—Sí, tiene un efecto — dijo rompiendo todas mis esperanzas—. No te estás transformando para mordernos la yugular, algo es algo.
No valía la pena discutir con aquellos locos, pues cualquier cosa que dijera sería inútil ante sus argumentos tan convincentes y realistas.
Decidí quedarme callado y quieto durante el resto del viaje y esperar a que milagrosamente en la fortaleza que el pelirrojo mencionó anteriormente hubiera un juez que no estuviera chalado y me liberara. Pero hasta entonces tenía que esperar.
Salimos a las afueras del pueblo y nos adentramos en el camino del bosque alejándonos poco a poco de mi casa, acercándonos al futuro juzgado de los lunáticos. Temía por lo que podría ocurrir y que me condenaran por unas acusaciones falsas y absurdas.
De la nada, el carruaje se detuvo. Me puse alerta y extrañé la parada repentina, ¿ya habíamos llegado? No, no podía ser.
El pelirrojo salió del carro e hizo una señal a uno de los guardias, que se quedó conmigo, mientras él y el otro se fueron.
El que se quedó conmigo era rubio, con el pelo largo y que aparentaba bastante nervioso, ¿sería novato y me temía? Si así fuera, podría sacar provecho de la situación. Sonreí maliciosamente.
—
¿S-sabes? No me pareces un licántropo —dijo tímidamente aumentando mis sospechas—.
He visto como eran algunos de los que sí lo eran en la fortaleza, todos tienen una mirada con una "chispa" salvaje— susurró.
>>
Saldrás de esta, confía en mí. Solo quieren asegurarse.Esta última frase me dejó desconcertado. Él no parecía como el pelirrojo sin sentimientos y quería ayudarme, o eso aparentaba. Si jugaba bien mis cartas, podría conseguir que me dejara escapar.
—
Gracias.
Sonreí, pero cuando iba a continuar mi improvisado plan se escuchó un grito. El rubio me miro nervioso.
—
¿¡Esa era la voz de Henry!? —el rubio se asustó y se levantó con mucha prisa—.
Quédate aquí. Iré a ver qué ha ocurrido.Cuando él desapareció de mi vista empecé a reírme. Tenía toda la intención de escaparme e irme muy lejos de esos lunáticos. Volvería a casa y seguiría esperando a Alice hasta que volviera. Me levanté y salí del carro con un gesto de felicidad en la boca, hasta que me di cuenta de un pequeño detalle: las esposas. Aún seguía con los malditos grilletes en las muñecas. ¿Y ahora qué? Pensé.
Volví a entrar en el carruaje con la esperanza de que el rubiales tonto se hubiera dejado las llaves. Y allí estaban.
Me apresuré en usas las llaves en mi favor y luego salí del carruaje, pero no corrí, ni caminé. SI huía, ellos tendrían motivo para creer que era un licántropo y tampoco podría volver a casa, pues sería el primer lugar al que me buscarían. Y aparte, ¿por qué habían gritado? Tenía que saberlo, pero estaba desarmado. ¿Qué hacer? Tenía que tomar una decisión.
Lo mejor sería huir, pero a un sitio muy lejos. Empezaría a vivir solo en los bosques. Sabía cazar, así que no pasaría hambre, y también sabía varios sitios donde había agua. Sin embargo, tenía que volver a casa para recoger mi arco y algunas provisiones.
Ahora que había tomado una decisión, tenía otro dilema, ¿por dónde ir? Lo ideal sería seguir la carretera en dirección al pueblo, pero cabía la posibilidad de que ellos volvieran y me encontraran. Pero si iba por el bosque desarmado cabria la posibilidad que algún animal me atacara.
Decidí seguir la carretera, pero escondido entre los árboles.
Me gustaría mucho participar, pero prefiero acabar el prologo lentamente y esperar a otro evento. Así que mi respuesta final es que no voy a participar en este evento.
Voy a empezar a poner colores en mis diálogos, ¿hay algún problema?