En aquellos momentos Ragun era el único que podía encarar al gigante de oscuridad. Utilizó unas alas oscuras análogas a las de Nadhia para ascender e intentó herir al Sincorazón ensartando su arma en la cabeza del monstruo. La criatura en principio gritó, una posible buena señal.
El Sincorazón no cedió de todas maneras. Además, Ragun se quedó sin su propia arma. Aunque Light estaba ocupado intentando soportar la fuerza que el Lado Oscuro ejercía en él, fue testigo del momento en el que el aprendiz del bando contrario era atrapado y se precipitaba sobre el suelo. Considerando la altura de aquel Sincorazón y su enorme fuerza, no iba mal encaminado si daba por hecho que estaba muerto.
A él tampoco le quedaría mucho, ¿no? Aunque, ¿por qué estaba tardando tanto en acabar con él? ¿Porque le quería vivo?
“
¿Eh?” a través del rabillo del ojo no divisó más que una sombra que se movía muy rápido. Puede que incluso fuera su propia imaginación.
De repente, toda la fuerza que le oprimía se extinguía y sentía que podía volver a respirar. Que era libre.
No podía creerlo pero era libre. Y la responsable de su liberad no era otra que Lyn, la Maestra de Tierra de Partida que tanto admiraba. La mujer animal se las había arreglado para arrancar su extremidad.
No tuvo tiempo para recapacitar ni para disfrutar de su libertad porque la fuerza de la gravedad comenzó a atraerle hacia el suelo. La caída sería dolorosa, sin duda; pero prefería caer a seguir siendo presa de aquella nauseabunda criatura.
Afortunadamente, alguien amortiguó su caída con sus brazos. Light vio de quien se trataba y se le iluminó ligeramente el rostro. Era Ronin, y había acudido con Lyn a aquel mundo para salvarles el trasero.
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¿Maestro? ―balbuceó sorprendido.
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¡Menuda paliza os han dado! ―sin miramientos, dejó que cayera sobre el suelo mientras se burlaba de él―.
¿Cómo no se te ha ocurrido llamar a algún aprendiz más cuando has visto la diversión? ¡Tenemos para aburrir!―
Gracias por venir...―
¡Ronin! ¡Deja de hacer el tonto y acaba de una vez! ―exigió Lyn―.
¡La ciudad aún está sufriendo el ataque!―
Ya va, ya va… Es un juego de niños.En ese momento Ronin decidió utilizar una magia que desconocían. Invocó una cortina de luz que les rodeó, extinguiendo de algún modo a todos los Sincorazón del lugar. La lógica de aquel hechizo todopoderoso se escapa a su comprensión. ¿Sería su abuela, una antigua Maestra, capaz de realizar hechizos tan descomunales como ése?
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Te has pasado ―le echó en cara―.
¿Qué hacemos si de camino nos encontramos con diez Bégimos, catorce Invisibles y seis Armadura? Eres un irresponsable. ―
¡No te cebes así conmigo, mujer!Incluso el Lado Oscuro había caído: no quedaba ni una sola de aquellas criaturas. El ágora estaba completamente a salvo y podía suponer que ya solo quedaban pequeños grupos de Sincorazón repartidos por la ciudad, o quizás estos también habían sido eliminados por el fulgor del Maestro de Maestros. Era inconsciente de los límites de aquella magia, después de todo.
Light todavía yacía de rodillas sobre el suelo, con los músculos doloridos y fatigados. Podía levantarse y mantenerse de pie, pero aquel día había sido tan intenso que sentía que se desmayaría al mínimo esfuerzo físico. Cabía destacar que hace una hora estuvo inconsciente en la cama del hospital, por lo que no estaba en su mejor forma en aquellos momentos.
“
¿Y ahora qué?” se preguntaba mientras su Maestro le aplicaba el hechizo curativo. Si en parte no le hacía gracia que los Maestros estuvieran aquí, era porque le pedirían una explicación de todo lo sucedido y se vería obligado a confesar. No les había reportado sobre la aparición masiva de los Sincorazón, después de todo. Y no era algo precisamente que ocurriera todos los días.
Ronin también se preocupó por el aprendiz de Bastión Hueco y se preparó para sanarle con el mismo hechizo curativo.
