Re: [Evento Global Final] Un Reino de Luz y Oscuridad
Publicado: Vie May 18, 2018 6:52 pm
¿Qué tal lo llevas?
Supongo que bien. No sabría qué decirte.
Y si le hubiese dicho a Nikolai cualquier otra cosa, habría sido una mentira tan grande como la catedral de París. Pero llegados a ese punto, era tontería mostrar dudas. Se había anotado a esa lista, ya no había vuelta atrás. Se había comprometido a colaborar el resto del grupo, y por todo lo sagrado que se iba a volcar a ello. Quizás, en el fondo hubiese preferido que la noche que pasó con sus seres queridos hubiese durado más. Pero no. Eso hubiese sido admitir que sopesaba la posibilidad de que no volviese a verlos.
También que esperaba ver en la lista a más gente que no le sacase una diferencia de experiencia tan abismal. Dioses, si juraría que ella era la más novata de todos.
«De perdidos al río. Vamos a la guarida de ese monstruo; es tontería que no vayan los más fuertes.»
No le gustaba admitirlo, pero algo de seguridad le infundía encontrar nombres conocidos y en los que podía confiar. Ventajas de haber sido de las últimas en alistarse. Fátima, Celeste, Ragun, Malik, Xefil… Ay, dioses. Xefil. No había hablado con él después de lo ocurrido en Reino Encantado. Sobre todo, cuando se enteró por su cuenta de lo que llegó a hacer para salvar a Felipe. Desde entonces no se atrevía a encararle por miedo a tratarle como si estuviese enfermo, o porque sus emociones explotasen y le llamase de todo por la insensatez que cometió.
Y luego estaba ella. No mentiría si dijese que el lápiz le tembló en la mano nada más ver el nombre de Saeko escrito en la lista. Casi parecía que los dioses la estuviesen sometiendo a una especie de prueba de fuego.
Alanna fue de las primeras en llegar a la sala, bien porque las ansias la forzaron a acudir temprano. Puesto que Fátima ya estaba allí con su marido, la saludó en un intento de aparentar que estaba lo más tranquila posible. Esa era la parte fácil. Acercarse a hablar seguramente la acabaría delatando, y no quería transmitirle a nadie sus inseguridades.
A la siguiente que vio aparecer fue a Celeste. Sola, sin la compañía de esa chica, Daian. Desde que se habían vuelto casi inseparables de la noche a la mañana le daba un poco de envidia, pero tampoco es que le diese muchas vueltas. Por eso le extrañaba no verla con junto a ella, y por cómo se fue directa hacia Celeste, Fátima también dio cuenta de ello.
Bueno, ella sabía más sobre la relación que se traían esas dos, por lo que se alejó en parsimonia. Lo cierto es que ya empezaba a pincharle la necesidad de hablar con alguien antes de que los nervios la transformasen en un ovillo intranquilo. Justo entonces, captó por el rabillo del ojo una figura que hizo que le diese un vuelco el corazón. Xefil no fue el único que pagó un precio muy alto aquel día, y encontrárselo allí le provocó sentimientos encontrados.
Bueno, con alguno de los dos tenía que quitarse esa espinita. Y en cierto modo, sentía la necesidad de excusarse con Felipe después de marcharse en tan mal momento.
—B-buenos días, príncipe. —Se aproximó a Felipe, inclinando la cabeza en un movimiento seco. Cómo sabía que la pifiaría en cuanto abriese la boca—. Yo… solo quería que… —Frustrada consigo misma, cerró los ojos y suspiró—. Lo siento muchísimo. Ese día prometí hacer todo lo posible para que nadie más sufriese y yo…
«Cállate y vete antes de empeorarlo más»
Volvió a inclinar la cabeza para excusarse y se alejó, arrastrando los pies. Fabuloso. Ni siquiera podía darle a nadie el luto en condiciones sin parecer una llorica lastimera que se culpaba por lo ocurrido. Tampoco es fuese muy diferente de haberse quedado allí, luchando contra Xihn y Maléfica en su endemoniada forma de dragón.
