Re: [El Mundo Inexistente] Un mensaje de las penumbras
Publicado: Vie Oct 23, 2015 1:15 pm
—¿¡QUÉ!? ¡SERÁ CABRÓN!
El gritito histérico de Shinju le confirmó que aún seguía de una pieza. Nikolai miró de nuevo al pasillo y tragó saliva. En las sombras que proyectaba el fuego se podían discernir las de esos monstruos deformes, cada vez más cerca. Aunque le hubiese gustado echar a correr (más quisiera con su rodilla hecha añicos), seguían encerrados en un callejón sin salida.
—Solo puedo ayudar a dos personas… No me gustaría estar en la piel del gordo. —Nikolai frunció el ceño y ladeó la cabeza hacia Saic. El asistente le asintió con la cabeza y asimiló que le dio la poción como le pidió. Un asunto menos del que preocuparse—. ¡Chico sirviente! Sal como puedas, es una orden de la maestra Shinju. ¿Te ha quedado claro?
—Lo iba a hacer de todos modos.
Niko observó con tensión a la Maestra elevar su arma. Notó de inmediato los efectos de la magia que conjuró sobre él, examinándose sus traslúcidos brazos y cómo se expandía por el resto de su cuerpo. Invisibilidad, o eso supuso, ya que era la primera vez que estaba bajo la influencia de Tenue o un conjuro similar.
Percibió la silueta de Shinju (también invisible), que le hizo un gesto con la cabeza para que él y su asistente la siguiesen. Sintió una punzada de culpabilidad porque Ragun se llevase la peor parte de todo esto; la chica le habría echado su magia a él por su pierna, y luego estaba el hecho de que el aprendiz Sincorazón era el más veterano de los dos.
<Supongo que se las podrá apañar mejor que yo>, miró con recelo su pierna malherida.
Usando su Llave Espada a modo de soporte, siguió a Shinju por el pasillo hasta que se cruzaron con el primero de los mutantes. Niko, con el corazón palpitándole, aguantó la respiración en cuanto pasó por su lado. Lo miró con angustia, temeroso que en cualquier momento se virase y tirase sobre él. Pero la criatura no le hizo caso alguno y siguió recto, y lo mismo pasó con el resto de la horda. Exhaló un resoplido de alivio, gracias a dios que la invisibilidad funcionó.
A mitad de caminó escuchó varios disparos retumbando en el aire y volteó la cabeza. Simon. Tenía que ser él. Ahora sabía que la poción sirvió para que despertara antes de que lo pillasen desprevenido.
—¡¡POR AQUÍ, RÁPIDO!!
<¿Quién…?>.
Un bramido se escuchó al fondo del pasillo. ¿Supervivientes? Niko agudizó la vista, más lo único que llegó a apreciar fue un objeto pequeño volando por encima de su cabeza y que cayó no muy lejos de donde estaban. Percibió una melodía saliendo del aparato. Eso era… ¿un móvil?
No entendió nada. Los mutantes hicieron caso omiso al móvil y siguieron concentrándose en el lugar del accidente. Decidió dejarlo pasar y continuó avanzando junto a Shinju, solo para llevarse la sorpresa de toparse con unos conocidos.
—¡Vosotros!
—¡Nathan! ¡Victoria!
Los hermanos perdidos se les aparecieron delante de sus narices. Aun así, no era el mejor de los momentos para pararse a compartir experiencias, y mucho menos en cuanto Niko se cercioró del hinchado y negruzco brazo de Victoria, abriendo mucho los ojos.
—Qué horror, ¿qué es esto? Ya me contaréis más tarde lo que os ha pasado, lo primero es salir de aquí por patas.
Shinju terminó de examinarle el brazo y se encaró hacia la horda de mutantes. Mientras, Nikolai aprovechó para echarle un vistazo él mismo. Apretó los dientes, haciéndose la macabra idea de que a la chica le habían transfundido eso. Necesitaba corroborarlo, los síntomas del hinchazón eran demasiado evidentes.
—¿Le han inyectado un líquido blanquecino? —Intercambió una mirada seria con los dos hermanos, dirigiendo la pregunta a ambos. Su tono dejaba claro que quería una respuesta directa, y en caso de que alguno de ellos le diese largas, o le cambiase de tema, insistiría con mayor ímpetu—: ¿Sí o no? ¿Cuánto tiempo lleva así?
En cuanto le confirmaron que sus sospechas eran ciertas, gruñó y se pasó la mano por la cara. Mierda, mierda, y más mierda. O hacían algo rápido, o Victoria pasaría a engrosar la lista de mutantes del malnacido de Hojo.
