mejores. En parte seguían viéndose afectados por la guerra entre el reino de Huberto y Maléfica. Pero tampoco fueron tan malos, después de todo. Tenía a su abuela, y la poca inocencia que una niña de su edad mantendría intacta en aquellas condiciones.

Y sobre lo demás de lo que tenían que hablar… En verdad, sí que necesitaban hacerlo. No podía quedarse callada más tiempo y actuar como si Xefil estuviese padeciendo por una enfermedad incurable.

—Xefil, yo…

Pero para su sorpresa, el chico la increpó con un abrazo que le quitó de un soplo las preocupaciones y el sentimiento de lástima. Decidió mandar todo aquello a la porra y devolverle el gesto como mejor pudo.

—Que sepas que yo también te cubro. Y Xefil… —Hizo una breve pausa, mojándose los labios—. Recuerda que ahí afuera no estarás solo. No tengas la obligación de echarte encima cargas por tu cuenta, por favor.

***

Decir que ya tenía más que visto lo que se encontró nada más cruzar el portal era quedarse cortos. Había Caos, junto con todos sus estragos de los que ya eran conocedores. Pero el de aquel lugar era tan cargante que a Alanna le daba angustia respirar el aire. Por lo menos, fue una sensación pasajera. El resto ya fue el propio malestar de contemplar las deformidades de los edificios y de la misma tierra sobre la que se erigían.

El paraje no fue el único que les dio la bienvenida. Zarcillos de oscuridad despertaron nada más notar su presencia. Las princesas tuvieron que entrar en acción de inmediato, y Alanna cubrirse un poco los ojos con el brazo para que el fogonazo de luz no la cegase.

—¡Nosotras nos ocuparemos! ¡Adelante, no hay tiempo que perder!

Entonces Los dos líderes y Felipe salieron al frente, en dirección a la única estructura del lugar que no era pasto del Caos. Le dedicó una última mirada a Xefil para desearle suerte en silencio antes de echar a correr con el resto del grupo.

Después tuvieron que separarse de los demás grupos para abarcar más terreno. Le asintió a Fátima antes de marcharse con Lyn.

«Vale. Nada de actos premeditados y mantenerse junto al resto.»

Lo cual era más fácil decirlo que llevarlo a cabo. Nithael se estaba tomando en serio lo de actuar con celeridad, y Zel… Bueno, él se conocía mejor el entorno y se sentía como pez en el agua. Las miraditas de suficiencia que les lanzaba a ella y a Celeste por tener que esperarse ya la estaban poniendo más ansiosa de lo que estaba. Alanna refunfuñó por lo bajo; ya le gustaría a ella ir tan rápido.

Lo bueno es que la irregularidad del terreno era lo único de lo que preocuparse. Los Sincorazón estaban a raya gracias a la influencia del chico.

—Zel. Ya sabes que si no quieres entrar al castillo, si no quieres… verle…

Alanna apretó los labios, pero el silencio de Zel fue más que suficiente para interpretar que no estaba por la labor de quedarse atrás. Siguiendo sus indicaciones, siguió la línea retorcida que dibujaba el foso del castillo. Una mueca de aversión le torció el gesto de la boca al analizar el… ¿Agua? ¿Esa masa negra era agua? Más bien parecía la típica brea que rezumaba en terrenos pantanosos. Solo que más nauseabunda, más sucia…

Fuese o no brea, no quería averiguarlo. Aunque habría de cuidarse si también era inflamable. Nada de fuego, por el momento.

—Ahí hay unas cloacas. —Alanna siguió el dedo de Zel hasta una reja que no quedaba a mucha profundidad del foso y frunció el ceño. Dado que era bastante grande, ya se temía la idea que le rondaba al niño por la cabeza—. Estoy seguro de que nos llevará al interior del castillo. Pero es cosa vuestra decidir si nos metemos en un sitio tan estrecho. Podemos intentar acercarnos a la muralla y treparla, Nithael nos puede llevar.

Dos opciones que se les presentaban, y ninguna le gustaba ni un pelo: Escurrirse por una cloaca de la que desconocían si tenía dentro algo más que esa agua nauseabunda, o entrar a lo grande y quedar expuestos. Tenía sus dudas con la primera, pero era la más fiable si querían pasar desapercibidos. Cosa que iban a necesitar yendo con Nithael.