—Cuando ganemos. Hagamos un banquete para toda Tierra de Partida, habrá que celebrarlo .
—¡Eso, una fiesta! ¡La fiesta más grande que se haya celebrado en Tierra de Partida en toda su historia!
Menos mal que había quienes sabían cómo animar el ambiente. Alanna consiguió sacar una sonrisa. Una fiesta, ¿eh? Como le gustaría que por fin tuviesen una lo bastante digna como para sopesar los últimos años de calvario.
Por fin llegó el momento en el que los mandamases les explicaron en qué consistiría su plan. Le tenía que dar la razón a Ryota: ya se había enterado que en los tiempos antes de que ella llegase a la Orden, hubo demasiadas trifulcas por culpa de ideologías y principios que hicieron más mal que bien. Nikolai le decía que no estaba muy orgulloso de aquella época. No por ser partícipe, si no por haberse conformado y dejado llevar, aunque tuviese sus reticencias.
»Dejad de lado vuestro orgullo. Para bien y para mal, somos un equipo. No lo olvidéis.
No vivió esos tiempos, pero sí que se tenía que aplicar la frase de Ryota. Aunque fuese para trabajar con cierta persona de los allí presentes.
—Todo por lo que hemos luchado y sufrido, mi mundo, todas estas batallas... si he llegado hasta aquí, tan lejos, ha sido para ver este día.
«Grandísima hipócrita. Te juro que como intentes huir aquí también, vas a saber lo que es luchar y sufrir de verdad.»
—El plan es sencillo. Seremos cuatro grupos. Ronin y yo acudiremos a enfrentarnos a Xihn por la puerta principal, si es que todavía queda alguna. Que no os lleve la locura de la gloria. Solo pretendemos atraer la atención de Xihn. Nithael, Lyn y Nanashi se introducirán en la fortaleza desde distintos puntos y atacarán a Xihn cuando esté ocupado con nosotros.
—Sabemos que a muchos os tentará la idea de venir a por Xihn directamente, pero la idea es rodearle hasta que estemos todos posicionados, no lo olvidéis. —Eso no lo dirían por ella. Dioses, ni hablar. Quería ayudar, no creerse la heroína de un cuento—. Por tanto, sólo cuatro podéis acompañarnos a Ryota y a mí, ¿entendido? Ragun, Fátima, no tenéis por qué ser vosotros necesariamente. Todos correremos peligro. Evaluad vuestras habilidades y las de vuestros compañeros pensad dónde podríais ser más útiles y con quién. Esto es una batalla táctica.
Más allá de su fuerza y habilidad con el fuego, quería pensar con qué más podía aportar a sus compañeros. Porque, siendo franca, si iba a ser un pulso de potencia bruta, había mejores candidatos que ella.
—Con nosotras vendrán los niños. —La cara que compuso Lyn la entendía a la perfección. Se le cayó el alma a los pies nada más ver a un inocente Ruz pegar saltitos—. Ellos nos ayudarán a movernos en medio de la Oscuridad. El grupo de Ronin y Ryota no contará con ellos, pero tampoco importa. Nuestra misión es movernos rápido, llegar hasta Xihn. Matarlo. Si Andrei o Karel están por el camino, debemos librarnos de ellos. Nuestra misión es Xihn y nada más.
Una mueca agria le cruzo la cara de solo pensarlo. Cruzarse por enésima vez con Karel ya sería el colmo de los colmos. Ni tampoco es que le hiciese especial gracia la misma posibilidad de que le pasase con Andrei. Era tan mal bicho como el otro, o al menos eso era lo que aseguraban Fátima y Celeste.
