[Evento Global] Datastream

Nunca olvidarás que tomaste parte en alguno de estos jolgorios. Kazuki tampoco.

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

Re: [Evento Global] Datastream

Notapor Zee » Mié Mar 26, 2014 11:41 am

¡Esta cosa!

¡Ey, tranquilo Monarca!

Tuve el visceral impulso de lanzar el costoso trozo de metal brillante que me había conseguido en Espacio Profundo directo al muro de mi habitación, esperando que se convirtiera en decenas de pedazos inservibles con los que no tuviese con que lidiar nunca más.

No, lo siento... —me disculpé luego con Nadhia, cuya voz podía escuchar al otro lado del discreto audífono que llevaba puesto—. Es sólo que apenas y entiendo algo de esta m... de este... —me mordí la lengua para no maldecir 'frente' a ella—. Creo que lo odio —terminé.

Para la tecnología tienes muy poca paciencia, ¿verdad?

Me arrojé de espaldas en mi cama, contemplando el brillante reloj-teléfono de muñeca que había comprado con mis platines ahorrados, junto con el teléfono móvil que le había obsequiado a Nadhia. La verdad era que ambos eran demasiado... peculiares, por decir poco, y no menos confusos. Suponía que por eso mismo los había comprado, o tal vez porque el alienígena había tenido alguna habilidad hipnótica; no lo sabía claramente, pero lo que era innegable era que en aquel preciso momento me arrepentía de haber tomado esa decisión.

Debí haberme quedado el otro —le dije a mi chica—. Es sólo que... no sé, parecía un abanico. Y eso es femenino, ¿no? ¿Lo es? —suspiré luego de decir aquello, sosteniendo el audífono para que no se me cayera del oído, contemplando el reloj de muñeca al mismo tiempo. Mientras conversaba con Nadhia, había intentado acceder a lo que ella había llamado "Tuipper" y que había intentado explicarme de manera muy superficial para que yo pudiese entender... fue en vano, por supuesto... Aunque me las había arreglado para crearme un perfil según sus indicaciones, no había aprendido absolutamente nada de lo que había hablado con ella y, al acceder por primera vez a la aplicación, me había quedado completamente pasmado.

¿Femenino, dices? Mmm... sí, supongo que pinta de abanico tiene.

Era como mis primeros días en Tierra de Partida otra vez. Excepto que las lámparas eran menos complicadas y no tenían tecnología táctil.

Y al final parecía que me había inscrito accidentalmente a una especie de servicio de conversación a tiempo real con "chicas solteras cerca de ti en [Ciudad de Paso]", según anunciaba la publicidad que aparecía a un lado; lo cual me había hecho enfadar, evidentemente. Estuve a punto de lanzar el reloj contra el muro, como dije antes, si no fuese porque Nadhia logró detenerme y porque, sencillamente, me desesperé yo mismo al intentar quitármelo.

—sexivaguita: Hola guapo. como te llamas?
—tocamillaveespada: buenas! eres casado?
—sodiar: ola toi arrexa

Nadhia no necesitaba saber qué me había hecho enfadar, sin embargo. No podía enterarse jamás.

Sálvame.


¿Eh?

Me levanté de la cama, sentándome en el borde de ella y volviendo a sostener el audífono para poder escuchar mejor, mientras leía los mensajes que no dejaban de llegar a mi nuevo móvil. No sabía de dónde había venido eso último, pues estaba bastante seguro que las "chicas solteras de Ciudad de Paso" no podían sencillamente colarse a una llamada. O eso esperaba, al menos, porque de lo contrario no podría controlar una situación que ya de por sí se me salía de las manos.

¿Dijiste algo, Nadhia...? —pregunté.

No...

Tras su negativa, sacudí la cabeza y decidí ignorar aquella misteriosa voz. Muy seguramente era una más de mis alucinaciones, por lo que no tendría sentido alguno prestarle atención. Sólo debía concentrarme en lo que era real y terminaría por solucionarse por sí misma.

¿Por qué hablamos por móvil cuando estamos a una planta de distancia? —pregunté entonces a Nadhia, intentando cambiar el tema.

Tonterías nuestras, ¿no?

Dibujé una sonrisa traviesa, incluso cuando la chica no podía verme y añadí—: ¿Sabes...? Podría bajar las escaleras ahora mismo, ir a tu habitación y...

Te necesito de vuelta. Tienes que venir.


Oh, bueno, si insistes...

Alegre, me levanté de la cama de un salto y crucé mi habitación con un par de zancadas, llevando una mano al pomo de la puerta y otra al abrigo que mantenía colgado cerca de ella.

Nadhia me volvió a detener, sin embargo.

Xefil... no he sido yo.

¿Qué quieres decir con que no has sido tú?

>>No, pensé que era el móvil haciendo que tu voz sonara extraña.


Gruñí y me di la media vuelta, dispuesto a volver a mi mesita de noche y tomar el pequeño frasquito con píldoras que guardaba dentro de ella. Si tenía que tomarme una fuera de mi horario con tal de acallar las alucinaciones, tendría que hacerlo. Sam me había dicho que, con tal de mantener mis síntomas controlados, no habría ningún problema mientras no excediese la dosis máxima.

Código clave:


Por tercera vez, me vi obligado a detenerme a medio camino, tras abrir el cajón y tomar el contenedor de plástico amarillo en mi mano.

Al otro lado de la línea, percibí una pequeña exclamación de asombro. Tuve que aspirar con fuerza por la nariz, cerrar mis ojos y luego expulsar el aire por la boca, para intentar tranquilizarme. Apreté entre mis dedos el frasco de medicamentos y sentí un sabor amargo en mis palabras mientras las pronunciaba:

Nadhia, dime que no lo escuchaste tú también.

¿Te ha pasado lo mismo? Es como si hubiese alguien infiltrándose en la línea. ¿Qué diantres...?

Maldije cuando la joven me confirmó que exactamente así había sido. Me metí los fármacos al bolsillo, tomé mi abrigo y salí de mi habitación como una flecha. Mientras caminaba a zancadas por el pasillo de la última planta, alcé mi muñeca y observé el reloj, concediéndole finalmente la atención que se merecía y que no le había otorgado en primer lugar. En la discreta pantalla aparecía una mujer joven desconocida, de piel blanca y cabellos rubios.

Familiar...

Sus ojos eran completamente amarillos. Y me provocaron un escalofrío que me hizo detenerme un par de segundos a la mitad de las escaleras camino a la habitación de Nadhia. La estática envolvió su imagen, respetando sólo aquellas penetrantes pupilas, que parecían observarme directamente a mí desde el otro lado de la pantalla.

Sus últimas palabras me parecieron finalmente reales.

Y me asustaron.

Datastream.


***

Un ataque informático.

Eso parece.

Era la única explicación que se me ocurría. Y la única que pude darle a Nadhia mientras, tomados de la mano, avanzábamos apresuradamente por los pasillos entre las torres en dirección a la sala del trono. A juzgar por los rostros de las personas con las que nos cruzábamos y por el camino que casi todos parecían estar siguiendo, no habíamos sido los únicos que habíamos recibido el mensaje.

Aunque, por alguna razón, seguía sintiendo que era para mí...

Sacudí la cabeza, recordando que era común que en un trastorno esquizoide aparecieran delirios de paranoia. Me volví consciente del peso de mis medicamentos en el bolsillo mientras caminaba y recordé que todavía no me había tomado la píldora en la que había pensado. De cualquier manera, sabía que no podía hacerlo frente a Nadhia, pero decidí que tendría que estar recordándomelo a mí mismo con frecuencia para seguir evitando los síntomas.

Pero, ¿cómo ha podido infiltrarse un vídeo a tal escala? Está en todas partes...

No, no me preguntes cómo funciona. Soy el menos indicado para entenderlo —le comenté a Nadhia, después de que me preguntara exactamente la naturaleza de aquel fenómeno—. Pero una cosa está clara: por lo que veo, cualquier medio de comunicación se ha visto alterado.

Deberíamos comunicar de esto a Kazuki. Hay dos mundos dentro de los ordenadores, quizás tengan algo que ver. No creo que un aprendiz ande detrás de esto. ¿Cómo podría jack... hack... atacar todo el sistema?

Me detuve frente a la puerta de la Sala del Trono. No había nadie dentro. Entonces Nadhia sugirió que, si se trataba de un ataque meramente virtual, era posible que los Maestros lo estuviesen revisando en la Sala del Ordenador. Asentí con la cabeza y seguí a la chica hasta el ala sur del castillo.

¿También os ha llegado ese condenado vídeo? Vaya telita con el virus de las narices.

¡Oh! Hola, Kousen. ¿A ti también?

Aquella voz había salido de la nada. Me detuve al instante y me llevé la mano al pecho, sorprendido. Giré mi cabeza en dirección de nuestro nuevo interlocutor, para encontrarme sólo con Kousen, un joven con el que no había hablado mucho pero que igualmente me parecía bastante amable.

Le reproché su súbita aparición al decirle que <<me había metido un susto de muerte>>. Fue Nadhia la que lo invitó a seguir caminando con nosotros.

¿Os suena de algo esa chica? —preguntó luego, mientras re-emprendíamos la marcha—. Si ha afectado de esta forma a Tierra de Partida, debe tener alguna conexión con los portadores, ¿si?

Hm —asentí—. Sí me suena. Sólo un poco —miré a Nadhia, esperando que ella pudiese darnos una pista de su identidad. En sus ojos pude ver que sucedía algo similar, pero tampoco podía precisar exactamente de quién se trataba—. Pero no, no la conozco.

Ni a mí. No tengo ni idea de quién es... mm... no, no me suena.

Continuamos caminando hasta la Sala del Ordenador; y sí, como ella había deducido, muchos se encontraban allí. Todos los Maestros, salvo Ronin, y gran parte de los Aprendices de Tierra de Partida, excepto los que no habían llegado todavía y los que estuviesen ocupados con alguna misión. Supuse que el Maestro de Maestros estaría ocupado investigando el asunto directamente, aunque era bastante curioso que no estuviese allí para darnos ninguna indicación.

Aparentemente, el segundo al mando era Kazuki. No supe precisar si era la mejor decisión, sinceramente, comparándolo con el resto de los Maestros. Aunque debía admitir que se encontraba mucho más serio de lo que acostumbraba.

Explicó, entonces, con mayor detalle lo que estaba sucediendo. Absolutamente todos los dispositivos electrónicos con una interfaz habían sido infectados por aquella especie de 'virus', como lo había llamado. Estaba en repetición continua y era imposible enviar una señal al exterior, inclusive al emisor del mensaje. De tal manera que, investigando por qué Tierra de Partida había sido el objetivo, era nuestro deber ir a investigar.

A 'La Red'.

Se siente extrañamente familiar, ¿no? —sentí un escalofrío en la nuca al escuchar la voz de Némesis dentro de mi cabeza. Intenté disfrazarlo al mirar al otro lado, mientras Kazuki y Lyn discutían algo que involucraba la localización del Maestro Ronin—. Todos llamados a un solo sitio, casi como si estuviesen manipulándolos... Obligándolos...

Como en el Ocaso —murmuré. Noté como Nadhia miraba en mi dirección, por lo que intenté disfrazar lo que había dicho al aclararme la garganta. Sabía, sin embargo, que no lograba engañarla. Ya se había acostumbrado a ver a través de mis mentiras.

No lo puedo negar. Y eso de que Ronin no esté da muy mala espina.

Para mi suerte, Nadhia decidió aventurarse a buscar rostros conocidos en la multitud. No tardó más que unos momentos para encontrarse con Fátima, quien iba acompañada de un hombre joven bastante apuesto, con quien no había tenido la oportunidad de coincidir antes, y con el amable Exuy.

Aproveché la oportunidad para deslizar la mano al interior de mi bolsillo, mientras Nadhia se adelantaba. Saqué con rapidez el frasquito con píldoras y tomé una del interior, para volver a guardarme el recipiente donde mismo. Mientras me acercaba al grupo, intenté tragármela en seco, sólo para terminar ganándome una terca molestia en la garganta después de que la pastillita hubiera pasado.

Estuve seguro que alguno había logrado verme, pero decidí hacerme el tonto y no decir nada al respecto. Mientras no fuese Nadhia, estaría bien.

Hola, Exuy, Fátima —saludé, acercándome finalmente a ellos. Luego miré al amigo de éstos y le dediqué una cortés sonrisa, añadiendo—. Hola, me llamo Xefil.

Estuve a punto de abrir la boca para preguntarle su propio nombre; sin embargo, un tirón en la manga me hizo detenerme y darme la media vuelta.

¿Mei?

T-tengo miedo... —murmuró, claramente buscando mi atención.

Sonreí, intentando tranquilizarla, y le di unas leves palmaditas en la cabeza.

Tranquila. Somos Caballeros de la Llave-Espada, nada puede con nosotros.

Eso esperaba, al menos. Si esto era una declaración de guerra por parte de Bastión Hueco, ya podría irme despidiendo. No estaba dispuesto a continuar con aquello, por más que se me obligara a hacerlo.
—You're like that coffee machine: from bean to cup, you fuck up—

~Dondequiera que el arte de la medicina es amado,
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Re: [Evento Global] Datastream

Notapor Light » Mié Mar 26, 2014 1:46 pm

Sí, pero una cosa ¿este tipo de vídeos son normales en estos aparatejos?

Para nada.

Light y Alec salieron definitivamente de la biblioteca, alejándose de los ordenadores que seguían reproduciendo aquella absurda película sin fin. Cuando salió al pasillo, el joven escucharía un sonido que procedía de sus bolsillos. Sacó inmediatamente su móvil y verificaría que éste también estaba reproduciendo el extraño mensaje de aquella rubia de ojos espeluznantes.

Esto es una locura ―el muchacho despegó la mirada de su anticuado dispositivo y la alzó para verificar que a otros muchos aprendices les estaba pasando lo mismo.

Aquella grabación se estaba reproduciendo en todos los aparatos de Tierra de Partida, sin excepción.

***


Los Maestros llamaron a todos los aprendices, ordenándoles que fueran a la sala de ordenadores. La habitación se fue llenando progresivamente de aprendices: todos estos confundidos por el misterioso incidente. Nadie sabía el origen de aquella grabación ni el objetivo del responsable de su emisión.

Eh... ¿Alguna pregunta?

Kazuki se encargó de explicarles a todos lo que estaba pasando: aunque tampoco les dijo nada que no se hubieran imaginado ya. Les anunció que un virus informático había infectado todos los aparatos electrónicos de Tierra de Partida. ¿El origen misterioso de los mensajes? Tendrían que averiguarlo ellos mismos.

Para comprobarlo, viajarían a un mundo que Light jamás había pisado: La Red. El chico sabía que era un mundo digital como Espacio Paranoico, así que inevitablemente se puso nervioso.

No guardaba ningún buen recuerdo de Espacio Paranoico: absolutamente ninguno. Los esbirros del Comandante Sark habían intentado eliminarle múltiples veces, utilizando todo tipo de engaños. Milagrosamente, él y otros dos aprendices salieron vivos de Los Juegos y escaparon sanos y salvos del mundo digital.

Light notó como su compañero perruno daba un respingo. Él tampoco guardaba buenos recuerdos de aquel lugar e intentaría convencer a Light por todos los medios para que no volviera a otro mundo digital ―que posiblemente fuera incluso peor que Espacio Paranoico―. Nadie sabía que les deparaba allí…

Aparte de ellos, muchos otros se encontraban nerviosos. Se respiraba bastante tensión en el ambiente.

¿Dónde está Ronin, Kazuki?

Light se dio cuenta en aquel momento de que su Maestro no se encontraba con ellos, por algún motivo. En su lugar, Kazuki había tomado las riendas de la situación.

El perezoso hombre se tomó su tiempo para contestar aquella pregunta. La Maestra Lyn emitió un gruñido, dejándole clara su impaciencia.

Le ha surgido, eh... Algo. Lyn, delante de los aprendices no.

¿Uh?” en otras palabras: a Ronin le había surgido algo que no era de su incumbencia.

Lyn se resignó y no dijo nada más. Ni siquiera ella estaba al corriente de los movimientos del Maestro Ronin. La respuesta de Kazuki sólo sirvió para poner más nerviosos a los aprendices, víctimas del secretismo. Light se cruzó de brazos y chasqueó la lengua, maldiciendo a Kazuki.

"En fin… " dijo para sí mismo con cierta amargura.

¿Es la primera vez que entras en el mundo digital, Alec? —inquirió Light. El brujo de Ciudad de Halloween no estaba acostumbrado a la tecnología, por lo que debía sentirse bastante perdido—. La última vez que Gaomon y yo entramos nos metieron en un laberinto e intentaron matarnos. Puede ser un lugar muy peligroso, así que mantente alerta —su intención no era la de asustar al brujo, pero vio conveniente advertirle sobre los peligros del mundo digital; aunque puede que no hiciera falta y los programas de La Red fueran más pacíficos que los de Espacio Paranoico.

Esperaba realmente que así fuera.

Tras charlar un poco con su compañero, se acercó disimuladamente a Nadhia, quien se encontraba muy próxima a ellos. No quería interrumpir la conversación que estuviera teniendo con otros aprendices, así que esperó al momento oportuno.

Eh, Nadhia.

Saludó a los aprendices que acompañaban a Nadhia ―entre ellos, su amigo Xefil― y sin más dilación le preguntó a Nadhia sobre la misteriosa grabación.

Viste la mansión, ¿verdad? En el vídeo ―le preguntaría a la chica. Ella también era de Villa Crepúsculo, por lo que naturalmente debía de haber reconocido el misterioso edificio―. Espero que todos estén bien allí…

Maestro Kazuki, ¿en serio cree que mandarnos a todos a La Red es la opción más segura? Nada me asegura que no vaya a suceder lo mismo de la última vez.

¿La última vez? ¿Qué ocurrió la última vez?

La pregunta que formuló en voz alta aquel hombre le produjo interés. Atento, dirigió la vista hacia el Maestro Kazuki y esperó su respuesta. ¿Había ocurrido algo especial en aquel mundo que debía tenerse en cuenta? Si era así, más le valía desembuchar.

Al menos, quería tener la máxima cantidad de información posible y ser consciente de lo que les deparaba.
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[NH] Ronda #1 - Datastream

Notapor EspeYuna » Mié Mar 26, 2014 5:57 pm

¡Esta cosa!

¡Ey, tranquilo Monarca!

Como cualquier día libre de entrenamientos, Nadhia siempre aprovechaba para esconderse bajo las sábanas un rato más. Una hora a veces, dos otras, dependiendo de cuanto le pidiera el cuerpo. Aunque no pecaba de perezosa, desde que estaba en Tierra de Partida la aprendiz tenía la necesidad de darse un respiro de vez en cuando y dormir cuando tenía oportunidad. Además, como muy tarde a las once ya estaba en pie, pues tampoco quería perder toda la mañana y necesitaba practicar el tiro con arco cada día para sentirse realizada.

Pero aquella mañana Nadhia se había entretenido dando vueltas en la cama al recibir una llamada de Xefil. Había pasado poco más de una hora desde que cogió la llamada y el joven seguía maldiciendo su comunicador, incapaz de entender la red social Tuipper y las cientos de aplicaciones restantes que contenía el aparato. La muchacha no era, ni mucho menos, una experta en aquellos chismes. Pero puede que al ser de Villa Crepúsculo la tecnología no se le hiciera tan complicada como a Xefil, quien pertenecía a un mundo completamente distinto al suyo. Sólo de que le comentara una vez cómo se aseaban en Reino Encantado, ya podía hacerse una idea de lo raro que habría sido para él darse su primera ducha en los baños del castillo.

No, lo siento... —Nadhia esbozó una sonrisa. Si le había pedido disculpas es porque había estado a punto de tirarlo por la ventana, literalmente—. Es sólo que apenas y entiendo algo de esta m... de este... Creo que lo odio.

Para la tecnología tienes muy poca paciencia, ¿verdad? —comentó la arquera, con tono bromista.

