[Evento Global Final] Un Reino de Luz y Oscuridad - Ronda #5
Publicado: Mar Jun 05, 2018 3:16 am
Aaron escuchó en silencio y atento todas sus reacciones y preguntas, pero se tomó su tiempo para responder. Parecía más interesado en Ronin que en ellos, pero el Maestro mantuvo la calma. Eventualmente contestó:
—¿Que agradeceríais mi ayuda, dices? ¿En serio? Qué monos. Pero me temo que sé mucho más de lo que podríais asimilar. Ah, pero eso sí que os lo puedo contar —y miró a Xefil—: yo no trabajo para nadie. Nunca lo he hecho, ¿verdad, Ronin?
El Maestro apretó los puños. No contestó.
—No os quedéis ahí en las puertas. Pasad, vamos. A eso habéis venido, ¿no?
—No lo entiendo —farfulló Felipe—. Es... ¿un corazón sin cuerpo? ¿Se puede vivir sin uno?
Una desagradable nota de esperanza teñía su voz.
—No creo que sea posible —contestó Ryota—. El caso de Aaron es especial. Pertenecer a Xihn no es lo mismo que haber unido tu corazón al de la princesa Aurora... y mucho más peligroso. —Dirigió una lánguida mirada a la espalda del joven—. Créeme, la última vez que lo vimos no tenía ese aspecto.
—Y ni estando anciano y demacrado pudisteis contra mí. Claro que, si a eso queréis llamarlo vida...
—Entonces, ¿te arrepientes?
—Ni por asomo.
Las puertas del castillo permanecieron abiertas tras ellos. Aaron les condujo hasta lo que parecía ser la antigua sala del trono, pobremente decorada, para su sorpresa, y casi en ruinas. Era como si nadie hubiese vivido ahí en mucho tiempo. No había cuadros ni retratos, ni nada que indicara que se trataba de la fortaleza de Xihn y de los suyos más que su reconocible rastro de Oscuridad y Caos, más leve que al exterior.
—¿Y bien? —preguntó Ronin. Su voz resonó en el amplio salón—. ¿Dónde está?
—¿Xihn? En la cámara más alta de la más alta torre, por supuesto. Esperándoos... a todos. —Aaron sonrió—. Caballeros y demás corazones. Sí. Incluso Chihiro se ha prestado a colaborar, y pensé que podría ser divertido. Gabriel no se fía de mí, claro, pero ¿qué podría hacer un simple eco como yo contra unos Maestros tan imponentes como vosotros... salvo ayudaros?
—Espera...
—¿Chihiro? ¿Gabriel? —repitió Ryota, entrecerrando los ojos.
Ronin recortó la distancia que les separaba del joven y cerró el puño sobre su cuello. Hubo un silencio colectivo. Ryota vaciló mientras su mano parecía moverse hacia donde una vez tuvo una herida, hacía tiempo desaparecida. Luego avanzó con firmeza y le puso una mano en el hombro a Ronin para detenerlo. La sacudida sobrevino a Aaron, pero no perdió la compostura ni la sonrisa en ningún momento.
—Explícate. Ahora.
—Si me lo pides así... De acuerdo, pero me gustaría poder hacerlo con los pies en el suelo. —Aaron le puso las manos sobre las suyas para soltarse, y Ronin las apartó como si el contacto le quemara. O le asqueara. Su enemigo se regocijó—. Muy amable. Resulta que los que, eh, [i]colaboramos con Xihn estamos intentando ayudaros a derrotarle. Veréis, seguís siendo patéticos y os pulverizará nada más pongáis un pie delante de él. Así que cada uno de nosotros ha ido a por un grupito —Gabriel, por ejemplo, seguro que ha ido a por su angelito—, y yo no he podido resistirme a venir a veros a vosotros. Porque queréis mi ayuda, ¿verdad?[/color]
—¿En qué consiste tu ayuda? —preguntó Felipe.