De pronto, un Simon cubierto de manchas de sangre y con un par de heridas bastante serias emergió del mar de monstruos, sorprendiendo al aprendiz. Siguió recto por el pasillo, ignorándoles por completo por completo, y perdiéndose por una bifurcación que estaba señalizada como el tercer nivel.
<¡Las curas!>, Eso es. Las curas para el suero se encontraban en el tercer nivel. Tenían que ir para allá cuanto antes.
—¡Ayudadme! ¡Tenemos que sacar al chico sirviente de ahí!
Shinju trinchó a una fila entera de mutantes con su Llave Espada. El joven asintió y avanzó en pos de ayudarla, lanzando tres Piros a los que tenía más cerca. El fuego funcionó de maravillas, llevándose de por medio a unos cuatro engendros, y dejando vía libre a Ragun, quien salió muy mal parado de aquella encerrona. Si llegaba a quedarse él en su lugar…
—Debemos ir a la tercera planta…
—La cura para el suero está allí —informó en voz alta a los mellizos para tranquilizarles y, al menos, darles esperanzas de que existía una solución para la infección.
Entonces escuchó un sonido que le era horriblemente familiar. Portales de oscuridad se abrieron en medio del pasillo, trayendo consigo a unos invitados no deseados. ¡Lo que les faltaba!
—¡Venga, todos a las escaleras! —Shinju fue la primera en arrojarse a por los Sincorazón, con la Llave Espada en alto.
—¿¡Por qué ahora!?
—¡Ya habrá tiempo para frustrarse más tarde! —Se irguió, apoyándose en su arma, y preparándose para el combate como pudo. Acabó por maldecir una vez más a su pierna. Y no sería la última vez si le tocaba seguir luchando en esas condiciones.
Ragun les advirtió de que trataría de atraer la atención de los Sincorazón para ganar tiempo. Teniendo esto en cuenta, Nikolai clavó su arma en el suelo y ejecutó dos Tajos Planares sobre el Brujo, siendo el más peligroso del grupo. Lo consiguiese matar o no, avanzaría lo más rápido que pudiese, asestando estocadas a cualquier criatura oscura que se cruzase por su camino.
Saic también ayudaría, lanzando un Asynchro al grupo de Neosombras para facilitarle la faena al resto de sus compañeros.
El gritito histérico de Shinju le confirmó que aún seguía de una pieza. Nikolai miró de nuevo al pasillo y tragó saliva. En las sombras que proyectaba el fuego se podían discernir las de esos monstruos deformes, cada vez más cerca. Aunque le hubiese gustado echar a correr (más quisiera con su rodilla hecha añicos), seguían encerrados en un callejón sin salida.
—Solo puedo ayudar a dos personas… No me gustaría estar en la piel del gordo. —Nikolai frunció el ceño y ladeó la cabeza hacia Saic. El asistente le asintió con la cabeza y asimiló que le dio la poción como le pidió. Un asunto menos del que preocuparse—. ¡Chico sirviente! Sal como puedas, es una orden de la maestra Shinju. ¿Te ha quedado claro?
—Lo iba a hacer de todos modos.
Niko observó con tensión a la Maestra elevar su arma. Notó de inmediato los efectos de la magia que conjuró sobre él, examinándose sus traslúcidos brazos y cómo se expandía por el resto de su cuerpo. Invisibilidad, o eso supuso, ya que era la primera vez que estaba bajo la influencia de Tenue o un conjuro similar.
Percibió la silueta de Shinju (también invisible), que le hizo un gesto con la cabeza para que él y su asistente la siguiesen. Sintió una punzada de culpabilidad porque Ragun se llevase la peor parte de todo esto; la chica le habría echado su magia a él por su pierna, y luego estaba el hecho de que el aprendiz Sincorazón era el más veterano de los dos.
<Supongo que se las podrá apañar mejor que yo>, miró con recelo su pierna malherida.
Usando su Llave Espada a modo de soporte, siguió a Shinju por el pasillo hasta que se cruzaron con el primero de los mutantes. Niko, con el corazón palpitándole, aguantó la respiración en cuanto pasó por su lado. Lo miró con angustia, temeroso que en cualquier momento se virase y tirase sobre él. Pero la criatura no le hizo caso alguno y siguió recto, y lo mismo pasó con el resto de la horda. Exhaló un resoplido de alivio, gracias a dios que la invisibilidad funcionó.