Nadhia se giró y comprobó que Tandy, su pequeño compañero de aventuras, seguía profundamente dormido. Ni la luz del mediodía entrando por el ventanal de su cuarto ni el ruido de los aprendices entrenando o combatiendo entre ellos en los jardines lograba que abriera el ojo.

Debí haberme quedado el otro —dijo entonces Xefil al otro lado de la línea—. Es sólo que... no sé, parecía un abanico. Y eso es femenino, ¿no? ¿Lo es?

Nadhia frunció el ceño.

¿Femenino, dices? Mmm... —la joven apartó de su oreja el móvil y observó su peculiar aspecto al abrir la pantalla holográfica— Sí, supongo que pinta de abanico tiene.

A pesar de que el modelo no le gustaba especialmente, sabía que Xefil se lo había regalado con todo el cariño del mundo y había acabado acostumbrándose a su difícil manejo. Incluso el que tenía su chico podría haberle resultado más fácil de usar... y compacto.

«Mi chico, ¿eh?», pensó al instante. «Ni que tuviera quince años»

Nunca se es demasiado viejo para enamorarse, ¿verdad?

«Ángel...», pronunció Nadhia en sí misma, con un ligero rubor en las mejillas. A veces le costaba creer que su propia Llave-Espada indagara en sus sentimientos. Era como estar desnuda por completo frente a una persona. Y entonces, tenía que volver a repetirse que era un llavero, y no un ser de carne y hueso.

Y el aspecto con el que Ángel Forjado se aparecía a veces en su cabeza ya era una excusa para seguir sintiéndose espiada por alguien... o pensar que se había vuelto loca. Aunque, ¿qué portador de Tierra de Partida estaba exento de alucinaciones, voces internas o doble personalidad? ¿Cómo sería despertar una mañana como Kousen o Fátima? Tanto Xefil como ella lo habían comentado a veces, y siempre acababan con la misma conclusión: debía ser algo maravilloso.

Ensimismada estaba la joven en sus pensamientos, que pegó un respingo en el sitio al escuchar una voz al otro lado de la línea... que no era la de Xefil.

Sálvame


¿Dijiste algo, Nadhia...? —escuchó entonces a Xefil.

No... —musitó, extrañada.

Pero Nadhia sí que había escuchado algo. A alguien que no había sido Xefil. ¿Habrían sido alucinaciones suyas? ¿O ambos habían escuchado un error en la línea? Lo dejó pasar, sonriendo con el comentario que éste le hizo a continuación:

¿Por qué hablamos por móvil cuando estamos a una planta de distancia?

Tonterías nuestras, ¿no? —comentó entonces, alargando la sonrisa hasta sentirse estúpida.

¿Sabes...? Podría bajar las escaleras ahora mismo, ir a tu habitación y...

Te necesito de vuelta. Tienes que venir.


Saltó entonces de la cama, sobresaltada. ¡No habían sido imaginaciones suyas!

Oh, bueno, si insistes...

Xefil... no he sido yo —dejó escapar en un hilo de voz, tan confusa como él.

¿Qué quieres decir con que no has sido tú?

» No, pensé que era el móvil haciendo que tu voz sonara extraña.


Código clave:


Apartó el móvil de la oreja de nuevo con brusquedad y dejando escapar un chillido de asombro, como si tuviera en su mano un objeto maldito. Sí, de aquellos que se mencionaban en los libros de terror. Sabía que era posible pinchar líneas telefónicas ajenas, por lo que sentirme espiada de ese modo ya era el colmo de los colmos.

Nadhia, dime que no lo escuchaste tú también.

¿Te ha pasado lo mismo? Es como si hubiese alguien infiltrándose en la línea. ¿Qué diantres...?

Entonces fue cuando la vio. En la pantalla del móvil apareció una figura que no le resultaría conocida, la de una muchacha de piel blanca y cabello rubio, recogido en un perfecto peinado que le caía por ambos hombros. Pero lo que más pudo desconcertar a Nadhia fueron sus ojos, de un intenso amarillo.

La aprendiz reconoció, entre las imágenes borrosas del vídeo que sucedieron a continuación, un sitio en particular. No estaba muy segura, pero sospechaba de un lugar que conocía desde que era pequeña. Una mansión que en Villa Crepúsculo siempre había sido objeto de leyendas, misterios... e historias paranormales.

Bufó, tranquilizándose al pensar que aquello se trataba de una broma por parte de algún aprendiz nativo de su mismo mundo, admitiendo que era bastante bueno atacando una línea de comunicación y asustando al personal. Sin embargo, Nadhia observó que en los jardines, todos los aprendices que disponían de comunicador hacían uso de él y se miraban unos a otros, consternados. ¿Xefil y ella no eran los únicos?

«Qué extraño», pensó mientras dejaba el comunicador en la mesilla y se disponía a coger ropa del armario para salir de su habitación en cuanto estuviera lista.

Al darse la vuelta tras haber recogido lo necesario para arreglarse, Nadhia volvió a fijarse en la imagen de la chica que aparecía en la pantalla holográfica. El ruido era perturbador y sus palabras lo habían sido aún más.

Pero lo peor de todo eran sus ojos. Nadhia sentía como si estuviese dirigiéndose a ella en concreto.

Datastream


Por mero impulso, la aprendiz corrió hasta su móvil y lo cerró de inmediato. Quien estuviera detrás de aquello había conseguido ponerle lo que buscaba: asustarla. Sin embargo, Nadhia no sabía aún que aquello no se quedaría en una simple broma. De hecho, no conseguiría quitarse aquellos ojos de la cabeza.

Ni las palabras de su dueña.

*****


Un ataque informático.

Eso parece.

Agarrada de la mano de Xefil, Nadhia recorría junto a él los pasillos tras darse cuenta que, en efecto, no eran los únicos afectados por aquel vídeo que había surgido de la red sin motivo aparente. Todos los aprendices observaban estupefactos el mensaje de aquella chica desconocida y sus penetrantes ojos amarillos. Sacudió la cabeza de camino, intentando quitarse aquella extraña sensación de la cabeza.

Pero, ¿cómo ha podido infiltrarse un vídeo a tal escala? Está en todas partes...

Y además, no podían hacer nada con los móviles que no fuera reproducir de nuevo el mensaje. Llamar, enviar mensajes, mirar Tuipper... nada.

No, no me preguntes cómo funciona. Soy el menos indicado para entenderlo —dijo Xefil, bastante irritado ya de por sí por no entender de aquellas cosas—. Pero una cosa está clara: por lo que veo, cualquier medio de comunicación se ha visto alterado.

Deberíamos comunicar de esto a Kazuki. Hay dos mundos dentro de los ordenadores, quizás tengan algo que ver —propuse entonces, habiendo pensado sobre el origen del vídeo—. No creo que un aprendiz ande detrás de esto. ¿Cómo podría jack... hack... atacar todo el sistema? —conseguí finalizar.

Propuso ir a la Sala de Ordenadores, pues la Sala del Trono se hallaba vacía, cuando de pronto una voz surgió a nuestras espaldas. Tanto Xefil como la muchacha pegaron un respingo, puede que algo alerta con la imagen de la muchacha todavía presente en sus mentes.

¿También os ha llegado ese condenado vídeo? Vaya telita con el virus de las narices.

¡Oh! Hola, Kousen. ¿A ti también? —dije al reconocerle.

¿Os suena de algo esa chica? —preguntó, acompañándonos a la Sala de Ordenadores—. Si ha afectado de esta forma a Tierra de Partida, debe tener alguna conexión con los portadores, ¿sí?

Hm —asintió entonces Xefil, pensativo—. Sí me suena. Sólo un poco —observó a Nadhia, esperando si reconocía a la muchacha—. Pero no, no la conozco.

Ni a mí. No tengo ni idea de quién es... —por alguna razón quiso identificarla, pero no le venía nada a la cabeza con lo que pudiera relacionarla—. Mm... no, no me suena.

Los tres se encontraron con la Sala de Ordenadores llena de aprendices que llegaban igual de desconcertados que ellos. Los Maestros se encontraban allí, y parecía que el asunto era más serio del que la aprendiz hubiera imaginado. Sin embargo, Ronin no estaba entre ellos. Kazuki se adelantó explicando lo sucedido a los que se habían reunido en la Sala, escuchando atentamente: un virus había atacado todo dispositivo electrónico. Había atacado el sistema de todos ellos y era imposible usar ninguno. Y el vídeo se repetía constantemente. Algunos aprendices, entremezclando la curiosidad y el morbo, seguían abriendo sus móviles para escuchar las palabras de la joven. Nadhia intentó centrarse mejor en lo que los Maestros les estaban explicando. Si lo hacían, era algo que les concernía a todos.

Pero la noticia de tener que ir a La Red provocó en Nadhia un estremecimiento atroz aunque no tan intenso como el de la muchacha de ojos amarillos. Había viajado a aquel mundo una vez, y con eso le había bastado para unos cuantos años. Por poco no lo contaba, ni ella ni su amiga Fátima, a quien buscaba con la mirada entre la multitud mientras los Maestros seguían conversando.

Por lo que escuchaba, Ronin no estaba en Tierra de Partida y Lyn lo había sospechado, y por ende Kazuki había metido la pata contestándole delante de todos los pupilos.

Como en el Ocaso —murmuró entonces Xefil a su lado, y aunque intentó esconder su comentario aclarándose la garganta, Nadhia le miró con complicidad.

La aprendiz era mala mintiendo, pero sabía que a Xefil le costaba esconder la verdad cuando estaba con ella.

No lo puedo negar. Y eso de que Ronin no esté da muy mala espina.

Con suavidad apartó la mano de Xefil para aventurarse entre la multitud, encontrándose con la tensión que se palpaba en el ambiente, sobretodo para los aprendices nuevos. Entonces vio a Malik cerca de Kazuki y Lyn, comentando algo con lo que estaba completamente de acuerdo: enviar a todos los aprendices de Tierra de Partida le parecía algo exagerado, y más sabiendo que el mundo era peligroso de por sí. Y por lo visto, Malik lo sabía. ¿Cuándo se habría visto atrapado en las trampas de aquel mundo cibernético?

De vuelta a la Red —la joven no pudo evitar devolverle otra irónica sonrisa a su amiga Fátima, con un ligero tic bajo el ojo izquierdo al recordar la odisea de aquella noche—. ¡No veas qué ganas tengo!

¡Cuánto entusiasmo! —exclamó Nadhia, cruzándose de brazos e intentando sonreír para liberar tensiones a su alrededor. Lo peor sería asustar a los más novatos.

O a Mei, quien se encontraba cerca de Xefil tirando de su manga y admitiendo que tenía miedo. Éste intentó tranquilizarla después de saludar y presentarse a las caras nuevas. Nadhia no iba a ser menos, pero alguien la detuvo a medio camino.

Light la saludó entonces y le preguntó si había reconocido la mansión.

«Así que lo es... la mansión de Villa Crepúsculo», pensé, asintiendo a Light. «¿Pero por qué precisamente ese lugar?»

Nadhia desconocía a aquella chica, su relación con la mansión encantada y aquel hack... hac... ¡cómo se dijera! Tampoco sabía de dónde debía proceder aquel ataque. Todo apuntaba, en base a los cuchicheos que se iban extendiendo a su alrededor, a que Bastión Hueco tenía algo que ver.

No hizo suposiciones y prestó atención a todo cuanto los Maestros dijeran a continuación. Estaba dispuesta a adentrarse a La Red si había que acabar con aquel virus. Peligroso, sí. ¿Pero cuándo la vida de un Caballero de la Llave-Espada había sido tranquila?

Estaría preparada para lo que fuera.
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Re: [Evento Global] Datastream

Notapor LightHelco » Mié Mar 26, 2014 6:02 pm

―Para nada —fue la rápida respuesta del aprendiz.

No tenía ni idea de tecnología así que me tocaba fiarme de su respuesta, aun así también era raro que todos los aparatos hubiesen decidido reproducir la misma cinta, incluso el pequeño telecomunicador de Light parecía haber sido afectado por la misma enfermedad que los ordena-todos, porque suponía que era una enfermedad eso del virus.

***


Tuvimos que reunirnos al poco en una sala con otro de aquellos aparatos tras que nos llamaran los Maestros y realmente se me hacía bastante raro que hubiesen conseguido meternos a todos en una habitación que no fuese la sala de los tronos.

Lo mas llamativo de aquella situación era la falta del Maestro Ronin y que Kazuki tuviese que estar encargándose de mantener la calma, aunque bueno, el era experto en mantenerse relajado. Intentando ser breve, el hombre explicó que la fuente de la extraña cinta que aun seguí emitiéndose en todos los aparatos electrónicos, era un mundo llamado La Red y el cual se accedía desde un ordena-todo. Parecía que hoy no me iba a aburrir con los aparatejos estos y todas las sorpresas que me estaban dando.

—¿Es la primera vez que entras en el mundo digital, Alec? —inquirió Light dirigiéndose a mí a lo que le contesté ladeando la cabeza a modo de negación —. La última vez que Gaomon y yo entramos nos metieron en un laberinto e intentaron matarnos. Puede ser un lugar muy peligroso, así que mantente alerta.

Oh, ¿tan peligroso es ese lugar? Aunque bueno, si vamos varios digo yo que nos moveremos con mas facilidad y seguridad —comenté tranquilo, en parte aquella situación recordaba bastante a lo ocurrido en Ocaso y si teníamos que volver a ir en grupos nuestras posibilidades de éxito serían tan altas como en aquella ocasión —. Por cierto —alcé bastante la voz y la mano para que Kazuki pudiese verme —. Una duda sobre la chica del video: Llegué a verla en la misión que nos encomendaron en la torre del mago Yensid. Se que es ella por la cara, aunque sus ojos no coincidan con la “visión” que tuve de ella ¿era alguna portadora o alguien conocido en la Orden?
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Notapor Yuehito » Mié Mar 26, 2014 9:35 pm

Intentando mostrar fortaleza extendí mi mano para saludar al joven Malik, un tanto nervioso y tembloroso por las cosas que estaban sucediendo, pero de cierto modo me hacía sentir seguro el conocer a la gente, Malik podría ser una de ellas; sonreí. Despues alcé la mano para saludar a los dos otros chicos pero el "hola" no salió de mi boca ya que el miedo volvió con intenciones de dominar. Realmente me sacaba de la realidad lo que pasaba.

A la escena llegaron muchos aprendices a los que con mucha dificultad pude identificar. El hecho de que hubiese muchas personas en el lugar me dejaba cohibido, más aun cuando seguían hablando de la chica llamada Eileen.
En ese instante Fátima apartó para juntar con una chica de aspectos faciales finos. Me quedé un momento mirándole para reconocer su rostro pero no la había visto en tiempos anteriores. Así que rendí mi observación pero esta se quedó en un chico que dijo “Villa crepúsculo, mansión”.

Solía escapar al bosque en el orfanato, pero siempre escuchaba que ese lugar era peligroso e incluso una de las maravillas ocultas que tanto hablaban los chicos. Aparté la mirada cuando hice contacto visual con el chico de pelo negro. Sonrojé y incliné el rostro pues no le conocía.

Me mantuve quieto en medio de muchas personas hablando, preguntando, deduciendo y especulando. Más en mi cabeza solo repetía: “¿Dónde estás Eileen? ¿Será una trampa?

Tal vez de lo nervioso que me veía, de lo asustado que me encontraba, no me daría cuenta que estaba cerca de Kousen, de Hikaru, de Mei, de Hiro o de Xefil. Realmente estaba asustado haciendo un juego reiterativo con mis dedos para calmar la ansiedad.

Tomando mi libro entre mis brazos esperé tranquilo a las explicaciones, pero a medida que acababan los relatos mi cuerpo se estremeció con la duda en la punta de mi lengua. Con mis ojos abiertos mirando el suelo solté de mi boca lo que temía:

¿P-por qué… p-por qué… Ei… eh… ¡ah!.. —podía notar la tensión en el ambiente pero sabía cómo terminaría mi pregunta, alcé la mirada y lo rojo que me encontraba se notaba a distancia. Asi que enmudecido no terminé la idea pensada y consumido en la vergüenza dije— o-olvídelo… perdón.

Y luego callé, asustado por lo que vendría.
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Caminos a un mismo destino

Notapor Soul Artist » Mié Mar 26, 2014 11:53 pm

Tierra de Partida

Muchas preguntas se lanzaron al aire a la vez, a lo que Kazuki tuvo que hacer frente a uno. Estableció un sistema para quienes tuviesen dudas levantaran la mano y así pudiese contestar tranquilamente y sin excesiva presión. El primer aprendiz en el que se detuvo fue Neru, un recién llegado con mucha cera en los oídos, pues preguntó:

Maestro Kazuki, ¿se sabe de dónde procede exactamente el mensaje o quién lo mandó?

Exactamente... El mensaje procede de un mundo llamado la Red. Y desconocemos quién envió el virus.

Nada nuevo: era exactamente lo que había dicho unos escasos minutos, por lo que la información obtenida era igual de escasa que antes. Estaba claro que ni siquiera él sabía con seguridad lo que estaba sucediendo a ciencia cierta, pero repetir cuestiones ya resueltas no llevarían a ninguna parte.

El segundo al mano dirigió su mano hacia una mujer del grupo, Kairi. Esta bajó el brazo y formuló su pregunta:

Maestro Kazuki, ¿podría explicarnos cómo es la Red y qué pasó allí?

Es un mundo digital. Lo creó Kevin Flynn, de ENCOM, el cual desapareció poco tiempo después de su fundación. Ahora está gobernado por un un programa y sus dos dirigentes, pero... No tienen relación con la misión.

O quizás sí. Más de uno en aquella habitación había tenido ocasión de conocer a uno de aquellos dos dirigentes, una mujer robótica de ojos amarillos deseosa de acabar con la vida de los usuarios tras arrastrarlos a sus juegos. Su nombre: Mente de Protección de Datos, o MPD.

El siguiente fue un gitanillo pequeño y animado, quizás con demasiado café en sus venas. Sus palabras apresuradas y carentes de estructura descolocaron al hombre.

Eh… Maestro Kazuki, ¿sabemos qué es lo que hay que buscar exactamente? ¡¿Podría tener esto que ver con los malos, ya sabes, con los de Bastión Hueco?! ¡¿Estarán ellos allí?!

Hay que buscar el origen de la señal, eh... Babil. Cálmate —el hombre extendió ambas manos hacia él, pidiéndole que frenara el ritmo con el que se había levantado aquel día—. Si son los miembros de Bastión Hueco quienes lo están provocando, entonces sólo podremos...

El gruñido de Lyn llegó a oídos de Kazuki, el cual interrumpió sus palabras al notar la amenaza de la mujer. La híbrida nunca había estado de acuerdo con la tensa situación que ambos partidos estaban viviendo en la actualidad: lo que planteaba su compañero no era de su completo agrado.

El siguiente en pregunta fue un muchacho algo preocupado por una cuestión

Maestro Kazuki, soy Hikaru Akarui, aprendiz de la Maestra Rebecca. Si morimos en el mundo digital, ¿en el mundo real también?

La pregunta dejó perplejo a Kazuki. Se quedó unos segundos observando directamente a los ojos del muchacho; tras aquel incómodo silencio, suspiró y bajó la cabeza.

¿Siguiente? —preguntó el hombre, intentando pasar un tupido velo sobre aquella delicadísima pregunta. Sus ojos se detuvieron en Malik, quien no dudó en dar un paso al frente para anunciar:

Maestro Kazuki, ¿en serio cree que mandarnos a todos a La Red es la opción más segura? Nada me asegura que no vaya a suceder lo mismo de la última vez.

Y entre la pregunta de Hikaru y la de Malik, el caos se creó entre los aprendices de Tierra de Partida. La preocupación sobre morir en el mundo virtual y saber sobre lo que había pasado la última vez era mayúscula. El hombre intentó controlar la situación, pero no lo logró con éxito: en cualquier momento se pondrían a gritar y correr en círculos, como gallinas decapitadas.

Pero aquello no sucedió. Mientras el Maestro trataba de calmarlos, la chica de las pantallas movió los labios pronunciando algo que nadie fue capaz de entender bien con todo el ruido que se había formado. Quienes se fijaron en ella no se percataron de que la luz del portal a la Red estaba encendiéndose, para finalmente acabar sorprendiendo a todos los aprendices.