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¿A él también? No es nuestro…―
Lo fue. ¡Y no voy a dejar al chico desangrándose en la calle! Sé que bajo ese frío corazón, tú tampoco lo harías.―
Cállate.Ronin echó una de sus características carcajadas ante la reacción de Lyn. Light normalmente le habría reído la gracia, pero en aquella ocasión no estaba de humor. No después de haber ignorado por completo su misión para participar en un estúpido torneo, dejando indefensa Tebas. Se le caería la cara de vergüenza si le tocaba confesarlo… Definitivamente no se veía capaz de hacerlo.
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Venía a buscarte. Tardabas demasiado y, ya sabes, Higashizawa no guarda muchas sobras porque prefiere cocina fresca, así que te habrías quedado sin cena ―comentó. Ahora que lo pensaba, no se había llevado nada al estómago durante ese día y estaba famélico―.
Me crucé con Lyn y quiso venir en cuanto le dije a qué mundo iba…―
¡Eso es mentira!―
… y acabamos de llegar. ¿Queréis explicarme lo que ha ocurrido o es un secreto entre machos? ―intercambió miradas entre los dos aprendices. Su Maestro no inspiraba temor, sino todo lo contrario; incluso no les obligaría a confesar si no querían.
Podía negarse a dar explicaciones y no confesar que había abandonado la ciudad para participar en el coliseo. Los Maestros nunca se enterarían de su error garrafal y se aseguraría de no recibir ninguna reprimenda ―o algún golpe por parte de la bruta de Lyn―.
La posibilidad de que Lyn limpiara el suelo del ágora con su cara le impulsó a dar la siguiente respuesta:
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No hay nada interesante que contar ―contestaba, intentando aparentar normalidad, mientras miraba a Ragun por el rabillo del ojo―.
Bueno, los Sincorazón se asentaron rapidísimo, puede que alguien los estuviera controlando hábilmente para atacar la ciudad por algún motivo, no sé. Pensaba que podríamos controlar la situación pero al final hemos necesitado vuestra ayuda. >>En fin, supongo que todavía nos queda mucho por mejorar ―se dirigió a Ragun, encogiéndose de hombros.
Light esperaba que Ragun no confesara que aquel Lado Oscuro había hablado y había pronunciado su nombre: lo último que quería es que los Maestros se preocuparan aún más. Ignoraba por completo el motivo por el que se había dirigido a él, pero prefería no pensar en ello. Los remordimientos aumentarían aún más si se llegaba a enterar de que todo aquel ataque Sincorazón se había materializado porque le estaban buscando.
Si el aprendiz de Bastión Hueco se disponía a hablar sobre la Copa Ares o sobre el Lado Oscuro, fulminaría a Ragun con la mirada para que parara en seco, con el rostro tenso, difícil de disimular.
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¡Lyn! ¡Lyn! ―Zack, el gladiador con el que habían combatido previamente, se dirigió corriendo hasta acercarse a Lyn, con una amplia sonrisa dibujada en el rostro. Cogió las manos de su heroína y sin más preámbulo empezó a hablar con ella, entusiasmado―.
¿Tú has hecho eso, verdad? ¡Has eliminado a todos esos monstruos! ―no era consciente de que el responsable había sido Ronin―.
¡Has salvado Tebas de nuevo! ¡Eres…Eres la chica de mi vida! Light se mantuvo al margen y se limitó a ser un mero espectador.
Lyn era conocida en Tierra de Partida por tener un carácter extremadamente fuerte y por su violencia. Además, no parecía la clase de chica que uno se pudiera ganar a base de piropos...
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¡Por favor, sal conmigo y tengamos una cita!Se le veía tan ilusionado...
***Unas cuantas horas antes...
Escasos minutos habían transcurrido desde que Light y Ragun perdieron el combate. Hércules se había encargado de llevar a los dos chicos al templo de Esculapio para que recibieran cuidados médicos.
Tras descender del coliseo, comprobó que la gente de Tebas había entrado en estado pánico y huía de unas criaturas amenazantes. Muchas hormigas de oscuridad perseguían a la población, sedientas de los corazones que ellos carecían. Hércules tenía claro que debía ayudar a la ciudad a superar aquella crisis, pero antes de nada tenía que dejar a sus oponentes en el hospital: no podía dejarles allí, a merced de las sombras.