—No podemos correr el riesgo de exponernos tan pronto. Si Xihn nos descubre antes de que los demás grupos puedan hacer nada… —Apretó la mandíbula. Sería un completo desastre, tanto para ellos, como para el resto. Nithael no las tenía todas consigo respecto a colarse por las alcantarillas. Supuso que por miedo a que las alas fuesen un estorbo allí dentro—. Iré yo delante para asegurar el camino, si os parece bien a todos.

[Tsuna]

Los grupos no tardaron en formarse. A Saeko no le llevó demasiado pensarlo, aun viéndose tentada por la posibilidad de ir de frente contra Xihn tomó el camino que sería liderado por Nanashi, pensando que al final le daría más oportunidades de alcanzar a su objetivo. Se situó cerca de la maestra y luego miró al muchacho albino que la acompañaba, asintiendo levemente la cabeza a modo de saludo. Se trataba de uno de los niños, nunca lo había tenido tan cerca y su presencia no dejaba de resultar inquietante. Desde allí Saeko pudo ver a los demás tomar sus propias decisiones, que analizó con cuidado.

Al final y de entre todos los presentes solo Saito siguió sus pasos, cosa que pilló a la mujer por sorpresa.

—Maestra Nanashi, querría acompañarla. Sé que a veces soy un inconsciente… pero esta vez tengo muy claro cual es mi deber como Caballero. Y creo que puedo ayudar, ya sea con mi aguante o mis habilidades mágicas.

»Pongo a su disposición todo lo que tengo.

No le pareció el mejor de los planteamientos, Saeko lo veía de otra forma: no estaban poniendo sus habilidades a disposición de los maestros, sino que las estaban poniendo por ellos mismos, por todo lo que querían y por todo lo que les quedaba. Pero era Saito el que había estado luchando todos esos años al lado de la maestra y no ella, por lo que supuso que sus palabras llevaban un significado más profundo. A pesar de todo se esforzó por recibirlo con una sonrisa.

Poco a poco todos se fueron agrupando y los maestros comenzaron a dar indicaciones, Saeko escuchó las conversaciones por encima intentando enterarse de todo.

—No sólo tenemos que enfrentarnos a Xihn y a sus generales, debemos asegurarnos que ninguno de ellos le toca un pelo a Ruz. Es de vital importancia que le protejamos con nuestra vida.

—¡No os preocupéis! Zel me ha enseñado toooodo sobre cómo controlar a los Sincorazón y a los Incorpóreos. ¡No os va a pasar nada!

Desde luego, eso podía resultar preocupante.

—No os alejéis de mí a menos que os ordene lo contrario. —habló Nanashi entonces, ganándose toda la atención de Saeko—. Eve nos protegerá de los Sincorazón y nos ocultará a sus ojos. Si nos encontramos con un enemigo, me escucharéis. Ambos tenéis cierta historia con Xihn, Karel y Andrei pero, tanto si damos con ellos como si no, esto no va de vosotros. Los mundos dependen de nuestros actos. Habéis decidido venir conmigo, de modo que si os digo que sigáis lo haréis. Espero que haya quedado claro.

La sensación de que le habían cortado las alas fue inmediata, y no fue fácil de tragar cuando también les estaba ordenando que si era necesario seguir adelante pasara lo que pasara, que así fuera. Saeko ya estaba mentalizada para poner su vida en peligro, pero le dio la sensación de que Nanashi se seguía preocupando por ellos...

Tardó unos segundos en dar su visto bueno.

—Entendido.

Y a continuación se acercó Xefil, estaba cambiado, parecía un hombre más fuerte y maduro, uno de los aprendices que empezó por la misma época que ella. A veces resultaba chocante pensar en quiénes se habían ido para siempre y en quiénes seguían allí. No obstante ante su discurso Saeko alzó una ceja, en especial cuando aseguró que la maestra derramaría lágrimas por él cuando se alzase con el título. Le pareció un tanto arrogante por su parte.

—Esperemos que así sea. Podrías empezar por tener cierta humildad, muchacho.

Poco más había que decir, tocaba ponerse en marcha. Los maestros prepararon los portales y sus ojos se irritaron un tanto ante la luz que emanaba del propio invocado por Nanashi.