Y después, todo fue oscuridad.

* * *

Bastión Hueco

Los aprendices de Bastión Hueco fueron calmados y tranquilos. Se turnaros voluntariamente para hacer las preguntas, y no montaron un gallinero por un par de preguntas que pudiesen asustar al personal. Además, demostraron que habían escuchado atentamente la conversación de Nanashi, pues nadie repitió lo que ya sabían.

¿Es seguro que todo el mundo abandone el castillo? Quizás el objetivo del que esté haciendo esto sea que todos dejemos desocupado este lugar y así lanzar un ataque sin que podamos impedirlo.

Hemos barajado esa posibilidad. Sin embargo, confiamos en nuestros dos guardianes la integridad del castillo ―Nanashi dirigió su mirada hacia Wix, acompañada por el joven Daichi con sus gafas de sol a la moda, que le devolvió el saludo de forma informal―. En cuanto a la razón por la que todos vamos: debemos situarnos en el peor de los escenarios. Nada nos asegura que quienes han enviado el mensaje no sean hostiles.

Gata, una recién llegada al mundo, fue la siguiente en hablar. Estaba claramente preocupado por el gran ausente de la reunión, aquel que se rumoreaba que se había marchado volando nada más comenzar aquel ataque informático.

¿Y dónde está Ryota?

El Maestro tenía asuntos que atender fuera del castillo. Cuando vuelva protegerá el castillo junto a nuestros guardianes.

¿Sabemos quién es la señorita Ricitos de Oro? O cualquier cosa sobre ella. ¿A quién manda ese mensaje? Porque está claro que se dirige a alguien en concreto.

Su verdadera identidad no es importante: esa persona, muy probablemente, está fallecida desde hace muchos años. El mensaje creemos que va dirigido a sus antiguos compañeros, por lo que debéis prepararos para un posible encuentro con miembros de Tierra de Partida.

Nanashi concedió unos segundos para las reacciones por parte de los aprendices. La idea de encontrarse con el bando enemigo podía pillar a muchos por sorpresa. Ban continuó sus preguntas en consecuencia, en relación con las últimas palabras de la Maestra:

Oh, y por supuesto: ¿qué hacemos cuando Tierra de Partida aparezca y se meta en medio?

Si es necesario, colaborar con ellos ―Ariasu se giró bruscamente hacia Nanashi, sorprendida de sus palabras―. Quizás busquen el mismo objetivo que nosotros: descubrir la verdad. No iniciaréis un conflicto innecesario: no seré yo quien declare la guerra a Tierra de Partida.

¿Guerra? ¿Tan poco habéis tardado en olvidar el Pecado Original?

Por unos momentos fue difícil decir de dónde provenía la voz. Los aprendices pronto se dieron cuenta de su origen: de todas partes. Todos los monitores encendidos estaban hablando. La chica cuyos ojos tapaba el ruido había hablado, esta vez para cambiar su repetitivo mensaje a un tono más perturbador.

La luz del portal a la Red se encendió poco a poco, mientras la sonrisa de la mujer se ampliaba. Nanashi invocó su Llave Espada como acto reflejo y se dirigió hacia el portal, pero la supuesta mujer fallecida no tenía planes con ella.

Oh, no. Los Maestrillos no estáis invitados a mi fiesta especial.


Un destello cegó a Nanashi y todos los aprendices, los cuales notaron la virtualización en su piel como el fuego abrasador. La Maestra se aproximó con rapidez a Gata e intentó tomarla por el brazo, pero su mano la atravesó frente a sus ojos congelados.

El portal se apagó y, con él, los aprendices desaparecieron.

* * *

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Pecador.

Incluso el más fuerte de los afines de oscuridad no podían sentirse cómodos en aquel lugar. Sus cuerpos eran pesados, se encontraban fatigados sin haber hecho nada. A su alrededor sólo había oscuridad y más oscuridad, toda ella concentrada y oprimiéndolos. Sólo podían reconocer un cuerpo frente a ellos: la chica de los ojos amarillos en su túnica negra.

La voz de la mujer había cambiado. Estaba distorsionada, como un teléfono escacharrado intentando enviar un mensaje con serias dificultades. Era, por ello, difícil decir si se trataba de una voz masculina o femenina: quizás fuese la más neutra que habían escuchado nunca.

¿Estás asustado? Chss, tranquilo, tranquilo. No tienes nada que ocultar a la dulce e inocente Eileen —la mujer se aproximó a los aprendices, acariciándoles el pelo con cuidado y cariño—. Sólo... Déjame inspeccionar tu alma.

Todos (a excepción de algún Incorpóreo, como era el caso de Ban) notaron un gran dolor en el pecho mientras la mano de la mujer se lo atravesaba. Tras revolver en sus entrañas sacó de ellos un brillante órgano rojo, con una luz tan poderosa y atrayente como la de la luna. La chica se machó las manos de sangre mientras sus brillantes ojos amarillos observaban el órgano, sonriendo de oreja a oreja.

Sí... Veo todos tus pecados. ¡Todos! No has sido un chico bueno en absoluto. Voces en la cabeza, eidolones, formas ocultas... No quiero nada de eso. ¡Quiero tu oscuridad!

La mujer estrujó el órgano con todas sus fuerzas y lo dejó caer al suelo, extrayendo de él toda su energía oscura y reemplazándolo por un nuevo corazón negro y consistente. Los aprendices notaron cómo las penas que normalmente les acompañaban desaparecían: ni voces en la cabeza, ni tampoco los eidolones que podían guardar en sus pechos. La mujer lo había robado todo, para bien o para mal.

Los corazones rojos, más vacíos que antes, volvieron al cuerpo de sus respectivos dueños. La mujer absorbió en sus prendas todos los corazones negros y sus ojos brillaron con mucha mayor fuerza, acrecentando su poder de manera considerable.

¡Aléjate de ellos!

La mujer rió y desapareció en la oscuridad. Una débil luz de color neón azulado surgió encima de los aprendices: un largo camino a escalar. Sus cuerpos se comenzaban a hundir en la oscuridad, pero aún podían lograr escapar. Sólo tenían que subir: subir y no rendirse.

No rendirse jamás.

* * *

Nada más salir del agujero este se cerró detrás de los aprendices. Pudieron ver que todos ellos, tanto los de Tierra de Partida como los de Bastión Hueco, acababan de pasar lo mismo, cada uno saliendo de su fosa particular: y todos habían visto lo mismo y sufrido de igual manera.

Se encontraban en lo que parecía ser las gradas de un gigantesco y oscuro estadio. Frente a ellos, una imagen con una mujer robótica y de pelos amarillos les observaba estática, con el mensaje Bienvenido a los IV Juegos del Enjambre encima de su cabeza. Pero poco les podía importar ella, pues el cartel no tardó en ser destruido.

Dos figuras luchaban cerca de ellos. Un joven de pelo azul con una capa negra y destrozada se enfrentaba a la chica que les había llamado pidiendo socorro. El muchacho mostraba numerosas cicatrices en el cuerpo, y vestía con una gabardina de capitán pirata bajo la capa. Portaba una lanza hecha de electricidad, y en cuanto pudieron verle de cerca algunos pudieron reconocerle. ¿No era Edge Lemmons, aprendiz de Tierra de Partida?

Y no estaba solo. La chica rechazó un ataque del muchacho para automáticamente recibir una bola de fuego que impactó en ella, desencadenando una explosión que ocultó todo su cuerpo. Tras los aprendices surgió una mujer de pelo largo; al igual que con Edge, muchos tuvieron la sensación de conocerla. Y es que parecía Fátima en una versión más adulta y avanzada, con ciertas partes de su cuerpo especialmente... Desarrolladas.

La chica de los ojos amarillos surgió detrás de la Fátima adulta teletransportada, riéndose por lo bajo. Se había colocado la capucha de su traje y su rostro se veía oculto en él, aunque sus ojos seguían brillando; invocó dos hojas de oscuridad e intentó cortar a Fátima, pero un disco de datos interceptó ambos ataques. Una mujer de pelo corto y el traje por excelencia de la Red saltó desde la pantalla que Edge había roto, uniéndose al combate. El disco de datos volvió a ella y se colocó en posición defensiva, preparada para lo que tuviese que lanzarle la encapuchada.

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Sin embargo, la enemiga ya tenía lo que quería. Rió por lo bajo, sin ni siquiera haberse inmutado del ataque de la última. Sencillamente, desapareció tragada por su propia sombra, dejándoles solos. Mucho tenían que asumir.

¡Mierda! ―soltó el falso Edge, llevándose la lanza al hombro y dando vueltas sobre sí mismo―. ¿¡Adónde ha ido!?

¿Estáis bien? —preguntó la Fátima adulta, dirigiéndose hacia el aprendiz más cercano, Hiro, y ayudándole a levantarse. Mientras lo hacía, sus ojos se clavaron en la pequeña versión real de sí misma; calló y se dio la vuelta, dirigiéndose hacia sus dos compañeros.

¡Tenemos que separarnos! Ese cabrón no va a escaparse otra vez. Quorra, necesitamos tu ayuda otra vez.

Si vuestro Erased Data es un virus... Existe una manera de destruirlo. O quizás volverlo más poderoso ―reflexionó la chica de pelo corto―. Hace unos años un virus similar atacó la Red, Abraxas. Su disco está guardado como trofeo en el museo de este mismo estadio. Si pudiésemos lograrlo...

He dejado a Andrei en el museo. Yo iré a por él.

¡Y necesitamos luz! Erased es invulnerable en la oscuridad.

Al otro lado de estas gradas hay un generador de luz. Si lo activaras podrías generar suficiente luz para iluminar toda la ciudad, pero necesitarás una gran cantidad de energía.

Cuento con mi lanza.

Bien, Crow. Yo iré a enfrentarme a su ejército; muchos programas están siendo atacados por él.

¡Escuchadme! ¡Mi nombre es Crow! ―se presentó el doble de Edge a los aprendices―. ¡No os podéis quedar quietos! Sé que esto es muy repentino, pero vuestras vidas y las de mucha otra gente están en peligro. ¡Debemos colaborar todos y detener a la encapuchada que habéis visto!

»Esto es lo único que puedo daros a cambio.

Crow tomó una carta de sus ropas y la rompió en dos pedazos. Miles de ceros y unos surgieron de ella como polvo, y se dirigieron rápidamente a los pechos de muchos de los presentes. Estos pasaron a recordar los ocho terribles días de una vida que jamás experimentaron: un juego llevado, aparentemente para muchos, por Ronin. Un juego de mentiras y muerte.

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Todos los participantes de The End Is Where We Begin pasan a recordar los sucesos de este, a excepción de Fátima y Light.

Fátima pasó por al lado de los jugadores y se dirigió hacia una entrada al interior del coliseo. Antes de bajar clavó sus ojos en su otro yo y, tras planteárselo unos segundos, se detuvo a esperarla. El camino a la eliminación del que se referían como Erased Data era por allí.

Quorra, por su parte, se dirigió por el lado derecho del estadio, un camino de perdición para cualquiera que no lo conociese. A lo lejos, desde allí, podían ver a cientos de personas correr y gritar mientras eran atacados por sombras extrañas difíciles de distinguir. Esa gente necesitaba su ayuda.

Crow, por su parte, corrió hacia el lado opuesto de las gradas a Quorra. Se dio la máxima prisa posible y, al contrario que Fátima, no esperó a nadie; sabía que el tiempo corría en su contra. Si los jugadores no se daban prisa, los dejaría atrás. Debía restaurar la luz que daría esperanzas al mundo.

Y finalmente, un puente hacia el interior del estadio les esperaba. La oscuridad en él era fuerte: podían sentir cómo les llamaba e invitaba a jugar con ellos. Mirar demasiado tiempo a aquella nube de maldad les hacía oprimir el corazón.

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Cuatro caminos, cuatro rutas. Estas son:
· Ruta de la Oscuridad; el propio campo de batalla del coliseo. No tomada por ninguno de los NPCs.
· Ruta de la Luz; las gradas, en busca de un generador de luz. Tomada por Crow.
· Ruta de la Eliminación; un museo dentro del coliseo. Tomada por Fátima.
· Ruta de la Perdición; el otro lado de las gradas, donde se sitúa la entrada al coliseo. Tomada por Quorra.

Debéis elegir esta ronda. Si no ponéis una ruta clara, Nell y yo consideraremos que os quedáis atrás.

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Próxima fecha límite: sábado, 29 de marzo, 16:00.

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Re: Caminos a un mismo destino

Notapor A Nerd Girl » Jue Mar 27, 2014 3:10 am

Empezó la ronda de preguntas, escuché esperando esperanza. Irónicamente esa esperanza se desvanecía lentamente con algunas cosas que en vez de tranquilizarnos... Empezaban a preocupar bastante. Eran al principio preguntas sobre el lugar, qué era y todas esas cosas que uno se preguntaría por un mundo nuevo.

Eh… Maestro Kazuki, ¿sabemos qué es lo que hay que buscar exactamente? ¡¿Podría tener esto que ver con los malos, ya sabes, con los de Bastión Hueco?! ¡¿Estarán ellos allí?!

Hay que buscar el origen de la señal, eh... Babil. Cálmate —Parecía que el Maestro no se sabía para nada bien los nombres...—. Si son los miembros de Bastión Hueco quienes lo están provocando, entonces [b]sólo podremos...[/b]

Lyn, mi Maestra, gruñó mientras yo estaba estremeciéndome con la duda de que esto iniciara una guerra. Algo que no quería para nada. Quería salir de ahí, esto era demasiado. Demasiado estúpido y temible para mi. Era algo que no me gustaría seguir pero empeoró aún más.

Maestro Kazuki, soy Hikaru Akarui, aprendiz de la Maestra Rebecca. Si morimos en el mundo digital, ¿en el mundo real también?

Maestro Kazuki, ¿en serio cree que mandarnos a todos a La Red es la opción más segura? Nada me asegura que no vaya a suceder lo mismo de la última vez.

El caos emergía. La gente empezaba a preocuparse, era peor la situación de lo que pensaba, me puse las manos a los oídos y cerraba los ojos con fuerza.

Deseaba no estar ahí... Deseaba que fuera sólo una pesadilla... Que no fuera real...

* * *

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Pecador.

Abrí los ojos en los que pude ver nada. Era oscuro, daba miedo y parecía pesada y como si no hubiera más que esa oscuridad y la mujer que apareció en mi móvil... Sentí pavor al verla, ahogé un grito esperando que al final todo esto fuera una pesadilla.

¿Estás asustado? Chss, tranquilo, tranquilo. No tienes nada que ocultar a la dulce e inocente Eileen —al acercarse solté un gritito de pánico—. Sólo... Déjame inspeccionar tu alma.

Tenía miedo, el dolor cegaba mi razonamiento, no había nada lógico en lo que pasaba, sentí solor en el pecho. Miré que era.

Tenía miedo, ella me atravesaba y me dolía más el verlo. No lo creía hasta ver que sacaba.
Tenía miedo, sus manos manchadas con algo mío. Era extraño pero sentí que esto no iba a ser bueno, sino que catastrófico...

Sí... Veo todos tus pecados. ¡Todos! No has sido un chico bueno en absoluto. Voces en la cabeza, eidolones, formas ocultas... No quiero nada de eso. ¡Quiero tu oscuridad!

Tenía pánico, ella destruía lo que sacó de mi. Lo hacía mientras me temblaban las manos. Estaba al borde de gritar e intentar salir corriendo.

Cerré los ojos y una lágrima bajó por mi mejilla quería irme, quería salir... No quise ver que más hacía. Solo quería estar en mi habitación y jugando con Happy... No quería más... Sólo irme.

¡Aléjate de ellos!

Abrí los ojos cuándo vi cómo arriba había algo, quizá la salida... No dudé en escalar, por que estaba hundiéndome tenía que salir. Quizá si lo hacía me podría despertar...

* * *

Al llegar vi que no estábamos solos los de Tierra de Partida, Bastión Hueco también estaba. El lugar era extraño pero había que hacer algo... Por que no parecía que nunca me iba a despertar, estaba pasando, estaba atrapada en algo que no desee estar.

Miré quien eran los que estaban en batalla. ¿No era aquel Edge? ¿Qué hacía peleando contra...? Miré con deseos de que la mujer muriera o desapareciera...

Pero la batalla se llegó a aumentar el número de enemigos de la mujer, y era otra. Una chica que me resultaba haberla visto alguna vez, pero no era igual... Eileen intentó jugar sucio contra la chica pero fue detenido por otra persona, otra mujer...

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¡Mierda! ―soltó Edge―. ¿¡Adónde ha ido!?

¿Estáis bien?

¡Tenemos que separarnos! Ese cabrón no va a escaparse otra vez. Quorra, necesitamos tu ayuda otra vez.

Si vuestro Erased Data es un virus... Existe una manera de destruirlo. O quizás volverlo más poderoso ―la otra chica comentó―. Hace unos años un virus similar atacó la Red, Abraxas. Su disco está guardado como trofeo en el museo de este mismo estadio. Si pudiésemos lograrlo...

He dejado a Andrei en el museo. Yo iré a por él.

¡Y necesitamos luz! Erased es invulnerable en la oscuridad.

Al otro lado de estas gradas hay un generador de luz. Si lo activaras podrías generar suficiente luz para iluminar toda la ciudad, pero necesitarás una gran cantidad de energía.

Cuento con mi lanza.

Bien, Crow. Yo iré a enfrentarme a su ejército; muchos programas están siendo atacados por él.

¡Escuchadme! ¡Mi nombre es Crow! ―¿pero no era Edge? Me sentí confusa, era algo raro...―. ¡No os podéis quedar quietos! Sé que esto es muy repentino, pero vuestras vidas y las de mucha otra gente están en peligro. ¡Debemos colaborar todos y detener a la encapuchada que habéis visto!

»Esto es lo único que puedo daros a cambio.

Entonces, cuando Crow hizo algo extraño, empecé a recordar cosas... Demasiadas cosas, algunas alegres, otras traumáticas y otra que me hizo tocar donde tenía el corazón y hacerme llorar... Cuando fui "Eliminada" de aquel juego...

¡N-no!— grité mientras me llevé las manos a la cabeza y empezaba a sollozar, tantas cosas en tan poco tiempo...—E-esto no p-puede ser v-verdad—dije mas bajo, y no paré de repetirlo mientras tiritaba de pavor, era demasiado todo esto para mi.

Casi fui comida por la mutación de tres personas, vi la muerte de Kailee y de Exuy y también cosas que eran cómo cuando el loro de Shinju destrozó el tranvía...

Algunas cosas como el zapatazo a Dan o cuando estuvimos en lo de baile (o hasta el ver a Ragun en traje de sirvienta)... Aliviaban el dolor de pensar en algunas cosas.

Debía hacer algo... Mi yo de aquél lugar no sería cómo yo ahora. Puede que solo esté dramatizando demasiado. Tenía que hacer algo, quizá ir por un camino alguno...

Tenía que arriesgarme, me levanté y miré a la chica de pelo largo que era quien peleó también contra "Eileen". Puede que con Crow hubiera ido pero tenía que ir directamente a por "Eileen". Así que la seguí esperando al resto de personas que siguiesen el mismo camino, no fueran mala gente...

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[Enok] Camino de la Oscuridad

Notapor Sheldon » Jue Mar 27, 2014 4:41 am

La sala de los ordenadores cada vez contenía la respiración de mas aprendices. Poco restaba para que las paredes se derritiesen y contorneasen como inestables muros de gomas. Enok empezaba a sentirse apurado, buscando rostros que reconociese entre la marabunta. De entre todos sobresalía la figura del que otrora fue el guía y Maestro en una misión en la que participo con otros aprendices. Lejos quedaban aquellos recuerdos para el joven. Hacía mucho tiempo que no se había vuelto a encontrar con los que pudo considerar como compañeros.