—Para ti, en nada, guapo. Demasiada luz y demasiadas... —Señaló la espada y el escudo— cosas buenas y bonitas. Me tengo, ah menuda mi suerte, que fusionar con uno de vosotros, pero tú y yo no nos entenderíamos y ambos podríamos morir. Una lástima. —Se encogió de hombros—. Pero tú, Ronin... tú eres un caso aparte. Haríamos un gran equipo, ¿no crees? ¿No ofrecerías tu corazón a la Oscuridad... por una buena causa?
—¿Por qué él? —intervino Ryota de inmediato. Aunque no alzó la voz, el enfado se dejaba entrever en su tono. Y también el peligro. Empezó a caminar hacia Ronin y Aaron—. ¿Por qué no yo o Ragun, que ya somos afines a Oscuridad? Felipe es un Príncipe del Corazón, pero ¿qué hay de Malik o de Xefil? ¿Hace falta algo?
—Jamás imaginé que te oiría pelearte por mí, Ryota. Pero tienes razón. A decir verdad, Ronin es el más digno de todos vosotros, pero si insistís en ocupar su lugar... Bueno, tendréis que convencerme.
La sonrisa de Aaron prácticamente brillaba en la Oscuridad.
—Arrodillaos. Suplicad. El que lo haga mejor tendrá el honor de compartir mi poder para enfrentarse a Xihn en la batalla final... ¿No es el sueño de cualquier Caballero? —Extendió los brazos—. Adelante. Sed imaginativos.
—Dadnos un momento… Señor —dijo Felipe, indicando a sus compañeros que lo siguieran un momento aparte. Bajó la voz—. No me gusta esto. La Espada vibra cerca de él. ¿Estáis seguros de que tiene buenas intenciones?
—No —masculló Ronin, con el ojo entrecerrado—. No me fío. A saber si pretende huir con uno de nuestros cuerpos.
Felipe y Ryota intercambiaron una mirada. Al final el príncipe dijo:
—Nadie poderoso debería prestarle su cuerpo, pues. Es reducir nuestras oportunidades, pero si os poseyera a vos o a Ryota… ¿Podríamos deteneros?
Los Maestros guardaron un breve silencio y miraron a Xefil y a Malik. Luego Ryota se humedeció los labios y tocó a Xefil para pedirle que lo acompañara un momento.
—No estoy ciego, muchacho. No sé bien qué ocurre, pero Felipe me habló de que hay algo extraño en ti. Como en mucha gente. Controlar a Aaron es muy difícil si… ya tienes alguna clase de problema. Y no podemos permitirnos luchar por recuperaros ni a ti, ni a Malik o a Ragun. —Levantó un poco la voz para que lo escucharan Ragun y Malik, sobre todo el último—. [b]Quien se ofrezca debe comprender que compartirá cuerpo con un asesino, que podría intentar poseerlo. Y que no tenemos tiempo para protegeros. Dudo que podáis concentraros mucho en la batalla cuando tengáis que estar usando alguna habilidad de Aaron.
Si es que se la daba, claro está.
Spoiler: Mostrar
—Es, ah... Creo que Gabriel es la persona que vivía con Nithael hace mil años en Tierra de Partida. Es una de las cosas que se descubrieron en el Castillo del Olvido —dijo Celeste con un susurro.
Zel entornó los ojos y estudió a aquel fantasma.
—Así que tenía amigos humanos… Padre nos contó cosas de la época de la que provenía el ángel. Parecía triste cuando hablaba de ello.
Cuando señaló, poco después, que Gabriel estaba a punto de desaparecer y ambas chicas lo chistaron, Zel las miró con desconcierto. Luego se mordió el labio inferior y murmuró un:
—¿Lo… lamento?
Gabriel hizo un gesto para que se tranquilizara, y Zel se cruzó de brazos, todavía sin entender bien qué había dicho para merecer la leve regañina.
