Me baso en lo mismo que ha dicho Mickael para decir que ninguno de ambos ha entrado en las alcantarillas.
Accedí a la habitación seguido de Rydia y acompañando a Mickael pasando de entre todos los aprendices que andaban por allí, que serían unos tres además de nosotros. Caminaba a paso lento, entusiasmado, fijándome en todo los detalles mientras compartía opiniones con mi colega. A medida que me contaba sus vivencias en aquel mundo pude deducir que él provenía del mismo.
Era cierto que algunos aprendices y maestros se habían perdido por aquellos lares, pero eso no suponía un impedimento para continuar por nuestro camino, es más, aquello me animaba a seguir con la misión anteriormente mencionada por Rydia: erradicar la oscuridad en el mundo. ¿Sería posible?
Y, además de ello, también podríamos matar dos pájaros de un tiro, erradicada la oscuridad, los maestros y aprendices, en caso de seguir con vida, serían salvados por todos nosotros, por todos aquellos aprendices que habíamos aterrizado misteriosamente en Bastión Hueco, en el mundo prohibido, en la ciudad oscura, en el nido de los sincorazón.
Eché un vistazo al lugar, estábamos descendiendo por lo que parecían unas escaleras pintadas de fucsia, a diferencia de los laterales. Poco más tarde pude comprobar que el tacto que, evidentemente, poseían el mismo relevo que las otras. En un principio consideré un camino para continuar, todo recto, hacia lo que parecía un parterre. No parecía mala idea, es más, desde allí se podría ver el cielo azul y, quien sabe, alguna salida.
Pero no, no buscábamos una salida, buscábamos a los aprendices y maestros, buscábamos erradicar la oscuridad. Éso hacíamos allí.
Levanté una pata y señalé con ánimo hacia afuera, pero el resto, bueno, Mickael, había descubierto otra salida más interesante, unas alcantarillas. Vaya olfato tenía la rata. Me martiricé a mi mismo en mis pensamientos por no haberme dado cuenta. Analicé en poco tiempo las posibilidades que había en las alcantarillas. En un principio, aquella parte estaba oscura, probablemente plagada de sincorazón, pero, ¿y qué?, éramos cinco personas, un simple sincorazón no nos puede detener así porque sí.
Ambos aprendices comentaron lo de las alcantarillas para dar a conocer su opinión, tras eso, Mickael, respondió agregando que ir al parterre sería una pérdida de tiempo. No sabría yo si aquéllo era lo correcto, pero fuimos allá, a las alcantarillas.
Encontré raro que Mick hablase tartamudeando cuando se refería al resto de aprendices, en cambio cuando se dirigía a mí, lo hacía normal, con buena prosa y correctamente.
—
¿Tú qué dices, Sam? ¿Vendrás conmigo?Pasados cinco o seis minutos en la zona principal, ambos decidimos, pon consenso, que iríamos por allí, directos a sabe Dios dónde, pero no al parterre.
—
Hombre, colega, ¡por supuesto que iré contigo! —y reí por unos segundos.
Él separó las rejas con parsimonia para poder efectuar una excelente entrada en las alcantarillas sin recibir roce alguno de éstas, cosa que yo no podría hacer. Antes de entrar ya fui capaz de notar el rancio olor que desprendían.
No molestaba, de hecho, lo notaba como algo más, algo propio del ambiente. Continué a paso ligero al lado de Mick y me adentré en ellas mientras conversaba con él:
—
¿Trampa? Qué va, tío, lo que más mola de esto es erradicar la oscuridad del mundo. ¡Seguro que lo conseguimos! —me volví para comprobar que Rydia nos seguía y, en efecto, allí estaba, entrando aún—.
¿Te imaginas encontrarnos a otro grupo?, cambiando de tema... El portal nos trajo aquí porque es un portal de oscuridad y nos trae al mundo oscuro, algo propio. ¿Qué tal se te da la lucha contra los sincorazón? ¿Sabías que hay limitaciones?, es decir, si usamos muchas magias seguidas después estaremos vulnerables, así que opino que lo ideal sería usar la Llave- Espada, como ha hecho el otro —me refería a otro aprendiz, que la había invocado inútilmente—,
e intentar perdurar lo máximo posible. ¿Mola? Oye, que os podéis meter en la conversación si eso, no estoy pasando olímpicamente de nadie xD