Finalmente, todos nos abalanzamos contra la Armadura en un último intento de derrotarla, pero fue en vano ya que al destruir su última pierna, el torso comenzó a girar alrededor del campo de batalla, venciéndonos definitivamente, al menos, a mí. Pude observar una última escena en la que la Armadura se desvanecía entre las sombras...
-Dai...chi... -Dije en un último intento por resistir, en vano de nuevo.-
Mis fuerzas llegaron al límite, ¿tan débil era? Perdí la conciencia y la noción del tiempo, allí, en el suelo... Todo se volvió negro, oscuro... a mis oídos no llegaba nada más, pude escuchar el eco de aquella muchacha murmurando algo, pero no fue totalmente claro.
De mi colgante comenzó a emerger oscuridad, pero yo no lo vi, estaba inconsciente.
***Recuperé mi conciencia, pero no era dueño de mis movimientos, sólo podía pensar y observar a mi alrededor... Me encontraba en un lugar oscuro, sin un atisbo de luz, parecía descender a una extraña plataforma circular, con grandes cristaleras, situada en medio de la nada.
Aterricé de pie, me miré por completo. Para mi sorpresa, no estaba herido, es más, no sentía dolor alguno. ¿Estaría muerto? No lo supe con certeza, hasta que unas intensas llamas de color azul hicieron acto de presencia, en el lado opuesto al mío de la plataforma.
De entre las llamas surgió un misterioso, y por qué no decirlo, siniestro individuo. Oscuro, su vestimenta era totalmente negra, y sus ojos, color rojos. ¿Quién era? ¿Dónde me encontraba?
-Hola... -Dijo ese sujeto algo confuso.-
Su mirada era penetrante, oscura, cualquiera se vería intimidado por la misma, estaba claro que no traía buenas intenciones, fuera lo que fuera. Yo simplemente estaba intentando liberar a Daichi momentos atrás, ¿por qué ahora me encontraba en aquel lugar? Sí, definitivamente, había muerto en la batalla. Decidí proseguir la conversación.
-¿Quién... eres? ¿Dónde estoy? -Dije mirando a mi alrededor, confuso.-
El tipo mostró una siniestra sonrisa al oír mis palabras, o eso me pareció, ya que momentos después volvía a estar serio, mirándome fijamente. Avanzó unos pocos pasos.
-Um, ¿Qué te ha pasado, sabes por qué estás aquí? -Preguntó.-
¿Acaso tenía yo pinta de saber nada? Estaba aún más perdido que él. Debía decir la verdad, quién sabe si él estaba en el mismo estado que yo.
-Pues no... la verdad... lo siento mucho. Si te soy sincero, me parece que he muerto. -Expliqué.-
El tipo volvió a sonreír y avanzó un poco más hacia a mí. Me fijé ahora mucho mejor, y se parecía a mí, bastante, en el fondo me daba miedo, pero no podía flaquear... ¿O quizá sí?
-Je, parece que he aprovechado el momento ideal, aunque si ahora yo te soy sincero, no me esperaba que fuera tan pronto. ¿De verdad no sabes qué haces aquí? Mh, mira que eres débil...Qué cosas decía, me asustaba más y más por momentos, retrocedí un paso, su fulminante mirada, siniestro aspecto y llamas azules, me intimidaban. No supe qué contestar, no sabía si quiera qué hacía allí.
-...-Mhmh, veo que no tienes ni la más remota idea de nada, parece que sí, definitivamente ha sido el momento perfecto. jajaj... -Paró de reír, intentando contener la risa.-
Vale, te lo contaré todo, si eso quieres, de todos modos, será lo último que sabrás, ya que como bien dices, estás muerto. Bueno, realmente no, pero pronto lo estarás... -Dijo llevando una de sus manos a la barbilla, meditando.-
Mejor negociemos, a cambio de responder a mi pregunta, te contaré todo lo que quieras saber, es fácil, ¿quieres poder? Te puedo ofrecer todo el que desees chico.¿Qué clase de propuesta era esa? Yo realmente era débil, pero no, no podía ceder ante un engendro así, seguramente utilizaría la oscuridad, estaba cantado. Me negué rotundamente.
-No, no me interesas, ni tú, ¡ni la oscuridad!.-Pf, es cierto eso que dicen de que el último rayo de luz es el más difícil de apagar. Mira que eres pesado, vale, cumpliré mi parte del trato... ¿Cómo empezar? -Volvió a llevarse una de sus manos a la barbilla.-
¿De verdad reniegas del poder de la oscuridad? Mira que eres patético, podrás seguir el camino correcto, tú, que hasta el momento has defendido la luz de esos inútiles maestros. La oscuridad te otorgará auténtico poder, mhmh, no entiendo como pudiste rechazar semejante oferta... Mira dónde has terminado, y ni siquiera sabes en qué consiste todo esto...No tenía palabras para lo que me decía, ¿había llamado a los maestros inútiles? ¿De verdad pensaba así? Tenía que acabar con él, fuera lo que fuera, pero mi Llave-Espada no se materializó y, a pesar de parecer estar en perfecto estado, tampoco pude lanzar magias.