—Vos… Vos sois una de las personas a las que Xihn robó el cuerpo, ¿verdad? —Las plumas de las alas de Nithael se erizaron ante la pregunta, pero Gabriel se limitó a hacer un gesto de asentimiento—. Pero, entonces… ¿Nos estáis diciendo que durante todo este tiempo… seguíais vivos?
Nithael dejó escapar una exclamación ahogada y Gabriel le acarició un brazo.
—Sí. Era como dormir. Como tener una pesadilla. Desaparecer. A veces podíamos hablar entre nosotros o llegar a asomarnos a los ojos de Xihn cuando estaba más débil y recordábamos quiénes éramos, pero no solía ser el caso. Solo lo consigues recordar quién eres cuando recurre a ti. Cuando te posee, te entierra muy dentro y solo te despierta para sacarte los recuerdos que le sean útiles. A veces consumía a algún Corazón que conocía lo suficiente y consideraba que ya no le resultaba útil.—Luego Celeste preguntó si podrían llegar a volver a ser personas y Gabriel le sonrió—.No lo sé. Probablemente no. Nuestros cuerpos perecieron y desaparecieron hace mucho. Ni siquiera tuvimos Sincorazón e Incorpóreo, Xihn los dejó morir cuando fueron demasiado ancianos para él. Pero eso no es lo que importa ahora, ¿verdad?
Nithael, que había estado contemplando a su amigo con una creciente expresión de desesperación, cerró los ojos y se obligó a asentir con la cabeza.
—Señor Gabriel. Aquellos, aparte de usted, que dijo haber liberado de Xihn. ¿Podría decirnos quienes son y dónde están? Si Xihn es tan poderoso como decís, tal vez puedan ayudar a los demás. Y también… Sé que no tenemos mucho tiempo, ¿pero podríais aclararnos que conllevaría esa… fusión con vos?
—Solo conseguí extraer a una dama llamada Chihiro, a una reina cuya forma y parte de su memoria enseñó a uno de sus aprendices, Friederike, y a… Creo que no es alguien muy querido, pero era de los pocos que mantenía su yo. Aaron, el anterior cuerpo de Xihn. No sé dónde se encuentran, decidimos separarnos en diferentes direcciones para escapar de aquí. Creímos que así habría más posibilidades de que al menos uno alcanzara Tierra de Partida. Con algo de suerte, habrán visto que llegáis y ayudarán a vuestros compañeros.—Gabriel carraspeó—. La fusión implica que encontraré refugio en un cuerpo y podréis usar mi don como hacía Xihn. Por desgracia cada vez estoy más débil y no sabéis hurgar en memorias ajenas, ni yo tengo idea de cómo transmitir las mías.
—¿Será peligrosa? La fusión, digo. Ninguna de las dos es afín a Oscuridad ni a Luz, y me pregunto si vos sabríais qué efectos podría tener —intervino entonces Celeste, con preocupación—. ¿Estaríais con nosotros después? Si no es así, ¿cómo debemos utilizar vuestro poder? ¿Hay que atacar a Xihn de alguna forma concreta, o utilizar algo en particular?
—Sería mejor que no me acercara a Nith. Mi afinidad es la Oscuridad y nos rechazaríamos mutuamente—se apresuró a responder Gabriel—. Así que el que no seáis Oscuridad ni Luz es una buena noticia. Los efectos los desconozco, nunca me he fusionado con nadie normal. Supongo que podría luchar por controlar vuestro cuerpo, como hizo Xihn con nosotros, pero no es mi intención. No sé cómo lucha, ni tampoco conozco vuestras habilidades y dudo que pudiera potenciarlas. Solo puedo intentar enseñaros la técnica que… Creo que podría ser fundamental para debilitar a Xihn. Con algo de suerte, permanecería consciente y podría intentar apoyar en la batalla. No debería ser peligroso mientras no intentemos consumirnos el uno a la otra. —Miró con curiosidad a Zel y el niño le devolvió con firmeza la mirada. Gabriel suspiró y se pasó una mano por la cara. Al cabo de unos momentos dijo—: La primera vez que me desperté, por casualidad, y logré controlar a Xihn supe que os buscaba. Con desesperación. Ahora dudo que fuera capaz de reconoceros. Ten mucho cuidado, por favor.
