Recoloqué mis gafas por el entrecejo, observando de arriba a abajo a la Maestra Nanashi. Bella, de piel pálida, pelo rubio... Parecía una mujer especial, severa y a la vez delicada. Una compilación de las características de la belleza femenina por excelencia, claro. Pronto concluí en una respuesta rápida para mi mente:
"
No es mi tipo."
Podía respetarla por ser alguien de superior rango a mí por el momento, pero era una pena que fuese así. Esperaba otra clase otra de mujer, más cercana a mí; no sabría decir qué me echaba atrás de ella, pero era algo entre su aparente pureza, su rostro severo y sus pocos pechos. Me crucé de brazo y observé atentamente.
Nanashi... Su descripción encajaba con la que mi madre me había dado por carta sobre una Maestra que había dado una lección a una panda de borrachos pervertidos en Ciudad de Paso*. Por lo que había contado, era muy poderosa; una mujer muy severa, dura, pero con algo de instinto maternal. Oooh, qué tierno.
La presentación de Dejay fue, cuanto menos, pomposa. Además de un poco egocéntrica, con el comentario de que sus progresos eran "más que satisfactorios". ¡Lo que hacía falta ver! El ego se le había subido a la cabeza tras el combate que tuvimos con Fyk y con Hitori, había olvidado por completo que habíamos ganado gracias a mí y mi habilidosa inteligencia. Ella solo era una bruta incapaz de pensar; en batalla, el cerebro es lo que cuenta.
La chica terminó de hablar roja de vergüenza, gritando que estaba lista para el entrenamiento de la Maestra. Je. Era tan mona cuando se ponía así que me hacía olvidar su egocentrismo. Aquella ya sí que era mi clase de mujer, el tipo que cortejaba y admiraba.
Hitori fue el siguiente. El pobre muchacho creía que sus progresos eran "aceptables", ¡ja! Lamentables, diría yo; ya había visto sus habilidades de combate y dejaban mucho que desear. No pude evitar tampoco dejar escapar una risita en voz baja cuando mencionó que había mejorado especialmente en el ámbito de la magia. Se me había escuchado por desgracia, y aquello no me daría puntos frente a la Maestra. Debía arreglarlo.
Di un par de pasos al frente, colocándome más cerca de la Maestra que Dejay. Una presentación vendría bien; no me gustaba demasiado hablar con los Maestros en exceso, pues se me podía ir la lengua y mostrarme poco respetuoso, pero había metido la pata y tenía que enmendar mi error. Cuando yo también fuese Maestro, las tornas cambiarían.
—
El nombre es Kit, Ivan Kit —me presenté, recolocándome las gafas—
. Mis entrenamientos físicos, mágicos e intelectuales los encuentro propicios para mi desarrollo como Caballero de la Llave Espada. Ya he leído numerosos libros de teorías sobre las Llaves Espada y los mundos, tales como "Los Mundos Oscuros" o "La perdición de la Llave Espada". En cuanto a mis habilidades mágicas, es mi fuerte: conozco los tres hechizos elementales, y estoy estudiando para controlar también Aqua y Ráfaga. Mi especialidad es Hielo.No me moví de mi sitio. La Maestra probablemente no me aplaudiría imaginando su personalidad, pero al menos había dejado bien claro que yo no era un aprendiz cualquiera. A partir de ese momento ya me podía quedar calladito, aprendiendo lo que me pudiese enseñar.
* Sucedido en "Chica para todo".