Enok no lograba escuchar apenas una palabra emitida por el Maestro que dialogaba con un grupo de persona en actitud informante, aunque si pudo percibir como todo lo que había dicho estaba calando entre el conjunto de aprendices, quienes progresivamente comenzaron a revolverse, a emitir comentarios de disgusto y a llamar con fuerza a conocidos en los extremos del reducido y agobiante espacio. El Maestro, cuyo nombre no recordaba exactamente Enok, intentaba calmar al grupo de alumnos sin lograr absolutamente nada. Algo cambió, modificó su aspecto. Enok sintió una especie de miedo. Miró ensordecido en todas las direcciones hasta detenerse en la pantalla de un ordenador. Bajo el ruido visual de la pantalla se podía entrever una figura. Una muchacha con una túnica coloreada con tonos oscuros y unos cabellos amarillento movía la comisura de sus labios formando palabras. Sus ojos, en un dorado intenso, reposaban neutrales sin sentimiento ni emoción alguna, observando a Enok, degustando su interior.

Una luz cegadora dio paso a la mas profunda y absoluta oscuridad.

Pecador.— una palabra, en un tono lineal y sin expresión, deformada y cercana, bastó para despertar a Enok de su sueño. Abrió los ojos alterado, recordando aquellos dos puntos amarillentos clavados en su ser. Sentía su cuerpo como un plomo anclado en el suelo, dañado por las penumbras. Justo enfrente, a unos escasos pasos de distancia, la dueña que expulsaba aquella voz reposaba en una actitud casi tranquila, serena. Era ella, el ser encapuchado tras las pantallas. —¿Estás asustado? Chss, tranquilo, tranquilo. No tienes nada que ocultar a la dulce e inocente Eileen.— Continuó, deshaciendo los pasos que la separaban del aprendiz. Por un momento, Enok sintió la prisión en la que se había adentrado, aquellas palabras acogedoras que ocultaban la destrucción.— Sólo... Déjame inspeccionar tu alma.— Enok quiso huir pero el ser se adelantó. Una profunda grieta se abrió en el pecho del chico, de la que emanaba un profundo dolor. El ente que respondía al nombre de Eilenn introdujo su brazo a través del cuerpo del aprendiz provocándole una angustia aun mayor. Pareció juguetear durante unos segundos en aquella macabra posición y terminó extrayendo uno de los órganos vitales del joven, su corazón. Cuando abandonó su cuerpo, Enok sintió un mayor y mas profundo dolor que esta vez se extendió a través de todos sus nervios. Calló de rodillas al suelo con los ojos marcados en blanco. No tardaría en sucumbir ante la muerte.— Sí... Veo todos tus pecados. ¡Todos! No has sido un chico bueno en absoluto. Voces en la cabeza, eidolones, formas ocultas... No quiero nada de eso. ¡Quiero tu oscuridad!

El monstruo tomó las entrañas entre sus dos manos y las presiono con una fuerza sobrehumana. Una estela de un color negruzco se desprendió y fue absorbida por la chica adquiriendo la forma de un nuevo corazón aunque de color oscuro. El órgano original regresó suspendido en el aire al pecho de Enok quien ya había caído en el suelo derrumbado ante el sufrimiento. La vida le fue devuelta aunque no su existencia real. Algo dentro de él había desaparecido, algo que no sabía nombrar y que componía el todo de su presencia. Una sensación hueca suplantaba el alma robada de Enok.

¡Aléjate de ellos!― Enok levantó la mirada. La chica esbozó una sobrenatural carcajada y se esfumó en las penumbras. Mientras desaparecía, una luz se iluminó en lo alto, lejana. El aprendiz sintió como unos brazos le intentaban agarrar y arrastrar hacia el subsuelo. Asustado, se deslizó unos centímetros hacia su derecha y rápidamente se incorporó. La oscuridad reclamaba su alimento humano.

El resplandor que había aparecido en las alturas parecía ser la única puerta en aquel mundo. Enok avanzó a tientas en la oscuridad, siguiendo la voz de su razón, la única que había quedado tras haber sido destruido su corazón.

Claustrofobia.

Enok logró alcanzar el punto desde la que se colaba el resquicio de luz y consiguió alcanzar la superficie. El portal se cerró en el justo momento en el que fue atravesado por Enok. Junto a él, una gran multitud de jóvenes de edades muy diversas atravesaban el mismo anillo de oscuridad por el que había salido Enok. El chico desvió la atención hacia la ambiente. Se encontraban en la tribuna de lo que se podía asemejar a un estadio deportivo. Frente a él, un gran cartel descansaba a la vista de todos los presentes.

Bienvenido a los IV Juegos del Enjambre, se podía leer junto a una peculiar imagen compuesta por el cuerpo esquelético y robotizado de una chica de cabello rubio. Sin previo aviso, la imagen fue destrozada y calló al suelo provocando un fuerte ruido. De entre el polvo que levantó el derrumbe, aparecieron dos siluetas. Enok fijó la vista y pudo distinguir unos rasgos superficiales en ambas figuras. Una de ellas pertenecía a la muchacha de los cabellos dorados, Eileen y la otra era propiedad de un joven que vestía unos ropajes similares a un pirata. Ambos se encontraban luchando encarnizadamente, lanzando y alternando los ataques físicos con una avanzada y poderosa magia. De nuevo, una explosión trajo consigo una espesa polvareda, que ocultó el contorno de los dos adversarios. Paralelamente, una nueva figura surgió tras el grupo de chicos expectantes allí presentes. En apenas un instante y junto a la nueva chica que había aparecido, se manifestó de nuevo las fatídicas líneas de la chica de los cabellos de oro. Se dispuso a atacar a la nueva muchacha cuando una mujer apareció en escena, lanzando una especie de discos circulares que desestabilizó la ofensiva de Eilenn, quien sin embargo no dio importancia a tan insignificante desliz y desapareció engullida por la oscuridad.

¡Mierda! ¿¡Adónde ha ido!? ― exclamó el chico que vestía la peculiar ropa. Portaba una enorme lanza imbuida por un electrificante poder. Sobre su rostro y parte del cuerpo que se podía ver, se dibujaban numerosas cicatrices.

¿Estáis bien? — preguntó la mujer que había aparecido tras el grupo. Acto seguido se acercó hacia un joven y le ayudo a levantarse. Enok se fijó en él ya que le recordaba de hacía tiempo atrás. Frunció el ceño y miró a su alrededor, fijándose mas detenidamente en los rostros de todas las personas que habían aparecido de entre la oscuridad. Las sombras que emanaban del estadio ocultaban gran parte de aquellas personas aunque no cabía duda de que lo que eran, aprendices, poseedores de la Llave Espada, todos y cada uno de ellos.

¡Tenemos que separarnos! Ese cabrón no va a escaparse otra vez. Quorra, necesitamos tu ayuda otra vez. ― dijo el expresivo chaval dirigiéndose a la mujer que había logrado detener la mas que posible muerte de la anterior chica.

Si vuestro Erased Data es un virus... Existe una manera de destruirlo. O quizás volverlo más poderoso. Hace unos años un virus similar atacó la Red, Abraxas. Su disco está guardado como trofeo en el museo de este mismo estadio. Si pudiésemos lograrlo... ― respondió divagando la chica que recibía el nombre de Quorra.

He dejado a Andrei en el museo. Yo iré a por él.

¡Y necesitamos luz! Erased es invulnerable en la oscuridad.― argumentó el pirata. Se podía deducir que el término Erased hacía referencia a la amenaza de aquel mundo.

Al otro lado de estas gradas hay un generador de luz. Si lo activaras podrías generar suficiente luz para iluminar toda la ciudad, pero necesitarás una gran cantidad de energía.― solucionó Quorra.

Cuento con mi lanza.

Bien, Crow. Yo iré a enfrentarme a su ejército; muchos programas están siendo atacados por él.

¡Escuchadme! ¡Mi nombre es Crow!. ¡No os podéis quedar quietos! Sé que esto es muy repentino, pero vuestras vidas y las de mucha otra gente están en peligro. ¡Debemos colaborar todos y detener a la encapuchada que habéis visto!― exclamó aquel chico, Crow, apelando al grupo de aprendices de la Llave Espada.

Los diversos personajes fueron tomando distintas rutas según habían manifestado en la escueta conversación. Cada uno de los aprendices se encaminó en pos a la decisión de unirse a un grupo determinado. Paralelamente, un camino manifestado en la forma de un puente, comunicaba directamente con la entrada a la arena.

Enok miró a su alrededor. Sentía miedo y no sabía como expresarlo, como retener el sentimiento en su fragmentado corazón. Estaba seguro de poder vislumbrar formas familiares entre la oscuridad de aquel espacio pero a la vez algo le decía que sería peligroso volver a encontrarse con ellas. Gata... No era mas que una estupidez de su cabeza. Ella no estaría en aquel lugar. Nadie que conociese estaría en aquel lugar. Sin embargo, era demasiado cercano y abrupto el estar allí, expuesto frente a tal cantidad de personas.

Cada uno de los cuatro posibles senderos que daba a entender la situación constituía otra importante decisión en aquel momento. Suspiró. El puente que conectaba con la edificación emanaba a la atmósfera partículas invisibles de miedo, de desesperanza. Pero a través de él no se necesitaba seguir a ninguno de aquellos personajes, obedecer a unas personas que no conocía. A paso lento, reflexionando y observando aquel camino como su mas absoluta perdición accedió al puente y lo atravesó pensativo.

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Enok se va hacia la oscuridad
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Re: [Evento Global] Datastream

Notapor Tsuna » Jue Mar 27, 2014 3:19 pm

Después de mi intervención saltó Saito, analizando con cuidado la situación, cosa que me pilló por sorpresa; no esperaba un análisis así por su parte. Después de varias preguntas más, llegamos al punto más importante: Tierra de Partida. Siempre estaban metidos en todo, desgraciadamente.

Oh, y por supuesto: ¿qué hacemos cuando Tierra de Partida aparezca y se meta en medio? —La primera impresión que me dio aquel muchacho fue positiva, a fin de cuentas, no era la única que veía a Tierra de Partida como una molestia, por no poner un calificativo peor

Si es necesario, colaborar con ellos. —Abrí los ojos, incrédula, al igual que mi maestra. ¿Colaborar con Tierra de Partida? No me hacía ninguna gracia, pero si la maestra lo dictaba… no tenía otra opción que obedecer, aunque me veía incapaz de colaborar una pardilla como Nadhia, o con Light, a quién odiaba profundamente

¿Guerra? ¿Tan poco habéis tardado en olvidar el Pecado Original?


¿El qué? Antes de poder hacer nada, la maestra Nanashi elevó su guardia, cosa que me mantuvo en alerta de inmediato. Observé a todas las pantallas, alerta a cualquier cosa extraña que pudiese suceder.

Oh, no. Los Maestrillos no estáis invitados a mi fiesta especial.


Maestra, tenga cuid- —Y antes de poder seguir hablando sentí un cosquilleo, acompañado de una sensación desagradable; como si me hubiesen abrasado la piel

A partir de ese punto, todo se volvió confuso y extraño.

* * *


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Pecador.

¿Q-qué…? —Me hallaba en un extraño espacio, negruzco como la noche. Mi cabeza me daba vueltas y el estómago lo tenía revuelto; sentí fuertes ganas de vomitar— Ug…

Ante mí pude distinguir a la muchacha fallecida -según las palabras de la maestra Nanashi-, la cual parecía ser real a fin de cuentas. ¿Acaso era la culpable de todo aquel lío y no el mencionado Andrei? ¿Y por qué se centraba exclusivamente en mí?

No tienes nada que ocultar de la dulce e inocente Eileen. Sólo... Déjame inspeccionar tu alma. —No solo el contexto carecía de sentido, sino la muchacha también, su voz carecía de sentimientos, como si de Programa se tratase. A continuación se me acercó y sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo, y además… ¿¡me acarició el pelo!? ¿Qué se creía que era, una mascota o algo así?

Ah, piérdete… —La enfrenté a pesar de mis escasas energías

Sentí cómo mi pecho era atravesado por la chica, sufriendo un horrible dolor. Me mantuve en pie a duras penas, ante ella. Impotente e indefensa. Me maldije por lo bajo. La misteriosa muchacha revolvió en mi interior y extrajo mi corazón, acrecentando las naúseas ya sentidas.

Sí... Veo todos tus pecados. ¡Todos! —Estaba a su merced, y empezaba a sospechar que no saldría de ese lugar con vida— ¡Quiero tu Oscuridad!

Apretó con fuerza mi corazón y sentí un dolor todavía más punzante. Comenzó a absorber mi energía oscura, o eso pensaba que estaba haciendo, a la par que se formaba uno nuevo repleto de la susodicha energía. Algo en mi interior cambió, la frustración que sentía por mi amnesia, el odio hacia Tierra de Partida, mi rabia contra los Aprendices que osaban cuestionar a los Maestros… Todo desapareció de golpe. Mi corazón volvió a mí, más vacío que antes para mi desgracia. Y sus ojos brillaron con fuerza, pues se había fortalecido a mi costa.

Gengar… huye... —Susurré, deseando que mi querido fantasmita no se acercase a ningún aparato electrónico y huyese a un lugar seguro, allá donde estuviese

¡Aléjate de ellos!

Al instante una luz azulada me cegó por completo, dañando mis delicadas pupilas, acostumbradas a las más profundas penumbras -ya fuese en mi habitación o en aquel limbo-

No moriré aquí… No…



Sin siquiera pensarlo comencé a escalar, las penumbras me engullían poco a poco, pero no me iba a rendir. Saldría a donde fuese y averiguaría lo que estaba sucediendo.

* * *


Un enorme coliseo, una gran multitud a mi alrededor y un combate. Me quedé en el sitio analizando con cuidado a los presentes; mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí tanto Aprendices de Bastión Hueco y Tierra de Partida por igual.

¡Mierda! ¿¡Adónde ha ido!?

>¡Tenemos que separarnos! Es cabrón no va a escaparse otra vez. Quorra, necesitamos tu ayuda otra vez.

Si vuestro Erased Data es un virus… Existe una manera de destruirlo. O quizás volverlo más poderoso. Hace unos años un virus similar atacó la Red, Abraxas. Su disco está guardado como trofeo en el museo de este mismo estadio. Si pudiésemos lograrlo...

He dejado a Andrei en el museo. Yo iré a por él.

¡Y necesitamos luz! Erased es invulnerable en la oscuridad.

Al otro lado de estas gradas hay un generador de luz. Si lo activaras podrías generar suficiente luz para iluminar toda la ciudad, pero necesitarás una gran cantidad de energía.

Cuento con mi lanza.

Bien, Crow. Yo iré a enfrentarme a su ejército; muchos programas están siendo atacados por él.

Entonces, según había escuchado, la muchacha se hacía llamar Erased y estaba causando problemas a toda La Red, junto a Tierra de Partida y Bastión Hueco. Incluso tenía una especie de ejército… Yo no sabía cómo actuar o qué hacer, ¿escapar e intentar buscar a los Maestros? ¿Usar a los de Tierra de Partida como carnada para sobrevivir? ¿Enfrentarme a ese enemigo por mi cuenta? ¿Simplemente escapar y olvidarme de todo? Aquella situación me superaba por momentos.

Inmediatamente el muchacho de cabellos azules se acercó para explicar con más detalle la situación:

¡Escuchadme! ¡Mi nombre es Crow! ¡No os podéis quedar quietos! Sé que esto es muy repentino, pero vuestras vidas y las de mucha otra gente están en peligro. ¡Debemos colaborar todos y detener a la encapuchada que habéis visto!

Gruñí y me encogí en mí misma, cansada de todo aquello incluso antes de que empezara. No iba a seguir órdenes de unos desconocidos, yo solo obedecía a los Maestros; era a ellos a los que le debía todo, no a un tal Crow.

»Esto es lo único que puedo daros a cambio.

¿Um?

Alcé la vista levemente para observar: El hombre agarró lo que parecía una carta y la partió en dos pedacitos, de los cuales surgieron ceros y unos en el aire; algunos de estos hacia mí misma. Quedé paralizada en el sitio, sin saber muy bien qué clase de experimento estaban llevando a cabo esta vez.

Pero entonces… Todo cambió.

* * *


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The End Is Where We Begin escribió:¿Intrusos? ¿¡Cómo habéis llegado hasta aquí!?

>Cincuenta platines a que ha sido Ronin...

Ahora mismo Ryota está disputando su encuentro final contra los últimos que quedan en la mansión. ¡No me puedo creer que Akio perdiera!

Con que Ryota…

Bienvenidos al Reaper’s Game.

* * *


Oye… ¿Estás bien? Despierta…

>Chica, no bajes la guardia ni un instante, siempre existe una posibilidad de vencer.

Saeko, haz un Pacto conmigo. Sé que somos de bandos contrarios, que no querrás confiar en mí… pero voy a darlo todo por confiar yo en ti.

Bien, acepto el Pacto contigo Nadhia. Acabemos con este maldito juego de una vez, aunque eso signifique ir por una vez en contra de mi Maestra.

* * *


Nadhia, hace dos días mi propia Maestra te consideró como una Amenaza para este mundo, aunque… Me has hecho dudar sobre sus palabras, puede que no estés de acuerdo conmigo, pero tú tienes compañeros a diferencia de mí, todo lo que necesito está a mi lado. Y por ese motivo, quiero buscar a mi maestra, Ariasu, en el Reaper’s Game...

>Nadhia, sus enemigos son los míos, sus objetivos son los míos, aunque eso signifique perder mi existencia.

¿Qué es lo que te prometió Ariasu, eh? ¿La Verdad Absoluta? ¡¡Lo que no entiendo es por qué debes renunciar a tu existencia!! ¡Yo no he tenido que renunciar a mis ideales, a mis objetivos, por culpa de mi Maestro! ¡Es más, Akio me dio un nuevo camino a elegir, me dio alas para ser libre y poder ir a donde quisiera, para vivir aventuras, hacer amigos!

>¿¡De verdad… de verdad me matarías, Saeko!? ¡Eso supondría tu eliminación también! ¿¡Permitirías dejar solo a Gengar!?

* * *


Nadhia, antes quería enfrentarme sola a mi Oscuridad. Gracias a ti he decidido utilizarla para protegerte. Veamos qué puede hacer esta cosa ante nuestro poder. Que no se diga que no lo hemos intentado. Mi poderosa Oscuridad junto a tu fulgurante Luz.

>Nadhia… te llevaré hasta el tren, cueste lo que cueste… Me encargaré de que cumplas tu sueño de ver el tren y… también de vengar al Maestro Ryota… De algún modo, lo haré, él me inspiró confianza y… me dio fuerzas para avanzar.

* * *


Tú… Tú crees poder captar mi dolor. Pero es falso, tú eres falsa… Como todos. Como yo.

Hacía… Mucho tiempo que no me reía.

>Mi nombre es Eileen.

Esta es mi torre. Mi… Prisión eterna.

>Esta torre no es lo que creéis. Una vez entréis, quizás no podáis volver a salir nunca más de ella. Un terrible conocido del pasado espera en ella… Y me está buscando para hacer Villa Crepúsculo suyo. Si creéis que no estáis preparadas para enfrentaros a él, tomad el tren de nuevo.

¡Cierto, Nadhia, los Power Ups! Úsalos. Es obvio que no conozco de nada a esa Eileen, sin embargo, sé lo que se siente estar atrapada en una prisión sin voluntad.

Entremos. Tenemos que aprovechar esta oportunidad y descubrir quién quiere hacerse con Eileen. Y… quiero ayudarla. Tengo una sensación... cuando la observo. Tristeza.. ella está triste.. necesita ayuda, y parecemos las únicas capaces de haber llegado hasta aquí. ¡No podemos abandonarla!

Bien, esa es la Nadhia que me impresionó y fortaleció en las Terrazas, adelante, a por todas.

* * *


Su nombre es Eileen… Y ella me ha…

¡No le hagáis caso! Esos recuerdos son de… No lo hagáis. No le devolváis a la vida, por lo que más queráis.

¿Ma-maestro Ryota?

>Neku… Él fue quién acabó con el Maestro Ryota… Me vengaré, Nadhia.