Zel abrió la boca para responder algo. Luego se lo pensó y asintió con firmeza.
—Lo tendré.
Gabriel miró a las chicas.
—La que decida fusionarse conmigo, debería adquirir cierta habilidad. La Oscuridad libera. Así fue como logré sacar a los demás. Podría enseñaros a arrebatar corazones a Xihn y asegurarnos de que no sea tan fuerte, ni tenga a tanta gente a su disposición, cuando llegue el momento de pelear. ¿Qué decís?
Como no era algo peligroso como tal, Celeste no habría dado un paso al frente y podría discutir con Alanna quién se ofrecía voluntaria. Zel, entre tanto, se adelantó un poco para observar el camino que debían seguir mientras Nithael contemplaba todo con una mezcla de resignación y preocupación.
—Creo que lo mejor sería quedarnos a ayudar a la Maestra Nanashi…
Eve miró a Saito con el ceño fruncido y, por su cara, parecía que al chico le hubiera crecido una segunda cabeza.
—¿Estás sordo o qué? Tenemos que buscar al tal Karel antes de que…—Se quedo callado al ver que Saeko asentía.
—Voy a colocarte una protección extra, por si la criatura decidiera centrarse en ti.
Eve sacudió la cabeza mientras Saito protegía a su compañera con una coraza. Luego la chica le puso una mano en el hombro, pero Eve se escaqueó antes de que pudiera tocarlo. ¡Manos con espinas fuera!
—Eve, necesitamos tu ayuda también. Puedes controlar a los Sincorazón a tu antojo, ¿verdad? Intenta que estén preparados para atacar al ángel, pero que no se interpongan entre nuestros ataques.
Acto seguido Saito dijo:
—Sé que ya te lo he preguntado antes. Pero ahora que estamos aquí… ¿detectas a alguien más? Karel podría estar por aquí acechándonos.
Eve alternó la vista entre ambos con la boca abierta.
—¡Sí, claro, todo a la vez porque soy un dios! ¡Y mientras tanto tengo que ocultaros de la vista de los Sincorazón también! ¡Además, ¿qué busco? ¿Aquí? ¿En medio de la torre? No noto nada, suficiente tengo con… ¡AH!
Nanashi, que había ascendido a pelear contra el ángel, había esquivado un potente rayo de luz que fue directo contra ellos. Eve dio un empujón a Saito, que perdió el equilibrio gracias a la inclinación de la torre y no tanto de la escasa fuerza del niño. El rayo de luz fue tan potente y doloroso que los arrojó por los aires y resbalaron sobre las piedras antes de chocar contra una pequeña ventana que les permitió erguirse.
La flama de Saito alcanzó de refiló al ángel, que no pareció darse por enterado y siguió flotando detrás de Nanashi, que les gritaba algo desde lo alto. Pero entonces de la ¿boca? del ángel salió disparado otro rayo, que sonaba casi como una campanada ensordecedora, y no fueron capaz de discernir qué quería la Maestra. Garuda la elevó más en el aire y esquivaron el rayo hasta que este, de pronto, se dividió en innumerables saetas que comenzaron a llover sobre los alrededores. Su rango de acción era de varios metros y, allá donde alcanzaban, quemaban el suelo, la piedra o la piel.
Eve se envolvió en una especie de caparazón de oscuridad que desvió una de las saetas. Se asomó por detrás con la mandíbula rígida y los ojos muy abiertos. Desde ahí se volvió y ordenó a unos Sincorazón, que se acercaban al notar a Nanashi fuera de su esfera de influencia, que se alejaran. Parecía que había decidido que no iba a arriesgarse. Además, Saeko y Saito habían olvidado que si Karel estaba por ahí, también podía dar órdenes a los Sincorazón.