—Tened cuidado —comentó Ragun desde la distancia.

—Venceremos. —respondió ella, con aparente seguridad. No había forma de saber cual sería el desenlace pero sentía que era algo que necesitaban escuchar.

****

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La sensación fue asfixiante, agobiante, no solo la luz del portal le había incomodado lo suficiente, sino que lo que vino después la dejó mareada unos segundos, como si cargase con un gran peso sobre sus hombros, la cabeza le daba vueltas e incluso le costaba un poco coger aire. Esperó unos momentos para asimilar el terreno en el que se encontraba, era oscuro, lúgubre, triste y retorcido. En lo alto se alzaba un castillo que parecía que fuese a ser engullido por la propia tierra.

Ese era el Reino de la Oscuridad, donde habían ido a parar los restos de los mundos sin vida que Xihn había ido devorando con los años, y el hogar en el que habitó una vez la raza de su enemigo. Pensó en China, en lo que pudo haber pasado, también en Villa Crepúsculo... al final todo terminaba allí, en ese cementerio.

En el lugar en el que vivía Xihn.

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Pero la presencia del grupo no tardó en afectar a la oscuridad de la zona, a lo que todos empezaron a movilizarse. Las princesas y el grupo principal fueron los primeros en actuar, otros en cambio se despedían con promesas de volverse a ver antes de separarse en sus respectivos grupos.

—¡Nosotras nos ocuparemos! ¡Adelante, no hay tiempo que perder!

—¡Conmigo, vamos!

Saeko miró a Nanashi con determinación dispuesta a seguirla, y así fue, tomaron el camino de la derecha.

No tardaron en verse derrapando a través del tejado de una catedral tan oscura como todo lo que la rodeaba, desde luego moverse por esa zona resultaba complicado, y Saeko sabía que lo hubiese sido más de no haber contado con la presencia del muchacho que les acompañaba. Pasaban al lado de los Sincorazón sin que estos les prestasen atención, incluso se llegó a preocupar por un momento cuando percibió por el rabillo del ojo a algunos dirigiéndose a la zona de la entrada, donde se encontraban los demás... que parecía que se hubiesen lanzado al suicidio.

Y no solo se limitaba a los Sincorazón, la presencia de Eve parecía aliviarles y quitarles de encima esa sensación tan amarga y pesada que les había molestado nada más entrar. El chico no tardó en reflexionar sobre lo que estaba presenciando.

—Nunca había estado tan cerca. Este sitio era… donde vivía mi gente, ¿no?

Saeko le miró de reojo por un momento con algo de desconfianza, en un intento de ver su expresión. Ya la noticia de que pudiesen controlar Sincorazón e Incorpóreos a su antojo sonaba tan prometedora como peligrosa, y no podía olvidar que eran iguales que Xihn. Quería confiar, pero sentía que podían ser también muy influenciables, si es que Ronin no les había explicado bien la situación. Simplemente Saeko tenía el presentimiento de que no debía bajar la guardia.

—¿Cómo entramos si no es por la puerta principal?

—Mirad esa torre que se inclina hacia el castillo. Podremos entrar por uno de los tejados.

—Adelante.

Moverse a través de la ciudadela no resultó fácil, Saeko se vio en serias dificultades a la hora de tener que saltar o realizar alguna maniobra para continuar su camino. No es que fuese la mujer más flexible del mundo, pero sí le faltaba desenvolverse mejor en ese tipo de escenarios, por un momento se maldijo a sí misma por si podía retrasar al grupo, pero se esforzó para que algo como eso no sucediera, o al menos que no se notara tanto.

Se sintió tentada a hablar con Nanashi, había algo que quería decirle, al igual que reflexionar sobre algunas cosas con Eve, pero no parecía la situación adecuada para entablar conversaciones, tenían que darse toda la prisa posible por entrar en el castillo y una vez allí, trazar un plan para acabar con Xihn.

Terminaron por alcanzar el muro que les daba acceso a la torre, por supuesto, debían trepar por una enredadera para lograrlo.

—Vamos. No podemos perder tiempo.

Todavía le rondaban en la cabeza las cosas que quería decir, pero ante el comentario de Nanashi se convenció a sí misma de desterrar esos pensamientos para volverse a centrar en la misión.