La venganza… sólo conlleva más odio… más maldad, Saeko.

Nadhia, cree en Ryota, él nos hubiese apoyado, y piensa que Eileen sabe que lo lograremos. La ayudaremos y vengaremos al maestro. Todos malinterpretan sus intenciones, no te culpo, Nadhia, es lo que piensas, pero ya sabes que ese hombre significa mucho para mí, sin él no estaría aquí, sin él jamás te hubiese conocido, sin él hubiese dejado de existir hace tiempo…

>Nadhia, si tenemos que vencer o perder, lo haremos juntas hasta el final. Para eso somos amigas.

S-sí.

No lo hagáis. Avanzad a la siguiente prueba. No le devolváis a la vida.

>Por favor.

Saeko, no te acerques a él..

Estaré dispuesta a ayudar al maestro, no puedo irme de aquí viéndolo así, él está sufriendo.

¡¡Saeko, no, det-!!

No puedes ayudarle. Él ya no está aquí. Sólo podéis avanzar, dejad a los fantasmas del pasado descansar.

Eileen… Ella es… O ha sido la mayor mujer que nunca he podido conocer. Fue lejos de aquí, muy lejos, en un día tan normal como cualquiera. Ella me ha enseñado más de lo que ningún maestro que haya tenido ha podido. Gracias a ella sé quién soy ahora, sé por qué he llegado hasta aquí en vez de ninguno de mis viejos amigos. Todo el entusiasmo que ella irradiaba, todo su optimismo… Me ha marcado. Sé que se lo debo todo.

>Sí. Me ha abandonado… Porque no soy suficiente. Nunca lo he sido. Está claro que… No merezco la pena. Creo… Que no hay nada que pueda hacer. Excepto una cosa. Recuperar lo que es mío.

Saeko, será mejor que no vuelvas a intentarlo. Sé que ha sido tu Maestro, pero debemos confiar en Eil… ¿Saeko?

¡Arg! ¿¡Qué.. qué pasa..!?

¿¡Saeko!?

* * *


¡No! ¿¡Qué hacéis!?

¡Soltadme! ¡No! ¡¡Dejadme!!

Por favor… agua...

¿Por qué… me curas…?

Hola, pequeña…

¿¡Por qué me haces esto!?

>¡¡Aunque me elimines, juro que acabaré contigo!! ¡¡Porque mi corazón, sea digital o el de la auténtica Nadhia, se asegurará de que jamás vuelvas a hacerle daño a alguien!! ¡¡JAMÁS!! ¡¡No me destruirás!! ¡¡No te tengo miedo!!

¿No tienes por qué temerme? ¿Eso crees, niña?

Témeme

¡¡¡Agh!!!

Cura++

Seguiremos con los experimentos. Lo haremos hasta que yo lo diga. Ya no queda nada de la Llave en ti, porque eres débil e inútil. Y seguirás en silencio, o él pagará las consecuencias. Eres mi joya más preciada... Pero mereces un castigo por ser tan traviesa. Cura ++

>Corre la niñita, no puede escapar…

¡Jamás volveré contigo!

No llores, Maestro Ryota…
… pues ella ha muerto por tu culpa.


* * *


Veo culpa, Reaper, culpa por todas partes. Por Shiki, por Light y Ragun, por Saxor… El pecado es intenso en ti. ¿Estás satisfecho con lo que has hecho?

>Yo puedo liberarte de esa culpa, Reaper...

Está jugando con nosotros.

Y dime, montón de datos ¿Cuál es tu razón para estar aquí? Algo me dice que no puedes encontrar ninguna ya que solo eres un desecho de este mundo.

* * *


Encantado.

>Aburrido. Ni un sólo niño bueno: Todos malos. Merecéis unos azotes.

>Yo fui la primera réplica de todas.

>No pasa nada. Eres amigo de Nadhia, ¿verdad? Eh, eh, tranquilo. Cura++.

>Estoy esperando a que vengan dos amigas mías. Creo que mientras tanto podemos divertirnos un poco, ¿no os parece? Tenemos todo el tiempo del mundo. Y vuestros corazones están vacíos. Pintémoslos con vuestra sangre

¿¡M-Maya!? ¡¡Cobarde!!

¡¡Bestia inmunda!!

¡Es una niña, maldita sea! ¿¡Qué clase de pecados podría cometer una niña!?

Mierda… Maldito bicho… ¿Qué es esa cosa? ¿Por qué duele?

¿No lo recuerdas?

No lo hagáis. Avanzad hasta la siguiente prueba. Por favor. No le devolváis a la vida.

Sois débiles mientras caminéis bajo la luz. Sólo sobreviven aquellos que se dejan dominar por la oscuridad y disfrutan. ¿Acaso no es verdad, Nadhia?

¡No! ¡Tú no puedes ser Saeko!

>¿¡Cómo te atreves a usar el cuerpo de mi compañera!?

* * *


Je, qué patético, no paro de preguntarme en qué me habré equivocado…

No… no te has equivocado en nada, Saeko. No tienes culpa de lo que ha pasado. Ni se te ocurra culparte por esto.

Nadhia, en realidad te envidio muchísimo, tú siempre has caminado por el camino correcto, tienes amigos que te han ayudado y te seguirán ayudando, eres poderosa, más que yo.

No digas eso…

Mírame a mí… no he sido más que una carga para ti… Te he traído más problemas y has enfrentado horrores por mi culpa, aunque afortunadamente eso ya se acabó, podrás dejarme aquí de una vez y seguir tu camino con tus amigos…

No… yo quiero que vengas conmigo, Saeko.

¡Oh, Nadhia! ¡Si lo hubiese sabido, desearía haber ido contigo y tus amigos a Tierra de Partida!

¡Tú ya me hacías feliz, Saek…!

¡Te lo ruego… cuídate. Y hazme el favor, quítate ese ridículo sombrero.. Ja.


* * *


De rodillas en el suelo me encontraba, derramando fuertes lágrimas e intentando pararlas con ambas manos, en vano. Golpeé el suelo con rabia, sin importar si me hacía daño, aquel dolor no era nada comparado con el sufrido por mi antigua compañera, o por los Jugadores del Reaper’s Game.

Ira, sentí ira. Incapaz de aceptar la verdad de esos lúgubres días. Me moría de odio por dentro, odio hacia todos, hacia todo, hacia Nadhia… hacia Erased. Golpeé el suelo otra vez, y otra, y otra, y otra… Así sucesivamente hasta que mi cuerpo dejase de responder agotado.

Las lágrimas pararon unos instantes, momentos que tomé para meditar seriamente todo.

No… no…

La venganza… sólo conlleva más odio… más maldad, Saeko.


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Pues tendría que vengarme una vez más, lo sentía mucho por Nadhia. Yo era la responsable de aquella situación, yo y mi gran estupidez. Si Erased no había caído junto a mí, significaba que había dado más problemas a Nadhia y sus amigos.


Me levanté, con decisión en mi mirada:

¿El camino hacia la Luz? No esperaba obtener allí respuesta alguna a lo que buscaba, confiaría en que otros pudiesen obtener la victoria en ese lugar.

¿Camino hacia la Oscuridad? Tampoco, Erased era invulnerable en las penumbras, entrar ahí sería estúpido por mi parte; no podía permitirme más errores.

¿Camino hacia la Perdición? Aquella muchacha, Quorra, parecía saber bastante sobre la Red y las debilidades de Erased, sin embargo… el camino a la eliminación de mi principal objetivo era diferente, en el cual parecían estar Andrei y esa misteriosa mujer de cabello castaño.

Esto es ya algo personal.

Mi objetivo era simple: encontrar a Erased y acabar con él. Si hacía falta, sería yo quién le removiese las entrañas a él hasta que muriese de dolor y agonía, hasta que suplicara por su vida. Le daría el golpe de gracia, o lo debilitaría, me daba igual. Sólo quería terminar con éste sin importar qué. Era mi responsabilidad, mi obligación. Ya pensaría en todo lo relacionado con el Reaper’s Game cuando todo acabara, de momento la prioridad era exterminarlo.

Avancé junto a la muchacha.

¿Y dónde dices que está el Maestro?

Y me interné en el coliseo, preparada para cualquier cosa.

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Saeko elige:
· Ruta de la Eliminación; un museo dentro del coliseo. Tomada por Fátima.
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Re: [Evento Global] Datastream

Notapor Tanis » Jue Mar 27, 2014 3:56 pm

Malik suspiró, apretándose con los dedos el puente de la nariz. Le estaba empezando a doler la cabeza. No quería ir, de ninguna de las maneras quería pisar otra vez La Red. No podían obligarle…

Entonces notó un pequeño golpe en el brazo y se volvió ligeramente para ver que Fátima estaba allí también. Con ella iba un chico jovencito y de aspecto tímido.

Hola —Se obligó a corresponder levemente a su sonrisa, y asintió con la cabeza ante el otro muchacho—: Malik, este es Exuy.

Hola —saludó de forma escueta, tomando la mano del jovencito tembloroso, para soltarla inmediatamente después. Luego señaló a sus dos compañeros—. Ellos son Albert y Stelios.

Continuaba sintiéndose intranquilo, demasiado como para pensar en ser lo suficientemente amable y querer tranquilizar a los demás. La ansiedad le trepaba y envolvía la garganta y le impedía ser por completo racional.

«¿Qué pasa si es una trampa y caemos en otros juegos del… Enjambre?». ¿Los maestros no habían pensado en ello? No, claro, lo único que parecía interesarles era atajar el ataque a los dispositivos electrónicos como fuera… Sin tener en cuenta nada más.

Si los Maestros quieren llevarnos a todos a la Red entonces debe ser un problema más grave del que quieren reconocer…

Malik gruñó ante el comentario de Fátima, respondiendo de forma tensa:

Los maestros nos están enviando a un matadero…

¿Cuántos aprendices que todavía no sabían manejarse había allí? … Miró de reojo a Albert, que todavía era incapaz de sostener de forma recta la Llave-Espada sin que le temblara el brazo. Y se mordió la lengua dentro de la boca, sintiendo una indescriptible y extraña furia fría contra Kazuki, por haber tomado esa decisión, y contra Ronin… por haber desaparecido.

A su alrededor fue congregándose un pequeño grupo de aprendices, algunos de los cuales conocía, como a Nadhia, y otros que se fueron presentando a medida que aparecían. Malik los saludó a todos con un gesto silencioso, intentando escuchar más allá de los murmullos cada vez más altos, por si a los maestros se les ocurría decir algo más.

¿No va a responderme? —murmuró para sí, en voz tan baja que no creyó que alguien le oiría.

Su pregunta había causado un alboroto considerable, aunque a él no le importaba. Lo único que quería era intentar razonar la causa de que por culpa de un virus, fueran a mandarles a todos a ese sitio, en el que él por lo menos había estado a punto de morir dos veces. Se mantuvo todo lo estoico que podía estar en medio de aquel tropel de gallinas descabezadas, con los ojos clavados en Kazuki, que intentaba por todos los medios calmar el tumulto.

Fue entonces cuando notó el movimiento por el rabillo del ojo, en las pantallas encendidas. La chica que había visto en su teléfono parecía estar hablando, porque movía los labios. Sólo que él no podía oírla…

«¿Qué…?».

Y de repente el fogonazo de luz… y la oscuridad…

«Menos mal que dejé a Asah en la habitación… ».

* * *


La pesadez que sentía era asfixiante…

Aunque quería moverse no conseguía hacerlo del todo…. Estaba cansado, muy cansado, y le costaba respirar.

Y allí no había nada, salvo un gran vacío negro, aplastante y denso, y esa chica… esa chica y sus espeluznantes ojos amarillos. Malik boqueó, sin acertar a hacer nada más.

No… podía…

«¿Dónde… estoy?».

¿Era aquello La Red… otra vez? No lo recordaba de esa forma…

Pecador.

Un miedo atroz, peor que el que había sentido en La Red, le estrujó el corazón, como si una mano hubiera atravesado la piel y la carne y lo estuviera apretando de verdad con los dedos. Emitió un quejido grave, apretando las manos cerradas en puños. Aquella voz… ¿por qué… ?

¿Estás asustado? Chss, tranquilo, tranquilo. No tienes nada que ocultar a la dulce e inocente Eileen —«No te acerques… No-te-acerques…»—. Sólo... Déjame inspeccionar tu alma.

Un dolor agudo le aguijoneó el pecho, en el punto concreto del corazón, y se extendió por todo su cuerpo como agujas candentes que se hincaban en la carne una y otra vez. Malik intentó reprimir un grito, sin lograrlo, y contempló con horror como la mujer le sacaba un brillante, rojo y atrayente… corazón.

Su corazón.

«No… no, no, no…».

Sí... Veo todos tus pecados. ¡Todos! No has sido un chico bueno en absoluto. Voces en la cabeza, eidolones, formas ocultas... No quiero nada de eso. ¡Quiero tu oscuridad!

Una angustia exacerbada le inundó por completo, justo antes de que Eileen estrujara el órgano hasta el casi infinito y lo dejara caer al suelo. A la vez que la oscuridad del corazón era extraída, Malik dejó de sentir ese peso que parecía haberle acompañado hasta entonces, ese cúmulo de recuerdos que había estado con él desde su nacimiento… Dejó de sentir a Abyss…

«Espera… espera, espera… devuélveme… ».

Furioso, intentó alzar la mano para recuperar lo que era suyo… pero el brillo intenso de los ojos de esa mujer le amedrentó, y en lugar de un grito, se oyó un gañido acongojado.

«Abyss… Abyss… lo… siento… ».

Quiso llorar…

No, no podía habérselo quitado, no podía…

Entonces resonó una voz…

¡Aléjate de ellos!

… Y antes de que pudiera discernir adónde había ido la mujer, una luz de color azul se proyectó sobre su cabeza, y pudo ver una salida fuera de esa oscuridad. Pero moverse le resultaba tan pesado, y estaba tan cansado…

«No… », se dijo de pronto, «No puedo… rendirme… ».

No iba a quedarse allí atrapado, después de todo, después de tanto. Tenía… tenía que volver, y pelear… Con ese pensamiento en la cabeza, se movió y avanzó de forma ascendente hacia la luz, ignorando el peso que la oscuridad ejercía aún sobre su cuerpo. Aunque le hubieran devuelto el corazón… tenía que recuperar lo que le habían quitado… encontrar a sus amigos, y sacarlos de allí.

Volver a casa.

No podía rendirse. Y no lo hizo.

* * *


Consiguió salir de ese agujero, cayendo sobre una rodilla al suelo, respirando como si además del corazón le hubieran quitado los pulmones y recolocado de una forma extraña. Era de verdad, Abyss ya no estaba allí, podía sentirlo…

«Mierda… ».

Levantó la cabeza, irguiéndose con dificultad. Al mismo tiempo que él, todos los demás también salieron de sus propios agujeros de oscuridad… Y no sólo ellos. Malik, sin creérselo del todo, entornó los ojos al visualizar un poco más allá a Alexander.

¿Alex?

«¿Bastión Hueco también está aquí?».

Por las numerosas caras que no reconocía, debía de ser cierto. Como también era cierto… que ningún maestro estaba allí.

«Más mierda… ».

Se terminó de levantar, dándose cuenta de que todos estaban situados en las gradas de una especie de estadio, o eso pensó, oscuro y enorme. Y que un poco más adelante, se encontraba una estatua, cuya representación le resultaba asquerosamente familiar.

Bienvenido a los IV Juegos del Enjambre

No…

Buscó a los demás entre el grupo. Si iban a jugar a esa pesadilla otra vez, tendrían que mantenerse juntos. No cometería los mismos errores de la última vez…

Sin embargo, el cartel fue destruido de pronto y Malik se detuvo en seco, sorprendido por la escena que se estaba desarrollando tan cerca. Retrocedió instintivamente unos cuantos pasos. ¿Qué estaba pasando?

«¿No es esa la chica…?».

Cada vez más confuso, Malik contempló la pelea sin saber qué hacer, sin intervenir a favor de ese chico o…

«Tenemos que salir».

Se movió entre los aprendices, buscando a sus compañeros. Estaba empezando a preocuparse, aquello no se estaba desarrollando como cuando a Jess y a él les introdujeron en aquel Mundo. La mujer robótica no había aparecido, no les habían dado ningún disco, y aquellas personas… Esa chica… sus recuerdos…

¡Stelios, Albert! —llamó alzando la voz, al verlos un poco más allá.

Dio gracias de que no estaban muy alejados el uno del otro. Ya sólo tenía que localizar a Nadhia, a ese chico, Exuy… a Jess, a Fátima…

… Fátima.

Los ojos se le ensancharon al ver… a aquella mujer, apareciendo casi salida de la nada tras los aprendices. Una mujer que creía conocer, aunque fuera mucho más mayor que… y tan…

«¿Fátima…?».

¿Qué demonios estaba… pasando? La miró fijamente sin darse cuenta, confundido, hasta que detrás de ella surgió la figura encapuchada y los ojos amarillos de esa Eileen, tratando de matarla. Malik quiso invocar su Llave-Espada para defenderla. Sin embargo alguien más se le adelantó, y un objeto que conocía bastante bien, un disco, interceptó el ataque de la chica oscura contra aquella Fátima. Una mujer, desconocida para él, se unió a la pelea también, o lo que quedaba de ella, porque fue en ese momento cuando la chica de ojos amarillos desapareció entre las sombras, tragada por la suya propia.

Malik exhaló, dándose cuenta de que había estado conteniendo el aliento. Todo había sido muy rápido.

«¿Y ahora qué?».

No podían quedarse ahí mirando como pasmarotes, aquello… aquello era infinitamente peor que unos Juegos del Enjambre. Despacio, caminó hasta sus compañeros y ayudó a levantarse a Albert, que seguía en el suelo, temblando muerto de miedo.

Arriba, vamos —apremió.

Esperó a que Stelios también se acercara, y todo aquel que quisiera hacerlo, para agruparse. Podía oír las voces de aquellos desconocidos, y de esa Fátima adulta… Y aguzó el oído para captar toda la información posible.

¡Tenemos que separarnos! Ese cabrón no va a escaparse otra vez. Quorra, necesitamos tu ayuda otra vez.

Si vuestro Erased Data es un virus... Existe una manera de destruirlo. O quizás volverlo más poderoso ―caviló la chica de pelo corto, Quorra―. Hace unos años un virus similar atacó la Red, Abraxas. Su disco está guardado como trofeo en el museo de este mismo estadio. Si pudiésemos lograrlo...

«Erased Data…», murmuró mentalmente.

¿Esa chica se llamaba así en realidad? Había demasiadas cosas que no entendía, aunque sí una que tenía clara. Esa chica, Eileen, o Erased Data, o lo que fuera, se había llevado algo importante para él, y por todo lo que existía de sagrado en los Mundos, él iba a recuperarlo.

Lo recuperaría y luego saldría de ese mundo del demonio.

He dejado a Andrei en el museo. Yo iré a por él.

Volvió a mirar a esa Fátima, intrigado, pensando en cómo era posible que existiera y por qué. ¿Sería una de esas cosas que llamaban avatares virtuales de internet…? No recordaba que Fátima le hubiera contado nada de eso, aunque por la cara que ella debía de estar poniendo y pudo ver él, la joven tampoco había tenido idea de la existencia de esa copia adulta hasta ese momento.

¡Y necesitamos luz! Erased es invulnerable en la oscuridad.

Al otro lado de estas gradas hay un generador de luz. Si lo activaras podrías generar suficiente luz para iluminar toda la ciudad, pero necesitarás una gran cantidad de energía.

Cuento con mi lanza.

Bien, Crow. Yo iré a enfrentarme a su ejército; muchos programas están siendo atacados por él.

Malik frunció un poco el ceño al escuchar esto y chasqueó la lengua. Lo que faltaba.

¡Escuchadme! ¡Mi nombre es Crow! ―La voz del chico se elevó―. ¡No os podéis quedar quietos! Sé que esto es muy repentino, pero vuestras vidas y las de mucha otra gente están en peligro. ¡Debemos colaborar todos y detener a la encapuchada que habéis visto!