Aunque si por “librarse” de ellos había que hacerlo por las malas…
—Lo ideal sería que nuestros grupos sean pequeños. Tres personas como mucho. Cuantos más seamos, más se percibirán nuestros Corazones, en especial quien venga conmigo. Aunque Ronin y Ryota atraigan la atención de Xihn, seguimos siendo bastantes y sería extraño que no nos notara venir, incluso con la ayuda de los niños. Pensad bien qué vais a hacer.
Alanna ya tenía una ligera idea de a cuál de los Maestros acompañaría cuando mencionaron los grupos. Siendo su tutora, y con quien más seguridad tendría consigo misma, no veía mal que yendo con Nanashi…
—Nanashi, si no le importa la acompañaré.
Alanna apretó los labios y le lanzó una mirada exasperada a Saeko.
«Me tomas el pelo, ¿verdad?»
Chasqueó la lengua, dando una patadita al suelo cuando nadie miraba. Pues nada. Ir con Nanashi quedaba descartado porque preveía problemas, muchos problemas, como tuviese que estar demasiado tiempo junto a la desertora. Ryota decía de dejar atrás cualquier rencor hacia otros, pero en ese caso particular veía más fácil alejarse que intentar confrontarlos.
Entonces Celeste se dirigió hacia Nithael, salvándola del apuro en el que estaba. Bien vistos, era la siguiente opción a Nanashi que le daba más confianza. Quizás todavía tuviese la ocasión de pagarle como era debido el que se sacrificase tanto por su mundo.
—Yo... se me da bien atacar deprisa y sin pensar, pero en el tema curación voy bastante mal. Necesitaría algo de apoyo con eso. P-pero no me precipitaré. Lo prometo. Esta vez... Esta vez no permitiré que nuestros enemigos te hagan daño.
—Entonces te vendrá bien alguien que te cubra las espaldas, ¿no? —Acercándose a Celeste por detrás, poso una mano en su hombro, dándole un apretón, y le sonrío. Encaró a Nithael y le dijo—: Ya sabes que no suelo necesitar muchas curaciones, Sir Nithael, así que puedo aguantar por todos y devolver hasta el último golpe.
Supongo que bien. No sabría qué decirte.
Y si le hubiese dicho a Nikolai cualquier otra cosa, habría sido una mentira tan grande como la catedral de París. Pero llegados a ese punto, era tontería mostrar dudas. Se había anotado a esa lista, ya no había vuelta atrás. Se había comprometido a colaborar el resto del grupo, y por todo lo sagrado que se iba a volcar a ello. Quizás, en el fondo hubiese preferido que la noche que pasó con sus seres queridos hubiese durado más. Pero no. Eso hubiese sido admitir que sopesaba la posibilidad de que no volviese a verlos.
También que esperaba ver en la lista a más gente que no le sacase una diferencia de experiencia tan abismal. Dioses, si juraría que ella era la más novata de todos.
«De perdidos al río. Vamos a la guarida de ese monstruo; es tontería que no vayan los más fuertes.»
No le gustaba admitirlo, pero algo de seguridad le infundía encontrar nombres conocidos y en los que podía confiar. Ventajas de haber sido de las últimas en alistarse. Fátima, Celeste, Ragun, Malik, Xefil… Ay, dioses. Xefil. No había hablado con él después de lo ocurrido en Reino Encantado. Sobre todo, cuando se enteró por su cuenta de lo que llegó a hacer para salvar a Felipe. Desde entonces no se atrevía a encararle por miedo a tratarle como si estuviese enfermo, o porque sus emociones explotasen y le llamase de todo por la insensatez que cometió.
Y luego estaba ella. No mentiría si dijese que el lápiz le tembló en la mano nada más ver el nombre de Saeko escrito en la lista. Casi parecía que los dioses la estuviesen sometiendo a una especie de prueba de fuego.