-Eres basura. -Dijo súbitamente para lanzarse hacia a mí.-
Una especie de espada formada por las propias llamas azules rodeó su brazo derecho y me cortó severamente el estómago, derramé aún más sangre, y caí de rodillas, o eso hubiera hecho, pero me agarró por el cuello y me levantó en el aire.
-Perfecto, la luz en ti desaparecerá pronto. Sí, ¡SÍ! ¡Al final fue buena idea aprovechar esta ocasión! Jajajajaja.... JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJ... -Se detuvo en seco, parecía estar loco, y me agarró con más fuerza.-
Mira, te diré todo lo que quieres saber. Tú, que has intentado defender la luz sin saber por qué y a toda costa, alguien tan DÉBIL como tú, y ahora ¡mírate! ¿A dónde te ha llevado esto? Sin saberlo, tu corazón fue cayendo en la oscuridad, y ni te percataste de ello. ¡Tampoco fuiste capaz de salvar a Daichi! Jajajaja, tantos años cuidando ese patético colgante tuyo como si fuera un amuleto de la suerte... ¡qué irónico! ¿Sabes acaso de dónde vino? Sí, eso es, yo nací aquel día, el día que la oscuridad engulló los corazones de tus queridos padres. Claro, que tú no te acordarás. -Apretó mi cuello con más fuerza aún, apenas podía respirar.-
El colgante fue un verdadero amuleto de la suerte que protegió a tu familia durante generaciones, conectaba el corazón de su portador con la luz que encontraba a su alrededor para tener buena suerte, yo era ese espíritu protector, pero cuando tu madre murió y te entregó el colgante, una oscuridad aterradora lo cambió todo, así, nací yo. El efecto del colgante se invirtió, ¡has estado cuidando todo este tiempo un objeto maldito! Jajajajajajajaj, en serio, no se puede ser más patético. No esperaba actuar tan pronto, pero en fin, veo que tu inútil cuerpo ya no puede más, déjamelo a mí a partir de ahora. Si tengo suerte, podré llevarme por delante a uno de esos memos que ayudan a los todopoderosos maestros. Ciertamente, temí que pudieras vencerme, pero veo que me lo has servido en bandeja plata... Hasta nunca. -Concluyó.-
Acto seguido, una bruma oscura me engulló por completo. Perdí la conciencia... definitivamente...
***El colgante volvió a la normalidad, habrían pasado varios segundos desde que cayó al suelo.
Zeix abrió los ojos, si sus compañeros se fijaban bien, sus pupilas cambiarían a un color rojo, intenso como la sangre, cuando anteriormente sus ojos eran color celestes. A pesar de estar totalmente debilitado, Zeix se levantó sin decir nada, observando el campo de batalla. Intentó analizar todo lo sucedido, la Armadura ya no estaba, había desaparecido entre las sombras.
-Pf, en serio, qué asco de cuerpo, tan débil, y con este corazón afín a la luz. Psh, no me pudo tocar peor heredero.Zeix, o la persona que ahora tomaba el control de su cuerpo, habló para sí misma, le daba igual si sus compañeros lo oían o no. Es más, los ignoró totalmente.
-Veamos, ¿dónde estoy? -Dijo mirando a su alrededor.-
¡Magnífico! En este mundo parece abundar la oscuridad. ¿Por qué ese memo no habrá ido al castillo? Habrá usado esa patética lógica suya, ¡y mira dónde ha terminado! Pues eso, que me las piro."Zeix" lanzó su Llave-Espada al aire, y es más, no parecía sentir las magulladuras anteriores, a pesar de estar en un estado deplorable. Seguramente, si recibía algún que otro golpe, caería de igual manera, ya que su cuerpo no era totalmente invencible.
-¿Era así no? -Dijo mientras lanzaba la Llave-Espada al aire, para invocar su Glider.-
Pues eso, nos vemos pequeños aspirantes al título de inútil. -Dijo claramente para que todos lo escucharan.-
Acto seguido, se fue con su Glider por la otra entrada. La trasera, ya que la alcantarilla y la cornisa que mencionó su compañero antes, no le interesaban. Iría a ras de suelo con el Glider.
-Me da una pereza brutal caminar, y más en este estado, ¡mira qué regalo me ha dejado! -Hablaba solo, le daba igual si le escuchaban o no, y parecía estar loco.-