»Esto es lo único que puedo daros a cambio.

Detenerla, por supuesto.

Crow sacó lo que parecía ser una carta, la cual rompió en pedazos. Una cantidad ingente de números, ceros y unos, se esparcieron como granos de arena y fueron absorbidos por bastantes de los aprendices presentes, aunque a él no se acercó ninguno.

Todos los que fueron afectados por el misterioso obsequio, empezaron a experimentar... ¿qué?

¿Qué era eso?

Intentando salir del desconcierto por todo, siguió con la mirada los pasos de la Fátima adulta, preguntándose si estaría bien seguirla. Le daba mucha curiosidad… y sabía que Fátima iría tras ella, aún más intrigada que él por la existencia de alguien así. Aquellos desconocidos empezaron a moverse, formando caminos hacia objetivos concretos para poder localizar y llegar a detener a Eileen, y él no estaba seguro de por dónde ir. Sólo quería encontrar a esa encapuchada, y rescatar sus fragmentos…

Sin embargo, los chillidos de los programas a los que estaban atacando sombras informes se clavaron en su cabeza con fuerza y sintió el empuje de seguir a Quorra para ayudar. La necesidad imperativa de proteger a los demás se hizo más fuerte, y chocó con la idea de seguir los pasos de Fátima hasta ese dichosos museo.

Pero tenía que tomar una decisión ya… de modo que se dirigió a Albert y a Stelios y les dijo:

Escuchadme, voy a ir con esa mujer para combatir esas sombras, parece saber bastante... Y no sé si allí encontraré a Eileen, pero no puedo ignorar eso —señaló el camino por el que Quorra se había ido ya, y echó un vistazo hacia el camino de Fátima adulta, la cual parecía estar… esperando a su yo más joven—. No quiero dejar sola a Fátima… pero… —murmuró para sí, un poco pesaroso, y dirigiéndose a ellos de nuevo añadió—. Vosotros id con ella, será más seguro, ¿de acuerdo?

Aunque Stelios fuera ducho en combate, aquel lugar era más peligroso que cuando Malik estuvo, y no podía meterlos, ni a él ni a Albert, de cabeza a una pelea contra enemigos que no conocían. A él no le importaba arriesgar el pellejo, era más fuerte que la última vez… y si por ese camino podía llegar de algún modo hasta Eileen, entonces valdría más la pena.

Tened cuidado —dijo, en lugar de un «hasta luego».

Giró sobre sus talones, caminando hacia Fátima entonces.

Ve con ella, nos volveremos a encontrar después —se despidió también, apretando su brazo suavemente en un gesto cariñoso de adiós.

Entonces echó a correr, siguiendo la estela de Quorra y el camino hacia una batalla por salvar las vidas de los habitantes de la Red, el Mundo que más pesadillas le había engendrado y que aún así estaba dispuesto a salvar.

Y si podía darles tiempo a los demás para que encontraran a esa mujer y la destruyeran… entonces no estarían perdidos del todo.

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Malik escoge el camino de la Perdición
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Re: Caminos a un mismo destino

Notapor Saxor » Jue Mar 27, 2014 8:46 pm

Todo el mundo estaba muy tranquilo, o al menos no montaba ningún escándalo. Aunque yo no formulé pregunta alguna, otros sí lo hicieron. Dos de ellos los conocía de ocasiones anteriores, concretamente Ragun y... Saeko.

¿Es seguro que todo el mundo abandone el castillo? Quizás el objetivo del que esté haciendo esto sea que todos dejemos desocupado este lugar y así lanzar un ataque sin que podamos impedirlo.─ Aquello me daba igual. Ya no quedaba nada de mi hogar en ese lugar. Aquel mundo ya no era Vergel Radiante... Y no podía quedar peor de lo que está, ¿no?

Hemos barajado esa posibilidad. Sin embargo, confiamos en nuestros dos guardianes la integridad del castillo ―miré de reojo a Wix. Esta vez estaba acompañado de un chico con gafas de sol. ¿Quién sería aquel chico?―. En cuanto a la razón por la que todos vamos: debemos situarnos en el peor de los escenarios. Nada nos asegura que quienes han enviado el mensaje no sean hostiles.

Aquello ya lo tenía más que asumido. Si quería salvar a Guilmon, debía de entrar a la Red, fuera una trampa o no. A otro chico le tocó preguntar.

¿Y dónde está Ryota?

El Maestro tenía asuntos que atender fuera del castillo. Cuando vuelva protegerá el castillo junto a nuestros guardianes.─ Era bastante extraño. ¿Qué hacía el Maestro de Traidores fuera de su conquista en aquella situación? No podía ser una casualidad... O eso me hacía pensar.

¿Sabemos quién es la señorita Ricitos de Oro? O cualquier cosa sobre ella. ¿A quién manda ese mensaje? Porque está claro que se dirige a alguien en concreto.

Su verdadera identidad no es importante: esa persona, muy probablemente, está fallecida desde hace muchos años. El mensaje creemos que va dirigido a sus antiguos compañeros, por lo que debéis prepararos para un posible encuentro con miembros de Tierra de Partida.

¿Nanashi ya conocía a esa chica? Que poseyera aquellos ojos amarillos y "estar muerta" me daba muy mala espina... Más todavía. Si podía, además, encontrarme con Tierra de Partida... Esperaba no tener una reacción hostil en mi contra.

Oh, y por supuesto: ¿qué hacemos cuando Tierra de Partida aparezca y se meta en medio?

Si es necesario, colaborar con ellos. Quizás busquen el mismo objetivo que nosotros: descubrir la verdad. No iniciaréis un conflicto innecesario: no seré yo quien declare la guerra a Tierra de Partida.─ Entonces, podía haber una alianza, aunque fuera temporal... Habría suspirado si no fuera por el lugar en el que me encontraba.

¿Guerra? ¿Tan poco habéis tardado en olvidar el Pecado Original?


¿De donde procedía aquel comentario? Sorprendido, no pude evitar mi alrededor... Luego me di cuenta de que aquella voz era la misma que la de los mensajes. Entonces lo vi: La máquina que nos llevaría al mundo virtual se estaba encendiendo solo... O más bien por culpa de esa chica del ordenador. Nanashi se fue corriendo hacia la máquina, con llave espada en mano, pero...

Oh, no. Los Maestrillos no estáis invitados a mi fiesta especial.


Un destello procedió del ordenador, y con él, todo mi cuerpo me ardió unos instantes... Luego, la oscuridad.

* * *

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Pecador.

A pesar de que no había cambiado en absoluto el ambiente, supe perfectamente cuándo cambié de lugar: Mis energías se desvanecieron, y me costaba mantenerme de pie. Un montón de oscuridad pura se encontraba a mi alrededor, oprimiendo cada parte de mi cuerpo. Ni siquiera yo podía sentirme a gusto allí (aunque sería horripilante que Xayim pudiese hacerlo). Delante de mí, había aparecido la chica del monitor, y sus ojos amarillos miraban directamente a los míos, del mismo color... Y sabía que aquello no era bueno en absoluto.

¿Estás asustado?─ Su voz estaba terroríficamente neutra y distorsionada─ Chss, tranquilo, tranquilo. No tienes nada que ocultar a la dulce e inocente Eileen —la "dulce e inocente" mujer se aproximó a mí lentamente. Sí, estaba asustado, y quería retroceder... Pero mis pies no me respondían por el terror y el cansancio. Acabó enfrente de mi, y empezó... ¿A acariciarme el pelo?—. Sólo... Déjame inspeccionar tu alma.

¡AAAAAAAAAAAAAAAH!─ Solo pude soltar un grito desgarrador debido a un enorme dolor que apareció en cuanto la oscura chica atravesó mi pecho con su mano. Aquel dolor era el más alto que había podido sentir en toda mi vida (incluyendo el accidente gumi que había tenido hacía tiempo)... Y a mi desgracia, no era solo donde su mano me atravesó, sino que todo mi cuerpo agonizaba de dolor. Sentía como si alguien estuviera arrancando y separando toda la piel del cuerpo... Desde dentro.

El dolor cesó en cuanto la chica extrajo su mano. Irremediablemente caí al suelo, con unas ganas enormes de vomitar. Al alzar la vista hacia ella, lo que portaba en su mano me dejó con los ojos abiertos de horror: Un corazón negro como el carbón... mi corazón. De él provenían extraños tentáculos completamente negros que parecían haber sido arrancados de cuajo por los extremos, y ella lo observaba con una amplia sonrisa...

Sí... Veo todos tus pecados. ¡Todos! No has sido un chico bueno en absoluto. Voces en la cabeza, eidolones, formas ocultas... No quiero nada de eso. ¡Quiero tu oscuridad!

Y entonces estrujó mi corazón, haciendo que saliera de él una oscuridad increíblemente alta... que volvió a condensarse en un segundo corazón difícilmente distinguible del primero. Mientras mi corazón caía al suelo, me empezaba a sentir... ¿mejor? Así era, todas mis penas pasadas, mis horribles vivencias, mi odio a Bastión Hueco, el dolor que sentía por la pérdida de mis seres queridos y mi hogar... Todo eso desapareció. Mi corazón ahora era trasparente como el cristal, como si ya no contuviera nada... Un corazón completamente vacío. Ese corazón regresó a mi interior, y en realidad era como si nunca hubiera entrado, como si siguiera fuera de mí... Como si ya no tuviera corazón.

Miré de nuevo a aquella mujer. El negro corazón, ahora sin tentáculos, se introdujo dentro de sus ropas, y sus ojos amarillos brillaron con mucha más intensidad. ¿Era el fin?

No


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Secret Saxor's theme [Xing Symphony (Overture)]


Algo en mí había cambiado. Ya no me sentía pesimista, ni inseguro de mí mismo. Ahora tenía voluntad. No me iba a rendir ante ella. Lucharía. Lucharía aunque no tuviera fuerzas. Lucharía aunque no tuviera a nadie a mi lado. Lucharía aunque ella me superara en fuerza... Lucharía aunque muriera en el intento.

Lucharé... Hasta el final


Me levanté, usando todas las fuerzas que me quedaban en el cuerpo. No me doblegaría. No me rendiría. No me hundiría más. Miré de nuevo a esos resplandecientes ojos amarillos, desafiante. Me daba igual lo poderosa que ahora fuera a mi costa... No iba a morir allí.

¡Aléjate de ellos!

Y como si alguien hubiera escuchado mi voluntad de vivir, la voz de un chico cambió la situación: A pesar de la risa de la mujer, esta desapareció, y una luz iluminó mi existencia... Encima de mí se encontraba mi salida. La oscuridad empezó a tragarme, pero no se lo permitiría... No moriría allí. Lucharía. Escalaría a esa maldita salida.

No me rendiré jamás


* * *


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Por fin, salí de aquella fosa de oscuridad. Mientras sacaba el último pie, pude observar cómo muchos más aprendices salían, cada uno de su respectiva fosa. Y no solo de Bastión Hueco, también de Tierra de Partida. Nos encontrábamos en un enorme estadio de colores oscuros. El cartel luminoso de una mujer robótica se destruyó a los pocos segundos de poder mirarlo, debido a la batalla que se desarrollaba delante nuestra. La mujer que había robado mi oscuridad se encontraba luchando con un joven de pelo azul, lleno de cicatrices y vestido con una gabardina pirata debajo de una andrajosa capa.

Una bola de fuego pasó por encima de mi cabeza, que impactó en la malvada mujer. Me giré para ver a una mujer adulta bastante desarrollada. Mis ojos se abrieron al ver a la chica, ahora encapuchada, teleportarse detrás de ella, e invocaba unas hojas de oscuridad.

¡Cuidad-!─ Sin embargo, esas hojas fueron golpeadas por un disco, lanzado por una tercera mujer, de pelo corto y un traje con circuitería similar a la de Espacio Paranoico... Aunque marcadamente más moderno. Saltó desde el cartel en el que se encontraba y se unió al combate contra la encapuchada. Tras una risa, la encapuchada Eileen desapareció en su propia sombra.

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¡Mierda! ¿¡Adónde ha ido!?─ Preguntó el de pelo azul enfadado.

¿Estáis bien? — preguntó la mujer, mientras ayudaba a levantar a uno de los aprendices. Por unos momentos, miró hacia otra dirección. Al mirar hacia allí, mis ojos se toparon con una chica, también aprendiz, muy parecida a ella. ¿Serían hermanas?

¡Tenemos que separarnos! Ese cabrón no va a escaparse otra vez. Quorra, necesitamos tu ayuda otra vez.

Si vuestro Erased Data es un virus... Existe una manera de destruirlo. O quizás volverlo más poderoso ― sugirió la mujer de pelo corto. No me parecía buena idea usar un arma que podía incluso fortalecerla en el peor de los casos.―. Hace unos años un virus similar atacó la Red, Abraxas. Su disco está guardado como trofeo en el museo de este mismo estadio. Si pudiésemos lograrlo...

He dejado a Andrei en el museo. Yo iré a por él.─ ¿Había dicho Andrei? Resultaba que el nuevo Maestro de Bastión Hueco se encontraba en aquel mundo... ¿Tendría algo que ver, entonces?

¡Y necesitamos luz! Erased es invulnerable en la oscuridad.─ ¿Invulnerable? Eso no me gustaba para nada. Si mi punto fuerte era la oscuridad, era inútil que quisiera enfrentarme a Eileen.

Al otro lado de estas gradas hay un generador de luz. Si lo activaras podrías generar suficiente luz para iluminar toda la ciudad, pero necesitarás una gran cantidad de energía.

Cuento con mi lanza.

Bien, Crow. Yo iré a enfrentarme a su ejército; muchos programas están siendo atacados por él.

¡Escuchadme! ¡Mi nombre es Crow! ―entonces, el chico de pelo azul se dirigió a nosotros.―. ¡No os podéis quedar quietos! Sé que esto es muy repentino, pero vuestras vidas y las de mucha otra gente están en peligro. ¡Debemos colaborar todos y detener a la encapuchada que habéis visto!

»Esto es lo único que puedo daros a cambio.

Crow cogió una carta, y la rompió en dos. Una gran cantidad de ceros y unos salieron del corte... Y muchos de ellos se dirigieron a mí. Entonces, todo cambió. Todo tenía más sentido... Y a la vez tenía muchas más dudas de la situación. Un fuerte dolor de cabeza me hizo recordar algo que no había vivido... Algo que había vivido otro yo.

Día 0: Reaper's Game
Día 1: Beat y Pacto
Día 2: Hanekoma y Reaper
Día 3: Copias y Avatar
Día 4: Xayim y Corrupción
Día 5: Cristal y Muerte


Aquella persona igual a mí habría sufrido mucho por esos días. Había participado en un extraño juego en el que tuvo que sobrevivir con un compañero... Un compañero que le odió al principio. Tanto ese programa como Beat estuvieron engañados hasta el tercer día para Saxor... y el quinto día para Beat. Y lo último que supo de él, antes de acabar asesinado por una persona allí presente, fue un disparo.

Beat...─ Pegué un fuerte puñetazo al suelo. Saxor... No, yo no pude salvarlo. Ese maldito Ronin había atrapado a Beat... Y no sabía qué había ocurrido después. Unas pocas de mis lágrimas cayeron al suelo. Pero debía saber... Y debía luchar.

La mujer adulta pasó por nuestro lado... Un segundo. Era muy parecida a una de los aprendices. Eran copias... Y creía haberla visto aquel quinto día. ¿Sería ella, acaso? Ella debía de saber algo. Ignorando el resto de los presentes, corrí hasta aquella mujer.

Necesito saberlo.─ Empecé. Extrañamente, era capaz de hablar con ella perfectamente... Definitivamente, esa Eileen me había quitado más cosas malas que buenas─ ¿Quien es esa Erased Data? ¿Se salió Ronin con la suya?─ pregunté primero... pero mi última pregunta (o más bien, súplica) era la más importante.─ Dime que Beat está bien.

Esas eran las tres primeras cosas que necesitaba saber. Sin embargo, no sería lo último que le preguntara. Pero, sobre todo, deseaba con toda mi alma que Beat estuviera allí. Ese Crow me había dado el legado de mi otro yo... Y debía cargar con sus sentimientos. Si ella bajaba aquellas escaleras, yo la acompañaría... Necesitaba saber para luchar.

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Saxor escoge el camino de la eliminación.

EDIT: Corrección de Corrupted por Erased xD
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Gracias a Ita por la firma~
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RolKHWorld: Cronología
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Primer Arco: Corrupción

1ª Saga
Prólogo: Sólo los más fuertes... [Bastión Hueco]
Encuentro: Recién llegado [Tierra de Partida]
Trama: Un paso atrás [Tierra de Partida]
Trama: Y digo ¡salta! [Coliseo del Olimpo]
Encuentro: La ciudad eterna [El Mundo Inexistente]
Encuentro: Persecución enmascarada [Villa Crepúsculo]
Encuentro: Un lugar al que regresar [Espacio Profundo]
Trama: ¿¡Es que nadie piensa en los niños!? [Islas del Destino]
Misión: Cuidado con los asteroides [Espacio Profundo]
Encuentro: Perros, lagartos y osos parlantes [Bosque de los 100 Acres]
Encuentro: Las apariencias engañan [Tierra de Partida]
Trama: ¡Se me ha metido placton en la nariz! [Atlántica]
Evento Global: Ocaso de una estrella (Primera parte) [Bastión Hueco]
Evento Global: Ocaso de una estrella: Ruta 3 (Segunda parte) [Bastión Hueco]
Evento Global: Ocaso de una estrella (Parte final) [Bastión Hueco]

Segundo Arco: Perdición

2ª Saga
Misión: Dulces olores [Monstruo] (Inconclusa)
Trama: Ángeles Caídos [Intersticio entre los mundos]
Encuentro: Laberinto Paranoico [Espacio Paranoico]
Trama: Alianza en las Penumbras [El Mundo Inexistente]
Encuentro: ??? [???]
Encuentro: Pasado olvidado [Ciudad de Paso]
Encuentro: Coincidencias alarmantes [País de Nunca Jamás] (Inconcluso)
Trama: Cada loco con su tema [País de las maravillas]
Evento Preglobal: The End Is Where We Begin (Day 0: The Introduction) [¿Villa Crepúsculo?]
Evento Global: The End Is Where We Begin (Día 1 - Sector 1: Crepúsculo) [¿Villa Crepúsculo?]
Evento Global: The End Is Where We Begin (Día 2 - Sector 3: Ocaso) [¿Villa Crepúsculo?]
Evento Global: The End Is Where We Begin (Día 3 - Sector 4: Túneles) [¿Villa Crepúsculo?]
Evento Global: The End Is Where We Begin (Día 4 - Sector 3: Ocaso) [Villa Crepúsculo Virtual]
Evento Global: The End Is Where We Begin (Día 5 - Sector 2: Atardecer) [Villa Crepúsculo Virtual]
Evento Global: Datastream (Primera parte) [La Red]
Evento Global: Datastream - Ruta de la Eliminación (Segunda parte) [La Red]
Evento Global: Datastream (Parte final) [La Red]

Tercer Arco: Rebelión

3ª Saga
Trama: Crisis de tierras sin dueño [Ciudad de Paso]
Encuentro: Día de monos [Selva Profunda]
Trama: Asalto a la Torre [Torre de los Misterios]
Trama: De cero a héroe [Coliseo del Olimpo]
Trama: En busca del corazón [Espacio Paranoico]
Evento Global: El Esclavo del Olvido (Primera parte) [Castillo del Olvido]
Evento Global: El Esclavo del Olvido - Ruta del Caído (Segunda parte) [Castillo del Olvido]
Evento Global: El Esclavo del Olvido (Parte final) [Castillo del Olvido]
Secret Episode: Another Side, Another Story - The Last Twilight [Villa Crepúsculo]

Cuarto Arco: Colisión

4ª Saga
Trama: Leyendas se contarán [Tierra de Dragones] (en proceso)


No Canon
Especial libre: San Valentín [Tierra de Partida] [Corrupción]
Especial libre: Halloween [Ciudad de Halloween] [Perdición]
Especial libre: ¡Feliz Navidad 2012! [Bastión Hueco] [Perdición]
Especial libre: Historias de San Valentín [Bastión Hueco] [Perdición]
Especial libre: Venid, mis pequeños [Villa Crepúsculo] [Perdición]
Especial libre: ¡Feliz Navidad 2013! [Bastión Hueco] [Perdición]
Especial libre: La mansión encantada [Ciudad de Halloween] [Rebelión]
Especial libre: El laberinto de los corazones [???] [Rebelión]
Especial libre: ¡Los reyes han llegado! [Tierra de Partida] [Rebelión]
Especial libre: La Mansión Encantada II: La Venganza [Ciudad de Halloween] [Rebelión]
Especial libre: World War Christmas [Tierra de Partida] [Colisión]
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Re: [Evento Global] Datastream

Notapor Soul Eater » Vie Mar 28, 2014 12:15 am

¿Qué tenía asuntos que atender fuera del castillo? ¿Qué clase de respuesta era esa?