Alanna fue de las primeras en llegar a la sala, bien porque las ansias la forzaron a acudir temprano. Puesto que Fátima ya estaba allí con su marido, la saludó en un intento de aparentar que estaba lo más tranquila posible. Esa era la parte fácil. Acercarse a hablar seguramente la acabaría delatando, y no quería transmitirle a nadie sus inseguridades.
A la siguiente que vio aparecer fue a Celeste. Sola, sin la compañía de esa chica, Daian. Desde que se habían vuelto casi inseparables de la noche a la mañana le daba un poco de envidia, pero tampoco es que le diese muchas vueltas. Por eso le extrañaba no verla con junto a ella, y por cómo se fue directa hacia Celeste, Fátima también dio cuenta de ello.
Bueno, ella sabía más sobre la relación que se traían esas dos, por lo que se alejó en parsimonia. Lo cierto es que ya empezaba a pincharle la necesidad de hablar con alguien antes de que los nervios la transformasen en un ovillo intranquilo. Justo entonces, captó por el rabillo del ojo una figura que hizo que le diese un vuelco el corazón. Xefil no fue el único que pagó un precio muy alto aquel día, y encontrárselo allí le provocó sentimientos encontrados.
Bueno, con alguno de los dos tenía que quitarse esa espinita. Y en cierto modo, sentía la necesidad de excusarse con Felipe después de marcharse en tan mal momento.
—B-buenos días, príncipe. —Se aproximó a Felipe, inclinando la cabeza en un movimiento seco. Cómo sabía que la pifiaría en cuanto abriese la boca—. Yo… solo quería que… —Frustrada consigo misma, cerró los ojos y suspiró—. Lo siento muchísimo. Ese día prometí hacer todo lo posible para que nadie más sufriese y yo…
«Cállate y vete antes de empeorarlo más»
Volvió a inclinar la cabeza para excusarse y se alejó, arrastrando los pies. Fabuloso. Ni siquiera podía darle a nadie el luto en condiciones sin parecer una llorica lastimera que se culpaba por lo ocurrido. Tampoco es fuese muy diferente de haberse quedado allí, luchando contra Xihn y Maléfica en su endemoniada forma de dragón.
—Cuando ganemos. Hagamos un banquete para toda Tierra de Partida, habrá que celebrarlo .
—¡Eso, una fiesta! ¡La fiesta más grande que se haya celebrado en Tierra de Partida en toda su historia!
Menos mal que había quienes sabían cómo animar el ambiente. Alanna consiguió sacar una sonrisa. Una fiesta, ¿eh? Como le gustaría que por fin tuviesen una lo bastante digna como para sopesar los últimos años de calvario.
Por fin llegó el momento en el que los mandamases les explicaron en qué consistiría su plan. Le tenía que dar la razón a Ryota: ya se había enterado que en los tiempos antes de que ella llegase a la Orden, hubo demasiadas trifulcas por culpa de ideologías y principios que hicieron más mal que bien. Nikolai le decía que no estaba muy orgulloso de aquella época. No por ser partícipe, si no por haberse conformado y dejado llevar, aunque tuviese sus reticencias.
»Dejad de lado vuestro orgullo. Para bien y para mal, somos un equipo. No lo olvidéis.
No vivió esos tiempos, pero sí que se tenía que aplicar la frase de Ryota. Aunque fuese para trabajar con cierta persona de los allí presentes.
—Todo por lo que hemos luchado y sufrido, mi mundo, todas estas batallas... si he llegado hasta aquí, tan lejos, ha sido para ver este día.
«Grandísima hipócrita. Te juro que como intentes huir aquí también, vas a saber lo que es luchar y sufrir de verdad.»
—El plan es sencillo. Seremos cuatro grupos. Ronin y yo acudiremos a enfrentarnos a Xihn por la puerta principal, si es que todavía queda alguna. Que no os lleve la locura de la gloria. Solo pretendemos atraer la atención de Xihn. Nithael, Lyn y Nanashi se introducirán en la fortaleza desde distintos puntos y atacarán a Xihn cuando esté ocupado con nosotros.
