Little Sho me ha avisado: seguimos sin él el resto de la Trama, al menos hasta que pueda unirse. Me ha dicho exactamente qué hará su personaje el resto de la Trama, para tenerle "ocupado". So, let's move on...
Ninguno de los dos aprendices parecía estar especialmente ilusionado con la idea de quedarse fuera. En lugar de Fátima y Hiro se quedó Zait, que se despistó contando los bichos del suelo, los cuales le debían parecer realmente interesantes. Aunque pronto debería buscar resguardo, pues, como las nubes iban anunciando desde que llegaron, comenzó a llover ferozmente al poco rato.
El interior de la casa era bastante simple. Las paredes eran color azul claro, sin ninguna clase de decoración como cuadros o jarrones. No había ninguna clase de puertas, aparte de la principal; solo unos marcos que marcaban dónde terminaba el pasillo principal y dónde empezaba una nueva habitación.
Una joven mujer salió a recibirles de inmediato de una de las habitaciones al poco de entrar. Su piel era pálida, y al igual que el señor Fa, sus ojos se caracterizaban por ser pequeños y de características achinadas. Su pelo negro caía por su espalda, suelto y liso, conjugando con su ropa rosada con bordes morados que, seguramente, les recordase a los aprendices a la Maestra Yami, si alguna vez habían tenido el placer de verla.
La mujer bajó la cabeza en cuanto les vio, mostrando sus respetos y su saludo; aparentemente estaba bien educada, pero no podía terminar de borrar su sonrisa triste. Ronin se giró hacia el señor Fa, que entraba tras ellos tres.
—
¿Es esta...? —preguntó el Maestro, a lo que el hombre afirmó con la cabeza.
—
Mi hija, sí. Ronin, te presento a Mulan.—
Es un placer, señor.Ronin se acicaló la barba mientras contemplaba a Mulan, pensando interiormente en algo. Dirigió una mirada de reojo hacia el señor Fa, pero este no se dio por aludido en absoluto; indicó el camino hacia una estancia a la pared derecha.
—
Pasad al salón, por favor. ¿Tenéis hambre? Os prepararé algo para cenar, debéis estar agotados por el viaje.—
No me atrevería a rechazar tu cena, Zhou, sabiendo lo que hacías a los soldados que te llevaban la contraria —bromeó Ronin, recordando viejos tiempos y haciendo sonreír al señor Fa con el comentario—
. Además, ¡siempre hay estómago para un buen cuenco de arroz!—
Padre, me encargo yo —se ofreció Mulan de inmediato al escuchar a su anciano padre, preocupada por él—
. No debes hacer esfuerzos en tu estado. Y es lo mínimo que puedo hacer...El señor Fa se quedó en silencio unos instantes, mirando fijamente a su hija. Afirmó lentamente con la cabeza y esta se giró en dirección al final del pasillo.
—
Pues si tú envías a tu hija a cocinar, yo envío a uno de mis aprendices a que la ayude —propuso Ronin echando una carcajada al aire al ver que Mulan se había ofrecido de buena manera a hacer el trabajo.
—
Vosotros sois mis invitados, Ronin, no...—
Nada, nada, he oído que este buen chico —el Maestro colocó su mano sobre el hombro de Hiro—
ha estado hace poco en cursos de cocina con un amigo mío. Seguro que hace buenos platos, pero como me gustan las tradiciones... —Ronin desvió su mirada hacia Fátima, siempre mostrando su amplia sonrisa jocosa—
. ¡Mujer, a la cocina!El Maestro echó a reír hacia el techo, ignorando cualquier respuesta o negación por parte de Fátima hasta que esta fuese a la habitación hacia la que Mulan había marchado.
La cocina no tenía muchos muebles a la vista; más bien impresionaba por su desnudez, poco habitual comparada con la de Tierra de Partida. La joven mujer dirigió su mirada hacia Fátima, portando cuatro boles entre sus manos.
—
Oh... Hola —saludó Mulan, dándole la espalda a la aprendiza de la Llave Espada y colocando los boles en el suelo para entonces dirigirse hacia un saco al lado del marco de entrada—
. ¿Vienes a ayudarme? ¿Qué sabes cocinar? Yo...Al coger la bolsa esta se rompió por debajo, dejando caer al suelo todo su contenido: montones de granos de arroz que rápidamente invadieron los pies descalzos de Mulan. La joven se disgustó y resopló, agachándose a intentar meter la comida en el saco de nuevo.
—
Soy una torpe... Entre esto y el examen de la casamentera... —se lamentó Mulan por lo bajo.
* * *Por su parte, Ronin y Hiro habían sido dirigidos hacia una sala de gran tamaño, con ventanas exteriores que mostraban la feroz lluvia que caía en el jardín exterior. El señor Fa se sentó de espaldas a esta, observando al Maestro y el aprendiz.
—
Espero que el chico hiperactivo no sea tonto y se resguarde de la lluvia. ¡No quiero volver con alguien resfriado, que luego nos lo pega a todos! —bromeó Ronin en voz baja a Hiro.
—
¿Y qué te trae por aquí, Ronin? —preguntó el señor Fa, más serio que anteriormente—
. Hace muchos años que no te veo. Desde la guerra...—
Bueno, siendo un bravo guerrero de un país lejano no puedo visitar mucho China, ya lo sabes —dejó caer el Maestro, sin darle más importancia al hecho de que no hubiese visitado con anterioridad a su viejo amigo—
. Pero es cierto que no estoy aquí por placer. Verás, últimamente he estado visitando la frontera por ciertos... Rumores. Pero no me he acercado por la ciudad imperial para comprobarlos, pues mi aspecto llamaría la atención ante la alerta en la que se encuentra el país.—
Cierto. Los hunos... —el señor Fa dirigió la mirada hacia Hiro—
. Tu soldado llamaría la atención especialmente como extranjero...—
¿Este? Bah... ¡Le ponemos una correa, que se ponga a cuatro patas y ya está! —Ronin echó a reír energéticamente, dando una fuerte palmada en la espalda de Hiro—
. ¡Pero ríete, hombre! Bah, estos aprendices hoy en día son unos sosos... ¿Seguro que quieres quedarte con nosotros, chico?Siento no dejar mucha libertad de movimiento en este post, pero es especialmente largo y en algún momento debía parar...