Y así hizo. Corrió velozmente para llegar al templo cuanto antes, y una vez dentro, bajó a los aprendices de sus hombros y les dejó sobre la cama de una de las salas del recinto. No intercambió palabras con nadie y abandonó el templo lo más rápido posible, determinado a eliminar a cada una de las criaturas que amenazaban su querida Tebas.
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¡Ayúdanos, por favor!No tardó en encontrarse con una persona que necesitaba ayuda. Una madre le rogó entre chillidos que la ayudara a proteger a sus retoños. Madre e hijos estaban siendo acorralados por unos Sincorazón que se asemejaban a dragones.
El hijo de Zeus no lo pensó dos veces y se lanzó a por las dos criaturas. Cogió a uno de los dragones por la cola y sacudió al segundo dragón con el cuerpo del primero, sin miramiento alguno. Tras machacarles con unos cuantos golpes más, los dos monstruos se desvanecieron.
La progenitora de los dos infantes resolló aliviada. Curiosamente seguía allí: no había aprovechado la aparición del héroe para salir huyendo.
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¡Muchas gracias! De no ser por ti habría sido nuestro fin. Ahora necesito que me hagas otro favor… >>Duerme.Antes de extrañarse por su segundo favor, su cabeza comenzó a dar vueltas y notó cómo todo lo que le rodeaba se oscurecía. Víctima del conjuro
Morfeo, se precipitó sobre el suelo y no se volvió a levantar hasta que pasaran unas cuantas horas. Se encontraba totalmente inconsciente.
La madre chasqueó los dedos y el manto de ilusión que la envolvía a ella y a sus hijos se desvaneció, revelando su verdadera apariencia.
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No puedo dejar que me detengas, lo siento ―pronunció con un hilillo de voz―.
Al menos no te quitaré la vida ―añadió, a pesar de que se encontraba dormido y no podía escucharla. Con Hércules fuera de juego, la ciudad estaba condenada y nadie sería capaz de salvarla. Su ejército no caería de ninguna de las maneras y se seguiría expandiendo; terminaría localizándole a él, la persona que más ansiaba encontrar: Light Hikari. Era solo cuestión de tiempo―.
Esto es algo que tengo que hacer. Estaba convencida de que protegería a su madre si lo lograba.
***―
Que te vaya bien. Saluda a Saxor de mi parte ―aquello fue lo último que le dijo a Ragun antes de abandonar Tebas.
Hace unos minutos no se habría imaginado la remota posibilidad de regresar a Tierra de Partida, pero allí se encontraba, de una pieza. Se moría por llenar su estómago, por no decir que necesitaba descansar.
Todavía seguía pensando en lo sucedido en Tebas, no podía quitárselo de la cabeza. No había tenido el valor de confesarles a los Maestros la verdad sobre lo ocurrido; en especial a Lyn. La prometió que le ayudaría a destruir la armadura de Gárland para proteger aquel mundo. También la prometió que la ayudaría a derrotar al Villano Final para salvaguardar el orden de los mundos.
¿Qué sería de su promesa si ahora confesaba haber abandonado Tebas a su suerte? No, no y no, no podía decírselo a ella. Pero, en cambio, sintió que podía compartirlo con Ronin. Por nada del mundo quería su decepción, pero él le había encomendado aquella misión y al menos merecía saber la verdad.
Light y los Maestros estaban a punto de entrar en el castillo cuando, repentinamente, el aprendiz se detuvo en seco.
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¡Esperad! Maestro Ronin, ¿podemos hablar los dos… a solas? ―miró a Lyn y asomó por su rostro una débil y nerviosa sonrisa mientras se rascaba la nuca―.
Es… un asunto de machos, ya sabes… ―improvisó, deseando que Lyn se alejara nada más escuchar eso. Por nada del mundo quería decepcionarla y convertirse en su saco de arena.
“
¡Vete! ¡Venga!” exclamó mentalmente.
En cuanto la Maestra se alejó de ellos, resoplaría y Ronin podría darse cuenta de su alivio.
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Tenía que confesarte algo ―Light cogió como asiento uno de los escalones de la escalinata que ascendía hasta la puerta del castillo―.
Es sobre la misión de hoy, no os he contado toda la verdad. Si no lo soltaba iba a reventar. Tenía que decirlo ya, no sabía cómo iba a hacerlo pero debía confesar. Comenzó a contarlo todo muy rápido, sin hacer apenas pausas para respirar.