Saeko tuvo que esquivar también los rayos, pero no pudo evitar que uno le alcanzara en la pierna. Suerte que tenía la armadura… Solo que era mucho más débil a Luz que cualquier otra magia. Así que Saeko sintió un agudo dolor, vio sangre y perdió el equilibrio. La armadura había impedido que el rayo que le arrancara la rodilla, pero nada más.
Aun así, fue capaz de disparar. El hielo tenía cierto nivel, de modo que logró desestabilizar un poco al ángel, pero no demasiado y tampoco se molestó en prestarles atención. Si se fijaban, despedía una leve pátina de Caos, así que cuando el hielo amenazó con congelarle el ala, simplemente se resquebrajó. El siguiente proyectil pasó de largo cuando el ángel se precipitó detrás de Nanashi.
Entre tanto, los ojos de Eve resplandecían, incandescentes, mientras repasaba el lugar con la mirada. No podía concentrarse bien, no con el ángel preparando un nuevo rayo que haría saltar por los aires la piedra de la torre y que era prácticamente imposible de esquivar.
Entonces abrió la boca y señaló hacia atrás, a la base de la torre, donde Saito había visto algo la última vez pero decidió no hacer caso. Eve no tuvo tiempo de emitir ni un sonido porque entonces, desde el borde de la torre ascendió un nuevo ángel.
Eve soltó un grito y rodó hacia delante al tiempo que la criatura cargaba la energía alrededor de su boca y descargaba sus flechas de luz. Habría acertado de lleno al niño, a pesar de lo mucho que Saeko mantenía un ojo sobre él, de no ser porque Saito reaccionó a tiempo y su ataque le dio de lleno en la cabeza. Fue suficiente para desviar parte de los disparos y Eve rodó lejos. Demasiado lejos. Se tambaleó al borde de la torre.
Tras él apareció un tercer ángel. Alguien había tenido tiempo de sobra para dibujar y no estaba de humor para dejarlos pasar, se veía.
Al mismo tiempo la torre comenzó a temblar. Es más, a resquebrajarse. Como si de una pesadilla se tratara, Saito vio cómo espinas negras —aunque luego se daría cuenta de que eran tinta— emergían por todas partes y trituraban la piedra. Casi parecía dedicado especialmente para él y Nanashi.
Podían correr, pero el segundo ángel disparó de nuevo. Nanashi, que al fin había logrado atrapar a su ángel con una cadena de luz y estaba a punto de arrojarse sobre él, lo soltó y precipitó a Garuda hacia Eve mientras ella invocaba su glider.
El segundo ángel disparó. Saito recibió buena parte del impacto y cayó doblado de rodillas, con un dolor indescriptible por el cuerpo. La luz parecía infectarlo, quemarlo como si fuera el mismísimo sol. Saeko consiguió resistir un poco más, porque pese a todo la armadura la protegió vagamente. Pero la torre se partió en dos, las piedras se hundieron bajo sus pies y la tinta se alzó hacia ella para intentar atravesarla.
Eve gritó y en su mano apareció una espada de oscuridad con la que trató de atacar, en un último golpe antes de caer al vacío, al tercer ángel. Entonces este vomitó un chorro de luz que en nada se parecía a los otros, sino que era compacto y mucho, mucho más brutal.
Con un monstruoso gemido, la torre que hacía de puente hacia el castillo se terminó de partir y se hundió en el foso con una lluvia de polvo, rocas, tinta y luz.
Karel salió del interior del edificio. Con la destrucción de la torre, las vidrieras se habían venido abajo. Se arregló el cabello blanco y se iba a permitir una cansada sonrisa cuando sus ángeles comenzaron a disparar de nuevo. Levantó la vista. Un glider trazaba una violenta pirueta en el aire. Reconoció a la mujer que lo pilotaba. A la figura oscura que llevaba detrás, no personalmente. Pero tenía una sospecha muy intensa.