—Vamos a buen ritmo. —comentó queriendo dar su impresión, luego encerró la enredadera dentro de su puño—. Y parece que todo está saliendo bien. —le dedicó una mirada breve a Eve, todo era gracias a él.

Y se puso a trepar, justo después de Nanashi.

[RedXIII]

—Señor Hiro — Permaneció unos segundos quieta —. Enfrentémonos juntos a nuestro enemigo. Si esta va a ser nuestra última misión, quiero que sea junto a un amigo como usted.

—Ah... — Cogió a Kairi y a Dos del hombro y las aplastó contra él —¿Qué os pasa que estáis tan serios todos? Alegraos, que vamos a darles una paliza a los malotes y luego lo mismo nos dan fiesta — Alborotó con intensidad el peinado de Kairi y Dos.

—Confío en vosotras dos — Dijo entredejando ver la sonrisa más forzada que jamás verían.

—No os hagáis ilusiones. Será una batalla difícil. No sólo tenemos que enfrentarnos a Xihn y a sus generales, debemos asegurarnos que ninguno de ellos le toca un pelo a Ruz. Es de vital importancia que le protejamos con nuestra vida.

—¡No os preocupéis! Zel me ha enseñado toooodo sobre cómo controlar a los Sincorazón y a los Incorpóreos. ¡No os va a pasar nada!

—Hemos salido de situaciones peores — La risa de cierto payaso pasó por la cabeza del mestizo, quien no pudo evitar tener un escalofrío.

Se colocó los protectores oculares y estiró un poco las piernas.

***

La pata de Goei surcó el aire a gran velocidad, como si de un vehículo motorizado se tratara, su movimiento era hipnótico, tanto que apenas pudo percatarse de la llegada a la ciudad en ruinas.

Sobre la espalda de Hiro se hallaba bien sujeto, parecía bastante incómodo pero no le importaba, en aquel momento su mundo era únicamente su pata ondulando junto al viento, sin duda su capacidad de concentración era increíble.

Aquel lugar chocaba directamente con el corazón del mestizo, quien intentaba hacer un esfuerzo por no mostrar una mueca de desagrado, y aunque el aura de Ruz ayudaba, no era suficiente.

Pararon en seco al notar la presencia de alguien, alguien que no caía especialmente bien a Hiro y a quien no esperaba volver a ver, sobretodo después de que le tirara ficha...

Desplegó sus rompe Chakra y aguardó pegado tras una pared de la cual prácticamente solo quedaba una biga. Los tatuajes de su brazo izquierdo pasaron a un tenue brillo dorado durante escasos segundos, aunque gracias a sus mangas era difícil de que alguien se diera cuenta.

—Mierda. Si queremos llegar hasta Xihn tendrá que ser por encima de su cadáver. No tenemos tiempo para esto. Alguien tendrá que quedarse para pelear contra él y el resto seguiremos.

—Vamos, dejar un señuelo para poder continuar — Confirmó.

—Tal vez... — Pero antes de que pudiera decir nada Fátima se adelantó y fue a combatir contra él.

—Ya empezamos... — Pero no parecía ser la única con intención de ir al campo de batalla.

Detuvo unos segundos a Dos cogiéndola del brazo —No sé los motivos que te mueven a luchar contra él, y no puedo dejar sola a Caqui con Rulz y Lyn — Paró un momento, dejando aquel aire desenfadado que hasta hacía unos segundos le había acompañado —Sé que no soy el más indicado para decir esto, pero, a veces, la venganza nos ciega más de la cuenta — Estaba algo nervioso y le costaba expresarse con claridad.

—Joder, nunca se me ha dado bien estas cosas, lo que quiero decir es que... no te conviertas en el monstruo que es Andrei, Fátima hace mucho que decidió cómo quería hacer las cosas, pero tú aun puedes elegir — Posó sobre su mano una pequeña figura de madera, posiblemente uno de sus recuerdos más preciados y queridos.

—Es uno de los testigos de mi mayor fracaso y a la vez mi mayor hazaña, quiero que lo tengas hasta que nos volvamos a ver — Cerró su mano con dicho objeto y a continuación se dirigió donde estaba Kairi —¿Podrás aguantar el ritmo? No parece que Lyn vaya a pararse mucho por nosotros — Cargó sus armas y siguió a toda velocidad a la mestiza.