—Sabemos que a muchos os tentará la idea de venir a por Xihn directamente, pero la idea es rodearle hasta que estemos todos posicionados, no lo olvidéis. —Eso no lo dirían por ella. Dioses, ni hablar. Quería ayudar, no creerse la heroína de un cuento—. Por tanto, sólo cuatro podéis acompañarnos a Ryota y a mí, ¿entendido? Ragun, Fátima, no tenéis por qué ser vosotros necesariamente. Todos correremos peligro. Evaluad vuestras habilidades y las de vuestros compañeros pensad dónde podríais ser más útiles y con quién. Esto es una batalla táctica.
Más allá de su fuerza y habilidad con el fuego, quería pensar con qué más podía aportar a sus compañeros. Porque, siendo franca, si iba a ser un pulso de potencia bruta, había mejores candidatos que ella.
—Con nosotras vendrán los niños. —La cara que compuso Lyn la entendía a la perfección. Se le cayó el alma a los pies nada más ver a un inocente Ruz pegar saltitos—. Ellos nos ayudarán a movernos en medio de la Oscuridad. El grupo de Ronin y Ryota no contará con ellos, pero tampoco importa. Nuestra misión es movernos rápido, llegar hasta Xihn. Matarlo. Si Andrei o Karel están por el camino, debemos librarnos de ellos. Nuestra misión es Xihn y nada más.
Una mueca agria le cruzo la cara de solo pensarlo. Cruzarse por enésima vez con Karel ya sería el colmo de los colmos. Ni tampoco es que le hiciese especial gracia la misma posibilidad de que le pasase con Andrei. Era tan mal bicho como el otro, o al menos eso era lo que aseguraban Fátima y Celeste.
Aunque si por “librarse” de ellos había que hacerlo por las malas…
—Lo ideal sería que nuestros grupos sean pequeños. Tres personas como mucho. Cuantos más seamos, más se percibirán nuestros Corazones, en especial quien venga conmigo. Aunque Ronin y Ryota atraigan la atención de Xihn, seguimos siendo bastantes y sería extraño que no nos notara venir, incluso con la ayuda de los niños. Pensad bien qué vais a hacer.
Alanna ya tenía una ligera idea de a cuál de los Maestros acompañaría cuando mencionaron los grupos. Siendo su tutora, y con quien más seguridad tendría consigo misma, no veía mal que yendo con Nanashi…
—Nanashi, si no le importa la acompañaré.
Alanna apretó los labios y le lanzó una mirada exasperada a Saeko.
«Me tomas el pelo, ¿verdad?»
Chasqueó la lengua, dando una patadita al suelo cuando nadie miraba. Pues nada. Ir con Nanashi quedaba descartado porque preveía problemas, muchos problemas, como tuviese que estar demasiado tiempo junto a la desertora. Ryota decía de dejar atrás cualquier rencor hacia otros, pero en ese caso particular veía más fácil alejarse que intentar confrontarlos.
Entonces Celeste se dirigió hacia Nithael, salvándola del apuro en el que estaba. Bien vistos, era la siguiente opción a Nanashi que le daba más confianza. Quizás todavía tuviese la ocasión de pagarle como era debido el que se sacrificase tanto por su mundo.
—Yo... se me da bien atacar deprisa y sin pensar, pero en el tema curación voy bastante mal. Necesitaría algo de apoyo con eso. P-pero no me precipitaré. Lo prometo. Esta vez... Esta vez no permitiré que nuestros enemigos te hagan daño.
—Entonces te vendrá bien alguien que te cubra las espaldas, ¿no? —Acercándose a Celeste por detrás, poso una mano en su hombro, dándole un apretón, y le sonrío. Encaró a Nithael y le dijo—: Ya sabes que no suelo necesitar muchas curaciones, Sir Nithael, así que puedo aguantar por todos y devolver hasta el último golpe.