Desvío la mirada de los ojos de la maestra, sin escuchar a ninguna más de sus palabras. No ha hecho mas que confirmar mis temores. Ryota se ha largado para que nosotros nos ocupemos de sus asuntos por él. La indignación sube por mi garganta, como si se tratara de bilis.

Aquí se está librando una guerra que no me incumbe en absoluto, y por la que no tengo ninguna intención de morir. Que busquen a otro cabeza de turco, yo no tengo ninguna intención de seguir las órdenes de esta gente. Al menos Ryota me había… bueno, “ofrecido” algo a cambio… pero se ha largado y punto. Estos asuntos ya no son de mi incumbencia.

¿Guerra? ¿Tan poco habéis tardado en olvidar el Pecado Original?


Vuelvo a levantar la cabeza nada más oír la voz. La chica de los ojos amarillos había… ¿hablado? ¿a nosotros? Entonces, ¿estaba allí realmente?

¿Y a qué se refería con eso de “el Pecado Original”?

Un escalofrío me recorre la espalda. Esta historia cada vez me gusta menos.

Una luz se enciende, provocando que la Maestra invoque su llave espada. No me hace falta ver más. Por lo visto, incluso a mis “todopoderosos superiores” se les ha ido de las manos este asunto. Me preparo para salir corriendo, pero no soy lo suficientemente rápida. De nuevo, la voz de la extraña mujer vuelve a rasgar el aire a nuestro alrededor.

Oh, no. Los Maestrillos no estáis invitados a mi fiesta especial.


Se produce un desagradable destello, que ciega momentáneamente mis ojos. Contengo un gruñido que surge desde lo más profundo de mi garganta. La luz no se diferencia tanto de la oscuridad como dicen. Cuando son muy potentes, producen efectos similares.

Por mi cuerpo asciende una incómoda sensación de calor, que nada tiene que ver con el brillante foco que ha aparecido. Al menos, no directamente. Es un cosquilleo que recorre toda mi piel, como si hubiera sido alcanzado por un débil rayo en un día de tormenta.

Puedo ver una última imagen de la mujer que nos ha estado dirigiendo en la ausencia del que me veo obligada a llamar mi Maestro. Completamente inmóvil, congelada, con el cuerpo tensado, sorprendido en el instante en el que se disponía a moverse, puedo ver como ella alarga la mano, que me atraviesa como si yo tampoco estuviera realmente aquí.

Mis ojos expresan una muda pregunta que no obtiene respuestas.

Siento como me desvanezco, transformada. Mi corazón, mi alma y mi cuerpo, todo ha sido convertido en… ¿números?

* * *


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Pecador.

¿Pecador? Otra vez la misma palabra. Pero en esta ocasión, la voz ya ni siquiera parece provenir de una garganta humana, de una mujer. Es más grotesca, desafinada… una parodia de sonido humano que chirría desafinadamente.

Me encuentro sola, de nuevo. A mi alrededor, la oscuridad se cierne. Pero ni siquiera es una penumbra agradable, no son las sombras de una noche cerrada, con las que mi corazón resuena en sintonía, sintiéndose parte de ellas. Es densa y pegajosa, formando una cárcel etérea alrededor de mi cuerpo.

Noto como comienzo a transpirar, con la respiración acelerada. Me siento atrapada en una de las pesadillas que me han estado acosando los últimos días, solo que en esta ocasión no se trata de un sueño. Es real. Dolorosa e innegablemente real.

¿Estás asustado?— se repite el sonido al que me resisto a llamar voz. A pesar del miedo, o quizás a causa de este, casi asoma una nerviosa sonrisa a mis labios. -¿Cómo te has dado cuenta?- pienso para mí misma -¿Por qué habría de estarlo?-

Chss, tranquilo, tranquilo. No tienes nada que ocultar a la dulce e inocente Eileen — Cuando mis ojos se acostumbran a la penumbra, logro reconocer una figura envuelta en sombras. Sus ojos amarillos relucen peligrosamente, mientras se me acerca.

Trato de moverme, pero mi cuerpo no me responde, aplastado por la pesadez del ambiente. No soy capaz de comprender muchas de las cosas que están ocurriendo, pero hay algo que tengo claro: no quiero que esa mujer se me acerque. No hay nada dulce ni inocente en ella.

-Aléjate de mí- logro decir con esfuerzo, mientras consigo retroceder un par de pasos. Pero no es suficiente, cada pequeño movimiento parece ralentizado hasta extremos inimaginables. Eileen llega hasta mí, y me acaricia el pelo, como una gata a su cría. Las entrañas se me revuelven, asqueada. –Apártate- insisto, cada vez más nerviosa y asustada, mientras trato de alzar los brazos para empujarla, pero carezco de la fuerza suficiente, como si esta estuviera siendo drenada por la oscuridad.

Me encuentro maniatada por cadenas invisibles, más sólidas que cualquier metal, totalmente a merced de esa criatura de ojos dorados. El terror me envuelve, se hace más fuerte con cada inspiración, como si este se encontrara en el mismo aire que respiro. No puedo luchar, no puedo defenderme, como un débil cachorro abandonado.

Sólo... Déjame inspeccionar tu alma.— dice, mientras un profundo dolor se instala en mi pecho. Es tan fuerte que me hace desear gritar, pero me resulta imposible, como si el silencio fuera una característica propia de esa cárcel de penumbra.

Incapaz de hacer otra cosa que permanecer mirando, veo como su mano se retira de mi cuerpo, llevándose con ella una esfera de luz rojiza. Hay algo que me resulta extrañamente familiar en la simplicidad de su acción, en el gotear de la sangre por sus manos. Algo horriblemente oscuro y macabro, que mi cerebro es incapaz de ubicar, y no por ello lo hace más soportable.

No me cabe ninguna duda de lo que acaba de hacer. La ira, como resultado del miedo y del dolor, comienza a surgir en mi interior, despejándome ligeramente de la languidez que se había apoderado de mí misma. –Devuélvemelo- exijo, con un gruñido animal, aunque no me encuentro en situación como para ello.
Pero ella únicamente mantiene una amplia sonrisa mientras observa mi corazón.

Sí... Veo todos tus pecados. ¡Todos! No has sido un chico bueno en absoluto.— Aprieto firmemente las mandíbulas, sin poder hacer nada más para expresar mi furia. ¿Quién era ella para juzgar nada? Claro que había cometido pecados, y muchos. Pero ella no tenía por qué verlos. Eso era parte de mí, eso era yo.

De alguna forma, siento como si estuvieran violando un aspecto muy íntimo de mí misma. Una brusca intrusión en mi propia intimidad. ¿Quién es ella para ver mi corazón y lo que guarda? Siento una repulsión horrible, que se traduce casi en un acceso de náuseas.

Voces en la cabeza, eidolones, formas ocultas... No quiero nada de eso. ¡Quiero tu oscuridad!

Mis ojos se abren desmesuradamente, con horror. Logro alargar el brazo hacia la mujer, pero sin llegar a tocarla. No puedo permitirlo, me niego a que sea capaz de hacer algo así. Mutilarme, fragmentar mi propia esencia… pero sí puede, claro que puede.

Toda la rabia, el odio… todo lo que me hace ser yo misma, desaparece, siendo absorbido por la mujer, que estruja mi corazón entre sus manos, mientras sus ojos se vuelven cada vez más brillantes, alimentados por mi propio ser. La indignación por la marcha de Ryota, mi insubordinación, el sentimiento de impotencia… Todo robado.

Las palabras del Maestro de la llave espada vienen ahora a mi cabeza, sardónicas, como si hubieran predicho este momento: Quien roba a un ladrón, cien años de perdón.

El órgano vuelve a mi pecho, pero se encuentra vacío de parte de su identidad. De parte de sí mismo. La oscuridad podía ser considerada negativa, pero me daba igual, era la raíz de mi fuerza y de mi poder y con eso me bastaba. Ahora simplemente ha desaparecido. Eileen recoge para un sí un nuevo corazón negro, formado a partir de lo que ha tomado de mí.

¡Aléjate de ellos!

Una voz surge entre las sombras, sin provenir de ningún sitio en concreto, y con ella, una luz azulada aparece sobre mi cabeza, mientras la mujer desaparece. Una salida. Un camino hacia la libertad.

Arrastrándome, trato de librarme de la oscuridad que me envuelve, que asciende alrededor de mi cuerpo, tratando de arrastrarme hacia el fondo. Tengo que subir. Ascender, más alto, cada vez más alto. Más fuerte, cada vez más fuerte.

Todo lo que hasta ese momento me había hecho luchar ha desaparecido. Pero el instinto de supervivencia permanece, intacto. No es odio, no es miedo, no son ansias de venganza… todo eso ha desaparecido con la desconocida.

Me pregunto qué clase de consciencia subsiste que me hace continuar. Un instinto de supervivencia animal, un sentido de la propia identidad que se niega a perecer y perderse en esa oscuridad devoradora.

Todos los sentimientos han desaparecido, pero al igual que he hecho durante toda mi infancia, vuelvo a trepar hacia las alturas, a pesar de los golpes y de las palizas. Hacia los tejados, hacia el cielo, hacia la libertad. Sin detenerme. Sin rendirme. Nunca.

* * *


Nada más salir al exterior, me pongo en pie e inspiro una fuerte bocanada de aire. Miro a mi alrededor, para encontrarme a mí misma en una extraña realidad ligeramente azulada y alumbrada con fuertes luces. Un intento de mujer se encuentra detenida en medio de la nada, inmóvil, con un cartel en el que puede leerse Bienvenido a los IV Juegos del Enjambre.

No soy la única que parece haber pasado por una experiencia brutal. A mi alrededor comienza a aparecer gente, demasiada gente. No solo mis compañeros de Bastión Hueco, sino una ingente cantidad de jóvenes que se arrastran fuera de sus fosas, en un vano intento por escapar de los horrores que se encuentran en el fondo.

Sin embargo, ya no me importa tanto su presencia. Me es extrañamente indiferente, como si de alguna manera tuviera un tinte irreal. Supongo que simplemente me han robado también la desconfianza. Me pregunto si acaso todos mis sentimientos eran oscuros, dado que me han quedado tan pocos de ellos. ¿De verdad estoy tan… corrompida?

Pero hay algo mucho más interesante que un montón de aprendices brotando del suelo, y que llama mi atención de inmediato. Una mujer y un hombre se encuentran luchando contra Eileen… y el hombre porta una gabardina pirata. Mis ojos se entrecierran ligeramente, forzando la vista. No les tengo demasiado aprecio a los tipos de su clase.

El combate sigue durante unos segundos, hasta que se ve interrumpido por la llegada de una tercera persona: una mujer de pelo corto y vestida con un traje negro, que se ve surcado por finas líneas de color azulado. Su llegada parece ser la señal para que la criatura de ojos amarillos desaparezca, con una última risa de despedida.

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¡Mierda! ¿¡Adónde ha ido!?― exclama en voz alta el hombre, que parece cargar con una extraña lanza, con el poder de la tormenta. Por otro lado, la primera mujer se acerca hacia donde nos encontramos nosotros, haciéndome retroceder un par de pasos, más por costumbre que porque me importe demasiado su presencia. —¿Estáis bien?— nos pregunta, haciendo que está vez sí que sonría sin poderlo evitarlo.

Pero no es una sonrisa agradable. Es más que obvio que ninguno de nosotros está bien. Me pregunto si hay alguna clase de cerebro detrás de esa bonita cara.

¡Tenemos que separarnos! Ese cabrón no va a escaparse otra vez. Quorra, necesitamos tu ayuda otra vez.― dice el hombre, siendo contestado casi de inmediato por la tal Quorra ―Si vuestro Erased Data es un virus... Existe una manera de destruirlo. O quizás volverlo más poderoso

Sacudo la cabeza, mirando a mi alrededor mientras busco una salida. Lo cierto es que estoy cansada. Después de todo, tal vez no sea realmente más que una pequeña cría de gato, a la que todo esto se le queda grande. No entiendo lo que ocurre, pero he pasado por algo más espantoso que nada de lo que me ocurrió en las calles, y todo por encontrarme con un grupo de gente cuyos ideales no comparto. Y encima ahora me dicen que no saben si lo que sea que van a hacer va a servir para destruir esa cosa o para hacerla más fuerte.

Hace unos años un virus similar atacó la Red, Abraxas. Su disco está guardado como trofeo en el museo de este mismo estadio. Si pudiésemos lograrlo...― continúa ella, sin detenerse.

He dejado a Andrei en el museo. Yo iré a por él.

Andrei… recuerdo haber oido el nombre en Bastión Hueco, pero no es que me importe demasiado.

¡Y necesitamos luz! Erased es invulnerable en la oscuridad.

Al otro lado de estas gradas hay un generador de luz. Si lo activaras podrías generar suficiente luz para iluminar toda la ciudad, pero necesitarás una gran cantidad de energía.

Cuento con mi lanza.

Bien, Crow. Yo iré a enfrentarme a su ejército; muchos programas están siendo atacados por él.

Palabras, palabras y más palabras. Cada vez más palabras. Penetran zumbantes en mi cerebro, carentes de forma y significado, provocándome un fuerte dolor de cabeza. Los extraños guerreros parecen ponerse de acuerdo para un plan que solo ellos conocen, o que solo ellos son capaces de entender.

¡Escuchadme! ¡Mi nombre es Crow! ¡No os podéis quedar quietos! Sé que esto es muy repentino, pero vuestras vidas y las de mucha otra gente están en peligro. ¡Debemos colaborar todos y detener a la encapuchada que habéis visto!― dice el hombre dirigiéndose a nosotros, como si estuviera pronunciando una arenga.

Creo que si no me hubieran robado casi todo lo que había dentro de mi corazón, me habría enfadado de verdad. ¿Pero quién se creen que somos? ¿Marionetas que pueden usar a su antojo? ¿Peones carentes de vida y decisión que pueden sacrificar cuando les plazca?

Estoy harta. Harta de no entender nada, de seguir órdenes, de sufrir daño, de verme rodeada de desconocidos. Quiero marcharme, lejos. Que nadie me encuentre. Irme a un rincón y lamerme mis heridas. Esconderme en la oscuridad y dejar que esta me invada de nuevo.

Es cierto que me gustaría acabar con esa mujer, pero no acompañada de esta gente. Si me la encontrara, la mataría. Le clavaría mi cuchillo por la espalda, cuando no se lo esperara y la atravesaría con él una y otra vez, hasta que no se moviera en absoluto. Hasta quedar tan manchada de sangre como cuando ella me robó lo que estaba dentro de mi alma... Pero no pienso seguir sus órdenes. No me gustan, y no me fío de ellos.

Esto es lo único que puedo daros a cambio.― Añade el hombre, sacando una carta. Alzo las cejas cuando la rompe, aunque esta pasa a convertirse en ceros y unos que atraviesan a varios de los presentes, que de inmediato comienzan a mostrar extrañas reacciones, como si hubieran descubierto algún traumático incidente. No es más que uno más en mi lista de sucesos incomprensibles.

Después de esto, cada uno de los tres guerreros se dirige en una dirección, mientras, ante mi asombro, comienzan a ser seguidos por muchos de los aprendices, que parecen estar organizándose. Como borregos. Muy bien, que sean ovejas, siguiendo obedientemente los dictados del pastor. Yo seré… bueno, seré Gata. O lo que queda de ella.

Tal vez sea este la oportunidad que he estado esperando para escapar de Bastión Hueco. O tal vez simplemente la oscuridad me llame con demasiada fuerza, en la única dirección hacia donde no se ha dirigido ninguno de los presentes. Una mancha difusa que me recuerda demasiado a lo que me acaban de arrebatar, un lugar solitario donde perderme para que nadie más pueda volver a encontrarme. Donde, posiblemente, nadie se moleste en buscarme tampoco.

Pero me equivoco. Si que hay una persona que se dirige hacia allí.

Y la sorpresa que siento al verle está a punto de dejarme con la boca abierta.

¿Enok?

Me paso una lengua por los colmillos, incómoda, mientras retazos de una extraña pesadilla vienen a mi memoria. Pero a fin de cuentas, fue un sueño. No sé por qué apareció él en mi cabeza, ni por qué yo actúe de forma tan extraña… pero a fin de cuentas, no fue real. Sucedió en mi mente, así que el chico no puede tener consciencia de lo sucedido… espero.

De cualquier forma, no es nada que vaya a hacer variar mi decisión. Pero pese a todo, aunque no me quede más remedio que seguirle a través del puente para llegar a mi destino, me aseguro de quedar a su espalda. Tal vez sea una tontería, pero prefiero que no me vea.

Y sigo avanzando, como un autómata, hacia las sombras.

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Gata toma el camino hacia la oscuridad.
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Re: [Evento Global] Datastream

Notapor Leechanchun » Vie Mar 28, 2014 12:51 am

La inquietud que originaron las preguntas de los aprendices provocó que se levantara un gran alboroto en la sala. Muchas caras se cubrieron de expresiones de preocupación.

¿Qué estaba pasando? Albert no había entendido apenas nada de lo que allí se había comentado y la circunstancia parecía verdaderamente alarmante.

Miraba nervioso a todos lados, esperando a que la situación se calmara y los Maestros dieran indicaciones. Con suerte sabrían que él era muy novato y no tendría que ir a ningún lado, pero la escandalera parecía no tener fin.

Vio acercarse a dos aprendices que saludaron a Malik, no conocía a ninguno de los dos. La chica parecía conocer a Malik, pues le presentó su acompañante a éste. El guerrero de Agrabah presentó a sus dos amigos:

Ellos son Albert y Stelios.

Me llamo Fátima. Es un placer conoceros.

El chico, Exuy, levantó la mano en señal de saludo, pero de su boca no salió ni una palabra, como a la mayoría de los presentes, se observaba la preocupación en su cara.

H-hola, soy Albert —murmuró, dirigiendo su vista al suelo, ya que, como siempre, el conocer gente le ponía nervioso.

«Ella es Fátima... La chica que también viene de Atlántica», pensó. Intentaba hacer memoria, pero aquella joven no le sonaba de nada, se sentía frustrado por no conocer a nadie que viniera de su hogar.

Si los Maestros quieren llevarnos a todos a la Red entonces debe ser un problema más grave del que quieren reconocer…

Los maestros nos están enviando a un matadero…

«¡¿Qué?!», miraba con pavor a Malik. ¿Por qué había dicho eso? ¿A dónde iban a ir? Notó como Malik le miraba de reojo. «No… no puede ser»

Albert se giró en la dirección por la que habían llegado a la sala, de nuevo se había puesto a llorar y solo quería huir de allí, esconderse en su cuarto y no saber nada de todo aquello. Pero había demasiada gente y le era imposible alcanzar la salida.

De pronto, una intensa luz le cegó y lo tragó la oscuridad.

«No quiero morir...»


***


Abrió lentamente los ojos, para no ver más que una densa oscuridad y una chica. Ésta respondía a la descripción de la emisaria del mensaje, provocando aquella circunstancia.

«¿He… muerto?»

Pecador.

Aquella voz sonaba tan siniestra, que era imposible que el sastre no continuara con su sollozo.