Spoiler: Mostrar
Spoiler: Mostrar
—Fantasma podría ser una forma de llamarlo. —Chihiro se encogió de hombros—. Pero supongo que lo correcto sería decir que soy lo que queda de mi corazón. Xihn nos está devorando para mantenerse estable... muy deprisa. Por eso he venido. Para guiaros y que no causéis más problemas cuando os enfrentéis a él.
—Qué amable por tu parte —comentó Lyn, ácida.
Chihiro la ignoró. En su lugar, se centró en Kairi.
—¿Y que tipo de armas son esas? ¿Quieres decir que nuestras Llaves Espada no podrán con él?
La mujer les observó de arriba abajo con una mueca de desaprobación. Ruz se encogió detrás de Lyn cuando Chihiro lo barrió con la mirada, y ella suspiró.
—¿Sólo sois vosotros en este grupo? —Escuchó sus respuestas y luego hizo un gesto hacia el castillo—. Caminemos. Os lo contaré todo por el camino.
A Lyn no le hacía ninguna gracia que les mangoneara de aquella manera, fantasma, corazón o lo que fuera, pero ¿qué otra opción tenían que seguirla? La Maestra le tendió la mano a Ruz y le dijo, tratando de esconder su preocupación:
—Si te lo digo, sal corriendo y ve a buscar a Fátima, ¿de acuerdo? Da igual lo que nos pase a nosotros, o que te quedes solo. Vuelves con ella y con Dos y las avisas.
—Pero...
—Nada de peros, Ruz. Les dices que me da igual lo que pase con Andrei, que o te cuidan o les echaré una buena bronca.
Ruz asintió un poco a regañadientes y se agarró a ella. Entonces echaron a andar detrás de Chihiro.
Ella no se había detenido a esperarles, pero poco importaba. Su melena plateada brillaba en la oscuridad y era difícil perderla de vista. Anduvieron hasta el muro, donde la mujer se detuvo con una mano sobre él y activó un mecanismo. Al acto, una puerta invisible se abrió, y les indicó que cruzaran tras ella.
—Hace milenios, Xihn y algunos de su raza vivían en este castillo. Era un mundo hermoso y próspero, muy parecido a vuestra Tierra de Partida, en el que sus habitantes se amaban y vivían en paz. De no haberse visto afectado el equilibrio por la Luz, el Reino de la Oscuridad todavía seguiría completo, y el Intersticio estaría en completa armonía. —Miró a Ruz de reojo—. Posiblemente, tú y tus hermanos habríais acabado viviendo en el castillo junto a Xihn.
—Vuelve a dirigirte a Ruz y te devuelvo a Xihn de una patada —siseó Lyn—. Menos cuentos y más explicaciones, Chihiro. Ahora.
Chihiro mantuvo la mirada sobre el niño un segundo más, pero al final la apartó. Él permaneció en silencio, siguiéndoles por el pasillo oscuro a pasitos cortos.
—Difícilmente voy a poder dároslas —dijo, ligeramente irritada—pero buscaremos una solución. Antes de protestar, deja que termine —añadió de inmediato, adelantándose a otra protesta de Lyn—. Las armas somos... El arma soy yo. Sé cómo funciona Xihn y de lo que es capaz y, al perder mi cuerpo, también perdió mis poderes sobre el tiempo y la ventaja que le otorgaban. Pero no os confiéis, sigue siendo peligroso. Más de lo que imagináis. Pero he escapado de su control, y puedo... ofreceros mi poder.
—Continúa.
—Para bien o para mal, he servido como el último cuerpo de Xihn, y no estoy tan débil como para poder fusionarme con uno de vosotros. Pero tampoco soy lo bastante fuerte como para aguantar mucho tiempo. Ahorro toda la magia que puedo para enfrentarme a Xihn a vuestro lado, pero no podré ofreceros más que unos pocos hechizos. Potentes, pero pocos —puntualizó.
