por Nell » Lun Oct 22, 2012 12:46 am
Tanto Alec como Edge prefirieron seguir a Rebecca a la biblioteca para discutir el asunto. Hana refunfuñó en su interior. ¡Menudos aprendices le había tocado soportar! ¿Por qué tenían tanto interés en seguir a la Maestra? ¿Y si estaba relacionada con todo lo que estaba sucediendo? ¿No se habían parado a pensar en eso? Intentó alejarlos del fantasma, y eso a Hana no se le iba a olvidar.
Porque, en vez de pensar, como buenamente haría todo el mundo, que trataba de salvarlos, a ella le concordaba más la teoría de que ayudaba a aquel ser con algo. Y no les quería dejar aniquilarlo. Estupideces de niñas, sí.
Encima, Alec parecía entusiasmado con la biblioteca, como si quisiera aprovechar que estaba despierto para leer. ¡Leer! ¡Qué cosa más absurda! Los libros no tenían sentido para Hana. ¡No había nada en ellos que no pudiera experimentar en la vida real! Por otra parte, Rebecca le tartamudeó que hiciera lo que quisiera.
Hana miró por última vez hacia la bifurcación por la que se había marchado el hombre. Suspiró profundamente y entró, en último lugar, a la biblioteca. Allí, escuchó atentamente el relato de Rebecca, de pie, puesto que no quería relajarse. Trataba sobre Maestros metidos en peligrosos experimentos, conejillos de indias idiotas que se ofrecen a llevarlos a cabo y errores que cualquiera con dos dedos de frente podía ver venir.
En cualquier caso, el resultado había sido… ¿un ser de Luz que quería cargarse a todo quisqui? Ahí había algo que fallaba.
—No se puede razonar con él entonces, ¿verdad? —preguntó Hana, para asegurarse, cruzada de brazos—. ¿Qué tipo de conclusión se puede sacar de un experimento así? ¿Qué del Elemento Puro Luz sale un ser más parecido a la Oscuridad? En el mundo real eso no tiene sentido —señaló.
Descruzó los brazos. Aún estaba inquieta. Necesitaba acción. Darse de leches contra alguien. Y cuando antes. Tenía reprimido, desde hace demasiado tiempo, toda la frustración por no haber podido vengarse del tipo que le despertó en mitad de la noche. Y que ahora resultaba ser una persona de hace muchísimos años que quería vengarse o algo así. ¿De quién? ¡Si el que intentó hacerse científico y le dejó en aquel estado estaría ya muertos!
—Encerrarle de nuevo es una estupidez —acabó por opinar Hana—. Lo único que haremos será retardar el momento del enfrentamiento. Dentro de sesenta años, el sello puede volver a romperse. Y no sé vosotros, pero yo pretendo seguir viva para entonces, incluso como vieja carcamal. Prefiero quitarme el problema ahora. Nada, ni nadie, es invencible. Tampoco lo sabremos hasta que no lo intentemos. Yo prefiero luchar —finalizó.
Luego, añadió, recordando cierta escena:
—Lo que me recuerda que no es lo único raro que hemos visto esta noche. En los pasillos, vimos algo que parecía un auténtico fantasma, traslúcido, que no se parecía en nada a la figura sin rostro —describió—. Y luego está la grotesca escena del salón del trono, y de la anterior habitación. ¿Por qué ese monstruo envuelve los cuerpos con tela de araña? ¿O ha sido otro diferente?
Ciertamente, cuanto más lo pensaba, había cosas que no encajaban. ¿Estaría ocultándoles algo Rebecca? ¿O ella tampoco sabía aquellos datos? Hana se inclinaba más por la primera opción, debido a su naturaleza desconfiada. Y porque, además, cuando se lo había mencionado la primera vez, la Maestra no había respondido a su pregunta. ¿Habría evitado el tema a propósito?
Fuera una u otra cosa, Hana no quería pararse en aquel punto. Quería actuar. ¡Y quería actuar YA!
—Si aun así queréis encerrarlo en el sótano, me parece bien —lo cual era mentira, como no tardaría en aclarar—. Pienso luchar contra esa aberración de la naturaleza, sola o acompañada. Puedo guiarlo hasta el punto que acordéis para tenderle la emboscada. Si no lo derroto antes, claro. En cuyo caso el resultado sería el mismo: librarse de eso.
Por supuesto, Hana esperaba enfrentarse al ser de Luz y ganar, antes de que pudieran encerrarlo en el sótano. Como había dicho, le desagradaba completamente la idea de deshacerse del problema dejándoselo a generaciones futuras… como habían hecho los Maestros del pasado. Pues bien, ellos no habían podido con la criatura, ¿verdad? Entonces, era deber de la nueva generación demostrar que habían superado a sus antepasados. Y no cometer los mismos errores que ellos, como Rebecca proponía.
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