Hacía todo lo que podía, pero no era suficiente, la oscuridad me engullía poco a poco. Esa extraña clase de frialdad recorría mi cuerpo, miles de pensamiento pasaban por mi mente, "este es el final", "no soy lo suficientemente fuerte como para sobrevivir". La oscuridad seguía engullendo la casa en la que nos encontrábamos, el frío subía por mi cuerpo cansado de un día tan peculiar. ¿Quién lo diría? una simple broma dio camino a un día muy peligroso.
—¡Déjenme en paz! —exalté,mientras trataba de salir.
Me estaba hundiendo prácticamente en el piso por la oscuridad, impidiéndome zafarme de aquella trampa mortal. Antes de que la oscuridad me engullera por completo, sentí un golpe muy doloroso, lo suficiente para lanzarme hacia otro sitio, toda la oscuridad se esfumó de mi cuerpo, la calidez volvía, abrí los ojos con mucha dificultad poco a poco y pude observar que me encontraba en la plaza del Distrito 3, mire a mi alrededor y vi a Kazuki sosteniendo la extraña espada que ya conocía.
—Por poco, eh.. ¿estás bien?
—Ehm... Si, estoy bien, muchas gracias.
Comencé a notar algo muy extraño, seguí mirando a mi alrededor hasta que me di cuenta: ¡no está Mogkú ni Merlín!, ¿Qué les habrá pasado, acaso fueron tragados por la oscuridad?
Me levanté y me acerqué a Kazuki, comencé a observar su "Llave-Espada".
—¿Dónde están Merlín y Mogkú? — le pregunté a Kazuki, estaba angustiado de lo que les pudo haber pasado. Sin esperar respuesta le pregunté otra cosa —¿Qué esta pasando?
Me sentía muy cansado como para tener que seguir con esto ya no podía ni soportar mi propio peso, quería descansar en mi cómoda casa. De repente esas imágenes pasaban por mi cabeza, la misma mujer, mismo entorno, me pregunto que significará, realmente necesitaba descansar. ¿Qué le diría a mi Madre acerca de esto?