La magia de Chihiro... con ella podrían detener el tiempo para Xihn. Aunque fuera durante muy poco tiempo, tendrían una ventaja preciosa sobre él. Debían aprovecharla al máximo.
Lyn carraspeó.
—Pero si te aliaste con Xihn, ¿por qué quieres verlo muerto ahora?
—No le cedí mi cuerpo por voluntad propia. Quería el de Nithael, como ya sabréis, y a mí me importaba muy poco lo que le ocurriera al ángel. Tenía mis motivos para formar una alianza con Xihn, pero nunca quise convertirme en la mascota nadie.
—¿Haces esto por Kazuki?
Chihiro tardó un momento en responder.
—Hago esto por mí misma. Es la poca venganza que jamás podré permitirme. Y Kazuki lleva mucho tiempo muerto.
—Bueno, si te sirve de consuelo... —Lyn vaciló un segundo—. Chihiro...
—Alto.
Chihiro se detuvo de repente, y los que iban detrás por poco no chocaron contra ella.
Habían llegado a un amplio salón sumido en una oscuridad casi total. Casi, porque podían distinguir perfectamente a los dos seres que aguardaban frente a ellos y que, a la vez, les cerraban el paso.
Spoiler: Mostrar
—Mierda —maldijo Chihiro.
Intentantó retroceder, pero la puerta por la que habían entrado empezó a llenarse de tinta. Ya no había vuelta atrás.
—¡Chihiro! ¿Qué es eso? ¿Qué está pasando? —gritó Lyn.
—¡Una trampa! ¡Esos dos son antiguos corazones de Xihn pero Karel los ha encerrado en sus malditas criaturas de tinta! ¡Si los liberamos, quizás puedan prestarnos su poder!
El más grande, que blandía un inmenso martillo, dio un paso hacia ellos. El suelo retumbó. El pequeño se quedó atrás, pero los observaba con atención. De la punta de su lanza empezaron a salir chispas.
Lyn no perdió el tiempo. Mientras sus contrincantes se preparaban, puso a Ruz en brazos de Chihiro, que cogió al niño un tanto sobresaltada.
—Que no le pase nada —amenazó.
Y, acto seguido, se transformó en lobo completo. Un parpadeo y ya se había lanzado al cuello de la criatura de tinta más pequeña.
Eso dejaba a Hiro y a Kairi solos ante el gigante. Un dos contra uno, fácil. Sólo tenían que estar atentos a su tamaño, a su martillo, a que no acertara a Ruz o a Chihiro y...
¿Cómo empezar a pelear contra eso?
Andrei miró a Dos con desdén, y luego a Fátima. Ni siquiera se molestó en dejar que terminara su perorata para preguntarle a la Maestra, aburrido:
—¿En algún momento se le acaban las pilas?
Y prosiguió con su amenaza como si nada.
—Si nos rendimos dependerá… de lo que haga Xihn. ¿Crees que estaría dispuesto a negociar? ¿Por sus… hijos?
—Xihn es alguien mucho más razonable de lo que creéis. Seguro que si le devolvéis a los niños os dejará vivir... a algunos. Yo podría convencerle de que te perdonara, Fátima, a ti y a tu encantadora familia. Muñeco parlante incluido, si insistes —añadió, zarandeando a Dos—. Pero me temo que es demasiado tarde para muchos... Nithael pasaría a ser su nuevo recipiente, necesita uno con urgencia o perderá la cabeza pronto. Y veamos... Ronin tendría que morir, y también Ryota, claro. Nanashi nunca me ha caído bien, así que fuera con ella. Iwashi me gustaba más como Incorpóreo y... ¿Y los Caballeros? ¿Me ayudarías a redactar una lista para decidir quién muere y quién no? ¿O hacemos mitad y mitad a suertes? Pensándolo mejor, he decidido que tu juguete con pilas no me termina de hacer gracia, así que...