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No la he llevado a cabo. Vino Ragun y a cambio de dinero me pidió que fuera su pareja… de combate, me refiero ―aclaró, recordando aquel momento vergonzoso―.
Me habló de un torneo en el que podría conseguir el suficiente dinero para comprar la espada que quería y naturalmente me interesó. Dejé a mi mascota al cuidado de la ciudad suponiendo que no pasaría nada y me fui de Tebas para participar en el torneo. Hércules me tumbó de dos golpes, perdimos la final y cuando me desperté en el hospital tras el último combate, me enteré de que la ciudad estaba siendo arrasada por un grupo de Sincorazón. Escuché que al principio fueron pocos, pero que crecieron progresivamente. Todo por mi culpa...Light se llevó las palmas de las manos al rostro para ocultar sus ojos vidriosos. Confesar no había resultado tan difícil al final, pero los remordimientos seguían ahí.
El aprendiz no se imaginaba la reacción del jocoso de Ronin, ¿se lo tomaría a guasa o se pillaría un cabreo tremendo? Si se daba la primera posibilidad, Light retiraría las manos de su cara y se quedaría mirando a Ronin con una cara de incomprensión, como si hubiera visto un fantasma.
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Pero…Meneó la cabeza, incapaz de comprender la reacción de Ronin. Cogió aire y siguió hablando.
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Cuando acepté la Llave Espada y me convertí en tu aprendiz, sabía que se trataba de una gran responsabilidad. Pero hasta hoy, hasta después de dos años… no me he dado cuenta de todo lo que conlleva. No me imaginé que sería tan duro portar esto. Light levantó su Llave Espada para apreciarla mejor. Ronin posiblemente se sorprendería al verla; después de todo, aunque Light no era consciente de aquello, su Maestro conocía aquella Llave Espada muy bien, pues había pertenecido a un viejo amigo suyo.
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Tú siempre le pones buena cara a todo, pero yo no puedo ―indicó, enarcando una ceja―.
¿Cómo lo consigues? Actualmente estamos en guerra con Bastión Hueco. Tú tienes allí amigos, ¿no? Por ejemplo, Ryota ―aquello lo había descubierto tras su desagradable aventura en Bastión Hueco―.
¿Cómo puedes luchar con esa presión? ¿No te echa para atrás la idea de luchar contra él? ¿Acaso serías capaz de matarlo? ―en caso de que se negara, lanzó otra cuestión―.
Entonces, ¿por qué planeaste utilizar la armadura de Gárland como invocación en la guerra? Porque estabas dispuesto a destruir a tu amigo y al resto del bando contrario con ese poder, ¿no?Esperaba comprender mejor a su Maestro tras aquella conversación. Puede que le viniera bien conocer su punto de vista, aunque dudaba mucho que cambiara el suyo propio tras escucharle.
Tras escuchar su respuesta, Light concluyó aquella conversación por su parte.
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Ojala hubiera una manera de olvidar todas las penas. Olvidarme de mis responsabilidades de Caballero y de la guerra por un momento. Cuando Light salió de la Villa Crepúsculo pensó que todo sería perfecto, que viajaría por los mundos para buscar a sus padres y que se limitaría a deshacerse de Sincorazón.
Pero esos dos años no habían sido en absoluto perfectos. Durante este tiempo no encontró pista alguna de la localización de sus padres. Conoció el lado más oscuro de los Portadores en Bastión Hueco y se enfrentó a la banda de villanos conocida como Villanos Finales. También había tenido que encarar la muerte y la traición de alguno de sus amigos, como Zeix y Axel. El fracaso había constado en su historial en múltiples ocasiones y sentía que no había logrado seguir los pasos de sus padres.
Puede que después de todo no fuera ningún Portador prodigio o talentoso al ser hijo de Portadores, aunque no le importaba en absoluto. Ni era fuerte, ni era apuesto ni era inteligente. Nunca se había considerado especial.
Aquel día se dio cuenta de que jamás sería como sus padres. Por mucho que su abuela le insistiera para que fuera como ellos, nunca lo sería, aquella era la realidad.
Él simplemente sería Light.
¡Fin!
Pues este encuentro que en principio iba a ser express e improvisado al final se alargó y terminó convirtiéndose en esto xD! Siento todos los retrasos causados y gracias a Sombra por su paciencia y a Nell por controlar a los Maestros ñ_ñ
Un placer y nos leemos~