¿Estás asustado? Chss, tranquilo, tranquilo. No tienes nada que ocultar a la dulce e inocente Eileen. Sólo... Déjame inspeccionar tu alma.

«No… no… no...»

La chica se acercó hasta él y sintió una gran presión en su pecho. Teniendo como efecto la sensación más horrible que había sentido en toda su vida: un dolor indescriptible, punzante y desgarrador, que laceró su escuálido torso y le hizo gritar de sufrimiento.

Las lágrimas le nublaban la vista, impidiéndole ver con claridad a la chica, pero pudo comprender qué era la forma roja y brillante que descansaba en las manos de ésta.

«No...»

Se quedó sin aliento, era imposible que pudiera aceptar lo que creía estar viendo, era absurdo pensar que era su corazón lo que estaba observando.

Sí... Veo todos tus pecados. ¡Todos! No has sido un chico bueno en absoluto. Voces en la cabeza, eidolones, formas ocultas... No quiero nada de eso. ¡Quiero tu oscuridad!

La mujer estrujó su corazón y la oscuridad que hubiera en él desapareció, al igual que todo lo que albergaba en su interior. Albert comenzó a sentirse extraño, como si estuviera vacío. Su miedo no hacía más que crecer y, con él, su llanto.

«¿Por… qué?»

Sintió como su corazón regresaba. Entonces sonó una voz distinta a la de la siniestra chica.

¡Aléjate de ellos!

Una luz azulada surgió sobre su cabeza, muy lejos de él, que abría una salida de aquella dimensión oscura.

Intentaba moverse, pero el pavor le tenía congelado y por más que hacía el esfuerzo, no conseguía nada.

«Por favor… que alguien me ayude»

Estaba solo y debía subir sin ayuda de nadie. Centró su atención en la luz que se proyectaba desde arriba, su única esperanza. Comenzó a agitar su cuerpo, tenía que movilizarse en ese instante y alcanzar su oportunidad de seguir viviendo.

No se rindió, aunque fuera lo que último que hiciera, saldría de allí. Ascendió como pudo si mirar abajo y consiguió salir y dejar atrás la oscuridad.

Albert respiraba entrecortadamente por culpa de su llanto, estaba en shock y no era consciente de todo lo que sucedía a su alrededor. El miedo que había sentido en medio de la densa oscuridad había superado a su horrible experiencia de asfixia en el fondo del mar de Atlántica.

Tirado en el suelo, hecho un ovillo, posó sus manos, instintivamente, sobre el lugar donde la tenebrosa chica le había arrancado su órgano. En su cabeza se repetía una y otra vez el momento en el que sus latidos paraban y el corazón abandonaba su cuerpo con un espantoso dolor, quedando luego esa sensación de frío vacío.

Temblaba ante el recuerdo, sobre todo el momento que evocaba el desgarrador laceramiento de su pecho.

¿Por qué estaba él allí? ¿Por qué su corazón? ¿Por qué tanto sufrimiento? ¿Por qué estaba pasando todo aquello?

No se enteró de la pelea, ni de que Malik lo levantó del suelo, ni de cómo éste se despedía y se iba. Estaba de pie, quieto, rodeándose con su brazos el torso, a la altura del corazón. Seguía conmocionado y lloraba en silencio.

Albert no estaba allí, se encontraba encerrado en su mente, padeciendo una continua pesadilla, rememorando los temores, no podía escapar aquella visión.

«¿Por qué?», se repetía una y otra vez.
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Leechanchun
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La luz del camino

Notapor Sometron » Vie Mar 28, 2014 1:35 am

Tal vez. Sin embargo, existe la posibilidad de que esperaran a que volviéramos de la Red, cansados o desprevenidos, y nos ataquen entonces. Sea como sea, no pienso dejar el castillo sin vigilancia alguna.

Entonces te invito a llevarle la contraria a Kazuki con el mal humor que lleva encima hoy. —rió.

La conversación acabó repentinamente, y ella se limitó a observar a los Maestros, intentando inútilmente averiguar qué decían entre ellos.

¡Kupóóóóó!

La chica se sobresaltó al recibir un empujón proveniente de Enix, que había sido desequilibrado a su vez por un moguri que le estaba abrazando. Juraría no haber visto a aquella criatura antes.

¡Ten cuidado! —sonó un poco brusca y se dio cuenta de ello— P-por esta vez te lo dejaré pasar… I-idiota...

¿Qué pasa, pequeño?

¡Me habías asustado, kupó! ¿Por qué me dejaste sólo? Me asusté porque no venías, escuché jaleo fuera, como mucha gente corriendo y gritando, y me escondí debajo de la cama, kupó. ¿Qué está pasando, por qué hay tantos Aprendices, kupó?

Jess, este es Luth. Luth, esta chica es Jess, una amiga. —asintió cuando mencionó su nombre a modo de breve saludo, para no interrumpirle— Lo que ha pasado es que todos hemos recibido un extraño mensaje en el móvil, de un mundo digital. No sabemos exáctamente de qué se trata, pero tenemos que averiguarlo. Mientras, quiero que te quedes aquí, y me avises si pasa algo raro. Si vienen los malos, escóndete y avísame. Vuelve al cuarto y sal a vigilar de vez en cuando.

<<Seguro que un moguri puede detener el ataque.>>

Encantado de conocerte, kupó. Toda amiga de Enix es amiga mía.

Fue entonces cuando recordó lo adorables que le parecían los moguris. Lo primero que se le pasó por la cabeza fue lanzarse sobre él, seguido de cogerlo y achucharlo; pero aquel no era el momento para cosas como aquello, por lo se limitó agacharse y acariciarle la cabeza.

Es un placer. Espero verte pronto, Luth —acompañó las últimas palabras de un toque en el pompón antes de volverse a poner en pie.

A sus órdenes, capitán Enix.

Y se fue volando de forma repentina, igual que cuándo había aparecido. Enix volvió a centrarse en la conversación que había quedado a medias poco antes de la llegada de Luth.

Bien, Jess, ¿qué decías de “la última vez que estuviste allí”? ¿Conoces La Red?

Sí, estuve allí junto a otro aprendiz: Malik. —volvió a cruzar la sala con la mirada en busca del hombre, pero fue incapaz de verlo entre tanta gente— Fue bastante… peculiar. Había una mujer muy extraña, que quería que hiciéramos unas pruebas de Los Terceros Juegos de No-sé-qué… Y luego los Maestros Ronin y Kazuki nos sacaron de allí tan repentinamente como habíamos entrado.

Mientras ellos hablaban, las preguntas ya habían empezado a lanzarse y ser contestadas. Jess oyó una que le pareció interesante y desvió la atención a la parte delantera de la sala para enterarse de la respuesta. La cuestión había sido formulada por una chica con el pelo rosa a la que creía no haber visto anteriormente.

Maestro Kazuki, ¿podría explicarnos cómo es la Red y qué pasó allí?

Es un mundo digital. Lo creó Kevin Flynn, de ENCOM, el cual desapareció poco tiempo después de su fundación. Ahora está gobernado por un un programa y sus dos dirigentes, pero... No tienen relación con la misión.

Parecía difícil que aquella mujer no estuviera involucrada si se trataba de problemas en La Red. Independientemente de lo que dijera Kazuki, ella era la culpable a ojos de la muchacha.

Eh… Maestro Kazuki, ¿sabemos qué es lo que hay que buscar exactamente? ¡¿Podría tener esto que ver con los malos, ya sabes, con los de Bastión Hueco?! ¡¿Estarán ellos allí?!

Hay que buscar el origen de la señal, eh... Babil. Cálmate. Si son los miembros de Bastión Hueco quienes lo están provocando, entonces sólo podremos...

Lyn lanzó un gruñido que hizo que el Maestro midiera mejor sus palabras y callara. Aquello definitivamente no estaba bien. La gente del otro bando, Bastión Hueco, no eran villanos ni mucho menos —aunque no se hubiera cruzado con nadie de allí aún lo sabía o, más bien, lo suponía—, simplemente eran personas normales que pensaban algo diferente a ellos, y a veces ni eso. Circunstancias, aquello era lo único que les diferenciaba.

De hecho, ella misma se había planteado alguna vez qué hubiera pasado si en lugar de Yami se hubiera encontrado con uno de los Maestros de Bastión Hueco en Port Royal. ¿Hubiera aceptado? Estaba bastante segura de que la respuesta era sí.

Maestro Kazuki, soy Hikaru Akarui, aprendiz de la Maestra Rebecca. Si morimos en el mundo digital, ¿en el mundo real también?

<<¿Es idiota?>>

¿Siguiente?

Al siguiente sí que lo reconoció sin problemas, se trataba de Malik. Al parecer sí que estaba en la sala, aunque ella no lo hubiese logrado ver antes.

Maestro Kazuki, ¿en serio cree que mandarnos a todos a La Red es la opción más segura? Nada me asegura que no vaya a suceder lo mismo de la última vez.

Y el caos se desató. El Maestro ni siquiera pudo responder, las voces de la masa de aprendices ocultaron cualquier sonido que pudiera emitir él. La masa no tardó en convertirse en marea y ella fue arrastrada irremediablemente. El calor se hacía cada vez más sofocante.

La joven vio cómo se encendía la luz del portal y después todo se volvió sombra.

Pecador.

Jess despertó y se encontró en medio de la nada, la oscuridad absoluta. Su cuerpo era pesado y no podía moverse, lo único que podía hacer era hundirse más y más en la oscuridad.

Entonces reparó en que no estaba sola en la oscuridad, aunque aquello no es que fuera precisamente bueno. Delante suyo se hallaba la mujer del video con la túnica negra.

¿Estás asustado? Chss, tranquilo, tranquilo. No tienes nada que ocultar a la dulce e inocente Eileen —<<¿Qué hace? ¿Por qué me acaricia el pelo?>>—. Sólo... Déjame inspeccionar tu alma.

Ni siquiera intentó oponer resistencia mientras la mujer revolvía en su pecho, sabía que era inútil, ya que apenas podía pestañear. Y en medio de la calma, una gran estocada de dolor la atravesó cuando la mujer sacó la mano llevándose algo muy importante para ella, aquello que la hacía ser quién era: su corazón. Era rojo y brillante, la visión más hermosa y dolorosa que hubiese experimentado hasta la fecha.

Sí... Veo todos tus pecados. ¡Todos! No has sido un chico bueno en absoluto. Voces en la cabeza, eidolones, formas ocultas... No quiero nada de eso. ¡Quiero tu oscuridad!

La desconocida cerró el puño en torno a su corazón y seguidamente lo abrió, dejándolo caer; aunque una parte se quedó flotando en el aire en forma de energía… oscura. Ésta se volvió a replegar con la misma forma que el órgano formando un corazón de pura oscuridad, que fue absorbido por la mujer, que repentinamente parecía más poderosa. Por otra parte, su corazón verdadero —ahora vacío y puro— volvió a su lugar legítimo, haciendo que el dolor cesase de una vez.

<<¿Por qué?>>

¡Aléjate de ellos!

La mujer desapareció entre risas, dejándola sola en la oscuridad que repentinamente ya no era tan oscura. Una luz, aunque tenue, brillaba en la lejanía. Su salvación. Aún así, ella seguía hundiéndose en la oscuridad. ¿Podía salir?

<<Claro, ¿quién os creéis que soy?>>

Y empezó a ascender. La luz se hacía más grande poco a poco al principio, pero cada vez se acercaba más y más rápido. ¡Ya casi estaba! ¡Iba a alcanzar el cielo!

Y así lo hizo.

Cuando el agujero se cerró bajo sus pies, dejó escapar un suspiro de alivio antes de subir la cabeza y descubrir a los demás aprendices surgir de otros fosos similares al suyo, mas fue incapaz de ver a ningún maestro. También había otra gente desconocida totalmente, pero no le hizo falta pensar mucho para sospechar que se trataba de la gente del otro bando. No tenía nada en que basarse para sospechar eso, pero supuso que la mujer no haría distinciones entre unos y otros Caballeros de la Llave Espada.

El lugar en que se encontraban parecía una especie de Coliseo muy grande, y ellos estaban en las gradas.

Bienvenido a los IV Juegos del Enjambre


Aquello le sonaba, ella había formado parte de unas pruebas en los terceros juegos. Nada agradable. Por otra parte, había una imagen de una mujer robótica que tampoco le traía demasiados buenos recuerdos… Por suerte, el cartel no tardó en ser destruido por unos individuos desconocidos que se hallaban cerca suyo. Estaban en medio de una lucha.

Su oponente no era una cualquiera, sino que se trataba de la mujer de la túnica negra, la del vídeo. Uno de los combatientes era un hombre de pelo azul, que lucía una capa desgastada y rota de color negro y empuñaba una lanza eléctrica. La otra era una chica morena con el pelo largo, que a primera vista se veía bastante madura.

Repentinamente la chica de la túnica apareció detrás de la otra mujer con la capucha puesto y dos sables de oscuridad alzados, listos para cortar a su rival en dos; pero fueron detenidos por el choque con un disco similar al que ella había tenido que usar en su pequeña aventura en La Red. La tiradora se colocó junto a los otros dos y el disco volvió a sus manos. Los tres adoptaron posición de combate, preparados para un nuevo estallido del combate que nunca llegó, puesto que la encapuchada volvió a desaparecer entre carcajadas.

¡Mierda! ¿¡Adónde ha ido!?

Pensándolo bien, aquel hombre de cabello azul le sonaba de algo y no conseguía averiguar de qué…

¿Estáis bien? —después de preguntar eso a un aprendiz de pelo rojo desconocido para Jess, clavó la vista en otra aprendiza; el parecido era innegable.

<<¿Serán hermanas?>>

¡Tenemos que separarnos! Ese cabrón no va a escaparse otra vez. Quorra, necesitamos tu ayuda otra vez.

Si vuestro Erased Data es un virus... Existe una manera de destruirlo. O quizás volverlo más poderoso ―¿el tal Erased Date era la mujer de la túnica?―. Hace unos años un virus similar atacó la Red, Abraxas. Su disco está guardado como trofeo en el museo de este mismo estadio. Si pudiésemos lograrlo...

He dejado a Andrei en el museo. Yo iré a por él.

¡Y necesitamos luz! Erased es invulnerable en la oscuridad.

La joven sentía como la situación avanzaba y se precipitaba más rápido de lo que ella podía seguir. También sabía que estaba involucrada hasta el fondo en aquello quisiera o no, por lo que más le valía entender todo lo que pudiera.

Al otro lado de estas gradas hay un generador de luz. Si lo activaras podrías generar suficiente luz para iluminar toda la ciudad, pero necesitarás una gran cantidad de energía.

Cuento con mi lanza.

Bien, Crow. Yo iré a enfrentarme a su ejército; muchos programas están siendo atacados por él.

¡Escuchadme! ¡Mi nombre es Crow! ¡No os podéis quedar quietos! Sé que esto es muy repentino, pero vuestras vidas y las de mucha otra gente están en peligro. ¡Debemos colaborar todos y detener a la encapuchada que habéis visto!

<<Tiene razón, hay que moverse. Por nuestras vidas.>>

»Esto es lo único que puedo daros a cambio.

Sacó un sobre y lo rompió, desencadenando una explosión de datos que se empezaron a dirigir a muchos de los allí presentes, aunque no a ella. Algunos de los que habían recibido aquel “regalo” empezaron a actuar extraño o hablar como si hubieran tenido una gran revelación; pero no tenía tiempo para escucharles.

Los tres defensores partieron en direcciones diferentes y Jess no dudó qué camino seguir. Antes de salir corriendo, lanzó una mirada a los dos únicos aprendices de aquel grupo a los que conocía: Malik y Enix. Aquella mirada no pretendía influir en sus decisiones, ni hacer que la siguieran, ni despedirse; simplemente pretendía desearle suerte a ambos. Todos la iban a necesitar.

Y salió corriendo detrás de Crow sin pensárselo dos veces. Por alguna razón, aquel chico le había transmitido seguridad y allí estaba, confiándole su destino. Lo siguió sin mirar atrás, dándose toda la prisa que puedo para alcanzarlo.

Cuenta conmigo. ―diría, acompañado con una breve sonrisa, cuando consiguiera alcanzarlo― Y si no te importa… ¿podrías hacerme un resumen rápido de la situación?

>>Soy Jess Stronberg, por cierto.

Y así partió en busca de la luz. Una luz que, esperaba, sería la que arreglara todo aquello y abriera un camino hacia el futuro para todos y cada uno de ellos.

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Ruta de la Luz
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Re: [Evento Global] Datastream

Notapor Darkness Seeker » Vie Mar 28, 2014 6:17 pm

Una luz cegadora brilló con intensidad. Eso era todo lo que lograba recordar antes de esta situación.

Estaba rodeado de una oscuridad pura, sin estar sujeto a nada. Me sentía pesado, débil, y pese a ello me encontraba “flotando” en aquella inmensa cantidad de oscuridad. No era capaz de moverme, nada de nada. Ni las piernas, ni los brazos… estaba completamente indefenso ante el vacío en el que me encontraba. ¿Qué clase de magia era esa? ¿Oscura? ¿De espacio? ¿De Ilusión?

Pecador


Una voz distorsionada irrumpió en mis pensamientos. Era una voz femenina, suave pero afilada como la hoja de una espada. De entre las sombras una chica apareció, la reconocí inmediatamente al ver sus siniestros ojos: Era la chica del vídeo que todos habíamos recibido.

¿Estás asustado? Chss, tranquilo, tranquilo. No tienes nada que ocultar a la dulce e inocente Eileen. Sólo… Déjame inspeccionar tu alma.


A decir verdad, de inocente y dulce tenía tanto como un lobo hambriento ante su presa.

-¿Ins…peccionar mi alma?- Le pregunté con las pocas fuerzas que tenía.

De pronto, solté un grito de dolor al sentir una dolorosa punzada en el pecho. Era un dolor indescriptible y terriblemente doloroso, como si me hubieran atravesado con una antorcha encendida.

Sí… Veo todos tus pecados. ¡Todos! No has sido un chico bueno en absoluto. Voces en la cabeza, eidolones, formas ocultas… No quiero nada de eso ¡Quiero tu oscuridad!


El dolor era tal que no me dejaba siquiera reponerme de aquello, y para cuando quise darme cuenta de que un corazón negro parecía haberme traspasado la piel. No era capaz de pensar con claridad. No sabía que hacer…

¡Aléjate de ellos!


La chica de negro esbozó una pícara sonrisa a la vez que una luz azul se mostraba por encima de nosotros. En aquel instante me di cuenta de que ya estaba libre de ataduras, con las pocas fuerzas que tenía, logré salir de un agujero que trataba engullirme.

+ + +


Al conseguir ponerme en pie, me fijé en que todos parecían haber pasado por lo mismo. Traté de encontrar una cara familiar, y logré localizar a Myxa y a Hikaru, los cuáles parecían estar reponiéndose de aquello, al igual que el resto.

Me dispuse a ver dónde nos encontrábamos. Un gigantesco estadio de lucha de un material negro mate se ubicaba a nuestro alrededor. Mientras intentaba poner cada pieza de todo lo que estaba pasando en su sitio, varias personas peleaban en el centro del enorme recinto. Sin embargo, la chica de ojos amarillos ya había huido.

Empezaron a hablar entre sí los tres guerreros que quedaban allí, hasta que uno de ellos nos puso sobre aviso.

-¡Escuchadme! ¡Mi nombre es Crow! ¡No os podéis quedar quietos! Sé que es muy repentino, pero vuestras vidas y las de mucha otra gente están en peligro. ¡Debemos colaborar todos y detener a la encapuchada que habéis visto!

Estaba más que de acuerdo. La tal “Eileen” nos había llevado hasta ese lugar, nos había torturado, y a saber que más nos había hecho. Tras dejar todo esto en claro, los tres guerreros se fueron cada uno por un camino. A lo lejos, por uno de los caminos, se oía un gran ruido y cantidad de gritos por parte de personas, que seguramente estaban siendo atacadas.

No tenía tiempo que perder. Sin tiempo a pensar si era lo mejor, salí corriendo tras la guerrera del disco de luz.

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