—Si la sueltas y la dejas ir, te contaré lo que hemos venido a hacer —prometió Fátima, y Andrei levantó la mirada—. Dos no puede sufrir físicamente, es un robot. Si quieres hacerle daño a alguien, ¿no debería ser yo?
—Qué tontería, con un golpe en la cabeza puedo...
Pero Andrei no llegó a terminar la frase. Las alas de Dos se abrieron de repente, y el chico tuvo que moverse para esquivarlas. Sin embargo, la tenía agarrada por el brazo derecho y no la soltó. Hizo algo más drástico: invocar su Llave Espada y, de un tajo limpio y furioso, le rebanó el brazo entre el hombro y el codo.
Fátima se arrojó entonces hacia delante en lo que Dos se incorporaba. Andrei, con poco tiempo para reaccionar, se impulsó hacia atrás y trató de bloquear las garras de la chica con el arma. Logró evitarlas un par de veces, pero Fátima derrapó y le asestó un buen corte en la espalda, arrancándole un quejido. Andrei se giró de inmediato, con los ojos llameantes de rabia, y lo siguiente que vieron fue rojo.
Una pared de fuego se interpuso entre ambos, obligando a Fátima a retroceder. El viento que disparó no consiguió atravesarla, pero sí que empujó una bola de llamas hacia Andrei. Él se apartó muy deprisa, pero no lo suficiente como para evitar que el fuego le lamiera la cara. Dos estuvo cerca de correr la misma suerte cuando saltó sobre Andrei, pero él la atrapó por la pierna y la estampó de boca contra el suelo. Un suelo caliente y anaranjado, demasiado cerca del fuego para su gusto.
—Ya me he cansado de jueguecitos —oyó que decía.
Lo siguiente fue calor, mucho calor. El ala izquierda al rojo vivo, atravesando la pared mágica. Andrei la empujó a un lado y, sin dedicarle una segunda mirada, hizo un gesto con la mano. El anillo negro que llevaba en el dedo corazón emitió un destello.
Delante de Dos, empezó a formarse una figura de tinta, una que reconocería de inmediato.
Spoiler: Mostrar
¿Qué hacía él aquí? Por un momento... No, no tenía nada de extraño que estuviese con ella. Una sensación de calma invadió a Dos, y poco a poco empezó a olvidar lo que ocurría a su alrededor. Fátima desapareció, y también Andrei, como si nunca hubieran existido. Sólo estaban ella y Tezuka, que le decía lo que más quería oír.
Por su parte, Fátima ya habría podido rodear el muro de fuego de Andrei. Dos estaba a varios metros de ellos, medio destruida delante de una masa uniforme de tinta. Podía intentar llamarla cuanto quisiera, que no reaccionaría lo más mínimo, ni siquiera al tacto.
—Un regalito de Karel —explicó Andrei. Tenía parte de la mandíbula y la mejilla quemadas, pero la magia curativa ya empezaba a actuar—. Él también se lo está pasando bien con unos amiguitos tuyos.
El muro se convirtió en barrera, y los encerró a ambos de tal manera que sólo quedaba un espacio circular de unos cinco metros de diámetro para luchar. Las llamas ascendían hacia el cielo. No llegaban a formar una cúpula, pero Harun lo iba a tener difícil para entrar por encima sin quemarse.
—Ahora, vamos a hablar como adultos, ¿qué te parece? Me temo que Xihn no va a permitir que nadie salga de aquí con vida. Pero tranquila, te ahorraré ese sufrimiento matándote yo mismo. ¿Preparada?
Spoiler: Mostrar
Spoiler: Mostrar
Fecha límite: viernes 8 de junio
Faltas:
Helco: I
Zero: I (justificada)
Tanis: I (justificada)