A mitad de caminó escuchó varios disparos retumbando en el aire y volteó la cabeza. Simon. Tenía que ser él. Ahora sabía que la poción sirvió para que despertara antes de que lo pillasen desprevenido.
—¡¡POR AQUÍ, RÁPIDO!!
<¿Quién…?>.
Un bramido se escuchó al fondo del pasillo. ¿Supervivientes? Niko agudizó la vista, más lo único que llegó a apreciar fue un objeto pequeño volando por encima de su cabeza y que cayó no muy lejos de donde estaban. Percibió una melodía saliendo del aparato. Eso era… ¿un móvil?
No entendió nada. Los mutantes hicieron caso omiso al móvil y siguieron concentrándose en el lugar del accidente. Decidió dejarlo pasar y continuó avanzando junto a Shinju, solo para llevarse la sorpresa de toparse con unos conocidos.
—¡Vosotros!
—¡Nathan! ¡Victoria!
Los hermanos perdidos se les aparecieron delante de sus narices. Aun así, no era el mejor de los momentos para pararse a compartir experiencias, y mucho menos en cuanto Niko se cercioró del hinchado y negruzco brazo de Victoria, abriendo mucho los ojos.
—Qué horror, ¿qué es esto? Ya me contaréis más tarde lo que os ha pasado, lo primero es salir de aquí por patas.
Shinju terminó de examinarle el brazo y se encaró hacia la horda de mutantes. Mientras, Nikolai aprovechó para echarle un vistazo él mismo. Apretó los dientes, haciéndose la macabra idea de que a la chica le habían transfundido eso. Necesitaba corroborarlo, los síntomas del hinchazón eran demasiado evidentes.
—¿Le han inyectado un líquido blanquecino? —Intercambió una mirada seria con los dos hermanos, dirigiendo la pregunta a ambos. Su tono dejaba claro que quería una respuesta directa, y en caso de que alguno de ellos le diese largas, o le cambiase de tema, insistiría con mayor ímpetu—: ¿Sí o no? ¿Cuánto tiempo lleva así?
En cuanto le confirmaron que sus sospechas eran ciertas, gruñó y se pasó la mano por la cara. Mierda, mierda, y más mierda. O hacían algo rápido, o Victoria pasaría a engrosar la lista de mutantes del malnacido de Hojo.
De pronto, un Simon cubierto de manchas de sangre y con un par de heridas bastante serias emergió del mar de monstruos, sorprendiendo al aprendiz. Siguió recto por el pasillo, ignorándoles por completo por completo, y perdiéndose por una bifurcación que estaba señalizada como el tercer nivel.
<¡Las curas!>, Eso es. Las curas para el suero se encontraban en el tercer nivel. Tenían que ir para allá cuanto antes.
—¡Ayudadme! ¡Tenemos que sacar al chico sirviente de ahí!
Shinju trinchó a una fila entera de mutantes con su Llave Espada. El joven asintió y avanzó en pos de ayudarla, lanzando tres Piros a los que tenía más cerca. El fuego funcionó de maravillas, llevándose de por medio a unos cuatro engendros, y dejando vía libre a Ragun, quien salió muy mal parado de aquella encerrona. Si llegaba a quedarse él en su lugar…
—Debemos ir a la tercera planta…
—La cura para el suero está allí —informó en voz alta a los mellizos para tranquilizarles y, al menos, darles esperanzas de que existía una solución para la infección.
Entonces escuchó un sonido que le era horriblemente familiar. Portales de oscuridad se abrieron en medio del pasillo, trayendo consigo a unos invitados no deseados. ¡Lo que les faltaba!
—¡Venga, todos a las escaleras! —Shinju fue la primera en arrojarse a por los Sincorazón, con la Llave Espada en alto.
—¿¡Por qué ahora!?
—¡Ya habrá tiempo para frustrarse más tarde! —Se irguió, apoyándose en su arma, y preparándose para el combate como pudo. Acabó por maldecir una vez más a su pierna. Y no sería la última vez si le tocaba seguir luchando en esas condiciones.
Ragun les advirtió de que trataría de atraer la atención de los Sincorazón para ganar tiempo. Teniendo esto en cuenta, Nikolai clavó su arma en el suelo y ejecutó dos Tajos Planares sobre el Brujo, siendo el más peligroso del grupo. Lo consiguiese matar o no, avanzaría lo más rápido que pudiese, asestando estocadas a cualquier criatura oscura que se cruzase por su camino.
Saic también ayudaría, lanzando un Asynchro al grupo de Neosombras para facilitarle la faena al resto de sus compañeros.
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