—Creo que sí. Sólo es Oscuridad, podré soportarla— Parecía confiada.

—Nunca subestimes la influencia de la oscuridad, puede corromper hasta el corazón más puro.

[Kairi]

Pronto se fue uniendo mas gente al grupo, Hiro, Dos y Fátima. Awa-chan empezó a maullarle molesto a Hiro, pero Kairi lo cogió y le dijo que iría con ellos y debería portarse bien con él, a lo que Awa-chan respondió hinchando los mofletes. La joven saludó a sus compañeros y se disculpó con Hiro por el comportamiento de su gato.

—¿Qué os pasa que estáis tan serios todos? Alegraos, que vamos a darles una paliza a los malotes y luego lo mismo nos dan fiesta—dijo Hiro efusivamente mientras apretaba a Dos y a ella contra él y les alborotaba el pelo. Kairi no supo cómo reaccionar a ello, así que lo único que hizo fue ponerse nerviosa, como solía hacer en la mayoría de situaciones de contacto social. Creía que ya había superado eso...

—No os hagáis ilusiones. Será una batalla difícil. No sólo tenemos que enfrentarnos a Xihn y a sus generales, debemos asegurarnos que ninguno de ellos le toca un pelo a Ruz. Es de vital importancia que le protejamos con nuestra vida.

—¡No os preocupéis! Zel me ha enseñado toooodo sobre cómo controlar a los Sincorazón y a los Incorpóreos. ¡No os va a pasar nada!

Ruz parecía muy seguro de sí mismo. Ojalá ella lo estuviera también en la batalla. Cuando estuvieron listos, cruzaron el portal de luz.

***


No sabía si era por ser afín a Luz, pero Kairi sintió una gran pesadez al cruzar al Reino de la Oscuridad. Un mundo donde todo estaba en ruinas. Todo, menos un castillo que se alzaba al fondo.

Kairi siguió corriendo a Lyn pasando al lado de Sincorazones y esquivando edificios y demás obstáculos. Más de una vez se dio un susto porque pensaba que algún Sincorazón la iba a atacar, pero Ruz hacía bien su trabajo. Rodearon la ciudad hasta llegar a la parte trasera del castillo.

—¡Que vuestras mascotas no se alejen mucho! ¡Oye, ¿luego puedo montar al dragón?!—susurró Ruz, refiriéndose a la mascota de Fátima.

—Ahora no es el momento. Silencio. Tenemos que llegar hasta alguna de las puertas menores y entrar al castillo antes de que sea tarde.

—Si pudiera cargarnos a todos el dragón iríamos mucho más rápido…

De eso no tenía duda y la misión sería más fácil. Pero desgraciadamente no era tan grande. Se preguntó si Awa-chan la dejaría que lo montara si tuviera un tamaño considerable...

De pronto, Lyn se detuvo y les ordenó que se escondieran entre las ruinas.

—Oh-oh. Se acerca un malo.

Efectivamente, Kairi pudo ver a Andrei acercándose hacia donde ellos estaban, aunque no había notado sus presencias.

—Mierda. Si queremos llegar hasta Xihn tendrá que ser por encima de su cadáver: No tenemos tiempo para esto. Alguien tendrá que quedarse para pelear contra él y el resto seguiremos.

Kairi sabía que no podría con él. De hecho, dudada si alguno de los presentes podría derrotarle sólo. Pero enseguida Fátima se adelantó antes de que nadie pudiera decir nada. Y Dos decidió seguirla. La verdad es que dos personas eran mejor que una, pero estaba algo preocupada por la robot.

Por otro lado, Hiro y Kairi seguirían a Lyn.

—¿Podrás aguantar el ritmo? No parece que Lyn vaya a pararse mucho por nosotros—le preguntó Hiro a la pelirrosa.

—Creo que sí. Sólo es Oscuridad, podré soportarla—respondió algo confiada. Había aguantado cosas peores que esa.

—Nunca subestimes la influencia de la oscuridad, puede corromper hasta el corazón más puro.

Procuraría recordarlo. Así, siguió corriendo detrás de Lyn con Awa-chan a su lado.