El joven y curioso Kai siguió al extraño hombre por el bosque y tal y como este había dicho, pudo ver por sus constantes paradas y miradas hacia todos los lados, lo muy perdido que andaba. El hombre caminaba sin rumbo, volviendo a ciertos puntos en los que había estado sin siquiera saber que andaba en círculos.
Aun así Kai podía empezar a notar un cambio en los espíritus que envolvían al viajero, cada paso que daba estos se pegaban mas al hombre, complicando el poder seguirle y cada vez que este se detenía, todos los espíritus miraban a Kai conscientes de que estaba allí y seguramente dando a entender que aquel hombre también lo sabía.
—
Chico, eres bastante silencioso, pero…hay algo más silencioso a tu espalda —avisó en alto el hombre deteniéndose y dirigiéndose directamente hacia el chico.
Si llegaba a girarse, Kai se encontraría con un extraño espíritu vestido de color morado y ojos amarillos, vestía unas ropas ceremoniales tradicionales de China y una tira de papel que se usaba para ahuyentar malos espíritus sobre su frente y en el cual estaba grabado un extraño símbolo que asemejaba a un corazón.
Tal y como había dicho el viajero, aquel ser casi no generaba ningún sonido, al igual que los espíritus que solía ver, solo que este se podía meter en la categoría de los malos. El espíritu se balanceaba y flotaba en el aire, acercándose a Kai lentamente, tan lentamente que si el chico decidía alejarse andando seguramente lo conseguiría. Aun así, si el descubrimiento de aquella criatura era demasiado chocante para el joven, el hombre parecía estar dispuesto a echarle una mano.
—
Tranquilo chico, que ahora mismo me encargo de ese bichejo —rió el guerrero en alto apuntando con su extraña arma al espíritu.
De la punta de esta, apareció una esfera de luz que impactó directamente en el rostro del espíritu haciéndolo desaparecer al instante, dejando únicamente un brillante corazón que fue ascendiendo al cielo hasta perderse en él.
El hombre se acercó a Kai colocando una mano sobre el hombro de este y riendo de forma satisfactoria.
—
Espero que esa cosa no te haya asustado, chico, porque entonces no te recomendaría moverte por el bosque —informó el extraño guardando su arma —
. Hablando de moverse, parece que conoces este lugar, chico. Tengo un pequeño problema de orientación y me vendría bien un poco de ayuda para encontrar un pueblo que supuestamente hay por aquí.