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En cuanto agarré la mano de Nadhia, una extraña luz me envolvió, no supe describir aquella sensación, me pareció incluso dejar de sentir el suelo, pero en cuanto volví a ser consciente, nada había cambiado, excepto por una pequeña vibración de aquel pequeño aparato, otra vez. Sin embargo, mi compañera Nadhia tenía un carcaj con flechas de madera, curioso.
—¡Flechas! —Exclamó con entusiasmo la muchacha.
Yo no había recibido ninguna clase de arma, ni siquiera mi preciada katana, ¿tendría que pasar el "juego" sin ninguna? Se me hacía aún más difícil, pero de alguna manera lo lograría. Yo no iba a perder, no lo permitiría bajo ningún concepto. Incluso sentía vergüenza por mi actitud momentos atrás, desesperada y sin esperanza. ¿Esa era yo realmente? ¿Cuándo me había vuelto así?
El Sincorazón cargó un potente hechizo de hielo que dirigió hacia a mí sin dudar. Fue todo muy rápido, no pude reaccionar a tiempo, lo intenté evadir, pero ya era muy tarde. ¿Sin arma y sin nada con lo que defenderme? ¿Desaparecería allí? La gran masa de hielo estaba a menos de un segundo de impactar conmigo, notaba su frío, y la humedad del agua que tanto me molestaba, empeoró la situación.
Estaba perdida... Allí había acabado todo entonces, al parecer mi esfuerzo por seguir existiendo fue en vano, pero estaba orgullosa, lo había intentado. Aquello era suficiente para "llenarme" por dentro, no sabía describir aquella sensación, pero era feliz en cierto modo... Al fin y al cabo, mi existencia no tuvo jamás ningún sentido, fui incapaz de encontrar respuesta alguna, pero si tuve la fuerza para hacer frente a esa situación.
Gengar... Adiós...
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Un extraño ser apareció por la puerta número 5, puerta que me recordó de nuevo la misión que teníamos pendientes. La criatura atravesó el hechizo, deshaciendo el mismo en el acto. De nuevo volví a "ver" la luz, estaba salvada, pero no entendía nada de lo que pasaba, ¿qué era aquella cosa?
El ser de diminuto tamaño se aproximó al enemigo, arrancando uno de sus pétalos y enfureciendo a este aun más. En ese momento aproveché para mirar el dispositivo de nuevo, tenía un mensaje, y podía apreciar también lo que parecían mis... "Estadísticas":
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¡Enhorabuena, Jugadores!
Ya veo que la mayoría de vosotros ha tomado las riendas y ha realizado un Pacto. ¡Espero que lo os divirtáis con vuestro compañero durante el resto del Reapers' Game.
¡Una pequeña explicación! Ahora tenéis el potencial para ser mejores Jugadores, pero sois un poco debiluchos. ¡Por eso tenéis que lograr PowerUps! Encontraréis una infinidad de ellos por todo el mundo, y además, cuando completéis una Misión se os dará entrega de uno.
También debo deciros que dependiendo de vuestra sincronización con el compañero, podréis realizar una fusión muy poderosa que aniquilará a vuestros enemigos.
¡Buena suerte a todos!
~ El Game Master
Me encargué de memorizar bien los nuevos conceptos, aunque el de fusión no lo comprendí bien a la primera lectura. En definitiva, podíamos luchar, y el ser que me había salvado hace unos momentos, se acercó a mí. Por alguna razón noté que me era familiar... ¿Gengar? ¿Era él? En cualquier caso, contaba con su ayuda incluso en esa situación.
Muchas cosas cambiarían a partir de entonces, con la ayuda de Gengar no me hacía falta el apoyo de Nadhia, aunque si quería sobrevivir al juego, debía seguirla, parecía conocer muy bien el mundo, y también quería comprobar si realmente era una Amenaza, como mi propia maestra explicó. Se me hacía muy extraño, pues no lo parecía en absoluto, y no tenía intenciones de querer enfrentarme, aunque con aquel enemigo delante, no es que tuviera más opciones.
Se nos acababa el tiempo para la misión, debíamos atravesar el alcantarillado de la puerta número 5 e ir a otro Sector. Por la reacción de Nadhia, comprendí que se trataba de aquella salida situada en el agua... ¿Debía meterme por ahí, aún arriesgándome a que me intentaran congelar de nuevo? Contaba con dos aliados esta vez...
... No podía fallar.
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Al parecer también contaba con una habilidad, Raiza Tenebrosa, hechizo de nivel bajo de oscuridad, y seguía teniendo el frasco aquel, el enemigo no nos volvería a coger por sorpresa.
—¡Es imposible que le venzamos, pero nuestro objetivo es llegar al Sector Ocaso! ¡Sólo se me ocurre una cosa! ¡Atacar e ir avanzando poco a poco! ¡Por ambos lados! ¡Y cuando estemos lo suficientemente cerca, arriesgar y saltar! —Me explicó, avanzando por el lado derecho del Sincorazón, ¿ahora era ella la que decidía las estrategias? Aunque no teníamos otra opción.
—Gengar. —Dije en voz alta, para que mi amigo se diera cuenta de que pensaba lanzarme al ataque. Él me comprendió inmediatamente, y se lanzó de nuevo a por el Sincorazón, alerta a cualquier hechizo de hielo que lanzara para deshacerlo, mientras, agarraría a la planta por uno de sus otros pétalos, en un intento de arrancarlos todos, no pararía la ofensiva hasta vernos a las dos a salvo.
Yo me dirigí por la izquierda, el lado contrario al de Nadhia, corriendo a gran velocidad e intentando estar atenta a las flechas de la chica, quién sabe si podría fallar alguno de sus tiros. Durante el camino salté hacia adelante apuntando al Sincorazón con una de mis manos, para lanzar una Raiza Tenebrosa a la gran cabeza, aunque eso supusiese no poder emplear más habilidades durante el resto del día, debía ir a por todas. En ningún momento cesó mi avance.
—¡Saeko!
—¡!
Nadhia alzó su mano para intentar alcanzar la mía, yo por supuesto la intenté agarrar, para lanzarme por aquella cloaca y llegar al punto del destino. Fui incapaz de mirar atrás, imaginé que Gengar seguiría allí molestando al Sincorazón mientras arrancaba sus pétalos, ya volvería hasta a mí en algún momento y de alguna manera, al fin y al cabo, era un arma.